PAISAJE Y ORDENACIÓN DEL TERRITORIO

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  • N 1 - MAYO 2003

    Presentacin

    Un nuevo horizonte para la geografa enlos estudios y aplicaciones sobre el pai-saje

    Los estudios de paisaje en la geografaespaola

    Banco de Buenas prcticas enGeografa

    Un atlas de los paisajes de Espaa

    La gestin del paisaje: proposicin deley para la proteccin, la conservacin yla gestin del paisaje

    La integracin del paisaje en las direc-trices de coordinacin urbanstica delparque natural sierra norte de Sevilla

    Una propuesta orientada a la elabora-cin de un plan de gestin del paisajede la via

    La perspectiva paisajstica en la polticade bienes culturales: el proyecto alian-zas para la conservacin

    Un estudio para la defensa y ordena-cin del paisaje de la huerta de Murcia

    Plan de proteccin del medio natural ydel paisaje del Bages

    El paisaje en el plan territorial insular deMenorca

    Fundaci Territori i Paisatge: otramanera de gestionar el territorio

    Recursos para saber ms, seleccinbibliogrfica y de informacin en red

    Prximo nmero

    Monogrfico sobre Desarrollo Local

    SUMARIO

    Prado del Can. Alinya

    Apartado de correos 68

    28080 Madrid

    Email: [email protected]

    www.geografos.org

    Coordinacin: FLORENCIO ZOIDO Y

    JOSEFINA GMEZ

    PAISAJE Y ORDENACIN DEL TERRITORIO

  • 2C O L E G I O D E G E G R A F O S

    BANCO DE BUENAS PRCTICAS EN GEOGRAFA

    Con este nmero del Boletn del Colegio de Gegrafos se incorpora unanueva seccin fija bajo el ttulo de Banco de Buenas Prcticas en Geografa.El objetivo de esta nueva seccin es dar a conocer, con un tono divulgativo,proyectos, experiencias, planes, polticas pblicas o estudios que aportenelementos innovadores y/o de especial inters en los distintos campos deactividad aplicada de la geografa y que puedan servir como un cierto refe-rente para los gegrafos en la prctica de la profesin.

    En cada nmero del Boletn contendr un dossier que trate un tema de formamonogrfica. Los temas analizados reflejaran los distintos campos de activi-dad profesional de los gegrafos, particularmente aquellos temas de carc-ter emergente, con expectativas profesionales o que puedan suponer nuevosyacimientos de ocupacin.

    Cada dossier monogrfico dar a conocer, con un tono divulgativo, proyec-tos, planes, polticas pblicas o estudios innovadores que puedan servir dereferente para la prctica de la profesin en campos emergentes

    Cada dossier monogrfico ser coordinado por dos reconocidos expertos enla materia. El dossier constar de:

    - una introduccin (a cargo de los coordinadores del dossier monogrfico)a la relevancia del tema seleccionado y las principales aportaciones con-ceptuales y metodolgicas en los ltimos aos en este campo;

    - entre cuatro y seis artculos muy breves (un par de pginas) describiendolas principales aportaciones e innovaciones de otros tantos proyectosseleccionados por los coordinadores;

    - una seccin de "recursos" o "para saber ms" respecto al tema seleccio-nado, donde se indiquen los contactos (web, mail) con principales centrosde documentacin, pginas web y un pequeo directorio de institucionesy grupos de investigacin que trabajan en este mbito.

    El dossier se propone adoptar un carcter prximo al periodismo o la divul-gacin cientfica: no se trata propiamente de exhaustivos artculos cientficos,que ya tienen cabida y expresin en las revistas acadmicas, sino de dar aconocer sucintamente los elementos ms destacados de experiencias aplica-das innovadoras. Por lo tanto, se tratar de artculos breves, que seleccioneny presenten unas pocas ideas clave del proyecto y las expongan para divul-garlas entre conjunto de licenciados y no solo a los expertos de esa especia-lidad determinada.

    Los proyectos presentados constituirn un banco de buenas prcticas con-sultable en la pgina web www.geografos.org

    Presentacin

    LEX TARROJACoordinador del Banco de Buenas Prcticas en Geografa

    [email protected]

  • B A N C O D E B U E N A S P R C T I C A S N 1

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    UN NUEVO HORIZONTE PARA LA GEOGRAFA ENLOS ESTUDIOS Y APLICACIONES SOBRE EL PAISAJEFLORENCIO ZOIDO NARANJOGegrafo. Universidad de Sevilla

    La Convencin Europea del Paisaje: un instrumento para la mejorade la calidad de vida.

    El Consejo de Europa, organismo internacional compuesto por 44 pa-ses que renen a casi 800 millones de habitantes, ha elaborado unacuerdo entre Estados que plantea abiertamente el derecho al paisaje.Esta nueva exigencia profundiza una de las ideas ms rpidamentedifundidas durante las tres ltimas dcadas del siglo XX, la aspiracin avivir en un medio digno y saludable. La Convencin Europea delPaisaje, puesta a la firma entre los Estados miembros del Consejo el 20de octubre de 2000 en Florencia, define el paisaje como "cualquierparte del territorio tal como es percibida por las poblaciones, cuyocarcter resulta de la accin de factores naturales y/o humanos y de susinterrelaciones".

    La idea central es que el paisaje forma parte del medio o entorno en elque se vive, por tanto, tambin depende de l la calidad de vida. Estaapreciacin es vlida tanto en las ciudades como en los mbitos rura-les, para los territorios bien conservados y los degradados, pues todosellos son escenarios cotidianos para las personas que los habitan.Adems la Convencin entiende que el paisaje participa de maneraimportante en otras cuestiones de inters general, culturales o sociales,y lo considera, as mismo, como un recurso econmico que puede con-tribuir al desarrollo y a la creacin de empleo.

    Esta manera de entender el paisaje ampla enormemente su valoracindominante previa como un aspecto cualitativo exclusivo de los espa-cios singulares, o como un hecho slo apreciable por personas refina-das. La Convencin representa adems una seal de alarma contra latendencia afianzada en los ltimos aos de reservar o crear espacios ypaisajes de lujo para lites poderosas y excluyentes (urbanizacionescerradas, resorts tursticos de alto nivel econmico en pases subdesa-rrollados) y, al mismo tiempo, condenar a poblaciones ingentes a viviren medios muy degradados (grandes ciudades tercermundistas, espa-cios rurales arrasados y contaminados).

    La Convencin es tambin un compromiso para conciliar los aspectosnaturales y culturales presentes en todos los territorios y expresadospor todos los paisajes, as como un medio til para profundizar lademocracia, al poner la responsabilidad del mantenimiento o mejorade los paisajes en manos de las autoridades locales y regionales (prin-cipalmente) y hacer responsable a cada poblacin de definir sus obje-tivos de calidad paisajstica.

    En el momento actual la Convencin ha sido firmada por 24 Estados yratificada por 7, esperndose que pueda entrar en vigor este ao, si laratifican otros 3 pases. La Conferencia de Estados Signatarios, reunidasen dos ocasiones (noviembre de 2001 y 2002) prepara diferentes vastcnicas para el desarrollo y aplicacin del nuevo acuerdo internacio-nal: mtodos de insercin del paisaje en polticas de ordenacin terri-torial, de sensibilizacin social, para definir los objetivos de calidad, deactuacin en paisajes transfronterizos, entre otros.

    Aproximaciones populares, artsticas, cientficas y profesionales alpaisaje.

    La valoracin del paisaje, aunque parece sustentarse en ciertos aspec-tos instintivos, es esencialmente cultural y aprendida; puede ser mejo-rada o afianzada y, por consiguiente, tambin enseada. Distintas civi-lizaciones y culturas han tomado en consideracin el paisaje en dife-rentes momentos histricos y lo han cargado de sentidos o maticesparticulares; en unos casos se pone mayor nfasis sobre aspectosambientales, en otros sobre los sensoriales, saludables o estticos.Pero actualmente la existencia de una palabra que lo designa expresa-mente, su representacin icnica con el propsito de transmitir laspeculiaridades de un lugar o los valores generales en l percibidos y lacapacidad de admiracin o asombro ante una panormica o un instan-te fugaz de luz y colorido estn presentes en todas las sociedades. Enel aprecio social del paisaje reside la causa principal para convertirlo enun derecho individual.

    Los artistas, principalmente los literatos (poetas y novelistas) y los pin-tores, aunque ms recientemente tambin los fotgrafos y cineastas,han sabido captar y transmitir al resto de la sociedad los aspectos msntimos y profundos de los paisajes. En ellos puede haber memoriaindividual y colectiva, claridad o confusin, seguridad en lo conocido yprximo o disfrute imaginario por lo lejano y extico, nostalgia, temoro contemplacin serena.

    Desde la perspectiva de los saberes cientficos y tcnicos se han pro-ducido distintas aproximaciones al paisaje. Unas ms interesadas ensus aspectos objetivos, tanto formales (arquitectura, paisajismo con-vencional), como causales (biologa, ecologa, geografa, geologa), yotras en los subjetivos o percibidos (antropologa, psicologa, sociolo-ga), Aun refirindose al mismo hecho y con una nica palabra dichosenfoques aprecian escalas diferentes de la realidad espacial y aspectosde la misma poco convergentes. La consideracin multidisciplinar delpaisaje ha evolucionado por caminos diferentes y con frecuencia hasido un dilogo entre sordos.

    La definicin establecida por la Convencin Europea del Paisaje puedecontribuir a que esta situacin de falta de entendimiento sea superada,puesto que rene los diferentes aspectos que han captado el intersde las distintas disciplinas. En ella, esencialmente se nos dice:

    primero, que el paisaje es un hecho objetivo y por tanto sujeto ala administracin o gobierno como tantos otros aspectos de la rea-lidad;

    en segundo lugar, que depende de la valoracin o percepcin quede l tengan las poblaciones (actualmente se discute si debe res-tringirse este ltimo trmino a los habitantes de cada territorio odebe abrirse a otros grupos, como los visitantes y turistas);

    finalmente, se seala que el paisaje es el resultado de unos deter-minados factores (naturales, humanos y sus interrelaciones), demodo que las actuaciones que en l incidan deben hacerse conconocimiento de causa o podran quedar reducidas a mera esceno-grafa.

    Los gegrafos debemos apreciar que esta definicin integradora delpaisaje est ms prxima del enfoque y de los mtodos de nuestra dis-

    Introduccin

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    ciplina que de ninguna otra. No es la ocasin para extenderse en esteargumento, que desarrolla Josefina Gmez Mendoza en la nota deincluida en este dossier, pero pueden recordarse hechos tan bsicos dela trayectoria de la geografa como los siguientes:

    ninguna otra rama cientfica ha hecho del aspecto objetivo del pai-saje (el territorio en sentido amplio, tierras, aguas y atmsfera), suprincipal objeto de dedicacin;

    aunque con altibajos y diferencias significativas de enfoque, el pai-saje ha permanecido entre los principales temas de inters de nues-tra disciplina desde su implantacin como ciencia contempornea;

    sin ser exclusivo de la geografa, el estudio de las relaciones entrehechos naturales y humanos que la caracteriza, ha impregnado lar-gamente el concepto de paisaje y queda recogido en la definicinde la Convencin;

    desde la geografa ms clsica los aspectos perceptivos y cualitati-vos del paisaje han quedado claramente reflejados por la importan-cia concedida en las descripciones literarias y en la importancia ofrecuencia de ttulos como "cuadros geogrficos" o "cuadros de lanaturaleza".

    El paisaje fuente de oportunidades para el ejercicio profesional delos gegrafos

    En las sociedades ms desarrolladas existe actualmente una demandacreciente de paisajes de calidad, pero, al mismo tiempo, los actos yprocesos que les afectan negativamente siguen producindose; resul-ta por tanto evidente la necesidad de actuar para resolver esta para-djica situacin. La actual degradacin y los problemas que afectan alpaisaje no desaparecern slo con lamentaciones y denuncias, es pre-ciso disponer del conocimiento riguroso de los hechos y de los mto-dos de evaluacin y actuacin que permitan superar esa situacinnegativa tan generalizada.

    Por su condicin de hecho complejo el paisaje seguir siendo objetode atencin pluridisciplinar, pero ello no anula la necesidad de enfo-ques con la amplitud temtica necesaria para relacionar los diferentesaspectos presentes. En este contexto el paisaje brinda oportunidadesde dedicacin laboral y profesional para los gegrafos en tres camposprincipales:

    el conocimiento y anlisis de recursos y conflictos paisajsticos;

    la evaluacin de los paisajes en s mismos o de actuaciones con inci-dencia paisajstica;

    las propuestas de mantenimiento o mejora paisajstica en diversosniveles de concrecin, desde las estrategias o directrices generaleshasta los instrumentos ms detallados como los planes locales, laslicencias o los proyectos de obra.

    Todas las actuaciones que repercutan en la calidad de los paisajes tie-nen que basarse en un mejor conocimiento del mismo; para ello esimprescindible abandonar actitudes confusas que lo hacen sinnimode otros hechos como territorio, medio, ecosistema, geosistema, etc.Un buen tratamiento del paisaje necesita ante todo considerarlo por smismo, como un hecho distinto y como un hecho ms que se suma aotros aspectos en la comprensin de una realidad compleja. Resultasorprendente la frecuencia con la que la palabra paisaje se utiliza comosinnimo o metafricamente; esa imprecisin dificulta extraordinaria-

    mente el avance cientfico y la credibilidad de las propuestas de actua-cin paisajstica.

    Sin nimo de exhaustividad se relacionan a continuacin algunas lne-as de trabajo en cada uno de los tres campos de dedicacin antessealados.

    En las tareas de estudio o anlisis del paisaje se puede destacar la rea-lizacin de:

    los inventarios de recursos y conflictos paisajsticos (incluyendo tra-bajo de campo, encuestas y exhumacin de fuentes de informacindiversas);

    la definicin de tipologas y unidades de paisaje, caracterizadassegn su distribucin y las causas o procesos que las explican.

    la cartografa de paisajes a diferentes escalas, en relacin con suvisibilidad, su morfologa y las representaciones o percepcionessociales;

    En la evaluacin de los paisajes pueden subrayarse, en relacin conactuales demandas regladas las siguientes:

    la consideracin de los aspectos paisajsticos para los procedimien-tos de EIA, segn lo requerido por el R.D. 1302/86 y varias leyesautonmicas;

    la valoracin de los paisajes al efecto de su posible declaracincomo "paisaje protegido" segn establecen la Ley 4/89 deConservacin de los espacios naturales, y de la flora y y la fauna sil-vestres y la legislacin autonmica que la desarrolla;

    el establecimiento de los espacios de mayor inters paisajstico quepuedan ser objeto de calificacin por el planeamiento urbanstico.como suelo no urbanizable especialmente protegido.

    Finalmente, en relacin con propuestas de actuacin pueden citarseentre las principales las siguientes:

    el sealamiento de itinerarios paisajsticos y de miradores, comoparte de la ordenacin incluida en planes integrales (urbansticos,ambientales) o sectoriales (carreteras, vas verdes y senderos, etc.);

    la distincin de reas o bandas con limitaciones de uso por razonespaisajsticas (conservacin, visibilidad, respeto, etc.);

    La localizacin preferente de actividades con impacto paisajstico yel establecimiento de las medidas correctoras concretas que proce-dan;

    la elaboracin de planes o proyectos de regeneracin de espaciosdegradados tales como canteras, escombreras, vertederos sellados,etc.;

    la indicacin de condiciones y limitaciones por razones paisajsticasde proyectos de obra o construccin.

    Las anteriores lneas de trabajo pueden entenderse por s mismas oincluidas en instrumentos ms comprensivos y generales, tales comolos planes de recursos naturales territoriales y urbansticos. En relacincon ellos se puede valorar como una oportunidad de gran inters (noslo profesional sino para los contenidos y coherencia de los planes)la insercin de un captulo propio de paisaje en las memorias deinformacin y de ordenacin, de una cartografa paisajstica y de unapartado especficamente paisajstico en la normativa; aunque estos

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    contenidos no son todava exigidos por las leyes y reglamentos queregulan los planes mencionados, determinadas experiencias realiza-das los aconsejan, pues se adquiere un nuevo punto de vista quecompleta y favorece los planteamientos propios de la ordenacin derecursos naturales o espacios.

    Por ltimo es preciso considerar tambin como un instrumento idneopara el conocimiento, la evaluacin y las propuestas paisajsticas la uti-lizacin de los sistemas de informacin geogrfica y en ellos de la ter-cera dimensin que proporciona el volumen y la apariencia paisajsticareal a las imgenes derivadas de los modelos digitales del terreno. Suutilizacin no slo mejora el anlisis o interpretacin del territorio en sucondicin paisajstica, sino que hace posible tambin, con escasa inver-sin de tiempo y recursos, simulaciones que permiten una ms fcilseleccin de soluciones. Estos paisajes virtuales tienen valor, no slo anivel tcnico, sino tambin en relacin con los procesos de participa-cin pblica, facilitando, finalmente, la definicin y establecimiento deobjetivos de calidad paisajstica socialmente compartidos, tal comoreclama la Convencin Europea del Paisaje.

    LOS ESTUDIOS DE PAISAJE EN LA GEOGRAFAESPAOLAJOSEFINA GMEZ MENDOZAGegrafa. Univesidad Autnoma de Madrid.

    El paisaje, como medio e instrumento de ordenacin del territorio y dela conservacin de la naturaleza, est configurndose como importan-te campo profesional. Algunos de los ejemplos que se recogen en estedossier lo muestran. Estas palabras que los anteceden no tienen otraintencin que subrayar, como elemento de identidad geogrfica, latradicin geogrfica en el estudio y anlisis del paisaje, as como depresentar referencias bibliogrficas que, a mi juicio, no deben ser olvi-dadas en esta nueva etapa por el inters que presentan.

    El libro de Rougerie y Beroutchachvili de 1991 sigue siendo til, pese asu fecha, como recopilacin de las distintas aproximaciones al estudiodel paisaje. En Alemania, Rusia, pases de Europa del Este, y EstadosUnidos, distintos grupos de gegrafos se definieron en el siglo XX portener el paisaje como objeto de estudio y se dedicaron a ajustar mto-dos para su anlisis. A su vez, la llamada geografa clsica, en su afnde reconocimiento corolgico, se ocup siempre de los aspectos deaculturacin del medio y de su conversin en paisaje cultural. En estesentido la sensibilidad paisajstica de la escuela geogrfica espaolahabla por s misma.

    Pero es sin duda en los aos ochenta cuando algunos gegrafos espa-oles plantean explcitamente el paisaje como centro de su actividad.Los textos de Eduardo Martnez de Pisn sobre la necesidad de unaciencia del paisaje y su relacin con la cultura (1981 y 1983) as como elde Julio Muoz de 1989 sobre geografa y paisaje son a este respectoimportantes. Les precedan los primeros estudios de clasificacin depaisajes naturales en mbitos regionales (Martnez de Pisn, 1977) y lesseguan numerosos trabajos conducidos con mtodos sistmicos, geo-sistmicos o agrosistmicos. Destacan los grupos de Madrid con JulioMuoz a la cabeza, Barcelona con Mara de Bols y Jos MaraPanareda, Salamanca con Valentn Cabero. A este ltimo pertenece untrabajo de Jos Manuel Llorente que es ejemplar del intento de abor-

    dar explcitamente el estudio de los paisajes adehesados salmantinoscon apoyo de la geografa del paisaje, es decir como hecho fsico loca-lizado, conjuncin de elementos y perspectiva sistmica (1985). Por suparte la Universidad Autnoma de Madrid mantuvo durante cinco aosun Magster en Anlisis y Gestin del Paisaje y del Territorio, ttulo pro-pio de la misma organizado por su Departamento de Geografa.

    Voy a destacar tres aspectos en los que me parece que los estudios depaisaje llevados a cabo por los gegrafos no slo no han perdido suvalidez, sino que han visto revalidada su vigencia y actualidad por ladefinicin que plantea la Convencin europea del paisaje y la actualdemanda de paisaje para la ordenacin del territorio.

    En primer lugar, todo el territorio es paisaje. Los estudios geogrficoshan aceptado siempre esta premisa y actuado en consecuencia. Valgancomo ejemplos, el estudio pionero de los paisajes naturales deSegovia, vila, Toledo y Cceres dirigido por Martnez de Pisn en elque participaron numerosos profesores de la Universidad Complutense(1977) y del que se deca con acierto en el prlogo algo que creo vli-do para los buenos estudios de paisaje: hace falta conocer mucho paradestacar lo realmente significativo. Despus vinieron el de las unidadesgeogrficas integradas de Gredos (Arenillas y otros 1990) y el de lospaisajes de Madrid (Gmez Mendoza, dir. 1999).

    En segundo lugar, el paisaje como complejo de elementos fsicos, bi-ticos y humanos. Esta perspectiva conecta con la misma razn de serde la geografa integrando hechos fsicos y humanos. En este sentidoel paisaje elemental, dice Muoz Jimnez, es comparable al ecosiste-ma con la expresiva diferencia de que en el paisaje se hace ms nfa-sis en el soporte fsico, es traduccin espacial y concreta de un ecosis-tema. Pero, sobre todo, lo que es genuinamente geogrfico es la pre-sencia y la transformacin humana del medio para hacerlo paisaje. Losestudios sobre paisajes agrarios y urbanos lo han puesto sobradamen-te de manifiesto (Mata 1997 y 2001, y Mas 2002).

    Tercero, la dimensin cultural del paisaje y las representaciones cultu-rales del mismo. Tambin en este terreno hay estudios que avalan laimportancia concedida a estos aspectos como los de Ortega Cantero,Lpez Ontiveros, Ojeda y otros. La sucesin de representaciones deque han sido objeto muchos paisajes o determinados tipos de ellosexplican en buena medida su fisonoma, su valoracin y su gestin.

    El resultado son importantes trabajos de definicin, caracterizacin,delimitacin y diagnstico de unidades de paisaje para su ordenaciny gestin desarrollados a distintas escalas, clasificndolos en grupos ytipos. No menos importante son las clasificaciones de los tipos de pai-saje rural como el que hizo Rafael Mata en 1997, renovado en 2001. Oestudios convertidos en verdaderos arquetipos sobre los paisajes demontaa, campieses y forestales. En la bibliografa que acompaaestas lneas se encuentran los principales ttulos.

    Los aciertos en el estudio geogrfico del paisaje en nuestro pas son ensuma muchos ms que las insuficiencias, que tienen que ver, sobretodo, con la valoracin visual y las propuestas de manejo, que actual-mente se estn resolviendo como muestran los casos prcticos queacompaan a estas lneas. Por eso creo que a la hora de la ampliacinde horizontes profesionales basados en el paisaje conviene tener encuenta estos hechos, lo que no es bice, evidentemente, para que lademanda profesional actual necesite las colaboraciones interprofesio-nales precisas.

  • BUENAS PRCTICAS EN GEOGRAFA

    BANCO DE

    PAISAJE Y ORDENACIN DEL TERRITORIO

  • B A N C O D E B U E N A S P R C T I C A S N 1

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    Los objetivos: identificar, caracterizar y cartografiar la diver-sidad paisajstica

    En diciembre de 1998 se suscribi un convenio entre el Ministerio deMedio Ambiente de Espaa (MMA) y la Universidad Autnoma deMadrid (Departamento de Geografa) para desarrollar el proyectoCaracterizacin e identificacin de los paisajes de Espaa. El objetodel Convenio, segn se seala en su clusula primera, consiste en unestudio, y su edicin, sobre la caracterizacin e identificacin de lospaisajes espaoles, entendiendo el paisaje como la configuracin delos medios naturales y humanos y como una realidad que ha llegadoa ser uno de los componentes que las polticas y los instrumentos deordenacin y de desarrollo territorial deben tener en cuenta en la ela-boracin de modelos territoriales ycomo elemento objeto de inter-vencin para favorecer su protec-cin y conservacin y para orientarsu mejora en los procesos de trans-formacin del uso del territorio.

    El estudio, cuyos resultados estn apunto de ser publicados por elMMA, se incardina en el marco delcreciente inters social y polticopor el paisaje como patrimonioambiental y cultural, como recursoy como sea de identidad territo-rial y elemento de calidad de vida.Su objetivo principal concuerda, de hecho, con lo que la ConvencinEuropea del Paisaje (Florencia, 2000) recoge en su artculo 6 comomedidas especficas a desarrollar por las Partes que suscriban la cita-da Convencin. El apartado C de dicho artculo se refiere aIdentificacin y cualificacin y el subapartado a) concreta tres objeti-vos especficos, que constituyen, de hecho, aspectos fundamentales dela tarea llevada a cabo: identificar sus propios paisajes (los de lasPartes firmantes) sobre el conjunto de su territorio; analizar sus carac-tersticas as como las dinmicas y las presiones que los modifican; yseguir sus transformaciones.

    El estudio aborda la identificacin y caracterizacin de los paisajes deEspaa, es decir, de todo su territorio, tanto peninsular como insular;eso supone que cada punto del espacio geogrfico ha sido identifica-do y caracterizado paisajsticamente o, en otras palabras, asignado auna unidad de paisaje y a su correspondiente tipo, resultante de laagrupacin de unidades de paisaje afines por semejanzas formales yfuncionales. El estudio proporciona, as, una cobertura completa detodo el territorio.

    La escala de trabajo utilizada en la tarea de identificacin y delimitacinsistemtica de los paisajes peninsulares ha sido 1:200.000; se trata deuna escala media, que se ha considerado adecuada para abordar elconjunto del territorio del Estado espaol, teniendo en cuenta los obje-tivos y las posibilidades del proyecto. Las islas han recibido un trata-miento a mayor escala, tanto por ser territorios relativamente reduci-dos, como por la diversidad de paisajes que la mayor parte de ellasalberga. De no haberse procedido as, cada isla habra constituido unpaisaje, hecho que est muy lejos del rico patrimonio paisajstico de losespacios insulares espaoles.

    La escala de los mapas que incluye el Estudio es diversa, dependiendode las expresiones cartogrficas de los distintos niveles tipolgicosestablecidos. No obstante, las 59 lminas que de manera sistemtica yconsecutiva contienen todos los paisajes de Espaa, tanto peninsularescomo insulares y de los territorios del norte de frica, son de escalaaproximada 1:400.000.

    Una tipologa de los paisajes de Espaa

    El mtodo de trabajo desarrollado en esta caracterizacin de los pai-sajes espaoles ha permitido llegar a una tipologa jerarquizada com-puesta por tres niveles: (1) unidades de paisaje o, simplemente, paisa-

    jes; (2) tipos de paisaje; y (3) asociaciones de paisaje.La diversidad de los paisajes de Espaa se expresa, ensu nivel bsico, en las que se han denominado unida-des de paisaje. Se han identificado y cartografiado untotal de 1.262. Cada unidad se define, a la escala detrabajo adoptada, por su homogeneidad interna y susdiferencias con respecto a los paisajes contiguos. Lasingularidad es, por ello, su rasgo ms caracterstico yresulta de las relaciones particulares que se estable-cen entre las comunidades locales y su territorio.

    Los paisajes se identifican en los mapas, que constitu-yen una parte fundamental del Estudio, mediante unanumeracin correlativa por tipos (de los que se trata-r a continuacin) y unidades; as mismo, reciben un

    nombre, que se ha intentado sea sencillo, adecuado a sus caractersti-cas y localizacin, y expresivo de su imagen percibida. Dados los obje-tivos y el alcance de esta obra, no ha resultado posible el tratamientoespecfico de cada uno de los 1.262 paisajes identificados y cartogra-fiados. La caracterizacin de los mismos se ha abordado, no obstante,para una seleccin de 94 paisajes peninsulares (uno por cada tipo) y 11paisajes insulares, que representan la diversidad paisajstica de losarchipilagos. Se ha procurado que esta red de ejemplos se extiendapor todas las provincias e islas yque los casos tratados conten-gan, siempre que ha sido posi-ble, los rasgos morfolgicos, fun-cionales, dinmicos y percepti-vos del tipo paisajstico al quepertenecen. El estudio de loscasos seleccionados se ha hechopor medio de fichas normaliza-das, con cuatro apartados que serefieren a otros tantos aspectosbsicos de una caracterizacinterritorial y evolutiva del paisaje:(1) organizacin del paisaje, (2)dinmica del paisaje, (3) percep-cin del paisaje; y (4) valores delpaisaje. Para cada uno de los pai-sajes analizados se aporta, final-mente, un texto cultural. En unoscasos, se trata de descripcionesde cientficos o conocedores del

    UN ATLAS DE LOS PAISAJES DE ESPAA1

    RAFAEL MATA OLMO y CONCEPCIN SANZ HERRIZGegrafos. Universidad Autnoma de Madrid

    Cumbres canarias. Caldera de Taburiente (La Palma)

    Montes y valles vascos. Caseros y plantaciones forestales

    en el alto Deva (Guipzcoa)

    1 Direccin: Rafael Mata Olmo y Concepcin Sanz Herriz. Equipo redactor: Rafael Mata Olmo, Concepcin Sanz Herriz, Josefina Gmez Mendoza, Nieves Lpez Estbanez, Fernando Allende,Pedro Molina Holgado y Luis Galiana Martn. Colaboraciones: Eduardo Martnez de Pisn y Nicols Ortega Cantero.

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    C O L E G I O D E G E G R A F O S

    territorio, clsicas ya casi siempre, que han contribuido significativa-mente a configurar y a difundir la imagen y el carcter del paisaje con-siderado. En otros casos, son relatos de viajeros o textos literarios quecontienen particulares y estticas visiones del paisaje, realzando suscaractersticas y valores, y contribuyendo tambin, a travs de la expre-sin literaria, a crear arquetipos y a construir referentes paisajsticos,indisociables de su propia imagen literaria.

    El segundo nivel de la tipologa es el que se hallamado Tipo de paisaje, de los que se hanidentificado, cartografiado y descrito un totalde 116. Cada tipo resulta de la agrupacin deunidades cuyas estructuras se repiten en elterritorio. A la escala de trabajo del Estudio yteniendo en cuenta sus objetivos, los tiposaportan una lectura sinttica, pero suficiente-mente matizada, de las grandes configuracio-nes paisajsticas de Espaa. En la tarea deidentificacin y caracterizacin de los tipos, elhecho regional, entendido como proceso deconstruccin paisajstica a partir de distintashistorias territoriales, ha resultado en la mayorparte de los casos decisivo. Justamente por esa razn, los tipos de pai-saje se restringen, con muy pocas excepciones, a dominios regionales,no porque, a priori, se haya buscado una tipologa de base regional,sino porque buena parte de los cuadros paisajsticos a esta escala res-ponden a procesos de larga duracin, que han tenido lugar en el marcode territorios histricos de mbito regional en la actualidad.

    En el nivel ms elevado de la tipologa se han definido las Asociacionesde tipos, agrupaciones que integran tipos prximos por su configura-cin topogrfica, por sus caractersticas bioclimticas y por semejanzasen los grandes rasgos de organizacin de los usos del suelo. Este nivelsupera, en la mayora de los casos, el mbito regional y da protagonis-mo a los hechos fisiogrficos del territorio, proporcionando un mapa

    relativamente abstracto en relacin con larealidad del paisaje, pero til comoexpresin cartogrfica general y sinttica.

    Las tareas de identificacin y caracteriza-cin de los paisajes de Espaa, en losdiferentes niveles de la tipologa pro-puesta, se sustentan, por una parte, enuna abundante documentacin cartogr-fica, bibliogrfica, estadstica y documen-tal, tratada paisajsticamente. Por otraparte, ha sido tambin muy importante eltrabajo de campo que, en centenares dejornadas y desarrollado siempre conjunta-mente por varios miembros del equipode trabajo, ha resultado decisivo en las

    operaciones de delimitacin y caracterizacin morfolgica y visual, y hapermitido contar con una de las aportaciones grficas ms importantesdel documento finalmente elaborado: un repertorio fotogrfico, si nocompleto, s bastante exhaustivo, intencionado y adecuadamente terri-torializado de los paisajes de Espaa y de sus dinmicas a comienzosdel siglo XXI.

    LA GESTIN DEL PAISAJE: PROPOSICIN DE LEY PARA LA PROTECCIN, LACONSERVACIN Y LA GESTIN DEL PAISAJEORIOL NELLOUniversitat Autnoma de Barcelona. Diputado al Parlamento de Catalunya

    Dehesas y labrados en el Campo de Calatrava (Cuidad Real)

    El anlisis del paisaje ha sido siempre uno de los campos ms fecundospara el trabajo del gegrafo. Esto es as porque, como deca AlbertDemangeon, laspect de la surface est un cho des phnomnes dela profondeur. Estudiando pues el paisaje, este eco gigantesco yomnipresente, el gegrafo obtiene elementos de gran valor para com-prender el dilogo entre el medio fsico y la evolucin de la sociedad.

    En los ltimos aos, sin embargo, la nocin del paisaje ha ido dejandode ser solamente un elemento analtico para convertirse cada vez msen un instrumento para la ordenacin del territorio. En efecto, la rpi-da evolucin de los requerimientos de la sociedad al medio no slopone en peligro el equilibrio ambiental, sino tambin los valores colec-tivos que muchos paisajes contienen: su valor patrimonial, cultural ehistrico; su valor como recurso econmico; su valor en la prevencinde los riesgos naturales; su valor, incluso, simblico.

    Se ha ido abriendo paso as la conviccin de que deba intervenirseactivamente en la proteccin, la conservacin y la gestin del paisaje.Y que en este campo los gegrafos tienen mucho que aportar. El casocataln es buena muestra de ello. La Escuela de Arquitectura deBarcelona imparte desde hace ya cerca de una dcada un Master delPaisaje. Fundado por la arquitecta Rosa Barba, prematuramente des-aparecida, ha formado ya diversas promociones de titulados entre losque se cuentan numerosos gegrafos. Ms recientemente, desde elDepartamento de Geografa de la Universitat Autnoma de Barcelonase ha impulsado tambin un Master de Gestin del Paisaje, dirigido

    prioritariamente a gegrafos. Asimismo en la Universitat de Girona(alrededor de la Ctedra de Geografia i Pensament Territorial) y en laRovira i Virgili se han iniciado cursos y actividades en este campo. Lapresencia de gegrafos en administraciones locales catalanas que rea-lizan programas de mejora del paisaje Mancomunitat de Municipis delrea Metropolitana de Barcelona, Diputaciones de Barcelona y Girona,Consell Comarcal del Bages, ayuntamientos de Barcelona, Sant Cugat,Girona, Mollet,...- ha sido y es tambin muy notable.

    Esta efervescencia disciplinar contrasta, sin embargo, con las dificulta-des encontradas en Catalua y en el conjunto de Espaa- para dotarel paisaje de proteccin jurdica y de medios de gestin efectivos. Eneste mbito, la aprobacin por el Consejo de Europa, el 20 de octubredel ao 2000, en Florencia, de la Convencin Europea del Paisajedebera marcar un punto de inflexin. En efecto, la Convencin recla-ma a todos los pases poner en prctica polticas de paisaje, el cual esdefinido como un elemento esencial para el bienestar individual ysocial, la proteccin, gestin y planeamiento del cual comportan dere-chos y obligaciones para todos. La Convencin ha sido ratificadahasta ahora por siete pases europeos entre los cuales, de momento,no se cuenta Espaa.

    Ahora bien, la trasposicin de los principios de la Convencin a la legis-lacin positiva no ser simple ni fcil. El caso cataln nos puede servir,de nuevo, de muestra. En diciembre del 2000 fue relativamente simpleconseguir que el Parlamento de Catalua se adhiriera a los principios

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    de la Convencin Europea. Lo hizo por unanimidad y, de hecho, fue laprimera asamblea legislativa de Europa en dar este paso. Pero la inclu-sin efectiva de medidas para la gestin integral del paisaje en la legis-lacin no ha sido, sin embargo, todava posible.

    A estos efectos presentamos al Parlamento una Proposicin de Leypara la Proteccin, la Conservacin y la Gestin del Paisaje que tienecomo objetivo llenar de contenido efectivo aquella adhesin: dandoproteccin jurdica concreta al paisaje y dotando a la Administracin deinstrumentos y financiacin especfica para gestionarlo. Los rasgosprincipales de la Ley son los siguientes (puede verse el texto completoen www.parlament-cat.es, nm. de tramitacin 202-002157/06):

    a) mbito de aplicacin. El territorio de Catalua en su conjunto, por-que partimos de la concepcin que el paisaje que merece atencinno es slo aquel ms pintoresco o reconocido, sino la totalidad delterritorio: de los espacios de especial inters natural a los urbanos,de los periurbanos a los agrarios, de los singulares a los cotidianoso degradados.

    b) Alcance. La Ley no pretende regular de forma omnicomprensivatodos los elementos que influyen en la produccin y transforma-cin del paisaje. Las respectivas legislaciones sectoriales urbans-tica, industrial, agrria, etc.- deben incorporar tambin considera-ciones paisajsticas. Lo que la proposicin pretende es ms bienproveer un marco de referencia para estas legislaciones y dotar alGobierno de la Generalitat de instrumentos y financiacin espec-ficos.

    c) Planeamiento. La Ley crea, de acuerdo con las previsiones de laCarta Europea, unos Planes Directores del Paisaje que se incorpo-rarn al planeamiento territorial general. Estos planes deben cons-tar de un diagnstico un catlogo- y de unos objetivos de calidad.

    Lejos por tanto de querer congelar o museificar el paisaje, de loque se trata es de prever su transformacin atendiendo a parme-tros de calidad patrimonial y ambiental.

    d) Instrumentos. Para la elaboracin de estos Planes y para impulsarlas polticas de paisaje se prev la creacin de un Instituto Catalndel Paisaje, dependiente de la Consejera de Poltica Territorial,que ser el principal instrumento de actuacin del Gobierno eneste mbito. La Ley prev, asimismo, la forma como ciudadanos,ayuntamientos y empresarios, as como organizaciones sociales,profesionales y cientficas podrn participar en la elaboracin ygestin de polticas del paisaje.

    e Financiacin. Para financiar las intervenciones que el Instituto reali-ce directamente o a travs de los ayuntamientos u otras entida-des- se crea un Fondo para la Conservacin y Mejora del Paisaje. ElFondo se financiar a travs de una tasa que grabar las interven-ciones infraestructurales o edificaciones que se realicen en suelo nourbanizable con un pequeo recargo 1%- sobre su presupuestototal. Los criterios de asignacin del Fondo darn prioridad a aque-llas actuaciones que sean consideradas de especial inters en losplanes directores del paisaje.

    La proposicin de ley, presentada desde la oposicin, ha sido rechaza-da por la mayora. Habr que seguir insistiendo. Pero nos equivocara-mos, pienso, si como gegrafos y como ciudadanos, quisiramos con-vertir este tema en arma arrojadiza. Como deca Nicolau Mara Rubi iTudur al reclamar (ya!) en el ao 1934 una legislacin paisajstica: Estalegislacin protectora no puede ser una legislacin de combate (...). Enestas materias tan finas y sensibles, es mucho mejor tener una ley razo-nable y un mtodo que se pueda seguir que no un monumento de pre-ceptos. A los atentados inciviles hay que responder con una accin civi-lizadora.

    La consideracin del paisaje en la legislacin urbanstica espaolacuenta con una cierta tradicin, pudiendo encontrarse referencias alpaisaje tanto en las distintas leyes estatales que han regulado la prc-tica urbanstica desde mediados del siglo XX como en las normas auto-nmicas ms recientes relacionadas con la planificacin territorial. Sinembargo, esta presencia en los textos jurdicos no se ha traducidohasta la fecha en un tratamiento sistemticoy generalizado de los recursos paisajsticosdentro de los instrumentos de planificacin,caracterizndose, adems, la consideracinefectiva del paisaje en los escasos planesque lo han abordado, por un marcadocarcter proteccionista, limitndose el diag-nostico y las propuestas a aquellos elemen-tos o espacios paisajsticamente singulares.

    Frente a esta situacin, la ConvencinEuropea del Paisaje plantea la necesidadde integrar el paisaje en todos los instru-mentos de planificacin territorial, exten-diendo su consideracin al conjunto del

    territorio -con independencia de los valores paisajsticos que presen-ten las distintas reas que lo conforman-, desarrollando enfoques inte-grados que recojan las diversas perspectivas desde las que es posibleabordar el paisaje -sistmica, formal y perceptiva-, y que, adems de laproteccin, tengan presente la gestin y la ordenacin de los recursospaisajsticos.

    Evidentemente, la concrecin de estos nue-vos planteamientos presenta dificultades dediversa ndole que habrn de ir superndoseen gran medida a travs de la propia prcti-ca de la planificacin. Entre tanto, resultainteresante ir avanzando en los procedimien-tos e instrumentos conceptuales y metodo-lgicos que permitan integrar adecuada-mente la temtica paisajstica en los planesurbansticos y de ordenacin territorial. Bajoeste planteamiento de desarrollo terico yprocedimental en materia de integracinpaisajstica, se est realizando actualmenteun estudio de los recursos paisajsticos del

    LA INTEGRACIN DEL PAISAJE EN LAS DIRECTRICES DE COORDINACIN URBANSTICADEL PARQUE NATURAL SIERRA NORTE DE SEVILLAJESS RODRGUEZ RODRGUEZ y CARMEN VENEGAS MORENOGegrafos

    Dehesa al pie de la Sierra de la Grana en la Sierra Norte de Sevilla

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    UNA PROPUESTA ORIENTADA A LA ELABORACIN DE UN PLAN DE GESTIN DEL PAISAJE DE LA VIAJAUME BUSQUETSGegrafo paisajista2

    parque natural Sierra Norte de Sevilla, fruto de un convenio de colabo-racin entre la Diputacin Provincial de Sevilla y la Universidad deSevilla.

    El citado parque natural, que coincide con los espacios de montaamedia que Sierra Morena configura en el tercio septentrional de la pro-vincia de Sevilla, presenta indudables valores ambientales y paisajsti-cos, derivados en gran medida de la transformacin sostenible de losbosques autctonos de quercneas en extensas formaciones de dehe-sa. El reconocimiento de los citados valores queda patente en lareciente declaracin (2002) de este espacio, junto al parque naturalSierra de Aracena y Picos de Aroche (Huelva) y el parque natural Sierrade Hornachuelos (Crdoba), como Reservas de la Biosfera Dehesasde Sierra Morena del programa MaB (Hombre y Biosfera) de la UNES-CO. Paradjicamente ni en los instrumentos de planificacin urbansti-ca de los municipios del parque, ni en los instrumentos de ordenacinde los recursos naturales, el paisaje presenta un desarrollo completo yexhaustivo. El trabajo se integra como un estudio complementario enel proceso de redaccin de unas Directrices de coordinacin urbans-tica del suelo no urbanizable del parque natural Sierra Norte de Sevillay constituye una magnfica oportunidad para avanzar en el estableci-miento de una estructura ordenada de los aspectos paisajsticos aincluir en los documentos de planificacin territorial.

    El desarrollo prctico del estudio consta de tres etapas bsicas:

    Anlisis y reconocimiento paisajstico. En consonancia con los plan-teamientos de la Convencin, el proceso de anlisis y reconocimientopresta especial atencin al trabajo de campo, que permite integrarjunto a la consideracin sistema la componente formal y visual del pai-saje, as como las preferencias de los habitantes del parque en relacina los recursos paisajsticos, circunstancia que se pone de manifiesto apartir de la realizacin de encuestas y entrevistas personales.

    Como resultado final de esta primera etapa del trabajo se plantea ladelimitacin y cualificacin de las unidades de paisaje en el mbito deestudio y la identificacin de los hitos y los principales conflictos paisa-jsticos existentes. Igualmente, la representacin cartogrfica de lascondiciones escnicas del parque y la determinacin de los espacios ycircunstancias que son considerados socialmente como valores, con-flictos o potencialidades desde un punto de vista paisajstico, constitu-yen aspectos a abordar en esta primera etapa del estudio.

    Diagnstico paisajstico. Partiendo de la informacin precedente, eldiagnstico se orienta hacia la identificacin de los siguientes hechos:

    Los espacios y los elementos que poseen una mayor significacinpaisajstica en el conjunto del parque natural.

    Las reas que presenten mayores posibilidades para el reconoci-miento y disfrute de los recursos paisajsticos.

    Los usos o actividades con mayor incidencia en la configuracinvisual de las distintas unidades de paisaje.

    Las reas con mayor fragilidad paisajstica, definida tanto por suvisibilidad como por los valores socialmente asignados.

    Los espacios visualmente ms degradados.

    Establecimiento de propuestas para la proteccin y mejora de losrecursos paisajsticos. Finalmente, la ltima etapa del trabajo prev elestablecimiento de medidas para la adecuada proteccin, gestin yordenacin del paisaje en el mbito objeto del estudio. En trminosgenerales, las citadas medidas estaran orientadas a:

    La identificacin de aquellos espacios que por sus valores o poten-cialidades paisajsticas deban ser objeto de medidas encaminadasa su puesta en valor (principales fondos escnicos, miradores, iti-nerarios de inters paisajsticos ambiental, imgenes de conjuntode las localidades, entorno de construcciones rurales tradiciona-les,...).

    El establecimiento de criterios y normas paisajsticas para cada unade las unidades generales o zonas de actuacin especficas que seidentifiquen a lo largo del estudio (cuenca visual de los ncleosurbanos, corredores visuales, diferentes ambientes paisajsticos,espacios visualmente degradados...).

    La identificacin de espacios para la localizacin de actividadesvisualmente molestas.

    El establecimiento de criterios referidos a los usos, edificaciones einstalaciones con mayor incidencia en la configuracin de los recur-sos paisajsticos del rea (construcciones agropecuarias, cerramien-tos de parcelas, infraestructuras de telecomunicaciones, adecua-cin de espacios libres adyacentes a edificaciones, talas de arbola-do, movimientos de tierras,...).

    El trabajo denominado "Anlisis geogrfico y establecimiento de crite-rios generales para la intervencin y la gestin del paisaje vitivincolade la Denominacin de Origen Peneds", que se desarrolla desde fina-les del ao 2002, corresponde al encargo de tres departamentos de laGeneralitat de Catalua (Urbanismo, Medio Ambiente, Agricultura) ytiene por objetivos principales establecer una diagnosis de los cambiosque se producen en el paisaje vitivincola de la comarca del AltPeneds y fijar los criterios para la elaboracin de un Plan de gestinde dicho paisaje.

    El encargo surge como resultado de la preocupacin de la administra-cin pblica y de los agentes sociales del Alt Peneds (productores,sindicatos, entidades...) ante las transformaciones que sufre el paisajede dicha comarca que comprometen el mantenimiento de su carcteragrario tradicional.

    El Alt Peneds se incluye en el conjunto de territorios que integran laregin metropolitana de Barcelona. Sin embargo, en contraste conotras comarcas metropolitanas, el paisaje del Alt Peneds presenta unmarcado carcter agrario. No en vano se trata de uno de las principa-

    2 Codirector del Equipo redactor Landtra-Estudio DTUM. [email protected]

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    les reas de produccin vitivincola de Espaa, (la segunda en impor-tancia por el valor de produccin) despus de la Rioja. La produccinde cava y de vinos tintos, destinados en buena medida a la exporta-cin, constituyen su especialidad.

    Situada en uno de los ejes estratgicos de comunicaciones (autopistaA-7) del arco de desarrollo mediterrneo, a poca distancia y a escasotiempo en automvil desde Barcelona, la comarca ha experimentadoen los ltimos veinte cambios notables: 1) el crecimiento de los ncleosurbanos como consecuencia de lallegada de familias que se sientenatradas por un entorno todavapoco denso y por un diferencialfavorable en los precios de lavivienda, 2) la localizacin crecien-te de polgonos industriales y deactividades de carcter logstico, y3) la dispersin de actividadesperiurbanas por el conjunto delterritorio.

    Las actividades citadas anterior-mente se caracterizan porque con-llevan un consumo importante desuelo, porque se presentan amenudo de forma dispersa sobre el territorio y porque contribuyendecisivamente a la transformacin del paisaje agrario. Por otra parte, yaunque de forma no tan perceptible, el paisaje tambin resulta afecta-do por los cambios inducidos por la propia actividad vitivincola (enparticular por la prctica creciente de las explanaciones) que conllevanla alteracin de las pautas tradicionales de organizacin parcelaria y deaprovechamiento del medio.

    El equipo multiprofesional redactor del "Anlisis geogrfico y estable-cimiento de criterios generales para la intervencin y la gestin del pai-saje vitivincola de la Denominacin de Origen Peneds" est integra-do por gegrafos, agrnomos, juristas, bilogos y arquitectos entreotros profesionales.

    Actualmente se ha completado la fase de caracterizacin del paisaje yde determinacin de las dinmicas territoriales que confluyen en l, yse han empezado a elaborar los criterios y directrices que servirn debase a la redaccin del Plan de gestin del paisaje.

    Respecto a los resultados de la primera fase, de forma muy sinttica sepuede afirmar que el paisaje vitivincola tradicional del Alt Penedsconstituye un paisaje de carcter agroforestal nico en Catalua (lamayor superficie continua de via), con importantes valores econmi-

    cos, paisajsticos y medioambientales, pero que estevolucionando hacia un paisaje cada vez ms subur-bano y faltado de carcter, que diluye la imagen viti-vincola de la comarca y que a medio plazo puede lle-gar a comprometer su equilibrio territorial, su valorproductivo y su potencial econmico.

    Respecto a la fase propositiva, el trabajo se funda-menta en torno al reconocimiento del valor esencial-mente productivo, y por tanto dinmico, del paisajedel Alt Peneds y se articula en torno tres ejes: la fija-cin de pautas y modelos de restauracin de impac-tos especficos, la formulacin de criterios bsicos degestin dinmica que hagan compatible la funcinproductiva del paisaje con el mantenimiento de susvalores ms destacados y la formulacin de objetivos

    de calidad paisajstica como reto para estimular un cambio en las acti-tudes y en las tendencias que actualmente se manifiestan.

    Los resultados parciales obtenidos en cada una de las fases sonexpuestos y contrastados con los agentes sociales de la comarca antesde su incorporacin a la propuesta de Plan Director de la comarca, quela administracin esta llevando a cabo de forma paralela. De estemodo se introducen criterios paisajsticos en los instrumentos urbans-ticos, de acuerdo con las disposiciones de la Convencin Europea delPaisaje: en particular con las medidas generales destinadas a la imple-mentacin de las polticas de paisaje y con las medidas especficas deidentificacin y evaluacin de paisajes. Posteriormente, los resultadosaportados por el estudio han de permitir la elaboracin del Plan degestin del paisaje de la vinya.

    Viedos y masa en el Peneds, cerca de Sant Sadurrn dAnoia

    LA PERSPECTIVA PAISAJSTICA EN LA POLTICA DE BIENES CULTURALES: EL PROYECTOALIANZAS PARA LA CONSERVACINJUAN VICENTE CABALLERO SNCHEZGegrafo

    1. El proyecto Alianzas para la Conservacin

    El conjunto arqueolgico de Baelo Claudia se encuentra situado en elmunicipio de Tarifa, en la Ensenada de Bolonia. sta y el marco subre-gional en el que se inserta (litoral del Estrecho entre Tarifa y Barbate) secaracterizan por la presencia de importantes valores ambientales y pai-sajsticos, junto a la variedad de los procesos territoriales que all seproducen. Estos factores han favorecido la eleccin de mbitos por elInstituto Andaluz del Patrimonio Histrico (IAPH), como escenario parael desarrollo de una serie de proyectos experimentales, cuyo nexocomn es el avance conceptual y metodolgico en la poltica de bien-es culturales.

    Uno de esos proyectos experimentales es el Proyecto Alianzas para laConservacin. Su objetivo es desarrollar un corpus terico y metodo-

    lgico relativo a la integracin del patrimonio cultural en las estrate-gias de desarrollo local. A tal fin se decidi seguir la siguiente meto-dologa: en primer lugar, se han elaborado cinco monografas: una deellas se centra en Baelo Claudia, desde la perspectiva histrica yarqueolgica, mientras que las otras cuatro tienen como objeto lacaracterizacin de la Ensenada de Bolonia y el litoral del Estrechodesde cuatro puntos de vista: econmico-demogrfico, antropolgi-co, paisajstico y desde la ptica de los recursos culturales. En unasegunda fase se ha previsto integrar las cinco monografas medianteel desarrollo de herramientas metodolgicas. stas se realizarntomando en consideracin la participacin y aportaciones de la admi-nistracin local y los agentes sociales de los municipios de Tarifa yBarbate.

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    2. La perspectiva paisajstica en el proyecto: principalesaspectos metodolgicos

    El estudio paisajstico de la primera fase del proyecto Alianzas para laConservacin ha supuesto una oportunidad para aplicar y desarrollarlos conceptos bsicos de la Convencin Europea del Paisaje, generan-do a partir de ellos una metodologa articulada, en ralacin con unmbito subregional. La secuencia metodolgica que se ha seguido esla siguiente:

    I. Identificacin y calificacin de paisajes

    II. Objetivos de calidad paisajstica

    III. Proteccin, ordenacin y gestin del paisaje.

    I. IDENTIFICACIN Y CALIFICACIN DE PAISAJES:

    En esta fase, lo ms relevante ha sido la opcin metodolgica elegida.Tanto la identificacin como la calificacin se ha realizado siguiendo losprincipios de la geografa clsica, adaptados a los requerimientos de lapoltica de paisaje. Respecto a la primera, la operacin bsica ha con-sistido en la caracterizacin de los modos de organizacin geogrfica.Esta caracterizacin conlleva una serie de operaciones:

    1) Delimitacin de unidades geogrficas.

    2) Caracterizacin medioambiental general, poniendo el nfasis enaquellos hechos y elementos relacionables con la organizacingeogrfica actual.

    3) Caracterizacin de las interacciones entre sociedad y medioambiente, como base de la organizacin geogrfica actual.

    4) Descripcin de la organizacin geogrfica a travs de recursos gr-ficos diversos, aunque privilegiando la secuencia cartogrfica. Estoimplica identificar y caracterizar las diferentes dinmicas territoria-les, tanto las emergentes como las que estn en situacin estacio-naria o regresiva.

    Como complemento a este enfoque sinttico, se ha elaborado unabase de datos, a modo de inventario, en la que se acumulan diversascapas de informacin geogrfica, tanto para la Ensenada de Boloniacomo para el conjunto del mbito ms extenso antes sealado.

    En cuanto a la fase de calificacin, sta supone una aproximacin dis-tinta al paisaje, en la que se privilegian los aspectos visuales y cualitati-vos, as como los valores atribuidos al paisaje por las poblaciones delmbito considerado. En este caso se ha optado por seguir la pauta dela fase de identificacin, explorando las posibilidades que ofrecen ladescripcin y caracterizacin paisajstica propias de la geografa clsica.A este respecto, la capacidad de este enfoque tradicional para sinteti-zar los rasgos paisajsticos de un rea se ha revelado de gran utilidad,pues identifica los rasgos visuales y cualitativos que se derivan de losdiferentes modos de organizacin geogrfica presentes en el mbito.

    II. OBJETIVOS DE CALIDAD PAISAJSTICA:

    La formulacin de objetivos de calidad paisajstica es planteada en laConvencin como un conjunto de aspiraciones generales en polticade paisaje, derivadas de un proceso de participacin pblica. En el pro-yecto Alianzas esta fase se ha abordado de forma experimental, como

    modo de sintetizar los valores, impactos y riesgos paisajsticos propiosde las diferentes unidades geogrficas delimitadas en el mbito.

    La base para realizar esa sntesis es la calificacin paisajstica realizadaen la fase anterior. En la misma se sigue un enfoque que podra deno-minarse como excepcionalista. La definicin de un hecho como valor,riesgo o impacto paisajstico no se basa en un planteamiento deducti-vo, sino que son las caractersticas de la organizacin geogrfica decada unidad las que orientan esa definicin. As, por ejemplo, unapequea plantacin de eucaliptos puede ser un impacto en las colinasde la Ensenada de Bolonia, pero en el entorno campis situado entreAtlanterra y Tahivilla constituye un factor de cualificacin de un paisajems uniforme.

    III. PROTECCIN, ORDENACIN Y GESTIN DEL PAISAJE

    A partir de los objetivos generales de calidad paisajstica se estructuraun conjunto de propuestas de proteccin, ordenacin y gestin delpaisaje. Junto al marco conceptual de la Convencin se ha utilizadocomo referente metodolgico de esta fase algunas de las experienciaseuropeas ms avanzadas de diseo de polticas de paisaje por parte delas administracin local: las chartes paysagres francesas, o algunasexperiencias britnicas, como Landscapes Working for the Vale ofGlamorgan, premiada por el Consejo de Europa. En ambos casos setrata de mtodos en los que se articulan polticas de paisaje para mbi-tos subregionales, bajo el liderazgo de las administraciones locales, eintegrando propuestas de proteccin, ordenacin y gestin. Otrorasgo de muchas de estas experiencias es la importancia concedida ala participacin pblica, tanto en la elaboracin de los documentoscomo en la aplicacin del mismo. En relacin con este ltimo aspecto,es frecuente que se implique directamente a los particulares y agentessociales, mediante compromisos voluntarios.

    As pues, para cada unidad geogrfica los objetivos generales de cali-dad paisajstica se concretan en un conjunto de propuestas de pro-teccin, ordenacin y gestin del paisaje. De forma complementaria,se formulan directrices para la coordinacin de los diferentes instru-mentos que pueden coadyuvar a la aplicacin de una poltica de pai-saje (figuras de proteccin medioambiental, de ordenacin del terri-torio y planeamiento urbanstico, figuras de proteccin del patrimoniocultural u otros). En este caso, las directrices se centran en el conjuntodel mbito.

    En definitiva, y a modo de conclusin, conviene recapitular los ele-mentos metodolgicos de mayor inters del proyecto:

    1) La posibilidad de estructurar una metodologa que, partiendo delmarco conceptual de la Convencin Europea del Paisaje, integrelas dos vertientes bsicas de la perspectiva paisajstica, la cientficay la propositiva, tradicionalmente disociadas.

    2) En relacin con la fase de identificacin y calificacin, puede decir-se que los planteamientos de la geografa regional clsica tienenespecial inters para el desarrollo de la poltica de paisaje, en lamedida en que permite integrar el conocimiento tanto de las carac-tersticas objetivas del paisaje (lo que hemos denominado organi-zacin geogrfica) como su dimensin visual y cualitativa.

    3) Por ltimo, el proyecto confirma la pertinencia y necesidad dedesarrollar en nuestro pas las polticas de paisaje para mbitossubregionales, bajo el impulso y liderazgo de la administracinlocal.

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    El paisaje es una cualidad del territorio, de todos los territorios, inclusode los aparentemente banales, de los ms transformados por cambiosde uso recientes, y de los que asisten al deterioro de sus seas de iden-tidad y valores ms importantes, procesos habituales en los espaciosperiurbanos, en los tejidos tradicionalmente rurales de las aglomera-ciones urbanas. El rea Metropolitana de Murcia y dentro de ella ladenominada Comarca de la Huerta de Murcia, donde est localizada lacapital regional, responde bien a esos rasgos. Algunas administracio-nes autonmicas han iniciado recientemente la elaboracin de estu-dios de contenido exclusivamente paisajstico, de mbito supramunici-pal, con la intencin de convertirse en directrices de paisaje dentro dealguna de las figuras urbansticas o de ordenacin del territorio exis-tentes. Es el caso de la Regin de Murcia, en la que durante los dosaos pasados, la Consejera de Turismo y Ordenacin del Territorio hapromovido la realizacin de dos proyectos paralelos de Anlisis, diag-nstico y propuestas sobre el paisaje, uno del litoral y otro sobre elrea Metropolitana de la capital (comarcas de la Huerta de Murcia y dela Vega Media del Segura).

    Por encima de los profundos cambios deuso del suelo y del deterioro territorial yespecficamente paisajstico del espacioperiurbano de Murcia, su Huerta continasiendo un mbito representativo de los pai-sajes mediterrneos europeos de regadotradicional y urbanizacin, una de las princi-pales seas de identidad comarcal y regio-nal, y un elemento de calidad en un tejidometropolitano en proceso de saturacin. Enun paisaje como ste, pobre en elementosfsico-biolgicos de inters, con una matrizecolgica de escasa conectividad y con muygraves problemas ambientales, pero conuna trama rural compleja, de larga historia y cargada de significados, suvalor se ha atribuido sobre todo a la relevancia y singularidad del cua-dro paisajstico de la Huerta como totalidad, a algunas de sus unidadesconstitutivas y a los componentes patrimoniales que albergan en rela-cin con la secular cultura huertana, y as mismo a las potencialidadesde contemplacin y a las posibilidades pedaggicas que este paisajeencierra.

    La escala comarcal del estudio ha resultado pertinente como mbitogeogrfico de un paisaje con sentido y como territorio de ordenacinpaisajstica. Aunque ocupada mayoritariamente por el extenso trminode la ciudad de Murcia, heredero de un gran alfoz medieval y al quecorresponde por ello una enorme responsabilidad en materia urbansti-ca, la Huerta integra tambin otros pequeos municipios (Alcantarilla,Beniel y Santomera), que no pueden desligarse ni morfolgica, ni fun-cionalmente, ni tampoco visualmente, del gran cuadro huertano.

    El estudio ha partido de la lectura con intencionalidad paisajstica delos principales elementos de la trama rural, tanto fsicos como huma-nos, sobre los que se ha construido este paisaje, de sus relaciones y desu evolucin diferenciada en el territorio. Esta primera fase ha resulta-do fundamental en muchos aspectos: en primer lugar, para la propiacaracterizacin de la Huerta como gran conjunto paisajstico, comounidad de paisaje a escala regional y de la Pennsula Ibrica; en segun-do trmino, para identificar e interpretar su diversidad paisajstica inter-

    na a escala ms detallada, concretamente a 1:25.000, una diversidadque se expresa en un total de 15 piezas o unidades de paisaje, defini-das por su homogeneidad morfolgica y su posicin geogrfica dentrodel conjunto; y, por ltimo, para conocer los cambios ms recientes deactividades y usos (de modo especial, la intensidad y los diferentespatrones formales de la rururbanizacin), y medir su distinto alcance enel territorio; de hecho, el diagnstico se ha planteado no slo paracada una de las unidades de paisaje, sino tambin y de modo prefe-rente para aquellos componentes paisajsticos de mayor capacidadexplicativa de la configuracin actual del paisaje y de sus tendencias.

    Han resultado de mucho inters la informacin y las sugerencias apor-tadas en el proceso de participacin pblica, proceso al que el Estudioha prestado desde primer momento una atencin preferente. Dadaslas posibilidades y pretensiones del trabajo realizado, el procedimien-to de participacin adoptado ha sido el del mtodo Delphi, un proce-so de consulta grupal dirigido a la obtencin de opiniones y, a ser posi-

    ble, de consensos, de un panel de expertosy agentes implicados en el paisaje, sobreaspectos de caracterizacin formal y visual,de identificacin de problemas y de formu-lacin de propuestas. Concretamente, elcuestionario se confeccion en torno a lossiguientes asuntos: (a) los rasgos bsicos delpaisaje y sus valores (elementos caractersti-cos; configuraciones e imgenes; puntos devisin; lugares, parajes y elementos patri-moniales; valores); (b) los procesos y conflic-tos paisajsticos; (c) propuestas para ladefensa, gestin y mejora del paisaje.

    De la conjuncin de la literatura especializa-da, en la que existen algunos textos mayo-

    res como la obra del gegrafo Francisco Calvo Garca-Tornell(Continuidad y cambio en la Huerta de Murcia, 1975), del trabajo delequipo (en el que ha sido esencial el trabajo de campo) y las indicacio-nes del panel de expertos y usuarios, ha resultado el ndice de los gran-des elementos constitutivos del paisaje huertano, abordados a partirde ah en su gnesis histrica y estado actual, en sus distintas configu-raciones espaciales y en sus tendencias. La identificacin y caracteriza-cin de las unidades de paisaje ha sido fruto, justamente, de las parti-culares formas de articulacin de dichos elementos a lo largo de lavega y de sus bordes montaosos (incorporados al estudio por suge-rencia de la participacin pblica y por su relevancia perceptiva). Taleselementos han sido los siguientes: las formas bsicas del relieve y de lahidrografa a escala local como infraestructura del paisaje; el sistemahidrulico y de riego, incidiendo en el significado de determinados ele-mentos patrimoniales del sistema como hitos paisajsticos, destacadosen el proceso de participacin (norias, molinos, acequias y azarbes,azudas); el dibujo y distribucin de los usos del suelo en relacin con latrama fundiaria, morfolgica y jurdica; la vegetacin natural asociadaal ro Segura y, sobre todo, a la red hidrulica y al espacio cultivado; elsistema de asentamientos en un paisaje intensamente urbanizado ydefinido hoy por la rururbanizacin, enfatizando en su jerarqua y con-figuracin morfolgica y territorial (la ciudad, las pedanas de borde yde huerta, los pueblos-cabecera municipal, las formas de habitacindispersa y su distribucin y densidad por heredamientos de huerta);y finalmente, la red viaria, en su triple dimensin de elemento morfol-

    UN ESTUDIO PARA LA DEFENSA Y ORDENACIN DEL PAISAJE DE LA HUERTA DE MURCIARAFAEL MATA OLMOUniversidad Autnoma de MadridSANTIAGO FERNNDEZ MUOZConsultores de la Administraciones Pblicas, Universidad Autnoma de Madrid

    Panormica de la Huerta de Murcia

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    C O L E G I O D E G E G R A F O S

    gico y estructurante (unido a las tramas parcelaria, hidrulica y de asen-tamientos), de eje funcional, en la actualidad muy dinmico, y de va deacceso al paisaje.

    A lo largo del proceso de anlisis paisajstico se han considerado tam-bin algunas imgenes culturales del paisaje pictricas y literarias-,por cuanto recrean artsticamente determinados elementos e imge-nes del paisaje huertano, y reflejan tambin cambios recientes que seoperan en tales imgenes. En un breve recorrido por lanovela murciana del ltimo medio siglo se percibe conclaridad el paso de las imgenes lricas e idealizadas dela huerta-jardn, la feracidad y el edn de los aos 40 y50 del siglo XX, a la Huerta como problema, a la luchapor el agua y a la agona huertana de los aos 70 y 80,con el permanente argumento del ro Segura, vivifica-dor y fertilizante, seco y podrido a un tiempo

    Paralelamente al tratamiento de las cuestiones morfo-lgicas y funcionales del paisaje, el estudio ha dedica-do especial atencin a los aspectos perceptivos, inci-diendo en los miradores y puntos de observacin, enlos itinerarios paisajsticos y en la caracterizacin y valo-racin de las cuencas visuales, atribuyendo distintosvalores de fragilidad a las unidades de paisaje en funcin, como eshabitual en la metodologa al uso, de sus valores intrnsecos y de sucapacidad de emitir y de recibir vistas. Para la determinacin y valora-cin de los puntos de observacin e itinerarios seleccionados, junto altrabajo de campo y al empleo de tcnicas 3D, y a las referencias de laliteratura de viajes y de las guas tursticas, han sido tambin valiosas lasindicaciones del panel de expertos, sealando tanto miradores comorutas. La caracterizacin y cualificacin de los puntos de contemplacindel paisaje ha considerado las dimensiones de las panormicas y lasposibilidades simultneas de lecturas de proximidad, la diversidad depaisajes comarcales observables y de referentes externos, y el propioestado de los paisajes visibles.

    El diagnstico del paisaje ha girado en torno al estado de sus princi-pales componentes y a determinados aspectos de gestin paisajstica(o de falta de gestin), organizndose su contenido en cinco grandesapartados. El primero se ha ocupado del deterioro de los paisajes delagua, desde el ro Segura y su encauzado curso a la rica y compleja redde riego, dos elementos reiteradamente destacados en el proceso departicipacin pblica como seas de identidad y como problema. Elsegundo captulo hace balance crtico de la urbanizacin de la Huerta,un proceso creciente y extendido, con diferentes patrones morfolgi-cos en relacin con los caminos y el sistema tradicional de asentamien-

    tos, con distintos niveles deintensidad territorial y resulta-do en parte de una crnicaindisciplina urbanstica. El ter-cer asunto del diagnstico esel cambio del patrn de losusos agrcolas del suelo, conel avance de la citricultura, laprdida de superficie, diversi-dad e intensidad de losesquilmos huertanos, y laintensificacin productiva dealgunos bordes de la vega,sobre tradicionales secanos yestepas. Por ltimo, el cuartocaptulo se ocupa de la faltade gestin del paisaje comorecurso territorial, que serefleja, entre otras cosas, enel deterioro y abandono de la

    edificacin de inters patrimonial de la Huerta, en la falta de formaliza-cin de miradores y rutas paisajsticas, y en el deficiente estado de con-servacin de los existentes, de sus accesos y, con frecuencia, de susentornos prximos.

    El primer grupo de propuestas forman parte de un captulo de sensibi-lizacin social, con las que se pretende mostrar y difundir el patrimoniopaisajstico del rea metropolitana y educar sobre la base de su cono-

    cimiento, disfrute y respetocon la creacin de un centrode interpretacin del paisajede la Huerta, una exposicinitinerante, una gua de lospaisajes huertanos o la defini-cin de un programa de edu-cacin ambiental sobre el pai-saje de la Huerta. La propues-ta de Zonas y Elementos deAlto Inters Paisajstico recaesobre parajes y entornos deelementos de gran significa-do rural, como los Rinconesdel Segura y su aeja organi-

    zacin agraria, la huerta visible en los primeros planos de los miradoresde Monteagudo y la Fuensanta (que permiten una lectura de proximi-dad de la gran panormica paisajstica), o los entornos de los molinosde Funes y Alfatego, del Palacio de la Seda, del azud de laContrapasada o las norias de La ora y Alcantarilla; implica regulacinespecfica de usos y actividades para la salvaguarda de sus valores, ydesarrollo preferente en ellas de acciones positivas de fomento y mejo-ra del paisaje y de las actividades que lo sustentan (incluidas las patri-moniales por parte de la Administracin). Las acciones de mejora yregeneracin del paisaje se dirigen as mismo a elementos de la tramarural, como linderos de parcelas, cerramientos y caminos, al tratamien-to de algunas fachadas de pedanas de la costera sur y del pie de loscabezos, y de determinados parajes especialmente degradados, comomeandros abandonados y enclaves concretos de los rincones delSegura.

    La gestin urbanstica y territorial de las propuestas mencionadas,junto a las acciones en materia de visin del paisaje (miradores e itine-rarios), debiera concretarse en dos figuras de ordenacin de distintanaturaleza: por una parte, en un Programa de Accin Urbanstica (ins-trumento creado por la reciente Ley del Suelo de la Regin de Murciade 2001) para la conservacin, valoracin y mejora del paisaje de laHuerta; por otra, en un Programa Agroambiental, con actuaciones ycontratos para el mantenimiento y el fomento de la actividad agraria,tanto en rgimen de dedicacin principal como secundaria, y el apoyoa iniciativas de conservacin y mejora de elementos tradicionales de latrama rural (linderos arbolados, arbolado disperso, cercos y cierres deparcelas, mantenimiento y rehabilitacin de artefactos y construccio-nes, etc.). La evolucin en los ltimos decenios de la actividad agrcolay de los usos del suelo en la Huerta murciana, como en otras agricultu-ras regadas periurbanas, aconsejan una consideracin cada vez msambiental del espacio agrario, sobre todo cuando la intensificacin ymodernizacin del regado est teniendo lugar fuera de estos espacios,en lugares sin limitaciones estructurales para los nuevos sistemas deproduccin y de regado localizado (en el vecino Campo de Cartagena,por ejemplo, sin salir de la Regin).

    El paisaje de base rural se convierte as en un interesante elementopatrimonial y de identidad del espacio periurbano, y en un objetivo deordenacin para modelos territoriales equilibrados y sostenibles, que ala vez que conservan, mejoran e integran las tramas rurales dentro delos nuevos tejidos de la urbanizacin, defienden el escaso y valiosorecurso de los suelos aluviales de las vegas.

    Detalle de la Huerta junto al Azarbe Mayor (El Raal)

    Palmeras junto a la acequa de La Aljufa

  • B A N C O D E B U E N A S P R C T I C A S N 1

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    1. Introduccin

    La comarca del Bages es una de las 41 divisiones administrativascomarcales de Catalua. Con 1290 km2 y 150.000 habitantes, reparti-dos por 35 municipios, se encuentra en el centro del pas. En el llanocentral de la comarca se encuentra la capital, Manresa centro industrial,comercial y de servicios, con ms de 60.000 habitantes. La economadel Bages ha sufrido importantes transformaciones que afectan tanto ala industria (minera potsica, metalurgia y textil) como a la produccinprimaria (agricultura, ganadera y el sector forestal). Todas esas trans-formaciones han dejado diferentes huellas en el territorio, la de mayorimpacto ha sido los incendios forestales. En los campos abandonadoshan crecido bosques de conferas que no han sido gestionados porfalta de rentabilidad de los aprovechamientos forestales y han dadolugar a masas continuas de bosque que han sido pasto de las llamas encatastrficos incendios que han arrasado una tercera parte de la comar-ca en los ltimos diecisis aos. Por otra parte, la centralidad de lacomarca y la mejora de las comunicaciones ha convertido el Bages enun destino atractivo de nuevas actividades industriales procedentes delas comarcas del sur mucho ms congestionadas, que generan una altademanda de suelo para actividades industriales y logsticas.

    Todos estos cambios se traducen en impactos y presiones sobre el terri-torio que el planeamiento debe prever y ordenar, pero el actual repar-to de competencias sobre la ordenacin urbanstica hace pesar esaresponsabilidad sobre los ayuntamientos que hasta ahora se han limi-tado a pensar en el suelo urbanizable faltos de una perspectiva territo-rial conjunta. En ese contexto, el Consell Comarcal del Bages, adminis-tracin supramunicipal que no dispone de competencias en la materiaa no ser que les sean delegadas por los ayuntamientos, decidi iniciarun estudio bautizado con el nombre de Plan de proteccin de medionatural y del paisaje que se propona el reconocimiento y caracteriza-cin de los espacios naturales, las actividades que los afectan y la segu-ridad que la planificacin urbanstica ofrece a su proteccin.

    2. Produccin de cartografia de hbitats para el conocimien-to exhaustivo del territorio y otras bases de datos utilizadas

    El estudio, iniciado en 1997 con el consenso de todos los municipios yde los organismos implicados de la Generalitat, ha generado una car-tografa de hbitats a escala 1:5000 mediante fotointerpretacin y tra-bajo de campo que ha producido 150 categoras diferentes.Posteriormente su reclasificacin ha permitido establecer las corres-pondencias con la Lista de Hbitats de Catalua establecida por elDepartament de Medi Ambient de la Generalitat y tambin con la cla-sificacin de biotopos Corine, de la Directiva Hbitats de la UE. Losdatos de flora y fauna singular procedentes de la base de datos Biocathan servido para calcular los ndices de biodiversidad (Shannon-Wienner) y de dominancia.

    Para valorar el impacto de las actividades en los espacions no urbani-zados se generaron dos bases de datos georeferenciadas: el inventariode actividades extractivas y el inventario de las granjas. Otras bases dedatos utilizadas han sido el mapa topogrfico del Institut Cartogrfic deCatalua a escala 1:5.000 que ha permitido obtener el modelo digitaldel terreno (MDT), una base de datos georeferenciada de patrimoniocultural, as como el mapa catastral de rstica de escala 1:5.000, y la

    base cartogrfica SITPU que sintetiza los planes urbansticos generadapor el Departament de Poltica Territorial de la Generalitat.

    3. la identificacin de los paisajes caractersticos y su carac-terizacin ecolgica mediante el SIG

    El empleo del SIG ha permitido seguir una metodologa para la identi-ficacin de los tipos de paisaje de la comarca, basados en tres tipos decriterios: La divisin del territorio en cuencas hidrogrficas donde tienenlugar la mayora de procesos ecolgicos bsicos, la morfologa del relie-ve, en base a criterios topogrficos de altura, pendiente y orientacinque identifican la estructura bsica y, finalmente la diferenciacin delterritorio en base a los hbitats mediante la clasificacin europea debiotopos Corine que incorpora un buen nmero de hbitats de carc-ter antrpico. Esta metodologa se aparta de las aproximaciones con-vencionales de identificacin de reas homogneas o unidades territo-riales integradas obtenidas mediante la reduccin de criterios de clasi-ficacin a un conjunto de categoras y la posterior identificacin decombinaciones de categoras mediante la interseccin de las respecti-vas cartografas. Tampoco se han utilizado mtodos multicriterio depuntuacin de las categoras que no permiten llegar mucho ms all declasificaciones descriptivas. Los procedimientos utilizados en esta meto-dologa combinan las operac7iones de anlisis espacial propias de losSIG con las tcnicas de clasificacin estadstica multivariante. La identi-ficacin de las unidades de paisaje permite seguir las recomendacionesdel Convencin Europea del Paisaje (Consejo de Europa 2001) identifi-cando los objetivos de sostenibilidad y las propuestas de gestin inte-grada y sistemtica que debern tener en cuenta los planificadores.

    4. la identificacin de los espacios de inters en la zonifica-cin del medio natural

    La cartografa de hbitats, la normativa existente y otras fuentes deinformacin complementarias han permitido identificar las reas deproteccin llamadas nucleares siguiendo criterios de prioridad a escalaeuropea y catalana as como de rareza de los hbitats en el contextocomarcal. La extensin de los hbitats ponderada por el rango del inte-rs ha permitido establecer las delimitaciones incorporando en sucesi-vas rondas los pequeos hbitats prximos a las masas extensas. Enconjunto los espacios de inters nuclear representan el 25% de la super-ficie comarcal. Los espacios que presentaban aspectos naturales deinters pero que han quedado fuera de las reas nucleares han consti-tuido los espacios de inters singular. Finalmente se han delimitado loscorredores o conectores que relacionan entre si los diferentes espacios.

    La misma base cartogrfica de hbitats, esta vez mediante las agrupa-ciones de clases de hbitats nos proporciona la zonificacin natural delterritorio teniendo como referencia los lmites de las unidades de pai-saje y los espacios nucleares de inters natural. Este anlisis nos per-mite reconocer en la comarca las zonas de estructura de vegetacinhomognea: forestal, arbustiva, de transicin forestal agrcola y agrco-la. En esta ltima se incluyen la mayora de los espacios urbanizados.Esta verdadera radiografa del territorio comarcal nos permite recono-cer las huellas y el impacto de los incendios forestales, las zonas de ries-go y potencialidades de crecimiento urbano que menos impacten en elterritorio.

    PLAN DE PROTECCIN DEL MEDIO NATURAL Y DEL PAISAJE DEL BAGESJOAN NUNES, JESS MARTNEZ, RAQUEL ABAD.Universitat Autnoma de Barcelona.RUF CERDANConsell Comarcal del Bages

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    5. Conclusin

    El presente trabajo se inici con la intencin de analizar en conjunto elterritorio no urbanizado de una comarca para conocer los valores queel crecimiento deba respetar. El punto de partida fue la produccin dela informacin imprescindible para reconocer con precisin que tipo dehbitats son los que constituyen nuestros paisajes y la metodologa ele-gida ha confiado ms en la caracterizacin del medio a partir de las rea-lidades geofsicas mediante las potencialidades analticas del SIG, queen los procedimientos valorativos que, a pesar de los intentos cuantifi-cadores, acaban produciendo clasificaciones donde predominan lascategoras perceptivas o descriptivas. El mtodo seguido, que incluyela interpretacin geogrfica de los datos procedentes de los anlisiscartogrficos, nos ha aportado la visin de conjunto necesaria para

    identificar lo singular y establecer los lmites donde se debern definirlos usos adecuados y las actividades potencialmente perjudiciales. Estaforma de trabajar, claramente distinta de otras que existen en estosmomentos en Catalua, ha convertido el trabajo efectuado en un pro-ducto especialmente interesante a los ojos de los organismos respon-sables de la planificacin territorial de la Generalitat y de los propiosayuntamientos de la comarca. Los planificadores encontraran en l pro-puestas, por supuesto discutibles, de delimitaciones de espacios dediferentes funciones territoriales y distintas capacidades de uso.Nosotros hemos asumido nuestros riesgos. En sus manos se encuentraahora el poder de convertir las propuestas en normas de carctersupramunicipal que permitan un crecimiento necesario, compatiblecon la proteccin de los principales valores del territorio.

    EL PAISAJE EN EL PLAN TERRITORIAL INSULAR DE MENORCARAFAEL MATA OLMOGegrafo. Equipo redactor del PTI de Menorca (coordinador del rea de medio ambiente y paisaje)

    El proceso de elaboracin de las Directrices de Ordenacin Territorialde las Islas Baleares (DOTIB) prest atencin a los aspectos compositi-vos y visuales del paisaje. La Ley de 3 de abril de 1999, del Parlamentode las Illes Balears, que aprueba las citadas directrices, incluye dentrode las reas sustradas al desarrollo urbano como suelo rstico pro-tegido las reas rurales de inters paisajstico, definidas previamentepor la Ley 1/1991, de 30 de enero, de espacios naturales y de rgimenurbanstico de las reas de especial proteccin de las Illes Balears. Enlos tres ltimos aos se est llevando a cabo la redaccin de los instru-mentos de ordenacin territorial de mbito insular, los llamados prime-ro Planes Territoriales Parciales y, en la actualidad, Planes TerritorialesInsulares, uno para Mallorca, otro para Menorca y un tercero para lasPitiusas (Ibiza-Formentera). El PTI de Menorca, aprobado el pasadomes de abril y del que he coor-dinado el rea de medioambiente y medio rural, recono-ce en el paisaje un elementoesencial de lectura del territorio,un valor patrimonial y un recursode primer orden a defender, yun componente fundamental deidentidad insular, como puso demanifiesto desde primermomento el proceso de partici-pacin pblica, en el que el pai-saje apareca como aspecto msvalorado por la poblacinmenorquina, por encima inclusode los sobresalientes mritos dediversidad biolgica de una islaque es Reserva de la Biosferadesde 1993.

    Por todas estas razones, el PTI ha concedido gran importancia al trata-miento del paisaje, tanto a su diversidad morfolgica y funcional y a lasbases en que se sustenta, como a los aspectos visuales y perceptivos.La dimensin territorial del paisaje ha tenido una doble entrada en lasfases de anlisis y diagnstico del Plan, y una salida eminentementevisual en las propuestas de ordenacin. En las dos primeras fases el tra-tamiento del paisaje se ha concretado en dos formas de anlisis geo-grfico y de expresin cartogrfica:

    (1) Un mapa de unidades de paisaje, es decir, de configuracionespaisajsticas identificadas por su homogeneidad morfolgica y fun-cional (en determinadas ocasiones coincidentes con cuencas visua-les bien acotadas), de base natural y rural en la mayor parte de loscasos (aunque no faltan paisajes tursticos y periurbanos); estemapa y toda la informacin que le acompaa (caracterizacin, din-mica y valores de los paisajes) ha constituido un documento muyvalioso, no slo para la ulterior ordenacin paisajstica, sino parauna interpretacin adecuada de la estructura territorial y de sustendencias.

    (2) Un mapa de las cuencas visuales de ms inters para la orde-nacin, relacionadas con las carreteras y caminos ms transitadosde la isla y con determinados puntos panormicos relevantes y

    relieves destacados (miradores potenciales),sobre algunos de los cuales estaba previstaen su momento la implantacin de un totalde tres parques elicos de tamao medio,pero de gran incidencia visual en un espaciode las dimensiones y caractersticas topogr-ficas de Menorca (20 por 45 km en sus ejesmayores y cota mxima de 358 en el sectorcentral de la isla).

    El medio rural est en Menorca en estrecharelacin con el estado, la diversidad, la din-mica y los valores del paisaje. Hay acuerdosobre el destacado papel que ha correspondi-do tradicionalmente a la actividad agrcola yganadera en la economa, en la sociedad y enla cultura de la isla. Las prcticas agropecua-rias, adems de constituir durante siglos el

    modo de vida principal del interior insular, han contribuido de formadecisiva a modelar un paisaje que, en estrecha relacin con los recur-sos y la diversidad de ambientes isleos, constituye una de las seas deidentidad mayores de Menorca. Por ello, la actividad agropecuaria yforestal tiene en el PTI, adems de una consideracin sectorial, un tra-tamiento ambiental y paisajstico. El Plan se convierte, de hecho, frutodel acuerdo poltico dentro del equipo de gobierno insular, en instru-mento de concertacin y de regulacin territorial de una agriculturaviable econmica y ecolgicamente, en lnea con los postulados de laReserva de la Biosfera.

    Panormica de la Tramuntana de Menorca desde el monte Norte

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    En materia de paisaje, la propuesta del PTI, superando los mnimosestablecidos en las DOTIB, establece la categora de suelo rstico pro-tegido denominada reas de Inters Paisajstico, que entre otros sue-los no urbanizables incluye conjuntos de paisaje rural de elevado inte-rs por su representatividad, valor patrimonial, fragilidad y buen esta-do de conservacin, regulando las actividades y los aprovechamientos,y dirigiendo prioritariamente hacia ellos las actuaciones de carctersectorial o propuestas directamente por el PTI que se han consideradopertinentes. El objetivo especfico de reducir al mximo el impacto yfalta de integracin de equipamientos e infraestructuras sobre paisajesy medios de especial inters y en la cuenca visual de proximidad de lascarreteras y caminos ms transitados ha dado lugar a un Plan Especialde antenas de telefona mvil, aprobado antes que el PTI para poderresponder adecuadamente a las demandas de los operadores, aunqueincluido desde primer momento en sus propuestas.

    Adems de recomendaciones y criterios para el mantenimiento de lacalidad paisajstica de las fachadas de los ncleos urbanos y de las edi-ficaciones en medio rural, y el fomento del acceso al paisaje, el PTIplantea estrategias y actuaciones para la conservacin de elementosde la trama rural de alto significado paisajstico (concretamente, paralas paredes secas de los cercados de las fincas y los caminos rurales),que no pueden desligarse de determinadas acciones del PTI en el cap-tulo dedicado al espacio rural y a la actividad agropecuaria.

    Finalizada esta experiencia de ordenacin de paisaje dentro de un ins-trumento de ordenacin del territorio, es posible plantear algunas con-clusiones de carcter metodolgico y estratgico. En primer lugar, loadecuado de la escala comarcal o subregional, con ms razn en estecaso por la naturaleza de una espacio insular de lmites fsicos precisos,en las tareas de ordenacin de paisaje; por una parte porque a esaescala se construyen histricamente configuraciones paisajsticas conentidad propia, sin menoscabo de su diversidad interna; y, por otra,porque esa escala supera poltica y administrativamente el mbitoexclusivamente municipal, que con frecuencia resulta corto para laordenacin de un hecho territorial como el paisaje que suele sobrepa-sar lmites administrativos como los municipales y requiere, por tanto,un tratamiento ajustado a su mbito de difusin. En segundo lugar, lapertinencia de incardinar la ordenacin del paisaje en instrumentos deordenacin del territorio; eso no supone negar la