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Realidad Urbana. Graffiti, vandalismo, arte o legalidad? EL URBANO ____________________________________________________________________________________________ 14 de marzo de 2013 E l graffiti en los últimos años se ha ido convirtiendo en un arma muy poderosa, que va mas allá de adornar una pared con pin- tura, ahora es una de las mejores formas de expresión juvenil relacionada en la mayoría de los casos con una expresión principal del hip hop, es un medio de expresar una queja, una burla, un mensaje político o simplemen- te con el sentido de que el que lo vea lo dis- frute así como el que lo plasma en una pared. En una sociedad como la que vivimos que es poco tolerante frente a estos temas en- contramos el arte urbano como un nuevo medio de comunicación que busca dar un impacto y dejar un mensaje más profundo por parte de los jóvenes o quienes lo reali- zan. “Lo que dicen las paredes habla mucho de la cultura y de la realidad política de la ciudad, el graffiti logra en un solo texto vi- sual conjurar muchos significados” La alcaldía mayor de Bogotá y en compañía de las alcaldías menores han intentado fo- mentar espacios que sean utilizados por los jóvenes para la realización de gaffitis, por eso proponen construcciones que son de la municipalidad para que los jóvenes realicen esta práctica, pero a pesar de la medida que han propuesto las alcaldías los jóvenes es- tán encontrándose ... ver pag, 3 Muestras Urbanas Ver pag... 4 Eduardo Escobar en Hip Hop al parque Ver pag... 6 Break Dance ver pag... 8

Periodico arte urbano_(1)[1]

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Realidad Urbana.Graffiti,

vandalismo, arte o

legalidad?

EL URBANO____________________________________________________________________________________________

14 de marzo de 2013

El graffiti en los últimos años se ha ido convirtiendo en un arma muy poderosa,

que va mas allá de adornar una pared con pin-tura, ahora es una de las mejores formas de expresión juvenil relacionada en la mayoría de los casos con una expresión principal del hip hop, es un medio de expresar una queja, una burla, un mensaje político o simplemen-te con el sentido de que el que lo vea lo dis-frute así como el que lo plasma en una pared.

En una sociedad como la que vivimos que es poco tolerante frente a estos temas en-contramos el arte urbano como un nuevo medio de comunicación que busca dar un impacto y dejar un mensaje más profundo

por parte de los jóvenes o quienes lo reali-zan. “Lo que dicen las paredes habla mucho de la cultura y de la realidad política de la ciudad, el graffiti logra en un solo texto vi-sual conjurar muchos significados”

La alcaldía mayor de Bogotá y en compañía de las alcaldías menores han intentado fo-mentar espacios que sean utilizados por los jóvenes para la realización de gaffitis, por eso proponen construcciones que son de la municipalidad para que los jóvenes realicen esta práctica, pero a pesar de la medida que han propuesto las alcaldías los jóvenes es-tán encontrándose ... ver pag, 3

Muestras UrbanasVer pag... 4

Eduardo Escobar en Hip Hop al parque

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Break Dance ver pag... 8

La fundación Ayara desarrolla un pro-yecto llamado “discapacitados, capa-

citados con el hip hop”. Inspirados por el hip hop newyorkino un graupo de jóvenes afrocolombianos decidieron abandonar las calles y convertirse en artistas, en 1996 de-ciden montar la primera tienda de ropa para hip hoppers en Colombia, pero en realidad su objetivo era destinar las ganancias al patrocinio de nuevos artistas e iniciativas culturales, sociales y educativas, logrando asi un gran reconocimiento nacional y el apoyo de varias instituciones internaciona-les, asi se convirtieron en lo que hoy es la “fundación Ayara” que trabaja con niños y jóvenes afectados por la pobreza y la vio-lencia. Con la apertura del “Centro Cultural Ayara” llegaron a ser el primer instituto de hip hop y artes urbanas con enfoque inte-gral dedicado a la capacitación artística, prevención, reintegración y la formación de líderes juveniles constructores de cambio.

Está inicio un proyecto que hace parte del programa “construcción de sociedad a tra-vés del hip hop” esta se lleva a cabo a través de talleres y presentaciones artísticas para jóvenes con discapacidad cognitiva o físi-ca sensibilizando a su entorno social, este programa quiere reconocer que los jóvenes con discapacidad al igual que cualquier otro joven quiere revelarse, vestirse diferente e identificarse por su propia subcultura. En estos talleres los jóvenes descubren y desa-rrollan sus habilidades, talentos artísticos y motrices encontrando nuevas formas de ma-nejar sus relaciones interpersonales y con-flictos, estos aprendizajes son llevados a los colegios, el centro cultural, parques y plazas de la ciudad de Bogotá donde los estudian-tes constantemente muestran lo aprendido realizando montajes en danza fusión con elementos de break dance y bailes tradicio-nales del pacifico Colombiano. Este proyec-to también tiene como objetivo sensibilizar a la comunidad en general, iniciando con los maestros de los colegios para jóvenes disca-pacitados con nuevas herramientas pedagó-gicas y sociales a por medio de las discipli-nas del hip hop y terminando con los padres de familia de jóvenes en situación de dis-capacidad para facilitar el reconocimiento como jóvenes en igualdad de condiciones y participes de sus propios derechos humanos.

Esta iniciativa compromete a toda la socie-dad ya que es responsabilidad social con-cientizar que debe haber igualdad de dere-chos y condiciones y quitar así el estigma de que el hip hop o jóvenes llamados “hip hoppers” traen delincuencia, dando una vi-sión más amplia de una subcultura que da una lección a la sociedad que por medio del arte y la música se puede superar limitacio-nes personales que proporcionen un mejor desarrollo y calidad de vida para aquellas personas las cuales no les es tan fácil vivir en un entorno social como este lleno de pre-juicios hacia las personas con discapacidad.

En agosto de 2012 la organización de las naciones unidas (ONU) conmemoro el pri-mer día internacional humanitario con la in-auguración con la organización de su sede en el departamento del Choco, este evento fue co-organizado por la familia ayara don-de como invitado especial estuvieron los artistas del proyecto “ Hip Hop para el de-sarrollo de conductas protectoras” el cual es desarrollado en alianza con UNICEF, además de estos artistas se conto con la participación de una muy reconocida agru-pación que hace parte de la familia Ayara y sus integrantes son nacidos en el choco; estos son “Choquibtown”. El proyecto que se desarrolla en Quibdo con jóvenes de tres municipios del Choco tiene como objetivo principal crear conductas, conocimientos e iniciativas protectoras contra las minas antipersonales. La organización de las na-ciones unidas conmemora esta fecha con el fin de hacer un reconocimiento a la la-bor humanitaria en especial la de un hecho histórico ocurrido en agosto de 2003, se celebrara de ahora en adelante todos los 19 de agosto el día internacional humanitario.

EDITORIAL: “Fundación comprometida con los hip hoppers discapacitados!”Por: Fernanda Sanchez

EDITOR: FERNANDA SANCHEZwww.ayara.orghttp://www.buenanota.org/2/images/stories/AANoticias1/090630%20logo%20ayara.jpg

POR: FERNANDA SANCHEZFotografias: https://www.google.com.co/sear-ch?hl=es&q=fundacion+ayara&bav=on.2,or.r_gc.r_pw.r_cp.r_qf.&bvm=bv.43287494,d.eWU&biw=1440&bih=766&um=1&ie=UTF-8&tb-m=isch&source=og&sa=N&tab=wi&ei=CKY3UbOP-Nou89gTLloCADQ#um=1&hl=es&tbm=isch&sa=1&-q=arte+urbano+en+bogota&oq=arte+urbano+en+bogo-ta&gs_l=ihttp://static.shock.com.co/sites/shock.com.co/files/0ee-49792b899af78a93ec3efe8a690a9.jpg

Arte Urbano en Bogotá: Crimen o legalidad?

El graffiti en los últimos años se ha ido convirtiendo en un arma muy poderosa, que va mas allá de ador-

nar una pared con pintura, ahora es una de las mejores formas de expresión juve-nil relacionada en la mayoría de los casos con una expresión principal del hip hop, es un medio de expresar una queja, una bur-la, un mensaje político o simplemente con el sentido de que el que lo vea lo disfrute así como el que lo plasma en una pared.

En una sociedad como la que vivimos que es poco tolerante frente a estos temas en-contramos el arte urbano como un nuevo medio de comunicación que busca dar un impacto y dejar un mensaje más profundo por parte de los jóvenes o quienes lo rea-lizan. “Lo que dicen las paredes habla mu-cho de la cultura y de la realidad política de la ciudad, el graffiti logra en un solo texto visual conjurar muchos significados” Pero si se trata de arte o vandalismo, crimen o legalidad; no solo en Colombia o en Bogo-tá se ha tratado el tema, en Inglaterra artis-tas como Bansky (muy reconocido por sus muestras artísticas) le ha dado un valor al graffiti como elemento de la sociedad, antes visto como vandalismo hoy como arte. En algunas partes de Bogotá vemos los amplios espacios y la calidad que utilizan los jóvenes para construir murales en diferentes localida-des de la ciudad, como Kenny, Suba y otras.

La alcaldía mayor de Bogotá y en compa-ñía de las alcaldías menores han intentado fomentar espacios que sean utilizados por los jóvenes para la realización de gaffi-tis, por eso proponen construcciones que son de la municipalidad para que los jóve-nes realicen esta práctica, pero a pesar de la medida que han propuesto las alcaldías los jóvenes están encontrándose con gran-des problemas cuando se trata de espacios ya que en diferentes barrios las llamadas

juntas de acción comunal muchas veces se manifiestan en contra de este tipo de expre-sión ya que para ellos este acto va en contra de los barrios y siguen con el ideal de que promueve el vandalismo y la delincuencia.

Muchos de los gaffiteros con los que hemos hablado nos afirman que para ellos no tie-ne ningún sentido pintar un muro que sea dispuesto por la alcaldía pues dicen que “la idea precisamente es ir contra las reglas” e invadir de una u otra manera un espacio con el arte del graffiti. Por eso la secretaría de integración social y la Alcaldía de Bogotá han tratado de promover este movimien-to artístico con la construcción de espa-cios comunes que beneficien a los jóvenes.

Festivales como Hip hop al parque se-gún la secretaria de integración social han contribuido a que estos espacios se confa-bulen con lo que quieren los muchachos

puesto que días antes del evento los jóve-nes hacen sus grafitis en lugares cercanos al parque Simón Bolívar y así se vinculan a las actividades de la ciudad. Con espa-cios ganados muy duramente y así mismo manteniendo su esencia de rebeldía hoy en día el graffiti se ha posesionado como la voz de todos aquellos que de alguna ma-nera sienten no tener voz ni encajar dentro del pensamiento general de la sociedad.

Se manifiesta de manera cultural, social y comunicativa que está presente y se mani-fiesta de una forma activa en absolutamente todo el entorno de nuestra ciudad. No por ser anónimos y “callejeros” se puede de-jar de lado el graffiti pues también es una expresión cultural que es parte de la co-municación humana y tiene un gran va-lor y presencia en la ciudad, alrededor de esta práctica se ve una cultura y un modo de ser que no puede pasar desapercibido.Encontramos en la ciudad el “arte calleje-ro con conciencia ambiental” el cual tra-ta de que el arte utiliza la naturaleza y se pinta con varios elementos naturales, te-niendo como objetivo generar conciencia sobre el cuidado de la naturaleza algo que muy comúnmente en esta sociedad es pa-sado por alto y es visto como un tema con poca importancia, esta muestra de arte quie-re cambiar la posible relación con nuestro entorno y el cuidado del medio ambiente.

MUESTRA URBANA

Av. Esperanza (Diagonal 22B) No. 47-38Se juntaron nuevamente Lili Cuca, Lesivo y Mounstración, para adornar y renovar la

fachada de una casa abandonada ubicada en la Av. Esperanza.

Obra de Toxicomano en Bogotá.

Participante “Arte Hip Hop festival”, pri-mera versión en Colombia de esta inciativa que busca dar a conocer y resaltar el papel de las nuevas generaciones del Hip Hop y

el Reggae.

BIENAL DE MURALISMO EN CALIArtistas de 15 países participaron en la I

Bienal Internacional de Muralismo y Arte Público en la capital del Valle del Cauca.

MCs bogotanos se reunieron para un duelo de improvisación, en el Teatro Metropol, con la Batalla de gallos de RedBull.

The Tunnel (Leake Street) es una zona al sur de Londres en la que el graffiti es permitido.

Bajo las vías del tren, en la estación de Water-loo, diferentes artistas urbanos hacen su trabajo

sin restricción de las autoridades.

El MC español Nach se presen-tó el pasado 11 de noviembre en

el Teatro Metropol.

LOS

EMBAJADORES

Antes de comprender que su destino era el arte, este estudiante de la Fun-

dacion Universitaria de Bellas Artes de Medellín cursó un semestre de diseño grá-fico, al final del cual llegó a la conclusión de que pasar varias horas al día frente a un computador no era la forma más idónea de poner en práctica un talento para el que la libertad y su habilidad con las manos eran fundamentales. Ha participado en mas de diez exposiciones en Medellín y Bogotá. Los insectos y el claroscuro ( una técnica que vio por primera vez en los cuadros de Caravagio) han sido para Andrés Layos un elemento constante en sus dibujos. “Se-guiré proponiendo a partir de los insectos, pero también me interesa llevar a cabo otro proceso con la arquitectura, con los espa-cios heterotópicos y con los no lugares”.

“Soy más un artista del plástico que un artista plástico”, dice. “Todo empezó

hace diez años, cuando un amigo me invi-tó a hacer un globo solar para un fecha de-cembrina, y desde ahí no he parado; lo que era un pasatiempo se volvió una profesión”. Las puestas en escena en gran formato con-figuran la estructura de su obra. Cometas en inflables le dan vida a su propuesta plástica. Alejandro Ruiz es el fundador de Bimana, una compañía en la que se fusionan el di-seño, la plástica, la dramaturgia y las artes visuales. La vida, la muerte, la naturaleza, lo efímero, lo maravilloso, lo enigmático, y todo aquello que haga soñar al ser humano, constituyen la inspiración de este paisa de 28 años. Con sus enormes cometas y sus globos de aire caliente ha participado en festivales y muestras de arte en Italia, Serbia y Canadá.

Guillermo Londoño ha estudiado pintura, danza y teatro. En la escuela de danza los profesores le decían que no existía un pintor que bailara, y en la escuela de teatro se

empeñaban en recordarle que un actor que pintara jamás podría formar parte de los cá-nones clásicos del arte. Sin embargo, Londoño no estaba dispuesto a echar a la borda de mezclar baile y pintura. Action painting es el término que utiliza para darle nombre a su propuesta, en la que combina movimientos ligeros pero firmes con brochazos y pinceladas que descarga sobre lienzos gigantes. La música y el ritmo golpean su baile y son el motor creativo de su obra. El performance que ha desarrollado en los últimos años es la carta de presentación de este artista que reconoce con humildad que el mejor action painting de su

carrera “está por llegar”.

Desde los catorce años supo que quería hacer graffiti. Ahora lle-

va más de una década pintando muros y es uno de los personajes más reconocidos en la escena del arte urbano local. Deen con-fiesa que en sus primeros años como gra-fitero robaba pintura, pues no tenía dinero para comprar latas de aerosol. “Una vez, por rayar propiedad privada, estuve cator-ce días en la UPJ”, dice este artista visual que prefiere no revelar su nombre y que ha dedicado los últimos doce años de su vida a construir un estilo propio, a jugar con los colores y darles vida a los mundos fantásti-cos que habitan su mente y que se convier-ten en realidad en el muro. Sus influencias más importantes provienen de la cultura grafiti neoyorquino. “Todo lo que ten-go se lo debo al grafiti”, asegura enfático.

Andrés Layos El dibujo y los insectos

DEENUna vida dedicada al graffittí

Guillermo LondoñoUn maestro del action painting

Alejandro RuizUn artista del plástico

POR: REVISTA CARTEL URBANOcartelurbano.comhttp://1.bp.blogspot.com/_GrzIWIQvPnI/TBOpfM9fVLI/AAAAAAAACII/aO8E_5fhsKs/s1600/PET_SAWAGU-ZO_installation1.jpghttp://farm8.staticflickr.com/7016/6689971343_65c2d-1f583_b.jpghttp://1.bp.blogspot.com/-TX5FOer0Lc8/UH6uK4ABj-VI/AAAAAAAAADw/PJHsN7qOiCc/s1600/DSCF1561-727886.jpghttp://2.bp.blogspot.com/-U4LOXfUaqcU/TzpdbJzJLtI/AAAAAAAAAYU/behW-FKazMo/s1600/COLLAGE+-GRAFFITI.jpg

EDUARDO ESCOBAR EN HIP HOP AL PARQUE

Eduardo Escobar se infiltra, esta vez, en un festival musical que lo hizo recordar esos días en que el mejor plan era soñar con cambiar el mundo. Crónica de un poeta veterano metido en el mundo de los jóvenes.

Desde que asistí al famoso Festival de Ancón en Medellín, ya no sé cuántos años hace ni me importa

saberlo, no me involucraba en un tumulto igual de músicos protestantes y de jóve-nes en el plan pretencioso de cambiar el mundo con canciones estentóreas, danzas descompuestas, gestos convenidos en clave y un modo altisonante de llevar la ropa. Ancón fue un enorme barullo, un tumulto inolvidable en la historia de la ciudad de la eterna primavera, un motín de muchachos de pelos largos, bluyines ceñidos, camisas de flores y sandalias trespuntas llegados de todos los rincones de Colombia con un montón de hippies internacionales arri-bados a Medellín de las cuatro esquinas del mundo católico. La tribu planetaria de los llamados niños de las flores, una tribu aromática a marihuana y embriagada con ácido lisérgico, un sublimado surgido de los santos laboratorios de la modernidad que nos puso en contacto con el diablo y con el buen Dios, su socio, y que propició éxtasis y amarguras, locuras y reformas, algunas transitorias y otras permanentes, en las almas de algunos hombres, y ciertas mujeres también que a veces tienen una, de buena voluntad.En Ancón, ahora recuerdo, se desgajó un gran aguacero desde el principio, desde el primer día, un chaparrón formidable con truenos y relámpagos, que con el pisoteo de los asistentes desterró los escarabajos del subsuelo y convirtió el lugar en las afueras de Medellín en un pequeño mar de lodo. Eso no representó un obstáculo para que los rockeros colombianos con sus equi-pos de sonido haraposos con la tecnología de los tiempos, aullaran tres días consecu-tivos contra la mala vida que llevaban sus padres, que habían convertido la Tierra en un mal mundo, según pensamos, con sus valores monetarios y sus nociones corrom-pidas, su hipocresía y su amor por la guerra

y el trabajo. Haga el amor y no la guerra, gritaban. Cantaban: viva el ocio creador. El arzobispado de la ciudad, los medios conservadores y las cofradías de beatas pu-sieron el grito en el cielo contra el festival de Ancón. El Festival Hip Hop al Parque, en cambio, se celebra cada año hace trece, patrocinado por las autoridades distritales y organizado por la Orquesta Filarmóni-ca de Bogotá. ¿La protesta asumida por el establecimiento para amolarle las garras? Quién sabe. No hay que ser tan suspicaces.El encuentro de hip hop en el parque Simón Bolívar de Bogotá, más allá de las semejan-zas con Ancón, del mismo malestar que sig-nifica de unos adolescentes ariscos e incon-formes, marcó al mismo tiempo diferencias. Aunque también llovió la tarde que fuimos, la lluvia no fue una incomodidad en el esce-nario oval de concreto, y bien drenado, y el sonido tampoco tenía que ver con el opaco del concierto de Ancón que se desparramaba por las colinas de los alrededores. Las torres que nos recibieron en el parque Simón Bo-lívar con sus tremores y bramidos amena-zaron con echar-nos al suelo bajo el embate de los decibeles. Y el escenario estaba protegido de las inclemencias del clima con una te-chumbre sólida e impermeab le .

Los 45.000 mu-chachos que es capaz de alber-gar el parque Si-món Bolívar te-nían otro talante, menos manso. En Ancón tuvi-mos el privilegio

de carecer de guardia policial, de la compa-ñía inquietante de la Policía que nos recuer-da que somos peligrosos. En cambio en el parque Simón Bolívar sufrimos las requisas de rigor a la entrada, y hasta me decomisa-ron los cigarrillos por miedo de que llevara camuflados con los cilíndricos venenos de la Phillip Morris porros de cannabis sativa, la marihuana que en los años de Ancón todavía tenía fama de ser una yerba maldita hasta que un poeta nadaísta la bautizó opio del pue-blo, antes de que los médicos norteamerica-nos de vanguardia descubrieran que no solo sirve para alterar la percepción del mundo y serenar el alma sino también para curar los dolores físicos de las quimioterapias contra el cáncer y los displaceres de los enfermos terminales de algunas pestes modernas. Supongo que en el Hip Hop al Parque ha-bía más policías que en Ancón porque los asistentes de este, aunque estaban más tra-bados e intoxicados con su provisión de LSD incorporada (el LSD, un manifestan-te del contenido de la mente fue sintetiza-do por Albert Hoffman en los laboratorios suizos de la Sandoz), parecían más pacífi-cos y pertenecían en su mayoría a las ca-pas medias de la sociedad más educadas en apariencia. En el parque Simón Bolívar, el público venía de los barrios periféricos de Bogotá. Y hay en el hip hop una dosis de agresividad mucho mayor que en los más atorrantes rockeros de los sesenta, incluido el satánico Mick Jagger con su simpatía por el diablo, y Los Flippers y los nadaístas Ye-tis, que fueron las estrellas más eminentes del rock colombiano de los sesenta. Chicos bien con ganas de parecer chicos mal. Chi-cos bien alimentados y mimados, pero con ganas de parecer hambrientos y sufrientes. A todos aquellos a quienes pregunté por su procedencia en el parque Simón Bolívar contestaron con orgullo dolido que venían de Suba, de Soacha, de Usme, es decir, de las

El Parque Simón Bolivar de Bogotá fue el escenario de este encuentro que Escobar compara con Ancón, un festival en Medellín que él se gozo muchos años atrás.periferias obreras de la capital de Colombia.

Escobar se llevó una buena impresión de esta manifestación popular de jóvenes con ganas de quejarse, de expresarse a

través de otros medios. El hip hop, para él, es una música amenazante, crítica,

que marca las injusticias sociales.

POR EDUARDO ESCOBAR - FOTO-GRAFÍAS: SANTIAGO SUÁREZ © 2009

http://www.soho.com.co/anecdotas/arti-culo/eduardo-escobar-en-hip-hop-al-par-que/11905

Con el tiempo, si entendí bien, el break dan-ce, como se llamaba la gimnasia que vi en las calles de Los Ángeles, las influencias caribeñas relacionadas con el culto de la marihuana de Bob Marley, la música soul salida de las iglesias de los negros nortea-mericanos de la voz cascada de músicos ciegos como el trágico Ray Charles, el jazz caliente, y hasta las armonías de la salsa, transformación neoyorquina de los ritmos nativos de las islas del Caribe, se fusionaron en esta manifestación arisca, rítmica, llama-da el hip hop, cuyos principales represen-tantes suelen brincar por el escenario, por una razón desconocida para mí, aferrados a sus genitales, mientras cantan versos aira-dos, las letras de la poesía urbana de los me-nesterosos de las grandes ciudades de hoy, a veces en compañía de lo que llaman un disc jockey, el di yei, un joven con cara de serio armado de una cadena de tornamesas don-de hace girar discos que tortura y obliga a chillar y a crepitar. No pude acostumbrarme a pesar del esfuerzo que hice por entender. Uno que cuida sus vinilos como un tesoro no puede aguantar sin que se le destemplen los dientes, que alguien se empecine en ha-cer sufrir los suyos de ese modo con las agu-jas, en distorsionarlos de esa atroz manera.

Como en los tiempos de los hippies, los adic-tos del hip hop han creado una parafernalia propia, una moda particular para distinguir-se, con unas gorras usadas al contrario, una forma de arrastrar esos tenis norteamerica-nos cuyo diseño me recordó siempre los au-tomóviles Buick de los años cincuenta, unos emblemas, un modo de ser, sudar y andar. Los hippies se desplazaban con dejos de ca-ballos cansinos y al hablar acostumbraban un sonsonete que relaciono con la pacien-cia. Los adictos del hip hop tienen la ento-nación de quien reclama algo que siente que le deben, con furia, y asustan. Como si uno temiera que en cualquier momento saltara la furia que expresa su música, aun cuando

hace la alabanza de sus amores y sus códi-gos. Por norma es una música amenazante, señaladora, crítica, que remarca las injusticias sociales con alegría preapocalíptica. Los organizadores del festival estaban te-merosos, después de una docena de con-vocatorias de hip hop al parque. Los in-vitados de Suba habían decidido cerrar el festival número 13 con la presencia de las madres de las víctimas de los falsos posi-tivos. Lo cual me pareció una irresponsa-bilidad. Y así les dije a los organizadores. Eso es como revolver un avispero, les dije. Pero ellos lo habían pedido así y el festi-val buscaba eso precisamente: crear un es-pacio de expresión para que los olvidados de la sociedad, los artistas de las barriadas más pobres y apartadas del centro, dijeran lo que sentían. Además, los organizado-res confiaban, así me dijeron, en la buena voluntad de los participantes, en la ternu-ra que yo había notado con buen augurio.

Aunque en años pasados el jolgorio hubiera acabado en jaleo, con destrucción de seña-les de tránsito, rompezones de vidrios en el vecindario del parque y enfrentamientos con la Policía, había tanta buena voluntad, que muchos grafiteros, que son los artistas plásticos de estas tribus estrambóticas, ha-bían resuelto intervenir las señales de trán-sito en compensación, y embellecer por su cuenta el entorno del parque. De eso se trataba. Aunque hubiera Policía, por si las moscas, se trataba de establecer un puen-te de confianza, de permitir que la monto-nera de adolescentes sin futuro cierto en medio de la maldita prosperidad gritaran lo que tenían que gritar, para salvarlos de sucumbir al ahogo o a la impura tentación de la violencia que a veces es la única op-ción que les deja el diablo a los pobres.

Diana Avella, una de las primeras rape-ras colombianas y quien verdaderamente comienza a hacerse un nombre en la esce-na del hip hop de toda la América Latina.Esta joven mujer de tan solo 26 años, muestra una gran determinación y compro-miso con su música. Además de tener un «flow» increíble y componer letras incisi-vas, tiene la particularidad de ser activista y esto se nota en cada uno de sus pedazos.¡ Feminista de la primera hora, en su primer ál-bum »Nací mujer », Diana no duda y denuncia !Sean las desigualdades entre los hombres y las mujeres, las grandes desigualdades de estratos sociales tan marcadas en Colombia, el machismo en el rap y en la vida cotidia-na… Sus luchas son diversas y numerosas.

Diana Avella, una rapera

Colombiana sin miedo a nada!

El ‘Breakdance’, la danza urbana que sacude el asfaltoLa agrupación Fusion Crew prueba que este género es

cada vez más atractivo para los jóvenes.El breakdance es como la vida. Tiene gi-

ros, cambios de ritmo, peligro, adrenali-na. Se pierde o se gana. Nunca hay empates.

De eso sí que saben Andrés Herrera y Élber Castillo, integrantes de Fusion Crew, agru-pación que vio la luz en el barrio Las Cruces -en el centro de Bogotá- y que actualmente figura como una de las más importantes del breakdance bogotano (Vea Aquí imágenes de ‘Breakdance’)El grupo marca la evolución de un género que se ha tomado, en los últimos años, bue-na parte de localidades emblemáticas como Ciudad Bolívar, Suba y San Cristóbal.“Los muchachos prefieren ahora el baile que irse a tomar o a meter vicio”, aclara Andrés, de 27 años, quien tiene la teoría de que la proliferación de grupos en la capital es una herramienta para que los muchachos aprovechen el tiempo libre.Ese mismo precepto lo manifiesta Élber, quien junto a Andrés y a dos compañeros más de Fusion Crew -Camilo Díaz y Miguel Ángel Ortega- lideran una escuela de for-mación en breakdance, que le da la oportu-nidad a ‘pelaos’ de la localidad de Santa Fe de explotar el talento que tienen para esta danza callejera.

“Tenemos 25 alumnos que entrenan en el sa-lón comunal del barrio El Triunfo. Para en-trar a la clases exigimos buenos resultados

en el colegio”, dice Élber, un convencido de que la escuela es un “sueño cumplido”.

Fusion Crew ha dejado de ser aquel ‘par-che’ de amigos que ponían una grabadora en un andén y se ponían a dar botes. Eso es el pasado, pues el grupo ha estado en con-cursos a nivel internacional; incluso fueron la atracción principal de la Teletón en Costa Rica, le abrieron el concierto a la importante agrupación francesa Pokemon y hacen parte de la selección Colombia de Breackdance.

Este 13 de noviembre se viene un nuevo reto para Fusion Crew: llevar a las tablas su espectáculo de saltos.

Del embajador al barrioEl ‘Breakdance’, un modelo de apropia-ción de la ciudad

Los primeros brotes de ‘breakdance’ en Bo-gotá, danza urbana que nació en los años 70 en la comunidades afroamericanas de Nue-va York (EE. UU.), se vivieron en el teatro Embajador, en el centro, donde se organiza-ron los primeros eventos.

“El movimiento empezó en los 80. Un gru-po de pioneros fue el encargado de llevar esa herencia a la nueva generación”, sostie-ne Atala Bernal, gerente de Danzas del Ins-tituto de las Artes.

Seis años tiene la rei-na del breakdance en

Francia.

Su nombre es Terra y tiene seis años de edad. Y ahora es la campeona de “breakdance” en la categoría “Baby Battle” del “Chelles Battle Pro” que se llevó a cabo en Francia.

Terra dejó boquiabiertos a los jueces del concurso y hasta su contendor más fuer-te, no negó que Terra era mejor que él.Vestida con una pequeña sudadera gris de rayas rosadas, la niña realizó movimientos dignos de los mejores profesionales y con una actitud agresiva se quedó con el campeonato.

Una de las figuras más arriesgadas y que seguramente le dio la victoria, fue la de soste-ner todo el peso de su cuerpo sobre su cabeza.

Los movimientos de la niña impresionaron a los jueces de la competencia de baile.

POR:FABIÁN FORERO BARÓNREDACTOR DE EL TIEMPOhttp://www.eltiempo.com/colombia/bogota/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-10475829.html

Por: Elespectador.comhttp://www.elespectador.com/noticias/actualidad/articu-lo-408260-seis-anos-tiene-reina-del-breakdance-francia