Puget, J. -Trauma

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    Psicoanlisis APdeBA - Vol. XXVII - N 1/2 - 2005 293

    El trauma, los traumasy las temporalidades 1

    Janine Puget

    EL TRAUMA CON INSCRIPCION SOCIAL Y VINCULAR

    El propsito de esta contribucin es el de revisar el concepto detrauma y de aprs coup y proponer otros significados a la luz de lasdiferentes dimensiones de temporalidad y de las particularidades dela constitucin subjetiva en distintos espacios. Ello me va llevar adefinir lo que entiendo por constitucin subjetiva en las relacionesinterpersonales y sociales. En esta contribucin pondr el acento enlo que entiendo por trauma correspondiente al espacio social.

    El concepto de trauma ha sido pilar para el desarrollo de la teorafreudiana y muchos de los escritos que le sucedieron. Ahora, en 2005,la Asociacin Internacional de Psicoanlisis IPA, dedica el Congre-so al tema de Trauma, introduciendo as por primera vez en su

    programa numerosos aportes referidos al contexto social, al contexto poltico y al contexto cultural. Cien aos despus o algo ms deldescubrimiento del psicoanlisis, el establishment revisa oficialmentelos alcances del concepto de trauma y sus mltiples significadosvindose ante la necesidad de tomar en cuenta la subjetividad consti-tuida en el contexto social, o sea extendiendo las fronteras del psicoa-nlisis. No cabe duda que el tema se fue imponiendo no desde la teorasino desde el contexto social.

    Dado que cada sujeto adems de ser sujeto de su propio mundointerno, de sus fantasas, de su mundo objetal y representacional, de sumanera de ir instalndose en la vida, tambin va siendo sujeto familiar,sujeto social, sujeto cultural en sus relaciones entre otros, en cada una

    1 Una versin de este trabajo fue presentado en el Panel inaugural del XXVI Simposium,Congreso Interno de APdeBA, Octubre 2004.

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    de ellas su subjetividad adquiere caractersticas propias. En la medidaen que ello sea aceptado, es factible concebir que vaya perdiendo laconstitucin subjetiva una definicin identitaria y la pertenencia unadefinicin estable para acceder a la comprensin de lo que significa ir siendo producido en cada encuentro. Esto es lo que venimos propo-niendo con Isidoro Berenstein (Berenstein, I., Puget, J., 1997) desdehace algunos aos y lo que nos ha llevado a sentar las bases de unametapsicologa propia llegando a revisar los conceptos ya acuados.

    Es as como en la relacin entre personas en diferentes tipos deconjuntos el concepto de trauma necesariamente adquiere en cadauno de ellos un sentido especfico. Crea sus propias marcas, su propiamanera de recordar y olvidar, de constituir una historia, de realizar eltrabajo de memoria, sus propios sufrimientos y probablemente lo quese entiende en general por elaboracin de una situacin traumtica nod cuenta de estas mltiples posibilidades. Lo que queda claro es laimposibilidad de poderlo pensar en cada circunstancia en base a lahistoria singular de un sujeto.

    Lo que llamo el espacio social de constitucin subjetiva puedecomprenderse dentro de dos modelos. Uno contempla organizacio-nes pensadas como estructuras slidas, estructuradas tales como elEstado Nacin y la Familia y otro el que se da en formaciones lquidas(Bauman, Z., 2000; Lewkowicz, I., 2004) que no tienen una forma nilmites precisos y que estn en permanente movimiento. En cada unode estos modelos el trauma con inscripcin social y vincular produ-cir diferentes efectos. En estructuras slidas es un factor de desor-ganizacin-reorganizacin e incluso es generador de caos. En forma-ciones lquidas atenta contra su estado fluido natural llegando acristalizarlas, dndoles momentneamente una forma rgida hastaque aparezcan nuevas formas directamente ligadas al hecho traum-tico. E incluso un trauma as concebido puede llegar a hacer perder la riqueza de lo que conllevan las oscilaciones ocasionadas por laconstitucin subjetiva y por los innumerables caminos que se abrenen la vida de las personas. En un caso abre al conocimiento de lasreminiscencias de la historia de este vnculo en particular o de esteconjunto, y el concepto de aprs coup es vlido si bien lleva a crear una nueva historia y debe ser reformulado en cuanto al significado

    preciso que dicho concepto puede tener para los conjuntos. En el otrocaso la historia se crea a partir del hecho traumtico y el conjunto

    tambin se origina a partir del mismo desprendindose de la historiaanterior. Predomina lo imprevisible y los mecanismos de defensa que

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    los grupos y los conjuntos administran en esos casos. Veremos luegocmo al estudiar diversas maneras de concebirse la temporalidad, lostraumas se inscribirn con caractersticas propias a las mismas.

    Frases tales como: las cosas ya no son como antes o cmovolver a encontrar el equilibrio anterior son signo de la resistenciaa aceptar que los espacios se modifican permanentemente y quehabitar espacios no otorga pertenencias rgidas. Otras frases dancuenta de lo opuesto, o sea de la fijeza de las formas a partir de unevento traumtico: Ya quedamos pegados al recuerdo... no se puedesalir de esto...

    Es as como una de las consecuencias de este enfoque lleva adesalojar de su lugar hegemnico al concepto de identidad, de

    pertenencia a espacios fijos. Ya no sera tan interesante ir siendo iguala s mismo a lo largo de la vida, integrando aspectos diversos de la

    personalidad, habitar contextos estables sino que habra que incorpo-rar el trabajo psquico que demanda ir siendo un sujeto diferente e ir

    perteneciendo en cada uno de los vnculos con nuevas caractersticas.Lo dicho me lleva a suponer que el trauma no remite necesaria-

    mente a un origen, el trauma de nacimiento ni al mundo singular decada persona, dado que ste no es un concepto que d cuenta de laubicacin y significacin de las nuevas marcas traumticas que se

    producen en los diversos contextos subjetivantes. 2 El trauma se da enun presente que tanto podr asociarse con un pasado como tener unainscripcin novedosa.

    TRAUMA Y FUERZAS PULSIONALES

    En la mayora de los escritos psicoanalticos el trauma de cual-quier origen ha sido pensado en trminos de un desorden en lasfuerzas deseantes, sea incrementando algunas en detrimento de otraso inhibindolas parcial o totalmente. La consecuencia es una revolu-cin en dichas fuerzas y en las representaciones y fantasas primiti-vas, as como la inscripcin de una marca que activa marcas anterio-res. Ello comporta una perturbacin de los mecanismos de defensahabituales y por lo tanto la puesta en actividad de aquellos que tienenque ver con esa situacin. La revolucin desencadenada ha sido

    2 Karen Seely en un interesante artculo se refiere al tema denunciando las dificultades de los psicoanalistas para no remitir los traumas de orden social al mundo de fantasa de los pacientes.

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    especialmente descrita en funcin de lo que se produce en lo que hemosllamado mundo interno del sujeto, lo que tiene por consecuencia laactivacin de escenas que pertenecen a un cierto pasado fijado que

    parece tomar la delantera. El trabajo analtico consistir entonces endescubrir una nueva manera de pensarlas, lo que es clsicamentellamado elaboracin de situaciones traumticas (Baranger, M.,Baranger, W., Mom, J., 1968). De esta manera es corriente pensar queel trauma inviste de nuevo lo que llamamos la falta primitiva o aquellavivencia ligada a una prdida irreparable, la que por otra parte es la queda al ser humano su humanidad. As lo recalca Julio Moreno (2002,

    pg. 27) cuando dice que lo humano del humano es desde el punto devista biolgico una falla en su humanidad, o dicho de otra manera: elser humano es ser humano en la medida en que algo le falta. Lo que faltaactiva el proceso de pensamiento tal como lo pens Freud ya en elProyecto..., posibilita el conocimiento, las relaciones, etc. Pero

    parece claro en funcin de lo que vengo planteando y dado la amplitudde significacin que el concepto de falta puede tener, que no seraadecuado remitir la falta slo a lo originario si bien puede ser origen denuevas configuraciones. Como lo vengo sugiriendo, aplicar el concep-to tradicional de trauma para pensar situaciones traumticas en losvnculos y en los conjuntos, en la produccin de la subjetividad,

    pareciera reduccionista y denuncia una dificultad, una resistencia o unobstculo.

    Es posible que el trauma no slo descubra faltas y remita a undesamparo originario sino que se inscribe como un exceso, como un

    plus, como una marca propia en base a la cual es productor de nuevasorganizaciones. Algo del orden de una imposicin exterior queexcede el conjunto y origina significaciones desconocidas.

    La manera tradicional de encarar el tema del trauma se sostienesobre una concepcin de una temporalidad lineal basada en unmodelo evolutivo y da la posibilidad de invertir la flecha del tiempoen una oscilacin progresiva y regresiva. Pero remitir siempre el

    presente al pasado puede llevar a una confusin y anulacin odesmentida de lo que implica el presente, lo novedoso, lo imprevisi-

    ble, lo que se inscribe en exceso. Confundir presente y pasado,relacionar sistemticamente pasado y presente, o leer el presente tanslo determinado por el pasado, dificulta hacer con lo que sucede yocurre (avec ce qui arrive), como lo piensa Pontalis (2004). Lo

    que sucede se inscribe como algo ms, un exceso, algo no conte-nido en la estructura a partir del cual se crea una historia del presente

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    y suele sorprender. En el caso del trauma, sea ste singular o social,esta inscripcin se inviste de un sufrimiento especial asociado adesconcierto, incertidumbre producidos por algo que irrumpe y fijael presente trabando el devenir de las oscilaciones ineludibles de lasrelaciones humanas. Ya no se producir una oscilacin sino tan slouna interrupcin brusca de las mismas.

    Cuando nos ocupamos del trauma en tanto reminiscencia del pasado, la problemtica se inscribe en el presente de la historia , es un presente determinado por el pasado. Y cuando nos ocupamos de ese presente particular creado por una situacin traumtica, habremos dereconocer la particularidad de la historia del presente . En ese caso el

    presente crea una nueva historia, la historia del presente a la queconocemos creando nuevos relatos.

    VARIAS DIMENSIONES TEMPORALES

    Dado que nos constituimos en diferentes historias del presente, esconveniente reflexionar acerca de las implicancias que surgen por tomar en cuenta el eje de la temporalidad. Para ello voy a basar mireflexin acerca de la temporalidad a partir de lo que proponenAgamben en su libro Infancia e historia (2001), y Deleuze en Lalgica del sentido (1969). Estos autores confrontan, cada uno a sumanera, la necesidad de discriminar el significado de las diversastemporalidades en la constitucin de la historia, de los mitos, de losrelatos, de las vivencias, de la cultura.

    Dividen la temporalidad de Chronos en una temporalidad circular grecorromana, aquella del mito, aquella de la humanidad, de larepeticin en la cual hay un antes y un despus que alternan sinordenacin cronolgica sino acontecimental, y en una temporalidadlineal, judeocristiana, aquella de la revelacin, aquella de Dios, de unorigen. A ello se agrega una temporalidad del instante, del presenteabsoluto, del Ain, que abre a bifurcaciones infinitas e imprevisibles,as como una temporalidad que concierne la decisin, el momento

    justo, siempre singular, que es el de Kairs.Segn Agamben, la experiencia (p. 70) del trabajo y el lugar que

    ste ocupa en la sociedad actual ha introducido una concepcinmoderna del tiempo semejante a una laicizacin del tiempo cristia-

    no rectilneo e irreversible. Se tratara de un proceso estructuradosegn un antes y un despus. Algo as como un tiempo de instantes

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    puntuales. Es el tiempo del presente puro, que no tiene inscripcin previa y es el de Ain. Es interesante darnos cuenta, como lo sealaAgamben, que se van produciendo nuevas marcas y que una de ellases las que proviene del lugar del trabajo en la sociedad actual entanto se inscribe como un acontecimiento que rompe con unahistoria previa e introduce nuevos ejes.

    CHRONOS

    Es probable que la temporalidad del inconsciente freudiano hayasido concebida a manera de un tiempo judeocristiano que estuvieradescompuesto a fin de incorporarlo al tiempo pagano, griego, eltiempo del mito. Siempre habr algo que ocurra, que ha ocurrido ytender a repetirse pero asimismo en el crculo las cosas se repiten sinapoyarse en un destino. En la lnea hay un pasado y un futuro, unorigen. En el crculo, los hechos se van dando en un puro presente ysin establecer legislacin.

    El tiempo lineal es el que tiene una representacin ms habitual enla mente e incluye la idea que los cambios se dan en l a manera deuna revelacin, de milagros, de donde es el tiempo de las expectativasmilagrosas, de la idealizacin del futuro, y tal vez el del sujetosupuesto saber. Un trauma lo interrumpe pero podra leerse entrminos de idealizacin negativa, es una manifestacin del diablo.El tiempo lineal tiene un comienzo, el Caos, la Creacin y va haciael fin de los tiempos, el futuro. Hay una promesa que depende de lavoluntad de Dios y que en psicoanlisis puede ser el tiempo de lacuracin mgica. Sobre este modelo se basan las problemticasligadas a las etapas evolutivas que van desde el nacimiento a lamuerte, desde un originario constante dador de significados y, por ejemplo, de un proyecto teraputico en el que analista y paciente se

    propondran un proceso de cura con metas a cumplir. Frases comoahora est mejor que ayer, va dejando sus modelos infantiles, etc.,dan cuenta de una linealidad. El trauma, al interrumpir dicha linealidad

    previsible, crea una fractura fijando la historia en un punto que sirve deatractor. Es tambin el tiempo de una determinada manera de pensar la historia de los pueblos y de las naciones que queda puntuada o fijadaa partir de eventos traumticos como pueden ser las guerras, las

    diferentes penurias que dejan marcas y generan mitos y relatos. Unhecho se enlaza con otro y la historia pareciera repetirse con algunas

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    temporalidad circular. Introduce la idea que los eventos se sucedensin que sea posible preverlos y con un cierto tipo de alternancia queen algunas ocasiones vienen acompaados de un sufrimiento ydesazn propios. Un trauma da a la interrupcin de la naturalalternancia un carcter doloroso o disparador de angustia.

    En el tiempo lineal el retorno, la regresin contraran la flecha deltiempo y es el verdadero tiempo del aprs coup. Un trauma reenvaa otro, lo resignifica, lo que permite creer que el presente no es tanimportante si no est ligado al pasado. En el tiempo circular no cabeel concepto de regresin sino de una suerte de presente inasible y deinterrupcin momentnea de una alternancia.

    AIN

    Imaginemos que el Ain es un punto que no tiene dimensin y quese difracta al infinito. Dado que el trauma no slo fija una historia sinoque abre una marca en el presente dando origen a una nueva historia,debiera ser posible tomar en cuenta los significados propios de unatemporalidad del presente. Ello lleva a reconocer una temporalidaddel presente puro, el de Ain, concebido como una explosin que abre

    bifurcaciones infinitas y, por supuesto, imprevisibles. Se tratar deuna suerte de apertura en una espacialidad ya no slo lineal sinotambin circular. Dos vicisitudes diferentes que crean dos historiasdiferentes.

    El trauma en clave de Ain conlleva la idea que lo que ocurre yocurrir no tiene ver con un causalidad determinstica. Aqu loimportante es los nuevos caminos que se desprenden de la lnea y queestn dotados de una cualidad especfica: por un lado perder el apoyodel pasado y por otro dar lugar a la incertidumbre bajo forma de unaangustia particular que depende de lo que es intrnsicamente nuevo,desconocido. Es lo novedoso puro pero con un agregado de sufri-miento, es lo que escapa a toda previsin que se inscribe comotraumtico. Introduce una vivencia de amenaza y si bien algo de estosucede todos los das, la cualidad traumtica aade aquellos senti-mientos y emociones ligados al estado de amenaza. El sufrimiento sedebe tambin a la prdida de la posibilidad de prever, anticipar elfuturo, que en algunas circunstancias sostiene la ilusin que el futuro

    no va a deparar nada desconocido. Entonces el trauma tambin tendruna inscripcin en el futuro pero no como repeticin sino como

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    anticipacin de un desconocimiento. Derrida (Derrida, J., Habermas,J., 2003) concibe que el trauma es la amenaza del futuro, la amenazade lo que puede suceder, la imposibilidad de anticipar el futuro quesurge con ms intensidad precisamente si ha ocurrido un hecho quese inscribe como traumtico. Un ejemplo relativamente reciente hasido el de las Torres Gemelas de Nueva York, lo que precisamentesuscit el comentario de Derrida.

    KAIRS

    El tiempo del momento justo, el de las decisiones, tambinimprevisible y muchas veces arbitrario, que no es posible definir conexactitud se encuadra en la temporalidad de Kairs. En este caso eltrauma cercena la posibilidad de decidir y simultneamente instalauna marca exacta a la cual se da un nombre: el del evento que la

    produjo. En algn sentido el trauma en s mismo decide e imponesignificados. Por un lado cercena una diversidad para imponer otra,la que depende del trauma mismo. Exige que se implementen a

    posteriori estrategias para hacer algo con lo sucedido y ello por supuesto depender del lugar y de la posicin de cada uno. Seinterrumpe el tiempo de las decisiones de la vida cotidiana y seimponen todas aquellas que tendern a paliar, significar y hacer enfuncin de lo ocurrido.

    Es probable que para la prctica psicoanaltica el tiempo de Kairssea el de nuestras intervenciones, muchas veces intraducibles puestoque son las que advienen en un vnculo en la constitucin subjetivaen un puro devenir. Es tambin el que se intenta racionalizar expli-cando el por qu se ha intervenido en ese momento, recurriendo al

    bagaje terico del que disponemos todos. Kairs es el tiempo que para cada uno tiene un sentido preciso.

    Puede concebirse, por ejemplo, la fecha de los aniversarios o de algnotro momento de la vida como el tiempo de Kairs. Cada sujeto ycada conjunto inscribe el tiempo kairosiano del trauma que es propioy singular a cada situacin, a cada vnculo. Tal vez a ello se debatambin que muchas veces las marcas en clave de Kairs tenganvarios nombres. Por ejemplo Las Torres Gemelas, el 11 de septiem-

    bre, el acto terrorista, etc.

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    RESUMIENDO

    Esta manera de encarar la temporalidad y lo traumtico en surelacin con lo previsible, lo imprevisible y la simultaneidad deinscripciones, posibilita cuestionar el uso del concepto de trauma encuanto a que pudiera referirse a un concepto compartido por lacomunidad cientfica. En la medida en la que el trauma se puedeinscribir simultneamente en distintas temporalidades, cabe suponer que puede simultneamente dar origen a un mito, a relatos, ahistorias, a marcas que se inscriben en el inconsciente y a marcas queinterfieren la vida vincular creando nuevas inscripciones. Las mis-mas se activan en diferentes momentos, crean una nueva historia, osea una historia que no tiene inscripcin previa: y sta es la queconforma la historia del presente.

    Y como ya mencion, al abrir a nuevas bifurcaciones introduce unnuevo futuro, el que se carga de amenaza en el contexto de marcastraumticas.

    Resumiendo, ello significa que el trauma interrumpe, el traumainaugura una nueva historia, el trauma crea un mito, el trauma dealguna manera ya est inscripto, el trauma nos fue enviado por Dios,una fuerza superior, el destino, el trauma interrumpe siempre unalnea. Y cada una de estas maneras de concebirlo nos lleva ainvestigaciones diferentes.

    ACONTECIMIENTO Y TRAUMA

    He estado hablando de trauma y de alguna manera este conceptocabalga y se diferencia del de acontecimiento. Este ltimo conceptofue poco a poco entrando en el cuerpo terico psicoanaltico de lamano de los filsofos que trazaron algunos lineamientos. Muchodebemos a Lewkowicz (2004), quien ha sido capaz de hacer unasntesis creativa a partir de los conceptos de Heidegger, Badiou,Deleuze y de otros filsofos.

    Ello lo llev a una primera distincin entre trauma y aconteci-miento a la que caracteriz de la siguiente manera. Para el trauma,sufrimiento y dolor, desorganizacin de una estructura consistente yslida son condicin necesaria. Este referente puede experimentarse

    en el caso de irrupciones violentas que desorganizan una trama. Parael acontecimiento, y siempre siguiendo a Lewkowicz, contemplamos

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    dos categoras. El evento que representa un exceso para una estruc-tura dada e introduce una novedad que conservar una relacin dealgn tipo con lo anterior sin que necesariamente tenga que ver conun determinismo de algn tipo. Y lo que llamara el acontecimiento

    puro, el que se desprende totalmente de la estructura anterior, y seinscribe, si ello fuera factible, sobre arenas movedizas, o como lodijera Lewkowicz, sobre un medio fluido. Pero en ambos casos lo quees notorio es la ruptura con un pasado, la introduccin de lo novedosoy sorpresivo en un marco de incertidumbre. El acontecimiento noest contenido en la estructura anterior mientras que la nocin detrauma incluye en general una posible inclusin en la estructuraanterior si bien en la temporalidad circular he estado insistiendo enel hecho que produce algo nuevo.

    Tambin es posible relacionar el acontecimiento con el trminoexperiencia. Pareciera que la experiencia como tambin lo diceAgamben poco a poco fue perdiendo su peso significativo y lariqueza de lo que implica una experiencia. Ello se debe a distintoshechos, como por ejemplo, que los medios masivos de comunica-cin nos informan acerca de situaciones de lo ms diversas queabarcan un espectro amplio de emociones, sentimientos y afectos,sin que ellas necesariamente se tornen experiencia dado que lamente no puede abarcar estas infinitas variables. Tal vez se inscri-

    ben en un tiempo circular o en una temporalidad en la que predomi-na Ain.

    Para que se produzca una experiencia es necesario que la mente perciba que hay un afuera independiente, que hay un entre dos y queese afuera perturba una organizacin anterior. Para que hayaexperiencia tiene que incluirse, introducirse y hacer algo con eseespacio entre un sujeto y el afuera capaz de generar un nuevo estadoemocional. De donde supongo que es factible relacionar aconteci-miento y experiencia. Por ejemplo, para un beb una comida esnueva porque no la experiment y tendr que hacer la experienciade conocerla. Personalmente no experiment un terremoto oalguna otra de las experiencias a las que otros hayan sido expues-tos de donde slo tengo referencia de su existencia y condicin de

    posibilidad.

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    LO TRAUMATICO EN LOS VINCULOS

    Es posible pensar que lo que es traumtico en relacin con laconstitucin subjetiva en los conjuntos se debe al hecho de no poder desmentir o renegar la realidad en la medida en que ocasione unsufrimiento y dolor que afecta en forma diversa la organizacin delos conjuntos creando adems nuevas divisiones, nuevos adentros-afueras. Nunca sabremos de qu manera un hecho traumtico afectaa todos los miembros de un conjunto y ello agrega un factor defragilidad al conjunto. Pero tambin es difcil pensar que algo quesucede sin ninguna razn, sin ninguna determinacin personaltenga consecuencias. El trauma social es disruptivo y a la vezorganiza nuevos conjuntos teniendo consecuencias de algn tipo enla vida de todos los das de cada uno de nosotros. En la manera de

    pertenecer a un contexto y en nuestras relaciones con los otros.Suscita nuevas responsabilidades sin que stas puedan ser ledas enclave de culpabilidad.

    El hecho traumtico despierta una angustia especfica relacionadacon el Principio de Incertidumbre (Puget, J., 2002). Esta angustiaespecfica se acompaa a menudo de terror, de dificultad para pensar,de malestar, que acta como polo de atraccin y se manifiesta por ejemplo en una necesidad compulsiva de conocer las ltimasnoticias, de saber, de tomar contacto. O, por el contrario, se experi-menta un retraimiento especfico y el sentimiento de que en el espaciosocial, espacio de constitucin subjetiva, algo ha explotado. En losconjuntos puede tambin manifestase como una intolerancia a lasdiferncias ideolgicas, polticas y culturales.

    Es probable que las filosofas actuales y la fsica nos hayan puestoen contacto con la incertidumbre, la complejidad y la inconsistenciay que hemos perdido la seguridad y la certeza que nos pudieran dar las filosofas de la modernidad.

    Ir siendo y deviniendo sujeto social da sentido a la pertenencia aun conjunto, a la manera de habitarlo, y ello implica saberse afectado

    por lo que el conjunto impone, sufrir el efecto descolocante de lasrelaciones de poder, entendidas como una necesaria mutua imposicinde alteridad y ajenidad, una relacin con los valores actuales yheredados con una tradicin, posicionamientos en diferentes configu-raciones y un permanente choque con la dimensin intrasubjetiva. Para

    ello se entremezclan efectos de representacin y efectos de presenta-cin (Puget, J., 2003).

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    UNA CONMOCION SOCIAL

    En algunas circunstancias, las que se pueden leer en clave deviolencia, lo ajeno-exterior se impone en exceso estando encarnadoen el ejercicio de un poder que se torna autoritarismo, arbitrario,irracional para algunos y racional para quienes lo ejercen. Ac rigeentonces la hegemona del Uno y como consecuencia lo que pudieraser una organizacin basada en una produccin conjunta a partir delas diferencias de los miembros del conjunto, se desestabiliza. Se

    producen reacomodamientos o reforzamientos de lmites y fronteras,modificacin del significado y cualidad de la pertenencia y losconflictos latentes se manifiestan bajo la forma de fisuras. El excesode presencia es un obstculo para la diversificacin de sentidos y losconjuntos empiezan a perder su potencial vinculante.

    Lo que llamo aqu exceso en lo que concierne por ejemplo elejercicio del poder econmico del Estado Nacin, puede manifestar-se como medidas que en algunos casos ocasionan ms pobreza, des-existencia, y sostienen la injusticia social. Otras manifestaciones yaseran del orden de actos delictivos que tienen resonancia social por ejemplo creando lo que hoy se denomina la inseguridad. Tambin,

    por supuesto, estos estados a los que podemos llamar traumticos pueden ser ocasionados por un hecho natural como un terremoto ouna inundacin pero depender de la organizacin social la manerade encarar la reparacin de los daos provocados.

    Cada situacin genera sus significantes y modalidades subjetivas propias, as como nuevas organizaciones de los vnculos. Lo que a partir de all puede ser pensado como traumtico es la imposibilidadde negar que algo pas del orden de lo doloroso, sorpresivo, disruptivoy que ello necesariamente tiene consecuencias de diferente tenor parauna parte de la poblacin.

    MATERIAL CLINICO

    Hace un tiempo, en la ciudad de Patagones, un nio munido de unrevlver mat a compaeros de su clase hasta que uno de ellos pudosacarle el revolver. Se trataba de una escuela como cualquiera. Ello

    provoc una conmocin importante de la que se apropiaron los

    medios de comunicacin y tambin los diferentes partidos polticos.Ello suele suceder con todo hecho de cierta trascendencia que sucede

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    en el contexto social y es del rea de lo pblico. Por supuesto afecty conmovi a una parte de la poblacin si bien de diversa manerasegn en qu conjunto se inscribi este evento.

    Dado lo sorpresivo y traumtico de esta situacin, como sueleocurrir se acudi a uno de los mecanismos habituales, esto es aintentar explicar, encontrar razones, una causa, y en la lgica de laculpa algn culpable. El culpable especialmente elegido en estacircunstancia fue, aparte del nio mismo, la familia, la pareja paren-tal, la escuela, el medio, el pas. Tambin suscit una sobre abundan-cia de interpretaciones psicolgicas, explicaciones, las que fueronatribuyendo este hecho tanto al malestar del pas como al rgimenmilitar de la dictadura (siguiendo una idea determinstica) a partir delas marcas que pudo haber dejado en todos y en el pas, que tiendena repetirse. Otras explicaciones se inclinaron por pensar en trminosde sujeto singular, del nio en particular, y entonces aparecierondiagnsticos de psicosis u otras enfermedades mentales que pudieranexplicar semejante comportamiento, etc. Fue difcil aceptar que algototalmente sorpresivo acababa de ocurrir. Algo del orden del horror y que la escuela, a partir de este hecho tena una doble inscripcin: laque se debe a la situacin traumtica y remite al pasado y la queintroduce una nueva bifurcacin y es del tiempo de Kairs.

    De donde se desprenden dos lneas que inauguran trabajos psqui-cos diferentes. Una de ellas remite a una causalidad. La otra abre unanueva historia a la cual habr que descubrir. En lo que concierne a laescuela, se tomaron numerosas medidas y una de ellas a manera de

    proteccin consisti en cerrarla durante algunos das. Hubo manifes-taciones en el pueblo y en otras escuelas del pas. Pero no cabe dudaque esta escuela ya no ser la misma y poco a poco se tejer una nuevahistoria.

    A lo largo de las sesiones que siguieron a esta fecha, la mayorade mis pacientes de una manera o de otra se refirieron al tema. Eradifcil no saber, no hablar y era evidente que la sesin no era como lade todos los das. Si bien esto perteneca al contenido manifiesto, medi cuenta que ese decir, ese hablar tena otros significados como ser el permitir acceder a transformar lo vivido en una experiencia. Desdeya era imposible remitir este material inmediatamente a la historiaindividual de cada uno pero en cambio fue til ir reconociendo cmoafectaba la pertenencia a la cotidianeidad de cada uno y la calidad de

    los movimientos solidarios que suscit. Se estaban construyendo o produciendo nuevas cualidades a la subjetividad social. Sera cues-

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    tin de tomar este material como puro contenido manifiesto a manerade un resto diurno o podra tener cabida en tanto iniciador de untiempo de Kairs abriendo nuevas bifurcaciones que incluan un

    primer estado de estupor y desconcierto?Se trataba de construir una nueva historia, un pasado que imprima

    su presencia o la amenaza se llevaba al futuro sin saber de qu setrataba, careciendo de los recursos habituales para enfrentar el

    presente o solamente se trataba de vivir el presente y soportar lo queadvena habiendo adquirido la conviccin que cualquier cosa podasuceder.

    Veamos una sesin y lo que pudo suscitar.Juan entra y dice que viene con el sndrome de Patagones. Supone

    que ambos sabemos de qu se trata y aqu ya tropezamos con una primera dificultad. Creemos ambos saber lo mismo, sin embargo nosabemos cmo trabajar juntos este tema ni qu efecto va ir producien-do en ambos, en lo que podamos hacer juntos.

    Pensar en trminos de sndrome fue una manera probablementedefensiva de traducir lo vivido. Dado que estbamos en una situacinde tratamiento psicoanaltico, sndrome forma parte de un lenguaje

    posible. Incluir lo sucedido en una categora pensable y acortar elespacio entre que hace a nuestra relacin.

    Un primer interrogante. Necesariamente lo que haba sucedidose puede enmarcar dentro del orden de lo traumtico para todo elmundo? O se trataba para algunos de un hecho traumtico y paraotros de un acontecimiento? Cmo determinarlo? Patagones impo-na su presencia y sus significados. Por un lado oblig a pensar en lasorpresa, en lo inesperado, en inscribir en el futuro una posibleamenaza en relacin con la cual ninguna precaucin puede ser tomada. Ello lleva a pensar en qu consiste la pertenencia a uncontexto, el precio a pagar y cmo constituir todos los das lasubjetividad social y la necesidad de renunciar a lo conocido.

    Si, por el contrario, se trataba de un hecho que se inscribe comouna repeticin de un cierto tipo de un pasado histrico o para el nioalgo que tuviera que ver con su familia, o para la escuela que se tratabade un problema inherente al funcionamiento de sus miembros,

    podramos ocuparnos del pasado al fin de que ste no se repita.Volviendo a Juan, a la relacin paciente-analista, cuando ste

    anuncia que viene con un sndrome, ya dio una forma psi a lo vivido

    e incluye algo nuevo. Este sndrome no figura en los libros. Transmi-te una inquietud, un temor, un malestar. Ser que se identifica con

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    JANINE PUGET

    lo que imagina que ha pasado en esa pequea ciudad, en la escuela?Ser que emplea una metfora mdica para que yo me ocupe de loque siente? Ser que el concepto de identificacin no abarca lovivido? Ser que dado que este paciente tiene hijos le cuesta pensar o le es penoso pensar que sus propios nios estn afectados por lo queha ocurrido o, peor an, podran cometer un acto de este tipo?Cuantas variables posibles y cuanto desconcierto para analista yanalizando.

    Hay tantos personajes y tantas escenas posibles que no es fcilsaber cmo ubicarse y esto fue algo que coment al analizando.

    Lo que hice fue pensar en trminos de Ain de las numerosas bifurcaciones, que el tiempo lineal haba sido interrumpido y que podamos tomar cualquier derrotero sin establecer prioridad.

    Poco a poco el paciente tom uno de los caminos posibles: el desu pertenencia a su medio, medio corrupto, se senta impotente paraintervenir, dado que se saba testigo de acciones corruptas. Pasaba dela necesidad de ubicarse como culpable, al desafo que esta situacinle propona. Oscilaba entre la lgica de la culpa y la lgica de laresponsabilidad, con el agregado de que, en tanto funcionario, tenaque tomar una posicin? Se daba cuenta que a partir de este hecho unfuturo imprevisible se introduca. Pero desde ya no le era posibleintervenir directamente en la situacin de Carmen de Patagones sinoreconocer qu derrotero se haba abierto. Tena la esperanza que larelacin analtica poda permitirle pensar, evitar identificaciones alas que concibo como radioactivas, o sea de alguna manera imposi-

    bles de controlar y aceptar lo inesperado. Pero sobre todo este hecho podra constituir un punto de partida para abordar cuestiones que anno haban tenido lugar.

    Llamo identificacin radioactiva (Puget, J., 2002 y Gampel, Y.,2001) a aquellas identificaciones de las que no podemos seguir la pista

    pero que simplemente provienen de efectos imprevistos, a distancia, alas cuales tenemos que hacer frente y sobre todo reconocer. Saber quesomos transmisores y receptores de los efectos de situaciones que se

    producen a mucha distancia y que tienen repercusiones en nuestramanera de pertenecer y constituir nuestra subjetividad social, sin que

    podamos remitirlos a nuestro contexto inmediato ni al contexto fami-liar, a pesar de ser inquietante, es sin embargo ineludible.

    Poco a poco Juan empez a pensar en los riesgos de vivir as, como

    a los numerosos riesgos a los cuales se expone. Dos lneas posibles,la una controlable, la otra incontrolable. Por ejemplo, manejar a

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    EL TRAUMA, LOS TRAUMAS Y LAS TEMPORALIDADES

    demasiada velocidad, imprimir un ritmo excesivamente acelerado asu vida, pertenecer a un medio corrupto en el cual intenta hacerse unnuevo lugar, darse cuenta que por momentos acta como un autmatarespondiendo a rdenes sin reflexionar. Vivir en un medio corruptoy violento no es controlable y sin embargo exige decisiones que hayque inventar en cada circunstancia.

    ALGUNAS REFLEXIONES

    Estos comentarios constituyen un intento de pensar cmo seconstruye la historia de un sujeto, la historia que construimos connuestros pacientes a lo largo de un tratamiento, la historia querecibimos de nuestros pacientes que se mezcla con nuestra propiahistoria personal, es decir la de nuestro pas, de nuestra cultura, denuestras fidelidades cientficas, de nuestra vida singular. Y tambin

    pensar que la superposicin de varias inscripciones de temporalidad puede ayudarnos a no quedarnos con una sola interpretacin, sino por el contrario aceptar que se trata de dimensiones heterogneas. Green(2000), al referirse a este tema recalca que cada sujeto vive en untiempo al que llama explotado, algo as como si una totalidad hubieraestallado en mil pedazos. Entonces se agregar una dificultad que es

    precisamente lo irreconciliable que se opone a una necesidad dearmona, de integracin y sntesis que el sujeto humano requiere.

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