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    Fuente: Trabajo indito.

    Reflexiones sobre la experiencia histrica

    David Daz AriasUniversidad de Costa Rica

    En esta conferencia quisiera reflexionar en forma un poco amplia sobre la maneraen que los historiadores se acercan a la experiencia histrica. Para hacerlo, voy a tratar deplantear una serie de premisas tericas que comenzarn con la relacin entre un relato delescritor argentino Jorge Luis Borges y las preocupaciones de Nietzsche sobre la historia ylo vvido, para avanzar despus hasta conectar estas posiciones con nuevas perspectivas

    sobre la escritura de la historia, las ocasiones y la memoria. Al final, voy a referirme a untexto que intenta jugar con toda la emotividad del nexo entre la historia, la antropologa,la semitica y la semiologa y que al hacerlo, desde mi perspectiva, muestra tanto lasposibilidades como los problemas del anlisis sin lmites de la experiencia. Mi objetivofundamental en este trabajo, ser tratar de proponer varias vas para poder reconstruir lahistoria vvida.

    Entre las Ficciones (1935-1944) de Jorge Luis Borges, Funes el memorioso,escrita en 1942, lleva la relacin entre la memoria, la historia y el individuo a un lugar sin

    lmites. En este relato, el personaje central llamado Ireneo Funes, vecino de Fray Bentosy con apenas 19 aos, es abatido por un caballo y por esto adquiere la capacidad derecordar cada detalle de lo que est a su alrededor, de lo que se mueve, de lo que lee, delo que vivi y de lo que vive. Pero no slo eso; a cada recuerdo Funes le agrega un olor,una posicin, un sentimiento. Poda recordar un da entero en todos sus segundos, lo cualle tomaba otro da entero. Construa ejercicios memorsticos complejos, como unvocabulario infinito para la serie natural de los nmeros y un catlogo mental de todas lasimgenes del recuerdo. Funes lo recordaba todo.1

    Tullido por la cada del caballo, sin esperanza, Ireneo pasaba sus horas en uncatre en su casa puestos los ojos en la higuera del fondo o en una telaraa y, por lastardes, en la ventana, detrs de la reja, recalcando su condicin de eterno prisionero.

    Cul era la prisin de Funes? Su memoria prodigiosa y su inmovilidad, aunque l veaen su condicin un precio mnimo por lo que poda hacer. Empero, aunque el prodigiode recordarlo todo era maravilloso, Funes en cambio no poda ir ms all del recuerdototal. El otro personaje del relato de Borges, quien es a su vez el narrador, sospechabaque Funes no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar,

    1 Jorge Luis Borges, Funes el memorioso, en dem, Ficciones (Edited with introduction, notes,bibliography and vocabulary by Gordon Brotherston and Peter Hulme, London: Bristol Classical Press,1999), pp. 65-72.

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    abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no haba sino detalles, casi inmediatos,comenta casi al final de esta ficcin.2

    Recientemente, Roxana Kreimer3 ha indicado que este cuento de Borges puedehaberse inspirado en la lectura De la utilidad y de los inconvenientes de los estudioshistricos para la vida de Friedrich Nietzsche, publicado en su libro ConsideracionesIntempestivas, un texto que se escribi entre 1873 y 1876. En dicho trabajo, Nietzschepropone imaginar un hombre que estuviera absolutamente desprovisto de la capacidad deolvidar, condenado a ver en todas las cosas el devenir. Nietzsche piensa que una personaas, no creera en su propia existencia vera todo disolverse en una multitud de puntosmviles, perdera pie en ese fluir del devenir apenas se atrever a levantar el dedo.4Nietzsche nos propone entonces un conjunto de consideraciones sobre la historia que valela pena recordar. De acuerdo con l:

    Un fenmeno histrico pura y completamente conocido, reducido a fenmeno

    cognoscitivo es, para el que as lo ha estudiado, algo muerto, porque a la vez hareconocido all la ilusin, la injusticia, la pasin ciega y, en general, todo elhorizonte terrenamente oscurecido de ese fenmeno, y precisamente en ello supoder histrico [geschichtlich]. Este poder queda ahora, para aquel que lo haconocido, sin fuerza, pero tal vez no queda sin fuerza para aquel que vive.La historia concebida como ciencia pura, y aceptada como soberana, sera para lahumanidad una especie de conclusin y ajuste de cuentas de la existencia. Lacultura histrica es algo saludable y cargado de futuro tan solo al servicio de unanueva y potente corriente vital, de una civilizacin naciente, por ejemplo; es decir,solo cuando est dominada y dirigida por una fuerza superior, pero ella misma noes quien domina y dirige.

    En la medida en que est al servicio de la vida, la historia sirve a un poder nohistrico y, por esta razn, en esa posicin subordinada, no podr y no deber jams convertirse en una ciencia pura como, por ejemplo, las matemticas. Encuanto a saber hasta qu punto la vida tiene necesidad de los servicios de lahistoria, esta es una de las preguntas y de las preocupaciones ms gravesconcernientes a la salud de un individuo, de un pueblo, de una cultura. Cuandohay un predominio excesivo de la historia, la vida se desmorona y degenera y, enesta degeneracin, arrastra tambin a la misma historia.5

    En su texto, Nietzsche trata de probar estas tesis, partiendo de la premisa de que lavida necesita tanto de la historia as como un exceso de historia daa a lo viviente. Lo que

    se encuentra al final de dicho ejercicio, como indica Kreimer, es el inters de Nietzschede que las historias que se cultivan (y que l divide en historia anticuario, historiamonumental e historia crtica) se conjuguen de tal forma que permitan a la historiaayudar a la humanidad, ante todo, a vivir. Esta visin est tambin expuesta en el Funes

    2 Ibid, p. 72.3 Roxana Kreimer, Nietzsche, autor de Funes el memorioso. Crtica al saber residual de la modernidad,en: http://www.geocities.com/filosofialiteratura/nietzsche.htm4 Friedrich Nietzsche, De la utilidad y de los inconvenientes de los estudios histricos para la vida, enhttp://www.nietzscheana.com.ar/sobre_la_utilidad.htm5 Ibid.

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    de Borges. Hay algo en Ireneo, ya recreado en Nietzsche, que hace que la forma en queexperimenta el recuerdo sea escandalosa. Funes siente hasta el ms minucioso detalle delrecuerdo de la manera ms vivida. En cierto sentido, Funes sufre por el recuerdo total. Yal hacerlo afecta la vida del que est a su lado, quien al precisar la manera en que Ireneovive el pasado, se entorpece por el temor de multiplicar ademanes intiles.6

    Qu plantean Funes el memorioso y Nietzsche a los que se interesan en laHistoria? Walter Benjamin, en la doceava propuesta de sus Tesis de Filosofa de laHistoria (1939), nos ofrece una posible respuesta. Benjamin, despus de citar a Nietzsche(Necesitamos de la historia, pero la necesitamos de otra manera a como la necesita elholgazn mimado en los jardines del saber), reinterpreta la forma en la que aqulfilsofo haba visto la funcionalidad que tena la historia para otorgarle la oportunidad devivir a la humanidad, deteniendo el trnsito de una vida moderna que apuesta por elcontinuum. Kreimer, nuevamente, precisa muy bien esa nueva interpretacin deBenjamin:

    La historia monumental, aquella que se nutre de la fuerza para el cambio en elejemplo a imitar, en la posibilidad de que lo que alguna vez fue sublime vuelva aserlo para Benjamin representa la transformacin que suscita una lucha de clasesque debe abrevar en el recuerdo y en el dolor por los antepasados esclavizados yno en la imagen menos vigorosa de los descendientes liberados. Benjamin inviertela flecha progresista disparada al futuro por la socialdemocracia alemana, que ensu opinin ha desarticulado la fuerza de la clase obrera sepultando las injusticiaspasadas en nombre de un futuro incierto. ElAngelus Novus vuelve su rostro haciael pasado; querra despertar a los muertos y recomponer la ruina de catstrofesque se amontonan a sus pies. Justamente la historia monumental tipificada por

    Nietzsche y en la que se inspira Benjamin es la historia que hace presente lasdesgracias de otros tiempos al hombre que sufre y tiene necesidad de consuelo: noes sta una historia de doblegamiento y conformismo, no se trata de laconservacin ni de la veneracin de la historia anticuario sino de la combinacinde lo que Nietzsche denomina historia crtica, una historia que juzga y condenalas iniquidades del pasado, con una historia monumental que obra a favor delcambio como remedio contra la resignacin.7

    De acuerdo con Benjamn en su tesis 14: La historia es objeto de unaconstruccin cuyo lugar no est constituido por el tiempo homogneo y vaco, sino porun tiempo pleno, tiempoahora. Entre otras cosas, la historia que se escribe debe

    interesarse por hacer capaz al presente de encontrar la funcionalidad del pasado en sutransformacin, es decir, de provocar en la bsqueda del pasado una sensibilidad que lepermita al lector de la historia sentir lo que aqulla presenta, de una forma tal que lotransforme en su visin del presente. O dicho en trminos de Benjamin, el historiadordebe brincar al pasado como un tigre.8 Cmo podemos hacer esto? Cmo podemos

    6 Borges, Funes el memorioso, p. 72.7 Kreimer, Nietzsche, autor de Funes el memorioso.8 Walter Benjamin, Tesis de Filosofa de la Historia, enhttp://www.revoltaglobal.net/WEB/formacio/%5Bbenjamin%5Dtesis-filosofia-historia.pdf

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    hacer que la historia se convierta en una experiencia vvida que nos ayude a provocar uncambio en el presente? Cmo hacer de la historia una experiencia?

    Recientemente, el historiador holands F. R. Ankersmit, en un libro muy debatidoen los Estados Unidos y que lleva el ttulo de Sublime Historical Experience (LaExperiencia Sublime de la Historia), ha sealado que la historia es siempre un trabajoemprico y basado en la experiencia. En su bsqueda de una tradicin histrica de estetipo, Ankersmit trata de recobrar a autores como Tucdides, Cicern, Tcito, Maquiavelo,o Guicciardini como antecedentes de intentos de construccin de la relacin entre laescritura de la historia y el presente desde donde se realiza. En el inicio de su trabajo,Ankersmit resume su meta partiendo de la idea de que la experimentacin del pasadopodra ser un movimiento que funde tanto el descubrimiento como el rescate del pasado.Segn l, todo nuestro conocimiento de la realidad tiene su fuente ltima en laexperiencia y por eso los historiadores deberan escribir historia explotando al mximosus posibilidades de conocimiento del pasado y expresin del presente. En otras palabras,Ankersmit propone lo contrario a lo que la premisa de objetividad cientfica advierte a lahistoria. Para l, los historiadores deben utilizar al mximo su vivencia del presente conel objetivo de recrear el pasado. As, Ankersmit asegura:

    como historiadores deberamos hacer uso de toda nuestra personalidad cuandoescribimos historia y no dejar ninguna parte de ella ser sacrificada en el altar dealguna equivocada y vana ilusin cientificista.La historia se hace con documentosde hecho, pero tambin con historiadores.

    Cmo los historiadores relatan su propio tiempo, cules son sus emociones,sentimientos y experiencias ms ntimas, cules han sido los hechos decisivos desus vidastodas estas son cosas que no deberan provocar desconfianza y miedopor presentarse como amenazas a la as llamada subjetividad histrica sino serapreciadas como el ms crucial recurso en el esfuerzo de los historiadores porpenetrar los misterios del pasado. Desde luego, estos sentimientos ms personalesno pueden y no deberan nunca convertirse en un argumento para la narracin delpasado que hacen los historiadores queremos leer acerca del pasado y no sobresus historiadores pero son absolutamente indispensables para que loshistoriadores estn abiertos a la experiencia del pasado, la cual es el puente alpasado tanto para los historiadores como para sus lectores. Los sentimientos, las

    convicciones y sensibilidad de los historiadores proveen un campo frtil en el cualla experiencia histrica puede florecer.9

    Ankersmit nos pone con esto en un terreno que ya otros historiadores y filsofoscomo Huizinga, Herder, Goethe, Eichendorff, Burckhard, Benjamin, Gadamer, yKoselleck abordaron o han abordado. La propuesta es si deberamos utilizar nuestrospropios sentidos y sentimientos como seres humanos que estn vivos, para darle vida alpasado que investigamos. Empero, esta posicin remite a su vez al papel de la seleccinde lo que se estudia y la manera en que se hace. Ankersmit piensa que en su trabajo los

    9 F. R. Ankersmit, Sublime Historical Experience (Stanford: Stanford University Press, 2005), p. 191.

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    historiadores seleccionan algunas partes del pasado y dejan de lado otras, accin con lacual abren constantemente una puerta al olvido. Su meta en este sentido es tratar de ligarlos tipos de olvido con el deseo individual por olvidar, el deseo de ser, el deseo deconocer, los traumas y lo que l llama lo sublime. En suma, Ankersmit propone a loshistoriadores intentar conectar su propia vida con la de los sujetos que son objeto de suanlisis, de forma tal que ambas cosas se confundan. As, l seala:

    La experiencia de lo sublime es entonces la clase de experiencia que nos invita onos necesita para descartar o disociar un yo inicial del yo en que nos convertimosdespus de haber tenido la experiencia de lo sublime en cuestin. La experienciade lo sublime es entonces la clase de experiencia que nos fuerza a abandonar laposicin en la cual todava coincidimos con nosotros mismos y a intercambiarlapor una posicin donde nos relacionamos con nosotros mismos en el sentido msliteral de la palabra, esto es, como si furamos dos personas en lugar de una. Con

    esto, entonces, es como la identidad, la disociacin (traumtica) y las paradojasepistemolgicas de la experiencia de lo sublime se llegan a justar todas.10

    Lo que esta compleja cita quiere decir, es que el proceso de investigacin yescritura de la historia requiere que el investigador sienta el dolor, las heridas, lostraumas, etc. que estn detrs de su objeto de estudio, pero que tambin se encuentran enel interior del que investiga y escribe, es decir, en el interior del historiador. En otraspalabras, la escritura de la historia debera realizarse mirando hacia el pasado y hacia elinterior de nosotros mismos, juntando a la vez el sentimiento interior con el que tiene lagente o individuo que es objeto de estudio. Ankersmit asegura que este sentimiento es loque puede llevar al investigador a alcanzar una mejor imagen del pasado y sus

    transformaciones. Esta metodologa que podra sonar a hereja para una parte de lahistoria cientfica que cosech el siglo XX, es justamente la que nos puede develar elmisterio del salto del tigre al pasado programado por Benjamin desde el materialismohistrico. Pero este asunto est tambin vinculado con la manera en que transmitimos elpasado que investigamos.

    En esencia, lo que los historiadores hacen es explicar el pasado y lo que utilizanpara hacerlo es la narrativa. As, a travs de la narrativa es como le damos significado a laexperiencia. Pero cmo podemos sentir el pasado y vivirlo para narrarlo? El historiadorestadounidense David Thelen ha propuesto que la manera en que podemos hacer esto esponindonos los zapatos de la gente que estudiamos. Segn l, Tomar y jugar un papelcomo miembros de culturas e instituciones no es solamente la manera ms natural de

    meternos en los zapatos de la gente de otras pocas y lugares, sino tambin una formanatural para nosotros, como actores en el pasado, de explorar diferentes lados de nuestrasnaturalezas y entender cmo otros nos responden cuando interpretamos diferentespapeles para enmarcarlos en cmo nos miramos a nosotros mismos.

    Para llevar a cabo la adquisicin de distintos papeles en el teatro del pasado,Thelen propone justamente una accin de re-enacmento, en espaol, una representacindel pasado, pero ajustada no slo a lo colectivo sino a lo individual. Por eso, Thelenasegura que: Al llamar nuestra atencin sobre cmo los individuos exploran suresponsabilidad para darle forma al curso de los eventos, la accin de re-enactment

    10 Ibid, p. 347.

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    proyecta una perspectiva diferente sobre el civismo que aqulla imaginada por loshistoriadores cientificistas. Al esperar que los individuos se sumerjan ellos mismos ennarrativas institucionales, colectivas y nacionales las cuales le daran forma al curso de loque importa en la historia ellos pusieron la responsabilidad en unidades colectivas, noindividuales Re-enactment nos lleva contra otra de las misiones fundadoras de lahistoria, el reto de contextualizar la experiencia en su tiempo y lugar, de explorar qu tanduro es caracterizar algo como un evento o el producto de un contexto...11

    La propuesta de Thelen nos lleva de lo colectivo que constituy el nfasis de lahistoriografa cientificista desde el siglo XIX a lo individual. l evoca no slo lanecesidad de experimentar el pasado a travs de instituciones, sino de brindarle unespacio fundamental al individuo, si es que queremos encontrar el camino para alcanzaruna recreacin histrica. As, en su anlisis y escritura del pasado, los historiadores debenexperimentarlo en forma colectiva pero tambin en la individualidad. El otro elementoque juega un papel fundamental en esto es la memoria y lo que el antroplogo britnico

    Vctor Turner llam drama social, ya que nos permiten tratar de advertir los nexos quevan de lo grupal a lo personal.

    De acuerdo con Victor Turner,12 existe, en el interior del comportamiento social,una referencia a los mitos originales que trasciende la conciencia de la accin de losactores y que se activa en ciertos momentos de agitacin fundamentalmente. Turnerllama a ese tipo de referencias representaciones colectivas. Al trascender la concienciade accin de los actores, las representaciones colectivas alcanzan a recrear elementoscompartidos socialmente y a precisar el guin la trama del movimiento histrico-

    social en que los individuos estn participando. Son, en ese sentido, una recreacinconsciente, preconsciente o inconsciente, del mito de la victoria y de la muerte aprendidodurante la niez y puesto en prctica en el escenario social y poltico. Lasrepresentaciones colectivas son as una fuerza que impulsa a la repeticin del guinmtico que, segn la tradicin, describe la forma en que debe ocurrir el proceso detransformacin social. Por ello, en buena medida, esas representaciones colectivas soncapaces de articular imgenes, espacios y tiempos que estimulan la creacin de lo queTurner llama un drama social. En este punto, la fundacin de esa correlacin entre losactores del proceso y los papeles asignados por el mito, se convierte en propulsora de larelacin futura entre los smbolos, el drama social y la poltica. En otras palabras, enmomentos de un proceso de cambio y movilizacin social, se acumula una representacin

    simblica que en el futuro ser fundamental en la articulacin de cualquier otromovimiento parecido en esa sociedad dada, de sus actores y de su guin. Pero al mismotiempo, cada una de las etapas en las que esa representacin se activa, adquiere su propiahistoricidad y, por tanto, su particularidad. Lo que finalmente seala Turner es que lasacciones polticas sociales e individuales estarn marcadas por esas representacionessimblicas que le han dado fundacin al drama social.13

    11 David Thelen, Reliving the Past and Rethinking History, pp. 180-182.12 Victor Turner, Hidalgo: History as Social Drama, en: dem,Dramas, Fields, and Metaphors. SymbolicAction in Human Society (New York: Cornel University Press, 1974), pp. 98-155.13Ibid, pp. 123-154.

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    Drama Social; la palabra incluida por Turner para enmarcar su propuesta torico-analtica, quiere expresar toda la teatralidad que est presente en la cultura. Pero elantroplogo ingls no termina ah el uso y la adaptacin del lenguaje proveniente de lasartes para afinar su propuesta. Turner recurre adems a la palabraperformance para tratarde caracterizar y analizar las acciones y representaciones que en la vida cotidiana revelanla profundidad e individualidad de una cultura.14 Si bien el trminoperformance es muyamplio y puede remitir a diferentes significados lo que lo ha vuelto popular tantodentro de la lingstica como en las Ciencias Sociales en los Estados Unidos y es muydifcil de traducir al espaol,15 en este caso lo interpreto en la acepcin proveniente de losPerformance Studies de las universidades estadounidenses quienes lo utilizan en unsentido ms teatral, en un intento por romper la tradicional divisin entre la vidacotidiana y el arte. En el caso de los estudios histrico-culturales, como indica PeterBurke, el uso de la palabra performance se ha realizado con el inters de disolver loslmites entre la sociedad y el teatro concibiendo a la cultura no como algo (un

    comportamiento) ya fijado, sino plagado de improvisacin o mejor an semi-improvisacin.16 En ese sentido, la capacidad de performatividad remite a laflexibilidad cultural y social en la vida cotidiana, en espacios pblicos o privados, quevuelve posible que un sujeto o un grupo social reaccione de una forma no esperada.Gracias a la posibilidad deperformatividad, los grupos pueden aprovechar las ocasionespara comportarse en la medida de lo posible en forma distinta a lo que se espera enun contexto dado.

    Las races de la representacin social de Turner, se pueden ubicar en EmileDurkheim. Durkheim indica la imposibilidad de un grupo de autodefinirse o siquieraexistir sin prestar atencin a la forma en que se representa. Por ello, en la bsqueda de sudefinicin, los grupos construyen imgenes de s mismos y de sus creencias, hasta definir

    emblemas materiales de su identidad. La sentencia de Durkheim al respecto esimprescindible: En una forma general, un sentimiento colectivo puede llegar a serconsiente de s mismo solamente al ser fijado sobre el objeto material.17 No es ociosodecir que, basados en Durkheim, los objetos materiales construidos para la representacindel sentimiento colectivo de un grupo, son selecciones de su propia autorepresentacin.Su capacidad de volverse viables como instrumentos de conciencia materiales, reside enesa caracterstica de otorgar significado a sus prcticas a partir de la recreacin delmundo en el que se producen. Entre esos objetos y acciones que intentan representar losocial se encuentran los monumentos y las ceremonias conmemorativas que, como sepuede advertir, son los cimientos pblicos de la representacin del recuerdo social vividoe interpretado por la sociedad que lo construye cotidianamente. Son, en ese sentido,

    representaciones de la memoria colectiva.Es reconocido que fue el socilogo francs Maurice Halbwachs el primero en

    utilizar el trmino memoria colectiva de una forma recurrente y con deseos de precisinterica, aunque hay que anotar que el historiador del arte Aby Warburg tambin lo

    14 Victor Turner, The Anthropology of Performance (New York: PAJ Publications, 1986).15 Para un interesante intento de definicin ver: Diana Taylor, Hacia una definicin de perfomance, en:http://www.crim.unam.mx/cultura/ponencias/PONPERFORMANCE/Taylor.html.16 Peter Burke, Performing History: The importance of Occasions, en:Rethinking History, Vol. 9, No. 1(March, 2005), pp. 35-52.17 Emile Durkheim, The Elementary Forms of Religious Life (New York: Free Press, 1965).

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    emple casi en perpendicularidad con Halbwachs.18 Partiendo de Durkheim, Halbwachsconsidera a la memoria como una construccin que se lleva adelante gracias a la relacinentre el individuo y el grupo en el que se integra. S, es en el interior de lo que Halbwachsllama cuadros sociales como el lenguaje, el tiempo y el espacio en donde losindividuos pueden llevar adelante la construccin del recuerdo. As, los individuosarticulan su memoria en funcin de su pertenencia a grupos sociales determinados lafamilia, la religin, la clase social dentro de los cuales los recuerdos adquierensignificado. Para recordar, el individuo necesita de otros individuos, necesita construirrelaciones sociales. Lejos de ellas, el recuerdo no se puede articular, explicndose elolvido como la desaparicin de estos marcos sociales o de parte de ellos. Y las memoriasconstruidas dentro de esos grupos no se excluyen, sino que se sobreponen y mezclan.Visto as, la memoria individual viene a ser una creacin social.19 La particularidad de lamemoria nacional consiste en ese sentido en ser la representacin oficial del recuerdosocial compartido.

    Empero, no se deben tomar estas afirmaciones como axiomas que intentan reducirla voluntad del recuerdo del individuo al marco social en el que se producen. La nocinde grupo en los trabajos de Halbwachs apunta en una direccin menos jerrquica, alconcebir que las posibilidades de construccin de la memoria colectiva se dan endistintos niveles de lo social. Tampoco debera suponerse que lo social est separado delo individual como si fuese una entidad. Al contrario, con la visin de la memoriacolectiva como un tipo de representaciones que se dan en grupos distintos a la vez y node forma excluyente, llegamos a un punto en el que la relacin entre lo social y laexperiencia individual se vuelve fundamental para la construccin del recuerdo. Justo esepunto es el que le da libertades al individuo en su recuerdo, pero siempre dentro de unmarco social. Visto as, lo colectivo se encuentra en ese flujo de representaciones

    individuales-grupales y las posibilidades de combinacin entre ellas.

    Permtanme en este punto hacer la referencia de un libro que puede mostrarnoslos alcances y a la vez los problemas de una lectura de la experiencia pasada desde elpresente. Me refiero al trabajo del historiador australiano Greg Dening titulado MrBlights Bad Language (El Lenguaje Soez del Seor Blight), publicado en 1994.20 Laestructura de este libro impacta desde el principio ya que contra la norma de lo quepudiera esperarse en la divisin interna de un anlisis histrico, este texto fue pensadocomo una obra teatral. As, el libro est dividido en tres actos y dos entreactos y cada

    captulo a su vez est dividido en dos partes, una de narracin y otra de reflexin. Talpresentacin no es un simple juego, sino que esconde tras de s un intento por cambiar laconcepcin de tiempo del anlisis histrico. La tradicional narracin histrica es trocadaen esta obra por una perspectiva en que el tiempo se acomoda ms a una presentacinteatral. Esto significa que el libro de Dening no tiene una sola concepcin de tiempo, sino

    18 Jan Assmann, Collective Memory and Cultural Identity, en: New German Critique, No. 65 (Spring-Summer, 1995), pp. 125-133.19 Maurice Halbwachs,Les Cadres Sociaux de la Mmoire (New York: Arno Press, 1975 [c1925]).20 Greg Dening,Mr. Blighs Bad Language. Passion, Power and Theatre on the Bounty (CambridgeUniversity Press, 1994).

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    mltiples concepciones que se encadenan en una clara relacin entre el pasado y elpresente, con momentos de regresin en su narrativa cronolgica y con cambios en losescenarios. De hecho, no es el tiempo el que determina la estructura de esta obra sino lospaisajes: el barco, la playa, la isla. Esto es as porque finalmente es claro que no existediferencia en la narrativa de Dening entre el pasado y el presente.

    Dening piensa a la Historia como un teatro. Su posicin provoca as una mutacinen donde el historiador y el lector se convierten en actores del pasado que se estreconstruyendo. En su introduccin, Dening escribe tres prefacios, cada uno redactadocon la intencin de producir una interaccin entre el presente en el cual l se encuentra yel pasado que analiza. En este punto, el autor mira al presente como una excusa paraconstruir un puente con el pasado. Para l no hay diferencia entre el hoy y el ayer. Segnsu visin, los sujetos del pasado que se estudia son actores que tienen todas susposibilidades as como nosotros en el presente tambin las poseemos. Hasta este punto,uno podra compartir sin problemas su posicin. Sin embargo, Dening va ms all. As,

    asegura que: Nuestras vidas son una doble hlice del pasado y el presente. Somos ellenguaje de nuestras representaciones. Estamos atrapados en nuestras redes designificancia.21 Al plantear esta posicin radical que envuelve a la historia en el mundode los significados, Dening se acerca a una posicin terica que subraya los problemas dela construccin del conocimiento histrico en su relacin con lo subjetivo, lo percibido yel lenguaje.

    Siguiendo esta perspectiva, en la concepcin de la historia de Dening el tiempoque se encuentra entre el presente y el pasado, permite la invencin del pasado que seestudia. Una vez que la historia ha ocurrido es que sta puede interpretarse, y cuando seinterpreta, de acuerdo con Dening, la historia se inventa. Y cuando es inventada, elpresente se apodera del pasado. Esta relacin entre el pasado, el presente, los

    historiadores y las representaciones es similar en su construccin a las identidades. As, elpresente representa al pasado en la misma manera que una identidad representa laotredad. De esta forma, la misin del historiador evocada por Dening, consiste en darlesentido a las reliquias del ayer, trayndolas desde la playa del pasado y reinventndolasen el presente.22

    Cuando Dening habla sobre la invencin admite que la interaccin entre el pasadoy la sociedad es siempre analizada a travs de representaciones. Para probar esto, Deningcita un ejemplo dado por E.H. Carr. Dening dice: E.H. Carr ha escandalizado a suscolegas historiadores al enunciar el principio de que un hecho no es lo que ocurri sinoesa pequea parte de lo que ha ocurrido y que ha sido usado por los historiadores parahablar al respecto. La Historia no es el pasado: es una conciencia del pasado usada para

    los propsitos del presente.23Si la historia no es el pasado sino la representacin de ese pasado que hacen los

    historiadores a travs de su lenguaje, entonces cul es la funcin de la historia? Deacuerdo con Dening, la historia juega un papel secular en las sociedades modernas queconsiste en comprender el pasado para darle orden al presente. Ordenar el pasado es justamente la ambicin principal de Dening y lo trata de hacer deshilando la relacinentre la historia, la antropologa y la lingstica. Para l, la etnografa histrica constituye

    21Ibid, p. 9.22 Ibid, p. 276.23 Ibid, p. 170.

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    el intento de representar el pasado tal y como realmente fue experimentado, de manera talque podamos entender tanto su orden como su desorden. Ya para este punto es claro queen su interpretacin de la historia, Dening se acerca a dos importantes tradiciones sobre lainterpretacin de las culturas: la descripcin densa de Clifford Geertz24 y la semitica y lasemiologa de Roland Barthes.25

    Esta adhesin a una etnografa histrica no significa que Dening rechace losviejos mtodos histricos. Sin embargo, Dening s afirma cun inoperantes pueden serestos mtodos para entender la cultura.26 Pore eso, Dening mira a la historia no como unaciencia sino como una prctica. As, Dening seala que:

    No hay otra manera de hacer historia y antropologa sino es por medio deobservacin participante, mezclando una extraa experiencia con una experienciafamiliar y convirtiendo la mezcla de esas experiencias en algo nuevo. No hay unpasado que yo pueda describir que no est atado a mi presente: no hay otro pasado

    sino el que describo y que est unido a m mismo. No he hecho mi conocimientomenos certero por eso, ni tampoco ms relativo Si estuviera buscando unadefinicin de los momentos presentes de la cual el pasado se ha hecho, ofreceraesta: el presente es el producto creativo de nuestras lecturas de los sistemas ennuestros signos y las ocasiones de esa expresin. Si escribo etnografa histrica,tengo que representar la actualidad de esas lecturas creativas para sus sistemas ysus accidentes.27

    En suma, la historia que se nos muestra en el libro de Dening no es ni una cienciasocial ni tampoco solamente una narrativa. Su libro es ms bien un intento por hacer de lahistoria un performance o una va para entender la flexibilidad de la cultura y las

    posibilidades de la gente para tomar decisiones y comportarse diferente de lo que seespera. Esa es quiz la mejor parte. Pero, el libro de Dening va mucho ms all al negarque la develacin del pasado es bsicamente algo que ocurre por su funcionalidad con elpresente y que la relacin con el presente no permite explorar el pasado sin inventarlo. Esclaro, que esta posicin dificulta en todas sus formas las posibilidades que tiene lahistoria de ser efectivamente una muestra de los tiempos idos y no una solarepresentacin de los mismos. Como es sabido, en ese crculo del lenguaje, lasrepresentaciones y lo subjetivo que pone nfasis en el texto ms que en la realidad socialdetrs del mismo, la historia no puede cultivarse como tal. Es as como el libro de Deninges en muchas de sus partes modelo y antimodelo de las maneras en que la historia puedealcanzar a develar la experiencia.

    24 Clifford Geertz, Description: Toward and Interpretive Theory of Culture, in: idem, The Interpretationof Culture, (NY: Basic Books, 1973), Chapter 125 Roland Barthes, The Semiotic Challenge (New York : Hill and Wang, 1988), dem, Le discours delhistoire, in: Social Science Information. Information sur les sciences sociales. VI, 4, 1967, pp. 65-75.26 Ibid, p. 123.27 Ibid, p. 223.

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    Qu es una experiencia histrica? En esta conferencia, la experiencia ha tomadola forma de Funes el memorioso, de un historiador que aspira a atar su experienciapersonal con la de la gente que es objeto de su anlisis, de una persona que se pone loszapatos de otra que vivi en el pasado y que respira el aire que alguien inhal aos atrs oque simplemente se imagina en el pasado. Este ejercicio, a pesar de la teora, es muydifcil de llevar a la prctica, especialmente si tomamos en cuenta que aquellas personascuyos zapatos debemos usar es gente que nunca conocimos, que quizs no tienen rostros,o cuya vida es difcil de leer en todas sus manifestaciones.

    Para tratar de llegar a una conclusin al menos parcial, quisiera citar una vivenciapersonal. En el otoo del 2005 un grupo de compaeros del doctorado en historia deIndiana University hicimos un viaje al norte de Indiana, a las instalaciones del ConeyPrairie Living History Museum para participar por una noche en una actividad llamadaFollow the North Star (Sigue la Estrella Polar). Esta actividad es quiz una de las msimportantes que he tenido en mi bsqueda de la relacin entre la experiencia y la historia.

    Una vez en el Museo y despus de una pequea charla sobre la historia de la esclavituden los Estados Unidos, se nos entreg un hilo blanco al que llamaron la esperanza delibertad. Nos llevaron afuera, que estaba oscuro porque eran las diez de la noche y nosdejaron cerca de algo que pareca un pueblo del viejo oeste estadounidense, y que enrealidad era todo un escenario en el que se pasaba del siglo XXI al XIX y, como actoresde ese escenario, nosotros pasbamos de la libertad a la esclavitud. All comenz unaodisea: gente vestida a la usanza del siglo XIX, con armas en las manos y con cara depocos amigos nos vendieron como esclavos a una familia examinndonos primero lasmanos, los dientes, gritndonos que para qu servamos en una granja y llamndonosesclavos.

    A partir de ese momento la consigna era una: debamos encontrar una va para

    escapar de ese mundo y la nica era idear un plan que nos permitiera, como los esclavosque huan del sur al norte en el siglo XIX, cruzar los lmites estatales, correr hasta elnorte de Indiana y llegar a territorio libre, ojal canadiense. As, mientras fui un esclavonegro que escapaba de su dueo en el siglo XIX, sent claramente la adrenalina fluir y ellenguaje histrico flotar. Cmo podramos avanzar hasta el final sin cometer errores?Cmo sentira un esclavo al huir en medio de la noche y ante los peligros que en elhorizonte se asemejaban a perros que ladraban y tiros de escopeta? As, cada obstculo ennuestro camino a la libertad, cada nuevo contacto con gente extraa que nos dabaindicaciones (en una ocasin con la intencin de que furamos nuevamente apresados),cada dilogo en una casa de refugio, la muerte de una compaera en el camino a manosde un esclavista que nos cerr el paso y finalmente la llegada a la libertad que era la

    entrada nuevamente a la sala de donde habamos salido en principio, fueron realmentemomentos que me hicieron pensar en las posibilidades de la experiencia en lareconstruccin del pasado. La actividad dur como 2 horas, pero la experiencia laconservo como una forma sublime de acercamiento al pasado. Me pregunto hoy porejemplo, cuntos de los presentes han tenido sentimientos parecidos en situacionesdistintas en sus vidas? Cuntos han sentido temor, han tenido y tienen sueos,experimentado felicidad, xito, lucha, sueo, llanto, ansias? La respuesta es una: todos ytodas han pasado por esas experiencias y por muchas otras y las han vivido de formasdistintas pero semejantes. Mi propuesta entonces es que puedan usar esas experienciaspara sentir el pasado que estudian y que tambin las utilicen para vincular ese pasado con

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    su vida diaria. Una de las mejores posibilidades que les brinda la historia es justamentepercatarse de que ustedes son parte del devenir y que a vivencia de ese devenir y surelacin con el pasado, determinar su futuro.

    Una cita de Nietzsche cierra muy bien esta visin que he propuesto. Sealaba elfilsofo alemn en un texto que cit al principio:

    Es cierto que necesitamos la historia, pero de otra manera que el refinadopaseante por el jardn de la ciencia, por ms que este mire con altanero desdnnuestras necesidades y apremios rudos y simples. Es decir, necesitamos la historiapara la vida y la accin, no para apartarnos cmodamente de la vida y la accin, ymenos para encubrir la vida egosta y la accin vil y cobarde. 28

    Slo as, agrego yo, podremos dar el salto de tigre al pasado y hacer de este dignoy necesario oficio una herramienta de liberacin.

    28 Nietzsche, De la utilidad y de los inconvenientes de los estudios histricos para la vida.