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RESEÑAS DE LIBROS ALGUNOS aspectos de la cultura literaria de Mayo (La Plata, Argentina), U nit :er- sMad Naciünal de La Plata. Facultad de Humanidades y Cienci as de la Edu- cación, 1961, 306 pp. (Departamento de Letras: Trabajos, Comunicaciones y Conferencias. I). Es un libro editado como homenaje de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de Ia Universidad Nacional de La Plata (Argentina) en el sesqui- centenario de la Revolución de Mayo. Da a la publicidad diez conferencias y dos comunicaciones que responden, como lo indica la Advertencia que abre el volumen, al "propósito de evocar aspectos y pormenores relacionados con las primeras mani- festaciones de la cultura literaria en los días augurales de la patria". Este propósito impone cierta unidad en el no disimulado f ervor de evocación y en su voluntad de difusión. Algunos trabajos llegan a constituir un verdadero aporte a la inves· tigación de la literatura argentina inmediata a la declaración de la independencia y al conocimiento de la vivencia cívica en la poesía posterior. Angel J. Battistessa inicia el volumen de su estudios sobre Los modos expre- sivos de la literatura de Mayo. Al revisar la producción poética de Vicente López y Planes, Esteban de Luca, Juan Ramón Rojas y Juan Cruz Varela, analiza, parti· cularmente sobre la base de la Marcha Patriótica de López y Planes, que es el Himno Nacional Argentino por sanción de la Asamblea General Constituyente del año 1813, los procedimientos poéticos s acusados de esa generación: armonías imitativas, alusiones mitológicas, vocabulario, la enfática rotundidez del hipér- baton, la personificación y la prosopopeya que muestran clarísimo rango neoclásico. Luego, Esteban Echeverría, cronogicamente el primer romántico, que quedó algo al margen de los cantores de 181 O. Liberado de los retenes neoclásicos, aunque conserve el vocabulario y algunos giros de esa tendencia, resulta el indiscutido pro· pulser de un nuevo modo expresivo y el anticipado teórico de los destinos de su patria. Battistessa ha sabido ver y mostrar con acierto que al quebrarse la suje- ción gubernativa y ciudadana, el lazo idiotico, de suyo libre y puramente espi· ritual, no podía menos que subsistir. Echeverría supo reconocerlo con expcita y equilibrada generosidad: "El único legado que los americanos pueden aceptar y aceptan de buen grado de España, porque es realmente precioso, es el idioma ... ". 237 Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia

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RESEÑAS DE LIBROS

ALGUNOS aspectos de la cultura literaria de Mayo (La Plata, Argentina), U nit:er­ sMad Naciünal de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Edu­ cación, 1961, 306 pp. (Departamento de Letras: Trabajos, Comunicaciones y Conferencias. I).

Es un libro editado como homenaje de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de Ia Universidad Nacional de La Plata (Argentina) en el sesqui­ centenario de la Revolución de Mayo. Da a la publicidad diez conferencias y dos comunicaciones que responden, como lo indica la Advertencia que abre el volumen, al "propósito de evocar aspectos y pormenores relacionados con las primeras mani­ festaciones de la cultura literaria en los días augurales de la patria". Este propósito impone cierta unidad en el no disimulado f ervor de evocación y en su voluntad de difusión. Algunos trabajos llegan a constituir un verdadero aporte a la inves· tigación de la literatura argentina inmediata a la declaración de la independencia y al conocimiento de la vivencia cívica en la poesía posterior.

Angel J. Battistessa inicia el volumen de su estudios sobre Los modos expre­ sivos de la literatura de Mayo. Al revisar la producción poética de Vicente López y Planes, Esteban de Luca, Juan Ramón Rojas y Juan Cruz Varela, analiza, parti· cularmente sobre la base de la Marcha Patriótica de López y Planes, que es el Himno Nacional Argentino por sanción de la Asamblea General Constituyente del año 1813, los procedimientos poéticos más acusados de esa generación: armonías imitativas, alusiones mitológicas, vocabulario, la enfática rotundidez del hipér­ baton, la personificación y la prosopopeya que muestran clarísimo rango neoclásico. Luego, Esteban Echeverría, cronológicamente el primer romántico, que quedó algo al margen de los cantores de 181 O. Liberado de los retenes neoclásicos, aunque conserve el vocabulario y algunos giros de esa tendencia, resulta el indiscutido pro· pulser de un nuevo modo expresivo y el anticipado teórico de los destinos de su patria. Battistessa ha sabido ver y mostrar con acierto que al quebrarse la suje­ ción gubernativa y ciudadana, el lazo idiomático, de suyo libre y puramente espi· ritual, no podía menos que subsistir. Echeverría supo reconocerlo con explícita y equilibrada generosidad: "El único legado que los americanos pueden aceptar y aceptan de buen grado de España, porque es realmente precioso, es el idioma ... ".

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Algunos aspectos de la cultura ... R. H , A., Núms. 53-54

El autor concluye con propiedad y emoción: "Lo que en Echeverría fue actitud meditada al margen de los resquemores y suspicacias del primer instante fue conducta expresiva apenas consciente en López y Planes, de Luca, Rojas y Varela. La buena leche tomada de España, la gran Madre nutricia, les refluía a los labios para decir -para balbucear por lo menos- la ya nítida noción de Ia propia per­ sonalidad exenta. Ponderemos esta saludable y confortadora paradoja. De no ser ello así, ¿en qué lengua, si no en la castellana hubiesen podido esos argentinos de ayer saludar a la Patria naciente? ¿En qué lengua podríamos celebrarla nosotros en el ciento cincuenta aniversario de su nacimiento?

Otras conferencias se destacan por su moderna visión del fenómeno literario y su cálido aporte personal. En Mayo y la expresién nacional, de Amelia Sánchez Garrido, se estudian con inteligencia, antes de enfrentar la técnica expresiva, los presupuestos culturales del siglo xrx, la influencia de la Ilustración, cuya filan­ tropía y didactismo proliferó en sociedades patriótico-científico-literarias y los periódicos que fueron el más inmediato medio de expresión de aquellas ideas y fermentos. Luego los modos expresivos: el epíteto -muy bien analizado-, el hi­ pérbaton y su clara dependencia barroca, el uso expresivo de los arcaísmos. Importa destacar Ia aguda interpretación de la actitud de José María Gutiérrez que, si bien pretendió la libertad lingüística, su afán no significaba un repudio de la lengua heredada, sino un anhelo de flexibilidad y eficacia. Su propaganda en pro del conocimiento de las lenguas extranjeras no es una ingenua pretensión de "pas­ tiche", sino el modo de abrir nuevos horizontes culturales y por ende nuevos caminos expresivos. Una urgencia de buscar no una lengua desentendida de España, sino una lengua con su tonalidad propia.

En Mayo y el romanticismo literario, agudo trabajo de Angel H. Azeves, se analiza la actitud lingüística, cultural y expresiva de Echeverría, Juan María Gu­ tiérrez, Mármol y Sarmiento, como la ansiosa búsqueda de una buena cultura nacional y el afán de continuar la emancipación espiritual del pueblo argentino que fue Ia misión asumida por esta primera generación romántica. Una gran lección de fidelidad al espíritu de Mayo que la segunda generación: Olegario V. Andrade, Rafael Obligado, Ricardo Gutiérrez, José Hernández, supo asimilar junto al respeto por ese grupo de proscriptos.

El trabajo de Neiva E. Zingoni: La celebración del Centenario de Mayo: Lu­ gones y Bancbs, es en rigor un buen estudio del enfrentamiento y poetización del paisaje nacional desde la aparición de la Oda al majestuoso río Paraná de Manuel de Lavardén, aparecida en 18 O 1, que evidencia el esfuerzo, a veces logrado, por escapar las lexicadas fórmulas del neoclasicismo para plasmar un paisaje concreto y vívido. La producción de los poetas de Mayo, aún con la misma preocupación, no logró superar un arte clásico y extranjero, de formas y resonancias limitadas, ni reemplazarlo por una forma nueva de expresión nacional y auténtica. Esa apeten­ cia de sinceridad que quiere hacer del paisaje nacional, introducido por Lavardén, la expresión de lo típico nacional, fue quizás la flexión más importante y fructi-

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Junio-Diciembre de 1962. Algunos aspectos de la cultura ...

fera del romanticismo. Pero esa primera conquista se ciñó demasiado a una ex­ presión enfática y retórica que la malogró.

En 191 O, la celebración del primer centenario de la independencia despierta en dos grandes poetas, Leopoldo Lugones y Enrique Banchs, el deseo de poetizar el paisaje y el contorno. Tanto Lugones, de trabajada técnica, pero ya de vuelta de tantos artificios, como el muy joven y ya maduro Banchs, se entregaron cada uno desde su vivencia personal a una exaltación del paisaje argentino que alcanzó verdadera jerarquía estética. Neiva E. Zingoni ha sabido ver, con seguro espíritu crítico y sensibilidad, las dos vertientes. Lugones representa con su libro Odas seculares, la cálida evocación de los hombres que hicieron la patria, y el deseo de fraternidad y justicia y la exhortación al trabajo, la unidad y la paz para los que están haciendo y los que vendrán. El paisaje y el contorno son el tema prin­ cipal, especialmente en la oda A los ganados y las mieses, en la que se canta la me­ canización moderna del trabajo, la fecunda labor del colono extranjero, la presencia de tipos curiosos y pintorescos y, finalmente, la evocación del hogar patriarcal donde tuvo origen la noble hidalguía. La oda es de clara inspiración bucólica, "pero de concepción muy original por Ia imagen poética de los motivos locales, caracte­ rísticos del campo argentino, y por sus personalísimos recursos poéticos en los que la metáfora juega un papel muy importante". Enrique Barrehs, en su Oda a los Padres de la Patria, aparecida en julio de 1911, luego de haber publicado La Urna, libro de real madurez expresiva y su última comunicación poética, evoca a los héroes anónimos que forjaron la patria con marcado acento filial, "pero no elige para ello el verso marcial de un himno de bronce, sino el verso cordial y sereno, traspasado de humanidad con que hizo antes el elogio de las manos maternales y el de las novias modestas". Con un lenguaje plástico y ágil, la oda desborda con­ tenido humano y el lector siente la honda corriente afectiva entre los antepasados y el poeta.

En el libro de Lugones está el país, el continente físico tipificado en lo que tiene de autóctono y las transformaciones realizadas por manos extranjeras y está la familia rural y el cuadro de aquella sociedad patriarcal que termina y cl re­ flejo de la vida cosmopolita que empieza. La poesía de Banchs es diferente. Tiene la fuerza y la fidelidad de la obra de Lugones; pero el canto de Banchs está estre­ mecido por el lirismo inconfundible de su voz interior. Son dos visiones del país con resonancia social, pero distintas: "En la poesía de Lugones hemos hallado al país, y en la de Banchs a la poesía. Es también diferente el optimismo de ambas: el de Lugones es claro, confiado, estallante a veces; el de Banchs, aunque igualmente claro, se cubre por momentos de una melancolía que acentúa más la índole subje­ tiva de su canto".

Juan Carlos Ghiano emprende, en Bartolomé Hidalgo entre los j,oetas de Mayo, un estudio del casi legendario "primer poeta criollo del Río de la Plata", al que reconoce "la apenas discutible paternidad de la (poesía) gauchesca", para concretar una moderna, aunque no enteramente nueva, interpretación del poeta. Indaga pri-

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E. U . Bischoff: tres si·glos de teatro ... R. H . A., Núms. 53-5!

mero, y precisa en parte, las pocas .y desdibujadas noticias biográficas para asegu­ rarle una educación -por lo menos literaria- semejante en su deuda con el neo­ clasicismo a la de los otros poetas de la Independencia, al tiempo que le reconoce también una típica existencia de hombre de Mayo por su militancia y por el inelu­ dible compromiso con que ejerció su vocación literaria. Este compromiso alentó su rebeldía: Hidalgo encarna el partido de los gauchos, de los paisa11)()s, de los indios, de los americanos; siente a sus versos como el evangelio de una decepción donde gana importancia, día a día, la crítica al mal gobierno y la maleabilidad de la justicia de que son responsables los hombres que detentan el poder en la centralista e ilustrada Buenos Aires. "La exclusiva caracterización de los poemas gauchescos sobre los modos del lenguaje recorta una constancia creadora y los aproxima de­ masiado a formas. costumbristas de la literatura regional hispanoamericana. En los gauchescos la voz popularizada sirvió para hacer más efectivas ante los gober­ nantes las protestas del pueblo anónimo, de los numerosos hombres sin voz ni voto; Hidalgo, que había comenzado como difusor de la ideología del gobierno y sus generales entre los hombres del pueblo, se dirigió en sus Diálogos a los hombres de gobierno, asumiendo así una representación multitudinaria".

Completan el volumen otros trabajos de valor documental o de difusión, tales como: Fray Cayetano Rodríguez y la literatura de Mtryo, de Alcides Degiuseppe; El periodismo de Mayo, de José A. Oría; _i\,fayo y los orígenes de la Biblioteca Na­ cional, de Ana Inés Manzo; La celebración del Centenario de Mayo: a.porte poético de Rubén Darío, de María C. Garat; El [eminismo entre las ideas sociales de Mayo, a través de textos literarios, de Raúl H. Castagnino; Adalbert Von Cbaniisso en el Nuevo Mundo, de Ilse T. M. de Brugger y Presencia de Alfieri en el teatro de f uan Cruz V arela.

Carlos H. Magis. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Rep. Argentina.

BiscHOFF, EFRAIM U., Tres Siglos de Teatro en Córdoba, 1600-1900, Córdoba, Fa­ cultad de Filosofía y Humanidades, Instituto de Estudios Americanistas, I 961, X, 3 82 (ocho) pp. ils. (Serie Histórica, número XXXI).

En el prólogo nos dice el A. que de los dos primeros siglos se carece de indica­ ciones "a pesar de haber trajinado mucho en la investigación", pero se adquiere la certeza "que la mayoría de las representaciones tuvieron intención apologética, para cumplir asimismo con la solemnidad de fiestas religiosas"; en lo que respecta al siglo XVIII "denuncia más esperanzadas perspectivas y el siguiente nos da, cada vez con mayor servicial asistencia, una caudalosa información". Proceso, diremos a título de información, que igualmente se señala en otros sectores de América.

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.Iun io-Dl cl embr e de 1962. E . U . Bischoff: tres siglos de teatro ...

La representación escénica más antigua que se conoce, se habría realizado en Cór­ doba en la Residencia de la Compañía de Jesús, con motivo de conocerse la Bula de beatificación de su fundador San Ignacio de Loyola. Con motivos circunstan­ ciales, se hicieron otras representaciones y se recogen referencias que señalarían al poeta Luis de Tejada "como el primer escritor de teatro argentino". Pero al decir del A., con motivo de la canonización de San Estanislao, en 1726, se celebró una función que "rebasó los límites conventuales, ya que se hizo en la calle pública, menester agradable para los espectadores, por cuanto pudieron disfrutar sin obs­ táculos de las escenas" (p. 18). Sc dan noticias de obras y nombres de sus autores, dedicándose mención especial a Cristóbal de Aguilar, que durante ocho décadas vivió en Córdoba, donde falleció en 1828, de quien se conoce un conjunto de obras teatrales, aunque no se ha hallado referencia alguna de que fueran representadas (pp.26-28).

A partir de 181 O las referencias sobre el teatro son más abundantes y permiten al A. seguir exponiendo con toda precisión su desarrollo; señalando en primer lugar el proyecto de Carlos O'Donell, de 1816, para instalar una casa de comedias, cuyas obras, aunque comenzadas, no fueron proseguidas. En 183 9 "se inició la construcción de un pequeño coliseo" (p. 67), en donde actuó al siguiente año Casacuberta, célebre actor (1798-1849) que había actuado en Buenos Aires, Mon­ tevideo y Río de Janeiro y más tarde en Chile, donde habría de fallecer. Circuns­ tancias políticas hicieron que al siguiente año se dispersase la compañía y el teatro abandonado, fue desmantelado y destruido, hasta que en 1848 se volvió a reedifi­ car, actuando en él, al siguiente año, una célebre actriz, Trinidad Guevara. La primera compañía lírica actuó en 18 5 4. A partir de entonces las informaciones son más abundantes y permiten al A. extenderse en lo que respecta a las compañías y sus figuras más representativas, señalando el género que cultivaron, nombres de autores, títulos de las obras llevadas a escena y otras múltiples noticias relacio­ nadas con las representaciones, conciertos vocales y musicales, bailes, funciones de circo, etc. Puede decirse que cuanto espectáculo teatral de alguna importancia se representaba en Buenos Aires, era repetido por los mismos elencos en Córdoba y en otras ciudades del interior de la Argentina. Se consagra al final de la obra un capítulo a los autores locales, dando referencia sobre sus vidas y obras. Para la elaboración de la obra, el A., además de la bibliografía pertinente, que cita en cada oportunidad, ha consultado los archivos de Córdoba, colecciones de periódicos y revistas que le han permitido trazar, con éxito, el panorama del teatro en Córdoba.

Julián Garcés.

Buenos Aires, República Argentina.

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M. O. de Bopp: Contribución al estudio ... R. JI.A., Núms. 53-54 ·

BoPP, MARIANNE O. DE, Contribución a,l estudio de las letras ale-numas en México, México (U. N. A. M.), 1961, 512 pp. (Publicación de los Seminarios de la Facultad de Filosofía y Letras).

Marianne O. de Bopp, maestra de la Facultad de Filosofía y Letras (U. N. A. M.), acaba de publicar un interesante estudio sobre la contribución de las letras alemanas a la cultura de México. Su trabajo de investigación se limita al siglo XIX y las fuentes (rastreadas meticulosamente) han sido, nada menos, que los perió­ dicos y revistas mexicanos publicados en ese siglo, pues su investigación abarca desde 1800 a 1900.

Consta la obra que comentamos de una Introducción ( donde Ia autora nos explica su método, las dificultades con que tropezó, las limitaciones de su trabajo, los aciertos y la rica cosecha hallada), que no es otra sino la de hacer patente el reflejo cultural de Alemania en el México del siglo pasado. La novedad de este proemio introductorio es el estudio de los materiales de acuerdo con las diversas etapas histórico-políticas de la centuria pasada. Tras la introducción o prólogo, la autora presenta a los lectores siete nutridos capítulos ( más de 3 5 O páginas) : I) El Virreinato (siglo xvm); Il) El idioma alemán en México; III) El cuadro de la litertJtu.ra a,len1a1ia en México; IV) Escritores, traductores, (Wtigos y adversa­ rios; V) Periódicos alemanes en México; VI) Asociaciones e instituciones, y VII) Alemania desde México. Viene a continuación la Bibliografía, que resulta im pre· sionante a pesar de que modestamente la A. nos ha confesado desde el comienzo que su trabajo no puede, ni con mucho, ser completo (p. 21). Mas esta Bibliografía, así como todo el libro, es ya de hecho una mina riquísima de informes, datos y noticias. Estábamos habituados a considerar naturales las múltiples influencias culturales francesas o anglosajonas que recibieron nuestros más destacados hombres en el campo de la literatura, de la ciencia y de la historia de las ideas; mas desde ahora tenemos también que considerar en el mismo pie de igualdad que las anterio­ res las influencias venidas directa o indirectamente de Alemania.

Uno se queda sorprendido por lo hondo que caló el pensamiento alemán en la mayor parte de nuestros prosistas y poetas; pero, incluso, nuestra admiración crece más cuando comprobamos que el influjo espiritual germánico llegó, incluso, a algunos de nuestros hombres públicos más representativos.

EI libro se termina por una serie interesantísima de anexos ( 19 de éstos, que comprenden 91 páginas de letra de tipo pequeño) o ilustraciones ejemplificadoras del texto: trozos traducidos del alemán ( Schiller, Hoelderlin, etc.), así como frag­ mentos de poesía, de literatura viajera o creaciones nacionales inspiradas en el romanticismo alemán.

Hablar de las omisiones quédese para los críticos puntillosos; nosotros sabemos muy bien que jamás hay un trabajo de esta clase que pueda considerarse absoluta­ mente exhaustivo, y en este caso particular Ia prudente autora, como ya hemos escrito, 1110s pone en guardia contra tal pretensión. Ella ha llevado a cabo un

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Junio-Diciembre de 1962. H. Buse: :Machu-Picchu

trabajo serio, científico y entusiasta y a los críticos toca, más bien que la censura, Ia complementación de este estudio.

Juan A. Ortega y Medbna. Facultad de Filosofía y Letras, (U. N.A. M.)

Busr, HERMANN, Machu-Piccbu, Lima, Colección Nueva Crónica, Talleres Grá­ ficos P. L. Villanueva, S. A., 1961, 184 pp. Ils. Mapas.

La celebración del cincuentenario del descubrimiento de las ruinas maravi­ llosas de Machu-Picchu -en julio de 1961- ha tenido una resonancia literaria de importancia singular, pues aparte de los estudios de orden histórico y antropo­ lógico y de la nutrida colaboración periodística que ha llenado muchas páginas de periódicos de toda América, ha brindado los frutos de inesperados volúmenes poéticos o de prosa literaria sin ribetes de erudición o información, en el plano de la creación pura, estimulada por el hechizo de la naturaleza que bordea las ruinas conmemoradas o el mensaje cósmico de la piedra milenaria.

Muchos viajeros de las últimas décadas se han extasiado en la contemplación de las ruinas ,y son las páginas que han ofrecido indelebles testimonios del impacto estético y humano dejado por aquellos restos. A Pablo Neruda, el gran poeta chi­ leno de nuestros días, corresponde Ia primacía en el descubrimiento de Machu­ Picchu como motivo poético, volcado en su famoso Cento, tal vez una de las más altas cifras de su poesía.

De tal modo, estas ruinas ganosas de creciente celebridad, no solamente advie­ nen a la literatura como asunto narrativo sino también como motivo poético. Con­ forman ya los ribetes de u111 personaje epónimo, en un paisaje de impacto espiritual, suscitador de la emoción y la meditación.

Hermann Buse ha publicado una guía geográfica e histórica "informativa y apologética" de las ruinas con acopio de amplia documentación y de hermosas ilus­ traciones ( excelentes dibujos de Luis Ccosi Salas y artísticas fotografías de Manuel Scollo C.).

Como dice el autor, "este libro no pretende formular una hipótesis", sino constituir una introducción al conocimiento preciso de las ruinas.

La obra empieza haciendo la apología del río Urubamba -escenario de las ruinas r principal afluente del Amazonas- vinculado al viejo Perú como el Nilo lo fue a Egipto. Al elogio del río se agrega la exaltación literaria de sus mon­ tañas y del hombre, su constructor. Luego abarca Buse la descripción de la ciudad y la ciudadela de Machu-Picchu, la población -imperial y sagrada- y el reducto. La ciudad eterna surge sugestiva y restaurada en los esquemas. Traza luego un

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E. Carilla: Estudios de literatura ... R. H. A., N11ms. 63-54

derrotero para el visitante, el más informado, conspicuo y didáctico, que se haya hecho hasta hoy. Luce el volumen una excelente diagramación e impresión.

Estuardo Niítiez. Universidad de San Marcos, Lima, Perú.

CARILLA, EMILIO, Estudio: de Literatura Argentin» (Siglo XX), Tucumán, Facul­ tad de Filosofía y Letras, 1961, 149, pp., ils., Universidad Nacional de Tucu· mán, Publicación No. 825 (Cuadernos de Humanitas, No. 6).

Bajo este título el autor reúne un total de ocho estudios referentes a momen­ tos, obras y escritores de la literatura argentina contemporánea. Seis de ellos fueron publicados anteriormente por el mismo autor, entre 1954 y 1960, en revistas de Argentina, España, Perú e Italia. Indudablemente, a pesar de su recopilación, el libro mantiene unidad específica, ya que· todos los trabajos incluidos tratan de temas literarios relativos a Argentina. Acaso la única excepción sea el último ("Amado Alonso, en la Argentina"), que por su carácter de español y por la labor lingüística y filológica del llorado maestro, netamente hispánica, universal, es evidente que no debiera incluirse, de modo exclusivo, entre los temas literarios argentinos, aunque, por otra parte, pueda permitirse referirlo a su etapa de vida rioplatense ( etapa de plenitud), y a su influjo en el desarrollo cultural de aquel país. Y a lo insinúa el autor en su prólogo, cuando dice: "Y lo de argentino -por lo menos, lo prueban algunos ejemplos- no se cierra en. límites corrientes del Litoral".

El primer estudio parece fundamental por su carácter de visión panorámica de las letras argentinas durante el período contemporáneo. Titulado Sobre nuestra realidad literaria, en el discurso el autor, basándose en el pensamiento de Karl Vossler, quien en su libro La vida espiritual en Sudamérica, se pregunta, diciendo: ''¿Hay, por ejemplo, lengua, poesía y literatura argentinas que sean algo más que un mero apéndice y variedad de las de España o Europa? ... " A pesar de los argu­ mentos en contra, ya olvidados, de Abeille y sus secuaces, está "claro-dice el autor-que no se puede hablar de una lengua argentina, sino de un matiz ar­ gentino de la lengua general". Es indudable que se refiere al matiz argentino de la lengua española. Se afirma en tono categórico y decisivo en "la existencia de una literatura argentina, con cuerpo propio y no como simple apéndice de Europa". A este respecto aporta la expresión valiosa de creaciones genuinas, como Facwndo, Martín Fierro, Una excursión a los indjos ranquales, Don Segundo Sombra y otras, de autores como Payró, Lugones, Güiraldes ...

Señala como causas que han detenido o debilitado las corrientes literarias ar-

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Junio-Diciembre de 1962. E. Carilla: Estudlos de literatura ...

gen tinas a los siguientes factores: 1) equilibrio y eclecticismo, lo que ha pado lugar al predominio de una posición extrema minoritaria tendiente a la armonización y a la contenida seguridad de lo correcto; 2) El nacionalismo literario, degenerante en regionalismo, folklorismo y costumbrismo, que hacen que obras argentinas no culminen en universales; 3) La carencia absoluta de una literatura pojmlar; 4) Lá escasez de verdaderos maestros en ese valor conjunto de dar y darse, como un Lugones, una Storni, un Pedro Henríquez U reña, un Güiraldcs ... ; 5) La conse­ cuencia funesta de una crítica mal dirigida, llena de prejuicios y casilleros, y coartada por el caciquismo y las capillitas. En este discurrir llega a la conclusión, diciendo: "Nuestras letras ofrecen el inconveniente y la ventaja de corresponder a un país joven. De ahí derivan sus tanteos y desorientaciones, pero también de ahí se abren grandes perspectivas, sin lastres frenadores ... ".

En el segundo estudio analiza la obra de Jorge Luis Borges, eligiendo para ello el relato de uno de sus mejores cuentos narrado en las páginas 69-72 del libro de este poeta, titulado El .Afeph, Buenos Aires, 1949. Se trata- de "La Casa de Aste­ rión", versión borgiana del mito clásico del Minotauro y Tesco. El autor hace resaltar cl gran desboque de imaginación y fantasía con que el brillante y cerebral poeta argentino revitaliza la historia, adaptándola a la semblanza humanamente dolorida de su pobre protagonista. El alegorismo, plasmado en la figura mansa y humilde, apenas sin rostro, del Minotauro pintado, en 1896, por Jorge Federico Watts, parece corresponder con lo que el "Cuento de Borges" quiere decir.

En El vanguardismo en la Argentina, su tercer estudio, el autor hace historia de aquel movimiento literario, de origen europeo y repercusión amplísima que, entre 1920 y 1925, se difundió por Argentina. Se refiere al "Ultraísmo", traído por Borges de España y que permitió la expansión hacia todo el país de las escuelas europeas de vanguardias, con los nombres de "Imaginismo", "Martinfierrismo" y otros. Hace una sucinta mención de los escritores, antologías y principales revistas literarias que se asociaron al movimiento, destacando, en breve exposición histórica, la espectacular presencia del periódico Martíin Fierro en aquella época. Un grabado del segundo número de este periódico quincenal de arte y crítica libre, ilustra esta interesante monografía.

En cuarto lugar inserta un estudio sobre la lírica y prosa de Baldomero Fer­ nández Moreno. Con un interesante acopio de datos y citas bibliográficas, el autor recorre los diversos momentos de Ia Autobiografía Lírica del poeta médico, haciendo destacar lo que en éste pesaba España como tradición, lengua e infancia, a pesar de que su obra poética-por su vida y por sus temas, es esencialmente argentina.

Al tratar de Ricardo Güiraldes, en el quinto estudio, considera este escritor como el fuerte pilar de la novela argentina, diciendo además que éste podría ser juzgado como el puente entre dos generaciones. Después de hacer mención de su breve producción, contra la figura de Güiraldes en sú obra cumbre Don Segundo Sombra, aparecida en 1926.

En Sobre la elaboración poética en Lugones, hace referencia principal a sus

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A. M. Carrefio: La real y pontificia ... R. H. A., Nüms, 63-54

Romances, como clara fisonomía del Romancero español, de los romances ameri­ canizados, y aun de los romances históricos argentinos del siglo xrx. Aquellos ti­ tulados Roman~es del Río seco están vinculados ya a anécdotas procedentes de la tradición lugareña de su villa de Río Seco o ya a leyendas y narraciones de cuño libresco. Un grabado reproduciendo la primera versión del romance "El Reo", pu­ blicada en La Nación, de Buenos Aires, está ilustrando la monografía. La "Revista Modernista", a que se refiere el séptimo estudio, es la revista titulada Reuist« de Letras y Ciencias Sociales, publicada en Tucumán desde 1904 hasta 1907. Colabo­ raron en ella figuras como Unamuno, Rodó, Rubén Darío, Lugones, Ricardo Jaimes Freyra, Juan B. Terán ... , y otros.

Termina el libro con un estudio titulado "Amado Alonso en la Argentina". Dice el autor en su prólogo que lo incluye "como un deseo de reiterar el homenaje a quien mucho debe nuestro desarrollo cultural y aun el específicamente literario". El citado estudio fue publicado con anterioridad en Cuadernos Hispanoamericanos, de Madrid, 1954, No. 51. El autor se refiere especialmente a la labor fructífera del gran filólogo durante su etapa en Argentina, desde 1927 a 1946. Menciona aquel grupo de obras que representan las tres direcciones fundamentales de la labor del malogrado maestro Amado Alonso: lingüística, estilística y magisterio.

Isidoro Montkl. Universidad del Zulia, República de Venezuela.

CARREÑo, ALBERTO MARÍA, La Real y Pontificia Universidad de México, 15 3 6- 1865. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1961. (Publica· ciones de la Coordinación de Humanidades y del Instituto de Historia), 502 pp.

Investigador incansable de la historia mexicana fue don Alberto María Carreño. Una tras otra dejó obras importantes que esclarecen múltiples aspectos de nuestra vida pasada, todos escritos con honestidad, valentía, claridad y conocimientos. Uno de sus últimos libros lo constituye éste, iniciado hace algún tiempo y por el cual asistió varios años a consultar los viejos documentos del archivo de la Universidad. Con los datos ahí obtenidos hizo este estudio o como él le llamara, "síntesis" o resumen de los más importantes aspectos y acontecimientos ocurridos en la Real y Pontificia Universidad de México, desde su fundación en el año de 15 5 3 hasta una de sus clausuras en 1865. Claro está que el A. también se ocupa de sus antecedentes a partir de 15 3 5, los cuales clarifica y precisa.

No intentaba Carreño, así lo confesó muchas veces, escribir una historia total de nuestra máxima institución cultural, sino aportar los datos que sus búsquedas le

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habían entregado, los cuales completaban todo lo que hasta el día se sabía frag­ mentariamente debido a diversos pero muy específicos trabajos. Por ello es que en esta obra publica numerosas cédulas reales, disposiciones, acuerdos, relacionados con la Universidad, los que trata de que sean conocidos y estimados en el momento en que un investigador posterior trate de avocarse a un estudio a fondo. Es por ello que este trabajo constituirá, junto con cl ya clásico de De Plaza y Jaen, uno de los pilares de ese trabajo futuro.

Bien organizado a base de los aspectos más salientes de la vida de la institu­ ción y desarrollado cronológicamente, este trabajo, uno de los últimos del A., re­ presenta una aportación valiosa a la historia cultural de México.

Ernesto de la Torre Villar. Universidad Nacional de México. Facultad de Filosofía y Letras.

CARRIL, BoNIFACIO DEL, La expedición MalasPina en los mare: del Sur. La Colecâón Bauzá, 1789-1794. Nota documental por HUMBERTO F. BuRz10, Buenos Aires, Emecé editores, 1961, 63 (tres) pp. y XXV (cuatro) láminas, en folio.

Se inicia la obra con una noticia de Armando Braun Menéndez, en la que se expresa que se reúnen en este volumen la totalidad de las láminas que, provenientes de la Colección del alférez de navío Felipe Bauzá, se refieren al paso de las cor­ betas Descubierta y Atrevida en los mares sureños del continente americano y que hoy integran las colecciones del A. de la noticia; del doctor Bonifacio del Carril y dos aguadas que pertenecen a los señores Germán Vergara Donoso, de Santiago de Chile y Carlos Sanz López, de Madrid. En la Nota documental que firma el señor Burzio, después de trazarse una semblanza del jefe de la expedición, Alejandro Malaspina, de los objetivos de su viaje y causas que originaron su prisión al retomo de ese importante viaje científico, se ocupa de los artistas pintores, aportando nuevas referencias sobre los mismos y sobre la labor que realizaron. El señor Del Carril, al ocuparse de la expedición, trata preferentemente de la obra artística de Felipe Bauzá y de su compañero, José de Espinosa, como así también de las tareas del primero en el Depósito Hidrográfico de Madrid, hasta 1823, en que hubo de emigrar a Londres, perseguido por sus ideas políticas contrarias a la mo­ narquía absoluta, llevándose consigo su archivo privado. Falleció en la capital inglesa en 1834. No obstante de haberse retornado a Madrid el archivo que le perteneciera y que adquirió Francisco Michelena y, Rosas en 1844, éste enajenó al Museo Británico, en 1848, en donde figura con la denominación B(IUza Collection.

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B. del Carril: La expedición ... R. H. A. Nûrns, 63-54

Los familiares de Bauzá conservaron en su poder "una valiosa serie de originales de las pinturas y dibujos de la expedición Malaspina que Bauzá había reunido con amor e interés", que fue clasificada en dos álbumes, con "más de doscientos origi­ nales con vistas de ciudades, paisajes, retratos, tipos de indígenas, escenas de cos­ tumbres, algunas cartas geográficas y documentos de diversa índole". Entre los dibujos, aguadas y acuarelas figuran originales que firman Felipe Bauzá, José del Pozo, Fernando de Brambila y Juan Ravenet, en su mayor parte desconocidos. Los originales que se reproducen de la Colección Bauzá fueron adquiridos en 1952 en España por el doctor Bonifacio del Carril, que cedió la parte relativa a Chile al doctor Armando Braun Menéndez. Uno de los dibujos reproducidos que "repre­ senta al pintor José del Pozo retratando del natural a una india patagona (lá­ mina III) ... fue obsequiado por el propio Pozo a don Ambrosio O'Higgins, pre­ sidente del reino de Chile, cuando las corbetas pasaron por el país hermano en 1790. Fue hallado por don Benjamín Vicuña Mackenna entre los papeles del bri­ gadier don Bernardo O'Higgins. Adquirido por el Dr. Braun Menéndez, fue donado por éste al Dr. Germán Vergara Donoso, a quien pertenece actualmente". Para una mejor comprensión de las láminas reproducidas, se han transcripto refe­ rencias que a ellas aluden, "de la Relación general del viaje publicada por Novo y Colson, del Diario del viaje del teniente de navío Viana y de la Descripcié» del Perú, Buenos Aires, etc., de Espinosa y Bauzá enlas partes relativas a Chile y a la República Argentina". A continuación se da el catálogo y descripción de las lámi­ nas, con nombre del autor, indicación del procedimiento, título si lo posee, fecha de ejecución y su dimensión. Damos enseguida los títulos originales o factibles de las láminas reproducidas: I, Vista del puerto Deseado; II, D. Antonio Pineda en Patagonia; III, José del Pozo retratando los patagones; IV, El cacique [unclx»; V, India patagonili; VI, La Mocha, Concepción de Chile; VII, Santiago de Chile, El Puente; VIII, Santiago de Chile, El Carmen Bajo; IX, Sœüiego de Chile, Cerro de Santa Brígida; X, Vista de Santiago de Chile; XI, El Callejón de la Gu(l,rdia, Los f.,ndes; XII, Li Casa de la Cumbre, Los Andes; XIII, Puente del Inca, Los Andes; XIV, Puente del Inca, Los Andes; XV, El Rincón de Bustos, Río III, Córdoba; XVI, Incendio en las PamPtts; XVII, Vista de Talcahuano, Coicepciôn, Chile; XVIII, La corbeta Atrevida entre los hielos; XIX, Lo corbeta Atrevida entre los hielos; XX, Buenos Aires desde el río; XXI, Buenos Aires desde el camino de las carretas; XXII, Señora y caballero, Chile; XXIII, Señora de Chile; XXIV, Hombre de campo, Chile; XXV, Gaucho rioj,latense. Fuera de texto se reproducen: Retra­ to de D. Alejandro Malaspina (grabado de Maura, 1885); Estado individual del apresto de las corbetas ( 1789); Orden de transbordos y desembarcos; "Carta esfé­ rica de la parte interior de la América Meridional", ejecutada por las observaciones hechas por José Espinosa y Felipe Bauzá en 1794, delineada por C. Noguera Y grabada por R. Esteve.

Se trata de una magnífica edición, hecha a todo lujo, que honra por su pulcri-

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Junio-Diciembre de 1962. Aspectos econõmico-financieros ...

tud y cuidado a las prensas argentinas, habiéndose logrado con la impresión dar la sensación del color y matiz de los propios originales.

Jtdián Garcés. Buenos Aires, República Argentina.

EsTÉvEz, ALFREDO y ELIA, ÜSCAR HoRAc10, Aspectos económico-financieros de la Ca-mpaiía ~mnartiniana. Prólogo del Dr. Eugenio J. Folcini, Buenos Aires, Comisión Ejecutiva, 1509 aniversario de la Revolución de Mayo, 1961, XI (una), 257 (tres) pp.

Los AA., especializados en temas de historia economica, han abordado con éxito el presente volumen, que han dividido en cuatro densos capítulos, que enu­ meramos a continuación: I, Situación económico-financiera de las Provincias Unidas en el primer decenio de su vida independiente.-II. San Martín en la intendencia de Cuyo.-III, San Martín en Chile.-IV, San Martín, Protector del Perú. Se han valido los AA. para su redacción de una escogida bibliografía y de las fuentes documentales que atesora el Archivo General de la Nación. El prologuista asienta que "los autores subrayan el predominio de los angustiosos problemas financieros sobre los económicos. Una apropiada política económica estuvo ausente, al quedar subordinadas las medidas de fomento a las que remediaban los constantes apremios de las arcas fiscales, por la insuficiencia de los recursos necesarios para llevar ade­ lante la prolongada Guerra de la Independencia". Los AA. señalan la delicada situa­ ción económico-financiera del país argentino en 1816, cuando se organizaba el ejérci­ to de los Andes para libertar a Chile, exponiendo detalladamente la manera de obte­ ner los recursos para que no se malograra la proyectada empresa que insumía todos los fondos del Estado y planteaba múltiples problemas difíciles de resolver por la falta de una política económica que pudiera superar las trastornos financieros que producía la continuación de la guerra. Dentro de esa situación, prepara San Martín en Mendoza su ejército, dándonos los AA. las características de la actividad eco­ nómica de Cuyo y los alcances de las medidas financieras impuestas por San Martín, quien "con responsabilidad y conciencia de la trascendencia histórica de su misión; apeló a todos los medios que suelen utilizar los jefes militares en tiempo de guerra" y "con el esfuerzo coordinado de todos, bajo la hábil conducción de San Martín se superaron los escollos y la libertad pudo ser concretada. A continuación se estu­ dia la situación económico-financiera chilena y Ias relaciones económicas sostenidas entre Ia patria de O'Higgins y la Argentina, cuyos antecedentes y desarrollo ex­ ponen detalladamente los AA. para señalar que "la expedición emancipadora al Perú tuvo como objetivo afianzar Ia independencia de las Provincias Unidas y Chile

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y encerró, especialmente en el caso de este último país, una finalidad económica que era la obtención de los mercados. Para realizar ese plan, las Provincias Unidas y Chile mancomunaron sus esfuerzos y debieron afrontar idénticos problemas, ya que ambas naciones se encontraban en una situación similar en aquellos primeros años de su vida como Estados". En esa tarea tuvo también intervención la acti­ vidad privada en lo relativo al transporte de las fuerzas expedicionarias, con lo cual se "hizo posible concretar cl ideal sanmartiniano de consolidación de la inde­ pendencia chilena e incorporación del Perú entre las naciones libres de América". Cierra la obra la parte dedicada al Perú, donde es estudiada la política económica seguida por San Martín en el desempeño de las funciones de Protector, dedicando los autores especial atención al Banco emisor de papel moneda que "era la mejor o quizá la única solución que correspondía en ese entonces. Tal idea se llevó a cabo" estableciéndose en 1821. "Mediante su acción, el Estado pudo sostener sin mayores angustias sus enormes gastos". Tales son las conclusiones a las que llegan los AA. de esta obra escrita con criterio científico, digna de todo encomio por su probidad.

Julián Garcés. Buenos Aires, República Argentina.

FITTE, ERNESTO J., Dorrego y Ross«. Entretelones del soborno de tropas mercena­ rias al servicio del Brasil;, Editorial Fernández Blanco, 1961, 17 4 (dos) pp., con tres planos y facsímiles.

Doce capítulos integran el presente volumen, debido a la pluma de uno de los historiadores argentinos surgidos últimamente, que tiene en su haber una cali­ ficada producción. Se abre el capítulo inicial con unas consideraciones sobre un recurso de guerra, cual fue el soborno de tropas mercenarias al servicio del enemigo. El primer episodio analizado por el A. se inicia en el año 1827, en que dos alemanes, Federico Bauer y Antonio Martín Thym, se ofrecieron al gobernador de Buenos Aires, Manuel Dorrego, para fomentar la deserción de tropas extranjeras que lu­ chaban bajo las banderas del Imperio del Brasil contra la República Argentina, que fue aceptado en principio. Ocúpase seguidamente del origen de aquella guerra, iniciando el estudio con la cruzada de los treinta y tres orientales que, al mando de Juan Antonio Lavalleja, desembarcaron en las cercanías del Arroyo Agraciada el 19 de abril de 182 5 y de las consecuencias de ese heroico acontecimiento que llevó a la lucha a la Argentina y al Brasil. Poco después asumía la presidencia de la República platense el ilustre estadista Bernardino Rivadavia, y al referirse a su actuación expone el A. los acontecimientos internos y externos que lo llevarían a hacer dimisión de tan preponderante cargo, entretanto la guerra se desarrollaba

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entre ambos países e intervenía el ministro inglés Lord Ponsoby. Los hechos in­ ternos que convulsionaron al país son expuestos seguidamente hasta que, lograda la paz, comenzaron a circular las primeras noticias sobre lo proyectado por los mercenarios alemanes y el gobernador Dorrego, que el A. trata a base de una documentación inédita que obra en su poder, en donde aquellos se proponían se­ cuestrar al emperador del Brasil, según referencias de la época y que Lord Ponsoby comunicó a su Gobierno. Diversos autores trataron el tema, coincidiendo en lo expuesto, pero el señor Fitte, después de su compulsa, expresa: "de ese cúmulo de curiosas aseveraciones, repetimos, nada de cierto hemos podido comprobar, excepto la espontánea deserción de cien soldados alemanes que después de ltuzaingó, al retirarse el ejército, quedaron rezagados en el camino, so pretexto de cansancio" (p. 3 5). En uno de los capítulos subsiguientes, se ocupa de la contrata de tropas alemanas y austríacas y que en 1824 desembarcaron en Río de Janeiro, según la referencia de Rocha Pombo que menciona el A., "entre los insultos del pueblo que les arrojaba piedras a su paso, gritándoles esclavos blancos" (p. 49). Pronto aparecerá en escena Federico Bauer, señalando a continuación cómo éste conoció a bordo de un navío francés que se dirigía a Buenos Aires, a Antonio Martín Thym, "profesor de filosofía y por ello poseedor de cierta cultura humanística, que acababa de relacionarse en Burdeos con el ex ministro [del emperador del Brasil] José Bonifacio Andrade, a la sazón caído en desgracia" (p. 51). Seguida­ mente Bauer y Thym intiman y el primero le hace participar al segundo de su proyecto, que aceptó el gobernador Dorrego y cuyo texto se transcribe en la obra. Se exponen a continuación las tentativas de llevar a la práctica lo convenido. Se agrega también la información dada por Lord Ponsoby al vizconde Lord Dudley en la que se menciona a los hermanos Andradas como cómplices del movimiento revolucionario que se aspiraba a realizar. Mientras Bauer actúa en Río de Janeiro, su cómplice Thym "no perdía el tiempo en Buenos Aires, y repartía sus quehaceres cotidianos entre la instalación de la fábrica de cerveza y la traducción de la corres­ pondencia que Bauer le remitía, pasándoles a las autoridades extractos de las nove­ dades recogidas por su socio" (p. 88). Fracasado en Río de Janeiro cuanto pre­ tendía realizar Bauer, regresó a Buenos Aires y aquí se encontró con Thym cuyas gestiones tampoco habían prosperado mucho. "No le sobró tiempo para cavila­ ciones. Con la revolución del 19 de diciembre de 1828, se derrumbaron momentá­ neamente las aspiraciones de los dos aventureros y hubieron de contenerse por largos meses hasta volver a ver caras amigas en el Gobierno. Era prudente llamarse a silencio; Lavalle y los unitarios nunca gustaron mezclarse en esas peligrosas ma­ quinaciones" (p. 94). Después de referirse a las relaciones de Rosas con los fami­ liares de Dorrego, se ocupa de las reclamaciones interpuestas por Bauer y Thym y de la rivalidad surgida entre ambos socios, con la aparición de otros tres perso­ najes que se consideraban acreedores a la recompensa de sus servicios. Eran éstos, Guillermo Federico Zaeb, el conde Pablo Bayardi y Federico Müller. Las tramita· ciones siguieron en años sucesivos, alcanzando las referencias hasta 1840, habiendo

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costado al Estado la suma de 85,000 pesos aproximadamente. De acuerdo con lo que en su tiempo expusieron Guido y Balcarce, "la sedición de las tropas extran­ jeras había tenido resultados contraproducentes, fortaleciendo la posición del sis­ tema imperial en lugar de debilitar su prestigio" (p. 129). Le tocó a Juan Manuel de Rosas pagar las consecuencias de aquella aventura, pues no habiendo interve­ nido "en Ia conspiración tramada, debió abonar a regañadientes la factura de los gastos" (p. 13 3).

A raíz del pronunciamiento de Urquiza contra Rosas, el 19 de mayo de 18 51, los brasileños que intervinieron en la contienda junto con los uruguayos, tenían en Colonia "una división que Rosas supone asciende a cinco o seis mil soldados alemanes a las órdenes del brigadier Fernández, lista para lanzarse sobre Buenos Aires, así que se alejen las tropas que defienden la Capital. El Emperador don Pedro II no había escarmentado con el susto de su antepasado y descansaba a su vez en la fidelidad de estas tropas, a sueldo y sin escrúpulos. Rosas olfatea la opor­ tunidad, envía sus espías y tantea el terreno" (p. 136). A continuación se expone cuanto se había planeado para atraer a los referidos soldados, pero las fallas de la máquina del vapor que debía usarse como unidad principal, desbarató el transporte de los mercenarios alemanes. Además, el espionaje en ambos bandos se hallaba bien preparado "y cada uno conocía al dedillo los propósitos del otro" (p. 15 3). La parte final del volumen la dedica el A. a trazar las divergencias existentes en un paralelo entre Dorrego y Rosas, señalando que en nada coincidieron y que en todo fueron disímiles, es decir, en "carácter, valentía, aptitudes militares e ideas de gobierno" (p. 15 9), anotando las cualidades destacables y los defectos de cada uno, agregando que "Dorrego tuvo una gran virtud, le quemaba la sangre por ver al país constituido definitivamente. Las urgencias de Rosas no llevaban ni por asomo tanta prisa" (p. 16 5). Sin embargo de la distancia que separaba al uno del ~ro, dice el A. que ambos tuvieron "una común veleidad; ambos gustaron la intriga sutil y calcularon con ella socavar el potencial militar del Brasil. Fue la sola afi­ nidad que demostraron poseer estos dos dispares gobernantes" (p. 169). Se cierra el volumen con las fuentes documentales utilizadas y la bibliografía impresa con­ sultada.

El A. ha dejado aclarados los dos episodios de que trata en su volumen, utili­ zando como se ha dicho, varias piezas principales que se conservan en su archivo particular.

Julián Garcés.

Buenos Aires, República Argentina.

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Junio-Diciembre de 1962. E . J. F'1tte: El descubrtnüento ...

FITTE, J. ERNESTO, El descubrimiento de la Antártida, Crónica de los hombres y barcos que exploraron las aguas de las Shetland del Sur, Buenos Aires, Emecé editores, 1962. 305 + una + ( 1) p., ils., mapas.

El sexto Continente hasta ahora no había merecido, en amestro país, un es­ tudio analítico y documentado en la parte histórica. Recuerdo, en cambio, a las obras de conjunto, como la que publicó ALBERTO Luis QUARANTA, Apuntes J1ara el estudio de la Antârtid» Argentina, Buenos Aires, 1950.1

Pero a partir de este año contamos con un trabajo de singular merecimiento. En efecto, Ernesto J. Fitte ha publicado con El descubrimiento de la A1nfártida, una obra que en adelante será de consulta obligada.

Pasa revista a los navegantes y exploradores que recorrieron los mares del sur en los siglos XVI, XVII y xvm. En este siglo y al señalar a los navegantes franceses, sintetiza su pensamiento diciendo que si la tarea de éstos se concretó en realidad "a fijar puntos minúsculos perdidos en aquella inmensidad, es innegable el mérito que les corresponde; ellos fueron los iniciadores de las tentativas más serias para penetrar las barreras de los hielos y enriquecieron los conocimientos de la época con una contribución que podría catalogarse de insignificante si se la mide por su exteriorización física, pero enormemente grande por la repercusión que tuvo y los deseos de emulación que despertó".

Recuerda luego la obra de James Cook que, tras tres largos años de ausencia y de peligrosas aventuras, logró echar anclas en Spithead el 3 O de julio de 1775: constituye --dice F.- un ejemplo por la tenacidad y la maestría con que fue lle­ vada a cabo. Puntualiza la atracción ejercida por las legendarias islas Aurora (hoy denominadas Shag Rock ( cartas inglesas) o islas Cormoran, en las cartas ar­ gentinas).

Pero sin duda el interés del lector aumenta a partir del capítulo tercero. Comienza destacando la aparición del bergantín inglés Willia-ms, que luego de anclar en las balizas de Buenos Aires siguió viaje hacia el sur. El autor, valiéndose del Memorial presentado por el capitán William Smith ( diciembre de 18 21), docu­ menta que el 19 de febrero de 1819 el Williams avistó cl grupo de las Shetland en un lugar de la isla Livingston "señalado actualmente ein las cartas con el nom­ bre de Punta Williams". Su relato fue escuchado con incredulidad. Smith no se resignó ante tal recibimiento y decidió recorrer nuevamente los parajes navegados por él. El 17 de octubre de 1819 tomó posesión de la tierra que bautizó con el nombre de Nueva Bretañ» del Sud (Caleta Esther). Un segundo desembarco tuvo lugar en Shirreff Cove ("allí plantaron la Union Jack, dejaron un cartel con ins­ cripciones apropiadas y dieron tres hurras ... ").

Ese año 1819 cs un año clave para el descubrimiento de las tierras australes.

l Entre las publicaciones extranjeras, recuerdo ahora la siguiente: Commonwealth of Australia, Departamem of Esternal Affrrùs, Handbook and Index by E. P. Bayliss and J. S. Cumpston to accompany a map of Antartida.

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E. J. Pi t te : El descubrimiento ... R. H. A.,. Núms. 53-ii,i

Es el año del bergantín norteamericano Hersilía ( capitán James P. Sheffield). Dejó en las islas Malvinas al segundo comandante Nathaniel Brown Palmer junto con un marinero, y trató de localizar las islas Aurora. Un poco después de haber zarpado el Hersilia de las islas Malvinas, apareció una embarcación denominada El Espíritu Santo, procedente de Buenos Aires, cuyo capellán informó "al joven americano que se encontraba en camino a un lugar donde había miles de focas y donde un cargamento podía ser obtenido casi sin esfuerzo, pero rehusó divulgar la situación o posición". Tres días más tarde regresó el Hersilia, Brown Palmer dio cuenta a su jefe de lo ocurrido y "audazmente le dijo que creía poderlo con­ seguir y encontrar al "Espíritu Santo". El capitán Sheffield tenía gran confianza en el joven piloto, y siguiendo su consejo en pocos días descubrió las South Shet­ land ... Los tripulantes del Barco de Buenos Aires que estaba anclado allí se mos­ traron muy sorprendidos al ver al bergantín ... ". Lo transcripto entre comillas es un fragmento de una información escrita en inglés, fuente utilizada inteligente­ mente por el autor de la obra que comentamos. Y el Espíritu Santo era un barco argentino, con lo que queda puntualizado que los derechos de descubrimiento de las Shetland no corresponden a Oalmer ni a Smith. Ahora bien, Desde la borda del Hersilia Ios tripulantes descubrieron una alta y circular isla montañosa que por su forma circular la nombraron Mournth Pisgah Island. Pero Pisgah no es "nom­ bre de pila, ni apellido, y mucho menos palabra inglesa". Para Fitte, Pisgah es la deformación de la palabra castellana Pesca, originada "con toda seguridad en una previa designación impuesta por la tripulación del EsPíritu Santo a dicha isla y que el joven Natal escuchaba frecuentemente ... dejó grabada en su mente y tra­ dujo fonéticamente al idioma de su país". Con posterioridad Pisgah se transformará en Pisco (capitanes R. Fildes y G. Powell) y Pic IJsto (charnot).

El Espíritu Santo, al parecer, ha dejado muy pocas huellas en los archivos argentinos. Fitte no acepta la versión de que esa embarcación y el Mercurio fuesen una misma cosa. En cambio ha rastreado con éxito al San Juan Nepomuceno cuyas navegaciones lo conducen a aseverar que la "superposición casi perfecta de fechas ha servido" para elaborar Ia conjetura de que El Espíritu Santo podría ser alias el San Juan Nepomuceno. Pero a pesar de ello demuestra que dicha identifi­ cación es imposible y, en consecuencia, se inclina a creer que son dos los barcos argentinos precursores en la frecuentación de las Shetland. Es decir, "que en 1819 no fueron a descubrir las Shetland sino que volvieron a verlas".

A continuación explica la vinculación de John Miers, con el ya citado capi­ tán Smith (fue aquel quien le aconsejó que reemplazara la denominación New South Britain por N ezv South Shetland) la aparición del primer mapa de las Shetland, las navegaciones entre norteamericanos e ingleses acerca de si este último vio o no la costa firme de la península antártica, la carrera desenfrenada de pes­ queros hacia las Shetland, el exterminio de lobos marinos y focas, la aparición del coronel David Jewett y la firme intención de las autoridades de Buenos Aires de hacer respetar la soberanía argentina en el lejano sur. Luego se detiene en las

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Junio-Diciembre de 1962. E . J. Fitte: El descubrimiento ...

exploraciones realizadas por los capitanes Oalmer (bergantín Hero); Thadeeus Bellengs Lausen ( corbeta de guerra Vostok y transporte Mimyi), George Powell (bergantín Do1.1e), James Wedd!, Henry Foster, Julio Sebastián, César Dumont D'Urville, etc.

Reseña la actividad realizada por Argentina e Inglaterra en los últimos años ( 194 2 y siguientes).

Termina diciendo: "Si se quiere resolver este problema territorial que concierne a nuestra nacionalidad y atañe al pueblo entero, es indispensable conocerlo íntegra­ mente empezando por su historia y Ia prioridad de los derechos que alegan los pretendientes al descubrimiento".

"He ahí la razón de haber escrito esta crónica. Serviría para muchas cosas; para decir al tribunal de la opinión pública que cuando William Smith vio en febrero y octubre de 1819 una tierra desconocida, su existencia 1110 era un secreto para el EsPíritu Santo y el San Juan Nepomuceno ... ".

A este respecto me es muy grato traer a colación el episodio narrado por aquel Ministro de Instrucción Pública, doctor Antonio Sagarnaga y que dice así :2

"La famosa 'fe púnica' que los romanos calificaban duramente queda bastante anublada con las brumas de Albión en el viejo pleito sobre 'Les Malouines' y como le dije al Embajador Malcom Robertson, un tanto nervioso en la transmisión de la protesta de Baldwin, año 1927. Cuando hayamos crecido lo suficiente los argen­ tinos, es seguro que su Ministro se exprese más serenamente".

Ricardo R. Cai/let-Bois. Universidad de Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Históricas, República Argentina.

FITTE, ERNESTO J., Historia de un empréstito. La emisión de Baring Brothers en 1824. Buenos Aires, Emecé Editores, 1962. 314 pp. + [2].

El doctor Ernesto J. Fitte termina de publicar con el título del epígrafe un interesante volumen sobre el único empréstito con historia y trascendencia cismá-

2 "Buenos Aires, Dibre. 16 1948. Sr. Dr. Ricardo R. Caillet Bois. Ciudad. Estimado colega y compatriota: He terminado la lectura de su libro intitulado Una tierra Argentina­ Las Malvinas, de cuyo generoso envío le acusé recibo, y le expreso mis vivos plácemes por esta contribución -la más completa, creo yo- al conocimiento geográfico, histórico y ju­ rídico de esa importante cuestión. La famosa 'fe púnica' que los romanos calificaban du­ ramente queda bastante anublada con las brumas de Albión en el viejo pleito sobre 'Les Malouines', y como le dije al Embajador Malcom Robertson, un tanto nervioso en la trans­ misión de Ja protesta de Baldwin, año 1927. 'Cuando hayamos crecido lo suficiente los argentinos, es seguro que su Ministro se exprese más serenamente'. Como compatriota, colega y amigo, le agradezco este importante servicio prestado al país y a la historia y lo saludo con atta. consideración y estima. Firmado: Antonio Sagarna".

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J-:. J. Fitte: Historia de un empréstito ... R. H. A., N1lrns. 53-54

tica y polémica que poseen los argentinos: el contratado en Londres en la casa Baring Brothers en 1824, de acuerdo con la ley emanada de la Honorable Legisla­ tura el 19 de agosto de 1822.

No ha sido escrito para agitar banderas ni estimular parcialidades, tampoco para repetir aquello que con mayor o menor intensidad ya se conoce sobre el tema; a través de sus páginas, puede sí expresarse, campea una juiciosa expresión de estu­ dio y reflexión. La estructuración del texto ilustra cl concepto apuntado; diez cuestiones fundamentales prestan claridad y armonía al conjunto: La polémica en torno al empréstito; El puerto; Contratación del empréstito; La emisión en Lon­ dres; El destino de los fondos; El pago de los dividendos; Los dividendos impagos: La negociación de Falconnet; La negociación del mayor White; La negociación final. Enunciados todos estos servicios por una reiterada honestidad informativa como por una no menor originalidad y a veces inédita colección documental.

Tiene esta nueva obra del doctor Fitte una no disimulada intención reivindi­ catoria -ya ensayada- para Rivadavia, que estuvo vinculado en los primeros ins· tantes a los móviles determinantes de la ley, que originó el empréstito, que no usufructuó y cuyos dos únicos servicios de intereses fueron por él remitidos a Lon­ dres cuando ejerció su efímera presidencia, trabada por la guerra contra el Imperio del Brasil. Todo esto y algo más explaya el autor sin recurrir al empleo de adje­ tivos calificativos, epítetos y frases adverbiales; llega sólo con unos pocos, pero nuevos documentos como los que expone en las reproducciones facsimilares que corren a páginas sesenta y dos, sesenta y cuatro y sesenta y seis para esclarecer un proceso histórico más que secular, y mostrar quiénes, cuántos y cómo manipularon guarismos y ordenaron exposiciones donde se asentaban: "Gobierno de Buenos Ai­ res ... 700,000 £; De nuestra casa ... 30,000 £; Y de Mr. Castro Y' mío ... 120,000 £; Total: 850,000 £".

La existencia fugaz del Banco de Descuentos de la Provincia de Buenos Aires y las cuestiones del Banco Nacional merecen al autor un detenido análisis, para mostrar en qué medida el empréstito y la institución bancaria nacional contribu­ yeron a "ganar la guerra contra el Imperio del Brasil", a punto tal que justifica el cambio de finalidad de la operación contratada en Londres y escribe: " ... a la larga resultó más útil a la grandeza de la República que si se hubiese aplicado a los fines específicos de su creación, y el pobre empréstito manoseado por unos y escamoteado por otros, se diluyó en esa noble misión de salvar a la patria".

La época de los dividendos impagos aparece en la obra en tiempos de Domgo, el gobierno llegado para enjuiciar a Rivadavia, el pagador escrupuloso del compro­ miso contraído, sigue con Viamonte y arriba a don Juan Manuel de Rosas, quien en 18 3 5 manifiesta interés por el empréstito impago contratado en Londres, y desarrolla un dilatado proceso sobre la materia en el prolongado curso de su gestión gubernativa. Fitte lo sigue con encomiable celo; todas las intenciones, todos los pasos del mandatario son verificados a través de Ia documentación de nuestros repo· sitorios nacionales, y de la muy importante sobre la materia contenida en el Public

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Junio-Diciembre ele 19G~ K :r. Fitte: Histori.a de un empréstito ...

Archive of Canad». Surgen de tal manera las instrucciones dadas por la casa Baring Brothers a su enviado Francisco de Palacieu Falconnet en 1842; las trami­ taciones mantenidas por la Cancillería argentina con el cónsul Federico Dickson; los discursos de Garrigos y Lorenzo Torres al ser considerada la cantidad de 12,000 libras por año a partir desde mayo de 1844 como pago de la deuda, que resultó favorablemente, persistió hasta septiembre de 184 5. El ofrecimiento hecho por Rosas de la explotación de la costa patagónica en lo que ésta pudiera proporcionar de guano, pesca y carbón, también fluye del largo contenido de la cuestión ex­ puesta con ajustada precisión de vocablos.

Para el autor, Caseros es un hito en lo político, pero que no libera en lo eco­ nómico y menos de los dividendos impagos del empréstito. A cambio de Falconnet, Baring Brothers envía a otro agente hábil y cauto, Ferdinand White, que ve auxi­ liado su cometido en Buenos Aires por Charles Hotham y George White. Realizados los primeros contactos, White reanuda gestiones en favor del pago del empréstito y desfilan así Luis José de Ia Peña y el señor Beláustegui, en tanto todo va con­ signándose en las páginas amenas, sinceras y honestas de un Diario que lleva White, y que el doctor Fitte, con visión de exégeta, traduce e intercala en su obra como un seguro aporte a la historiografía contemporánea. Después de White llegó a Buenos Aires, en 1853, Mr. James Giró; venía como el primer enviado y como todos los demás, a lograr la efectividad de los dividendos impagos de los tenedores del empréstito en Londres. Esto está consignado en la obra en todo aquello que lo pre­ senta como definitorio en el transcurso de un largo proceso de responsabilidad sin cumplimiento, que va superándose en sucesivas mejoras hasta alcanzar estricta regularidad en 1893.

Cuando las páginas de la Historia, de un empréstito finalizan, en el ánimo del lector queda la impresión de que el autor, a través de limpia prosa y documenta­ ción fehaciente, ha cumplido con probidad su prometido propósito: "El perfil de los actores que representaron cl drama se distingue con más claridad Y1 es más fácil seguir:los en el andar de esos años confusos de nuestro pasado". Empero, algo más se cumple en esta obra con exacta, reiterada y consciente coincidencia investi­ gadora de parte del autor, la misma que aflora en su libro El motín de las trenzas, la que asoma en Castelli y Monteagudo, la que informa, En torno a la filiación del 19 de enero de 1809, la que alienta en las páginas de Antes de la bandera blanca y celeste, todas ellas confirmatorias de haber traído al tema en general un nuevo elemento de juicio, de haber verificado un aporte documental, de haber encontrado la pieza exacta en el tablero del tiempo para integrar el conocimiento de un hecho o la exégesis de un proceso histórico. He aquí, nos parece, la fundamental e im­ portante evaluación que corresponde señalar en la faena histórica de este investiga­ dor inteligente y fecundo del pasado nacional.

Ricardo Piccirilli. Buenos Aires, República Argentina.

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T. L. Foppa: Diccionario teatral. .. R. H. A., Núms. 53-54

FoPPA, ÎITO LIVIo, Diccionario teatral del Río de la Plata, Buenos Aires, Argen­ tores, Ediciones Tespis, 1962, 1046 (dieciocho) pp.

En el prólogo con que Argentores (Sociedad General de Autores de la Ar­ gentina) abre el libro, manifiesta a los lectores como el autor, Tito Livio Poppa ( 18 84-1960), concibió esta obra y cómo dio fin a su texto, al saber cuál sería la institución que tomaría a su cargo la publicación, apareciendo póstumamente como homenaje a su ilustre consocio y autor de numerosas obras teatrales. Fue, asimismo Poppa periodista y actuó durante treinta años en el servicio consular de la República Argentina. El A. dedica la obra a Argentores, con motivo de haber cumplido en 1960 el cincuentenario de su fundación. En el "Pórtico" dice el A. que en este Diccionario intentaba "registrar en apretada síntesis las biografías de cuantos han concurrido a la formación del teatro nacional y las manifestaciones que constituyen el espectáculo escénico argentino, desde las primitivas hasta sus más recientes expresiones, sin olvidar, desde luego, los aspectos populares: folklore, tangos, pa­ yadores, circos y variedades. También hemos incluido la reseña histórica de las instituciones, agrupaciones y asociaciones artísticas, gremiales y oficiales, rectoras del movimiento teatral del Río de la Plata. Y registramos efemérides y señala­ ciones de acontecimientos significativos para la vida del teatro rioplatense. Es pro­ bable que en el curso de la labor se haya incurrido en omisiones, sensibles pero inevitables en obra de tanta amplitud, mas la omisión ha sido siempre involuntaria, y a menudo, causada por la falta de oportuna atención a los requerimientos formu­ lados a los propios interesados. No nos hemos ceñido -agrega- muy estricta­ mente a los modelos de las obras de esta naturaleza, porque quisimos que la referen­ cia de cada personaje reflejase la significación de su aporte al desarrollo del teatro argentino. De suerte que cada semblanza sea posiblemente trasunto del momento en que al aludido le cupo actuar, y de las circunstancias ambientales que facilitaron o dificultaron su acción". Cuanto expresa ese pórtico ha sido cumplido por el A. habiendo incorporado también otras informaciones relacionadas con el teatro en el Uruguay, .Paraguay, Chile y Brasil, "países hermanos -escribió-- de los cuales he­ mos conocido y apreciado elocuentes expresiones de. su producción teatral".

La obra ha sido dividida en dos partes. En primer lugar el diccionario bio­ gráfico que llega hasta la página 704 y, a continuación, la segunda parte en la

que se agrega una serie de capítulos breves dedicados a historiar diversos aspectos relacionados con el teatro, que por su importancia vamos a mencionar: Primeras manifestaciones teatrales en la Argentina.-Asociaciones artísticas y autorales.­ Sociedad Argentina de Autores Dramáticos y Líricos.-Argentores.-Sadic (So­ ciedad Argentina de Autores y Compositores de Música).-Casa del Teatro.-Aso­ ciaciones artísticas y gremiales.-lnstituciones uruguayas.-Autores Paraguayos Asociados (A. P. A.) .-Instituciones oficiales.-Conferencias y congresos.-Con­ venciones y pactos intersocietarios.-Reseña de edificios teatrales.-Estímulo a la producción teatral y radial.-Estímulo a la vocación teatral en la provincia de Bue-

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Junio-Diciembre de 1962. V . Lecu na.: La entrevista de Guayaquil. ..

nos Aires.-Acción de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires.-Ley de propiedad intelectual.-Música, coreografía.-Géneros teatrales.-Tí teres.-Tea­ tros independientes.-Obras representativas.-Cine.-Televisión.-Calles que ha­ blan.-Cafés, peñas, restaurantes y bares de gente de teatro.-Personajes de crea­ ción teatral y vocabulario popular "lunfardo''.-Los intelectuales y el teatro nacional.-Serio conflicto en el teatro nacional de comedias .-;Cervantes".-Prensa teatral, revistas, boletines, archivos.-Incendios de teatros.-Misceláneas.-Termi­ nología teatral.-Efemérides.-Bibliografía.-Cerrándose con un apéndice de ca­ torce páginas que contiene: Biografías adicionadas por Argentores.

Se trata de una obra utilísima para cuantos se interesan por el tema, que abarca el período comprendido desde el siglo XVIII a nuestros días, dándose así categoría de consulta permanente.

Julián Garcés. Buenos Aires, República Argentina.

LEcUNA, VICENTE, La entrevista de Guayaquil. Restablecimiento de la verdad btstôrica: Cuarta edición, Tomo I, Caracas [ltalgráfica], 1962. XV pp. + 1 hoja + 412 pp.; láms. (Fundación Vicente Lecuna).

La primera edición de esta obra se publicó en Caracas, 194 5, con el título de Cartas apócrifas sobre la conferencia de Gu11,yaquil. La segunda vio la luz en Bue­ nos Aires, 1950, y la tercera fue dispuesta por la Dirección de Cultura del Minis­ terio de Educación Nacional. Agotadas o muy difíciles de conseguir las ediciones indiciadas, la Fundación Vicente Lecuna, con motivo de cumplirse el octavo ani­ versario del fallecimiento del ilustre escritor que consagró al estudio de Bolívar lo mejor de su actividad, acaba de reeditar esta obra fundamental para el esclareci­ miento de la verdad en relación con la célebre entrevista de Guayaquil entre el Libertador y el Protector del Perú, José de San Martín.

Aunque se trata de un pleito fallado a la luz de la más rigurosa crítica histó­ rica, imponíase, como se dice en el prólogo a la tercera edición, "la necesidad de reunir los mencionados estudios en un libro, para que los interesados en la materia tengan a mano las pruebas presentadas, por si acaso algún brote de las leyendas falsas, compuestas para deprimir el carácter moral del héroe colombiano, volviere a invadir el campo de nuestra historia".

Acompañan al texto bien logrados facsímiles de los documentos probatorios y de otras piezas de la secretaria del Libertador. Aquél comprende, además del dictamen de las Academias de la Historia venezolana y colombiana, "el no menos valioso de la Comisión especial nombrada por el Gobierno de la Argentina para dictaminar sobre la autenticidad de las cartas ..• , así como el excelente estudio

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P. de Le tu ria, S. J.: Relaciones entre ... R. H. A. Nûrns, 63-54

del profesor Agustín Millares Carlo, de la Universidad de Madrid, las declaracio­ nes del señor José M. González Alfonso, autor del libro del señor Colombres Már­ mol, la notable carta del señor Enrique Finot, de la Academia de la Historia de Bolivia y Embajador en México, al presidente de la Academia de la Historia de Bue­ nos Aires y al director de la nuestra, las contestaciones de ambos autorizados fun­ cionarios, una nota crítica del historiador estadunidense William Spencer Robertson reconociendo la falsedad de las expresadas cartas y, por último, el decreto del Pre­ sidente de h Nación argentina de 17 de septiembre de 1943, confirmando la resolución de 22 de julio del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, de no aceptar la donación de bs cartas ... por considerar que 'dicha documentación carece de las condiciones esenciales par:1 establecer su autenticidad indubitable' ".

Agusti» Aifillarl'S Carlo. Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela.

LETURIA, S. J., PEDRO DE, Relaciones entre la Santa Sede e Híspa,10:1mérica 1493- 183 5. Prólogo del Dr. Cristóbal L. Mendoza; Introducción del P. Joseph Grisar, S. J. [Romae. Typis Pontificiae Universitatis Gregorianae], Caracas. Sociedad Bolivariana de Venezuela, 1959-1960, 3 vols., 24 X 16 cm. An:1- lecta Gregoriana cura Pontificiae Universitatis Cregorianae edita, Vol. 101. Series Facultatis Historiae Ecclesiasticae, Sectio A (n. 5). Publicaciones de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, edición patrocinada por el Gobierno de la República de Venezuela. Contiene: Vol. I: Epoc« del Real Pvtronato J.f93- J 800, volumen revisado por el P. Antonio de Egañl, S. J., Caracas, Sociedad Bolivariana de Venezuela, 1959, LXXI + 519 pp. Vol. Il: Época de Bolfrar 1800-1835, volumen revisado por el P. Carmelo Sáenz de Santa Maria, S. J., Caracas, Sociedad Bolivariana de Venezuela, 1959, XXII + 414' pp. Vol. III: }íJéndices-Docu.me-ntas-fvulices, volumen revisado bajo la dirección del P. Mi­ guel Batllori, S. J., Caracas, Sociedad Bolivariana de Venezuela, 1960, XVI + 608 pp.

Libro de gran importancia para la historia de América es este del padre Pedro de Leturia, S. J., cuya muerte, acaecida el 20 de abril de 1955, truncó brusca y dolorosamente la empresa de más de treinta años consagrados preferentemente a la investigación y estudio de una de las cuestiones históricas más trascendentales y de mayor actualidad para los países hispanoamericanos. Se trata del problema polí tice-religioso referente :1 las Relaciones entre la San ta Sede e His panMmérica, unido íntimamente :11 del Real Patronato ejercido por los Reyes de España en sus inmensos dominios coloniales de Indias.

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Junio-Diciembre de 1962. P. de Leturia, S. J.: Relaciones entre ...

El propósito de la obra, considerada por el mismo padre Leturia, S. J., como la culminación de sus arduos trabajos americanistas, tiende a esclarecer desde un principio, en sus orígenes y desarrollo, la cuestión básica de aquellas relaciones cuya influencia tenía tan honda repercusión en la vida de la América hispana, formada en un ambiente esencialmente religioso por la acción colonizadora y que en el ocaso del Real Patronato de España se entrecruzaba necesariamente con las relaciones entre la independencia hispanoamericana y la Santa Sede. Tanto en el aspecto netamente histórico como en el político, esta obra del padre Leturia, S. J., trata de presentar en toda su amplitud el fenómeno característico de la posición de la Iglesia en los dominios hispanoamericanos y de manera especial el de la reac­ ción que produjo el movimiento emancipador en la situación tradicional. En este segundo aspecto hace un análisis exhaustivo del pensamiento del Libertador en todo lo concerniente a su política eclesiástica y facetas de su filosofía en el orden religioso.

La presente obra del malogrado padre Leturia, S. J., ha tenido unánime y entusiasta acogida en todas las instituciones históricas de Europa y América. Si, como él mismo dice en la introducción de su Bolívar y León X (Caracas, 1931), su obra no alcanza a presentarnos en imponente conjunto todas aquellas fuentes inéditas vaticanas que han servido de base para sus afirmaciones e intento de re­ construcción histórica, en cambio sí logró allegar, tras arduos y admirables es­ fuerzos, aquel valioso tesoro documental, dejándonos en su concienzudo y mesurado estudio el inapreciable beneficio de su exhaustivo comentario.

Como puede observarse por la cédula bibliográfica que encabeza esta reseña, esencialmente la obra se divide en tres partes, cuyo contenido se integra en tres gruesos volúmenes que componen la presente edición de los estudios y compila­ ciones americanistas del padre Leturia, S. J. El volumen I empieza con un Prólogo del doctor Cristóbal L. Mendoza, presidente de la Sociedad Bolivariana de Vene­ zuela, quien presenta la obra; una Introducción del padre Joseph Grisar, S. J., en la que se nos ofrece una sucinta pero enjundiosa biografía del padre Leturia, S. J., y una Advertencia Preliminar del padre Antonio Egaña, S. J., en donde, después de analizar Ia problemática, la geografía y la cronología recorridas por el padre Leturia, S. J., en estos estudios, se exponen el desarrollo y plan seguidos en la presente edición. Siguen a continuación dos capítulos de Bibliografías y Siglas: la particular del mismo padre Leturia, S. J., sobre el Real Patronato y su época y una general que contiene las siglas corrientes y las obras citadas a través de este primer volumen. El texto lo integra un conjunto de dieciocho estudios que, partiendo del reinado de los Reyes Católicos y terminando en la reacción de Fe­ lipe IV, abarcan todos los antecedentes e incidencias del Patronato Regio. Destacan, entre ellos, el referente a las grandes bulas misionales de Alejarndro VI, 149 3 (Es­ tudio 6, 1930, pp. 153-204), que con las más recientes investigaciones de Giménez Fernández, de Weckmann, del padre De Witte y otros, tiene todavía una actua­ lidad palpitante que no tiende a envejecer. Del tiempo del Emperador Carlos V

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P de Let u ria, S. J.: Relaciones entre ... R. H. A., Núms. 53-54

interesó particularmente al padre Leturia, S. J., la actitud de M111or y Vitoria ante la conquista de América (Estudio 9, 1932, pp. 259-298) y la cuestión de Perché la nascente Chiesa ispano-ameticma noo fu raPpresentata a Trento (Estudio 18, 1942, pp. 495-509), con el cual entra ya en la época de Felipe II, tan importante en la historia de la Iglesia y de las misiones en la América española. Con el estudio 15, 1928, pp. 453-467, titulado Misioneros exirameros según Diego de Avendaño, S. J., el padre Leturia, S. J., entra de lleno en el reinado de Felipe IV, desarrollando la cuestión planteada por las guerras con Francia y la participación de España en la de los Treinta Años. A fuer de no extendernos demasiado en esta recensión bibliográfica y de no repetir en ella lo que otros ya han reseñado de la presente obra, remitimos a la sucinta pero completa y detallada nota bibliográfica, que el padre Miguel Batllori, S. J., hizo del material contenido en este primer volumen y que foe publicada en el núm. 59 de la Revista de la Sociedad Bolivariana de Ve­ nezuela y en el Arcbivun: bistoricum, S. J. (1959, pp. 250-253).

El volumen II, dedicado a la Época de Bolívar, se abre con una Introducción del padre Carmelo Sáenz de Santa María, S. J., quien, encargado de la compila­ ción, explica todo el procedimiento adoptado para ella, Io que produjo un delicado problema de exposición y ordenación de los textos acumulados por el autor a lo largo de sus prolongadas actividades. En este volumen enfoca el padre Leturia, S. J., su desarrollo histórico desde dos puntos de vista: el primero, desde los mismos Papas, Pío VII, León XII, Pío VIII y Gregorio XVI, y el segundo, desde los jefes de la Independencia americana .y muy especialmente de Simón Bolívar. En cuanto a éste, basta observar la no disimulada complacencia con que le llama insistente· mente "el vasco caraqueño", "el criollo vasco" y como le sigue, en lírico arranque de afectuosa admiración, a través de esa dualidad preeminente de político y filó­ sofo, que marcan, según el padre Leturia, S. J., dos aspectos diferentes y hasta contradictorios en su pensamiento y en su acción. Veinticinco capítulos integran el contenido de este volumen y su texto reúne el material que el padre Leturia, S. J., acumuló en principio para dos libros. El compilador, padre Sáenz de Santa María, S. J., los presenta ahora fundidos en este solo volumen. Los estudios que encierra tienen una especialísima importancia por la originalidad de las fuentes de infor­ mación en que se basan. Aquí quedan expuestas con meridiana transparencia las causas y razones de aquella vacilante y hasta contradictoria actitud del Vaticano que, atraída por la firme y previsora política del Libertador, desembocó en la fer­ vorosa adhesión de los más batalladores prelados realistas, convirtiéndolos en efi­ caces defensores de la Revolución hispanoamericana ante el Papa.

El volumen III comprende apéndices y documentos que completan el II sobre la Época de Bolívar y, además, los índices de toda la obra Relaciones entre la Santa Sede e Hisíianoomérica. El texto se complementa con una extensa y útil biblio­ grafía, la misma que utilizó el padre Leturia, S. J., y además aportaciones poste­ riores de puntos no tocados en el tomo precedente o de obras llegadas después de la impresión del mismo. Aunque este volumen III ha sido revisado bajo la direc-

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Junio-Diciembre de 1962. 1\. López A.: La Constitución Real. ..

ción del padre Bacllori, S. J., cs obra realizada por varios colaboradores, que han intervenido en la compulsación de documentos y en la revisión de textos, pruebas e índices.

En su conjunto, estos tres volúmenes que recogen la obra americanista del padre Leturia, S. J., y que la Sociedad Bolivariana de Venezuela ha publicado con la presente edición, constituyen el cuadro más amplio y más completo de las Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica. Representa, además, la fuente histórica primerísima para cuantos deseen investigar de lleno en el campo del movi­ miento revolucionario y emancipador de la América hispana.

Isidoro Montiel. Universidad del Zulia, República de Venezuela.

LÓPEZ Aosnx, ALFREDO, La Constitución Real de México Tenochtitlan, México, U. N. A. M., Instituto de Historia: Seminario de Cultura Náhuatl, 1961, 170 pp.

Con la publicación de este trabajo, Alfredo López Austin se suma al grupo de investigadores de la cultura Náhuatl que desde hace algunos años ha venido ofreciendo al público los resultados, sorprendentes en muchos casos, de su labor. El director del grupo, don Ángel María Garibay K., ha dicho que existen dos métodos de investigación: "Uno, encerrarse en su interior y sacar de sí -como el gusano de seda su capullo- todo lo que uno cree y quiere que sea la visión de un mundo ido". El otro " ... es el de ir al documento y dar lo que da el documento, con un poco de orden". El primero, por supuesto, hace ya tiempo que ha sido superado; fue el método, según dice el Padre Garibay, que tanto amaron y del que tanto abusaron nuestros antepasados del siglo XIX. El segundo, para decirlo lisa y llanamente, tiene hoy en día completa validez cieotifica. De más estaría decir que en este trabajo, López Austin utiliza el segundo, como lo muestra el constante uso que hace de textos nahuas, traducidos directamente por él mismo.

En la Introducción, López Austin delimita primero lo que debe entenderse por Constitución, en lo que respecta a su obra. No un cuerpo de leyes jurídicas, como tradicionalmente se entiende, sino como " .. .la suma de factores reales de poder que rigen en un país determinado". Esto, desde el punto de vista de que " ... todo Estado se estructura por medio de una Constitución, exista o no un cuerpo sistemático de normas jurídicas".

Partiendo de la base de que el Derecho es un producto cultural que no puede estudiarse independientemente de la cultura que lo crea, López Austin inicia su estudio con una exposición del aspecto que más lo influye; que, como demuestra

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A. López A.: La Constitución Real ... R. H. A., Núms. 53-54

más adelante, de hecho lo conforma: el pensamiento filosófico-religioso. Con esto pretende, según dice él mismo, " ... presentar la estructura del basamento sobre el que se elevó un pensamiento jurídico". El pueblo azteca llegó el último al Valle de México, se incorporó a su cultura mucho de lo que sus predecesores crearon. Las modalidades específicas de su pensamiento están unidas estrechamente con las de los pueblos anteriores. No existen actualmente medios suficientes para deter­ minar con exactitud lo que aprovecharon de ellos y cuál es estrictamente su apor­ tación original. Pero sí es posible diferenciarlos en buena medida. López Austin examina estos elementos, sintéticamente, y pasa después a determinar su influencia en las instituciones jurídicas de los aztecas. Llega a la conclusión de que fue im­ portantísima; de que el pensamiento filosófico-religioso conforma el derecho y constituye la razón misma de su existencia. "El orden jurídico descansaba en el orden cósmico". Su " ... Constitución ... era el reflejo de la divinidad, de la división cuarternaria, de los trece cielos, del orden cósmico".

El capítulo segundo lo dedica López Austin a exponer, muy brevemente, la evolución política de los aztecas, desde el inicio de su peregrinación, como una más entre las tribus salvajes que bajaban de las praderas del Norte hacia las regiones más favorables del Sur, hasta su encumbramiento como el pueblo dominante del Anáhuac. Destacan, como especialmente importantes, los "reinados" de Itzcóatl y de Moctezuma Ilhuicamina, y la actuación sobresaliente de Tlacaélel, que inició una serie de reformas que constituyeron la base sobre la que habría de levantarse la preponderancia azteca. Examina sucesivamente, con demasiada brevedad, la his­ toria de este pueblo, dividiéndola en varios períodos: "El pueblo seminómada", "Fundación de México Tenochtitlan. Sujeción a los tepanecas", "El pueblo con­ quistador", etc., tratando de paso ciertos aspectos de las conquistas, las guerras floridas y las diferentes formas de sujeción de los pueblos a México-Tenochtitlan. Un capí rulo que hubiéramos deseado más extenso, es el que dedica a Motecuhzorna Xocoyotzin. La personalidad de este Tlatoani ha sido examinada casi siempre en sus relaciones con los españoles, como el débil jefe de un Estado en proceso de desin­ tegración, y no se ha dado importancia a su actuación como jefe de un Estado independiente, libre de toda influencia extraña y en pleno desarrollo. No se han valorado todavía las reformas que inició en la constitución del poder; la autoridad que trató de adquirir y adquirió a costa de la clase dominante, los pipiltin; la centralización del poder en sus manos; el sentido más acentuadamente religioso y místico que dio al programa de dominación iniciado por Tlacaélel y el prestigio que consiguió para el cargo de Tlatoani, que se manifestaba en un ceremonial rígido, de déspota oriental, que tanto habría de asombrar a los conquistadores.

Podría parecer fuera de lugar este ca pi culo de historia en una obra dedicada al estudio de la constitución real de los aztecas, pero como dice el autor, con roda razón: "Constitución indica funcionamiento, vida, estructuración de un Estado en el tiempo y el espacio. No puede comprenderse sin tener conocimiento de los factores determinantes que en cada momento la configuran".

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Junio-Diciembre de 1962. A. López A.: La Constitución Real ...

El capítulo tercero lo dedica López Austin a examinar Ia situación del hombre dentro del Estado. Al efecto, divide a los integrantes de la sociedad azteca, pri­ mero por su origen, en macehualtin, que constituían el grueso de la población, y en pipiltin, que formaban, por así decirlo, la "aristocracia de sangre". Y, se­ gundo, por las funciones que desempeñaban dentro del complicado organismo estatal. Examina así, muy brevemente, a los gobernantes, los jueces, los tetecuhtin, los sacerdotes, los militares, los pochtecas o comerciantes los artesanos y sus gremios, los mayeque (arrendatarios) y los tlatlacotin o esclavos.

Habiendo examinado a los funcionarios, pasa López Austin a examinar las funciones. En este cuarto capítulo, el autor se detiene con más detalle. Examina aspectos interesantísimos del funcionamiento de las diferentes organizaciones es­ tatales. La fuente formal del Gobierno, antes de Itzcóatl, fue Ia costumbre; des­ pués de él, la autoridad divina del Tlatoani. Aquí surge un problema que ha sido discutido con verdadero apasionamiento desde hace tiempo: ¿Fue México Tenoch­ titlan un Estado? López Austin concluye en este trabajo, apoyándose en varios textos -que cita-, que México Tenochtitlan sí fue un Estado, en el sentido occi­ dental del término. Bastaría para probar esto el que se considerase el poder de sentenciar y juzgar como exclusivo del gobernante o de sus delegados.

López Austin estudia inmediatamente después las relaciones del Estado mexi­ cano frente a los demás Estados, el sistema de gobierno, la organización judicial, Ia eclesiástica, la militar, la escolar, Ia fiscal y Ia del calpulli.

El quinto y último capítulo lo dedica cl autor a examinar los derechos de familia, de propiedad y de las transacciones mercantiles, y lo justifica diciendo que su propósito cs sólo " ... mostrar en forma sintética la repercusión constitu­ cional en la vida que tradicionalmente ha sido considerada privada".

Además de una bibliografía especial, comentada, sobre obras del Derecho Náhuatl y Ia bibliografía general al fin del volumen, trae la obra un pequeño capítulo de Conclusiones, en el que López Austin resume, en poquísimas líneas, todos Ios capítulos anteriores.

Según propia confesión, López Austin halla dos motivos de importancia en el estudio del derecho prehispánico; uno, nacionalista y de importancia práctica in­ mediata," ... como un auxilio a la comprensión de la mentalidad de Ios grupos indí­ genas nahuas que subsisten y en general del pueblo mexicano que en mucho con­ serva latentes importantes residuos culturales". El otro motivo, más académico, es el análisis del surgimiento de una " .. .labor jurídica creada y desarrollada fuera del campo de influencia de los cartabones occidentales que norrnan el derecho moderno".

Tres finalidades previas -dice el autor- lo impulsaron a desarrollar el tema: " ... presentar a la Constitución en movimiento, relacionando su estudio con un esquema de evolución política del pueblo mexicano desde su peregrinación hasta la caída de su Estado; segunda, hacer una breve exposición de los principios filo­ sófico-religiosos que influyeron en la gestación jurídica; tercera, y tal vez la

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P. S. Martínez: Historia económic.a ... R. H. A., Núms. 53-54

única que pueda dar originalidad a nuestro trabajo, el aprovechamiento de fuentes indígenas cuya traducci6n directa insertamos acompañada de textos del idioma náhuatl".

Las bases de que parte el autor no pueden ser mejores. Estudiar el derecho como si se diera por generación espontánea, sin tener en cuenta el ambiente socio­ cultural que lo creó, es el mejor método de presentarlo como un cadáver y no como un organismo que evoluciona constantemente y que siempre está en movi­ miento; y, por supuesto, el peor para conocer una manifestación humana en su integridad. Presentarnos, en cambio, una exposición del pensamiento filosófico­ religioso en que se basa, es construir primero el cimiento y después el edificio, que así no queda en el aire. No es necesario destacar la importancia que tiene, en el derecho prehispánico -como en cualquier otro-- exponer las vicisitudes históricas que lo fueron constituyendo desde su nacimiento hasta su muerte. Por eso, el estudio del derecho, como el de cualquier otra manifestación humana, debe desa· rrollarse paralelamente con su historia toda. Existe la ventaja, para su estudio, de que murió como entidad independiente, con la conquista española, aunque haya influido -y en eso constituye la finalidad práctica de este tipo de estudios- en el desarrollo del derecho posterior, del nuestro, del que vivimos.

Siempre se recalcará poco la importancia que tiene en estos estudios el apro­ vechamiento de las fuentes nahuas en idioma náhuatl. López Austin hace recaer en esto la originalidad de su trabajo. Pero este libro es original también por el punto de vista y el método adoptados y lo único que podría reprochársele es su demasiada brevedad. Sería de desearse que la multitud de temas tratados aquí tuvieran posteriormente un desarrollo más amplio.

José Matesam Ibáñez.

Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, D. F.

MARTÍNEZ, PEDRO SANTOS, Historia económica de Mendoza durante el Virreinato, 1776-181 O. Prólogo de MANUEL BALLESTEROS GAIBROIS. (Adhesión al IV Centenario de la Fundación de Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo), Instituto "Gonzalo Fernández de Oviedo" del Consejo Superior de Investi­ gaciones Científicas, Madrid, 1961, 478 (dos) pp., ils.

Diez extensos capítulos integran este volumen, fruto de una dedicación cons· tante de varios lustros, que se titulan: I, Fisonomía económica de Mendoza; Il, Las grandes obras hidráulicas; III, La agricultura y la ganadería; IV, La potencialidad industrial; V, la minería; VI, Régimen tributario y rentístico; VII, Los puentes; VIII, Caminos y transportes; IX, El comercio; X, Precios, sueldos y salarios. Sigue

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Junio-Diciembre de 1962. P. S. Mar tr nez: Historia económica ...

a la parte expositiva un apéndice con treinta y dos documentos procedentes de distintos archivos y a continuación un índice documental donde se registran 426 fichas que corresponden a los años 1707 a 181 O y, finalmente, fuentes y biblio­ grafía utilizadas por el A. De las enunciadas en primer lugar, se mencionan el Archivo Histórico de Mendoza, Archivo General de la Nación, Buenos Aires, el Histórico Nacional, Biblioteca de Palacio, Academia de la Historia, Servicio Geo­ gráfico del Ejército, Servicio Histórico Militar y Museo Naval, todos de Madrid, y el Archivo General de Indias, en Sevilla, en los cuales el A. investigó personal­ mente, compenetrándose directamente de la documentación que hacen a los temas en los cuales ahondó intensamente, con óptimo resultado. De pp. 457-469 se ex­ tiende la bibliografía consultada por el A.

Múltiples aspectos novedosos se analizan en este equilibrado estudio científico, donde han sido estudiados cada uno de los temas que abarca el panorama econó­ mico que se expone en sus páginas prietas y densas de contenido documental. Como lo indica el título de la obra, abarca solamente el período que comprende el funcionamiento del Virreinato del Río de la Plata, desde 1776 hasta la Revo­ lución de Mayo, en 181 O, que al decir del A., fue la etapa "más próspera de Men­ doza hasta la segunda mitad del siglo xrx", Señala enseguida que los principales factores de progreso en ese lapso fueron "la diligente actividad del gobernador intendente, marqués de Sobre Monte, la pujanza de la burguesía mendocina y los esfuerzos del tesonero y emprendedor catalán Francisco Serra y Canals".

Como lo demuestra el A., Mendoza gozaba entonces de un alto concepto por su vitalidad económica, "poseía excelente agricultura, buena ganadería, ricas minas de plata y otros minerales, una industria poderosa que, sobre todo, se destacaba por la producción de vinos, un comercio considerable cuyo desarrollo estaba faci­ litado por adecuados caminos y medios de transportes. Todo ello permitía la ob­ tención de extraordinarias ganancias y, a la vez, repercutía favorablemente en las recaudaciones fiscales".

Señala el A. que ein el siglo xvnr se perfeccionaron los caminos existentes y se construyeron otros, a lo largo de la ruta que comunicaba a Mendoza con Buenos Aires, facilitando amplias informaciones sobre ellas y las postas existentes en el tránsito, dando la lista de ellas y las distancias entre una y otra, que expone en un cuadro comparativo en el que se anotan las distintas referencias que suministran diversos autores, ocupándose seguidamente de los medios de transporte y de los usados en el cruce de las corrientes de agua, donde no existían puentes. Para resumir, diremos que se trata de una obra capitalísima sobre el tema, que trata de una región de las más destacadas por su economía en el período recordado en el primitivo Virreinato del Río de la Plata, hecha con entusiasmo y apasionado deseo de alcanzar a expresar la realidad de aquella hora.

Buenos Aires, República Argentina.

Julián Garcés.

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México 1825-1828 ... R. H. A., Núrns. 53-54

México 1825-1828. The journal aná correspondence of Edward Thornton Tayloe, editado por C. Harvey Gardiner, The University of North Carolina Press, 195 9, 212 pp.

El distinguido investigador norteamericano C. Harvey Gardiner, autor de entre otros importantes libros, del Naval power in the conquest of Mexico, de Mar­ tín López: conquistador Citizen of Mexico, de Williarni Hicklin Prescott: An an· noted Bibliography of Jmblíshed war/u y de Prescott 11!/Td ms Publishers, una vez más dedica su atención y entusiasmo historiográficos a un tema que, sin dejar de ser norteamericano se refiere de hecho a un aspecto de la circunstancia histórica mexicana durante la primera mitad del siglo xix.

En este caso se trata de la edición del diario y de algunas cartas familiares del joven (22 años) Edward T. Tayloe, quien con motivo de su viaje y estancia en México ( 3 3 meses) como secretario particular del Embajador norteamericano Joel R. Poinsett, pudo conocer al país y a sus hombres más representativos, durante la época crítica formativa de la flamante y recién independizada nación. Tayloe fija su atención en hombres como Victoria, Alamán, Esteva, Guerrero, Negrete, Ba­ rragán y Echávarri, sin descuidar de dirigir su perspicaz mirada a otros que, aunque no eran mexicanos, representaron un papel importante en el proceso político, eco· nómico y diplomático de la joven República: los ministros ingleses 'Ward y Morier, el general Wilkinson, el comodoro Porter ( al servicio de México), el comerciante Slidell, el cónsul Wilkock y el director de minas Kearin.

Este diario de Tayloe, arreglado e interpretado convenientemente por el edi­ tor, complementa las célebres N olas de Poinsett y alcanza dentro de la literatura viajero-diplomática norteamericana un lugar tan importante como las obras de Mayer, Thompson y la del propio Poinsett. El hecho de haber sido descubierto recientemente este diario y las cartas de tema mexicano, nos permiten pensar en la posibilidad de hallar en el futuro otros manuscritos semejantes, cuya publicación, como es ahora el caso, arrojará mucha luz sobre algunos temas de nuestra historia decinonochesca.

Viajó mucho por nuestro México el joven diplomático, admirador extremado de su jefe, y lo podemos seguir curiosamente a través de sus cabalgatas desde Vera­ cruz a la capital, vía Jalapa-Puebla; desde la capital hasta Guanajuato (Valen­ ciana), vía Toluca-Acámbaro, en la ida, y Salamanca-Querétaro-Tula, en cl re­ greso. Por último lo acompañamos hasta Tampico, su puerto de embarque y despedida, pasando, naturalmente, por la región minera de Real del Monte, su­ puesto que a este influyente y rico sureño norteamericano le seducían con pasión las especulaciones mineras, Ias cuales traían dé cabeza, por aquel tiempo, a todos los extranjeros residentes en México, particularmente a los ingleses y norteameri­ canos. Por supuesto, estos viajeros permitieron a Tayloe tomar contacto con la gente del país y sus costumbres, con el país mismo, con su paisaje. Por demás está decir que las costumbres mexicanas resultaron chocantísimas para el norte-

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Junio-Diciembre de 1962. México 182ií-1828 ...

americano. El estupor del viajero crece mucho más frente al mundo socialpolitico que ante el naturalistice. Aunque la naturaleza mexicana presenta a sus ojos exce­ sivos contrastes o anomalías despotencializadoras ( rezagos del viejo tema calumnioso americano e hispánico), estos son, con todo, pasables frente al espectáculo inau­ dito que presentaba la naturaleza política: una república aristocratizante, absurda; es decir, una antirrepública. El programa de Tayloe no podía, por tanto, tener otra mira sino la regeneratriz: acabar con los restos del antiguo régimen e implan­ tar la pureza republicana centroliberal, librecambista y económicamente productiva de acuerdo con el modelo norteamericano triunfador.

El que nosotros reparemos especialmente en este tema no quiere decir que sea el único digno de atención en el diario de Tayloe. Hay, por ejemplo, muchas alusiones al carácter, al modo de ser de los mexicanos; muchas observaciones, asi­ mismo, sobre la traza de las ciudades (México y Puebla principalmente), sobre la moral ciudadana, sobre el catolicismo y su secuela de fanatismo. En general, cl via· jero denuncia también, sincera y heterodoxamente convencido, la incompatibilidad que existe, a su juicio, entre las formas republicanas y la tradición religiosa mexi· cana. Como hombre ilustrado, republicano y romántico, sobre todo esto último, la naturaleza física de México lo atrae decididamente; de aquí sus afanes de herbo­ rizador y mineralista.

El contenido del libro está dividido en siete capítulos precedidos de un Prólogo notificador de Gardiner, así como del correspondiente Epílogo del mismo, amén de los apéndices (ruteros específicos). Los títulos de los capítulos nos entregan de antemano la temática: I) Entrada, II) La ciudad de México, III) Olla podrida (sic) , IV) Lo urbano y rural, V) Minas, política y sociedad, VI) Asuntos nacio­ nales e internacionales y VII) Partida. La lectura del diario nos proporciona tam· bién una visión caleidoscópica del México pintoresco que fue y del que todavía quedan la mayor parte de los rasgos captados por Tayloe con técnica impresionista y expresados ( con aplauso o condena) de modo patético expresionista. El viajero norteamericano fue un buen receptor, una diestra cámara obscura, tan buena y tan testificante como la que no tardaría mucho en inventar Daguerre para estupor y delicia de nuestros tatarabuelos.

Juan A. Ortega y Medina.

Facultad de Filosofía y Letras,

(U. N. A. M.).

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A. Millares C.: Tres estudios bio bibliográficos ... H. H. A., Núrns. G3-54

MILLARES CARLO, AGUSTÍN, Tres estudios biobibliográf icos: I, Jua,n Lo]«: de Pala­ cios Rubios; Il, Antonio de León Pinelo y su Epítome; Ill, El cronista Gil González Dávila y sus obras, Maracaibo, Venezuela, Universidad del Zulia, Facultad de Humanidades y Educación. [Tipografía Moderna, Valencia, Es­ paña], 1961, 215 pp. + I hoj. con ilustrs.

El presente libro constituye una interesante y valiosa publicación que, en el campo de los estudios bibliográficos, permite conocer a fondo y con mayor pro­ piedad la total y espléndida obra de tres escritores españoles cuya aportación a la cultura hispanoamericana ha sido enorme. Decimos españoles, porque, según las documentadas noticias suministradas en esta obra, aparece claro que Antonio de León Pinelo también lo era, a pesar de que importantes estudios de otros investi­ gadores dejan indeciso el lugar de su nacimiento. No es este lugar a propósito para proceder a un cotejo de los estudios de Almeyda, Medina, Lohmann, Portes Ba­ rrenechea, Lewis Hanke, Raúl A. Molina, Millares Carlo y otros, con el fin de dilucidar la mejor información en torno a la patria del primer bibliógrafo del Nuevo Mundo. La discusión sobre la pa tria de Pinelo ( Valladolid, según unos, Lisboa, según otros), trae a primer plano la reviviscencia de muy antiguas polémicas en que los eruditos no llegan todavía a ponerse de acuerdo por la falta de documentos decisivos que zanjen los puntos de estudio. No obstante los importantes estudios que han contribuido a esclarecer su personalidad de escritor erudito y documen­ tado, el profesor Millares Carlo dice que "aún queda indeciso el lugar de su naci­ miento, probablemente Valladolid, y la fecha del mismo".

Libro útil y de gran importancia para los trabajos de investigación son estos Tres Estudios Biobibliográficos de don Agustín Millares Carlo. Aunque ellos fueron editados anteriormente, como monografías separadas, formando parte de otras publicaciones, el lector podrá advertir que en el presente libro ellos vienen remo­ zados con nuevas rectificaciones y un gran número de bibliografía y grabados. Este libro representa un incansable esfuerzo y dedicación para el cotejo de los datos reunidos y la formación de índices, indispensables, por otro lado, a toda obra moderna.

El volumen se abre con una dedicatoria a Antonio Rodríguez Moñino, distin­ guido catedrático y bibliógrafo español, quien en estos estudios está considerado como uno de los más destacados investigadores. Viene a continuación un Nota Prelimina«, en la que el autor honradamente confiesa y da a conocer las obras en las que anteriormente fueron publicados estos Tres Estudios Biobibliográficos, ya como monografías separadas o ya como prólogo, formando parte de un libro. A pesar de ello, ya hemos indicado que éstos, como fruto de ininterrumpidas inves­ tigaciones, vienen ahora renovados con algunos datos y con un gran aumento de bibliografía y grabados que consideramos de interés.

La obra está dividida en tres partes, según puede entenderse por el título. La primera trata de Juan López de Palacios Rubios. Tras una breve noticia biográfica

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Junio-Diciembre de 1962. A. :vlillares C.: Tres estudios biobibliogrâ.ficos ...

del mismo, el autor entra de lleno en la exposición bibliográfica de sus obras, em­ pezando por describir las ediciones que de la Opera Varia de Palacios Rubios, se publicaron. Dentro de cada rúbrica o cédula bibliográfica aparece dispuesto el ma· teria! por orden cronológico, destacando los textos por su nítida tipografía y la ordenada precisión catalográfica con que se describen los libros manejados por el autor. Si éste es el primer mérito de este libro digno de elogios, mayor aún si cabe, es el de la ordenación de todo ese material en un desarrollo inteligible y orgá­ nico. La mayoría de las rúbricas se completan con una serie de notas indicadoras de las bibliotecas o repositorios en donde pueden encontrarse ejemplares de los libros descritos, como asimismo de citas de obras en donde éstos se mencionan o han sido publicados. Entre las varias láminas y grabados que ilustran esta primera parte, llama la atención aquella que reproduce, en espléndida orla renacentista, la por­ tada del libro titulado Glosemata ... , o comentario a las famosas Leyes de Toro por el insigne López de Palacios Rubios, impreso en Salamanca a 3 de abril de 1542, libro famoso del que existen ejemplares en varias bibliotecas y al que el 'distinguido catedrático universitario Dr. Eloy Bullón dio especial cita, con facs. de la portada, en su documentado estudio sobre ... El doctor Palacios Rubios y sus obras (Madrid, 1927). De especial interés para los estudios americanistas es el manuscrito (único ejemplar conservado en la Biblioteca Nacional, de Madrid), titulado Libellus de lnsulis Oceani«, citado en el apartado VIII y del que se reproduce en lámina el fol. 5 3. El profesor Millares, que en esto de la Paleografía es único, dice que "es copia del original hecha en el siglo XVI por dos manos: la de un calígrafo profesio­ nal, que trabajaba para fray Bartolomé de las Casas y practicaba una escritura itálica, y la del célebre dominico, que escribió los fols. 59-75, ambos inclusive, así como las apostillas o notas marginales de todo el manuscrito, ... ". En el contenido del manuscrito se discuten ciertas cuestiones difíciles respecto a la gobernación de las tierras americanas nuevamente descubiertas y que el doctor Palacios Rubios junto con el célebre dominico Matías de Paz, autores del mismo, trataron de dilu­ cidar para "que este negocio de indios no se ignore para condenación de tanta ánima, y se sepa cómo aquellos indios son hombres y libres, y no se dé más lugar al demonio que ciegue a los que no quieren ver".

La segunda parte de la obra trata de Antonio de León Pinelo y su EPítome. Es este un trabajo que anteriormente salió a luz, como prólogo a la edición facsímile de El Epítome de León Pînelo, primera bibliografía del Nuevo Mundo (Washington, D. C., Pan American Union, 195 8). León Pinelo, erudito que parece encarnar en su curiosidad ecuménica el espíritu del Siglo de Oro a que pertenece por la fecha de su nacimiento, aparece redivivo y actual en esta publicación. Empieza el estudio con unas Breves Notas Bibliográficas sobre Antonio de Leem Pinelo, listando en ellas unas treinta y cuatro fichas de obras, con comentarios, que señalan los principales estudios y aportaciones sobre la vida y obra del primer bibliógrafo del Nuevo Mundo. Ahora bien, debo señalar, a manera de simple apostilla crítica,

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A. Mí llares C.: Tres estudios bio bibliográficos ... R. H. A., Núms. 53-54

la siguiente omisión: Romero, M. G.: El Nuevo Reino de Granada en. rrEl Paraíso en el Nuevo Mum/o", de Antonio de León Pinelo (Rev. Cultural y Bibliográfica, Bogotá, 2 (3): 136-146, abr. 1959). Ello no merma en nada el valor de la obra, ya que, indiscutiblemente, la labor crítica ejecutada permite retoques y avances a que siempre está sujeto todo trabajo histórico y mucho más bibliográfico.

Viene a continuación una sucinta y, documentada Noticia biográfica del mis­ mo, en la que el autor de este estudio, Dr. Millares Carlo, después de pronunciarse por Valladolid, como probable lugar de nacimiento de Pinelo, describe, con citas eru­ ditas y documentales, las varias incidencias de la vida del mismo. Al hablar de El Epitome, obra a que se contrae este segundo estudio, el profesor Millares Carlo hace un detenido análisis crítico y exhaustivo que convierte su obra en un valioso y útil instrumento de consulta histórica y bibliográfica. Naturalmente, se echa de ver que El EPlt()lne, como obra desde el punto de vista práctico y utilitario (biblio­ grafía de consulta), carece ya totalmente de aplicación, puesto que las bibliogra­ fías que van sucediendo a la de Pinelo son más fidedignas y de mejor manejo. No obstante, se mencionan en él un sinnúmero de obras perdidas y de manuscritos inéditos, lo que hace que su consulta sea obligada para investigadores y especialistas.

Elogios merece también el estudio mesurado y justo que el Dr. Millares Carlo dedica a El Cronista Gil González Dávila y sus obras. Este apareció también pu­ blicado con anterioridad al frente de la reproducción, también en facsímile, del Teatro eclesiástico de la's Im/ias Occidentales, de Gil González Dávila, que forma parte de la "Colección de Grandes Crónicas", publicada en México por la editorial "Academia Literaria". Su tema central es ese, y como los dos anteriores, su conte· nido se distribuye en tres partes: una noticia biográfica del autor, documentada con numerosas citas eruditas que le dan riqueza y amenidad; la bibliografía de sus obras, que comprende una relación detallada de las distintas ediciones por las que hm pasado las mismas; la exposición de algunos documentos relativos a la vida del cronista y un Apéndice describiendo el Teatro/eclesiástico/de la/Santa Iglesia/ de/Venezuela/r)l/vidas de svs/Obispos, texto con su correspondiente portada que figura en el libro titulado Teatro eclesiástico de la primitiva Iglesia. de las Indiflls Occidentales (Madrid, 1649), tomo I, pp. 297-304.

Termina el libro con un utilísimo índice analítico, y su t~xto, variado y dis­ tinto, se ameniza con la justa ubicación de más de veintidós ilustraciones de gran belleza. La publicación, dispuesta y costeada por la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia, ha sido realizada con un alarde tipográfico pulcro y cuidadoso que complementa, además, el agrado con que se lee esta obra de concepción madura y rico contenido.

Isidoro Montiel.

Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela.

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Junio-Diciembre de 1962. Nuevas piedras para Machu-Picchu

NERUDA, PABLO, ALBERTO HIDALGO y MATÍN ADÁN, Nuevas Piedras para Macbtt­ Picchu, Lima, Edición Juan Mejía Baca. 1961. MARIO FLORIÁN, Mochu-Piccbu en voces triwnftiks, Ed. mimeográfica, Lima, G. U. E. Bartolomé Herrera; 1961.

La celebración de Machu-Picchu (julio de 1961) ha actualizado, en esta edi­ ción conmemorativa, los versos del poema Alturas de Machu-Picchu de Pablo Neruda ( aparecido hace más de un lustro por vez primera), el canto a lo mismo de Alberto Hidalgo (Patria com,pleta, Buenos Aires, 1961) y cl recientísimo largo y durable poema de Martín Adán inspirado, igualmente, en las ruinas (La mano desasida en vía de publicación). La plaqueta en que se vuelcan los fragmentos de estos tres poetas ha sido ofrecida, en edición no venal, en generoso y culto gesto de Juan Mejía Baca y en impresión pulquérrima que hace honor a su patrocinador.

Tres actitudes señalan las voces de estos poetas: Para Pablo Neruda, Machu-Picchu es deslumbramiento para los sentidos y

búsqueda del hombre en la superficie y las junturas de la piedra ("Lámpara de granito, pan de piedra/Serpiente mineral, rosa de piedra/ ... Piedra de la piedra, el hombre, dónde estuvo? ... ).

Para Hidalgo, es enigma e interrogante sostenido de vida ("Quiénes qué otros gigantes ... trajeron estas cimas ..• y pusieron esos ríos allá abajo ... ) .

· Para M. Adán, Machu-Picchu es d símbolo de la angustia metafísica del ser yi del existir ("Haz de ti mi vida/ Tú eres como yo .. ./ ¿Quién eres tú Machu­ Picchu,/ Piedra de mi cuerpo, universal y divina?)

Estos tres creadores podrán, en esa empresa de desentrañar el misterio de Ma­ chu-Picchu, repetir al unísono como Martín Adán:

Ah, Machu-Picchu, mi único buen verso, todo de dura piedra y de tremenda poesía!

En otro tono de ejercicio poético se pronuncia Mario Florián, fino creador de la generación penúltima y autor de una oda heroica (Maclm-Piccbu en voces triun­ fales, Lima, G. U. E., Bartolomé Herrera, 1961). El aliento clásico de la oda es permeable a una emoción nueva y profunda, un tanto distinta, en su expresión, de la calidad exquisita de los poemas antes mencionados.

* * * Estas expresiones indican que se renueva en nuestros días el motivo poético

de las "ruinas", aunque con alto y distinto contenido. Del viejo motivo quedan los ejemplos de Rodrigo Caro ( A las ruinas de Itálica) con su clásico tono ele­ gíaco, de Constantine Volney ("Las ruinas de Palmira", en Siria) con su francesa .y¡ neoclásica predilección por la meditación reformista, que imita en el Perú Félix Devoti, en los primero años de la república en su opúsculo La« ruinas de Pacha-

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J.- E. O'Ryan: Bibliografia guatemalteca ... R. H. A., Núrns. 53-54

comae, que nos acaba de revelar Luis Monguió. Pero también adopta el tono de la evocación sentimental en los románticos, el cubano José María de Heredia (Ante las ruinas de Cholula), el peruano Juan de Arona (su libro RuiMs sobre el paisaje de la costa), y también José Santos Chocano en más de un poema.

Pero esta literatura de ruinas no ahonda sino en el sentir y en el pensar. Ahora, con Martín Adán, con Neruda, con Hidalgo, con Florián, sirve de algo más, en este año crucial de 1961. Acaso es el pretexto poético más eficiente para expresar la angustia, el inconformismo, el desajuste y la emoción profunda del hombre de nuestros días.

Estuardo Núñez. Universidad de San Marcos, Lima, Perú.

O'RYAN, JuAN ENRIQUE, Bibliografía guatemalteca de los siglos XVII y XVIII. 2ª ed. Prólogo de la Dra. Lise Paret-Limardo, Guatemala, Centroamérica, Edi­ torial del Ministerio de Educación Pública "José de Pineda Ibarra" [Impreso en los Talleres de la Editorial], 1960. 120 pp. + 2 hs. (III Centenario de la Introducción de la Imprenta en Centroamérica).

La primera edición de la obra de O'Ryan vio la luz en Santiago de Chile en 1897, en reducido número de ejemplares. A raíz de su publicación, el erudito crítico Antonio Batres Jáuregui la graduaba ( en la Ilustración Guatemalteca, I, núm. 23, 19 de julio de 1897) de "interesantísima, ya que ha venido a valorar nuestras producciones antiguas harto olvidadas por la generalidad, y, no bien cono­ cidas aun por los que se dedican a escudriñar los archivos del pasado que, por cierto, no guardan aquí sino muy pocas de las 161 obras que cita dicho escritor, dando a conocer, al propio tiempo, a sus autores, con copia importantísima de datos apre­ ciables ... ".

En sus fichas bibliográficas -escribe la doctora Paret-Limardo-O'Ryan "co­ pia fielmente las portadas y encabezamiento de los libros y folletos u hojas sueltas, en orden cronológico y anotando el número y tamaño de sus páginas; localiza los ejemplares que ha consultado y da razón de los bibliógrafos que suministran noti­ cias sobre dichas obras; informa sobre los autores y anota o transcribe textos de los impresos descritos; en su bibliografía general de autoridades consultadas figuran José María Andrade, Nicolás Antonio, Agustín Y1 Alois Backer, José Mariano Beristáin de Souza, Brasseur de Bourbourg, Jacquer Charles Brunet, Marcelino de Civezza, Bartolomé José Gallardo, José Antonio Garí y Siumell, Andrés González de Barcia, León Pinelo, Ch. Leclerc, J. Toribio Medina, Marcelino Menéndez y Pelayo, Alfonso L. Pinart, José Sabin, Pedro Salvá y Mallén, Joannes A. S. Antonio,

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Junio-Diciembre de 1962. J. Pap ritz: Plan de un repertorio ...

Nathanaele Sotuello, E. G. Squier, H. Ternaux, el Conde de la Vizaña", La reim­ presión que ahora se publica -en la cual se echa de menos un índice de nombres y de materias- copia casi línea por línea y exactamente página por página la com­ posición del texto original; cualquier cita, por tanto, es válida para las dos ediciones.

Agustín Millares Carlo. Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela.

PAPRITZ, JoN, Plan de 11n repertorio general de archivos, Universidad (Santa Fe, Rep. Argentina), 49 (julio-septiembre de 1961), pp. 231-249.

El autor, tras de referirse "al fracaso de todas las tentativas para tratar de fundir las secciones de los grandes archivos complejos en un. fondo común, único y homogéneo, en el que todas las piezas serían clasificadas y registradas de acuerdo a su afinidad", pone de relieve la importancia fundamental del "respeto de los fondos", es decir, el "principio de la procedencia", hoy reconocido en todas partes y, en virtud del cual, no sólo los diferentes fondos son clasificados con arreglo a él, sino que a menudo se utilizan como guias de archivos los antiguos registros de las cancillerías y los depósitos.

Resultado de la adopción del principio de procedencia es que, si se quiere en­ contrar un dato en los archivos, sea necesario conocer a fondo la historia de la administración, y en particular las atribuciones de los diferentes servicios. Por otro lado, la introducción de ese principio explica por qué el investigador se ve decepcionado, e incluso desiste de sus trabajos, ante la masa desconcertante de los antiguos repertorios.

No obstante lo anterior, incluso en los archivos organizados según la proce­ dencia de los documentos, no se ha renunciado a la idea de establecer un catálogo general equivalente al que existe en las bibliotecas. El autor expone con detalle el sistema seguido en los archivos oficiales de Marburg, cuyo repertorio general se compone de cinco ficheros parciales clasificados por orden alfabético, a saber: l. De localidades.-2. Regional.-3. Provincial.-4. General.-5. De nombres de personas.

El modo de clasificación ha sido concebido de tal manera que se le puede emplear en todos los ficheros parciales ( exceptuando el de los nombres de perso­ nas), de la misma manera y empleando las mismas notaciones. Base de estas nota­ ciones son los grupos siguientes, designados con letras mayúsculas: A. Territorio.­ B. Población, poblamiento.-C. Jefe del Estado.-D. Constitución del país, repre­ sentación popular, asuntos políticos.-E. Organización de los poderes públicos.­ F. Administración central, provincial, cantonal y comunal.-G. Policía.-H. Fi­ nanzas, capital.-!. Propiedad, propiedad raíz, feudos.-K. Actividad económica,

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F. Peñalosa: La selección y adquisición ... R. H. A., Núms. 53-54

trabajos.-L. Industria ( cuerpo de oficios, minas, industria energética, construc­ ción) .-M. Alimentación, agricultura, dominios.-N. Bosques.-0. Comercio, transporte.-P. Religión.-Q. Asuntos culturales.-R. Medicina, salud pública.­ T. Cuestiones jurídicas, tribunales.-U. Cuestiones militares.-W. Relaciones ex­ teriores.-Z. Diversos. Las divisiones y subdivisiones han sido realizadas de acuerdo con el sistema de la clasificación decimal. Nunca se necesitan más de tres cifras, y dos bastan generalmente.

Agustin Mlllares Carlo. Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela.

PEÑALOSA, FERNANDO, La selección y adquhición de libros. Ma1z:ual para biblio­ tecas. [Introducción por Marietta Daniels]. Washington, D. C., Unión Pan­ americana. Secretaría General, Organización de los Estados Americanos [Mé­ xico, Gráfica Panamericana], 1961. 15 5 pp. (Manuales del Bibliotecario, n9 1).

"La idea que se ha tenido al elaborar el presente trabajo -escribe la Srta. Daniels en la Introducción- es el de dedicarlo, no para que constituya una guía para la compra de libros de.una biblioteca que funcione con regularidad y que se halle perfectamente organizada, sino para que sirva de modelo de selección, ad­ quisición y tareas afines a aquellas bibliotecas que o bien se inician y, por consi­ guiente, se encuentran en la necesidad de determinar la colección que ha de consti­ tuir sus fondos, o bien pertenecen a aquellas instituciones que por una razón o por otra se han convertido en museos de libros, no siendo en modo alguno -ntidades vivientes y debidamente organizadas en el concepto actual de biblioteca. De aqui que, en estos casos, este manual constituya un establecimiento de prioridades en la clasificación y catalogación de estas bibliotecas y pueda, en principio, considerarse como un comienzo hacia la reorganización adecuada a los fines y a la política que la biblioteca se ha trazado".

El libro que comentamos tiene el siguiente índice general: Capítulo l. Prin­ cipios y métodos de la selección de libros.-2. Evaluación del contenido de los libros.-3. Selección de libros. Materias determinadas.--4. Fuentes para la selec­ ción.-5. Adquisición de material.-6. Aspectos especiales de la adquisición.

Al final de cada capítulo se incluye una bibliografía básica, que permite fá­ cilmente la adquisición de nuevas noticias sobre los temas que abarca este útil e importante libro.

Agustín Millares Carlo. Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela.

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Junto-Diciembre de 1962. J. M. Pérez C.: Historiografia de Cuba

PÉREZ CABRERA, JosÉ MANUEL, Hisforiografía de Cu.ba, México, Comisión de Historia del IPGH, 1962 (Historiografías, VII), XV-394 pp.

Continuando su labor científica sobre la historiografía de América, la Comi­ sión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, ha publicado el volumen relativo a Cuba. Su autor, don José Manuel Pérez Cabrera, ha dado a la imprenta un libro que no sólo tiene importancia para los que quieran conocer la historia de la Perla Antillana, sino para los que sientan interés por los estudios americanos vistos con amplia perspectiva.

Inicia Pérez Cabrera su obra analizando las contribuciones historiográficas de los contemporáneos del descubrimiento de América. Considera a Cristóbal Colón como el primer historiador de Cuba.

Los príncipes de la prosa castellana que trataran temas relativos a América rales como Herrera, Pedro Mártir, Górnara, el Inca Garcilaso de la Vega, son juz­ gados con indudable penetración. Reduce a sus proporciones reales la portentosa obra del soldado cronista que se llamó Bernal Díaz del Castillo. El autor no se deja seducir por las exageraciones de Bartolomé de Las Casas, pero no acepta tam­ poco las hipérboles de sus adversarios. Si las estadísticas de Las Casas fueron fun­ damento de la leyenda negra y la base de una interpretación errada, no todos los datos de Li Historia de la!s [indias pueden ser desdeñados. El mérito de Pérez Ca­ brera es el haberse colocado en el centro del debate y el de juzgar los hechos por encima de toda pasión vulgar.

Vivimos en el Nuevo Mundo ayunos de noticias sobre sucesos y hombres que no afectan a un solo país. Historiadores como Robertson y Raynal deben ser ob­ jeto de las reflexiones de cualquier americano. Si los estudios de nuestro tiempo han hecho envejecer los datos aportados por el historiador escocés y el francés, las páginas que dedicaron a América son de capital importancia para la comprensión del estado de alma de una época.

La History of America y la Histoire Philosoj1hiq11c et Politique des Etablisse­ ments ct du Commerce des Europcens dans les Deux Indes, fueron consideradas en su tiempo como un tesoro de revelaciones.

Al acercarse a Robertson, Pérez Cabrera no le recata su simpatía. Admira su seriedad crítica y reacciona contra las escuelas históricas inglesas y españolas que no han ponderado la importancia de sus interpretaciones. Mas no escatima sus elogios a Menéndez y Pelayo, a quien considera como el crítico excepcional que ha encontrado la justa dimensión del historiador escocés al sostener las afirmacio­ nes siguientes:

"Le han acusado de haber paliado las feroces violencias de los españoles en la conquista del Nuevo Mundo; al revés, muches escritores españoles le han vitupe­ rado por haber atribuido a sus compatriotas furores y crímenes que están en con­ tradicción con el carácter nacional; y estas dos especies de reconvenciones que

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Folklore Tachircnse. R . H . A ., Núms. 53-õ'!

se combaten mutuamente, deben ser interpretadas como un homenaje involuntario tributado a la imparcialidad del historiador".

Por su parte don José Manuel Pérez Cabrera, de una plumada sintetiza el valor del insigne discípulo de la escuela de Edimburgo:

"Robertson, investigador sincero, no disimula ni disculpa las grandes injusti­ cias ni los tremendos rigores que son inseparables de toda empresa de conquista; pero sería un grave error incluirle por ello entre los fomentadores y mantenedores de la leyenda negra, ya que supo distinguir, con encomiable prudencia, entre Ios actos individuales, que condena, y la conducta de la nación colonizadora, para la que reclama una mayor comprensión, "una luz más favorable", como apuntó en el prefacio a su Historia de América. Para él, "la mala administración de los españoles produjo efectos aún más lamentables que todas las crueldades. Las cala­ midades que acompañan a la conquista eran pasajeras, en tanto que los vicios del gobierno ... fueron un manantial permanente de destrucción".

Además, Pérez Cabrera analiza sobriamente la discrepancia de juicios que surgen entre Menéndez y Pelayo como adversario de Raynal, y los representantes de las escuelas haitianas que reivindican su memoria.

Cuando, por otra parte, se enfrenta a la historiografía angloamericana que abordó cuestiones relativas a Cuba, juzga serenamente lo mismo cl pensamiento de los que creían que la Isla debía ser independiente, como el de los que tenían la con­ vicción de que no podría sustraerse a la fuerza de atracción de los Estados Unidos.

No pueden escapar tampoco a su mirada penetrante las lucubraciones de José Marti sobre Cuba, justo tributo de reconocimiento a un hombre que dedicó al es­ tudio de 'Ia historia de su patria y de las dos Américas una gran parte de su vida fecunda y generosa.

Martín QuirMte. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, D. F.

RAMÓN Y RIVERA, Luis FELIPE e JsABEL ARETZ, Folklore Tecbirense, 2 vs. Bi· blioteca de A u tores y Temas T achirenses. Números 2 4 y 2 5, Caracas, Ve­ nezuela, Edición Cuatricentenario, 1961, ils.

El Táchira, uno de los Departamentos de Venezuela limítrofe con Colombia, prolongándose hacia los llanos de Apure y Batinas, elevándose en las montañàs de Mérida, siguiendo el curso del Río Orope y el ferrocarril de San Félix, aparece representado en estos dos apretados volúmenes, pletóricos de información, de datos folklóricos de primera mano, recogidos por los autores por medio de cintas magne­ tofónicas para la música, la literatura y la narración tradicional, o bien por medio de anotaciones minuciosas recogidas en los mercados, fiestas y la vida misma, si-

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Junio-Diciembre de 1962. Pol klor e Tachlrense

guiendo al detalle la fabricación de cestas, sombreros, ceramica y todo el arte popular; interrogando al pueblo mismo: artesanos, músicos, poetas, cuentistas, agri­ cultores y "secreteadores"; contemplando lo mismo los juegos infantiles en todo su desenvolvimiento que las fiestas de Navidad y Santos Reyes, para lo cual hi­ cieron uso de películas cinematográficas y fotografías en color o en blanco y negro, con el fin de legar a la posteridad todo aquello que por el momento no cabe en una publicación impresa.

El fin principal de esta obra, eminente por muchos conceptos, estriba en haber captado la vida misma de una región del país con el objeto de perpetuar la exis­ tencia de tantas y tantas manifestaciones multitudinarias, como por ejemplo: para que al -lado de los bambucos y valses, de fechas relativamente modernas y piezas bailables contemporáneas, resuenen las antiguas lurnbardas, perrabayas y galerones; porque el folklore entrega la fisonomía auténtica de un pueblo C111 su quintaesencia imperecedera y ayuda a conocer, además, nuestros orígenes, como dice la autora en la Introducción a su trabajo: "Un romance de caballería, un villancico, una copla, lo mismo que un pilón de madera, una rastra o una piedra de moler, son otros tantos motivos de investigación que nos fuerzan a remontarnos a lejanos tiempos y lugares: el medioevo europeo, la España campesina, la choza indígena o la edad de piedra". En esta obra queda probado, como en todas las demás mono­ grafías de folklore especializado, que esta disciplina ha dejado de ser pasatiempo de intelectuales, de profesionales diversos o de amateurs y aficionados a quienes les suena la palabra sin poder internarse en su esencia, la cual es motivo de alta espe­ cialización.

El primer volumen se ocupa de la Música, empezando por la bailable, mas aplicando al estudio de estas manifestaciones la más exquisita técnica, los análisis convenientes para extraer el valor musical y estético de cada terna a fin de darle la jerarquización que le corresponde. La Buenamoza, El Galerón, cuyos ejemplos melódicos nos conducen a la estructura rítmica de La Guajira andaluza tan am­ pliamente dispersa en México o en Ecuador, donde su abundancia la hace pasar inadvertida, pero también nos llevan a medidas pentarias castellanas y al carácter levantino peninsular. Se destacan La Guacharaca, La Guariconga, La Lumbarda, La Perrabaya, La Paloma, El Pato; pero para qué seguir si los elementos melódicos, rítmicos, modales y aún los textos pueden ser rastreados a lo largo de toda la Amé­ rica Latina como procedentes de la península española entremezclados con los bailes teatrales del siglo XVII. Con igual atingencia son examinados los valses y bambucos de la música instrumental que los ejemplos de música mística, los cantos varios: infantiles, de trabajo, de cafetería, labranza o molienda. En el texto de las décimas que se ejemplifican hay un texto encadenado:

Unos ojos halagüeños no he podido convencer pero el día se ha de llegar que los ha de merecer, merecer la dicha y vivir desengañado,

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Folklore Tachirense. R. H. A., Núms. 53-54

per'unos ojos halagüeños me tienen aprisionado, aprisionado

que reanuda la cultura tradicional tachirense y venezolana a la antigua española de los tiempos del infante don Juan Manuel. Entre los temas estudiados aparecen los corridos y- las canciones románticas con características semejantes a las de México como derivaciones de la romanza de ópera italiana con verso endecasílabo. Concluye esta parte de la obra con el instrumental músico regional y folklórico.

La literatura, capítulo desarrollado por la autora, señora Isabel Aretz, ocupa más de la mitad del primer tomo y engloba lo mismo el habla popular que el re­ franero, los cuentos regionales, en sus diferentes tipos, las adivinanzas, las oraciones, tanto cristianas como mágicas populares y algunos ensalmos con distintos fines. Como caso curioso se ejemplifican "las doce palabras retornadas" con que se aleja al demonio a la hora de la muerte, "se abonanza un pleito o se retira un espanto, b gritona, etc."

El segundo volumen está dedicado íntegramente a la poesía tachirense y abarca 400 páginas exactas. Bien vale la pena examinar los materiales ordenados y clasificados con celo y con cuidado. Del conjunto se desprende la enorme ri­ queza de formas literarias que disfruta el pueblo de los países latinoamericanos heredada de España desde los albores del idioma romance hasta nuestros días. No importa la fecha de implantación, la vena corre fluida, fresca y sabrosa, desde las "triadas" más elementales derivadas del "soleá" andaluz, las coplillas exasilabas que nos heredó el villancico, principalmente aplicadas a las fiestas navideñas, a los arrullos del Niño Jesús, de donde parten aquellos con que nuestras madres nos durmieron, así como todo aquel acervo utilizado por los poetas para el teatro tra­ dicional de Navidad que llamamos pastoreias.

La obra sigue con un rico venero de coplas y cantares empezando por las genuinas, lo mismo las romanceadas que los scrventecios, lo mismo las que acom­ pañan bailes que las que cantan las niñas cuando saltan la cuerda. De las primeras llaman la atención El cuándo, El cuatro, El galerón, El gavilán; más rica en ex­ presiones La guacharaca; más variado El guarapo mezclado con Ay-ay-ay, con el Sí-que-sí, pariente cercano de nuestro "Si-que-sirique": "El macallao" ( más ca­ llado estaba aquel. .. ) : El palito, de amplia difusión en América del Sur; El pato, ya sea "bombiao" o alternado con "bombas" o "falseao" (¿no será valseado?) ; El pericón, muy usado por los soldados y difundido desde Cuyo, Argentina; La Seve­ riana, toponímica y viajera, puesto que la encontramos en México y Nuevo México, en varios aspectos. Se estudian las "bombas", tal vez como un valioso agregado a los otros géneros de canto. A continuación se ejemplifican los cantares dialogados o "alternos" que los argentinos llaman "pavadas", los españoles "troves" y en Méxi­ co, "recuestas"; también aparecen los cantos "Acomodaos" para uno, dos o más cantadores; los cantos con ecos en payadas, composiciones en dísticos de origen hispánico, y canciones románticas, religiosas con diversos temas, entre los que des­ tacan: una semana de Pasión llamada "El reloj de los dolores", una Salve de Santa

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Junio-Diciemlbre de 1962. A. Tovar: Catälogo de las lenguas ...

Bárbara y una Canción de Mayo: "La corona". Tal vez procedentes de hojas impresas aparecen versos destinados a anunciar las fiestas de algunos gremios in­ cluyendo el "paseo" o "convite" para las misas de aguinaldo, ya sea concebidas en coplas o en sextillas. Es posible que el meollo de este segundo volumen lo consti­ tuyan las décimas y las glosas, pues se incluyen décimas a lo divino con planta profana, verdaderas letrillas, glosas con tema y desarrollo religioso de reconocido origen peninsular hispánico, así como otras, tradicionales, difundidas por el Conti­ nente, tales como "El puente de Mantible", "Qué largas las horas son" y algunas más humorísticas. Vienen a continuación las que tienen franco origen tachirense: "la Misión de Tononó", "la Muerte de Evaristo Jaimes" y la de "mí primo Mon­ salve".

El capítulo de los romances castellanos se inicia con el de Don Carlos y Don Alberto, conocido como el de "El cazador"; el de "Bernal Francés", un milagro de San Antonio, dos versiones del "Conde Olinos", una curiosa variante con ecos del romance de "El marinerito", otra de "Las cartas de la baraja", otro grupo de religiosos con temas como "Los desposorios", El empadronamiento de Jerusalén, El nacimiento, "El ciego guardián de las naranjas", algunos fragmentos del Ca­ mino del Calvario, concluyendo con "Los Sacramentos". A continuación vienen los romances locales. El capítulo dedicado al Corrido señala tres tipos: sobre un tema determinado, los improvisados y aquellos que adoptan la forma de la ensala­ dilla, disparates o "patrañas". En fin, toda la gama del sentimiento de un pueblo, una región, en este caso Táchira, en el país hermano Venezuela.

Vicente T. Mendoza.

Instituto de Investigaciones Estéticas, Universidad Nacional de México.

TovAR, ANTONIO, Cotálogo de las Lenguas de América del Sur. Enumeración, con indicaciones tipológicas, bibliografía y mapas. Buenos Aires, Editorial Sud­ americana, 1961, 40 5 + 7 pp.

El A. de este meticuloso estudio realizado en fuentes del más auténtico valor lingüístico, producto de un esfuerzo excepcional, y a no dudarlo de largos años de investigación, ha logrado reunir en él gran cantidad de datos, sugestiones y referencias sobre lenguas indígenas sudamericanas que abarcan desde Tierra del Fuego (Argentina) hasta América Central. Ellas son: Lenguas de Tierra del Fuego y el extremo sur del Continente; Lenguas del centro de Chile y de la Pampa; Lenguas extinguidas de la Argentina central; Lenguas andinas del norte argentino

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A. Tovar: Catálogo de las lenguas .. , R. H. A., NIÍms. 53-54

y chileno; Lenguas chaqueñas; Lenguas del resto de los Andes chileno-bolivianos, Aimara, Quechua, La familia Pano; Lenguas de difícil clasificación en el Marañón y la Montaña; Lenguas aisladas de Bolivia del norte y central; Lenguas de Bolivia oriental y fronteras del Brasil, Tupi-Guaraní; Lenguas del sur, centro y oeste del Brasil; Arawak, Caribe, Huitoto, Bora y Záparo, con otras lenguas vecinas; Otras lenguas del Marañón al Orinoco, Yunga-Puruhá; Lenguas Chibchas; Lenguas no agrupadas del Perú, Ecuador y Colombia; Lenguas de América Central.

Como se ve, muchas de estas lenguas se hallan totalmente extinguidas y, por lo tanto se necesita una profunda investigación para lograr rastros de las mismas que perimitan reconstruir el ambiente, la época, su origen y los pueblos que las empleaban.

A continuación el A. analiza la convivencia que existió entre estas lenguas con el español ,y el portugués, y recuerda la resolución del Concilio III realizado en Lima en 15 8 3 por la " ... que se les enseñen a los indios las oraciones y el cate­ cismo en su propia lengua, sin obligarlos a que aprendan la nuestra si no es por su voluntad". Esta resolución sería anulada por Felipe II en su cédula del 3 de julio de 15 96, exigiendo se les dé instrucción a los indios en lengua española "pro­ veyendo en ello de manera que se cumpla so graves penas, principalmente contra los caciques que contravinieren a la dicha orden o fueren remisos y negligentes en cumplirla, declarando por infame y que pierda el cacicazgo y todas [as otras honras, prerrogativas y nobleza de que goza el que de aquí adelante hablare o consintiere hablar a los indios del dicho su cacicazgo en su propia lengua", pero a pesar de esta real orden se continuó entremezclando el español con las lenguas indígenas, y lo mismo sucedió con el portugués. Muchos fueron los sacerdotes que no sólo empleaban estas lenguas en su trato con los indios, sino que también dejaron obras publicadas en lenguas indígenas.

Un ensayo sobre tipología de las lenguas, una extensa bibliografía que el A. considera "Supera a todas las hasta ahora reunidas, y aunque es susceptible de ampliación, me atrevo a decir que es la más completa"; seis mapas de distintas regiones, índice general, índice de láminas y una página de "Adiciones y Corree: ciones" completan este meritorio trabajo, de quien ya posee renombre mundial como estudioso e investigador.

El A. ex rector de la Universidad de Salamanca (España); ex profesor de la Universidad de Tucumán (Argentina); actual catedrático de la Universidad de Illinois (Estados Unidos) ; agrega con esta obra un galardón más a su ya conocida labor lingüística.

Buenos Aires, República Argentina.

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Junio-Diciembre de 1962. Un hombre de mundo escribe .••

Un hombre de mundo escribe sus impresiones. Cartas de don José Mtmuel Hidalgo Esnaurrizar. Recopilación, prólogo y notas de Sofía Verea de Bernal. México, Editorial Porrúa, 1961.

Cuando se habla del segundo imperio mexicano si se quisiera personalizar se diría que tres son sus creadores: José María Gutiérrez de Estrada, Juan Almonte y José Manuel Hidalgo.

El primero es el precursor, un católico ingenuo de los viejos tiempos, un soña­ dor político que contemplaba los sucesos con preocupaciones dignas de la época de Felipe II. No se equivocaba Eugenia de Montijo cuando lo situaba ideológica­ mente en la vertiente dramática del gran siglo español.

Almonte representó la acción subordinada a la pauta de su egoísmo político, había traicionado su credo republicano, pero sin renegar de sus ideas liberales y esperaba a la sombra del imperio ser la primera figura después de la del soberano.

Hidalgo, menos ambicioso que Almonte, pero un observador más agudo que Gutiérrez de Estrada, manejó con extraordinaria sutileza el asunto imperial y gracias a su amistad con la emperatriz Eugenia y a la simpatía que nunca le negó Napoleón, pudo convertir su ensueño en realidad. La realidad fue trágica, pero el desenlace cruento de los sucesos no fue ni remotamente previsto por aque­ llos forjadores de un imperio. Mas a la distancia de cien años de haber tenido lugar los acontecimientos, algunos de los historiadores mexicanos que examinan a los protagonistas del drama, los juzgan aun coo una desconfianza, con un rencor, con una inquina que no tiene justificación. Fueron ciertamente los tres intervencio­ nistas autores de un delito, pero los jueces al examinar los cargos inician sus deliberaciones con el propósito preconcebido de condenarlos sin apelación. No se les permite hacer su defensa ni se les escucha, no intentan explicarlos, no aspiran a seguirlos por los vericuetos de su vida pública tratando de comprender los móviles que inspiraron sus actos.

Desde la época de la publicación de Juárez, su obra y su tiempo, 1905-1906, ningún mexicano ha querido echarse a cuestas con verdadera seriedad científica y hondo sentido crítico, la magna tarea de revalorar la historia del imperio de Maxi­ miliano. A falta de una obra mexicana sólida, nuestros estudiosos de historia patria tienen que resignarse muchas veces a recurrir a la consulta de Egon Caesar Conte Corti, autor austríaco del libro Maximiliano y Cariot«, trabajo histórico por mu­ chos conceptos deleznable.

No niega el autor de las presentes líneas que la obra de Conte Corti revele una paciente investigación y profundo análisis de las fuentes europeas relacionadas con el asunto que trata. Pero la parte relativa a los sucesos en México contient: errores muy graves de interpretación, a la vez que deficiencia informativa en varios aspectos.

Mas seamos optimistas. La revaloración del segundo imperio desde México quizás no esté lejos de hacerse, la esperamos en un tiempo no muy lejano.

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Un hornb re de mundo escribe ... R. H. A., N!lms. 53-54

Entretanto, la documentación se va acumulando. Vamos reuniendo materiales que estaban dispersos y esperemos que las pasiones se vayan apagando y que triunfe la alta crítica sobreponiéndose a los odios de partido.

La correspondencia de Ignacio Zaragoza y la de Benito Juárez han sido pu­ blicadas por el Fondo de Cultura Económica. Por otra parte, al publicarse la obra titulada Un hombre de mundo escribe sus impresiones y cuyo subtítulo es: Cartas de José Manuel Hidalgo Esnourriza«, se ha hecho un alto servicio a la historio­ grafía mexicana. Por su desprendimiento, por su ausencia de bajas pasiones, por el estilo de gran señora con que ha procedido doña Sofía Verea de Bernal al pu­ blicar y comentar el epistolario de Hidalgo, tiene derecho al justo aplauso que debe tributarse a un esfuerzo intelectual de esta magnitud.

En edición sobria de la Editorial Porrúa, cuidadosamente hecha desde el punto de vista tipográfico, el lector puede seguir la dramática vida de quien sobrevivió 29 años al fusilamiento de Maximiliano en Querétaro.

La señora de Bernal no marcha por los senderos trillados, no sigue el camino de los elogios incondicionales cuando tiene que hacer referencia al personaje que se propuso sacar del polvo del olvido en que estaba relegado. Introduce a los lec­ tores a los aposentos reales donde se paseó la figura de ese solterón empedernido que fue alguna vez Hidalgo. Leyendo las cartas de don José Manuel y las reflexio­ nes de doña Sofía, podemos contemplar a nuestro personaje lo mismo en sus momentos triunfales que en las horas amargas de la decepción. Cuando la impre­ sión de una imagen nos subyuga, cuando un suceso histórico atrae nuestra atención y queremos sentirlo en la más completa soledad, la generosa dama que nos ha guiado ha desaparecido, se ha esfumado voluntariamente con una exquisita cor­ tesía, para brindarnos el placer de gozar en silencio nuestra contemplación. Luego vuelve a presentarse cuando su ayuda nos vuelve a ser indispensable. Nos da todas las informaciones que le pedirnos sobre la correspondencia cruzada entre Hidalgo y García Pimentel, personaje este último que pensara hacer la historia del imperio de Maximiliano, sin lograr nunca que su anhelo cristalizara en realidad. Sin arti­ ficios de estilo, sin afectaciones, sin rebuscamientos es posible ver el drama de H'.idalgo desde los preparativos del imperio hasta el instante de su muerte aconte­ cida en un día de primavera de I 896.

La señora de Bernal analiza una época y sondea con admirable penetración psicológica el alma de un hombre que influyó gravemente en los destinos de Mé­ xico, pero cuya historia no se ha hecho todavía.

Martín Quirarte.

Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, D. F.

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Junio-Diciembre de 1962. Re!'orrna Constitucional de 1860 ...

UNIVERSIDAD Nacional de La Plata, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Instituto de Historia Argentina "Ricardo Levene", Reforma Cons­ titucional de 1860, textos y documentos fundamentales, Introducción del pro­ fesor CARLOS HERAS y del doctor CARLOS F. GARCÍA, La Plata, 1961, LV, 672 (cuatro), pp., ils.

El presente corjms documental fue encomendado al Instituto que lo edita por la Comisión Provincial de Homenaje a la Jura de la Constitución Nacional de 1860. Se reúnen en él documentos éditos e inéditos, consistentes on [os debates parlamen­ tarios y textos legales con una serie de piezas relativas a la correspondencia oficial y privada cambiada entre los principales protagonistas de los hechos que se ex­ ponen, notándose la falta, como se señala, de piezas capitales que no han podido ser incluidas, por ignorarse su actual paradero. En la introducción se expone la política interna seguida por la provincia de Buenos Aires, después de la firma del pacto del 11 de noviembre de 18 5 9, cuyos pormenores se historian seguidamente. "En el pacto no hubo imposición ni sometimiento, sino encuentro de dos políticas rivales que desde 18 5 2 se habían disputado la hegemonía nacional". Sólo con la paz podría lograrse la ansiada unidad nacional, y al ser ésta lograda, se inició una política nueva que obligó al retiro de quienes habían impulsado Ia guerra. El Club Libertad, de Buenos Aires, tuvo importante gravitación en la política que se siguió y su candidato para el cargo ·de gobernador, Bartolomé Mitre, por su batalladora juventud y prestigio adquirido en las luchas políticas, ganaba la simpatía de la ciudadanía. "En mayo de 1860, nadie lo aventajaba en popularidad; todos los círculos veían en él al único capaz de sellar la unión entre Ios liberales y despertar confianza entre los federales por su fervorosa adhesión a la causa nacional". El 2 de mayo de 1860, la asamblea legislativa de la Provincia de Buenos Aires, por ma­ yoría de votos, elegía gobernador a Mitre. A continuación los AA. se ocupan de la convención provincial y de los planes de reforma a la Constitución de Buenos Aires, de Ia visita del Presidente Santiago Derqui y del general Justo José de Ur­ quiza a la ciudad de Buenos Aires, en julio de 1860, con motivo de conmemorarse el aniversario de la Jura de la Independencia; de las derivaciones de esa visita sobre la convención nacional ad-hoc que se reunió en Santa Fe en el edificio de su histórico Cabildo, que inició las sesiones el 14 de septiembre y actuó hasta el día 2 5. Se cierra la introducción con un capítulo dedicado a Ia Jura de la Constitución Nacional por el gobierno de la Provincia de Buenos Aires. "Las dos políticas rivales de la etapa de la Organización Nacional, conciliadas en el pacto del 11 de no­ viembre, protocolizaban con aquella ceremonia la unión indisoluble de los ar­ gentinos".

La documentación reunida en este volumen ha sido clasificada en los siguien­ tes apartados: I, Pacto de unión del 11 de noviembre de 1859; II, Convención del Estado de Buenos Aires, elección de convencionales; III, Convenio de Unión del 6 de junio de 1860, correspondencia relacionada con el Convenio de Unión del 6 de

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junio de 1860; IV, Convención Nacional ad-hoc, convocatoria de la convención ad-hoc; V, Jura de la Constitución Nacional, documentos, correspondencia,

La documentación inédita que se reproduce, procede del Archivo General de la Nación, Museo Mitre y Museo Histórico "Sarmiento", de Buenos Aires.

Julián Garcés. Buenos Aires, República Argentina.

ZEA, LEOPOLDO, Dos ensayos; Del Libe,ralismo a la Revolución y Problema cultural de América Latina, Valencia, Venezuela, Universidad de Carabobo, 1960.

Los dos ensayos de que está compuesto este libro, aunque parecen aislados, tienen un trasfondo común que los une. El primero en una lograda síntesis mues­ tra la evolución y las vicisitudes que a través de su historia debió salvar una nación americana, México, para hacerse moderna y acercarse a la cultura occiden­ tal. En el segundo se ve cómo toda la América Latina ha necesitado una cultura puesta al servicio de su quehacer inmediato, para también acercarse al mismo Oc­ cidente.

En el primer ensayo, desde la Independencia hasta la Revolución de nuestro siglo se destaca como constante histórica la lucha de unos cuantos mexicanos por lograr la creación de una nación en donde la meta fuera "La libertad y la felicidad material de sus individuos" y cómo fracasaron una y otra vez por la presión de intereses internos y externos que querían dejar al país dentro de los viejos es­ quemas coloniales de un mundo "que por haber sido no tiene ya por qué seguir siendo".

En Hidalgo encuentra Zea el primer intento de llevar la Revolución de Inde­ pendencia más allá de la mera substitución de un grupo político por otro. Hi­ dalgo aspira, aunque no lo logre, a un profundo cambio social. Cambio social que mo significa en ningún momento socialismo, sino que pone en evidencia una clara conciencia de la realidad, de la irnposibilidd de montar un estado moderno sobre formas no vigentes. Lamentablemente los criollos no lo entendieron. Hidalgo chocó con sus limitadas aspiraciones de reemplazar a la Metrópoli, pero siempre dentro del mismo orden.

El triunfo del criollismo originó una oposición liberal que en una u otra forma va a seguir luchando por hacer el México a que aspiró Hidalgo. Desde el inicio aparecen los dos grupos de opinión que dan forma a los dos partidos políticos que pugnaron por el futuro del país, liberales y conservadores.

En 1847 México pierde la mitad de su territorio; el impacto que este hecho produce pone de manifiesto la debilidad de la nación frente a su vecino. La gene-

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ración liberal piensa entonces que no es doliéndose del fracaso como se va a modi­ ficar la realidad, sino buscando sus causas. No seguir con el antiguo régimen, pero tampoco proponer un liberalismo teórico, irrealizable. No sólo cambiar las insti­ tuciones, sino transformar el hombre, reeducar a los mexicanos para que puedan insertarse en este nuevo orden. Seguir el proceso educativo y guardar su natural evolución es una solución segura pero muy remota. Los resultados de 1847 hacen patente que "el país no podía esperar, para transformarse, a que su propia evolu­ ción se expresase. Esta transformación tenia que realizarse independientemente de que las circunstancias fueran o no dóciles a la misma. Es más, a pesar de ellas, contra ellas, si fuese preciso. Y la única vía era la Revolución".

En el orden político, después del retiro de las tropas invasoras en 1848, el país cae en la anarquía. Los militares la solucionan con la dictadura de Santa Anna. Nueva derrota al liberalismo; Santa Anna se alía al Partido Conservador y los per­ sigue sin tregua. El ideólogo del conservadurismo, Lucas Alamán, va a ser quien siente las bases de colaboración entre su partido y la dictadura. La reacción contra este estado de cosas llega en 18 5 4 con la Revolución de Ayutla, donde se ponía "fin a una etapa de la historia de México y se iniciaba otra, la de Reforma".

La Revolución llamada de Reforma piensa que sólo se puede lograr la nación mexicana si todas las fuerzas y todos los intereses son puestos a su servicio. Surge la Ley de Desamortización de los Bienes Eclesiásticos, que asesta un duro golpe a uno de los grupos privilegiados del país. "La medida no tenía un carácter antirre­ ligioso y sólo alteraba los intereses de una institución empeñada en mantener pri­ vilegios ajenos a su misión espiritual. Privilegios que, desde el punto de vista del progreso material, eran necesarios para que la nación pudiese transformarse". Es decir, no se iba contra la Iglesia como poder espiritual, sino que se la quiso reducir a su misión espiritual quitándole el poder civil de que gozaba por concesiones pri­ mero coloniales y después criollas. El otro grupo notable, el ejército, también es considerado necesario a la nación para defenderla del enemigo exterior y guardar el orden interno siempre que sea fiel a la misión que le corresponde como parte de la sociedad nacional.

Los reformistas vuelven a tropezar, como los anteriores liberales, con que la realidad nacional no se ajusta al nuevo orden creado. Surge nuevamente la nece­ sidad de educar para lograr la efectiva emancipación mental. En este punto se le plantea al liberalismo reformista la paradoja de que es necesario educar para la libertad; pero a la fuerza. No se puede dejar la libertad de elección en materia educativa, pues la formación en una determinada ideología privaba al mexicano de su posibilidad de elección. La Reforma, empeñada como estaba en modificar y crear la base que hiciera posible la soñada nación moderna, amplió las leyes de desamortización. Estas comenzaron dirigiéndose sólo a las comunidades religiosas y pronto se extendieron a las comunidades indígenas, con el deseo de establecer pequeñas propiedades agrícolas. Se quitó así la protección, que existía desde la Colonia, al indigena. Se le considera un mexicano más, sin distinciones raciales;

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desgraciadamente esto quedó en pura teoría, el indígena no estaba en condiciones de asimilarse al mestizo y al criollo y perdía la protección que antes tenía. La des­ trucción de las antiguas comunidades indígenas sólo consigue sentar las bases de nuevos latifundios.

La Constitución de 1857 representó un avance sobre la Constitución de 1824-. La experiencia del liberalismo mexicano, adquirida a costa de muchos sacrificios y fracasos, muestra que no sólo es necesario dictar las leyes para que éstas sean una realidad. En la redacción de la constitución se enfrentan dos tendencias libe­ rales: la romántica y moderada frente a la reformista que sostiene modificaciones de fondo, aún a la fuerza, aun negando principios liberales. El triunfo de la pri­ mera tendencia impide que esta constitución sea todo lo efectiva que se pensó; a pesar de ello significa "el punto de partida de lo que habrá de ser la transfor­ mación de México en una nación moderna".

La Constitución deja desconformes no sólo a los conservadores sino también a los mismos liberales. Por su parte el clero se muestra irritado, ya que la nueva constitución ratifica las leyes de Reforma. Se suma a este descontento la condena de la constitución hecha por el Papa Pío IX. De nuevo conservadores y liberales están en pie de guerra.

La República Liberal, a pesar de todo, lograba dominar la situación y sólo aliándose a los extranjeros franceses, los conservadores se impusieron. El Imperio de Maximiliano, resultado de esta alianza, tuvo el más amargo de los destinos y es derrotado definitivamenre en Querétaro, tras duros años de lucha. Benito Juárez, que fuera jefe nato de la resistencia y de la Revolución de Reforma, se impone como Presidente Constitucional del país.

El triunfo de la Reforma no consigue terminar con las numerosas ambiciones políticas. Una era de caudillismo desemboca en la exaltación al poder de Porfirio Díaz. Con él se inicia una nueva etapa; dentro de su gobierno caben todas las fuerzas, siempre que se subordinen a sus intereses. El clero se somete al nuevo régimen; el ejército conservador había sido destruido y el liberal reducido. El por­ firismo representa el nuevo orden; pero un orden en el que toda la nación no está representada. Una seudo burguesía reemplaza a los viejos cuerpos, las antiguas comunidades indígenas terminan en ricos latifundios y la riqueza natural es entre­ gada a compañías extranjeras.

"La idea de nación de los libertadores, liberales y reformistas, no era· aún sino un proyecto". La Revolución de 1910 tratará de rectificar este error.

Después de exponer el panorama nacional el autor se plantea: "¿Estamos ame­ ricanizándonos?" Advierte que la pregunta tiene un origen europeo y considera más oportuno hablar de occidentalización siempre que por ello se entienda la rea­ lización de nuestros pueblos de las instituciones democrático-liberales que han hecho posible el mundo moderno. Esto "no implica, a su vez, la renuncia de nuestro modo de ser, a nuestras raíces culturales, sino pura y simplemente un acomodo de ellas a nuevas circunstancias". Es un hecho que en la medida que los pueblos

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asimilan la industrialización y las instituciones anteriormente citadas, pierden parte de sus peculiaridades. Pero cl modo de ser no lo definen las peculiaridades, sino lo humano. Este problema se resuelve sólo por vía de educación, para hacer del pueblo no un imitador sino un creador. Un pueblo que desde su realidad concreta se eleva a lo universal, podrá hacer patente su genio cultural participando "en una tarea más general, más universal",

En el segundo ensayo está planteado, al analizar cl Si.gnif icado dt: la Filosofía en la cultura de América, el nudo de la problemática cultura de América Latina.

La conciencia filosófica es en Occidente expresión de madurez cultural. Todos los grandes sistemas filosóficos aparecen como conciliatorios de problemas y solu­ ciones planteadas por figuras filosóficas "de menor rango pero no de menor im­ portancia".

En América encuentra Zea que lo sintomático ha sido esa filosofía menor, de urgencia, hecha a veces tomando prestados filosofemas a otros sistemas que no siempre traducen lo que ellos quieren expresar.

En la América sajona los filósofos, conscientes de la urgencia de los problemas, utilizaron este préstamo. Entre los filósofos iberoamericanos este reconocimiento ha sido más difícil y se ha llegado a negar la existencia de una filosofía americana.

La filosofía en las dos Américas se encuentra aún en la etapa de los problemas concretos. "Filosofía y cultura no han logrado aún sus perfiles distintivos como lo lograron otras expresiones de la cultura occidental. Desde este punto de vista nuestra filosofía, como nuestra cultura, se encuentra aún en proceso de madurez". Esto no significa inferioridad; "porque esta madurez por alcanzar es un signo de posibilidad que ya no poseen las culturas logradas, maduras, cumplid.as. La etapa de transición por que pasa la cultura americana no puede considerarse signo de Îil1- madurez. "Expresión de esa transición lo es también la filosofía en América. Una filosofía cada vez más consciente de su problemática y de su relación con lo hu­ mano en su aspecto concreto-americano-- y universal".

Mientras que en Europa, por diversas razones, los filósofos se han visto obli­ gados a mantener sus soluciones en un plano metafísico, de simple orientación, dejando la realidad concreta al hombre de acción, en América la urgencia de los problemas obligó a los filósofos a pensar y actuar al mismo tiempo. En esto coin­ ciden anglosajones e iberos. La filosofía norteamericana se encaminó al dominio cada vez más amplio de la naturaleza, la iberoamericana se orientó al "mundo de la ética y la política concreta". Ambas fueron conscientes no de copiar filosofías extranjeras, sino de utilizarlas.

La filosofía americana no trata ya de ser original y universal. Sólo quiere elevar al hombre de América a su paradigma de humano, perfilar "una idea del Hombre en que pueda reconocerse y reconocer a otros. Es desde este punto de vista que la filosofía en América podrá llegar a significar la madurez de la cultura americana".

El problema cultural ibero surge como consecuencia de la marginalidad a que

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se vieron sometidas España, Portugal y el mundo por ellas creado, a partir de la época moderna. Al tomar conciencia de esta situación, en la Península se buscan las causas que la originaron, en lberoamérica se lanzan a asimilar todos los valores y frutos de es.a nueva cultura. En ambos casos se reacciona violentamente contra el pasado, tanto como antes se habían aferrado a él. Se quiere entrar en la Mo­ dernidad y se niega el fundamento de ésta, es decir, hacer del pasado el instru­ mento del futuro, convertirlo en antecedente necesario, en escalón para el progreso.

"El problema cultural ibero ha sido, así, el de su incorporación a la univer­ salidad. Sólo que entendía por universalidad, pura y estrictamente, lo realizado y por realizar por la cultura europea u occidental de la cual Iberoamérica ha empe· zado a encontrar una respuesta positiva. Ya no aspira Iberoamérica .al universa­ lismo donado por Occidente, "sino el universalismo que da la conciencia de formar parte de una comunidad más amplia que la puramente nacional u occidental".

Para terminar su ensayo analiza Leopoldo Zea cl aporte de la filosofía mexi­ cana a lo americano, en dos figuras: Vasconcelos y Samuel Ramos. Concluye ci­ tando los principales representantes de la filoso£ ía contemporánea en Latinoamérica.

En Del liberalismo a la Revolución, que resulta de gran interés para el lector extranjero, se encuentra un panorama completo del proceso histórico mexicano. Panorama que sirve no sólo para ubicar la realidad histórica, sino que permite co­ nocer un pasado que, según el pensamiento del autor, es necesario asimilar para cimentar el futuro. En El problema cultural de América Lstin» está patente la preocupación por descubrir el verdadero ser del iberoamericano y mostrarle sus posibilidades de universalidad. En ambos casos creemos que los propósitos de Zea están ampliamente satisfechos.

María Elena Rod,ríguez de Magis. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, República Argentina.

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