RnhcIONns DE SUCESOS r¡¡ re Nurvl Espñe: AttA DE tA DE tA ... · RnhcIONns DE SUCESOS r¡¡ re Nurvl Espñe: MAS AttA DE tA HISTORIA DE tA ... Jesús Timoteo Álvarez y Ascenc¡ón

RnhcIONns DE SUCESOS r¡¡ re Nurvl Espñe:MAS AttA DE tA HISTORIA DE tA

PRENsA nu MÉnco

Dalmacio Rodrígu ez Hemíndezhrüuh de lrp$Urclow BüW6$, UNAII

uando hoy en día hablamos del inicio del ¡xriodismo en la

Nueva España, inmediatamente record ar¡os la Caceta dc Mad-ro, fundada en 1722 por Juar, Ignacio de Castorena y Utsúa.

Esa publicación, que sólo tuvo seis números, contaba ya con una de

las caracte¡ísticas esenciales que definen a la prensa modema: el

afán de da¡ a conocer una serie de noticias periódicamente a cambio

de una modesta contribución pecuniada. Con algunas inteüupcio-nes, continuaron l¿ labor de Castorena y Ursúa los editores JuanFrancisco Sahagún de Arévalo y Ladrón de Gtewata (Gaceta de México,

1728-1742), Manuel Antonio Yaldés (Garyta d¿ México, 17e+1809),

José Antonio Alzate (Diaio Utcraio,7768) yJosé Ignacio Bartolache

(Mercnio Volzxte, 1772-1773), enüe otros petsonajes dignos de ser

considerados pilares del periodismo mexicano.

Sin embargq antes de la aparición de las pubücaciones periódi-cas y aun coeústiendo con ellas durante va¡ios años, hubo una clase

de textos que cumplía la función informativa de aquéllas: las R¿lacio-

net dc ucetos, cuyo primer ejemplo data de 1541.r La crítica suele

reconocedas como el antecedente del periodismo o bien considerar-

L La prlmera relación novohisp¿na se dcbe a la pluma dc Juan Rod¡ígucz, y trat¿sobfe el "csp¡nublc lcrrcmoto quc [...J ha acontrtldo en las Yndias en un¡ cludadllamada Guatcmala", y fuc impr(jso cn l¿ casa d¡: Ju¿Í Crombergc¡ en 1541.

http://www.iifilologicas.unam.mx/pnovohispano/

Literatura y emblemática. Estudios sobre personajes y textos novohispanos / Universidad Autónoma de Zacatecas / ISBN: 968-5923-04-3

Ik$cron$ DD suctsos tN r"A Nuw Esr ñA

las como una manifestación de la ptensa novohispana.2 Ello en vit-tud de que ransmitían noticias de la más variada índole: desasmes

naturales, autos de fe, victorias mütares, apa¡iciones de seres fantás-

ticos, asesinatos, fiestas, disposiciones oficiales, etc.; aunque con la

diferencia de que su pubJicación no era regulat sino esporádica, ¡por lo general, cada relación sólo relataba t¡n suceso, y no vados

como ocurre en las gacetas,

Aho¡a bien, pensa! que las telaciones de sucesos sólo tienen

importancia por haber sido el antecedente (o manifestación primiti-va) del pedodismo es restringir notoriamente su valor textual e im-portancia culn¡ral. A mi juicio, este enfoque ha impedido que se

profundice de mancra particular en esta clase de textos y,

asimismo, ha obstacuüzado Ia elabotación de catálogos y ediciones

que garanticen su conservación y difusión. En efecto, si revisamos la

bibliogaffa correspondiente nos da¡emos cuenta que el tema de las

relaciones de sucesos siempte aparece vinculadq ancilarmente, a la

historia del periodismo.r Considero, pues, que el primer paso para

2. Par¿ Agustín A8i¡eros d€ la Podlla (1910: 371), la:s ¡ehciones de sucesos hte¡on

"como €¡ esbozo de los p¡pe¡€s nolici€¡os mod€rnos". M¡¡í¡ del Carmen Ruizca,slañú2, (1974:.39) dcclara quc "t0d0s los hlstoiadores dcl pcrlodlsmo cstán dc

acuerdo en considc¡arlos [¡ las .ehclones, nucvas, noticlas, sucesos o traslados]

como germen del periodismo, aunque carczcan dc periodlcld¡d". Andr6 Hcnestrosa

y José A. Femández casro (1947: I l) también coinciden al apuntar que: "[slánacord€s los distint0s autores en que las primeras manifestaciones del periodismo

americano las constitulan, al igual que los pueblos d€ [umpa" la aparlc¡ón suc€s¡-

va de hojaj volant€s, no priódicu, qu€ conteníao l¿ relación de sucesos enraor"d¡na¡ios, ya reales, ya imagina¡ios, capaces de volver d€ su modor¡a a l¡s alet¡rga-

da.s poblacioncs colon¡alcs" (véaosc otras rcfcrcnclas quc colnciden con cst¿ opl-nión cn la nota 3 de cstc trabrio). No pasamos por alto que cxistc otr¿ rcrticntccúlca quc sitú¡ cl in¡cio dcl pcdod¡smo en cl si8lo IIX (pcro con anl$cdcntes cnel siglo xvlll); aulorcs como Ruth vold y Jaqucline Covo se inscribcn en eslacorrlenl€. 8ntrc los estudiosos quc ubican el pcriodismo cn la época colonialcxisten dos posturas: qulcnes señal¿n su nacimlento cn cl siglo xvll y quicnes l0

f$han en el siglo X:UII (véase Cruz Soio, 2000: 426). D€ ac!€rdo con €sks posturar,

las relociones .le sucesos, en el priner caso, serían y¿ un¡ muestra de la prensa

mcxlcana; y cn cl scgundo, cl anlcccdcntc. Cabr precisar quc los conccptos de

"orlgcn", "nac¡mimto", "mlrccdcntc" no sicmprc qucdan claros. El conccpto dcor¡8cn, por ciemplo, ¿sc apl¡ca a los tcxtos quc prcludian las caractcísticas dcfini-

vas y definitorias de la prensa o sc refiere a los primercs t€xl0s que y¡ poseen los

rasgos distintlvos dc l¿s publ¡cacionc¡ peiódic¿s not¡ciosas?

3. Mcnc¡onamos dcsde cl principio dr estr cnsayo h vinculación de las rcl¡cioncs dc



DALMACIO RODRIGUM H'RNrINDIZ

comprende! con mayor justicia a las relaciones consiste en declarar

su autonomía como género; es dect, esnrdiarlas por sus inherentes

propiedades textuales dentro su propia tradición escriturada y mar-co histórico.

Así, no parece suficiente limitar su función textual al aspecto

info¡mativo.a Tomando en cuenta su variedad temática, medio de

transmisión y géneros litetarios afines, es fácil advertir --como lo hanhecho ya algunos críticos para el ámbito eutopeo- que las relaciones

desempeñan ot¡as funciones.

Entte sus cometidos más importantes se encuentran los de en-

tletener y conmovcr, medialrte rclatos pormenodzados de aconteci-

mientos escabrosos o extraordinari<¡s - como asesinaros sangrientos,

nacimientos de seres fantásticos o desastres naturales-, a un gtansector de la población; o bien el de hacer propaganda política, como

sucesos con cl per¡odismo. S¡n embargo, l¡ es ncxos se d¿n principalmenle €ntraba,os que haccn refercncia a Ia historia dc est¡ disc¡pllna. Además de lostrabajos citados en la nota anterior, podemos apuntar los de tuis G0nz¿lez obr€gón(1980), Hcnry l¡p¡dur (1928), Teodoro Torrcs (1937: 85), conzákz d€ Cossío (1949:

¡a-¡'vi¡), Moisés ochoa Campos (1968: cap. lll), Yoland¿ ArSudín (1987: ll-18),Claudia Ytuarte (2000: 323). Esta misma relación se d¡ en l¿, histor¡as drl perio-dismo hispanoamericano, en las cuales naturalmente se incluy€ a México; véase

por cjemplo: Joú Tore Rcwlo (1940), Juao Ma¡ía Cuash (l!to), Jurn GargurevichRegal (l99tr 3l), Jesús Timoteo Álvarez y Ascenc¡ón Martínez Riaza (l9g2t 32-38),Chcca Codoy (1993: 14). [stc hecho ha repcrcutido, por una pate, en que cl tem¿haya recibido una brevísima atención dentro del tema global en el que se inseúa;gencralmcntc sólo ocup¡ unr págin¿s o unas líncas Nl princlpio de los trabaios(rat¡ficando con ello su caráctcr de "antec€dentc"), aunque es la excepción el€nsayo de Agiieros de la Portllla (1910). Por otra pafe, al estudla¡ las relacionesd€pendientemenle de la prcnsa con fr€cuencia se han ¡tr¡buldo a aquéllrr lascar¡ctcrísticas dr ésla; por eienpl0, callffcar la prime.¡ relaclón dc Ia quc se ticneconocimlcnlo con crltodos dcl rcportaie nodrmo; o bien valorarlas con base cn loslugares comunes dc la h¡slorlog¡afí¿ del periodismor l€ctura polític¿, vinculacióncon la h¡slori¡ de la imprcnta, aspcctos biográfico, cntre otros (cft. Cruz Soto

120001). A todo cllo, sumemos una exccs¡va reileración tanto cn los contenldoscomo cn la form¿ de aproxlmarse a su estudio.

4. "Las bojos wlantes, relaciona y gacelas &.los siglos tüI, XVII y XVI¡| cumplíanuna función pur¡mente informativa y I...1 exigirles un com€nlario o inlerpreta-ción d(' los ¿contecimicntos cqulvaldrla a dcscon0cer cl amblcnlc político y soc¡al€n quc floreci€mn" (Ruiz Ca.rlañed4 19741 33). f,sta opin¡ón sc h¡ repetldo lnclusoen trabajos reci€nt€s; así por et€mplo, Claudia Ytlafle, quien apunt¿ sobre lasrelacionqsr "Por lo gcneral, los conlen¡dos fucron lnformativos sin comentarios,rnállsis o ¡nterp¡ctacloncs" (Ytuarte, 2000: 324).

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Rf,L croN8s D! suc8sos BN tl NUBVA Esr ñ^

sucedía en las relaciones de festejos. Citemos algunos ejemplos que

nos pueden dar trna idea de esto: Declaracióz que dio n la horca GabielMan4 al knxciado Frdrcisco Corchero Caneñq presbítero, stl cltlsJln Aqtier p lió por el anor de Diot la ptblicatc, er ella deEués de u mue*, para

desargo dt u nxciexcia ffiuda de Bematdo de Caldetóq Méúcq 1651

l4d I-epi&ts, 19281); Relaciótt wrdafura u qrc rc da orcúa de la ptttaque w ha hecbo de ar axinal ,vnn¡tltllo, €n 0lfü0 de Ir).s,j,4rtl a la tilla de

Rochel4 Fnncia (íden, 1649; laprd I*pidus, 79281); Exequiar furerules 1ponpa ügubre qae h atlgr¡t4 J nq, hat Cirdad de lot 1íxgehs cehbní ¿ hnurte de la Sacta taiestad de k tlxa 1...1 babel de Borbh @uebl4 Ma-nuel de Olivos, 1645).

Conüene tesaltat que las relaciones de sucesos aquí comparten

te¡reno co¡ la literatura, tanto culta como popular. Para compren-der este aspectq es necesatio aludit a los medios de transmisión yformas que adoptan estos textos: se imprimían comú¡meot€ en plie-gos sueltos y a veces en libtos, y podían estat escritas en prosa overso --o en prosa y verso-. Por una parte, muchas de las relaciones

e¡ formato de püego suelto escritas en verso tienen las caractedsti-

cas de literatura popular por tres razones: la primera, porque el plie-go suelto fue utiüzado pata difundi¡ escritos de carácter popular; la

segunda tiene que ver con la métrica: el tomance, y todos los recur-sos asociados a él (como pueden ser l¿ construcción narrativa y lalección moral), son utilizados pteferentemente en las relaciones, y,

como sabemos, esta fotma es propia de la üteratura popular; porultimo, los temas ttatados son los sensacionüstas y fantásticos, am-

bos ad hoc pzra wt gran públ.ico.

Pero también las telaciones en ptosa mantiene¡ nexos con laliteratura. En éstas, como ha señalado Henry Ettinghausen desde

una perspectiva histórica, es muy dificil distinguir cuándo se relatan

hechos reales (facfl y c'tindo sucesos ficticios (fctiox), pues en muyhabitual en la época que ciertos géneros no establecieran una distin-ción clata al respectq de tal suerte que a veces la noticia es contadaen ambiente casi intemporal a la ma¡eta de un cuento t¡adicional(1995: 10). Por otra parte, las relaciones de fiest¿s en formato de

übro fueron escritas muchas veces por poetas reconocidos, mzónpor la cual existe una evidente i¡tencionalidad artística, alejada de los

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D^[Mrc¡o RoDRícuEz HERNÁIDEZ

modelos populares y más próúma a los esqu€mas cultos. Autotes

como Alonso Ramírez de Vargas, Diego de Ribera e i¡cluso Ca¡los

de SigiiLenza y Góngora eiemplifican esta situación (cft Rodrigaez

Hernández, 1998: cap. 3).

La función ideológica que desempeñaton las telaciones de su-

cesos fue otro factor que las identifica como un género indepen-

diente, y fue sin duda el contenido propagandístico el que garantizó

su permanencia y amplia difusión dutante todo el periodo virreinal.

Era frecuente que la noticia estuviera acompañada de una lección

moral: una catásttofe natutal, por eiemplo, podría interpretatse como

un castigo divino, y "setvir de exemplo pala que todos nos enmen-

demos de nuesttos pecados y estemos apercibidos para cuando Dios

fuere sewido de nos llamaC' (164L Belacióx del espatttabh ternnoto); o

bien el relato de una fiesta o un triunfo miütar se conviftiera en un

excelente pretexto para exaltar a algún reptesentante de la autoddad

En cualqüer caso, con reiterada insistencia reproduieron los

dogmas y princrpios contatreformistas-monátquicos, motivo por el

cual fueron permitidas y hasta alentadas pot las esferas del poder,

pues sin duda servían como un excelente instumento de control y

cohesión social.s Como señala un destacado conocedor de la cultuta

del Siglo de Oro español, Augusti¡ Redondo (1995: 58), las relacio-

nes de sucesos: "han desempeñado constantemente una función ideo-

lógica muy precisa, transmitiendo sin cesar imágenes positivas y fá-

5. como scñala Henry Ettinghausen respecto de la "prens¿ española d€l siSlo x:t'lll"'

ést¿ "obedec€ (consciente e lnconsclenlemente) a normas ldeológicas cohelentes

y bi€n definid¡s. Sus nan¿clones [. .] const¡tuyen un inv€nta¡io d€ m0delos cu]tu-

rales y de conducta de fácll aplicaclón ¡ nuevos casos y aconiec¡mientos" Y- en

cuanto a su pen€tración en la sociedad mencionai "lSlesla y Eslado c0nffguraban

las notlclas qu€ lleg¿ban, a t¡avés de la prensa, a la casi totdidad de €spañoles

alfabe¡zados [...]. olchas noticlas debieron pasa¡ luego, d€ palabra, a gr¿n parte de

la mryoí¡ üalfabeta de la población, reforuando los mensajes ideológicos l¿nza-

dos desdc púlpiios y confeslonarios, encapsulados en pmgmáticas y pregones,

escenlflcados en comedias sacras y segluts, y manlfestados en llbros dc historl¿,

en ratados polítlcos y teológlcos, y (por supu€sto) en todo tipo de obr¡s lit€rárlas"

(19961 6l). Aunqu€ tmblén hay qu€ menciona¡ la oplnlón de Nieves Pena Suelro,

qulen afirm¡ 'hai abund¿ntes relacións sut¡lmente ant¡prop¡Srndlsticas" ('Ac€r-

c; de drs relacións d€ suc€sos" [I997i 221) No obsl¿nle, consid€ro que éslas

seían excepcione-s en el matco d€ una predomlnantc "oficialidad" en esta clase de

iextos.

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Rfi.IcIoNEs D[ SUcSsos 8N Lt NUsvA BSPANA

cilmente asimübles de la Monarquía, de la lglesia, de los valores delos grupos dominantes, afianzando todavía más, de tal modo, el sis-tema establecido".

Tal compromiso ideológico repercutió en una notable produc-ción editorial. No se sabe con precisión el número de rel¿ciones desucesos imptesas a lo latgo y ancho del territorio hispánico; sin em-batgo, la crítica coincide en puntualizar que tan sólo en España se

imprimieron a "millates".6 A todo ellq habtía que sumat las relacio-nes de sucesos americanas, de las cuales todavía se ignora la canti-dad aproximada. Hago esta bteve contextualización porque no se

pueden estudiar las telaciones de sucesos novohispanas desvinculadasde la producción exttanjera. Se trata de un fenómeno cultural com-partidq aunque no simétrico. I¿s telaciones de sucesos fueron co¡-sideradas el género de "moda" del Siglo de ()ro -equiparable sólo alteaüo- en todas las posesiones españolas, independientemente dellugar donde hayan sido impresas.

En tanto género informativo y üterario de gran aceptación enIos centros wbanos, el lugar de imptesión se ubicó e¡ las ciudadesmás importantes, pero su difusión podía llegar mucho más lejos.Ciertamente, el foco iradiador de relaciones de sucesos del mundohispánico se encontraba en las ciudades más relevaotes de la penín-

sula (Batcelona, Maddd, Sevilla y Zatagoza), sin embatgo no es pti-vativo de ellas; ciudades como Granada, Valencia, Códoba y Mála-ga, entte otras en el continente ewopeo, y Méxicq Puebla y Lima, enel amedcanq al¡nque en menor númetq también imprimieron sus

propias relaciones,T

6. Mula Cnlz cucí¿ de Entenía m€nclona que del slglo )M se conocen unos 1,500pliegos d¡fer€ntes: si los multlplicünos por tira¡es de 1,500 r€sulta¡ía que salieronde las prensas peninsulares unos 2'2t0,000 copias; para el stglo XVII la clfra¿um€nta, pues la misma autora habla de 3 ó 4 millones de €jemplares (carcla deEnteÍíq 1993: 123). ts importaote conoc€¡ csto.i d¿tos porque una gra¡t paÍe delas relaclones de sucesos, al €stat €scfltas en vefso y no contar con muihas páginu,es inclulda en la categoír de pllegos poéticos, por lo cual la cantidad de reircioness€í¿ elevad¿. Henry Ellinghrusen no duda en suponer, aunque no ofrcce pruebas,qu€ "el núm€ro d€ foll€tos informativ0s fác¡lment€ podf¿ s€r del mlsmo orden,'(t9961 51).

7. dy'. Rubio,irquez (1996 320-322). f,ste ¡ulor hac€ un cómputo ¡prox¡mado derelacioncs de suc(sos quc se cncucntr¿n en la m0dal¡dad dc plietos sueltos poétl-

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DALMAC¡0 RODRIGUEZ HERNÁNDEZ

La mayor parte de la ptoducción era pan eI consumo local,

naturalmente, pero otra se enviaba a diferentes fegiones; así, mu-

chas que salieron de prensas españolas tenían como destino el conti-

n€nte americano, y viceversa: relaciones de la Nueva España u otrovireinato americano Ilegaban a la metrópoli. Incluso hay varias rela-

ciones españolas del siglo XVII que carecen de lugar de impresión y

al parecer estaban destinadas "para el mercado ameticano"(Ettinghausen, 1996: 54).3 Además, prueba de esta práctica es el

hecho de que se conservan en diversos fondos de bibliotecasmexicanas relaciones de sucesos imptesas en Europa, pdncipalmen-

te en España, comc¡ lo hemos constatadt¡ directamente en vari<.¡s

ace¡vos. Asimismo sabemos, por catálogos consultados, de la exis-

tencia telaciones americanas en fondos de bibliotecas españolas.e

Ahora bien, este hecho no supone que el intercambio haya sido

simétrico; como anota Henry Ett.inghausen (1996: 60), "España man-

tuvo un importante comercio info¡mativo internacional no tan sólo

con F-rancia e Itaüa, sino también con América. Mienras que Espa-

ña y lrrancia parecen haberse especializado en intercambia¡ noticias

sensacionalistas, en América se llegaton a pubücat ejemplos de casi

toda la gama de noticias de la prensa española",r"

cos; cn tolal locdiza,667, dc las cual$ la mayorla sc imprlmló cn las principalcs

ciud¿dcs cspañolas -Barcelona, M¿drld, Sevllla y Zaragoza-, y en "cuanto a loscentros editori¡les fuer¡ dc la Pcnínsul¡ destaca Méiico con vcinte cdiciones,squlda dr Lisboa con 6, Lima con t 1...1". Pa¡a el cas0 dc Amér¡ca cs muy p¡obablcquc cl número sca mir alto, pues las clfra.s dada.s sólo co¡rcsponden a las relacio-

ncs "quc ticncn una cnlmda en alguno dc los rcpcrtorios consultados", cn loscuales fallan var¡as bibliog¡afi¡s amcricanai. tlay que agrcgar también las relacio-nes en pros¿ y aquéllas que rebasen la categorla de pli€go su€lto. con todo, su

núncro dcbc scr ¡nfc¡ior a las imprcsas cn la mctópoli.María Cruz Ca¡cía dc Entcnía" a propósi¡o de los pl¡cgos poét¡cos, informa que "cnlos b¡¡cos que saiían pall tunérica" se envióan "obr¡llas dr poca rnonta lquel se

an0taban baio cl nombrc gcnórico dc coplas, cattopacios de iglesí|, refrsnes,bi$lotiot, ,tolici6s, elc.", los cu¿lcs dcnominan variantos d(, los plicgos sucltos, ypor lo tanto, incluií¿n rclacioncs dc succsos (1993: 127).

Véasc, como un cjemplo, cl Católogo dc Nievcs Pcna Suciro (1997), donde sc

recogen tres relaci0nes novohispana.Otro a¡tículo muy Gclarcc(dor escrito por c¡ mismo aulor cs "Visioncs rccíprocas:

nolici¡s amcdcanas cn l¡ prcnsa cspañoh dcl Siglo de Oro, y viccvcrsa" (19941 6979) .

9.

10.

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RtL croNls D0 sucrisos !x ¡,a NUETA Esp,rñ^

Otro fenómeoo editorial que debemos resalta¡ es el de lareimpresión; era frecuente que un impresot de detetminado lugatreimprimiera relaciones que habían aparecido en otras regiones, comohay constancia para la Nueva España (Agüeros de la Portilla 1910:378); títnlos como CEia de ma earta ucrita et Madid el 22 de ewm de

1685 QvIéxtco, Herederos de Bernardo Calderón) o Bdación breye de

lo ¿c¿eeido er h cild¿d de Graten¿la dutle el día 27 de agotto de 1717 ha¡t¿bry qre te ueñm 1 6 de o¿tabre del nirno aio- Izpreso ex G*akmah 1 porstt oigizal er Máxico (Flerederos de Joseph Guillena Carascoso) sonftecuentes.

En cuanto al tipo de información, es común la altemancia entrenoticias locales y extranjeras; se puede hablar por lo tanto de asuntosamericanos en relaciones sevillanas, o de nuevas de la Corte españo-la en México o Lima, por señalat sólo dos ejemplos.rl

Confumando lo dicho anteriormente, en la Nueva España se

divulgaron ¡umerosas relaciones de sucesos salidas de imprentasnovohispanas y eüopeas, cuyo contenido podía versar sob¡e acon-tecimientos tanto locales como extranjeros.rz Quizá algunos títulosnos ilustten tal situaclín: Bdación de la irndaciótt de la hgrrc de México

1 del devguadero buho por el tirtql de Moúevhrot QvIéxtco,1611); Nteaarelaeiótr,1 uriwo mnaxce de la célebn yictoria qw ba corseg.ido la Arnadaespañota 1...1 tt/cedido el cambate el día 24 de agotto de 1744. Rtinpnta ex

Méico lor la aida de D. losepb Bernardo de Hog¿l 1...1 Ano de 1745;

CEia de ma carta, qae evribe desde la Cidad d¿ Cádi1 wt conerciatte áotrl ¿e üta, en qae h da noücia de h¡ mina¡ -y dugraciat, Ete ocatioñ elternnoto del üa pirero de nyieabre de 1755 [...] (s.l-, s. i,., s. a); Caftaitwipciótt o bntn di¡eño del J npttlLt7 a?arat\, qre jrreúna h nal wble, -y

I I . Un¡ revlslón sist€mática d€ la producc¡ón d€ las r€laciones en imprentas hispáni-cas y dc los hmas y lugarcs a los que hacen refercnci4 nos podrá ir aclarando lacompleja red de dlfusión y recepclón de rel¿tos noticiosos en div€rsos ámbitossocl¿l€s. Un eiemplo de ello es el trabajo d€ Aurora Domínguez cuzmán (1988:193-24).

12. Arnquc Agiicms de l¡ Portilla no s( propuso una revisión bibl¡ográfica exhaustlvade las relacioncs de succsos, me p¡rccc accrtad0 su comentado respccto dc qu€"cada yez que llegaba una flota o ocurrla un aconteclmlento nolable, reunían losimprcsorcs las noticias rcclbld¿s, o rcproducían la.s quc sc habían publlcado cnEspañ4 y cn uno o más pliegos de papcl, cn 40 o cn folio, las daban al públtco condiveNos lítulos, preftrlendo el de "r€lación"..." (1910: 37S).

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DATMACIo RoDRIcUÉz H[nNÁNDÉz

nry leal Cittdad de Seuilla, er hsfamatet exequiat de 1...1 Fetipe V 1...1Anode 1747. @eimpresa en México, por la Vda. de Bernatdo de Hogal.

Año de 174-f; Diego de Ribeta, Btue nlación de la plauibh ponpa -ycordial dedicaciótt del *npk del htdito ntutir Jlatt Felipe de lesús Svlélaco,por Ia viuda de Be¡na¡do Calderóo, 1673).rr

Aunque todavía no sea posible cuantificar en qué medida se dio

dicho intercambio noticioso, lo que resulta innegable para conocersu importancia en la Nueva España es evita¡ la exclusión de las

relaciones cuyo lugar de impresión o tipo de noticia al que se haga

refercncia, no sea la Nueva España. A fin de cuentas, los hechos

demuestran <¡ue la difusión fue ampüa y compartida en tod<¡ el orbe

hispánico. De ahí la necesidad de atender para su estudio y cataloga-

ción tanto a las relaciones novohispanas como a las extranieras y

dejar de lado el criterio nacionalista, que hasta ahota ha ptedomina-

do y según el cual sólo es vá-lido lo escrito en Nueva España pornovohispanos.

Hay que tomar en cuenta que las relaciones de sucesos consti-

tuyeron un medio eficaz de comunicación entre los distintos núcleos

sociales y pofticos que componían el vastísimo imperio español; el

inte¡cambio de noticias fue abundante y favoteció el conocimientomutuo entre reinos y ciudades a veces separadas por miles de kiló-met¡os. Y como no sólo cumplen una función informativa -segúnhemos señaladcF también se puede decir que contribuyeron al inter-cambio de creencias, imágenes, supetsticiones, aficiones, gustos, et-

cétera; se trata, pues, de un medio privilegiado de t¡ansmisión cultu-

ral, para decido en palabras de A. Redondo.

El mismo cuidado debe ponerse en cuanto a la periodización y

vigencia de las relaciones de sucesos. Es atrayente suponer que estos

textos surgen en la Nueva España en el siglo XVI (como está docu-mentado); fechar su mayor auge en el siglo XVII, y sinrar su deca-

dencia en el X\{II. Desde la perspectiva de la evolución del género

periodístico, tal hipótesis es ¡azonable. Si se considera que la vida de

13. Salvo l¿ primcra rcfcrcncia -tomada de Agiieros de la Portilla (1910)- los dcmás

títulos co¡responden ¡ imp¡esos que se cons€rv¿n €n el Fondo resefudo de laBiblioteca Nacional de M¿xico. Sólo citamos unos cuantos ejemplos; en el fondomenc¡onado, se cncucntr¿n numcrosas rclacloncs, sobrc todo dcl siglo XVIÍ.

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RDl croN[s Dü sucNos EN L Nuw f,spñl

un género atraviesa por etapas (prefigüación, co¡solidación, deca-

dencia, extinción), las ¡elaci<.¡nes se sitúan en la fase ptevia a la ma-

durez de la prensa mexicana; en este sentido, sólo representan (y ésa

sería su única importancia) el estado imperfecto o inmaduro de aquel

género consolida<lo; siendo ur hecho que las publicaciones periódi-

cas sientan sus ¡eales en el siglo XVIII, parecería lógico que las rela-

ciones ya no tuvieran cabida ante un género superior se podría aceptar,

a lo sumo, un periodo de transición en el que se da la coeústencia,pero reconociendo que finalmente las pubücaciones periódicas, poco

a pc.rco, terminan imponiéndose,Ahora bien, aunque es cierto que en el siglo X\¡II el número de

relaciones de sucesos se inctementa -títulos como Bekciófi de la inst-d¿ción de la lagtta de México (1611) o Pduciin wrdader¿ de l¿ naerte de

ntert| cat1licírit 0 Rg -y nñor dor Felipe 11I [1ó21]- respecto de la cen-

turia anterior, histórica y documentalmente ya no es tan exacto seña-

lar su decaimiento en el siglo XVIII. Aun cuando las pubücaciones

periódicas -€acetas y diarios- se habían consoüdado plenamente, la

extinción de las relaciones de sucesos no es inmediata, pues encon-tramos ob¡as como Ia Ixdiuidd.y uerdadera nlaciótt de b exh¿na ninaqse lradeció la cirdad de kt rEu Lima, capital del reyo del Pefli, cor boñble

tenbhr de tietra (Bernardo de Hogal, 1747). Y aunque p^rezca t^to,en el siglo XIX todavía hallamos algunas muestras, como la Vcnlade-

ra nlación de la faga qrc biry rru marja del conuento de Santa Clara de la

Villa de Atlixco (lmp. El Aguila, 1340).

A decir verdad, la mayor parte de las relaciones que hemos

locaüzado corresponden a este siglo XVIII,Ta hecho que conlrmasu independencia tespecto de las gacetas y diarios (sin que ello niege

afinidades genéricas e intertexruaüdad). Nos permite conjeuat que

seguían cumpliendo diversas funciones en su contexto histórico; es

decir, satisfacían expectativas de un púbüco ¡ por lo tanto, su exis-

tencia no puede calificarse de decadente.

Ya para concluir, quisiera mencionar que las relaciones de suce-

sos en tanto géneto se dividen en diversas categorías en las cuales se

enlrecruzao tipos discursivos de diferente índole. Por un lado, deri-

14. La cut¡dad dc ür¡tos sc dcbc cxplicar a la luz dc múlt¡pl(s faclorcs: desarmllo dcla ¡mprcnt¿, cant¡dad dc l0ctorcs, situación cconómica y polltica dc la NuevaEspaña, mcdios dc conscnación, ctc.

300



DAIM cro RoDnicuEz HIRNÁI\DEZ

van de las cartas privadas y los avisos y, Por otro, de la uaüción de

los cancioneros y romanceros. Estos orígenes, aunados a otros fac-

tores sociales como el desa¡rollo de la imprenta y el crecimiento de

Ios medios de comunicación, dan por resultado la consoLidación del

género con varias modalidades, a veces d.ifíciles de ubicar,r5 y osci-

lan entre üteraruta, "prensa" e historia; ent¡e üteratura culta y PoPu-la4 entre e[ destinatario ilustrado, el semianalfabeta e i¡cluso el ile-

trado; entre el sencillo formato de pliego suelto y el del libro; entte el

autor anónimo y el poeta ¡econocido; entre lo o¡al y lo escrito. En

efecto: no es igual una relación que trata sobte un asunto diplomáti-

co que una que relata un hecho sangriento; o una relación en verso

cle dos o cuatro hojas, que ve¡sa sobre un desastre natural y cuyo

destinatario es el gran púbüco, que una relación de fiestas esc¡ita en

un estilo elevado poi un poeta de renombre, destinada a un selecto

gn-rpo de lectores, enüe ellos quizá el rey (como las escdtas por los

poetas novohispanos Dicgo de fubera y Alonso Ramírez de Vargas).

A estas consideraciones debemos sumar la variedad temática y los

cambios naturales debidos a la evolución del género a lo largo de

más de dos siglos de vigencia. En cu¿nto a temas, podemos señalar

-siguiendo a Henry Ett.inghausen y a Nieves Pena- la siguiente cla-

sificación: histótico-políticasr6 , festivas (de asunto reügioso o mo-

15. l,as clasiffcacioncs quc sc h¡n pmpuesto son diversas cntre sí; sin cmba¡Bo, lna de

las más aceptadas es la de José Simón Díaz (1982), quien lar divide en largas o

brcves; en pmsa o vcrso { prosa y verso-; cn imprcsas 0 maouscr¡l4s; gcnerales

0 particula¡.s; anón¡mas o firmadas.16. Pot eiemplo,l^ Relacíón ¿le la liga /!u¿ el ernpoúllor .le Abrtafl¡¿ ! Its pfincipes

polentados ? rcpúblicas calólicqs bafl ¡ístituído cot¿tts los rcbel4es y demáse\efl¡gos ¿e Nuesta sanb rt Cañ\tu fDiego carido, 16261.

17 . Por eiemplo, b Relaciór y'e las rcales festas, cásareu juüleu I ougustos tW-cijos lenl las felhes 6ros del tE naesho señot Cmlos IL

18. lnmo la Relación aelllalle m que se da caenla de la presa r¡ue se ha hecbo deun unimal Ítonttñtoso en 1...1 Ftoncia (Eemardo C¡lde¡ón, 1642). La propuesla

clasificatorixL más sólid¿ para las rclac¡oncs dc sucesos amcricanas cs l¿ dc Henry

Ett¡nghausen. De acuerdo con esle aulor, se pueden dividir enr Relacion€s ¡npre-sas cn España sobre lema americano; lmpresas en Amér¡ca dc asunlo americano;

dc tema amcdcano o cspañol quc no indican lugar de impresión; ¡mpresas enEspaña o América sobrc sucr-'sos ocunidos fuera de Espaó¿; compcndios d0 n0liciasdc asuntos internacionalcs. Accrca dc los lemas particulares dcstac¿n: victoriasnilil¡rcs, milagfos, dcsalrcs naluralcs, feslcjos, asuntos d¡plómát¡cos y rclig¡osos.

Vé¿.se EÍ¡nghauscn (1996). Estc alículo sc ccnlrr cn cl los s¡Blos lM y xvll, y noincluye la5 relac¡ones de sucesos qu€ sobr€pasen el formato de plieSo suelto (16 ff).

3ol



Rrl"rctoNls D! suctsos 8N L Nuriv^ [sfAñA

nárquico),t' y de sucesos ext¡aordina¡ios (milagros, desast¡es natu-

rales, crímenes, se¡es fantásticos o sobrenaturales, etc.).r8

Si bicn es cierto que aún faltan trabajos de análisis y cataloga-

ción que nos lleven a conclusiones más exactas, creo que €stas re-

fleúones nos perrniten ubicar las relaciones más allá del luga¡ común

de considetatlas únicamente antecedente del periodismo para otor-gades otro estatus un tipo textual con cualidades e historia propias

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