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461 Una periodización del genocidio argentinoTucumán (1975-1983). Roffinelli Gabriela . FERMENTUM Mérida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AÑO 16 - Nº 46 - MAYO - AGOSTO 2006 - 461-499 Una periodización del genocidio argentino Tucumán (1975-1983) Gabriela Roffinelli Resumen En este trabajo se aborda el genocidio como un proceso social, es decir, como el desarrollo sistemático de un conjunto de prácticas sociales, para poder indagar con mayor minuciosidad las distintas fases que lo conforman. Por tanto, resulta de vital importancia descubrir cómo se construye un genocidio y a sus protagonistas (tanto víctimas como perpetradores). Desde esta perspectiva, se intenta comenzar a responder algunas preguntas formuladas a partir del análisis del genocidio argentino, concentrándose especialmente en la provincia de Tucumán, y siguiendo la propuesta de periodización de las prácticas sociales genocidas realizada por el sociólogo Daniel Feierstein. Palabras clave: genocidio, subversión, hostigamiento, aislamiento, debilitamiento, exterminio.

Rofinelli - Una Periodización Del Genocidio Argentino en Tucumán

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texto para el estudio del genocidio

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  • 461Una periodizacin del genocidio argentinoTucumn (1975-1983). Roffinelli Gabriela .FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 16 - N 46 - MAYO - AGOSTO 2006 - 461-499

    Una periodizacin del genocidioargentino

    Tucumn (1975-1983)

    Gabriela Roffinelli

    ResumenEn este trabajo se aborda el genocidio como un proceso social, es

    decir, como el desarrollo sistemtico de un conjunto de prcticas sociales,para poder indagar con mayor minuciosidad las distintas fases que loconforman. Por tanto, resulta de vital importancia descubrir cmo se construyeun genocidio y a sus protagonistas (tanto vctimas como perpetradores).

    Desde esta perspectiva, se intenta comenzar a responder algunaspreguntas formuladas a partir del anlisis del genocidio argentino,concentrndose especialmente en la provincia de Tucumn, y siguiendo lapropuesta de periodizacin de las prcticas sociales genocidas realizada porel socilogo Daniel Feierstein.

    Palabras clave: genocidio, subversin, hostigamiento, aislamiento, debilitamiento, exterminio.

  • Una periodizacin del genocidio argentinoTucumn (1975-1983). Roffinelli Gabriela .FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 16 - N 46 - MAYO - AGOSTO - 2006 - 461-499462

    Abstract

    La barbarie reaparece, pero esta vez ellaes engendrada en el propio seno

    de la civilizacin y es parte integrante de ella.KARL MARX

    1. Introduccin

    Preguntarse cules son los factores polticos, sociales y culturalesque contribuyen a generar las condiciones de posibilidad para quesistemticos y planificados asesinatos en masa se produzcan, esimprescindible si queremos avanzar en el conocimiento de estos hechosy, en el mejor de los casos, impedir que se repitan.

    Se tratar de entender cmo fue posible secuestrar, torturar yasesinar en forma masiva1 en el seno de una sociedad civilizada ymoderna como la argentina? Cmo pudieron existir ms de 300

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    campos de concentracin desperdigados por todo el territorio nacional?

    1 No se ha podido determinar fehacientemente la cifra exacta de las personas desaparecidas. Elinforme de la CONADEP (1984) arroja una cifra de 8.961 personas. Posteriormente, con nuevasdenuncias producidas en muchos casos a raz de los Juicios por la Verdad, esta cifra se ha idoengrosando hasta sobrepasar los 10.000 casos. Asimismo, los organismos de Derechos Humanos serefieren a una cifra total de 30.000 desaparecidos.

    2 Entre 1974 y 1983 existieron alrededor de 340 campos de concentracin en Argentina. En 11 de las23 provincias se registr la existencia de estos centros clandestinos. Cfr. Calveiro, P. (1998). Poder ydesaparicin. Los campos de concentracin en Argentina . Edit. Colihue, Buenos Aires, p. 29.

    PERIODIZATION OF ARGENTINEAN GENOCIDE, TUCUMN (1975-1983)

    In this work it is approached the genocide like a social process, in otherwords, as the systematic development of social practices, in order to investi-gate with more thoroughness the different phases that conform it. Therefore, itis of vital importance to discover how the genocide and its main characters (asmuch victims as perpetrators) are built. Since this perspective, it is tried to an-swer some questions which its formulation starts with the Argentinean genocideanalysis, concentrating it especially on the county of Tucumn, and followingthe periodization proposal of the social genocide practices carried out by thesociologist Daniel Feierstein.

    Key words : genocide, subversion, harassment, isolation, debilitation, extermination

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    Cmo fue posible que un sector mayoritario de la sociedad argentinapermitiera que se torturara y exterminara a miles de personas sinperturbarse? En otras palabras: Cmo pudo ser el genocidio argentino?

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    Lamentablemente estas preguntas se han formulado y vuelto a formularuna y otra vez en todo el mundo a lo largo del siglo XX.

    Entendemos que no es posible pensar el desarrollo de un procesogenocida slo como obra de unos militares desquiciados. Una violacinmasiva de los derechos humanos exige el desarrollo de un sistemticoy planificado proceso, que involucra a grandes sectores de la sociedady la complacencia acrtica de otros.

    Entendemos que un genocidio es una prctica social con suscaractersticas, con sus instrumentos tericos y prcticos, con sus formasde adiestramiento, con su tecnologa particular y sus tcnicas especficasy que un gran nmero de los miembros de nuestras sociedades fueronconformados con cierta potencialidad genocida, potencialidad que slorequiere de determinados mecanismos para salir de su latencia. Es porello que resulta de vital importancia descubrir cmo se construye ungenocidio y cmo se construye a sus protagonistas (tanto vctimas comoperpetradores).

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    Si queremos avanzar en el conocimiento de estos hechoshorrorosos debemos comprender que un asesinato en masa no se realizade un da para otro, sino que es un proceso social que se construyelentamente.

    Desde esta perspectiva, en el presente artculo intentaremoscomenzar a responder, muy humildemente, algunas de las preguntasformuladas, a partir del anlisis del genocidio argentino concentrndonos especialmente en la provincia de Tucumn ysiguiendo la propuesta de periodizacin de las prcticas socialesgenocidas realizada por el socilogo Daniel Feierstein.

    3Aunque considerando la coyuntura mundial estas preguntas tendran que ser formuladas en presente.

    4 Feierstein, D. (2000). Seis estudios sobre genocidio. Anlisis de las relaciones sociales: otredad,exclusin y exterminio . Editorial Eudeba, Buenos Aires, p. 17.

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    1.1. Una periodizacin de las prcticas sociales genocidasBruno Bettelheim, sobreviviente de los campos de concentracin

    nazis, examinando la falta de oposicin al genocidio, daba cuenta delmismo como de un proceso gradual. Hasta cierto punto la ausencia deoposicin se debi a la intensa propaganda antisemita y al hecho deque al principio los tornillos que privaban a los judos del espacio pararespirar fueron apretados lentamente. Resultara pesado repetir aqulas sucesivas medidas que primero convirtieron a los judos enciudadanos de segunda clase, luego les despojaron de todos susderechos civiles y les impidieron ejercer sus profesiones, despus lesprohibieron ganarse la vida y asistir a reuniones pblicas, al mismo tiempoque sus hijos eran excluidos de la escuela; de que manera primero seridiculiz a los judos pblicamente, luego se les atac fsicamente,despus se les encarcel y finalmente se les intern en los campos.5

    Abordar el genocidio como un proceso social, es decir, como eldesarrollo sistemtico de un conjunto de prcticas sociales, posibilitaindagar con mayor minuciosidad las distintas fases que lo conforman.

    Feierstein, Brtolo, Levy y Montero en su trabajo Hacia unaperiodizacin de un proceso genocida,

    6 desarrollan una periodizacin

    de las distintas etapas por las que atraviesan las prcticas socialesgenocidas estableciendo los objetivos especficos que persigue cadauna de ellas:

    1) La construccin del otro negativo busca marcar y diferenciar aaquellos que ponen en peligro al conjunto de la sociedad.

    2) El hostigamiento que se ejerce sobre el otro negativo prepara yadiestra a la fuerza genocida.

    3) El aislamiento destruye los lazos sociales solidarios del otro y lorecluye.

    5Bettelheim, Bruno. (1981). Sobrevivir. El holocausto una generacin despus . Editorial Grijalbo,Espaa, p. 115.

    6 Feierstein, D; Brtolo, M; Levy, G y Montero, D. Hacia una periodizacin de un proceso genocida.En: Feierstein, D. (2000). Seis estudios sobre genocidio. Anlisis de las relaciones sociales: otredad,exclusin y exterminio. Editorial Eudeba, Buenos Aires.

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    4) El debilitamiento quiebra la resistencia del otro.

    5) El exterminio significa la desaparicin del otro negativo tanto materialcomo simblicamente.

    Trataremos de analizar el proceso genocida argentino (focalizandonuestra mirada en Tucumn) utilizando dicha periodizacin establecida,aunque siempre teniendo en cuenta que la realidad social no puede serencorsetada en las categoras analticas, sino que ests ltimas cumplenla modesta funcin de servirnos de guas y ayuda para analizar losprocesos sociales concretos.

    1.2. Por qu Tucumn?Decidimos realizar nuestro trabajo en Tucumn por ser esta

    provincia el primer lugar geogrfico en todo el territorio nacional dondecomienza a implementarse un ao antes que en el resto del pas elasesinato sistemtico de personas por parte de las fuerzas represoras.

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    El 5 de febrero de 1975, mediante el decreto 256/75 el PoderEjecutivo Nacional (ejerca la presidencia de la nacin Mara EstelaMartnez de Pern) dispuso la participacin del ejrcito argentino en elaniquilamiento del accionar subversivo en la provincia de Tucumn.Posteriormente, el 6 de octubre de ese mismo ao, con los decretos2770-71 y 72, el entonces presidente Italo Argentino Luder

    8, extendi

    dicha participacin a las tres fuerzas armadas (Ejrcito, Marina yAeronutica) y a todo el territorio nacional.

    7 El 35% de las desapariciones de Tucumn se realizaron en entre enero de 1975 y marzo de 1976.

    8 Luder ocupa la presidencia de la nacin entre el 13 de septiembre de 1975 y el 6 de noviembre delmismo ao porque Mara Estela Martnez de Pern haba pedido licencia por razones de salud. A suvez, dos de los firmantes de los decretos de octubre de 1975 son los polticos del PJ: Antonio Cafieroy Carlos Ruckauf. Cafiero en 1998 dijo que De ningn modo puede interpretarse dicha orden comouna autorizacin para exterminar a personas nucleadas en organizaciones subversivas mediantemetodologas contrarias a la Constitucin y a la Ley. Ruckauf fue un poco ms all y en agosto de1999 dijo me siento orgulloso de haber firmado ese decreto de operaciones para aniquilar elaccionar subversivo. Cfr. Yapur, F. Me siento muy orgulloso. (20 de agosto de 1999) En diarioPgina 12 . Bs. As. Ver anexo III con los decretos (Subrayado nuestro).

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    El Gobierno bautiz su plan represor con el nombre de OperativoIndependencia del cual estuvo al frente el General Acdel Vilas, hastasu reemplazo el 18 de diciembre de 1975 por el General Antonio Bussi.Mediante el Operativo Independencia se ensay en Tucumn el procesode aniquilacin y desaparicin de personas.

    Consideramos relevante analizar en particular sobre lo acontecidoen la provincia de Tucumn ya que all se empez a germinar lo queluego sera reproducido a escala ampliada en todo el pas. Esta situacinnos permite observar y estudiar los determinantes centrales del ensayoprevio a la implementacin de la obra general.

    Tras la experiencia piloto que constituy el El OperativoIndependencia en Tucumn, las Fuerzas Armadas y de seguridad seconsideraron maduras para transportar en gran escala a todo el pas, elmodelo de Estado Contrainsurgente basado en el terrorismo estatal.

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    Obviamente Tucumn no es una isla, por ello nuestro anlisisdeber remitirse constantemente al contexto general, es decir, aldesarrollo de las prcticas sociales genocidas que se implementaronen todo el pas.

    2. Construccin del Otro negativo

    Para que el asesinato de una fraccin social indisciplinada, nonormalizada y autnoma frente al poder instituido fuera posible, primerose tuvo que construir en el plano simblico como otredadnegativa. Es decir, como un otro diferente, no normal y peligroso parael conjunto de la poblacin.

    Siguiendo el anlisis de M. Foucault, observamos que el Estadomoderno liberal ms precisamente a partir del siglo XIX otorgcarcter igualitario a todos los hombres y se atribuy la facultad degarantizar la vida de sus ciudadanos. Hasta entonces el poder soberano

    9 Duhalde, E. L. (1999). El Estado Terrorista Argentino. Quince aos despus, una mirada crtica.Editorial Eudeba. Buenos Aires, p. 236.

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    tena el derecho de hacer morir pero no de hacer vivir. El Soberanopoda condenar a muerte pero no tena la facultad de garantizar oprolongar la vida de los ciudadanos.

    A partir de los siglos XVII y XVIII aparecen tcnicas de podercentradas especialmente en el cuerpo. Estas tcnicas sonprocedimientos que apuntan a la distribucin espacial de los cuerposindividuales (su separacin, su alineamiento, su subdivisin y suvigilancia) y la organizacin de estos cuerpos en todo un campo devisibilidad. A estas tecnologas Foucault las llamas disciplinarias. Es eneste perodo cuando aparecen las instituciones disciplinarias como lascrceles, los hospicios y las fbricas.

    Pero a partir de la segunda mitad del siglo XIX aparecen otro tipode tcnicas de poder no disciplinarias o reguladoras, que se aplican nosobre los cuerpos sino sobre la vida de los hombres.

    10 Se ocuparn de

    los problemas de la poblacin, como la reproduccin, la natalidad, lamortalidad, la longevidad, etc. Surgen as las primeras estadsticas yestudios demogrficos.

    Aqu aparece un problema, cmo un poder que cada vez msgarantiza la vida y tiene la facultad de regularizarla, ejerce el derechode matar, de asesinar? Dir Foucault, Si es verdad que el fin es el depotenciar la vida (prolongar su duracin, multiplicar su probabilidad, evitarlos accidentes, compensar los dficit) cmo es posible que un poderpoltico mate, reivindique la muerte, exija la muerte, haga matar, dorden de matar, exponga a la muerte no slo a sus enemigos sino a susciudadanos?

    11

    El discurso biologicista-racista12

    intervine entonces resolviendo estaparadoja. Este discurso se inserta como un mecanismo para laaceptacin de los homicidios realizados u ordenados por los Estadosmodernos. Por homicidios, Foucault entiende no simplemente el

    10 Ambas tecnologas de poder disciplinaria y reguladora se articulan. La existencia de una noimplica la desaparicin de la otra sino su complementariedad.

    11 Foucault, M. (1996). Genealoga del Racismo . Editorial Altamira, Buenos Aires, p. 205.

    12 De esta manera, el discurso racista se inserta como un mecanismo fundamental del poder poltico

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    asesinato directo sino tambin el hecho de exponer a la muerte,multiplicar para algunos el riesgo de muerte, la muerte poltica y laexpulsin.

    El trasfondo de este discurso racista lo constituy la teoraevolucionista con su conjunto de nociones de jerarquas de las especiesen el rbol comn de la evolucin, lucha por la vida entre las especies,y seleccin que elimina a los menos adaptados. Este discurso devinoen un modo de transcribir el discurso poltico en trminos biolgicos yracistas.

    As, para el Estado moderno los adversarios polticos pasaron aser peligros externos o internos para el conjunto de la poblacin. Enotras palabras: el imperativo de muerte, en el sistema del biopoder esadmisible slo si se tiende a la victoria no sobre adversarios polticos,sino a la eliminacin del peligro biolgico y al reforzamiento, directamenteligado con esta eliminacin de la especie misma o de la raza. 13

    Es decir, se mata a algunos para asegurar la vida del conjunto dela poblacin. El ejemplo ms claro lo constituye, obviamente, el discursonazi,

    14 para el cual la supremaca y la pureza de la raza aria dependa

    del aniquilamiento en masa de razas inferiores como los judos y losgitanos, dado que constituan una amenaza de contaminacin. Perodebemos tambin advertir cmo funcion este discurso en otrassociedades, siempre apelando a la necesidad de aniquilar adeterminados sujetos sociales con el firme objetivo de preservar lavida del conjunto.

    13 Foucault, M. Op. Cit. p. 206.

    14 Sin embargo, La idea de que la civilizacin implica la conquista y el exterminio de las razasinferiores o dainas y la concepcin instrumental de la tcnica como medio de eliminacin organizadano fueron inventadas por el nazismo. Estas eran ya un hbitus mental en Europa desde el siglo XIXy el advenimiento de la sociedad industrial. Cfr. Traverso, E. (2003). La violencia nazi. Una genealogaeuropea. Fondo de Cultura Econmica, Buenos Aires, p. 168. Argentina tampoco fue ajena a estehabitus mental como bien lo ejemplifica la denominada Campaa al Desierto encabezada por elGral. Roca en el siglo XIX. (Campaa al Desierto fue como se denomin a la conquista militar de losterritorios pertenecientes a los pueblos originarios y al aniquilamiento fsico de gran parte de ellos).

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    Este discurso tambin estuvo presente en Argentina, aunque elproceso fue un poco ms complejo porque no era nada fcil apelar alas distinciones fsicas de la fraccin social que se pretenda aniquilar.Lo ms terrible es cmo se mimetiza la subversin en la poblacin, locual hace muy difcil decir aqul es el enemigo, aqul es propia tropa.Esa era otra diferencia con Argelia o Indochina, donde la diferenciacinera incluso racial.

    15

    Por tanto, el discurso que actu como constructor del otro quedeba ser exterminado, en el caso argentino, y seguramente tambinlatinoamericano, fue similar al utilizado por el nazismo. Es decir, setrat de un discurso racista-biologicista. En este sentido, Michel Foucaultadvierte que este discurso racista dista mucho del racismo entendidocomo simple o tradicional desprecio u odio de las razas entre s. Elracismo moderno es algo ms profundo que una vieja ideologa, estdirectamente ligado con una tcnica del poder, con la tecnologa delpoder.

    En Argentina, este discurso biologicista sirvi para construir en elplano simblico la legitimidad del aniquilamiento de conciudadanos,de otros que desarrollaban prcticas socio-polticas alternativas ycrticas al orden vigente, es decir, de los otros no normalizados.

    16 Los

    opositores polticos y sociales al rgimen imperante eran calificadoscomo delincuentes subversivos, forneos, ateos, extranjerizantes queamenazaban una suerte de estilo de vida occidental y cristiano.

    Poco a poco se fue definiendo la figura del subversivo. Estafigura no estaba como comnmente podra pensarse conformadasolamente por los militantes de las organizaciones armadas, sino porlos cuerpos de los militantes de organizaciones barriales, agrupacionesde base, centros de estudiantes, coordinadoras gremiales, comisiones

    15 Declaraciones del Ministro del Interior de la dictadura militar, Harguindeguy, a la periodista francesaMarie Monique Robin. Cfr. Horacio Verbitzky (2003) Torturas y Desapariciones segn Harguindeguy.Pecados y delitos. Diario Pgina 12 , 2 de septiembre, Buenos Aires.

    16 Si bien el discurso biologicista se bas en las prcticas sociopolticas para marcar al otro negativo,las vctimas de origen judo sufrieron un tratamiento especial y diferenciado. Cfr. Informe sobre lasituacin de los detenidos-desaparecidos judos durante el genocidio perpetrado en Argentina. Elaboradopor el Centro de Estudios Sociales de la DAIA en abril de 1999.

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    de fbricas, grupos artsticos, sacerdotes tercermundistas, profesionalesde clases medias (mdicos, abogados) solidarios con las organizacionespopulares, universitarios, etc. Todos ellos constituan una variada gamade relaciones sociales solidarias, no competitivas y de cooperacin.

    De esta manera, el ex dictador Viola describir la figura delsubversivo:

    La subversin es toda accin clandestina o abierta, insidiosa o violenta,que busca la alteracin o la destruccin de los criterios morales y laforma de vida de un pueblo, con la finalidad de tomar el poder e imponerdesde l una nueva forma basada en una escala de valores diferentes.

    Es una forma de reaccin de esencia poltico-ideolgica dirigida avulnerar el orden poltico-administrativo existente, que se apoya en laexplotacin de insatisfacciones, reales o figuradas, de orden poltico,social o econmico...

    La naturaleza de esta agresin deriva de la filosofa poltica que la originay alimenta: el marxismo. Esta agresin es total en el sentido absolutode la palabra: su finalidad es la conquista de la poblacin mundialpartiendo del dominio de la psiquis del hombre. Y agrega puedeemplear la fuerza pero no se limita a ella. Todas las formas de lucha ytodos los procedimientos en los diversos campos le son lcitos.

    17

    As, se fue definiendo la figura del subversivo, como unaamenaza peligrosa extranjerizante y aptrida que sembraba el caosy la anarqua en el seno de la sociedad argentina.

    El poder poltico y militar junto con sus colaboradores de la sociedad

    17Declaraciones del Jefe de Estado Mayor, Gral. Roberto Viola publicadas en el diario La Nacin del20 de abril de 1977. Cfr. Izaguirre, I. (1992) Los desaparecidos: recuperacin de una identidadexpropiada. Cuadernos del Instituto de Investigaciones-Facultad de Ciencias Sociales, p. 36.

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    civil (empresarios, gremialistas, eclesisticos, intelectuales)18

    apelarona dicho discurso para justificar la aniquilacin de parte de sus propiosconciudadanos. Estos personajes formularon e hicieron pblico undiscurso que haca responsables a las vctimas de una progresivaamenaza a la sociedad en su conjunto. Frente a un discurso hegemnicoque garantizaba la vida fue necesario construir otro que apelara a seguirgarantizando la vida a condicin de extirpar el mal que la acechaba.

    Como muy burdamente lo ejemplifica el ex dictador Bignone SiUd. quiere que no le pongan una bomba en su casa, por ms guardiaque tenga igual se la van a poner. La nica forma de evitarlo es matar altipo que le va a poner la bomba antes de que la ponga.

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    En Tucumn, en los aos previos al Operativo Independencia, larealidad social vigente (el orden institucional) estaba siendo amenazadapor su prdida de legitimidad en el plano simblico; cada vez ms secuestionaba crticamente al orden vigente.

    La puebladas, denominadas tucumanazos, de noviembre de1970 y de junio de 1972, son muestras de la creciente conflictividadpoltica y social existente entre los sectores populares y las fuerzasrepresivas de la entonces dictadura de Lanusse. Los obreros yestudiantes tucumanos comenzaron a desarrollar alianzas solidariasque los constituan en una verdadera fuerza social y poltica alenfrentarse al rgimen militar, y que cuestionaba no solamente el orden

    18 El represor Vilas, quien estuvo al frente del Operativo Independencia entre enero de 1975 y diciembredel mismo ao, sealar en su diario el importante rol que desempearan los miembros de la sociedadcivil: Formar una minora civil selecta, consubstanciada con las ideas directrices del operativo, paraque a su vez, ella actuase en la ciudad apoyando al ejrcito. Ningn ejrcito, por efectivo que sea,puede erigirse airoso en una guerra de esta naturaleza si carece del apoyo de la poblacin. La minoracvica antedicha tendra, pues, la responsabilidad de captar a la masa de la provincia para quecolaborase con mis tropas. Y ms adelante agrega: en una guerra sucia, de desgaste, una guerratenebrosa y solapada, sin lmites de tiempo, que se gana con decisin y clculo, la ayuda de lapoblacin civil es imprescindible. Todo intento de querer prescindir de ella, tratando de encasillarseen la autonoma militar, est condenada al fracaso. Vilas, A. Manuscrito. Primera parte: Dios lo quiso.pp. 14 y 15. (Subrayado nuestro).

    19 Declaraciones del represor Bignone (ltimo presidente de la dictadura) a la periodista francesaMarie Monique Robin. Cfr. de Verbitzky, H. (13 de septiembre 2003) Estaban de acuerdo. La Iglesiaconvalid las torturas. Diario Pgina 12. Buenos Aires.

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    econmico vigente, sino a todo el orden social y poltico imperante enla provincia desde haca siglos. En trminos gramscianos, exista unaprofunda crisis de hegemona en todo el pas.

    Cuando algunos grupos de habitantes sostienen los autoresBerger y Luckmann llegan a compartir versiones divergentes deluniverso simblico, se produce un desafo del status de la realidad dedicho universo y estos grupos se convierten en portadores de unadefinicin de realidad que constituye una alternativa. Estos gruposherticos constituyen as no slo una amenaza terica para el universosimblico, sino sobre todo, una amenaza material para el ordeninstitucional legitimado por el universo simblico.

    Si el gobernador quiere dialogar, que participe de las asambleas,nosotros le garantizaremos su seguridad personal, nuestra lucha no estsiendo utilizada por nadie, menos an por la oligarqua golpista queseguramente quera presentarse como salvadora de la patria y de lademocracia.20 Expresa la coordinadora estudiantil durante el Tucumanazo.

    Segn ejemplifica esta declaracin, la alianza socialcontrahegemnica expresa una profunda alternacin del orden instituidoen ese momento, un desafo del status de la realidad del universo.Invitan al gobernador a que participe de una asamblea no son ellos losque acuden a la casa de gobierno, aseguran que toman en sus manosla seguridad personal del funcionario y desconocen absolutamente a losantiguos detentadores del poder en Tucumn, la oligarqua, como capazde ser salvadora de la patria y de la democracia. Podramos decir queactuaban en base a otros valores y principios que constituan unaverdadera amenaza para el universo simblico dominante.

    Obviamente este desafo no se expres solamente en simplesdeclaraciones o consignas sino en acciones concretas (huelgas, luchascallejeras,

    21 organizaciones sociales y partidarias, conformacin de

    grupos armados, etc.).

    20 Citado por Crenzel, E. Op. Cit., p. 53.

    21 Otro hecho paradigmtico lo constituye la visita del dictador Lanusse a Tucumn en 1972. Endistintos barrios de San Miguel de Tucumn las habitantes le gritaron asesino y le arrojaron naranjazosa su paso. Cfr. Crenzel, E., Op. Cit. p. 101.

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    2.1. Los custodios de definiciones oficialesLos procesos represivos contra tales grupos emprendidos por

    los custodios de las definiciones oficiales deben ser a su vezlegitimados. Es decir, se debe producir otro proceso de alternacinque vaya construyendo la viabilidad del proyecto genocida.

    22 Esta

    legitimacin implica la puesta en marcha de diversos mecanismosconceptuales destinados a mantener el universo oficial. Es decir,discursos (aqu es donde aparece el discurso racial) que apuntan a lajustificacin de las prcticas represivas, aniquiladoras y genocidas paracon los sujetos que, en tanto portadores de relaciones socialesalternativas, constituyen tanto, una alternativa terica al universosimblico legitimante, como una amenaza material y prctica al ordensocial vigente.

    Esto se expresa claramente en las declaraciones y discursos quehemos extractado del diario La Gaceta de Tucumn desde enero de1975 hasta marzo de 1976

    23, las cuales son un claro intento de

    demarcacin ideolgica del otro que se debe exterminar fsicamenteporque atentaban contra la integridad del conjunto de la sociedadargentina, tal como un cncer

    24 atenta contra la vida de quien lo porta.

    Son casi 300 declaraciones en poco ms de un ao recopiladasdel peridico tucumano que hacen referencia una y otra vez a lanecesidad de erradicar, exterminar y/o aniquilar al mal, a la infamia,fornea, extranjerizante que amenaza a los verdaderosargentinos, a los valores cristianos, al criollisno y a laargentinidad.

    A continuacin reproducimos algunas de estas declaraciones amodo de ejemplo:

    22 Feierstein, D. Op. Cit.

    23 Base de datos (elaborada en colaboracin con Matas Artese) que contiene casi 300 comunicados,solicitadas, declaraciones y manifestaciones de apoyo al Operativo Independencia y contra el enemigosubversivo, publicadas en el diario La Gaceta de Tucumn entre enero de 1975 y marzo de 1976.

    24 La metfora mdica privilegiada por Hitler, junto a la de la sfilis y de la tuberculosis, era la delcncer, contra el cual el Tercer Reich inici la poltica higienista ms radical e importante de Europa.Cfr. Traverso, E., Op. Cit., p. 122.

  • Una periodizacin del genocidio argentinoTucumn (1975-1983). Roffinelli Gabriela .FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 16 - N 46 - MAYO - AGOSTO - 2006 - 461-499474

    En febrero de 1975, mes en que se inicia el OperativoIndependencia el dirigente gremial Hctor Prez de la CGT RegionalTucumn declamaba: Adherirse fervientemente a la decisin de nuestrapresidente de combatir a los mercenarios de la antipatria hasta lasltimas consecuencias. Ese mismo mes, los dirigentes de lasJuventudes Sindicales Peronistas publicaban en La Gaceta el siguientecomunicado: Deben desaparecer del suelo patrio las minoras alservicio de la anarqua y las ideas extranjerizantes que con vandlicoafn no se suman a este proceso de prosperidad que lidera nuestraquerida Isabelita.

    En noviembre de 1975, el Capelln de la 7a. Brigada de Infantera,David Paniagua expresaba pblicamente: En la evocacin de la jornadade triunfo y de muerte que hiciera histrica para el ejrcito argentino latarde del 5 de octubre de 1975, nuestro acercamiento a Dios por laplegaria es de esperanza y emocionada gratitud (...) gratitud al infalibleSeor de la Patria porque una vez ms volcara el tradicional criollismode su generosidad omnipotente sobre la decisin, la calidad tcnica y laintrepidez del Regimiento 29 de infantera de Monte. Gratitud porqueuna vez ms sostuviera inclume el honor de la Institucin y de laArgentina. Gratitud porque mantiene inquebrantable su fidelidad a losvalores ms altos y medulares de nuestro pueblo. Porque en la hora delas tinieblas sigue brillando la luz de la fuerza al servicio de la justicia yla verdadera Argentina. Gratitud por convertirnos en la gran esperanzade la angustia argentina: porque el coraje es esperanza, porque laintrepidez en el deber es esperanza, porque el pulso firme paraaniquilar la infamia es esperanza.

    El 4 de diciembre de 1975, se publica en La Gaceta un comunicadode la Cmara de Senadores de la provincia de Tucumn que afirmabalo siguiente: Los bloques polticos integrantes del Honorable Senadode la provincia declaran (...) Defender nuestra tradicin y vocacinde vida argentinista y profundamente cristiana , respetando lavoluntad mayoritaria del pueblo ratificar una vez ms el inquebrantabley decidido apoyo a las Fuerzas Armadas y de Seguridad en su luchapatritica contra la subversin y el terrorismo para mantener laestabilidad de las instituciones democrticas.

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    Tambin en diciembre de 1975 el presidente de la Sociedad RuralArgentina, Celedonio Pereda, expresaba: Debemos asumir plenamenteel hecho de que se est librando una guerra decisiva y que esa guerrase libra en muchos frentes visibles que son regados por la sangre denuestras heroicas Fuerzas Armadas. Otros ms disimulados y mspeligrosos an, como la infiltracin en las fbricas, en las escuelasy universidades, como as tambin en la administracin nacional(...) Por ello es que convoco para que desde hoy tomemos la ms firmedeterminacin de luchar en todos los frentes.

    En ese mismo mes el ministro de Defensa, Toms Vottero invocabaa la poblacin a mantener un sistema de vida amenazado por lasubversin: No solamente deben las Fuerzas Armadas, sino quedebe colaborar toda la comunidad organizada, es decir, los obreros,empresarios, maestros, estudiantes, para mantener el sistema de viday erradicar la subversin.

    Anteriormente, en agosto de ese mismo ao el gobernador deTucumn, Amado Juri sostena: Vaya con nuestra reafirmacin desolidaridad y decidido apoyo a todos los cuadros de las FF AA y de seguridadque hoy luchan contra los enemigos de la Patria, la ms enrgica repulsapor el tremendo desprecio que han demostrado hacia fundamentalesderechos humanos aquellos que declaman y reclaman esa proteccin.

    El rector de la Universidad Nacional de Tucumn, Roberto Paineafirmaba: En representacin de la comunidad universitaria, el consejode Decanos y el Rector rinden homenaje a las Fuerzas Armadas de lanacin ante el tributo ofrendado en heroica defensa del orden y la pazde la Repblica, alterada por una accin subversiva que pretendecrear el caos como objetivo para alcanzar sus propsitosantinacionales.

    Lo que se desprende de estas pocas declaraciones es la forma enque oper el discurso racista-biologicista en la construccin delegitimidad con el proceso genocida argentino y en la demarcacin deese sujeto colectivo (la subversin) que deba ser aniquilado oexterminado en beneficio de un supuesto sistema de vida occidental ycristiano que se encontraba en peligro mortal.

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    Es decir, haba que aniquilar la infamia para mantener la tradiciny vocacin de la vida argentinista y profundamente cristiana. Se habainfiltrado el mal y esto constitua una amenaza para el conjunto, portanto, haba que erradicarlo de cualquier forma. Las FF. AA. seran lasencargadas de ejecutar semejante tarea y los representantes de lasociedad civil los encargados de justificarla ideolgicamente.

    De manera que el poder poltico y militar junto con suscolaboradores de la sociedad civil (empresarios, gremialistas,eclesisticos, intelectuales) apelaron a dicho discurso para justificar laaniquilacin de parte de sus propios conciudadanos. Es decir, seconstruy un discurso que haca responsables a las vctimas de unaprogresiva amenaza a la sociedad en su conjunto. Frente a un discursohegemnico que garantizaba la vida fue necesario construir otro queapelara a seguir garantizando la vida a condicin de extirpar el mal quela acechaba.

    3. Hostigamiento

    En una segunda etapa, comienza el hostigamiento y ataque a lafraccin social ya constituida como ese otro negativo, para que nologre imponer su definicin de realidad alternativa y, al mismo tiempo,se resocializa al resto de la sociedad.

    Este ataque u hostigamiento se encuentra (en esta etapa)caracterizado por dos tipos de accin:

    1. Desarrollada por las fracciones de vanguardia (o de choque) dela fuerza social dominante contra el sujeto social construido comootredad. Estas fracciones comienzan a llevar la prdica generalizadaa la accin, comienzan a sugerir que la tolerancia se va agotando. Yrealizan varios objetivos simultneos: profundizan el proceso demarcaje del otro, ponindolo a la defensiva, tantean la capacidad derespuesta de la sociedad ante la implementacin de la violencia directa,van reclutando y organizando un aparato represivo, fogueando a suscuadros en la propia lucha y, a su vez, instalan la necesidad de ordenareste proceso, de regular las acciones y volver predecible una realidad

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    confusa.

    2. La segunda forma, de carcter plenamente estatal, se vinculacon la sancin de diversos cuerpos jurdicos legitimadores de lasprcticas discriminatorias. La limitacin en la propiedad, en el ejerciciode determinadas profesiones o determinadas prcticas y, por ltimo,limitaciones en la posesin o ejercicio de la ciudadana. (...) Hasta estemomento, el exterminio aparece como prefigurado como posibilidadlejana y las polticas apuntan ms a la expulsin que a la muerte. Eldoble hostigamiento (fsico y legal) busca excluir al diferente del mundonormalizado. Si embargo, esta exclusin puede revestir dos formas: laexterna y la interna. La forma externa implica el abandono del espaciocomn, atravesando las fronteras que lo constituyen. (...) La exclusininterna a diferencia de la anterior es un paso mucho ms importantehacia el exterminio, porque el aislamiento de la poblacin victimizadadentro del territorio normalizado no resuelve el conflicto entre el igualy el distinto sino que, simplemente le otorga otra forma, ms complejay con la potencialidad (ya firme e instalada) de disear una solucinfinal.

    25

    1) En los primeros meses de 1974, comienza a funcionar enTucumn un grupo paramilitar denominado Comando Nacionalista delNorte cuyo jefe era el Inspector Roberto Heriberto Albornoz (alias ElTuerto),

    26 tristemente conocido por su fama de torturador durante la

    25 Feierstein, Daniel. Op. Cit. 40-41

    26 En 1974 Albornoz se incorpor a la Polica y desde all organiza la banda terrorista tucumana:Comando Nacionalista del Norte. Algunos de sus crmenes cometidos fueron el asesinato de losfamiliares de Clarisa Lea Place (militante del PRT-ERP fusilada en la prisin naval de Trelew), lavoladura de domicilios de presos polticos, los asesinatos de opositores, tales como el abogado radi-cal Pisarello, quin defenda a presos polticos, entre muchos otros. Albornoz estuvo procesado porviolaciones a los derechos humanos, pero fue sobresedo por la aplicacin de la ley de ObedienciaDebida. Esto le permiti, posteriormente, llegar a ser diputado provincial por Fuerza Republicana (elpartido de Bussi).

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    dictadura de Ongana-Levingston-Lanusse (1966-1973). Estaorganizacin actu en Tucumn bajo el control y la direccin delComando de la V Brigada de Infantera.

    27

    Tiempo despus el Comando Nacionalista del Norte se incorporara la Alianza Anticomunista Argentina (AAA) organizacin paramilitar deextrema derecha conducida por Jos Lpez Rega, mano derecha delGral. Pern y Ministro de Bienestar Social (1973).

    28

    El 20 de junio de 1973 durante el gobierno constitucional deCmpora un sector de la derecha peronista apadrinado por LpezRega, hizo su primera aparicin pblica durante la concentracin popularproducida en Ezeiza con motivo del retorno de Pern a la Argentina.Desde el palco levantado para el acto efectuaron un ataque armadocontra los sectores de la izquierda peronista all reunidos.

    Posteriormente este sector que actu en Ezeiza se fusionarcon la estructura paralela de represin que desde hace tres aos vieneformando y acaudillando el Comisario General Alberto Villar, egresadode la Escuela de Panam y a quien Pern, tras su acceso al gobiernoen septiembre de 1973, designar jefe de la Polica Federal.

    29

    Se forma as la Alianza Anticomunista Argentina (AAA) organizacinterrorista paramilitar integrada por oficiales de las Fuerzas Armadas ypoliciales activos, ex policas dados de baja, delincuentes, matonessindicales y sectores juveniles fascistas. La AAA reconoce como jefes a

    27Informe de la Comisin Bicameral investigadora de las violaciones de los derechos humanos en laprovincia de Tucumn. (1991). Editorial Lepala, Espaa, p. 156.

    28 El edificio del ministerio de Bienestar Social se convirti en base de operaciones de la Triple A. Delos stanos del Ministerio sacamos ms o menos 1.500 pistolas 9 mm, las que haba comprado LpezRega, nuevas. Tambin cargamos, entre otras cosas, las famosas ametralladoras Ingram, un fierritohermoso, con silenciador. Testimonio del ex sargento Vctor Ibez. Cfr. Almirn, F. (1999). CampoSanto. Los asesinatos del ejrcito en Campo de Mayo . Editorial 21, Buenos Aires, p. 197.

    29 Duhalde, L. E., Op. Cit., p. 233.

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    Villar30

    y a Lpez Rega y se financia con fondos del Ministerio deBienestar Social. Si bien su ideologa es de extrema derecha, suscomponentes son reclutados bajo una atraccin ms convincente paraellos que el imperativo ideolgico: cada asesinato o atentado essuculentamente pagado con fondos reservados del Estado.

    31

    En la provincia de Crdoba aparecer el denominado ComandoLibertadores de Amrica, a cuyo frente se encontraba el capitn Bergezquien dependi al igual que el grupo tucumano directamente delTercer Cuerpo de Ejrcito.

    Desde 1973 y hasta el golpe de Estado de marzo de 1976, la AAA realizms de trescientos asesinatos y secuestros en todo el pas de personalidadespolticas, culturales, periodistas, dirigentes obreros y estudiantiles, abogadosde presos polticos y militantes de organizaciones sociales. Es decir, todosaquellos que el dictador Viola inscriba bajo la figura de la subversin.

    El accionar de estas bandas terroristas apunta directamente a quela fuerza social contrahegemnica comience a sentir la prdida, elresquebrajamiento y/o ruptura de sus lazos sociales solidarios con elresto de la sociedad civil. As lo ejemplifica el testimonio de un militantetucumano: Aqu adems haba empezado la represin y todo eracontradictorio todava, la gente segua teniendo una actitud desolidaridad, de recibirte. En esa poca es cuando comienzan a detenera los dirigentes sindicales, vuelan los sindicatos, primero vuelan el deSan Jos, despus vuelan el de Santa Luca, despus le meten uncao al Providencia, o sea, empiezan prcticamente a descabezar atodo lo que era el sector combativo de la fuerza, detienen la direccin detodo el movimiento estudiantil. Una vez que lo detienen a Jos

    32 y a

    30 En 1974, Lpez Rega enva a la provincia de Tucumn al jefe de la Polica Federal, ComisarioInspector Alberto Villar (su socio de la Triple A) para dirigir la incursin contra la guerrilla rural: laCompaa de Monte del ERP Ramn Rosa Jimnez. Alberto Villar conoca la provincia porquehaba estado en noviembre de 1970 durante el Tucumanazo comandando un contingente de laPolica Federal creado especialmente para condiciones de lucha urbana antiguerrillera la BrigadaAzul que realiz su primera aparicin en dicha oportunidad. Comandaba la V Brigada de Infantera yencabeza la represin del Tucumanazo el por entonces Coronel Jorge Rafael Videla.

    31 Duhalde, L. E. p. 233.

    32 En octubre de 1974 detienen a Jos (El macho) Luna uno de los principales dirigentes estudiantilesde la provincia de Tucumn.

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    algn otro compaero ms, queda descabezada la direccin (estudiantil)y el movimiento obrero, ya haba sido descabezado, fundamentalmentepor detenciones, creo que son los ltimos que blanquean y en ese marco,en la ciudad era muy difcil resolver los problemas de infraestructura yeso...

    Las bandas terroristas acosan y persiguen a la fraccin socialnegativa y a siembran una situacin de inseguridad general. Segn elInforme de la Comisin Bicameral los grupos fascistas cometieronnumerosos atentados con explosivos de alto poder, de procedenciapolicial o militar, ya que en algunos casos, se han encontrado hasta losprecintos. Comienzan as a institucionalizarse las agresiones, secuestrosy asesinatos siendo sus vctimas personalidades polticas, profesionalesde reconocida actuacin, dirigentes estudiantiles, lderes obreros,intelectuales, periodistas y sacerdotes.

    33 Mientras tanto, se instaura una

    situacin de inseguridad y caos general.

    Comienzan as como consecuencia del accionar (bombas,secuestros, asesinatos, etc.) de los grupos de choque de la fuerza socialgenocida, en todo el territorio nacional a tomar relieve declaracionescomo las siguientes:

    Todos los das ante el profundo desorden imperante se escuchanpreguntas como estas Qu estn haciendo los militares? Hastacundo van a seguir tolerando este estado de cosas? Qu esperanpara actuar?34

    Preocupacin por esta creciente ola de violencia irracional que siega lavida de inocentes.

    35

    33 Informe de la Comisin Bicameral, Op. Cit, p. 23.

    34 Alsogaray, A. Declaraciones periodsticas publicadas en el diario La Gaceta de Tucumn el 11 dediciembre de 1975.

    35 Corbaln, S. (titular del bloque de senadores provinciales del PJ) Declaraciones periodsticaspublicadas en el diario La Gaceta de Tucumn . 31 de agosto de 1975.

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    La ultra derecha y la ultra izquierda se estn dando con todo, quierencrear el caos en el pas, quieren el desorden general y la anarqua total.

    36

    No se puede responsabilizar a este gobierno de la escalada de violencia,cuya paternidad atribuyo a una central extranjera de inteligencia queconvirti a nuestro pas en un campo de batalla. En ese contextoTucumn ocupa un lugar neurlgico.

    37

    La ola de violencia, la escalada de violencia, el profundodesorden imperante y el caos social tienen un responsable cadavez ms ntido: la subversin, la delincuencia subversiva, laguerrilla de izquierda, etc., es decir, ese otro negativo que va tomando(ante el conjunto de la sociedad), cada vez ms, una forma diferenciada.Se necesita ordenar nuevamente a la sociedad y para ello hay queaniquilar a los responsables del caos: la subversin.

    Las fuerzas de choque fascistas (de la fuerza social genocida)crean una profunda sensacin de caos, perturbacin y desorden pero,paradjicamente, no aparecen en el imaginario colectivo como susresponsables directos. La autora, de dicho caos, recae sobre la figuradel otro negativo: la subversin. La sociedad comienza a pedir a gritosel restablecimiento del orden y aparece la fuerza social genocidaencabezada por las fuerzas armadas como salvadora, como la nicainstancia que puede traer nuevamente el orden, desterrar y exterminardefinitivamente al caos social.

    A partir del 24 de marzo de 1976, todos los grupos paramilitaresfueron absorbidos por el aparato represivo del Estado.

    2) El otro tipo de accin que se desarrolla en esta etapa dehostigamiento tiene que ver con la sancin de un conjunto de medidasjurdicas legitimadoras de prcticas discriminatorias del otro catalogado

    36Juri Amado, Gobernador de Tucumn (PJ). Declaraciones periodsticas publicadas en el diario LaGaceta de Tucumn el 2 de diciembre de 1975.

    37 Medina, Ricardo, diputado nacional (UCR). Declaraciones periodsticas publicadas en el diario LaGaceta de Tucumn el 5 de diciembre de 1975.

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    como negativo. Estas tienen por objetivo profundizar el aislamiento atravs de la exclusin de la fraccin social contrahegemnica.

    Si bien en Argentina no existieron (antes del golpe de Estado de1976) norma jurdicas discriminatorias, que cercenaran los derechosciviles de la fuerza social negativa, este rol lo cumplieron las llamadaslistas negras.

    Las listas negras (elaboradas por la triple A) contenan los nombresde personalidades pblicas (artistas, sacerdotes, periodistas, cantantes,escritores, dramaturgos y docentes) sospechosas de ser idelogosterroristas, peronistas, izquierdistas, ultraizquierdistas,marxistas, subversivos, etc. etc. y tenan el objetivo de expulsarlosde sus habituales medios de vida.

    Poco a poco la elaboracin de las listas negras contribuy aprofundizar las prcticas discriminatorias y de exclusin del otro negativodesplazndolo de sus mbitos profesionales y colocndolo a ladefensiva, al mismo tiempo que lograban poner a prueba la fortalezade sus vnculos y lazos de solidaridad establecidos con el resto de lasociedad... Lazos que el terror ir erosionando cada vez ms.

    A su vez, en Tucumn este proceso de exclusin y discriminacin(siempre sin una legislacin promulgada) instrumentado a travs de laslistas negras, fue ahondado gracias a la intervencin directa del Jefe delOperativo Independencia. En su manuscrito Vilas cuenta como removi ala Cmara de Apelaciones, a los jueces federales y a los fiscales para quelos nuevos nombramientos recayesen sobre personas de inequvocaortodoxia.

    38 Tambin intent reemplazar sin xito a los profesores de

    la Universidad Nacional de Tucumn: no pudiendo reemplazar comohubiese deseado al elenco de profesores y los planes de estudio, me tocabainiciar una operacin quirrgica (...) El problema fundamental, pues, habiendodesestimado, el recambio de profesores y planes, era la destruccin fsicade quienes utilizasen los claustros para encubrir acciones subversivas .

    39

    38 Vilas, A. Op. Cit., p. 19.

    39 Vilas, A. Op. Cit., p. 22.

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    Los sacerdotes enrolados en la Teologa de la Liberacin quehaban desarrollado una importante labor en las comisiones vecinalesde defensa de localidades de ingenios azucareros cerrados por ladictadura de Ongana en 1966 (organizando ollas populares, defendiendopresos polticos, etc), tambin son desplazados de Tucumn ainstancias de Vilas. Tom contacto con el obispo de Tucumn y el deConcepcin, solicitndoles a ambos su colaboracin en la lucha que yallevaba un mes. Para las tropas legales era de fundamental importanciaque el sacerdocio localizado en la zona de operaciones no estuvieseenrolado en el Movimiento para el Tercer Mundo, pues el progresismocatlico es una de las ms sutiles formas de agresin comunista que seadvierten (en Occidente) desde tres dcadas atrs. Afortunadamente,los altos prelados eclesisticos acceden a mi peticin y algunossacerdotes modernistas son retirados de la zona.

    40

    Tambin fueron excluidos de sus trabajos (con ayuda de losdirigentes gremiales colaboracionistas)

    41 los obreros sospechosos de

    subversin. De modo que durante la zafra de 1975 se tuvieron quetraer trabajadores de las provincias de Catamarca y Santiago del Esteroa la zona de recoleccin, asegurndoles plenas garantas. Previaseleccin de los mismos lo cual era indispensable si se pretenda eliminarlos agentes subversivos infiltrados.

    42

    Rpidamente el testimonio de Vilas evidencia como a pesar deno existir una legislacin al respecto los distintos integrantes de lafuerza social calificada como otredad negativa, fueronprogresivamente desplazados de sus respectivos mbitos laborales yde desarrollo profesional. Si bien no se lleg como en la Alemanianazi a dictar leyes o decretos que limitaran directamente laspropiedades y la posesin y/o ejercicio de la ciudadana; creemos que,

    40 Vilas, A. Op. Cit., p. 22. Subrayado nuestro.

    41 A los pocos das de llegar a Tucumn, Vilas se rene con representantes de 129 gremios. Enseguidademand de ellos su colaboracin, dejando claro que, cualesquiera fuesen mis lmites, no permitiraningn tipo de insubordinacin y huelga que pusiese en peligro la armona entre el capital y el trabajo.A tal punto asumieron su responsabilidad que firmaron un documento en el que establecan su deseode participar junto a las armas argentinas en tan trascendental accin. Cfr. Vilas, A. Op. Cit., p. 28.

    42 Vilas, A. Op. Cit., p. 29.

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    igualmente, se avanz en la delimitacin del ejercicio de determinadasprofesiones o prcticas profesionales (abogados, mdicos, jueces,periodistas y profesores universitarios).

    Al ao siguiente, el Gobernador de facto Bussi (abril de 1976) sermenos selectivo que su antecesor y dictar el decreto 8/3 que habilitaal Poder Ejecutivo Provincial (o sea a l) a dejar cesante al personal dela administracin pblica provincial sin pagar en la mayora de los casosindemnizacin alguna.

    El decreto afecta al personal de planta permanente, transitorios,contratados, temporarios, provisorios, suplentes o regulados porConvenios Colectivos de Trabajo, que preste servicios en laAdministracin Pblica y permitir no pagar indemnizaciones a losdamnificados cuando no renan requisitos de confiabilidad, idoneidado transgrediendo normas de seguridad o que resultasen conantecedentes desfavorables, los que constituyan un factor real o potencialde perturbacin del normal funcionamiento del organismo al cualpertenecen, o que de cualquier manera entorpezcan el normaldesenvolvimiento de la Administracin.

    Aproximadamente unos 5.000 empleados pblicos fuerondespedidos.

    43 Habra que preguntarse cul fue el destino corrieron estas

    personas excluidas de sus trabajos; seguramente muchas se habranexiliado en otras provincias en busca de nuevas fuentes de trabajo.

    Podemos afirmar, entonces, que la experiencia argentina avanzsin cuerpos jurdicos legitimadores de las prcticas discriminatoriasen el desplazamiento de la fuerza social contrahegemnica del accesoa sus medios de vida con el firme objetivo de excluirla del mundonormalizado. No obstante, esto no tener una legislacinpromulgada no fue obstculo para lograr el objetivo perseguido: laexclusin de la fuerza social contrahegemnica, a la que, a su vez, lasbandas paramilitares la atacaron y persiguieron.

    43 Lpez Echage, Hernn. (1991). El enigma del General Bussi: de la Operacin Independencia a laOperacin Retorno. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, p. 191.

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    4. Aislamiento espacial

    En este tercer momento, el acento va a desplazarse al nivel delordenamiento, pero esta vez de un ordenamiento espacial. Se trata dedelimitar el mbito (social, geogrfico, poltico) por el que puede transitaresta fraccin diferente. Si bien el aislamiento comienza con la intencinde distinguir y delimitar dos campos (el de los iguales y el de los distintos),en este momento el reordenamiento del espacio pasa por ubicarterritorios permitidos y prohibidos.

    44

    En el caso argentino el aislamiento de la fuerza socialcontrahegemnica tendi a ser ms socio-poltico que geogrfico. Elobjetivo del aislamiento era quebrar las relaciones de solidaridad entrelos miembros de las organizaciones sociales (armadas o no) de izquierdacon los sujetos sociales que los apoyaban eliminando aquellos cuerposque ejercan la articulacin entre ambas instancias.

    45

    De manera que el objetivo central del aislamiento es producir laruptura de relaciones sociales entre la fraccin social destinada alexterminio y el resto de las fuerzas sociales. Adems el aislamientopersigue: a) individualizar al sector que ser exterminado y b) ocultarel exterminio a los ojos de la opinin pblica.

    Se podra fechar el comienzo de las prcticas sociales destinadasa lograr el aislamiento de la fuerza social contrahegemnica a fines de1972, cuando la dictadura encabezada por Lanusse convoca a elecciones(en las que podr participar el Partido Justicialista que estaba proscritodesde 1955). Lanusse intenta frenar, de esta manera, el creciente avancede las fuerzas populares, de las organizaciones armadas de la izquierdarevolucionaria y del peronismo combativo.

    Dir el propio Lanusse Debamos, adems, ser coherentes connuestro razonamiento. Queramos restaurar la democracia, quitar todoargumento a la subversin.

    46

    44 Feierstein, D. (2001). Estructura y periodizacin de las prcticas sociales genocidas: un nuevomodelo de construccin social. En: Revista Indice 20. Buenos Aires, p. 238.45 Feierstein, D. Op. Cit., p. 239.46 Lanusse, A. (1977). Mi Testimonio . Lasserre editores, Buenos Aires, p. 231.

  • Una periodizacin del genocidio argentinoTucumn (1975-1983). Roffinelli Gabriela .FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 16 - N 46 - MAYO - AGOSTO - 2006 - 461-499486

    El Cordobazo constituy la agudizacin en trminosgramscianos de la crisis orgnica en el pas. La estrategia diseadapara revertir esta situacin de crisis de hegemona por una fraccinde la burguesa argentina representada por Lanusse fue laconvocatoria a elecciones. Siempre manteniendo el objetivo primordialde aislar y frenar el crecimiento de las organizaciones sociales.

    Al desaparecer la dictadura militar de escena, fue mucho ms difcilpara las organizaciones sociales y especialmente las armadasenfrentarse con algn grado de legitimidad al gobierno peronista.Aunque estuviera, ms o menos clara la orientacin poltica que habrade llevar adelante dicho gobierno.

    Pero como sostienen los historiadores Pozzi y Schneider. Millonesde trabajadores argentinos identificaron la solucin de los problemasdel pas con el retorno del general exiliado, dejando a la vista una seriadebilidad en el fortalecimiento de la conciencia obrera. A pesar delimportante pero limitado desarrollo del clasismo y de la radicalizacinde posturas entre los trabajadores, este fue slo un quiebre parcial enel monopolio del peronismo.47

    El avance en la radicalizacin de la conciencia del conjunto de lostrabajadores se encontr entonces con un duro lmite, que la fraccinsocial contrahegemnica (ms avanzada) no pudo (o no tuvo el tiemponecesario) erosionar como para que efectivamente un procesorevolucionario de masas tuviera lugar en Argentina.

    Sin embargo, el proceso no es lineal y reviste un cierto grado decomplejidad porque, de todas formas, el auge de la lucha de clases enel pas continu (huelgas, tomas de fbrica, ocupaciones conmantenimiento de rehenes, etc.) hasta las manifestaciones contra elgolpe econmico conocido como El Rodrigazo en junio de 1975. Enlos meses posteriores al Rodrigazo se profundiz el reflujo delmovimiento de masas y el agotamiento de la poblacin.

    Desde las organizaciones de izquierda se ensayaron diversas

    47Pozzi, P. Y Schneider, A. (2000 ). Los Setentistas. Izquierda y clase obrera: 1969 1976. EditorialEudeba. Buenos Aires. Pg. 69

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    propuestas que no encontraron eco en el movimiento de masas. Elresultado fue que, sin una salida positiva y clasista que uniera al conjuntode las fuerzas anticapitalista, la clase obrera acus muestras de cansancioy desmovilizacin.

    48 Esto demuestra que para este momento histrico

    (1975), ya haba avanzado considerablemente el proceso genocida y lasprcticas sociales de debilitamiento sistemtico de la fraccin social aexterminar estaban desarrollndose con total efectividad.

    En el caso tucumano, las prcticas de aislamiento de la fuerza socialcontrahegemnica se hacen ms evidente cuando se analiza la estrategiaexplcita que desarrolla el Jefe del Operativo Independencia: Yo no ibaa confundir la guerra con el ruido de las armas. Los conductores debentener muy en cuenta que el lado dbil de la resistencia a la guerrasubversiva est en el frente poltico-cultural, y que ste, con sus electorerosprofesionales y sus profesionales de la concientizacin, pueden entregarel triunfo al enemigo sin siquiera percibirlo.

    49 La represin apuntar,

    entonces, directamente a los representantes del frente poltico-culturalpara lograr aislar poltica y socialmente a los grupos guerrilleros.

    En este sentido, Luis Mattini, ex dirigente del PRT-ERP, sostieneque aislar a la Compaa de Monte Ramn Rosa Gimnez del ERP desus bases sociales fue el propsito central de Vilas. A partir de all nose molest (Vilas) en subir a los montes buscando combate, sino quelanz toda la fuerza represiva contra la poblacin de la provincia.Centenares de activistas sindicales, estudiantes, dirigentes populares osencillos ciudadanos sospechosos de simpatas con la guerrilla, fueronsecuestrados, desaparecidos o directamente asesinados en la represinms sanguinaria que recuerde la historia argentina. Si la regla de oro dela lucha guerrillera era que sta deba moverse en el pueblo como unpez en el agua, el General Vilas decidi pescar quitando el agua al pez.Y lo logr.

    50 Vilas se concentr, entonces, en desarticular la red de

    relaciones sociales solidarias y de cooperacin establecida entre lasorganizaciones armadas y el resto de la sociedad tucumana.

    48 Pozzi, P. Y Schneider, A. Op. Cit. Pg. 90

    49Vilas, A., Op. Cit., p. 23.

    50 Mattini, L. (1995) Hombres y Mujeres del PRT-ERP. De Tucumn a la Tablada . Ediciones de laCampana, Buenos Aires, p. 386.

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    Cmo se concret el proceso de aislamiento de la guerrilla?En otras palabras, cmo logr Vilas quitar el agua al pez? Comoprimera medida el ejrcito realiz un censo de la poblacin y de lascosas, que le permiti tener un absoluto dominio acerca de losmovimientos (de hombres y de mercancas) que se producan en elterritorio tucumano.

    As lo cuenta Vilas en su propio diario: Mis tres Fuerzas de Tareaabordaron las posiciones desde el Este, y el Escuadrn de Gendarmeralo hizo desde el Oeste. Al mismo tiempo, y coincidentemente con millegada a Famaill, los 200 hombres de la Guardia de Infantera PFAprocedieron a relevar el enclave urbano y sus 12.000 habitantes,realizando, entre otras cosas, un detallado censo que les tom hacerlola primera semana de las operaciones. Cualquier cambio de domicilioo viaje que se efectuara fuera del poblado deba reportarse a losefectivos del Puesto de Comando; toda arma que se tuviese, incluidaslas de caza, deban ser denunciadas y entregadas; toda informacinque los famaillenses conocieran acerca de la subversin debanreportarla. De aqu se siguieron las primeras detenciones efectuadasen el Operativo.51

    De similar forma lo explica, Jos un militante tucumano del PRT-ERP: si de repente desapareca (porque se sumaba a la compaa deMonte) un chico de la zona... dnde est?... la familia poda decir quese fue a Buenos Aires y en qu parte de Buenos Aires est?.. Es todauna tarea de presin psicolgica y de seguimiento, o sea ellos estabanhaciendo el relevamiento. Relevamiento que contribuy a diseminarel terror entre los pobladores de la zona. Jos relata como una campesinase senta muy mal porque uno de los hijos, el mayor, le haba planteadoque se quera integrar (a la compaa de Monte) y ella me deca, buenoUd. sabe que yo estoy con ustedes a muerte, bueno, que s yo, quenunca he dicho que no a nada... Pero yo le he dicho que no estoy muysegura de que lo que l haga sea la correcto porque bueno l se va a ir,

    51 Vilas, A. Manuscrito. Parte Tercera . El Desarrollo de las operaciones. Captulo I. Plan Tctico No. 1(desde el 24 de enero al 24 de febrero), p. 1.

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    y a la semana siguiente, viene el ejrcito aqu y nos levanta al resto denosotros... nos va apretar por eso, nos llevar, nos va a interrogar...

    52

    Agrega Jos: En un primer momento Vilas casi no levanta gente,se dedica a censar todo. Entonces iban a una familia, un matrimoniocon 5 hijos, dnde trabaja el padre y la madre, despus calcula cuntosalimentos necesita esa familia para una semana: cunto de azcar,cunto de yerba, etc. Despus controla cunto compra en realidad esafamilia, son muy sencillas las conclusiones que va sacando... Sinecesitan 5 kilos de azcar y compr 10k, para quin es el resto?,para los rebeldes!, para la guerrilla!... y as hace todo...

    Al respecto, tambin escribe Vilas en su diario Existan numerososalmacenes pequeos, algunos de los cuales slo llegaban a serinsignificantes depsitos de vveres que los pobladores tenan como unmedio de recurso ms, y que las bandas irregulares marxistas utilizabanpara proveerse pagando a buen precio lo que llevaban. Se sacaroninventarios de las existencias efectundose controles cada dos das yprohibindose las venta al por mayor o fuera de las horas de luz. Lamercadera ms controlada por la FT, eran los comestibles enlatados yel calzado (alpargatas). Los almacenes eran controlados a diario.

    53

    De manera que el censo de Vilas se constituy en una de lasestrategias destinadas a resquebrajar las solidaridades previas y a aislara los combatientes armados. Al mismo tiempo que el terror y el miedose esparce sobre el resto de la sociedad. Obviamente al censo sesuma el secuestro, la tortura y la desaparicin de los catalogados comosimpatizantes de la fraccin social destinada al exterminio.

    Sintetiza Mattini El ejrcito no va al monte, se acantona en lasciudades al pie del mismo y por cierto no se desgasta en lo ms mnimo,ms bien al revs, quien sufra el desgaste era la guerrilla. A su vez,la poblacin mantena en cierto modo el espritu de lucha que lacaracterizaba, pero el mismo decreca da a da y este decrecimiento no

    52 Testimonio de un ex militante del PRT-ERP de Tucumn.

    53 Vilas, A., Op. Cit., p. 10.

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    era congruente con la situacin del resto del pas, de modo que noresultaba tan fcil verlo en aquel momento.54 Lamentablemente elcarcter anticipatorio, que asumi el exterminio en Tucumn, no fuesuficientemente advertido por las organizaciones sociales en el restodel pas.

    Igualmente el proceso de aislar cada vez ms a la fraccinsocial contrahegemnica contino incluso cuando ya el proceso genocidaest muy avanzado. Bussi, por ejemplo, invitaba a los ciudadanostucumanos a que delataran y/o denunciaran a los sospechosos, alotro negativo, que amenazaba la vida normalizada del conjunto dela sociedad tucumana. As, durante casi todo el ao 1976 el diario LaGaceta public el siguiente aviso:

    Atencin Tucumano

    Preste atencin y colabore si comprueba:Que en su barrio, pueblo o paraje se radican parejas jvenessin hijos o con hijos de corta edad.Que esas parejas no mantienen relacin con el vecindario.Que no se les conoce familiares.Que no se sabe a qu se dedican o en qu trabajan.

    Porque esas personas pueden estar atentando contra suseguridad, la de su familia y la del pas () su informacin servaliosa

    EJRCITO ARGENTINO55

    La concrecin de esta tercera etapa permiti, a la fuerza socialgenocida, delimitar y estrechar el mbito social y poltico de llegada dela fraccin diferente. Para ello apunt a resquebrajar las relacionesde solidaridad y cooperacin entre los miembros de las organizacionessociales con otras fracciones sociales simpatizantes.

    54 Mattini, L., Op. Cit., p. 396.

    55 Lpez Echage, H. (1988). Tucumn: el caso Bussi. Revista Plural 9, Buenos Aires, p. 56.

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    5. Debilitamiento sistemtico

    Esta etapa consiste en alcanzar el debilitamiento (fsico y psquico)de la fuerza social a exterminar que permitir en muchos casos irminando estas fuerzas y generar las condiciones para laindustrializacin de los procesos de exterminio. Encontramos queel debilitamiento sistemtico de las vctimas y de sus familiares sedesarroll tanto dentro como fuera de los campos de concentracin.

    Las prcticas sociales de debilitamiento sistemtico se apoyan endos procesos paralelos:

    a) El resquebrajamiento fsico, entendido como el deterioro de lacondiciones de existencia objetivas (por desnutricin, epidemias,hacinamiento, falta de atencin sanitaria, asesinatos y/o torturasespordicas).

    En Argentina la fraccin social negativa no pudo ser aislada ydelimitada geogrficamente en ghettos como bajo el nazismo por locual las prcticas de resquebrajamiento fsico comenzaron directamentecon el secuestro y el traslado a los campos de concentracin.

    De manera que este tipo de resquebrajamiento estuvo vinculado alas acciones sobre los cuerpos (de los secuestrados y su familiares),gritos, robos, y maltrato en la detencin; golpes durante los transportes;torturas y marcajes durante las sesiones de destruccin; desnutricin yhacinamiento en las condiciones cotidianas de supervivencia.

    Los secuestros se realizaban por lo general en horarios nocturnosirrumpiendo violentamente en los domicilios, rompiendo las cosas, robandolos objetos de valor, golpeando brutalmente a todos los que se encontrabanpresentes y arrastrando violentamente al secuestrado hacia un automvil.Desde el mismo momento en que me suben al coche comienzo a recibirgolpes y a ser interrogado. En tanto, el Ford Falcon comienza un largoviaje por la ciudad y posteriormente se dirige a la Jefatura Central dePolica de la provincia de Tucumn, ubicada en pleno centro de la ciudad.

    56

    56 Lpez Echage, H. (1988). Tucumn: el caso Bussi. Revista Plural 9 , Buenos Aires, p. 56.

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    Una vez que los secuestrados ingresaban al campo eraninmediatamente torturados con el fin de obtener la informacinnecesaria que les permitiera realizar nuevas detenciones. Este grupo(el grupo de inteligencia) reciba al paquete, ya reducido, golpeado y sinposibilidad de defensa y proceda a extraerle los datos necesarios paracapturar a otras personas.

    57

    Finalizado el perodo de tortura,58

    inmediato al ingreso al campo(que siempre se poda repetir), los prisioneros heridos fsica ypsquicamente, pasaban a incorporarse a la vida cotidiana del campo.Casi todos los testimonios describen que los detenidos estaban vendadospara que no pudieran ver a su alrededor, esposados en posicionesincmodas, sin poder hablar ni moverse. Hasta que llegara el momentodel traslado

    59 o la liberacin.

    Inmediatamente de producido el ingreso fui conducido al saln principalde interrogatorios. (...) Durante 2 o 3 horas recibo puetazos, puntapis,cachiporrazos, tarea que cumplen varias personas. Soy trasladado luegoa una sala contigua, ms pequea, denominada por mis interrogadorescomo sala del telfono, donde me desnudan y me atan por misextremidades a un elstico de cama. All comienzan a aplicarme la picanaelctrica, mediante la utilizacin de dos telfonos de campaa del Ejrcito:uno de los electrodos me lo colocan en la cabeza, y el otro en los rganosgenitales. Tortura que segn el testimonio de Juan Martn se extiendepor varios das.

    60

    57 Calveiro, P. (1998). Poder y Desaparicin. Los campos de concentracin en Argentina . EditorialColihue, Buenos Aires, p. 36.

    58Las descripciones de las aberrantes torturas fsicas que aplicaron los interrogadores sobre hombresy mujeres indefensos, han sido realizadas por los sobrevivientes de los campos de concentracin. ElNunca Ms, Informe de la Comisin Bicameral investigadora de las violaciones de los derechoshumanos en la provincia de Tucumn, as como, numerosos libros testimoniales, que han idoapareciendo en los ltimos tiempos, dan cuenta de los maltratos fsicos y psquicos a los que fueronsometidos los detenidos.

    69 Eufemismo que significaba el asesinato de los prisioneros.

    60 Testimonio de Juan Martn. Informe de la Comisin Bicameral, Op. Cit., p. 150.

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    Parece ser que Tucumn siempre tiene alguna novedad o algoque la particulariza del resto del pas. Una vez ms el testimonio deJuan Martn da cuenta de ello. La innovacin ms caracterstica delcampo, en este aspecto, era el pozo.

    61 Consista en enterrar al prisionero

    desnudo, en posicin vertical, hasta el cuello. En torno a la cabeza seaprisionaba la tierra, previo humedecimiento, para compactarla. La torturase prolongaba hasta 48 horas. Los efectos de ese tormento sonimpactantes. Adems de la enorme presin psicolgica el prisionerosigue vendado, sin poder ver en torno suyo, el cuerpo desnudo apretadopor la tierra se sufran calambres musculares y presiones sobre lacaja torcica.

    62

    b) El resquebrajamiento psquico. El segundo tipo de accin que seejerce sobre la fraccin social negativa apunta a su resquebrajamientopsicolgico y moral, entendido como el deterioro de las condiciones deexistencias subjetivas (prcticas de humillacin y de quiebre de lasfronteras de resistencia, asesinatos espordicos de familiares oconocidos, intento de quebrar los lazos solidarios a partir de la utilizacinde castigos colectivos, creacin de condiciones para prcticas como ladelacin, el maltrato a los pares, la categorizacin y clasificacin deprisioneros.

    63

    El proceso de resquebrajamiento psicolgico en cambio, comenzmucho antes del ingreso en los campos de concentracin. Muchostestimonios de los sobrevivientes hacen referencia a ese deterioroprogresivo de las condiciones subjetivas de existencia (tanto dentrocomo fuera de los campos de concentracin). Una militante del PRT-ERP tucumano describe dicha situacin:

    El partido era como una casa en la que nos cobijbamos... Claro si vosvivs en una casa en la que primero se cae el techo de un cuarto, bueno...no es importante, vos pods cerrar ese cuarto y bueno... despus se

    61 Juan Martn sostiene que los interrogadores se vanagloriaban de haber aprendido la tcnica detortura El pozo de las fuerzas militares de EE UU en Vietnam. Cfr. Informe de la Comisin Bicam-eral, Op. Cit., p. 164.

    62 Testimonio de Juan Martn. Informe de la Comisin Bicameral, Op. Cit., pg. 164.

    63 Feierstein, D., Op. Cit., p. 44.

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    cae el techo del otro, y del otro... despus se cae una pared... y la otray de repente ests refugiada en el ltimo lugar digamos, la cocina...para ser ya, lo simblico de lo simblico, la cocina es el lugar que teprovee de alimentos... ests refugiada ah y se cae el techo... ms bienque decs ahora estoy a la intemperie y desnuda (...); era la inseguridadtotal Estabas parada sobre la nada y lo que te rodeaba era la nada,es la sensacin que me haba asaltado a m. No tenamos lugares, novivamos, no existamos como gente, como personas... Vivamos todosamontonados en una pieza, donde adems la duea de casa se ibadurante el da y por lo tanto nosotros tenamos que estar prcticamente...amordazar a los chicos y caminando sobre colchones de gomaplumatodo el da para no hacer ruido. Entonces no se si llegu a aterrorizarme,porque claro, el terror te paraliza y no te permite pensar..., pero s, unotiene mucho miedo.

    El desgaste moral y psquico de la fuerza social no normalizada previoal ingreso a los campos de concentracin o al exilio empieza a cobrardimensiones importantes en esta etapa. La fuerza social genocida avanzaa travs del desgaste moral cada vez ms hacia el exterminio.

    Las dificultades para encontrar dnde vivir, el secuestro diario decompaeros y la inminencia del propio secuestro van socavando las fuerzasy energas psicolgicas de la fuerza social autnoma para poder enfrentaro resistirse con relativo xito al extermino (que se percibe cada vez mscerca).

    Militantes polticos y sindicales huan de una casa a otra,intentaban salir del pas siendo capturados en las fronteras. La derrotapoltica de sus proyectos ya era un hecho si no inexorable, previsible; lamuerte, una alternativa mucho ms cercana que la victoria. Al sercapturados, los hombres tenan un gran cansancio vital y un agotamientopoltico que favoreca la actitud de entrega; su energa para oponersey resistir la dinmica del campo ya estaba daada.

    64

    64 Calveiro, P. (1998). Poder y Desaparicin. Los campos de concentracin en Argentina . EditorialColihue, Buenos prisioneros a los campos de concentracin argentinos, puede ser comparada con elresquebrajamiento psquico que producan las condiciones de vida en los ghettos judos y el viaje entren hacia los campos de concentracin y/o exterminio nazis que pormenorizadamente describen lossobrevivientes, entre otros, Primo Levi y Bruno Bettelheim.

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    A su vez, dentro de los campos el proceso de quiebre psicolgicose profundiza ante la visin de otros presos (ex compaeros) que sehan quebrado y colaboran con los torturadores, y de la tortura defamiliares (hijo/as, esposa/os) cercanos, mostradas con el objetivo dedesmoralizar al recin llegado. Cuando el secuestrado se encontrabaall con otros presos que haban provocado su detencin, que brindabaninformacin sobre l, o peor an, que lo instaban a rendirse sin resistir,o le demostraban o incluso fingan su propia colaboracin, la sensacinde derrota creca y colocaba al prisionero en una situacin de mayordesproteccin para encarar la tortura.

    65

    Una vez cumplidas las dos secuencias descritas anteriormente sellega a una tercera: la seleccin: a) algunos son asesinados, b) otrosmueren como consecuencia de las condiciones de vida a las que sonsometidos y c) otros se adaptan, es decir asumen los valores de losgenocidas, dejan de ser sujetos autnomos. Cuando se logra este puntose cumple el objetivo buscado: el exterminio de la fraccin socialcatalogada como otro negativo.

    6. Exterminio

    El exterminio psquico, fsico e histrico de la fraccin socialcontrahegemnica es la culminacin del proceso genocida. Es la etapafinal. Su realizacin completa implicara la extincin fsica, psquica ehistrica de aquella fraccin social que tiene capacidad de pensarsecomo tal, de asumir su condicin de y para s, el control de su propiocuerpo.

    66

    Los testimonios de sobrevivientes de los campos de concentraciny/o exterminio

    67 dan cuenta de este proceso de desintegracin y

    65 Calveiro, P., p. 99.

    66 Feierstein, D., Op. Cit., p. 241.

    67 Existieron en el pas unos 340 campos de concentracin y exterminio de magnitudes variablestanto por el nmero de prisioneros en ellos alojados, como por el tamao de sus instalaciones. En laactualidad se contina descubriendo la existencia de lugares que funcionaron como campos deconcentracin y extermino y que no haban sido denunciados.

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    desmoronamiento de la personalidad, de la identidad y de la dignidadde los sujetos que puede concluir como decamos anteriormenteen a) el asesinato planificado, b) la muerte, como consecuencia de lascondiciones de vida a las que son sometidos y c) la incorporacin porparte de las vctimas de los valores de sus victimarios.

    6.1. El exterminio psquicoEsta etapa culmina con la desintegracin de la fuerza social

    calificada como otro negativo en tanto sujetos que constituyenrelaciones sociales de autonoma. La fuerza social genocida tratar quelos sujetos autnomos y resistentes sean arrasados, es decir, quebradosmoral y materialmente. Este constituye su mximo objetivo.

    En muchos casos, la fuerza social genocida logr su objetivoreconstruyendo sujetos totalmente adaptados a sus propios valores.Sujetos que asumieron e internalizaron las reglas del otro genocidacomo propias, llegando a convertirse ellos mismos en represores ytorturadores de sus (ex)compaeros.

    Existen ejemplos de personas que se pasaron de bando y llegarona cometer verdaderas atrocidades humanas. Obviamente, no es nuestraintencin realizar algn tipo de juicio moral sobre quienes actuaron estandosometidos a experiencias lmites que nosotros no hemos experimentadode manera alguna. Como manifiesta Primo Levi Antes de considerar,uno por uno, los motivos que han empujado a algunos prisioneros acolaborar en distintas medida con las autoridades del Lager, hay queafirmar que ante casos humanos como estos es imprudente precipitarsea emitir un juicio moral.

    68 Solo nos referimos a ellos porque constituyen

    uno de los xitos tal vez el mayor de la fuerza social genocida.

    6.2. El exterminio fsicoDecamos anteriormente que la culminacin del proceso genocida

    es, por un lado, el exterminio psquico (la sumisin completa de lossujetos) y, por otro, la destruccin fsica de la fraccin social que tuvo laosada de asumir el control de su propio cuerpo y de establecer unnuevo tipo de relaciones sociales basadas en la autonoma.

    68 Levi, P. Los hundidos y los salvados. Edti. Muchnik y Biblos. Barcelona, 2000. Pg. 39

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    El extermino fsico, en Argentina, se realiz de diferentes formasa) tirando cuerpos inermes (dormidos con somnferos) al mar, b) fusilandoprisioneros amordazados y amaados frente a las fosas donde seranenterrados y/o cremados los cadveres o tirados (estos ltimos) enlugares pblicos simulando enfrentamientos armados.

    Es necesario tener en cuenta, que para llegar al exterminio laculminacin del proceso genocida cada etapa previa tuvo que habercumplido sus objetivos especficos. Por ejemplo, sin lograr eldebilitamiento sistemtico de la fuerza social catalogada como otredadnegativa, no podra haberse llegado a su etapa final. El exitosoresquebrajamiento psquico y fsico de esta fuerza social logr producircuerpos que ya no podan presentar resistencia alguna ante el hechoinminente de la muerte.

    6.3 El exterminio histricoEl exterminio material slo pudo completarse exitosamente con

    la desaparicin histrica y simblica de la fuerza social clasificada comootra negativa. Es decir, las prcticas sociales genocidas apuntan noslo a la eliminacin de los cuerpos que constituyen relaciones socialesautnomas, sino tambin a clausurar definitivamente ese tipo derelaciones generando otro modo de articulacin entre los hombres.

    69

    No obstante, el exterminio culmina un ciclo e instaura otro. Elproceso termina para la fraccin catalogada como otra negativa, peroinstala una nueva situacin, en la cual la fraccin dominante le hademostrado al conjunto de la sociedad las consecuencias del controlautnomo del propio cuerpo. El nuevo poder de soberana se basa enun mecanismo sistemtico, impersonal, de tremenda eficiencia, capazde desaparecer a poblaciones enteras en plazos relativamente cortos,la instauracin del asesinato serial, de la industrializacin del homicidioestatal. Una nueva tecnologa de poder que caracteriza el laboratorio deuna nueva etapa en el ejercicio del poder de las clases dominantes. Sinembargo, esta etapa slo podr sostenerse como sistema articuladorde relaciones sociales en la medida en que se logre realizar suscondiciones de victoria. Esta realizacin pertenece al campo de la lucha

    69 Feierstein, Daniel. Estructura y periodizacin de las prcticas sociales genocidas, Op. Cit., p. 242.

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    ideolgica por la memoria, de la reconstruccin del sentido de los hechosocurridos.70

    El poder genocida destruy determinadas prcticas sociales yconstruy otras que configuran nuestra sociedad actual en la que muerencientos de nios por desnutricin y son arrastradas millones de personasa la pobreza ms absoluta.

    Si el genocidio intent desarticular lazos sociales autnomos ycrticos para sumirnos en la individualidad como nico refugio y acabarcon toda resistencia posible al orden social imperante, la recuperacinde la identidad social y poltica de aquellos que propusieron y encarnaronun modelo de organizacin social alternativo es un paso importantsimopara comenzar a transitar, nuevamente, un camino de recuperacin dela autonoma con base en la constitucin de nuevas relaciones socialesde cooperacin y solidaridad, que puedan devenir en una autnticaalternativa a la barbarie capitalista. En otras palabras, en una alternativasocialista.

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    70 Feierstein, D., Ibd.

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