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SECCIóN 1 ©Santillana S.A. Prohibida su fotocopia. Ley 15.913 La lengua, el idioma, permite, tanto al científico como al contador de historias, expresar ideas. El arte es saber seleccionar y combinar las palabras, tal como dice Liscano: elegir cómo y cuándo decirlas, a quién dirigirlas, por qué motivos y buscando qué efectos en el receptor. Lo que el enunciador elige comunicar está en función de su receptor y de la intención comunicativa que per- sigue. Lo maravilloso de la lengua es que permite la expresión de todas las ideas, si se elige el género discur- sivo que más se adecua a la intención del enunciador. El arte de combinar las palabras Los enunciados en los textos En este capítulo leerás y aprenderás a: • identificar en un texto las secuencias discursivas que lo componen; • encontrar la información superficial y la más profunda sobre el tema; • reconocer las distintas formas de reproducir el discurso del otro; • entender y producir textos orales y escritos cuyas ideas se conecten en serie o mediante la inclusión de unas en otras; • organizar la información mediante los conectores adecuados a la intención comunicativa; • fundamentar con propiedad las opciones elegidas para la elaboración de un discurso oral o escrito. «Como la realidad es infinita y las palabras no, lo que el lenguaje ofrece para nombrarla es la infinita posibilidad de combinar las palabras». CARLOS LISCANO. Pensemos juntos a a a a a a a b b e e e e f e e G G G G G G G

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La lengua, el idioma, permite, tanto al científico como al contador de historias, expresar ideas. El arte es saber seleccionar y combinar las palabras, tal como dice Liscano: elegir cómo y cuándo decirlas, a quién dirigirlas, por qué motivos y buscando qué efectos en el receptor.Lo que el enunciador elige comunicar está en función de su receptor y de la intención comunicativa que per-sigue. Lo maravilloso de la lengua es que permite la expresión de todas las ideas, si se elige el género discur-sivo que más se adecua a la intención del enunciador.

El arte de combinar las palabras

Los enunciados en los textos

En este capítulo leerás y aprenderás a:• identificar en un texto las secuencias discursivas que lo componen;• encontrar la información superficial y la más profunda sobre el tema;• reconocer las distintas formas de reproducir el discurso del otro;• entender y producir textos orales y escritos cuyas ideas se conecten en serie o mediante la inclusión

de unas en otras;• organizar la información mediante los conectores adecuados a la intención comunicativa;• fundamentar con propiedad las opciones elegidas para la elaboración de un discurso oral o escrito.

«Como la realidad es infinita y las palabras no, lo que el lenguaje ofrece para nombrarla es la infinita posibilidad de combinar las palabras». Carlos lisCano.

Pensemos juntos

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11Pre-texto

Antes de leerHay temas que siempre despiertan la curiosidad y logran captar la atención de quien

los escucha. El mar, por ejemplo, ha sido fuente de inspiración y ha generado muchas interrogantes que han dado origen tanto a leyendas como a investigaciones científicas.

En el siguiente texto, extraído del libro De naufragios y leyendas en las costas de Rocha, el autor uruguayo Juan Antonio Varese emplea diversas estructuras textuales y recursos gramaticales para captar la atención del receptor y así lograr su objetivo comu-nicativo. El libro de Varese presenta relatos de distintos naufragios acontecidos en las costas de Rocha, sobre el océano Atlántico, lugar conocido como el infierno de los navegantes.

Los enunciados en los textos

Juan Antonio Varese

Nació en Montevideo el 11 de junio de 1942.

Desde joven se interesó por los libros de aventuras. Se recibió de escribano y ejerció la profesión por más de 30 años. Además de escribir, se ha dedicado a la fotografía.

<www.chasque.net/jvarese>.

Los restos oxidados de un naufragio enmarcan la soli-taria prestancia del faro del Polonio. Foto de Juan Antonio Varese, 1993.

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La misteriosa carga del Don GuillermoPlaya de la Calavera, 24 de abril de 1952

Durante el siglo pasado, las historias de naufragios estaban signadas por la tragedia y la fatalidad. Formaban parte de la eterna lucha del hombre contra el mar. En nuestra época pasaron a tener

motivaciones de carácter comercial, a veces hasta fraudulentas. En las costas del Polonio, sin embargo, los últimos siniestros conservan su aire pintoresco. No por el hecho en sí mismo, sino por los típicos

personajes de la zona, que les dan vida y color y les devuelven su aire folclórico.

—Hoy hablaremos del Don Guillermo, el barco más famoso del Polonio —dijo el farero después de terminar la cena. El lenguado a la vasca había predispuesto los ánimos para la velada—. No hay visitante que no nos pregunte por él.

—Lástima que no haya venido el Bonito —se lamentó el Valiza—. Nadie lo conoce tan bien.—El Bonito es tío mío —acotó el farero—, un tipo increíble. ¡Pensar que nunca le pagaron por la

vigilancia…! Los primeros meses le arrimaron algún peso, pero luego lo tuvieron a cuentos. Es un viejo terco.—Se aquerenció con el barco y lo cuidó como si fuera suyo —intervino don Ubaldo, amigo y compañero

de pesca del Bonito—. Los primeros años dormía en un camarote, pero después se construyó un rancho sobre la playa.

—En aquel lugar solitario se sentía en sus dominios —acotó el Alemán—. Me gustaba charlar con él. Y cada vez que venía algún amigo de Europa, lo llevaba hasta allá. Entonces el viejo se emocionaba y repetía la historia del naufragio una y otra vez.

—Nunca vi que le faltara el mate ni una copa de caña —apuntó don Ubaldo—. Los turistas siempre le dejaban alguna botella.

—Se tomaba en serio la vigilancia —comentó el farero—. Una vez corrió a balazos a un hombre que estaba desguazando la chatarra. Y pensar que lo único que servía eran unas láminas de bronce, pero al final ni eso quedaba.

—¿Cuántos años estuvo de guardia? —preguntó J. Santos.—Y yo diría que más de treinta —respondió el farero—. Como que desde el principio hasta el 85 u 86,

cuando se fue para Castillos. Ahora está muy enfermo, el pobre.—Con el ranchito de la playa pasó algo increíble, como si fuera un refugio de montaña —comentó el

Alemán—. Cuando el hombre se fue para Castillos dejó la puerta abierta para quienquiera que llegara. Solo había que abrir el pestillo para encontrarse con la cama tendida y algo para comer. Alguien, no se sabe quién, escribió unas líneas contra la pared, invitando al visitante a servirse y, a su vez, a dejar alguna cosa para el siguiente huésped. Eso duró hasta que el rancho, ya medio destartalado, fue volteado por el viento.

—Son las cosas de Polonio… —concordó el farero—. A ver, profesor, leamos algo del Don Guillermo.—¿Saben que me costó trabajo encontrar su historia? La fecha que figura en las listas está equivocada

—comentó J. Santos—. ¿Y saben que no era un carguero común sino una barcaza de desembarco de la marina norteamericana? Después de la segunda guerra y ya con bandera panameña fue adquirido por una empresa argentina para transportar mercaderías.

J. Santos tomó sus apuntes y separó varias hojas de periódicos.—Veamos las peripecias que pasaron los tripulantes antes de encallar:

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El barco varado es el carguero Don Guillermo […] Pertenecía a la Compañía Rioplatense de Navegación y llevaba una tripulación de 17 hombres al mando del Capitán Alejandro Skeletti.

Dicho barco había salido de Buenos Aires con destino a Porto Alegre llevando a remolque la chata Josefina María, de igual bandera, con cinco tripulantes.

El Don Guillermo, con la embarcación que remolcaba, fue sorprendido frente a las costas del depar-tamento de Rocha por el temporal que azotó esa zona el miércoles pasado.

PIERDEN LA CHATADurante ese temporal el barco se vio en dificultades y en esas circunstancias se rompió el cabo del remolque, quedando la chata Josefina María a la deriva. Luchando en un mar embravecido y con un viento fortísimo, donde la visibilidad era casi nula, fracasaron todas las tentativas realizadas para establecer contacto con la chata y los tripulantes de esta. Imposible fue arrojarle un nuevo cabo.

BÚSQUEDA INFRUCTUOSACuando amainó el temporal en la mañana de ayer el Don Guillermo inició la búsqueda de la chata. Se la buscó infructuosamente, pero cuando en eso se estaba volvió a arreciar el mal tiempo y el Capitán Skeletti se vio obligado a buscar con su barco, que peligraba zozobrar, el abrigo del cabo Polonio.

VARA EN LA PLAYA DE LA CALAVERAEn las primeras horas de la noche volvió a ponerse bravo el mar y en esas circunstancias el Don Guillermo perdió el ancla. La situación se complicó de inmediato al descomponerse el motor del barco, por lo que este quedó a la deriva. Navegó un tiempo así a merced de las enormes olas que lo tuvieron en constante peligro de irse a pique […] Esa odisea finalizó en su parte más grave para la vida de los hombres que estaban a bordo cuando el Don Guillermo, llevado por la marea, fue a varar anoche en la playa de la Calavera, situada a tres kilómetros al este del cabo Polonio.1

[...]

—Para mí que no deben haber querido sacarlo —aventuró el Alemán—. Un amigo argentino, que viene todos los años a Aguas Dulces, me dijo que el barco transportaba armas. Y que no iba para Brasil, como se dijo, sino que aguardaba la oportunidad para desembarcar en la Argentina. Las armas eran para una revolución o algo así.

—Ahora que usted lo dice —recordó el Zorro—, a todos nos picaba la curiosidad que una de las bodegas estuviera siempre cerrada. Y sobre todo cuando lo dueños empezaron a venir de noche, haciéndonos salir a todos. El Toto y yo espiábamos desde los médanos, viendo cómo se encendían extrañas luces azules…

—Eso explicaría por qué nunca lo reflotaron. ¿Cómo justificar lo de las armas después de aquellos rumores? —comentó jocosamente J. Santos.

El aire estaba rancio por el humo del tabaco. El Valiza se levantó para preparar café.Había comenzado a clarear en el horizonte. Desde la pequeña ventana oval se dibujaba la ensenada

del Polonio y el contorno de la playa de la Calavera. [...]

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Juan antonio Varese: De naufragios y leyendas en las costas de Rocha. Aguilar, Montevideo, 2001. pp.155-160 (fragmento).

1 El Plata, 25 de abril de 1952.

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14 Reflexiones textuales

El diálogo y la crónica en el relatoA continuación analizaremos las diversas partes y recursos lingüísticos que componen

el texto, para llegar a una comprensión profunda de su temática.Este texto presenta dos secuencias discursivas, una dialógica y otra explicativa (cróni-

ca). El diálogo y la explicación presentan estructuras textuales y recursos lingüísticos particulares, ya que se generan a partir de situaciones comunicativas diversas. Sin embar-go, ambas secuencias discursivas están al servicio del mismo tema: la misteriosa carga del Don Guillermo.

El relato comienza con un diálogo, marcado por la presencia del signo de puntuación llamado raya (—), que señala las intervenciones de los personajes y encierra la voz del narrador:

1 Reflexiona:

a Teniendo en cuenta la forma de hablar de cada uno de los personajes, ¿puedes deducir cuáles son sus características socioculturales, a qué se dedican, quiénes son del lugar y quiénes no?

Además del diálogo, el texto presenta otra secuencia discursiva: una crónica perio-dística histórica, introducida por uno de los personajes, el profesor J. Santos. Esta nueva dimensión textual se intercala en el diálogo y aporta al relato nuevos matices. Se distin-gue en el texto porque cambia la presentación en página: caja más angosta, letra más chica, presencia de subtítulos.

Por otro lado, la nota al pie del texto advierte de la presencia de otro enunciador: el periodista responsable de la redacción del artículo de El Plata, del 25 de abril de 1952. Ese nuevo enunciador no emplea un registro de lengua coloquial. Desaparecen las mar-cas de oralidad propias de un diálogo («Como que desde el principio hasta el 85 u 86…»; «Ahora que usted lo dice…»), así como la función expresiva del lenguaje («¡Pensar que nunca le pagaron por la vigilancia…!»), que señala la implicación emotiva de los personajes en el relato.

En su lugar, aparece el predominio de la función referencial del lenguaje («El barco varado es el carguero Don Guillermo…», «En las primeras horas de la noche volvió a ponerse bravo el mar…») y el empleo de un registro explicativo, como puede apreciar-se por la objetividad en el discurso y por el uso de términos no coloquiales, como el cultismo fortísimo, en lugar del habitual fuertísimo.

—Lástima que no haya venido el Bonito —se lamentó el Valiza—. Nadie lo conoce tan bien.

voz del personaje voz del narrador voz del personaje

Inferir información en un texto es descubrir, a partir de pistas que el propio texto aporta, claves para interpretarlo. De ese modo se accede a una comprensión profunda del texto.

Como lo indica su mor-fema base, la palabra

cultismo deriva de culto. Refiere a la palabra

culta, generalmente de origen grecolatino, usada en la lengua

intelectual, literaria y científica.

cultismo

Espacio de la página lleno por la composición

impresa.

caja

sociedad tipográfica de montevideo

www.tipografia-montevideo.info

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Identifica:

La nueva dimensión introducida en el texto relata los pormenores del naufragio sobre el que dialogaban los personajes. Se obtiene un relato que incluye dos secuencias dis-cursivas: el diálogo (ficticio) y la crónica (real), que conforman una narración (de la cual se ha seleccionado un fragmento).

La combinación de secuencias discursivas es algo común en la producción de textos, ya que ellas están al servicio de las múltiples intenciones del enunciador, que las selec-ciona y organiza para lograr sus fines comunicativos. Se denomina emisor o enunciador al que transmite o enuncia el mensaje en el proceso comunicativo.

En conclusión, el autor (enunciador externo perteneciente al plano real) tiene como intención contar la historia del naufragio del Don Guillermo, hecho acontecido en la rea-lidad y sobre el cual se poseen documentos históricos, como la crónica que se incluye en el relato. Para contar ese suceso, el autor elige a un narrador que introduce las voces de los personajes (enunciadores internos ficticios) y decide que uno de esos personajes presente una crónica periodística tomada de la realidad.

Enunciadores textuales internos y externos:

Autor Narrador / personajes

Enunciador extratextual. Enunciador/es intratextual/es.

Perteneciente al plano de la realidad. Perteneciente/s al plano de la ficción.

Reflexiona:

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Las marcas gráficas que te ayudan a discriminar ambas secuencias discursivas; señálalas en el texto.

Las diversas intenciones comunicativas que presenta cada secuencia discursiva, y los recursos textuales y gramaticales que se emplean para plasmarlas.

Los distintos efectos que producen esos recursos empleados.

a

b

c

a

b

2

3

Las modalidades subjetiva u objetiva en el discurso se relacionan con la inclusión en el texto del yo (subjetiva) o su ausencia (objetiva). En otras palabras, cuando el enunciador expresa sus sentimientos, deseos y opiniones, la modalidad elegida para dar el mensaje en el texto será la

subjetiva, ya que estará manifestando su interioridad, se estará mostrando a sí mismo. De lo contrario, la modalidad será la objetiva.

¿Por qué contar los sucesos del relato mezclando un diálogo ficticio con una crónica real?

¿Qué le aporta al lector esta estructura textual?

Prueba a narrar (oralmente o por escrito) en tercera persona los sucesos de este fragmento. ¿Puedes ahora explicar las diferencias que surgen con respecto al texto original? Los efectos que se logran en el receptor ¿son los mismos? Justifica tus respuestas.