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Sensación térmica, pan y política. Por: Magda Hernández M. 03/07/2013 Hablar, en la Argentina, es un asunto serio. Una conversación, cualquier conversación, arranca con los maravillosos 17 grados y lo lindo que está el día en pleno invierno y termina, inevitablemente, en el mismo lugar. La palabra despierta emociones contenidas, diatribas que se rumian durante años y explotan sin aviso. Me han pedido que escriba sobre el precio del pan, sobre el acuerdo suscrito hace unos días entre el Centro de Industriales Panaderos de la ciudad de Buenos Aires (Cipba) y la Federación Argentina de la Industria Molinera con el apoyo del gobierno nacional, en cabeza del Secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Según este acuerdo, un tipo de pan -conocido como felipe- pasará de $20 a $10. Decido hablar del tema con quienes me cruzo en el camino y así comienza todo, porque hablar del pan también es un asunto serio. El pan es fundamental porque en últimas, si una persona es pobre, al menos puede comer pan... pan y agua - afirma Don Enrique, dueño de un lavadero sobre la calle Brasil, ubicado justo al lado de “La Nueva de San Telmo”, una panadería con más de 20 años de funcionamiento. Sus nueve metros cuadrados se ocupan con medialunas, vigilantes, masas secas, masas finas, tortas, pasteles y panes de miles de formas, tamaños y texturas que adornan las vitrinas y los mostradores de vidrio reluciente. Seis kilos de pan al mes, esa es la cantidad aproximada que consume en promedio un argentino. No resulta una cantidad despreciable si se compara con los dos kilos por mes que se consume en un país como Colombia. Aunque si es para establecer un ranking -y hay que decir que los argentinos aman los ranking- Chile se lleva la delantera en Latinoamérica con sus ocho kilos mensuales (y eso, tal vez, le podría doler a algún argentino) y Alemania ocupa el primer puesto con un consumo de 10 kilos mensuales por persona. A sus 67 años, Enrique, el dueño del lavadero, hace mucho que no consume pan. Dice que no es por el precio, sino porque se está cuidando. Las galletas sin sal con las que acompaña la cena no tienen el mismo sabor del pan “pero zafan”. A pesar de dietas y restricciones, el flujo de compradores de la panadería La Nueva se mantiene aunque ya no es el mismo que antes -afirma Marcela, encargada del local- se está poniendo difícil, en todas partes. Nosotros seguimos aumentando los precios porque la harina no tiene un precio fijo, fluctúa. Esta semana, esta panadería pagó la bolsa de harina del molino Las Cañuelas a $270. El pan felipe sigue al precio de siempre, $20. Marcela escuchó en las noticias sobre el acuerdo entre los molinos y los panaderos pero afirma que no ha recibido una notificación oficial en la que se indique que el precio de la bolsa de harina haya bajado. Así que seguimos con el pan al mismo precio, hasta que nos digan algo. Aunque uno ya no sabe, con esta ... todo el problema es por la segunda presidencia, no son buenas las reelecciones, fue lo mismo con Menen. Don Enrique -el dueño del lavadero- opina que con la situación actual sólo quedan dos opciones: o el gobierno sube los sueldos o implementa más subsidios. Pero finalmente la subida de sueldos aumenta la inflación porque, por ejemplo, si yo tuviera un empleado y le tuviera que aumentar el sueldo, voy a tener que subir el valor del valet o echar al empleado. Por suerte yo no tengo empleados, trabajo con mis dos hijos.

Sensación Térmica, Pan y Política

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Crónica periodística.

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Page 1: Sensación Térmica, Pan y Política

Sensación térmica, pan y política.Por: Magda Hernández M.03/07/2013

Hablar, en la Argentina, es un asunto serio. Una conversación, cualquier conversación, arranca con los maravillosos 17 grados y lo lindo que está el día en pleno invierno y termina, inevitablemente, en el mismo lugar. La palabra despierta emociones contenidas, diatribas que se rumian durante años y explotan sin aviso. Me han pedido que escriba sobre el precio del pan, sobre el acuerdo suscrito hace unos días entre el Centro de Industriales Panaderos de la ciudad de Buenos Aires (Cipba) y la Federación Argentina de la Industria Molinera con el apoyo del gobierno nacional, en cabeza del Secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Según este acuerdo, un tipo de pan -conocido como felipe-pasará de $20 a $10. Decido hablar del tema con quienes me cruzo en el camino y así comienza todo, porque hablar del pan también es un asunto serio.

El pan es fundamental porque en últimas, si una persona es pobre, al menos puede comer pan... pan y agua - afirma Don Enrique, dueño de un lavadero sobre la calle Brasil, ubicado justo al lado de “La Nueva de San Telmo”, una panadería con más de 20 años de funcionamiento. Sus nueve metros cuadrados se ocupan con medialunas, vigilantes, masas secas, masas finas, tortas, pasteles y panes de miles de formas, tamaños y texturas que adornan las vitrinas y los mostradores de vidrio reluciente.

Seis kilos de pan al mes, esa es la cantidad aproximada que consume en promedio un argentino. No resulta una cantidad despreciable si se compara con los dos kilos por mes que se consume en un país como Colombia. Aunque si es para establecer un ranking -y hay que decir que los argentinos aman los ranking- Chile se lleva la delantera en Latinoamérica con sus ocho kilos mensuales (y eso, tal vez, le podría doler a algún argentino) y Alemania ocupa el primer puesto con un consumo de 10 kilos mensuales por persona.

A sus 67 años, Enrique, el dueño del lavadero, hace mucho que no consume pan. Dice que no es por el precio, sino porque se está cuidando. Las galletas sin sal con las que acompaña la cena no tienen el mismo sabor del pan “pero zafan”.

A pesar de dietas y restricciones, el flujo de compradores de la panadería La Nueva se mantiene aunqueya no es el mismo que antes -afirma Marcela, encargada del local- se está poniendo difícil, en todas partes. Nosotros seguimos aumentando los precios porque la harina no tiene un precio fijo, fluctúa. Esta semana, esta panadería pagó la bolsa de harina del molino Las Cañuelas a $270. El pan felipe sigue al precio de siempre, $20.

Marcela escuchó en las noticias sobre el acuerdo entre los molinos y los panaderos pero afirma que no ha recibido una notificación oficial en la que se indique que el precio de la bolsa de harina haya bajado. Así que seguimos con el pan al mismo precio, hasta que nos digan algo. Aunque uno ya no sabe, con esta ... todo el problema es por la segunda presidencia, no son buenas las reelecciones, fue lo mismo con Menen.

Don Enrique -el dueño del lavadero- opina que con la situación actual sólo quedan dos opciones: o el gobierno sube los sueldos o implementa más subsidios. Pero finalmente la subida de sueldos aumenta la inflación porque, por ejemplo, si yo tuviera un empleado y le tuviera que aumentar el sueldo, voy a tener que subir el valor del valet o echar al empleado. Por suerte yo no tengo empleados, trabajo con mis dos hijos.

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En la panadería La mini -ubicada en diagonal a la nueva San Telmo, sobre la acera opuesta- nadie ha escuchado sobre ningún acuerdo, la harina sube y sube -como siempre- y las dificultades se multiplican. Sería imposible vender el pan a $10 con lo que tenemos que pagar por la harina, los sueldos -afirma la encargada del local-. Ya uno no sabe qué hacer, porque se pone cada vez más duro y con la inflación y el dólar y todo, uno ya no sabe, pero toca seguir.

Leandro Di Dominico está estacionado frente a la Mini. Conductor de taxi desde hace más de 25 años, se sabe de memoria casi todas las calles de la ciudad: algunas a veces uno se las olvida, porque suele hacer viajes a la misma zona y no las usa nunca. Leandro es un consumidor habitual de pan: para el asadito, para la carne al horno, para comer el tuco. Los ojos le brillan por el sabor del recuerdo mientras con una mano se toca su estómago abultado. Sonrisa cómplice. Al preguntarle por el precio del pan responde: está por la nubes, cada día menos por más, es como todo en este país, la inflación y el gobierno que no hace nada. Al comentario sobre el acuerdo, afirma: está bueno pero no es suficiente, tendrían que poner subsidios a otras cosas, a la leche para los chicos, al agua -pero no la de la canilla porque esa ya no se puede tomar, está contaminada-, al transporte, a la salud. Yo tengo 67 años y pago una obra social y cada vez que necesito una cita tengo que empezar a llamar y llamar y colaborame con esto, y eso que pago una de las caras. El gobierno tiene que meterse en la economía.Pero acá las cosas siempre son iguales, el que está bien es el de arriba, el que está bien va a estar bientoda la vida y el que está mal va a empeorar.

Mientras tanto, en su lavadero, Enrique me cuenta que tiene 8 máquinas de lavado y 6 secadores pero no todas funcionan. Hace diez años las usaba todas pero ahora sólo uso 3 de lavado y 4 de secado. Enel 2008, 2009 esto caminaba, llegabas, pero ahora aflojó y hay que ir achicando, achicando -dice-. Argentina era un país de ensueño, tiene unos lugares que son paradisiacos pero los gobernantes no nos han favorecido.

Y así -tras mandar a lavar mi ropa, comprar el pan, pasar por la verdulería- el panorama informe de un país se construye frente a mis ojos. Mientras tanto, el acuerdo sobre el pan firmado hace más de una semana y que debía empezar a implementarse desde el lunes pasado, aún no llega a mi barrio.