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Revista Diocesana Mensual Revista Diocesana Mensual San Juan de los Lagos, Jal. Septiembre de 2011 Nº 352 Septiembre: Mes de la Biblia Septiembre: Mes de la Biblia Septiembre: Mes de la Biblia Septiembre: Mes de la Biblia Septiembre: Mes de la Biblia Septiembre: Mes de la Biblia Septiembre: Mes de la Biblia Septiembre: Mes de la Biblia Septiembre: Mes de la Biblia Septiembre: Mes de la Biblia

Septiembre: Mes de la Biblia · La tarea de saber cuidar este tesoro que hemos recibido de la Palabra de Dios nos reta. Y nos reta porque nos sabemos frágiles, como esas vasijas

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Revista Diocesana MensualRevista Diocesana Mensual

San Juan de los Lagos, Jal. Septiembre de 2011 Nº 352

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Centro Diocesano de Pastoral

Morelos 34. A. P. 21Tel. (395) 785-0020 Fax. (395) 785-0171

Correo-E: [email protected]: [email protected]

47000 San Juan de los Lagos, Jal.

Responsable:

Vicaría de Pastoral bíblica

Diócesis de San Juan de los Lagos.

SUMARIO:Introducción ............................................................................. 1

TEMAS:

1. El Dios que habla ........................................................... 3

2. La respuesta del hombre al Dios que habla ................. 7

3. «La hermenéutica de la Sagrada Escrituraen la iglesia» ................................................................ 10

4. La Palabra de Dios y la iglesia .................................... 12

5. La liturgia lugar privilegiadode la Palabra de Dios .................................................. 15

6. La Palabra de Dios en la vida de la iglesia ................ 18

7. La misión de la iglesia:anunciar la Palabra de Dios al mundo ...................... 22

8. La Palabra ilumina mi actuar en el mundo ................ 25

9. La palabra de Dios y las culturas ................................ 29

10. Palabra de Dios y diálogo interreligioso .................... 32

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MES DE LA BIBLIA

Introducción

Todos nos damos cuenta que en un mundo tanacelerado y cambiante, la palabra ha sido reem-plazada por nuevos códigos y categorías virtualesy cibernéticas. La Iglesia en razón de esta reali-dad también le ha «entrado» a dialogar con elmundo virtual para la propagación del mensajeevangélico. Ha entrado en los diversos medioselectrónicos, a las redes sociales, ha entrado en elmundo de las comunicaciones con cierta fuerzaen algunos lugares y ámbitos.

Y si bien la Iglesia hace con estouna importante tarea, también havisto la necesidad de seguirreflexionando sobre la Pa-labra misma, pero no cual-quier palabra, sino la de Diosmismo que a través de lahistoria ha permanecidocomo un mensaje perenne yfirme que no caduca.

El Papa Benedicto XVIconvocó, por ello, a la Igle-sia a través del Sínodo delos obispos durante los días5 al 26 de octubre de 2008,para reflexionar en La Pa-labra de Dios en la vida y enla misión de la Iglesia.

Fruto de esta reflexiónsurgió esta Exhortación apostólica VerbumDomini, que, a decir del propio Papa BenedictoXVI, fue una experiencia de encuentro con Cris-to, Verbo del Padre, que está presente donde doso tres están reunidos en su nombre.

Con esta exhortación se cumple con agrado lapetición de los Padres sinodales de dar a conocera todo el Pueblo de Dios la riqueza surgida deesta reflexión, que bien vale la pena profundizaren ella, para renovar el amor a la Sagrada Escri-tura, y así siga siendo el motor que anime la vidade la Iglesia.

«La Palabra permanece para siempre», nosrecuerda Pedro. Esta Palabra, que permanecepara siempre, ha entrado en el tiempo. Dios hapronunciado su eterna Palabra de un modo huma-no; su Verbo «se hizo carne». Los padres sinodalesnos recuerdan que en una realidad de cambio, laPalabra que se ha encarnado sigue permanecien-do, porque en Cristo todo permanece.

Es necesario para los cristianos de todos lostiempos oír, ver, tocar y contem-

plar, al verbo de la Vida, por-que la vida misma se mani-

festó en Cristo. Y noso-tros llamados a la co-munión con Dios y en-tre nosotros, debemosser anunciadores de esedon. Por eso es una prio-ridad abrir de nuevo alhombre de hoy el acce-so a Dios, al Dios quehabla y nos comunicasu amor para que ten-gamos vida en abun-dancia (Cfr. Jn 10,10).

Por todos es conoci-do el gran impulso quela Constitución dogmá-tica Dei Verbum ha

dado para la revalorización de la Palabra de Diosen la vida de la Iglesia, a la reflexión sobre ladivina revelación y al estudio de la Sagrada Escri-tura.

Este Sínodo sobre la Palabra de Dios ha sidouna oportunidad para reflexionar en todo lo que elSeñor está realizando en el Pueblo de Dios y sehan compartido esperanzas y preocupaciones.Esto ayuda a entender que únicamente en el«nosotros» de la Iglesia, en la escucha y la acogi-da recíproca, podemos profundizar nuestra rela-ción con la Palabra de Dios.

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Se puede decir entonces que, hoy en la Iglesiahay un Pentecostés, es decir, que la Iglesia hablaen muchas lenguas; y esto no sólo en el sentidoexterior de que en ella están representadas todaslas grandes lenguas del mundo, sino sobre todo enun sentido más profundo: en ella están presenteslos múltiples modos de la experiencia de Dios ydel mundo, la riqueza de las culturas; sólo así semanifiesta la amplitud de la existencia humana y,a partir de ella, la amplitud de la Palabra de Dios.

Reflexionar en torno a la Palabra de Dios comoinstrumento de vida para la Iglesia, no ha depensarse como algo acabado, sino reconociendoque aún existen pueblos que desean recibir estapalabra en su propia lengua y cultura.

Finalmente, vale la pena recordar la figura delapóstol Pablo cuando reflexionamos sobre la Pa-labra de Dios en la vida y en la misión de laIglesia, que con su vida consagrada a anunciar lasalvación de Cristo a todas las gentes nos datestimonio eficaz de esta labor como cristianos,como hombres de Iglesia.

La tarea de saber cuidar este tesoro que hemosrecibido de la Palabra de Dios nos reta. Y nos retaporque nos sabemos frágiles, como esas vasijasde barro de las que habla el Evangelio.

Por ello es necesario que la aportación de estaexhortación en torno a la Palabra de Dios, se hagacada vez más accesible a la vida de cada uno delos hombres y mujeres que aman y buscan laverdad. No basta por tanto sólo reflexionar en loscírculos jerárquicos de la Iglesia o círculos acadé-micos eclesiales, sino que las comunidades sevayan poco a poco empapando de ello.

Y si bien es sabido que los cristianos aman yvaloran la Palabra de Dios, muchos no la cono-cen del todo y poco profundizan en ella. Paracomprobar esto basta preguntar en algunos ho-gares, y más aún, basta ir y escuchar las homilíasde algunos sacerdotes que hablan de todo, me-nos de la Palabra de Dios, y muchas vecesporque se acercan poco o nada a ella. De esto noestamos exentos nadie, y por ello el reto y lanecesidad de acercarnos a la Palabra cada vezes más urgente.

Es urgente actuar. Es urgente escuchar la Pala-bra, conocerla, amarla, transmitirla y vivirla ennuestras comunidades, en nuestra Iglesia, porquecomo ya sabemos, esta Palabra que se nos hatransmitido es el alma que mueve a la Iglesia deCristo, que es la Palabra encarnada.

Promover los círculos de reflexión en las pa-rroquias, la lectura de la Biblia en los hogares, laenseñanza de la Palabra de Dios en los colegios yescuelas de inspiración católica, el fortalecimientode las cátedras de Sagrada Escritura del semina-rio y escuelas de este tipo, son algunas accionesque propiciarán una mayor valoración de la Pala-bra de Dios; pero ante todo y sobre todo, lavivencia auténtica de esa Palabra que permanece,y que más aún se ha encarnado y se ha quedadoentre nosotros.

Señor Dios del amor ayúdanos a seguir disfru-tando más de tu misterio, y que como aquel que«vio y creyó», nosotros también reclinemos lacabeza sobre el pecho de Cristo, del que brotaronsangre y agua, símbolo de los sacramentos de laIglesia; y siguiendo el ejemplo del apóstol Juan yde otros autores inspirados, nos dejemos guiar porel Espíritu Santo para amar cada vez más la Palabrade Dios. Por Jesucristo nuestro Señor, amén.

Es por eso que la vocalía de Biblia ofrece dieztemas de reflexión en torno a la exhortaciónapostólica Verbum Domini para que en este mesde la Biblia se profundice en el lugar privilegiadoque ha de tener la Palabra de Dios en la vida delcristiano. Que los cristianos nos enamoremos deesa Palabra Divina para que ella oriente y guíenuestros pasos en el camino de la vida al encuen-tro del Padre Celestial.

Palabra eterna de Dios que permaneces fiel yconstante en nuestras vidas, alienta y anima nues-tra vida de cada día para que en el encuentrodiario de la Palabra descubramos tu presencia enmedio del mundo y de los hermanos. Ilumínanoscon tu luz esplendorosa para que conociéndote yamándote, logremos ser testigos auténticos queencarnemos con nuestra vida tu Palabra de amory de verdad en todos los ámbitos de nuestra vida.

Vocalía de Biblia

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MES DE LA BIBLIA

Objetivo:

Profundizar en la grandeza de la Revelaciónque hace Dios sobre sí mismo, de ser un Diosque quiere la salvación de todos los hom-bres.

Oración Inicial:(Se sugiere entronizar la Biblia)

¡Oh Señor!, tú has creado todas las cosas. Tú leshas dado su ser y las has puesto en equilibrioy armonía. Están llenas de tu misterio, quetoca el corazón si es piadoso.

También a nosotros, ¡ohSeñor!, nos has lla-mado a la existenciay nos has puesto en-tre ti y las cosas. Se-gún tu modelo noshas creado y nos hasdado parte de tu so-beranía. Tú has pues-to en nuestras ma-nos tu mundo, paraque nos sirva y com-pletemos en él tuobra. Pero hemos deestarte sometidos, ynuestro dominio seconvierte en rebelión y robo

si no nos inclinamos ante ti, el único que llevasla corona eterna y eres Señor por derechopropio.

Maravillosa, ¡oh Dios!, es tu generosidad. Tú nohas temido por tu soberanía al crear seres conpoder sobre ellos mismos y al confiar tuvoluntad a su libertad. ¡Grande y verdaderoRey eres tú! Tú has puesto en mis manos elhonor de tu voluntad. Cada palabra de turevelación dice que me respetas y te confías amí, me das dignidad y responsabilidad.

Concédeme la santa mayoría de edad, que escapaz de aceptar la ley que tú guardas y deasumir la responsabilidad que tú me transfie-res. Ten despierto mi corazón para que estéante ti en todo momento, y haz que mi actua-ción se convierta en ese dominio y esa obe-diencia a que tú me has llamado. Amén.

Romano Guardini

VER.VER.VER.VER.VER.Dios a lo largo de la historia se ha comunicado

al hombre de alguna manera o de otra para comu-nicarle su plan de salva-ción. En nuestros díasparece que la voz de Diosha dejado de sonar, pues-to que el comportamien-to del mundo ha cambia-do drásticamente, y encierta forma, daría laimpresión de que Diosse ha ausentado del mun-do, pero sabemos que noes así puesto que Diossiempre ha permanecidofiel a su promesa y semantiene junto del ser

humano.El ser humano se ha caracterizado por buscar

el poder, el tener y el placer en lo material,tratando de encontrar refugio y sentirse cómodo,pensando que esto lo conducirá a la felicidadeterna, pero nos damos cuenta de que la felicidadque proporcionan las cosas materiales es momen-tánea. Y esto, en cierta manera, ha provocado queel hombre se aleje de Dios, que Dios pase aúnsegundo término, a un lugar donde solo se acudaa él cuando se encuentre envuelto en algunadificultad, en una situación difícil.

TEMA 1TEMA 1TEMA 1TEMA 1TEMA 1

EL DIOS QUE HABLA

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El pecado ha corroído al ser humano, parecieraque el hombre y el mal es uno mismo, puesto queconstantemente vemos cómo el mal se ha idoencarnado en el ser humano, y esto ha provocadouna cultura de consumismo, de violencia, deindiferencia, de guerra, del mal uso de la tecnolo-gía, y esto poco a poco va llevando al mismo serhumano a la miseria.

Pero a pesar de que nos encontramos conpersonas que provocan sufrimiento, mal, en nues-tras vidas, encontramos también dentro de nues-tras sociedades a personas que siempre se hanmantenido atentos a la Voz de Dios y han respon-dido haciendo el bien, de tal manera que se notaen su estilo de vida que Dios está vivo y que estápresente entre nosotros y en cada uno de nosotros.

PENSARPENSARPENSARPENSARPENSARLa novedad de la revelación bíblica consiste

en que Dios se da a conocer en el diálogo quedesea tener con nosotros. El Verbo de Dios, porquien «se hizo todo» (Jn 1,3) y que se «hizocarne» (Jn 1,14), es el mismo que existía «inprincipio» (Jn 1,1).

El Prólogo de Juan nos sitúa ante el hecho deque el Logos existe realmente desde siempre yque, desde siempre, él mismo es Dios. Así pues,no ha habido nunca en Dios un tiempo en el queno existiera el Logos. El Verbo ya existía antes dela creación. Por tanto, en el corazón de la vidadivina está la comunión, el don absoluto. «Dios esamor» (1 Jn 4,16). Dios se nos da a conocer comomisterio de amor infinito en el que el Padreexpresa desde la eternidad su Palabra en el Espí-ritu Santo. Por eso, el Verbo, que desde el princi-pio está junto a Dios y es Dios, nos revela almismo Dios en el diálogo de amor de las Personasdivinas y nos invita a participar en él. Así pues,creados a imagen y semejanza de Dios amor, sólopodemos comprendernos a nosotros mismos en laacogida del Verbo y en la docilidad a la obra delEspíritu Santo.

En el centro de la revelación divina está elevento de Cristo pero hay que reconocer tambiénque la misma creación forma parte esencialmente

de esta sinfonía a varias voces en que se expresael único Verbo. De modo semejante, confesamosque Dios ha comunicado su Palabra en la historiade la salvación, ha dejado oír su voz; con lapotencia de su Espíritu, «habló por los profetas».La Palabra divina, por tanto, se expresa a lo largode toda la historia de la salvación, y llega a suplenitud en el misterio de la encarnación, muertey resurrección del Hijo de Dios. Además, lapalabra predicada por los apóstoles, obedeciendoal mandato de Jesús resucitado: «Id al mundoentero y proclamad el Evangelio a toda la crea-ción» (Mc 16,15), es Palabra de Dios.

La Palabra de Dios se transmite en la Tradi-ción viva de la Iglesia. La Sagrada Escritura, elAntiguo y el Nuevo Testamento, es la Palabra deDios atestiguada y divinamente inspirada. Todoesto nos ayuda a entender por qué en la Iglesia sevenera tanto la Sagrada Escritura, aunque la fecristiana no es una «religión del Libro»: el cristia-nismo es la «religión de la Palabra de Dios», no de«una palabra escrita y muda, sino del Verboencarnado y vivo». Por consiguiente, la Escrituraha de ser proclamada, escuchada, leída, acogiday vivida como Palabra de Dios, en el seno de laTradición apostólica, de la que no se puede sepa-rar.

La creación es el lugar en el que se desarrollala historia de amor entre Dios y su criatura; portanto, la salvación del hombre es el motivo detodo. La contemplación del cosmos desde laperspectiva de la historia de la salvación nos llevaa descubrir la posición única y singular que ocupael hombre en la creación: «Y creó Dios al hombrea su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre ymujer los creó» (Gn 1,27). Esto nos permitereconocer plenamente los dones preciosos recibi-dos del Creador: el valor del propio cuerpo, el donde la razón, la libertad y la conciencia.

Todo ser humano que llega al uso de razón y ala responsabilidad experimenta una llamada inte-rior a hacer el bien y, por tanto, a evitar el mal. Laescucha de la Palabra de Dios nos lleva sobre todoa valorar la exigencia de vivir de acuerdo con estaley «escrita en el corazón» (cf. Rm 2,15; 7,23). Acontinuación, Jesucristo dio a los hombres la Ley

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nueva, la Ley del Evangelio, que asume y realizade modo eminente la ley natural, liberándonos dela ley del pecado y da a los hombres, mediante lagracia, la participación a la vida divina y lacapacidad de superar el egoísmo.

Hoy, en que muchas cosas en las que se confíapara construir la vida, en las que se siente latentación de poner la propia esperanza, se de-muestran efímeras hay necesidad de construir lapropia vida sobre cimientos sólidos, que perma-nezcan incluso cuando las certezas humanas sedebilitan.

La misión de Jesús se cumple finalmente en elmisterio pascual: aquí nosencontramos ante el«Mensaje de la cruz» (1Co 1,18). El Verbo en-mudece, se hace silenciomortal, porque se ha «di-cho» hasta quedar sinpalabras, al haber habla-do todo lo que tenía quecomunicar, sin guardar-se nada para sí. Aquí senos ha comunicado elamor «más grande», elque da la vida por susamigos (cf. Jn 15,13).

En este gran misterio, Jesús se manifiestacomo la Palabra de la Nueva y Eterna Alianza:Los cristianos han sido conscientes desde el co-mienzo de que, en Cristo, la Palabra de Dios estápresente como Persona. La Palabra de Dios es laluz verdadera que necesita el hombre. Sí, en laresurrección, el Hijo de Dios surge como luz delmundo. Ahora, viviendo con él y por él, podemosvivir en la luz.

La Iglesia expresa su conciencia de que Jesu-cristo es la Palabra definitiva de Dios; él es «elprimero y el último» (Ap 1,17). Él ha dado susentido definitivo a la creación y a la historia; poreso, estamos llamados a vivir el tiempo, a habitarla creación de Dios dentro de este ritmo escatoló-gico de la Palabra; «la economía cristiana, por serla alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hayque esperar otra revelación pública antes de la

gloriosa manifestación de Jesucristo nuestro Se-ñor (cf. 1 Tm 6,14; Tt 2,13)».

La Tradición viva es esencial para que laIglesia vaya creciendo con el tiempo en la com-prensión de la verdad revelada en las Escrituras;en efecto, «la misma Tradición da a conocer a laIglesia el canon de los libros sagrados y hace quelos comprenda cada vez mejor y los mantengasiempre activos».

ACTUARACTUARACTUARACTUARACTUAR Necesitamos abrir nuestro corazón a Dios, para

poder descubrir cuál esnuestra misión como bau-tizados dentro de nuestracomunidad parroquial, espor ello que debemos per-manecer atentos a losacontecimientos que vi-vimos, es decir, a los sig-nos de los tiempos, paraalcanzar a percatar la vozde Dios en un mundo atur-dido, sin sentido y sinrumbo.

Sabemos de ante manoque Jesucristo sigue ac-

tuando, a través de la evangelización, en la Iglesiapor el Espíritu Santo en comunión con el Padre, yde esta manera debe ser nuestra misión, nuestramanera de atender a la voz de Dios, siempreviviendo en comunión con Dios y con la Iglesia.

Uno de nuestros compromisos, como miem-bros de la Iglesia tenemos la misión de anunciarel evangelio, de llevar el mensaje de salvación alos que nos rodean, para que ellos al igual quenosotros logren escuchar lo que Dios les pide y deesta manera logremos dar vida a lo que el mismoDios nos llama.

Aunque no basta con predicar, sino que esnecesario acompañar la predicación con el testi-monio de vida, que es algo fundamental en la vidade todo cristiano, el ser coherentes con nuestra fey actuar, nunca es tarde para emprender el caminode la salvación sabiendo que Dios siempre está

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con nosotros. Es por ello que debemos unirnos ala Iglesia para dar testimonio de Jesucristo, asu-miendo posiciones valientes y proféticas.

Oración final:Si quieres conocer a Dios, debes poner tus pies

en los pasos de los grandes orantes de laBiblia a los que él se ha revelado. Contemplahoy la escena de la zarza ardiendo (Ex. 3,1-6):

Moisés era pastor del rebaño de Jetró su suegro,sacerdote de Madián. Una vez llevó las ovejasmás allá del desierto; y llegó hasta Horeb, lamontaña de Dios. El Ángel de Yavé se leapareció en forma de llama de fuego, enmedio de una zarza. Vio que la zarza estabaardiendo, pero que no se consumía. Dijo puesMoisés: «Voy a contemplar este extraño caso:por qué no se consume la zarza». Cuando vioYavé que Moisés se acercaba para mirar, lellamó de en medio de la zarza diciendo:«¡Moisés, Moisés!» El respondió: «Héme aquí».Le dijo: «No te acerques aquí; quita las sanda-lias de tus pies porque el lugar en que estás estierra sagrada». Y añadió: «Yo soy el Dios de tupadre Abraham, el Dios de Isaac y el Dios deJacob». Moisés se cubrió el rostro, porquetemía ver a Dios

Con Moisés, descálzate para conocer a Dios y élse te revelará como un fuego devorador.

En primer lugar, mira cómo Moisés se adentraen el desierto; siempre es en un «más allá»como se llega a la montaña de Dios. Peroaún allá, Moisés debe cambiar de plan yconvertirse. Se adelanta para observar esteespectáculo extraño y ver por qué la zarzano se consume. Moisés es curioso, es atraí-do por lo sensacional y quiere dar la vueltaa la pregunta de Dios: «Moisés se acercabapara mirar» (Ex 3, 4).

Trata de comprender desde fuera el «por qué» deDios por medio de consideraciones raciona-les. No puedes acercarte a Dios como uncurioso pues él no se deja encerrar en propó-sitos humanos. El está siempre más allá de tusideas y es irreductible a tus posturas. Dios noes un problema que hay que resolver sino unmisterio que hay que descubrir. Una personano se deja captar por un estudio psicológico,

se te escapa cuando quieres resumiría oexplicarla. Dios es el incognoscible, el inexpli-cable.

Por eso Dios va a tomar la iniciativa del encuen-tro llamando a Moisés por su nombre. Laúnica actitud ante Dios es decirle: «Hémeaquí». Es un acto de disponibilidad, de humil-dad, de pobreza y de consentimiento. Yavépide a Moisés que se descalce, es decir, querenuncie a todas sus seguridades, sus protec-ciones y sus ideas sobre él. Yavé es el tresveces Santo que se revela en un diálogo delibertad y de adoración.

Conocer a Dios, es reconocer que está ahí,irreductible a tus ideas y que se revela cuandoquiere y a quien quiere. En la oración, rechazatoda representación inmediata de Dios. Estássiempre bajo el régimen de la fe y no de laclara visión. San Pablo dirá que «el misterio deDios sobrepasa todo conocimiento». Tú cap-tas lo absoluto de Dios «como en un espejo»,como un enigma, añade precisando más (1Cor 13, 12).

No trates de adelantarte hacia Dios para inventa-riarle. Deja de tratarle como a un objeto einvócale como a un sujeto libre. El primergesto que ´te llevará a este resultado es elgesto de bajar las manos o de descalzarte. Elmomento decisivo en que comienza el verda-dero encuentro con Dios no está en el movi-miento que tú haces hacia él, sino en elmovimiento de retroceso, de humildad en elque tú te difuminas ante él. Dios no es un paísconquistado sino una tierra santa que debespisar con los pies desnudos.

Cuando has aceptado el dejar de tener ideassobre el tema, Dios mismo se revela. Y aúnentonces, no llegarás a traducir esta expe-riencia en términos claros y precisos. Yavé serevela a ti, como a Moisés, como fuego, esdecir como algo que tú no puedes tomar niretener en tus manos. Se da como un fuegodevorador. El fuego es una materia fascinantey extraña, ilumina y transforma en él todo loque toca. Cuando san Juan de la Cruz evocarálas más altas cimas de la unión con Dios,utilizará la comparación de la zarza consumi-da por el fuego.

(Momento de oración personal)

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Objetivo:

Descubrir la manera en cómo el hombre hade dar respuesta a la revelación Divina:actitud de escucha y de diálogo.

Oración Inicial:

Padre Providente, que siempre acompañas decerca a tus hijos y nunca los desamparas, tepedimos nos ha-gas sentir tu pre-sencia viva entrenosotros, para queexperimentandoesa fuerza poda-mos salir al en-cuentro de tu Pa-labra que hoy sedirige a nosotrospara conducirnosy enriquecernoscon una multitudde dones y, sepa-mos así transfor-mar nuestro entor-no con tu Presencia.

VERVERVERVERVERVivimos una etapa de novedad y de grandes

cambios en todos los niveles y sectores; donde elhombre parece ir cada día al encuentro de nuevosavances científicos y grandes descubrimientosque generan un bienestar y progreso en muchasdimensiones. Sin embargo, constatamos tambiénque ante esta riqueza, se descubre una soledad derelaciones que cada vez se ha marcado más,lejanía entre los hombres y Dios, entre el hombrey los hermanos, entre la humanidad y su entorno.

El hombre se ve cada vez envuelto en dificul-tades, pecados, problemas y de nuevos retos plan-teados por la misma ciencia. Se descubre necesi-tado y a su vez, desconcertado por no saber adónde acudir. Escucha de la propuesta de Diosmediante su Palabra, pero muchas veces no sabecómo acudir a ella, no descubre momentánea-mente su riqueza, u otras veces se le dificulta vercon claridad la certeza de esta palabra. En nuestra

época se ha difundidolamentablemente, laidea de que Dios esextraño a la vida y a losproblemas del hombre,llegando incluso a ver-se como una amenazapara la autonomía.

Y a todo ello Dioshabla y viene al en-cuentro del hombre dediversos modos, dán-dose a conocer en eldiálogo. Es en esta pre-sencia donde el hom-

bre entra en relación con Dios y llega a descubriruna cercanía tan estrecha que le sobrepasa enayuda y favores.

Esta relación entre Dios que llama con suPalabra y el hombre que responde, no se trata deuna relación al mismo nivel, sino puro don deDios, mediante el cual nos ofrece su amor, supe-rando toda distancia, convirtiéndonos así en susíntimos compañeros. Es de este modo dondetambién muchos hombres han descubierto uncamino seguro para recorrer, han descubierto enla Palabra a un Dios vivo que está en estrecharelación con el hombre, en cada momento y antecada dificultad

TEMA 2TEMA 2TEMA 2TEMA 2TEMA 2

LA RESPUESTA DEL HOMBREAL DIOS QUE HABLA

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PENSARPENSARPENSARPENSARPENSAR Toda la economía de la salvación nos muestra

que Dios habla e interviene en la historia a favordel hombre y de su salvación integral. Por suPalabra nos introduce a cada uno en un coloquiocon el Señor: es el Dios que habla y nos enseñacómo podemos hablar con él.Así toda la existencia delhombre se convierte en undiálogo con Dios que habla yescucha, que llama y muevenuestra vida. La presencia deJesús entre nosotros se ha pre-sentado y revelado precisa-mente como Aquel que havenido para que tengamosvida en abundancia (cf. Jn10,10).

De esta manera cada hom-bre se presenta como el desti-natario de la Palabra, interpe-lado y llamado a entrar en ese diálogo de amormediante su respuesta libre. Dios nos ha hechocapaces de escuchar y responder. Por ello, acu-diendo a diario al encuentro de esta Palabra, escomo se ha llegado a ver que Dios no quitanuestros problemas o nos retira de ellos, sino quenos ayuda a enfrentarlos y tomar de ellos fuerzay vigor para nuestro camino.

El hombre ha sido creado en la Palabra y viveen ella, no se entiende a sí mismo si no se abre aeste diálogo. Es en este diálogo donde nos com-prendemos a nosotros mismos y encontramosrespuestas a las cuestiones más profundas queanidan en nuestro interior. Muchos hombres hanvivido esta riqueza, pero existen muchos queestán a la espera de poder descubrir esta granbondad. La palabra de Dios revela la naturalezafilial y relacional de nuestra vida. Estamos verda-deramente llamados por gracia a conformarnoscon Cristo, el Hijo del Padre, y a ser trasformadosen Él.

La Palabra desvela también el pecado quehabita en el corazón del hombre. Descrito comoun no prestar oído a la Palabra, como ruptura de

la Alianza y, por tanto, como al cerrazón frente aDios que llama a la comunión con él. Es aquídonde se descubren los males del hombre, esdecir en la falta de escucha de la Palabra, no sóloprestando oído, sino sobre todo haciendo unacorrespondencia mutua a esta palabra.

No han faltado en nuestra Iglesia grandestestigos que nosmuestran la efica-cia de este camino,a lo largo de la his-toria descubrimoscomo hombres ymujeres, han hechode la Palabra un iti-nerario eficaz derealización y pleni-tud. Como comu-nidad eclesial en-contramos en Ma-ría Virgen, la reci-procidad a la Pala-bra, que con su sí

ha cumplido perfectamente la vocación divina ala que estamos llamados todos. Encontramos enella la figura perfecta de obediencia a la Palabra.

ACTUARACTUARACTUARACTUARACTUARAnte todo ello, se abre ante nosotros todo un

camino por recorrer, la Palabra no permaneceestática, sino que moviliza al hombre al encuen-tro de Dios y los hermanos, donde se manifiestaen formas y virtudes que van desarrollando lacapacidad de diálogo y encuentro. Es decisivodesde el punto de vista pastoral mostrar la capa-cidad que tiene la Palabra de Dios para dialogarcon los problemas que el hombre ha de afrontar enla vida cotidiana.

Debemos hacer cualquier esfuerzo para mos-trar la Palabra de Dios como una apertura a lospropios problemas, una respuesta a nuestrosinterrogantes, un ensanchamiento de los propiosvalores y, a la vez, como una satisfacción de laspropias aspiraciones. La pastoral de la Iglesiadebe saber mostrar que Dios escucha la necesidaddel hombre y su clamor.

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MES DE LA BIBLIA

Cuando Dios se revela, el hombre tiene quesometerse con la fe. Esta es la respuesta delhombre que desde su libertad sale también a eseencuentro con Dios. Por ello, la respuesta propiadel hombre al Dios que habla es la fe. Cristo estápresente ahora en la historia, en su cuerpo que esla Iglesia; por eso, nuestro acto de fe es al mismotiempo un acto personal y eclesial. Esta experien-cia es la que a diario buscamos hacer, no posee-mos de forma definitiva a Dios como propiedad uobjeto, sino que hemos de salir a su encuentropersonal cada día, ya que la novedad traída en suPalabra es inagotable.

Por otra parte, es necesario educar a los fielespara que reconozcan la raíz del pecado en lanegativa a escuchar la Palabra del Señor, y queacojan en Jesús, el perdón que nos abre a lasalvación. De igual modo ayudar a los fieles adescubrir de una manera más perfecta el vínculoentre María y la escucha creyente de la PalabraDivina, que desde su libertad ha cooperado demodo decisivo en la entrada del Eterno en eltiempo. Ella es símbolo de la apertura a Dios y alos demás, convirtiendo la Palabra en una formade vida. Y todo lo que ella vivió puede prolongar-se en cada uno de nosotros, haciendo presente aCristo entre los hermanos. Como María estamos llamados a recibir por la

Palabra a Jesús que busca encarnarse primera-mente en cadauno de nosotros,habitar en nues-tra presenciam o d e l a n d onuestro interior através del servi-cio generoso ydesinteresado,con actitud de

apertura y de silencio. Y que desea tambiéndarse a conocer a los demás en las palabras, ysobre todo en la coherencia de vida que asu-miendo las dificultades del mundo presente serevela como comunidad en estrecha relacióncon un Dios que ha querido hacerse humanidadpara salvar, amar y hacerse comunión.

Oración Final:Haz Señor, que nos sintamos amados por ti y

llamados a tu servicio, vistos, conocidos por ti,que eres el Presente, y podamos descubrir asíel valor único de nuestra vida en medio de losproblemas.

Danos un corazón humilde, abierto y disponible,para poder encontrarte y permitir que nosmarques con tu sello divino, que es como unaherida profunda, como un dolor y una alegríasin nombre: la certeza de estar hechos para ti,de pertenecerte y de no poder desear otracosa que la comunión de vida contigo, nuestroúnico Señor.

A ti queremos acercarnos en este día, con lospies desnudos de la esperanza, para tocartecon la mano vacía de nuestra pobreza, paramirarte con los ojos puros del amor y escu-charte con los oídos abiertos de la fe. Ymientras, angustiados, vamos hacia ti, invoca-mos tu nombre, que resuena como música ycomo canto en lo más íntimo de nuestro

corazón, donde elEspíritu Santo,con gemidos in-efables, lloranuestro dolor ycon dulzura y vi-gor nos envía porlos caminos delamor. Así sea.

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Objetivo:

Descubrir los caminos que nos pueden ayu-dar a llegar a una mejor comprensión delmensaje de salvación contenido en la Sagra-da Escritura.

Oración de amor a la palabra de DiosQuiero, Señor, hacer de tu Palabra un camino

para mi vida.Quiero encontrarte en ella, Se-

ñor, Dios mío.Quiero ser discípulo tuyo y po-

nerme a tu escucha cada día.Abre mis ojos y mis oídos, Señor,

a tu Palabra.Fortaléceme con la fuerza de tu

Palabra;Conviérteme con la Luz de tu

Palabra;Límpiame con la pureza que Tu

Palabra trae a mi interior;Condúceme con la sabiduría de Tu Palabra;Enséñame con la Verdad de Tu Palabra;Consuélame con la Alegría de Tu Palabra;Vivifícame con la Vida Nueva de Tu Palabra;Sosténme con la firmeza de Roca de Tu Palabra.

VERVERVERVERVEREn nuestras comunidades eclesiales el único

contacto que hay entre los fieles y la SagradaEscritura es el que se da en las celebracioneseucarísticas o de algún otro sacramento. Sonpocos los casos de personas que están constante-mente acudiendo a la Palabra de Dios en sushogares. Por una parte esto podría ser positivo, yaque así se asegura que la escucha e interpretaciónde la Palabra siempre se da en un ambienteeclesial. Sin embargo esta manera de actuar limi-

ta bastante el crecimiento espiritual de las perso-nas, ya que es muy pobre la familiaridad con lostextos sagrados.

No obstante un aspecto positivo es que se havigorizado en los últimos años la práctica pastoraly espiritual de la Lectio Divina, esta herramientaha fomentado en los grupos eclesiales el conoci-miento y el gusto por la Palabra de Dios. Esto se ha

logrado en gran parte, porque ya existe la con-ciencia, en la diócesis, de dar una proyecciónpastoral a los estudios bíblicos que iluminen yfomenten la espiritualidad bíblica en el pueblode Dios, se ha dejado de lado el estudio rigurosoy estéril de los textos bíblicos y se ha apostadopor una hermenéutica más eclesial.

Actualmente ha existido el riesgo de recu-rrir a una hermenéutica secularizada que buscadar una respuesta racional y positivista a todoslos hechos que se narran en la Biblia, todo loquiere cimentar en el plano humano, excluyen-do así el elemento divino. No se deja lugar a la

presencia de Dios en la historia. Este modo deacercarse a la Biblia es muy propio de la época enla que vivimos en la cual sólo lo comprobable, lomedible, la sensible es digno de crédito. Tambiénhay quienes sólo ven en la Sagrada Escrituranarraciones de hechos pasados, convirtiendo asía la Biblia en un libro más de historia antigua.Acercarse a Ella se convierte en purahistoriografía, en historia de la literatura, vol-viéndose así imposible que el mensaje de laPalabra toque el Espíritu de aquel que lee suspáginas. Por otra parte ahí quienes prefieren noacercarse a la Palabra de Dios por temor a noentender o malinterpretar aquellas páginas «os-curas» y difíciles sobretodo del Antiguo Testa-mento que narran situaciones de violencia einmoralidades. Carecer de la formación bíblicaadecuada favorece el poco acercamiento a la

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«LA HERMENÉUTICA DE LA SAGRADAESCRITURA EN LA IGLESIA»

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palabra de Dios o la confusión en aquellos queleen ciertos pasajes bíblicos.

PENSARPENSARPENSARPENSARPENSARAcercarnos a la Palabra de Dios, debe ser ante

todo un acto de fe. Sin la fe, falta la clave deacceso al texto sagrado. Tratar de penetrar en eltexto con las solas herramientas de las cienciashumanas es como diseccionar con un bisturí lapalabra de Dios, con la frialdad y rigor de méto-dos racionales, quedando al final vacíos, porquela Revelación del mensaje que se plasma en laEscritura no cabe en los esquemas cientificistas.Son necesarios estos métodos, pero nunca debendesplazar la fe a un segundo plano, fe y razóndeben conjugarse también en el estudio y lalectura de la Biblia.

El lugar originario de la interpretaciónescriturística es la vida de la Iglesia. La comunidadeclesial es la que ayuda a entender el mensaje y elsentido de la Palabra de Dios. La intensidad de unaauténtica experiencia eclesial acrecienta sin duda lainteligencia de la fe verdadera respecto a la Palabrade Dios. En la comunión con los demás miembros dela Iglesia los textos bíblicos puedan brindar más luza la vivencia personal de la fe, porque la palabra deDios se manifiesta con el mismo mensaje pero demanera distinta en cada persona, y al compartir, estaexperiencia se vuelve más rica.

Sin embargo hay que tener presente que ningu-na predicción de la Escritura está a merced deinterpretaciones personales. Ya la historia nos haenseñado que correr este riesgo puede llevar agraves errores que terminan por lastimar la uni-dad de la Iglesia. Para hacer la interpretación másadecuada de la Escritura, contamos con la Tradi-ción, el Magisterio, los estudios teológicos y eltestimonio de los Santos. Todo esto nos ayudapara conocer y desentrañar el mensaje de Dios enla Biblia y nos protege contra el error y la confu-sión ante los textos sagrados.

En el trabajo de interpretación, los exegetascatólicos no deben olvidar nunca que lo queinterpretan es la Palabra de Dios. La meta de sutrabajo se alcanza cuando aclaran el significadodel texto bíblico como Palabra actual de Dios.

Reconocer que la palabra de Dios está viva yse dirige a cada uno en el momento presente denuestra vida. Esa será la meta para todo aquel quese acerca al texto bíblico, ya sea de manerapersonal, en la oración o para enseñarla a losdemás. Y en todo tiempo saber que no se es fiel ala intención de los textos bíblicos, sino cuando seprocura encontrar, en el corazón de su formula-ción, la realidad de la fe que expresan, y se enlazaésta a la experiencia creyente de nuestro mundo.

Nunca se debe olvidar el elemento cristológicode la Sagrada Escritura, a final de cuentas esCristo quien nos dará el Espíritu de libertad quenos hará trascender la letra, pasar de lo literal alEspíritu, de la visión personal al mensaje de laverdad. Para san Agustín, el trascender la letra leha hecho creíble la letra misma y le ha permitidoencontrar finalmente la respuesta a las profundasinquietudes de su espíritu, sediento de verdad.

La Palabra de Dios que interpela nuestra viday la llama constantemente a la conversión es unasola, según Hugo de San Víctor: «Toda la divinaEscritura es un solo libro y este libro es Cristo,porque toda le Escritura habla de Cristo y secumple en Cristo». Esta es una guía segura paranosotros aún en nuestros tiempos, para no perderde vista lo que la Biblia debe significar para aquelque quiere tener un contacto con ella.

Las Sagradas Escrituras son principio de uni-dad, en el diálogo ecuménico éstas son un instru-mento precioso en la mano poderosa de Dios paralograr la unidad que el Salvador nuestra a todoslos hombres. Además la Palabra de Dios es fuentede santidad, hay una relación intrínseca entre laEscritura y los santos, la interpretación más pro-funda de la escritura proviene de los que se handejado plasmar por la Palabra de Dios a través dela escucha, la lectura y la meditación asidua.

No es casualidad que las grandesespiritualidades que han marcado la historia de laIglesia hayan surgido de una explícita referenciaa la Escritura (San Antonio, Abad, san Francisco,santa Teresa de Jesús, san Ignacio de Loyola,santo Domingo de Guzmán, santa Teresa delNiño Jesús, san Juan Bosco, santa TeresaBenedicta de la Cruz).

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ACTUAR:ACTUAR:ACTUAR:ACTUAR:ACTUAR:- En la utilización de los métodos de análisis

histórico, hay que evitar asumir, allí donde sepresente, criterios que por principio no admitenla revelación de Dios en la vida de los hombres.

- Hay que ser conscientes que la lectura de lasSagradas Escrituras exige tener una adecuadacompetencia, adquirida a través de una forma-ción que enseñe a leer los textos en su contextohistórico-literario y en la perspectiva cristiana,que tiene como clave hermenéutica completa«el Evangelio y el mandamiento nuevo de Jesu-cristo, cumplido en el misterio pascual».

- Los pastores y estudiosos deben ayudar a todoslos fieles a acercarse también a la Biblia me-diante una lectura que les haga descubrir susignificado a la luz de misterio de Cristo.

- Ante todo la preparación para entrar en contactocon las Sagradas Escrituras debe ir encaminadaa una profunda vida espiritual, para poder com-prender que la Escritura sólo se puede entenderviviéndola.

Oración final:Muéstrame…Como recibirla cada día con un corazón atento,

lejos de las cosas vanasComo conservarla en mi corazón como el tesoro

que es,Como rumiarla todo el día y descubrir tus miste-

riosComo obedecerte en todos tus mandamientos

para correr tras de TiComo alabarte al descubrir en ella tus delicias y

maravillas.Bendito seas, Señor, en la riqueza de Tu Palabra.Bendito seas, Señor, en la antorcha para mi

camino que es Tu Palabra.Bendito seas, Señor, en el manantial que apaga

mi sed que es Tu Palabra.Bendito seas, Señor, en el alimento de la fe,

esperanza y caridad que es Tu Palabra.Bendito seas, Señor, en la dulzura que trae a mi

corazón Tu Palabra.Bendito seas, Señor, en la Paz que me inunda al

leer Tu Palabra.

TEMA 4TEMA 4TEMA 4TEMA 4TEMA 4

LA PALABRA DE DIOS Y LA IGLESIA

Objetivo:

Conocer, la presencia de la Palabra de Diosen la Iglesia, para valorar la misión que tienede trasmitir con fidelidad la Palabra de Diosen todos los ambientes que viven la obe-diencia de la fe.

Oración Inicial:Espíritu Santo, Tú que llenas de fuego el corazón

de los que buscan a Jesús. Tú que iluminasnuestra mente para escuchar la Palabra,buscando la voluntad del Padre. Tú que reúnes

en tu amor a quienes se esfuerzan por amar,siguiendo el ejemplo de Jesús.

Nosotros no sabemos cómo orar, ni que pedir.Pero Tú conoces nuestros deseos, y suplesnuestra pobreza. Reafirma en nuestros cora-zones la certeza del amor del Padre, la segu-ridad de ser hijos suyos. Confírmanos en tuluz y tu amor infunde en nosotros tu aliento.

Tú que sin cesar creas y hacer germinar unmundo nuevo, renueva nuestras mentes ycorazones. Escuchando tu Palabra y ser fer-mento en la Iglesia. Amén.

Canto: Tu Palabra me da vida…

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VERVERVERVERVERAnalizar nuestra relación con la Palabra de

Dios como miembros de la Iglesia, compartiendolas siguientes preguntas:¿Cómo parte de la Iglesia qué importancia tiene la

Palabra de Dios para mí?

¿Cuál ha sido mí experiencia con la Palabra de Dios?

¿Cuál es mi participación en la Iglesia para trasmitir laPalabra de Dios?

¿Qué tan dispuesto estoy para escuchar la Palabra deDios como miembro de la Iglesia?

¿Qué importancia le das a la proclamación de la Pala-bra?

PENSARPENSARPENSARPENSARPENSAR«La Iglesia acoge la Pa-

labra»1, Durante muchotiempo la Iglesia al procla-mar la Palabra de Dios en lascelebraciones eucarísticas, esel mismo «Señor que pro-nuncia su Palabra para quela reciban aquellos que hansido creados precisamentepor medio del Verbo mis-mo»2. Cuando los lectores yel sacerdote se vuelven decara a los que están presentes y comienzan ahablar, el pueblo escucha con respeto y atenciónlo que se proclama.

¿Por qué ese respeto y atención? Se trata de laPalabra de Dios mismo. Pero también existe aque-llos que la rechazan «vino a los suyos y no larecibieron» (Jn 1, 11), la Iglesia está obligada aenseñar la Palabra de Dios, los cristianos estamosobligados a escuchar la Palabra de Dios y aplicarlaen la vida, «A cuantos la recibieron, les da poderpara ser hijos de Dios (Jn 1, 12). Recibir al Verboquiere decir dejarse plasmar por Él hasta elpunto de llegar a ser, por el poder del EspírituSanto, configurados con Cristo, con el Hijo únicodel Padre (Jn 1, 14)»3. Durante la vida públicaJesús predico, hablo a los hombres enseñándolesla doctrina del reino de Dios. Jesús dejo a losapóstoles que continuaran en la Iglesia la misión

de enseñar a todas las gentes su Palabra y suverdad, (cf. Mt 28, 19-20). Y Jesús añade, «Quiena ustedes escucha, a mí me escucha» (cf. Lc 10,16), de esta manera queda en la Iglesia la enseñan-za de la Palabra de Dios.

En el documento Verbum Domine (Palabradel Señor), en el número 51, vemos lo siguiente:

«La relación entre Cristo, Palabra del Padre, yla Iglesia no puede ser comprendida como si fuerasolamente un acontecimiento pasado, sino que esuna relación vital, en la cual cada fiel está llamadoa entrar personalmente. En efecto hablamos de lapresencia de la Palabra de Dios entre nosotroshoy: «Y sabed que yo estoy con ustedes todos los

días, hasta el fin del mun-do» (Mt 28, 20). Comoafirma el papa Juan PabloII, la contemporaneidad deCristo respecto al hombrede cada época se realizaen el cuerpo vivo de laIglesia».

Dios es un Dios perso-nal, que busca establecerun diálogo con la huma-nidad. Es un Dios que ha-bla, que se comunica demuchas y muy variadasformas (cf. Hebreos 1,1-

2). Se trata de un Dios de amor (cf. 1 Juan 4,8),de un Dios dialogante, de un Dios a quien leimporta la vida plena de sus criaturas, precisa-mente porque somos sus hijos e hijas, creadospara conocerlo a Él y entrar en su intimidad.«Dios, que habló en otros tiempos, sigue conver-sando siempre con la esposa de su Hijo amado;y el Espíritu santo, por quien la voz viva delEvangelio resuena en la Iglesia y por ella en elmundo, va introduciendo a los fieles en la verdadplena y hace que habite en ellos intensamente lapalabra de Cristo»4. Aunque nuestro acento estépuesto en la Biblia, es indispensable referirseprimeramente a la experiencia más amplia delencuentro con la Palabra de Dios presente en lacreación misma. El Dios creador ha dejado suhuella en cada una de sus creaturas, la que pormedio de su misma existencia nos deja entreveral creador, nos habla del creador.

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La Iglesia tiene que ver con un llamado; conalguien que llama y con una palabra que se dirige,que convoca. El llamado de los primeros apósto-les es muy claro en este sentido (cf. Marcos 1,16-20; Mateo 4,18-22; Lucas 5,1-11; 9,57-62; Juan1,32-51). La Iglesia nace de la Palabra, y de laIglesia surge la misión, bajo el impulso y laconducción del Espíritu Santo. Es la Palabra laque suscitando la comunidad de los creyentes yalimentándola diariamente está a la base de todamisión cristiana. «La Iglesia no vive de sí misma,sino del Evangelio, y en el Evangelio encuentrasiempre de nuevo orientación para su camino»5.

Es lo que san Pablo sistematiza más señalandoque la fe nace del oír, lo que hace indispensable latarea de la predicación de la palabra (Rm 10,14-17). Es la palabra acogida la que mueve a laconversión del corazón porque ayuda a conocer yconfiarse en el amor que Dios tiene por cadacreatura (1 Jn 4,16). Es esta palabra recibida la quenos enseña la misma Iglesia.

«La esposa de Cristo, maestra también hoy enla escucha, repite con fe: Habla, Señor, que tuIglesia te escucha»6.

Hay alguien que envía y hay un destinatario dela misión. Pero ¿cuál es el mensaje? El mensaje noes otro que la Palabra «de» Dios, que anuncia lacercanía de su reinado y la bondad misericordiosade Dios. Se trata de un kerygma, de un anunciogozoso de una buena noticia, de un Evangelio. Yla buena noticia es una palabra de Dios mismo,una palabra de gracia.

La Palabra de Dios tiene un carácter de BuenaNoticia, que la Iglesia cuida y mantiene. Estoimplica muchas veces un esfuerzo de fidelidad, quelleva a la necesidad de transmitir la palabra de unmodo apropiado; es decir, de un modo tal queconserve su carácter interpelador de buena noticia.

«La Iglesia aparece así en ese ámbito en que,por gracia, podemos experimentar lo que dice elPrólogo de Juan: «Pero a cuantos la recibieron,les da poder para ser hijos de Dios» (Jn 1, 12)»7.

La Palabra de Dios es para la Iglesia, es desea-ble que los cristianos lean la Palabra de Diosindividualmente, que se nutran de ella, pues laPalabra de Dios es para todos y cada uno de loscreyentes; sin embargo, la Palabra es un mensaje

destinado primero a la Iglesia con la que Dios hapactado su Alianza. El mensaje se revela al cuerpode los creyentes y cada uno lo entiende así en laIglesia, pues el sentido obvio de la Escritura sedesprende de un mensaje que concierne a la comu-nidad, pues su contenido se refiere a los designiosde Dios sobre la humanidad. Y en segundo lugarconcierne la Palabra de Dios a cada persona comointegrante del pueblo de Dios. Quien lee la palabrade Dios, lo llama a comprometerse con todo elpueblo creyente del cual recibe la gracia de laAlianza que alcanza a través de la Iglesia.

ACTUARACTUARACTUARACTUARACTUARLa Palabra de Dios en la Iglesia, debe ser

dinamismo de la semilla que crece sola y susmaravillosas potencialidades para construir elreino de Dios. La Palabra es como el germen delReino, el mensaje de Cristo y revelación quedefine las condiciones del establecimiento delReino.

Ante esta situación por la cual debo de traba-jar, cómo voy actuar como miembro de la Iglesia,al escuchar la Palabra de Dios.¿Cómo voy a ser fermento en la Iglesia al escuchar la

Palabra de Dios?

¿Cómo medito la Palabra de Dios en mi vida?

¿Cuál va ser mi compromiso al leer la palabra de Dios yser miembro de la Iglesia?

Oración final:Te damos gracias, Padre, porque en tu bondad

nos destinaste a plasmar en nosotros la ima-gen de Cristo Jesús, tu Hijo de modo que élprimogénito entre muchos hermanos.

Haznos entender, padre, que el paso angosto desu puerta no es moralismo estrecho y triste,sino liberación gozosa y conversión necesariaantes que sea tarde y se cierre la puerta.

Concédenos, Señor, responder generosamentea la llamada que nos haces al seguimiento fielde Cristo en tu Iglesia; e ilumina los ojos denuestro corazón con tu Palabra para quecomprendamos la esperanza de nuestra vidacristiana a la santidad y la riqueza de gloriaque das en herencia a tus hijos. Amén.

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Objetivo:

Analizar, a la luz de la exhortación apostó-lica Verbum Domini, el lugar y la importan-cia que ocupa la Palabra de Dios en elcontenido celebrativo de la Liturgia.

Oración Inicial:Salmo 118

R: Tu Palabra, Señor, es eterna,Más estable que el cielo;Tu fidelidad de generación en generación,Igual que fundaste la tierra y permanece;Por tu mandamiento subsisten hasta hoy,Porque todo está a tu servicio.Si tu voluntad no fuera mi delicia,Ya habría perecido en mi desgracia;Jamás olvidaré tus decretos,Pues con ellos me diste vida;Soy tuyo, sálvame,Que yo consulto tus leyes.Los malvados me esperaban para perderme,Pero yo meditaba tus preceptos;He visto el límite de todo lo perfecto:Tu mandato se dilata sin término.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo; como

era en el principio, ahora y siempre, y por lossiglos de los siglos. Amén.

VERVERVERVERVERSi observamos nuestra realidad podemos cap-

tar que, en la práctica pastoral, los fieles nosiempre son conscientes de la unión que existeentre el signo litúrgico y/o gesto sacramental y laPalabra de Dios.

Con frecuencia, se concibe la lectura de laSagrada Escritura como una parte más de la

celebración cultual de la Iglesia y no como elAlma de donde se inspira, en donde se apoya ycuya vivencia busca la Liturgia.

De hecho, la proclamación de la Palabra deDios no siempre se realiza con la dignidad debi-da, por la escasez de lectores bien preparados ycapacitados.

Incluso, en diversas ocasiones, las homilíassuelen ser simples divagaciones, donde resaltamás el predicador que la misma Palabra de lacual, supuestamente, se predica.

Por otro lado, existe un descuido al no hacercontinua referencia a la Sagrada Escritura en lacelebración de algunos sacramentos: como el de laReconciliación y el de la Unción de los enfermos.

Estas, entre otras muchas sombras respecto allugar que le es propio a la Palabra de Dios en laLiturgia, son las razones por las que es precisoreflexionar en este tema que nos ocupa.

Experiencia de vida…

En una ocasión, el chofer de un autobús depasajeros, se detuvo a ayudar a una joven queestaba fuera de la carretera intentando arre-glar su carro.

Le preguntó qué era lo que pasaba, y ella, algodesesperada, le dijo que su auto se le habíaapagado mientras manejaba; pero que ya habíarevisado todo y que parecía que no había ningúndaño en la máquina.

El chofer revisó el carro y, efectivamente, no teníaninguna falla mecánica. Entonces, examinó lacantidad de gasolina y vio que el tanque estabavacío. Se lo hizo saber a la joven, pero ella le dijoque sí traía bastante gasolina.

Volvió a revisar el chofer y confirmó que el tanqueestaba completamente vacío. Se lo dijo nueva-

TEMA 5TEMA 5TEMA 5TEMA 5TEMA 5

LA LITURGIA LUGAR PRIVILEGIADODE LA PALABRA DE DIOS

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mente a la muchacha, pero ella le replicó una vezmás que traía buena cantidad de combustibley, algo molesta, abrió la cajuela y le mostró alchofer dos galones grandes llenos de gasolina,y le dijo al conductor: «¿ya ve que el carro sitrae suficiente gasolina?».

El chofer se soltó a reír y…, después de burlarseun buen rato, le dijo a la joven: «señorita, sucarro si trae suficiente combustible, pero nodonde debería de traerlo; ¡la gasolina va en eltanque no en la cajuela!».

Aplicación…

Analógicamente, la Palabra de Dios es a laLiturgia de la Iglesia lo que la gasolina al automó-vil. Y la Liturgia es el arte espiritual de celebrarla Palabra de Dios.

PENSARPENSARPENSARPENSARPENSAREn la Exhortación Apostólica Verbum Domini,

se desarrolla una importante información respec-to al tema que nos ocupa (nn. 52-71): la SagradaLiturgia es el ámbito privilegiado en el que Dioshabla hoy a su pueblo, que escucha y responde.Pues, todo acto litúrgico está por su naturalezaempapado de la Sagrada Escritura.

En la Liturgia, Cristo mismo está presente ensu palabra, pues es Él mismo el que habla cuandose lee en la Iglesia la Sagrada Escritura. De hecho,de Ella se toman las lecturas que se explican en lahomilía, y los salmos que se cantan; las preces,oraciones y cantos litúrgicos están impregnadosde su aliento y su inspiración; de ella reciben susignificado las acciones y los signos.

En el acto litúrgico, la Palabra de Dios vaacompañada por la íntima acción del EspírituSanto, que la hace operante en el corazón de losfieles; recordando, a cada uno, aquellas cosasque, en la proclamación de la Palabra de Dios, sonleídas. En la liturgia, la Iglesia sigue fielmente elmismo sistema que usó Cristo con la lectura einterpretación de las Sagradas Escrituras, […]partiendo del «hoy» de su acontecimiento perso-nal (cf. VD, 52).

En el centro de todo resplandece el MisterioPascual, al que se refieren todos los misterios de

Cristo y de la historia de la salvación, he ahí laimportancia de esforzarse en educar a todos losfieles a gustar el sentido profundo de la Palabra deDios que se despliega en la liturgia a lo largo delaño, mostrando los misterios fundamentales denuestra fe.

La liturgia de la Palabra es un elemento decisivoen la celebración de cada sacramento de la Iglesia.«Conviene, por tanto, tener siempre en cuenta quela Palabra de Dios leída y anunciada por la Iglesiaen la liturgia conduce, por decirlo así, al sacrificiode la alianza y al banquete de la gracia, es decir, ala Eucaristía, como a su fin propio».

Es necesario que los lectores encargados deeste servicio, sean realmente idóneos y esténpreparados bíblica, litúrgica y técnicamente, parapercibir el sentido de las lecturas en su propiocontexto y para entender a la luz de la fe el núcleocentral del mensaje revelado. «La lectura delEvangelio constituye el punto culminante de estaliturgia de la palabra» (cf. VD 58).

La homilía, por su parte, pertenece también ala acción litúrgica, y tiene el cometido de favore-cer una mejor comprensión y eficacia de la Pala-bra de Dios en la vida de los fieles, actualizandoel mensaje bíblico. Por ello, se ha de evitar homilíasgenéricas y abstractas, que oculten la sencillez dela Palabra de Dios, así como inútiles divagacio-nes que corren el riesgo de atraer la atención mássobre el predicador que sobre el corazón delmensaje evangélico (cf. VD 59-60).

Respecto a los sacramentos de la reconcilia-ción y de la unción de los enfermos, nunca se hade olvidar que «la Palabra de Dios es palabra dereconciliación porque en ella Dios reconciliaconsigo todas las cosas (cf. 2 Co 5,18-20; Ef1,10). Pues, «por la Palabra de Dios el cristiano esiluminado en el conocimiento de sus pecados y esllamado a la conversión y a la confianza en lamisericordia de Dios» (cf. VD 61).

Además, la fuerza sanadora de la Palabra deDios es una llamada apremiante a una constanteconversión personal del oyente mismo». La Sa-grada Escritura contiene numerosos textos deconsuelo, ayuda y curaciones debidas a la inter-vención de Dios (cf. VD 61).

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Por otra parte, entre las formas de oración queexaltan la Sagrada Escritura se encuentra la Litur-gia de las Horas: una «forma privilegiada deescucha de la Palabra de Dios, porque pone encontacto a los fieles con la Sagrada Escritura ycon la Tradición viva de la Iglesia» (cf. VD 62).De esta misma manera, también la bendición,como auténtico signo sagrado, «toma su plenosentido y eficacia de la proclamación de la Pala-bra de Dios» (cf. VD 63).

ACTUARACTUARACTUARACTUARACTUARAlgunas propuestas y sugerencias recomenda-

das por los Padres sinodales, con el fin de favore-cer cada vez más, en el Pueblo de Dios, una mayorfamiliaridad con su Palabra (cf. VD 64ss) son:

Promover momentos de celebración de la Pa-labra en las comunidades donde sea difícil lacelebración de la Misa. Capacitando laicos paraeste ministerio.

Insistir en el valor del silencio en relación conla Palabra de Dios y con su recepción en la vidade los fieles. Puesto que sólo puede ser pronun-ciada y oída en el silencio, exterior e interior.

Resaltar, sobre todo en las solemnidadeslitúrgicas relevantes, la proclamación de la Pala-bra, especialmente el Evangelio, utilizando elEvangeliario, llevado procesionalmente durantelos ritos iniciales y después trasladado al ambónpor el diácono o por un sacerdote para la procla-mación.

Favorecer la escucha atenta de la Palabra deDios. En este sentido, es necesario que en losedificios sagrados se tenga siempre en cuenta laacústica, respetando las normas litúrgicas y ar-quitectónicas.

Que las lecturas tomadas de la Sagrada Escri-tura nunca sean sustituidas por otros textos (nocanónicos), por más significativos que parezcandesde el punto de vista pastoral o espiritual.

Para ensalzar la Palabra de Dios durante lacelebración litúrgica, conviene tenerse en cuentael canto de clara inspiración bíblica y que sepaexpresar, mediante una concordancia armónica

entre las palabras y la música, la belleza de laPalabra Divina.

Prestar una atención especial a los que, por sucondición particular, tienen problemas para par-ticipar activamente en la liturgia; por ejemplo: losdiscapacitados en la vista y el oído, etc..

Se recomienda que cada penitente se prepare ala confesión meditando un pasaje adecuado de laSagrada Escritura y comience la confesión me-diante la lectura o la escucha de una moniciónbíblica, según lo previsto en el propio ritual.

Que se difunda más en el Pueblo de Dios laoración de la Liturgia de las Horas, especialmen-te la recitación de Laudes y Vísperas. Esto haráaumentar en los fieles la familiaridad con laPalabra de Dios.

Oración final:

Señor, tu Palabra otorga el significado trascen-dente a la celebración de nuestra fe.

Es el corazón de nuestro rito de acción de graciassacramental.

Hermoso tesoro que enriquece la oración de laIglesia.

Señor, tu Palabra nos enseña a orar, a darte lasgracias, a pedirte perdón, a alabarte y a entraren profunda comunión Contigo.

Buen Dios, tu Palabra nos lleva a los hermanos,y nos narra e invita a asumir tu Proyectogeneroso de salvación.

Tu Palabra, que se encarna, es Vida que nos llevaa la vida; es Luz que elimina las sombras yAgua Viva que refresca la resequedad denuestro espíritu.

¡Oh savia santa, que rejuveneces la vida delcristiano! Hermoso misterio divino que acla-ras el misterio humano. Encárnate asidua-mente en nuestra vida toda, y sé Tú el Nutrienteque revitalice y haga auténtico el culto que tuIglesia celebra en honor del Dios Trino y Uno.Amén.

Canto: Tu Palabra me da Vida.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del EspírituSanto, como era en el principio, ahora ysiempre y por los siglos de los siglos. Amén.

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Objetivo:

Descubrir en la Sagrada Escritura, la voz deDios, y que ella sigue llamando a la Iglesia aser fermento de esperanza en el mundo,para que su labor pastoral esté impregnadade la escucha, reflexión y vivencia de laSagrada Escritura, que es la vida de Cristo.

Oración Inicial:Ven Espíritu Santo,Por que reina en mí la oscuridad, Y se que en Ti

está la luz;estoy solo, pero Tú no me abandonas;estoy desalentado, pero en Ti está la ayuda;estoy intranquilo, pero en Ti está la paz;la amargura me domina, pero en Ti está la

paciencia;no comprendo tus caminos,pero Tú sabes el camino para mí.

VERVERVERVERVERPara acercarnos a nuestra realidad eclesial en

lo que se refiere a Sagrada Escritura y la situaciónque enfrenta hoy la Iglesia, nos ayudaremos de loque nos dice el documento de Aparecida y lamisma exhortación apostólica Verbum Dominien los números 72-89.

Nosotros como fieles tenemos la posibilidadde acercarnos a la palabra de Dios, ella es elalimento de la vida espiritual de todo cristiano;la liturgia es el lugar privilegiado para la procla-mación, la escucha y la celebración de estaPalabra, se trata del comienzo de un proceso quenos lleva al encuentro con Jesucristo, «Palabraviva de Dios». Esta palabra debe animar toda lavida eclesial y a la vez toda la vida del creyentedonde se encuentre, en cualquier ámbito social.

El contacto con la Palabra de Dios, es decir, conJesucristo, tiene un proceso, el cual podemosenumerar en cuatro verbos importantes, primerose da la escucha «recibir», luego se da la re-flexión, la asimilación «meditar», luego es «vi-vida» y al final ella nos arroja a «trasmitir».Existen en nuestra realidad aspectos negativos ypositivos en este proceso que se ve desde recibirhasta trasmitir, a continuación presentamos al-gunos aspectos negativos y positivos agrupadosen tres bloques guiados por los verbos antesmencionados.

En cuanto se refiere al hecho de «recibir» laPalabra de Dios: Encontramos en la actualidadmuchos medios por los que podemos acercarnosa la palabra de Dios, uno de ellos ya lo hemosmencionado se trata de la Liturgia, en donde setiene contacto directo con esta Palabra, al respec-to nos dice aparecida «Al igual que las primerascomunidades de cristianos, hoy nos reunimosasiduamente para escuchar la enseñanza de losapóstoles, vivir unidos y participar en la fraccióndel pan y en las oraciones… la comunión de laIglesia se nutre con el Pan de la palabra de Diosy el pan del Cuerpo de Cristo».

Existe la posibilidad de recibir la Palabra, perodesgraciadamente encontramos que cada vez esmayor el número de personas que poco asisten ala Eucaristía, y si se hace es poco lo que se recibeen esta. En general no estamos habituados alestudio sistemático y orante de la Biblia, es aveces un adorno. Encontramos en muchos ámbi-tos eclesiales una espiritualidad poco sólida, noestá basada en la Palabra de Dios, y por tanto pocose entiende y vive la comunidad eclesial. En lafamilia, Iglesia domestica, existe poca o nada deoración familiar, no hay una lectura orante de laPalabra de Dios, existe un poco compromiso porcatequizar a los hijos.

TEMA 6TEMA 6TEMA 6TEMA 6TEMA 6LA PALABRA DE DIOS

EN LA VIDA DE LA IGLESIA

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Somos un pueblo evangelizado, la palabra deDios ha llegado a nosotros, la voz de Dios puedey debe seguir resonando a cada paso de la vida,especialmente en aquellos momentos en los quese debe de confrontar vida y Palabra de Dios. LaIglesia llama a todos aquellosque escuchan la palabra a que lahagan suya, la mediten y dejenque sea fermento para la vidaespiritual.

Encontramos una debida ani-mación bíblica de la pastoral, loque provoca que aumente el co-nocimiento de la Palabra de Diosy el amor por ella. En las comu-nidades eclesiales de base, en elseguimiento misionero de Jesús,tienen a la Palabra de Dios comofuente de su espiritualidad yorientación de sus Pastores comoguía que asegura la comunióneclesial. Se ve que muchos pres-bíteros cultivan su vida espiri-tual en la escucha de la Palabrade Dios y en la celebración diaria de la Eucaristía.Constatamos que son muchos los que se acercan demanera personal o en grupos a estudiar y reflexio-nar la Palabra de Dios. La evangelización de losjóvenes ha suscitado en ellos más inquietud porconocer la fe y la Palabra de Dios.

La meditación de la palabra de Dios trae alcristiano una respuesta para su fe, la interpelaciónde su vida con esta Palabra, si se dispone, haceque cambie su vida y logre una maduración en sufe y conocimiento de Cristo. Desgraciadamenteencontramos en nuestro ambiente algunas situa-ciones que nos llevan a creer que nuestra cercaníacon la persona de Cristo a través de su Palabra essuperficial, debido a esto, podemos constatarfalta de compromiso y pérdida de valores, pocacoherencia entre fe y vida, se promueve unpermisivismo moral, además, el número crecien-te de fieles que se alejan de la fe recibida esalarmante, una realidad donde han proliferadosectas que difunden una lectura distorsionada einstrumental de la Sagrada Escritura. Una de lascausas es la falta de acercamiento a la Palabra de

Dios. Allí donde no se forma a los fieles en unconocimiento de la Biblia según la fe de la Iglesia,en el marco de su Tradición viva, se deja de hechoun vacío pastoral, en el que realidades como lassectas pueden encontrar terreno donde echar raí-

cesTodo cristiano después de

haber meditado profundamen-te la Palabra de Dios, sabe en suinterior, que está llamado a sertestigo del evangelio, a llevarel evangelio a todos los luga-res, pero principalmente a sualrededor. La Palabra de Dioshace del hombre discípulo ymisionero para todos. La Igle-sia es misionera y sabe que supastoral debe de ir impregnadapor la Palabra de Dios. Con lasestructuras debe ser testigo paratodos los hombres, atestiguarla verdad que lleva a Cristo.

La Iglesia sabe que es laPalabra de Dios a través de la Sagrada Escritura,quien provoca la fe y la conversión, la caridadactiva y orgánica. Observamos que aumenta elnúmero de laicos que escuchan la palabra deDios, haciéndose sensibles a las necesidades delos demás, especialmente de los pobres, los enfer-mos y de quienes están en situaciones críticas. Lafamilia sigue siendo la principal escuela donde seaprende a amar y vivir los valores. Encontramosalgunos aspectos que retan a la Iglesia en esteplano, por ejemplo el reto de trasformar los crite-rios de juicio, los valores determinantes, los pun-tos de interés, las líneas de pensamiento, lasfuentes inspiradoras y los modelos de vida huma-na que están en contraste con la Palabra de Dios».La Palabra de Dios parece no encontrar lugares enlos diferentes medios sociales, debido a que noexiste una verdadera reflexión de la Palabra quecomprometa al fiel. Falta interés por anunciar laPalabra viva en medio de los alejados, resentidoso indiferentes. Falta de testimonio de los laicos enla sociedad actual. El pocos uso de los medios decomunicación para la difusión de la Palabra deDios. Encontramos movimientos eclesiales en

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los que poco se profundiza en la Palabra de Dios,y que aterrizan en un sentimentalismo.

PENSAR:PENSAR:PENSAR:PENSAR:PENSAR:Los cristianos estamos llamados a ser testigos

de la Palabra de Dios ante el mundo, y para esoprimero hay que escucharla, orar y vivirla dentrode las Iglesia. Es necesario que primero la vidaeclesial gire en torno a esta Palabra de Dios, siquiere ser misionera. A continuación presentare-mos los que dice la Verbum Domini (números 72-79) sobre Palabra de Dios y vida eclesial.

La exhortación comienza diciendo que es ne-cesario que la Iglesia y quienes pertenecen a ellareconozcamos que es gracias a la Palabra de Diosque podemos conocer a Cristo, que por la Palabra,Dios nos habla a diario, y que como Iglesia,renovemos nuestro compromiso de profundizaren la Palabra que Dios dada a la Iglesia: asípodremos aspirar a ese alto grado de la vidacristiana ordinaria.

Debemos recordar que la pastoral de la Iglesiadebe de centrar su trabajo en la Palabra de Dios,que se dé una verdadera animación bíblica detoda la pastoral ya que ella es lugar especial delencuentro con Cristo. Desde los sacerdotes hastalos laicos deben de acercarse a estudiarla y medi-tarla, sólo así podemos garantizar un auténticoconocimiento.

La Dimensión bíblica de la catequesis: la cate-quesis ha de estar totalmente impregnada por elpensamiento, el espíritu y las actitudes bíblicas yevangélicas, a través de un contacto asiduo conlos mismos textos; recordar también que la cate-quesis será tanto más rica y eficaz cuanto más lealos textos con la inteligencia y el corazón de laIglesia. En este plano de la enseñanza, los obisposhablan de una necesaria formación bíblica detodo cristianos, especialmente los catequistas, lainvitación es a que cada diócesis se establezcacentros de formación para laicos y misioneros, enlos que se estudie, se comprenda, se viva y anun-cie la Palabra de Dios.

Palabra de Dios y vocaciones: La Iglesia nopuede dejar a un lado esta dimensión, por la que

el hombre descubre su misión especial en mediode la Iglesia y el mundo. Para esto debe tambiénla Iglesia un vivero que ayude a que florezca larespuesta de los hombres a la llamada a unavocación especifica. Para conseguir esto ella tie-ne que estar consciente que es por la Palabra, porla que Dios llama, por eso necesita abrirse a estavida de Palabra. Dentro de este marco vocacio-nal, la Palabra de Dios tiene algo muy específicoque decir a cada una de estas vocaciones.

A los Obispos y sacerdotes: La Palabra de Diosmoldea el corazón en un corazón de buen pastor.Deben ser conscientes que, tiene que ser oyentesde la Palabra. Ha de estar como «dentro de» laPalabra, para dejarse proteger y alimentar comoen un regazo materno y entonces si serproclamador de esta palabra que ya hainteriorizado y vivido. También esto vale paratodos aquellos que han abrazado la vida consa-grada como religiosos (as), ella les debe de con-frontar día a día, ella les hará descubrir y valorarmás la vida en Cristo pobre y obediente. La lectiodivina que se practica en estos lugares son pruebade que la palabra de Dios es amada y profundizada,sobre todo por aquellos contemplativos (as), quenos recuerdan que no solo de pan vive el hombre.

Matrimonio y familia: La Palabra de Diosjuega un papel muy importante dentro del cenofamiliar, gracias a ella la pareja puede descubrircon mayor profundidad el llamado al amor fiel,recíproco y fecundo, y como familia, a vivir unaverdadera comunión de amor, una paternidad queexprese el sentido auténtico de la vida, en espe-cial de la vida en Cristo. Deben de escuchar yvivir la Palabra pues ellos son los primeros anun-ciadores de esta a sus hijos. La comunidad eclesialha de sostenerles y ayudarles a fomentar la ora-ción en familia, la escucha de la Palabra y elconocimiento de la Biblia

La Iglesia tiene en sus manos una herramientamuy especial, la lectio divina, lectura orante de laPalabra. La práctica de ésta es un factor funda-mental en la vida espiritual de todo cristiano, es laherramienta que nos lleva a conocer más íntima-mente a Cristo, a Dios que es amor. La Palabra espresencia viva de Dios para la Iglesia, está dirigi-

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da a cada uno personalmente, pero a la vez nosinspira a construir comunión para unirnos en laverdad en nuestro camino hacia Dios. La lectiodivina, que es verdaderamente capaz de abrir alfiel no sólo el tesoro de la Palabra de Dios sinotambién de crear el encuentro con Cristo, Palabradivina y viviente. Por eso no está por demásrecordar los pasos fundamentales: primero secomienza con la lectura (lectio) del texto, quesuscita la cuestión sobre el conocimiento de sucontenido auténtico: ¿Qué dice el texto bíblico ensí mismo? Sigue después la meditación (meditatio)en la que la cuestión es: ¿Qué nos dice el textobíblico a nosotros? Aquí, cada uno personal-mente, pero también comunitariamente. Se lle-ga sucesivamente al momento de la oración(oratio), que supone la pregunta: ¿Qué decimosnosotros al Señor como respuesta a su Palabra?La oración. Por último, concluye con la contem-plación (contemplatio), durante la cual acepta-mos como don de Dios su propia mirada aljuzgar la realidad, y nos preguntamos: ¿Quéconversión de la mente, del corazón y de la vidanos pide el Señor. Después de esto viene paratodo cristiano y para la Iglesia el compromisodiario de ir siendo esperanza para el mundo,desde la Palabra de Dios.

ACTUARACTUARACTUARACTUARACTUARLa Iglesia está llamada a repensar profunda-

mente y realizar con fidelidad y audacia su misiónen las nuevas circunstancias latinoamericanas ymundiales. Se trata de confirmar, renovar yrevitalizar la novedad del evangelio, desde elencuentro personal y comunitario con Jesucristoque suscite discípulos y misioneros.

El compromiso de la Iglesia y todo fiel cristia-no, esta inspirando en el encuentro con Cristo. Portanto no podemos ser sus testigos si primero no sele conoce, los obispos nos invitan a conocerle yseguirle, y el lugar privilegiado para esto es laeucaristía, lugar donde podemos escuchar su Pa-labra viva, buena noticia, y comer su cuerpo ysangre, fortaleza para el hombre.

Es necesario redoblar esfuerzos para que todospero especialmente jóvenes y adolescentes co-

nozcan, vivan y amen su fe, haciendo de la Sagra-da Escritura la pauta para profundizar el encuen-tro con Cristo. Que la familia sea consciente delcompromiso tan grande que tiene en la promo-ción de la Palabra de Dios, que a través de ella seaprecie y viva la palabra de Dios. Por eso debe-mos de promover la escucha y lectura de laPalabra en familia.

La Iglesia está llamada a ser instrumento devida en comunión, quienes pertenecemos a ella,tenemos el compromiso de construir esta comu-nidad de amor. La Lectura de la Palabra de Dios,que es siempre viva, invita a profundizar en estarealidad, por eso la lectio divina es un compromi-so eclesial, orar y vivir la Palabra de Dios nosinspira a construir está comunidad, y a vencer losobstáculos que atentan contra esa camión.

La Iglesia debe hacer presente con mayorclaridad y en todos los campos de la sociedad, laPalabra de Dios, la vida cristiana y el mensajeesperanzador, que atraiga especialmente a losalejados e incrédulos, sobre todo en aquellosambientes secularizados. Por eso se invita a laIglesia para que en la lectura orante de la Palabrade Dios pueda encontrar la fortaleza para sermisionera, ser instrumento de la Buena Nueva desalvación de Dios para con el hombre.

Oración Final:

El silencio de María

es lección para nosotros.

María escucha, contempla,

sonríe y ama.

María escucha a Dios.

María, virgen del silencio,

madre agradecida.

Quiero decirte lentamente

que deseo escuchar a Dios

en el murmullo de mi vida,

de los acontecimientos y de la historia.

María, ayúdame

a recibir la Palabra de Dios

para que pueda hablar

con verdad a mis hermanos.

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Objetivo:

Reconocer como bautizados la profundanecesidad y misión que tenemos de anun-ciar la palabra de Dios por todo el mundo.

Oración Inicial:«Dios quiere que todos los hombres se salven y

lleguen al conocimiento de la verdad» (1 Tm 2,4).

«El espíritu del Señor está sobremí, porque me ha ungido paraanunciar la buena noticia alos pobres; me ha enviado aproclamar la liberación a loscautivos, a dar vista a losciegos, a liberar a los oprimi-dos y a proclamar un año degracia del Señor» (Lc 4, 18-20).

Oh Dios, que llenas los corazo-nes de tus fieles con la luz delEspíritu Santo; concédenosque, guiados por el mismoEspíritu, sintamos con recti-tud y gocemos siempre de tu consuelo. PorJesucristo nuestro Señor. Amén.

VERVERVERVERVER

Luces:

· Hay muchas personas que estudian y escuchanla palabra de Dios, la ponen en práctica y sonsensibles a las necesidades de los demás.

· La catequesis se alimenta de la Palabra de Diospara fortalecer nuestra fe.

· En las comunidades rurales el profetismo dellaico es bien aceptado.

· El Espíritu Santo está suscitando en la Iglesiadiversidad de ministerios al servicio de la evan-gelización.

· La evangelización de los jóvenes ha suscitado enellos más inquietud por conocer su fe.

Sombras:· En general no estamos habituados al estudio de

la Biblia y ésta a veces es un simple adorno.

· Se constata poco esfuerzo por evangelizar desdelos medios de comunicación social.

· Aceptamos que la falta de continuidad en laevangelización propicia incoherencia, miedo alcompromiso y pérdida de valores.

· Cada día son más los fieles que se alejan de la ferecibida teniendo como causas: el ambientepaganizado, los ataques a la fe y a la moralcristiana, la presión de las sectas, la supersti-ción, la ignorancia y la difusión de conductasincompatibles al catolicismo.

· Se constata la incoherencia entre la fe, la religio-sidad y la vida.

TEMA 7TEMA 7TEMA 7TEMA 7TEMA 7

LA MISIÓN DE LA IGLESIA: ANUNCIARLA PALABRA DE DIOS AL MUNDO

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· Los contenidos de violencia, sexo y consumismoen los medios de comunicación social son cadavez más agresivos y están provocando unafuerte crisis en los valores tradicionales, cultu-rales, familiares y cristianos.

PENSARPENSARPENSARPENSARPENSAREl evangelista Juan, en

el Prólogo, contempla alVerbo desde su estar juntoa Dios hasta su hacerse car-ne y su vuelta al seno delPadre, llevando consigonuestra misma humanidad,que Él ha asumido parasiempre. En este salir delPadre y volver a Él, el Ver-bo se presenta ante noso-tros como «Narrador» deDios; cumpliendo perfec-tamente en el mundo su vo-luntad.

El Verbo de Dios nos hacomunicado la vida divina.Su Palabra no sólo nos con-cierne como destinatariosde la revelación divina, sino también como susanunciadores. Él nos atrae hacia sí y nos hacepartícipes de su vida y misión; y capacita asínuestra vida para el anuncio eficaz de la Palabraen todo el mundo, siguiendo el ejemplo de lasprimeras comunidades, a través del testimonio yla predicación. Lo que la Iglesia anuncia al mun-do es el Logos de la esperanza; el hombre necesitala «gran esperanza» para poder vivir el propiopresente. Por eso la Iglesia es misionera en suesencia. Nos corresponde a nosotros la responsa-bilidad de transmitir lo que, a su vez, hemosrecibido por gracia.

El Sínodo de los Obispos ha reiterado coninsistencia la necesidad de fortalecer en la Iglesiala conciencia misionera que el Pueblo de Dios hatenido desde su origen. El Dios en que creían erael Dios de todos, el Dios uno y verdadero que sehabía manifestado en la historia de Israel y, demanera definitiva, en su Hijo, dando así la res-

puesta que todos los hombres esperan en lo másíntimo de su corazón. La novedad del anunciocristiano es la posibilidad de decir a todos lospueblos: «Él se ha revelado. Él personalmente. Yahora está abierto el camino hacia Él. La novedaddel anuncio cristiano no consiste en un pensa-miento sino en un hecho: Él se ha revelado».

Es la Palabra misma laque nos lleva hacia los her-manos; es la Palabra queilumina, purifica, convier-te. Nosotros no somos másque servidores. Es necesa-rio redescubrir cada vezmás la urgencia y la belle-za de anunciar la Palabrapara que llegue el Reino deDios, predicado por Cristomismo. La Palabra tienecomo contenido el Reinode Dios, que es la personamisma de Jesús.

La Iglesia, como miste-rio de comunión, es todaella misionera y, cada unoen su propio estado de vida,

está llamado a dar una contribución incisiva alanuncio cristiano. La vida consagrada brilla entoda la historia de la Iglesia por su capacidad deasumir explícitamente la tarea del anuncio y lapredicación de la Palabra de Dios. Los laicosestán llamados a ejercer su tarea profética, que sederiva directamente del bautismo, y a testimoniarel Evangelio en la vida cotidiana dondequiera quese encuentren.

La Iglesia no puede limitarse en modo algunoa una pastoral de «mantenimiento» para los queya conocen el Evangelio de Cristo. El impulsomisionero es una señal clara de la madurez de unacomunidad eclesial. La Iglesia ha de ir haciatodos con la fuerza del Espíritu. La Iglesia sesiente obligada con todos a anunciar la Palabraque salva.

Al alba del tercer milenio, no sólo hay todavíamuchos pueblos que no han conocido la BuenaNueva, sino también muchos cristianos necesita-

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dos de que se les vuelva a anunciarpersuasivamente la Palabra de Dios, de maneraque puedan experimentar concretamente la fuer-za del Evangelio. Tantos hermanos están «bauti-zados, pero no suficientemente evangelizados». .La Iglesia, segura de la fidelidad de su Señor, nose cansa de anunciar la Buena Nueva del Evange-lio e invita a todos los cristianos a redescubrir elatractivo del seguimiento de Cristo.

El inmenso horizonte de la misión eclesial, lacomplejidad de la situación actual, requieren hoynuevas formaspara poder comu-nicar eficazmen-te la Palabra deDios. Se necesitala Palabra que co-munique todo loque el Señor mis-mo nos ha dicho.Por otra, es indis-pensable que, conel testimonio, sedé credibilidad aesta Palabra, paraque no aparezcacomo una bellafilosofía o utopía,sino más biencomo algo que se puede vivir y que hace vivir. LaPalabra de Dios llega a los hombres «por elencuentro con testigos que la hacen presente yviva». De modo particular, las nuevas generacio-nes necesitan ser introducidas a la Palabra deDios «a través del encuentro y el testimonioauténtico del adulto, la influencia positiva de losamigos y la gran familia de la comunidad eclesial».El testimonio cristiano comunica la Palabra con-firmada por la Escritura. La Escritura, a su vez,explica el testimonio que los cristianos estánllamados a dar con la propia vida. «La BuenaNueva proclamada por el testimonio de vidadeberá ser pues, tarde o temprano, proclamadapor la palabra de vida. No hay evangelizaciónverdadera, mientras no se anuncie el nombre, ladoctrina, la vida, las promesas, el reino, el miste-rio de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios». Que el

anuncio de la Palabra de Dios requiere el testimo-nio de la propia vida es algo que la concienciacristiana ha tenido bien presente desde sus oríge-nes. Cristo mismo es testigo fiel y veraz, testigode la Verdad.

ACTUARACTUARACTUARACTUARACTUAR Si la Revelación de Dios es importante para el

hombre ¿Qué interés tengo en conocerla? Si hoy la Revelación del designio de Dios es confiada a

sus pastores y fieles ¿Qué tan-to me siento responsable deconservarla y transmitirla?

Necesitamos hacer de la pas-toral familiar una prioridadbásica, sentida y operante.

Si el Papa y los Obispos, sos-tenidos por el Espíritu Santo,tienen la tarea de interpretarauténticamente la Palabra deDios; ¿Cómo atiendo a su pa-labra y sigo sus indicaciones?

Necesitamos comprometer-nos a escuchar atentamentela voz del Espíritu que hablaa las Iglesias de hoy. ¿Quémedios voy a utilizar paraprepararme y comprometer-me como todo bautizado en

el anuncio de la Palabra de Dios?

¿A que más nos podemos comprometer?

Oración final: Es justo alabarte, Dios de todos los pueblos,

porque tu amor no tiene fronteras de raza,color, lengua, cultura, sexo, clase y naciona-lidad. Cristo abrió las puertas de tu Reino aunos y otros, y en su mesa parte para todos elpan de tus hijos.

Nosotros, tu pueblo, debemos hacer lo mismoporque tu Iglesia es sacramento universal desalvación.

Manten, Señor, a nuestra comunidad en esatarea de compartir tu pan con todos los pobresdel mundo. Y enséñanos hoy a unir, fe yoración, oraron y vida, para que podamosalabarte por siempre tu nombre. Amén.

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Objetivo:

Que el cristiano se haga consciente de quela Palabra de Dios ha de iluminarlo y guiarloen su camino por la vida para hacer delmundo, un mundo más cristiano.

Oración Inicial:Canto:

Señor Dios nuestro,que admirable es tu nombre en

toda la tierra…

Oración:

Padre de misericordia,Que has puesto a este pue-

blo tuyoBajo la especial protecciónDe la siempre Virgen María

de Guadalupe, Madre detu Hijo

Concédenos por su inter-cesión,

Profundizar en nuestra feY buscar el progreso de

nuestra patriaPor caminos de justicia y de paz.Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

VERVERVERVERVERVivimos inmersos en una realidad que nos

confronta, dentro de un mundo, un país y unaregión que nos retan a actuar como verdaderoscreyentes en medio de la desesperanza. La Pala-bra de Dios debe de convertirse en luz paranuestros pasos, luz que ilumine la manera deactuar en un mundo tan complejo, queriendo quelos creyentes podamos convertirnos en luz de unmundo que en muchos sentidos vive en tinieblas.

Antes de señalar de qué manera podemos ydebemos actuar, guiados por la Palabra, es nece-sario que hagamos un recuento de la realidad quequeremos iluminar, realidad que ya no es ajena anuestros pueblos.· Vivimos un cambio de época, cuyo nivel más

profundo es el cultural. Se desvanece la concep-ción integral del ser humano, su relación con el

mundo y con Dios.Quien excluye aDios de su hori-zonte, falsifica elconcepto de la rea-lidad. El individua-lismo debilita losvínculos comuni-tarios y proponeuna radical trans-formación deltiempo y del espa-cio, apostando porlos derechos indi-viduales (DA n.44).

· La ciencia y la técnica se pretenden imponercomo una auténtica cultura, destruyendo lo quehay de humano verdaderamente, que nacen delintercambio personal y colectivo. Las relacio-nes humanas se consideran objetos de consu-mo, llevando a relaciones afectivas sin compro-miso responsable y definitivo. Los cambiosculturales han modificado los roles tradiciona-les de varones y mujeres, quienes buscan desa-rrollar nuevas actitudes y estilos de identidad(DA nn. 45-50).

· La globalización, tal y como está configuradaactualmente, no es capaz de interpretar y reac-cionar en función de valores objetivos que se

TEMA 8TEMA 8TEMA 8TEMA 8TEMA 8LA PALABRA ILUMINA

MI ACTUAR EN EL MUNDO

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encuentran más allá del mercado y que consti-tuyen lo más importante de la vida humana: laverdad, la justicia, el amor, y muy especialmen-te, la dignidad y los derechos de todos, aún deaquellos que viven al margen del propio merca-do. Sigue una dinámica de concentración depoder y de riquezas en manos de pocos. Lapobreza hoy es pobreza deconocimiento y del uso yacceso a nuevas tecnolo-gías (DA nn. 60-62).

· Los campesinos, en su ma-yoría, sufren a causa de lapobreza, agravada por notener acceso a tierra pro-pia. La explotación laboralllega, en algunos casos, agenerar condiciones de ver-dadera esclavitud. Se datambién un vergonzoso trá-fico de personas, que in-cluye la prostitución, aúnde menores (DA nn. 32-33).

· En los últimos meses, entoda la geografía nacional,suceden hechos violentos,relacionados, en numero-sas ocasiones, con la delin-cuencia organizada; esta situación se agrava díacon día. Recientemente se ha señalado que unade las ciudades de la República Mexicana tieneel índice más alto de criminalidad en el mundo.Esta situación repercute negativamente en lavida de las personas, de las familias, de lascomunidades y de la sociedad entera; afecta laeconomía, altera la paz pública, siembra des-confianza en las relaciones humanas y sociales,daña la cohesión social y envenena el alma delas personas con el resentimiento, el miedo, laangustia y el deseo de venganza.

· Nos duele profundamente la sangre que se haderramado: la de los niños abortados, la de lasmujeres asesinadas; la angustia de las víctimasde secuestros, asaltos y extorsiones; las pérdi-das de quienes han caído en la confrontación

entre las bandas, que han muerto enfrentando elpoder criminal de la delincuencia organizada ohan sido ejecutados con crueldad y frialdadinhumana. Nos interpela el dolor y la angustia,la incertidumbre y el miedo de tantas personasy lamentamos los excesos, en algunos casos, enla persecución de los delincuentes. Nos preocu-

pa además, que de la indig-nación y el coraje natural,brote en el corazón de mu-chos mexicanos la rabia, elodio, el rencor, el deseo devenganza y de justicia porpropia mano.· De parte de las institucio-nes y agentes de la educa-ción como la escuela, la fa-milia, los medios de comu-nicación social y el ambien-te mismo, estamos recibien-do modelos de comporta-mientos muy fragmentados,incapaces de unirnos en unmismo sistema de valoresque garantice la integraciónde la sociedad.· La búsqueda del placer ylos bienes materiales, auna-dos al fenómeno del urba-

nismo, han debilitado el sentido de pertenenciaa una comunidad y, por tanto, se incrementa elindividualismo y se está perdiendo de vista laconstrucción del bien común desde la política,la economía, la educación, la ética y la moral.

· Cada día son más los fieles que se alejan de la ferecibida teniendo como causas: El ambientepaganizado, los ataques a la fe y a la moralcristiana, la presión de las sectas, la supersti-ción, la ignorancia y la difusión de conductasincompatibles al catolicismo.

· La cultura materialista, hedonista y consumistahace que muchos se alejen de la práctica religio-sa o que la tomen como pasatiempo para evadir-se de la realidad. Se busca una religiosidad sincompromisos ni convicciones firmes. Crece elnúmero de alejados.

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PENSARPENSARPENSARPENSARPENSARPara intentar iluminar esta realidad no tan

alentadora, debemos recordar que la Palabra divi-na es la que ilumina la existencia humana y nosmueve a la conciencia a revisar la propia vida. Esamisma Palabra de Dios reclama la necesidad denuestro compromiso en el mundo y de nuestraresponsabilidad ante Cristo. Para ser capaces detransformar nuestra realidad debemos tener encuenta los siguientes puntos:· Al anunciar el Evangelio, démonos ánimo mu-

tuamente para hacer el bien y comprometernospor la justicia, la reconciliación y la paz.

· La Palabra de Dios impul-sa al hombre a entablarrelaciones animadas porla rectitud y la justicia; dafe del valor precioso anteDios de todos los esfuer-zos del hombre. Denun-cia las injusticias y pro-mueve la solidaridad y laigualdad.

· El compromiso por la jus-ticia y la transformacióndel mundo forma parte dela evangelización.

· La evangelización y la di-fusión de la Palabra hande inspirar su acción en elmundo en busca del ver-dadero bien de todos, enel respeto y la promociónde la dignidad de cada persona.

· A los laicos les corresponde la tarea de invertirdirectamente en la acción social y política.

· Recordemos que Cristo es nuestra paz, quederriba los muros de división.

· La religión nunca puede justificar intolerancia oguerras. No se puede utilizar la violencia ennombre de Dios.

· El compromiso por la justicia, la reconciliacióny la paz tiene su última raíz y su cumplimientoen el amor que Cristo nos ha revelado.

· Escuchando con disponibilidad la Palabra deDios en la Iglesia, se despierta «la caridad y lajusticia para todos, sobre todo para los pobres».El amor siempre será necesario, incluso en lasociedad más justa.

· Los jóvenes son ya desde ahora miembros acti-vos de la Iglesia y representan su futuro.

· Es preciso que se presente la divina Palabratambién con sus implicaciones vocacionales,para ayudar y orientar así a los jóvenes en susopciones de vida, incluida la de una consagra-ción total.

· La Palabra de Dios nos revela que también lascircunstancias adversas son misteriosamente

abrazadas por la ter-nura de Dios. La feque nace del encuen-tro con la divina Pa-labra nos ayuda aconsiderar la vidahumana como dignade ser vivida en ple-nitud también cuan-do está aquejada porel mal.· La Sagrada Escritu-ra manifiesta la pre-dilección de Dios porlos pobres y necesi-tados. En la Biblia elverdadero pobre es elque se confía total-mente a Dios, y Je-sús lo llama bien-

aventurado. La Iglesia es consciente de queexiste una pobreza como virtud, que se ha deejercitar y elegir libremente; pero también deque existe la miseria, que con frecuencia es elresultado de injusticias y provocada por el egoís-mo, que comporta indigencia y hambre. Cuan-do la Iglesia anuncia la Palabra, sabe que se hade favorecer un «círculo virtuoso» entre lapobreza «que conviene elegir» y la pobreza que«es preciso combatir».

· La arrogancia del hombre que vive «como siDios no existiera», lleva a explotar y deteriorar

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la naturaleza, sin reconocer en ella la obra de laPalabra creadora.

· Acoger la Palabra de Dios atestiguada en laSagrada Escritura da lugar a un nuevo modo dever las cosas, promoviendo una ecología autén-tica, que tiene su raíz más profunda en la obe-diencia de la fe…, desarrollando una renovadasensibilidad teológica sobre la bondad de todaslas cosas creadas en Cristo. El hombre necesitaser educado de nuevo en el asombro y el reco-nocimiento de la belleza auténtica que se mani-fiesta en las cosas creadas.

ACTUARACTUARACTUARACTUARACTUARAhora si podemos y debemos preguntarnos:

¿Qué puedo hacer yo para contribuir a que las realida-des oscuras del mundo tengan un poco de luz?

¿Creo que la Palabra de Dios me puede ayudar en algo?

¿Me acerco a la Sagrada Escritura y ese conocimiento melleva a un compromiso social?

COMPROMISOCOMPROMISOCOMPROMISOCOMPROMISOCOMPROMISO- Necesitamos pro-

mover una adecua-da formación se-gún los principiosde la Doctrina so-cial de la Iglesia,para así defendery promover los de-rechos humanosde cada persona,fundados en la leynatural inscrita enel corazón delhombre.

- Debemos promo-ver la reconciliación y la paz.

- Toda religión debería impulsar un uso correctode la razón y promover valores éticos que edi-fiquen la convivencia civil.

- Los católicos y todos los hombres de buenavoluntad hemos de comprometernos a dar ejem-

plo de reconciliación para construir una socie-dad justa y pacífica.

- Necesitamos anunciar la Palabra de Dios a todoslos que padecen sufrimiento físico, psíquico oespiritual. El momento de dolor es cuando sur-gen de manera más aguda en el corazón laspreguntas últimas sobre el sentido de la propiavida.

- Como creyentes y anunciadores del Evangeliotenemos una responsabilidad con respecto a lacreación. Debemos denunciar las actitudes equi-vocadas del hombre cuando no reconoce todaslas cosas como reflejo del Creador, sino comomera materia para manipular sin escrúpulos.

ORACIÓN POR LA PAZSeñor Jesús, Tú eres nuestra paz,Mira a nuestra Patria dañada por la violenciaY dispersa por el miedo y la inseguridad.Consuela el dolor de quienes sufren.Da acierto a las decisiones de quienes nos

gobiernan.Toca el corazónde quienes olvi-dan que somoshermanosY provocan su-frimiento y muer-te.Dales el don dela conversión.Protege a las fa-milias,A nuestros ni-ños, adolescen-tes y jóvenes.A nuestros pue-blos y comunida-des.

Que como discípulos misioneros tuyos,Ciudadanos responsables,Sepamos ser promotores de justicia y de paz,Para que en Ti, nuestro pueblo tenga vida digna.

Amén.María, Reina de la paz, ruega por nosotros.

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Objetivo:

Descubrir cómo la palabra de dios puedeiluminar las culturas de nuestro tiempo eimpregnarla de los valores evangélicos.

Oración Inicial:Quiero, Señor, hacer de tu Palabra un camino

para mi vida. Quiero encontrarte en ella,Señor, Dios mío. Quiero ser discípulo tuyo yponerme a tu escucha cada día.

Abre mis ojos y mis oídos,Señor, a tu Palabra.Fortaléceme con lafuerza de tu Palabra;

conviérteme con la luz detu Palabra; límpiamecon la pureza que tuPalabra trae a mi inte-rior; condúceme con lasabiduría de tu Pala-bra; enséñame con laverdad de tu Palabra;consuélame con la ale-gría de tu Palabra;vivifícame con la vidanueva de tu Palabra; sosténme con la firmezade roca de tu Palabra.

MuéstrameMuéstrameMuéstrameMuéstrameMuéstrameCómo recibirla cada día con un corazón atento,

lejos de las cosas vanas. Cómo conservarla enmi corazón como el tesoro que es. Cómorumiarla todo el día y descubrir tus misterios.Cómo obedecerte en todos tus mandamientospara correr tras de ti. Cómo alabarte al descu-brir en ella tus delicias y maravillas.

Bendito seas, Señor, en la riquezariquezariquezariquezariqueza de tu Palabra.Bendito seas, Señor, en la antorchaantorchaantorchaantorchaantorcha para micamino que es tu Palabra. Bendito seas,Señor, en el manantialmanantialmanantialmanantialmanantial que apaga mi sed quees tu Palabra. Bendito seas, Señor, en elalimento alimento alimento alimento alimento de la fe, esperanza y caridad que es

tu Palabra. Bendito seas, Señor, en la dulzuradulzuradulzuradulzuradulzuraque trae a mi corazón tu Palabra. Benditoseas, Señor, en la pazpazpazpazpaz que me inunda al leertu Palabra.

VERVERVERVERVEREn nuestra Diócesis nos damos cuenta de los

intentos por llevar la Palabra de Dios a nuestrasociedad. Constatamos con gusto, los buenosintentos que se han hecho y que sin duda han

favorecido y seguirán fa-voreciendo para la difu-sión de la Palabra de Diosen los diversos entornosde nuestra cultura.

Ha sido muy favora-ble la elaboración de laLectio Divina para cadadía del año. El uso de losMedios de Comunica-ción Social (internet)para la difusión y cono-cimiento de estos mate-riales, haciéndolos acce-sibles a todas las perso-

nas en general. Otros de los grandes logros enmateria de inculturación y formación, han sidolos Institutos Bíblicos que siguen creciendo yfortaleciéndose en sus sedes. Así también, comolos diversos materiales que se han creado para lacelebración de la Semana de la Biblia, u otrosmateriales de formación y difusión.

Estos intentos han sido buenos, pero no debe-mos estancarnos, la Palabra de Dios no se puedeestancar, es necesario seguir con nuevas iniciati-vas. Por que los cristianos podemos asumir antela inculturación del Evangelio alguna de estasactitudes:1) Rechazo de la cultura: limitar la evangeliza-

ción a la conversión de los individuos, porque lo

TEMA 9TEMA 9TEMA 9TEMA 9TEMA 9

LA PALABRA DE DIOS Y LAS CULTURAS

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que importa es la relación del hombre con Dios,en un encuentro íntimo con Él; es decir, lasalvación de las almas.

2) Exclusión del Evangelio: identifican a Dioscon el mundo, lo divino con lo humano; lacultura por sí misma alcanzará la plenitud hu-mana y la salvación.

3) Aceptación: el orden de la creación es dondeacontece la obra de la redención, la salvación esintegral; se comienza en la historia, pero seconsumará en la escatología.

PENSARPENSARPENSARPENSARPENSARLa cultura es una realidad compleja, a veces

referida a todo el modo de vivir de un pueblo, y aveces restringida a conocimiento académico. Porsu misma complejidad se han dado muy variadasdefiniciones o descripciones. Además, somostestigos y actores de una anti-cultura, o cultura dela muerte. Agresión a la naturaleza, violenciaentre nosotros mismos, atentado contra Dios,entre otras cosas.

En estas condiciones es donde la Iglesia reali-za su tarea evangelizadora. Y si el Evangelio esvida plena para todos: «Yo he venido para darvida a los hombres y para que la tengan enplenitud.» (Jn 10,10). Entonces la Iglesia ha defavorecer todo lo que ayude a la vida, pero ha deoponerse a todo lo que la destruya. Al hablar de inculturación de la Palabra de Dios,

lo primero que hemos de tener en cuenta es queno se trata de un proceso de adaptación superfi-cial, ni de un sincretismo; ya que esto reduce laoriginalidad del Evangelio. Se debe tener enclaro que en la inculturación «el auténtico para-digma, es la encarnación misma del Verbo»(VD 114).Dios siempre respeta la cultura, por la impor-

tancia que ésta tiene para la vida de todos loshombres. Nos damos cuenta de este respeto a lacultura de parte de Dios en el hecho de que Él nose revela de una manera abstracta, más bien, lohace asumiendo lenguajes, imágenes y expresio-nes que están vinculadas a las diferentes culturas.La Palabra de Dios no destruye o elimina la verda-

dera cultura, al contrario, genera valores moralesfundamentales, genera expresiones artísticas yestilos de vida ejemplares (cfr. VD 109). La Pala-bra transforma y regenera la cultura adquiriendonuevas formas de expresión, celebración y depensamiento cristiano. Se han de valorar los seminaverbi y todo lo que la cultura tiene de positivo,abriendo la cultura a los valores evangélicos.

La Palabra de Dios es capaz de penetrar y deexpresarse en culturas y lenguas diferentes, perola misma Palabra, transfigura los límites de cadacultura, creando comunión entre pueblos diferen-tes (VD 116). La Palabra del Señor al ser univer-sal nos invita a una comunión más plena. Se tratade salir de los límites de cada cultura para entraren la universalidad que nos relaciona y nos une atodos, y nos hace a todos hermanos. Esto exige denosotros dejar nuestros criterios y nuestra imagi-nación limitada para dejar espacio en nosotros ala presencia de Cristo. En este tema de la inculturación, lo principal a

tomar en cuenta, son los métodos e iniciativasadecuadas que se han de emplear para impreg-nar a la cultura y las personas con los valores delEvangelio. El Papa Benedicto XVI nos habla dedos espacios que no dejan de ser un reto grandepara todos los evangelizadores: la escuela y launiversidad, son dos lugares donde quiere quese promueva el conocimiento profundo de laBiblia, por ser muchas veces ocasión única deformación para muchos jóvenes, pero realmen-te esto es muy difícil o casi imposible cuando ennuestro país la educación tiene la desventaja deser laica. Este problema da origen a buscarnuevas formas y espacios alternativos para elestudio y conocimiento de la Sagrada Escritura.Un instrumento privilegiado para la

inculturación de la Palabra, como lo ha expresadoel Papa Benedicto XVI en este documento y ensus mensajes con ocasión de la Jornada Mundialde las Comunicaciones Sociales, es el uso correc-to y creativo de los MCS antiguos y nuevos. Enconcreto de los New Media, por ejemplo el internet.Lo que se pide, es que se empleen con atención einteligencia estos medios y que se cuente con unconocimiento apropiado para el uso de ellos.Conscientes de que los MCS son un nuevo foro

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para resonar el Evangelio, pero también cons-cientes de que se han de usar con la advertencia deque el mundo virtual nunca podrá reemplazar almundo real, y que la evangelización los ha deaprovechar en la medida que ayuden a establecerrelaciones significativas llegando al contactopersonal, que es insustituible. Su uso implica unamejor capacitación humana y técnica para que elEvangelio no pierda su valor y originalidad, enestos espacios ha de aparecer el rostro de Cristo yha de oírse claramente su voz.

El Evangelizador al encontrarse con una nue-va cultura ha de discernir lo que en ella coincidecon el Evangelio para favorecerlo, pero tambiénha de descubrir lo que en ella no va de acuerdo alEvangelio para sanarlo y transformarlo. Una ac-ción pro-cultural, y otra contra-cultural. Esta esuna tarea bastante difícil para el evangelizador;un verdadero ministerio profético: edificar, perotambién destruir. En términos más simples: loque favorece el progreso auténtico del hombre,impulsarlo; lo que no lo favorece, frenarlo. Elevangelizador invitará a la transformación de lapropia cultura.

ACTUAR ACTUAR ACTUAR ACTUAR ACTUAREs necesario que todos los cristianos nos com-

prometamos con la inculturación de la Palabra deDios, desde el respeto a los valores propios ynaturales de la cultura, hasta el respeto a la inte-gridad de la Palabra, para que no pierda su sentidoy su originalidad.

En nuestra época tenemos limitaciones, perotambién tenemos cosas a nuestro favor. Las per-sonas siempre tendrán necesidad de una palabra,de un consejo, de una orientación para su vida;qué mejor que sea desde la Palabra de Dios y conla gran ayuda de los avances de la tecnología enmateria de comunicación. Tenemos los elemen-tos, de la cultura y del Evangelio, tenemos lasherramientas y medios sofisticados y efectivos,sólo falta que nos comprometamos aportandonuestro tiempo, nuestras capacidades humanas,nuestra manera de pensar y de actuar. Siendo asíserá más fácil y más fructífera la relación entre laPalabra de Dios y las culturas.

1. ¿Qué elementos positivos podemos rescatar de nuestracultura actual?

2. ¿A cuáles ambientes de nuestra cultura se puede llevarla Palabra de Dios?

3. ¿Qué sugieres para llevar la Palabra de Dios a estosambientes o personas?

4. ¿Qué Medios de Comunicación Social es convenienteutilizar para transmitir la Palabra de Dios, sin quepierda su respeto, valor y originalidad?

5. Para la inculturación de la Palabra de Dios, sonindispensables los recursos humanos y económicos¿Qué propones para obtener, aplicar y usar estosrecursos?

Oración final:Creemos posible una Iglesia donde la autoridad

reside en la Comunidad como opción delEspíritu ; con sentido de subsidiariedad yparticipación. Y todos y todas participamos enla toma de decisiones. Creemos posible unaIglesia donde la ética pueda ser expresión delamor en la libertad y en la que las opcionespersonales puedan reflejar las vivencias ple-nas de la sexualidad.

Creemos posible una Iglesia donde la realidadsocial y la Historia nos interpelan y nos de-mandan un compromiso firme en la defensade los Derechos Humanos, la justicia y lasolidaridad.

Creemos posible una Iglesia donde la Revelaciónde Dios está inculturada en el hoy de losPueblos . Donde todas y todos pueden expre-sar Su Rostro, reconociendo y celebrando ladiversidad.

Creemos posible una Iglesia donde los ministe-rios son expresión de servicio a las comunida-des

Y son ejercidos por hombres y mujeres en pari-dad sin discriminación por su estado de vida.Somos Iglesia en camino, haciendo procesosen el diálogo, la búsqueda común en el plura-lismo; con actitud profética, firmes en laesperanza que se construye día a día y nuncase da por concluida. Con y entre los Pobres dela tierra Por todas las geografías, culturas ylenguas, anunciando al Jesús del Evangelio,hijo de María, mujer del Pueblo, memoria yexpresión viva de la Trinidad.

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Objetivo:

Profundizar en la importancia del diálogointerreligioso en nuestra actualidad y laforma en que la Palabra de Dios debe ilumi-nar esta realidad.

Oración Inicial:(Se sugiere preparar el lugar para colocar la SagradaEscritura que puede entrar en procesión; en el lugar puedehaber flores y signos alusivos a otras religiones; mientrasentra la Biblia se entona el canto: Tu palabra me da vida.)

Señor, te pedimos que tu Palabra nos inspire ysea ella quien motive cada una de nuestrasactividades y los esfuerzos que hagamos paraentablar diálogo y comunicación con los queprofesan otras religiones; danos la sencillez yla humildad necesaria para descubrir losvalores que ellos nos pueden transmitir y quela fraternidad y la comunión sean los motoresde nuestra comunicación en búsqueda de unaauténtica comunión.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

VERVERVERVERVERPara ahondar en este tema, se hace preciso dar

una mirada a nuestra realidad y esto bastará paradarnos cuenta de que en relación a la Palabra deDios y el diálogo interreligioso, las cosas no soniguales en comparación como lo fueron hacealgunos años. Anteriormente en todas nuestrascomunidades y pueblos no había más que unareligión y todos la profesaban sin distinción y siescuchábamos hablar sobre otras religiones osectas, era sólo en lugares mas grandes o máspoblados, mientras que en las pequeñas comuni-dades si acaso se tenía la vista esporádica de losProtestantes o Testigos de Jehovah, quienes al noobtener respuestas satisfactorias, preferían irse a

otras comunidades; el ambiente que se vivía ennuestros pueblos y comunidades era de grandestradiciones y de mucho fervor manifestado ennuestras fiestas patronales, las procesiones con elsanto del pueblo, novenas, mandas, peregrinacio-nes y muchas formas de religiosidad popular.

Hoy, aunque siguen habiendo este tipo demanifestaciones o devociones, la situación reli-giosa ha cambiado y ya no sólo en las grandesciudades, sino también en algunas comunidadesrurales o pequeñas ya hay presencia de sectas ypersonas que ya no profesan la fe católica y quevan cambiando sus tradiciones por otras; es ciertoque esta presencia de sectas o pseudo religionesno atentan ni hacen nada en contra de la fecatólica e incluso, manifiestan respeto por loscatólicos y piden el mismo respeto para ellos y sucreencia. La situación que se presenta, hace quehaya cierta variedad o pluralidad de ideas y pen-samientos sobre la religión y al parecer, lo queantes representaba un solo idioma en cuanto areligión se refería, ahora se presenta como variosidiomas y formas de vivir la religión.

Podríamos pensar que esto no representa nin-gún problema o dificultad pues a fin de cuentascada persona es libre de profesar o vivir la fe quequiera y a nadie se le puede imponer una u otrareligión y si cada cual profesa su fe sin atentar odecir nada sobre la fe del otro, no hay ningunadificultad o problema. Más que verlo como unproblema, yo quiero verlo como un reto paranosotros, que creemos en nuestra Iglesia Católicay es un reto que debemos afrontar, pues se hacenecesario el diálogo interreligioso que nos ayudea entablar comunicación con aquellos que noprofesan nuestra misma fe y lo interesante es elpreguntarnos cómo vamos a hacer para entablar ocomenzar ese diálogo con ellos, sin olvidar quetodos somos hermanos e hijos de Dios, quien por

TEMA 10TEMA 10TEMA 10TEMA 10TEMA 10PALABRA DE DIOS

Y DIÁLOGO INTERRELIGIOSO

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encima de todo quiere y desea la unidad de todossus hijos en un clima de fraternidad y armonía.

PENSARPENSARPENSARPENSARPENSARLas palabras hermano y fraternidad tienen una

historia tan larga como la humanidad ya quedesignan una experiencia primordial de los hom-bres. Sin paternidad no hay filiación sino orfan-dad y si hablamos de fraternidad en nuestra Igle-sia, convine que sepamos qué es la Iglesia, cuál esel sentido originario de la fraternidad cristiana ycómo en una sociedad plural los cristianos esta-mos llamados a vivir con nitidez nuestra condi-ción propia como el evangelizar en medio denuestro mundo y situación.

La Iglesia y elMagisterio no perma-necen al margen dela situación que invi-ta al diálogointerreligioso y lanecesidad de ilumi-nar esa realidad conla Palabra de Dios,puesto que la Iglesiareconoce como parteesencial del anunciode la Palabra el en-cuentro y la colabo-ración con todos loshombres de buenavoluntad, en particular con las personas pertene-cientes a las diferentes tradiciones religiosas, ypide que todos nos interesemos por iniciar estediálogo siempre en la perspectiva de la fraterni-dad por encima de cualquier otro interés.

Ya no basta con darse cuenta de que hay otrasreligiones o sectas que se han ido filtrando ennuestras comunidades o suponer que de cualquiermodo, a pesar de la presencia de estas sectas oreligiones, nuestra Iglesia siempre será mayoría yque no hay porque preocuparse; la realidad nosinterpela y nos cuestiona al demostrarnos que elrápido proceso de globalización, característicode nuestra época, hace que se viva en un contactomás estrecho con personas de culturas y religio-

nes diferentes. Se trata de una oportunidad provi-dencial para manifestar cómo el auténtico sentidoreligioso puede promover entre los hombres rela-ciones de hermandad universal.

La experiencia nos enseña que cuando se nospresenta una oportunidad, no debemos desapro-vecharla y es por eso que la invitación al diálogocon los de otras religiones es también una invita-ción a que revisemos nuestras actitudes pasadascon relación a la convivencia o comunicación conlos de otras religiones y reconocer que aunquedefendamos y confiemos en nuestra Iglesia, esono es motivo para criticar o juzgar deliberada-mente que nuestra religión es la mejor de todas ypor eso, lleguemos a menospreciar los esfuerzos

que hacen los de otrasreligiones por vivir enarmonía, pues es buenoreconocer que en mu-chas grandes tradicionesreligiosas se encuentrantestimonios de la íntimaunión entre la relacióncon Dios y la ética delamor por todos los hom-bres. (VD 117)

El Papa BenedictoXVI expresa su preocu-pación por la falta dediálogo entre las diver-sas religiones y nos mo-

tiva a un esfuerzo que permita ir abriendo esosespacios de comunicación con ellos y en conti-nuidad con la importante obra del Venerable JuanPablo II, confía en que las relaciones inspiradasen la confianza, que se han establecido desdehace años entre cristianos y musulmanes, prosi-gan y se desarrollen en un espíritu de diálogosincero y respetuoso; en ese diálogo debe imperarel espíritu de fraternidad y unión, teniendo comopuntos esenciales el que se profundice en elrespeto de la vida como valor fundamental, en losderechos inalienables del hombre y la mujer y suigual dignidad. Teniendo en cuenta la distinciónentre el orden sociopolítico y el orden religioso,las religiones han de ofrecer su aportación al biencomún. (VD 118)

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Es muy importante que no olvidemos que no setrata de imponer ideas o que todos acepten anuestra Iglesia y que los demás reconozcan queestán en un error o que la Iglesia Católica está encontra de las demás religiones, sino que tenemosque mostrar el respeto de la Iglesia por las antiguasreligiones y tradiciones espirituales de los diversosContinentes; éstas contienen valores de respeto ycolaboración que pueden favorecer mucho la com-prensión entre las personas y los pueblos. No setrata de quitarle valor a los que las demás religioneso proponen para lograr la salvación o suponer quesólo los que creemos en la Iglesia católica nospodemos salvar, puesto que encontramos en otrasexperiencias religiosas una atención sincera por latranscendencia de Dios, reconocido como el Crea-dor, así como también por el respeto de la vida, delmatrimonio y la familia, y un fuerte sentido de lasolidaridad. (VD 119)

Sabemos que no se trata de una tarea o laborfácil y que el diálogo no sería fecundo si éste noincluyera también un auténtico respeto por cadapersona, para que pueda profesar libremente lapropia religión y he ahí la necesidad de que seasegure de manera efectiva a todos los creyentesla libertad de profesar su propia religión en priva-do y en público, además de la libertad de concien-cia, dando muestras de madurez y crecimientoespiritual que vayan haciendo que los espacios dediálogo y comunicación sean los medios quefavorezcan la paz y el entendimiento entre lospueblos. (VD 120)

No hay pretexto para no iniciar o entablardiálogo interreligioso sustentados en la Palabrade Dios, siempre basados en la fraternidad y ¿cuáles el fundamento de la fraternidad cristiana? Esefundamento es la fe en Dios nuestro Padre en lamedida en que somos adoptados como hijos en elHijo y haber nacido en el seno de la Iglesia,comporta la gracia de la fraternidad y del amorcon los demás; la condición cristiana es buscar lafraternidad en la relación con los demás y dentrode la Iglesia deben ser abatidas las barreras queimpidan la fraternidad: raza, color, sexo, lengua,nación, cultura, condición social, opción política,etc; pues «los que han sido bautizados en Cristose han revestido de Cristo: ya no hay judío ni

griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, yaque todos ustedes son uno en Cristo Jesús» (Gal3,27-28; Col 3,11)

La Iglesia se forma con cristianos procedentesde todos los pueblos, ya que está abierta todos loshombres, por eso, la Iglesia debe ser como unfermento de unidad entre todos los hombres y lospueblos y aspira a hacer una sola familia de todoslos hombres. La Iglesia no puede estar cerradasobre sí misma, pues ha sido convocada por Diospara ser enviada al mundo, no para vivir confor-tablemente replegada en sí misma. El debe evan-gélico de custodiar la identidad de la fraternidadcristiana no es por temor, sino por amor a lahumanidad, la Iglesia no debe ser un gueto deselectos o débiles para la comunicación con losdemás, está en el mundo y no debe ser del mundo,participa en las condiciones históricas de lassociedades, aunque en todo lugar halle patria y entoda patria se sienta peregrina.

Para enfrentar este reto del diálogointerreligioso, los que formamos esta Iglesia te-nemos que recordar que la Iglesia y los cristianosestamos llamados a ser en medio de la sociedadsal, luz y fermento, pero no podemos cumplir lamisión sin vigor interno y contacto exterior; si sedesvirtúan pierden capacidad transformadora y sise mantienen a distancia no hay oportunidad deprestar el servicio apostólico. El amor dentro dela comunidad cristiana y el amor hacia todos esmisionero (cf. Mt 5,43-48, 25, 31-46), ya que abrelas puertas de los hombres al Evangelio y respal-da la palabra de la predicación. No podemos,insisto, creer o suponer que sólo nosotros, los quepertenecemos a la Iglesia Católica nos salvare-mos y que los que profesan otra religión se con-denarán, puesto que no tenemos la última palabrapara decidir o juzgar quienes se salvarán; loverdaderamente importante será el entablar diá-logo con los demás, un diálogo fraterno.

ACTUARACTUARACTUARACTUARACTUAREn este punto ofrezco algunas líneas de acción

o propuestas que nos podrían ayudar a vivir oenfrentar el reto del diálogo interreligioso y laPalabra de Dios; estas propuestas son tomadas

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del IV PDP y el documento de Aparecida.Es necesario desarrollar nuevas propuestas

evangelizadoras y catequéticas que sean capacesde incidir en los diversos ambientes en los que semueven la mayoría de las personas, para quepuedan encontrarse con Jesucristo y su Evangelio(IV PDP 90).

Sentido comunitario para ser auténtico, respe-tar y propiciar la opción personal que todo serhumano hace o no a Dios (IV PDP 93).

Urge llevar el Evangelio a todas las personas ya todos los rincones de las parroquias. (IV PDP1005).

Superar la fuerte tendencia al individualismoque nos impide formar comunidad (IV PDP 1014).

Nuestra misión es transformar las comunida-des cristianas con los valores del Reino (IV PDP1063).

Nuestro servicio pastoral a la vida plena de lospueblos indígenas exige anunciar a Jesucristo y laBuena Nueva del Reino de Dios y fomentar eldiálogo interreligioso, intercultural y ecuménico(DA 95).

Es necesario diferenciar dentro del pluralismoreligioso a los creyentes que pertenecen a otrasIglesias o comunidades eclesiales, tanto por sudoctrina como por sus actitudes (DA 100 g).

Esforzarnos por presentar al mundo un rostrode la Iglesia en la cual todos se sientan acogidoscomo en su propia casa (DA 188).

El contacto ecuménico favorece la estima re-cíproca, convoca a la escucha común de la Pala-bra de Dios y llama a la conversión a los que sedeclaran discípulos y misioneros de Jesucristo(DA 232).

El diálogo interreligioso se fundamenta en lamisión que Cristo nos confió, solicitando la sabiaarticulación entre el anuncio y el diálogo comoelementos constitutivos de la evangelización (DA237).

El diálogo interreligioso tiene un especial sig-nificado en la construcción de la nueva humani-dad: abre caminos inéditos de testimonio cristia-no, promueve la libertad y dignidad de los pue-

blos, estimula la colaboración por el bien común,supera la violencia motivada por actitudes reli-giosas fundamentalistas (DA 239).

La fuerza de este anuncio será fecundo si lohacemos con el estilo adecuado, con las actitudesdel Maestro para dar un testimonio de proximi-dad que entrañe afecto, escucha, humildad, soli-daridad, compasión, reconciliación y compromi-so (DA 363).

El testimonio de comunión eclesial y la santi-dad son una urgencia pastoral y la programaciónpastoral ha de inspirarse en el mandamiento delamor (DA 368).

Conocer los valores culturales, la historia ytradiciones de los demás para entrar en diálogofraterno y respetuoso con ellos (DA 532).

Oración final:Señor nuestro Jesucristo, que momentos antes

de la Pasión oraste por los que iban a ser tusdiscípulos hasta el fin de mundo, para quetodos fueran uno, como Tú estás en el Padrey el Padre en Ti; compadécete de tanta divisióncomo existe entre quienes profesan tu fe…Derriba los muros de separación que dividehoy a los cristianos…

Mira con ojos de misericordia las almas que hannacido en una u otra comunión cristiana, obrade los hombres, que no tuya…

Atráelos a todos a esta única comunión queimplantaste desde el principio: a la Iglesia,Una, Santa, Católica y Apostólica…

Como en el cielo sólo existe una sociedad santa,que no exista en la tierra más que una comu-nión que confiese y glorifique tu santo nom-bre.

Que no seamos causa de división entre losdemás, sino que nos esforcemos por entablardiálogo fraterno y respetuoso con los que nosrodean. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Canto final:

Todos unidos, formando un solo cuerpo…

CONCLUSIÓNCONCLUSIÓNCONCLUSIÓNCONCLUSIÓNCONCLUSIÓN La formación cristiana es una labor que se ha

venido llevando a cabo tomando como referen-

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cia la edad cronológica del creyente con laintención de acrecentar la madurez en la fe.Cada vez hay mayor preocupación por esto selleve a cabo de la mejor manera, con procesosque ofrecen una mayor eficacia y resultadosconvincentes, lo que nos hace creer que esta-mos haciendo bien nuestra labor de evangeliza-ción. Sin embargo, cabe preguntarse ¿en quémedida la Palabra de Dios es el centro de estosprocesos de formación? O, ¿qué tanto el fielcristiano se encuentra directamente con la Pala-bra de Dios, en los medios ofrecidos para suformación cristiana? Esto resulta importante, aldescubrir que corremos el riesgo de formarnosa partir de reflexiones teológicas e interpreta-ciones personales de la Palabra de Dios.

Es, por ello, necesario retomar la centralidad dela Sagrada Escritura en nuestra vida de fe,atendiendo a la invitación del Santo PadreBenedicto XVI en la exhortación apostólicasobre la Palabra de Dios «Verbum Domini».

Al igual que en las primeras comunidades decristianos, hoy nos reunimos asiduamente paraescuchar la enseñanza de los apóstoles, vivirunidos y participar en la fracción del pan y en lasoraciones.Debido a la animación bíblica de la pastoral,

aumenta el conocimiento de la Palabra de Dios yel amor por ella (DA 99ª). Las comunidadeseclesiales de base, en el seguimiento misionerode Jesús, tiene la Palabra de Dios como fuente desu espiritualidad (DA 179). Incluso existen otrasformas de pequeñas comunidades, de movimien-tos, grupos de vida, de oración y de reflexión dela Palabra de Dios (DA 180).

En nuestra diócesis hay muchas personas queestudian y escuchan la Palabra de Dios, la ponenen práctica y son sensibles a las necesidades delos demás (IV PDP 118). La catequesis se alimen-ta de la Palabra de Dios para fortalecer nuestra fe(IV PDP 119). Sin embargo, no estamos habitua-dos al estudio de la Biblia y ésta a veces es unsimple adorno (IV PDP 126). Esta nueva culturaemergente, tiene mucha influencia y tiende acrear un mundo sin Dios; es decir, nos dejarnosenvolver por el secularismo, que hace a un lado

los valores evangélicos privilegiando el placer, eltener y el poder, y conduciendo a una vida vacíay carente de sentido IV PDP 129).

Como nos hace contemplar el Prólogo delEvangelio de Juan, todo el ser está bajo el signo dela Palabra. El Verbo sale del Padre y viene a vivirentre los suyos, y retorna al seno del Padre parallevar consigo a toda la creación que ha sidocreada en Él y para Él. La Iglesia vive ahora sumisión en expectante espera de la manifestaciónescatológica del Esposo. Esta espera nunca espasiva, sino impulso misionero para anunciar laPalabra de Dios que cura y redime a cada hombre:también hoy, Jesús resucitado nos dice: «vayan almundo entero y proclamen el Evangelio a toda lacreación» (Mc 16,15). (VD 121)

Por eso, nuestro tiempo ha de ser cada día másel de una nueva escucha de la Palabra de Dios yde una nueva evangelización. Redescubrir el pues-to central de la Palabra divina en la vida cristiananos hace reencontrar de nuevo así el sentido másprofundo de lo que el Papa Juan Pablo II hapedido con vigor: continuar la misión ad gentes yemprender con todas las fuerzas la nueva evange-lización, sobre todo en aquellas naciones donde elEvangelio se ha olvidado o padece la indiferenciade cierta mayoría a causa de una difundida secu-larización.

Cuanto más sepamos ponernos a disposiciónde la Palabra divina, tanto más podremos consta-tar que el misterio de Pentecostés está vivo tam-bién hoy en la Iglesia de Dios. El Espíritu delSeñor sigue derramando sus dones sobre la Igle-sia para que seamos guiados a la verdad plena,desvelándonos el sentido de las Escrituras y ha-ciéndonos anunciadores creíbles de la Palabra desalvación en el mundo.

El anuncio de la Palabra crea comunión y esfuente de alegría. Una alegría profunda que brotadel corazón mismo de la vida trinitaria y que senos comunica en el Hijo. Una alegría que es undon inefable que el mundo no puede dar. Según laEscritura, la alegría es fruto del Espíritu Santo(Ga 5,22), que nos permite entrar en la Palabra yhacer que la Palabra divina entre en nosotrostrayendo frutos de vida eterna. Al anunciar con la

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fuerza del Espíritu Santo la Palabra de Dios,queremos también comunicar la fuente de laverdadera alegría, no de una alegría superficial yefímera, sino de aquella que brota del ser cons-cientes de que sólo el Señor Jesús tiene palabrasde vida eterna (Jn 6,68). (VD 123)

Esta íntima relación entre la Palabra de Dios yla alegría se manifiesta claramente en la Madre deDios. Recordemos las palabras de santa Isabel:«Dichosa tú, que has creído, porque lo que te hadicho el Señor se cumplirá» (Lc 1,45). María esdichosa porque tiene fe, porque ha creído, y enesta fe ha acogido en el propio seno al Verbo deDios para entregarlo al mundo. La alegría querecibe de la Palabra se puede extender ahora atodos los que, en la fe, se dejan transformar por laPalabra de Dios.

Así pues, que cada jornada nuestra esté marca-da por el encuentro renovado con Cristo, Verbodel Padre hecho carne. Él está en el principio y enel fin, y «todo se mantiene en él» (Col 1,17).Hagamos silencio para escuchar la Palabra deDios y meditarla, para que ella, por la accióneficaz del Espíritu Santo, siga morando, viviendoy hablándonos a lo largo de todos los días denuestra vida. De este modo, la Iglesia se renuevay rejuvenece siempre gracias a la Palabra delSeñor que permanece eternamente (1 P 1,25; Is40,8) (VD 124).

Se hace, pues, necesario proponer a los fielesla Palabra de Dios como don del Padre para elencuentro con Jesucristo vivo, camino de autén-tica «conversión» y de renovada comunión ysolidaridad. Esta propuesta será mediación deencuentro con el Señor si se presenta la Palabrarevelada, contenida en la Eucaristía, como fuentede evangelización (DA 248).

Para que en verdad, el pueblo conozca a fondoa Cristo y lo siga fielmente, debe ser conducidoespecialmente en la lectura y meditación de laPalabra de Dios, que es el primer fundamento deuna catequesis permanente (DA 298).

Si se quieren pequeñas comunidades vivas ydinámicas, es necesario suscitar en ellas unaespiritualidad sólida, basada en la Palabra deDios, que las mantenga en plena comunión de

vida e ideales con la Iglesia local, y en particular,con la comunidad parroquial (DA 309).

En nuestro siglo tan influenciado por los me-dios de comunicación social, el primer anuncio,la catequesis o el ulterior ahondamiento de la fe,no pueden prescindir de esos medios. Puestos alservicio del Evangelio, ellos ofrecen la posibili-dad de extender casi sin límites el campo deaudición de la Palabra de Dios, haciendo llegar laBuena Nueva a millones de personas (DA 485).

Es necesario difundir, por tanto, la Palabra deDios, anunciándola con alegría y valentía, con laintención de lograr la formación de los laicos detal modo que puedan responder a las grandespreguntas y aspiraciones de hoy e insertarse enlos diferentes ambientes, estructura y centro dedecisión (DA 517h).

Por ello, el santo padre Benedicto nos exhortauna vez más a todo el Pueblo de Dios, a losPastores, a las personas consagradas y a los laicosa esforzarnos para tener cada vez más familiari-dad con la Sagrada Escritura. Nunca hemos deolvidar que el fundamento de toda espiritualidadcristiana auténtica y viva es la Palabra de Diosanunciada, acogida, celebrada y meditada en laIglesia. Esta relación con la divina Palabra serátanto más intensa cuanto más seamos conscientesde encontrarnos ante la Palabra definitiva de Diossobre el cosmos y sobre la historia, tanto en laSagrada Escritura como en la Tradición viva de laIglesia (Verbum Domini 121).

Que el Espíritu Santo despierte en los hombreshambre y sed de la Palabra de Dios y susciteentusiastas anunciadores y testigos del Evangelio(Verbum Domini 122).

NOTAS:NOTAS:NOTAS:NOTAS:NOTAS:1 BENEDICTO XVI, Verbum Domini, núm. 50.

2 BENEDICTO XVI, Verbum Domini, núm. 50.

3 BENEDICTO XVI, Verbum Domini, núm. 50.

4 BENEDICTO XVI, Verbum Domini, núm. 51, p. 93

5 BENEDICTO XVI, Verbum Domini, núm. 51, p. 93

6 BENEDICTO XVI, Verbum Domini, núm. 51, p. 93

7 BENEDICTO XVI, Verbum Domini, núm. 51, p. 94

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ORACION DE AMORA LA PALABRA DE DIOS

Quiero, Señor, hacer de tu Palabra un camino para mi vida.Quiero encontrarte en ella, Señor, Dios mío.

Quiero ser discípulo tuyo y ponerme a tu escucha cada día.Abre mis ojos y mis oídos, Señor, a tu Palabra.

Fortaléceme con la fuerza de tu Palabra;conviérteme con la Luz de tu Palabra;

límpiame con la pureza que Tu Palabra trae a mi interior;condúceme con la sabiduría de Tu Palabra;

enséñame con la Verdad de Tu Palabra;consuélame con la Alegría de Tu Palabra;

vivifícame con la Vida Nueva de Tu Palabra;sosténme con la firmeza de Roca de Tu Palabra.

MuéstrameCómo recibirla cada día con un corazón atento, lejos de las cosas vanas

cómo conservarla en mi corazón como el tesoro que es,cómo rumiarla todo el día y descubrir tus misterios,

cómo obedecerte en todos tus mandamientos para correr tras de Ti;cómo alabarte al descubrir en ella tus delicias y maravillas.

Bendito seas, Señor, en la riqueza de Tu Palabra.Bendito seas, Señor, en la antorcha para mi camino que es Tu Palabra.

Bendito seas, Señor, en el manantial que apaga mi sed que es Tu Palabra.Bendito seas, Señor, en el alimento de la fe, esperanza y caridad que es Tu

Palabra.Bendito seas, Señor, en la dulzura que trae a mi corazón Tu Palabra.

Bendito seas, Señor, en la Paz que me inunda al leer Tu Palabra.(Sagradoweb.com)

ORACION DE AMORA LA PALABRA DE DIOS

Quiero, Señor, hacer de tu Palabra un camino para mi vida.Quiero encontrarte en ella, Señor, Dios mío.

Quiero ser discípulo tuyo y ponerme a tu escucha cada día.Abre mis ojos y mis oídos, Señor, a tu Palabra.

Fortaléceme con la fuerza de tu Palabra;conviérteme con la Luz de tu Palabra;

límpiame con la pureza que Tu Palabra trae a mi interior;condúceme con la sabiduría de Tu Palabra;

enséñame con la Verdad de Tu Palabra;consuélame con la Alegría de Tu Palabra;

vivifícame con la Vida Nueva de Tu Palabra;sosténme con la firmeza de Roca de Tu Palabra.

MuéstrameCómo recibirla cada día con un corazón atento, lejos de las cosas vanas

cómo conservarla en mi corazón como el tesoro que es,cómo rumiarla todo el día y descubrir tus misterios,

cómo obedecerte en todos tus mandamientos para correr tras de Ti;cómo alabarte al descubrir en ella tus delicias y maravillas.

Bendito seas, Señor, en la riqueza de Tu Palabra.Bendito seas, Señor, en la antorcha para mi camino que es Tu Palabra.

Bendito seas, Señor, en el manantial que apaga mi sed que es Tu Palabra.Bendito seas, Señor, en el alimento de la fe, esperanza y caridad que es Tu

Palabra.Bendito seas, Señor, en la dulzura que trae a mi corazón Tu Palabra.

Bendito seas, Señor, en la Paz que me inunda al leer Tu Palabra.(Sagradoweb.com)