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1. Introducción En el ámbito de las llamadas ciencias sociales, humanas, de la salud y pedagógicas, la evaluación se ha convertido en los últimos tiempos en un tema recurrente. No era de esperar que la rehabilitación psicosocial escapase de esa tendencia. Cuando se habla o cuando se escribe sobre reha- bilitación, todo el mundo coincide en afirmar que evaluar es una tarea imprescindible y por ende inexcusable. Nadie, por tanto, osa desmerecer la cuestión. Nadie suministra argumentos que puedan someter a revisión crí- tica la tautología de que antes de intervenir es necesario evaluar. No ha de ser aquí donde se cambie esta tendencia. Lo que si se va a hacer es llamar la atención sobre la nece- sidad de mantener la coherencia entre los postulados teó- ricos y las prácticas profesionales. Nunca se ha de olvidar que ese proceder analítico que lla- mamos evaluación, fundamenta la constitución y organiza- ción de la praxis. Por coherencia debe hacerse valer la máxi- ma de que en rehabilitación psicosocial, si no hay condicio- nantes objetivos que lo desaconsejen, no se ha de intervenir sin previamente haber evaluado. Pongamos un ejemplo ilus- trativo: no sería correcto incluir usuarios en distintos pro- gramas, grupos o actividades, de forma sistemática y rutina- ria. Evaluar, en este supuesto, sería el primer paso. El forma- to de intervención elegido, consecuente con los resultados de la evaluación, el segundo. Esta lógica coloca a los recursos de rehabilitación en función de aquello que sabemos, por la eva- luación, que las personas necesitan, y no en la rutina de ir encajando a las personas en lo que puede ofrecer el recurso al margen de la evaluación. La rehabilitación, al fin y a la postre, busca facilitar y favo- recer cambios en el comportamiento hasta socializarlo (adap- tación y re-adaptación normativa a la comunidad de referen- cia). La evaluación, entonces, cobra vital importancia al tras- lucir las causas que gobiernan la probabilidad del cambio. Cuestión que implica asegurar una y otra vez la correspon- dencia entre evaluación e intervención. Una y otra no han de administrase como procedimientos independientes e incon- jugables, aunque se establezcan con impecable corrección formal y burocrática. Para evitarlo habría que elevar a la cate- goría de aforismo la siguiente sentencia: es prácticamente imposible poder disponer las contingencias necesarias para favorecer que un individuo se desenvuelva y opere de forma adecuada en la comunidad, si prescindimos de la evaluación o si ésta no legitima el manejo de contingencias. Tampoco ha de presuponerse que evaluar, en rehabilita- ción psicosocial, consiste en la mera aplicación de escalas, cuestionarios o registros más o menos estandarizados. No hay que confundir evaluar con recoger información. Como ha de poner en evidencia los argumentos que paulatina- mente se irán trabando, evaluar no es aplicar protocolaria y rutinariamente instrumentos elegidos a priori. «El proceso de evaluación (...) no es la aplicación simple y de una vez por todas de una prueba o de una entrevista» 1 . No se quiere decir con esto que tales pruebas sean inútiles e innecesarias. Lo que se está queriendo decir es que evaluar supera y tras- ciende metodológica y epistemológicamente tales prácticas. Las escalas, los cuestionarios y los registros pueden ayudar- nos a recoger y ordenar información relevante, pero per se, no la evalúan. «Los datos por sí mismos no proveen de cono- cimiento. Se requiere una estructura teórica que organice, sistematice y vuelva significativos los datos» 2 . Bien podíamos acogernos a la tesis que se acaba de citar para usarla como definición de evaluación, como clarificación de lo que significa evaluar. Así, se podría decir que evaluar es obtener datos informativos que hay que tratar. Tal trata- miento es obligado hacerlo de acuerdo a una estructura algo- rítmica que permita organizar y sistematizar la información previamente recabada para que cobre significado funcional. Proceder éste que convierte a la evaluación en un aspecto esencial y primario. Esencial puesto que es el requisito inex- cusable no sólo para conocer al «sujeto rehabilitable», sino también para conocer la eficacia de las intervenciones aplica- das, y para controlar los resultados y los avances o mejoras de la persona a la que se le aplican tales intervenciones. Primario puesto que es el trámite previo a la implementación de pra- xis rehabilitadoras y por tanto, el proceder primero. Liberman 3-5 vindica la importancia de la evaluación funcional en rehabilitación, en los resultados que aportan estudios longitudinales. En ellos se pone de manifiesto la posibilidad de readaptación social de las personas que sufren esquizofrenia. Readaptación que sería improbable sin rehabilitación integral. Rehabilitación que sería inefi- caz y fallida sin evaluación, dado que evaluación y trata- miento están intrínsecamente asociados y se interrelacio- nan de manera continua en el tiempo. Desde el primer renglón, no se ha hecho otra cosa que remarcar el enorme interés que tiene evaluar. Conviene ahora llamar la atención sobre la circunstancia de que tal interés es por encima de todo, un interés aplicado, un pro- ceso útil, ya que no existe mayor utilidad que poder ayu- dar a la persona evaluada en la dirección propia. Ayuda que sin ninguna duda se confiere fundamentando la toma de decisiones en los resultados de la evaluación. A modo de conclusión diríamos que, para trabajar en rehabilitación psicosocial es inexcusable evaluar. Lo es, para poder conocer al sujeto de rehabilitación en interacción con su entorno sociocomunitario. Conocimiento que habilita el diseño de estrategias de intervención favorecedoras del desenvolvimiento nor- malizado y adaptativo de la persona, en los distintos contextos ambientales en los que ha de operar. Por eso, la evaluación debe ser multidimensional y abarcar la mayor parte de las áreas vitales de la persona. Evaluación en Rehabilitación Psicosocial 31 Capítulo 2. Fundamentos Teóricos de la Evaluación Conductual y Funcional en Rehabilitación Juan Fernández Blanco

SESION 02 Fundamentos Teóricos de La Evaluación (MATERIAL de APOYO)

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Fundamentos Teóricos de La Evaluación

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  • 1. Introduccin

    En el mbito de las llamadas ciencias sociales, humanas,de la salud y pedaggicas, la evaluacin se ha convertidoen los ltimos tiempos en un tema recurrente. No era deesperar que la rehabilitacin psicosocial escapase de esatendencia. Cuando se habla o cuando se escribe sobre reha-bilitacin, todo el mundo coincide en afirmar que evaluares una tarea imprescindible y por ende inexcusable.

    Nadie, por tanto, osa desmerecer la cuestin. Nadiesuministra argumentos que puedan someter a revisin cr-tica la tautologa de que antes de intervenir es necesarioevaluar. No ha de ser aqu donde se cambie esta tendencia.Lo que si se va a hacer es llamar la atencin sobre la nece-sidad de mantener la coherencia entre los postulados te-ricos y las prcticas profesionales.

    Nunca se ha de olvidar que ese proceder analtico que lla-mamos evaluacin, fundamenta la constitucin y organiza-cin de la praxis. Por coherencia debe hacerse valer la mxi-ma de que en rehabilitacin psicosocial, si no hay condicio-nantes objetivos que lo desaconsejen, no se ha de intervenirsin previamente haber evaluado. Pongamos un ejemplo ilus-trativo: no sera correcto incluir usuarios en distintos pro-gramas, grupos o actividades, de forma sistemtica y rutina-ria. Evaluar, en este supuesto, sera el primer paso. El forma-to de intervencin elegido, consecuente con los resultados dela evaluacin, el segundo. Esta lgica coloca a los recursos derehabilitacin en funcin de aquello que sabemos, por la eva-luacin, que las personas necesitan, y no en la rutina de irencajando a las personas en lo que puede ofrecer el recurso almargen de la evaluacin.

    La rehabilitacin, al fin y a la postre, busca facilitar y favo-recer cambios en el comportamiento hasta socializarlo (adap-tacin y re-adaptacin normativa a la comunidad de referen-cia). La evaluacin, entonces, cobra vital importancia al tras-lucir las causas que gobiernan la probabilidad del cambio.Cuestin que implica asegurar una y otra vez la correspon-dencia entre evaluacin e intervencin. Una y otra no han deadministrase como procedimientos independientes e incon-jugables, aunque se establezcan con impecable correccinformal y burocrtica. Para evitarlo habra que elevar a la cate-gora de aforismo la siguiente sentencia: es prcticamenteimposible poder disponer las contingencias necesarias parafavorecer que un individuo se desenvuelva y opere de formaadecuada en la comunidad, si prescindimos de la evaluacino si sta no legitima el manejo de contingencias.

    Tampoco ha de presuponerse que evaluar, en rehabilita-cin psicosocial, consiste en la mera aplicacin de escalas,cuestionarios o registros ms o menos estandarizados. Nohay que confundir evaluar con recoger informacin. Comoha de poner en evidencia los argumentos que paulatina-mente se irn trabando, evaluar no es aplicar protocolaria yrutinariamente instrumentos elegidos a priori. El procesode evaluacin (...) no es la aplicacin simple y de una vez por

    todas de una prueba o de una entrevista1. No se quieredecir con esto que tales pruebas sean intiles e innecesarias.Lo que se est queriendo decir es que evaluar supera y tras-ciende metodolgica y epistemolgicamente tales prcticas.Las escalas, los cuestionarios y los registros pueden ayudar-nos a recoger y ordenar informacin relevante, pero per se,no la evalan. Los datos por s mismos no proveen de cono-cimiento. Se requiere una estructura terica que organice,sistematice y vuelva significativos los datos2.

    Bien podamos acogernos a la tesis que se acaba de citarpara usarla como definicin de evaluacin, como clarificacinde lo que significa evaluar. As, se podra decir que evaluar esobtener datos informativos que hay que tratar. Tal trata-miento es obligado hacerlo de acuerdo a una estructura algo-rtmica que permita organizar y sistematizar la informacinpreviamente recabada para que cobre significado funcional.Proceder ste que convierte a la evaluacin en un aspectoesencial y primario. Esencial puesto que es el requisito inex-cusable no slo para conocer al sujeto rehabilitable, sinotambin para conocer la eficacia de las intervenciones aplica-das, y para controlar los resultados y los avances o mejoras dela persona a la que se le aplican tales intervenciones. Primariopuesto que es el trmite previo a la implementacin de pra-xis rehabilitadoras y por tanto, el proceder primero.

    Liberman3-5 vindica la importancia de la evaluacinfuncional en rehabilitacin, en los resultados que aportanestudios longitudinales. En ellos se pone de manifiesto laposibilidad de readaptacin social de las personas quesufren esquizofrenia. Readaptacin que sera improbablesin rehabilitacin integral. Rehabilitacin que sera inefi-caz y fallida sin evaluacin, dado que evaluacin y trata-miento estn intrnsecamente asociados y se interrelacio-nan de manera continua en el tiempo.

    Desde el primer rengln, no se ha hecho otra cosa queremarcar el enorme inters que tiene evaluar. Convieneahora llamar la atencin sobre la circunstancia de que talinters es por encima de todo, un inters aplicado, un pro-ceso til, ya que no existe mayor utilidad que poder ayu-dar a la persona evaluada en la direccin propia. Ayudaque sin ninguna duda se confiere fundamentando la tomade decisiones en los resultados de la evaluacin.

    A modo de conclusin diramos que, para trabajaren rehabilitacin psicosocial es inexcusable evaluar. Loes, para poder conocer al sujeto de rehabilitacin eninteraccin con su entorno sociocomunitario.Conocimiento que habilita el diseo de estrategias deintervencin favorecedoras del desenvolvimiento nor-malizado y adaptativo de la persona, en los distintoscontextos ambientales en los que ha de operar. Por eso,la evaluacin debe ser multidimensional y abarcar lamayor parte de las reas vitales de la persona.

    Evaluacin en Rehabilitacin Psicosocial 31

    Captulo 2. Fundamentos Tericos de la EvaluacinConductual y Funcional en Rehabilitacin

    Juan Fernndez Blanco

  • 2. Lo que pretende la evaluacin

    Nada mejor para comenzar este apartado que recordar aWatts y Bennett1 cuando afirman que

    el valor de la evaluacin es determinar la severidad y cronici-dad de una inhabilidad y sus causas principales; descubrir qutalentos se pueden desarrollar; trazar un plan de rehabilitacin;proporcionar la ayuda profesional idnea para pacientes yparientes; y seguir el avance a la vez que se actualiza el plan,segn vaya siendo necesario.

    Los autores citados sitan la cuestin y ayudan a ir des-plegando ideas, comentarios y afirmaciones que la aclaren.As, se puede postular que la evaluacin pretende recogerinformacin concreta que sirva para determinar el nivelactual de habilidades y dficits de la persona evaluada.Simplificando, no sera errado afirmar que evaluar es valo-rar la capacitacin para realizar con autonoma actividadesde la vida diaria, como configuraciones circunstanciales decontexto (socionormativo).

    Quin diga evaluar en rehabilitacin psicosocial, ha detratar forzosamente de conocer las competencias que lapersona evaluada posee para enfrentar y afrontar las con-tingencias y circunstancias (demandas medio-ambientales)que pueden concurrir en el medio en el que (inter)acta. Aresultas de este proceso, ha de ser posible establecer unplan de intervencin en el que se formulen objetivos a con-seguir y procedimientos para conseguirlos.

    No viene mal realzar el contenido sobre el que se estreflexionando. Para ello nos auxiliamos de Cuevas y Perona4cuando escriben que lo que persigue la evaluacin es:

    (...) recabar informacin sobre aquellas reas en las que puededesempearse una persona, con el objetivo de identificar su nivelactual de habilidades y las posibles dificultades en el desarrollode una vida satisfactoria (...). La identificacin de posibles pro-blemas de funcionamiento en las reas junto a la determinacinde las competencias personales es el primer paso en la evaluacinconductual de la esquizofrenia.

    Si rehabilitar supone tratar de lograr cambios conduc-tuales para una mayor y mejor adaptacin sociocomunita-ria, es obligado estimar experimentalmente sobre qudeterminantes funcionales hay que intervenir. Pero elalcance de la evaluacin no queda clausurado ah. Se debenmedir (evaluar), as mismo, los efectos producidos por lasintervenciones aplicadas.

    Como ya se ha dicho, identificar y analizar aquellosaspectos que permitan someter al usuario a entrenamien-tos que compensen incompetencias y recuperen capacida-des, es lo que pretende la evaluacin. Esto demanda:

    formular metas a conseguir por el usuario; determinar los contextos en los que debe operar para

    alcanzar dichas metas; describir las habilidades que va a necesitar para

    desenvolverse eficazmente en tales contextos y saber de que habilidades carece y cuales posee.

    Evaluando, entonces, buscamos conocer y (re)conocertodo aquello que es relevante para la intervencin e igno-ramos. Por ejemplo, las inhabilidades y acontecimientosque pueden impedir la adaptacin a distintos contextos

    sociales. Esta suerte de anagnrisis, de reconocimiento, hade conducir a la formulacin de mltiples y distintas hip-tesis que habr que ir contrastando empricamente (reeva-luando). De lo contrario, cmo va a ser posible cuantificaren trminos de frecuencia, intensidad y duracin el objetonodal de la rehabilitacin, la conducta.

    Sin analizar (funcionalmente) la interdeterminacinconducta-ambiente, es imposible cualificarla (atribuirlelas cualidades que le dan razn de ser) para modificarla,extinguirla o instaurarla. La posibilidad de hacer rehabili-tacin psicosocial abstrayendo esta lgica es mnima porno decir que nula. Ajustarse al mtodo descrito ha desuministrar claves para potenciar comportamientos favore-cedores de un mejor funcionamiento psicosocial, y dismi-nuir los funcionalmente desadaptantes.

    No olvidemos que evaluar tiene que servirnos paralograr particularizar lo general, objetivar lo subjetivo yconcretar lo vago. No ha de ser de otro modo pues sabe-mos que desde lo general, lo subjetivo y lo vago, no esposible rehabilitar. Tal pretensin es difcilmente alcanza-ble, cuando la evaluacin no se atiene a una estructuraparadigmtica bien establecida y fundada. Identificar yexplicar aptitudes, excesos y carencias conductuales quefavorecen o dificultan el desempeo de roles valoradossocialmente, no puede lograrse con evaluaciones impreci-sas, cambiantes y no sujetas a metodologas de eficaciacontrastada. No es mtodo aconsejable evaluar cogiendoun poco de aqu y otro poco de all para mezclarlo o yux-taponerlo sin legitimidad epistemolgica, sin un marcoterico conceptual capaz de explicar los condicionantesque determinan funcionalmente las habilidades y capaci-dades (el comportamiento) del sujeto.

    A modo de conclusin diramos que, la evaluacinbusca recoger y analizar, sistemticamente, todo unconjunto de datos que permitan describir y enjuiciar larealidad de acuerdo a un patrn epistemolgico de refe-rencia. Esto permitira formular juicios y propuestaspara favorecer procesos de rehabilitacin psicosocial.

    3. Evaluacin psicosocial versusevaluacin diagnstica

    Contraponiendo ambos mtodos, se pretende aclarar ydistinguir el significado y sentido del proceso evaluador enel mbito de la rehabilitacin psicosocial.

    Se comenzar diciendo que la evaluacin psicosocialsupone un nivel de anlisis especfico y diferenciado.Como se sabe, somete a examen las capacidades y habili-dades tiles para actuar con acierto y autonoma en distin-tos escenarios socioambientales.

    La evaluacin psicosocial, en su faz psicolgica se orga-niza desde un marco terico explicativo estructurado entorno a la psicologa experimental. Huye, por innecesarios,de esquemas clasificadores. Se centra en aquellos datos quepuedan informar sobre la presencia y ausencia de reperto-rios conductuales necesarios para la integracin adaptadaen la comunidad.

    Mientras que la evaluacin diagnstica pretende aclararlo que la persona es o tiene (esquizofrenia, psicosis, mana,

    Juan Fernndez Blanco

    32 Evaluacin en Rehabilitacin Psicosocial

  • trastorno de la personalidad), la evaluacin psicosocial seinteresa por lo que hace, o no hace, y las condiciones bajolas cuales lo hace o debera hacerlo. Una trata de desvelarlas variables internas (orgnicas) que subyacen al compor-tamiento del sujeto. La otra describe y analiza funcional-mente contingencias que determinan (determinantes fun-cionales) la (inter)accin conducta-ambiente. Una manejasupuestos o hiptesis de cuantificacin (determinar en qumedida se da un fenmeno). La otra maneja supuestos ohiptesis de prediccin (determinar la probabilidad de unarespuesta operante bajo ciertas condiciones ambientales).

    Este encuadre permite afirmar que no evala con pro-piedad, en rehabilitacin psicosocial, quin trata de cono-cer aspectos independientes (sintomticos) de las condicio-nes objetivas de (Inter)accin personal, para acertar en suetiquetacin. S evala con propiedad en rehabilitacin,quin estudia la globalidad de la conducta para precisar elnivel de desempeo personal e interpersonal. Es por estarazn, por la que toma especial inters la evaluacin delambiente, cosa que no ocurre cuando el objetivo es diag-nosticar. Caamares y col.6 lo dicen de este modo:

    Una evaluacin de la esquizofrenia que est orientada al tra-tamiento no es una simple valoracin de sntomas que permitanetiquetar nosolgicamente a una persona, sino que supone unaexhaustiva bsqueda de informacin que permita conocer su fun-cionamiento global, actitudes y expectativas, adems de las carac-tersticas y posibilidades del medio.

    La evaluacin psicosocial es una evaluacin que podracalificarse como evaluacin ecolgica (evala contextosconductuales). Es una evaluacin que se lleva a trminopor y para la (re)habilitacin conductual y social de la per-sona afectada por un problema psiquitrico grave y crni-co. La evaluacin diagnstica, por el contrario, podra cali-ficarse como evaluacin gnosogrfica (desarrolla criteriosoperativos para la clasificacin). Adems, este tipo de eva-luacin, (...) se realiza en el marco de una historia clni-ca. Ha de incluir una anamnesia mdica y psiquitrica yuna explicacin psicopatolgica7.

    Lo que pretende la rehabilitacin psicosocial no es otracosa que entender el alcance funcional, y por ende social,cultural, de las habilidades y capacidades como operantescircunstanciales. Por eso, no sirve manejar exclusivamenteinstrumentos orientados a lo sindrmico.

    Hay que sostener el esfuerzo de no perder de vista queel objeto de conocimiento de la evaluacin en rehabilita-cin es, por antonomasia, la dialctica sujeto-entorno. Nonos equivoquemos, el diagnstico tiene su razn de ser enlo patolgico y se centra en el desarrollo de los sntomas alo largo del tiempo. La evaluacin en rehabilitacin, por elcontrario, se interesa por las habilidades actuales y losrecursos ambientales8.

    A modo de conclusin diramos que, evaluacinpsicosocial y evaluacin diagnstica ni son ni puedenser lo mismo. Desde la evaluacin diagnstica seentiende la conducta como un sntoma que identifi-ca una entidad gnosogrfica preestablecida. En senti-do opuesto, desde la evaluacin psicosocial se entien-de la conducta como capacidad o habilidad funcio-nalmente condicionada al ambiente en el que se

    interdetermina. Cuando se diagnostica se busca laidentificacin y rotulacin de un problema. Cuandose evala se formulan juicios hipotticos, a contrastaren la empiria, sobre la capacidad o incapacidad de lapersona para vincularse con la realidad en la que vive.Ambas, evaluacin diagnstica y evaluacin psicoso-cial, son claramente diferentes en la meta que persi-guen, en el proceso que siguen, y en las herramientasque utilizan.

    4. La evaluacin en rehabilitacin comoevaluacin conductual y funcional

    En el apartado anterior se ha argumentado en contra dela conceptualizacin de la evaluacin en rehabilitacincomo evaluacin diagnstica. Es ms, se presentaron una yotra como contrapuestas. Toca ahora aclarar su naturaleza,reflexionar sobre su entidad epistemolgica.

    La tesis ha desarrollar reza as: La evaluacin en rehabi-litacin, en cuanto que evaluacin centrada en capacidadesy habilidades, es una evaluacin conductual y funcional.Por tanto, sin exceso ni exageracin, puede atriburseleuna naturaleza psicolgica. Veamos por qu.

    Parece que haya quedado suficientemente claro que laevaluacin en rehabilitacin se interesa principalmentepor las habilidades, por las capacidades y por el contextoambiental en el que son emitidas.

    Aceptar la evaluacin en rehabilitacin como evalua-cin centrada en capacidades y habilidades, es aceptar quelo que se van a evaluar son repertorios conductuales9 (eva-luacin conductual), y los ordenados enlaces de unidadesde conducta (anlisis funcional) que los conforman a labsqueda de colmar un propsito pretendido (relacionarsecon otras personas, estabilizar los sntomas, la higiene per-sonal, trabajar, etc).

    Esta metodologa evaluadora, que pide internamentecualquier proceso rehabilitador, no se circunscribe a unaconducta aislada. La evaluacin necesita abarcar las varia-bles sociales de contexto que determinan funcionalmentela conducta (los determinantes funcionales). A resultas deesta lgica procesual, se podr hipotetizar qu habilidadesy capacidades (repertorios conductuales) necesita aprender,extinguir o modificar una persona con problemas crnicosde salud mental, para poder desempear roles tiles yvalorados socialmente. Esta lgica habilita la formulacinde Planes Individualizados de Rehabilitacin (en adelantePIR) en los que se definen objetivos generales (metas quetienen que ver con repertorios conductuales) y objetivosespecficos (metas que tienen que ver con unidades de con-ducta) a conseguir. Slo a partir de tal proceso (conductualy funcional de evaluacin) ser lcito disear intervencio-nes (tcnicas) psicolgicas (ya que son intervenciones sobreconductas) que permitan producir las modificaciones con-ductuales y ambientales oportunas (conseguir los objetivospropuestos en el PIR).

    Lo que se ha dicho de la evaluacin, lo mismo se ha dedecir de la intervencin. La mayora de las intervencionesrehabilitadoras, son intervenciones psicolgicas. Lo son, alestar fundamentadas en la psicologa experimental (lasleyes del aprendizaje y los principios de la modificacin deconducta). En tales leyes y principios, y no en otros, se

    Fundamentos Tericos de la Evaluacin Conductual y Funcional en Rehabilitacin

    Evaluacin en Rehabilitacin Psicosocial 33

  • basan las tcnicas que ms se utilizan cuando se intervieneen este campo. Como ejemplo basten las que a continua-cin se enumeran: el modelado, el moldeamiento, el enca-denamiento de estmulos, el control de estmulos, ladesensibilizacin, los contratos de contingencias, el mane-jo de operantes de refuerzo y de extincin, el desvaneci-miento progresivo de contingencias de control, la resolu-cin de problemas, el tiempo fuera y la economa de fichas.

    Si al fin y a la postre lo que se evala (se analiza funcio-nalmente) son conductas determinadas ambientalmentede acuerdo a parmetros socio-normativos, lo que se esthaciendo es perseguir el control de los repertorios conduc-tuales, histrico-singulares, de cada persona evaluada.Luego entonces, cada evaluacin ha de ser una evaluacinpersonalizada, individualizada. Por lgica, el diseo queinteresa, dado que todas las personas son casos nicos, esintrasujeto y no intersujeto.

    Los argumentos que se han ido exponiendo, llevan a adje-tivar esta evaluacin como evaluacin idiogrfica. El adjeti-vo est usado con pertinencia cuando evaluar supone aplicarun modelo en el que se da cuenta de las relaciones causales(funcionales) de la conducta de una persona. Si se habla deevaluacin idiogrfica, se habla de evaluacin intrasujeto.

    Como es sabido, el concepto idiogrfico es antinmico delconcepto nomottico*. La metodologa idiogrfica se dirigeal caso individual para analizar conductas, como patrones derespuestas especficos ante situaciones determinadas, en tr-minos de antecedentes y consecuentes ambientales, la meto-dologa nomottica considera que son los factores personaleslos que juegan un papel predominante sobre los factores delambiente. Fuentes Ortega12-13-14-15 lo razona impecablemen-te. El anlisis funcional al adolecer de factura lgica gene-ral no es nomottico. No lo es ni apelando a la lgica gene-ral en sentido fuerte, como universalidad hipottico-deduc-tiva, ni en sentido dbil, como generalidad emprica. S esidiogrfico al situarse en una lgica de factura histrico-con-creta o histrico-singular. Lgica que lleva a dar cuenta deaquello que es propio de cada individuo y por tanto lo dis-tingue de todos los dems.

    Hacer una buena evaluacin en rehabilitacin psicoso-cial pasa por obviar el inters en evaluar constructos, pro-pio de los mtodos nomotticos, utilizando instrumentosque permitan obtener puntuaciones normativas. De lo quese trata, cuando se evala con acierto, es de analizar, deforma especfica (funcionalmente), la conducta como ope-rante emitida en contextos sociocomunitarios estructura-dos morfosintcticamente. De esta aproximacin idiogr-fica han de surgir hiptesis explicativas de cmo ciertoseventos controlan funcionalmente la conducta evaluadacon un valor determinado (determinacin funcional).

    A modo de conclusin diramos que, no es posibleevaluar en rehabilitacin psicosocial sin analizar fun-cionalmente las interacciones del individuo con elmedio (las conductas). Tales interacciones del rehabili-tando, entendido como sujeto que se comporta, son lashabilidades y capacidades de las que habla cualquieraque se acerque al problema de la evaluacin. Por lo

    cual, es difcil cuestionar que la evaluacin en rehabili-tacin sea una evaluacin de la funcionalidad del com-portamiento en el entorno comunitario (una evaluacinconductual y funcional). Al serlo, las praxis rehabilita-doras que de ella se deducen, en esencia, no son otracosa que operaciones sobre el comportamiento huma-no. Para poder evaluarlo con rigor tcnico, habr querecurrir a la disciplina o saber cuya gnesis y desarrollocategorial est gnoseolgicamente unido a su estudio.Por eso lo riguroso y eficaz es evaluar la conducta desdela psicologa, disciplina o saber en el que se encuentranlas leyes (del aprendizaje), los principios (de la modifi-cacin de conducta) y la metodologa (el anlisis fun-cional) que hace posible tal evaluacin. Si la evaluacines conductual y funcional ha de ajustarse siempre acada individualidad particular. Al ser as, no cabe msque reconocerla situada en un plano idiogrfico, que esel plano en el que se sitan las evaluaciones centradasen la realidad concreta de una persona.

    5. Fases del proceso evaluador: evaluacininicial y evaluacin continua

    Evaluar no es aplicar protocolariamente un conjunto depruebas y procedimientos estticos, recortados en el tiem-po y que tienen sentido en si mismos. Evaluar no es unaocurrencia aislada en la que se eleva a ceremonia, el ritualde investir de solemnidad ftil la aplicacin mecnica yestereotipada de instrumentos esclerotizados. Procediendode este modo, se condena la evaluacin a un mero y obli-gado trmite poco ms que burocrtico. Trmite que defacto, termina vacindola de sentido y ocluyendo suimportancia trascendental.

    Yerra quin sostiene que una vez aplicadas pruebas yprocedimientos, la evaluacin toca a su fin. El error nacede ignorar que la evaluacin ha de mantenerse mientrasdure la intervencin. Esto es as ya que la configuracin deuna intervencin encuentra su gnesis en los resultados alos que se llega evaluando.

    Evaluar es un proceso analtico no especulativo, siste-mtico no anrquico, continuo no puntual y riguroso noimpreciso. Como proceso, cursa en una serie ininterrum-pida de exploraciones contextuales de repertorios de con-ducta. Siendo de este modo, no ha lugar recortarlo a unperiodo predefinido por un protocolo estandarizado.

    Es primordial destacar la idea de evaluacin como pro-ceso longitudinal que a travs de dos fases bsicas, dacuenta de su objetivo. Estas fases seran, la evaluacin ini-cial y la evaluacin continua.

    a. Evaluacin inicial

    La evaluacin inicial supone una primera aproximacina la problemtica. Es el primer nivel de anlisis y por tantopreludia la totalidad del proceso evaluador. Pretende haceruna primera recogida de informacin para delimitar elproblema.

    Juan Fernndez Blanco

    34 Evaluacin en Rehabilitacin Psicosocial

    * Tal contraposicin fue acuada por el filsofo alemn Windelband en el discurso de Estrasburgo2 Ms informacin en: G Bueno Individual, idiogrfico(http://www.nodulo.org/ec/2006/n056p02.htm), El Catoblepas, n. 56, octubre 2006, pg. 2. Y tambin en G Bueno10.

  • En ella hay que realizar exploraciones amplias y mola-res de las que se infieren conclusiones generales. Por esoslo permite comprender la globalidad, no la especifici-dad, de la problemtica evaluada. No puede predicarse deella otro atributo que el de bsica, al ser parte de un pro-ceso valorativo (evaluacin como totalidad) que la incluye(al ser una de sus fases) a la vez que la trasciende.

    En esta fase prstina, se van a recoger datos que tratadosconvenientemente (evaluados conductualmente), permitanformular hiptesis explicativas genricas que ayuden a com-prender, a grandes rasgos, aspectos globales de la problem-tica. Estos datos se corresponden con repertorios conductua-les, y no con unidades de conducta, en cuanto que configu-raciones estructurales, y no funcionales, de los eventos.

    Esta evaluacin, que es una evaluacin en sentido lato,por lo explicado, ha de tener un nivel de molaridad alto,ya que se interesa por repertorios conductuales que puedenser organizados en reas vitales.

    Resumiendo, lo que se evala, en la evaluacin inicial,son repertorios conductuales (por ejemplo, conversacin yasertividad) organizados, por inters metodolgico del eva-luador, en reas vitales (por ejemplo habilidades sociales).

    b. Evaluacin continua

    Completar la evaluacin inicial no comporta, como seha advertido, cerrar el proceso evaluador. Al ser ste unproceso abierto y continuo, la evaluacin ha de continuar.As tambin lo demanda el devenir de cada problemticasometida a anlisis. Demanda que se razona del siguientemodo: si la problemtica es una acaecer dinmico y dia-lctico, un devenir, no cabe postular, mientras sigamosinterviniendo en ese acaecer (rehabilitando), la idoneidadde evaluar mediante un proceder que en un tiempo limi-tado se cierra definitivamente.

    Cuando se trata de rehabilitar, necesariamente hay quetratar con el vivir, con la vida de las personas. Vida quecomo bien dice el profesor Marino Prez16.

    (...) es una tarea, un hacer y quehacer, abierto sobre un hori-zonte de posibilidad.

    Cmo se va entonces a comprender cabalmente esa reali-dad con una metodologa esttica. Si rehabilitar es capacitarpara vivir, y vivir es un continuo obrar sobre eventualidadesde variable probabilidad, evaluar, para saber cmo rehabili-tar, es un continuo evaluar. No olvidemos que lo que se eva-lan son habilidades y capacidades (repertorios conductualesy las unidades de conducta que los constituyen9) dadas en uncontinuo espacio-temporal indivisible salvo por cortes con-vencionales para aislar, y as poder analizar funcionalmente,sus unidades de conducta. Si se admite que esto es as, de lonico que cabe hablar es de evaluacin continua, como con-tinuar evaluando a partir de la evaluacin inicial. Si se admi-te que esto es as, de lo nico que cabe hablar es de evalua-cin como proceso constante y permanente. Luego entonces,la evaluacin continua toma a la evaluacin inicial como refe-rente, y desde ella progresa para explicitarla, delatando elcarcter epigentico de la praxis evaluadora.

    La evaluacin continua, al fin y a la postre, no es otracosa que un proceso de continua ocurrencia desde el queprofundizar en el examen de la problemtica, para poder

    organizar, con sentido y pertinencia, praxis rehabilitado-ras. Al situar dicho proceso en un segundo nivel de anli-sis, queda abierta la posibilidad de cambios sobre el plan-teamiento hecho inicialmente (en la evaluacin inicial).

    Desde este segundo nivel de anlisis sobre el que estamosteorizando, no pueden sino realizase exploraciones concretasy moleculares. No se puede sino proseguir en la recogida deinformacin, para actualizar y ahondar la recabada durantela fase de evaluacin inicial. Este segundo nivel de anlisispermite inferir conclusiones especficas, y es un modo pre-ciso y particular de comprender la conducta.

    La evaluacin continua es ms exhaustiva que la evalua-cin inicial. Si sta permite comprender la generalidad de laproblemtica evaluada, aquella permite comprender la sin-gularidad. Ergo, hay que alcanzar un nivel de profundidadanaltica y funcional, que permita clarificar todo lo posiblelos datos de la primera evaluacin. Para lograrlo, se ha derecoger informacin que, tratada convenientemente (anali-zada funcionalmente), permita formular hiptesis explicati-vas de cada una de las unidades de conducta que integrancada uno de los repertorios conductuales evaluados (conduc-tualmente) en la evaluacin inicial. Estas informaciones secorresponderan ahora con unidades de conducta, y no conrepertorios conductuales, en cuanto que configuracionesfuncionales, y no estructurales, de los eventos.

    Por lo explicado, estamos ante una evaluacin en senti-do estricto. Ha de tener un nivel de pormenorizacin muyalto, ya que se interesa por unidades de conducta que,debidamente concatenadas, constituyen un repertorio con-ductual. Sus anlisis tienen mayor especificidad, ms finu-ra y precisin y por tanto, mayor rigurosidad que los an-lisis realizados en la evaluacin inicial.

    La combinacin de una evaluacin inicial y una evalua-cin continua, permite avanzar de lo general (primernivel de anlisis) a lo especfico (segundo nivel de anlisis),pudiendo resituar a posteriori estos anlisis, ms finos yconcretos, en el anlisis general de la problemtica (eva-luacin inicial)17.

    Los dos niveles de anlisis que aqu se vienen reivindi-cando, son fases que se despliegan en una lgica de conti-nuidad que es la que le da, a la evaluacin, sentido de pro-ceso unitario. Esas fases bien aplicadas, rentabilizan laevaluacin al permitir una comprensin ms profunda,precisa y certera del material evaluado. La razn de queesto sea as reside en la posibilidad de analizar parcial yexhaustivamente aspectos concretos de la problemtica,sin perder de vista la globalidad en la que se integran y ala que integran. Una evaluacin en profundidad (evalua-cin continua en cuanto que anlisis funcional) de unaparte (unidades de conducta) del material evaluado, notiene porqu hacer perder de vista el todo (repertorios deconductas evaluados conductualmente en la evaluacininicial) al que esa parte contribuye a conformar.

    A modo de conclusin diramos que, la evaluacinha de ser un proceso sistemtico e ininterrumpido,organizado metodolgicamente en dos fases. Una pri-mera que llamaramos evaluacin inicial, y una segun-da que llamaramos evaluacin continua. La evaluacininicial es una evaluacin en sentido amplio y la evalua-cin continua es una evaluacin en sentido estricto. Laevaluacin inicial es una evaluacin (conductual) de

    Fundamentos Tericos de la Evaluacin Conductual y Funcional en Rehabilitacin

    Evaluacin en Rehabilitacin Psicosocial 35

  • repertorios conductuales organizados en reas vitales, yla evaluacin continua es un anlisis funcional de lasunidades de conducta (por ejemplo, levantarse comomuy tarde a las 10:00) que conforman los repertoriosconductuales (por ejemplo, hbitos de sueo).

    6. Lnea base: importancia y utilidad

    All por los albores del conductismo y en los inicios desu pleno desarrollo, establecer una patrn de medida de laconducta sobre la que se iba a intervenir era prctica obli-gada e incuestionable. Pas el tiempo y sin saber muy bienpor qu, ese procedimiento fue cayendo poco a poco endesuso. En la actualidad es raro encontrar en la prcticaprofesional directamente asociada, de un modo u otro, a lamodificacin de conducta, como es el caso de la rehabili-tacin psicosocial, la aplicacin de protocolos que tenganque ver con aquello que hace dcadas se consideraba til yobligado. El asunto es difcilmente justificable al adolecerde razones epistemolgicas que lo expliquen. Siendo lasituacin actual la que es, parece ineludible volver a rei-vindicar la restitucin de ese procedimiento que histrica-mente se llam lnea base. Este apartado tratar de expli-car en que consiste, justificar su necesidad en el campo dela rehabilitacin psicosocial y describir como se utiliza.

    Partimos del histrico imperativo categrico que afirmaque cuando se evala, es necesario obtener un registro departida de la conducta a evaluar. La lnea base cumpli ydebe cumplir ese papel. La lnea base bien podra definir-se como un periodo inicial de observacin, cuyo objetivoes obtener la frecuencia de ocurrencia normal de la con-ducta a evaluar18. Estamos, en consecuencia, ante un regis-tro que informa del acaecimiento de aquello sobre lo quevamos a intervenir tras la pertinente evaluacin. Una lneabase bien hecha desvela la situacin de partida con la quenos vamos a enfrentar. Es el referente al que siempre sepuede volver para establecer comparaciones de inters.

    La lnea base se puede clasificar en dos tipos.

    La lnea base simple es un registro de la conducta oconductas sobre las que se va a intervenir de acuerdoa un orden de prioridades.

    La lnea base mltiple es un registro simultneo deinformaciones provenientes de dos o ms conductasque se desea modificar simultanea o consecutivamente.

    Al tener ste segundo registro una mayor complejidad,se va a detallar ms. Para ello vamos a tomar como refe-rencia el manual de Kazdin19. En un registro de lnea basemltiple, lo primero que se ha de hacer es recoger datos delnea base de dos o ms conductas. Cuando se obtiene latasa estable de actividad de todas, se interviene para cam-biar una de ellas. De las otras, se siguen recogiendo datoshasta volver a conseguir tasas estables. Entonces, se inter-viene en una segunda conducta. Este proceder se mantie-ne de forma idntica y sucesiva hasta que todas las con-ductas estn sujetas a intervencin. El objetivo ltimo escorrelacionar las intervenciones aplicadas y las modifica-ciones de conducta acaecidas. Se dir que la correlacinexiste si y slo si cada conducta se modifica despus dehaber intervenido.

    Sistematizar registros de lnea base simple y mltipleantes de evaluar y de intervenir, y despus de haber inter-

    venido, debera ser una prctica de obligado cumplimien-to. Las posibilidades que abre son mltiples:

    1. registrar la situacin previa a la evaluacin y apli-cacin de tcnicas de intervencin para conocer larealidad de partida. En este sentido, como se ponede manifiesto en Modificacin de conducta eneducacin especial20, indicar con precisin cualesson las deficiencias conductuales y en que condi-ciones se dan, lo cual orienta enormemente la defi-nicin de objetivos

    2. conocer si se han producido cambios tras la aplica-cin de tcnicas de intervencin

    3. en caso de que se hayan producido cambios, si sonlos esperados

    4. establecer una suerte de tratamiento hermenuticodel total de datos registrados desde el que inferir elgrado de eficacia de las intervenciones aplicadas; olo que es lo mismo, manejar indicadores de hastaque punto los cambios constatados en los registrosquedan hipostasiados a las intervenciones realiza-das. Si tras la aplicacin de las intervenciones pro-puestas a partir del anlisis funcional se obtienenlas modificaciones conductuales previstas, se podrdecir que estas han sido causadas por aquellas

    5. falsar o verificar las hiptesis formuladas a partir delos resultados obtenidos en la evaluacin; o lo quees lo mismo, confirmar o rechazar las explicacionesdadas sobre qu contingencias determinan la con-ducta analizada y con que valor funcional:a) el anlisis funcional propone hiptesis explica-

    tivas de cmo la conducta est determinadafuncionalmente por ciertas eventualidades

    b) en base a tales hiptesis se disean interven-ciones para provocar ciertos cambios

    c) comprobando con los registros oportunos quetales cambios se han dado, se podr inferir quelas hiptesis propuestas son ciertas

    6. manejar un conjunto de datos que alerten de si elanlisis funcional ha estado mal o bien hecho. Si lashiptesis explicativas formuladas tras el anlisisfuncional han sido verificadas, se puede concluirque el anlisis funcional se ha hecho bien.

    Trabajar en rehabilitacin utilizando lneas base, disipala tentacin de emitir juicios inspirados en impresionesgenerales en vez de en constataciones objetivas. Los juiciosbasados en impresiones conducen a errores como:

    a) Confundir intensidad con frecuencia. La alta dis-ruptividad de una conducta puede hacer que sepiense que es emitida ms veces de las que real-mente se emite.

    b) Atribuir menor frecuencia a una conducta porexposicin prolongada a ella. Interactuar muchsi-mo con una persona que emite esterotipias verbalescon mucha frecuencia, puede dar la impresin deque lo hace espordicamente.

    c) Juzgar que el usuario est mejorando (recuperandoo aprendiendo habilidades y capacidades, aptitu-des) donde slo hay intencin (verbalizacin) decambiar y actitud (disposicin) para el cambio.

    d) Sesgar la valoracin sobre cambios cuantitativos ycualitativos en rehabilitacin, por la disposicinanmica (optimismo-pesimismo) del que valora.

    Juan Fernndez Blanco

    36 Evaluacin en Rehabilitacin Psicosocial

  • En el apartado (IV) de este captulo se ha definido laevaluacin en rehabilitacin como una evaluacin conduc-tual y funcional. Caracterstico de esta evaluacin es cen-trarse en conductas especficas y no en constructos subya-centes a ella. Conductas que no basta con observar.Conductas que hay que cuantificar. De ah la importanciade detectar parmetros bsicos como frecuencia, intensi-dad y duracin, desde los que establecer la lnea base.

    TABLA 1. Ejemplo de registro diario y semanal de una conducta segnparmetros de intensidad y frecuencia

    Total MediaFrecuencia intensidad

    Lunes 1 1 4 3 2

    Martes 1 1 5 1 4 2

    Mircoles 0 0

    Jueves 2 3 2 2,5

    Viernes 1 1 2 1

    Sbado 5 1 2 1 4 5 2,6

    Domingo 1 1 1

    17 1,5

    INTENSIDAD: (1) Leve, (2) Moderada, (3) Importante, (4) Grave, (5) Gravsima.

    La lnea base no slo representa la perspectiva cuantita-tiva de la evaluacin. Si bien es cierto que tiene indiscuti-blemente que ver con el concepto de evaluacin comomedicin, no lo es menos que identificarla exclusivamen-te con una mera acumulacin cuantitativa de datos esmalentenderla. Como instrumento idneo y confiable quees, coadyuva, a la luz de la informacin que aporta, a poderrealizar la necesaria tarea de repensar y recrear crticamen-te todas las fases a seguir durante el proceso de rehabilita-cin psicosocial. Es por esto por lo que se puede afirmarque reporta marcadas connotaciones tcnicas que no laexcluyen de la perspectiva cualitativa. No se olvide queesta perspectiva tiene que ver con tareas tales como apre-ciar, valorar, comparar y comprender, y que la lnea base esde gran ayuda para llevarlas a trmino.

    Si nos centramos en el mbito de la rehabilitacin psicoso-cial, la lnea base es aquel registro de la conducta o conductasque se formulan como objetivos a conseguir en el PIR. No sepodrn juzgar, con apoyo en la evidencia, los objetivos for-mulados en el PIR sin conocer las caractersticas de las con-ductas que les dan sentido. Estas caractersticas son:

    a) topografab) frecuenciac) intensidadd) duracin

    Otra cuestin ha tener en cuenta es la de la tasa de res-puesta. Habr ocasiones en que interese que la lnea basela refleje. Para hallarla bastar con dividir el nmero deveces que ocurre la respuesta, entre la unidad de tiempoestablecida. Como norma, es fundamental que todos losregistros se hagan con objetividad. A ello ayuda la cons-truccin de grficos de lnea base. El procedimiento estn-dar es el siguiente:

    a) se establece un sistema de coordenadas cartesianasb) el eje de abscisas ha de corresponder al periodo de

    tiempo en el que se registra el datoc) el eje de coordenadas ha de corresponder al nivel

    alcanzado de respuesta en trminos de frecuencia,tasa de ocurrencia, duracin porcentaje, etc.

    FIGURA 1. Ejemplo de lnea base de la conducta de lavarselos dientes durante una semana

    Utilizar lneas base no comporta slo el inters y losbeneficios ya sealados. A ellos se une lo que llamaramosefectos beneficiosos secundarios. Por efectos beneficiosossecundarios entendemos aquellos efectos que no son losdirectamente buscados. Estos efectos beneficiosos sobreve-nidos suelen producirse durante la observacin y registrode la conducta con la que se va a intervenir. Tienen que vercon el llamado efecto reactivo de la observacin y efecto degeneralizacin.

    El efecto reactivo de la observacin consiste en que enalgunos casos de registro de lnea base se detecta una remi-sin de la problemtica observada, pudiendo llegar a serincluso innecesaria la intervencin. Se conoce como efectode generalizacin la situacin en la que se observa unamejora del comportamiento en general, lo que da lugar auna menor tasa de respuestas problemticas.

    Se habl de los beneficios de utilizar lneas base. Tocaahora para finalizar, decir que utilizarlas tambin acarreaal menos un problema destacado. El problema no es otroque saber determinar con acierto, cuanto va a durar elregistro sistemtico de la informacin. Para resolver laduda se propone la siguiente solucin. El registro de datosha de mantenerse el tiempo necesario hasta obtener unatasa de respuestas lo relativamente estable como para tenerla seguridad de conocer cual son sus patrones.

    A modo de conclusin** diramos que, la lnea basepuede ser definida como un registro de las conductasque se van a evaluar. Decir lnea base es lo mismo quedecir nivel operante, nivel inicial o nivel de pre-trata-miento. Si para medir estos niveles se introduce lavariable frecuencia, se podra hablar entonces de fre-cuencia base. Es importante y til hacer la lnea basepor sistema, entre otras cosas, porque permite:

    1. manejar la informacin registrada para tomardecisiones durante la evaluacin

    2. emitir juicios crticos sobre la pertinencia delproceso evaluador y la eficacia de las inter-venciones aplicadas.

    Fundamentos Tericos de la Evaluacin Conductual y Funcional en Rehabilitacin

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    ** Quin tenga inters puede consultar ejemplos de lnea base sencillos y bien explicados en el libro de Kazdin Modificacin de la conducta y sus aplicacionesprcticas21 y en las pginas 263, 291-299 y 376 del libro Modificacin de conducta22; o en Liberman23 (1978) pginas 90-93, 263 y 393.

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    Juan Fernndez Blanco

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