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Capítulo 6: Quitar la vida: el embrión y el feto El problema El aborto y la experimentación destructiva con embriones plantean temas éticos difíciles ya que el desarrollo del ser humano es un proceso gradual. La posición conservadora El razonamiento principal contra el aborto es: Primera premisa: es malo matar a un ser humano inocente Segunda premisa: un feto humano es un ser humano inocente Conclusión: por tanto, es malo matar a un feto humano La respuesta liberal trata se ver si el feto es un ser humano. ¿Es cierto que no existe ninguna línea divisoria moralmente significativa entre el óvulo fecundado y el niño? Las que normalmente surgen son: El nacimiento, La viabilidad (periodo en el que el feto pueda sobrevivir fuera del útero), El movimiento del feto, El inicio de la conciencia (capacidad para sentir placer o dolor). La discusión ha mostrado que hasta ahora la búsqueda de la posición liberal de una línea divisoria moralmente crucial entre el recién nacido y el feto no ha sido capaz de identificar cualquier acontecimiento o etapa del desarrollo que pueda soportar el peso de separar a los que tienen derecho a la vida de los que no lo tienen. Algunos argumentos liberales Las consecuencias de una legislación restrictiva: El efecto que produce la prohibición del aborto no es tanto reducir el número de abortos sino más bien aumentar las dificultades y peligros para las mujeres con un embarazo no deseado. ¿Es competencia del derecho?: Mientras todo el mundo tenga derecho a mantener o actuar según su propio punto de vista acerca de la moralidad del aborto, ningún sector de la comunidad debería intentar forzar a los demás a adherirse a su propia y particular postura. Un argumento feminista: La mujer tiene derecho a elegir lo que le ocurra a su propio cuerpo. El utilitarismo diría que estaría mal negarse a mantener la vida de una persona durante 9 meses, si ésa fuera la única manera en la que esa persona podría sobrevivir. El valor de la vida del feto Ninguna de las respuestas de los liberales cuestionaba la primera premisa del argumento de los conservadores (es malo matar a un ser humano inocente). La debilidad de la primera premisa del argumento conservador consiste en que descansa en nuestra aceptación de la categoría especial de la vida humana. Sabemos que el término humano encuadra a 2 nociones distintas: pertenecer a la especie homo sapiens y ser persona. Si se toma “humano” como equivalente a “persona”, la segunda premisa del argumento, que sostiene que el feto es un ser humano, es claramente falsa, porque no se puede argumentar que el feto sea racional o consciente de sí mismo. Ahor si se toma “humano” en el sentido de simplemente “miembro de la especie homo sapiens”, la defensa conservadora de la vida del feto se basa en una característica a la que le falta pertenencia moral. Reconocer este sencillo punto transforma el tema del aborto. Ahora podemos mirar al feto por lo que es, y valorar su vida en la misma escala que las vidas de seres con similares características que no pertenecen a nuestra especie. Ahora se hace evidente que el movimiento pro-vida se le ha denominado de forma errónea. Lejos de sentir preocupación por toda vida, los que protestan contra el aborto pero comen habitualmente a base de los cuerpos de

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Capítulo 6: Quitar la vida: el embrión y el feto El problema El aborto y la experimentación destructiva con embriones plantean temas éticos difíciles ya que el desarrollo del ser humano es un proceso gradual. La posición conservadora El razonamiento principal contra el aborto es: Primera premisa: es malo matar a un ser humano inocente Segunda premisa: un feto humano es un ser humano inocente Conclusión: por tanto, es malo matar a un feto humano La respuesta liberal trata se ver si el feto es un ser humano. ¿Es cierto que no existe ninguna línea divisoria moralmente significativa entre el óvulo fecundado y el niño? Las que normalmente surgen son: El nacimiento, La viabilidad (periodo en el que el feto pueda sobrevivir fuera del útero), El movimiento del feto, El inicio de la conciencia (capacidad para sentir placer o dolor). La discusión ha mostrado que hasta ahora la búsqueda de la posición liberal de una línea divisoria moralmente crucial entre el recién nacido y el feto no ha sido capaz de identificar cualquier acontecimiento o etapa del desarrollo que pueda soportar el peso de separar a los que tienen derecho a la vida de los que no lo tienen. Algunos argumentos liberales Las consecuencias de una legislación restrictiva: El efecto que produce la prohibición del aborto no es tanto reducir el número de abortos sino más bien aumentar las dificultades y peligros para las mujeres con un embarazo no deseado. ¿Es competencia del derecho?: Mientras todo el mundo tenga derecho a mantener o actuar según su propio punto de vista acerca de la moralidad del aborto, ningún sector de la comunidad debería intentar forzar a los demás a adherirse a su propia y particular postura. Un argumento feminista: La mujer tiene derecho a elegir lo que le ocurra a su propio cuerpo. El utilitarismo diría que estaría mal negarse a mantener la vida de una persona durante 9 meses, si ésa fuera la única manera en la que esa persona podría sobrevivir. El valor de la vida del feto Ninguna de las respuestas de los liberales cuestionaba la primera premisa del argumento de los conservadores (es malo matar a un ser humano inocente). La debilidad de la primera premisa del argumento conservador consiste en que descansa en nuestra aceptación de la categoría especial de la vida humana. Sabemos que el término humano encuadra a 2 nociones distintas: pertenecer a la especie homo sapiens y ser persona. Si se toma “humano” como equivalente a “persona”, la segunda premisa del argumento, que sostiene que el feto es un ser humano, es claramente falsa, porque no se puede argumentar que el feto sea racional o consciente de sí mismo. Ahor si se toma “humano” en el sentido de simplemente “miembro de la especie homo sapiens”, la defensa conservadora de la vida del feto se basa en una característica a la que le falta pertenencia moral. Reconocer este sencillo punto transforma el tema del aborto. Ahora podemos mirar al feto por lo que es, y valorar su vida en la misma escala que las vidas de seres con similares características que no pertenecen a nuestra especie. Ahora se hace evidente que el movimiento pro-vida se le ha denominado de forma errónea. Lejos de sentir preocupación por toda vida, los que protestan contra el aborto pero comen habitualmente a base de los cuerpos de gallinas, cerdos y terneras, muestran solamente una preocupación parcial por las idas de los miembros de nuestra propia especie. Porque en cualquier comparación justa de las características moralmente pertinentes, como la racionalidad, la conciencia de sí mismo, el conocimiento, la autonomía, el placer, el dolor, la ternera, el cerdo se encuentran muy por delante del feto en cualquier etapa del embarazo, mientras que si hacemos la comparación con un feto de menos de 3 meses, un pez mostraría más señales de conciencia. Acordemos no dar más valor a la vida del feto que a la vida de un animal no humano dado un nivel similar de racionalidad, conocimiento, etc. Ya que ningún feto es persona, ningún feto tiene el mismo derecho a la vida que una persona. Pero los serios intereses de una mujer normalmente tendrán más peso que los intereses rudimentarios de un feto incluso consciente. Cuando el equilibrio entre los intereses en conflicto hace necesario matar a una criatura que siente, es importante que la muerte se lleve a cabo de la forma menos dolorosa posible. El feto como vida potencial Habría que analizar este argumento ahora: Primera premisa: es malo matar a un ser humano potencial

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Segunda premisa: un feto humano es un ser humano potencial Conclusión: por tanto, es malo matar a un feto humano La primera premisa es incluso más débil, porque el hecho de que matar a un ser humano potencial, incluso a una persona potencial, sea malo es más fácil que se ponga en duda que el hecho de que matar a un ser humano real sea malo. No hay ninguna regla que diga que una X potencial tenga el mismo valor que una X, o que tenga todos los derechos de una X. La afirmación de que los seres racionales y conscientes de sí mismos son intrínsecamente valiosos no es motivo para oponerse a todos los abortos porque no todos los abortos privan al mundo de un ser racional y consciente de sí mismo. Este argumento nos llevaría a condenar las prácticas que reducen la población humana futura, como la abstinencia o el celibato. Y no aporta ninguna razón para pensar que el aborto sea peor que cualquier otro medio de control de población. La condición del embrión en laboratorio El argumento contra la experimentación embrionaria descansa en una de las 2 afirmaciones que ya hemos analizado: o que el embrión tiene derecho a ser protegido debido a que es un ser humano, o que tiene derecho a ser protegido debido a que es un ser humano potencial. Los seres humanos son individuos, y el embrión en su primera etapa ni siquiera es un individuo, es incluso más difícil mantener que el embrión sea un ser humano. Hacer uso del feto Utilizar los fetos humanos con fines médicos han llevado a la esperanza de encontrar remedio a muchas enfermedades graves mediante el trasplante de tejido o células del feto. ¿Tienen los fetos derechos o intereses que puedan violar o dañar al utilizarlos para estos fines? Como ya hemos argumentado el feto no tiene ningún derecho, ningún interés en la vida. Afirmar que un ser no tiene derecho a la vida, no quiere decir que dicho ser no tenga derechos o intereses en absoluto. Si el feto es capaz de sentir dolor, tendrá interés en no sentirlo. Aborto e infanticidio Los argumentos vistos anteriormente de aplican tanto al recién nacido como al feto. Un bebé de una semana no es un ser racional y consciente de sí mismo. Si el feto no tiene el mismo derecho a la vida que una persona, parece que el recién nacido tampoco. Mi postura sobre la condición de la vida fetal puede ser aceptable para muchos, las implicaciones de esta postura para la condición de la vida del recién nacido no encajan con el casi indiscutido supuesto de que la vida del recién nacido es tan sacrosanta como la de un adulto. Veremos que los motivos para no matar personas no se aplican a los recién nacidos. Los recién nacidos no pueden verse a sí mismos como seres que pudieran o no tener un futuro y, por tanto, no pueden tener deseos de continuar viviendo. Por la misma razón, si el derecho a la vida debe basarse en la capacidad de querer seguir viviendo, o en la capacidad de verse a uno mismo como un sujeto con mente continua, un recién nacido no puede tener derecho a la vida. Un ser recién nacido no es un ser autónomo con capacidad para tomar sus propias elecciones, y por lo tanto, matar a un recién nacido no puede violar el principio de respeto a la autonomía. El recién nacido está en pie de igualdad con el feto. El infanticidio sólo se puede equiparar al aborto cuando las personas cercanas al pequeño no quieres que viva.

Capítulo 7: Quitar la vida: los seres humanos Una vez que se acepta el aborto, la eutanasia esta a la vuelta de la esquina. Las razones en favor de matar a otros seres humanos, en determinadas circunstancias, llegan a ser sólidas. Eutanasia: Significa, muerte suave sin sufrimiento, pero en la actualidad se refiere a acabar con la vida de los que padecen enfermedades incurables, con gran dolor y angustia, por el bien de los que mueren y para ahorrarles más sufrimiento o angustia. Tipos de eutanasia Eutanasia Voluntaria: La eutanasia que se lleva a cabo a petición de la persona que va a morir. Eutanasia Involuntaria: Consideraré que la eutanasia es involuntaria cuando la persona que muere tiene capacidad para consentir a su propia muerte, pero no lo hace, o bien porque no le preguntan o bien debido a que cuando le preguntan la persona decide seguir viviendo. Eutanasia No Voluntaria:

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Si un ser humano no es capaz de entender la elección entre la vida o la muerte, la eutanasia no sería ni voluntaria ni involuntaria. Entre los que no pueden dar su consentimiento se incluirían los enfermos incurables o los recién nacidos con graves discapacidades, y las personas que debido a accidentes, enfermedad, o avanzada edad han perdido permanentemente la capacidad para entender el tema en cuestión. Incluso en estos casos se puede cuestionar si la muerte se lleva a cabo por el bien del niño o por el bien de la familia en su conjunto. Justificación del infanticidio y de la eutanasia no voluntaria Decisiones de vida o muerte para recién nacidos discapacitados: Ningún recién nacido, discapacitado o no, posee un derecho a la vida tan fuerte como los seres capaces de considerarse a sí mismos como entidades diferenciadas, que existen a lo largo del tiempo. La diferencia entre acabar con la vida de un recién nacido discapacitado y uno normal no reside en un supuesto derecho a la vida que tiene el segundo y del que carece el primero, sino en otras consideraciones diferentes sobre el hecho de acabar con la vida. A menudo existe una diferencia en la actitud de los padres. El efecto de que la muerte tendrá sobre los padres es una de las razones importantes por las que normalmente matar a un niño es algo terrible. Es diferente cuando el pequeño nace con una discapacidad grave, convierte el acontecimiento normalmente feliz del nacimiento en una amenaza para la felicidad de los padres y para cualquier otro hijo que puedan tener. En la argumentación que sigue supondré que los padres no desean que el niño discapacitado viva, supondré que las discapacidades son tan graves que no hay otras parejas que deseen adoptar al niño. Los recién nacidos son seres sensibles que no son ni racionales ni conscientes de sí mismos. Los principios que rigen la maldad de matar animales no humanos, sensibles pero no racionales ni conscientes de sí mismos, deben ser aplicables también en este caso. Es posible aplicar principios utilitaristas, de ahí la importancia de la calidad de vida que se espera que tenga el recién nacido. Cuando la vida de un recién nacido será tan desdichada que no merezca la pena vivirla desde la perspectiva interna del ser que tendrá ese tipo de vida, tanto la versión de la “existencia previa” como la versión total del utilitarismo implican que, si no hay razones “extrínsecas” para mantener al niño con vida, como el sufrimiento de los padres, es mejor ayudarle a morir para que no sufra más. Surge un problema más difícil cuando consideramos las capacidades que hacen que las expectativas de vida del niño sean mucho peores que las de un niño normal, pero no tan sombrías como para que no merezca la pena vivir. Para la mayoría sin duda la vida merece la pena a pesar de las dificultades que tienen que afrontar. Supongamos que a un recién nacido se le diagnostica una enfermedad. Los padres no tienen mucho empeño en que viva. ¿Se podría defender la eutanasia en este caso? no, ya que se puede esperar que el niño tenga una vida que merezca la pena, aunque no tan plena como la de un niño normal. La versión de la “existencia previa” del utilitarismo apoya esta postura. El niño existe, se puede esperar que su vida tenga un balance en que la felicidad predomine sobre la infelicidad. Matarlo le privaría de este balance de felicidad positivo, por lo tanto sería malo hacerlo. En la versión “total” del utilitarismo, hace necesario preguntarnos si la muerte del niño enfermo llevaría a la creación de otro ser, el cual, de no ser así, no habría existido. Cuando la muerte de un niño discapacitado conduce al nacimiento de otro niño con mayores perspectivas de tener una vida feliz, la cantidad de felicidad total será mayor si se mata al niño discapacitado. La pérdida de una vida feliz para el primer niño está compensada por la ganancia de una vida más feliz para el segundo. Por lo tanto, si matar a un niño con alguna enfermedad no tiene efectos perjudiciales para otros, según la versión total estaría bien matar al niño. Esta postura considera que el niño es remplazable, casi de la misma manera que considera a los animales no conscientes de sí mismos. Solamente existe una diferencia temporal con los casos vistos anteriormente, el momento en el que se descubre el problema y de la consiguiente muerte del ser discapacitado. El diagnóstico prenatal, al que sigue el aborto en casos escogidos, es una práctica común en países que disfrutan de una ley del aborto liberal y de técnicas médicas avanzadas, para mí, así debería ser. Como indican los argumentos del capítulo 6, creo que el aborto se puede justificar. Abortar un feto con una de estas discapacidades, con la intención de tener otro hijo sin discapacidad, es tratar al feto como si fuese remplazable. Cuando la muerte ocurre antes de nacer, la reemplazabilidad no es incompatible con las convicciones morales generalmente aceptadas. A los discapacitados que viven hoy en día su vida merece menos la pena que la de las personas normales.

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De cualquier modo, esta postura no implica que sería mejor que no sobreviviera ninguna persona gravemente discapacitada; implica que los padres de estos niños deberían tener la capacidad de tomar esta decisión. Tampoco implica una falta de respeto o de igual consideración para las personas con discapacidades que, en la actualidad, viven su propia vida de acuerdo con sus propios deseos. El principio de igual consideración de intereses rechaza menospreciar los intereses de personas en razón de la discapacidad. Considerar a los recién nacidos como remplazables, tal y como ahora consideramos al feto, tendría ventajas considerables en comparación con el diagnóstico prenatal que sigue un aborto. Matar a un recién nacido discapacitado no es moralmente equivalente a matar a una persona; y muy a menudo no es malo en absoluto. Otras decisiones de vida y muerte no voluntarias Acabar con una vida sin consentimiento también puede considerarse en el caso de que los que alguna vez fueron personas capaces de decidir sobre vivir o morir, pero en el momento presente, debido a accidente o a la edad, han perdido esa capacidad permanentemente, y no expresaron, antes de perderla, su posición sobre si deseaban seguir viviendo en esas circunstancias. En la mayoría de los casos, estos seres humanos no se diferencian de forma importante de los recién nacidos discapacitados. Si no tienen ningún tipo de experiencia y no podrán tenerla de nuevo en el futuro, su vida no tiene valor intrínseco. Es difícil ver por qué mantener a estos seres humanos vivos si su vida, en conjunto, es desdichada. Justificación de la eutanasia voluntaria Las razones para aprobar esta eutanasia suponen un beneficio para el que muere. A diferencia de la otras eutanasias aquí se estaría matando a una persona, a un ser racional. Hemos visto que es posible justificar acabar con la vida de un ser humano que no tiene la capacidad de dar su consentimiento. Llegado este momento, debemos preguntarnos cómo se diferencian las cuestiones éticas cuando le ser es capaz de dar su consentimiento, y cuando de hecho lo hace. Volvamos a los principios generales sobre acabar la vida en el capítulo 4. La objeción utilitarista clásica no es aplicable a matar cuando tiene lugar sólo con el consentimiento verdadero de la persona. Que se mate a las personas en estas condiciones o significaría extender el miedo o la inseguridad. El utilitarismo de preferencia obra a favor, no en contra de la eutanasia voluntaria. Teniendo en cuenta la teoría de derechos considerada, poder renunciar a un derecho, si así se desea, es una característica esencial de todo derecho. Por último el principio del respeto a la autonomía nos indica que dejemos que los agentes racionales vivan su propia vida de acuerdo con sus decisiones autónomas propias. Pero si los agentes racionales eligiesen de forma autónoma morir, entonces el respeto de la autonomía nos llevaría a prestarles ayuda a la hora de hacer lo que han decidido. Por lo que el argumento a favor de la eutanasia voluntaria es mucho más fuerte que el argumento a favor de la eutanasia no voluntaria.(respeto a las preferencias, base racional de la propia decisión). La no justificación de la eutanasia involuntaria Tomar esta decisión seria confiar en la capacidad de uno para juzgar mejor que el propio interesado en qué momento su vida en tan mala como para que no merezca la pena vivirla. Eutanasia activa y pasiva Al no desear que un niño enfermo sobreviva, no se da ningún paso para impedir que resulte fatal una enfermedad de fácil curación con las técnicas médicas ordinarias. Los tribunales han aceptado la postura de que la calidad de vida del niño constituye una consideración pertinente a la hora de decidir si se debería prolongar la vida mediante un tratamiento. Casi todo el mundo reconoce que en las condiciones más graves, la única línea de conducta humana éticamente aceptable es dejar que el niño muera. La pregunta es: si está bien dejar que los recién nacidos mueran ¿por qué esta mal matarlos? La doctrina de “los actos y las omisiones” sostiene que existe una distinción moral importante entre cometer un acto que tiene ciertas consecuencias, digamos, la muerte de un niño discapacitado, y la omisión de hacer algo que tiene las mismas consecuencias. La aceptación de esta doctrina trata más bien de una consecuencia de una visión de la ética, de una visión que sostiene que en tanto no se violen normas morales especificadas que nos imponen determinadas obligaciones morales, hacemos todo lo que la moralidad exige de nosotros. Una ética que juzga los actos con que violen o no normas morales específicas debe dar gran peso moral a la distinción entre actos y omisiones. Una ética que juzga los actos por sus consecuencialismo lo haría así, ya que las consecuencias de un acto y una omisión serán indistinguibles. He postulado personalmente un enfoque consecuencialista de

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la ética. Reflexionar sobre esto nos lleva a la conclusión de que no existe una diferencia moral intrínseca entre matar y dejar morir (eutanasia pasiva). No tenemos ninguna duda de que está bien disparar a un animal malherido o muy enfermo si siente mucho dolor y tiene unas posibilidades de recuperación despreciables. En resumen los métodos pasivos de acabar con la vida tienen como resultado una muerte alargada innecesariamente. Introducen factores no pertinentes en la selección de los que van a morir. Si somos capaces de admitir que nuestro objetivo es una muerte rápida y sin dolor, la consecución de ese objetivo no se debería dejar en manos de la suerte. Una vez que se ha elegido la muerte deberíamos asegurarnos que se produzca de la mejor forma posible. La pendiente resbaladiza: ¿La eutanasia de genocidio? Si podemos establecer criterios para decidir a quien hay que dejar morir y a quién hay que proporcionarle un tratamiento, entonces ¿por qué ha de ser malo establecer criterios puede que los mismos para decidir a quién hay que matar? Las propuestas en pro de la legalización de la eutanasia están basadas en el respeto a la autonomía y en el objetivo de evitar el sufrimiento sin sentido.

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Peter Singer Ética prácticaCapítulo 10El medio ambienteUn río se agita por barrancos selváticos y desfiladeros rocosos hacia el mar. Lacomisión hidroeléctrica del estado ve el agua caer como energía sin explotar.Construir una presa a través de uno de los desfiladeros proporcionaría tres añosde empleo para un millar de personas, y un trabajo para un período más lar-gopara veinte o treinta. La presa almacenaría agua suficiente para asegurar que elestado pudiera satisfacer económicamente sus necesidades de energía para lapróxima década. Esto estimularía el establecimiento de industrias queconsumen mucha energía, las que a su vez contribuirían a la creación deempleo y al crecimiento económico.El accidentado terreno del valle del río lo hace sólo accesible para los que es-ténmás en forma, pero, no obstante, es un lugar magnífico para ir de excursión. Elmismo río atrae a los que se atreven a deslizarse por sus rápidos en balsas.Adentrándose en los valles protegidos hay bosques de raros pinos Huon,muchos de ellos con más de mil años. Los valles y desfiladeros son el hogar demuchas aves y animales, entre los que se encuentra la especie, en peligro deextinción, del ratón marsupial, la cual rara vez se ha visto fuera de este valle.Puede que también haya otras plantas y animales raros, pero nadie lo sabe, yaque los científicos todavía han de investigar la región completamente.¿Se debería construir la presa? Éste es un ejemplo de una situación en la quetenemos que elegir entre grupos muy diferentes de valores. La descripción sebasa vagamente en una propuesta de presa en el río Franklin, en el suroeste dela isla de Tasmania, estado australiano del mismo nombre. (El resultado de lapropuesta lo podemos encontrar en el capítulo 11, pero deliberadamente hemodificado algunos detalles, por lo cual la descripción anterior hay queconsiderarla como un caso hipotético). La elección entre diferentes valores sepodía haber planteado igual de bien utilizando otros muchos ejemplos: laexplotación de bosques vírgenes, construir una fábrica de papel que arrojeagentes contaminantes en la costa, o abrir una nueva mina al borde de unparque nacional. Un grupo diferente de ejemplos plantearía temas relaciona-dos,pero algo diferentes: la utilización de productos que contribuyan a la reduc-ciónde la capa de ozono, o al efecto invernadero; la construcción de nuevas plan-tasnucleares; etcétera. En este capítulo vamos a analizar los valores que sirven debase a los debates sobre estas decisiones, para los que los ejemplos que he-mosvisto pueden servir como punto de referencia. Nos centraremos particular-menteen los valores en juego en las polémicas sobre la conservación de las zonas

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salvajes o vírgenes puesto que aquí son más evidentes los valoresfundamentalmente diferentes de las dos partes. Cuando hablamos de anegar elvalle de un río, la elección que se nos presenta está totalmente clara.