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Fermín Argueta: es un ave, un artista urbano Suplemento Cultural Una idea original de Rosauro Carmín Q. Guatemala, 28 de abril de 2012

Suplemento Cultural 28-04-2012

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Suplemento Cultural 28-04-2012

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Page 1: Suplemento Cultural 28-04-2012

Fermín Argueta:

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Guatemala, 28 de abril de 2012

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2 Suplemento Cultural “TRIBUNA, NO MOSTRADOR”, Clemente Marroquín RojasDECANO DE LA PRENSA INDEPENDIENTE

Nueva Guatemala de la Asunción, 28 de abril de 2012

“Esa mujer”, así denominaban despectivamente a Eva Perón la oligarquía y los militares que el 16 de junio de 1955, con el fin de der-rocar el gobierno de Juan D. Perón, elegido democráticamente por el pueblo, bombardearon la Plaza de Mayo en la hora pico. Esa

mujer, amada, adorada, venerada, sacralizada o denigrada, vilipendiada y calumniada hasta el hartazgo, fue nombrada “la Mujer del Bicentenario” en el marco de las celebraciones que el 25 de mayo se llevaron a cabo en Argentina. Han pasado doscientos años de la

ruptura colonial.POR MILLY CASCALLAR

Un homenaje acertado ha-cia Eva Perón, quien ha sido, incluso desde antes de su muerte, una leyen-da. Luego, un mito que se acrecentó día a día. Para

muchos era un puta, y según otros mu-chos fue una santa. Constituye un ícono de tal dimensión que, tras su muerte, su cuerpo fue una bandera y un símbolo que sus enemigos intentaron hacer desapare-cer, robándolo y ocultándolo con el afán de borrarla de la memoria de su pueblo. Vana empresa, porque los pueblos pue-den reescribir su historia; “queremos matar el mito”, dijeron-. ¡Matar el mito! Pero, señores, el mito no es un cuerpo o un objeto. En una de sus acepciones, el mito es una cualidad del saber, del pensar y del reaccionar, que se caracteriza por ser imaginativo y acusadamente emo-cional, además de que posee una conno-tación religiosa y una expresión poética. El mito es ante todo una imagen plástica, una narración de hechos concretos que no se expresa en abstracciones ni posee una lógica causal, pero hasta la mentalidad más primitiva o infantil se ayuda siempre de la razón; así también como las más abstractas meditaciones científicas y filo-sóficas se acompañan en mayor o menor medida de imágenes subjetivas.

Por ello, para matar al mito los milita-res tendrían que matar a los desheredados de la patria, a los humildes, a los obreros, a los campesinos y a la clase trabajado-ra en general. A millones. Por supuesto que sabemos que mito, en el sentido más elemental, significa fábula o relato de fic-ción y por extensión mentira. Tyler, en su libro Cultura primitiva, supone que el saber mítico no difiere del saber intelec-tual, puesto que se vale del mismo orden lógico para enlazar sus contenidos; y el francés Doutté considera al mito como la expresión de un deseo colectivo. Es así que para millones, Evita era la viva repre-sentación de una santa, y para otros una furcia. Esto analizado en aquel contexto histórico, aunque por inercia algunos sos-tienen la misma visión. Obviando que un análisis fuera del contexto social impe-rante es, cuanto menos, parcial o incom-pleto. Porque en esa época la libertad en el amor era una prerrogativa de las élites sociales, las intelectuales, artistas plásti-cas, escritoras. Nadie se atrevería a juz-gar a Victoria Ocampo o Silvina Bulrrich, por ejemplo. Para entonces, ellas eran la representación de un feminismo doble-mente legal: eran intelectuales y pertene-cientes a lo más granado de la clase alta porteña; a una casa donde -en el caso de Victoria - a pesar de que el apellido no era precisamente inglés o francés, se jac-taban de haberse iniciado al lenguaje en el idioma francés. Y tampoco puede pa-sarse por alto que la “representación so-cial legal” del feminismo encarnado por

Historia

Eva PErón: Esa mujEr, EsE cuErPo

Victoria Ocampo estaba atravesado de un sectarismo encubierto: no en vano se opu-so al voto femenino, contradicción que solamente puede ser ingenua para quien no quiera develar la motivación interna o ideológica que se esconde en esa postura.

Así pues, los “técnicos de la decencia” veían en Eva a una evasora del conformismo social, a una subversiva del imperativo co-lectivo, a una practicante cuestionadora del paradigma cultural sin tener autoridad social ni intelectual para hacerlo. Una burladora del cliché del modelo a seguir. Alguien que ha-bía vivido en concubinato con Perón y había tenido la osadía de casarse con él.

El encarnizamiento político practicado con el cuerpo embalsamado de María Eva Duarte muestra, por un lado, y de manera encubierta, la misoginia y el conservadu-rismo reinante en la estructura mental de cierta clase social; y, por otro lado, los sentimientos oscuros y perversos del amor-odio que ella generaba en los mismos. El machismo imperante de entonces no sola-mente era asumido por los hombres, sino por las mismas mujeres de los estratos medios de la escala social. Evita muere a los treinta y tres años (o treinta y cinco) el 26 de julio de 1952, y esto paradojalmente supondrá precisamente su paso a la inmor-talidad. La inmortalidad no le fue dada por el hecho de que, al igual que los faraones del antiguo Egipto Perón hubiera desafiado las leyes de la naturaleza intentando negar la muerte de su esposa embalsamando su cuerpo, la prenda más venerada de la clase trabajadora argentina.

El aragonés Pedro Ara, doctorado en Medicina, catedrático de la Universidad de Madrid, académico de número y famoso en ese entonces por haber realizado trabajos de ese estilo con ciertas celebridades (incluso fue llamado de Rusia para embalsamar a Lenin, aunque por motivos ideológicos re-husó el encargo). Su interés era la Anatomía y estaba considerado a nivel internacional el mayor especialista en técnica anatómica. Es-taba relacionado con la República Argentina desde el año 1925, donde residió durante veinticinco años entre la Córdoba argentina y Buenos Aires. En Córdoba, se desempe-

ñó como docente y cirujano especialista en anatomía en la Universidad y fue Director del Instituto Anatómico que hoy lleva su nombre. En Buenos Aires, se desempeñaba como agregado cultural de la embajada de España en Argentina. Era muy comentado por esos años la labor realizada a una jo-vencita de dieciocho años, a quien su padre, médico y colega argentino del Dr. Ara, había hecho embalsamar. Realizó el trabajo sin cobrar absolutamente nada y en homenaje al pedido de su amigo. También había reali-zado tarea similar a Manuel de Falla, el an-ciano compositor español; e hizo un busto, que se hallaba en el Centro Cultural, de un mendigo porteño cuya nobleza y grandio-sidad en el porte le había impresionado. Los trabajos realizados, según dijo él mismo, fueron pocos porque su labor se centraba en la cirugía anatómica que con fervor enseña-ba y practicaba.

Pero su fama había trascendido los lí-mites de las fronteras de Argentina y Es-paña. No obstante su prestigio, ninguna de sus obras tuvo la relevancia ni reper-cusión científica, social y política como la que realizó a Evita. En su trabajo con Eva Perón, el tiempo y la técnica empleada le demandó un gran esfuerzo, pero la con-virtió en una vestal, una diosa yacente y eterna. Incorruptible. También él la con-sideró modestamente su obra maestra y durante tres años vivió pendiente de ese cadáver-muñeca de aspecto cuasi púber. Como muchos artistas, Ara se enamoró de su obra.

La “revolución libertadora”, nombre con la que se autoproclamó el golpe mi-litar de 1955, secuestró el cuerpo de Evi-ta, que descansaba en un ataúd de cristal en el segundo piso de la Confederación General del Trabajo (CGT), organización que mantenía con Eva Perón un vínculo entrañable. Como defensora de la cau-sa obrera y mediadora de los acuerdos o desacuerdos sindicales, Eva había sido una ferviente sindicalista que, desde muy joven, en su etapa de actriz, había fundado con otros compañeros la Asociación Sin-dical Radial Argentina (ARA). Los obre-ros veían en ella, además de la esposa del

líder, a una “compañera de lucha” y a una activa promotora de todos los derechos de los trabajadores, por aquella época explotados y desposeídos. La Argentina de las mieses y la abundancia, la Argen-tina rica y exquisita de la Belle Epoque y los años cuarenta, era un país donde los asalariados eran explotados en forma vil, no tenían horarios ni derechos. Los inmi-grantes europeos explotados fueron los que, bajo banderas de carácter anarquis-ta, sembraron con su sangre la Patagonia y muchas calles de la europea Buenos Aires. Era una Argentina muy rica, es cierto, pero la riqueza era para pocos. Y es la irrupción de Juan Domingo Perón con sus aciertos y sus errores quien rei-vindica al desposeído y al trabajador. Y Eva, compañera del líder, era la interlo-cutora al que el inconsciente colectivo asignaba el rol de novia-hermana-madre, ”La dama de la esperanza”. No el puente, sino el arcoíris, como ella misma gustaba decir…

Los militares golpistas (1955-1957) deseaban la desaparición y extinción de-finitiva del peronismo y trataron de borrar de la memoria de cada argentino todo tipo de referencia o vestigio del mismo. Así, emitieron el Decreto Ley 4.161, donde quedaba tajantemente prohibida la sola mención del apellido Perón, Eva Duarte, familiares de ambos, fotos, símbolos etc. Se impusieron penas de prisión y mone-tarias a todo aquel que incumpliera dicho precepto, ya se tratara de ámbitos públicos o privados. No es difícil imaginarse lo que podría llegar a suceder con el cuerpo de Eva. Yo misma recuerdo, en mi infancia porteña, haber visto como una gallega in-migrante conocida de mis padres, en razón de haberse desempeñado como empleada doméstica en casa de mis abuelos paternos en Caldas de Reyes, sacar del fondo de un baúl un almanaque celosa y amorosamen-te escondido que contenía fotos de Eva Perón realizadas por el fotógrafo oficial de la Casa Rosada. Fotos donde Evita se me antojaba un hada. Un hada valiosa que contaba con un plus, ya que le encontraba rasgos de su rostro similares a los de mi propia madre.

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Suplemento Cultural 3“TRIBUNA, NO MOSTRADOR”, Clemente Marroquín RojasDECANO DE LA PRENSA INDEPENDIENTE

Nueva Guatemala de la Asunción, 28 de abril de 2012

Probablemente muchos no lo conozcan, pero han visto una que otra ave particular pintada sobre algún mural de la ciudad. Un street art y grafitero que trabaja bajo tres identidades, Es Bird, Es Eazy y Es; Fermín Argueta es un artista gráfico que encontró su identidad

en las líneas y los colores de una “pieza”. . POR JODY GARCÍA

Galería de artistas

Es un avE, Es un artista urbano

¿Qué significa cada uno de tus sobre-nombres?

- Es Bird es la representación de li-bertad, el simbolismo de una mentali-dad libre; tenemos derecho a volar, pero siempre debemos tener los pies sobre la tierra, para no despegarse de la realidad; tal como lo hacen como las aves. “Es”, es la forma de darle la existencia a las cosas; por ejemplo, “es” tu nombre, “es” la vida, “es” tu arte, “es” la madre tierra. Es Eazy, es una forma de simplificar mi nombre, me di cuenta de lo difícil de pronunciar Es Bird, por eso transforme easy (fácil en inglés) con Eazy. Tengo pensado, con cada nombre manejar un concepto.

- ¿Qué conceptos con cada nombre?- Con Eazy quiero trabajar rostros

con caracteres mayas. Mucho de lo que yo pinto tiene que ver con la cosmovi-sión maya; pinto los birds (aves) por el nahual Tz´ikin, que no es mi nahual, pero me identifico mucho con él por-que me ha ayudado y me ha guiado en muchas ocasiones. Tz´ikin ha estado bastante conmigo, y lo he sentido, me ha enseñado; en ocasiones en que cosas muy buenas me han pasado, siempre encuentro una pluma tirada, y a veces me han caído plumas desde arriba.

Eso me lleva a Es Bird, por eso bajo ese concepto quiero pintar aves; con Es Eazy pintar tótems y caracteres mayas, y con Es, mujeres.

- ¿Desde cuándo pintas?- Desde niño hacia dibujos, me ense-

ñó mi hermano mayor. Él estaba estu-diando arquitectura y cuando se desve-laba, yo lo ayudaba con las maquetas, con los planos, lo ayudaba a dibujar. Él me indicaba que hacer y a la vez me enseñó. Cada vez que dibujaba, notaba que mi trabajo iba mejorando, pero lo que yo hice desde los seis hasta hace tres o cuatro años, no eran cosas mías; si yo tenía ganas de dibujar, copiaba un rostro y allí lo dejaba.

- ¿Cuál fue “tu primer” dibujo?- El primer dibujo que hice, y que sa-

lió completamente de mi mente, fue un ave gorda con lentes oscuros, me gus-tó tanto que la sigo haciendo. Tiempo después alguien me dio la idea de pin-tar gorras, lo hice y a la gente le gusto, las vendía, pero deje de hacerlo, quería hacer cosas diferentes. Pinte cuadros en acuarela y después de eso, un amigo que hace grafiti, me sugirió que hiciera lo que hacía, pero más grande.

- ¿Eso te llevo al grafiti?- Sí. Un día él me llamo para que le

ayudara con un trabajo que tenía que realizar en un fin de semana, era un gra-fiti en tres paredes. El creyó que no po-día, y me había llamado, solo para que le ayudara a pintar el fondo. Cuando llegue, le dije que no había llegado solo a eso, así que le pedí que me diera latas

(de pintura en aerosol), que no tenía mie-do. Fue ese el día en que realice mi pri-mer grafiti, un ave.

- ¿Cuándo lo pintaste?

- Fue en marzo del año pasado, y en ese momento me enamore del grafiti y me encontré en él.

- ¿Te consideras un grafitero?- Aunque lo mencione, yo no me con-

sidero un grafitero, soy parte del street art.

Me siento agradecido por estar ha-ciendo lo que me gusta, si quiero hacer algo, lo dibujo y lo pinto en la pared. No se trata de darle gusto a alguien, o hacer lo que alguien me pida, sin embargo a las personas les gusta.

- ¿Las personas reconocen tu trabajo?- Hace poco que hice un dibujo en un

mini Cooper de un restaurante. Un grupo de artistas que desde hace muchos años representan este arte en Guatemala, lle-garon a la actividad. No sé cómo, pero desde que inicie ellos han visto mi traba-jo y notaron mi evolución, en la actividad lo mencionaron y fue que algo que me hizo sentir muy bien, porque son per-sonas que yo respeto mucho. Me siento increíble, es muy satisfactorio; me he

esforzado mucho y allí veo el resultado. Todos los fines de semana salgo a pintar, yo mismo me reto a seguir mejorando, a cada vez hacer o cosas más grandes o dibujos más detallados y simétricos, sin necesidad que alguien me lo diga, porque es algo que me apasiona.

- ¿Qué es lo característico de tu arte?- En cada pieza que hago, en cada ca-

rácter, dibujo aves, y si hago una mujer, dibujo plumas. Todo lo que hago tiene que ver con las aves, para mandar un mensaje de paz y libertad.

- ¿Un mensaje de paz y libertad?Lo que hago, lo hago para enviar un

mensaje de paz, de libertad y concien-cia, sin embargo no siempre envío ese mensaje, no soy único, a veces tengo una situación en mi vida, donde a tra-vés de un dibujo y la pintura, la plas-mo; puede que nadie más lo entienda. Considero que todos los artistas en el mundo son subliminales, pero yo quiero manejar mucho simbolismo, que todo lo que este allí, tenga un significado. Si quiero pintar algo es porque tengo algo que decir. Participaste en el proyecto de intervenciones artísticas en el espacio urbano, De mi barrio a tu barrio, organi-zado por el artista alemán, Jim Avignon,

el cual tenía como propósito crear en países de Latinoamérica una obra mural en un espacio urbano, ¿Cómo llegaste a ser parte de los seleccionados guate-maltecos? ¿Cómo fue la experiencia? A través de otro artista vi el proyecto en internet, en noviembre del año pasado envíe una fotografía de mi diseño. La convocatoria fue lanzada en Enero y creí que por haberme adelantado no me tomarían en cuenta; sin embargo, quede seleccionado junto con otros once artis-tas. Hasta el momento ha sido el mayor logro de mi vida, compartir con otros grafiteros, me lleno de motivación. Teaser para ver videos de la actividad, http://demibarrioatubarrio.com/

- ¿Qué cosas sueñas hacer?Quiero pintar cosas grandes, edificios

de tres o cinco niveles, quiero llegar a saber y a convencerme de que no tengo limites, que nadie tiene límites.

- ¿En que trabajas en este momento?Actualmente estoy buscando un artis-

ta callejero que quiera acompañarme y hacer grafiti, con pasión y empeño. Con otro artista creamos un colectivo llamado Subliminal s y esperamos establecerlo como un grupo de artistas que represente el arte callejero.

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4 Suplemento Cultural “TRIBUNA, NO MOSTRADOR”, Clemente Marroquín RojasDECANO DE LA PRENSA INDEPENDIENTE

Nueva Guatemala de la Asunción, 28 de abril de 2012

Nació en Lima, Perú (1942). Hija de Tomás Allende, funcionario diplomático y primo hermano de Salvador Allende, y de Francisca Llona. Antes de ser novelista, Isabel Allende era muy conocida como periodista en

Chile y Venezuela, su patria adoptiva desde 1974, y un poco menos, como cuentista y autora teatral.

POR EDDIE MORALES

La escritora creció al lado de su madre, en casa del abuelo, luego que esta anulara su matrimonio; en esa casa vivió rodea-da de una corte de tíos solterones, todos ellos

personajes estrafalarios. Estos tenían establecido algo así como una firme tra-dición del relato oral en la familia. Esta tradición, así como las lecturas de co-lecciones de Julio Verne, Emilio Salga-ri, la Enciclopedia Británica, el Tesoro de la Juventud, nutren su imaginación en los días de infancia. Según Coddou, “no sorprende que, ya convertida en mu-jer madura y escritora de fama, Isabel Allende pueda sugerir que fue de esa familia suya, tan extravagante, que sacó las ideas (como ella dice) para su prime-ra novela”.

En casa de su abuelo creció hasta que su madre se unió a Ramón Huidobro, di-plomático de carrera, y todos partieron de viaje por diversos países. Cuenta Isa-bel Allende en un artículo periodístico de 1988 en el desaparecido diario La Época: “A los 11 años yo vivía en Bolivia. Mi madre se había casado con un diplomá-tico, hombre de ideas avanzadas, que me puso en un colegio mixto. Tardé meses en acostumbrarme a convivir con varo-nes, andaba siempre con las orejas rojas y me enamoraba todos los días de uno diferente”. De Líbano regresó a Chile en 1958 enviada por el “tío Ramón”, ya que ese país estaba al borde de la guerra civil. Vuelve a la casa de sus abuelos: “la es-tabilidad de la infancia -a donde siempre le devuelve su memoria como un espacio feliz-, está muy ligada a la vieja casona familiar; allí transcurre parte importante de la historia que, compañera suya por años y alimentada por experiencias per-sonales posteriores, se convertirá en la base de su primera ficción”.

En una entrevista reproducida en el semanario chileno Hoy, Isabel Allende revela que su trabajo como periodista que inició en 1967 en la revista Paula, es el resultado no de una preparación sistemática, sino producto del azar mien-tras trabajaba en las oficinas de la FAO en Santiago, cuando debió salir al aire en un programa televisivo en forma in-esperada. Posteriormente, colabora en forma regular con artículos, entrevistas y reportajes en la mencionada revista

Personajes

Isabel allende o la magIa

de las palabras

Paula. Luego dirigirá una revista infan-til, Mampato, donde publica algunos cuentos. Incursiona con no poco éxito en el teatro con tres obras escritas es-pecialmente para la compañía teatral de Tomás Vidiella, entre estas, cabe desta-car El embajador, que se representa en Santiago en 1973.

En 1974 marcha exiliada a Venezuela, junto a su familia, su esposo Miguel Frías y sus hijos Paula y Nicolás. Trabaja en el periódico El Nacional de Caracas escri-biendo artículos de humor, e incluso con algunas amigas formó también una socie-dad y sacó adelante un colegio, trabajan-do en la parte administrativa. Ha contado que de vez en cuando se encerraba y es-cribía cuentos, ideas para cuentos, ideas para novelas que cristalizarán en 1982 cuando publique La casa de los espíritus. A partir de esa fecha, y con el éxito inme-diato que alcanza, Isabel Allende se dedi-ca plenamente a la literatura. En los años siguientes aparecen De amor y de som-bra (1984), Eva Luna (1987), Cuentos de Eva Luna (1989), El plan infinito (1993), Paula (1994), Afrodita (1997), Hija de la fortuna (1999), Retrato en sepia (2000), entre otros textos.

La escritora, de acuerdo con el esque-ma generacional de la literatura hispano-americana y chilena de Cedomil Goic, pertenece a la generación de 1972. De acuerdo con la propuesta teórica de José Promis, la novelista chilena se adscribe al programa narrativo de la novela de la desacralización. La poética de Isabel Allende, que puede ser descubierta a tra-vés de las entrevistas, artículos y confe-rencias, permite sostener que para ella la literatura, el oficio de la escritura, es un ejercicio que permite recuperar la histo-ria, es decir, traer a la memoria aquellas circunstancias vitales necesarias para no perder la propia identidad y la identidad colectiva. La autora piensa que la clave de la literatura está en “escribir para que los hechos no se esfumen, para que la memoria no sea borrada por el viento. Escribir para registrar las cosas y nom-brar las cosas. Escribir lo que no se debe olvidar” (La Época, Santiago, 6 de oc-tubre de 1987). Por otra parte, sostiene que lo que busca es establecer una co-municación entre el emisor textual y el receptor real del discurso literario. En el mismo artículo citado, manifiesta que “eso tiene de maravilloso un libro: esta-

blece un vínculo entre quien lo escribe y quien lo lee. Es la magia de las pala-bras”. Para Isabel Allende, las palabras son el medio maravilloso que tiene el escritor para crear el mundo literario y provocar la emoción en el lector y lla-marlo a la “conversión”. Las palabras, según la autora, tienen un poder mágico capaz de trasmutar la realidad o de apre-henderla en su más cruda realidad; por eso le llamaron desde pequeña la aten-ción y construía con ellas juegos, can-ciones y relatos.

La casa de los espíritus es una novela que ha sido repetidamente reeditada por el éxito que tuvo desde el principio. In-cluso fue llevada al cine en 1993 por el director Billie August y protagonizada por Jeremy Irons en el papel de Esteban Trueba. La novela de Isabel Allende en-tra en constante relación dialógica con la novela Cien años de soledad de Ga-briel García Márquez, sin presuponer con ello que es una mera copia de la misma, como se pensó en un primer momento de recepción del relato, ya que hay en ella “numerosas modalidades de distancia-miento”, que permiten que el texto afirme su propia identidad “al proyectarse a ám-bitos de significación que se apartan, en grado importante, de los que caracterizan al del narrador colombiano”. Entre estos rasgos distanciadores están ciertamente las figuras femeninas de la saga familiar: Nívea, Clara, Blanca, Alba que muestran en la escritura de Isabel Allende “un paso distinto y distante de las escritoras que la precedieron”, ya que las figuras femeni-nas “que reclaman para ellas una transfor-mación de sus condiciones de existencia (y a) ejercer el derecho a ser sujetos del discurso”.

Otra de sus novelas, también muy exitosa y llevada al cine, es De amor y de sombra que, en una primera lectura, aparece como una historia de amor entre Irene y Francisco, sus protagonistas; sin embargo, dicha relación se entrecruza con la historia política social de los ca-dáveres descubiertos en una mina aban-

donada y los fenómenos paranormales de Evangelina Ranquileo. La novela es esencialmente política, y su finalidad es hacer la crítica y la denuncia de un sis-tema político.

La crítica recibió dividida la publica-ción de El plan infinito. Algunos la con-sideraron un traspiés en la producción narrativa de Isabel Allende, mientras otros le descubrieron méritos. La novela está ambientada en el oeste de los Esta-dos Unidos y tiene como protagonista a Gregory Reeves, personaje que, según la propia escritora, está construido sobre la base de su actual marido. En el relato, el realismo brutal y los sobresaltos de la imaginación se entrelazan para dar cuen-ta del destino excepcional de un hombre y de la compleja textura de California.

Precisamente, en la California del siglo XIX sitúa parte de la acción su novela Hija de la fortuna, en la época del descubrimiento del oro. El relato es una novela histórica femenina que re-crea dimensiones espacio-temporales de una década del siglo pasado en Chile, California y China. Después publicará Retrato en sepia, otra novela histórica si-tuada a fines del siglo XIX en Chile, que narra la historia de una poderosa saga familiar, apareciendo en ella personajes ya conocidos de La casa de los espíritus y de Hija de la fortuna.

Sus últimas obras son novelas llenas de sorprendentes aventuras protagoniza-das por dos adolescentes como La ciu-dad de las bestias y El reino del dragón de oro. Son relatos escritos sobre la base de los más tradicionales códigos y tópi-cos escriturales de las novelas de aven-turas del siglo XIX, que logran atrapar a todo de lectores por la agilidad de la prosa y al encanto de sus personajes. La imaginación prodigiosa de Isabel Allen-de queda plenamente corroborada con estas novelas que tienen un primitivo antecedente en los cuentos que publicó en la revista infantil Mampato.

Isabel Allende es, en definitiva, una escritora en plena evolución.

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Suplemento Cultural 5“TRIBUNA, NO MOSTRADOR”, Clemente Marroquín RojasDECANO DE LA PRENSA INDEPENDIENTE

Nueva Guatemala de la Asunción, 28 de abril de 2012

Galería de artistas

La idea de movilizarme desde el Centro Histórico de la ciudad hasta el remoto salón 10 del tercer nivel del edificio J del campus central de la Uni-versidad Rafael Landívar para ver “Los confines del fuego verde”, una instalación saturada de significados de Alfredo Ceibal, me pareció muy

acorde al espíritu de la obra de este artista que plantea recorridos interminables por diversos mundos como metáfora de su vida de migrante y, al mismo tiempo, una especie de ritual propiciatorio para despojarme de hábitos —no sólo mentales— demasiado arraigados y acceder a la sabiduría

que se desprende del andar por el camino. Allí, en esa área lejana y propicia de la facultad de Humanidades, su obra transparente llama a reflexiones y lecturas más rigurosas que las que ha provocado en los ámbitos no académicos en los que también la he visto, demostrando con ello

“la naturaleza mutable de los contextos y los significados”, como dice Marcia Vásquez, curadora de la exposición.POR JUAN B. JUÁREZ

E n ese pequeño sa-lón de exposicio-nes, una pintura en tonos verdes, de angustiante atmósfera oníri-ca, de tema vaga-

mente mítico, doblemente encerrada en un recuadro blanco y un marco con motivos estelares, parece ser el punto de partida o del final de una línea que recorre los muros blancos abriendo a su paso un paisaje suspendido en el tiempo que comprende campos, va-lles y hondonadas, montañas y barran-cos, lagos, ríos y volcanes, pequeños pueblos rurales y complejas ciudades industriales; paisaje total que articula en un contínuum todos los escenarios posibles que esa línea incesante sor-prende, por así decirlo, en medio de la vida que les es propia en cada instante. Dos marcos más privilegian, seccio-nándolos arbitrariamente, otros tantos segmentos del paisaje interminable, recorrido por esa línea tangencial que, como el tiempo, no se detiene en nin-gún punto del espacio que ella misma instaura.

Nacido en Guatemala, Alfredo Cei-bal se hizo artista en Nueva York, sin asistir a ninguna academia ni preten-diendo aprender un oficio y ejercer una profesión, sino simplemente como una manera de marcar un territorio desconocido con los signos remotos y precisos de su origen. Más adelante, sus grafitis en lugares públicos fueron financiados por galerías e institucio-nes diversas; recogidos, reproducidos en revistas y comentados con lucidez participaron en la dinámica cultural de esa ciudad cosmopolita que es el des-tino de millones de migrantes desarrai-gados de todos los lugares del mundo. De manera que por su espontaneidad y su origen vital, de sobrevivencia, la obra de Ceibal se relaciona más con las expresiones de la cultura popular y las imágenes intuitivas y poéticas de un artista ingenuo que con la tradición culta del surrealismo y la pintura me-tafísica europeos o el realismo mágico latinoamericano.

Teniendo en la mente esa referen-cia a su experiencia vital y artística, la obra actual de Alfredo Ceibal, y no sólo la que ha instalado en la Univer-sidad Rafael Landívar, se deja inter-pretar ya no sólo como paisaje sino también y más adecuadamente como recorrido, en el que lo significativo no es el espacio sino la historia que narra

Alfredo CeibAl: lA líneA inCesAnte

a medida que lo recorre. De allí que no sea el dibujo el protagonista de sus creaciones sino el avanzar incesante de la línea y los rastros que deja en

el muro, el papel o en la mente. En “Los confines del fuego verde” es, en efecto, esa línea tenue y delicada, trazada limpiamente con lápiz fino la

que sube montañas, recorre los cam-pos, bordea los lagos, desciende a los barrancos, cruza los puentes, atravie-sa los pueblos y ciudades y regresa al cuadro mítico del que partió; esa línea incesante que nos ha involucrado en su itinerario circular y nos introduci-do en el interior de la visión poética y existencial del artista.

Diríase que, más allá de las conoci-das propiedades y funciones descripti-vas, definitorias, formales, didácticas, conceptuales y expresivas de la línea, Alfredo Ceibal descubre y cultiva otra, quizás más esencial: la narrati-va, que se funda en el desplazamiento manual en el que concretamente se origina, en las necesidades vitales e intelectuales a las que satisface por su naturaleza abstracta y simbólica y en el carácter teóricamente infinito de su recorrido interminable. Naturalmen-te, las historias a las que se accede desde la línea y desde la sensibili-dad de Ceibal resultan por lo menos extrañas para los que habitamos per-manentemente en el interior de uno estos mundos habituales que el artista recorre tangencialmente, de paso a… Historias nómadas que nos exigen un acomodo mental bastante difícil: un ajuste de la perspectiva del punto fijo al punto de vista inestable de la línea vital en movimiento.

Para quienes se aventuren a expe-rimentar las emociones y reflexiones que suscita la extraña perspectiva vi-tal de Alfredo Ceibal, les informo que la galería de la Universidad Landívar abre de 10 a 12 de la mañana y de 4 a 7:30 de la tarde.

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6 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 28 de abril de 2012

Sacrificio y humildad; un corazón Sin límiteS

E lla se dedicaba entonces a terminar de recoger la ropa de todos, se disponía a lavarla en la pila, ponerla en jabón, desaguarla y po-nerla a secar en el lazo que

se colocaba en el pequeño patio enfrente de la casa. Hasta ahí disponía de su pri-mera etapa para relajarse un poco y tomar su desayuno. La radio constituía su acom-pañante permanente. Luego de terminar de escuchar Guatemala Flash, se dispo-nía a escuchar a Higueros Carrillo con la Mosca, el Almanaque y casi al mediodía llegaba el turno de El Club de la Olla y la Sartén, para esperar la segunda emisión de Guatemala Flash al mediodía. Durante todo este espacio ella se dedicaba a barrer y trapear la casa, siempre decía que era ne-cesario y obligado hacerlo, pues la casa se

Al pie de la letra

Recuerdo claramente la persistencia de ella para que las cosas se hicieran bien. A veces se molestaba pidiendo que se tuviera or-den, se dejaran las cosas en su lugar y se ayudara en el trabajo de la casa. Aunque no trabajaba diariamente fuera de casa, su re-sponsabilidad con el hogar, la obligaba a levantarse temprano por la mañana para ayudar a los hijos a prepararse para ir a estu-diar. Recuerdo que despertaba junto a mi padre y encendían la radio para escuchar la radio, el Padre Navarro y luego el infaltable Guatemala Flash, pero para esas horas, mis hermanos y yo ya habíamos salido de casa para estudiar en los institutos nacionales de aquella época, mi hermana en Belén y mi hermano y yo en el Central para Varones. POR JUAN JOSÉ NARCISO CHÚA*

miraba más ordenada.Esta casa había sido adquirida por mi

padre, en un programa del antiguo y des-aparecido INVI, denominado Esfuerzo Propio y Ayuda Mutua, por lo que había tenido que trabajar durante los fines de se-mana en tareas propias de la construcción y así conseguir que le otorgaran una casa allá en San Rafael en la zona 18. Yo recuer-do bien ese acto en un terreno preparado para tal efecto, a donde llegó el entonces presidente Julio Cesar Méndez Montene-gro, a quien tuve la oportunidad de ver de cerca y fue al primer mandatario que pude ver directamente.

La casita era pequeña pero bonita. Una sala reducida pero en donde cupieron ca-balmente los muebles de sala que mi pa-dre le había a comprado a Chepe el esposo de mi tía Marta, con su respectiva mesita.

El comedor contiguo a la sala, solo que al fondo, también dio cabida al amueblado de comedor de toda la vida y que nos ha-bía acompañado ya en varias casas. Luego la cocinita, en donde cohabitaban una pila, un mueble de cocina, la estufa –esta ya tenía por lo menos seis años de uso previos- y la refrigeradora, también había sido compra-da a Chepe. El cuarto de mis papas, queda-ba entre la cocina y el único baño de la casa y el cuarto de los hijos se encontraba a la par de la sala y el comedor, un closet dividía dos ambientes, el pequeño lo utilizaba mi hermana y el otro, un poco mayor, lo com-partíamos con mi hermano.

Ella, por su parte, al filo del mediodía, ya había hecho el almuerzo y esperaba que llegaran los patojos de estudiar y los tres casi coincidíamos en horarios de llegada y ahí estaba la comida caliente esperán-

donos para recuperar fuerzas para jugar, ver te-levisión y estudiar. Su orgullo se agigantaba ante la bendición que significaba contar con comida para alimentar a los hijos, así como por el hecho de saber que todos la disfrutábamos y generosa-mente se lo agradecíamos.

Su permanente actividad para mantener el control de la casa fue impresionante, jamás fal-taron alimentos, nunca hubo espacios de sucie-dad, la ropa siempre estaba lavada y planchada, siempre habían champurradas para desayunar los domingos después de misa. Nunca hubo una queja manifiesta por las limitaciones financie-ras y por los constantes aunque exiguos gastos que implicaba la educación nuestra y los pocos espacios de diversión que ameritaban algún di-nero adicional. Hoy me pongo a pensar cómo pudo mi mamá atender todo esto y aun así era espléndida cuando traíamos amigos a estudiar o mi papá llevaba amigos a tomarse unos tragos y

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Suplemento Cultural 7Nueva Guatemala de la Asunción, 28 de abril de 2012

POR JOSÉ ANTONIO GARCÍA URREA

Saber la letra de nueStro Himno nacional

Y es que nuestro na-cionalismo deja bastante que desear, resultado de la falta de interés en in-culcarlo, desde la Prima-ria en las escuelas públi-

cas y se puede decir en todo el sistema educativo nacional. No se necesita ser patriotero sino de tener conciencia de lo que es pertenecer a un país y respe-tar sus símbolos patrios con toda la con ciencia de lo que representan: nuestro bello Himno Nacional y nuestra in-signia por excelencia, la Bandera azul blanco y azul celestes.

Del Himno. ¡Oh cosa!, se ha tratado de hacer campaña para que se haga uno nuevo, y por ahí lo cantan alterado en su música, sin que las autoridades de gobierno correspondientes tomen car-tas en el asunto, como que no fueran guatemaltecas. El Himno en su letra y música fue aprobado por acuerdo gu-bernativo del entonces Presidente de la República, general Reyna Barrios y por lo tanto para una reforma, que nunca debe de ser, ha de contar con un nue-vo Acuerdo Gubernativo o Decreto del Congreso de la República.

Se habla de la reforma que se le in-trodujo en su letra durante el régimen del dictador Jorge Ubico, pero de acuer-do a una investigación que se hizo, se actuó a instancias del Gobierno de Es-paña para aminorar las atrocidades que cometieron los españoles de la conquis-ta, no solo en nuestro territorio sino en toda la América Latina, y correspondió a quienes eran miembros de la Real Academia de la Lengua cumplir con esos encargos.

No se sabe desde cuando se inició

Desde mi butaca

Vi la cola del segmento nacionalista del programa “Viva la maña-na” de Guatevisión, en el que se hace preguntas a transeúntes sobre el conocimiento de la letra de nuestro bello Himno Nacional, la mayoría por lo menos, repitieron las primeras estrofas, supongo que lo saben todo, no sé si en las preguntas iniciales a lo que vi; alguno ni siquiera sabía eso, es posible.

ese descuido, especialmente en las escue-las públicas y posiblemente también en colegios privados. Cuando hay un acto público privado u oficial y hacen tomas para televisión, se ve a mucha gente que no lo sabe cantar, o no ponen la palma de la mano derecha sobre el corazón, no se descubren la cabeza, si son hombres, se ve a algunos en gran plática: hay acuerdos gubernativos, como leyes del Congreso de la República que mandan que todo acto público debe iniciarse con la entonación de la música y letra de nuestro Himno Nacional, y debe estar presente nuestra Bandera Nacional, pero parece que les tie-nen tirria.

En lo que a mí me corresponde, y lo ex-preso con satisfacción, tengo escrita para teatro la historia del Himno Nacional, solo se logró representarla para el primer centenario del Himno en una temporada para Colegios privados porque el costo del montaje es alto, y no tuvimos el Maes-tro Manuel Lisandro Chávez y el que esto escribe, ninguna ayuda económica oficial ni de la iniciativa privada. Los catedráticos y directores de los Colegios que la vieron la consideraron pedagógica y eminente-mente histórica.

El libreto está aprobado por el Consejo Técnico del Ministerio de Educación en dictamen número 88-82, del 20 de abril de 1983, es de decir que este mes está cum-pliendo 29 de haber sido aprobada y está como quien dice, desperdiciada. Me han comentado que si esto hiciera en otro país, agarra fuego.

Es de esperar que en dicho programa. Viva la mañana, se continúe con esa labor nacionalista, de ver quién de los viandan-tes sabe la letra de nuestro glorioso Him-no Nacional.

cenar. Tampoco se arrugaba cuando quería con-vidar a cualquiera de sus hermanas y ellas llega-ban a almorzar los domingos a casa.

El tiempo pasó. La casa de San Rafael es hoy solo un agradable recuerdo. Vinieron los casa-mientos. Mi hermana primero, luego mi herma-no y finalmente yo. Aun recuerdo esa mudanza de la casita de San Rafael a San Cristóbal y el acomodamiento de mis padres en otra casita, únicamente que ahora estaban solo ellos dos. Sin embargo, eso no fue obstáculo para recrear otros ambientes agradables durante los fines de sema-na, solo que ahora ya no éramos los tres herma-nos, sino se sumaban los nietos, nuestros hijos, y esposo y esposas, con lo cual la casita se llenaba con 17 personas. El almuerzo, como siempre, preparado con gran delicadeza y meticulosidad por mi madre, ahora para lucirse más allá de los hijos, con los nietos, nueras y yerno. Éste siem-pre estaba acompañado por la infaltable marim-ba que mi padre adoraba y que incluía las piezas del abuelo: Río Polochic, Clavel Tinto y Josesito entre las principales, estos encuentros familiares son inolvidables, pues marcaron el crecimiento de las familias y el de los hijos.

Previo a la muerte de mi padre, en estos me-morables almuerzos, yo empecé a notar en ella dos cosas que me llamaron la atención y me pre-ocuparon enormemente. Uno, la insaciable ne-cesidad de mi madre de querer estar en todas las conversaciones. Aun estando ocupada en termi-nar de preparar el almuerzo, buscaba enterarse o involucrarse en cada conversación que se abría, fuera de futbol, fuera de clases, fuera de trabajos, fuera de familia, ella buscaba intervenir, pues era una magnífica platicadora. La segunda cosa que me llamo la atención fue la repetición de algo que comentaba o contaba, aunque primero pen-sé que era una casualidad, luego fui dimensio-nando que no, algo andaba mal y me preocupé.

Los años pasaron rápidamente, los hijos cre-cieron y las reuniones familiares menguaron, por ausencia de la familia de mi hermana prin-cipalmente, y pasaron a convertirse en refac-ciones, por las limitaciones de tiempo de todos; pero igual resultaban convergencias sumamente afectivas, agradables y festivas. El aniversario de bodas de plata de mis padres en 2006 constituyó todo un evento. Decidimos celebrarlo en grande y como sorpresa para ambos. Todos contribui-mos, pusimos plata para la música, para la co-mida, sillas mesas, trago e hicimos el listado de invitados, para lo cual pensamos en qué amigos o familiares de mis padres estarían contentos de estar ahí y conseguimos seleccionar aquellos más cercanos y más queridos. Luego el listado de los amigos familiares y de los amigos de cada uno, pero que habían tenido alguna relación con la vida nuestra y de nuestros padres.

La sorpresa resultó un éxito. Todos los invita-dos tomaron el papel de cómplices en una forma agradable, para lo cual les pedimos que llegaran anticipadamente para estar ahí en el momento de la llegada de mis padres, a quienes “engaña-mos” con una simulada sesión de fotografía con todos los hijos y los nietos, para lo cual les pe-dimos que se vistieran formalmente, tal como aceptaron. La casa del evento sería la de mi her-mana por contar con un patio enorme y ahí se dispusieron las mesas, los manteles, los toldos, los adornos y las vajillas. Recuerdo que todo era un color dorado y champagne, combinación que me agradó y creo que a todos nos gustó. Mis hermanos y yo, así como todos los sobrinos co-laboraron con diferentes cosas, pero la complici-dad fue fabulosa, todo coincidió perfectamente. Únicamente mi papá se portó un tanto renuente a bajarse del vehículo que los llevaba a la “sesión de fotos”, pues aducía que no había necesidad de la parada en la casa de mi hermana y que consti-tuía una auténtica pérdida de tiempo.

Cuando conseguimos que entraran juntos y

rebasaran el umbral del portón de la casa de mi hermana, los invitados rompieron en el grito de sorpresa y luego de la inquie-tud y duda inicial, mis padres se sintieron gratamente convidados y sorprendidos. Ahí estaba toda la familia, los viejos y nue-vos amigos, los compañeros de vida de mis hermanos y yo, los nuevos amigos de todos. Los únicos familiares de mi papá, la familia de mi mamá y los antiguos amigos de mi padre, contribuyeron a un ambien-te festivo, agradable, musical por demás y de buena comida y buenos tragos. La parranda se alargó hasta entrada la noche y pudimos disfrutar de una convivencia agradable con todas esas personas que representan los mejores y más cercanos compañeros de viaje de toda la vida.

Durante el aniversario veintinueve, me correspondió llevarlos a almorzar y lo dis-frutamos exageradamente. No sabíamos que era la despedida de mi papá para siem-pre. Falleció el 8 de marzo siguiente y la si-tuación de mi madre se deterioró aún más.

Hoy ver a mi madre con una afección mucho más seria, en donde se encuen-tran seriamente limitadas sus condiciones mentales, resulta extremadamente difícil sobrellevarlo. La demencia senil ha he-cho serios daños en su lucidez mental. Es muy difícil que pueda recordar el pasado reciente, aunque hayan pasado minutos. Pero aun dentro de estas sombras tan pro-fundas, me impresiona su capacidad de recordar el pasado lejano, su memoria de largo plazo es, contradictoriamente, ex-quisita. Recuerda su casa familiar, cuan-do estaba junto con sus padres en la vieja casa del Barrio Moderno en la zona 2 y rememora como taparon el desagüe que corría cerca de la primera calle, añora la seguridad de Ubico y cuenta con detalles como vivió ella y su familia la Revolución de Octubre.

Es impresionante el nivel de detalle que cuenta de su anterior casa en la Aldea de Llano Largo. Me cautiva cuando cuenta como sus tíos le pagaban para que ella bailara con piezas que emanaban de una guitarra. Me encanta cuando me cuen-ta cuando iba con el turco que tenía una tienda y compraba ganchitos para el pelo. Me deja anonadado con la descripción de su casa, el pozo de agua, la ida a lavar la ropa al río. Me explica con detalles la descripción del pozo que estaba detrás de unos platanares. También me divierte cuando me da el nombre de la directora de su escuela en este lugar, de cuando la Tía Tina la protegía cuando su mama le iba a pegar. De las diferencias entre su mama y el Tío Basilio. Me impresiona cuando recuerda el nombre de la vaca negra que tenían ahí que se llamaba Nochebuena y que una vez se les estaba ahorcando. Una vez en la Antigua, la lleve a un Café Ba-rista y estando solos los dos, platicamos de todo esto, en eso empezó a buscar ente su bolsa y sacó una moneda de quetzal, me la dio y me dijo: Mijo para la propina. Cuando salimos y pagué la cuenta, me lla-mó a la hilaridad, pues al dejar lo corres-pondiente a la propina, agregué un billete de cinco quetzales, se admiró y me dijo: “…mucho mijo”.

* Tercer lugar en Cuento Corto del cer-tamen Literario: “Construyamos juntos una cultura de paz y amor”, promovido por el Programa Permanente de Cultura de Paz de la PDH. Jurado Calificador: Ca-rolina Vásquez Araya, Max Araujo, Móni-ca Hernández y Brenda Monzón.

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L os Diarios de viaje de 1800, 1803 y 1804 —que ahora se publican por primera vez en cas-tellano— reflejan las variadas experiencias

del niño y el adolescente Schopenhauer en su primer contacto con el ancho mundo: Alemania, Holanda, Francia, Inglaterra, Suiza, Austria: visitó innu-merables museos, contempló célebres monumentos y paseó por espléndidos jardines. Respiró la atmósfera de las grandes ciudades con sus tráfagos y ajetreos: Ámsterdam, Londres, París; soportó las inclemencias del tiempo re-corriendo en coche de caballos por las más variopintas regiones; lo sobrecogió la sublime hermosura de los Alpes; subió montañas y trabó relación con gentes de todos los estamentos sociales. Fue un tu-rista instruido cuando el turismo era un lujo y una prioridad cultural de las clases adineradas; viajó para aprender y ello le ayudó a pensar mejor, con la mente des-pejada, abierta y clara. Los interesantes diarios de aquellos primeros viajes no contienen textos filosóficos, pero sí tes-timonios de unos días plenos de expe-riencias vitales para Schopenhauer, sin las cuales habría sido vana su posterior filosofía.El filósofo alemán Arthur Schopen-

hauer (1788-1860) fue el padre del pesi-mismo filosófico; “la vida es sufrimien-to” es su aserto más celebre. Se le recuer-da como el pensador malhumorado y, para quienes desconozcan su biografía, suponer que sufrió mucho sería lo más lógico. Sin embargo, Schopenhauer no tuvo una vida trágica; en nada se ase-mejó, por a un Nietzsche camino de la locura, ni a un Wittgenstein descreído y en perpetua lucha contra sus pasiones. Llevó una vida sin grandes incomodida-des y lo más parecida a la de un reposado rentista amante de la costumbre.Schopenhauer fue un hombre de mente

lúcida, curioso y cosmopolita; y uno de los filósofos alemanes más viajeros de todos los tiempos. Sabemos que en sus viajes el filósofo pesimista fue incluso feliz. A Italia fue de vacaciones después de haber terminado a los treinta años de edad, su obra capital. En “el país donde florecen los limoneros” gozó de las rui-nas de la Antigüedad y demás tesoros artísticos; del paisaje de la Campagna tanto como de los arreboles multicolores de las puestas de sol en el Mediterráneo; y de algo más, tal y como comentó con picardía en su vejez: “En Italia no sólo disfruté de la belleza, sino también de las bellas”.Su padre, un acaudalado comerciante

de Danzig, quería que su primogénito fuera un “hombre de mundo” y que creciera libre de prejuicios; que apren-diera a ver las cosas tal como son. A ello contribuyeron los viajes por Euro-pa que otorgaron al niño Schopenhauer carta de mundanidad, una pátina de cosmopolitismo y nada menos que los pilares de su método filosófico basado en la reflexión nacida de la experiencia

POR JOSÉ CARLOS GARCÍA FAJARDO

Revista de libros

Diarios De viaje, De a. schopenhauer

8 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 28 de abril de 2012

directa del mundo.

SCHOPENHAUERSu filosofía, concebida

esencialmente como un «pensar hasta el final» la filosofía de Kant, es deudo-ra de Platón y Spinoza, sir-viendo además como puen-te con la filosofía oriental, en especial con el budismo, el taoísmo y el vedanta. En su obra tardía, a partir de 1836, presenta su filosofía en abierta polémica contra los desarrollos metafísicos postkantianos de sus con-temporáneos, y especial-mente contra Hegel, lo que contribuyó en no escasa medida a la consideración de su pensamiento como una filosofía «antihege-liana».Su trabajo más famoso,

Die Welt als Wille und Vorstellung (El mundo como voluntad y represen-tación), constituye desde el punto de vista literario una obra maestra de la lengua alemana de todas las épo-cas. Supone además una de las cumbres del idealismo occidental, y el pesimismo profundo (que no profun-do pesimismo) que perdu-ra en la obra de escritores y pensadores de los siglos XIX y XX, de la talla de Sigmund Freud, Friedrich Nietzsche, Thomas Mann, Ludwig Wittgenstein, Émi-le Cioran, Carl Gustav Jung, León Tolstói, Albert Einstein, o Jorge Luis Borges, entre otros.Arthur Schopenhauer nació el 22 de fe-

brero de 1788 en el seno de una acomoda-da familia de Danzig. El padre de Arthur, Heinrich Floris Schopenhauer, fue un prós-pero comerciante que inició a su hijo en el mundo de los negocios, haciéndole empren-der largos viajes por Francia e Inglaterra. Su madre, Johanna Henriette Trosenier, fue una escritora que alcanzó cierta notoriedad al organizar soirées (veladas) literarias en la ciudad de Weimar. Tales reuniones le brinda-ron al joven Arthur la oportunidad de entrar en contacto con grandes personalidades del mundo cultural de su tiempo como Goethe y Wieland. Por lo demás, el carácter extrover-tido y jovial de Johanna contrastaba con la hosquedad y misantropía de su hijo. De ahí que la relación entre ambos fuera bastante conflictiva. Este rasgo de la personalidad de Schopenhauer condicionó también el trato con su única hermana, Adele, nueve años menor que él.En 1793, poco antes de que Danzig fue-

ra anexada a Prusia, la familia se trasladó a Hamburgo. Por expreso mandato paterno y a contramano de su propia vocación, Schopen-hauer inició en 1805 la carrera de comercio en calidad de aprendiz. Ese mismo año mu-rió su padre, presumiblemente por suicidio. No obstante, Arthur siempre llevó una buena relación con él, estima que aparece en sus es-

critos al agradecer que su independencia eco-nómica heredada de su progenitor le hubiera permitido llevar a cabo su verdadera voca-ción. Al morir Heinrich Floris, el resto de la familia se trasladó a Weimar. Es allí donde su madre decidió iniciar las ya mencionadas tertulias literarias. Arthur, sin embargo, per-maneció en Hamburgo con el fin de ejercer la profesión de comerciante.Pero, poco antes de cumplir los veinte años

de edad, Schopenhauer decidió abandonar definitivamente el comercio para emprender estudios universitarios. De este modo, en 1809, se matriculó como estudiante de Me-dicina en la Universidad de Gotinga, donde asistió a varios cursos. Allí conoció a Gottlob Schulze, un profesor de filosofía que le acon-sejó emprender el estudio pormenorizado de Platón y Kant, para que luego lo complemen-tara con la lectura de las obras de Aristóteles y Spinoza.La lectura de estos autores despertó en

Schopenhauer su vocación filosófica y en 1811 se trasladó a Berlín, donde estudió du-rante dos años, para seguir los cursos de Fi-chte y Schleiermacher. Sin embargo, ambos filósofos —muy en boga por aquel enton-ces— sólo consiguieron decepcionarlo. Algo parecido puede decirse de Schelling, a quien Schopenhauer leyó intensamente, como también a Fichte, en sus años de estudiante en Berlín. A pesar de haberse pasado a la fa-cultad de filosofía, Schopenhauer también se matriculó en cursos de filología clásica y de Historia y asistió también a un buen número de cursos de ciencias naturales, pues consi-deraba que estos conocimientos ampliaban y reforzaban su formación filosófica.

DÍA DE LA DANZAMañana, domingo 29 de

abril, a las 17:00 horas, en la Sala Efraín Recinos del Cen-tro Cultural Miguel Ángel Asturias, se celebrará el Día Internacional de la Danza, con la presentación de di-versos grupos. Entrada libre.

MÚSICAMañana, domingo 29 de

abril, a las once de la maña-na, en la Sala Quiroa del Ho-tel Museo Casa Santo Do-mingo, (3ª. calle Oriente No. 15 La Antigua Guatemala), se realizará el concierto “Canción de Arte Guate-malteca del Siglo XX”, con Karin Rademann (voz) y Consuelo Medinilla (piano). Admisión: Q100.00

CONCLUSIÓNEl lunes, a partir de las

9:30 de la mañana, en Arte-Centro Graciela Andrade de Paiz (9ª. calle 6-54 zona 1, Centro Histórico), finaliza la exposición “Por azar”. En-trada libre.

EXPOSICIÓNEl próximo jueves, 3 de

mayo, a las diez de la maña-na, en Galería El Áttico (4ª. avenida 15-45 zona 14) se inaugura la muestra de “Gra-bados Europeos”, de Luisa Stallo, la cual permanecerá abierta hasta el 30 de mayo. Entrada libre.

PINTURAEl viernes 4 de mayo, a las

nueve de la mañana, en Ga-lería Sol del Río (14 avenida 15-56 zona 10), se inaugura la exposición con la obra reciente de Cecilia Paredes, la cual estará en exhibición hasta el 26 de mayo. Entra-da libre.

BORDADOSEl próximo sábado 5 de

mayo, a las diez de la maña-na, en Galería El Áttico (4ª. avenida 15-45 zona 14), se inaugura la muestra de Bor-dados Italianos de Rosan-gela Veglio. Estará abierta hasta el 30 de mayo. Entra-da libre.

RETROSPECTIVAEl próximo sábado 5 de

mayo, a las 18:30 horas, en la Sala Quiroa. Hotel Mu-seo Casa Santo Domingo (3ª. calle Oriente No. 28 La Antigua Guatemala), se in-augura una muestra retros-pectiva de Efraín Recinos, la cual estará abierta hasta el 22 de julio.

Agenda cultural

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