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Sustancias de Abuso en Familias Empresarias Francisco Javier Macías Berrocal Segundo Curso de Formación Básica de Terapia Familiar Profesor: Josep Checa Fecha: 4 de Julio de 2007

Sustancias de Abuso en Familias Empresarias€¦ · obtenidos de la observación de tres casos de empresas familiares con problemas de abuso de sustancias. Finalmente realizo unas

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Sustancias de Abuso en Familias Empresarias

Francisco Javier Macías Berrocal

Segundo Curso de Formación Básica de Terapia Familiar

Profesor: Josep Checa Fecha: 4 de Julio de 2007

A Vicky, Almu, Puri, Gemma, Julia, Anxela, Inma, Laura y María

y a Josep

Agradecimientos En primer lugar le agradezco a Jospe Checa sus comentarios, la información aportada en materia de adicciones y la motivación para realizar un trabajo de campo que me fuera de utilidad en el ámbito de la Consultoría de Empresa Familiar, aunque se realizara desde la óptica clínica de la Terapia Sistémica Familiar. También agradezco a David Bork la información aportada y el interés que mostró desde un principio; sobre todo ante mis dudas de si sería oportuno o no hablar de adicciones en el mundo de la Consultoría de Empresas Familiares. Como él mismo dijo: “El abuso de sustancias es un tema presente en nuestra sociedad, en las empresas y en las familias, por tanto también en las Empresas Familiares, ¿por qué no hablar de ello?”. También le agradezco a Guillermo Salazar la información aportada, por el apoyo incondicional y la motivación para realizar unas conclusiones que fueran interesantes. También le agradezco a Alberto Gimeno y a Gemma Baulenas sus comentarios con respecto a la temática del presente trabajo de campo. Sus comentarios fueron breves pero de gran valor informativo. También le agradezco a Pilar Saldaña su interés y las referencias de contacto. Finalmente, le agradezco a Santiago Dodero, a Eduardo Estévez y a Manuel Carlos Vallejo el interés y sus comentarios de apoyo.

Indice

Introducción…………………………………………………………………………………………………………. 5 1.- Genética de las adicciones ……………………………………………………………………………. 6 1.1.- Factores endógenos 1.2.- Factores exógenos 2.- El papel del entorno en las adicciones ……………………………………………............ 8 3.- Dinámicas observadas en las familias con adicciones ………………………………… 9 4.- Precaución con las conclusiones ……………………………………………………………….…. 12 5.- Estructura Familiar en torno a las adicciones ……………………………………………… 12

5.1.- Clasificación Toxicomanías Cancrini. 5.2.- Clasificación Toxicomanías Linares.

6.- Ciclo Vital Familiar en las adicciones …………………………………………………………… 15 7.- Ciclo Adictivo ………………………………………………………………………………………………… 17 8.- Funciones nutricias y sociabilizadoras ………………………………………………………… 18 9.- Sistemas Familiares con Empresa ………………………………………………………………. 19 10.- El dilema de la Familia Empresaria …………………………………………………………… 19 11.- La problemática de la Familia Empresaria ………………………………………………… 19 12.- Salir de una Familia Empresaria ……………………………………………………………….. 21 13.- El ciclo vital Familia Empresa ……………………………………………………………………. 22 14.- Abuso de sustancias en Familias Empresarias …………………………………………. 22 15.- Tipología de abuso de sustancias en Familias Empresarias …………………….. 24 16.- Casos ……………………………………………………………………………………………………………. 25

16.1.- Caso I. 16.2.- Caso II. 16.3.- Caso III.

17.- Hipótesis ……………………………………………………………………………………………………….. 28 18.- Conclusión ……………………………………………………………………………………………………… 32 19.- Anexos …………………………………………………………………………………………………………… 34 20.- Referencias Bibliográficas …………………………………………………………………………….. 44

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Introducción La premisa inicial del presente trabajo de campo fue investigar si la empresa familiar contribuye de alguna manera a las adicciones entre sus miembros. La aparente permisividad de los progenitores, junto con la disponibilidad económica y la sombra que el magnífico fundador proyecta sobre su esposa y descendientes, parecía que podrían facilitar un caldo de cultivo para que germinaran las adicciones en los individuos predispuestos a ello. La primera sorpresa fue la escasa información y ausencia de datos de alrededor del consumo de drogas en empresas familiares; tanto desde el mundo de la Consultoría de Empresas Familiares como desde el mundo de la Terapia Familiar. La única publicación a mi alcance, sobre el abuso de sustancias en las Empresas Familiares, la encontré en el libro “Family Business, Risky Business”, publicado por David Bork en 1984. En un estudio realizado por Pulkkinen, y que me hizo llegar Guillermo Salazar, aparece una reseña sobre las adicciones en los empresarios en Finlandia. Al margen de estas informaciones, ha sido difícil encontrar más datos. Así los datos que presento en el presente trabajo de campo los obtengo por un lado del ámbito clínico, relativos a familias con miembros adictos, y por otro lado de publicaciones del ámbito empresarial relativos a la problemática en las empresas familiares. También presento los datos obtenidos de la observación de tres casos de empresas familiares con problemas de abuso de sustancias. Finalmente realizo unas conclusiones que espero sirvan para reflexionar y prevenir el riesgo de adicciones en la empresa familiar. Indice

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1.- Genética de las adicciones Datos globales de las sociedades occidentales, indican que las personas mayores de 12 años se distribuirían de la siguiente forma en relación al consumo de drogas:

Nunca ha consumido una droga ilegal 60% Nunca ha consumido una droga ilegal y además no ha sido fumador habitual 30% Nunca ha consumido una droga ilegal y además no ha probado el alcohol 15% De los que tienen fácil acceso al cannabis, lo consumen 65% De los que tienen fácil acceso a la heroína, la consumen 16% De los iniciados en el consumo de alcohol lo siguen consumiendo 90% De los iniciados en el consumo de tabaco lo siguen consumiendo 60% De los iniciados en el consumo de heroína la siguen consumiendo 16% De los iniciados en el consumo de alucinógenos los siguen consumiendo 8%

Fuente: Emilio Ambrosio Flores (UNED) Jornadas Genética Adicciones 10 Mayo 2006

Ahora bien, los niveles de dependencia así como la frecuencia del consumo varían en cada persona. Sin embargo, sí se puede establecer unas fases básicas en el proceso adictivo que son comunes para todos.

Inicio Uso Abuso Dependencia En este proceso el punto crítico está en la frontera entre lo que consideramos abuso y lo que consideramos dependencia. Para el Sistema Nervioso Central se trata de una transición en que se producen neuroadaptaciones cerebrales específicas que instauran la dependencia. En el Anexo I se puede ver la clasificación que hace el DSM-IV para diferenciar el abuso de la dependencia. Tanto la farmacogenética como la genética de las adicciones en general, se han centrado en la investigación sobre el alcoholismo porque este es un comportamiento muy relevante tanto desde un punto de vista social como sanitario. Los estudios clásicos de alcoholismo, de familias, gemelos y adopciones indican claramente que hay un componente hereditario importante en la predisposición al alcoholismo. Actualmente se llevan a cabo estudios en otras adicciones como el tabaquismo o el abuso de opiáceos para determinar la importancia genética. Cuando hablamos de susceptibilidad individual a la drogodependencia, parece necesario considerar que se trata de un juego entre los factores endógenos y los exógenos que regulan la predisposición individual al consumo de drogas y posteriormente a su dependencia. 1.1.- Factores endógenos

El estudio de genes específicos asociados al alcoholismo o a otras adicciones se ha centrado en un inicio sobre los genes codificados por encimas que metabolizan el alcohol y sobre genes que afectan al sistema dopaminérgico y porqué éste es el principal sistema de refuerzo cerebral. En 1990 se observó que entre alcohólicos, especialmente aquellos que presentaban características conductuales que indicaban un grado más elevado de adicción, había una sobrepresentación de la frecuencia del alelo A1 en comparación con sujetos de control. Más de diez estudios posteriores, entre 1990 y 1998, van a encontrar resultados contradictorios respecto a esta asociación, corroborando los resultados iniciales en unos casos y refutandolos en otros. De forma paralela, algunos estudios han indicado una asociación entre la presencia de este alelo A1 y una probabilidad más grande de desarrollar cierto tipo de conductas, como la adicción a las drogas, la adicción a la nicotina, la obesidad, la ludopatía, la conducta agresiva o el trastorno por estrés postraumático.

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En la actualidad hay toda una serie de genes que han estado asociados a la conducta adictiva, con resultados positivos en algunos estudios y negativos en otros. La mayoría de los productos de estos genes, como los que forman el sistema serotoninérgico o el péptido colecistoquinina, actúan modulando el sistema de refuerzo cerebral.

Conducta Gen/s codificados por

Alcohol Alcohol deshidrogenasa 2, alcohol deshidrogenasa 3, aldehido deshidrogenasa 2, receptor DRD2, proteína transportadora de serotonina, triptófano hidroxilasa, colecistoquinina.

Tabaco Proteína transportadora de serotonina, receptor DRD2.

Cannabis CNR1 (receptor cannabinoide).

Cocaína Proteína transportadora de dopamina, colinesterasa, proteína transportadora de serotonina, receptor 5-HT1B de serotonina.

Opiáceos Receptor µ , prodinorfina.

Principales genes que presentan polimorfismos que modulan la probabiidad de presentar algún tipo de conducta adictiva en humanos.

Fuente: Material didáctico Genética del Comportamiento. UOC.

Así, aunque se hayan identificado diversos genes concretos asociados al rendimiento cognitivo, a las variables de personalidad y a las conductas adictivas en humanos, se ha de tener en cuenta que la mayoría de estos trabajos son estudios de asociación en donde se compara la fecuencia genotípica o alélica de un determinado gen entre una muestra que presenta el trastorno y un grupo de control. En estos casos el hecho de encontrar una asociación positiva de un gen con un trastorno o conducta no demuestra en ningún caso que estemos delante de una relación causal. Al tratarse de rasgos multifactoriales, un resultado negativo tampoco implica forzosamente que no haya una asociación entre el gen y la enfermedad, ya que en particular sólo explica una pequeña parte de la variabilidad del trastorno (del orden de un 1% a un 5%). 1.2.- Factores exógenos: En general las conductas adictivas están en función de muchas variables donde hay causas ambientales destacables, como por ejemplo, los aspectos asociados a las caracterísiticas químicas de la droga (cómo afecta a la dependencia y tolerancia del organismo, la intensidad del refuerzo) y al ambiente sociocultural de las personas (grupos religiosos o étnicos, relaciones con los amigos, grado del conflicto familiar). El conjunto de datos resultado de las investigaciones han ido haciendo que poco a poco se hayan asociado rasgos fenotípicos a la drogadicción. Hoy en día se habla con más frecuencia de un conjunto de genes que tuvieran que ver con la adicción y que estarían asociados con otros relativos a la búsqueda de sensaciones, atracción por el riesgo, rasgos de la personalidad, impulsividad, conductas desadaptadas como la conducta antisocial o con distintos grados de susceptibilidad y estrés. Parece ser que en los humanos están implicados una serie de transmisores como la Dopamina, la Serotonina, los opioides. Finalmente, desde el punto de vista de la genética, la drogadicción sería un fenotipo, es decir, la expresión del resultado de la acción de un genotipo y de un ambiente, y de la interacción del genotipo y del ambiente, factores difíciles de separar.

Fenotipo = Genotipo + Ambiente + Interacción Genotipo y Ambiente

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Los datos del grupo Brake, son ilustrativos de la importancia del ambiente. En este caso se hicieron estudios con monos. Todos los monos tenían la misma dotación genética y homogéneos genéticamente. Los monos estuvieron alojados individualmente y de forma agrupada. Cuando estaban alojados individualmente, se midió el cuerpo estriado por neuroimagen, obteniendo los niveles del receptor D2 de Dopamina. Cuando estos animales se agruparon se establecieron relaciones de dominancia entre ellos. Se volvieron a medir los niveles de receptores de D2 y se observó en los animales dominantes, que estos niveles habían aumentado comparados con los de los animales subordinados. Lo que es todavía más interesante en este caso, es que cuando se dejó que los animales se auto-administraran droga, es este caso cocaína, eran los animales subordinados los que se auto-administraban más cantidad. Este tipo de datos son interesantes en relación a la importancia del ambiente psicosocial. Nos dicen que en situaciones sociales los niveles de receptores pueden cambiar y que un aumento en el número de receptores, concretamente de subtipo de D2, pueden actuar como un factor protector. Por tanto, hay que tener en cuenta este tipo de datos cuando en humanos se hacen estudios que tratan de determinar la importancia o la aportación de uno o un grupo de genes a un problema concreto de adicción, los factores los genéticos, los ambientales, e incluso la interacción entre los dos parece difícil de separar. En palabras de Josep Checa, “no somos lo que portamos escrito en los genes, sino más bien, lo que dan de sí estos genes después de exponerlos continuadamente al conjunto de estímulos de un entorno determinado. Lo contrario dejaría triste e injustamente predestinados a ser drogadictos a muchos individuos.” La Fundación de Ayuda al Drogadicto desarrolla programas de prevención para la escuela, la comunidad y las familias. De éstas últimas dice: “La familia tiene un papel indiscutible en la prevención del consumo de drogas por ser la única institución en la que el individuo participa durante toda su vida. La familia tiene la capacidad de constituirse en transmisora de valores, costumbres, hábitos, modelos de comportamiento, así como en elemento de apoyo, resolución de conflictos y sustento del estado del bienestar”. Así pues, tomando las palabras de la FAD, introduciré el siguiente tema relativo a las dinámicas familiares en las adicciones. Indice

2.- El papel del entorno en las adicciones Kandel y colaboradores (1976), extrapolando a partir de sus datos, sugieren que hay tres etapas en el uso adolescente de drogas:

1) Uso de drogas legales, como alcohol, es principalmente un fenómeno social. 2) Uso de marihuana influído por los pares: amigos, conocidos, etc. 3) Uso frecuente de otras drogas ilegales, donde parece depender en gran medida de las relaciones padres-adolescentes.

Las conclusiones coinciden con las de Blum y colegas (1972) quienes sugieren que la influencia del grupo de pares en el abuso de drogas más serio, es nulo o muy escaso si la familia permanece fuerte. Indice

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3.- Dinámicas observadas en familias con adicciones a) Relaciones Padres-hijos/as: Sobre los factores familiares en la drogadicción podemos encontrar en las publicaciones y estudios (Harbin y Naziar, 1975), (Klagsbrun y Davis, 1977), (Salmon y Salmon, 1977), (Selding, 1972), (Stanton, 1979), que se da un patrón prototipo en las familias de adictos masculinos donde la madre está involucrada en una reacción indulgente, apegada, sobreprotectora, abirtrariamente premisiva con el adicto, que ocupa la posición de hijo favorecido. A menudo es malcriado. La madre declara que fue el hijo “más fácil de criar” y generalmente era bueno cuando era niño. En las familias tratadas por Stanton y Todd (1982) habitualmente había una relación muy estrecha y dependiente entre madre e hijo acompañada por un padre aparentemente distante y excluido. En un 5% de estas familias los roles estaban invertidos y era el padre el más cercano o el más apegado al adicto. En un 80% de los casos uno de los progenitores era alcohólico. Puede que otros estudios den unas tasas más bajas de progenitores alcohólicos. Los autores atribuyen estas diferencias al efecto de sobrepotección y prevención por parte del paciente identificado y la familia. En la mayoría de los casos el padre parecía más contrariado por la adicción del hijo y la madre tendía a minimizarla. Esto difiere de los problemas típicos de los hijos, en que la madres suele ser la que se queja. Gangher y Schugart (1966) y Torda (1968) encuentran que las declaraciones indican que el padre de los adictos varones es distante, desapegado, débil o ausente. Las relaciones padre-hijo en las familias de adictos, en contraste con las normales, son descritas por el adicto como muy negativas, con una disciplina ruda e incoherente, especialmente entre aquellos que se inyectan heroína en vez de inhalarla. Por otro lado, las investigaciones de Kaufman y Kaufman (1979) advierten que las relaciones padre-hijo apegadas, ocurrieron en un 40% de sus casos, sobre todo en ciertos grupos étnicos. Schwartzman (1975), describe dos tipos de padres de adictos:

a) “Hombre de paja”: padre autoritario y violento pero fácilmente controlado por la madre. b) “Distante”: padre en un segundo lugar frente a la madre en poder frente a la familia.

b) Hermanos de los adictos Rosemberg (1971), señala que los hermanos de los adictos masculinos suelen tener un relación más positiva con el padre. En contraste con los varones, las adictas mujeres parecen estar en abierta competencia con las madres (a quienes consideran sobreprotectoras y autoritarias), mientras que sus padres suelen caracterizarse como ineptos, indulgentes, sexualmente agresivos y a menudo alcohólicos. c) Dependencia emocional familias origen Los estudios de Mason (1958) y Chein (1964), nos ofrecen pruebas de que, a pesar de los alardes de independencia, la mayoría de los adictos mantienen estrechos lazos familiares. Aunque no vivan con sus padres, tal vez residan en las cercanías. Su frecuencia de contacto es mucho más elevada que la exisente entre “normales” comparables, otros grupos de pacientes psiquiátricos o los abusadores polidrogas. Este patrón está testimoniado en 15 de cada 17 informes sobre hábitos de residencia y 7 de cada 7 informes sobre frecuencia de contacto familiar.

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Perzel y Lamon (1979) hallaron que el 64% de los adictos a la heroína entablaban contacto telefónico diario con por lo menos un progenitor; la cifra para los usuarios de polidrogas es del 51%, y para los normales del 9%. Más aún, esto parece ser un fenómeno internacional, pues tasas similares de adictos viviendo con los padres se han hallado en Puerto Rico, Italia, Inglaterra y Tailandia, no sólo en América del Norte. En resumen, por lo menos 2/3 de los drogadictos masculinos de menos de 35 años, viven con la gente que los crió y el 80-85% mantienen por lo menos un contacto semanal con estas figuras parentales. En el trabajo con drogadictos a menudo se observa que los adictos dicen que no ven a sus padres con regularidad. En estas ocasiones los terapeutas toman estas respuestas como maniobras para proteger a la familia y no como una afirmación con validez propia. d) Miedo a la separación (Duncan Stanton, Thomas C. Todd, David B. Heard, Sam Krschenr, Jerry I. Kleinman, David T. Mowatt, Paul Riley, Samuel M. Scott, John M. Van Deusen) Los drogadictos suelen prensentarse como individuos dependientes e inadaptados que a menudo “se derrumban”. Parece que no funcionan porque son demasiado dependientes y no están preparados para asumir responsabilidades, como si necesitaran protección. Temen estar aislados o separados. Según observaron los autores en sus estudios, cuando un adicto comenzaba a triunfar (en el trabajo, o en el programa de desintoxicación, etc.) en cierto modo se encaminaba hacia el abandono de la familia. Interesaba que en ese momento se desarrollaba una crisis en la familia: los padres reñían o se separaban, o un progenitor desarrollaba síntomas, o un hermano se convertía en un problema. Coincidiendo con estos acontecimientos, el adicto retomaba una conducta de fracaso y el otro problema familiar se disipaba. Los autores observaron este patrón con tanta frecuencia que no sólo el adicto tenía miedo a separarse, sino también la familia. Por ello concluyeron que se trataba de un proceso interdependiente, donde el fracaso servía como función protectora para mantener la cercanía familiar. La familia necesitaba al adicto tanto o más que el adicto a la familia. La presión para que no se vaya es tan poderosa que la familia soporta (o alienta) terribles indignidades, tales como mentiras, robos, y la vergüenza pública que el adicto genera, en vez de adoptar una posición firme. También tiende a protegerlo de agentes externos, como parientes y otros sistemas sociales. En vez de aceptar la responsabilidad, los miembros de la familia suelen culpar a los sistemas externos, tales como los pares o el vecindario, por el problema del adicto. e) Primacía de la familia de origen sobre la familia de procreación (Duncan Stanton, Thomas C. Todd, David B. Heard, Sam Krschenr, Jerry I. Kleinman, David T. Mowatt, Paul Riley, Samuel M. Scott, John M. Van Deusen) En los estudios de los autores, al principio parecía que el problema de la adicción se concentraba en el matrimonio del adicto. Observaron que cuando iniciaban el tratamiento y se ejercía presión sobre el matrimonio, lós cónyuges se separaban y el adicto volvía a casa de sus padres, “como si” hubiese estado esperando una excusa para volver con ellos. A menudo se daba un permiso parental para volver, una sutil presión para que regresara. “Un matrimonio feliz significaría que sus padres lo han perdido”. Los autores observaron tres tipos generales de relación dentro de la díada del sistema, madre y esposa del adicto:

a) Conflicto abierto entre ambas y rara vez hablan o establecen contacto. b) Nuera y madre se toleran, observando sutilezas en la madre de intromisión en el matrimonio de su hijo (ej: comentarle a la nuera que ha recibido visitas de él para contarle sus problemas, o insinuar relaciones extramaritales u otras transgresiones que contrarian a la esposa).

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c) Madre y nuera como hermanas o madres jóvenes que reaccionan ante el adicto como si fuera un bebé. Lo miman, ríen sus torpezas, lo ayudan si se tropieza, etc. Se sienten felices ante la conducta pueril del adicto, como si la incompetencia del adicto les causara placer.

f) Muerte y martirios (Duncan Stanton, Thomas C. Todd, David B. Heard, Sam Krschenr, Jerry I. Kleinman, David T. Mowatt, Paul Riley, Samuel M. Scott, John M. Van Deusen) Los adictos tienden a encarar la muerte como más postiva que sus pares y suelen expresar más deseo de muerte que otros pacientes psiquiátricos. Esto podría indicar una tendencia suicida y varios autores han comparado adicción con un suicidio crónico (Coleman y Stanton, 1978, 1980). Desde un punto de vista familiar varios estudios también han documentado la alta tendencia de pérdidas parentales causadas por la muerte en las familias de adictos. En general se trata de muertes traumáticas, repentinas e inesperadas. La tasa de mortandad temprana de los abuelos parentales varones es también mayor de la esperada. Por último, parece exisitir una asociación entre el momento de uso inicial de drogas por parte de los adolescentes y la muerte de un progenitor u otra persona significativa tal como un par. La adicción forma parte de un continuo de autodestrucción que es instigado, o la menos no resistido, por la mayoría de los miembros de la familia. Esto puede relacionarse con el citado problema de la separación, pues muchas familias declaran explícitamente que perferirían la muerte del adicto a verlo con gentes ajenas a la familia. En estas familias parece existir un contrato donde el rol del adicto consiste en morir o acercarse a la muerte. Se convierte en un mártir que se sacrifica por mandato de los familiares. Los autores creen que los familiares toleran una solución en que el adicto tienta a la muerte porque en la mitología familiar la muerte es una solución aceptable para su dilema. Es un intento desesperado de preservar la familia ante crecientes presiones socioculturales que los exhortan a liberar al adicto. g) Privación parental Kaufman y Kaufman (1979) señalan una alta incidencia de privación parental para familias de ambos sexos, muchas de las cuales han experimentado la separación o muerte de un progenitor, más comunmente el padre, antes de los 16 años. h) Clasificación Hijos en Familias de Adictos (Programa Alfil 2004. Guía de actuación preventiva para niños y jóvenes de familiasa con problemas de alcohol. Barcelona. Socidrogalcohol). El alcoholismo y todas las drogodependencias graves evolucionan en estructuras y funcionamientos familiares complicados, que condicionan la percepción que cada miembro de la familia adquiere de su núcleo de pertenencia. Han estado descritas diferentes reacciones adaptativas en los hijos de los alcohólicos, en relación con el papel que juegan dentro de la familia, que pueden extrapolarse a otros infantes o adolescentes que conviven con diferentes toxicómanías de sus padres.

Héroe: El hijo responsable que crece antes de tiempo, que protege y concilia. Chivo espiatorio: el que distrae la atención a base de dar muchos problemas para que ninguno centre la atención en la adicción del progenitor. El olvidado o invisible: el que procura no reclamar nada para no añadir más sufrimiento a la familia. El comediante: el que disimula el malestar de todos haciendo ruido y comportándose supérfluamente.

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Es posible encajar a los hijos de los adictos en alguno de estos cuatro roles descritos o en el límite entre uno y otro. Lo que es interesante de esta clasificación es la inversión de los papeles familiares entre padres e hijos y las funciones de tener cuidado el uno del otro. Son los hijos los que más sienten la necesidad de procurar el bienestar de sus padres, sin recibir todo lo que necesitan en sentido contrario. Lo peor de todo, en cualquier estilo de adaptación de los infantes a las miserias familiares, es la factura que reciben sobre su equilibrio físico, que les deja hipotecada su salud mental de cara al futuro (Josep Checa, 2006). h) Generalidades. En estas familias suele haber una falta de presión constructiva para el cambio. El abusador es desechado en cuanto persona y la familia se siente impotente y a menudo culpa a causas externos (los amigos, los conocidos, el vecindario, etc.) por el problema. En algunas familias el paciente identificado es el foco de todos los problemas familiares. Además, el adicto puede ser sobreprotegido por la familia y tratado como una persona inútil e incompetente. Estas familias encaran la droga como una fuerza todopoderosa que el adicto no puede resistir. Indice

4.- Precaución en las conclusiones Por otro lado, vivir con los padres o verlos regularmente no es por fuerza indicio de disfunción. Tales situaciones pueden ser muy naturales, según el medio cultural y étnico, y un apego familiar permanente por cierto no implica drogadicción. Más importante, es la calidad y la estructura operativo-funcional dentro de las familias que tienen hijos que abusan de las drogas, y también se debe prestar atención a la etapa dentro del ciclo de la vida familiar. El apego excesivo sólo puede tomarse como medida indirecta de disfunción. Indice

5.- Estructura Familiar en las Adicciones 5.1.- Clasificación Toxicomanías (Cancrini) Crancini (1982) ha realizado estudios en el ámbito de las toxicomanías. Este autor considera las toxicomanías como un intento evasivo y equivocado de autoterapia. Hay bastante heterogeneidad desde el punto de vista individual y familiar, por lo que plantea la siguiente tipología:

Tipo A: Toxicomanías Traumáticas. Hay adicciones que aparecen en climas familiares más o menos favorables y que responden a dramas o tragedias particulares (las secuelas de un accidente grave, una separación o un divorcio, la muerte de alguna persona próxima, o cualquier otra pérdida mal digerida) que afectan a personas que se habían comportado siempre de una forma responsable. Se trata de intoxicaciones producto de elecciones personales, pero que pueden tener más sentido en contextos familiares en los que ha resultado más complicado recibir apoyo, porque nunca se ha tenido o nunca se ha podido pedir adecuadamente. O al contrario, porque ha llegado siempre en exceso y, ahora, toda ayuda se queda corta. O porque no queda ninguno para darlo. O aquél hijo autosuficiente que nunca había necesitado ayuda y se había encargado de asistir a los demás y de pronto se derrumba. O el que no ha podido superar la fase de individuación y desvinculación de su familia de origen. Tipo B: Toxicomanías Área Neurótica.

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Los conflictos y luchas de poder con hijos excesivamente involucrados. Divisiones de parecer, especialmente entre progenitores o entre éstos y otros adultos que tienen poder en la organización de la familia a la hora de decidir que está permitido hacer y qué no, quién tiene derecho a hacerlo y quién no. Posiciones enfrentadas sobre como tratar a los hijos, complicadas de reconciliar porque, al final, se juega a ganar o perder ventaja en un conflicto familiar crónico, frecuentemente de pareja. Alguno de los hijos, elegido por afinidad o por posición de edad, o por condición de salud, o por razón de género, pasa a ser pieza clave en las disputas, tanto por activa (aliado emocional de un bando en contra del otro) como por pasiva (objeto de discusión sobre cómo tratarlo y sobre lo que le conviene). Se pueden dar casos de una madre implicada en los asuntos del hijo con un padre periférico. También se pueden dar casos, menos frecuente, de un padre implicado en los asuntos de la hija, con una madre periférica. Esta estructura es conocida como “el triángulo perverso” y suele ir acompañado de una debilidad entre subsistemas que consitutyen la jerarquía familiar, polarización entre el hijo malo y el hijo bueno, sistemas de comunicación protagonizados por mensajes contradictorios o paradójicos y conflictos que se desarrollan rápida y violentamente. Este tipo de toxicomanías se caracteriza por un estado de ánimo depresivo y una actitud exhibicionista. El comportamiento del toxicómano es controlado y la tendencia no es grave. El adicto mantiene su relación con su familia y con su entorno. Tiene una larga historia de alteraciones del comportamiento, sobre todo inestabilidad. Su estado es depresivo y relacionado con dificultades del grupo familiar. También presenta otras manifestaciones de malestar inespecífico (somatizaciones, tedio, nerviosismo, etc.). Tipo C: Toxicomanía de Transición. El contexto familiar no define las relaciones, mantiene un frecuente número de mensajes paradójicos e incongruentes, al mismo tiempo que existen un alto nivel de mistificaciones, predominando los mensajes que invalidan la identidad personal. Los familiares recurren a no definir sus relaciones recurriendo a mensajes paradójicos incongruentes. Los miembros de la familia tienden a ignorar el significado del mensaje de los demás y se sirven de la enfermedad para resolver el problema del liderazgo con actitudes de autosacrificio. Los padres suelen tener una relación caracterizada por una “hybris” simétrica de familias psicóticas. Se puede dar una polaridad en el eje logrado-malogrado, bueno-malo, característico de las familias tipo B. En cuanto al Ciclo Vital, son familias que coinciden con una desvinculación inminente y de forma incompleta con el hermano prestigioso. Los toxicómanos de transición tienden a implicar a amigos y parientes en asuntos familiares, a repetir dramatizaciones muy intensas y de corta duración. Están entre la psicosis y la neurosis, correspondiendo a cuadros clínicos definidos como border-line o pacientes con molestias fásicas y graves con un humor alternante. La familia del toxicómano puede tener dificultad en correlacionar la evolución del consumo con acontecimientos específicos de la vida de la persona. El consumo de drogas para esta persona supone una forma de controlar la angustia y puede existir un grave riesgo de suicidio si se interrumpe violentamente el consumo. En la falta pronunciada de respeto y en adversidad se forjan los trastornos psiquiátricos de personalidad más difíciles de tratar. Formas de ser y de pensar que comportan vivir con la sensación culpabilizadora de desgracia inmensa y que potencian las conductas más arriesgadas y desesperadas. Nada bueno se puede esperar cuando, en la infancia, falta la protección más básica que deberían adoptar las personas más próximas, y sobre todo si

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las agresiones llegan de estas figuras. El mundo se vuelve hostil al predominar el defecto del amor, bien sea en forma manifiestamente violenta como agresiones físicas y/o sexuales, o bien en circunstancias menos llamativas como en las que continuadamente se deniega comprensión y se desautarizan la expresión de los sentimientos. Tipo D: Toxicomanías Sociopáticas. El modelo familiar de comunicación y organización es característico de las familias deterioradas, generalmente de clases sociales más desfavorecidas que aparecen como un grupo desorganizado y se puede observar una falta de adecuación de las funciones parentales respecto al hijo. El consumo se realiza por imitación a los círculos familiares caracterizados por la pobreza económica, la delincuencia, la marginación social, etc. Comportarse de forma integrada con el núcleo de pertenencia ahorra sentimientos de culpa o de fracaso ante las expectativas de otros. La falta de dedicación al aprendizaje en el respeto de las normas sociales no indica que no existe cobertura emocional, que puede ser incondicional, desde las figuras protectoras (muchas veces madres y parejas). Convivir con las drogas, negociar con ellas, buscar recursos de asistencia social, tolerar complicaciones de salud y esquivar problemas legales se convierte en todo un oficio (Josep Checa, 2006). La adicción se asimila rápidamente por el toxicómano, casi de forma natural, en su estilo de vida. La actitud del toxicómano es desafiante y se puede mostrar frío y provocador en un ambiente hostil. Puede contener sentimientos depresivos. El toxicómano se muestra descuidado hacia sí mismo, realiza un uso no selectivo de fármacos, se le atribuye poca capacidad de percibir sus emociones y pueden darse conductas marginales y/o delictivas.

Cirilo y colaboradores (1993), amplían la descripción de Crancini proponiendo diferentes recorridos evolutivos posibles, haciendo mención de vacíos emocionales históricos disimulados, desconocidos o reconocidos en parte. Este tipo de observaciones parecen realizadas en un intento de reconocer el sufrimiento y las carencias afectivas que, en una familia, pasan de una generación a otra sin encontrar solución, y que acaban por expresarse en forma de abuso y de dependencia de drogas. Del mismo modo que el tamaño de una bola de nieve en su descenso, los desequilibrios que no encontraron soluciones favorales en la época de los abuelos recaen sobre los hijos y de éstos a los nietos. 5.2.- Clasificación Toxicomanías en base a la Parentalidad y Conyugalidad (Linares) La drogodependencia tipo A, podría aparecer en una familia sin necesidad de que previamente aparezca en la familia una parentalidad y una conyugalidad disfuncionales. Bastaría un acontecimiento significativo ante el cual existe un duelo de difícil elaboración que ponga a prueba la continuidad de la nutrición emocional. Lo mismo podríamos decir del alcoholismo, definiéndolo como alcoholismo reactivo. La drogodependencia y el alcoholismode Tipo B, de índole más neurótico en la relación de pareja sometidos a juegos de simetría intestable. La drogodependencia de Tipo C, o psicótico, puede ser más frecuente que el alcoholismo psicótico. En estos casos el individuo desconfirmado se puede encontrar en una búsqueda de identidad, econtrándola en el uso de opiáceos. Al menos en nuestra cultura occidental. La drogodependencia y el alcoholismo de Tipo D, más sociopático, sería más fácil de encontrar en situaciones de carencia afectiva en hogares rotos y parentalidad deteriorada. Otro tipo de alcoholismo lo podemos encuadrar en el espacio de la depresión mayor (C’), dentro de una conyugalidad armoniosa y una parentalidad deteriorada, propio de una pareja de alcohólicos. En ésta un sólido cónyuge acumula responsabilidades a medida que el paciente las

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abandona, un cónyuge en alianza con unos suegros solícitos y unos hijos parentalizados. En estos casos sería frecuente una complementareidad rígida.

Conyugalidad Armoniosa

A C’

Parentalidad Parentalidad Deteriorada Conservada

C B

D

Conyugalidad Deteriorada

Indice

6.- Ciclo Vital Familiar en las Adicciones El propio paso del curso vital, con etapas bien comunes y generalizables, representa también por sí mismo, una fuente natural de turbulencias: la exigencia y/o el deseo de entrar en la adolescencia, de madurar y de poder emanciparse, de crear un núcleo familiar propio, de acostumbrarse a vivir en pareja, de poder acoger y cuidar de los descendientes, de aceptar que los hijos crecen y se van, de quedarse solos, de envejecer, jubilarse, de sentir próxima la hora de la propia muerte (Jay Haley, 1980). Algunas circunstancias de la vida en común resultan claramente adversas y complicadas de atravesar (diferentes observadores han recogido una presencia de experiencias traumáticas y de muertes inesperadas, difíciles de asumir, en familias afectadas por el consumo de drogas (Santon, M.D. i Todd, T, 1978)). Dos etapas del ciclo vital se destacan especialmente en el desarrollo de una adicción en una persona joven. El primero es la llegada de la adolescencia. Aquí comienza habitualmente la ingestión de drogas, aunque no necesariamente la adicción. Esta es la etapa en que se orienta más hacia las actividades heterosexuales, o recibe más presión para orientarse hacia ellas. Aunque sus actos previos tendían a ser considerados asexuales, ahora desarrolla intereses “sexuales”. Este cambio hacia relaciones de índole más adulta, que implican crecimiento e individuación respecto de la familia, puede generar pánico parental y preparar la escena para una conducta adictiva posterior.

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La segunda etapa vital de la adicción es la del abandono del hogar, enfatizada por Haley (1980). Esta etapa pone de relieve la individuación y la competencia adulta del paciente identificado, transformándose en el eje alrededor del cual suele desarrollarse y girar la adiccción. La integridad de la familia de origen puede resultar amenazada por el paso de un miembro hacia la autonomía. En tales familias, el advenimiento de un síntoma que retarde dicha transición puede constituir una “solución”, pues posterga o elude una crisis familiar mayor. Un hijo mayor adicto representa para los hermanos menores un poderoso ejemplo de los “peligros” que acechan más allá del círculo familiar. Por otra parte, si el primogénito logra manejar responsablemente la transición hacia la adultez, sus hermanos menores pueden sufrir una presión mayor. Tal vez el hijo menor deba emprender el camino más difícil de todos, convirtiéndose en el eslabón final para la permanencia o ruptura de la futura viabilidad de la familia, ahora reducida a la díada esposo-esposa. Aunque la edad de los hermanos es un factor importante para determinar cuál hijo se vuelve adicto, el efecto está mediatizado por la edad de los progenitores, a mayor edad de los padres, más difícil resultará la emancipación del adicto. Tácita o manifiestamente, los padres de un adicto adulto que vive con ellos, suelen inquietarse ante la perspectiva de que el hijo se marche, a pesar de su edad. Los padres opinan que sería irresponsable que el hijo se marchara del hogar antes de ser plenamente “responsable” de su conducta. La posición de los padres constituye una contradicción o paradoja que limita seriamente las probabilidades de que el hijo logre la independencia, aunque rara vez los miembros de la familia la reconocen como tal. Esta admonición impide que el hijo adquiera las condiciones necesarias para demostrar una conducta responsable, o para que los padres la perciban como tal. El adicto se encuentra en un trance que el impide abandonar el hogar responsablemente o demostrar responsabilidad en el hogar. La experiencia de John M. Van Deusen y Peter Urquhart con diversas familias dentro del esquema “hijo único o menor que reside con los padres”, revela una notable coherencia de características que ilustran variaciones sobre temas comunes. El status quo o atascamiento inducido por el pardójico apego excesivo entre padres e hijo en el problema de la droga es recurrente. En ciertas familias se expresa en forma menos directa, a menudo con proverbios que racionalizan el fracaso y mantienen el conflicto en un plano impersonal, libre de afectos. De acuerdo con estos aforismos, la percepción del tiempo es indefinida en estas familias, y el “futuro” y el “progreso” son conceptos vagos. En contraste con la vaguedad de metas en estas familias, hay una persistente expresión de intimidad, preocupación mutua y cariño entre los padres y el hijo. Los padres se preocupan por el hijo porque está enfermo, el hijo se preocupa porque ellos podrían enfermarse (aludiendo a síntomas físicos tales como la hipertensión y los trastornos cardíacos). Los hijos no enfrentan a los padres, sino que describen el hogar y la familia como fuerzas sólidas y positivas. Los padres describen a los hijos como “buenos muchachos”. Otros problemas relacionados con el ciclo vital es la jubilación del progenitor del adicto. El progenitor que no trabaja puede volverse débil, ineficaz, deprimido e incapaz de disciplinar o controlar adecuadamente a los hijos. El conflicto entre los progenitores suele aumentar. En tales casos, el paciente identificado puede volverse cada vez más incompetente y problemático. Bajo la capa de afecto y preocupación familiar suele estar oculto el problema de una jubilación inminente o efectiva. Cuando un padre que trabaja está por jubilarse, la modificación que ello implicará en los hábitos del resto de los familiares puede inducir una crisis en el matrimonio o en el uso de drogas. Los roles establecidos se cuestionan, el reemplazo del que gana el sustento puede ser esencialmente problemático. Cuando un padre que trabaja se jubila y comienza a adaptarse a la vida hogareña, su presencia tal vez induzca una crisis, como lo ilustra nuestro ejemplo de un padre que sigue continuamente al hijo en busca de compañía. Las ocasiones de mayor tensión pueden presentarse durante las comidas, cuando está reunida toda la familia, o

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cuando el hijo desea estar solo. Aun en estas ocasiones, es posible que la familia actúe con calma y cuidado, sin estallidos de furia ni otros picos emocionales. Otros problemas del ciclo vital que a menudo se relacionan con la aparición de la adicción pueden ser:

a) Muertes repentinas en la familia y su consecuente pesar. b) Enfermedad grave de un familiar, especialmente un progenitor. c) Enfermedad o muerte inminente, tal como después de un ataque cardíaco del cual la víctima se recupera pero causa inquietud a la familia que teme provocar tnesiones que le causen la muerte.

Siempre desde una óptica consciente de la importancia relativa de cada factor implicado en las adicciones, como fórmula preventiva conviene encarar con valentía, aceptar y preparar la llegada de cada etapa crítica de cambio y de desarrollo personal y familiar. En definitiva, aceptar el paso del tiempo y de sus imperativos. El contacto continuado con las drogas tiene la perversa capacidad de frenar el avance implacable (pero en realidad previsible y del todo conveniente) del ciclo vital dentro de una familia (Josep Checa, 2006). La configuración de los vínculos afectivos familiares no puede evolucionar si la rueda del relevo entre generaciones se congela. En medio de un proceso de adicción, la maduración individual se detiene, las posibilidades de autonomizarse decrecen, la disposición de la familia para compartir y para ceder poder de decisión se limita y la capacidad de enriquecimiento mutuo se mutila. Los hijos no se van de casa de forma efectiva, los padres se distraen de los problemas personales y conyugales para conceder prioridad a los aspectos incompletos o defectuosos de la crianza o para mantener bien separadas las funciones de ambos progenitores (a menudo uno dentro y otro fuera de casa), mientras el reloj interno de la familia pierde ritmo hasta casi llegar a pararse. En el contacto con las drogas, las familias experimentan un test que pone a prueba su fortaleza y su flexibilidad. (Josep Checa, 2006). Indice

7.- Ciclo Adictivo El advenimiento del ciclo adictivo se produce a menudo en la adolescencia y se intensifica cuando el adicto manifiesta su intención de abandonar el hogar. El drogadicto está atrapado en un dilema. Por una parte sufre grandes presiones para permanecer estrechamente ligado a la familia (que puede derrumbarse sin él), mientras que, por otra parte, fuerzas socioculturales y biológicas lo incitan a establecer relaciones íntimas externas. Diversos factores extrafamilares también pueden amenazar el sistema familiar y desencadenar el ciclo adictivo. Éstos pueden incluir la pérdida del empleo o la jubilación del padre, la enfermedad grave de un miembro de la familia, o el matrimonio y partida de un hermano, etc. La droga brinda una solución en diversos niveles para el dilema de darle la independencia o no. Paradójicamente, le permite estar simultáneamente cerca y lejos, “dentro” y “fuera”, ser competente e incompetente, en relación con su familia de origen. Esto es seudoindividuación. La ingestión de drogas se relaciona así, con un intenso miedo a la separación experimentando por la familia ante los intentos de individuación del adicto. La familia se atasca en esta etapa evolutiva. La naturaleza crónica de la drogadicción se puede explicar desde el punto de vista siguiente: el ciclo adictivo forma parte de un patrón familiar que involucra un complejo sistema homeostático de mecanismos de retroalimentación entrelazados que sirven para conservar la adicción y, en consecuencia, la estabilidad familiar general. El patrón habiualmente involucra al menos a tres personas y sigue una secuencia en la cual, cuando el adicto mejora, las figuras parentales empiezan a separarse; cuando el adicto se vuelve de nuevo problemático, las figuras parentales dejan de concentrarse en su propio conflicto para prestar atención al adicto, al menos hasta que él comienza a mejorar de nuevo, con lo cual el círculo del proceso se cierra. Indice

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8.- Funciones nutricias y sociabilizadoras Parece apocalíptico terminar el apartado de las adicciones con un círculo vicioso del que parece imposible escapar. Por ello incluyo a continuación un modelo, en el que coinciden varios autores, sobre los ingredientes básicos que debe incluir una buena educación de los hijos adolescentes para que, por ellos mismos, sean capaces de resolver los dilemas propios del crecimiento y el irremediable avance por el ciclo vital. En relación a los estilos de educación paterna y a la consecución de la independencia, en los diferentes estudios, aparecen dos dimensiones que estructuran el comportamiento de padres y madres con respecto a los hijos: el soporte afectivo y el control (Lamborn y colaboradores, 1991).

Familias

Indulgentes

Familias con Autoridad

Familias

Negligentes

Familias Autoritarias A

FECTO

-

+

- + CONTROL

En el trabajo de Lamborn y colaboradores (1991) los resultados apuntan a una predominancia de los dos estilos opuestos, progenitores con autoridad (32,3%) y progenitores negligentes (37,7%). Las relaciones familiares contribuyen a desarrollar los aspectos de autoconcepto y autoestima y a estructurar una identidad general. El Anexo II recoge los supuestos de E. Erikson y J. Marcia sobre la identidad y el Anexo III unas notas tomadas de J.L. Linares sobre las funciones sociabilizadores y de nutrición emocional de los padres. Combinar la protección y la aportación de calidez con la aplicación continuada y coherente de normas de conducta en beneficio de los hijos es una actividad que podría ser considerada como de artesanía. Se necesita mucho interés para hacerlo bien y suficiente dedicación para adquirir la habilidad. Ni se trata de dejadez, ni se trata de preocupación desmesurada (Josep Checa, 2006) En algunos casos la dejadez puede ser sofisticada cuando se oculta tras una apretada agenda extraescolar de los hijos que apenas deja espacio para compartir tiempo con ellos. Otra forma de dejadez es la ausencia habitual y exagerada de los padres del domicilio familiar, algunas veces abusivamente justificada por razones económicas, laborales o profesionales. Estos en ocasiones delegan en sustitutos lo que habría de venir de la familia. El egoísmo y las adicciones de los adultos (el alcohol en el lugar del trabajo, en las relaciones afectivas, etc.) estorban en el equilibrio psicológico de sus jóvenes. Cuando el alcohol y otras drogas se encuentran muy presentes en el entorno familiar, siempre hay más riesgo de accidentes, de desamparo y de maltrato. El exceso de protección se sitúa en el extremo opuesto de la desatención, pero son al mismo tiempo prototípicos en las toxicomanías. La maduración y la salud mental de los hijos se pueden conseguir si en las tareas de crianza incluímos dos ingredientes: enseñar a seguir normas de conducta y aportar ternura. (Josep Checa, 2006) Indice

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9.- Sistemas Familiares con Empresa De acuerdo la definición dada por el Ministerio de Economía del Estado Español: “Se viene considerando que una empresa es familiar cuando una parte esencial de su propiedad está en manos de una o varias familias, cuyos miembros intervienen de forma decisiva en la administración y dirección del negocio. Existe, por tanto, una estrecha relación entre propiedad y gestión o, dicho de otro modo, entre la vida de la empresa y la vida de la familia.” Indice

10.- El dilema de la Familia Empresaria Los sistemas Familia y Empresa se interrelacionan retando a propietario y descendencia a integrar la paradoja que ambos sistemas ocasionan al operar juntos. Gestionar esta confusión se convierte en todo un arte:

Sistema Familiar Sistema Empresarial

- Sistema Emocional. - Sistema orientado a tareas.

- Misión: nutrir a la descendencia para convertirse en adultos competentes.

- Misión: producir bienes y servicios rentables (estrategias efectivas).

- Reglas igualitarias. - Diferencias basadas en las competencias.

- Aceptación incondicional. - Aceptación basada en la consecución de objetivos.

- Relaciones permanentes. - Relaciones temporales y contractuales.

- Poder: generacional / orden de nacimiento.

- Poder basado en la autoridad y la influencia.

Fuente: Material Didáctico Certificado Consultoría Empresa Familiar, FFI. Indice

11.- Problemática en la Familia Empresaria Los conflictos, rivalidades y tensiones familiares pueden ser los principales problemas que afectan a una empresa familiar y que pueden causar su desaparición. Los conflictos familiares no son un caso aislado. En la investigación realizada por los profesores Vilanova y Gimeno (1996), en la mayoría de las empresas familiares de tercera generación existían conflictos entre los familiares que participan en la gestión y los que sólo participan en su capital. Las tensiones y rivalidades a menudo están latentes y no se explicitan hasta que fallecen los líderes familiares. Ahora bien, los conflictos y las tensiones familiares pueden promover una renovación estratégica y organizativa de la empresa. La carga emocional que se vive en estas empresas puede avivar las tensiones personales y los conflictos familiares a medida que van aumentado el numero de miembros familiares en la empresa. Los conflictos pueden ser de diferentes tipos y pueden involucrar a diferentes personas. El conflicto puede ser entre el fundador y su cónyuge a causa del tiempo, los recursos y esfuerzos invertidos en la empresa familiar; o entre el padre y sus hijos en los temas relacionados con la delegación, el estilo de dirección, la retribución o la sucesión; entre hermanos (y/o cuñados) o entre primos por el liderazgo y la distribución del poder o por la retribución por el trabajo y por la

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propiedad; o entre familiares y profesionales por la delegación, formalización y profesionalización. La cultura autoritaria en que por lo general se ha formado y educado la generación que dirige y/o controla la propiedad puede no haber desarrollado ni la actitud ni la capacidad de prevenir o gestionar conflictos. Por el contrario, no ha promovido una comunicación abierta y sincera entre padres e hijos ni la adquisición de habilidades de comunicación y negociación y ha fomentado la existencia de fuertes resistencias a sentarse conjuntamente y crear normas y estructuras de gobierno familia-empresa. En una empresa familiar la carga emocional es más elevada que en otra empresa no familiar por lo que parece haber una mayor probabilidad para que surjan conflictos interpersonales. Estos conflictos se pueden deber tanto a problemas que se producen dentro de la familia y que se transfieren a la emrpesa familiar como a problemas que se producen por el solapamiento entre la familia y la empresa. La cultura y pautas de relación interpersonal que ha desarrollado la familia pueden dificultar la continuidad de la empresa familiar tanto al frenar el desarrollo de una cultura de diálogo, cooperación y participación como por generar uso valores que pueden dificultar una adecuada formación de los sucesores, el predominio de la empresa sobre la familia, la adecuada selección del sucesor, o que puedan promover agravios comparativos hacia las mujeres, el sostenimiento del mito de la familia equilibrada y que frena las críticas y conflictos así como la orientación al cambio. Cauffman ha señalado que las familias empresarias desarrollan una serie de actitudes contraproducentes para la empresa. Entre ellas ha destacado las resistencias a recibir críticas del exterior (o incluso, de la propia familia), el secretismo informativo y financiero, la democracia en la retribución, independientemente de la contribución de cada persona, o el nepotismo. La empresa familiar está condicionada por las características de la familia empresaria (Amat, 1998). Una familia armoniosa crea relaciones y personas armoniosas, tanto dentro de la familia como dentro de la empresa familiar. Por el contrario, una familia conflictiva crea relaciones y personas conflictivas. En este caso, hay signos manifiestos:

- Relaciones personales distantes y tensas. - Limitado sentimiento de pertenencia a la familia. - Limitado sentimiento de compromiso con la familia. - Desconsideración a la historia y las tradiciones familiares. - Falta de respeto a los miembros de mayor edad. - Percepción de que los modelos de comportamiento de los miembros de mayor edad no se

deben imitar. Puede que estos comportamientos hayan venido facilitados por:

- Inestabilidad familiar agravada por crisis familiares y separaciones matrimoniales. - Dirección autoritaria y poco participativa que dificulta una visión compartida. - Excesiva presión para reducir la autonomía de los hijos. - Ansiedades paternas de control.

La familia propensa al conflicto se caracteriza por la dificultad de tener una comunicación e interacción clara y sincera, en la que domine la confianza mutua, por tener unas reglas de comportamiento excesivamente rígidas y dominadas por la rivalidad y los celos, por primar una toma de decisiones excesivamente autoritarista o un conflicto continuo por el poder y la autoridad. Una de las principales caracterísiticas de la familia conflictiva es el bajo desarrollo de la autoestima. Esta puede ser el producto de una pauta de interacción como la comparación crítica y desfavorable de un hijo (o del cónyuge) con un hermano o amigo, el predominio de la crítica sobre el elogio, el predominio del amor condicionado sobre el amor sincero y generoso, el

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rechazo a la expresión de los sentimientos y emociones personales, la falta de autorización paterna a dar a los hijos libertad de actuar en acciones relativamente sencillas, la exigencia de alcanzar expectativas excesivamente ambiciosas, una limitada dedicación a los hijos. Cuando una persona tiene una baja autoestima tiene miedo a ser engañado, despreciado o poco valorado. Por ello no es extraño que tienda a aislarse, a protegerse del exterior volviéndose frío e indiferente. En este caso los problemas explotarán cuando se produzcan problemas en la empresa con sus familiares que le hagan descargar la tensión reprimida. Kets de Vries (1993) ha señalado que el hijo de un empresario puede tener bastantes dificultades en desarrollar su sentido de la autoestima. El esfuerzo que requiere la empresa y la dedicación de tiempo que supone resta tiempo para que el padre pueda estar con la familia. Igualmente, la menor disponibilidad del padre o madre conlleva la lucha de los hijos por el tiempo limitado de los padres. La envidia y los celos que surgen de esta situación suelen persistir cuando se incorporan a la empresa familiar especialmente si hay agravios comparativos o si no está clara la línea de autoridad. Kets de Vries, ha señalado el caso de hijos que han tenido una victoria edípica sobre su padre compitiendo con él para conseguir la mayor parte del afecto y amor de su madre. Por otra parte, cuando ellos mismos han sido padres tienden a despreciar y humillar a sus hijos y a dificultar que puedan conseguir el afecto materno, es decir, que siguen compitiendo con sus hijos por el afecto de su esposa. Desde la óptica de la formación de sucesores, autores como Kets de Vries, Rosenblatt o Jaffe, han señalado que una familia empresaria corre el riesgo de plantear dificultades al desarrollo y maduración psicológica de los hijos. La existencia de la empresa y del patrimonio familiar permite crear una zona de seguridad que protege a los familiares, especialmente a los menos capaces, de enfrentarse a la realidad de la competencia e incertidumbre laboral. Por otro lado, el complejo de culpabilidad de los padres y/o abuelos, especialmente el que ha sido el fundador de la empresa, por la poca dedicación a los hijos (e incluso a la esposa) y la satisfacción de sus propias necesidades a través de sus hijos promueve la aparición de hijos consentidos y, sobretodo, dificulta que éstos adquieran el sentido del valor del trabajo, la ambición y la necesidad de logro. Además, cuando se es hijo de un empresario hecho a sí mismo, con un claro componente carismático, autoritario y heroíco como han sido muchos empresarios surgidos en los 80, el miedo a no alcanzar los altos niveles exigidos por el padre, el miedo al fracaso, contribuye a desmotivar y a frustrar el desarrollo de las capacidades de sus hijos. Indice

12.- Salir de la Familia Empresaria Dejar de pertenecer a la familia que nos crió parece prácticamente imposible, sobre todo cuando compartimos con ellos gran parte de nuestra genética. Además la huella del pasado con ellos es difícil de borrar por completo. Ahora bien, cuando nos referimos a la salir de la empresa, debería ser diferente, sin embargo no es así. Salir de una Empresa Familiar es extraordinariamente difícil dado que, al margen de otras cuestiones emocionales, la liquidez de los accionistas es una ficción en la mayoría de las Empresas Familiares. A menudo los miembros más jóvenes de la familia se sienten estancados en sus respectivas carreras profesionales. Son gente que debería dejar la empresa e ir a trabajar a otro lugar, pero por diversas razones sigue en ella. Quizás después de pensarlo dos veces, simplemente no quieren liberarse de sus "esposas de oro", o sienten que marcharse es defraudar a padres y hermanos. Si lo que quieren es vender sus acciones se topan con barreras igualmente infranqueables. Muchas familias consideran que vender acciones de la empresa es un acto de deslealtad, si no de alta traición. Hay que olvidarse de vender por el valor que los abogados de la empresa han determinado por cuestiones de impuestos patrimoniales. Pero, por otro lado, si se insiste en un precio más alto, puede que la familia tenga que endeudarse para comprar la salida. Si la empresa se viniese abajo por ello, se cargaría con un sentimiento de culpa de por vida.

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Es posible que algunos miembros jóvenes de la familia finalmente elijan la opción de la lealtad aún cuando sean infelices. Se declararán leales a los dirigentes de la empresa con la esperanza de obtener algún tipo de recompensa por sus sentimientos de privación. Este impedimento por salir de la Empresa Familiar me recuerda al dilema (fuerza centrípeta de la familia vs. fuerza centrífuga social y biológica) ante el que se encontraba el chico adolescente incapaz de independizarse y que finalmente optó por la pseudoindependencia. ¿En qué momento del ciclo vital de una Empresa Familiar se produce la salida, la independencia?. Indice

13.- Ciclo Vital Familia y Empresa Diversos autores presentan modelos de ciclos vitales en Empresas Familiares (ver Anexo IV). En este caso he tomado el modelo de ciclo vital de Ward porque incorpora a los padres o generación propietaria y a sus hijos, de este modo, hace hicapié en la perspectiva generacional. Este ciclo vital puede aplicarse tanto a empresas familiares recién creadas como a las maduras. De cualquier forma parece más adecuado para las empresas cuya propiedad y dirección están todavía en manos del fundador. Etapas evolución Empresa Familiar Etapa I (inicial) Etapa II (intermedia) Etapa III (avanzada)

Edad Empresa (o renovación) 0-5 años 10-20 años 20-30 años

Edad Padres 25-35 años 40-50 años 55-70 años

Edad Hijos 0-10 años 15-25 años 30-45 años Negocio Rápido crecimiento,

grandes exigencias de tiempo y dinero

Maduro Necesita una regeneración estratégica y más inversiones

Organización

Pequeña y dinámica Mayor y más compleja Estancada

Propietario- Director Comprometido con el

éxito de la empresa Quiere control y estabilidad

Se interesa por otras cosas o está semirretirado; la siguiente generación busca crecimiento y quiere cambios

Expectativas Familia Necesidades elementales

Más necesidades, comodidades, educación hijos

Mayores necesidades, seguridad, generosidad

Objetivos Familia

Éxito empresarial Crecimiento y formación hijos

Armonía y unidad familiar

Fuente: Ward Cada empresa permanecerá en cada etapa un tiempo diferente y muchas no conseguirán atravesar las tres etapas. La adicción a sustancias podría ser una forma de atascarse en una de las etapas. Ward también ofrece un ciclo vital para la Propiedad de la Empresa Familiar recogido en el Anexo V. También en el Anexo V se pueden consultar los grupos de interés que intervienen en una Empresa Familiar. Indice

14.- Abuso de Sustancias en Familias Empresarias Al tratarse de la única publicación encontrada que hable sobre el abuso de sustancias en el ámbito de las Empresas Familiares, a continuación traduzco un fragmento del capítulo que David Bork dedica en su libro “Family Business, Risky Business”, con respecto a este tema:

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“En Noviembre de 1984, el hijo de Tycoon Texas fue a jucio por el asesinato premeditado de su padre. El motivo, según el querellante: “avaricia y dinero”. La hermanastra, en la defensa del acusado, dijo que éste consumía cocaína en base de forma habitual. Este escenario podría sonar a una película de Grado B, pero es un ejemplo de la vida real donde el abuso del alcohol y drogas presenta sus dificultades a una familia y a los intereses de su negocio. No todas las familias que se encuentran con un abuso de sustancias finalizan en una situación extrema como la situación de la familia de Texas. Pero las drogas no hacen diferencias, esté la ley implicada o no. La familia que tiene un problema de abuso de drogas en su seno, lo sufrirá en privado y en público. La familia pierde su propio sentido del respeto y el negocio pierde la oportunidad de expandirse en todo su potencial. “No es asunto mío” El abuso de sustancias está presente hoy en día entre los hombres y mujeres de negocios. Algunas instituciones públicas tienen programas para ayudar a sus empleados a manejar este problema. Otros despiden empleados sin importarles sus activos o su talento. Propietarios y directivos se dan cuenta de lo fácil que es para una compañía perder beneficios cuando sus empleados son dependientes del alcohol, el cannabis, la cocaíana, las anfetaminas, etc. En un negocio familiar el problema está compuesto por relaciones personales muy cercanas y el estigma percibido de admitir un problema dentro de sus filas. El alcohol parece tener una base social y genética que la familia está poco dispuesta a encarar. Beber de forma recreativa es un relajante aceptado por muchas familias. La persona que ha bebido demasiado es simplemente etiquetado “está pasándoselo bien”. Mientras la persona parece que hace su trabajo, independientemente de que beba durante la mañana, la noche o la hora del cócktel, la gente reacciona diciendo: “no es asunto mío”. Sin embargo, cuando beber complica las relaciones personales de la persona, la familia debe darse cuenta de que la persona se ha convertido en un “abusador del alcohol”, es decir, en un “alcohólico”. Para este individuo, el alcohol ha dejado de tener la indulgencia del tiempo de ocio. Ahora es una forma de suicidio. Lo mismo se puede decir para cualquier otra sustancia adictiva. Todo lo que entra en el cuerpo lo afecta de alguna manera. Pero el alcohol y las drogas afectan al cerebro de forma especialmente rápida y pueden causar impedimientos en sus funciones en un corto periodo de tiempo. Incapacidades permanentes pueden resultar del uso y el abuso de las drogas y el alcohol. El ejecutivo que parece absolutamente correcto o sobrio, puede de hecho estar significativamente deshabilitado en su toma de decisiones. Este tipo de pérdida compromete los recursos y las oportunidades de toda una empresa y los destinos de todos los implicados en el negocio –propietarios, directivos, empleados, clientes, acreedores, etc. El miembro familiar adoptado En algunas familias el alcohol es un “viejo miembro” en ambas familias de origen, con una larga y honrosa tradición cultural, social y familiar. La sustancia elegida para la adicción, no es necesariamente específica en cada familia. La adicción al alcohol, a la heroína, a la marihuana, a la cocaína, a los somníferos, al tabaco, o a la comida, depende del estilo social, de la disponibilidad y de las prácticas de los pares en cada generación familiar. Es el comportamiento en sí y no la sustancia, lo que está como “encajado” en la familia. El alcohol, u otra sustancia dada, es una nueva presencia humana, se convierte en un miembro familiar, en un confidente, en un compañero y en un socio del negocio. Se le incluye en la escena social de todas o casi todas las ocasiones familiares. Las relaciones personales, las relaciones sociales y las relaciones de poder, están todas reorganizadas para hacerle un sitio al recién llegado, tanto en las familias nucleares como en las familias extensas. Este miembro familiar adoptado no es fácil de incorporar. Es demandante, insistente, insidioso, imprudente, arriesgado, olvidadizo y cambiante, alterna rápidamente entre la melancolía, la sociabilidad, la depresión, la convivencia y el ultraje. Es también teatrero y falsamente profundo

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y honesto. La peor característica del “familiar adoptado” es que no parece funcionar en el mundo de una persona vital ni en las comunicaciones del negocio. Los mensajes son frecuentemente indescifrables, inconsistentes, poco dignos de confianza e impermanentes. Los miembros familiares y los socios del negocio no saben cuándo o cómo han sido recibidos sus mensajes. La forma en que las familias se acomodan a estas circunstancias es encaminando las comunicaciones por encima, alrededor, o por debajo de este miembro, construyendo nuevos acuerdos en los que las acciones de la familia y de los negocios ocurren en la periferia, a través de nuevos conductos y relaciones de poder.” Indice

15.- Tipología Abuso Sustancias en Familias Empresarias En un intento de categorizar el abuso de sustancias en Familias empresarias, de la experiencia de David Bork, obtengo la siguiente clasificación (siempre susceptible de ser ampliada): Aislar la autoridad Cuando los miembros familiares están acostumbrados al uso del alcohol en su seno, les resulta difícil distinguir qué es y qué no es considerado un “excesivo abuso de sustancias”. Puede darse el caso de que uno o los dos progenitores utilice el alcohol como un relajante o como una herramienta social de negocios. También se puede dar el caso de la utilización frecuente de medicamentos somníferos o estimulantes para regular la actividad. Así pues, cuando la familia está acostumbrada al uso de sustancias adictivas, la actitud que suelen adoptar los miembros de la familia es proteger a sus miembros hasta que el comportamiento es tan aberrante o peligroso que está cercano a pedir responsabilidades legales. Llegados a este punto, una práctica posible es aislar la autoridad del individuo por otros miembros familiares, si ello es posible. Sin embargo, si el que está abusando de las sustancias es el gerente de la empresa, el problema es más complicado. Las reuniones de toma de decisiones alrededor del alcohol Otro caso puede darse en el seno de un grupo directivo acostumbrado al uso del alcohol en sus reuniones de toma de decisiones. En este caso, puede ocurrir que sea parte de la cultura del equipo ejecutivo. Podría darse el caso de un fundador particularmente no dominante en el negocio, que deja a sus directivos la gestión inteligente de los asuntos del negocio y donde prácticamente no hay diferencia entre los miembros familiares y los no familiares. Todo el equipo directivo, familiares y no familiares, son tratados “como si fueran de la familia”. Esto por sí sólo puede ser ya un generador de problemas para el funcionamiento del negocio. Ahora bien, si además se da el caso de que toda la “familia ejecutiva” bebe en sus reuniones de toma de decisiones, en medio de un clima de fatiga y privacidad, entonces este comportamiento empieza a ser un problema real. El uso del alcohol puede ser tan comedido que no llegue a notarse públicamente como para afectar la reputación, el poder, la posición o la salud física de sus directivos. Aquí el problema real es dónde y cuándo beben lo que comienza a ser peligroso para la estabilidad de la empresa. El gran vendedor La actividad comercial no sólo es propiedad del departamento de ventas, sino de cualquier área de la empresa. Muchos fundadores comenzaron su negocio encargándose ellos directamente de la venta directa de su producto. Muchas de estas ventas se realizaron alrededor de suculentas comidas y agradables vinos en buenos restaurantes. La empresa crece y esta cultura alrededor

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de la gastronomía y la enología, parece no impedir la correcta dirección del negocio o el control de socios y colaboradores. Es en este caso una cuestión de identidad social, pedir otro tipo de comidas y bebidas sin alcohol puede ser interpretado como un rechazo por su personal y colaboradores. Por tanto, puede que no sea hasta que el gran vendedor tenga problemas de salud cuando empiece a cambiar sus hábitos de consumo. El alcohólico infantilizado Detrás de una fachada de no involucración, los miembros familiares están secretamente enredados en unos lazos ambivalentes y tienden involuntariamente a mantener a un miembro familiar adicto, en una posición de dependencia, infantilizádolo, percibiéndolo como débil y persuadiéndolo para escapar de las frustraciones en vez de superarlas. Si este miembro infantilizado tiene un hermano, será bastante fácil para él convertirse en el hijo prestigioso. En el contexto de la empresa familiar será fácil que el hijo prestigioso asuma cada vez más responsabilidades incrementándose así la distancia entre ambos y el rencor del miembro infantilizado hacia el miembro prestigioso. Ejecutivo sobrepasado Ingresos elevados, flujos de tesorería rápidos, proyectos interesantes, contratos lucrativos, rápido crecimiento y entre medio un gestor que combina la adicción al trabajo con la adicción a la cocaína. Fratría y tradición Otro caso es el de las empresas cuyo fundador ha convivido con la adicción hasta integrarla en su forma de vivir, pensar y trabajar. A su desaparición la asociación de hermanos continúa la tradición consumiendo sustancias de abuso, no sólo las “aconsejadas” por la generación anterior, sino añadiendo algunas de moda. A veces una visión tan tolerante al abuso de sustancias desde la dirección del negocio, permite tácitamente el consumo en otros trabajadores no familiares. Indice

16.- Casos Los casos que describo a continuación son casos reales que se interesaron por la consultoría de empresa familiar y que, en la construcción del genograma, aparecieron otros datos de interés. 16.1.- Caso I Familia nativa de un pueblo de Extremadura. La pareja conyugal emigró a Navarra en los años 50 en busca de oportunidades. Hoy dirigen una inmobiliaria de prestigio y suficientemente profesionalizada para superar las crisis del sector.

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Padre e hija co-gestionan una inmobiliaria bajo el título de API de ésta. Él se especializa en la inversión inmobiliaria y promociones mientras ella se responsabiliza del personal y de las transacciones de compra-venta. La apertura de la oficina fue una forma de consolidar la actividad que venía realizando el padre de forma autónoma hacía años. La madre ocupada de las tareas de la casa y la crianza de los hijos deja claro que quien manda en la casa es ella. También actúa en el negocio como consejera y haciendo acto de presencia en eventos sociales cuando es necesario. El hijo menor trabajó durante un tiempo con su padre y su hermana en la oficina, pero debido a la elevada conflictivad entre su hermana y él, decidió independizarse y abrir una inmobiliaria propia. Ambos hermanos se tienen la guerra declarada, por lo que este negocio a servido para hacer la competencia al negocio de su padre y hermana. “Sólo consume los fines de semana”. 16.2.- Caso II Esta familia originaria de Andalucía se mudó La Rioja en los años 50 en busca de un futuro mejor. Marido y mujer se empleaban por cuenta ajena y autoempleaban en sus horas libres. Finalmente montaron su propia empresa de construcción que creció al ritmo del sector en esta comunidad autónoma. Llegado el momento de la retirada, el fundador dividió el patrimonio en “lotes”, uno para cada hijo y dos para él y su mujer.

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Los arriesgados negocios del hijo mayor se saldaron con pérdidas. Tuvo mejor suerte la única hija de esta familia que se empleó por cuenta ajena en empresas de construcción llegando a dirigir su pequeño y modesto negocio. Los negocios del hijo menor han sido más conservadores y actualmente echa una mano a sus padres en la gestión del patrimonio. El conflicto entre el hijo mayor y el padre es un conflicto abierto. La madre y la hija presionan al fundador para que haga otro reparto de lotes y así poder beneficiar al hijo mayor. El consumo de alcohol del hermano mayor, causa malestar en la familia pero al mismo tiempo viven en una cultura donde cuestionar el consumo de alcohol parece fuera de lugar. 16.3.- Caso III Sancho es co-fundador de una empresa de transportes junto con dos antiguos compañeros de trabajo y lleva operando desde finales de los 90. Los tres socios han empleado a sus respectivas esposas en la empresa, tanto en puestos de administración como en logística, llegando a formar, junto con el personal no familiar, una gran familia.

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Sancho ha sufrido recientemente un ataque al corazón del que se ha repuesto satisfactoriamente. Una de sus principales preocupaciones es conseguir que sus trabajadores sean competentes, que cumplan los horarios y fechas de entrega y recogida de paquetería. El abuso del alcohol, generalizado entre los trabajadores de la empresa incluso en horario laboral, es un hecho que se toma como meramente anecdótico. En cuanto al estilo de gestión que observamos, recuerda al expresado por Bork, cuando hace referencia a la toma de decisiones alrededor del alcohol. El alcohol parece más que un miembro adoptivo en esta empresa, una parte de su cultura. Indice

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17.- Hipótesis A falta de datos concluyentes y experiencia dilatada en el ámbito de las adicciones en las empresas familiares, conluyo a modo de hipótesis. Espero que estas hipótesis sirvan como aporte para la reflexión y, si cabe, para abrir nuevas vías de investigación. H1: La familia empresaria que enfrenta un problema de adicción a sustancias entre sus miembros puede errar el diagnóstico, culpando al negocio del mal que se ha apoderado de la familia. De acuerdo a la observación de las familias con adictos, parece lógico pensar que cuando el problema se presenta, buscarán un culpable. Además del grupo de pares, podrán también echarse la culpa a ellos, en este caso los padres, por su dedicación al negocio y por las facilidades que le han ofrecido a sus hijos tanto en términos de libertinaje como en términos de disponibilidad económica. Es más fácil para un padre culpar al negocio por el tiempo que no ha dedicado a los hijos y a la abundancia de dinero en el hogar que admitir una tradición familiar alrededor del abuso de alcohol, por poner un ejemplo. En el primer caso, los padres tendrían escapatoria: “Lo hicimos por vosotros”, en el segundo caso estarían atentando contra un posible mito de armonía familiar. Así pues, sea como sea el proceso, si el diagnóstico de la familia finalmente gira en torno a la influencia casi diabólica del negocio en la adicción de sus hijos, puede que de alguna forma (consciente o inconsciente) decidan sacrificar el negocio por el bien de la familia. Otro motivo podría ser la prevención. Para que evitar los peligros que un negocio familiar puede acarrear a los hijos en edad de la adolescencia, se los mantiene al margen del negocio e incluso se anuncia la muerte cercana de éste.

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Funcionalidad de la Familia Esta decisión podría implicar menor rentabilidad en el negocio, pero informaría de una conyugalidad y una parentalidad armoniosas, en que ámbos cónyuges deciden cambiar su ritmo y estilo de vida laboral (downshifting) para dedicar más tiempo a las funciones sociabilizadoras y de nutrición emocional de su descendencia. El riesgo de esta decisión está en las relaciones familiares. Si el negocio iba bien en un clima de descontento familiar, podría ser que fueran las relaciones familiares lo que necesitaba un cambio. Por ello la decisión de desinvertir tiempo, energía y recursos del negocio familiar, ha de tener una clara intención de trasladar esa inversión hacia el cambio de las relaciones familiares, lo que

Buen Negocio Familia Descontenta

Mal Negocio Familia Feliz

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en la mayoría de las ocasiones supone un cambio en la forma en cada miembro familiar se relaciona consigo mismo y con el mundo. Ahora, imaginemos por un momento cómo sería un hogar en el que además del descontento generalizado de la familia, el negocio empezara a ir mal.

Profe

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Funcionalidad de la Familia

Buen Negocio Familia Descontenta

Mal Negocio Familia Descontenta

H2: La terapia orientada a la modificación de las relaciones familiares podría modificar también la organización empresarial. Si partimos del supuesto de que la Empresa “hereda” de la familia dinámica de relaciones personales, éstas podrían ir operando como base de las relaciones laborales hasta consolidarse en relaciones estables y rígidas. De esta forma la organización empresarial se organiza de modo simétrico a las relaciones familiares. Si en estas circunstancias se da un problema de adicción de sustancias y lo que necesita el sistema para re-equilibrarse es modificar las relaciones familiares, estaríamos también modificando la organización empresaria.

Por ejemplo, en el caso I, la predilección de los padres por la hija mayor provoca la rivalidad entre ambos hermanos y, por tanto, la imposibilidad de trabajar juntos en la misma empresa. La elección del hijo menor de abrir una empresa que compita con la de sus padres y hermana, es una forma de materializar estas relaciones al mismo tiempo que las hace todavía más rígidas. ¿Cómo modificar las relaciones familiares sin modificar la estructura empresarial? H3: Una actuación en la organización empresario-familiar podría tener todos los efectos de una intervención terapéutica. Por ejemplo en el caso II, al dividir el fundador el patrimonio en “lotes” individuales, las rigideces de la organización empresarial se desvanecieron dejando a la luz la organización familiar. Una reorganización de los patrimonios en una fratría societaria podría reorganizar el sistema familiar. ¿Está la pareja conyugal preparada para quedarse a solas?. En el caso III, la introducción en la empresa de un programa de prevención de riesgos laborales que incluyera el control de las sustancias de abuso, supondría la desintoxicación y/o despido de algunos empleados que son “como si fueran de la familia”. Al mismo tiempo, la pareja fundadora tendría que dar ejemplo abandonando el consumo. Estas medidas confrontarían al fundador con su capacidad para hacerse respetar en la empresa y para negociar y tomar decisiones en la pareja conyugal. H4: La difícil separación de lo Familiar y lo Empresarial genera un dilema que puede provocar una confusión que degenere en el abuso de sustancias. La paradoja que presenta la familia cuando funda una empresa, es similar al dilema que se le presenta al adolescente en los albores de la juventud. El joven soluciona su pseudependencia a través de la adicción a sustancias, como una forma de estar dentro y fuera al mismo tiempo. Por

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analogía, el Fundador podría utilizar las sustancias de abuso para ser Empresa y Familia al mismo tiempo.. H5: La Familia Empresaria pasa por etapas del ciclo vital que pueden provocar el estrés y condicionantes que predispongan al abuso de sustancias. Partiendo de la definición: La empresa familiar es un sistema formado por una empresa y una familia más la combinación de ambos.

Familia Empresa

Familia Empresaria

En base a este esquema el siguiente mapa refleja el ciclo vital de cada subsistema: La Familia (Jay Haley), La Empresa (McGivern), La Familia Empresaria (Gersik). En el ciclo vital de la familia empresaria de Gersik añado dos etapas:

- Empresario Autónomo y - Salida de la Empresa

Familia

Familia Empresaria

Empresa

Galanteo Empresario/a Autónomo/a

Fundación

Matrimonio Familia empresarial

joven Desarrollo

Nacimiento y crianza de los hijos

Entrada en la empresa

Crecimiento

Período intermedio (Adolescencia hijos)

Trabajo conjunto Madurez

Destete Padres Salida de la

empresa

Vejez padres Entrega bastón de

mando

Decadencia o Renovación

- Transición de Empresario Autónomo a Familia Empresarial Joven. La implicación familiar es un gran ingrediente en esta fase y puede ser que un gran momento de tensión para la pareja conyugal, si la tiene en ese momento. La escasez de recursos puede provocar que la esposa sea el candidato ideal para un puesto que apoye al empresario. La forma en cómo resuelven la transición del empresario autónomo a la familia empresarial joven o a otro tipo de organización empresarial, puede preparar el terreno

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para relaciones familiares fértiles para la semilla de las adicciones (ej: Padre periférico, madre apegada), o no. - Familia empresarial joven La manera en cómo resuelve el fundador o la pareja fundadora el dilema o la paradoja de la familia empresaria, puede llevarlo a una gestión laxa y permisiva, como el caso III. - Trabajo conjunto primera y segunda generación. Recordando las precauciones en las conclusiones de las relaciones familiares de las familias con adicciones, que padres y descendencia mantengan estrechos lazos no implica disfunción. Todo depende de muchos factores y entre ellos la calidad de la relación entre ellos. Por ejemplo una dinámica en la que un padre autoritario (o una madre autoritaria) que descalifica a un hijo(a), y un hijo que va a buscar consuelo o alianza en el otro progenitor, podrían estar abonando el terreno para el desarrollo de una adicción. La situación será de alto riesgo si el joven entra como “el salvador” de la empresa, y aliado con uno de los progenitores. - Salida de la empresa familiar Impedir la salida de la empresa familiar, bien sea como propietario, bien sea como trabajador, podría ser un caso especifíco del impedimento que pone la familia a la independencia de alguno de sus miembros, de forma que provocara una pseudoindependencia susceptible de solucionarse mediante una adicción.

H6: Unos padres adictos al trabajo podrían facilitar el terreno para una Toxicomanía Depresiva Dado el caso de los dos cónyuges que trabajan en la empresa de sol a sol. Por analogía con la pareja de alcohólicos, si descuidan la educación de sus hijos, podrían facilitar el terreno para desarrollar una toxicomanía depresiva en éstos. H7: La Empresa Familiar puede generar un ecosistema para mantener y ocultar una toxicomanía tipo B o neurótica: La motivación para pensar que en la empresa familiar se puede ocultar este tipo de toxicomanía, viene dada por el diagnóstico de la misma que dice que no es de tendencia grave y que el adicto es capaz de mantener sus relaciones familiares y sociales. Este caso podría coincidir con un adicto que no ha llegado a tener problemas legales ya que se mantiene de unas buenas “arcas” de donde obtener financiación para los “festines”. H8: La drogadicción frena el ciclo vital de la familia. Consecuentemente también provoca un retraso en el ciclo vital de la Familia Empresaria deteniéndolo antes de llegar a la etapa de la sucesión. La drogadicción frena el ciclo vital de la familia y también el ciclo vital de la familia empresaria. Es un modo de postergar la sucesión o de no llevarla a cabo nunca. Esta podría ser la causa de fracaso de la sucesión de muchas empresas familiares. Indice

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18.- Conclusión En respuesta a la inquietud que provocó la elaboración de este trabajo de campo, si en las empresas familiares se dan algunas circunstancias que inducen o facilitan la adicción a sustancias entre sus miembros, cabría responder que, a la vista de la carencia de datos concluyentes, no podría afirmar o negar con rotundidad. Las deducciones podrían ir en la línea de que en las relaciones personales empresa familiar inevitablemente se reproducen las dinámicas de las relaciones personales de la familia. De este modo las dinámicas familiares se materializan en dinámicas laborales excusadas bajo el paradigma de la lucha por la rentabilidad de la empresa, aportando así una especie de lógica o contenido a comportamientos en apariencia inexplicables o con una carga emocional desproporcionada. Si la transición de una etapa a la siguiente dentro del ciclo de vida familiar causa estrés, en el caso de una familia empresaria este estrés está multiplicado por tres: el ciclo de la familia, el ciclo de la empresa y el ciclo de la familia empresaria. Esta situación de tensión puede vivirse como un reto o como una fuerza todopoderosa incapaz de superar. A la hora de hablar de la educación de los hijos de familias empresarias en materia de adicciones, mi apuesta sería educar para la independencia. Un un pequeño test en el sistema de interrelaciones Padres-Hijos-Empresa podría informarnos de dinámicas que producen dependencia, o que abonan el terreno para desarrollar personas dependientes. Por ejemplo, un conflicto latente entre los cónyuges puede ser llevado al terreno de la empresa y materializarse en la falta de acuerdo en su forma de colaborar o trabajar conjuntamente en ésta, o una relación jefe-subordinada en la empresa, puede convertirse en una complementareidad rígida que se auto-refuerza en el hogar familiar. Una vez en el hogar, la mujer puede buscar el apoyo del (los) hijo(s), para compensar fuerzas y hacer frente contra un padre cada vez más distante. Una polaridad entre el hijo bueno y el hijo malo, puede materializarse en el desempeño de la empresa: los resultados están más cerca del juicio paterno. Por otro lado, también el hijo prestigioso podría provocadar ineficacias para disminuir la diferencia entre él y el hermano prestigioso redundando en los resultados de la empresa. Una gestión autoritaria y descalificadora en la empresa puede convertirse en una educación con los mismos tintes en los hijos, que se podría compensar con la garantía eterna del patrimonio y/o la contratación laboral incondicional. Los hijos, por su parte, nunca se plantearon trabajar en otro sitio. Desde pequeños percibieron que su destino sería trabajar en la empresa de su familia.

Padres

Empresa

Hijos

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i estas relaciones de dependecia se dan además en una familia con tradición en el consumo y/o

omo curiosidad de la presión social a favor del consumo de alcohol he recogido en el Anexo VI

oncluyo diciendo que cuando en una empresa familiar se da una drogadicción, en uno

or ello, modificar la organización empresario-familiar, prestando atención a la

dice

Sen un entorno social que aprueba el consumo, la probabilidad del abuso de sustancias se dispara. Cun informe de la Fundación Reason que asegura que los bebedores ganan más dinero que los no bebedores: “Los bebedores sociales construyen capital social”. Co varios de sus miembros, nos está informando de un problema en la organización empresario-familiar. Los adictos nos pueden estar informando de las disfunciones del sistema y con su adicción estar reclamando un cambio. Pinformación que nos viene del adicto, podría no sólo eliminar el síntoma sino fortalecer todo el sistema, es decir, mejorar tanto la rentabilidad de la empresa como la satisfacción de la familia. In

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nexo I: Dependencia y abuso de sustancias (DSM-IV)A

ependencia sustancias: D Un patrón desadaptativo de consumo de la sustancia que conlleva un

) Tolerancia, definida por cualquiera de los siguientes ítems:

a) Una necesidad de cantidades marcadamente crecientes de la sustancia para conseguir

) El efecto de las mismas cantidades de sustancia disminuye claramente con su consumo

) Abstinencia, definida por cualquiera de los siguientes ítems:

a) El síndrome de abstinencia característico para la sustancia.

) Se toma la misma sustancia (o una muy parecida) para aliviar o evitar los síntomas de

) La sustancia es tomada con frecuencia en cantidades mayores o durante un período más largo

) Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el consumo de

) Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia, en el

) Reducción de importantes actividades sociales, laborales o recreativas debido al consumo de

) Se continúa tomando la sustancia a pesar de tener conciencia de problemas psicológicos o

buso de sustancias

deterioro o malestar clínicamente significativos, expresado por 3 (o más) de los ítems en algún momento de un período continuado de 12 meses: 1

la intoxicación o el efecto deseado. bcontinuado.

2

babstinencia.

3de lo que inicialmente se pretendía. 4la sustancia. 5consumo de la sustancia o en la recuperación de los efectos de la sustancia. 6la sustancia. 7físicos recidivantes o persistentes, que parecen causados o exacerbados por el consumo de la sustancia. A

) Un patrón desadaptativo de consumo de sustancias que conlleva un deterioro o malestar

1) Consumo recurrente de sustancias, que da lugar al incumplimiento de obligaciones en

) Consumo recurrente de la sustancia en situaciones en las que hacerlo es físicamente

) Problemas legales repetidos relacionados con la sustancia.

) Consumo continuado de la sustancia, a pesar de tener problemas sociales continuos o

) Los síntomas no han cumplido nunca los criterios para la dependencia de sustancias de esta

aclínicamente significativos, expresado por uno (o más) de los ítems siguientes durante un período de 12 meses:

el trabajo, la escuela o la casa. 2peligroso (conducir, en la escalada, etc.) 3 4recurrentes o problemas interpersonales causados o exacerbados por los efectos de la sustancia (ej: discusiones con la esposa acerca de las consecuencias de la intoxicación, o violencia física).

bclase de sustancia. (Volver)

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nexo II: Identidad en la adolescenciaA

egún E. Erikson, los jóvenes se han de enfrentar a sus propios cambios internos de tipo

os adolescentes que no consiguen formar un concepto de sí mismos que encaje de manera

- Sentimiento de aislamento

Sbiológico y cognitivo, y compaginarlos con sus nuevas relaciones sociales y las demandas poco claras que reciben de la sociedad adulta. Lrealista con sus características personales y con el medio en el que viven, decimos que viven un momento de difusión de la identidad. Las consecuencias de vivir este momento pueden ser:

: no consiguen establecer relaciones íntimas y se desea

Pérdida perspectiva temporal

distanciarse de los otros como una forma de combatir el miedo a perder su identidad.

- : temen el cambio y se resisten a planificar el futuro, hecho

- Incapacidad de aprender

que desemboca o bien en una parálisis absoluta o bien en la búsqueda de acciones inmediatas.

: escasa concentración en el estudio o en el trabajo, o bien se

- Identidad negativa

centra exclusivamente en una sola actividad.

: rechaza los valores transmitidos hasta ese momento por su familia o

Por el contrario, de acuerdo con Erikson, los adolescentes que consiguen un identidad bien

osteriormente a Erikson y completando su obra, J. Marcia (1980) define cuatro tipos de

a) Período de crisis o exploración

por su entorno social.

formada sienten una continuidad progresiva entre aquello que han llegado a ser durante los años de infancia y lo que promete ser en el futuro; entre lo que piensa él que es y lo que percibe que los demás ven en él y esperan de él. Pcategorías de la identidad teniendo en consideración dos aspectos:

: si los adolescentes han pasado o no por un período de

) Compromiso

crisis o exploración dedicado a reflexionar sobre las opciones vitales pasadas y futuras. b : si los adolescentes han establecido algún tipo de compromiso con una

n una identidad difusa, el individuo ni se cuestiona acontecimientos relevantes en su vida ni se

n una identidad moratoria, el adolescente está atravesando una crisis y todavía no ha

entidad

entidad

opción determinada.

IdHipotecada

IdConseguida

Identidad

entidad

Difusa

IdMoratoria

CO

MPR

OM

ISO

+

+

-

-EXPLORACIÓN

Ecompromente ante ellos, “ni lo sé, ni me importa”. En una identidad conseguida, el individuo se cuestiona su decisión y después de una valoración se compromete con su decisión. Eestablecido un compromiso firme con ninguna opción.. Por ejemplo, en el caso de buscar de elegir una carrera o buscar un trabajo, puede tener claro que es necesario tomar una decisión, pero no se pone manos a la obra en tomar la decisión.

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En una identidad hipotecada, los adolescentes no se han planteado opciones y han tomado decisiones basadas en lo que otras personas significativas han decidido para ellos. En este caso tendrían cabida los sucesores de empresas familiares a quienes no se les da opción a que cuestionen su incorporación o no en el negocio familiar. En la construcción de la identidad en la adolescencia, las más comunes son la difusión de la identidad y la identidad hipotecada, mientras que en la juventud avanzada el individuo avanzaría hacia una identidad moratoria y hacia la consecución de la identidad. La relevancia de estas diferentes categorías de la identidad radica en sus relaciones con otros rasgos de personalidad. Por ello, en personas con difusión de identidad, como con una identidad hipotecada conseguirían niveles de razonamiento inferiores a los que se encuentran en una identidad moratoria o consecución de identidad. Del mismo modo, la dependencia y la baja autoestima, estaría más ligada a la identidad difusa y a la identidad hipotecada. Las vinculaciones afectivas entre los hijos y su progenitores cambian al llegar a la adolescencia. En un estudio realizado en el Estado Español (López, 1993, pág 44 -46) el 62% de los adolescentes menores de 15 años, colocan a su “mamá” como figura central de afecto, mientras que el 5% lo hacen para su padre o un amigo. Entre los 15 y los 20 años estos datos cambián, y sólo el 40% de los adolescentes colocan a la “mamá” como la figura central de afecto mientras que los amigos ganan importancia hasta en un 32%. Una de las principales metas en el período de la adolescencia consiste en emanciparse de la tutela paterna y materna. Steinberg (1989) ha formulado su “hipótesis del distanciamiento”, es decir, a mayor grado de madureza física, corresponde más distancia de los hijos con respecto de sus padres. Esta transformación de las relaciones entre adolescentes y sus padres está marcada por la ambivalencia, no sólo en los adolescentes, sino también en los padres. Los adolescentes piden más autonomía a la vez que necesitan su apoyo. Los padres les demandan más responsabilidad a la vez que limitan su autonomía. En ocasiones los padres pueden mostrar actitudes excesivamente protectoras motivadas bien por el miedo a los problemas que se pueda encontrar el hijo, o bien por el temor a quedarse solos en un momento determinado de su vida. (Volver)

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Anexo III: Funciones sociabilizadoras y nutricias de los padres “Según Linares (1996), observar la socialización y nutrición emocional, ayuda a estudiar el grado de conservación o deterioro de las funciones de los padres. En el término socialización incluye dos conceptos: la protección y el establecimiento de normas. La protección pretende poner un cojín a los infantes, minimizando los resgos del contacto con los otros, evitar el impacto directo del mundo exterior cuando todavía se es joven para recibir según qué tipo de vivencias. La sobreprotección impide a nos niños enfrentarse a la vida de forma porgresiva y de ires ejercitanto en preveer las consecuencias de sus actos. El adulto hace como si cerrase los ojos delante de la certeza del paso del tiempo, delante de la idea imposible de estar eternamente al lado de sus hijos para defenderlos. El resultado final del exceso de protección es que los hijos encuentren de mayores problemas con más probabilidad. Los encontronazos con otros pueden ser más fuertes y más frecuentes porque se hayan acostumbrado a actuar de forma egocéntrica, contando excesivamente con la indulgencia ajena. Puede que tengan mayores dificultades a la hora de enfrentarse con las exigencias sociales (familiares, laborales, vecinales, fiscales, etc.) y que se sientan frustrados e incomprendidos. En el extremo contrario al exceso de protección nos encontramos con el abandono. Con ausencia de referentes bondadosos claros, los menores de edad se han de enfrentar solos a las vicisitudes de su existencia. Han de pasar muchas horas en casa, sin nadie, o con la tendencia a buscar sentimientos de pertenencia, para conseguir algún grado de seguridad, integrándose en grupos de iguales, en relaciones con otros niños de la calle que también se encuentran solos. Están propensos a convertirse en adolescentes marginales y darán la impresión a lo otros de su edad la apariencia de mucha libertad, pero lo pagarán con un excesivo riesgo de perderse en el caos o, puede ser, como reacción contraria, que ingresen en organizaciones rígidas y jerarquizadas capaces de contenerlos (sectarias, militarizadas, etc.). Entrar de forma prematura en la autonomía de los adultos va a cambio de perder la inocencia, adquiriendo una visión hostil del mundo. Así es más difícil fiarse de alguien y se experimenta inconsistencia. Esta misma sensación de fragilidad puede darle justificación a un mismo, si se dan comportamientos antisociales. El segundo aspecto de la socialización, es el establecimiento de normas. Con medida, facilita la adaptación social, ya que consiste en dejar claras las reglas del juego. Evita confrontaciones graves porque enseña los límites de la conducta. La presencia continuada de normas, adaptadas a cada momento evolutivo, potencia la autonomía. En niño encuentra escalonadamente oportunidades de equivocarse y de recibir correcciones. La habilidad para la convivencia y para el trabajo socialmente integrado es reforzado por este camino. Los problemas vuelven a encontrarse en los extremos. El exceso de normativa hace difícil cumplir con éxito las imposiciones recibidas. Cuando no queda clara la intención de tanta exigencia es fácil provocar rabia o deseo de rebelarse. Del mismo modo, resulta contraproducente, la aplicación de excesiva rigidez en el aprendizaje de diferentes conductas, por ejemplo cuando predomina el ánimo de fabricar personas fenomenales en alguna disciplina concreta (artística, deportiva, científica, etc.). Los niños y los adolescentes que la siguen lo harán, secretamente, a cambio de reconocimiento, valoración y estimación de los adultos, a cambio de obtener el último ingrediente básico de la crianza, la nutrición emocional. Pero correrán el riesgo de experimentar sentimientos de inutilidad y de fracaso si no consiguen los objetivos que se les había marcado o no reciben la recompensa emocional que esperaban por el esfuerzo realizado. En el mejor de los casos, cuando el infante adivina un porqué aceptable en tanta disciplina y consigue tolerarla, puede llegar a sentirse orgulloso de sí mismo y de la educación recibida, pero tiene números de haber desarrollado una personalidad terca, sin capacidad de ponerse en la piel de los otros y privada de flexibilidad a la hora de enfrentar circunstancias nuevas o imprevistas. Por otro lado la ausencia absoluta de normas en un contexto de exceso de protección, será tierra abonada para brutalidades y para otras conductas inmaduras, egoístas y poco señaladas como el consumo desembocado de drogas.

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Por último, el último ingrediente básico, la nutrición emocional, será vital para conseguir una identidad sólida y sana. También para enfocar con optimismo y energía el curso de la vida. Nos hace saber que existimos para los demás, que tenemos cualidades y que somos dignos de recibir amor. No hemos hablado de amor a propósito de ofrecer protección y aportar normas. El amor está siempre presente cuando hay proximidad relacional. Por tanto, es más difícil que falle y en consecuencia es más nociva cuando falta. La nutrición física y emocional falla, sobretodo, por defecto. Comprobar que las personas más significativas no nos tienen en cuenta es profundamente perturbador. Sin reconocimiento tenemos muy difícil encontrar un lugar en el mundo, dudamos de todo, incluso de nuestras propias percepciones. Sin valoración nos viene la frustración, mal humor, sensaciones graves de injusticia e irritación. Privados de la estimación vivimos con una baja autoconsideración, llenos de resentimiento y con el riesgo de quedarnos atrapados en tortuosas relaciones amorosas (frecuentemente de pareja) de manera precipitada y desesperada.” (Josep Checa, 2006). (Volver)

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Anexo IV: Ciclo vital Empresas Familiares El Ciclo Vital sugerido por McGivern representa cinco etapas y las funciones de gestión necesarias en cada una.

Eta

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lo v

ital

Iniciación Desarrollo Crecimiento Madurez Decadencia Función de La dirección

Creador Inventor

Planificador Organizador

Desarrollador Ejecutor

Administrador Sucesor Reorganizador

El modelo de Gersick es una variante del modelo tricircular Familia, Propiedad, Empresa. Las coloca en un eje tridimensional y divide cada una de ellas en las etapas de su respectivo ciclo vital.

Eje empresa

Madurez

Expansión Formalización

Familia empresarial joven

Entrada en la empresa

Trabajo conjunto

Entrega bastón de mando Fundación

Otro modelo e ciclo vital propuesto por Ward hace referencia al modelo multigeneracional, en que las preocupaciones del accionariado serán diferentes en cada etapa y cuya transición puede ser difícil. Además, existe un constante peligro de que la empresa quiebre o sea vendida por la familia fundadora en cualquier momento.

Propietario controlador

Asociación de hermanos

Consorcio de primos

Eje familia

Eje propiedad

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Preocupación de los propietarios en la evolución de la empresa familiar Etapa de la propiedad Cuestiones preocupación accionistas Etapa 1: Fundador

Transición en el liderazgo. Sucesión. Asegurar al cónyuge. Planificación matrimonial.

Etapa 2: Asociación Hermanos

Mantener el espíritu de equipo y la armonía. Mantener la propiedad familiar. Sucesión.

Etapa 3: Dinastía Familiar o Confederación de Primos

Distribución del capital social, dividendos y niveles de beneficios. Liquidez de los accionistas. Tradición y cultura familiares. Resolución de conflictos familiares. Participación y funciones de la familia. Visión y misión de la familia. Vínculo de la familia con la empresa.

Fuente: Ward Las combinaciones y permutaciones en la estructura de la propiedad durante la vida de las empresas familiares puede ser múltiple. Pueden permanecer en la misma etapa durante generaciones, por ejemplo si el hijo mayor hereda todas las acciones y se vuelve a comportar como el fundador. También se puede dar el caso de que un hermano le compre las acciones al otro, pasando de la etapa 2 a la etapa 1. Del mismo modo puede ocurrir que empresas en la etapa 3 pasen a la etapa 2 o a la etapa 1. Algunos denominan a este efecto “poda del árbol familiar”. Una de las etapas que más tensión genera en las empresas familiares es la etapa intermedia entre la primera generación (etapa 1) y la segunda generación (etapa 2), cuando el propietario fundador convive en la gestión y en la propiedad de la empresa con su descendencia. (Volver)

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Anexo V: Grupos de interés en la Empresa Familiar El modelo de los tres círculos, propuesto por John Davis y posteriormente ampliado por autores como Ward y Lansberg, permite analizar las diferencias entre los diversos grupos de interés que existen en la empresa familiar: Familia, Propiedad y Empresa.

Este modelo permite distinguir siete grupos de interés ligados a la empresa familiar:

1.- Familiares ajenos a la dirección y la propiedad de la empresa. 2.- Familiares que trabajan en la empresa y no participan en la propiedad. 3.- Familiares que participan en la propiedad y no trabajan en la empresa. 4.- Trabajadores que no son miembros familiares y no participan en la propiedad. 5.- Trabajadores que no son miembros familiares y participan en la propiedad. 6.- Propietarios que no son miembros familiares y no trabajan en la empresa. 7.- Propietarios familiares que trabajan en la empresa.

La familia puede influenciar la empresa desde el control de la propiedad y en el control de la dirección. El control de la propiedad podríamos referirnos a él como el porcentaje de acciones con derecho a voto que se poseen. Cuando más del 50% de las acciones está en manos de la familia, está claro quién tiene el mando. También se puede tener el control con un porcentaje inferior de acciones, si el resto de las acciones está repartido entre muchos accionistas. El control de la dirección es difícil de determinar y nos podemos referir a él desde un punto de vista subjetivo. Así, en función del control de la dirección y en función del control de la propiedad podemos obtener la siguiente matriz:

Dirección

Familiar No Familiar

Fam

iliar

Control Total

Amo

Propie

dad

No F

amili

ar

Herencia Cultural

Salida

Familia

Empresa

Propiedad

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Cuando la dirección y la propiedad son enteramente familiares, la familia tiene el control total. En otras ocasiones en que la propiedad sigue siendo familiar pero la dirección deja de estar bajo el control de la familia, podríamos etiquetarla de “amo ausente” o “amo activo”, según el nivel de participación de la familia en la dirección. La última variante se daría en el caso de una familia que cubriese los puestos del consejo de administración exclusivamente con miembros suyos y que supervisase estrechamente el trabajo del equipo de dirección ajeno a la familia. También se puede dar el caso de una familia que ha vendido la empresa pero sigue dirigiéndola. En este caso la empresa sigue siendo familiar en el sentido de que los valores y el estilo de gestión siguen influyéndo las actividades cotidianas de la empresa. La herencia cultural de la familia permanece en la empresa después de que ésta ha dejado de pertenecerle. La última posición significa que la empresa a dejado de ser familiar, no hay ni empleados ni propietarios que pertenezcan a la familia fundadora (Neuber y Lank, 1998). (Volver)

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Anexo VI: Los bebedores ganan más dinero que los no bebedores

Report: Drinkers Earn More Money Than Non-Drinkers Social drinkers who hang out in bars bring home even bigger paychecks

Los Angeles (September 14, 2006) – Numerous studies have shown moderate alcohol use can have important health benefits and now a new report finds drinking can help your wallet too.

Drinkers earn 10 to 14 percent more money at their jobs than nondrinkers and men who drink socially, visiting a bar at least once a month, bring home an additional 7 percent in pay, according to a new Reason Foundation report by economists Bethany Peters, Ph.D., and Edward Stringham, Ph.D.

"Social drinking builds social capital," said Stringham, an economics professor at San Jose State University. "Social drinkers are networking, building relationships, and adding contacts to their Blackberries that result in bigger paychecks."

The study finds that men who drink earn 10 percent more than abstainers and women drinkers earn 14 percent more than nondrinkers. However, unlike men, who get an additional income boost from drinking in bars, women who frequent bars at least once per month do not show higher earnings than women who do not visit bars.

The study, published in the latest edition of the Journal of Labor Research, suggests that the growing wave of anti-alcohol legislation at state and local levels will have harmful effects on local economies and individual finances. Efforts to impose massive tax increases on alcohol, to restrict alcohol sales through zoning laws, and prohibit alcohol advertisements have all been stepped up in recent years.

"We're quick to ban beer at sports stadiums and festivals. The legal blood alcohol level is dropping everywhere, and we're barraged with overhyped warnings about binge and underage drinking," Stringham said. "Instead of fear mongering we should step back and acknowledge the proven health and economic benefits that come with the responsible use of alcohol."

Full Study Online

The full report, Why Drinkers Earn More Money Than Nondrinkers, is available online at http://www.reason.org/pb44.pdf.

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Referencias Bibliográficas: “Posar Fil a L’Agulla”, Josep Checa. Impr. Olesa. “Identidad y Narrativa”, Juan Luis Linares. Ed. Paidós. “Terapia Familiar del Abuso y Adicción a las Drogas”, M.D. Stanton, T. Todd y colegas. Ed. Gedisa “Terapia no Convencional”, Jay Haley. Ed. Amorrortu. “DSM-IV, Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales”. American Psychiatric Association. “La Empresa Familiar”, Fred Neubauer y Alden G. Lank. Ed. Deusto. “La Continuidad de La Empresa Familiar”, Joan M. Amat. Ed. Gestión 2000. “Family Business Risky Business”, David Bork. Ed. Amacom. Referencias Materiales didácticos: - Book of Knowledge. Certificado Consultoría Empresa Familiar. Family Firm Institute. - Psicología Evolutiva. Licenciatura Psicología. Universidad Oberta de Catalunya. Referencias otras publicaciones: - “Genética de las Adicciones”. Jornadas Sociedad Española Toxicomanías, 10 de Mayo de 2006. - “Las drogas en el marco de la ley de prevención de riesgos laborales”. Javier González Caballero. Revista de la Sociedad Española de Salud Laboral en la Administración Pública. - “Claves para Lidiar con Familiares Descontentos”. Newsletter Fundación Nexia, 2 de Abril de 2007. - “Guía para la Pequeña y Mediana Empresa Familiar”. Ministerio de Economía (España). - “Why Drinkers Earn More Money Than No Drinkers”. Fundación Reason. Septiempre 2006. Indice