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TableofContentsCapítulounoCapítulodosCapítulotresCapítulocuatroCapítulocincoCapítuloseisCapítulosieteCapítuloochoNotadeCarolinePor favor, continúa leyendoparaverun fragmentodeLaNavidadde laseñoritaKane

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ElregresodeKrisKringle©2015CarolineMickelson.PublicadoporBonAccordPressTodosdelosderechosreservados

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ElregresodeKrisKringle

EscritoporCarolineMickelson

TraducidoporNataliaSteckel

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ParalatíaKelliyeltíoBill~Misprimeroslectoresydosdemispersonasfavoritas

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www.carolinemickelson.com

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Capítulouno

—¿QuépasasiaSantaClausnolegustanlasensaladas,mamá?KrisKringlemiró por el espejo retrovisor.Había suficiente luz de

lunacomoparaverquesuhijadeseisaños,Noelle,estabacompletamentedespierta.Todavía.

—Claroquelegustanlasensaladas,cariño.¿Porquéno?—TodossabenqueaSanta legustan lasgalletitasnavideñas.¿Oíste

alguna vez que alguien le haya dejado un vaso de leche y una ensaladacésarfríaenNochebuena?Nolocreo.

Krissonrió.—Supongoquetendremosquepreguntarlecuandoloveamos.—Bueno pero, aun si prefiere galletitas, vas a hacer una lasaña

vegetarianalaprimeranochequecocines,¿no?—En realidad, sí. —Kris estiró el brazo y subió la calefacción—.

Todavíanosquedanunpardehorasparallegar.¿Porquénoduermesunpoco?

Noellesacudiólacabezarotundamente.—Noestoycansada.Además,tengomiedodeque,simeduermo,me

despertaréymedirásquetodofueunsueño.—Noesunsueño,bebé.NosmudamosalPoloNorte.—Noeraalgo

que Kris hubiera pensado decir o hacer alguna vez, pero la realidad lehabíadadosuficientesgolpescomoparaqueregresaracasanoparecierauna mala idea—. Duerme. Te prometo que te despertaré cuandolleguemos.

—¿Santaenviaráuntrineoparanosotras?Krissacudió lacabeza,yunasonrisasedibujóensus labios.Había

estado ausente por mucho tiempo, pero algunas cosas no las había

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olvidado.—No lo creo, Noelle. A Santa no le gusta que los renos vuelen

cuando falta tan poco para Navidad. Siempre dice que deben guardarenergíaparalaNochebuena.Perosabequeestamosencaminoyprometióenviaraalguienabuscarnos.

Suhijabostezóyapoyólacabezacontraelasiento.—¿Hayalguiendemiedadconquienpuedajugar?—¿Bromeas? Hay cientos de duendes que querrán ser tus mejores

amigos.Noellerio.—MiprimaCaroltienedoshijos—continuóKris—:Hillarytienetu

edad,yPatrickesunpocomás joven. ¿Y recuerdasque te contéquemiprimoNickysuesposa,Holly,tuvieronunniñohacepoco?

—Yanoestaremossolas,mami.Fue una afirmación más que una pregunta, y eso le rompió el

corazónaKris.—Tienesrazón.Noloestaremos.Ahoracierralosojosycuentahasta

cien,¿deacuerdo,cariño?Noellebostezó.—Cuesta creer que de verdad viviremos en el Polo Norte. —Sus

párpadossecerraron.Kris suspiró. Realmente costaba creerlo. Pero, después de haber

considerado sus opciones una docena de veces por día durante meses,siempreregresabaalhechoineludibledequeelmejorlugarparacriaraNoelleeraelPoloNorte.Esosignificabavolveracasa.

“Noellevaaserfeliz”,sedijoasímisma.Mássaludabletambién,loqueeraotra enormeventajademudarse alPoloNorte.Opor lomenoseso esperaba. Su hija había padecido innumerables alergias a distintosalimentosdesdequeselahabíanentregado.Noellehabíasidolaprimerayúnica menor que Kris había tenido en guarda temporal. Guarda y noadopciónhabíasidosuplanpero,desdequetuvoenbrazosaunaNoellededosaños,Krissupoquequeríaadoptaralaniña.Habíasidolamejordecisiónquehabíatomadoensuvida.

Miróhaciaatrásporencimadelhombro.Lospárpadosdesuhijaseestabancerrando.

KristeníamuchosrecuerdosfelicesdesuinfanciaenlaSedeCentralde laNavidad.Nopodíahaber tenidomejores tíosqueSantay laseñora

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Claus. La amaban tanto como a sus propios hijos. Pero comprendieroncuando ella cumplió dieciocho años y quiso dejar el Polo Norte paraaventurarseporsucuenta.Afortunadamente,tambiénparecieronentendercuando les escribió el mes anterior para preguntarles si ella y Noellepodíanregresaracasa.Regresaracasa.Aúnsesentíaextrañodecirlo.

Una ráfaga de copos de nieve giraba alrededor del auto.Era comoconducir en medio de un globo de nieve que había sido sacudido. Elsonido de la respiración regular de Noelle desde el asiento de atrássignificabaquesuhijadormíaprofundamente.Porfin.Kristomóelmapaque estaba en el asiento del acompañante. Había desistido del GPS queveníaconelautoalquiladohacíamásdecientocincuentakilómetros.Lavozfemeninaquerepetíaconstantesadvertenciasalarmantesporconducirdemasiadohaciaelnortehabíacomenzadoacrisparlelosnervios.

Examinó el mapa. Tal vez había unos ochenta kilómetros entre supasadoysufuturo.¿Oeraentresufuturoysupasado?Krissuspiró.Habíacerradouncicloenochoaños.Encendiólaradio.Justocomoesperaba,loúnico que pudo encontrar tan al norte fue una sola estación que pasabanada más que música navideña. La dejó sintonizada, aunque fuera paraacallarelsonidodesuvozinteriorquedudabadeladecisióndemudarseacasa.

NohabíaregresadoniunasolavezalPoloNorteenlosúltimosochoaños. Era difícil de imaginar que hubiera cambiado mucho. ¿Habríanmejorado losmenús?Kris lodudaba.LaSedeCentralde laNavidaderaun lugar arraigado en las tradiciones.Tradicionesy carbohidratos.Perotodoesoestabaapuntodecambiar.Santay la señoraClaus ibanaviviruna revolución gastronómica. El pollo frito y los bollos rellenos seeliminaban;lasensaladasderúculaconpiñonesyquesodecabraestabanporingresar.Loscorazonesdealcachofasalteadosenaceitedeolivabienpodríanreemplazaralaspapasfritas.Lasposibilidadeseraninfinitas.

Kris decidió que lo primero que iba a hacer sería deshacerse de lafreidora.Esopodríagenerarunaprotestaporpartede losduendes,perohabía que hacer lo que había que hacer. Esa vez no iba a fracasar. Surestaurante se había fundido, su cuenta bancaria se había vaciado parapagar suparte de los préstamos comerciales del negocio, y todo lo queposeía estaba empacado en cuatromaletas.Pero, aunque fuera lo últimoque hiciera, Kris iba a llevar al Polo Norte su pasión por la comidasaludable.

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Pasóelrestodelviajehaciendolistasmentalesdelamercaderíaquenecesitaríaordenar.Sumenteseacelerabaconposiblesmenús.Laideadecocinar la calmaba, pero también la ayudaba a no pensar en su recientedecepciónamorosa.ConstruirunavidanuevaenelPoloNortesignificabano regresar nunca abajo. También significaba no volver a ver a KyleMasterson. La idea le hizo doler el corazón. Parpadeó para evitar laslágrimas que amenazaban con derramarse. Tenía que mirar hacia elfuturo.Seguiradelante.SinKyle.

Estaba tan absorta en sus pensamientos que casi no vio el enormecartelrojoyblancodelaSedeCentraldelaNavidadconunaflechaverdegigante debajo.Dobló justo a tiempo.Unos treintametrosmás adelante,las luces delanteras del coche iluminaron una fila de media docena deduendes y varios trineos tirados por perros.ANoelle le iba a encantar;adorabaalosperros,peronuncahabíanpodidotenerunoensudiminutodepartamento.

MientrasKrisestacionaba,unasonrisasedibujóensurostro.Eralaprimeravezenmesesqueestabarealmenteilusionada.Talvezmudarseacasaibaafuncionardespuésdetodo.

***

—BienvenidoalPoloNorte,muchacho.—Gracias, señor Claus. —Kyle Masterson sonrió mientras

estrechaba lamanoenguantadadeSanta.Hacía añosqueno lo llamaban“muchacho”.Treintaycincoañosnoera tanto,claro,peroyanoeraun“muchacho”—.NosécómoexpresarlomuchoquesignificaparamíqueustedylaseñoraClausmehayandadoestaoportunidad.

SantaseñalóunasillaparaqueKylesesentara.—Teniendo en cuenta lamuestra de comida que has cocinado para

nosotros,teaseguroqueeresmásquebienvenido.—Sesentóensusillónycolocólospiesdescalzossobrelaotomana.Susojosazulesbrillarondealegría—. Tienes talento para el calamar frito, Kyle. Lo disfrutémuchísimo.

—Gracias,señorClaus.—Kylefijólavistaenlasllamasqueardíanenlachimenea.NoestabamuysegurodecuándirectodebíaserconSantarespectodesusintenciones—.Supongo,señorClaus,quesabríasiyonoestuvierasiendotanhonestoconustedacercadealgo,¿verdad?

—Llámame“Santa”,por favor.—Inclinó lacabezahaciaadelantey

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miró a Kyle por encima de los anteojos de marco dorado—. Y sí, tusuposiciónescorrecta.Unamentirilladecualquiermagnitudteenviaráalprimerpuestodemilistadetraviesos.

—Sí,esoesloquepensaba.—AKylelegustabasaberdóndeestabaparadoconSanta.EramásdeloquepodíadecirdesurelaciónconKris;losúltimosseismesessehabíansentidocomosihubieraestadobailandotapsobrearenamovediza—.Bueno,paraserhonesto,Santa,nocreoquesusobrinavayaaalegrarsemuchodevermeaquí.Enrealidad,meatrevoadecirquenovaaalegrarseparanada.

—Continúa.—LaverdadesqueestoyenamoradodeKris.ASantaseleiluminóelrostro.—Estupendasnoticias.Esodeberíafacilitarteeltrabajoaquí.Kylesonrió.—Sí, bueno, debería ser así, ¿no? Sin embargo, es un poco

complicado.Santatomóunatazadechocolatecaliente.—Talvezseamejorqueoigatodalahistoriaahora,sinotemolesta.

LacuentaregresivaparaNavidadcomienzadentrodepocoy,unavezqueestemosenlarectafinal,mimenteestaráocupadacondetallesoperativos.—Bebió un poco de la taza—. Entonces, ¿tú y mi sobrina estánenamorados?

Kylemidiólaspalabrasantesdehablar.—Bueno, es lo que yo siento—respondió—.Y hubo una época en

que pensaba que Kris compartía mis sentimientos. En realidad, estabaseguro.

Santaasintió.—¿Quétanseguro?—Lo suficiente como para comprar un anillo de compromiso y

proponerlematrimonio.—Ah, yo diría que eso era bastante seguridad. Supongo que no

aceptó;delocontrario,yahubieraoídolasbuenasnoticias.Kyleobservólachimeneaduranteunlargomomento.—Krisaceptó,señor.Durantecasiveinteminutosfuielhombremás

felizdelmundo.—¡Cielosanto!¿Quésucedióentanpocotiempoparaechartodopor

tierra?

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—LecontélaverdadaKris.—Unasabiadecisiónencualquiercircunstancia.KylemiróaSanta.—Sí,bueno,esopensé.PeroKrisnotomómiconfesióndelamanera

queyoesperaba.—¿Confesión? Eso no parece una buena señal. ¿Qué hiciste que

ameritaraunaconfesión?—Vengo de un contexto privilegiado. Colegio privado, fondos

fiduciarios, y esas cosas, pero no es algo sobre lo que haya habladodespuésdehaberdecididoserchef.—Kyleseinclinóhaciaadelante—.YKriseslaúltimapersonaenimpresionarsecontodalaparafernaliadelariqueza.

LasonrisadeSantaeraafectuosa.—Esoesmuycierto.Dehecho,diríaquelecausabastanterechazo.—Oh, sí. Créame. Pero no fue solo el hecho de provenir de una

familiadedineroloquelemolestó.Fueloquehiceconeso.—Continúa.Kyle deseó no tener que hacerlo. Había sido más que ingenuo al

pensar que Kris iba a alegrarse cuando él pagó toda la deuda quecompartían.Sureacciónhabíasidodetodomenossatisfactoria.Traiciónseríaeltérminomáscorrecto.

—Digamos que a Kris no le cayó bien cuando descubrió que elrestauranteteníasaldoafavor.

—Estimoquetedevolvióelanillo.Kyleasintió.—Metemoquesí.Nosoloeso:insistióenpagarlamitaddeladeuda

quehabíamos contraído.Luego empacó, semudó, yni siquieramedijoadóndeiba.Todoloquedejófueundocumentolegalenelquetransferíalapropiedaddelrestauranteaminombre.Peroyonoquieronadasinella.QuierounavidaconKrisyNoelle,nounrestaurante.

Santa se quedó en silencio por un momento. La maderachisporroteanteenlachimeneaeraelúnicosonidoenlahabitación.

—AsíquevinistealPoloNorteaconvenceraKrisdequetequieredevuelta.

—Esoespero,señor.¿PuedopreguntarlecómotomóKris lanoticiacuandoustedledijoqueyovenía?

—Bueno,respectodeeso,decidíqueeramejorsorprenderla.

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—¿Nolosabe?—Elmínimodestellodeesperanzaqueteníasobreeléxitodelplanseextinguiódegolpe—.¿Puedopreguntarleporquénoselodijo?

Santaladeólacabezapensativamente.—Pensé en hacerlo, pero quería conocerte primero. —Sus ojos

azulesbrillarondealegría.BajolamiradadeSanta,Kylesesintiócomounadolescentequeibaa

buscarasucitaparaelbailedegraduación.—Todalasituaciónesmuycomplicada,señor.Santario.—Vuelo alrededor del mundo en una sola noche. Creo que puedo

manejar esto. —Santa dejó la taza de chocolate y se puso las botas—.Entonces, además de alimentarnos bien a todos durante el ajetreo deNavidad,trabajarásenconvenceramisobrinadequenopuedevivirsinti.

KylesepusodepieymiróaSantadirectamentealosojos.—Paraesoharáfaltabastantefe;talvezunpocodemagia.Santasonriódemodoalentador.—Asíescomomisrenosyyovolamosalrededordelmundoenuna

noche,muchacho.Feymagia.Esunacombinaciónganadora.—LehizoseñasparaqueKylelosiguiera—.Ven.TemostraréellugarantesdequelleguenKrisyNoelle.

Kylesintióunaprofundasensacióndegratitud.—Gracias por su apoyo, Santa. ¿Están usted y la señora Claus

completamentesegurosdequeenverdadmenecesitanaquíparaayudaraKris?

—Asíes.Haycientosdeduendesocupados,queestánhambrientosalfinaldeldía.Ahora,dimelosiguiente:¿tienesalgunarecetacondulcedementa?

—Esunademisespecialidades.—Kyledudó—.Santa,tengoqueserhonesto.NotengolamásmínimaconfianzaenqueaKrislegustelaideadequeyotrabajeaquíconella.

—No te preocupes por la reacción demi sobrina. Estoy seguro dequeleencantará.Unavezqueseacostumbrealaidea.

“Feymagia”,serepetíaKylemientrasseguíaaSantaporelpasilloprincipaldelaSedeCentraldelaNavidad.IbaanecesitarbastantedelasdosparaconvenceraKrisKringledequeéleraelhombresinelcualnopodíavivir.

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Capítulodos

LaSedeCentraldelaNavidaderatanfascinantecomoKrislarecordaba.Parasuregocijo,yalivio,Noelleparecíatenerlamismaopinión.Suhijahabía abierto bien grandes los ojos y había hecho miles de preguntasdesdequehabía visto el comité debienvenidaque las esperaba.El viajeporlatundracongeladahabíasidolaprimeravezdeNoelleenuntrineotirado por perros. A juzgar por la risa de entusiasmo, ella lo estabadisfrutando. Pero la risa de Noelle se transformó en un silencioestupefacto a medida que cruzaban las puertas de la Sede Central de laNavidad.Lospasillosllenosdeduendesalegresperoocupadosylaspilasde regalos envueltos en papeles de colores vivos habían abrumado yencantadoalaniña.

LograrqueNoellesefueraadormirlanocheanteriorhabíatomadouna hora más de lo usual. De hecho, Kris terminó recurriendo al másdescaradochantajedequeNoellepodríavisitar a los renosa lamañanasiguientesi tansolose ibaadormir.Negociaciónychantajenoeran lastácticas usuales de crianza que utilizaba Kris, pero algunas situacionesrequeríanmedidasextraordinarias.

YelPoloNorteeraextraordinario.MientrasKrisibadesdesucabañahasta el edificio principal, se maravillaba ante lo poco que todo habíacambiado. Las cabañas eran tan acogedoras y adorables como lasrecordaba,losenormestalleresdejugueteserantanenormescomocreíay todos los edificios estaban pintados con brillantes y alegres tonos derojo,verdeyblanco.Apesardelfrío,unasensacióndecalidezinvadiósucorazón.Talvezhabersemudadohabíasidolocorrectodespuésdetodo.

A pesar de lo temprano que era, Kris se sorprendió al ver tantosduendes que ya estaban trabajando. Pero ¿qué esperaba? Estaban a

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mediadosdediciembre,ylaSedeCentraldelaNavidadestabaapuntodeconvertirseenunlugarincreíblementeatareado.Miróelreloj:nisiquieraeran las 7 de la mañana. El momento justo: podría entrar en acción yofrecer su ayuda para el desayuno. Se dirigió a la cocina pero, cuandoabrió las puertas dobles pintadas de colores vivos, no estaba preparadaparaloquevieronsusojos.

Elordenmandabadondeantesreinabaelcaos.Sobrelosmostradoresbrillantesdeaceroinoxidablehabíafilasdebandejascolocadasenorden.Amedida que se acercaba,Kris notó que cada bandeja contenía comidaprecocida, envuelta prolijamente en celofán. Al final del mostrador, sehabía colocado un carro con servilletas y cubiertos. Sin duda, esaorganizaciónlograríaunserviciosimplificadoenelcomedor.Krismirólaenormecocina.Unacocinacomercialensilenciojustoantesdelahorade la comida no era normal. ¿Dónde estaba el equipo de duendesencargadodeprepararlosalimentos?

—¿Hola?—gritó—.¿Hayalguienaquí?Unrostroalegreseasomóalbordedelmostrador.—Alguiennoestá,peroestoyyo.Krisreconociódeinmediatoaladuende.Sonrió.—Hola,Candy.Candymostróunasonrisaampliaydiolavueltaalmostradorconlos

brazosestirados.—¡Hola, Kris Kringle! ¡Qué hermosa sorpresa!—Le dio un fuerte

abrazoaKris—.Bienvenidaacasa.—Gracias,Candy.Sesientemuybienestardevuelta.—Aldeciresas

palabras, Kris se dio cuenta de que era verdad. Se sentía bien. Hastarelajada.Sonrió—.¿Dóndeestántodos?

Candysonrió.—Bueno, es algomuyextraño.Cookieyyovinimos tempranoesta

mañana para comenzar a preparar el desayuno. Y esto es lo queencontramos. —Hizo un ademán para señalar las bandejas envueltas—.Voilà…desayuno instantáneoservidoparavarioscentenares. ¿Qué tal lasorpresa?

—Guau, vaya magia navideña. —Kris miró a su alrededor concuriosidad—.¿Habíasucedidoalgunavez?

Laduendesacudiólacabeza.—No, pero nomemolestaría que sucediera de nuevo.—Sonrió—.

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NoshadadoaCookieyamí tiempopara trabajarenel inventario.Nosacercamoslosuficientea laNavidadcomoparahacerunaordengrandedealimentosquenosalcancehastaelveintiséis.

—Me encantaría ayudar—ofreció Kris. No sabía cuánto les habíacontadoSanta a los duendes acerca de su regreso.Observó el rostro deCandy para ver si la duende mostraba alguna resistencia, pero Candysonrióradiante.

—Eljefenosdijoqueregresabasacasa.Adoraríamos,adoraríamos,adoraríamostenertedevueltaenlacocinacomochefprincipal.

LosojosdeKrissellenarondelágrimasdeagradecimiento.Sesentíatanbiensaberquelaquerían...

—¿Estás segura de que no habrá rencores si tomo el mando? Noquieroinvadirelterrenodenadie.

—No te preocupes, Kris. No podrías haber venido en un mejormomento.Deverdad tenecesitamos.—Candy sonrió—.Cookiemedijoestamañana queSanta había hecho arreglos para que tuvieras otro chefaquí a tiempo completo. Así tendrás suficiente tiempo para estar conNoelle.¿Noesmaravilloso?

LosojosdeKris seabrieronaúnmás.Nopodíacreer loquehabíaoído.

—¿Mitíocontratóunasistenteparamí?Candysacudiólacabeza.—Unasistente,no.Unco-chef.—Oh. —Kris no supo qué decir, pero sabía que no necesitaba ni

quería otro chef que estorbara. Habíamás que suficientes duendes paraayudarla. Pero eso debía manejarse con diplomacia. No sería buenoregresaracasadespuésdetantosañosdeausenciayhacervalersurangoelprimerdía—.LeagradeceréaSantaporsuconsideración.

—¿Yahasvistoatutío?—Aúnno.—Krismiróelrelojdepared—.AguardaréaqueNoelle

sedespierteylallevaréparaqueloconozca.—Seacercóainspeccionarunadelasbandejaspreparadas—.¿Yquéhayenelmenúdeldesayunoqueapareciómágicamente?

—Losusualesgruposalimenticiosbalanceados—leaseguróCandy.Señalóunabarradecerealesconmalvaviscoscrujientes—.Aquítenemosnuestro cereal fortificado con vitaminas yminerales.A su lado hay unafrutillacubiertadechocolate,quecubrenuestracuotadefruta.

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Parecía que la nutrición creativa aún era la norma. Kris señaló unpequeño bollo cubierto de coco rallado y de lo que parecía ser azúcarnegra.

—¿Quéseríaeso?—Exquisito. Eso es lo que es —contestó Candy—. Ya comí mi

desayuno,yesofuelamejorparte.Delicioso.AlprincipioCookieyyonopodíamos descubrir qué era, pero creemos que es una bomba de papacubiertadecoco.Debodecirqueesunaformamuyinteligentedecubrirnuestracuotadiariadeverduras.

“Inteligente”noera lapalabraqueKrishubierautilizado.Podíaverquelacuotadelácteosycalcioestabacubiertaconlospequeñoscartonesdelechechocolatadajuntoalasbandejas.Tomóunoymirólacantidaddecalorías: alta. No era sorprendente. Golpeteaba los dedos sobre elmostradormientraspensaba.

Si la reacción de Candy hacia el desayuno servía de muestra, losduendesestaríanencantadosconundesayunotancargadodeazúcar.Peronopodríaser.Deningunamanera.¿Esaseleccionesdemenúhabríansidoideadelnuevoco-chef?

—¿Notienesideadequiénseescabullóypreparótodoesto?—EsperoquehayasidoelquecontratóSanta.JustoloqueKrisnoqueríaoír.Peronoibaaperderlasesperanzas.

Hablaría con su tío y confiaría en que Santa arreglaría todo después dequeellalehubieraexpresadosupreocupación.Élsíquesabíaescuchar.

Candyseñalóunadelasbandejas.—¿Quieres desayunar, querida Kris? Te puedo preparar un té de

menta.—Esmuyamabledetuparte,Candy,peroestoybien.Elrostrodeladuendesearrugódepreocupación.—¿Chocolatecalientecongalletitasdulces,entonces?AyerCookiey

yobatimosvariastandasdeglaseado.Krisseacercóyoprimióelbrazodeladuendeconafecto.—De verdad, no suelo comer muchas cosas dulces. Noelle y yo

solemoscomerunyogurgriegoconfrutaparaeldesayuno,ounlicuadodefrutillayespinaca,oalgosimilar.

—¡Puaj!—Candyarrugólacaraconrepugnancia.Krissonrió.—Habíaolvidadolodirectaqueeras.

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—Bueno,esperoquenohayasolvidadocuántomegustaelazúcar.—Candy guiñó un ojo en señal de complicidad—.Entonces, ¿qué tal si tequedasymeayudasaservireldesayunoantesdeirabuscaraSanta?

—Acepto—acordóKris.Aunquenoera lacomidaqueellahubieraplaneado servir, se sentíamotivada por estar de regreso en la cocina—.Talvez tengaquesalircorriendosimihijameenvíaunmensaje.De locontrario,soytodatuya.

—Notienesquedecirlodosveces—rioCandy—.Porestemedio,tecorono reina de la cocina del Polo Norte. Ahora, tome un delantal, SuMajestad.

Krissonrió.Erabuenoestarencasa.

***

—¿Yquéopinasdenuestrapequeñaoperación?KylelesonrióaNicholasClaus.—Esalucinante.—Kyleseparó juntoalhijodeSantayexaminó la

central de operaciones de la Sede Central de la Navidad. Cientos deduendes estaban sentados frente a sus computadoras y trabajabanfebrilmente—. La energía frenética me recuerda a Wall Street. Esmaravillosocómosepuedelograralgoentodoestecaos.

—No siempre es así —explicó Nick—. Pero, a medida que nosacercamosalgrandía,lascosascomienzanaanimarse.—Tomóunatablasujetapapelesyrecorriólahojaimpresaconlosdedos—.Hazmeunfavory aguarda aquí, ¿de acuerdo?Debo verificar algo conmi señora jefa yluegocontinuamosconelrecorrido.

—¿Tuseñorajefa?LasonrisadeNickeracontagiosa.—Mi esposa, Holly, aunque aquí suelen llamarla “Señora de San

Nick”.Esungeniodelaorganización.Solodameunmomento.Kyle asintió. Estaba más que dispuesto a aguardar. Le daba la

oportunidad perfecta para observar laNavidad en pleno desarrollo. Eraapasionante. Amaba las Fiestas; siempre las había adorado. Cuando eraniño, su parte favorita de Acción de Gracias era saber que la épocanavideña estaba a la vuelta de la esquina. Todos sus recuerdos de lainfanciaeranbuenos.Habíasidounniñoconsuerte.PerolosrecuerdosdeNavidaderanlosmejores.Yallíestaba,enelPoloNorte,presenciandoelmilagroenpersona.Maravilloso.

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Nickaparecióasulado.—Graciasporhaberaguardado,amigo.¿Hasvistosuficiente?—Nihablar.—AKyleleagradabaelhijodeSanta—.Aúnnohevisto

losrenos.Nickrio.—Vamos.Kyle siguió a su guía por un pasillo serpenteante, que era un

hervidero de actividad. Intentó imaginar cómo habría sido para Kriscrecer en un lugar tan fantástico como ese, pero estaba alucinado. Conrazón ella nunca había dicho demasiado sobre su infancia. En realidad,habíasidocompletamenteevasivacuandoseconocieron.Ahorasabíaporqué. ¿Quién le hubiera creído que se había criado en el Polo Norte?Seguroqueélnolohabríahecho.

Loshombressedetuvieronfrenteaunapuertadoble,pintadaconundiseñonórdicoenrojoyblanco.

—No te imaginas la cantidad de veces que me han descubiertomientrasespiabaporaquícuandoeraniño—comentóNick.

—¿Eras travieso? —Kyle sacudió la cabeza fingiendo asombro—.Nuncamelohubieraimaginado.

CuandoNickabriólaspuertas,unaráfagadefríoárticodiodellenoenelrostrodeKyle.Agradecióestarusandounpulóvergruesodelana.

NicklehizoseñasparaqueKylelosiguiera.—Aquíestá:unagranpartedenuestromilagronavideño.Losocho

renos que tiran del trineo están alojados de este lado.—Señaló el ladoizquierdodelosestablos—.Losfuturostiradoresestándelladoderecho.

KyleacribillóaNickapreguntasmientrasrecorríanlosestablos.Losrenos eran mucho más grandes y peludos de lo que había imaginado.Levantaban la vista del heno que estaban comiendo a medida que élpasaba, con expresión libre de curiosidad. No se asombró por eso.Aquellascriaturasdaban lavueltaalmundoenunasolanoche.¿Qué lesibaa interesardeunhombrede1,83metros;86kilos, conpelocastañooscuro y ojos pardos? La expresión de los animales respondió supregunta:nada.Peroélpensóqueeranmagníficos.

—Bien, amigo—dijoNickmientras regresabanalpasilloprincipal—,¿quéesloquemástegustaríaveracontinuación?

—AKris.—Esopensé.—Nicksacóelcelulardelbolsillo—.Lallamaréparati.

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—No,aúnno—seapresuróainterrumpirKyle—.Quieroencontrarelmomentojustoparasorprenderla.

LarisadeNickinvadióelcorredor.—¿Todavíanosabequeestásaquí?Meencanta.—Esperemos que Kris tenga la misma reacción agradable.—Kyle

sinceramentelodudaba—.Noesdelasquedisfrutanlassorpresas.—Nimelodigas—coincidióNick—.Esmiprima;crecimosjuntos.

Sécuántolegustaelorden.—Loestructurado.—Exactamente; esa es nuestra Kris. —Nick miró el reloj—.

¿Practicasesquídefondo,porcasualidad?—Claroquesí;meencantaríasaliryestirar laspiernas.Pero¿estás

seguro de que tienes tiempo?—Kylemiró fijamente a los duendes quecorrían—.Noquierodistraertedenadaurgente.

Nickhizoungestodeindiferencia.—Siempre hay tiempo para algo de aire fresco. —Señaló en

direcciónopuestaapordondehabíanllegado—.Vamos.Estáporllegarlalocuranavideña,asíqueaprovechemosunpocoderelajaciónydescansomientraspodamos.

***

LaseñoraClausmiróasumaridoconincredulidad.—Santa,¿meestásdiciendoqueKrisnosabequeelseñorMasterson

estáaquí,enelPoloNorte?Santaapartólavistadesuporcióndepasteldepacanas.—Esloqueacabodedecir.¿Porqué?¿Quétienedemalo?Suesposasedejócaerenlasillajuntoaladeél.Sacudiólacabezay

suspiró.—Miqueridoesposo,nomedigasquenoveselproblemaconeso.Santaacercóelplatodepostreasumujer.—Confía en mí cuando te digo que ese Kyle no va a ser ningún

problema.Élhizoestepastelanoche.Esuntrozodeparaísoenuntenedor.Pruébalo.

Suesposavolvióadeslizarelplatocongentilezahaciaélsinsiquieramirarlo.

—Seguro que sí, querido. Pero ¿y tu sobrina? Si Kris no invitó aKyleavisitarelPoloNorte,noleentusiasmarámuchoverloaquí.

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LasblancascejastupidasdeSantaselevantaron.—Nolohabíatenidoencuenta.—SabescómoesKris:noesfanáticadelassorpresas.Santadejóeltenedor.—Bueno,talvezseatiempodequevaloreunabuenasorpresa.Kyle

pareceunbuenmuchacho.Definitivamente,semanejabienconlasrecetas.—Si eso fuera todo lo que importa, estaríamos listos.—La señora

Claustomólatazadetédementadesumaridoybebióunpoco—.Perosushabilidadesculinariasnosonelproblema.¿Cómomanejaremosesteasunto?

Permanecieronenun silenciopensativoporvariosmomentos antesdequeSantahablara.

—Yo digo que dejemos que los dos tortolitos se encuentren solos.TantoKriscomoKylecenaránconnosotrosestanoche,¿no?

LaseñoraClausasintió.—Estarátodalafamilia,incluidasKrisyNoelle.LepedíaNickque

tambiéninvitaraalseñorMasterson.—Estupendo.—Santa dejó la servilleta sobre lamesa y se puso de

pie.Seinclinóparabesar lacabezadesuesposa—.Notepreocupesporlosdetalles.Sabesquenuncameequivococonestascosas.

Cuandolapuertasecerródetrásdeél,laseñoraClaussuspiró.—Casi nunca te equivocas, Santa, casi nunca. —Se puso de pie y

comenzóalevantarlosplatos.Esperabaconfervorquehubierasuficientemagianavideñaadicionalparaayudaraqueelcursodelverdaderoamorfluyera.

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Capítulotres

—Santa, ojalá me hubieras dejado preparar la cena para todos. —Krismirólosbrillantesojosazulesdesutío—.Mehubieraencantado.

—Eso sería maravilloso para otra oportunidad, mi querida. Peroapenas te estás acomodando, y la señora Claus y yo pensamos quedisfrutaríasmásdelacomidasinotuvierasotracosaquehacermásquevenirdevisita.

A decir verdad, nada relajaba más a Kris que pasar tiempo en lacocinaarmandounmenúsaludable,perovalorabalaconsideracióndesustíos.Observólamesapuestaconvajilladeplatapulidaycopasdecristalrelucientes.NodejódeadvertirquelaseñoraClaushabíapuestosumejorporcelanaconbordesdeoro.Kristocóconsuavidadelantiguomanteldeencajecolorcrema.

—Todo se ve tan hermoso como lo recordaba. Es como si nadahubieracambiado.

Santaapoyóunamanosobreelhombrodeella.—Hacambiadomuchoparati,¿noesverdad?—Sumiradaseposó

en Noelle, quien estaba sentada en el sofá junto a la señora Claus. Suscabezas estaban juntas mientras miraban un álbum lleno de viejasfotografías familiares—.Me encantó conocer a Noelle esta mañana. Esunaniñadulceeinteligente.

Krissonrió.—Noelleesunafuenteconstantedealegría.Eslamejorpartedemi

vida.—Justamente,durante la cena,queremosescuchar sobre tuvidaallí

abajo.—Santa hizo señas a todos para que se acercaran a lamesa y sesentóenlacabecera,conCarolyNickasuscostados.Apedidodesutía,

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KrissesentóaladerechadelaseñoraClausyleseñalóasuhijalasillavacíafrenteaella.

NoellemiródemanerasuplicantealaseñoraClaus.—¿Lepreguntasteamamá?—¿Preguntarmequé?—Krismiróasuhijayasutía.LaseñoraClausrodeólacinturadeNoelleconunbrazo.—HillaryyPatrickquierenqueNoellecomaconellosenlacocina.

JollyyTinselestánhaciendopizza,ylostresniñosquierenayudar.—Qué divertido —intervino Santa—. Tal vez todos debamos

participar.Meencantalapizza.Suesposalomiróparaquesecallara.—Bueno,guárdenmeunpoco—concedióSantagentilmente.—Porfavor,¿puedo,mamá?LosojosdeNoellebrillabancontantoentusiasmoqueKristuvoque

ceder.—De acuerdo. Diviértete y asegúrate de ayudar a limpiar. —Se

abstuvo de recordarle que eligiera ingredientes vegetarianos. LaintroduccióndecomidasvegetarianasenelPoloNorteibaanecesitarunacercamientosistemático,aunquediplomático.

Despuésdequesuhijasehabíaido,Krishizoungestohaciaellugarvacíoenlamesa.

—Nick,¿vendrátuesposa?Élsacudiólacabezasinmirarla.—No,Hollytrabajaráhastatarde.PoresotengoalpequeñoKristoff

conmigo—respondiórefiriéndoseasubebéreciénnacido,alqueacunabaenbrazos.

EllasevolvióhaciaCarol.—NosabíaqueBenestabaenelPoloNorteestasemana.Carol,absortaenlaservilletasobresufalda,sacudiólacabeza.—Aúnestáabajo.Kris recorrió lamesa, pero nadie lamiraba a los ojos. ¿Dequé se

habíaperdido?—¿Esperamosaalguienmás?La señora Claus tosió con delicadeza en su pañuelo bordado sin

quitar la vista de sumarido. Kris no había estado ausente durante tantotiempo como para haberse olvidado de cómo funcionaban las cosas.Cuandoseestaba tramandoalgo, la tíahacíauna señal,y el tíodaba las

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noticias.—Esperamosauninvitado—anuncióSantaenelmomentojusto—.

Uncaballero.Incrédula,losojosdeKrisseabrieronaúnmás,ynodeplacer.—Oh, Santa, no habrás... no estarás... no andarás de casamentero,

¿no?—¿Yo?No.—Santasacudiólacabezaconvehemencia—.Claroque

no.Notuvenadaqueverconesto.—¿Nadaquéverconquéexactamente?—Krissepusodepieydejó

la servilleta sobre la mesa. Si su familia creía que iba a tener éxito ensometerlaaunaletaníadehombresdisponiblesperoincorrectosparaella,sería mejor que la pusiera en su lugar en ese instante—. ¿Invitaste aalguienacenarconelúnicoobjetivodepresentármelo?

Suprimosonrió.—¿Quéestandivertido,Nick?—Nada—logró decir antes de que él y su hermana rompieran en

carcajadas.LaseñoraClaustomóuntenedorygolpeteólamesa.—Cielos, todos están actuando como niños. Nick, Carol, dejen de

burlarsedesuprima.—Unavezquehicieronsilencio,colocóeltenedoren su lugar—.Kris,mi querida, no debes preocuparte. El invitado es tunuevo co-chef. Creímos que esta sería una oportunidad ideal para quetodosloconociéramos.

Krisvolvióasentarse,algoapaciguada.—Lo siento. Estoy un poco sensible con el tema de las citas desde

que… Bueno, no importa. Pero, sinceramente, de verdad, no creo quenecesitemosdoschefs.—Sabíasindudaalgunaquenoqueríacompartirlacocinaconnadie—.¿Podemoshablarsobreesoantesdequellegue?

Comosihubieraestadoplaneado,sonóeltimbre,yeldestinolenegósupedidoaKris.

Carolselevantóderepente.—Yoiré.Krisbebióuntragolargodeaguaheladaconlaesperanzadequela

ayudaraatranquilizarse.Carolreaparecióporlapuerta.—Lespresentoanuestronuevogenioculinario,KyleMasterson.—

Secorrióhaciauncostado,yunasiluetafamiliarentróalcomedordelos

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Claus.Kris,conlabocallenadeagua,seapresuróatragar.Intentótragar,en

realidad. Fue más bien mitad escupida y mitad tos. Inspiró una granbocanadadeaire.

—Kyle.UnaampliasonrisasedibujóenelrostrodeKyle.—Kris.—Estupendo: ya se conocen.—Santa se puso de pie—. No podría

haberresultadomejor.Krisnopodíasacar losojosdeencimadesuexnovio.Suexamigo.

Suexsocio.Suexamor.Elmismohombrequelehabíarotoelcorazón.Sesentóenmediodeun silencio sepulcralmientrasobservabaa su familiapresentarse a Kyle como si fuera una celebridad que había llegado devisita.

CuandoKyle se le acercó, Kris se puso de pie. Pero, antes de quepudiera hilar cuatro palabras coherentes, él se acercó y la besó en lamejilla.

—Teextrañé—susurróélparaquesoloellalooyera.Krisnotóconespantoqueeltraidordesucorazónqueríaretribuirel

sentimiento,peromantuvoloslabiosbienapretadosyselimitóamirarlo.Kyleseveíabien.Estababronceadoyrelajado;susojospardosbrillabande alegría. Su separación claramente no lo había alejado del gimnasioporqueseloveíatanenformaytanguapocomosiempre.Vestíaunsuéterestampadodecolorazulmarino,vaquerosybotas.Sulociónparadespuésde afeitar olía a pino. El pulso acelerado deKris evidenciaba placer deverlo,peromoriríaantesqueadmitirlo.

—¿Quéhacesaquí?—exigiósaberenvozbaja.Kyleseacercóhaciaella.—¿Porquésusurras?Nickrio.Krislomiróirritada.Porlogeneraladorabaelsentidode

humorcontagiosodesuprimo.Peronoenesemomento.—Sentémonos —propuso la señora Claus—. Estoy segura de que

ustedestienenmuchodequéhablar,peroesotendráqueesperar.—MiróaKrisconcontundencia,comodiciéndole:“Compórtate”.

DeprontoKrissintióquevolvíaatenerochoaños.MiróaKyleconelceñofruncido.Élleguiñóelojo.

—Gracias, señora—expresó Kyle mientras tomaba el único lugar

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vacío en lamesa—. Lamento haber llegado tarde, pero quería ayudar aRapz y a Merri a preparar la cena. ¿Están seguros de que no deberíaayudarlosaservir?

—No,no,túcocinaste.Eseestrabajosuficienteparaunanoche—leaseguróCarol.

Krissedejócaersobrelasilla.EntoncesKyleeralarazónporlaqueno la habían dejado cocinar. Increíble. ¿Cómo demonios la habíaencontrado allí?Mejor aún, ¿cómo demonios había logrado sacarle unempleoasutío?MiróaSanta.Parecíaexcesivamentecomplacidoconsigomismo. Bebió otro poco de agua. Bien. Que Santa disfrutara esa únicanochequeduraríalafarsa.

—¿Qué hay de cenar, Kyle?—preguntó Nick. Con su mano libre,sacudió laservilletay lacolocóensuregazo—.Estoymediomuertodehambre.

Krisrevoleólosojos.Suprimopodríaestarmediofamélico,perolaotramitadestaballenadepresunción.

—Nadasofisticado.Supusequeatodoslesgustabalacarneasada,asíque preparé costillas de carne glaseadas, choclo, frijoles al estiloranchero,galletitasdemantecayensaladaderepolloagrio.

—¡Bingo!—exclamóSantasonriendo—.Sacamoslalotería.—Esperemos que diga lo mismo después de haberlo probado —

contestó Kyle—. De postre tendremos una torta con doble ración decaramelo,yheladodevainilla.

Kris observó cómo su familia aplaudía la descripción de Kyle delmenúcargadodeazúcarygrasa.

—¿Nohayningunaensaladaverde?—Pensé que el repollo y la zanahoria rallada eran un buen

reemplazo. —Kyle parecía impasible ante el desafío de ella—. ¿Norecuerdasquetrabajamosjuntosenesareceta?

Una insignificante parte de Kris quería desesperadamente negarcualquier tipode recuerdo,peroqueaSantaClaus lepasara inadvertidaunamentira era una tarea difícil. Se salvó de responder porque Rapz yMerrisalierondelacocinaconfuenteshumeantes.

—Oh,québienhuele.Mealegratenerquecomerpordos.—Carolsesirvióunabuenaracióndeensaladaderepolloantesdepasarlelafuentealpadre—.Kyle,cuéntanoscómoseconocierontúyKris.

Kris cruzó sumirada con la deKyle. Se preguntó si él siquiera lo

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recordaría.Ellaseacordabacomosihubierasidoeldíaanterior.Habíansido los dos primeros en la fila para la inauguración de un restaurante.Mientras aguardaban a que abrieran las puertas, se presentaron ycomenzaron a charlar. Como si hubiera sucedido el día anterior, Krisrecordaba la sensación de sorpresa absoluta y de placer por que unhombre tan guapo y encantador compartiera su pasión por la comida.Miró su plato. Bubba’s BBQ no había durado mucho en el vecindario,pero haber conocido a Kyle había sido el comienzo de algo realmenteespecial.Oesocreyóella.

—¿Quierescontarles,Kris,olohagoyo?Kris levantó la vista y sintió esa familiar falta de aliento cuando

mirabaaKylealosojos.Bebióunpocodeaguayrespiróprofundo,conla esperanza de que su voz sonara normal.Nopermitiría que él supieracuántoleafectabasupresencia.

—Porsupuesto,adelante.Kylelesonrióysedirigióalosdemás.—Unrestauranteibaaabrirenelvecindariodondeambosvivíamos

y...Krissereclinóyoyólahistoriamientrasintentabacondesesperación

resistir el encanto de la voz de Kyle. Era grave, profunda y, para ella,irresistible.“Solosobrevivealacena”,sedijoasímismaporque,cuandoélterminaradehablaryseacabaralacomidaexquisitaperopecaminosa,ellamandaríaaKyleMastersonaempacar.

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Capítulocuatro

—Siestánsegurosdequenovanaquerertortaychocolatecaliente,niños,entoncesvayanydiviértanse.

Kris miró a Kyle para ver si el hecho de que Santa los hubierallamado “niños” lemolestaba. Pero solo parecía que lo había divertido.Ellasuspiró.Lacenahabíasidounéxito.Corrección:Kylehabíasidounéxito en la cena. Carol y la señora Claus estaban entre cautivadas yembelesadas,yerafácilverqueaSanNickyaSantatambiénlesagradabaKyle.Genial.FaltabaagregaraNoellealalista,yseríatodasufamiliaenelequipodeKyle.

—Estoydemasiadosatisfechoparacomertorta—informóKylealostíosdeKris—.Pero,sino les importa,meencantaríaquesusobrinamellevaraarecorrerellugar.—Sevolteóhaciaella—.¿Porquénovemoslacocina, Kris? Tal vez podemos armar algunos menús, y hasta prepararalgunas cosas para el desayuno demañana.Me encantaría que fuera tanbienrecibidocomoeldehoy.

—¿Fuistetú?—LaindignaciónrecorrióelcuerpodeKriscomounaflechacaliente—.Nopuedocreerlo.

—Créelo.—RapzlealcanzóelabrigoaKris—.Esosbollosdepapacubiertos de coco fueron una gran manera de comenzar el día.Definitivamentedebesdejarque tunoviomanejeeldesayunodeaquíenadelante.

—Noesminovio—protestóKrismientrassecolocabaelabrigo—.¿Bollosdepapacubiertosdecoco?¿Enquépensabas,Kyle?

LosojosdeKylebrillaronconpicardía.—Ah,entoncesquiereshablarsobreopcionesdemenú.—Meniego categóricamente.—Cuando se giró para irse,Merri se

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estiróytocósumanga.Krisseinclinóparaoíraladuende.—Conlaformaenqueeste tipococina,sería inteligentede tuparte

intentar atraparlo.—Merri le guiñó un ojo—. ¿Ese atractivo y talentosochef?Nopuedespedirmás,cariño.

Oh,sípodía.Podíapedirlequeselargaradeallíenelprimertrineoque partiera al amanecer. Mientras atravesaban el camino nevado quellevabaalosedificiosprincipalesdelaSedeCentraldelaNavidad,Krissenegó a contestar las preguntas de Kyle con más de una palabra y nisiquiera lomiraba; hasta que él se detuvo, colocó susmanos sobre loshombrosdeellaylahizogirarhaciaélcondelicadeza.

—Séque te tomóporsorpresasaberqueyoestabaaquí,Kris.—Sucálido aliento formaba nubecitas en el frío aire nocturno—. Pero ¿nisiquieratealegraunpoquitoverme?

Sealegraba.Talvezesaeralapartequemáslemolestaba.Tambiéneralapartedelaquenoibanahablar.

—Kyle,¿quéestáshaciendoenelPoloNorte?—Estaba preocupado por ti. Y las extrañaba a ti y a Noelle.—La

expresión deKyle era sincera—. Sé que dijiste que necesitabas espacio,Kris,eintentédártelo,peronopenséquesignificaríaqueibasaescapar.

Ellasealejódesualcance.—Noescapé.Vineacasa.Hayunagrandiferencia.Élmetiólasmanosenlosbolsillosdelabrigo.—¿Lahay?Elladesviólamirada.EstaconversacióneratantípicadeKyle...Élla

conocíamejorquenadie.Suconexiónsiemprehabíasidofuerte,peroenesemomentoKrismaldijolahabilidaddeélparasaberporloqueestabapasando.

—¿Cómonosencontraste?Éltuvoladecenciadepareceravergonzado.—Noellemelodijo.—Por supuesto. —Kris debería haberlo sabido. Noelle adoraba a

Kyleyélaella—.¿Ylecreíste?¿Asídefácil?—Admitoquemesorprendióunpoco,perosí;cuandoatéloscabos

sueltos, todo comenzó a tener sentido. Durante todo el tiempo queestuvimosjuntos,nuncadijistemuchosobrededóndeeras,nuncahablastede tu familia, y te hacías llamar Kristine Kringleson. Aunque, más quenada,Noelle parecía estar tan segura de que vendrían aquí que tuve que

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creerle.—¿Cuándohablasteconella?Élsacudiólacabeza.—Nolohice.Meescribióunacartahaceunmesaproximadamente.Kris hizo memoria. Recordó que Noelle le había pedido una

estampilla para enviarle algo a alguien. No se le había ocurridopreguntarleaquién.SabiendocuántoapreciabaNoelleaKyle,Krispodíacreerfácilmentequesuhijaleescribieraunacarta.Sinembargo,segúnsuexperiencia, lamayoría de los adultos solo pensaban en Santa Claus demanerasuperficial.

—¿Ylecreísteasídefácil?—Sí.Esunaniñahonesta.—Kylemiróasualrededor—.Yfueuna

buenadecisión,yaqueestabaenlocorrecto.—Pero¿cómo llegastehastaaquí?Noesquehayaun trenquepase

porelPoloNorte.—¿Como el Expreso Polar? Eso hubiera sido lindo.—Kyle rio—.

Hiceloquehacetodoelmundo:leescribíaSanta.Krisleclavólamirada.—Bromeas.—No. Imaginami sorpresa cuando Santa respondió yme dijo que

cualquier amigo de Kris era bienvenido en todo momento. Tuvo laamabilidaddeenviarmeinstruccionesparallegar.Debodecir,Kris,quetutíoesunhombresensacional.

Enesoestabadeacuerdo.—Loes. Pero no siempre distingue la línea entre ayudar y exceder

loslímites.Kylegolpeólospiessobrelanievedura.—Estoy congelándome aquí. ¿Podemos hablar en un lugar más

cálido?UnapequeñasonrisasedibujóenlacomisuradeloslabiosdeKris.

Había olvidado lo frío que era el aire polar después de haber estadoausente durante tanto tiempo. El abrigo de Kyle era tremendamenteinapropiado.Sinoentrabanpronto,laspestañasdeKylesecongelarían.

—Sígueme.Caminaron con dificultad por la nieve hasta llegar al edificio

principal de la Sede Central de la Navidad. Una vez adentro, ella dudó.Necesitabaunlugar tranquiloparaconversar,unlugardondenohubiera

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cientos de duendes curiosos que los observaran. Quizás a Santa no lemolestaríaqueutilizaransuoficina.

—¿Siempreestodotanagitado?—preguntóKylemientrasrecorríanelpasilloprincipal.

Kris le hizo una seña para que se hiciera a un lado mientras doscarrosaltísimos,cargadosdepaquetes,avanzabancondificultad.

—Nosiempre,perofaltapocoparaNavidadytodostrabajamosporturnos,durantelasveinticuatrohoras,hastapasadoelveintiséis.

—Entiendo.Entonces,¿cómoquieresdividirnuestrosturnos?—KyleMasterson,nosotrosnovamosadividirnada.Nuncamás.—

AbriólaspuertasderoblequedabanalaoficinadeSanta.Habíaalgunaslámparasencendidas,peroelambienteerademasiadoacogedore íntimoparasugusto.Encendiólaslucesdeltecho—.Túregresarásabajo.

—¿Paraconseguirmercadería?—Élsebajóelcierredelabrigoylodejósobreunasilla—.Seráunplacer.Hagamosunalista.

—No.Tevasacasa.Paraquedarte.Parasiempre.Élsacudiólacabeza.—Nosinti.Krissequitóelabrigoy loarrojóal sofámáscercano.Señalódos

sillonesjuntoalhogar.—Será mejor que entres en calor. Si te enfermas, no me desharé

nuncadeti.—Definitivamente, sabes cómo hacer que un hombre se sienta

bienvenido.—LasonrisadeKylesuavizólaspalabras—.Estoyaquí,Kris.PermítemequedarmedurantelasFiestasparaayudarte.Estoydeslumbradoconel tamañodeeste lugar.Haymuchasbocasquealimentare imaginoqueesunasituaciónenlaquetodosdebemoscolaborar.

Kris dudó. Eso era cierto. Honestamente, desde su llegada, habíatenido varios momentos en los que se había sentido abrumada. PerodependerdeKylecomosociohabía sido justo loque lahabía llevadoaterminarconelcorazónroto.Otravezno.

—Nopuedesquedarte,Kyle.Éltomóunosleñosdeuncubodemetalylosarrojóalfuegoantesde

sentarse frente a ella.Se inclinóhacia adelante, con los codos apoyadossobrelasrodillasyconlasmanosentrelazadas.

—Kris,porfavor,nomeeches.Ningunodelosdosqueremoseso.Krissemirólasmanos.Nopodíaseguirmirandolosojossincerosy

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cariñososdeKyleyaunasíecharlo.Noteníatantocontrolsobresímisma.—Vineaquíaconstruirmipropiavida,Kyle.Quierounhogarpara

Noelleyparamí,unlugardondepertenezcamos,dondeestemosrodeadasdefamilia.

—Yo quiero lomismo, Kris. Pensé que estábamos trabajando paralograreso.

Losojosdeellasellenarondelágrimas.—Yotambiénlocreí.Hastaquedescubríloqueocultabas.Elcrujidoychisporroteodelostroncosdeenebroenelhogarfuelo

único que se oyó durante largos momentos. Kris necesitó de todas susfuerzasparanorendirseanteeldeseodesucorazónydecirleaKyle loquequeríaoír.Peroeramomentodeserfuerte,deconcentrarseenloquenecesitaba,ynoenloquequería.

Kyle se puso de pie y, en lugar de ocuparse del fuego (comoKrispensó),searrodillófrenteaella.Tomósusmanosentrelassuyas.

—Kris, pasamos muchos años juntos y fuimos felices. Podemosvolveraserlo.Solodameotraoportunidad.

Peroantesdequeellapudieraresponder,laspuertasdelaoficinadeSantaseabrierondeparenpar,ydosdocenasdeduendes invadieron lahabitación.

—Aquíestá, señoritas.—Merri señalóendirecciónaKylecomosiacabaradehacerloaparecerdelanada—.Esteeselhombresobreelquelesconté.Nosoloesunbombón,sinoquetambiénesunmagníficochef.

Las duendes soltaron un suspiro colectivo de placer yreconocimiento.

—Dejenpasar,abranpaso,oye,cuidadoconmispies.—Unduendese abrió camino entre lamultitud hasta que llegó al lado deMerri. EraRapz.

—Bueno,lleguéjustoatiempo.—MiróaMerriconelceñofruncido—.¿Quécreesquehaces?

—LespresentoalseñorMastersonalasduendes.Rapzsacudiólacabeza.—Bueno,elmomentonopodíasermenosoportuno.KrisseencontróconlamiradaperplejadeKyle.Ellaseencogióde

hombros. Lo que fuera que hubiera querido decir Rapz era unmisterioparaella.

MerrilerespondióaRapzconotroceñofruncido.

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—¿Dequéhablas?—¿Noesevidente?—Rapzsetrepóaunasillayenfrentóalgrupode

duendes. Señaló con gestos teatrales en dirección aKris yKyle—.Kyleestáapoyadosobreunarodilla.EstabaapuntodeproponerlematrimonioanuestraKris.—LesonrióaKris—.¡Treshurrasporunabodanavideña!

La habitación giró sobre su eje y aKris le llevó variosmomentossacudirselasorpresayrecuperarlavoz.

—No,no,esonoescorrecto—exclamó.Perosusprotestaseranenvano.NadiepodíaoírlaconlasovacionesqueliderabaRapz.

KrispermitióqueKylelaayudaraaponersedepie.—Hazalgo—articulóella—.Porfavor.Él asintió con expresión divertida. Colocó dos dedos en su boca y

soltóunsilbidoensordecedorque logróunsilencio inmediatoporpartedelosduendesreunidos.

—Bien,aclaremosesto:Krisyyonoestamoscomprometidos.—LamiródereojodeunamaneraqueKrisentendiócomo“todavía”—.Solorecordábamosviejostiempos.Nadamás.

—¿QuéhaydemaloencasarseconnuestraKris?—gritóunaduende.Lapreguntafuesecundadadeinmediatoporotraduende.—Sí,eso.¿Noestutipo?Kylelevantólosbrazos.—Oigan,noexageren.MeencantaríacasarmeconKris.Todas las miradas se voltearon hacia ella. Sentía las mejillas más

calientes,ynoeraporelcalordelfuego.Luchóporencontrarelmododedetenerlaconversación.

Kylecolocóunamanosobresuhombro.—Loquequierodecires—explicóalosduendes—que,cuandohaya

recuperado la confianza de Kris y le haya probado que soy el hombrecorrecto para ella, entonces, y solo entonces, le pediré que se caseconmigo.Loúltimoquequieroesqueellasesientapresionadaporalgunodenosotros.

Rapzsaltódelasilla.—Yaoyeronalhombre;vuelvanatrabajar.Notienesentidoquedarse

mirando boquiabiertas y chismorreando. Muévanse. —Acompañó a lasduendes fuera de la oficina. Con la mano en la manija, se volvió paramirarlos—.Esincreíblelamaneraenquealgunaspersonaschismorrean.—Conunrevoleodeojosmuyteatral,saliódelaoficinadeSantaycerró

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lapuerta.KrismiróaKyle.Unavezmáslahabíarescatadoconunarespuesta

sólida. Casi había olvidado lo bien que se sentía tener su apoyoinquebrantable.

—Gracias.Tedebouna.Kylesonrió.—Me la voy a cobrar ya que la oferta está fresca. Quiero catorce

días, Kris. Solo eso. Permíteme quedarme y ayudar hasta después deNavidad.Trabaja conmigo, pasa tiempo conmigo, como colega y comoamiga.Estodoloquepido.Sialfinaldelasdossemanasaúnquieresquemevaya,loharé.

Krissemordióellabio.Suprimerinstintofuenegarserotundamente,pero le vendría bien la ayuda en la cocina. Además, podría utilizar esetiempopara demostrar aKyle y a ellamismaque ya lo había olvidado.Catorce días y luego podría lograr la separación definitiva que ambosnecesitaban.

—Dossemanas,Kyle—accedió—.Niundíamás.

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Capítulocinco

Después de haber pasado la noche dando vueltas en la cama, Kris sealegródepoderdirigirse a la cocina tempranoen lamañana.Lediounbeso a una Noelle aún dormida y le dejó una nota para que fuera a lacocinaencuantosehubieralevantadoyvestido.

LoúnicoquenohabíamantenidodespiertaaKris lanocheanteriorhabíasidolaadaptacióndeNoellealPoloNorte.Laniñahabíaparloteadoalegrementedesdeque lahabía idoabuscarauna fiestahastaquehabíaapoyado la cabeza sobre la almohada. Sus ojos habían brillado conabsolutodeleitemientrashabíahabladosobresudía.Adorabaalosrenos.Adoraba a Santa y a la señoraClaus.Adoraba tener nuevos primos conquienes jugar. Por sobre todas las cosas, le había contado a la madre,adoraba a los duendes. Kris sonrió mientras caminaba hacia la cocinaprincipal. Tal vez disfrutar de la compañía de los duendes evitaría queNoellepidieratenerhermanos.

Abriólaspuertasdelacocina,perosedetuvoensecoalverquelospreparativos para el desayuno habían comenzado sin ella. Cerca de unadocenadeduendesibanyveníanporlacocinaespaciosaconbandejasenla mano. Trabajaban con aplicación para distribuir las platos con eldesayunoenelmostradorbajo.Esopermitiríaqueunahileradeduendespudiera desplazarse fácilmente por la cocina. Sorprendida por lo quehabíavisto,Krisobservóensilencioantesdetomarundelantalquehabíacolgadoenlaparedyatárseloalrededordelacintura.

Pero, mientras se acercaba al mostrador, vio que algo estaba mal.Muymal.Levantóunabandejayexaminólacomidadebajodelenvoltorioplástico.Noeraloquehabíaplaneadolanocheanterior.Dejólabandejayverificóunascuantasmás.Erantodasiguales.¿Donas?¿Congranas?

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KrisrecorriólacocinaconlamiradahastaqueencontróaMerri.Seapresuróaacercarse.

—Buenosdías,Kris—lasaludóMerri—.Haycafécalientesobrelahornalla.Sírvete.

—Quizásmás tarde, gracias.Oye,Merri, esta no es la comida queplaneéparaestamañana.¿Quésucedióconmisinstrucciones?—Siguióaladuendemientrasestasedirigíaalacámarafrigorífica—.Anochedejélafrutapreparada,peronolaveoenlasbandejas.

Merriseencogiódehombros.—Nosénadasobrelafruta.—¿Novistemisinstruccionesenlapizarra?Merriasintió.—Lasviylasseguíalpiedelaletra.—Alzólamiradahastaeltercer

estante—.¿Puedesalcanzarmeesetubodeglaseadorosa?Krislotomóyseloentregó.—¿Paraquées?—Pastelillos.Elrefrigeriodemediamañana.¿Pastelillosalasoncedelamañanacuandoseservíandonasparael

desayuno?Vayaaluvióndeazúcar.—¿Dequiénfuelaidea?Merriarrugólafrente.—Tusórdenes,Kris.Solo lascumplimos.—Marcóelcaminohacia

lacocina—.¿Tienestiempoparaglasearestos?Krisasintiódistraídamente.—En un momento. Permíteme verificar algo primero. —Caminó

rápidohacialapizarradecorchoquehabíacolocadoeldíaanterior.Susojosleyeronelmenúdeldía.Noeraelsuyo;nuncahabríapuestoazúcarygrasaparatodoelmesenunsolodía.¿Quédemoniosestabasucediendo?Secolocóenpuntasdepieyleyólasinicialesescritasennegroalfinaldelmenú:KM.KyleMasterson.

Krisestiróelbrazoyarrancóelmenúde lapizarra.Hizounbolloconelpapel.Nosucederíamientrasellaestuvierapresente.

Suprimerinstintofuebuscarasuexparejaytenerunenfrentamientomanoamano,perolachefprofesionalenellasabíaqueeldesayunoeralaprioridad. Miró el reloj de la pared. La primera camada de duendeshambrientoscomenzaríaallegardeapocodentrodeunosdiezoquinceminutos.Esosignificabaqueerademasiadotardeparahacerundesayuno

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completamentenuevo,perotalvezpodríamodificarlo.—Escuchen,amigos—gritódesdeelcentrodelacocina—,tenemos

quecolocaralgodefrutaencadabandeja.Tenemosuvasverdesycerezasfrescas.Quisieracolocarunaporcióndeunadelasdosencadabandeja,peronecesitoayuda.

Silencio.—Porfavor.Aparentementeesanoeralapalabramágica.Elpersonaldelacocina

solosequedóparadosinquitarlelosojosdeencima.Krisalzólasmanos.—¿Qué?¿Porquénadiesemueve?Merrifuelaprimeraenhablar.—Emmm, ¿fruta para el desayuno? ¿De verdad, Kris? Eso es

demasiadoduro.—¿Demasiadoduro?¿Aquéterefieres?La duende miró a los demás, como para asegurarse del consenso

grupal.Lascabezasqueasentíandebieronhaberleaseguradoquehablabaenrepresentacióndetodos.EltonodevozdeMerriseelevóunpoco.

—No hicimos nada malo como para merecer esa clase de castigocrueleinusual.

Kris estaba tan anonadada que no supo qué decir. Pero el tictac delrelojenlaparedlerecordóquenoteníatodoeldíaparaprobarsupunto.

—Esevidentequehuboungranmalentendido.Ofrezcofrutaporqueesunaparteesencialdeunadietasaludableybalanceada.Escombustibleparasuscuerpos;combustiblenocontaminante.

—Podemosllenarnuestrospequeñostanquesconazúcardelamismaforma—exclamóunduendedesdeelfondodelahabitación.Suspalabrasprovocaronaclamaciones.

—Pero la fruta tieneazúcar.—Krisnotó ladesesperaciónen lavoz—. Es azúcar natural, claro, pero es dulce. —Silencio. Increíble—.¿Podemos,almenos,intentarconunascuantasuvasencadabandeja?

—ElseñorMastersonnodijonadasobretenerquecomerfruta.Kris no podía recordar el nombre de la duende que había hablado,

pero recordaba haberla visto la noche anterior en la oficina de Santa.Habíasidounadelas tantasqueteníaesaexpresióndeensueñomientrasmirabaaKyle.

—Kyle sabe muy bien que servir fruta por la mañana es unaestupendaformadecomenzareldía.

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—Pruébalo.Entodos losañosenqueKrishabíavividoenelPoloNorte,nunca

había encontrado tanta resistencia de un duende hacia... bueno... nada.Laparteracionaldesucerebroledecíaquepospusieraeltemadelafrutaporelmomento.Lomássensatoseríaretirarseypensarenunaestrategiaparaintroducir una alimentaciónmás saludable. Pero otra parte de su ser ledecía que la situación era simplemente ridícula.Lespedía que comieranfruta,norocas.

—Estábien,loharé.—SacóelmóvildelbolsilloymarcóelnúmerodeKyle.Mientrasllamaba,pusoelaltavoz.

—Hola,preciosa.ElcostadotraidordelacabezadeKrissealegródeoírlavozcálida

yseductoradeKyle,peroseesforzópormantenersutononormal.—Hola,Kyle.SoyKris.Élrio.—Losé.Poresonodije:“Hola,extraña”.Variosduendesserieron.Krisleshizoseñasparaqueguardaransilencio.—Estásenaltavoz,Kyle.Queríaquemeapoyarasenalgo.—Siempre.SeoíatansinceroqueKrissintióqueunamínimapartedesufrialdad

haciaélsedescongeló.—Estamospreparándonosparaservireldesayuno,peroMerriylos

demásduendesnecesitanunpocodepersuasiónsobrelosaludablequeescomenzareldíacomiendofruta.¿Noestásdeacuerdoenquelafrutaporlamañanaesunabuenaidea?

—Porsupuestoqueloes.Estoytotalmentedeacuerdo.—Gracias. Quería agregar unas cerezas y uvas al desayuno esta

mañana. —No mencionó que consideraba las donas un alimentoinapropiado. Esa conversación podría aguardar para un momento másprivado.

—Ambas son buenas elecciones. —La voz de Kyle resonó en elsilencio de la cocina—. También podríamos poner frutillas bañadas enleche chocolatada, panqueques de arándanos con jarabe de arce, tortainvertidadeananá...

Kris se apresuró a cortarlo con un veloz “Gracias”. Al guardar elmóvilenelbolsillo,noestabamuyconvencidadequeKylehubierasido

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degranayudadespuésdetodo.Almenosnoporlaexpresióndivertidadelpersonaldelacocina.

—Veamossipodemosagregarfrutaaestedesayuno—anunció.—Demasiado tarde —dijo Merri señalando el reloj—. En treinta

segundosenfrentaremosaunaturbahambrienta.“Turba” no era exactamente el término que Kris hubiera utilizado

pero,mientrasayudabaaservir losvasosde lecheparaelprimer turno,pudoentenderporquéMerrilohabíausado.Habíaunaenergíafrenéticaduranteeldesayuno.Mientrascharlabaunpococon loscomensales,unaparte de su cerebro trabajaba en un menú nutricionalmente optimizado.Podíaimaginarlosefectospositivosquetendríaundesayunosaludableenlasaludgeneraldelosduendes.

Todoloquedebíahacereravenderleslaidea.NoteníaningúnreparoeninvolucraraKyleensusplanes.

***

Kylemirólasdistintasbateríasdecocinadesplegadassobrelamesa.Tomóunasarténparasaltearyevaluósupeso.

—Estupendo;creoqueesteeseljuegoquemáslevaagustaraKris.Tinselescribióunanotaensutabletaconellápizóptico.—Excelenteelección,señorMasterson.—Llámame “Kyle”. —Había pasado casi una hora con Tinsel

mirandoposibles regalosnavideñosparaKrisyNoelle.Habíasidofácilcomprar paraNoelle; como casi todas las niñas de seis años, tenía unaampliavariedaddeintereses,quehacíaposiblelacompraenunsantiamén.ConKrisnoeratansencillo.AsíselodijoaTinsel.

—¿IntercambiaronregalosconKrislaNavidadanterior?—preguntóTinsel.

Kyleasintió.—Sí,lohicimos.—¿Puedopreguntartequéleregalaste?—Unanillodecompromiso.—¿Legustó?—Lodevolvió.Tinselhizounamueca.—Auch.—Exacto. Entonces, entenderás por qué este año quiero optar por

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algomáspráctico.Dudodequedevuelvaalgorelativoaloculinario.—No,nuestraKrisnoloharía.Siemprehasidounachicapráctica.Kylemiróalduendeconrenovadointerés.—¿HacetiempoqueconocesaKris?—Oh,hacesiglos.DesdequeeramáspequeñaqueNoelle.—Tinsel

diolaordenaunduendequeestabacercaparaqueenvolvieralabateríadecocinaqueKylehabíaelegido.Luegosevolvióhaciaél—.¿Quéquieressabersobreella?

Kylerio.—Bueno, como no tienes una bola de cristal, dudo de que puedas

predecir lo que hará en el futuro. Pero me encantaría saber más sobrecómoeracuandovivíaaquí;antesdequebajara,quierodecir,antesdequeyolaconociera.

—Lainformacióntecostaráunatazadechocolatecaliente.—Unprecioqueestoymásquedispuestoapagar.Adelante.—Esaera

laprimeraoportunidadqueteníadehablarconalguienqueconocíaaKrismejorqueél.

Unavezubicados en cómodas sillas en la cafetería,Kyle supo cuálseríasuprimerapreguntaparaTinsel.

—¿SiemprefuetanindependienteKris?—Extremadamente. —Tinsel mordió el brazo de un hombre de

jengibrey lobajóconun tragodechocolate—.Noesunagranhistoriacómollegóaeso:KristuvolamismainfanciafelizycariñosaqueCarolyNick. —Se encogió de hombros—. Solo que ella siempre necesitabademostrarloquevalía.

—¿Esosurgedelainseguridad?—KylesabíaqueaKrisledaríaunataquedenerviossisupieraqueestabahablandosobreelladeesaforma,perosoloeraporquelaquería.Mucho.Laamaba.Queríapasarelrestodesu vida con ella y con Noelle. Pero tenía que encontrar la manera deatravesarelmuroqueellahabíaconstruidoalrededordesucorazóndesdeque había descubierto que él no había sido tan honesto con ella—.¿Siemprefuetancompetitiva?

Tinselsonrió.—Solosiestabaperdiendo.Delocontrario,noutilizaríael término

“competitiva”.Kyle volvió a reír. Los duendes le parecían encantadores. Era fácil

comprender por quéKris había querido llevar aNoelle a vivir al Polo

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Norte.Élsequedaríaconmuchogustoavivirallíparasiempre.LaúnicafalladelplaneraqueKrisestabacontandolosdíasparaqueélsefuera.

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Capítuloseis

Parasugran frustración,Kylepasó lossiguientesdiezdíasen lacuerdafloja. Andaba en puntas de pie alrededor de Kris mientras trabajabanjuntos en la cocina. Le molestaba que ella estuviera tan inquieta en supresencia. Era absolutamente desalentador. Pero, cada tanto, cuando ellapensaba que él no la veía, la descubríamirándolo. ¿Era su imaginaciónque ella pareciera desolada? Tal vez. Ojalá. La idea de que Kris loextrañaratantocomoélaellaerasuficientecomoparaseguiradelante.

—Kyle,¿deberíaayudarteatiodeberíaayudaramamá?Kylelevantólavistadelamasadepansobrelaqueestabatrabajando.—Difícildecisión,Noelle.¿Porquénoeligestú?—Miróhaciadonde

estabaKris.Ellaestabafrentealapileta,deespaldasaellos,peroélsabíaquepodíaoírlos.Volvióamirara laniña.El rostrodeNoelle irradiabafelicidad,perosusojosestabanserios.

—Podríaayudaramamáacortar losrábanos,perosiempreesmásdivertidometerlasmanosenlamasa.

Élsonrió.—Estoydeacuerdo.Noelleseleacercó.—Mimamáhaestadounpocogruñonaúltimamente...—susurró.—Escuchéeso—advirtióKrisasuhija.Lapizcadefrivolidaddesu

tonodevozyelhechodequenosehubieradadovueltanimolestadoendejarde secar lashojasde lechuga ledioaKyle laesperanzadeque sepudieraestarablandando.

KyleleguiñóelojoaNoelle.—Creoqueteayudaréatisinotemolesta.—Excelente. Será como en los viejos tiempos: los tres trabajando

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juntos.—Selimpiólasmanosconeldelantalytomóotrobollodemasa,quecolocósobrelamesadaalladodedondeélestabatrabajando—.Traeunabanquetayvealavartelasmanos.

—Sí,señor,chef,señor.VioaNoelleprecipitarseparahacerloquelehabíapedido.Erauna

niña estupenda. Desde el momento en que Kris le había mencionado laideadeconvertirseenmadre sustituta, élpensóqueeramagnífico.Perono había esperado encariñarse tanto con Noelle. Fue como si Kris yNoelle hubieran entrado en su corazón y se hubieran instalado. Parasiempre,sifueraporél.Suspiró.

—Sé que es abrumador planear una fiesta además de preparar lascomidas regulares—explicóKris.Era evidentequehabía confundido larazóndelsuspiro—.Pero,cuandomitíamelopidió,¿quéleibaadecir?

—Hiciste locorrecto,Kris.Podemoshacerlo.—Kyle seabstuvoderecordarlequehacíanunequipo fantástico.Peroellayadebería saberlo.Golpeólamasa.

—Kyle,quierodecirtealgo.—Suvozeraseria.—Dameunmomento.—Colocólamasaenunbol,lacubrióconuna

toallahúmedayse lavó lasmanos.Luego tomóunabanquetayse sentódonde pudiera verle la cara. Ella parecía vacilante. Vulnerable. Tenía laguardiabaja.Hacíatiempoqueélnoveíaesecostadodeella.Porfinunarazónparaanimarse—.¿Quétienesenmente?

—Essobreelrestaurante.—¿Terefieresanuestrorestaurante?Ellaasintió.—Quiero que sepas que lamento haberme ido de repente sin

quedarme a finalizar los detalles del cierre.Debería habermequedado aayudar.

—¿Y por qué no lo hiciste? —Kyle apoyó los codos sobre elmostrador,conlosbrazoscruzados,yfijólamiradaenKris.

Talcomoélimaginaba,ellanorespondiódeinmediato.Peroélpodíaaguardar.

—Entré en pánico.—Sus ojos le suplicaban comprensión—.Desdequemedijiste...bueno...túsabes,nohelogradoreponerme.

—Podríamoshaberhabladosobreeltema.—¡Cielos!Élpensóquelohabían hablado. Habían hablado hasta el hartazgo, pero Kris se habíanegadoaverlascosasdesdeellugardeKyle;nisiquierahabíacedidotan

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solounpoquito.Perotalvezeraloqueintentabahacerenesemomento.—Losé.Lolamento,Kyle.Esloqueestoytratandodedecir.—Dejó

elcuchilloparavegetalesauncostado—.Deberíahabermequedadohastaquetodoestuvieraenorden.

Enorden.Aélnolegustólaexpresión.Ellanolequitólavistadeencima.—Ya sabes, teníamos un contrato.Mi nombre figuraba allí. Erami

responsabilidad quedarme hasta que el lugar estuviera oficialmentecerrado,vacíoylimpio.

Despacio,comoparanoasustarla,Kylesepusodepieydiolavueltaalmostrador.LeagradóinfinitamentequeKrisnosemoviera.Seapoyósobre elmostrador; intentaba verse relajado, aunque no lo estaba ni unpoco.

—¿Loextrañas?Krisasintió.—Mucho.—Yotambién.—Kyleansiabaestirarelbrazoyacariciarsumejilla,

peroresistióeldeseo.Noteníasentidohacerunatonteríacuandoporfinestabanprogresando—.¿Quéesloquemásextrañas?

UnindiciodesonrisaseasomóaloslabiosdeKris.—Extrañoesosmomentosdecalmaen lamañana, entre lamultitud

deldesayunoylosclienteshabitualesdelalmuerzo.Unritmoajetreadoesuna manera divertida de comenzar el día, pero adoro el respirointermedio,¿sabes?

Kyleasintió.—Entiendo.—Laobservómientrasellanolevantabalamiradadesus

manos.Algorondabaensucabeza—.¿Porquéelceñofruncido?—PorelseñorGradkowski.—¿Quésucedeconél?Krispusolasmanosenlosbolsillosdeldelantal.—Cuando pienso en él, me siento culpable. ¿Qué crees que esté

haciendoahoraparadesayunar?—Notepreocupesniuninstantemás,Kris.Arreglétodoparaélenla

cafeteríadeMickey,enlacalle42yMain.Unaexpresióndealivioreemplazóalceñofruncido.—¿Cómoloarreglaste?Kyleibaaempezararesponder,perosecontuvoatiempo.Hablarde

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dineroconKris eracomozapatearenarenamovediza: inseguro,por lomenos.

—Kyle,¿quéhiciste?Élpensóporunmomentoantesdeencontrarlaspalabrasjustas.—Me hice personalmente responsable de ayudar al señor

Gradkowskiensutransiciónhaciaotrorestaurante.Krisserio,loqueenvióunaflechadeesperanzaenllamasdirectoa

sucorazón.Asíeracomosolíaserentreellos.Comodeberíaser.Ellaseapoyósobrelamesadaimitandolaposturadeél.—Megustaríasabermás.—Bueno, como podrás imaginarte, la parte más difícil fue

convencerlo de que había otros lugares en la ciudad donde podíaconseguirunhuevofrito,unarebanadadepanceta,unatostadadepandecentenoycafénegro.

—Oh,esodebehabersidoduro.Perololograste.—Lo logré. Acompañé al señor G. a cuatro restaurantes diferentes

paraquepudieraelegirsunuevolugarfavorito.EracomoRicitosdeOro.Lapancetateníamuchasal,lefaltabasal,elcaféestabamuyfuerte,elcaféerademasiadosuave.PeroalfinaldecidióquepodíatolerarlacafeteríadeMickey. —Se acercó un poco más; lo suficiente como para oler eldelicado aroma del agua de rosas que ella siempre usaba—. Me sentívictoriosocuandoaceptóquehabíaencontradoellugarindicado.

Krislevantóunaceja.—Explicaesode“Arreglétodo”.¿Nofueronesastuspalabras?Kylesupoqueteníaquemanejarseconcuidado.—Hablé con el encargado de la cafetería sobre cómo le gustaba el

desayunoasunuevocliente.—¿Y?Lamujereraimplacable.Sabíaqueellahabíaadivinadoelrestodela

historia, pero era típico de ella obligarlo a decirlo. Pero, si había unaremotaposibilidaddereconciliarse,deberíantrabajarsobreesoenalgúnmomento.

—Ylepagué lacomidade todoelañopróximo,algode loque—levantóunamano—meapresuroadecirquenoesningúndelito.

Ellavolvióaocuparsedelosrábanos.—Técnicamente,no.Kyledecidiótirarunpocodelacuerda.

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—¿Sabes,Kris?Haymujeresquenosesientenamenazadasporqueelhombrealquequierentienedinero.

Lospobresrábanossufrieronelembatedelosproblemasreprimidosy no resueltos que ella tenía con el asunto de la riqueza de él. Kyle laobservótomartresmorronesverdesycortarlosenunsantiamén.

—Permíteme—dijoKyleytomólasrodajasdemorrón—.Túsiguecortando,yyoarmolasbandejasvegetarianas.

—Yopuedohacerlosola.—Kris,nohaynadademaloenquetrabajemosjuntos.Labandejavegetarianaquedóolvidadaaunladoysemiraronunoal

otro,comoenunaescenadelviejooestedondehubieraquecaminar losveintepasosantesdedisparar.SoloqueKyleprefería la ideadetomaraKrisentresusbrazos.Yaestabacansadodetantadistanciaentreellos.

—Kyle,loquetúnoentiendes...—Basta, Kris. —No podía soportar oír la pena en su voz. Su

pacienciarespectodelcomplejoqueellateníaconsudineroeratanpocaquecasinosenotaba—.Nodigasotrapalabrasobredinero.Nisobreunmillóndedólares,nisobreuncentavo.

—Pero...—Pero nada.—Cubrió la distancia entre ellos y la atrajo hacia sus

brazos.Cuandoellanoseresistió,hizoloquehabíadeseadohacerdesdequehabíallegadoalPoloNorte:labesó.

***

KrissederritióenelabrazodeKyle.Teníatantopoderpararesistirsea sus caricias comouna barra demanteca podía resistirse en una sarténcaliente. A medida que el calor del beso recorría su cuerpo, Kris seaferrabamás aKyle. No había sentido esa seguridad y calor desde quehabían terminadosu relación,y tampocosehabíadadocuentadecuántohabíaextrañadoeso,decuántolohabíaextrañadoaél.

—Disculpen,holaaaa...—exclamóunavozdesdelapuertadeentrada,queinterrumpióeldeliriodeKrisinducidoporelbeso—.¿Necesitanquelestraigamosunpardetanquesdeoxígenoparacuandoterminenconlamaratóndebesuqueo?

KrissealejódeKyle.Unruborculpososeapoderódesusmejillasalverlamultitudqueestabaenlapuertadelacocina.Rapz,cuyavozhabíareconocido,estabaalfrentedeunpequeñogrupodeduendes.Noelle,que

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mirabaconexpresióndivertida,estabajuntoaél.Detrásdesuhijaestabansu primo, Nick, y su esposa, Holly, ambosmuy sonrientes. Y detrás deellos,KrispudoversuficienteterciopelorojocomoparasaberqueSantahabíapresenciadoelúnicomomentodepasiónquehabíatenidoenmeses.

Krismiró aKyle, lista para disculparse, pero él parecía alegre, nomolesto.

Kylehizoseñasalgrupoparaqueavanzara.—Pasen todos —dijo para darles la bienvenida—. Kris y yo solo

estábamos...—Oh,sabemosloqueestabanhaciendo.—Nicklesguiñóunojo—.

Diránqueestamoslocos,perocreímosqueaquíseríalafiesta.Algohuelemuybien.

LamencióndelacomidapusoaKrisenmovimiento.—Estamoscasi listosparaservir,asíquesírvansealgodebeber.—

Señalólamesaimprovisadaparalasbebidasquehabíacolocadocontralapareddelfondo—.Tenemostéverdeconunapizcadecitronela,sodacongusto a granada, y con mucho gusto le prepararé un batido de algasmarinasalquequiera.

Todosintercambiaronmiradas.—Oh,mamá,nodenuevo.—Noellerevoleólosojos.Krisalzóunpocolasmanos.—¿Qué?Kylelevantóunamano.—También tenemos una licuadora nueva para malteadas por si

alguien quiere comenzar con algo frío y cremoso. Tenemos chocolate,frutilla,vainillaymentaconchispasdechocolate.

—¿Cremabatidaycerezastambién?—preguntóunduendealfondodelgrupo.

—Porsupuesto.¿Quéclasedefiestaseríasinunamesadepostres?SeoyóuncorodeaclamacionesmientrasNoelleyRapzguiabanala

tropaenladirecciónseñaladaporKyle.Niunasolapersonamirólamesade bebidas de Kris mientras pasaban por al lado. La frustración y elresentimientobrotaronensuinterior.

—Quietos.Esa sola palabra surtió efecto porque el grupo se detuvo de

inmediato.Todossevoltearonalmismotiempoparamirarla.—Me temo que hubo un malentendido—explicó Kris, tratando de

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manteneruntonoalentadorenlugardeunodereprimenda—.Elmenúdeestanochecuentaconalimentosmáslivianosynutritivos.

—¿Sinmalteadas?—Sutíorompióelsilencio.—Sin malteadas, Santa. No esta noche. —Tomó la bandeja del

mostrador y se la mostró al grupo—. ¿Por qué no comienzan con unaperitivo? Tenemos camarones marinados en jugo de lima,minizanahoriasconpatédepiñoneso,algoqueadoro,rodajasderábanoasadas.

Nadie semovió.Ni Santa Claus, ni su propia hija.Desesperada, sevolvióhaciaKyleyletendiólabandeja.

—¿Teapetecealgo,Kyle?—Siempre,Kris,siempre.—Tomóunpalilloypinchóuncamarón.

Hizotodouncircoparamostrarquelodisfrutaba,peroKrisvaloróquealmenosintentaraayudar.

—¿Estárico?—Mmm,delicioso.Definitivamenteunnuevofavorito.Nick,prueba

uno.—LasonrisadeKyleerasimpática,peroaKrisnoseleescapóquesumiradahaciasuprimoeraincisiva—.Adelante,pruebaelpaté.

Nicklohizoconunademánunpocoostentoso,queeralaesenciadeSan Nick. Pasó la zanahoria por el paté y masticó. Cuando terminó, selimpiólabocaconlaservilleta.

—Elmejorpatéqueheprobado.Sindudaeraelúnicopatéquehabíaprobadoen suvida,peroKris

sonrió para agradecerle. Se volteó hacia Rapz y le clavó una miradasevera.

—Rapz, sé que no te gusta quedarte fuera de nada.—Le acercó labandeja—.Sírvete,miamigo.

Rapztragósaliva.Krisintentónosonreírmientraselduendetomabaun aperitivo. Lamano de él dudó cerca del camarón con lima, antes depasarloporalto;luegopasóporlaszanahoriasyelpaté,yfinalmentesedecidióporlasrodajasderábanoasado.

—Gracias, señoritaKringle—dijomientras tomabauna—,esustedmuyamable.

ElgrupoenteroobservabaensilenciomientrasRapzpasabalarodajade rábano debajo de su nariz. Después de haber pasado el examen deolfato, mordisqueó el borde con expresión pensativa. Kris no soltó elaliento hasta que el duende se llevó la rodaja entera a la boca. Cuando

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comenzóamasticar,ellasonrió.Alfinalgodeprogreso.—¿Quiénmásquiereprobar...?—¡Oh no, santos copos de nieve, alguien que ayude! Rapz se está

ahogando.—EltonodepánicodelavozdeJollyinterrumpiólaofertadeKris.Seoyóuncorodegritosalarmados.Krissequedóparalizada,hastaque sintió el peso de lamano tranquilizadora deKyle sobre su hombromientrasélpasabaporsuladoparaacercarseaRapz.

Kylesearrodillófrentealduende.—Rapz, si te estás ahogando, coloca las manos así. —Cruzó las

manosunasobrelaotraylascolocófrenteasugarganta.Rapzsacudiólacabezaconvehemenciaysacudiólasmanos.Inspiró

profundo y corrió hacia el tacho de basura para escupir el resto delrábano.

—¿Estásbien,muchacho?—preguntóSantacuandoRapzsesumóalgrupo.Pusounamanoenguantadasobreelhombrodelduende.

—Sí, señor, estaré bien.—Rapz lanzó una mirada acusadora haciaKris—.¿Qué...era...eso?

—Unrábanoasado.—¿Verdura? ¿Me diste verdura? ¡Cielo santo! Pudiste haberme

matado.LosojosdeKrisseagrandaron.—¿De qué estás hablando? Solo era un rábano, una inocente

hortaliza.—Bah.—Rapzseestremeció.—Entonces,¿porquélocomiste?—exigiósaberKris.—Era rosa—respondióRapz, como si eso explicara todo—.Pensé

queeraseguro.Kris,sinsaberquédecir,miróhaciaelgrupoallíreunido,peronadie

—nisiquieraNickoSanta—dijoalgoensudefensa.—¿Sabes?—Rapz se estaba entusiasmando con el tema—, esto no

habríaocurridosihubiéramostenidoalgodecenteparacomer.—¿Decente?—Sí, malvaviscos, algodón de azúcar, o dulce dementa. Ya sabes,

una comida decente. ¿No te enseñaron cómo cocinar una comida deverdadallíabajo?

—Está bien, ya es suficiente. —Kyle se acercó a Kris. Tomó labandeja y la apoyó en el mostrador—. Es evidente que tenemos ideas

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distintassobreloqueconformaunmenúapropiado.Krissegiróparamirarlo.—¿Dequéladoestástú?—preguntóKris.Rapzsecruzódebrazos.—Sí,SeñorMasterson,¿dequéladoestáusted?Kylelevantólasmanos.—Noesnecesarioestardeunladoodeotro.—Oh,claroquesí.—Krissesorprendiótantocomolosdemásaloír

su respuesta apasionada—. Diles, Kyle, que lo que ellos consideranalimentoestotalmenteinaceptable.

Kyle parecía un hombre que estaba por elegir entre ser devoradovivoporuncaimánhambrientooporuncocodrilofamélico.

—Kris,cariño,porsupuestoquetodosaquíadorantucomida.Sus palabras provocaron un inmediato griterío de protesta, y Santa

porfinlevantólasmanos.—Silencio, por favor. —Cuando todos se callaron, miró a su

alrededor, con expresión complacida—. Sé exactamente cómosolucionaremosestodeunavezportodas.

Eseanunciodisparóunaalarmaensordecedoraen lamentedeKris.Sacudió la cabeza comopara despejar la confusión.No quería perderseuna sola palabra de lo que Santa tenía para decir y conocía a su tíodemasiado bien como para saber que esa satisfacción en su rostrosignificabaquealgomásestabaporsuceder.

Abriólabocaparapedirexplicaciones,peroKyleseleadelantó.—Santa,señor,¿dequéhabla?—Una competencia de cocina. —Santa unió las manos—.

Resolveremoseldilemasobrequiéndeustedesdosdeberíaestaracargodelmenú.Unaexcelenteidea,¿no?

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Capítulosiete

Kyle sorbió loquequedabade lamalteadadechocolateenel fondodelvaso. La frescura dulce y cremosa había satisfecho la demanda de suestómago,peroaúnsesentíamiserable.Hizoelvasoaunlado.

—¿Quiere otro? —consultó Rapz esperanzado—. Adoro prepararmalteadas. Esta vez podríamos probar con frutilla, banana, menta ychispasdechocolate.

Kylegruñó.—¿Nodeberíasestarenvolviendoregalosenalgúnlado?Elduendeseirguióhastaalcanzarsumetroveintedealturayarrojó

elrepasadorsobrelamesadadelacocina.—Hmmph.La justificada indignación en su respuesta fue suficiente para que

Kylesesintieraculpable.—Lamentohabersido tanbruscocontigo,Rapz.Nomehagascaso.

—Kylesepasólosdedosporelpelomientrasmirabalacocinavacía—.Hasidounanocheespantosa.

—Oh, lo perdono. —Rapz se dirigió a la cámara frigorífica yregresócondosbotellasenunamanoydosvasosdechupitoenlaotra—.Ahoguemos las penas con algo fuerte. —Dejó las botellas y los vasossobrelamesa,ysesubióaunabanqueta.

Kyletomóunadelasbotellasyobservólaetiqueta.Levantólascejas.—¿Unagaseosadietéticaesalgofuerte?—Claro que sí.—Rapz acercó su vaso—.A veces los edulcorantes

artificialessonloúnicoquealcanza.Sirva.Kylehizo loque lehabíapedido.Yhabíapensadoque lanocheno

podíaponersemásdisparatada...quéequivocadohabíaestado.Observóen

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silenciomientraslaespumadelagaseosabajaba.—¿Porquébrindamos?—Porlasmujeresdifícilesdecomprender,¿porquémás?KylelevantóelvasoylochocóconeldeRapz.—Por Kris, la mujer más hermosa, divertida y generosa que he

conocido, así como la más testaruda. —Bebió el líquido oscuro de untragoygolpeóelvasocontralamesa—.¿Quétalotravuelta?

—Como no tiene que manejar, ¿por qué no? —Rapz sirvió otramedida de gaseosa—. ¿Nunca se le ocurrió que quizás usted y Kris noseanelunoparaelotro?

Kylebebióloquelequedabadegaseosayapoyóelvasodeungolpe.—Noseasridículo.AmoaKris.Ellameama.—Pusolamanosobre

elvasocuandoelduendequisollenarlo.Rapzseencogiódehombros.—Siustedlodice...—Asíes.—Estabandestinadosaestarjuntos.Kylelocreíacontodo

elcorazón.Pero¿porquéRapzparecíatanescéptico?Másimportanteaún:¿por qué Kris parecía tan reticente a aceptar su ayuda? El desasosiegofermentaba en su corazón. ¿Podría haberse equivocado sobre lossentimientosdeKris?

Eltictacdelrelojdelacocinasonófuertedurantevariosminutos.AlfinalKylenopudoresistirmáselsilencio.

—¿Quédebohacer,Rapz?Elduendesebajódelabanquetaycomenzóacaminarporlacocina.

Suceñoestabafruncidopor laconcentraciónytenía lasmanoscruzadasen la espalda.Las campanillas en las puntas de sus alpargatas hacían unruido tintineante mientras caminaba. Después de un largo momento, sedetuvoparamiraraKyleylevantóunamano.

—No tema. Tengo la solución perfecta para que consiga el afectoeternodesuamada.

—Desdeya, comparte tu sabiduría conmigo—lo alentóKyle—.Esevidentequehastaahorahearruinadolascosas.

—No nos pongamos melodramáticos. —Rapz volvió a subir a labanqueta y cruzó las manos sobre la mesa—. La respuesta esabsolutamentesencilla.

—¿Loes?—Kylepodíaoírelescepticismoensupropiavoz.—Loquedebehaceresceder.

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Kylelevantólascejas.—¿Ceder?Rapzasintióconsolemnidad.—Ríndase.Deseporvencido.Abandoneelconcurso.—Oh,portodosloscielos,Rapz,hablaenserio.—Kylesealejódela

mesa.Miró la cocina.Necesitaba cortar o picar algo antes de perder lacordura—.ConocesaKris.Sidescubrieraquemehiceaunladoparaqueella ganara, nunca me perdonaría. Es demasiado orgullosa como paradejarlopasar.

—Entoncesquenolodescubra.Kylerio.—Cielos,realmenteestássubestimandoaKris.RapzrechazóconungestolaobjecióndeKyle.—Paranada.Sélointeligentequees.Perotambiénséqueloqueno

sabenopuedemolestarle,¿correcto?Kylesacudiólacabeza.—Noestansimple.—Claroquesí.Prepareunacomidaquenosdéarcadas.Hagaquenos

enfermemos. Acabe con nosotros. —El duende levantó los brazos porencimadesucabeza—.Envíenosatodosalaenfermeríasihacefalta.

Kylerio.—Estásalgoloco.Nocreoquedebamosllegaratanto.—Piénselo esta noche. Verá que tengo razón. —Rapz se veía

complacido—.DigamosqueenelPoloNortemeconocencomoelDoctorAmor.

—¿Deverdad?—Bueno, en realidad, no. Pero me ganaré el título si este plan

funciona.Kylenocompartíalaconfianzadelduende.Sí,Krisestaríaencantada

deganarlacompetenciasiesosignificabahacersecargodelacocinadelaSedeCentraldelaNavidad.Pero,sillegaraaoírelmásmínimosusurrodequeéllahabíadejadoganar,jamásloperdonaría.Nunca.Suspiró.

—No hay trato, Rapz.—Kyle se cruzó de brazos—. Kris ya tieneproblemasparaconfiar.Noharénadaquelahagadesconfiardemímásdeloqueyadesconfía.Semerecealgomejorqueunatrampa.

Rapzloexaminóporunlargomomentoantesdehablar.—Estábien—dijoalfin—.Tienerazón.Jueguelimpio.Esprobable

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queganedetodosmodos,yKrisdebesaberloya,¿verdad?Posiblementecocinealgocomocarneasadaconpapasrellenas.—Seestremeció—.Y,siagregaunaensaladaounaguarnicióndeverduras,comosesabequesuelehacer,ustedganará,sinlugaradudas.

Sinlugaradudas.LaspalabrasdelduenderesonabanenlacabezadeKylemientras sedirigíaa suhabitación.Rapzestabaen locierto.Si losduendes iban a ser el jurado en la competencia de cocina de Santa,votaríanencontradelacomidasaludabledeKris.Estohacíaquetodalaideadeunacompetenciafueraridícula,ylojustoseríapedirleaSanta,aprimera hora de lamañana, que desechara ese tema.HastaSanta tendríaque admitir que había organizado un concurso que su sobrina nuncapodríaganar.

***

Krissedespertóalamañanasiguienteconunterribleantojodedonasglaseadas.Mejorseríandonasglaseadascongranas.Gruñóysecolocólaalmohada sobre la cara. ¿Qué le estaba sucediendo? Gritó contra laalmohada.

—¿Mamá?Kris se quitó la almohada y vio que Noelle la estaba observando.

Sonriódébilmente.—Buenosdías,cariño.Noellesesentóalbordedelacama.—¿Porquégritabascontralaalmohada?—Lausabacomosilenciador,paranodespertarte.—¿Tesientesmejorahora?Krissesentóyarrojólaalmohadahaciaelfinaldelacama.—Mucho. —Estiró los brazos—. Pero igual me vendría bien un

abrazo.Despuésdeunbuenabrazo,Krissediocuentadequeyanoqueríalas

donas.—¿Quéquiereshacerhoy,miniña?ElrostrodeNoelleseiluminó.—AyudaréalaseñoraClausaponerlesnombresalosgatitosquese

entregaránderegaloparaNavidad.Medijoquepodríaayudaraescribirlosnombresenlasidentificacionesytambiénaelegirlosmoños.

—Suenadivertido.Solíahacerlomismocuandoteníatuedad.

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—¿Algunavezayudasteconloscachorritos?Krisrio.—No, ese era el sector de San Nick. Carol y yo preferíamos los

gatitos.Noelleasintió.—Yo también.Entonces,mamá,parecequeeras feliz cuandovivías

aquí.—Oh,sí.Adorécreceraquí.—¿Yporquénoestásfelizahoraqueregresaste?—Lo estoy. —Por la forma en que su hija levantó las cejas, Kris

podíaadivinarquenolecreía—.Mira,Noelle,esuncambiomuygranderegresaracasadespuésdetantotiempo.Peroestoyfelizdehabervuelto.

Noellenolequitabalosojosdeencimaasumadre.—¿EstásfelizdequeKyleestéviviendoaquí?Kris se dejó caer sobre la cama y se tapó hasta la cabeza con la

frazada.—Buenintento,mamá.—Noelletiródelafrazada—.¿Notealegras

ensecretodequeélestéaquí?—Talvezloharíasiélnoestuvieraintentandoenvenenaratodoscon

dosismasivasdeazúcarychocolate.—Krissepusodecostadoyseirguiósobreuncodo—.¿Porquéestamoshablandodeestoahora?

—PorquedebesadmitirquequieresqueKylesequede.Conazúcarytodo.

—¿Conazúcarytodo?Noelleasintióconsolemnidad.—¿Quieresquesequedeconnosotras?—Sí,quiero.EstuvehablandoconJollyyconRapz,yelloscreenque

debescasarteconél.Yotambiénlocreo.Kristomónotamentalmenteparaagregarunaraciónextradebrócoli

alosalmuerzosdeJollyydeRapz.—Elcasamientoesunpasomuyimportante,cariño.—¿Quéestásesperando?Krissesentóysepusodepie.—Unaseñaldequees locorrecto.—Sepusolabatay laspantuflas

conformadereno—.Vamosavestirnosyteprepararéundesayunoconavenairlandesa.

—No hace falta, mamá. Kyle ya me preparó unos panqueques con

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chispasdechocolate.Concremabatida,porsupuesto.—Porsupuesto.—Oh, y se supone que debo decirte que te traerá el desayuno a la

camaenunosminutos.—Noellesonrió—.Talvezquierashaceralgoconesamarañadepelos.

Krisgruñó.Sintióqueseveníaungrito.¿Dóndeestabalaalmohada?

***

—Buenosdías,preciosa.—Buenosdías,Kyle—respondióKrisconuntonodevozquelehizo

notarquetendríamuchotrabajopordelante.ÉlsonriómientraspasabaporlapuertaqueNoellelesosteníaabierta.—Gracias, pequeña. ¿Te queda lugar para más panqueques? Traje

algunosextras.—No, gracias. Estoy satisfecha. Pero mi mamá está muerta de

hambre.—Muertadehambre,¿eh?—KyledirigiósuatenciónhaciaKris,que

estaba sentada en la cama, de piernas cruzadas. Vestía un vaquero y unsuéter,y teníaesamiradadesafiantequeélconocíamuybien—.Yocreoqueseveperfecta.

Susmejillassonrojadaslohicieronsonreír.Erabuenosaberquenoerainmuneasushalagos.Colocólabandejaalpiedelacamaylevantólatapa.

—Sudesayunoestáservido,miseñora.Krisseinclinóhaciaadelanteyexaminólaoferta.—¿Unomelettedeclaradehuevoconverdura?—Levantólamirada

hacia él; su sorpresaera evidente.Se llevóunamanoal corazón—.¿Lohicisteparamí?

—Lo hice de corazón. —Le encantaba cómo se veía Kris cuandoestabasorprendida.Yfeliz.Enesemomento,estabadelasdosmaneras.

—Gracias,Kyle.Esadorable.—Lehizoseñasparaquesesentaraalpie de la cama—.Y también saludable, lo queme sorprende después detodaesaazúcarqueandasbarnizandodesdequellegaste.

—¿Barnizandoazúcar?—Levantóunaceja.—Untando.Loquesea.Túmeentiendes.Kylesirvió jugodenaranjaenunvasoyse loalcanzó.Cuandosus

dedosse rozaron,él sintióun familiargolpedeatracción.Loúnicoque

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queríaeraacercarseybesarla,perodebíaactuarconcuidado.—Disfrutatudesayuno.—¿Puedo irme, mamá? —preguntó Noelle desde la puerta—. La

señoraClausylosgatitosestánesperándome.—Ve, cariño. Diviértete. Intentaré visitarte antes de servir el

almuerzo.Kylese rioalveraNoellesalircorriendode lahabitacióny luego

giraryvolvercorriendootravezparadarleungranabrazoasumadre.Éltambiénaceptóuno.

—Diviértete, chiquilla.—Después de haber oído el portazo,miró aKris—. Bueno, no es necesario preguntar: es bastante claro que ella esfelizaquí.

—Muy feliz, y sus alergias prácticamente desaparecieron. —Kriscomió un poco del omelette y masticó pensativa—. Está delicioso —expresó al fin—. Más que delicioso, en realidad. —Pero, en lugar decomerotropoco,sequedómirandoaKyleconunaexpresiónqueélnopudodescifrar.

—¿Qué?—Hizoungestohaciaelplato—.¿Quésucede,Kris?Krisnorespondió.Dehecho,leparecióqueseveíacomoaturdida,lo

quelediolaoportunidadperfectaparasacareltemadelacompetencia.—Kris,conrespectoalplandetutíosobrelacompetencia...Ellaalzóunamanoparapedirlesilencio.—Estoydeacuerdoconeso.Esonoeraloqueélesperabaoír.—¿Deverdad?Ellaasintió.Susonrisaeraespléndida.—Creoquedeberíamos trabajar juntospara crearunplatoperfecto

que deslumbre a todos. Técnicamente no será una competencia, pero lopodríamosllamarunafiestadereconocimientoparalosduendes.

—¿Quierestrabajarenequipo?¿Conmigo?—Absolutamente.—¿Estássegura?Susmiradassecruzaron.—Nuncaestuvetanseguradealgoenmivida.Laobservómientrascomíalosúltimosdostrozosdeomelette.Algo

no estaba bien. ¿Qué había sucedido con su espíritu luchador? ¿Seatrevería a esperar que ella lo hubiera perdonado? Su corazón parecía

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estar infladoconhelio.¿Estabandevueltaencaminoaser laparejaquehabíansido?

—Genial.¿Comenzamoshoyatrabajarenelmenú?—Soy materia dispuesta. —Kris pasó el brazo por encima de la

bandeja y le tocó el brazo—. Gracias por el desayuno. Es el mejordesayunoqueunamujerpodríapedir.

Cuandolesonriódeesamanera,eldeseodetomarlaentresusbrazosfue abrumador.Kyle se conformócon levantar la bandeja del desayuno.No ibaapresionarla.Nosipodíaevitarlo.Pero,mientras regresabaa lacocina principal, se preguntó si cambiar la batería de cocina que habíaelegido para regalarle en Navidad por un anillo de compromiso eraapresurarunpocolascosas.TendríaqueconsultarloconRapz.

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Capítuloocho

—Entonces,¿quétehizocambiardeidea?—Carolpusoenelhornounabandeja de papas rojas cortadas en rodajas. Se limpió las manos en eldelantal y fijó su atención en Kris—. Respecto a Kyle, quiero decir.ParecíastanansiosaporqueabandonaraelPoloNorteyahoraparecequehascambiadodeopinión.

LosojosdeKrisbrillaron.—Fueelomelette.—¿Qué?—LaexpresióndeCaroleradetotalperplejidad.—Preguntastequémehabíahechocambiarde idea.Fueelomelette

que Kyle preparó. —La expresión de Kris adquirió un aspecto lejano,soñador—. Fue perfecto. Las claras de los huevos estaban blandas perococidas.Lasverdurasmantuvierontodosusabor;nosabeslofácilqueescocinarlas demás. Y el queso, ¡oh, Carol!, era la cantidad justa. NuncaconocíunhombrequeentendieralaimportanciadeunapizcadepimientanegracomoKyleMasterson.

Carolsequedóobservándola.—Estásloca.Teconozcodetodalavidaynopuedocreerquerecién

ahoradescubraesto.Krissonrió.—UnavezledijeaKyleque,sipudierapedirundeseoegoísta,sería

probarelomeletteperfecto.Cuandomellevóeldesayunoestamañana,yprobé el primer bocado, me di cuenta de cuánto amor le había puesto.¿Cómonovoyaadoraraesehombre?

—Estoyfelizconelgirodelosacontecimientos,pero¿quépasacontodoese temade lacomida saludable?Meparecióqueesoeraalgoquelosdividíabastante.¿Derepenteyanoimporta?—Carolsirviódostazas

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de té verde y le hizo señas a Kris para que tomara una—. No memalinterpretes;meagradaKyley seadaptarádemaravillas aeste lugar,pero no puedes simplemente ignorar el problema que te tenía tanangustiada.

Kristomóunabanquetaysesentó.Bebióunpocodeté.—Estuvimos haciendo algunas concesiones. No puedes decírselo a

nadie, pero pusimos crema de espinacas en los brownies que servimosestamañana,yniunduendedijounapalabraalrespecto.

Carolrio.—¿Oseaque losdosplaneanconvertir la cocinaenun laboratorio

paraencontrarlaformadecamuflaralimentossaludables?Meencanta.Yel secreto está a salvo conmigo.—Hizo una cruz sobre su corazón—.Pero¿quépasaconeldinero?OdiabasqueKyletuvieratantoguardado.

—Bueno, puedo pasarlo por alto, ¿no? Después de todo, ningúnhombreesperfecto.—Krissostuvolatazacalienteentresusmanos—.LoqueenverdadmemolestófuequeKylenomehubieracontadosobreeldineroysobrecuántoutilizóparafinanciarnuestrorestaurante.

Carolbebióunpocodeté.—Yahoraestábienporque...—Kyleestuvomalennohabersidohonestoconmigo,peroyofuitan

insistenteenhacerlascosasamimodoquemeneguéaescucharcualquiercosa que tuviera que decirme respecto del dinero. Simplemente no leprestéatención.¿Quéclasedeparejahacealgoasí?

—Nolaideal;enesotienesrazón—aceptóCarol—.Elmatrimoniosetratadehacerconcesiones.—Susojosseabrieronaúnmás—.Aguarda,estamoshablandodematrimonio,¿verdad?

—Oh,sí.—Krisnisiquieraintentódisimularlasonrisa—.Tinselmeestá ayudando a encontrar un anillo y le propondré casamiento a Kyle.Manténlosdedoscruzadosparaqueacepte.

***

—Mantengaelanillodecompromisoensubolsillo—ordenóRapzaKyle—. Y que no se le ocurran ideas locas y saque el anillo paradeclararsecuandoseledélagana.¿Soyclaro?

—Entendido.RapzagitóeldedoíndicefrenteaKyle.—Hablo en serio, señor Masterson. No debe sucumbir ante las

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artimañas femeninas ni ante la tentación—. Le mostró la cajita deterciopelonegroqueconteníaelanillodecompromisodeKris,peronolasoltó—.¿QuévaahacersiKrislehaceojitos?

—¿Preguntarlesitienealgoenunojo?—LasonrisadeKyleeraunaclaraseñaldequenoestabatomandoaRapztanenseriocomoelduendequisiera.

—Incorrecto.—Retirólacajita—.Talvezdebaconservarestohastaqueestélistoparatomarelasuntomásenserio.

—Créeme,Rapz,elcorazóndeKrisKringleesalgomuyserio.Nodebespreocuparteporeso.Krisestodoparamí.

Sindecirunasolapalabra,Rapzleentrególacaja.Kyleleagradecióconungestodelacabezaylacolocóenelbolsillodeldelantal.

—Ahorasolodeboencontrarelmomentoperfectoparadeclararme.—¿Quésucedesinoacepta?—preguntóRapz.Kylenoqueríanicontemplaresaposibilidad.—Quizás debamos empezar a pedir unmilagro navideño. Pero, en

casodequeesoseaalgomuyremoto,tengountrucomásbajolamanga.

***

Kyle disfrutó de los dos días previos al gran acontecimiento. PasóunacantidaddetiemporécordenlacocinaconKris.Elesfuerzoconjuntoparacrearunmenúquefueratantosaludablecomodignodeaprobaciónporpartedelosduendesfuncionómejordeloqueesperaba.Dehecho,fuerealmente divertido. Se sintió bien poder reírse juntos. Estar juntos.ManteníalaesperanzadequeKrisexperimentaralomismo.

Echó un vistazo hacia donde estaba ella. Kris estaba armando unabandejacon trozosde fruta fresca juntoaun recipientepara fondueconchocolate amargo. Se la veía tranquila, satisfecha, ¿incluso feliz? Pero¿cómo reaccionaría ante su declaración?Lasmariposas en su estómagodesearíansaberlo.

—Oiga, señor Masterson, venga aquí. Vea los accesorios que lesconseguí.

KyleseunióaRapzyaKrisjuntoalamesadelafondue.SuscejasselevantaroncuandovioloqueRapzsostenía.¿Guantesdeboxeo?

Serioacarcajadas.—¿En serio? ¿Cómo demonios vamos a servir la comida con eso

puesto?

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Krissacudiólacabeza.—Olvídalo, Rapz. Yo tampoco los usaré. —Ella levantó una bata

blanca con forro de satén rojo—. Y no usaré nada que diga “Mamitadulce” en la espalda. —Estiró el brazo para que el duende tomara elatuendo—.Olvídalo.

—Rapz,deverdadcreoquenecesitasvacaciones.—AKyleledivertíaqueKrishubierarechazadola ideadelduendecontantafirmeza—.Perograciasportratardeanimarlascosas.

KrismiróaKylemitadperplejaymitadmolesta.—Noloalientes.Rapzenderezóloshombrosylevantóelmentón.—Bueno, Kris Kringle, te informo que pensaba pararme en tu

esquinaparaquenoestuvierassoladurantelacompetencia.—Aguarda, Rapz. Estamos todos juntos en esto.—Kyle apoyó una

manoenelhombrodelduende—.Krisyyohemoscambiadounpocolosplanesdeestanoche.Peroteagradecemosporhabertratadodedarlesunpocodevidaalascosas.

Aparentemente un poco más apaciguado, Rapz se dirigió hacia elcreciente grupo de duendes que socializaba mientras esperaba lacompetencia.

—¿Quédecíamibata?—“Papitodulce”,¿quémáspodríadecir?Rapzestanextravagante...

Peroséquetienebuenasintenciones.—Esoescierto.—Kylenopudoevitarpensarencuántoextrañaríaa

losduendessituvieraqueabandonarelPoloNorte—.¿Comenzamosconlacelebración?

Krismiróasualrededor.—CreoquedebemosesperaraSanta.Mitíoadoraserelmaestrode

ceremonia.Kyleasintió.—De acuerdo. La comida puede esperar un poco más. —Solo

esperabaquesusnerviostambién.Elanillodecompromisolequemabaenelbolsillo.

***

CuandoSantaporfinllegó,loprimeroquehizoKrisfuealejarlodelafondue.

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—Santa, es hora de dirigirte a los duendes. Pero antes de que lohagas,quieroexplicarteloquetengoplaneado.

Aregañadientes,Santatiróelpalillodeplásticoalabasura.Echóunaúltimamiradadedesolaciónalrecipientedechocolateantesdedirigirlaatenciónhaciasusobrina.

—Sí,sospechabaquealgoibaasuceder.—¿Deverdad?Losojosazulesdeélbrillarondealegría.—Miqueridaniña, soy tu tío.Te conozcodesdequenaciste.Puedo

darmecuentadequetussentimientoshacianuestroKylecambiaron.—Seacercó para que nadie más pudiera oírlo—. Y, si sirve de algo, estoyencantado. Solo prométeme que la boda puede esperar hasta después deNavidad.

Krisrio.—Meparecebien.—Rodeóasutíoconlosbrazosyloabrazófuerte

—.GraciasporrecibirnosamíyaNoelle.Estoyfelizdehabervueltoacasa.

—Nosotrostambiénestamosfelicesdequehayasvuelto.Perotenencuenta que, sin importar adónde vayas en el futuro, siempre vivirás ennuestroscorazones.Esoeslolindodeunafamilia.—Latomódelamano—.Ahoracomencemoslafiesta.

KrissiguióaSantahaciaunaplataforma.Sucorazóndiounrespingocuando Kyle se les unió. Lo amaba. Era todo lo que ella quería en unamigoyenunmarido.LaeternidadjuntoaKyleseconvirtióenellugarmáslindodelmundo.

Tal como ella pensó que sucedería, su tío pareció tardar años endarleslabienvenidaalosduendes.LosdiscursoslargosyfloridosnoerannadanuevoparaSantaClaus,peroKrisdeseabaqueporesa solavez seapresurara. Apenas terminó de pensarlo, su primo, Nick, de pie en laprimerafilajuntoaNoelle,hizoseñasconlasmanos.

—Lamentointerrumpir,papá,peroNoelletienealgoparasumadre.Quisieracompartirloahora.

SantalesonrióaNoelleconcariño.—Porsupuesto,miqueridaniña.Adelante.KrismiróhaciadondeestabaKyle,peroélparecía tan sorprendido

comoella.SevolvióhaciaNoelle.TinselyJollytomaronunrollodetelablanca, uno de cada punta, y comenzaron a caminar hacia atrás para

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desenrollarlo.Cuandosedetuvieron,Krispudover laspalabrasquecomponíanel

mensaje:“MAMÁ,CREOQUEDEBERÍASCASARTECONKYLE”.—Eslaseñalqueestabasesperando,mamá—gritóNoelle.Los duendes reunidos rompieron en aplausos y aclamaciones de

entusiasmo.La sonrisa deNoelle llegó al corazón deKris.Le envió unbesoimaginarioaNoelle.ObservólareaccióndeKyle.Peroélteníaunaexpresiónraraquenoconseguíadescifrar.

SanNicklevantólasmanosparapedirsilencio.—Entonces,¿quédices,Kris?—Lo que yo diga no es la cuestión.—A pesar delmartilleo de su

corazón en el pecho,Kris supo que era elmomento. Sonrió agradecidacuandosutíodiounpasohaciaatrásparaqueellapudierapararsejuntoaKyle.Letemblabanlasmanosmientrasbuscabaelanilloenelbolsillodeldelantal.Apesardelosnervios,enelfondodesucorazónsabíaqueestabahaciendolocorrecto.KyleMastersoneraelhombreperfectoparaella;elhombrealquequeríacontodosucorazón.

—Kyle—lo miró a los ojos—, Noelle y yo te amamos. Amamostododeti.Yoamotododeti.Elsolohechodequenoshayasseguidohastaaquí, y de que hayas creído en Santa y en el Polo Norte solo por laspalabrasdeNoelle,mehicierondarcuentadeque tenías feennosotros.Cuando temiro, veo el futuro que quiero.—Sus ojos se humedecieron.Sostuvoelanilloquehabíaelegidoparaél—.¿Tecasaríasconmigo?

LosojosdeKylenosedespegabandeellamientraspermanecíandepie, contemplándose. Pero él no decía ni una palabra y, a medida quetranscurríanlossegundos,Krissintióunfríoheladorecorrersucuerpo.

—¿Kyle?Élretrocedióunospasos.—Nopuedorespondertupregunta,Kris.Hubo un grito ahogado de todos los presentes. Kris se obligó a

respirar,aunquederepenteparecióquenohabíaoxígenoenlahabitación.—Claro—seoyóasímismadecir—.Losiento,nodebí...—Nopuedo responder tupregunta—la interrumpióKyle—porque

tengounapreguntapropiaquenecesitarespuesta.—Elcontactofuesuavecuando le tomó la mano izquierda y se arrodilló frente a ella—. KrisKringle,eresmimejoramigay lamujersin lacualnoquierovivir.Noquierootracosaenestemundomásquepasarelrestodemividacontigo

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y conNoelle.—Le sonrió esperanzado—.Entonces,mi pregunta es: ¿tecasaríasconmigo?

AntesdequeKrispudieracontestar,suhijagritó:—¡Diquesí,mamá!Cuando los duendes dejaron de reírse, Kris se limpió una lágrima

conlamanolibreyasintió.—Sí.Definitivamente,sí.KrismiróaNoellemientrasKyle,yaparadofrenteaella,lecolocaba

unanilloconundiamante.Noelle lemostró suspulgaresarriba.Kris lesonrió.

—Hayunacosamás,Kris.—Kylelaatrajohaciaélyseacercóparaque pudiera oírlo por encima del alboroto que hacían los duendes alcelebrar—. Tengo algo más que decirte que puede hacerte cambiar deopinión.

Kris vio a Kyle sacar un papel del bolsillo del delantal. Él se loentregóyella,conmanostemblorosas, loabrió.Susojosrecorrieronlahoja.Enseguida sedio cuentadequeeraun resumendecuentabancariaconunenormeceroalpie.MiróaKyle.

—¿Quéesesto?—Estoyquebrado,Kris.Doné todo loque teníaenestemundoaun

banco de alimentos.—Hizo una pausa; sus ojos imploraban que ella locomprendiera—.Noqueríaquemidineroseinterpusieraentrenosotros.

Krisestiróelbrazoyacariciósumejilla.—Esofueungestomuylindo.Perotudineronuncafueelproblema;

fuemi terca arrogancia.Y tu dinero no es lo único que ya no está.Medeshicedemitontoorgullo.

—¿Yahoracómoseguimos?—KylepasóunamanoalrededordelacinturadeKrisyseacercópararozarleloslabiosconunbeso.

—Bueno, Santa podría aceptar que conserves tu empleo. Tal vezdebas comenzar a trabajar en... no, aguarda, deberíamos comenzar atrabajar en un libro de recetas navideñas. Piensa en cuánto nosdivertiremos.—Se alejó solo un poco para podermirarlo a los ojos—.¿Quéopinas?

—¿Quéopino?—Sonrióconunaexpresióndeamorensusojos—.Creoque,sinoscasamos,criamosaNoellemientrasvivimosaquí,enelPoloNorte,almismo tiempoque trabajamos juntosen lacocinayen laredaccióndellibro,tendremoslarecetaperfectaparaunavidafeliz.

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NotadeCarolineEspero que hayan disfrutado de El regreso de Kris Kringle. Les

agradeceríamucho si pudierandejar un comentario sobre el libro en elsitiodondelocompraron.Porfavor,visitenmisitiowebparainscribirseen la lista de correo y así poder recibir información sobre mis otrascomediasrománticasysobrenuevaspublicaciones.Gracias.

Caroline

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www.carolinemickelson.com

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Porfavor,continúaleyendoparaverunfragmentodeLaNavidaddela

señoritaKaneCapítulouno

—NopuedocreerquemehayasdesterradodelPoloNorte.—CarolClauslanzóunamiradahaciasupadrealotroladodeltrineo—.¿Quéfueloquehice?

—No seas tan melodramática, cariño.—Santa sonrió a su hija. SebajódelasientodelconductorylehizoseñasaCarolparaqueseacercara.Cuando lo hizo, él le rodeó los hombros y le dio un abrazo afectuoso.HizoungestohaciaelvecindariodeIndianVillage,iluminadoporlaluna—.EsteesunhermosolugarparaquepasestuprimeraNavidadlejosdecasa.

Carolmiróhacialacallecubiertadenieve.Cadacasadedospisosenesa calle sin salida estaba adornada con luces navideñas, un pesebre,objetosnavideñoseneljardínyunacoronadepinoenlapuertaprincipal.La séptima casa, justo debajo de sus pies, era la excepción al espíritufestivodelvecindario.Eraunacasacolonialconestructurademadera,decolorblanco,conpersianasnegras,ynodabaningún indiciodequesusdueñossupieranquefaltabansolotresdíasparaNavidad.

Ella miró suplicante a su padre pero, si bien sus ojos azulesreflejabansuamorporella,nodioseñalesderevertirladecisióndequela hija pasara su primera Navidad fuera de su hogar con una familiaelegidapor él.Erauna tradiciónde la familiaClausyhacía tiempoqueCarol, la hija menor, lo debería haber hecho. Aun así, hizo un último

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intentodesesperadoparaquesupadrecambiaradeopinión.—Túmismodijistequenadiesedistinguecomoyodirigiendoalos

duendes.—Escierto, lodijey lodije en serio.Pero tu ausencia ledará a tu

hermano Nicholas la oportunidad de trabajar más de cerca con ellos.Además,temerecesalgodediversiónesteaño.Trabajasdemasiado.

—Adoro cada momento. —Carol colocó un mechón de su pelooscuro detrás de la oreja. Tenía los mismos ojos azules que los de supadreycompartíasuamorporlaNavidad—.Teextrañaré,papá.

—También te voy a extrañar,mi niña. Sé que no será fácil, Carol,pero es necesario.—Puso lamano en el bolsillo de la chaqueta roja deplumónysacóunahojadepapeldoblada—.Léelo.

Ellaestirólamanoparatomarelpapel.—¿Quées?—Sololéelo.Eslarazónporlaqueestásaquí.Carol abrió la hoja rayada, un poco arrugada, y enseguida se dio

cuentadequeestabaescritaporunniño.Afortunadamente,lalunabrillabalo suficiente como para permitirle leer con facilidad las palabrasprolijamenteescritasconcrayón.

QueridoSanta:Mi papá no sabe que te estoy escribiendo. Me diría que no puedo

escribirleaalguienquenisiquieraexiste,peroyoséqueeresreal.Melodijo mi mamá antes de morir. Mi hermanito Patrick no recuerda que lohayadicho,peroesoesporqueellamuriócuandoélnisiquieraestabaenel jardín de infantes. No te escribo para pedirte algo para mí o paraPatrick.Pero,Santa,¿podríastraerleamipapáalgodefelicidad?Séquelosduendesnopuedenenvolverlayquenoesalgoquepuedashacerentrarporlachimenea,peroélnecesitaayuda.Noséaquiénmáspedírsela.Séquepensarásenalgo,Santa.

Hillary(8años)PD:APatricklegustajugarconautos,ymicolorfavoritoeselrosa.Carolterminódeleerlacarta,volvióadoblarlayseladevolvióasu

padre.—SupongoqueestamosencasadeHillaryydePatrick.Santaasintió.—Y en el momento preciso, mi querida. Aquí viven tres personas

muytristes.NopuedosoportarquesufranotrasFiestasdeprimentes.

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—Eres tan compasivo, papá...—Carol sabía que había perdido. Nopodíadecirlequenoasupadre,nocuandolapequeñaHillarycontabaconSantaClausyestecontabaconella—.Pasaalgomásde loquemeestásdiciendo,¿verdad?

Supadreasintió.—Bastantemás.—Entoncesdimequésucede.Prefierosaberaquémeenfrentaré.—

Carol golpeó el piso con los pies para mantener la sensibilidad—. ¿Setratadelamadredelosniños?

—No.Losniñoserandemasiadopequeñosparasaberquesumadrelo tenía todo, pero abandonó a su padre justo antes de que a ella lediagnosticarancáncer.Yahabíaalquiladounacasayhabíaempacadocasitodassuscosas,peroseenteródequeestabaenferma.Sumaridoinsistióenquesequedaraenlahabitacióndehuéspedespararecuperarse.

—Peronolohizo—supusoCarol—.Recuperarse,digo.Santaasintió.—¿Ibaadejaralosniñosconsupadre?—preguntóparaaclararlas

cosas—.¿Nohubounaluchaporlatenenciadesushijos?—No.Elladejóenclaroquenoestabadispuestaaserunamadrede

tiempocompleto.—¿EntoncesesteBenHansontieneelcorazónrotoporelplandesu

mujer para dejarlo y por su muerte, y el dolor que siente se estátransmitiendoaloshijos?

—No,noeseso.Claroquehubocierta tristezaquesuperar,pero lafamilia parece estar extraordinariamente bien en la mayoría de losaspectos.

—¿Dóndeentroyo?Noentiendoloquequieresquehaga,papá.—BenHansontieneproblemasconlaNavidad.—Define“problemas”.Santasoltóunlargosuspiro,queprontoseconvirtióenunabocanada

dehumo.—Trabaja como cronista deportivo, pero está escribiendo un libro

quemetienebastantepreocupado.—Sacudió lacabezacondesaliento—.Lo hace con tanta convicción que temo que convenza a unos cuantospadres.

Carol lo observó. Nunca antes lo había visto molesto con ningúnincrédulo.

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—¿Cuáleseltítulodellibro?—Basta de tonterías navideñas: por qué mentirle a su hijo sobre

Santaesunamalaidea.—¡Oh!—dijoCarol, quien de repente comprendió la preocupación

desupadre—,esonoesbueno.—Exactamente.Porlomenosahorayaestabaclaroloqueellaestabahaciendoallí.—Quieres que consiga el manuscrito y lo destruya, ¿es esa mi

misión?SantaClausfruncióelceño.—Porsupuestoqueno;novamosasalvarlaNavidadmediantehurto

ydestruccióndepropiedadajena.Además,seguramentelotieneguardadoenundiscoduroexterno.

—Entonces,¿quéquieresquehaga?—Quieroqueseastúmisma.—ElrostrodeSantaseiluminó—.Solo

sétúmisma,Carol.SiempretuvisteelverdaderoespíritudelaNavidadentu corazón; ahora ve y comparte ese regocijo con la familia Hanson.Verás,nocreoquesolodebamosayudaralseñorHansonaqueaprendaaamar la Navidad; creo que debemos convertirlo en uno de nuestrosembajadores.Unabrillanteidea,modestiaaparte.

BrillantenoeralapalabraquehubierausadoCarol.Supadre—cadaalegrerincóndesucuerpo—erauneternooptimista.LosembajadoresdelaNavidaderanadultosquecreíanenlahistoriadeSantayenlamagiadelaNavidad.Segúnsupadre,estosembajadoreseranclaveparamantenervivalatradicióndeSantaClaus.

Carol hizo rápidamente las cuentas en su cabeza. ¿Su padre queríaquellevaraaesteBenHansondesde“lastonteríanavideñas”hastael“¡Ho,ho,ho!”ensolounospocosdías?

—Los niños del mundo cuentan con nosotros, Carol. No podemosdefraudarlos.

Carolno teníamuchasesperanzasde lograrlo,perosabíaquedebíaintentarlo.Supadrecontabaconella,ynoibaadecepcionarlo;nopodíahacerlo.CadaniñoeraimportanteparaSanta.Esaeraunadelascosasquemásamabadeél.

—Teextrañaré.—Yo tambiénvoyaextrañarte,miniña.—Santaabrió susbrazosy

Carollediounabrazodedespedidaantesqueélvolvieraasubiraltrineo.

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Tomólasriendas—.Llámamecuandomenecesites.Carol asintió, pero sabía que no lo haría a menos que fuera una

emergencia. Los próximos días iban a ser un torbellino de continuaactividadenelPoloNorte.Nodudabadequesupadre,o sumadreysuhermano si vamos al caso, estuvieran a su disposición. Pero necesitabamanejarestoporsucuenta.¿Cómo?,noteníaidea.

—¿Algunasinstruccionesenespecial?—preguntóconesperanzas.Santapensóunmomento.—Solouna:intentanoabsorberlatristezadelosHanson.Ensulugar,

dejaqueellosabsorbantualegría.Ahora,deboapresurarme.—Leenvióunbesoenelaire—.FelizNavidad,miniña.

—Espera, papá—exclamóCarol justo cuando chasqueó las riendas—.¿Almenospodríasbajarmedeltecho?

—Losiento,cariño.—SantasetocódeinmediatolanarizyCarolfuetransportada hasta la puerta principal de losHanson. Ellamiró hacia elcielonocturnodespejadoysaludócon tristezaal trineo,quedesaparecíaconrapidez.CiertamenteunafelizNavidad.

Tomósumaletaytocóeltimbre.

***

ElsonidodeltimbredespertóaBenHansondeunsueñointermitente.Sequedóenlacamapensandosilohabíaimaginado.No,ahíestabaotravez.Apartólasábana,tomósugastadabatadetoallayselapuso.Colocólospiesenlaspantuflas, tambiéngastadas,ysearrastróhastalaventana.Miróhaciaeljardíniluminadoporlaluna,masnovioningúnautoenelfrente.Perosíoyóquealguiengolpeabalapuerta.

Bensepasólamanoporelpelodespeinadoytomósusanteojosdearmazónmetálicodelamesitadenoche.Pasóaverasuhijoyasuhija,pero ambos dormían. Se apresuró a bajar las escaleras suavemente yencendió la luz del porche. Dejó la cadena puesta y abrió la puerta losuficientecomoparaasomarse.

Unajovenvestidaconunabrigodelanacolorrojocerezaestabaenelumbral.Aunque llevabaunaboina tejida, estanocubría supelocortocastaño oscuro ni tapaba su rostro. Un rostro que se veía bastantedespiertoyentusiasta,teniendoencuentaqueeranlasdosdelamañana.

—¿Puedoayudarlaenalgo?—preguntó.—Hola,señorHanson—sonrióladesconocida.

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LamentedeBenseapresuróa identificarel rostrode lamujer.Noconocíamuchoasusvecinos,peroestabacasisegurodequeesajovennoeraunodeellos.Seacordaríasilahubieravistoantes.Sinembargo,ellalo conocía. O por lo menos sabía su nombre, lo que lo colocaba endesventaja.

—Losiento,nolaconozco.—SoyCarolKane.—Lomiróconactitudexpectante.—¿Quépuedohacerporusted, señoritaKane?—Aunque se laveía

inocente,Benmanteníalamanosobrelamanija,listoparadarunportazosiledecíaqueestabaallíparainvitarloaformarpartedealgúnculto.

—Soylanuevaaupair.—Sonrió—.¿Puedoentrar?¿Aupair?Esonoestababien.—Sesuponíaquevendríareciénenenero—contestóél.—Estoyaquíahora.—Otrasonrisa—.¿Puedoentrar?Bendudó.¿Quéestabahaciendoallíenplenamadrugada,yalmenos

unasemanaantes?—¿Tienealgúndocumento?¿Algunapruebadequiénes?Supreguntanoparecióinmutarla.Dehechoparecíamuypreparada,

ya que puso lamano en el bolso y sacó unos papeles. Los pasó por laranuradelapuerta.

—Aquítiene,señorHanson.Lacartadelaagencia,micurrículoymipasaporte.

Benhojeólospapelesrápidamente.CarolKane,veinticuatroaños,unmetro sesenta y cinco de altura. Abrió el pasaporte y de inmediatoreconocióenelrostroalegredelafotoelmismodelajovenqueestabaparadaenelumbral.Ledevolviólospapelesporlapuertaapenasabierta.

—Gracias,señorHanson.¿Puedoentrar?—volvióapreguntar.—Sí, claro, lo siento.—Ben quitó la cadena y abrió la puerta. Se

apartó mientras Carol entraba al vestíbulo. Tenía una maleta Samsoniteclásica,pequeña,redondayroja.Elabrigodelanayelbolsotambiéneranclásicos. No había nada de desaliñado en Carol Kane. Al contrario: erajoven, coqueta, alegre y —Ben no tenía dudas— bastante entusiasta entodoloquehacía.

Comenzóapreguntarsesinohabíacometidoungranerror.—Lamentohaberllegadotantarde—sedisculpóCarol—.Dedonde

vengo,eltransportenoestanconfiablecomocreería.Bensacudiólacabeza.

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—No llega tarde, señoritaKane.No la esperabahastaprincipiosdeenero.

—PenséquepodríallegaratiempoparalasFiestas.Benlamirófijamente.Habíasidoungranerror.Esciertoqueerala

primeraaupairquehabíacontratado,yDiossabíaquenecesitabaayudacon los niños, pero no esperaba una niñera contratada que aparecieracomounparienteperdidoquefinalmentellegabaacasaparalasFiestas.

—EnrealidadnocelebramoslasFiestas—alcanzóaobjetar.CarolmiróelvestíbuloylasaladeestarporsobreelhombrodeBen.—Yaloveo.¿Esuntemareligioso?—No.Simplementenomegusta laNavidad.—Empujó losanteojos

haciaarriba.—Esdifícildeimaginar—afirmóCarol—.AdorolaNavidad.Esuna

época de júbilo. Estoy segura de que podemos celebrar... —Ben lainterrumpiólevantandolamano.

—Deténgase ahí, señoritaKane.No tendremos nada que ver con laNavidadesteaño.

—¿Por qué no?—Su expresión no era crítica,más bien curiosa—.¿Loponetriste?

SuspalabrasdespertaronunaalarmaenlacabezadeBen.Estonoibaafuncionar:elladebíairse.

—SeñoritaKane,metemoquehuboungranmalentendido.Novoyanecesitarayudaconlosniñosdespuésdetodo.Permítamellamaruntaxi.Hayunhotelcercadeaquí.

Giró hacia lamesa del vestíbulo y tomó la agenda.Dio vueltas lashojasmientrastratabaderecordarelnombredelaempresadetaxis.

Levantó lamiradasorprendidocuandoellaapoyólamanosobresumanga.

—Sinduda,noquerráenviarmeaunhoteldesconocidoenmediodelanoche,¿verdad,señorHanson?—preguntóCarol—.¿Nopodríadarmealojamientoalmenosporestanoche?

Ben dudó, dividido entre el deseo de hacer lo correcto y el derecuperarsuhogar tranquilo,predecibleyordenado.¿Enquépensabaalcontratarunadesconocidaparaquevivieraensucasa?

—Me conformaría perfectamente con sentarme en la cocina si notieneningunahabitaciónpreparada—rogóella—.Porfavor.

Bensesintióuncanalla.

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—Losiento,señoritaKane.Claroquepuedequedarseestanoche.Lahabitacióndehuéspedes está al final del pasillo.—Tomósumaletay sesorprendióporlolivianaqueera—.Sígame.

Condujo a Carol por el pasillo, dejó lamaleta en la habitación dehuéspedesyluegolemostródóndeestabaelbaño.

—Bueno,supongoquelaveréporlamañana.—Bensequedóenlapuertaconaireindeciso—.Lamentoelcambiodeplanes.

LasonrisadeCarolerabrillante.—No se preocupe, señor Hanson. Estoy segura de que las cosas

saldráncomodebenser.Parasabermas