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  • T H E S A V R V SBOLETN

    DEL INSTITUTO CARO Y CUERVO

    TOMO XXII Mayo-Agosto 1967 NMERO 2

    LA CONJUGACIN OBJETIVAEN CASTELLANO Y EN FRANCS1

    0. El problema a que alude el ttulo del presente estudio,podra aparecer, a primera vista, sorprendente. Estamos acos-tumbrados a entender por 'conjugacin objetiva' un fen-meno ms bien raro que suele ejemplificarse por mediode los paradigmas verbales del vascuence2, del hngaro3o del quechua. En cambio, la mayora de los idiomas co-nocidos, y sobre todo los idiomas indoeuropeos, se consi-deran como ajenos a tal fenmeno, e incluso podra parecerrevolucionario el que pongamos en duda esta opinin ge-neralmente admitida. Nuestra primera tarea ser, pues, probarque ante ciertas interpretaciones, hoy en da ya tradicionales,

    1 Este artculo es en parte la traduccin castellana y en parte una re-

    fundicin de La conjttgaison objective en jranfais et en espagnol, publicado enLangages, 3 (scpt. 1966), pgs. 19-39; se han aadido algunas precisiones, sobretodo en lo que se refiere al castellano, y me complazco en expresar mi profundoagradecimiento a todos los que, en varias discusiones sobre el texto provisional,me han proporcionado valiosos consejos y sugestiones. Vase ahora, adems,WOLFGANC ROTHE, Romanische Objek^tkpnjugation, publicado en RomanischeVorschungen, 78 (1966), pgs. 530-547.

    2 Cf. ANDR MARTINET, La construction ergative et les structures lmentaires

    de i'nonc, reeditado en La linguistique synchronique, Paris, 1965, pgs. 206-222, en particular pgs. 217-220.

    3 Cf. LUCIEN TESNIERE, lments de symaxe structurale, Paris, 1959, ca-

    ptulo 62.

  • 154 KLAUS HEGER BICC, XXH, 1967

    de los sistemas verbales de los idiomas romnicos, tieneplena justificacin la pregunta de si existe una conjugacinobjetiva en castellano y en sus lenguas hermanas.

    i. Pero previamente es preciso saber qu se entiendeexactamente por 'conjugacin objetiva', y antes de definira sta distinguindola de otras clases conjugacionales, hayque definir lo que es una conjugacin. Para llegar a estaltima definicin ser til que nos atengamos a ciertas in-terpretaciones del sistema verbal francs en las que concuer-dan la mayora de los lingistas. Esta lengua, como se sabe,distingue, en el pronombre personal sujeto, formas 'tnicas'(moi, etc.) y formas 'tonas' (je, etc.), y en estas formasllamadas 'tonas' se ha llegado a ver nada ms que elementosequivalentes a las desinencias personales del latn y con-servadas hasta hoy en castellano. Se nos dice sobre esto que"el sustantivo personal, transformndose . . . poco a pocoen indicio personal, despus desinencia personal, llega asa proporcionar al verbo los elementos de su conjugacinpersonal. La aparicin del verbo, que por cierto no es unhecho universal en los idiomas..., se produce, pues, cuandotiene lugar, a travs de la aglutinacin de un sustantivo deaccin y de un sustantivo personal"4. Estas palabras con-tienen, por lo menos en forma implcita, dos definicionesque permiten precisar las bases sobre las que puede plan-tearse el problema que nos ocupa:

    Son los 'indicios personales' o 'desinencias personales'los que garantizan la existencia de una 'conjugacin per-sonal'. De aqu se deduce, por extrapolacin, que la pre-sencia de ciertos 'indicios' o 'desinencias' es condicin nece-saria para que haya conjugacin.

    De la segunda parte del citado texto de Tesnire sededuce que la presencia de un 'indicio personal' o de una'desinencia personal', no slo es condicin necesaria para quehaya conjugacin personal, sino incluso condicin suficientepara que haya conjugacin como tal.

    * L U C I E N T E S N I R E , op. cit., captulo 6 1 , S 13.

  • BICC, XXII, 1967 LA CONJUGACIN OBJETIVA 155

    En otras palabras, lo que permite definir a un lexemacualquiera como lexema verbal, es la aglutinacin, a tallexema, de un elemento lingstico que designa la relacindictica personal entre el que habla y un actante. Y la con-jugacin de un verbo no es otra cosa que el paradigma quese obtiene por medio de la enumeracin, ordenada segncierto esquema, de todos los elementos aglutinados a unlexema verbal dado.

    Mas ahora hay que definir los trminos 'relacin dicticapersonal', 'actante' y 'elemento lingstico aglutinado'. Encuanto al primero, me limito a hacer referencia a las de-finiciones que he dado de estas relaciones dicticas personalesen otro artculo5, basndome en la oposicin conceptualentre el 'yo' y el 'no-yo'. Baste decir en este lugar, que dichasrelaciones dicticas personales son algo muy parecido a laconocidsima triparticin de la categora gramatical 'persona',junto con algunas precisiones que aqu no importan tanto. Respecto del segundo trmino, el 'actante', baste decirque en este caso me atengo a la terminologa empleada porLucien Tesnire, pero restringindola de manera que por'actante' entiendo exclusivamente la categora conceptual, esdecir el que participa en la accin que se designa por ellexema verbalG. Finalmente, en cuanto a los 'elementoslingsticos aglutinados', por los cuales he sustituido los 'in-dicios' y 'desinencias' de que habla Tesnire, baste recordardos rasgos caractersticos para llegar a una definicin quesatisfaga en nuestro caso:

    Es preciso que no se d ms que un nmero limitadode tales 'elementos', ya que al definir la conjugacin comoparadigma obtenido mediante su enumeracin, hemos su-

    5 Cf. KLAUS HECER, Personle Deixis und grammatische Person, en Zeit-

    schrijl fiir romanische Philologie, 81 (1965), pgs. 76-97; en cuanto a lascategoras conceptuales y el papel que les atribuyo en el anlisis lingstico, cf.mi artculo Les bases mthodologiqnes de l'onomasiologie et du classement parconcepts, en Travaux de Linguistique et de ttraturc, III, I (1965), pgs. 7-32(cuya traduccin castellana est en preparacin).

    * Cf. LUCIEN TESKIKRE, op. cit., y mi artculo Valenz, Diathese imd Kasus, enZeitschri/ jr romamsche Philologie, 82 (1966), pgs. 138-170 (cuya traduc-cin castellana est en preparacin).

  • 156 KLAUS HEGER BICC, XXII, 1967

    puesto implcitamente la posibilidad de una enumeracinexhaustiva. Aplicando la bien conocida distincin en estecaso no muy problemtica entre lexemas y morfemas (se-gn la terminologa de Andr Martinet), es evidente quebajo los morfemas se han de subsumir nuestros 'elementos'.

    Es evidente, adems, que el trmino 'aglutinado', talcomo venimos emplendolo, quiere decir que los 'elementos'existen exclusivamente en aglutinacin. Por tanto, en el sen-tido de la distincin, igualmente bien conocida, entre formaslibres (free forms) y formas ligadas {bound forms), dichos'elementos' se han de clasificar entre estas ltimas.

    Antes de seguir ms adelante, ser quizs til recordarque, a pesar de ciertas apariencias, las dos oposiciones queacabamos de aplicar no son equivalentes. Lo que tienen decomn no es ms que un rasgo ms bien negativo: susdefiniciones no llegan a excluir zonas de transicin en lasque faltan criterios unvocos que pudieran permitir su apli-cacin. Para todo lo que, en cambio, queda fuera de estaszonas de transicin, vale la no-identidad de las dos oposi-ciones. Se define la distincin entre morfema y lexema porla oposicin entre inventario limitado e inventario ilimitado,y se define la distincin entre formas ligadas y formas librespor la oposicin entre la ausencia de la capacidad de formarun enunciado autnomo mnimo y la presencia de esta ca-pacidad. Combinando las dos oposiciones obtenemos, por:tanto, cuatro clases distintas:

    1) lexemas libres, que comprenden la gran mayora delo que estamos acostumbrados a llamar 'palabras';

    2) lexemas ligados, fenmeno mucho ms raro y quepodra ejemplificarse por medio de ciertos elementos de pa-labras cultas tales como el tele de telfono, telgrafo, tele-visin, etc.;

    3fi) morfemas libres, que comprenden, por ejemplo, lospronombres personales de la serie yo, t, etc.; y

    4) los morfemas ligados que forman la clase que aqunos ocupa.

  • BICC, XXII, 1967 LA CONJUGACIN OBJETIVA 157

    2. Despus de estas consideraciones, poseemos un ins-trumento metodolgico que permite formular de manerams precisa el problema que nos hemos planteado. Cada clasede morfemas ligados que se combinan con lexemas verbales,constituye una clase conjugacional respectiva. Por tanto, lapregunta de si existe cierta clase conjugacional en un idiomadado, se reduce a la pregunta de si existen o no morfemasligados respectivos en ese idioma. Nuestro problema, quepareca provenir de zonas ms bien perifricas, e inclusoexticas, de la lingstica general, se reduce as a una cuestina que se puede contestar por la simple observacin de hechospalpables dados en los idiomas que aqu nos interesan.

    2.1. Cules son, pues, los morfemas ligados que, segnlo dicho, constituyen clases conjugacionales en castellano yen sus lenguas hermanas neolatinas? Para no extender de-masiado el mbito de nuestras consideraciones seguiremoslimitndonos, en cuanto a estas ltimas, al francs, que porvarias razones es la que mejor se presta a comparacionesestructurales con el castellano es decir a comparacionesque, ni sean intiles por ser casi idnticos los dos sistemascotejados, ni sean tampoco demasiado complicadas por latotal ausencia de rasgos comunes entre ellos. Otra limitacintenemos que prever por razones prcticas: no hablaremosde las desinencias tradicionales, a las que corresponden clasesconjugacionales desde hace mucho canonizadas en las gra-mticas, ni tampoco hablaremos de los llamados verbos au-xiliares, que plantean problemas interesantsimos, pero cuyoexamen rebasara por completo el margen de este artculo.

    Nos quedan, pues, por registrar las siguientes clases demorfemas ligados que se combinan con lexemas verbales yque, por tanto, constituyen clases conjugacionales respectivas:

    2.1.1. Las ya mencionadas formas 'tonas' del pronom-bre personal sujeto del francs comprenden la serie /z / , /tu/,/ i ( l ) / , / / y / i (z) / , a la cual, adems, se suman por extra-polacin analgica las formas a la vez 'tonas' y 'tnicas' /el/,/nu/, /vu/ y /el(z)/ . La clase conjugacional que les co-

  • 158 KLAUS HliCER BICC, XXU, 1967

    rresponde es la conjugacin personal subjetiva bien conociday que nos ha servido de punto de partida. Su equivalentecastellano est constituido por las desinencias heredadas dellatn y que igualmente hay que clasificar en el grupode morfemas ligados. La nica diferencia importante entrelos dos idiomas consiste en que en castellano estos morfemasligados siguen al lexema verbal, mientras que en francs lopreceden. Tomada en s, parece ser sta una diferencia msbien de superficie que de sustancia, pero ya veremos que havenido ejerciendo una influencia considerable no slo sobrelas estructuras de ambas lenguas, sino tambin sobre el juicioque la gramtica se ha formado de estas estructuras.

    2.1.2. Lo que vale para las formas 'tonas' del pro-nombre personal sujeto, no vale menos para las mismasformas del pronombre personal objeto. Dicho sea entre pa-rntesis, parece sorprendente el que hasta ahora nadie, queyo sepa, haya cado en la idea tan evidente de equiparar1estas dos clases de formas 'tonas'. El que se distingan formas'tnicas' y formas 'tonas' en el pronombre personal objeto,ya no es fenmeno exclusivo del francs, sino patrimoniocomn de casi todas las lenguas romnicas. Nos encontramos,pues, .con una clase de morfemas ligados que pueden ejem-plificarse, tanto con la serie castellana me, te, se, le, lo, la,nos, os, les, los y las, como con la serie francesa /m/ , /t/,/ s / , / I / , /la/, / le/ y /lor/, ms las formas, tanto 'tnicas'como 'tonas', /lwi/, /nu/ y /vu/; e igualmente podran ci-tarse aqu las series respectivas del portugus, del cataln,del italiano y del rumano7. Lo comn de todas ellas con-siste en que se trata de series de morfemas ligados y que,por tanto, segn la definicin que hemos adoptado, cons-tituyen una clase conjugacional respectiva. Ahora bien, estaclase conjugacional no es otra que la conjugacin personalobjetiva, acerca de la cual nos hemos preguntado si existeo no en castellano y en sus lenguas hermanas. Podemos,

    7 Para ellas, vase WOLFGANG ROTHE, op. cir. (cf. nota 1).

  • BICC, XXII, 1967 LA CONJUGACIN OBJETIVA 159

    pues, contestar afirmativamente, y que existe en castellano,en francs y en la gran mayora de las restantes lenguasromnicas. Quedan, por. cierto, diferencias de detalle al co-tejar un idioma con otro, y algunas de estas diferencias nosvan a ocupar al estudiar ms de cerca los paradigmas res-pectivos por ejemplo las que resultan de la situacin pro-blemtica que se da en castellano, a causa de la competenciaentre lesmo y losmo. Aqu, en cambio, es lugar de subrayarotro rasgo comn: tanto en castellano como en francs (como,adems, en el resto de las lenguas romnicas que se podrancitar) tenemos que ver con morfemas ligados que precedena su lexema verbal. Es decir, la diferencia formal entre lasdos lenguas que hemos observado en el caso de la conju-gacin subjetiva, no existe en el de la conjugacin objetiva.

    2.1.3. Al preguntarnos si hay an otros morfemas li-gados que, segn nuestra definicin, constituyan clases con-jugacionales respectivas, nos vemos otra vez ante fenmenosexclusivos del francs. En este idioma hay que registrar losllamados adverbios pronominales / i / y //, la negacin o para utilizar el trmino ms preciso introducido por. Da-mourette y Pichn y defendido de nuevo por Tesnire8 el "discordantiel" /n/ , los monemas interrogativos /esk/ y/ t i / y otras formas ms que en el francs actual presentanel estado de morfema ligado. Mientras que corresponde alos morfemas / i / y // una clase conjugacional que podraconsiderarse como sub-clase de la conjugacin objetiva, losotros morfemas mencionados justifican el que se hable dela existencia, en francs, de una conjugacin negativa o dis-cordancial, de una conjugacin interrogativa y de otras clasesconjugacionales ms, que mejor se clasificaran como mo-dales. El francs, por. tanto, se distingue del castellano y ala vez de la mayora de las otras lenguas romnicas, poruna riqueza de clases conjugacionales que, en comparacincon lo que nos dicen las gramticas tradicionales, ya tienenun sabor incluso algo extico.

    Cf. LUCIEN TESNIKRE, op. cit., captulos 91-93.

  • 160 KLAUS HEGER BICC, XXII, 1967

    2.2. Pero volvamos a la conjugacin objetiva, cuya exis-tencia hemos observado tanto en castellano como en francs,y precisemos un poco los detalles de lo que hasta ahora slohemos esbozado. Lo haremos en la forma tradicional deparadigmas de conjugacin, pero estos paradigmas que damosa continuacin, requieren unos comentarios preliminares.

    2.2.1. Las cifras 1, 2 y 3 indican los actantes segn laterminologa empleada por Lucien Tesnire; empleando laterminologa gramatical tradicional, pueden traducirse 1{prime actant) por s u j e t o , 2 {second actant) por c o m -p l e m e n t o d i r e c t o , y 3 {tiers actant) por c o m p l e -m e n t o i n d i r e c t o . Sin embargo, hay que aadir que,al servirnos de estos conceptos tradicionales y de las cate-goras formales a las que ellos corresponden, estamos encontradiccin abierta con nuestra definicin del actante comocategora conceptual. Esquivamos los peligros que resultande tal contradiccin limitndonos aqu a ciertos tipos espe-cficos de las posibles correspondencias entre los actantes sim-plemente enumerados a la manera de Tesnire, y las fun-ciones actanciales definidas segn los anlisis que he pro-puesto en mi artculo antes citado9. Si, al contrario, quisi-ramos dar el paradigma de la conjugacin objetiva sin estalimitacin, habra que sustituir las cifras 1, 2 y 3 por la listams larga y ms compleja de las funciones actanciales.

    * Ms exactamente, nos limitamos aqu a las correspondencias indicadas porel siguiente esquema; las funciones actanciales que en l figuran, estn definidasen mi artculo citado en la nota 6, 4.2.1. y 4.2.3.:

    actantes

    prime actant

    second actant

    tiers actant

    trivalenciapredicativa o

    causalfinalanti-

    causalfinal

    finalcausal

    funciones actancialesen caso debivalencia monovalencia

    predicativa,causal o fina!

    anticausal oantifinal

  • BICC, XXH, 1967 LA CONJUGACIN OBJETIVA 161

    2.2.2. Las frmulas O, OE y E indican la relacindictica personal respectiva y se emplean segn los anlisisque he propuesto en mi artculo antes citado (nota 5). Enforma muy aproximativa corresponden a las tres personasde la gramtica tradicional, ms exactamente al yo (O), alno-yo que participa en el acto de comunicacin (E), yal no-yo que no participa en el acto de comunicacin(OE). Ya que este ltimo slo est definido negativamente,hay que prever el caso de una delimitacin secundaria pormedio de la identificacin de dos o varios O que figuranen distintas funciones actanciales. Por esta razn, hay queintroducir adems la oposicin entre OE y OE=^ parael segundo y el tercer actantes, indicando as su identifica-cin o no-identificacin con el primer actante. Tericamentepuede existir tambin el caso equivalente de una identifi-cacin del segundo con el tercer actante. Puesto que, sinembargo, para este caso no existen designaciones propiasni en castellano ni en francs, no lo hacemos figurar ennuestros paradigmas.

    2.2.3. La categora cero (

  • 162 KLAUS MECER BICC, XXII, 1967

    principio habra sido lgico prever una categora cero igual-mente para el primer actante y hacer as posible la regresinhasta la avalencia. Sin embargo, tal procedimiento habraplanteado tantos nuevos problemas entre ellos el muyinteresante de la designacin de la avalencia en castellanoy en francs y el no menos interesante de las oposicionesdel tipo lui est: lu il est que me ha parecido preferiblerenunciar a su estudio para no salirme del margen de esteartculo.

    2.2.4. Para simplificar los paradigmas y a la vez paradestacar mejor la conjugacin personal en su funcin dedesignacin de las relaciones dicticas personales, renunciamosa tomar en consideracin ciertas oposiciones que suelen ha-llarse en los paradigmas tradicionales de los morfemas queaqu nos ocupan. Son estas oposiciones las de nmero (tiposme : nos, etc., y canto : cantamos, etc.) n , de gnero (tipolo : la etc.) 12 y de animado contra inanimado (tipo le :lo, etc.) u . Aun sin ocuparnos de los problemas por ciertomuy interesantes que plantean estas oposiciones, ya consu sola forma tradicional se habra llegado a paradigmas tancomplejos, que ya no habran dejado percibir las lneasprincipales que aqu interesan. Habra sido preciso hacerlasfigurar para cada actante separadamente, de manera queel paradigma de la conjugacin de los verbos que designanun proceso trivalente, habra contenido alrededor de qui-nientas casillas.

    11 Para los problemas que plantea la llamada oposicin de nmero en el

    pronombre personal, cf. ahora JUAN DUBOIS, Grammairc structurale dn jran(ais,Paris, 1965, pgs. ] 05-106.

    Tambin esta oposicin requerira una nueva interpretacin, cuyo resul-tado sera algo distinto de lo que suele decir la gramtica tradicional. Mientrasque para OE (tercera persona) el gnero depende normalmente del acuerdogramatical, en OE (cf. rabe anta : anti) y en O (cf. nosotros : nosotras) tienems bien la funcin semntica autnoma de indicar el sexo del interlocutor.

    Esta oposicin, corriente en el espaol peninsular, no existe en el cas-tellano hablado en Amrica; vase ms adelante, 2 .4 .3 .2 .2 .

  • Bicc,xxn, 1967 LA CONJUGACIN OBJETIVA 163

    2.2.5. Finalmente, una nota puramente tcnica: paradestacar, mejor la funcin de desinencia de los morfemas li-gados antes enumerados, alterar la ortografa castellana in-troduciendo unos guiones heterodoxos, pero que sirven paraponer de realce el nexo ntimo que existe entre lexemaverbal y morfema ligado. Para el francs, cuya ortografams bien representa las etimologas que no las estructurasactuales, la sustituyo incluso por una grafa semi-fonol-gica que deja toda libertad para subrayar lo que aqu im-porta " .

    2.3. Despus de estas acotaciones podemos pasar a losparadigmas mismos. Tomemos primero los dos paradigmasque representan la conjugacin objetiva de los verbos quedesignan un proceso bivalente, es decir un proceso en queparticipan dos actantes. La ejemplifico por medio del pre-sente de indicativo del verbo ver y de su equivalente francsvoir:

    2.3.1.^ ^ ^ 2

    O5 EOE

    veo

    ves

    ve

    O

    mc-veo

    me-ves

    me-vc

    OE

    te-veotc-vcs

    te-vc

    OE=

    sc-ve

    lo-veolo-veslo-ve

    2.3.2." \ . 2

    OOEOE

    4>zvwa

    tuvwavwa

    O

    zmvwa

    lmvwamvwa

    OE

    ztvwatutvwaitvwa

    OE=

    isvwa

    "OE*

    zlvwatlvwaillvwa

    2.3.3. Estos paradigmas dejan traslucir por lo menostres cosas:

    11 Esta grafa semifonolgica se empica exclusivamente para facilitar una

    representacin lo ms sencilla posible de los monemas. Prefiero, por tanto, dejaren suspenso los problemas que plantearan por ejemplo los [ i ] (que estnsuprimidos) o los [1] finales de il (que estn suprimidos, excepto en los casosde las combinaciones -11- y -lll-)-

  • 164 KLAUS HECHK B1CC, XXII, 1967

    2.3.3.1. No hay dificultad alguna en llenar todas lascasillas tericamente posibles de estos paradigmas.

    2.3.3.2. Todas las formas que entran en estos para-digmas, estn bien establecidas en las gramticas normativasdel castellano y del francs.

    2.3.3.3. La nica diferencia importante entre los dosidiomas consiste en el hecho ya mencionado de que los mor-femas que corresponden al primer actante siguen al lexemaverbal en castellano, mientras que en francs lo preceden.Por tanto, mientras que en castellano la posicin del morfemafunciona como indicio de una distincin entre primero ysegundo actante (el tercer actante, como se ver, es tratadoigual que el segundo), en francs hay equiparacin completaentre los tres actantes.

    2.4. Mucho menos homognea se presenta, en cambio,la situacin en los paradigmas que representan la conju-gacin objetiva de los verbos que designan un proceso tri-valente, es decir un proceso en que participan tres actantes.El lexema verbal tiene que ir aqu acompaado de tresmorfemas ligados que designen a la vez las respectivas re-laciones dicticas personales, y que, por tanto, han de com-binarse entre s de una u otra forma.

    2.4.1. En francs, segn las reglas bien conocidas dela gramtica normativa, slo estn admitidas, sin embargo,las combinaciones siguientes:

    .4.1.1. en el orden 1i"/

  • BICC, XXII, 1967 LA CONJUGACIN OBJETIVA 165

    2.4.1.2. En todos los casos restantes, segn nos dicenlas gramticas, el francs se sirve de las formas 'tnicas' delpronombre personal para evitar las combinaciones que estnbajo el anatema de las reglas normativas. Sin embargo, escosa bien sabida que tales combinaciones existen a pesarde ese anatema, y que se hallan, unas ms o menos frecuen-temente, otras ms bien espordicamente. Basta basarnos enlos ejemplos aducidos por Damourette y Pichn en el tomotercero de su Essai de grammaire para poder deducir lasbases de una conjugacin objetiva completa para los verbosque designan un proceso trivalente.

    Ejemplo a): "il ne faut pas que je me lui casse" ("il ne faut pas que, pour [lui], je me casse") ( 939). Esteejemplo deja entrever la existencia de las combinaciones si-guientes:

    por analoga1 2je metu teil se

    directa:3

    luiluilui

    por extrapolacin1;tuilil

    2tememe

    te

    analgica:3

    luiluiluilui

    En nuestro paradigma las formas que corresponden a lascombinaciones de la primera columna, irn acompaadas de"2", y las que corresponden a las combinaciones de la se-gunda columna, de "3".

    Ejemplo b): "je vous me montrerai" ( = "je me mon-trerai vous") ( 942). Este ejemplo deja entrever la exis-tencia de las combinaciones siguientes:

    1jetuil

    3tememe

    2me

    tese

    te

    En nuestro paradigma las formas que corresponden aestas combinaciones irn acompaadas de "4".

  • 166 KLAUS HECER BICC, XXII, 1967

    Ejemplo c): "tu te me rappelles, quand j'avais vingt ans ?"(= "tu te rappelles moi") ( 942). Este ejemplo deja en-trever la existencia de las combinaciones siguientes:

    1jetuilil

    3me

    tesese

    2tememete

    En nuestro paradigma las formas que corresponden a estascombinaciones, irn acompaadas de "5".

    Adems, combinando los ejemplos b y c, se llega a de-ducir, por extrapolacin analgica, la existencia de las com-binaciones siguientes:

    1/ /

    ti

    3mete

    2teme

    En nuestro paradigma las formas que corresponden a estascombinaciones irn acompaadas de "6".

    Ejemplo d): "ma mmoire ne me me montre pas mettantla lettre a la poste" ( = "ne montre pas mon image monesprit") (942). Este ejemplo deja entrever la existencia delas combinaciones siguientes:

    por analoga1jetutiil

    3tememete

    directa:2

    tememete

    por extrapolacin1jetuil

    3me

    tese

    analgica:2

    me

    tese

    En nuestro paradigma las formas que corresponden alas combinaciones de la primera columna, irn acompaadasde "7", y las que corresponden a las combinaciones de lasegunda columna, de "8".

    2.4.2. Recurriendo a estas combinaciones no-cannicas,se llega hasta completar el paradigma que nos interesa yque ejemplifico por medio del presente de indicativo delverbo presenten

  • BICC, XXII, 1967 LA CONJUGACIN OBJETIVA 167

    1

    o

    E

    OE

    2 \

    OOEOE

    OOEOE

    OOE

    O E =OEjt

    zpreztzmpreztztprczitzlprezittprezttmprcztttprezttlpreztipreztimpreztiipreztispreztillprczi

    O

    zmprezaizmmprezit 8mtprezlt 5zmlprczt 1tmpreztlmmprczt 7lmtprezt 4tmlprezt 1impreztimmprezt 7mtprezt 6msprezat 4mlprezt 1

    OE

    ztprcztzlmprezac L

    zttprczat 7/tlprezat ]iprczttmprczt 5ttprezt 8tlprezt 1tprczttmprezt tiprczt 7tsprczt Atlprezli ]

    5 E =

    sprcztsmprezt 5stprczt 5ssprezat 8slprezt 1

    zlwipreztzmlwiprezt 2ztlwiprezit 3zllwiprezt 1tlviprezttmlwiprezt 3ttlwiprczt 2tllwiprczat 1Hviprcztmlwiprezt 3tlwiprezt 3slwiprczt 2illlwiprezt 1

    Tenemos, pues, en francs un paradigma completo parala conjugacin objetiva de los verbos que designan un pro-ceso trivalente. De las 57 formas de que se compone, 23 sonen realidad defectivas y designan procesos bivalentes o mono-valentes; y de las 34 formas que quedan como represen-tantes de una verdadera conjugacin objetiva en funcin detrivalencia, slo diez son cannicas (acompaadas de "1"),mientras que 24 (acompaadas de "2" a "8") viven fuerade la bendicin de la gramtica normativa. Sin embargo,todas las 34 son unvocas.

    2.4.3. Cul es, en comparacin con esto, la situacindel castellano? Las cosas aqu no se presentan menos com-plejas, pero a la vez bastante distintas.

    2.4.3.1. Una primera diferencia que influye mucho enlas cuestiones que nos ocupan, consiste en la dificultad detrazar para el castellano una lnea divisoria tan ntida comoen francs entre las combinaciones canonizadas por la gra-mtica normativa y las combinaciones no-cannicas. Encambio, observamos ms bien una transicin paulatina queva desde la perfecta gramaticalidad hasta el anatema nor-mativo, e incluso hasta la imposibilidad realmente lings-tica. Tal transicin se explica por el hecho bien conocido

  • 168 KLAS HLCEI-. UICC, XXII, 1967

    de que en castellano las tendencias normativas nunca hanllegado a imponerse de manera tan rigurosa como en francs.

    2.4.3.2. Pero hay ms. Dos gneros de ambigedadescomplican la situacin y hacen imposible establecer un pa-radigma tan completo y unvoco como hemos podido ofre-cerlo para el francs:

    2.4.3.2.1. El morfema se funciona no slo como pro-nombre reflexivo, sino tambin como variante combinatoriadel pronombre personal complemento indirecto de la ter-cera persona. Por tanto, la distincin que el francs hacepor medio de las formas /islprezt/ (1OE -f- 2OE= -f-3E = ) y /illlwiprezt/ (1E + 2E^fc + 3E>) notiene equivalente en castellano; a ambas corresponde aqu laforma se-lo-presenta.

    2.4.3.2.2. Otra ambigedad se da exclusivamente en elespaol peninsular y nos obligar a distinguirlo del castellanohablado en Amrica. En el empleo peninsular, la no dis-tincin formal entre complemento directo y complementoindirecto no se halla solamente en los morfemas me, te yse (como en sus equivalentes franceses) sino, debido a laacumulacin de las funciones de complemento indirecto yde complemento directo animado, adems en el morfemale. La situacin se complica an ms por el hecho de queeste le escapa totalmente a todo intento de reglamentacinnormativa a causa de las preferencias regionales divergentes,conocidas como lesmo, losmo y lasmo. Se esperara, y aveces incluso se recomienda en las gramticas, que en talsituacin las formas 'tonas' del pronombre personal objetocedan el paso ante las perfrasis con las formas 'tnicas' res-pectivas. Sin embargo, esta posibilidad queda neutralizadapor lo menos en parte por el hecho de que las formas 't-nicas' adolecen de la misma ambigedad que las 'tonas':a m, a ti, a s {mismo) y a l tambin acumulan en s,en el espaol peninsular, las funciones de complemento in-directo y de complemento directo animado. Muchas veces,pues, no son las perfrasis, sino slo el contexto lo que puede

  • BICC, XXII, 1967 LA CONJUGACIN OBJETIVA 169

    salvar dichas ambigedades. El criterio contextual ms im-portante en este sentido es la probabilidad de identificacindel primero con el segundo o con el tercer actante. Setrata, pues, de un criterio que depende de las implicacionessemnticas del lexema verbal respectivo, y que nos servirpara justificar la admisin, en nuestro paradigma, de ciertasformas que a veces se juzgan inadmisibles. Lo voy a ejem-plificar por el siguiente anlisis de la combinacin te-me.

    Con lexema verbal que hace probable la identificacinde primero y segundo actante, significan:

    te-mc-present

  • 170 KLAUS HEGliR BICC, XXII, 1967

    1) Ocho formas unvocas, constituidas por las siguientescombinaciones:

    3 2 1 3 2 1 3 2 1me lo -o me lo -as me lo -ate lo -o te lo -as te lo -ase lo -o se lo -as

    2) Dos formas ambiguas entre s a causa de la ambi-valencia del morfema se (cf. 2 . 4 . 3 . 2 . 1 . ) :

    3 2 1se lo -a

    3) Tres formas unvocas en el empleo americano, y am-biguas en el empleo peninsular, pero cuya ambigedad puedeser salvada por medio del criterio contextual de la proba-bilidad de identificacin de dos actantes, contenido en lasimplicaciones semnticas del lexema verbal (cf. 2.4.3.2.2.):

    2metese

    3lelele

    1-o-as-a

    4) Cuatro formas unvocas en el empleo americano, einexistentes en el empleo peninsular a causa de la ambige-dad del morfema le (ejemplo: e-le-presento, en el empleo pe-ninsular, equivale a le (lo) prsenlo a t, mientras que unaforma paralela que equivalga a te presento a l, no existe;el mismo te-le-presento, en el empleo americano, equivalea te presento a l y forma oposicin con te-lo-present queequivale a lo (le) presento a t):

    2 3 1te le -ome le -asme le -ate le -a

    5) Ocho formas ambiguas, pero cuya ambigedad puedeser salvada por medio del criterio contextual de la proba-

  • BICC, XXII, 1967 LA CONJUGACIN OBJETIVA 171

    bilidad de identificacin de dos actantes, contenido en lasimplicaciones semnticas del lexema verbal (cf. 2 . 4 . 3 . 2 . 2 . ) :3 2 1 2 3 1te-me-presento te-me-imaginote-me-imaginas te^nie-presentasse-me-imagina se-me-presentase-te -imagina se-te -presenta

    6) Dos formas totalmente ambiguas entre s (cf. 2 .4 .3 .2 . 2 . ) :

    1 3 2 1 Ih 3 1 }

    te me -a

    7) Siete formas unvocas, pero ms bien raras a causade la repeticin del mismo morfema en una sola forma (p.ej. te-te-imaginas, etc.):

    se se -ameme

    me

    meme

    me

    -0-as

    a

    tetete

    tetete

    -0

    -as

    -a

    2.4.4. Recurriendo a estas combinaciones, se llega hastacompletar en la forma que indica el cuadro de la pginasiguiente, el paradigma que nos interesa y que ejemplificopor. medio del presente de indicativo de los verbos presentare imaginar respectivamente.

    Aunque nos hayamos esforzado en dar una interpreta-cin que extraiga el mximo de los hechos lingsticos,llegamos, pues, a un resultado ms bien 'desfavorable' parael castellano. Frente al francs que para las 34 casillas encuestin posee 34 formas distintas, el castellano hablado enAmrica se contenta con 22 formas unvocas (grupos 1, 3,'49 y 7*?) y seis formas ambiguas para las otras 12 casillas.Peor an se presenta la situacin para el espaol peninsularque se contenta con 15 formas unvocas (grupos 1? y 7) ynueve formas ambiguas para otras 15 casillas, dejando total-

  • 172 KLAUS HEGER BICC, XXII, 1967

    1

    o

    5E

    OE

    XoOEOE

    OOEOE

    OOEOE=OE,

    presento

    me-presento

    te-presento

    lo-presento

    presentas

    me-presentas

    te-presentas

    lo-presentas

    presentame-prescnta

    te-presenta

    se-prescnta

    lo-prescnta

    O

    me presento

    me-me-imagino 7

    te-me-imagino 5

    me-lo-imagino 1

    me-presentas

    ne-me-presentas 7

    te-me-prcsentas 5

    me-lo-presentas 1me-presenta

    me-me-presenta 7

    te-me-prcsenta 6se-me-presenta 5

    me-lo-presenta 1

    5E

    te-presento

    te-me-presento 5

    te-te-presento 7

    te-lo-presento 1

    te-presentas

    te-me-imaginas 5

    te-te-imaginas 7

    te-!o-imaginas 1

    te-presenta

    te-me-prcsenta 6te-te-presenta 7

    >c-te-prescnta 5

    te-lo-presenta 1

    O=

    se-presenta

    sc-me-imagina 5

    se-te-imagina 5

    se-se-imagina 7

    se-lo-imagina 2

    oiyle-prcscnto

    me-le-presento 3te-le-prcsento 4

    se-lo-presento 1

    le-prcsentas

    me-le-presentas 4te-le-presentas 3se-lo-presentas 1

    e-presenta

    me-!e-presenta 4te-le-prescnta 4se-le-presenta 3

    se-lo-prcsenta 2

    mente libres cuatro casillas (grupo 4). Por consiguiente,ser justificado decir que el sistema de conjugacin objetivaes ms desarrollado en francs que en castellano.

    3.1. En forma de resumen, la confrontacin de los pa-radigmas de la conjugacin objetiva de los verbos que de-signan procesos trivalentes (2.4.2. y 2.4.4.), nos lleva alsiguiente resultado:

    francsamericanoeuropeo

    formasunvocas

    342215

    casillasdesignadaspor formasambiguas

    01215

    casillasvacas

    004

    Despus de esta observacin, resulta tanto ms extraoa primera vista el hecho siguiente: aunque ya hemos dichoque es mucho ms difcil en castellano que en francs hacercon claridad una divisin precisa entre formas aceptadas porla gramtica normativa y formas no aceptadas, ser ms omenos justificado considerar como cannicas las formas que

  • BICC, XXII, 1967 LA CONJUGACIN OBJETIVA 173

    componen los cinco primeros grupos, y clasificar en cambiocomo no-cannicas las del sexto y sptimo grupos. Con estose llega a un resultado que difiere considerablemente delque hemos obtenido para el francs:

    francsamericanoeuropeo

    formascannicas

    102521

    formasno-cannicas

    2499

    casillasvacas

    004

    De esto se puede deducir que la gramtica normativacastellana es mucho ms inclinada que la francesa a reco-nocer y a legitimar la existencia de la conjugacin objetiva.

    3.2. Esta misma disposicin ms favorable de la gra-mtica normativa castellana frente a los fenmenos que nosocupan, se confirma en las reglas que se dan para el empleosintagmtico de las formas que hemos estudiado exclusiva-mente en el plano paradigmtico. En castellano, como enfrancs, se puede observar la tendencia a emplear estas for-mas siempre, es decir independientemente de si hay o noen la misma frase otros monemas no ligados al lexemaverbal que tambin designan los actantes. Para demostrarque, sin embargo, esta tendencia est admitida y que a vecesincluso es obligatoria en castellano, mientras que, por elcontrario, en francs las formas correspondientes empleadasde manera anloga estn proscritas y son por. esto rarsimasen el caso de la conjugacin objetiva en funcin de tri-valencia, bastan los dos ejemplos siguientes:

    casi.: este-libro, se-lo-ha-dado mi-amigo a-mi-hermanofr.: il-la-lui-a-donn, -Jean, son-pere, sa-moto15

    La estructura sintagmtica es la misma en los dos ejem-plos, pero la diferencia en cuanto al grado de gramatica-

    10 Ejemplo citado por LUCIEN TESNIERE, op. cit., captulo 72, 19; cf.

    tambin ANDR MARTINET. op. cit. (nota 2), pg. 219.

  • 174 KLAUS HEGER BICC, XXII, 1967

    lidad, apenas podra ser ilustrada de manera ms convin-cente.

    3.3. La confrontacin de los dos sistemas estudiadosrevela as una situacin bastante extraa: el sistema neta-mente ms desarrollado y ms sensible a las distinciones queestn por designar, en gran parte slo existe bajo la pros-cripcin normativa, mientras que el sistema defectivo y ex-puesto a numerosas ambigedades goza casi plenamentedel cobijo de la gramaticaldad. Este resultado paradjicoexige una explicacin que, me parece, hay que buscar, porlo menos en parte en la historia de nuestras gramticas. Sise quieren explicar posiciones que toma la gramtica nor-mativa, por lo menos la europea, hay que atenerse a sumodelo venerado que es la gramtica latina, y si se tratade la gramtica normativa de una lengua romnica, hayque contar con una identificacin del grado de gramati-calidad con el grado de latinidad. Ahora bien, ya que ellatn no ha conocido la conjugacin objetiva, las lenguasromnicas tambin tienen que estar desprovistas de ella. Yaque el castellano ha conservado las desinencias latinas dela conjugacin subjetiva y las opone de manera bien vi-sible a los nuevos morfemas ligados prefijados (vase antes2.3.3.3.), stos ltimos pueden hallar la aprobacin de lagramtica normativa, supuesto que se contenten con su an-tiguo nombre de 'pronombres' y que no aspiren a descubrirmediante una nueva denominacin el hecho de que en rea-lidad son cosa muy distinta. Y ya que el francs, al con-trario, ha reemplazado las desinencias latinas por sus mor-femas ligados prefijados, ha hecho demasiado fcil el darsecuenta del paralelismo que existe entre estos morfemas quedesignan el primer actante y los que designan el segundoo el tercer actante. Es, pues, muy natural que una gramticanormativa bien consciente de su modelo ideal deba reac-cionar con proscripciones severas contra tal grado de des-latinizacin que ella toma por desgramaticalizacin.

    Hasta qu punto ha ejercido sus influencias esta pros-cripcin, se ve claramente en el hecho de que incluso uninvestigador tan perspicaz como Lucien Tesniere ha vacilado

  • BICC, XXII, 1967 LA CONJUGACIN OBJETIVA 175

    en romper con la tradicin que supone un abismo casi in-superable entre la conjugacin subjetiva y la objetiva. Sinuestros anlisis hubiesen contribuido a una descripcin msclara y ms coherente de los fenmenos en cuestin, es sinembargo a l a quien habr que atribuir el mrito; enmuchos puntos, slo hemos dicho explcitamente lo que yase halla indicado en los captulos respectivos de su granobra postuma, los lments de syntaxe structurale.

    KLAUS HEGER.

    Universidad de Kiel.

    CampoTexto: THESAURUS. Tomo XXII. Nm. 2 (1967). Klaus HEGER. La conjugacin objetiva en caste ...