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Psicología Básica
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TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO
Las neurosis obsesivo-compulsivos se engloban dentro de los trastornos de ansiedad y su síntoma sobresaliente es un sentimiento de compulsión subjetiva, al que se ofrece resistencia, para efectuar alguna acción, persistir en una idea, recordar una experiencia o rumiar acerca de un asunto abstracto. Los pensamientos no deseados, la insistencia de las palabras o ideas, las reflexiones o cadenas de pensamientos son percibidos por el paciente como inapropiados y carentes de sentido.
La idea obsesiva es reconocida como ajena a la personalidad, pero proviniente de dentro de
sí misma. Las acciones obsesivas pueden adquirir un carácter casi ritual con el fin de aliviar
la ansiedad, por ejemplo, lavarse las manos. Las tentaciones por desechar los pensamientos
que no son aceptados conducen a una lucha interna acentuada.
OBSESIONES
Las obsesiones son un conjunto de ideas, pensamientos, imágenes o impulsos
recurrentes y persistentes que la persona considera intrusas o inapropiadas. Su
contenido es molesto y en ocasiones incluso vergonzoso para el paciente.
COMPULSIONES
Las compulsiones son conductas repetitivas y aparentemente finalistas, que se
realizan según determinadas reglas o formas estereotipadas que el sujeto realiza
para disminuir la ansiedad. Pueden ser compulsiones conductuales, que son
rituales observables, o compulsiones cognitivas, rituales no observables pues
ocurren en la mente del sujeto.
Los actos o rituales obsesivos casi siempre son secundarios a ideas o dudas obsesivas,
aunque en ocasiones son actos primarios (coleccionismo, meticulosidad) propias de la
personalidad obsesiva. También pueden ser actos defensivos, ejecutados con la finalidad de
evitar malos presagios que conciernen a la persona o personas allegadas. Por ejemplo, tener
que hacer un gesto al pasar por determinado sitio, o tocar un objeto concreto para que no le
pase nada a un hijo.
Las compulsiones adquieren frecuentemente la forma de "duda inmotivada" sobre algo que
puede ser importante, como por ejemplo, si se han dejado bien cerrados los grifos o la llave
del gas. El enfermo se tiene que levantar una y otra vez a comprobarlo, entrándole de nuevo
a los pocos minutos la duda de si se habrá cerciorado bien y teniendo que levantarse
nuevamente, indignado consigo mismo y desesperado por no poder dominarse.
Obsesiones y compulsiones suelen estar tan entrelazadas que se presentan unidad en la
neurosis obsesivo-compulsivas, aunque existen casos con dominio de la faceta puramente
mental. A estas formas se les llama neurosis obsesivas.
Entre el 1 y el 2% de la población general padece este trastorno. No existen diferencias
significativas en cuanto a la prevalencia de la enfermedad según el sexo. Muchos de los
casos están asociados a acontecimientos vitales precipitantes.
Estas neurosis se elaboran sobre una forma especial de carácter: el carácter obsesivo, que
suele ser fruto de influencias de la infancia ejercidas por los padres del paciente, y de los que
uno de ellos también era ya obsesivo. La enfermedad no es hereditaria pero se trasmite por
contagio emocional. Los padres del obsesivo-compulsivo suelen ser inseguros, rígidos, con
severidad excesiva, despegados o, al menos, poco expresivos con el niño. En este ambiente
el futuro enfermo forma una personalidad con niveles muy altos de autoexigencia, con una
hostilidad hacia sus padres que le provoca grandes sentimientos de culpa y con ellos intensa
carga de ansiedad y los mecanismos de rechazo. El obsesivo es perfeccionista para
defenderse de los sentimientos de culpa que le acosan. Suele ser también minucioso,
detallista y con un agudo sentido de la crítica, que para su desgracia suele ejercer también
sobre sí mismo y sus actos. Muestra una notable indiferencia afectiva, que no es real sino
una máscara que se ha impuesto, al temer las consecuencias de sus emociones.
Tratamiento
El tratamiento es fundamentalmente psicoterápico, para buscar y neutralizar el impulso o
temor reprimidos que se esconden bajo el disfraz de los síntomas obsesivo-compulsivos.
Algunos encuentran alivio con tratamiento farmacológico con timolépticos (medicaciones
antidepresivas), hay casos en los que los síntomas casi desaparecen por completo. En
general, es una enfermedad muy resistente a todos los tratamientos.
El enfermo suele preguntarse si no es el principio de una forma de "locura", ya que unos
síntomas tan irracionales le hacen temer perder la razón. Nunca evoluciona hacia una
psicosis, el obsesivo conservará la razón, aunque crea que no puede portarse
"razonablemente".