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Tu Objetivo. Un niño de unos cinco años se daba cuenta de que su sombra no siempre estaba en el mismo lugar. Cuando estaba afuera jugando, a veces su sombra estaba detrás de él. Otras veces estaba enfrente, a un lado o al otro costado. Pero se preguntaba, ¿Porqué mi sombra está en distintos lugares? Un día se dio cuenta de que estaba relacionado con la posición del sol. Si el sol estaba detrás de él, su sombra estaba delante. Y si el sol estaba por delante, la sombra quedaba atrás. Te pregunto, el señor Jesucristo, la persona más gloriosa del Universo, el creador y sustentador, el salvador e intercesor, ¿Dónde está Él en tu vida? ¿Qué lugar tiene Él en tu vida? Si está detrás de ti y le has dado la espalda, ¿sabes dónde van a estar las sombras de la vida? Van a llenar tu visión, porque la sombra estará por delante. Las sombras de la vida tendrán un lugar predominante en tu mente y en tu corazón. Pero, si aquel quien es el Sol de Justicia, si Él es el sol de tu vida y está por delante. Las sombras de la vida no van a desaparecer, pero sí van a quedar atrás; porque el sol de tu vida está en frente. Y si tienes una tremenda sombra por delante, un tremendo obstáculo en tu vida y no sabes que hacer, solo tienes que mirar al Señor Jesucristo, tenlo como tu objetivo, fija en Él tus ojos. Él te ama con un amor inmenso, y de seguro las sombras quedarán atrás, Él se encargará de ello. I. EL PROBLEMA EXISTENCIAL. A. ¿Quién soy? Hebreos 10: 39 “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”. La Biblia enseña quiénes no somos y quienes somos. Esto refiriéndonos solo a los cristianos. No somos seres que surgieron del azar y sin propósito, no somos autodependientes, porque dependemos de Dios. No somos individuos que inventamos nuestras reglas morales. No somos seres sin esperanza que día a día avanzan en retroceso hacia la perdición. Somos seres creados por Dios a su imagen y semejanza. Somos hijos de Dios, esa es nuestra identidad. Dios nos dio la capacidad de tener fe, o sea, de creer y confiar en él. El hombre que conoce a Dios por la fe, se conocerá a sí mismo, conocerá cuál es la voluntad de Dios para sí; así preservará su alma, vivirá confiado y alcanzará el objetivo para el cual fue creado. B. ¿De dónde vengo? Hebreos 11: 1, 2. “…Porque por ella [la fe] alcanzaron buen testimonio los antiguos”. ¿De dónde venimos? ¿Cuáles son nuestros orígenes? ¿Quiénes nos antecedieron? ¿Quiénes llevaron el estandarte antes de nosotros? ¿Quiénes son nuestra familia? El capítulo 11 de Hebreos nos presenta a los héroes de la fe, a los que vivieron de fe para fe, a los que confiaron y fueron fieles hasta la muerte. Hebreos 11: 32-39 “¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando… que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros... Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra”. Nosotros pertenecemos a la línea de la fe y seguimos esa línea que fue demarcada con el poder de la fe. “En este mundo, esos héroes de la fe fueron considerados indignos de la vida; pero en el cielo están registrados como hijos de Dios, dignos del más alto honor”. ELC, 268. C. ¿A dónde voy? Hebreos 11: 8-26. “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.

Tu Objetivo

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Page 1: Tu Objetivo

Tu Objetivo.

Un niño de unos cinco años se daba cuenta de que su sombra no siempre estaba en el mismo lugar. Cuando estaba afuera jugando,

a veces su sombra estaba detrás de él. Otras veces estaba enfrente, a un lado o al otro costado. Pero se preguntaba, ¿Porqué mi

sombra está en distintos lugares? Un día se dio cuenta de que estaba relacionado con la posición del sol. Si el sol estaba detrás de él,

su sombra estaba delante. Y si el sol estaba por delante, la sombra quedaba atrás.

Te pregunto, el señor Jesucristo, la persona más gloriosa del Universo, el creador y sustentador, el salvador e intercesor, ¿Dónde

está Él en tu vida? ¿Qué lugar tiene Él en tu vida? Si está detrás de ti y le has dado la espalda, ¿sabes dónde van a estar las sombras

de la vida? Van a llenar tu visión, porque la sombra estará por delante. Las sombras de la vida tendrán un lugar predominante en tu

mente y en tu corazón. Pero, si aquel quien es el Sol de Justicia, si Él es el sol de tu vida y está por delante. Las sombras de la vida no

van a desaparecer, pero sí van a quedar atrás; porque el sol de tu vida está en frente. Y si tienes una tremenda sombra por delante,

un tremendo obstáculo en tu vida y no sabes que hacer, solo tienes que mirar al Señor Jesucristo, tenlo como tu objetivo, fija en Él

tus ojos. Él te ama con un amor inmenso, y de seguro las sombras quedarán atrás, Él se encargará de ello.

I. EL PROBLEMA EXISTENCIAL.

A. ¿Quién soy?

Hebreos 10: 39 “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”.

La Biblia enseña quiénes no somos y quienes somos. Esto refiriéndonos solo a los cristianos.

No somos seres que surgieron del azar y sin propósito, no somos autodependientes, porque dependemos de Dios. No somos

individuos que inventamos nuestras reglas morales. No somos seres sin esperanza que día a día avanzan en retroceso hacia la

perdición.

Somos seres creados por Dios a su imagen y semejanza. Somos hijos de Dios, esa es nuestra identidad. Dios nos dio la capacidad de

tener fe, o sea, de creer y confiar en él. El hombre que conoce a Dios por la fe, se conocerá a sí mismo, conocerá cuál es la voluntad

de Dios para sí; así preservará su alma, vivirá confiado y alcanzará el objetivo para el cual fue creado.

B. ¿De dónde vengo?

Hebreos 11: 1, 2. “…Porque por ella [la fe] alcanzaron buen testimonio los antiguos”.

¿De dónde venimos? ¿Cuáles son nuestros orígenes? ¿Quiénes nos antecedieron? ¿Quiénes llevaron el estandarte antes de

nosotros? ¿Quiénes son nuestra familia?

El capítulo 11 de Hebreos nos presenta a los héroes de la fe, a los que vivieron de fe para fe, a los que confiaron y fueron fieles hasta

la muerte. Hebreos 11: 32-39 “¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando… que por fe conquistaron reinos, hicieron

justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de

debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros... Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más

de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá

cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los

desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra”.

Nosotros pertenecemos a la línea de la fe y seguimos esa línea que fue demarcada con el poder de la fe.

“En este mundo, esos héroes de la fe fueron considerados indignos de la vida; pero en el cielo están registrados como hijos de Dios,

dignos del más alto honor”. ELC, 268.

C. ¿A dónde voy?

Hebreos 11: 8-26. “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin

saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y

Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.

Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y

confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una

patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.

Pero anhelaban una

mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.

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Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios,

que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios;

porque tenía puesta la mirada en el galardón.

Romanos 13:11 “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros

nuestra salvación que cuando creímos”. Muy pronto alcanzaremos nuestro objetivo.

D. ¿Cuál es el propósito de mi vida?

Hebreos 11:6 “Pero sin fe es imposible agradar a Dios”

El propósito para el cual fuimos creados es de Adorar a Dios, agradarle, buscar su felicidad y su comodidad antes que la nuestra. Al

adorarle cumplimos el propósito de nuestra existencia que es glorificar a Dios y gozar de él por siempre “Porque de él, y por él, y

para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” (Romanos 11:36)

Lamentablemente a causa del pecado nuestra vida no es agradable ante Dios ni se sujeta a su voluntad. Estamos lejos del objetivo a

menos que obtengamos la solución que Cristo vino a efectuar. Solo a través de él podemos volver a nuestra esencia, solo en Cristo

entendemos nuestra razón de vivir. Solo iluminados por su gracia podemos tener bien en claro quiénes somos, de dónde venimos, a

donde debemos ir y cómo lograrlo.

II. LA SOLUCIÓN DEL EVANGELIO.

A. ¿Cuál es nuestro objetivo?

Un objetivo es un elemento programático que identifica la finalidad hacia la cual deben dirigirse los recursos y esfuerzos para dar

cumplimiento a la misión. Es poner la mira en algo.

Luego del recorrido por la galería de los héroes de la fe, el autor de Hebreos nos presenta a Cristo como nuestro primordial objetivo.

Los hijos de Dios de la antigüedad alcanzaron el objetivo que Dios les predeterminó porque pusieron su fe en Cristo, depositaron su

confianza en el salvador que había de venir.

Jesucristo siempre fue el objetivo de todo hijo de Dios, así fue antes de que él viniera a este mundo para morir por nosotros, y así es

después que vino y se fue al cielo para interceder por nosotros. El Señor Jesucristo es nuestro propósito. Su carácter es el objetivo

de todo cristiano.

Ahora, cuando hablamos de un cristiano, generalmente pensamos de alguien que es salvo y continúa en ese proceso de llegar al

cielo, la Nueva Jerusalén. Pero el propósito de Dios, más allá de llevarnos al cielo, es, llevarnos a la semejanza de su hijo Jesucristo. Y

Dios quiere que la gente que nos rodea, nos digan “cristianos”, así como en Antioquía, no por nuestra mera profesión, sino por una

realidad tangible y evidente de que tenemos el maravilloso carácter de Cristo Jesús.

Entonces el objetivo al cual queremos llegar es, lograr desarrollar en nosotros el “carácter de Cristo”. ¿Cuán importante es eso? La

Biblia enfatiza de muchas maneras este asunto. Mencionaremos algunos aspectos.

- La Creación. Fuimos hechos a la imagen de Dios nuestro creador (Gn. 1:27) el hombre y la mujer tenían el carácter moral de

su creador, y, ¿quién es el creador? Es Jesucristo. Fuimos creados para ser como él. Aunque este diseño fue arruinado por el

pecado; pero el propósito de la creación fue que llevemos la imagen de Jesús.

- La Redención. Jesús vino con el propósito restaurar la imagen de Dios que fue borrada en el ser humano. A través de la

redención en Cristo, volvemos al estado original que Dios tenía en mente desde el principio.

- El Espíritu Santo. Viene a morar en el cristiano, ¿con qué propósito? Para producir en nosotros “el fruto del Espíritu Santo”

(Gal. 5:22), notemos que es un solo fruto, es singular. En otras palabras para que Cristo sea formado en nosotros y cada vez

asemejarnos más a Cristo.

- Las Circunstancias. (Ro. 8:28) “Sabemos que todas las cosas obran para el bien de los que aman a Dios, de los que han sido

llamados según su propósito”. Todo lo que acontece en nuestra vida –dice la escritura- a los que somos de Dios, nos

acontece para bien. Y ¿cuál es ese bien? (v. 29) “que fuesen modelados a la imagen de su Hijo”. Dios ordena las

circunstancias de nuestra vida para movernos en esa dirección, para tratar con nuestro carácter, para corregir aspectos de

nuestra vida que no se parecen al carácter de Jesús. Mediante las circunstancias aplica presión sobre nuestras vidas, para

que crezcamos en la semejanza de Cristo.

- La Disciplina. El cap. 12 de Hebreos habla sobre la disciplina, y esta disciplina tiene que ver con madurez y con producir

cambios en nuestra vida, (vv. 5,6) “Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido

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por él. Porque el Señor, reprende al que ama, y azota a todo el que recibe por hijo". (v.11) DHH “Es verdad que ningún

castigo nos gusta en el momento de recibirlo, sino que nos duele; pero los que aprenden por medio del castigo, tienen

después como resultado una vida de rectitud y de paz”. La disciplina y el castigo nos conducen hacia el propósito para el

cual fuimos creados, la madurez, en la semejanza a Cristo.

- El Servicio. Si vamos a ser útiles en la obra del Señor, no basta tener una cabeza llena de conocimientos, o cantar afinado…

Si nuestro carácter no ha sido tratado por Dios no podremos ser siervos. Puede ser que hagamos mucho: prediquemos,

cantemos, ayudemos, etc. Pero si no crecemos continuamente en la semejanza de Cristo, vamos a tener dificultades y

conflictos en el servicio.

- La Felicidad. En el cap. 5 de San Mateo encontramos varias virtudes y se les dice “felices, dichosos” a los que las poseen. Las

bienaventuranzas básicamente tienen que ver con la semejanza al carácter de Cristo. Y una persona, puede llegar a ser feliz,

solo cuando su vida llega a ser como la vida de Cristo.

Estos son algunos motivos que enfatizan la importancia de tener en mente y perseguir diariamente nuestro objetivo que es

asemejarnos a Cristo.

B. ¿Cómo alcanzar ese objetivo?

Hebreos 12: 1,2 “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo

peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y

consumador de la fe…”

“Cuando uno se familiariza con la historia del Redentor, descubre en sí mismo serios defectos; su desemejanza con Cristo es tan

grande, que ve la necesidad de cambios radicales en su vida. No obstante, estudia con el deseo de llegar a ser como su gran Ejemplo.

Capta el aspecto, el espíritu de su amado Maestro. Contempla "puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe", y es

transformado a la misma imagen”.

“No imitamos la vida de Jesús desviando la mirada de él, sino hablando de él, ocupándonos de su perfección; procurando refinar el

gusto y elevando su carácter; tratando, por medio de la fe y del amor, y de fervientes y perseverantes esfuerzos, de aproximarnos al

Modelo perfecto. Teniendo un conocimiento de Cristo: sus palabras, sus hábitos y sus lecciones de instrucción, tomamos prestadas

las virtudes del carácter que hemos estudiado tan de cerca, y quedamos saturados del espíritu que tanto hemos admirado. Jesús

llega a ser para nosotros "señalado entre diez mil", Aquel que es "todo... codiciable" (RH 15-3-1887).

1. Despojémonos del pecado.

Pecado, básicamente significa: “errar al blanco” “tener un objetivo y no alcanzarlo”.

“Pero debemos despojarnos del egoísmo, familiarizarnos con el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y así creceremos

más y más en la semejanza de Cristo [que es nuestro objetivo], hasta que la corona de la inmortalidad sea colocada en nuestras

sienes”. ATO, 145 “La santidad, que es imprimir a Cristo en uno mismo, es el objetivo de la vida del cristiano”.

2. Corramos con paciencia.

“Junto a Dios puede actuar valientemente. Cuénteselo al Señor en oración, convérselo con el Señor. "Te buscaré; te seguiré; te

serviré. Moraré bajo la sombra de tus alas. Mándame como quieras, porque obedeceré tu voz". Sométase a la dirección celestial.

Cuando lleguen las pruebas, tenga paciencia. Espere en el Señor y tenga en vista un objetivo: procurar el bien eterno de las

personas con quienes se relacione, manteniendo su integridad en la fortaleza de su Dios. El cumplirá su promesa”. AFC, 270

3. Puestos los ojos en Jesús.

“Pierdan de vista a todos los demás, excepto a Cristo. Deseamos tener a Cristo en nosotros y Cristo desea habitar en nuestro

corazón. Somos todos humanos y falibles, y a menos que El se forme dentro de nosotros como la esperanza de gloria, cometeremos

grandes equivocaciones… Retengan el perfume del carácter de Cristo en sus palabras y acciones. Que las quejas y murmuraciones

terminen para siempre. Entonces sus corazones reflejarán los rayos del sol de justicia de Cristo. Dios los bendecirá y los hará una

bendición. Es el carácter, no la colocación de nuestros nombres en los libros de la iglesia, lo que nos hace cristianos… El hombre es

transformado a la imagen de Cristo”. ATO, 26.

4. El autor y consumador de la fe.

Romanos 1:17 “Porque en el evangelio la justicia que viene de Dios se revela de fe en fe, como está escrito: "El justo vivirá por la fe".

Colosenses2:6 "De la manera, pues que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, así andad en él"

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Hebreos 10: 38 “Mas el justo vivirá por fe”

Nuestra tendencia es de aceptara Cristo de una forma y vivir la vida cristiana de otra forma. De aceptar a Cristo por gracia y vivir la

vida cristiana por esfuerzo humano. Esa es nuestra tendencia. Pero Colosenses 2:6 nos dice: la vida cristiana se vive exactamente de

la misma forma en que la comenzamos por el evangelio. No empieza de una forma y sigue de otra. No empieza por el poder del

Espíritu Santo y termina por el poder humano. La vida cristiana es obra de Dios de principio a fin, es una vida sobrenatural, en la cual

dependemos del poder de Dios. Es por eso que tenemos que vivir por fe.

“ Por la fe llegasteis a ser de Cristo, y por la fe tenéis que crecer en él dando y tomando a la vez. Tenéis que darle todo: el corazón, la

voluntad, la vida, daros a él para obedecer todos sus requerimientos; y debéis tomar todo: a Cristo, la plenitud de toda bendición,

para que habite en vuestro corazón y para que sea vuestra fuerza, vuestra justicia, vuestra eterna ayuda, a fin de que os dé poder

para obedecerle”. CC, cap. 8

CONCLUSIÓN.

Fil. 3: 14. “Prosigo al objetivo, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

“Debemos vivir para el mundo venidero. Frustra tanto vivir una vida azarosa y sin sentido. Necesitamos un objetivo en la vida;

debemos vivir con un propósito en vista. Dios nos ayude a ser sacrificados, a no preocuparnos de nosotros mismos, a olvidarnos

más de nosotros y de nuestros intereses egoístas; y hacer el bien, no por la honra que esperamos recibir aquí, sino porque ese es el

objetivo de nuestra vida y porque satisface el propósito de nuestra existencia. Oremos cada día a Dios para que extirpe de nosotros

el egoísmo. . .CDCD, 280.