Tylor, Antropología

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  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

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  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

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    XYI

    Figs,

    DE

    GRABADOS.

    e

    ha;

    b punta de lanza de pedernal; e alisador; el puntas de

    fle

    cha; e cuchillos de pedernal ;j corazn del pedernal de que han

    sido extrados;

    g

    lezna de pedernal;

    h

    sierra de pedernal ; i, ca-

    beza de martillo de piedra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    212

    Primit iva edad de piedra paleolt ica), picos de pedernal o liachas. 213

    6

    Hachas

    de

    piedra, etc.; a hacha de piedra pulimentada Inglate-

    lTa);

    b

    guija afilada en el borde y metida en

    un

    mango de mim-

    bre moderno botocudo, Brasil) ;

    e hacha

    fija en

    una

    maza de

    madera Irlanda); hacha taladrada para mango

    Inglaterra)

    ; e

    azuela de piedra Polinesia moderna)

    . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    : . . . . .

    213

    7

    a

    hacha de

    batalla

    egipcia;

    b

    cimitarra egipcia;

    e

    sable asitico;

    d cuchillo europeo; e cuchillo romano

    ;j

    podadera india..... 215

    58 a

    punta

    de lanza de piedra Almiranta zgo I S); b punta de lan

    za de piedra u hoja de daga Inglaterra); e punta de lanza de

    bronce Dinamarca); d daga de bronce;

    e

    hoja de espada labra-

    da, de bronce. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216

    59 Lanza australiana disparada por un tiralanz as segn Brough

    Sm yth . . . . . . . .. . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . .. . . . . . 220

    60 a

    arco largo de

    la

    Amrica del

    Sur

    desencordado);

    b

    arco

    trtaro

    o escita ;

    e

    bal1esta europea

    . . . . . . . .

    ; . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    222

    61 Antiguo carro tirado por bueyes, de

    la

    columna de Anto nino. . . . . 226

    62 Muela o moledor de granos Anglesey segn W.

    O. Stanley)......

    228

    63

    Mujeres hbridas moliendo con el q ~ w o molino de mano segn

    Pennant . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229

    64 a palo empleado por los australianos para sacar las raices ;

    b

    pico

    suec o . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . . . .. . .

    246

    65 Antiguo azadn y arado egipcio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 246

    66 Indgenas de la isla de Leper nuevas Hbri das). . . . . . . . . . . . . . . . 27

    67

    Mano de un asceta chino. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 276

    68

    Mujer botocuda con adornos en el labio inferior y en las

    orejas....

    2'77

    69 a devanadera australiana para torcer a mano un cordn;

    b

    mujer

    egipcia devanando con el huso. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 282

    70 1\fuchacha tejiendo de

    una

    pintura

    azt eca).. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    284

    71 Antiguo

    b:.trco

    del Nilo, de una

    pintura mural,

    Tebas . . . . . . . . . . .

    295

    72 Bojesma.nes encendiendo fuego con el taladro segn Chopman). . 302

    73 Rueda de los antiguos alfareros egipcios Beni Hassan). . . . . . . . . .

    317

    74 Desarrollo del arpa; a arco msico con resonador S. de .frica);

    b

    arpa antigua

    Egipto);

    e arpa

    de

    la Edad

    Media con colum-

    na de frente

    Inglaterra

    ) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 340

    75 Numeracin ant igua, egipcia y asi ria. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 363

    76 Modo de calcular por los contadores y las figuras sobre el baco. . . 365

    77 Geometra prctica

    rudimentaria.-1

    Tringulo escaleno.-2 .n-

    gulo recto doblado.-3 Tiingulo doblado.-4 Rectngulo do

    blado inscrito en un crculo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 370

    A N T R O P O L O G I A

    CAPTULO

    PRIMERO

    HOMBRE

    ANTIGCO

    Y MODERNO

    1. Anti ri.i.edad

    del hombre. - 2 . Tiempo necesario para el de::;arrollo

    tle

    las razas,

    de las lenguas, de la civilizacin.

    - 3 .

    Vestigios del hombre en la edad de

    piedra.-4. Perodo

    ltimo.-5.

    Comienzos del cuaternario o perodo del dnft.

    Quien

    pretenda

    saber Cll10 el gnero humano ha

    llegado a ser cual es

    y

    a Vlvn

    con1o

    vive, debe

    ante

    todo conocer claramente si los hon1bres son habitantes

    recientes en

    la tierra

    o antiguos n1oradores de ella.

    Aparecieron COJ? sus vaTias razas y n1todos de vida ya

    perfectos, o se fueron formando

    stos

    lentamente

    en

    el

    largo

    proceso de las edades? Para contestar a esta pre

    gunta, nuestra

    primer tarea debe ser echar

    una npida

    Djeada sobre las variedades de hombres, sus lenguas,

    su

    civilizacin y sus antiguas reliquias, para

    ver

    las prue

    bas que podemos adquirir de la antigedad del gnero

    humano en nuestro

    globo.

    Este

    perfil o priiner bosquejo

    as

    trazado, nos servir con1o de introduccin al pleno

    examen

    del hon1bre y

    de,

    sus mtodos de vida , que halla

    remos

    en

    los siguientes captulos.

    Ocupmonos primero en

    examinar

    las variedades del

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    ANTROPOLOGA

    gnero humano. Al efecto u p o n ~ m o n o s estacionados en

    los diques de Londres o Liverpool, observando a aque

    llos grupos de hombres cuyas razas se diferencian ms

    de la nuestra. All hallaremos la familiar figura del

    negro africano de oscura piel, comunmente llamada

    negra, y de cabello de suyo tan ensortijado que suele

    recibir el nombre de lana. Y no son estos los nicos

    puntos que los negros difieren de nosotros. A. la ver

    dad, los blancos que tiznndose la piel y rizndose el

    pelo quisieran pasar-por negros, los imitaran 1nuy pobre

    mente y no conseguiran asemejarse a su modelo, cuyas

    facciones son muy distintas; pues es bien sabido que el

    negro tiene la nariz achatada y con las ventanillas abier

    tas los labios abultados y prominentes, y las mandbu

    las, vista su cara de perfil, notablemente sacadas hacia

    afuera.

    Un

    sombrerero podra

    la vez informarnos de

    que la cabeza del negro es mucho ms estrecha que el

    valo usual de los sombreros hechos para los ingleses.

    Aun

    en

    la oscll.ridad puede distinguirse a un negro de

    un blanco por el especial satinado

    do

    su piel, percepti

    ble al tacto, y por su

    olor especialsin1o, que jams llega

    a confundir con otro quien ha llegado a ~ p c r c i b i r l o

    En los

    misn1os

    diques, entro las tripulaciones

    do

    los

    vapores de Oriente, observamos otros tipos d hon1bres

    muy

    diversos.

    El

    cooli

    do

    la

    India

    rqeri linnal que no

    es de raza indostnica sino que pertenec-e a las llmnadas

    tribus montaesas) es de pirl1nonna oscura, su cabello

    es negro, sedoso, undulado, sus J.nandhnlas abultadas,

    sus narices anchas, sus labios carnosos.

    :Nis

    conoeido an

    es el ehino, quien el obseryador distingue por su es

    tatura 1ncnor que la del europeo, por su color amarillo

    ictlrico y su pelo negro, basto y lacio: el carcter espe

    cial el< sus facciones est primorosamente representado

    en sus platos de china y en sus pantallas de papel,

    HOMBRE ANTIGUO

    Y

    MODERNO

    3

    donde se muestran su nariz corta y chata sus p m u l o ~

    prominentes y esa curiosa oblicuidad de sus ojos que

    procuramos imitar poniendo

    un

    dedo

    en la

    extremidad

    de nuestros prpados y apretndolos hacia arriba. Com

    parando estas razas con nuestros compatriotas, podemos

    llegar a darnos cuenta de las diferencias de color y figura

    en el gnero humano.

    Por

    do pronto resulta evidente

    que los blancos, como hemos convenido

    en

    llamarnos,

    ofrecemos por lo menos dos principales tipos de razas.

    Embarcados

    en un

    buque mercante de Copenhague,

    en,contramos una tripulacin compuesta principalmente

    de hombres de ojos azules, tez sonrosada y cabellos

    rubios, tripulacin que forma notable contraste con la

    del barco genovs atracado a su costado, cuyos marine

    ros tienen atezado el color, y los ojos y los cabellos negros

    y lustrosos. Estos dos tipos de hombres han sido perfec

    tamente descritos como blancos y morenos.

    Hasta nuestros das no se han establecido y estudiado

    las distinciones que existen entre las razas con arreglo

    a procedimientos cientficos. Sin embargo, desde los pri

    meros tiempos,

    la

    raza

    ha

    llamado mucho

    la

    atencin por

    sus relaciones con las cuestiones polticas de ~ a c i o n a l e s

    y extranjeros, conquistadores y conquistados, hombres

    libres o esclavos; y en su consecuencia sus diferencias

    fueron observadas con suspicaz esmero. Hasta hace pocos

    aos, en que se aboli la esclavitud, las huellas de la des

    cendencia del negro se observaban con rigurosa escrupu

    losidad en los Estados U nidos del Sur. N o slo las castas

    mestizas eran por lo comn clasificadas

    en

    mulatos, cuar

    terones y octerones esto es individuos que tenan una

    octava parte de sangre negra en sus venas sino que

    aun

    donde la mezcla era tan leve que la vista poco

    experta

    no acertaba a descubrir ms que

    un

    color moreno, el

    intruso que se aventuraba a sentarse a una mesa pblica

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    4

    ANTHOPOLOGA

    era

    invitado a ensear sus manos y el signo de origen

    africano si exista era descubierto

    por

    el tinte oscuro

    en la raz de las uas.

    Lo patente de las principales distinciones de raza nos

    permite esperar que las antiguas figuras e inscripciones

    puedan suministrarnos

    una

    idea de ellas tales

    con1o

    fueron al principio de los tiempos histricos. As acon-

    tece en Egipto donde aparecen los ms antiguos escT-

    tos del mundo. Remontndonos a

    un

    perodo de ms de

    4.000 aos empezamos

    ya

    a encontrar figuras

    muy

    seme-

    jantes a las de los ltimos tiempos. En la sexta dinas-

    ta,

    cerca ele 2.000 aos

    a

    d. J. 0. la clebre inscrip-

    cin del prncipe Una menciona a los Nahsi o negros

    que fueron reclutados y disciplinados en nmero de diez

    mil con destino al ejrcito egipcio. Bajo

    la

    duodcin1a

    dinasta sobre los 1nuros del. sepulcro de ICnumhetp

    se halla representada una procesin de Amu, cuyos

    individuos por sus facciones indican ser de

    la

    raza a

    que pertenecieron los sirios y los hebreos. Las pintu-

    ras murales de los sepulcros de los reyes de Tebas de

    la

    dcimanovena dinasta

    han

    conservado con sus colores

    retratos de las cuatro grandes razas que distinguan los

    egipcios a saber : los egipcios mismos de color moreno

    rojizo el pueblo de Pales tina de perfil aguileo y

    tez

    oscura los negros de nariz aplanada y labios abultados

    y los libios de piel blanca.

    As

    el gnero hun1ano se ha-

    llaba

    ya

    dividido en razas bien caracterizadas que se

    diferenciaban unas de otras por su color y sus facciones.

    Sorprende

    ver

    hasta qu punto estos tipos del viejo

    mundo sondciles de reconocer todava. Aun hoy puede

    encontrarse

    su pareja

    al etope de los antiguos monu-

    mentos. A pesar de las muchas invasiones extranjeras

    que

    ha

    sufrido Egipto

    la

    masa general de su poblacin

    se mantiene lo bastante pura para que sus hombres

    HOl\IBRE

    ANTIGUO

    Y } ODERNO 5

    puedan ser tomados como representantes de los tien1pos

    faranicos. Dibujando sus retratos en ese estilo duro

    propio de los monumentos y respetando

    su convencio-

    nalismo de mostrar los ojos de frente en la cara vista de

    perfil lograremos tener

    ante nosotros a los mismos egip-

    cios

    tal

    como ellos se pintaban en los remotos das

    en

    redujeron a esclavitud a los israelitas. Otro

    tanto

    puede decirse de los antiguos retratos que hicieron los

    eaipcios de los cautivos de Palestina ya sean sirios

    f;nicios o hebreos los cuales muestran el bien definido

    tipo de facciones israeltico que hallamos en cualquier

    ciudad de Europa. En conjunto el testimonio de los

    monumentos antiguos la Geografa y la Historia coin-

    ciden en probar que las grandes diferencias de razas

    del gnero humano no son recientes sino que estaban

    bien determinadas desde antes de comenzar

    la era

    his-

    trica. Desde entonces sus cmnbios parecen haber sido

    relativamente leves a excepcin de los que

    han

    sido

    necesarios para formar las razas mixtas por medio del

    cruzanen o.

    De lo dicho so sigue que las edades histricas han

    de considerarse como

    el

    perodo moderno del hombre

    en la tierra. }fas all de estas edades se halla el perodo

    prehistrico

    en

    el que se verific

    la

    obra capital de

    formarse y esparcirse por el mundo las diversas razas

    del gnero humano. Aunque n? hay una norma para

    apreciar exactamente la duracin ele este perodo

    hay

    razones para asignarle

    un

    largo lapso de tiempo. Mi-

    rando a

    un

    mapa etnolgico en que se sealen con

    eolores las razas humanas que habita cada regin se

    1nanifiesta a

    la

    primera ojeada que el mundo no

    so

    form por mero azar merced a

    una

    diseminacin arbi-

    traria

    de las razas;

    una tribu

    blanca aqu

    una

    morena

    all y acaso una

    negra entre

    ambas. Lejos de eso razas

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    ANTROPOLOGA

    enteras se ha llan esparcidas sobre vastas regiones como

    si hubiesen nacido en ellas y el tipo peculiar de cada

    una parece ms o menos ligado al clima en que vive.

    V

    ese

    especialmente que

    la gran

    masa de las razas

    negras pertenece a las regiones ecuatoriales del frica

    y del archipilago oriental

    la

    raza amarilla

    al

    Asia

    c e n ~

    tral

    y meridional y

    la

    blanca a

    la

    regin templada de

    Asia y Europa. A la vista del Inapa puede ya colegirse

    algo respecto al. distrito que fue el primitivo centro .

    donde se form cada raza y de donde se propag .

    despus.

    Ahora bien si los negros los mongoles y los blan-

    cos y otras razas fueron distin tas especies y cada

    una

    procedi de

    un

    origen distinto

    en

    su propia regin

    segn piensan algunos

    la

    poblacin del gloho de

    be

    p.aber requerido slo

    un

    tiempo relativamente corto; pues

    cada

    una

    de las razas no

    ha

    tenido que hacer ms que

    esparcirse desde el lugar propio de su nacimiento. Pero

    la

    opinin de los modernos zologos los mejores jueces de

    esta materia por su estudio de las especies y de las

    generaciones es contraria a esta pluralidad de orgenes

    del hombre por dos r azones principales: pr imera por-

    que .todas las tribus humanas desde la ms negra a la

    ms blanca desde

    la

    ms salvaje a

    la

    ms civilizada

    . ienen tal semejanza en la estructura de sus cuerpos y

    en

    los procesos de sus intel igenc ias que todo parece

    delatar como lo ms fcil y probable la derivacin de

    una

    ascendencia comn aunque remota: segunda que

    todas las razas humanas no obstante su forma y color

    son aptas

    para

    contraer matrimonios entre s y formar

    razas cruzadas de toda clase de combinaciones tales

    como los millones de mulatos y mestizos que existen

    en

    el Nuevo Mundo y

    traen

    su origen de

    la

    mezcla de

    los europeos de los africanos y de los naturales de

    HOMBRE ANTIGUO Y MODERNO

    7

    Amrica; lo que induce nuevamente a pensar en un

    abolengo comn para todas las razas.

    Aceptamos

    la

    teora de

    la

    unidad del gnero hu-

    mano coino la que mejor concuerda con lo que ensea

    la experiencia ordinaria y la investigacin cientfica.

    Sin embargo

    aun

    son

    muy

    imperfectos los medios que

    poseemos para juzgar de las condiciones intelectuales y

    corporales de los progenitores del hombre antes que los

    ascendientes de los actuales negros ttaros y austra-

    lianos llegaran separarse en diversas. ramas. No es

    p o s i l ~

    determinar ahora

    hasta

    qu punto las peculia-

    ridades individuales de los progenitores fueron hereda-

    das por los descendientes acentundose ms y ms por

    la

    reproduccin exclusiva de ellos entre s

    ni

    tampoco

    hasta

    qu

    punto

    miando sucumbieron

    en la

    lucha por

    la

    vida y por el territorio los dbiles y menos inteligen-

    tes lograron perpetuarse los ms fuertes inteligentes

    y animosos

    para

    dejar estampados sus tipos

    en

    las na-

    ciones a que dieron origen

    ni

    tampoco en fin hasta

    dnde las tribus emigrantes

    en

    su totalidad experi-

    mentaron cambio en sus cuerpos al cambiar de clima

    de alimentos y de costumbres con lo que al poblarse

    la

    tierra

    iban

    apareciendo nuevas razas apropiadas para

    la

    vida

    en

    regiones diferentes

    Cualquiera que sea

    la

    influencia que estas y o tras

    aun

    ms oscuras causas hayan podido ejercer en

    la

    varia-

    cin de las razas humanas no puede suponerse que

    diferencias tales como las que existen

    entre

    un

    ingls y

    un

    negro de

    la

    Costa de Oro

    hayan

    podido proceder de

    las leves variaciones de progenie. Por el contrario estas

    diferencias tienen

    una

    importancia zoolgica

    tan

    gran-

    de que han sido comparadas con las existentes entre

    especies de animales reconocidos como distintos por los

    naturalistas tales como el

    oso

    negro o pardo con su

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    8

    ANTROPOLOGA

    frente redondeada,

    y

    el

    oso

    polar con su pelo blanque

    cino y su crneo largo y aplanado. Si retrocedemos

    luego con el pensamiento a

    la

    poca en que los antepa

    sados del africano, australiano, mongol y escandinavo

    constituan todava una

    rama

    indivisa,

    la

    teora ele

    su

    descendencia comn

    ha

    de justificar

    la

    existencia de

    causas bastante fuertes

    y

    de tiempo bastante largo

    para que pudieran efectuarse cambios que traspasan los

    lmites de todos los efectuados durante las edades his

    tricas. Mirados en este sentido los hombres negros,

    morenos, amarillos

    y

    blancos, somos recuerdos vivos de

    un pasado remoto, llevando cada negro, cada chino y cada

    blanco en su cara

    la

    evidencia de

    la

    antigedad del

    hombre.

    Veamos ahora

    lo

    que nos dice el lenguaje respecto

    a la edad del hombre sobre la tierra. Desde luego apa

    rece que las distintas lenguas son como unas mil.

    A la

    primera ojeada, sin embargo, se ve con claridad que no

    todas

    han

    nacido separadamente.

    J ay

    grupos de len

    guas de

    tan

    ntima semejanza en sus gramticas

    y

    diccionarios, que es necesario admitir para cada uno

    la

    descendencia de

    un

    lenguaje anterior. Semejantes

    grupos se llaman familias de lenguas, y uno ele stos,

    el mejor conocido, puede servirnos de 1nodelo

    para

    este

    proceso de crecimiento.

    En los tiempos antiguos el

    latn

    (tomando esta pala

    bra

    en su sentido ms amplio) fue el lenguaje de

    Roma y de otros distritos italianos, y con la extensin

    del romano Imperio fue llevado a largas distancias,

    hasta el extremo de reemplazar a los primitivos iclio-

    mas de provincias enteras. Tomando su cambio

    un

    rumbo diverso en cada pas, el latn dio origen a la

    familia de las lenguas romnicas, de

    la

    que el italiano,

    el

    espaol y

    el

    francs son conocidsimos miemlnos.

    H O ~ f R E ANTIGUO

    Y

    }IODERNO

    Hasta qu punto estos idiomas

    han

    llegado a diferir

    unos de otros,

    tras

    largas edades de existencia inde

    pendiente, podemos juzgarlo al ver que los marineros.

    de Dieppe no pueden hacerse entender en Mlaga,

    y que el conocinliento del francs no nos capacita para

    leer el Dante. Sin embargo, las lenguas romnicas con

    servan las huellas de su origen romano, lo bastante

    claras

    para

    que podan1os citar clusulas francesas, ita

    lianas y < spaolas, y referir cada palabra a lgo prxi

    mo

    en

    el

    latn

    clsico, que p-ueda rudamente conside

    rarse como

    la

    forma original. A continuacin aparecen

    como ejemplos algunos proverbios familiares. Advierta

    el lector que, por motivos de conveniencia, las compa

    raCiones no van presentad;:.s en su forma gramatical

    precisa

    1).

    ITALIANO

    E meglio

    un

    uovo oggi che una gallina domani.

    est melts uml?n ovum lwdie

    quid una

    gallina de mane.

    Es mejor

    un

    huevo hoy que

    una

    gallina maana.

    Chi va piano va sano, chi va sano va lontano.

    qui

    vadit

    planum

    vadit

    sanum, qui

    vadit

    sanum 1 1ad1:t longum.

    Quien

    va

    despacio

    va

    sano, quien va sano va lejos.

    1)

    A los ejemplos citados en el

    texto

    puede aadirse el siguiente

    soneto formado, segn se ve, de palabras que

    tanto

    son espaolas.

    como latinas.

    :Msera Francia, que sustentas gentes

    Apstatas, herticas, viciosas,

    Que machinando fraudes cautelosas

    Perturban infinitos inocentes,

    Predicando dotrinas diferentes,

    Falsas, inmundas, lenes, perniciosas,

    Cautamente alegando fabulosas

    Historias peregrina3, a paren es.

    Quantas angustias, quantas turbaciones

    Causas, dando

    tan

    prfidas personas

    Que contra puras nimas sinceras

    Sacrlegas inuenten opiniones:

    Si, Francia, tales prncipes coronas

    Qua.les fines de gente insana esperas.

    Arte Potica espa.i ola/

    por

    Tuan

    Diaz Rengifo. :Madrid

    MDCVI,

    p-

    gina

    57 . - V

    del T.

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    7/42

    10

    ANTROPOLOGA

    ESPAOL

    Quien canta sus males espanta.

    Quem cantat suos malos expav(ere).

    Por la

    calle de despus se va la casa de nunca.

    per illam callem de de-ex-post

    se

    vadit ad illam casam de nunquam.

    FRANCS

    Un

    tiens

    vaut

    mieux que deux tu l auras.

    unum

    tene vale melius quod duos tu

    illum Jabere ltabes.

    Ms vale

    un

    toma que dos

    te

    dar.

    Parl er de la corde dans la maison

    d un

    pendu.

    parabola de illam chordam

    de

    intus

    illam

    mansionem de

    unum

    pendo.

    Mentar la soga en casa del ahorcado.

    De las anteriores sentenciaf3 y otras anlogas, resulta

    que el italiano, el espaol y el francs, son en realidad

    latn

    transformado, habindose alterado gradualmente

    sus palabras conforme iban descendiendo, generacin

    tras

    generacin, de

    la

    lengua madre.

    Aunque l l ~ t n

    se hubiese perdido, los fillogos habran podido,

    com-

    parando la serie de las lenguas romnicas, inferir que

    hba

    existido

    una

    lengua origen de todas las dems,

    siquiera, tal

    reconstruccin del

    latn

    dara slo, a no

    dudarlo,

    na

    exigua nocin de

    su

    caudal de palabras y

    de sus inflexiones gramaticales.

    Este gnero de argumento, mediante el cual una len

    gua madre perdida se descubre por la semejanza exis

    tente entre en

    las que de ella descienden, puede verse

    tambin en otro grupo de lenguas europeas.

    Supongmonos escuchando a

    un

    grupo de marineros

    holandeses: al pronto su conversacin nos parece inin

    teligible; pero, al cabo de un rato,

    un

    odo perspicaz

    percibe el sonido de muchas palabras conocidas, y qui

    zs, al

    fin,

    oraciones frases enteras como estas:

    Kom

    HOMBRE

    ANTIGUO

    Y MODERNO

    11

    Jder.

    (Ven ac.)

    Wat zegt gij?

    (Qu dices?)

    Hoe is

    het weder? (Cmo est el tiempo?) Het is een hevige

    storm, ik ben zeer kmtd. (Hay

    fuerte tormenta, tengo

    mucho fro.)

    s

    .de maan op?

    (Ha

    salido

    la

    luna?)

    k

    weet niet. (No lo s). El modo de escribirse estas

    palabras,

    distinto del nuestro, disfraza

    su

    parecido;

    pero, habladas, casi . corresponden a provincialismos

    o arcasmos ingleses, de este mod: Corne here What

    .say

    ye?

    How is

    the

    weather?

    t

    is a heavy storm, I

    be

    .sore

    cold. s the nioon up? I

    ~ v t

    not. De

    aqu

    parece

    inferirse que dos lenguas no podran ser

    tan

    parecidas,

    a no descender ambas de una misma fuente. El argu-

    mento es en realidad muy

    semejante al que puede apli

    -carse al ori() en de los pueblos mismos. As como deci-

    o

    mos que holandeses e ingleses son seres

    tan

    parec1 os

    que deben proceder de

    un

    mismo tronco, as

    tambin

    decimos que sus lenguajes son tan semejantes que deben

    derivarse de

    una

    lengua comn. Los holandeses

    e

    ingle

    ses estn, segn

    la

    opinion general, ntimamente empa

    rentados, y el lenguaje de Frieslandia, despus de

    -examinado, resulta estar tambin emparentado con el

    ingls. De aqu se sigue que una lengua madre o grupo

    de

    dialectos, que puede llamarse

    el

    original baJo holan-

    ds

    o

    baJo-alemn,

    debe haberse hablado

    alguna

    vez

    aunque no se conozca actualmente, puesto que no

    ha

    llegado a conservarse por

    la

    escritura.

    Ahora es fcil

    ver

    que, a medida que las edades

    han

    ido adelantando y el lenguaje de cada familia

    ha

    ido

    tomando

    un

    rumbo individual de cambio, debe haberse

    dificultado cada vez ms la demostracin de su paren-.

    tesco mediante

    la

    comparacin de frases enteras. Los

    fillogos tienen as que contentarse cada vez con ana

    logas menos perfectas, pero siempre con ellas basta,

    cuando no slo .las palabras del diccionario correspon-

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    8/42

    12

    ANTROPOLOGA

    den en dos idiomas sino cuando ~ t a s se hallan incor

    poradas en el lenguaje actual por formas gramaticales

    correspondientes entre s. As cuando se compara el

    snskri to antiguo idioma de los brahmanes de

    la

    India

    con el griego y el latn aparece que el verbo snskrito

    da

    expresa la idea de

    dar

    y hace

    su

    tiempo presento

    reduplicando y aadiendo

    un

    afijo personal

    ~ l a d a m i

    casi

    como

    el griego hace oiOCt [J.L: de

    la

    mis1na raz el

    snskrito forma

    un

    participio futuro

    dasyam.nas

    que

    corresponde al griego owJ"p.cuoc;, mientras que el sns

    krito

    datr

    es igual al griego

    o&)-: lp,

    dador.

    A.s

    lo que

    en latn es

    vox, vocis,

    voces, voclHn,

    vocibus,

    en snskrito

    es

    vak vas 'Vwn' vaas vnt, viigbhyas.

    Cuando

    hallamos sen1ejantes analogas en varios idi01nas tales

    como el snskri to el griego y el

    latn

    no cabe

    otra

    explicacin posible sino la de que

    ha

    existido

    una

    lengua madre anterior que dio origen a todas ellas

    las cuales han variado slo confor1ne a la especial

    direccin que

    han

    seguido. En este sentido aparece

    manifiesto que no slo estos idiomas particulares

    so

    explican por

    la

    descendencia sino que los grupos de

    lenguas antiguas y n1odernas en A.sia y Europa el

    grupo indio el persa el helnico

    u

    griego el itlico

    o latino el eslavnico a que per tenece el ruso el teu

    tnico de que el ingls forma parte el grupo cltico

    uno de cuyos mimnbros es el gals son descendientes

    de un lenguaje anterior llan1ado ahora tericamente

    el ARIO siquiera

    en la

    prctica semejante idion1a puede

    ser slo vagamente conocido por la comparacin de los

    lenguajes que de l descienden. Algunos de ellos

    han

    llegado a nosotros en formas extremadan1ente anti

    guas dicho sea esto dentro de

    la

    antigedad de nues

    tra

    limitada cronologa. Los libros sagrados de

    la

    India

    y de

    la

    Persia nos

    han

    conservadq las

    lenguas

    HOMBRE ANTIGUO Y MODERNO

    13

    snskrita y zenda que por su estructura Inuestran a la

    -vista del fillogo una antigedad mucho ms r.emota

    que

    la

    de las primitivas inscripciones griegas y latinas

    y la antigua escritura cuneiforme persa en piedTa de

    Daro. Pero los idiomas arios

    aun

    en los estados

    1ns

    antiguos

    en

    que los conocemos

    han

    llegado

    ya

    a dife

    renciarse

    tanto

    que

    ha

    sido la

    1ns

    ardua en1presa de

    la moderna filologa demostrar que todos ellos recono

    can

    un

    origen comn.

    La

    exigua semejanza 1nediante

    la

    cual el gals muestra an su parentesco con el griego

    y el alen1n sirve para dar idea del lapso de tiempo

    que

    debi transcurrir desde que las tres se desprendie

    l On de

    la

    lengua aria prilnitiva la cual debi proba

    blenlente dejar de existir nnwho antes de comenzar el

    perodo histrico.

    Entre las familias de idiomas de las antiguas naciones

    otro gran grupo representa un elevado papel en

    la

    historia del mundo:

    la

    familia semtica

    la

    cual com

    prende el hebreo el fenicio y el asirio descifrado por

    los caracteres cuneiformes de Nniye. El rabe len

    guaje del Corn es el gran representante n1oderno de

    esta fanlilia y sus estreehas correspondencias y

    gas con el hebreo pueden 1nostrarse en frases fanlilia

    res.

    El

    rabe saluda todava al extranjero con el

    salr/Jn

    alaiku'in, literahnente

    paz

    sobre ti, casi lo 1nis1no que el

    antiguo hebreo que deca

    shlm

    lchem,

    JJaz a ti

    y

    la

    1nuy oda exclamacin arbiga

    bismillah,

    puede tradu

    cirse al hebreo

    be-shm h-Elohn,

    en el nombre

    ele

    Dios. De igual modo los no1nbres hebreos de personas

    mencionadas

    en la Biblia dan la clave de muchos nom

    bres propios arbigos; as Ebed-JJ Ielech,

    siervo del

    'rey

    que saco u Jeremas del calabozo llevo un nombre casi

    semejante al del califa .A.bd-el-Melik en la historia de

    Mahoma. Pero ninguno de estos idiomas semticos tiene

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    9/42

    14.

    ANTROPOLOGA

    ttulo alguno

    para

    ser conffiderado como el originario

    de la fa1nilia, estando

    en

    relacin con los dems como

    el

    latn

    lo est con el ita liano y e l francs. Todos ellos,

    asirio, fenicio, hebreo y rabe son idion1as hermanos y

    nos hacen remontar a

    un

    idioma anterior desaparecido

    hace largo tiempo. El antiguo idion1a egipcio de los

    jeroglficos no puede ser clasificado como

    un

    miembro

    de

    la

    familia semtica, aunque muestre puntos de pare-

    cido que puedan indicar alguna conexin remota con l.

    Tambin se sabe que 2.000 aos a.

    d

    J. C existieron

    dos

    lenguas

    importantes que no pertenecan a

    la

    familia

    aria n a

    la

    semtica: el antiguo idioma babilnico y el

    antiguo chino. Respecto a las lenguas de las regiones

    ms apartadas del mundo, tales como .Amrica, cuando

    las examinamos las hallmnos que estn formadas tam-

    bin por muchos grupos distintos de familias.

    Esta

    breve ojeada del estado primitivo conocido del

    lenguaje en el mundo, basta

    para

    darnos

    la

    interesante

    leccin de que la obra principal de la formacin del

    lenguaje se realiz en las edades prehistricas. Remon-

    tndonos todo lo lejos que la filologa puede acompaar-

    nos, encontramos existiendo ya

    un

    nmero de grupos

    de lenguas que difieren en sus palabras y en su estruc-

    tura

    y que si alguna vez tuvieron algn parentesco

    con otra, no lo manifiestan con seales lo bastante cla-

    ras

    para

    que tengamos los medios de explicarlo. Las

    mas laboriosas y pacientes investigaciones respecto a

    una lengua primitiva de la humanidad, han sido coin-

    pletamente infructuosas hasta aqu. Los ms antiguos

    tipos de lenguaje que podemos alcanzar, haciendo un

    estudio retrospectivo de las lenguas conocidas, no dan

    indicios de haber sido los primitivos idiomas del gnero

    humano. De aqu que pueda positivamente asegurarse

    que no son tales idiomas, y que las edades de crecimiento

    HOMBRE

    ANTIGUO

    Y MODERNO

    y decadencia han borrado las huellas por las cuales.

    pudiramos comprender cmo cada sonido particular

    ha

    llegado a adquirir

    su

    peculiar significado. El hombre,.

    desde

    el

    perodo histrico,

    ha

    adelantado

    muy

    poco en

    el

    camino de una creacin absolutamente nueva del len-

    guaje, por

    la

    poderosa razn de que sus necesidades esta-

    ban ya

    cubiertas con las palabras que aprendi de sus

    padres, y todo lo que necesita hacer cuando le ocurre una.

    nueva idea, es

    trabajar

    las palabras que posee

    para

    dar-

    les

    una

    nueva forma. De este modo el .estudio del len-

    guaje confirma la misma idea respecto a

    la

    antigedad

    del hombre, que la

    ya

    adquirida por el estudio de

    las

    razas. Interrogados los fillogos respecto al tiempo

    que

    lleva de existencia el gnero humano, nos contestan que

    debe

    haber

    sido lo bastante largo

    para

    que el lenguaje

    haya

    crecido desde sus remotos principios a los ya elabo-

    rados idiomas que conocemos, y

    para

    que stos a

    su

    vez

    se hayan desenvuelto en familias y diseminado por todo

    el mundo. Esta inmensa obra haba sido realizada

    en

    edades anteriores a las primitivas inscripciones

    de

    Egipto, Babilonia, .Asiria, Fenicia, Persia, Grecia, por-

    que stas patentizan

    ya

    las grandes familias del

    l n ~

    guaje humano en su plena existencia.

    Fijmonos ahora en la cultura a

    ver

    si sta

    da

    tambin indicios de

    la

    existencia y trabajo del hombre

    en

    edades ms remotas que

    la

    ms primitiva en nues-

    tros recuerdos histricos.

    Para

    este objeto es necesario.

    comprender cul ha sido el curso general de las artes,

    de los conocim entos y de las instituciones.

    Es

    una.

    buena y antigua regla la que aconseja proceder de lo

    conoeido a lo desconocido, y todas las personas inteli-

    gentes tienen n1ucho que decirnos por su propia expe-

    riencia, respecto al

    cmo

    progresa la civilizacin. El

    relato que

    un

    viejo puede hacernos de la cultura do

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    10/42

    16

    ANTROPOLOGA

    Inglaterra cuando l iba a la escuela, y de los adelantos

    y mejoras en las cosas que l propio ha presenciado

    {lesde entonces, es en s

    una

    buena leccin. As cuando

    sale de Londres en el

    tren

    expreso

    para

    llegar a Edim

    burgo

    a la hora de comer, piensa en los tiempos en que

    era hacer

    un

    viaje feliz

    en

    coche llegar a dicho punto

    en

    {los

    das cpn sus noches correspondientes. Mirando

    un

    disco de seales en

    la

    lnea, recordar que los semforos

    {;Onstituan el mejor medio de telegrafiar, y se manten an

    balanceando sus brazos en los cerros, entre Londres y

    Plymouth transmitiendo los despach.os del almiran

    tazgo. Pensando

    en

    el telgrafo elctrico que

    ha

    hecho

    intiles aquellos se1nforos, recuerda que ste arra nca de

    un

    descubrimiento hecho en su

    juventud

    con motivo de

    la

    conexin

    entre la

    electricidad y el magnetismo. Esto

    1o

    lleva a pensar de .nueyo en otros descubrimientos

    -cientficos 1nodernos que nos

    han

    revelado los secretos

    del

    Universo, tales como el anlisis espectral, que ahora

    descubre los elementos de que estn formadas las estre

    llas con seguridad

    tanta

    como

    era la que nuestros

    padres tenan en que esto jams llegara a saberse. Este

    1nismo anciano pede informarnos adems, no slo de

    que los conocimientos se han acrecentado, sino que se

    l1an extendido mucho ms de lo que estaban antes,

    cuando el hijo del labrador acaudalado apenas poda

    adquirir en la

    escuela los conocimientos prcticos que

    hoy tiene derecho a que le enseen el hijo del ms mi

    serable jornalero. Puede llegar a explicar a sus oyentes,

    cmo a

    partir

    de su tiempo, las leyes del pas

    han

    ade

    lantado y mejorado

    hasta

    el punto de que los hombres

    no

    son

    ya

    ahorcados por hurtos, que las leyes tienden

    ms a reformar a los criminales que a castigarlos me

    ramente, y que

    la

    vida y

    la

    propiedad estn ms asegu

    rados que en los antiguos tiempos. l t i ~ a m e n t e , y no

    HOMBRE

    ANTIGUO

    Y 1\IODERNO

    17

    es lo menos, puede ensearnos de su propia cosecha que

    las gentes son algo ms morales de lo que fueron, que

    la

    opinin pblica exige

    una

    ms elevada norma de con

    ducta que las pasadas generaciones, segn podemos

    ver

    en

    la

    reprobacin ms severa que recae sobre los petar

    distas y borrachos.

    De

    tales ejemplos de adelanto

    en

    la

    cultura

    realizados

    en un

    solo pas y durante

    la

    vida de

    un

    individuo, se deduce con toda claridad que el mundo

    no se ha estacionado con nosotros, sino que artes nue

    vos, nuevos pensamientos, instituciones nuevas, nuevas

    reglas de vida han surgido del antiguo estado de cosas.

    Ahora bien; este crecimiento o desarrollo de

    la

    civi

    lizacin,

    tan

    rpido en nuestro propio tiempo, parece

    haberse venido efectuando, con mayor o menor activi

    dad, desde las

    p r i m e ~ s

    edades del hombre.

    Pruebas

    de

    esto llegan a nosotros por diversos caminos.

    Hasta

    donde la historia alcanza, sta nos muestra artes, cien

    cias, instituciones polticas que

    co111ienzan

    en los esta

    dos ms rudos, y

    van

    hacindose con el transcurso de

    las edades ms inteligentes y sistemticas, llegando a

    estar ms perfectamente dispuestas u organizadas para

    corresponder satisfactoriamente a sus fines. Sin recu

    rrir

    a muchos ejemplos de

    un

    hecho

    tan

    familiar, vemos

    que

    la

    historia del gobierno parlamentario comienza

    en

    el mundo antiguo con las

    juntas

    de los jefes y las tu

    multuosas asambleas de todo el pueblo.

    La

    historia de

    la

    medicina nos remonta a los tiempos en que

    la

    epilep

    sia o la posesin en griego

    i m i i ~ t ~

    se crea ser real

    mente el acto de

    un

    demonio que se apoderaba del

    enfermo y lo haca ponerse convulso. Mas nuestro

    objeto aqu es

    ir

    ms all de

    la

    informacin ordinaria

    de los libros histricos, y apreciar los estados de civi

    lizacin

    en

    los tiempos anteriores a stos.

    Aqu

    se nos

    ofrece como

    un

    poderoso auxiliar la arqueologa, que

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    11/42

    18

    ANTROPOLOGA

    nos ensea, por ejemplo, las hachas de piedra y otros

    rudos instrumentos que pertenecieron a las primeras

    tribus humanas, ponindonos de manifiesto cun bajo fu

    el estado de sus artes, en cuyo estudio nos ocuparemos

    pronto ms por extenso. Otro gua utilsimo es el que

    procede de supervivencias

    ep.

    la

    cultura. Estudiando

    ntimamente los pensamientos, artes y costumbres de

    una

    nacin, el investigador encuentra

    en

    todas partes

    las reliquias de ms antiguos estados de cosas, de que

    aqullas

    han

    surgido. Tomando

    un

    ejemplo, si queremos

    saber cmo lleg a gastarse un vestido tan estrambti

    camente cortado

    como

    el frac, la explicacin

    es

    como

    sigue: El corte eli la cintura tuvo en otro tiempo el ra

    zonable objeto de impedir que los faldones de

    la

    casaca

    molestasen al montar a caballo, mientras que el

    par

    de botones intiles

    que.

    caen detrs .de

    la

    cintura sir

    vieron para abrochar estos faldones cuando se levanta

    ban; el cuello conserva la ahora mal colocada escota

    dura, que permita poderlo volver hacia arriba o hacia

    abajo; las vistosas vueltas de la solapa representan los

    forros ordinarios, y las bocamangas fingidas , hechas

    ahora con una costura- al rededor de la 1nueca, son

    reliquias de las verdaderas vueltas de las n1angas

    cuando stas se hallaban hechas

    para

    poder vol verse.

    De este modo se ve que los presentes fraques de ceremo

    nia deben sus particularidades a descender de la anti

    gua casaca de diario, con la que el hombre montaba a

    caballo o trabajaba en sus. faenas ordinarias.

    Si nos fijamos en la vida inglesa moderna para encon

    trar las pruebas de

    la

    conquista normanda, acaecida

    hace ms de ocho siglos, hallamos en el

    oh yes oh

    yes

    del pregonero

    la

    antigua frmula de proclamacin

    oyez oyez

    oid

    oid

    En un

    ejemplo tomado de

    la

    India

    vemos cun lejos se remontan tales reliquias de

    la

    HOMBRE ANTIGUO Y MODERNO

    19

    civilizacin. AU, aunque ha sido de uso vulgar, durante

    edades enteras, obtener fuego por medio del pedernal

    y el eslabn, todava los brahmanes para encender

    el

    fuego sagrado que se destina a los sacrificios diarios,

    acuden brbaro recurso de taladrar violentamente

    con un palo afilado otro pedazo de madera, hasta que

    brota la chispa. Preguntados por qu se toman este

    mprobo trabajo cuando conocen otros mtodos mejo

    res contestan que lo hacen as para obtener un fuego

    puro y sagrado; pero

    p r ~

    nosotros es claro que ellos,

    al mantener inalterable su antigua costumbre, estn

    realmente conservando una reliquia de la vida ms

    ruda de nuestros remotos antecesores.

    Del examen del conjunto de estos varios medios

    para

    estudiar las ciencias y las artes

    resulta

    acreditado que

    ninguna de ellas naci perfecta, como supone la fbula

    que brot Minerva de cabeza de Jpiter. Marchan

    por

    pasos sucesivos; y, a falta de otros datos, el observador

    puede fiar. en si mismo para comprender el origen pro-

    bable de cada invento parti cular. Nadie , en efecto, podr

    mirar lma ballesta y un arco sin comprender que el arco

    fue

    prime1,o,

    y que la ballesta se invent despus, ponien

    do el arco

    en un

    vstago y arreglando un disparador que

    soltase

    la

    cuerda,

    una

    vez hecha

    la

    puntera.

    Aunque

    la historia es incompleta para decirnos quin imagin

    la

    ballesta y cundo se realiz su invencin, estamos

    seguros, como de un hecho histrico, de que a la ballesta

    sucedi el arcabuz de mecha, a ste

    la

    escopeta de chis

    pas , a

    la

    escopeta de chispas la de. pistn y a sta el

    fusil de aguja, que se carga por la recmara.

    Reuniendo todos estos medios de informacin se hace

    muchas veces posible trazar el curso completo de

    una

    ciencia

    o

    de lma institucin, haciendo toda

    su

    historia

    retrospectiva desde su poca de mayor auge

    hasta

    su

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    12/42

    20

    ANTROPOLOGA

    principio en la vida de las ms

    rudas

    tribus humanas.

    Por ejmnplo, estudiemos el curso de las matemticas

    modernas tales

    con1o estn

    representadas

    hoy en

    los

    libros que se usan

    en

    las clases de Facultad. Un estu-

    diante que viviera en tiempo de

    la reina Isabel

    no ten-

    dra

    clculo diferencial

    que estudiar;

    a duras penas

    tendra geometra algebraica,

    por

    lo que se han llamado

    matmnticas superiores las inventadas desde entonces.

    Retrocediendo a la

    edad

    media llegamos

    al

    tiempo en

    que el lgebra acababa de introducirse como una nove-

    dad, debida a los 1natemticos indios y a sus discpulos

    los rabes; y despus encontramos las cifras de la nume-

    racin

    O

    1,

    2, 3,

    etc., empezando a

    ser

    conocidas como

    un adelanto sobre los antiguos bacos o mesas de calcu-

    lar,

    y

    los n1neros romanos

    I, II, ID,

    etc.

    En

    las eda-

    des clsicas,

    aun

    ms primitivas, llegamos a los tiempos

    en que los mtodos de Euclides y otros gemetras grie-

    gos aparecan

    por primera

    vez. Cuando retrocedemos

    para ver lo que era conocido a los matemticos de los

    primitivos periodos histricos de Babilonia y Egipto,

    nos encontramos con

    una

    aritmtica que lograba hacer

    menos aun que lo

    que

    los nios

    hacen hoy en

    las clases

    elementales con la mayor perfeccin, y una geometra

    consistente

    en

    unas cuantas

    toscas reglas prcticas de

    mensuracin. Esto en cuanto a lo que nos ensea la

    historia retrospectiva

    referente

    a los principios de las

    matemticas; pero

    aun

    hay otros medios

    para

    compren-

    der los primeros escalones por que pas la ciencia para

    llegar a su estado actual.

    Los mismos nombres usados hoy para denotar longi-

    tudes

    tales como codos pies palmos y puigadas mues-

    tran cmo el arte de medir tiene su origen en los tiem

    pos

    en

    que

    aun

    no se haban. inventado patrones

    para

    medir, y en que los hombres colocaban sus manos y

    HOMBRE

    ANTIGUO

    Y MODERNO

    21

    sus pies a lo largo de los objetos, cuyo tamao se pro-

    ponan conocer.

    As existen pruebas abundantes

    de que

    la aritmtica proviene de la costumbre de contar ~ o r

    los dedos de los pies y

    las

    manos, como aun se

    practwa

    hoy entre los salvajes. Las palabras usadas todava

    para

    designar los nmeros

    en

    muchas

    lenguas,

    fueron

    evidentemente hechas durante el perodo en que

    era

    usual

    el sistema de contar

    por

    las manos y los pies,

    sistema

    que ha

    continuado desde entonces. As

    un

    ma-

    layo expresa cinco

    por

    la

    palabra

    li1na que aunque

    l no lo sabe) signific en un tiempo mano; de modo

    que se

    ve

    que esto es una supervivencia de las eda-

    des

    en que

    sus. antepasados, necesitando

    una palabra

    para cinco,

    levantaban

    en alto una mano y d e ~ a n rnano.

    Por

    cierto que

    la

    razn de

    nuestro

    sistema de nuinera-

    cin decnal, en cuya virtud contamos por decenas

    en

    vez de docenas,

    que

    .seran ms convenientes,

    est

    en

    que nuestros mayores conservaron el hbito de contar

    por

    decenas hbito contrado

    por

    valerse e los dedns

    de la mano, y es

    por tanto

    una

    inalterada

    reliquia del

    hombre prnitivo.

    Los captulos que siguen contienen otros muchos

    casos de

    un

    desenvolvimiento anlogo de las

    artes

    desde

    sus ms sencillos orgenes.

    As,

    examinando

    las que

    ahora

    llamamos

    herramientas

    o utensilios, se ver cmo

    la piedra rudamente tallada

    y manejada directamente,

    lleg a ser la

    piedra

    de ms artificiosa

    hechura

    y ?on

    filo, propia

    para servir

    de

    hacha puesta

    en un mango de

    madera, hasta que despus, cuando se ponen en uso

    los metales se

    sustituye

    a

    la piedra una hoja

    de bronce

    o hierro, y al cabo alcanzamos el hacha ms perfecta de

    los leadores actuales, con su hoja de acero perfecta-

    mente

    acomodada al

    bien

    proporcionado mango.

    En

    el

    captulo VIII de este libro hallamos eJemplos de estos.

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    13/42

    22

    ANTROPOLOGA

    g r a ~ d e s a d e l a ~ t o s

    el desarrollo de las hachas., que

    t ~ v w r ? n

    su pl lnmpw antes de la cronologa y de la

    historia, y fue uno de los mas poderosos atu:iliares de

    la

    civilizacin del hombre primitivo.

    De lo dicho no se infiere que

    la

    civilizacin est

    siempre en movimiento o que este movimiento sea

    siempre de progreso.

    Por

    el contrario, la historia mani-

    fiesta que aqul permanece estacionario durante lar-

    gos perodos, y aun a veces retrocede.

    Para

    comprender

    tal retroceso en la cultura, debemos hacernos carO o de

    que las artes ms elevadas y los principales adelantos

    de

    la s o c i e ~ a d

    no logran siempre prevalecer;

    necesitan

    ser demasiado perfectos para conquistar su terreno,

    pues .las

    g e n t e ~

    slo admiten aquello que se adapta a

    sus cucunstanmas. Una leccin por extremo instructiva

    resulta de

    una

    observacin hecha por

    un

    ingls en Sin-

    gapore, el cual se enter con sorpresa de dos comercios

    florecientes all. Consista uno en comprar barcosinO le-

    ses averiados, rebajarlos y aparejarlos para juncos; ~ r o

    en

    comprar fusiles de

    p i s t ~

    y convertirlos

    en

    antiguas

    escopetas de chispas. A primera vista esto parece una

    mera estupidez; pero luego, si se reflexiona sobre ello,

    resulta bastante razonable. Era

    tan

    difcil conseguir

    q ~ e

    los marineros de Oriente trabajasen

    en

    buques apa-

    reJados la europea, que daba mucho mejor resultado

    proveerlos con los groseros barcos a que estaban acos-

    tumbrados; y respecto a los fusiles, los cazadores in-

    ternados en

    lo

    ms profundo de las selvas de calorosa

    humedad les era .ms cmodo

    usar

    pedernales que

    tener

    que llevar y conservar seca

    una

    provisin de cpsulas.

    En ambos casos lo que necesitaban no

    eran

    los mejores

    productos de

    la

    civilizacin, sino lo que ms se acomo-

    daba a sus circunstancias.

    La

    misma regla se aplica a

    la

    admisin de lo nuevo

    HOMBRE ANTIGUO Y MODERNO

    23

    de

    la

    civilizacin y a la conservacin de lo viejo. Cuando

    la vida de

    un

    pueblo llega a modificarse por la emigra-

    cin a

    un

    nuevo pas, por

    la guerra

    y las calamidades

    en el interior, o por la mezcla con una inferior raza, la

    cultura de sus antepasados deja de hacerse necesaria o

    posible, y acaba por extinguirse. Tal degeneracin

    puede verse en los descendientes de los portugueses

    en

    las Indias orientales, que se han casado con las indge-

    nas y abandonado

    la

    marcha de

    la

    civilizacin de tal

    modo, que los europeos recin llegados los encuentran

    en

    miserables cabaas y en medio de

    una

    vegetacin

    esplendorosa en frutos y flores, como si estuviesen

    colo-

    cados all

    para

    servir de ejemplo de

    hasta

    donde llega

    la

    decadencia de la cultura humana cuando falta el

    acicate de

    la

    necesidad.

    Otro caso frecuente de prdida de civilizacin es cuan-

    do

    un

    pueblo,

    una

    vez prspero, se ve arruinado o expul-

    sado de sus hogares,

    como

    los indios shoshonee, que

    huyendo de sus enemigos los Pies Negros, tuvieron que

    refugiarse en las montaas Rocosas, donde vagan ahora

    con el nombre de indios cavadores, por haberse dedicado

    a arrancar las races silvestres con que proveen a su mi-

    serable subsistencia. N o slo

    el

    estado abyecto de tales

    proscriptos, sino

    hasta

    la prdida de .artes particulares

    en

    otros pueblos, puede a menudo explicarse por

    la

    prdida de cultura debida a circunstancias desfavora-

    bles.

    Por

    ejemplo, los isleos del mar del Sur aunque

    no

    eran un

    pueblo muy rudo cuando fueron visitados

    por el capitn Coock, usaban solamente hachas y cuchi-

    llos de p i e d r ~ siendo realmente tan ignorantes de los

    metales, que esperando obtener

    una

    abundante cosecha

    sembraron los primeros clavos que les dieron los mari-

    neros ingleses. Posible es que sus antepasados no em-

    pleasen los metales, pero tambin es probable que siendo

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    14/42

    24 - ANTROPOLOGA

    un pueblo asitico al cual fuera conocido su uso llegaran

    a perderlo por su emigracin a las islas del Ocano y su

    iri.comunicacin con sus compatriotas, retrocediendo nue

    vamente a la edad de piedra. Importa que el investiga

    dor comprenda la importancia de la decadencia de la

    cultura; pero aqu se hace ms especialmente mencin

    de ella

    para

    hacer notar que en modo alguno contradice

    a la teora de que la civilizacin se desenvuelve proce

    diendo de los ms fnfimos estados a los superiores. N o

    puede perderse una cosa sin haberse tenido primero; y,

    donde existan tribus que hayan degenerado de la ele

    vada civilizacin de sus antecesores, slo debemos estu

    diarlas para calcular hasta dnde haba llegado su an

    terior cultura.

    En

    general resulta que donde quiera que

    haya

    artes

    adelantadas, conocimientos abstrusos e instituciones

    complejas, estos son resultado de un desarrollo gradual

    que comenz en los estados de vida ms sencillos, rudos

    y primitivos. Ningn grado de civilizacin viene a la

    vida espontneamente, sino que crece o se desenvuelve

    de un estado anterior. Tal es el gran principio en que

    cada investigador debe afirmarse, si desea entender el

    mundo en

    que vive y penetrar en la historia de lo

    pasado.

    Veamos ahora

    cmo

    esto se nos presenta en la anti

    gedad y primitiva condicin del_ gnero humano. Los

    monumentos de Egipto y Babilonia ensean que hace

    ya 5.000 aos, ciertas naciones haban alcanzado un

    perodo floreciente de cultlira. Sin duda que la mayor

    parte de

    la

    tierra estaba poblada de brbaro s y salvajes,

    como sigui estndolo despus; pero en las regiones del

    Nilo y del ufrates. hubo civilizacin. Los antiguos

    egipcios posean el distintivo mayor de una nacin civi

    lizada: el

    arte

    de escribir; y por cierto que los caracteres

    HOMERE ANTIGUO Y

    MODERNO

    25

    j erogl:ficos de sus inscripciones . parecen habe dado

    origen a nuestro alfabeto. Constituan una nacin ex

    perta en la agricultura, cuyos campos fertilizados por

    las inundaciones anuales, producan ricas cosechas de

    granos que provean a

    la

    subsistencia de

    una dens_a

    poblacin.

    Hasta

    qu punto los antiguos

    e g i p i ~ s

    tu

    vieron numerosos y hbiles artfices en construcCiones,

    puede conocerlo cualquier viajero visitando las pirmi

    des, que

    han

    hecho el nombre egipcio famoso en la is-

    toria. La gran pirmide de Gizeh contina siendo toda

    va una de las maravillas del mundo: una montaa de

    sienita y piedra caliza tallada, cuyo tamao describe:n

    los londonenses diciendo que se levanta sobre un cua

    drado del tamao de Lincoln Inn-Fields, y se eleva a

    mayor altura que San Pablo. La perfeccin de sus enor

    mes bloques y la preciosa albailera de sus cmaras y

    pasos interiores, muestran la habilidad, no s?lo los

    que tallaron

    la

    piedra, sino de sus gemetras prcticos.

    La

    orientacin de las caras hacia los puntos cardinales,

    es tan exacta que prueba que los egipcios eran excelen

    tes observadores de los hechos elementales de astrono

    ma: el da del equinoccio pudo determinarse observando

    la puesta del sol relativamente a las pirmides, y los

    rabes de los contornos aun ajustan sus datos astronmi

    cos por

    la

    sombra.

    Hasta

    donde se remonta nuestro

    co-

    nocimiento de sus cosas, los egipcios parecen haber tra-

    bajado tanto en bronce y en hierro

    como

    en oro y-plata.

    As sus artes y hbitos, su escultura y carpintera, su

    mtodo de contar y medir, su sistema de vida oficial con

    sus gobernadores y notarios, su religin con su j e r ~ r -

    qua sacerdotal y sus continuas ceremonias, todo se

    manifiesta

    como el resultado de

    un

    crecimiento largo y

    gradual. Lo que acaso suministra ms ~ l e v d idea de

    su antigedad es el estudio de sus ms primitivos mo

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    15/42

    26

    ANTROPOLOGA

    numen os tales

    como

    el sepulcro del prncipe

    Teta

    de

    la

    cuarta dinasta que se conserva en el Museo Brit

    nico.

    La

    cultura egipcia empez a hacerse entonces tra

    dicional y estadiza: el

    arte alcanzaba

    ya

    el punto

    en

    que el adelanto parece imposible pues los antepasados

    haban

    dejado establecida

    una

    norma perfecta de vida

    que era

    un

    pecado alterar por 1nedio de reformas.

    Menos que de los egipcios conocemos de los primi

    tivos babilonios. y caldeos aunque los monumentos e

    inscripciones de stos manifiestan cun antigua y alta

    fue

    su

    civilizacin. Su escri tura consista en caracteres

    cuneifonnes de los que parecen

    haber

    sido inventores

    y sus sucesores los asirios los aprendieron de ellos. Fue

    ron grandes constructores de ciudades y los ladrillos

    que llevan inscritos

    l o ~

    nombres de sus reyes quedan

    con o archivos de sus grandes templos tales verbigracia

    como los dedicados al dios de U r

    en la

    ciudad conocida

    en la historia bblica

    co no

    U r de los cal deos. Existen

    copias escritas de sus leyes

    tan

    adelantadas que con

    densan disposiciones sobre la propiedad de las muje

    res casadas

    la

    prisin de

    un

    padre o

    una

    madre por

    negar

    a su hijo la multa diaria de n1edia fanega de

    centeno al

    mno

    que mataba o daba 1nalos tratamientos

    a sus esclavos. Su astrologa que hizo para siempre

    famosos los non bres de babilnicos y cal deos les permi

    ti hacer esas regulares observaciones de los cuerpos

    ce-

    lestes origen

    ele

    la ciencia astronmica.

    La

    nacin que

    escribi

    tan

    magnficamente su nombre en el libro de

    la

    civilizacin cmnpite en antigedad con los egipcios.

    Estas

    pues son las dos naciones cuya cultura est

    remotamente atestiguada por inscripciones hechas en el

    verdadero tiempo de su antigua grandeza y por

    tanto

    es ms seguro acudir a ellas que a otros pases que slo

    pueden presentar como prueba de su antigedad escri-

    H O ) I B I ~ E A ~ T I G C O

    Y ::\IODEHXO

    tos compuestos n edades n1uy posteriores

    AtrncliPIHlo

    a sus antiguas civilizaciones esos pueblos parecen halwr

    sido fonnaclos por hmnbres cuyas inteligencias funcio

    naban

    de

    un

    nodo

    anlogo a las nuestras. Ninguna

    fuerza

    s o b r e ~ t u r l

    se requera para esta obra; pero

    hasta la

    naturaleza hu1nana andando a tientas por

    amplios caminos alcanzando grandes resultados toda

    va no lleg ni a medio conocer la ventaja de haberlos

    alcanzado: resolvieron el gran problen1a de la escritura

    y no llegaron a simplificar los toscos jeroglficos en

    letras: consagraron graves pensamientos a

    la

    religin

    y al mismo tiempo aceptaron

    la

    adoracin de

    un

    gato o

    un perro lo cual hasta para los mismos antiguos era

    irrisorio: cultivaron

    la

    astronoma y sin embargo per

    m ~ e c i e r o n

    extraviados

    en

    las extraas locuras de

    la

    astrologa. A travs de sus ms poderosos esfuerzos de

    civilizacin se vislumbran las huellas de su estado br

    baro anterior: las

    p i r m i d e ~

    egipcias son tmulos sepul

    crales como los de la Inglaterra prehistrica sin otra

    diferencia que

    su

    enorme tamao y el estar construidas

    de piedra o ladrillo tallados: los jeroglficos egipcios con

    sus pinturas de hombres y animales y

    multitud

    de

    objetos nos cuentan

    la

    historia de

    su

    propio invento

    a

    partir

    desde el punto en que principian con una mera

    escri tura pictrica smnejante a

    la

    de los rudos cazadores

    de Amrica. De este modo aparece que

    la

    civilizacin

    en

    las primeras fechas a que la historia se refiere haba

    ya

    alcanzado

    un

    nivel que slo puede explicarse por su

    crecimiento y desarrollo durante un largo perodo pre

    histrico; resultado que conviene con las conclusiones

    antes obtenidas del estudio de las razas y del lenguaje.

    Sin

    intentar trazar

    aqu una

    pintura

    de la vida

    tal

    como

    ha

    debido ser entre los hombres a su primera

    aparicin en la

    tierra

    es importante retroceder todo lo

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    16/42

    28

    ANTROPOLOGA

    lejos a que

    tal

    evidencia del progreso de

    la

    civilizacin

    p u e ~ a

    conducirnos. Juzgando de cmo ha vivido

    la

    hu

    manidad en otro tiempo, cobraremos aliento

    para juzaar

    de cmo la hallamos viviendo en la actualidad

    0

    La

    vida humana puede clasificarse t o s c a ~ e n t e en

    tres

    grandes estados,

    Salvaje, Brbaro y Civilizado

    que

    pueden definirse como tipos.

    El e s t a ~ o inferior o salva e es aquel en que el hom

    b_re se

    ~ h m e n t a

    slo de plantas

    y

    animales silvestres

    Sin

    c u l t i v ~ r

    la

    tierra ni criar en domesticidad a n i m a l e ~

    para su ahmento. Los salvajes debieron habitar en las

    selvas

    t r o ~ i ~ a l e s ,

    donde

    la

    abundancia de frutos

    y

    de

    caza ~ e r m i t i a que pequeas familias viviesen en un

    p ~ q u n o espamo

    rnerodeando

    todo

    el afio

    a S lt alrededor

    mient;as que

    en

    las regiones ms fras

    y

    ms

    p o b r e ~

    t ~ n d n a n que llevar

    una

    vida errante buscando alimento

    s l l v e s ~ r e que bien pronto agotaban en cada sitio. Los

    materiales empleados por los salvajes

    para

    hacer sus

    rudos utensilios son los que se encuentran ms fcil

    mente a mano, tales como madera piedra y hueso pero

    ellos no pueden

    extraer

    los metales del mineral ; per

    manecen por tanto en la edad ele piedra

    .

    L?s

    hombres pueden considerarse elevados al estado

    s1gmente o brbaro cuando empiezan a cultivar los canl

    pos. Con seguras provisiones ele alimento que pueden

    ser

    ~ l m a c e n a d a s

    hasta la cosecha siguiente se establece

    la

    VIda

    regular y estable ele los pueblos y ciudades

    con grandes beneficios

    para

    el adelanto de las artes d

    l . .

    e

    conoCimientos, de las maneras y del gobierno. Las

    tribus p ~ s t o r a l e s se cuentan entre las que pertenecen al

    estado barbaro; pues, aunque su vida errante en busca

    de pasto

    p a r ~ ,

    sus ganados, se opone a

    la

    vida estable

    de

    la

    h a b . I t . ~ c w n

    y

    la agricultura, tienen en sus rebaos

    una proviswn constante de carne y l e ~ h e Algunas na-

    HOMBRE NTIGUO

    Y

    MODERNO

    29

    ciones brbaras no han llegado a dar un paso ms all

    de los utensilios de piedra; pero en su mayor parte, se

    han elevado a la edad de los metales.

    Por ltimo, el estado civilizado puede considerarse

    que comienza con el arte de la escritura, la cual, archi

    vando

    la

    historia,

    la

    ley, los conocimientos

    y

    la

    religin

    para el servicio de las edades venideras, enlaza

    lo

    pa

    sado a lo por venir en una no interrumpida cadena de

    progreso intelectual y moral.

    Esta clasificacin de los tres grandes perodos de cul

    tura, es conveniente en la prctica y tiene la ventaja

    de no describir estados sociales imaginarios, sino tales

    como realmente existen. Hasta donde nuestra compro

    bacin alcanza, parece que la civilizacin ha crecido

    efectivamente en el n1undo pasando por estos tres pe

    rodos; el representado por un salvaje de las selvas del

    Brasil, por

    un

    brbaro de

    la

    Nueva Zelandia o del

    Im

    perio de Dahomey

    y

    por un europeo civilizado; los

    cuales pueden ser los n1ejores tipos para el investigador

    que desee entender la marcha de la cilizacin, tenien

    do en cuenta que

    la

    comparacin

    es slo

    un gua, pero

    no un modo de explicarlo todo.

    Por este camino es razonable suponer que, aun en

    los pases actualmente civilizados, deben haber vivido

    en

    otro tie1npo tribus salvajes y brbaras muy inferio

    res. Por fortuna no

    ha

    quedado c01npletamente a la

    imaginacin el pintarnos

    la

    Yida

    de estos rudos y anti

    guos h01nbres, pues se

    han

    hallado muchos restos de

    ellos que pueden verse y palparse en nuestros 1nuseos.

    Tcanos considerar ahora qu especie de pruebas su

    mi-

    nistran la arqueologa y la geologa respecto a la edad

    del hombre.

    Cuando un arquelogo examina los objetos desente

    rrados de un sitio cualquiera, puede en general apreciar

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    17/42

    30

    ANTROPOLOGA

    el grado de cultura que alcanzaron sus habitantes. As

    si se hallan armas de bronce o hierro fragmentos de

    hermosa vasijera huesos de

    0

    aanado domstico

    triao

    b

    quemado y pedazos de tela

    ven1os

    una pruba de que

    la gente que all viva se hallaba en un estado de semi

    civilizacin o de barbarie ya bastante adelantada. Si

    slo se encuentran rudos utensilios de piedra y hueso

    pero no metal ni vasos de tierra ni restos alaunos que

    indiquen que se cultivaban los campos o se c ~ a b a n ga

    nados debemos adquirir la evidencia de que all habi

    taba una tribu salvaje.

    Una de las primeras cuestiones que deben proponerse

    para c o n o c ~ r

    la condicin de un pueblo es si empleaba

    o no los metales para sus armas y utensilios. Si los

    usaba puede decirse que estaba

    en

    la edad e los

    n -

    tales.

    Si no

    hay

    cobre

    ni

    hierro sino hachas cuchillos

    untas de lanza y otros instrumentos de piedra cortan-

    tes y perforan es hay que decir que vivan en la

    edad

    e piedra. Donde quiera que se recojan tiles tales

    como a menudo los hallamos sepultados en nuestros

    campos de cultivo tendren1os una

    prueba

    de que hom

    bres de la edad de piedra han vivido en el pas. Es

    un

    hecho i m p o ~ t a n t e que en todas las regiones del antiguo

    mundo habitado se hallen utensilios de piedra en el

    suelo utensilios que muestran que sus habitantes fue

    ron

    en

    algn tiempo a este respecto como los modernos

    salvajes.

    En los pases en que han existido durante larao

    tiempo trabajadores de metales ha llegado a

    p e r d e r ~ e

    la memoria de lo que eran aquellos objetos de piedra

    y

    se cuentan historias fantsticas para explicar por qu

    se descubren aqullos con el arado o con

    la

    azada.

    Una

    versin corriente en

    Inglaterra

    y

    en otros puntos es

    que las hachas de piedra son rayos cados del firma-

    HOMBRE

    ANTIGUO Y

    MODERNO

    31

    mento Cllando el relmpago brilla

    1).

    Se ha pretendido

    que el Oriente

    s i e n ~ o

    de las ms

    n t i g u ~ ~ i v i l i z a

    ciones haba comarcas s1n huellas de

    haber VIVIdo

    alh

    el hombre.

    en

    un estado de primitiva rudeza como

    si

    en esta

    parte

    del mundo hubiese aparecido civilizado

    el hombre desde un principio. Pero no es as. En Asiria

    Egipto Palestina y otros pases se encuentran peder

    nales tallados que demuestran que all vivieron tam

    bin

    tribus

    en la edad de piedra antes que el uso de

    los metales fuese el factor

    un

    estado de cultura ms

    adelantada.

    Que Europa estuviere o no habitada por las primi

    tivas tribus es lo cierto que los restos encontrados en

    ella suministran las mejores pruebas de la antigedad

    del hombre. PaTa entender stas debe teneTse presente

    que dicha edad presenta un peTiodo pTimitivo y

    un

    pe

    rodo posterior como puede veTse mirando una buena

    coleccin de instrumentos de piedra.

    En

    la figura

    l.a

    procuTaremos dar una idea de los que estuvieron en uso

    en

    la

    ltima edad. El hacha est pulidamente

    labrada

    En Espaa

    existe

    tan

    arraigada esta creencia

    entre

    los campesi

    nos que las hachas son

    . v u l g a r m e n ~ e .

    llamadas piedras

    e r a ~ o .

    Sobre ellas circulan

    vanas

    superstiCIOnes populares.

    He aqm dos

    ~ ~

    .

    24. La

    piedra

    ele

    rayo

    libra

    a quien

    la t i e ~ e

    de las exhalaciOnes.

    S. P.

    308. La piedra e rayo

    que cae del

    c1elo

    cuando truenos

    libra la persona que la lleva o a la casa donde esta de ser ful

    minada.

    S

    C. 58. .

    Bibl. e las tradiciones populares e s p a ~ 1 o l a s . T .

    I

    A. Gmchot Y

    Sierra. Superst. pop., pg.

    218

    y

    219. Madnd 1884.

    58.

    Cuando cae

    un

    rayo y se

    hunde

    en

    la

    tierra

    al

    cabo de siete

    aos sale espontneamente en aquel mismo sitio

    una

    piedra de

    dos

    filos que se llama piedra del rayo.

    En

    la casa donde hay .u? fragmento

    de esta pie dra no caer nunca

    una

    exhalacin.

    Supersttcwnes popula-

    res, publicadas en la revista

    a

    Arnrica por el Sr. Olavarra y Huarte

    bajo

    el

    seudnimo de Guier Arivau.

    ) - N . del T. .

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    18/42

    32

    ANTROPOLOGA

    afilada por desgastamiento sobre una piedra de amo

    lar

    como tambin lo est

    la

    cabeza del martillo.

    Como

    deba exigir enorme trabajo el desbastar y labrar la

    lanza

    la

    flecha el alisador y el cuchillo de piedra por

    eso estn slo tallados y picados a golpes con suma ha

    bilidad.

    En

    su

    conjunto estos utensilios son

    muy

    seme

    jantes

    a los que los indios norte-americanos emplean

    en nuestros das.

    La cuestin es saber .cunto tiempo hace que las

    tribus

    que los fabricaban vivan

    en

    Europa respecto

    de lo

    c u ~

    arroja mucha luz

    la

    posicin en que se

    han

    ncontrado tales utensilios en Dinamarca. Los bos

    ques de este pas son principalmente de hayas pero

    en las turberas yacen innumerables troncos de robles

    que

    atestiguan que

    en un

    perodo primitivo prevalecie

    ron

    los bosques de robles y ms abajo todava yacen

    troncos de pinos lo que

    prueba

    que hubo antes bosques

    de pinos que bosques de robles. De este modo resulta

    que

    ha

    habido tres grandes perodos forestales: el haya,

    el roble

    y el

    pino,

    y que

    la

    profundidad de las turberas

    que

    en algunos sitios llega a 30 pies prueba que el

    perodo de los pinos se remontaba a millares de aos.

    HOMBRE ANTIGUO

    Y

    MODERNO

    33

    Mientras los bosques

    han

    caro biado

    la

    condicin de

    las gentes que en ellos viva ha cambiado tambin.

    Los modernos leadores hienden las hayas con

    un

    hacha de hierro; pero entre los troncos de robles en

    las turberas se encuentran espadas de bronce y escu

    dos claveteados que manifiestan que los habitan tes del

    pas se hallaban

    en

    la edad del bronce; y finalmente

    un

    hacha de pedernal que yaca

    aUn

    ms abajo que los

    troncos de pinos acredita que los hombres de

    la

    edad

    de piedra en Dinamarca vivieron en bosques de pinos

    cuyo perodo se remonta a

    una

    elevada antigedad.

    En

    Inglaterra

    las tribus que han dejado tales utensi

    lios de piedra estuvieron en el pas antes de

    la

    inva

    sin de la raza cltica a que hemos llamado antiguos

    bretones los cuales sin duda alguna venan provistos

    armas de metal. Las hachas de piedra y puntas

    de flecha de

    la

    antigua poblacin yacen desparrama

    das por nuestro pas en los montes y en los valles

    en

    los marjal

    es

    y pantanos a flor de

    t i e r r ~

    o ente

    rradas a

    gran

    profundidad en las turberas o lechos de

    fango y cieno. Tales pantanos o barrizales comienzan

    en una

    fecha que los cronologistas llaman antigua pero

    que los gelogos acostumbrados a vastos perodos de

    tiempo llaman moderna. Pertenecen a los depsitos

    aluviales ms recientes esto es fueron formados dentro

    de los tiempos en que los cortes de

    la

    tierra y

    la co-

    rriente de los ros eran

    como

    ahora.

    Para

    formarse

    una

    idea de esto basta colocarse en

    la

    ladera de un monte

    mirando desde all el amplio valle que est debajo y

    observar

    cmo la

    capa de cieno y de arena de

    su

    fondo

    se extiende a

    lo

    largo del valle siguiendo el curso de la

    principal corriente y adaptndose a las pendientes la

    terales.

    Las

    gentes de

    la

    edad neoltica cuyos utensilios

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    19/42

    34

    ANTROPOLOGA

    vemos en la figura 1.a, vivan dentro de este perodo,

    histricamente antiguo, pero geolgicamente moderno,

    y sus reliquias se hallan slo

    en

    los lugares en que

    la

    naturaleza o el hombre pueden haberlos colocado.

    Pero hay

    un

    perodo aun ms primitivo de la edad

    de piedra, en el que tribus humanas ms rudas todava

    vivan

    en

    las partes del mundo conocidas hoy,

    y

    en

    las

    que el clima y el aspecto del pas eran completamente

    distintos del presente estado de cosas.

    En

    los declives

    de los valles, tales como el de Ouse en Inglaterra y el

    Somme

    en

    Francia, 50 o lOO pies sobre las presentes

    FIG. 2.

    -Primitiva

    edad de piedra paleoltica), picos de pedernal o hachas.

    mrgenes fluviales, y enteramente fuera del alcance de

    toda inundacin actual, existen lechos de la llamada

    zahorra del

    Drift

    Fuera de estos lechos se han hecho

    excavaciones, y halldose numerosos y rudos utensi-

    lios de pedernal, modelados por las manos de hmnbres.

    que haban alcanzado no escasa destreza en el arte,

    como podr comprobarlo quien quiera repetirlos ahora

    aun con las herramientas ms a propsito. Los ms no-

    tables utensilios de este primer perodo de

    la

    piedra son

    los martillos hachas ele

    la

    figura 2. La tosquedad de

    su pulimento y su falta de desgaste en los bordes de los

    HOMBRE ANTIGUO Y MODERNO

    35

    instrumentos para

    tajar

    y cortar, manifiesta que los

    primeros artfices no poseyeron la habilidad del ltimo

    perodo.

    Es

    corriente distinguir los dos

    g ~ n e r o s

    de

    utensilios y los perodos a ellos correspondientes con

    los trminos introducidos por el Sr. John Lubbock pa-

    leoltico

    y

    neoltico

    esto es, de

    la

    piedra

    antigua

    y de

    la

    piedra moderna, a que se llaman tambin en

    Espaa de

    la

    piedra tosca

    y

    de

    la piedra puiimentada

    Mirando ahora a los aluviones elevados, o que han

    cubierto las cimas de los montes en que se hallan los

    utensilios paleolticos de

    la

    figura 2, resulta p t e ~ t e

    por su posicin que nada tienen que

    ver

    con la acmn

    del aO ua que est ahora depositando y separando bancos

    de r ~ n y fango en el fondo de los valles,

    ni

    con las

    presentes lluvias que carcomen

    la

    superficie de los ce-

    rros. Deben

    haber

    sido depositadas

    en

    un

    perodo ante-

    rior en el cual la condicin del pas y del agua eran

    distintas de la actual. Hasta dnde semejante. estado era

    debido a que los valles no

    haban

    descendido h ~ s t su

    presente profundidad, o que el pas entero hubiese te-

    nido una menor elevacin sobre el nivel del mar o a ,que

    los ros fuesen inmensamente mayores que ahora, son

    intrincadas cuestiones geolgicas que no es del caso

    discutir aqu.

    La

    geologa ensea que los ltimos alu-

    viones del

    Drift

    pertenecen a los tiempos en que el

    perodo olacial con su clima rtico estaba pasando o

    acababa de pasar

    en

    Europa. Por los huesos y dientes

    encontrados con los utensilios de pedernal en los lti-

    mos aluviones, conocemos los animales que habitaban

    la tierra contemporneos de los hom.bres de la edad

    paleoltica. .

    El mammuth, o inmenso elefante lanudo, y vanos

    gneros de rinoceronte, tambin extinguido, ram?nea-

    ban en los rboles de los bosques,

    y

    una espeme de

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    20/42

    36

    ANTROPOLOGA

    hipoptamo, muy semejante al que vive al presente y

    frecuenta los ros. El buey almizcleo y el oso gris, que

    Inglaterra

    alberg en este perodo remoto, pueden ser

    cazados aun en las montaas Rocosas; pero el antiguo

    oso de las cavernas, que era

    una

    de las bestias feroces

    ms temibles de nuestro pas, no se encuentra

    ya

    en

    la

    superficie de la tierra.

    El

    len britnico fue de

    una

    raza

    mucho ms corpulenta que la de los existentes ahora

    en Asia y en frica, y quizs mas aun que los mencio

    nados por Herodoto como devastadores de la Macedonia

    en el siglo

    v

    antes de J. C., que atacaron a los came

    llos del ejrcito de

    J

    erjes. A

    juzgar

    por signos, tales

    como la presencia del rengfero y del mammuth con su

    cubierta velluda, el clima de Europa fue mas riguroso

    que ahora, quizs como el de Siberia. N o

    hay

    clara

    evidencia de cunto tiempo

    ha

    existido el hombre en

    este pas. Por todo lo que sabemos debe haber perma

    necido desde un perodo ms primitivo, o debe

    haber

    emigrado ltimamente a Europa de algunas regiones

    ms clidas. Utensilios como estos no son desconocidos

    en Asia ni en la India meridional. Cerca de Madrs,

    yace al pie de los Ghats orientales una meseta de ar

    cilla ferruginosa o l t e ~ r i t 1 ) , que contiene utensilios

    de piedra de

    una

    forma

    muy

    semejante a los de los

    hombres del Drift en Europa.

    Estos salvajes europeos del perodo del mammuth

    solan guarecerse al pie de acantilados y cavernas, tales

    como

    la

    de Hole

    Kent,

    cerca de Torquay, en que se en

    cuentran revueltos y en abundancia utensilios humanos

    con huesos de animales.

    En la

    Francia centra l con espe-

    1) Aceptamos este trmino cientfico que falta en nuestro dicciona

    rio y con el cual los gelogos designan una arenisca arcillosa roja de

    la India, muy

    veteada.- N.

    el

    T.

    HOMBRE

    ANTIGUO

    Y MODERNO

    37

    cialidad, el examen de tales cavernas con huesos han

    puesto de manifiesto todo el gnero de vida de

    un

    grupo

    de antiguas tribus. El rengfero, retirado ahora a las

    ms elevadas latitudes del Norte, estuvo en todo su

    auge en Francia, segn aparece de sus huesos y astas

    mezclados con restos de mammuth, bajo el piso esta

    lagmtico de las cavernas del Perigord. Con ellos se en

    cuent ran rudas hachas de piedra y alisadores, punzones

    de piedra, puntas de lanza de hueso, leznas, flechas y

    otros objetos pertenecientes a una vida semejante a

    la

    de los modernos esquimales que cazan el rengfero en

    FIG 3.-Diseo de mammuth, procedente de la cueva de la }fadeleine

    {Lartet y Christy .

    las costas de la baha de Hudson. Tambin como los

    esquimales, estos primitivos salvajes franceses y suizos

    invertan sus ratos de ocio en esculpir figuras de ani

    males. Entre muchas de estas figuras encontradas en

    las cavernas francesas

    hay

    un mammuth, figura 3, bu

    rilado, como si dijramos, con un pedazo de su propio

    colmillo, lo bastante bien determinado para mostrar

    el

    pelo lanudo y enormes defensas retorcidas que lo dis

    tinguen de otras especies de elefantes. Tambin se

    ha

    encontrado la ruda representacin de un hombre, figu

    ra 4,

    agrupado oon dos cabezas de caballo y

    una

    culebra

    o anguila, dibujo interesante porque es el ms antiguo

    de los retratos humanos que se conocen.

  • 7/24/2019 Tylor, Antropologa

    21/42

    38

    N T R O P O J ~ O G

    As aparece que el ho1nbre do la antigua edad de

    piedra ya viva cuando las inundaciones ascendan sobre

    la superficie actual, tanto como las copas de los rboles

    que ahora crecen all y cuando el clima

    era

    semejante

    al de Laponia, el cual

    era

    a propsito para el velludo

    manunuth, el rengfero y el resto de ese grupo de ani

    Inales no existente ahora

    en Inglaterra,

    o extinguido

    por con1plcto.

    Conocida

    la

    lentitud con que tales alteraciones se ve

    rifican on la configuracin del terreno, en el clima y

    en los aniinales silvestres, no poden1os suponer que tan

    inmensos cambios

    hayan

    podido verificarse

    sin

    un largo

    ; : : ~ - r = = - : : : ;

    :;:

    ; ;

    :-=----

    Fw 4. -Disclo homhrc y caballo, procedente de

    la

    cueva Lartet y Christy).

    transcurso de tiempo antes de

    la

    edad neoltica, cuando

    las corrientes haban alcanzado casi sus actuales nive

    les y el clima y los animales silvestres haban

    lleO ado

    o

    a ser

    lo

    que son en el perodo histrico. Resulta tam-

    bin claro de los restos c t u l m ~ n t e encontrados, que

    estas antiqusimas

    tribus

    fueron de cazadores y pes

    cadores, anlogos a los que hoy clasificamos de salva

    jes. Conviene sin embargo no aplicarles el trmino

    de hombres primitivos, pues esto podra significar como

    que el.los, o al menos otros semejantes a ellos, fueron

    los

    pnmeros

    hombres que aparecieron en la tierra. La

    vida que los hombres del perodo del mammuth hacan

    en Abbeville o Torquay, contradice la idea de que esta

    haya sido la vida primitiva humana. Los h01nbres de

    la antigua edad de piedra parecen

    nu.s

    bien iJertonocer

    H O ~ R ANTIGUO Y MODERNO

    39

    a tribus cuyos antepasados, viviendo en

    un

    clima medio,

    alcanzaron cierta

    ruda

    destreza

    en

    las artes que tenan

    por objeto proporcionarse el alimento y defenderse, de

    suerte

    que despus se capacitaron por una ruda lucha

    para

    combatir contra l as inclemencias del tiempo y las

    bestias feroces del perodo cuaternario.

    N o puede darse an una idea exacta de la duracin

    de este perodo. Algunos gelogos han indicado 20.000

    aos, otros 100.000 o ms; pero estas son conjeturas no

    fundadas en medios seguros de computar el tiempo 1).

    Lo ms acertado es limitarse al presente a considerarlo

    1)

    De un folleto de mi seor padre D. Anto;nio M a c ? a ~ o

    Y

    Nez,

    titulado: Breve reseiia

    de los

    terrenos cuaterna-no

    y

    tercwrw

    le

    pro

    vincia de Sevilla copio los siguientes prrafos, ~ u e al propio tiempo

    que vienen a corroborar en