8
Jesús una Teografía Un Mesías Obrero Dado que era la costumbre que un padre le enseñara a su hijo su oficio o habilidad, podemos presumir que José adiestró a Jesús para la profesión de tekton. (El hecho de que Mateo 13:54-56 diga que José fue un tekton y Marcos 6:2-3 dice que Jesús fue un tekton confirma esto.) La palabra griega tekton utilizada en Mateo 13:55 y Marcos 6:3 ha sido comúnmente traducida como “carpintero”. No obstante, en un amplio consenso entre los actuales eruditos del griego la palabra significaría “artesano”–uno que trabaja con piedra y madera. Por lo tanto, Jesús de Nazaret fue un constructor. Él fue un artesano que trabajó con Sus manos. Y por los siguientes dieciocho años, Él trabajaría en el taller de un artesano así como también en labores al aire libre. Él transpiraría. Trabajaría duro. Ensuciaría Sus ropas. Se sentiría agotado. Aprendería el trabajo físico de cortar madera, mezclar en el mortero, acarrear piedras y trabajar con un mazo, hacha y paleta. Él conocería las agonías de trabajar, así como también las satisfacciones. Al igual que la mayoría de nosotros.

Un Mesias Obrero

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Un Mesias Obrero

Citation preview

Page 1: Un Mesias Obrero

Jesús una Teografía

Un Mesías Obrero

Dado que era la costumbre que un padre le enseñara a su

hijo su oficio o habilidad, podemos presumir que José

adiestró a Jesús para la profesión de tekton. (El hecho de

que Mateo 13:54-56 diga que José fue un tekton y Marcos

6:2-3 dice que Jesús fue un tekton confirma esto.) La

palabra griega tekton utilizada en Mateo 13:55 y Marcos

6:3 ha sido comúnmente traducida como “carpintero”.

No obstante, en un amplio consenso entre los actuales

eruditos del griego la palabra significaría “artesano”–uno

que trabaja con piedra y madera.

Por lo tanto, Jesús de Nazaret fue un constructor. Él fue

un artesano que trabajó con Sus manos. Y por los

siguientes dieciocho años, Él trabajaría en el taller de un

artesano así como también en labores al aire libre. Él

transpiraría. Trabajaría duro. Ensuciaría Sus ropas. Se

sentiría agotado. Aprendería el trabajo físico de cortar

madera, mezclar en el mortero, acarrear piedras y

trabajar con un mazo, hacha y paleta. Él conocería las

agonías de trabajar, así como también las satisfacciones.

Al igual que la mayoría de nosotros.

Page 2: Un Mesias Obrero

Después de la visita de Jesús a Jerusalén a la edad de

doce años, José nunca es mencionado. Por lo que es

probable que José falleciera después de que Jesús

cumpliera los doce años. Esto habría significado que

Jesús, siendo el hijo mayor de la familia, habría sido en

gran parte, si no totalmente, responsable de ser el

sustento de Su madre, Sus cuatro hermanos y Sus

hermanas.

Si ese es el caso, Jesús conoció las presiones de tener que

contar con un empleo estable para poner comida en la

mesa, no sólo para sí mismo sino para otros. La idea de

que Jesús, por ser el Hijo de Dios, simplemente

chasqueaba los dedos y creaba herramientas,

edificaciones, muebles o incluso monedas de la nada va

contra la corriente de cómo los escritores de los

Evangelios lo retrataron. Jesús vino en semejanza de

carne de pecado y vivió como un ser humano común

pero sin pecado. Él no vivió como un súper héroe.

……………………………………

Los ángeles observaron cómo María le cambió el pañal a Dios. El

universo observó con asombro cómo el Todopoderoso aprendió a

caminar. Los niños jugaron con él en la calle. Y le hizo saber al

líder de la sinagoga de Nazaret quién escuchaba sus sermones…

Jesús pudo haber tenido espinillas. Él pudo haber sido medio

Page 3: Un Mesias Obrero

sordo. Tal vez, una chica de su calle estaba enamorada de él o

viceversa. Pudiera ser que sus rodillas fueran huesudas. Una cosa

es segura: que él era al mismo tiempo, completamente divino y

completamente humano.

-MAX LUCADO

…………………………………….

Piense en esto: Jesús el artesano, cayendo y raspando Su

rodilla mientras corre para llegar a una cita. Jesús el

obrero, golpeándose el pulgar con un martillo después

de errarle al clavo por un centímetro. Jesús el artesano,

con las manos encallecidas y marcadas de años de ejercer

Su oficio.

Obsérvelo después de un día de trabajo completo, con

astillas en Sus dedos y aserrín en Su cabello. El dedo de

Su pie magullado e hinchado debido a una piedra que

cayó. Físicamente agotado. Le habría encantado

quedarse a descansar al siguiente día para recuperarse,

pero debía levantarse temprano por la mañana para

terminar un trabajo que había comenzado. Día tras día,

Él trabajaba, sudaba, y lidiaba con seres humanos caídos

a quienes estaba tratando de servir.

El artesano de Nazaret que trabajó la piedra, fue la

mismísima persona que creó la piedra con las palabras de

Page 4: Un Mesias Obrero

Su boca. El hierro del que estaban hechas Sus

herramientas se extrajo a partir del mineral que Él creó.

El agua que tanto le refrescó cuando sudaba bajo el

abrasador sol del Este fue el agua que Él mismo llamó a

la existencia. Y la madera con la que estaba tan

familiarizado, el material sobre el cual Él sería

crucificado algún día, vino de Sus propias manos. El

“Segundo Testamento” declara cinco veces que Jesús

murió en un árbol. Y no tan sólo fueron los árboles

todos creados únicamente por Él, sino que fueron

creados para Él.

Jesús no sólo conoció los rigores propios del trabajo

manual, sino también el aburrimiento ligado a este. Por

largos dieciocho años llenó Sus días con lo mundano. De

seguro, algunos días fueron probablemente más

emocionantes que otros, pero no había nada glorioso

allí. No hubo milagros. No había multitudes. Sólo había

sudor, trabajo duro durante horas en el calor

indescriptible, y la dicha y el disgusto de tratar con

clientes. En definitiva, era una común y a veces aburrida

ocupación.

La naturaleza humana no cambia. Y tampoco los

desafíos que vienen al trabajar para otros. Por lo que

podemos asumir que Jesús conoció el escarmiento de

Page 5: Un Mesias Obrero

lidiar con clientes insatisfechos. Imagine: Un agricultor

de la zona de Nazaret le ha contratado para reparar uno

de sus arados. Jesús pasó tres días arreglándolo. No es

un proyecto fácil. Resulta ser más complicado de lo que

supuso. El trabajo está terminado, y el agricultor ve lo

que Jesús ha hecho. Pero él no está satisfecho, por lo

que pasa el dato en los alrededores de Nazaret de que

Jesús hace un pobre trabajo.

Otra persona contrata a Jesús para hacer algún trabajo en

su casa. Jesús pasa una semana entera cumpliendo la

tarea. Es una de las más difíciles de Su carrera. La

persona nunca le pagó. Esta no es la primera vez que

esto ocurre. No fueron pocas las ocasiones en que Jesús

trabajó sin recibir paga. No fueron pocas las veces en

que clientes insatisfechos le intimidaron con quejas

injustas e insultos condescendientes. ¿Estamos

sugiriendo que Jesús no hacía un trabajo de calidad? En

absoluto. Pero conocemos la naturaleza humana. Y

usted también. A veces, la gente no queda satisfecha

incluso con los mejores trabajos. En pocas palabras,

Jesús sabe lo que se siente ser menospreciado, insultado

y utilizado.

Es tentado a sentir ira hacia estas personas. Es tentado a

argumentar Su caso. Es tentado a defenderse. Es tentado

Page 6: Un Mesias Obrero

a aclarar las cosas. La presión de tener que cuidar de Su

familia a la vista de todo esto sólo aumenta las

tentaciones.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse

de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según

nuestra semejanza, pero sin pecado. Heb. 4:15

Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia.

Heb 5:8

No nos ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana. 1

Cor. 1:13

Pero Jesús nunca cedió a las tentaciones. En cambio,

cedió a la vida de Su Padre dentro de Él. Una vida que

sabe cómo morir. Una vida que pierde en lugar de pelear

para ganar. Ésta fue Su norma de vida. Y con el tiempo

le llevaría a sufrir la pérdida definitiva: Su propia vida. Sus

años en el taller como artesano, trabajando con y para

mortales caídos, lo formaron increíblemente en esta área.

Pero quizás, lo más alentador de todo esto es que

Jesucristo, al convertirse en un hombre de trabajo

común y corriente, hizo del trabajo algo santo. Él hizo

del trabajo algo sagrado. Y destruyó el mito de lo secular

-versus- lo sagrado bendiciendo lo mundano,

consagrando lo ordinario, y santificando la rutina.

Page 7: Un Mesias Obrero

Muchos cristianos modernos aún tienen en sus mentes

que el trabajo “espiritual” (ser “llamado al ministerio

tiempo completo,” ir a un instituto Bíblico o seminario,

y “ser ordenado”) es de alguna manera más valioso para

Dios que hacer un trabajo “secular” (ser un obrero de la

construcción, una secretaria, una asistente dental o un

ingeniero en computación; cambiar pañales, preparar

comidas y limpiar la casa; lo que sea). La vida del Señor

en la tierra nos enseña que esto sencillamente no es

cierto. Lo que sea que se haga para la gloria de Dios es

valioso en Sus ojos. Lo así llamado secular se transforma

en espiritual cuando es hecho para el Señor.

Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la

gloria de Dios. 1 Cor 10:31

Tenga esto en cuenta cuando se encuentre harto de la

monotonía de hacer lo mismo cada día. Téngalo

presente cuando esté agotado de su trabajo y lo

considere trivial y sin importancia. Recuérdelo cuando

esté siendo tratado injustamente en el trabajo y esté

siendo subvalorado, mal pagado y menospreciado.

Recuerde, no está perdiendo su tiempo, no más de lo

que Jesús estuvo perdiendo Su tiempo en aquel taller.

Jesucristo ha hecho sagrado cada minuto, cada hora y

cada día que pasas ganando tu salario. Él se identifica

Page 8: Un Mesias Obrero

con tu sudor, tu esfuerzo y las agonías que vienen de la

mano con ello.

De hecho, cuando los Romanos crucificaron al Hijo de

Dios, no sólo mataron al Salvador del mundo, sino

también, crucificaron a un hombre de trabajo… mataron

a un artesano. Y fue un obrero trabajador quien resucitó

de los muertos. Puesto que eso es lo que Él fue la mayor

parte de Su vida.

Del libro Jesus a Theography (Jesús una Teografía) de Leonard

Sweet & Frank Viola. Traducido por Pat Linda C.