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1 UNIVERSIDAD VIZCAYA DE LAS AMÉRICAS PLANTEL URUAPAN LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PENSAMIENTO Y LENGUAJE UNIDAD 7: PENSAMIENTO Y LENGUAJE EN ANIMALES TERCER CUATRIMESTRE CE316 URUAPAN, MICH. JUNIO, 2017 LF., M.T.A., ING. D.S. LUIS GABRIEL MATEO MEJÍA

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UNIVERSIDAD VIZCAYA DE LAS AMÉRICAS PLANTEL URUAPAN

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN

PENSAMIENTO Y LENGUAJE

UNIDAD 7: PENSAMIENTO Y LENGUAJE EN ANIMALES

TERCER CUATRIMESTRE

CE316

URUAPAN, MICH. JUNIO, 2017

LF., M.T.A., ING. D.S. LUIS GABRIEL MATEO MEJÍA

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OBJETIVOS GENERALES DE LA ASIGNATURA

Al término del curso, el alumno describirá el proceso de desarrollo del lenguaje y las teorías

sobre el pensamiento que dan lugar al comportamiento humano, para integrarlos a la

comprensión del proceso de cognición.

TEMAS Y SUBTEMAS DE LA UNIDAD 7.

7. PENSAMIENTO Y LENGUAJE EN ANIMALES.

7.1. La prueba del espejo

7.2. Autoconciencia

7.3. Pensamiento representacional.

7.4. Experimentos sobre el lenguaje en animales.

7.5. Von Frish (abejas).

7.6. Kellog (chimpancés).

7.7. Premak (chimpancés).

7.8. Patterson (gorila).

PROGRAMA DESARROLLADO

7. PENSAMIENTO Y LENGUAJE EN ANIMALES.

Los seres humanos a menudo nos preguntamos si piensan o no los animales, si son

conscientes, si sienten emociones, o si algunos animales son más inteligentes que otros.

Estas preguntas no sirven de mucho porque son vagas y se centran en conceptos muy

generales que se suelen definir en función de lo que hacemos los humanos. Para entender

que piensan los animales, es más acertado preguntarse por fenómenos mentales que se

pueden especificar con mayor precisión, fenómenos como por ejemplo la capacidad de los

animales de usar herramientas, encontrar el camino de vuelta casa o aprender por imitación.

Para entender “qué” piensan y sienten realmente los animales, debemos observar los

entornos en los que han evolucionado. Todos los animales están equipados con un conjunto

de herramientas mentales para resolver problemas ecológicos y sociales. Algunas de estas

herramientas son universales, compartidas por insectos, peces, reptiles, aves y mamíferos,

incluidos los seres humanos. El conjunto de herramientas universales proporciona a los

animales una capacidad básica para reconocer objetos, contar y orientarse. Se produce una

divergencia de este conjunto de herramientas básicas cuando las especies se enfrentan a

problemas ecológicos o sociales excepcionales. Por ejemplo, los murciélagos se orientan

mediante una señal de sonar de alta frecuencia, pero nosotros no. A diferencia de los

humanos, los murciélagos se enfrentan al problema de volar en la oscuridad. Como

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resultado, su cerebro ha evolucionado de una forma especial para procesar sonidos de alta

frecuencia. Los humanos reconocen a cientos de personas por el rostro, pero los insectos

sociales como las abejas no reconocen ni siquiera a los miembros de su propia colmena por

el rostro. Para los humanos, el rostro es un objeto especial; porque tiene una configuración

única de rasgos y porque representa una ventana crucial para la identidad, las creencias y

los sentimientos de cada persona. En consecuencia, los humanos tienen un cerebro que ha

evolucionado de forma especial para procesar caras.

La única forma de comprender cómo y qué piensan los animales es evaluar su conducta a la

luz, tanto de las herramientas universales como de los mecanismos específicos de la mente

diseñados para resolver problemas. Algunas ideas generales sobre las emociones y

pensamientos de los animales, obtenidas a través del estudio del cerebro, del

comportamiento animal y de la comparación con el desarrollo de la infancia de los seres

humanos, han proporcionado algo de luz acerca de cómo los animales usan sus

herramientas mentales para sustentarse en sus nichos ecológicos y sociales, y cómo

solamente los humanos han aplicado sus herramientas a la creación de un mundo moral.

Se puede decir que casi todos los animales experimentan emociones. Las emociones

preparan a todos los organismos para la acción, para aproximarse a las cosas buenas y

evitar las malas. Pero en cuanto nos alejamos de las emociones fundamentales como la

rabia y el miedo, que seguramente comparten todos los animales, encontramos otras

emociones como la culpa, la vergüenza o el bochorno, que dependen críticamente de un

sentido de la propia conciencia y de la conciencia de otros. Es posible que estas emociones

sean sólo humanas, y que nos proporcionen un sentido moral que ningún animal,

probablemente, es capaz de alcanzar.

Los animales, al igual que nosotros, se guían por el instinto. Los instintos guían la

experiencia del aprendizaje. Son responsables de que los organismos esperen determinadas

características del entorno e ignoren otras. Muchos de nuestros instintos responden a la

evolución, de forma que compartimos una visión perceptiva y conceptual del mundo con

muchos otros animales.

7.1. La prueba del espejo

La prueba del espejo, aplicada con animales, es una medida de consciencia de sí mismo

desarrollada por Gordon Gallup Jr en 1970.

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Mide teóricamente la capacidad de consciencia de sí mismo determinando si el animal

puede reconocer su propio reflejo en un espejo como una imagen de sí mismo. Esto se

consigue marcando de manera inadvertida al animal con un tinte inodoro, y observando si el

animal, al enfrentarse al espejo, reacciona como si reconociese que la marca se encuentra

situada en su propio cuerpo. Estas reacciones pueden incluir el mover su cuerpo para poder

ver mejor la marca en el espejo o tocársela mientras la observa en el reflejo. La Urraca, es

una de las especies que ha pasado la prueba.

La prueba fue desarrollada por Gordon Gallup Jr. en 1970, basándose en parte en

observaciones hechas por Charles Darwin. Durante su visita a un zoológico, Darwin situó un

espejo frente a un orangután y registró las reacciones del animal, que incluyeron la

realización de una serie de expresiones faciales. Darwin observó que el significado de estas

expresiones es ambigua, y, o bien podría significar que el primate estaba haciendo

expresiones a lo que percibe como otro animal, o puede estar jugando una especie de juego

con un juguete nuevo. Gallup recreó el experimento de Darwin con dos machos y dos

hembras chimpancés salvajes preadolescentes, que nunca había supuestamente entrado en

contacto con superficies como espejos o superficies reflectantes.

La prueba ha sido pasada por chimpancés, 4 gorilas,5 orangutanes,6 delfínidos7 (incluyendo

orcas8 y falsas orcas8 ), elefantes,9 10 macacos de Rhesus,6 monos capuchinos,11 seres

humanos, córvidos como las urracas12 13 y posiblemente palomas. Los bebés humanos

tienden a fallar el test hasta el primer año y medio o dos. Los perros y niños de un año, por

ejemplo, suelen reaccionar con miedo o curiosidad ante el espejo, o simplemente lo ignoran,

mientras que los pájaros con frecuencia atacan a su propio reflejo.

Hay cierto debate en la comunidad científica sobre el valor y la interpretación de los

resultados de la prueba del espejo. Mientras que el test ha sido llevado a cabo

extensamente en primates, se debate el valor de la prueba en animales que confían

primeramente en otros sentidos distintos a la visión, como por ejemplo los perros. Los perros

tienen una muy pobre agudeza visual y sufren una especie de daltonismo, por lo que tienen

pocas posibilidades de reconocerse a sí mismos. Sin embargo, los perros son

invariablemente capaces de reconocer su propio olor, con más de 40 neuronas dedicadas al

procesamiento del olor por cada una que tienen los humanos. La crítica de mayor peso al

test del espejo postula que es una medida de una habilidad estrechamente asociada a los

humanos y no una medida de consciencia de sí mismo. Además, muchos animales pueden

considerar el contacto directo de la mirada como un gesto amenazador, por lo que la

aplicación del test del espejo es dudosa. Algunos mamíferos carecen de vista

estereoscópica, como los conejos y los ciervos, lo que podría ser un factor importante a la

hora de determinar la validez del test.

En 1981, Epstein, Lanza y Skinner publicaron un ensayo en el que argumentaban que las

palomas también pasaban el test. Sin embargo, la metodología del experimento ha sido

criticada debido al entrenamiento dado a los individuos para efectuar la respuesta positiva

(p. ej: picotear la marca).

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7.2. Autoconciencia

Según Mead la comunicación es una conducta que le permite al individuo ser un objeto para

sí mismo. La comunicación humana, pues, es una instancia de expresión del "Self": al

tiempo que afecto a mi interlocutor con lo que digo, me afecta a mí mismo con lo dicho.

Cuando un mensaje es estímulo tanto para la persona que lo transmite a una segunda como

para sí misma, se convierte del mensaje en un conjunto de símbolos significantes.

Mead nos dice que existe tina diferencia entre la comunicación humana y otras formas

animales de comunicación. Ilustra su punto estableciendo que no es lo mismo el llamado de

una gallina a sus polluelos o el aullido de un lobo a su manada y la comunicación de

símbolos significantes. La comunicación humana involucra al "Self".

La comunicación humana, en tanto conversación con símbolos significantes, nos remite a lo

que Mead refiere como el discurso o la argumentación significativa (significant speceh). Esta

consiste en una, acción "que afecta al propio individuo y este electo es parte del llevar a

cabo inteligentemente la conversación con otros,... Uno conversa con su "Self" como uno

conversaría con otra persona".

En esta instancia particular, Mead explica la comunicación humana como el resultado, la

consecuencia de la capacidad del individuo de objetivarse. Esto es, reconoce que el

individuo tiene habilidades reflexivas (v. gr., auto conciencia) y, a través de símbolos

significantes, se puede comunicar, con los demás y afectarlos de la misma manera en que

sé afecta a sí mismo. La comunicación entre humanos está, pues, determinada por la

capacidad reflexiva de las personas, por su autoconciencia (Self-consciousnéss). Esta

explicación está, en espíritu, cerca de, la tercera tesis del Holismo I de Phillips: "El todo

determina la naturaleza de las partes". Sin embargo, en, seguida esto no es claro prima face

como lo veremos en seguida.

Mead nos ha hablado de cómo un individuo se transformara en persona al aparecer el "SeIf".

Esta persona desarrolla habilidades reflexivas al adquirir un lenguaje y experimentar su

como parte de un todo social. Sin embargo, la persona surge también y paralelamente,

como, un todo social. Es precisamente, aquí donde la naturaleza de la comunicación

humana es relevante, en tanto que la persona no sólo es un individuo sitio una persona en

posesión de un "SeIf" social, es decir, un individuo con auto conciencia. La persona, como

un todo, determina la naturaleza de su comunicación con los demás. Es el todo (la persona,

el individuo con auto-conciencia, el individuo con habilidades reflexivas) el que determina la

naturaleza de sus partes (la comunicación con los demás). El individuo incorpora los

procesos sociales generales y los organiza en su experiencia personal, lo cual constituye la

base y prerrequisito para el máximo desarrollo del "Self" individual. Queda claro que para

Mead la sociedad es a la persona corno la persona es a su conducta consciente (conductta

con la presencia reflexiva del "Self"). Este paralelo "todo partes" es posible por la presencia

del "otro generalizado" que Mead explica así: "La comunidad organizada grupo social que da

al individuo su unidad de "Self" puede ser llamado ´el otro generalizado. La actitud del otro

generalizado es la actitud de toda la comunidad. Esta es, sin duda, una de las instancias

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más elocuentes donde Mead presenta su posición frente a lo que es la acción social y la

formación de actitudes.

Uno de los aspectos más conocidos y mejor logrados de la teoría del "Self" de Mead es su

explicación del "yo" y del "mi". Ya habíamos mencionado que algunas explicaciones de

Mead caen dentro de lo que algunos autores en ciencias sociales han llamado el

pensamiento holista. También citamos la tesis holista acerca de la influencia del todo en sus

partes. La descripción mediana del "yo" del "mi" ilustra claramente esta tesis. El "SeIf", es

decir, la capacidad reflexiva de la persona es el todo que tiene dos partes: el "yo" y el "mi".

El "yo" es la parte reactiva de la persona en las actitudes de los demás. Es, por decirlo de

alguna manera, la parte originalísima que la persona aporta -a través de sus respuestas -en

su interacción con los otros. Estas actitudes que toma ante los demás son el elemento

novedoso, la aportación de la persona. El "yo", afirma Mead, da un sentido de libertad, de

iniciativa.

El "mi", por el otro lado, "representa una organización definida de la comunidad ahí en

nuestras actitudes, la cual demanda una respuesta, pero la respuesta que tiene lugar es algo

que sólo pasa. No hay seguridad en cuanto a ella".

La relación del "yo" y del "mi" es curiosa e interesante. Son entidades que existen de manera

independiente y, sin embargo, se pertenecen, están juntas. Son partes de un mismo todo.

Su separación, nos dice Mead, no es ficticia, es real. No. son idénticos. El "yo" no es

calculable, predecible. La "mi" demanda una respuesta del individuo de acuerdo con una

situación, sin embargo, el "yo" que es la entidad que provee la respuesta nunca llega a dar la

respuesta perfectamente adecuada a la situación. "El "yo" tanto llama al "mi" como responde

a él. Tomados juntos constituyen una personalidad tal y como aparece en la experiencia

social. El "Self" es esencialmente un proceso social en marcha con dos fases distinguibles.

Si no tuviese estas dos fases, no podría haber responsabilidad consciente y no habría nada

novedoso en la experiencia.

En lo anterior encontramos en el trabajo de Mead una instancia teórica dificil de analizar. El

problema de la dualidad en la unidad está presente cuando Mead discute las dos partes

estructurales del "SeIf": el "yo" y el "mi". El autor ¡lo se refiere explícitamente a ninguna

estructura, sin embargo, establece un paralelo entre el "yo" y el "mi" y la estructura tripartita

de la personalidad según Freud; el id o ello, el ego y el superego.

Por un lado, uno está tentado a tratar al "Self" como un término holista que, corno antes

dijimos, define su unidad en la dualidad. Aquí las partes (el "yo" y el "mí") están concebidas y

explicadas como entidades interrelacionadas y, dinámicas de un todo (el "Self"). Están

interrelacionadas porque se afectan mutuamente. Son interdependientes porque el "yo" es

inconcebible sin el "mi" y el "mi" es contingente de la existencialmente "yo" para su

surgimiento.

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El objetivo de esta sección es sacar a la luz y analizar las formas distintas de entender y

explicar el "Self" que estas dos figuras destacadas del pensamiento norteamericano han

ofrecido.

7.3. Pensamiento representacional.

Hemos visto que el fundamento del lenguaje está en la noción de significación y cómo esta

noción se ha visto enriquecida por la noción del uso del lenguaje en contextos concretos de

comunicación. Hemos partido de una visión triádica de la significación que lleva implícita una

relación más profunda entre realidad-pensamiento y lenguaje. Ahora nos toca profundizar

sobre cómo el lenguaje “da el ser y la forma a las ideas al enunciarlas”. ¿Cómo se relaciona

el pensamiento con el lenguaje? Algunas teorías defienden que el pensamiento se da antes

del lenguaje; otros piensan que el lenguaje configura lo que pensamos; y hay una tercera.

La relación entre pensamiento y el lenguaje cera tendencia que afirma que el lenguaje es

vehículo del pensamiento. Intentaremos recorrer estas tendencias con una mirada global

retomando conceptos claves de varios investigadores del tema. Quizá lo importante no es

tanto decidirse por una de las tres posiciones, pero sí tener claro el panorama intelectual del

debate. El lenguaje es signo del pensamiento Cuando decimos: “no consigo la palabra que

exprese lo que estoy pensando”, estamos implícitamente dando a entender que elaboramos

nuestros pensamientos en nuestra intimidad y luego los expresamos en signos lingüísticos.

El lenguaje se convierte así en el signo del pensamiento, el que “traduce” lo que pensamos.

En este caso, es como si tuviéramos en nuestra mente conceptos, esencias o categorías

que son expresadas por las palabras. Se trata de una concepción mentalista en la cual el

lenguaje ocupa un lugar secundario porque sólo sirve para acompañar de forma exterior al

pensamiento, como un caparazón. El lingüista francés George Mounin, nos recuerda otros

casos de pensamiento sin lenguaje: cuando nos representamos personas y objetos sin que

lo podamos verbalizar, como por ejemplo, el parecido entre dos personas, o cuando

identificamos una persona no por su nombre sino por su forma de caminar. Según este

lingüista “no existe un corte abrupto, metafísico y fijista entre pensamiento sin lenguaje y

pensamiento verbalizado, sin una mutación gradual, azarosa, tanteante, continua del uno al

otro”.

El pensamiento representacional y el pensamiento formal según Piaget: El psicólogo

ginebrino Jean Piaget, al afirmar que la inteligencia precede al lenguaje, pareciera ubicarse

en este enfoque. Sin embargo, su teoría es más compleja y es un ejemplo de las relaciones

entre la dimensión psicológica y la dimensión lógica durante el desarrollo de la inteligencia.

Según esta teoría, hacia los 2 años (al final del período sensoriomotor) los niños comienzan

a desarrollar un tipo de pensamiento denominado “representacional” porque tienen

capacidad para distinguir “los significantes” de los “significados”, lo que les permite evocar

objetos sin tenerlos presentes.

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Esta capacidad generalizada de llevar a cabo esta diferenciación corresponde a la función

simbólica. Las representaciones son un tipo de conocimiento separado de la percepción y

del movimiento. Los símbolos son así significantes externos cuyo significado es más o

menos individual que, por lo común, tienen alguna semejanza con su referente, siendo

utilizados por los niños en sus juegos simbólicos, como, por ejemplo, un automóvil es

representado por una caja o una piedra.

En términos de Piaget, puede ser que antes de esta edad ya el niño maneje índices y

señales, pero no son verdaderos significantes porque carecen de este carácter diferenciador

propio del símbolo. Gracias a la capacidad simbólica, el pensamiento representacional

puede aprehender de forma simultánea una serie completa de hechos separados; además,

es un mecanismo más rápido para recordar el pasado, representar el presente y anticipar el

futuro; asimismo, permite reflexionar sobre los actos mientras estos aplican a las cosas.

Pero no es a través de signos verbales como se adquiere esta modalidad de pensamiento.

Ciertamente, el lenguaje es una manifestación simbólica, pero la función simbólica no se

agota en él. Piaget distingue “los símbolos” de “los signos”, siendo estos últimos significantes

externos al individuo pero de uso colectivo y social. Para Piaget, el “pensamiento formal” se

adquiere hacia los 12 años de edad, cuando los sujetos realizan operaciones formales, y

alcanza su plenitud en la adolescencia.

El adolescente se caracteriza por reflexionar sin tener presente frente a él el objeto de su

reflexión y puede elaborar teorías de todas las cosas tomando en cuenta consideraciones

que no son actuales en su vida. Es el momento cuando está en capacidad de razonar de

modo hipotético-deductivo, sobre suposiciones que no tienen por qué estar relacionadas con

la realidad ni con sus creencias. Durante el estadio de las “operaciones concretas” (7-12

años) el razonamiento se refiere a realidades por medio de acciones interiorizadas que

pueden componerse y ser reversibles. Cuando las “operaciones concretas” de clasificar,

seriar, enumerar, medir, situar o desplazar en el tiempo y en el espacio objetos, son

reflexionadas, las operaciones de segundo grado o también llamadas “operaciones formales”

comienzan a surgir, ya que son expresadas en “proposiciones”.

La lógica formal y la deducción matemática forman parte de este pensamiento “puro” que se

ha independizado de la acción. El pensamiento verbal permite una acción separada de lo

real. Por consiguiente, en esta etapa, el lenguaje adquiere un papel importante y podríamos

afirmar que hay una vinculación entre el desarrollo del pensamiento formal y la capacidad de

elaborar frases o proposiciones.

Piaget demuestra que un niño de 7 años es capaz de resolver un problema expresado en

operaciones concretas, pero es incapaz de hacerlo si se le presenta en términos formales o

proposicionales. Sólo a los 12 años, un niño está en capacidad de resolver un problema

como el siguiente: “Edith es más rubia que Susana; Edith es más morena que Lili. ¿Cuál es

la más morena de las tres?”

Se trata de frases que se presentan como puras hipótesis verbales y hay que concluir sin

recurrir a operaciones concretas. Con este ejemplo, Piaget constata que la transmisión

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verbal no es suficiente para que el niño constituya mentalmente estructuras operatorias que

sólo se asimilan “a los niveles en que estas estructuras se elaboran en el terreno de las

acciones mismas o de las operaciones en cuanto acciones interiorizadas”.

Esta mirada genética y causal sobre el desarrollo de la inteligencia lleva a Piaget a afirmar

que el lenguaje “puede constituir una condición necesaria para el perfeccionamiento de las

operaciones lógico matemáticas pero no es una condición necesaria para su formación”.

Ya antes de la constitución de “las operaciones formales”, el niño es capaz de llevar a cabo

“operaciones concretas” que están ligadas a la manipulación de objetos. Las nociones de

clase, relaciones y números no dependen del lenguaje, proceden de las acciones ejercidas

sobre objetos y no tanto de la formulación verbal. Para comprender el funcionamiento real de

la inteligencia es preciso situarse en la perspectiva de la acción, la operación no es más que

la prolongación de la acción pero interiorizada. Por ello, para Piaget “es una acción, sin duda

disminuida y todavía interior que, sin embargo, reemplaza cosas por signos y los

movimientos por su evocación, y que opera aún, en pensamiento, mediante esos

intérpretes”.

Siguiendo este razonamiento, Piaget llega afirmar que la formación del pensamiento está

vinculada a la adquisición de la función simbólica de la cual el lenguaje es una manifestación

al igual que el juego simbólico, la imitación diferida, y la imagen mental como imitación

interiorizada, en tanto que evocan objetos o acontecimientos no perceptibles en la

actualidad. Piaget concibe la relación entre el pensamiento formal y el pensamiento

representacional como un continuum funcional entre las formas superiores del pensamiento

y el conjunto de los tipos inferiores de adaptación cognoscitiva y motriz. “Las operaciones

formales representan exclusivamente la estructura del equilibrio final, hacia el cual tienden

las operaciones concretas cuando se reflejan en sistemas más generales combinando entre

sí las proposiciones que la expresan”.

Con la vida mental los intercambios entre el sujeto y el medio dejan de ser directos, cada vez

más se efectúan a mayores distancias espacio-temporales y según trayectos cada más

complejos (gracias a la capacidad simbólica). “Todo el desarrollo de la vida mental, desde la

percepción y el hábito, como las operaciones superiores de razonamiento y del pensamiento

formal, es así función de esta distancia gradualmente creciente de los intercambios, o sea,

del equilibrio entre una asimilación de realidades cada más alejada de la acción propia y de

una acomodación de ésta a aquella”.

Para el lingüista George Mounin, las investigaciones de Piaget no conducen a apoyar la tesis

del pensamiento sin lenguaje, ya que no pueden confundirse operaciones prelinguísticas con

“los simbolismos lógicos y matemáticos que son sistemas de comunicación del pensamiento

construidos siempre partiendo de lenguajes naturales y siempre pos-tlingüisticos”.

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7.4. Experimentos sobre el lenguaje en animales.

Hemos estado estudiando en clase unos conceptos básicos sobre comunicación y hemos

aprendido que el lenguaje es la capacidad de comunicarnos que tenemos, entre otros

animales, los seres humanos. Seguro que muchos de vosotros queréis saber más cosas

sobre la comunicación de los animales.

Washoe fue una chimpacé común hembra que fue el primer ser vivo no humano que

aprendió a comunicarse mediante la lengua de signos americana como parte de un

experimento de investigación sobre la adquisición del lenguaje en los animales.

Washoe aprendió aproximadamente 350 palabras en lengua de signos y además le enseñó

algunas de estas palabra a su hijo adoptivo Loulis. Usando métodos similares, muchos otros

chimpancés han aprendido más tarde unas 150 o más señas, y fueron capaces de

combinarlas para formar mensajes complejos.

Washoe fue resultado de un proyecto de investigación de la Universidad de Nevada, en

EEUU, llevado a cabo por Allen y Beatrix Gardner en 1967. Hasta entonces habían fallado

los intentos previos de enseñarse a un chimpancé a hablar, los Gardner pensaban que estos

proyectos habían fracasado porque los chimpancés eran fisiológicamente incapaces de

producir los sonidos vocales necesarios para el lenguaje oral humano. De esta forma

crearon un proyecto que utilizara la habilidad para crear diversos gestos corporales, pues

esta es la forma en la que se comunican en la naturaleza.

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Los Gardner y su ayudante en la investigación criaron a Washoe como si fuera un bebé

humano, proporcionándole un entorno doméstico agradable. Utilizaban la lengua de signos

siempre que Washoe estaba presente y la animaban a que ella también la empleara. En tres

años y medio, Washoe llegó a usar los signos correspondientes a más de 100 palabras, que

iban desde avión, bebé o plátano hasta ventana, mujer y tú. Todavía más impresionante fue

el hecho de que Washoe era capaz de combinarlos y producir “oraciones” del tipo “Hazme-

cosquillas”, “Más-fruta” o “Abre-comida-beber” para que alguien le abriera el frigorífico.

Algunas de las formas que Washoe utilizaba parecían ser invenciones propias, como el

signo que empleaba para “biberón” o la combinación “agua-pájaro”, con que hacía referencia

a un cisne, lo que parece indicar que su sistema de comunicación era productivo en

potencia. Además, Washoe demostró que comprendía más signos de los que lograba

producir. Podía incluso mantener conversaciones rudimentarias, que, por lo general,

consistían en secuencias del tipo pregunta- respuesta.

Washoe fue una chimpacé común hembra que fue el primer ser vivo no humano que

aprendió a comunicarse mediante la lengua de signos americana como parte de un

experimento de investigación sobre la adquisición del lenguaje en los animales.

Washoe aprendió aproximadamente 350 palabras en lengua de signos y además le enseñó

algunas de estas palabra a su hijo adoptivo Loulis. Usando métodos similares, muchos otros

chimpancés han aprendido más tarde unas 150 o más señas, y fueron capaces de

combinarlas para formar mensajes complejos.

Washoe fue resultado de un proyecto de investigación de la Universidad de Nevada, en

EEUU, llevado a cabo por Allen y Beatrix Gardner en 1967. Hasta entonces habían fallado

los intentos previos de enseñarse a un chimpancé a hablar, los Gardner pensaban que estos

proyectos habían fracasado porque los chimpancés eran fisiológicamente incapaces de

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producir los sonidos vocales necesarios para el lenguaje oral humano. De esta forma

crearon un proyecto que utilizara la habilidad para crear diversos gestos corporales, pues

esta es la forma en la que se comunican en la naturaleza.

Los Gardner y su ayudante en la investigación criaron a Washoe como si fuera un bebé

humano, proporcionándole un entorno doméstico agradable. Utilizaban la lengua de signos

siempre que Washoe estaba presente y la animaban a que ella también la empleara. En tres

años y medio, Washoe llegó a usar los signos correspondientes a más de 100 palabras, que

iban desde avión, bebé o plátano hasta ventana, mujer y tú. Todavía más impresionante fue

el hecho de que Washoe era capaz de combinarlos y producir “oraciones” del tipo “Hazme-

cosquillas”, “Más-fruta” o “Abre-comida-beber” para que alguien le abriera el frigorífico.

Algunas de las formas que Washoe utilizaba parecían ser invenciones propias, como el

signo que empleaba para “biberón” o la combinación “agua-pájaro”, con que hacía referencia

a un cisne, lo que parece indicar que su sistema de comunicación era productivo en

potencia. Además, Washoe demostró que comprendía más signos de los que lograba

producir. Podía incluso mantener conversaciones rudimentarias, que, por lo general,

consistían en secuencias del tipo pregunta- respuesta.

El zoólogo austríaco Karl von Frisch, Premio Nobel de Medicina en 1973, estudió las

llamadas danzas de las abejas, mediante las cuales la abeja orienta a sus compañeras hacia

las fuentes de provisión de néctar que ha localizado.

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Cuando una abeja regresa del campo donde ha encontrado flores con néctar comienza una

danza estilizada en la que, sin variar mucho su posición, gira primero hacia la derecha y

luego hacia la izquierda; con esto, informa de que ha encontrado flores, de las que trae

néctar, a unos 50 metros de distancia de la colmena. Al mismo tiempo, el vigor mayor o

menor de la danza indica cuál es el contenido de azúcar. La abeja “explica” también a sus

compañeras la situación del lugar del hallazgo con referencia al sol; la dirección de una corta

carrera que hace al completar la danza se encarga de esto: si en ella baja verticalmente

frente al panal, indica que hay que volar en dirección recta, alejándose del sol; si se desvía

hacia la izquierda de la vertical, por ejemplo 50º, esto quiere decir que hay que volar con

igual ángulo, y así sucesivamente para cualquier posición. La distancia mayor de 50 metros

se indica por la repetición del ciclo de danza y carrera.

No cabe duda de que el lenguaje de las abejas es sorprendente: para emitir su mensaje ha

debido recordar la distancia que ha recorrido, establecer la triple posición del sol, la colmena

y la fuente de alimento, y transportar el mapa del terreno así obtenido del plano horizontal de

la realidad al plano vertical del panal ante el que efectúa su gráfica demostración.

Pero no terminan ahí las sorpresas, un grupo de científicos descubrió en 2008 que abejas de

diferentes continentes son capaces de comprender el significado del “baile” al que nos

referíamos antes. Los científicos utilizaron panales de abejas europeas y asiáticas, las

especies con menos coincidencias, y con la ayuda de cámaras de alta velocidad, pudieron

estudiar los insectos en su hábitat natural. Así pudieron comprobar que, aunque algunos

bailes diferían, las abejas usaban la misma técnica para señalar la dirección del alimento.

Posteriormente, los científicos llevaron a cabo un experimento en la región de Da-Mei, en

China. Allí instalaron seis puestos con melaza a 400, 500 y 600 metros de distancia de los

panales. Las grabaciones en vídeo muestran que cuando las buscadoras regresaban y

bailaban, las trabajadoras salían en busca de alimento.

Al principio las abejas asiáticas no llegaron al puesto, pero después dieron con el adecuado,

asegura Jürgen Tautz, miembro del equipo de investigación de la Universidad de Würsburg

en Alemania. “La segunda vez, las abejas de Asia llegaron inmediatamente. Entendieron que

con los bailes de las europeas la distancia era diferente, por lo que recalibraron la distancia

que debían volar”, asegura el investigador.

La conclusión es que las abejas pueden llegar a entender los dialectos de las especies

lejanas. Ahora los científicos se encuentran estudiando si las abejas europeas son tan

buenas aprendiendo el lenguaje como las asiáticas.

Si os apetece, podéis ver este documental elaborado para el interesante programa de

divulgación científica tres14 de RTVE. Es muy interesante porque en este documental se

afirma lo contrario de lo que hemos leído: abejas de lugares diferentes no se entienden entre

sí.

Los delfines son sociables, habilidosos y cuentan con una capacidad de comunicación que

no deja de sorprender a los humanos. Desde hace más de 25 años, los investigadores han

documentado una gran variedad de sonidos complejos y pautas de comportamiento de estos

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animales que cuentan con un cerebro mucho más avanzado que otras especies. Incluso han

conseguido comunicarse con ellos y transmitirles órdenes. El siguiente paso, más ambicioso,

es intentar obtener respuestas de los delfines y lograr una comunicación con ellos. Detrás

de este proyecto está Wild Dolphin Project (WDP), una organización científica con base en

Florida (EEUU) que desde hace casi 30 años estudia el comportamiento de los delfines.

En la actualidad WDP tiene dos iniciativas en marcha. La primera es digitalizar e indexar la

base de datos de vídeos y sonidos que han recopilado durante los últimos 26 años para

extraer pautas de comunicación. Para ello están colaborando con investigadores de la

Universidad de California en San Diego.

Por otro lado, investigan conjuntamente con un equipo del Instituto de Tecnología de

Georgia el uso de múltiples algoritmos con el objetivo de crear un lenguaje común que

permita a los humanos comunicarse con delfines. A la hora de crear este sistema de

comunicación no sólo se tienen en cuenta los sonidos: el entorno, las posturas del cuerpo y

sus asociaciones son factores importantes para interpretar su comportamiento.

Los científicos del Wild Dolphin Project subrayan que, desde un punto de vista cognitivo, los

delfines son superiores a otras especies animales debido a sus cerebros avanzados y sus

sofisticadas sociedades. El estudio se está llevando a cabo con delfines moteados (‘Stenella

frontalis’) y con delfines nariz de botella (‘Tursiops truncatus”).

Los investigadores ya han intentado comunicarse con los delfines nariz de botella por medio

de un teclado submarino, pero aunque lograron algunos avances, no consiguieron los

resultados deseados. Actualmente, se está trabajando con un dispositivo interactivo capaz

de escuchar y responder a los delfines salvajes produciendo sonidos similares a los suyos.

El intento de comunicarse con los delfines no es nuevo, aunque los investigadores disponen

ahora de la tecnología necesaria para grabar ultrasonidos. Antes utilizaban imágenes y

sonidos para enseñarles palabras. Algunas especies eran capaces de memorizar decenas

de palabras y responder a órdenes. La diferencia con la investigación de la WDP es que

estos científicos aspiran a una comunicación bilateral con los delfines.

7.5. Von Frish (abejas).

Karl R. von Frisch (Viena, 20 de noviembre 1886 - 12 de junio 1982, Múnich) estudió zoología en la Universidad de Múnich.

Su labor investigadora se desarrolló en el Instituto de Zoología de la Universidad de Rostock y en el de Breslau. Es considerado uno de los padres de la etología.

Estudió en la facultad de medicina de la Universidad de Viena. Después de los primeros exámenes, cambió a la facultad de filosofía y estudió zoología en Múnich y Viena. Recibió el Doctorado en la Universidad de Viena en 1910. En el mismo año fue auxiliar de Richard Hertwig en el Instituto Zoológico en la Universidad de Múnich. Allí obtuvo el certificado para la enseñanza de zoología y de anatomía comparada.

En 1921 fue a la Universidad de Rostock como profesor y director en la facultad de zoología; en 1923 se trasladó a Breslau y en 1925 regresó con su antiguo profesor Richard Hertwig a Múnich. Con la ayuda de la Fundación de Rockefeller supervisó el nuevo edificio del instituto

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zoológico que se construía. Después de la destrucción del Instituto durante la Segunda Guerra Mundial, fue a la Universidad de Graz (Austria) en 1946, pero regresó a Múnich 1950 después que abrieran de nuevo el instituto. Fue Profesor Emeritus desde 1958 y continuó con sus estudios científicos. Era hijo del profesor Anton Ritter von Frisch de la Universidad de Múnich y de su esposa Marie

En 1910 comenzó con estudios sobre peces probando que podían distinguir colores y brillo. También trabajó sobre la capacidad auditiva y la capacidad de distinguir sonidos demostrando que es superior en esta clase al de los humanos.

En 1919 comenzó a estudiar los insectos, específicamente las abejas, demostrando que siendo entrenadas, pueden diferenciar varios gustos y olores y que el sentido del olfato es similar al de los humanos, pero el sentido del gusto es diferente.

Pudo demostrar que, mediante determinados movimientos que llamamos danza de la abeja, y mediante el movimiento vibratorio del abdomen las abejas exploradoras informan al resto de la colmena de dónde se encuentra la fuente de alimento, señalando la dirección y la distancia.

En 1949 pudo demostrar, utilizando luz polarizada, que las abejas utilizan el Sol como compás para orientarse, recordando los patrones de polarización presentados por el cielo en diversas horas del día y de la localización de señales previamente encontradas. Sin duda sus aportes a la apicultura fueron enormes, dado que de ellas se desprendieron conocimientos como el rango de acción de la especie Apis mellifera .

Se le otorgó el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1973, compartido con Konrad Lorenz y Nikolaas Tinbergen.

7.6. Kellog (chimpancés).

Winthrop Niles Kellogg (1898–1972) was an American comparative psychologist who studied the behavior of a number of species.

Kellogg received his undergraduate degree at Indiana University after serving for two years in World War I. He went on to receive his Master's and PhD. from Columbia University. He held academic positions at both Indiana and Florida State Universities where he would undertake two of the most pioneering studies. During his time at Indiana his research focused on conditioning in learning and comparative studies. His time at Florida State was dedicated to bottle-nose dolphins and sonar.

Kellogg died in 1972, but not without leaving his mark on the field of comparative psychology.

El experimento de Kellogg : El niño y el simio. En el año 1930, Winthrop N. Kellogg era un jóven psicólogo recién doctorado en la Universidad de Columbia, EEUU. Habiendo dedicado una gran parte de sus estudios de investigación a cuestiones referentes a la conducta y el aprendizaje, Winthrop habría sentido, un par de años atrás, cierta curiosidad por un artículo del American Journal of Psychology sobre “Niños Salvajes“. Se trataba concretamente de la historia de dos niñas que habían crecido en una manada de lobos, y que habían adquirido el comportamiento propio de éstos animales.

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Fue durante el transcurso de aquellos años, que Kellogg decidiría extender su investigación intentando descubrir a través de un polémico experimento científico cuales eran las causas naturales que establecían la brecha entre el comportamiento humano y el comportamiento animal.

En 1931, comenzaría la investigación empírica denominada : “El simio y el niño”; Un estudio en el cual utilizaría a una chimpacé recien nacida llamada Gua y a un pequeño bebé de 10 meses de vida; Donald, su propio hijo. El fin de la investigación era el de reproducir la convivencia de éstas dos especies bien discímiles en un contexto similar, como si fueran dos hermanos, utilizando la misma ropa, los mismos juguetes y recibiendo los mismos cuidados y observar de ésta forma la evolución del comportamiento y los avances en el aprendizaje de ambos.

Una de las hipótesis de Kellogg, era que el entorno condicionaba a los animales y que por más que existieran factores hereditarios, el simio lograría adaptarse al contexto humano si desde temprana edad se lo estimulaba al igual que un bebé, con los cuidados y cariño que éstos reciben. En éste contexto, el mono representaría el objeto experimental y el niño el sujeto de control.

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De ésta manera, lograría encontrar el punto de inflección en el que se produce esa brecha, inexplicable hasta el momento, en el que el aprendizaje humano se diferencia del animal,

fundamentalmente en aquellas cuestiones que tienen que ver con el desarrollo del lenguaje.

Durante nueve meses, el niño y el simio fueron observados y controlados por un grupo de investigadores, a los efectos de poder cumplir con las espectativas del experimento. Diariamente eran examinados en cosas tales como presión sanguínea, la memoria, el tamaño corporal, los garabatos, los reflejos, la percepción de profundidad, la vocalización, la locomoción, las reacciones a las cosquillas, la fuerza, la destreza manual, la resolución de problemas, los temores, el equilibrio, el comportamiento en el juego, la obediencia y la comprensión del lenguaje, entre otras.

Por sorpresa para Kellogg y su equipo de trabajo, el entorno parecía no alterar la conducta natural de Gua, no sería el simio el que se “humanizaría”, sino más bien el niño quien comenzaría a mostrar dificultades en su aprendizaje, desarrollando conductas propias de un chimpancé. Como por ejemplo, emitir sonidos propios de los monos, hasta llevarse todo a la boca como lo hacían los simios. Como resultado relevante del experimento, el niño comenzaría a tener serias dificultades de comunicación y su dominio del lenguaje se vería seriamente aletargado.

Otro aspecto sorprendente del experimento, fue que las respuestas de la mona, frente a determinados estímulos eran considerablemente más rápidas que las del pequeño Donald.

La siguiente tabla, muestra algunos de los resultados que sorprendieron a los investigadores:

Comprensión Donald Gua

No No 12 meses 7 meses

Cierra la puerta 14 meses. 13 meses

¿Dónde está tu nariz 16 meses 14 meses

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Cierra el cajón 18 meses 15 meses

Afortunadamente Kellogg comprendió que le estaba causando un daño de consecuencias impredecibles a su pequeño hijo y decidió separarlos antes de que fuera demasiado tarde. Las conclusiones de éste cuestionado experimento pueden leerse (En Inglés) en la biblioteca de la Universidad de Florida.

https://en.wikipedia.org/wiki/Winthrop_Kellogg

https://psy.fsu.edu/history/wnk/ape.html

7.7. Premak (chimpancés).

David Premack (October 26, 1925 – June 11, 2015) was Emeritus Professor of Psychology at the University of Pennsylvania, United States. He was educated at the University of Minnesota when logical positivism was in full bloom. The departments of Psychology and Philosophy were closely allied. Herbert Feigl, Wilfred Sellars, and Paul Meehl led the philosophy seminars, while Group Dynamics was led by Leon Festinger and Stanley Schachter

El principio de Premack, también llamado principio de probabilidad diferencial, es una teoría del condicionamiento operante propuesta por el psicólogo estadounidense David Premack, que indica que cuando dos estímulos se vinculan, el que tiene mayor probabilidad de ocurrir refuerza positivamente a otro menos probable.

Premack señaló que el reforzador puede ser cualquier situación o actividad que el sujeto valore. Por lo tanto, un comportamiento agradable y frecuente aumentará la ejecución de otro menos preferible o probable, siempre y cuando el primero se haga contingente al segundo.

El principio parte de dos supuestos. El primero es que si a un sujeto se le da acceso libre a dos actividades dedicará un tiempo determinado a cada una de ellas y ese porcentaje de tiempo reflejará la probabilidad de esa actividad y, en consecuencia, el grado de preferencia de esa actividad. El segundo supuesto refiere a la relación del reforzamiento que implica siempre dos conductas: una actividad preferible refuerza la ejecución de una respuesta menos preferente si el acceso a la actividad preferida se hace contingente respecto a la ejecución de la actividad menos preferida.

El principio de Premack establece que considerando dos respuestas, A y B, donde la probabilidad de ocurrencia de respuesta A es mayor que la de la respuesta B, si se realiza la respuesta A de alta probabilidad después de la B de baja probabilidad, se obtendrá el refuerzo de la respuesta B (A refuerza a B); mientras que si se realiza la respuesta B de baja probabilidad seguida de A de alta probabilidad, no dará como resultado el reforzamiento la respuesta A (B no refuerza a A). Esto significa que únicamente se puede reforzar una conducta con otra de mayor probabilidad, nunca a la inversa.

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Asimismo, cabe destacar que la fuerza del vínculo es directamente proporcional a la probabilidad previa de la actividad reforzante y que una actividad es solo reforzante si los sujetos la prefieren sobre la actividad a ser reforzada.

Para demostrar su tesis de que las actividades de alta frecuencia pueden ser usadas como reforzadores para conductas de probabilidad menor, en 1965, Premack realizó un experimento que consistió en darle a elegir a un grupo de niños entre dos opciones: comer caramelos o jugar pinball. Midió la respuesta más probable, resultando que algunos preferían los caramelos y otros el pinball. Cuando los niños preferían jugar pinball, jugar funcionaba como reforzante; mientras que cuando preferían comer caramelos, comer era el reforzante.

En otro experimento realizado por Premack en 1971, él colocó a una rata en una rueda con acceso a un tubo de bebida. Se aseguró que estuviese sedienta para que esta conducta reforzara a correr. Más tarde, invirtió el proceso, dando a la rata acceso continúo al agua y evitando que corriera en la rueda. El resultado fue que cuando la rata estaba sedienta, bebía antes de correr; pero cuando no, corría antes de beber. De este modo, tanto correr podía reforzar a beber como beber podía reforzar a correr.

Bill Timberlake y Jim Allison propusieron en 1974 que: «Cuando un animal es capaz de realizar una variedad de actividades tendrá una tendencia a asignar más tiempo a una que a otras». A este fenómeno, la asignación de cantidad de tiempo ideal dedicado a una actividad, se le llamó punto de preferencia espontánea. Este postulado asegura que es posible predecir cuándo la oportunidad de realizar una actividad serviría como reforzador para otra.4 Sin embargo, ambos también encontraron que incluso una respuesta de baja probabilidad puede reforzar una respuesta de baja probabilidad si, y solo si, los sujetos están restringidos al acceso a reforzante; a esto se le denominó hipótesis de la privación de la respuesta o modelo de desequilibrio. En otras palabras, el nivel de privación está directamente relacionado con la intensidad de respuesta.

Así, se demostró que la privación es más importante que la diferencia de probabilidades, incluso Premack aceptó esto; aunque hay que señalar que la privación es parte inherente de los programas de condicionamiento, ya que en ellos se requiere que se retenga el reforzador hasta que se realice la respuesta específica.

No obstante, J. R. Misanin y B. A. Campbell (1969) encontraron que aumentar la privación bien puede no producir efecto; mientras que M. E. Meyer, W. A. Adams y V. K. Worthem (1969) descubrieron casos en los que la privación reduce la tasa de conducta. Incluso B. Balleine (1992) mediante sus experimentos no logró demostrar la influencia de la privación en la conducta.

Un ejemplo claro podría ser el acceso de un estudiante a los videojuegos y al estudio por medio de la lectura de libros. Si la conducta de jugar se hace contingente a la de estudiar (solo puede acceder a los videojuegos si antes lo hace a los libros), la conducta de estudiar aumentará.

Otro ejemplo podría ser el gusto por ver la televisión de un niño en edad escolar, pero al que le desagrada lavar los trastos. Si su madre le condiciona mirar la televisión solo si lava los trastos antes, la realización de esta conducta aumentará paulatinamente.

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Teoría de la mente (ToM): trabajos de Premack y Woodruf e investigaciones de Baron-Cohen y Leslie: El origen del concepto de ToM se encuentra en los trabajos pioneros de Premack y Woodruf a finales de los años ochenta, cuando intentaron demostrar que los chimpancés podían comprender la mente humana. En el experimento de estos investigadores con un chimpancé de su laboratorio, o sea, en contacto habitual con humanos, le pasaron a éste un vídeo en el que se veía a alguno de sus cuidadores, encerrado en una jaula, intentando coger un plátano que, en un caso, estaba colgando por encima del techo de la jaula y, en otro, estaba en el suelo pero siempre fuera del alcance de la persona enjaulada. La persona disponía de instrumentos para conseguir su objetivo: una banqueta para alzarse, un palo manipulable a través de los barrotes, etc.

En el instante en que el humano iniciaba la acción instrumental directa que podía llevarle a su objetivo, los experimentadores fijaban la imagen y mostraban al chimpancé dos fotografías, una de ellas con la solución correcta (que, en el caso de los plátanos fuera de la jaula, mostraba la imagen del ser humano asiendo un palo largo y sacándolo entre las rejas para acceder a la fruta). La chimpancé Sarah acertó 21 veces sobre 24. Después de varias sesiones experimentales y contraexperimentales, Premack y Woodruf someten a discusión diversas interpretaciones de la conducta del chimpancé para finalmente aceptar que, de alguna manera, éste es capaz de atribuir al actor humano estados mentales como la intención y el conocimiento. En concreto, argumentan que el chimpancé ‘supone’ que el actor humano ‘desea’ conseguir el plátano y ‘sabe’ cómo hacerlo. El chimpancé, concluyen, posee una ‘ToM’. Desde la etología se ha estudiado cómo los animales son capaces de concertar sus acciones en beneficio de la comunidad social o utilizar estrategias para engañar al enemigo. Cooperar y también competir con los congéneres requiere, en cierto modo, explorar, anticipar y manipular el comportamiento ajeno. Ello implica una habilidad cognitiva –rudimentaria en el caso de los antropoides– de acceso o reconocimiento del estado mental del otro. Sólo los humanos y unas pocas especies de los grandes simios son capaces de llevar a cabo este tipo de metarrepresentaciones en las que parecen incluirse aspectos diferenciados como los estados emocionales o los procesos cognitivos. Como casi siempre que nos acercamos a una realidad compleja, deberíamos establecer diferentes aspectos de la ToM para poder definir adecuadamente el concepto y adecuar las medidas de evaluación a la complejidad de un término que engloba múltiples procesos. Baron-Cohen y Leslie han centrado sus investigaciones en el autismo, una grave enfermedad que afecta fundamentalmente a niños varones. Según estos autores, estos niños tienen graves problemas para teorizar acerca de la mente de los demás. La forma más pura y menos grave del autismo se denomina ‘síndrome de Asperger’. Es frecuente que a estos niños se les dé mejor la física que a los niños normales; se muestran encantados con los interruptores de la luz o con cualquier máquina, como si fueran ingenieros escudriñando su funcionamiento. Para estudiar las mentes de estos niños, los psicólogos diseñarondos pruebas denominadas ‘la de la falsa creencia’ y ‘la de la falsa fotografía’. En la primera, el niño ve al investigador pasar un objeto de un cajón a otro mientras otra tercera persona no está mirando. Cuando al niño se le pregunta dónde cree que la persona que no observaba buscará el objeto contesta que en el lugar donde nosotros la hemos colocado. En la prueba de la falsa fotografía el niño saca una foto a un conjunto de objetos; luego, mientras la foto se revela, el investigador mueve uno de los objetos de la escena

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fotografiada. Si le preguntan al niño con síndrome de Asperger qué lugar ocupará el objeto en la fotografía, no muestra problemas para responder correctamente. En un principio, este término se hallaba confinado al estudio de la etiología del autismo y se proponía que la causa de los trastornos generalizados del desarrollo era una ausencia de ToM. La explicación del autismo más influyente desde la década de los ochenta es la del grupo de Baron-Cohen a partir de estudios realizados sobre el desarrollo de la comprensión social en los niños pequeños. Baron-Cohen et al establecieron la hipótesis de que las personas con autismo no tienen una ToM, concepto que trataba de expresar la incapacidad de los autistas para atribuir estados mentales independientes a uno mismo y a los demás con el fin de predecir y explicar los comportamientos. Esta hipótesis estaba parcialmente basada en el análisis de Leslie de las habilidades cognitivas subyacentes en los niños normales de 2 años para comprender el juego de ficción junto con la observación de que los niños con autismo muestran alteraciones en la imaginación. Estos datos condujeron a la hipótesis de que el autismo podría constituir una alteración específica del mecanismo cognitivo necesario para representarse estados mentales o ‘mentalizar’. Leslie ha sugerido que este mecanismo puede ser innato y específico (el ‘módulo de la ToM’, ToMM o theory of mind module), lo que haría posible que esta función estuviera dañada en una persona con una inteligencia normal en otros aspectos. El primer test de esta teoría consistía en reconocer la creencia falsa de un personaje en la prueba de Sally y Ana (una variante de la tarea de Maxi de Wimmer et al que posteriormente veremos). Como se puede observar, los primeros acercamientos al estudio de la ToM se circunscribían a la primatología y a los trastornos generalizados del desarrollo; posteriormente, se extendían a otras alteraciones como el daño cerebral adquirido, la esquizofrenia o las alteraciones cognitivas relacionadas con el envejecimiento. Como bien se sabe, los lóbulos frontales se han considerado cruciales en cuanto a su función en las conductas más específicamente humanas como la autoconciencia, la personalidad, la inteligencia o el juicio ético. En este sentido, diversas regiones cerebrales se han relacionado con la ToM y, cómo no, la corteza prefrontal y, particularmente, la corteza prefrontal del hemisferio derecho. La experiencia clínica y la bibliografía señalan que las lesiones del hemisferio derecho producen alteraciones del uso pragmático del discurso, afectación del lenguaje no verbal, incapacidad para comprender el sarcasmo o la ironía, incapacidad de empatizar y, en definitiva, todas aquellas capacidades que impliquen inferencias o atribuciones. Sin embargo, otros modelos han incluido otras estructuras como la amígdala en los modelos explicativos de la ToM como parte de una red distribuida que incluye otras regiones del lóbulo temporal, los lóbulos frontales y la corteza cingulada anterior.

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7.8. Patterson (gorila).

Francine "Penny" Patterson (born February 13, 1947) is an American animal psychologist. She is best known for teaching a modified form of American Sign Language, which she calls "Gorilla Sign Language", or GSL, to a gorilla named Koko beginning in 1972.

Patterson is the second oldest of seven children and daughter of C. H. Patterson, a professor of psychology, and Frances Spano Patterson. She was born in Chicago and moved with her family to Edina, Minnesota, when she was young, and then to Urbana, Illinois. Her mother died of cancer when Patterson was a freshman in college and the youngest of her siblings was just five years old. This triggered her interest in developmental psychology, a theme which pervaded much of her later work.

Patterson earned her bachelor's degree in psychology at the University of Illinois at Urbana-Champaign in 1970. She attained her Ph.D. in 1972 from Stanford University, with her dissertation Linguistic Capabilities of a Lowland Gorilla, on teaching sign language to Koko and Michael, another Lowland Gorilla, who died in 2000.

Currently, Patterson serves as the President and Research Director of The Gorilla Foundation. The foundation was founded with her longtime research colleague Ronald Cohn in 1978 using monetary support from a Rolex Award. The Gorilla Foundation has been trying to move from its current home in Woodside, California to Maui, Hawaii.[1]

Patterson is an Adjunct Professor of Psychology at Santa Clara University and a member of the Board of Consultants at the Center for Cross Cultural Communication in Washington, D.C.. She is the Editor-in-Chief of the Gorilla journal.

Patterson is also an author of non-fiction works, including The Education of Koko, Koko's Kitten, Koko-Love!: Conversations With a Signing Gorilla, and Koko's Story. All of these books deal with her personal experiences with signing gorillas.

Patterson and her work with Koko are the subject of Barbet Schroeder's 1978 feature-length documentary Koko: A Talking Gorilla.

Patterson's work has garnered some controversy as several former employees have questioned her scientific methods and findings, her attention to the welfare of the gorillas, and her overall professionalism. One allegation, made by former employees, said that she would routinely show her nipples to Koko and demand that other employees, both female and male, present their nipples to the gorilla. A sexual harassment lawsuit over this matter was settled out of court.

El experimento de Peterson: Koko (4 de julio de 1971, San Francisco, California, Estados Unidos) es una gorila (Gorilla) adiestrada por la doctora Francine Patterson y otros científicos de la Universidad de Stanford. La finalidad de su entrenamiento era poder comunicarse con ella mediante más de 1000 signos basados en la lengua de señas americana (ASL). Comprende aproximadamente 2000 palabras de inglés hablado.

Ha sido la inspiración para el personaje de Amy, la simio «parlante» de la novela Congo, de Michael Crichton.

Koko es diminutivo de Hanabi-Ko, que significa "Hija de los fuegos artificiales", en japonés (en referencia al día de su nacimiento, el Día de la Independencia de los Estados Unidos).

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Algunos científicos afirman que Koko usa la lengua de signos, y sus acciones son coherentes con los gestos que usa, e indican que domina el uso del lenguaje. Otros sostienen que ella no comprende el significado que hay detrás de lo que hace, pero aprende a completar los signos porque los investigadores la recompensan por hacerlo (indicando que sus acciones son meramente producto de un comportamiento condicionado (véase condicionamiento clásico). Otro asunto ha sido planteado sobre la habilidad de Koko para expresar pensamientos coherentes a través de la lengua de signos, aduciendo que las conversaciones con el gorila están sujetas a la interpretación que su interlocutor puede ver en improbables concatenaciones de significados. Otros sostienen incluso que se trataría de un fraude.

La doctora Patterson cree que Koko inventa nuevos signos para comunicar nuevas ideas. Por ejemplo, ella afirma que nadie enseñó a Koko la palabra "anillo"; por lo tanto, para referirse a ella, Koko combina las palabras "dedo" y "pulsera", es decir, "pulsera de dedo". Otro evento que sugiere que Koko comprende sus expresiones tuvo lugar durante un chat-encuentro de Internet. Cuando Koko fue entrevistada en presencia de la doctora Patterson acerca de la posibilidad de tener hijos con su pareja, Ndume, Koko indicó decididamente que no, incluso usando términos como "retrete" y "malo" para referirse a Ndume. A pesar de esto, Patterson contestó al entrevistador que, si se introdujeran más hembras al recinto, Ndume podría ser más receptivo y podría emparejarse con Koko. Koko de nuevo respondió que no, indicando que comprendió y que no estaba de acuerdo con la interpretación de Patterson de su respuesta. Ndume continúa mostrándose poco dispuesto a tener crías con Koko. A los críticos esto sólo les parecen anécdotas y claros ejemplos de la falacia patética que contamina los estudios de este tipo, a pesar de que un gorila no encaja con un "objeto natural inanimado", como define dicha falacia.

Las críticas de una parte de la comunidad científica se centran en el hecho de que, mientras se publica mucho en la prensa popular sobre Koko, en las publicaciones científicas se publica mucho menos (aunque ciertamente algunas se han publicado).

El debate requiere un planteamiento cuidadoso sobre qué significa "aprender" o "usar" un lenguaje. Este debate ha estado en curso desde el primer experimento de lenguaje de signos con simios (el chimpancé Washoe, en la década de 1960; el chimpancé Nim Chimpsky y el orangután Chantek). Los gorilas y los bonobos (chimpancés pigmeos) son relativamente expertos con ciertas formas de comunicación, mientras que el chimpancé común y los orangutanes son más expertos en habilidades manuales, como poder "caminar" por las ramas con las manos.

El entrenamiento de Koko comenzó cuando cumplió un año. La doctora Patterson ha valorado que su vocabulario supera las 1.000 señas, lo cual la sitúa entre los más hábiles no humanos en el uso del lenguaje.

Michael fue un gorila que vivió con Koko varios años. Si bien se alega que llegó a desarrollar un amplio vocabulario de signos, más de 600, no llegó nunca a ser tan eficiente como Koko. Los cuidadores de Michael creían que fue testigo y recordaba la muerte de su madre a manos de furtivos, pero nunca pudo expresar este suceso claramente. En el documental de la PBS Koko: conversación con un gorila (Koko: Conversation with a Gorilla), se interpreta un conjunto de señales de Michael como un intento de describir a su madre cuando la hieren con balas mientras él miraba. Aunque se deseaba que Koko y Michael pudieran tener un hijo y enseñarle los signos, estos solo se vieron como hermanos y no formaron pareja. Murió en el 2000.

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Otro gorila, llamado Ndume, fue seleccionado por Koko de entre un grupo de vídeos que le puso Penny y que describió como un intento de "vídeo-cita". A pesar de los esfuerzos, Koko y Ndume no han formado pareja.

Koko ha cuidado de varios gatos a través de los años, y su relación con All Ball fue descrita ampliamente en el libro de la doctora Patterson Koko's Kitten. Otro gorila famoso por haber cuidado mascotas es Toto.

CIERRE DE LA UNIDAD

Los animales, como los humanos, tienen unas normas a las que atenerse y que a veces

pueden romper. Esas normas reflejan las condiciones bajo las que se llevan a cabo los

juegos de la reproducción y la supervivencia. Pero a diferencia de nuestras normas, las

suyas no se basan en el conocimiento de lo que está “bien“, y lo que está “mal”. Los

animales obedecen a unas normas, pero no saben que las normas están destinadas a

preservar las convenciones, a prevenir acciones dañinas y, al menos en algunos casos, a

mantener la justicia. Los niños son como animales, pero los humanos adultos no.

La comprensión de la visión que tienen los animales del mundo requiere, por tanto, una

habilidad para aislar los sistemas sensoriales adecuados y determinar los tipos de

problemas que las especies remontaron en el pasado para sobrevivir en el presente. No

debemos asumir que sabemos lo que sabemos, o cómo hemos llegado a saberlo. Debemos

usar el diseño actual del cerebro de un animal y su conducta de ahora para deducir qué tipo

de problemas tuvo que resolver su mente. Es una receta que sigue funcionando desde que

Charles Darwin la preparó por primera vez, hace más de cien años. Si la seguimos fielmente

aprenderemos muchísimo de las mentes salvajes que habitan nuestro planeta.

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