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RAFAEL DEL RIEGO. SÍMBOLO DE LA REVOLUCIÓN LIBERAL Víctor Sánchez Martín

Víctor Sánchez Martín - RUA: Principal...muerto el asturiano aparecerían las Memoirs of the life of Don Rafael del Riego, una breve biografía escrita por un anónimo oficial español

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  • RAFAEL DEL RIEGO. SÍMBOLO DE LA REVOLUCIÓN LIBERAL

    Víctor Sánchez Martín

    www.ua.eswww.eltallerdigital.com

  • Departamento de Humanidades ContemporáneasFacultad de Filosofía y Letras

    Área de Historia Contemporánea

    RAFAEL DEL RIEGO. SÍMBOLO DE LA REVOLUCIÓNLIBERAL

    VÍCTOR SÁNCHEZ MARTÍN

    Tesis presentada para aspirar al grado deDOCTOR POR LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE

    Sociedad y Estado en España (siglos XIV-XX)

    Dirigida por:Emilio La Parra López, Catedrático de Historia Contemporánea

    Rafael Zurita Aldeguer, Profesor Titular de Historia Contemporánea

    Esta Tesis Doctoral ha sido desarrollada con la financiación recibida a través de la Beca deFormación del Profesorado Universitario del Ministerio de Educación y Ciencia

  • 2

  • ÍNDICE

    INTRODUCCIÓN. LA BIOGRAFÍA HISTÓRICA DE UN MITO LIBERAL.............. 9I. El relato decimonónico sobre Riego............................................................................... 9

    II. Fuentes documentales para la biografía histórica de un mito político........................... 20

    I. RAFAEL. LOS AÑOS INICIALES DEL HÉROE (1784-1807)..................................... 39I. Los ascendientes y la época............................................................................................ 39

    II. La familia directa de Rafael del Riego.......................................................................... 43

    III. Infancia y juventud de Rafael....................................................................................... 50

    IV. El joven guardia de Corps............................................................................................ 59

    V. La primera participación política. El motín de Aranjuez y la invasión francesa........... 73

    VI. El capitán Rafael del Riego en la Guerra de la Independencia.................................... 82

    II. LOS AÑOS OSCUROS. LA PRISIÓN EN FRANCIA.................................................. 95I. Prisionero en Dijon y Autun (1809-1811) y el affaire “Raphael ?”................................ 95

    II. La prisión en Chalon-sur-Sâone (octubre 1811- enero 1814)........................................ 108

    III. La imagen mítica del prisionero convertido al liberalismo.......................................... 115

    IV. El mito del contagio masónico de los prisioneros en Francia...................................... 127

    III. LA FORMACIÓN DEL HOMBRE. EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1819). . . 143I. Evasión y vuelta a España. La inserción en el nuevo ejército........................................ 143

    II. Vida de guarnición en Madrid y ascensos obtenidos con ayuda de los Valdés............. 160

    III. La frustrada vuelta a la guerra. Los Cien Días de Napoleón........................................ 173

    IV. El Ejército de Ultramar y las sociedades secretas en las conspiraciones y

    pronunciamientos del Sexenio Absolutista......................................................................... 180

    V. Los destinos de Rafael del Riego desde 1817................................................................ 194

    VI. En el ojo del huracán: la conspiración general de 1819 y El Palmar........................... 206

    VII. La participación de Riego en la conspiración del Palmar........................................... 216

    3

  • IV. EL PRONUNCIAMIENTO DE 1820............................................................................. 225I. La iniciativa del grupo militar radical: de la traición del Palmar a la conspiración

    de 1820 y el protagonismo de Riego.................................................................................. 225

    II. La elección de la Constitución de 1812......................................................................... 238

    III. Teoría, práctica y breve historiografía del pronunciamiento de 1820.......................... 254

    IV. El pronunciamiento de Riego en Las Cabezas de San Juan......................................... 261

    V. La toma del cuartel general del Ejército de Ultramar en Arcos..................................... 270

    VI. Hacia Cádiz. El paso por Jerez y la controvertida actuación de Quiroga.................... 288

    VII. La reunión de los rebeldes en la Isla. De proclamas y escaramuzas.......................... 301

    VIII. La columna móvil: la expansión de la revolución y del mito de Riego.................... 316

    IX. Las últimas operaciones de la columna móvil y su actuación imaginada.................... 336

    X. De la disolución de la columna y el triunfo constitucional........................................... 349

    V. EL TRIUNFO DEL LIBERALISMO Y LA GLORIA DEL HÉROE........................... 363I. La primera construcción de la imagen del héroe............................................................ 363

    II. La actuación del ministro Amarillas y las elecciones a Cortes. La toma de

    partido de Riego: el compromiso con la Constitución....................................................... 379

    III. La reorganización del Ejército de la Isla: el Ejército Reunido de Andalucía

    y la apertura de las Cortes.................................................................................................. 389

    IV. La celebración de los héroes. De la glorificación colectiva a la individual:

    la difusión del mito de Riego............................................................................................. 399

    V. La mitificación de Riego y la problemática imagen de Quiroga................................... 421

    VI. LA DESUNIÓN LIBERAL Y EL IMPACTO EN LA IMAGEN MÍTICADEL HÉROE........................................................................................................................... 431

    I. La disolución del Ejército de la Isla y la “vieja” división del liberalismo...................... 431

    II. Riego en Madrid. Las entrevistas con los ministros y el rey......................................... 451

    III. La entrada triunfal, el banquete en la Fontana y los sucesos del teatro:

    la caída del héroe................................................................................................................ 462

    IV. La expulsión de Riego de Madrid y las páginas de Argüelles...................................... 470

    V. La defensa de su imagen pública y la difusión de los hechos de Madrid:

    la lucha por la redefinición del mito................................................................................... 487

    VI. La división del liberalismo y las imágenes contrapuestas del héroe............................ 496

    4

  • VII. EL NUEVO ASCENSO DEL HÉROE......................................................................... 515I. La capitanía general de Zaragoza y sus peligros: el jefe político Moreda,

    el arzobispo y la conspiración republicana......................................................................... 515

    II. El capitán general y la consolidación de la Constitución.............................................. 531

    III. La contrarrevolución en marcha: la caída del constitucionalismo en Nápoles............ 540

    IV. Las notas diplomáticas de la Santa Alianza y el aumento de la conflictividad

    en Zaragoza: el desánimo del héroe................................................................................... 555

    V. El estallido de la conflictividad en julio y la conspiración republicana de Barcelona... 569

    VI. La vigencia del mito..................................................................................................... 576

    VIII. LA NUEVA CAÍDA DEL HÉROE, CONSPIRADOR Y REPUBLICANO............ 583I. La intriga diplomática internacional............................................................................... 583

    II. La última salida como capitán general y su nueva petición de exoneración................. 590

    III. La república en Zaragoza y la actuación de Moreda.................................................... 605

    IV. Consecuencias nacionales e internacionales: el estallido del affaire Riego

    en la prensa......................................................................................................................... 619

    V. El paseo del retrato de Riego y la “batalla de las Platerías”. Las fallidas peticiones

    para vindicar su imagen...................................................................................................... 635

    VI. El mito de Riego como factor de movilización política. El día de San Rafael

    y la desobediencia de Cádiz y Sevilla................................................................................ 658

    IX. LA IMAGEN MÍTICA DISOCIADA: EL HÉROE DE LAS CABEZAS Y EL DIPUTADORIEGO..................................................................................................................................... 679

    I. El diputado Riego y su afán por la unión de los liberales............................................... 679

    II. Las expectativas concitadas en Riego y las Cortes exaltadas........................................ 694

    III. El diputado Riego, presidente de las Cortes: mito y realidad...................................... 710

    IV. Los honores del presidente: los límites del consenso en torno al mito de Riego......... 726

    V. La actuación del diputado Riego entre abril y junio de 1822. La defensa de su

    imagen pública y la invitación a tomar la espada de nuevo............................................... 737

    5

  • X. EL 7 DE JULIO DE 1822 Y LA DIVISIÓN DEL LIBERALISMO EXALTADO. EL PAPELTUTELAR DE RIEGO.......................................................................................................... 765

    I. El 7 de julio y la discutida actuación del héroe............................................................... 765

    II. La reconciliación con el rey y la prohibición del viva Riego........................................ 780

    III. El viaje constitucional por Andalucía y la tentación intervencionista.......................... 791

    IV. El ministerio San Miguel y la división del liberalismo exaltado. Riego y las

    sociedades secretas............................................................................................................. 806

    V. Riego en la sociedad Landaburiana y sus trabajos por la unión.................................... 818

    XI. LA DESCOMPOSICIÓN DEL RÉGIMEN CONSTITUCIONAL Y LOS INTENTOS DEAPROPIACIÓN DEL MITO................................................................................................ 825

    I. La división de la comunería: el mito disputado en los inicios de 1823.......................... 825

    II. Ante la invasión francesa............................................................................................... 835

    III. El traslado a Sevilla y los límites de la condición de diputado.................................... 848

    IV. El viaje a Cádiz y el establecimiento de la Regencia constitucional............................ 864

    V. El difícil nombramiento militar del diputado Riego...................................................... 875

    XII. DERROTA Y MARTIRIO DEL SÍMBOLO DE LA CONSTITUCIÓN................. 887I. Al mando del Tercer Ejército de Operaciones. La actuación en Málaga y la

    construcción de la imagen del monstruo............................................................................ 887

    II. La traición de Ballesteros y las últimas operaciones militares de Riego....................... 904

    III. Captura y tránsito a Madrid: la deconstrucción de la imagen del héroe...................... 917

    IV. El juicio a unas ideas. El proceso a Riego.................................................................... 935

    V. Ejecución y supuesta retractación: la muerte de la Constitución en el cuerpo de un

    hombre .............................................................................................................................. 950

    XIII. CONCLUSIONES........................................................................................................ 967

    XIV. FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA.................................................................................... 983

    6

  • SIGLAS

    Archivos.

    ACD: Archivo del Congreso de los Diputados (Madrid).

    ADUA: Archivo de la Democracia de la Universidad de Alicante (Alicante).

    AGP: Archivo General de Palacio (Madrid).

    AGS: Archivo General de Simancas (Valladolid).

    AHN: Archivo Histórico Nacional (Madrid).

    AMAE: Archives du Ministère des Affaires Étrangères (París).

    ANP: Archives Nationales Paris (París).

    BNE: Biblioteca Nacional (Madrid).

    GOP: Grand Orient Paris (París).

    IHCM: Instituto de Historia y Cultura Militar (Madrid).

    RAH: Real Academia de la Historia (Madrid).

    RAE: Real Academia Española (Madrid).

    SHD: Service Historique de la Défense (París).

    Otras abreviaturas de uso frecuente

    DBE: GIL NOVALES, Alberto, Diccionario Biográfico de España, 1808-1833: de los orígenes del

    liberalismo a la reacción absolutista, 3 vols., Madrid, Fundación Mapfre, Instituto de Cultura,

    2010.

    DSC: Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados.

    7

  • 8

  • INTRODUCCIÓN. LA BIOGRAFÍA HISTÓRICA DE UN MITO LIBERAL

    I. El relato decimonónico sobre Riego

    La importancia de Rafael del Riego está fuera de toda duda, pues personificó durante el Trienio

    Liberal la revolución española. Pese a la celebridad del personaje, carecemos de una biografía

    histórica moderna sobre él, y tampoco contamos con estudios que hagan hincapié en su mito, que

    siguió un proceso histórico de construcción no exento de contradicciones. A la par, esa condición

    mítica oscureció en buena medida tanto la vida de Riego, como su actuación política durante el

    Trienio Liberal. En tanto que mito, Riego tuvo partidarios y detractores. En el proceso de

    construcción de esa imagen mítica confluyeron diversos discursos y planteamientos políticos en

    conflicto. El desinterés historiográfico por la figura de Riego se explica, entre otros factores, porque

    los historiadores decimonónicos habían dejado muy clara la visión que del asturiano se tenía.

    Curiosamente, existen otras narraciones, minoritarias por su difusión, que se nos muestran como

    intentos biográficos. Aunque Riego está presente en casi todas las historias generales del periodo,

    son estas obras minoritarias las que nos han permitido realizar una primera aproximación a su

    biografía, pues mostraron una incipiente voluntad biográfica, convirtiéndose en precedentes de este

    trabajo, aunque desde perspectivas metodológicas muy alejadas.

    En pleno Trienio Liberal surgió la obra de Francisco Brotons Rafael del Riego o la España libre

    (1822). Compañero en la prisión francesa del asturiano, ofreció una biografía novelada que cubría la

    vida de Riego únicamente hasta marzo de 1820. En 1823, ya caído el régimen constitucional y

    muerto el asturiano aparecerían las Memoirs of the life of Don Rafael del Riego, una breve biografía

    escrita por un anónimo oficial español y editada en su exilio en Inglaterra. También surgió en este

    momento The last military operations of General Riego del inglés Matthewes, obra de importancia

    por ser escrita por un compañero de Riego y aclarar aspectos de su vida1.

    1 BROTONS, Rafael del Riego o la España libre...; Memoirs of the life of Don Rafael del Riego by a Spanishofficer..., en ocasiones parece ser atribuida erróneamente a Miguel del Riego bajo el título de Memories of the life ofRafael del Riego and his family..., obra que no hemos encontrado y a la que el propio Miguel no hace referencia

    9

  • Una vez convertido Riego en mártir liberal y mito político de gran importancia, sorprende

    poderosamente el fracaso de todas las tentativas biográficas intentadas, pese a los férreos intentos

    del canónigo Miguel del Riego, celoso guardián de la memoria y buen nombre de su hermano. En

    diversas ocasiones mostró su intención de que se escribiera la biografía de su hermano Rafael, para

    lo que ofreció el acervo documental biográfico que había conservado. Gorostiza y Alcalá Galiano,

    auspiciado este último por Miguel del Riego, protagonizaron algunos de los intentos fallidos de

    escritura de la ansiada biografía. Sería en Francia donde fructificaron los nuevos intentos

    biográficos, motivados por el interés en el proceso, causa criminal y ejecución de Riego. Tanto en

    1823 como en 1827 veremos publicarse en Francia obras sobre su ejecución en la que a la causa

    criminal precedían unas notas biográficas más o menos extensas, pero que mostraban serias

    limitaciones en la información manejada, conteniendo importantes errores. De hecho, la causa

    publicada en 1827 probablemente estuvo basada en parte en el relato de Miñano, que en 1824

    mostró en su Histoire de la révolution d'Espagne, de 1820 a 1823, par un espagnol témoin oculaire

    uno de los primeros retratos negativos del asturiano en la inexacta y malintencionada semblanza

    biográfica que le dedicó. En cambio, Le Brun (en realidad Carlos Mejía, redactor de El Zurriago),

    destacó positivamente el papel de Riego en el Trienio en sus Retratos políticos de la revolución de

    España, publicados en 18262.

    No sería hasta la década de 1830, tras la muerte de Fernando VII y el primer momento de

    recuperación de la memoria de Riego en España, cuando se produjeron nuevas intentos biográficos.

    Para 1835 ya se contaba con la segunda edición de la causa criminal de Riego, en este caso editada

    por Vicente de Santos, hijo del abogado defensor. Aunque este texto corrigió a las anteriores causas

    editadas en Francia y despejó por completo las dudas acerca del proceso, perdido, carecía de toda

    intención biográfica. Ello explica que en 1837 Mata y Stirling publicasen la traducción de la causa

    criminal de Riego editada en Francia en 1827, junto a su esbozo de biografía, reproduciendo todos

    los errores de la obra francesa de referencia. Contó con mejor documentación el prospecto

    Memorias históricas del general Riego, escritas sobre documentos originales, aunque quedó

    inacabado e incluso las últimas páginas quedaron manuscritas, por lo que parece que no llegó a

    publicarse completo. Esta obra parece surgir del entorno de Miguel del Riego, y podemos sospechar

    alguna. La obra escrita por el oficial español sí tuvo traducción al alemán en 1824: Denkwürdigkeiten zurLebensgeschichte des Don Raffael Riego...; MATTHEWES, The last military operations of General Riego...

    2 Procés du Général Raphael del Riego, précédé d’une notice biographique...; en 1827 se publicó en Francia Causespolitiques célèbres du XIXe siècle, rédigées par une societé d'avocats et du publicistes. Procés du Général RaphaelRiégo...; MIÑANO, Histoire de la révolution d'Espagne..., t. 1, pp. 190-214. LE BRUN, Retratos políticos de larevolución de España..., pp. 47-51. El interés francés por la causa y proceso tuvo también su reflejo en Alemania,con la publicación en 1824 de una obra dedicada a la vida y ejecución de Riego que quizás se basó en la causafrancesa de 1823, Don Raphael del Riego's Leben und Hinrichtung... Se vería continuado en 1835 porBURCKHARDT, Riego und Mina...

    10

  • su influencia y una posible autoría del sobrino de Riego, Antonio, aunque nada podemos concluir.

    Los últimos intentos de Miguel del Riego para conseguir que Enrique de Lazeu llevase a cabo la

    biografía de Riego, ya en la década de 1840, también fracasaron3.

    Pese a la extraordinaria importancia de que Riego había gozado en el Trienio, no se contaba a

    finales de la década de 1830 con una biografía destacada. Por otra parte, aunque Miguel del Riego

    había conservado un extraordinario acervo documental, no pudo llevar a efecto su deseo de

    sistematizarlo en una obra que diera cuenta de la vida de su hermano. Resulta revelador que para

    conocer al asturiano sea necesario recurrir en gran medida a las memorias y relatos de algunos de

    sus contemporáneos, destacando por la atención que le dedican Alcalá Galiano, el marqués de

    Miraflores, Bayo, Romero Alpuente, Santillán, Quintana, Pecchio, San Miguel o Vaudoncourt.

    Buena parte de los aquí mencionados mostraron en sus obras la desmitificación del asturiano,

    exponiendo un retrato muy crítico con el mismo en sus reflexiones sobre el periodo. Parece como si

    finalmente Riego, que había simbolizado el Trienio Liberal, fuera el que debía cargar

    históricamente con las culpas del fracaso de la experiencia revolucionaria española. En ese sentido,

    hay algunos ejemplos paradigmáticos que conviene destacar aquí, sin ánimo de exhaustividad, pues

    los hemos abordado en el texto que sigue.

    Las críticas al asturiano por sus compañeros liberales tuvieron efectos historiográficos notables,

    pues ese retrato negativo contenido en estas narraciones generales del periodo cubrió el vacío

    biográfico ya expresado y creó una biografía canónica con escaso rigor. La importancia

    extraordinaria que tuvo el relato de las fuentes decimonónicas, como veremos, es que ha llegado

    casi intacto hasta nuestros días. Es Miraflores uno de los ejemplos de esas narrativas contrarias al

    asturiano con sus Apuntes histórico-críticos para escribir la historia de la revolución de España

    desde el año de 1820 hasta 1823. Publicados en 1834, no son nada favorables a Riego, como es

    lógico si tenemos en cuenta el liberalismo moderado de su autor, y es una de las obras capitales de

    las que daremos buena cuenta en las páginas siguientes. Ya desde la introducción señalaba con

    ironía que “Lozano de Torres contribuyó más poderosamente que el mismo Riego, al

    restablecimiento de la Constitución; que las indiscreciones de este, sus trágalas, y la falta de

    circunspección de las Cortes de 1820 a 1823, contribuyeron más a la caída del Sistema

    constitucional, que los esfuerzos de Eroles y del Trapense”. Su importancia es fundamental como

    3 Causa del general Don Rafael del Riego. Publícala Don Vicente de Santos... Era una respuesta a la primera edición,La causa de Riego, asesinado jurídicamente en la plaza pública de Madrid el 7 de noviembre de 1823 , Cádiz,Imprenta de la Unión, 1835. MATA-STIRLING, Historia del general D. Rafael del Riego, traducida del francés alcastellano...; Memorias históricas del General Riego, escritas sobre documentos originales...; BNE, Ms. 20.270,doc. 56, carta a Enrique La Zeu, 1841 y AHN, Diversos, Títulos y Familias, Leg. 80, Riego, carp. 3, doc. 29, carta aLa Zeu, 1841. No hemos podido localizar la obra de NARD-PIRALA, Vida militar y política de don Rafael delRiego..., ni en su edición de 1844 ni en la de 1923.

    11

  • creador de una narrativa de los sucesos del Trienio de un extraordinario éxito, que fue continuada en

    buena medida por Bayo en su Historia de la vida y reinado de Fernando VII publicada en 18424.

    Como mostramos a lo largo del texto, la importancia de ambas narraciones para crear una biografía

    poco favorecedora de Riego es fundamental, a lo que ayudó la ausencia de un discurso

    historiográfico potente que se le opusiera.

    Fue Carnerero, de dudosa trayectoria liberal, uno de los primeros que se apoyaron en su

    supuesto conocimiento personal y trato con el asturiano en pleno Trienio para fijar algunas notas de

    su carácter que harían extraordinaria fortuna. En sus Apuntes históricos. Noticias de Don Rafael del

    Riego de 1838 destacaba, a pesar de los defectos del carácter y conducta de Riego, “las bellas

    cualidades que le adornaban”, reconociendo su valor y buenos sentimientos únicamente para

    presentar al asturiano como víctima de los consejos de aquellos que le rodeaban. Entre alusiones a

    su modestia e inexistente ambición, Carnerero consolidó la imagen de Riego como la de un ingenuo

    que en septiembre de 1820 habría sufrido una transmutación de su personalidad por “el veneno de la

    lisonja”. Si en las brevísimas notas biográficas dedicadas al asturiano aún mantenía una cierta

    equidistancia, podemos comprobar su verdadera opinión en el repaso que realiza a los sucesos

    políticos del Trienio en sus Memorias contemporáneas, donde no dudará en manifestar que por su

    prepotencia y embriagado por la adulación, en septiembre de 1820 Riego “se creyó bastante fuerte

    para emprenderlo todo”. Para Carnerero, “acaso habría destruido la misma Constitución que pocos

    meses antes había proclamado”, pues era un joven “aturdido, capaz de las mayores locuras, sin

    ideas fijas” y juguete en manos de los intrigantes, como también demostró en Zaragoza, donde los

    exagerados habrían abusado de su inexperiencia y ligereza. El asturiano habría estado en

    connivencia con los planes de los refugiados franceses para atacar a Francia. Este retrato fue

    reiterado con gran fidelidad en las Memorias históricas sobre Fernando VII publicadas en 1840 por

    Quin. También era en la llegada a Madrid en septiembre de 1820 cuando se producía el cambio y

    “difícil es formarse una idea exacta de la arrogancia y envanecimiento conque el inexperto joven se

    presentó […] porque para cabeza de una revolución faltábanle la doblez, la astucia, la sangre fría y

    la incansable previsión...”. Exaltado por sus aduladores, había cambiado alguien que hasta entonces

    destacaba por “su sencillez, su buen natural y su modestia”5.

    No sería mucho más partidario de Riego el célebre Quintana, al que sin embargo veremos en las

    páginas de este trabajo elogiar al asturiano durante el Trienio Liberal, a principios de 1823. Dos

    décadas después, en sus Cartas a Lord Holland publicadas en 1853, confirmaba el retrato negativo

    4 MIRAFLORES, Apuntes histórico-críticos..., t. 1, p. XVI; BAYO, Historia de la vida y reinado de Fernando VII...5 CARNERERO, “Apuntes históricos. Noticias de Don Rafael del Riego...”, pp. 108-113 y Memorias

    contemporáneas..., pp. 91-93 y 140-141. QUIN, Memorias históricas sobre Fernando VII..., t. 2, pp. 48-50, 55-56 y91, donde muestra también que en Zaragoza fue rodeado por exagerados que abusaron de su poca experiencia

    12

  • característico. También es justo reseñar que contó Riego con algunos partidarios, caso de Ameller y

    Castillo, que en 1853 ofrecieron una breve semblanza biográfica en la que ante todo se resaltaba el

    carácter de mártir de la libertad española. Frente a la tónica general, Ameller y Castillo advirtieron

    que las numerosas ovaciones tributadas a Riego hicieron que sus amigos, al poco del triunfo liberal,

    le mirasen con prevención, como sospechoso de “una ambición que no abrigaba ni demostró; ya se

    le tildaba de ultra-liberal, y por último se le acusó de republicano”. Aunque la semblanza biográfica

    contiene errores, mostraba una poco usual simpatía por el asturiano y su comportamiento, “el más

    desinteresado e irreprochable”, pues los autores de esta obra no dudaron que Riego “era vanidoso de

    la más honrosa vanidad política; la de ser tenido siempre por el primer y mejor patriota, el más

    desinteresado, el amigo más ardiente de la libertad y prosperidad de su patria”6.

    La tónica general la ofrece, sin embargo, Modesto Lafuente, que reiteró en su exitosa Historia

    general de España la imagen de Riego ya expuesta. Aunque es necesario reconocer a Lafuente

    algunas precisiones, como la obligación por orden del gobierno que tuvo el asturiano para dirigirse

    a Madrid en septiembre de 1820, precisión histórica de importancia tantas veces obviada, seguía

    reiterando cuestiones tales como que aquel se había anticipado “precipitadamente” a todos el 1 de

    enero de 1820 o que en septiembre de 1820, por la adulación, Riego, “de no sobrado ingenio, y más

    cándido que suspicaz” mostró su verdadera condición. Como también haría, por cierto, en 1821 en

    Zaragoza, donde motivó “aquellas escenas populares que hicieron célebre su estancia en Madrid” y

    se implicó en conspiraciones republicanas. Lafuente recordaba, a tenor de su ejecución, su ausencia

    de talento y cordura, su carácter irreflexivo y puerilmente vanidoso, aunque no podía dejar de

    reconocer sus deseos por la libertad de la patria y su generosidad7.

    Mención aparte merecen los casos de Borrego y Alcalá Galiano, por el trato íntimo muy

    documentado que con él tuvieron en el Trienio. Ambos habían evolucionado con el paso del tiempo

    desde posiciones exaltadas al moderantismo y fueron responsables de cimentar en la década de

    1880 el retrato más negativo del asturiano que habían trazado Miraflores y Bayo. El compromiso

    con el liberalismo exaltado de ambos durante el Trienio dotó de gran verosimilitud a sus narraciones

    y cerró en buena medida cualquier posible debate. Así, las conferencias en el Ateneo de Borrego se

    convirtieron en una fuente extraordinariamente valorada, pese a que como veremos, más parece

    6 QUINTANA, Cartas a Lord Holland...; AMELLER-CASTILLO, Los mártires de la libertad española..., t. 2, pp.252-255 y 291.

    7 LAFUENTE, Historia general de España...., t. 27, pp. 116 y 118-119. Destacan sus narraciones canónicas sobre lossucesos de septiembre de 1820 en Madrid, véase pp. 189-193 y para la situación de Zaragoza en 1821, pp. 233 y303-305. Véase también t. 28, p. 268, para las referencias de Lafuente a un “escritor, amigo íntimo que fue deRiego”, y que muestra sin lugar a dudas a Alcalá Galiano y Borrego como fuentes sobre el asturiano. Convienetener en cuenta también su narración, muy extendida de la prisión y ejecución de Riego, en t. 28, pp. 269-271 y306-308. Su muerte ejemplificaba que “faltóle ánimo para mirar con serenidad el próximo fin de su existencia”, condetalles tales como que besó la escalera del cadalso.

    13

  • hablar de sus propios sentimientos y evolución ideológica que de Riego. Alcalá Galiano, con sus

    Memorias y Recuerdos de un anciano confirmó, si restaba alguna duda, la imagen negativa del

    asturiano, con la veracidad que le otorgaba el frecuente trato que mantuvieron en aquellos años y el

    haber compartido posiciones ideológicas desde los prolegómenos del pronunciamiento.

    Particularmente interesante es el caso de la narración de Alcalá Galiano, cuyo influjo ha llegado

    hasta nuestros días con más fuerza que ningún otro caso aquí expuesto, y que por tanto ha sido

    analizado pormenorizadamente en el texto, destacando su equívoco papel en muchas ocasiones y

    sus flagrantes omisiones. Como botón de muestra de la opinión expresada sobre Riego, únicamente

    apuntaremos que en sus Memorias indicó Alcalá Galiano que “tenía Riego alguna instrucción,

    aunque corta y superficial, no muy agudo ingenio ni sano discurso, si bien no dejaba de manifestar

    del primero algunos destellos, condición arrebatada, valor impetuoso en los peligros, a la par con

    escasa fortaleza en los reveses y con perenne inquietud, constante sed de gloria, la cual,

    consumiéndole, procuraba satisfacerse, ya en hechos de noble arrojo o de generoso

    desprendimiento, ya en puerilidades de una vanidad increíble. Sus modales, siendo bien nacido y no

    mal criado, eran algo toscos, contribuyendo a hacerlos tales su impaciencia”. Es este retrato, como

    veremos, uno de los más difundidos, en buena medida porque Galdós, desde la novela histórica, o

    Villaurrutia, desde la práctica histórica, lo popularizaron. De esta forma, la imagen de Riego era, en

    buena medida, la que había transmitido Alcalá Galiano8.

    Hubo innumerables testimonios menores que abordaron la figura de Riego como referencia

    ineludible del periodo liberal pero sin voluntad biográfica alguna. Han sido bien reseñados por Gil

    Novales en su trabajo La fama de Riego, donde es visible la variopinta producción que abarcó la

    figura del mito liberal, particularmente en momentos de avance del progresismo decimonónico.

    Cabe destacar la obra teatral El triunfo del pueblo libre en 1820, publicada en 1854. Mostraba un

    claro elogio de Riego, y evidenciaba que la mayoría de las obras no tenían interés biográfico alguno

    en su figura, y únicamente recogieron su mito, ya fuera positivo o negativo. Veremos en ese sentido

    obras teatrales, elogios diversos y un aprovechamiento por el campo de la novela histórica,

    ejemplificado en la novela histórica que Ponz publicó en 1864 y particularmente en la obra de

    Pérez Galdós El Terror de 1824, publicada en 1877 y un ejemplo de difusión del peor retrato

    8 BORREGO, “El General Riego y los revolucionarios liberales...”; ALCALÁ GALIANO, Recuerdos de unanciano...., p. 270 y Memorias..., t. 1, pp. 478-479 para las descripciones. En la primera de sus obras se muestraalgo más ecuánime, afirmando que “del carácter de tal personaje deben dar el mejor testimonio sus hechos, peroestos son conocidos imperfectamente, habiéndolos abultado, sacado de quicio, y desfigurado en contrarios sentidospasiones furiosas o locas, unas de amor y otras de odio”. Su trágico fin hacía respetable su memoria, pero añadíaque “la verdad histórica, que no admite falsedades, ni aún abona el silencio cuando es justa y necesaria la censura,exigiría, al hacer mención de sus buenas prendas, señalar igualmente las faltas enormes que las compensaban ydeslustraban, y que tan fatales fueron a la patria, causa y persona del que sobre todo era desigual por demás alpuesto a que por breve plazo le encumbró la fortuna”. Su vigencia es bien visible en VILLAURRUTIA, FernandoVII rey constitucional..., pp. 177-180, 270-271 y 290-291.

    14

  • expuesto por Alcalá Galiano y otros. La presencia de Riego en Los caminos del mundo de Baroja,

    publicado en 1914, merece una atención pormenorizada en el segundo capítulo de este trabajo, por

    lo que no nos detendremos ahora en la que es probablemente la novela histórica dedicada al

    asturiano que ofrece mayor interés para el historiador actual9.

    En el primer centenario de la invasión francesa de 1823 surgió una nueva aproximación

    biográfica, la de Ginés Alberola. En ella Riego era presentado como un republicano avant la lettre

    de forma que su valor histórico es escaso, resultando más apropiado para aproximarse a la propia

    época en que se editó. La semblanza histórica que Soldevilla dedicó a Riego en 1927 no ofrece

    ningún matiz distintivo, pues el asturiano interesaba únicamente en tanto que mártir de la patria y

    víctima del absolutismo fernandino. Por las mismas razones su figura pudo ser utilizada por la

    literatura popular de bajo coste, asunto que hemos abordado en otra ocasión, atendiendo a estas

    pequeñas obras con escaso contenido biográfico10.

    No contamos con una biografía de Riego con garantías documentales y cierta entidad hasta la

    década de 1930. Con la llegada de la II República se produjo una eclosión notable de obras sobre el

    asturiano, en un momento de recuperación de su figura y mito, asunto que también hemos abordado

    en otra ocasión. Las obras publicadas a partir de 1931, aunque mostraron una gran preocupación por

    destacar aquello que la figura del asturiano podía aportar al convulso presente, ofrecían también

    nuevas informaciones biográficas de importancia. Tres obras destacan poderosamente, escritas por

    Carmen de Burgos, Zoilo Méndez y Eugenia Astur. Carmen de Burgos, en su Gloriosa vida y

    desdichada muerte de Riego (Un crimen de los Borbones), publicada en 1931, manejó

    documentación de importancia, aunque dejaba mucho que desear a nivel científico y su politización

    era evidente desde su título. Por su parte, el sacerdote Méndez en 1932 también trabajó

    documentación de importancia y mostró más rigor que la anterior, aunque también resultaba

    evidente su esforzado intento por atraer el mito de Riego al campo religioso, para lo que era

    necesario destacar su condición católica y su no adscripción masónica. Aunque Méndez

    reinterpretaba en exceso al personaje, a la par reconocía algunas de sus especificidades, como su9 GIL NOVALES, “La fama de Riego...”. VALLADARES Y SAAVEDRA, Don Rafael del Riego, drama popular en

    cinco jornadas y en prosa..., que estaba dedicado al sobrino de Riego, Antonio. El interés continuó en Alemania,como prueba otra obra teatral publicada en 1871, NISSEL, Riego Historisches Trauerspiel in 5 Acten...; PONZ,¡Riego!: novela histórica nacional...; PÉREZ GALDÓS, El Terror de 1824... Mucho podría hablarse de la exactitudhistórica de Galdós. En cualquier caso, es evidente su desprecio por la figura de Riego y su difusión de loselementos de la imagen negativa del mismo. BAROJA, Los caminos del mundo...

    10 ALBEROLA, Don Rafael del Riego 1820-1823 (Centenario Glorioso)...; SOLDEVILLA, Los hombres de laLibertad... Para una panorámica sintética de las producciones teatrales y literarias entre 1923 y 1936, pues de lasproducciones con valor historiográfico nos ocupamos a continuación, puede consultarse SÁNCHEZ MARTÍN, “Derevolucionario republicano a católico conservador. El mito de Riego en la literatura, el teatro...”. El ejemplo másdestacado de esa producción es CÁNOVAS CERVANTES, El pronunciamiento de Riego..., publicado en 1930,continuado el mismo año por MONTERO ALONSO, Himno y marcha fúnebre de Riego...; SOMOZA SILVA, Elsiete de julio...; salvo Cánovas Cervantes, estas obras responden ante todo a la novela histórica, como RÉPIDE, Lacinta verde 1820-1823...

    15

  • legalismo, y apuntaba certeramente el carácter injustificado de algunas críticas históriográficas que

    se le hacían con poco fundamento. Sería la obra de Astur, escrita a la par que las dos anteriores y

    publicada en 1933, el verdadero precedente del presente trabajo, y en rigor, la única biografía

    documentada sobre el asturiano. Aunque la autora no era historiadora, las fuentes documentales y

    orales que manejó nos permiten confirmar sin duda su carácter de obra de referencia. Con todos los

    defectos, estas tres obras mostraron un notabilísimo avance en cuanto al conocimiento sobre Riego,

    y en algunos casos han permitido completar documentación que a día de hoy está perdida11.

    Durante la II República también hubo algunas obras teatrales, de nuevo más apropiadas para

    entender el contexto del momento que la propia figura del asturiano. La obra de Embún, estrenada

    en 1933 era un divertimento historicista del momento, mientras que la de Balbontín, representada

    por vez primera en 1936, evidenció las necesidades de utilización del mito político para el convulso

    presente. En esa misma línea de intensa politización destacaba la obra de Revsin, editada en 1946.

    Su valor biográfico es muy escaso, pues estamos ante una reinterpretación marxista completamente

    ahistórica de su figura, tanto por la reconstrucción de los diálogos, como por el nulo respeto

    biográfico. Riego es presentado como líder guerrillero durante la Guerra de la Independencia y

    cuando caiga prisionero, será trabajador de una fábrica de tejidos, en fraternidad con los obreros,

    iniciándose en una masonería representada con altas dosis de internacionalismo y lucha contra las

    diferencias sociales12.

    Durante la dictadura franquista el interés biográfico por el asturiano fue escaso, acorde a la

    querencia oficial por el liberalismo hispano. Con la llegada de la democracia surgieron toda una

    serie de estudios de importancia sobre Riego. Entre ellos destaca con luz propia la obra de Gil

    Novales Rafael del Riego. La revolución de 1820, día a día, una edición de las cartas, escritos y

    discursos de Riego publicada en 1976. Esta fundamental obra, de la que este trabajo es deudor en

    grado sumo, evidenciaba las posibilidades documentales existentes para escribir una biografía

    histórica sobre Riego. Sin la monumental obra dedicada a las sociedades patrióticas en 1975, su

    trabajo sobre el Trienio Liberal en 1980 o los diversos diccionarios coordinados por dicho autor,

    también habría sido mucho más difícil abordar la tarea de una biografía que superase el juego de

    11 Sobre la recuperación de la figura histórica de Riego, véase SÁNCHEZ MARTÍN, “Riego y su himno en la políticasimbólico-nacional de la II República...”. DE BURGOS, Gloriosa vida y desdichada muerte de Riego...; MÉNDEZ,Los siglos de Oro de Tuña..., particularmente su libro segundo, titulado Historia documental de Riego, suascendencia paterna y materna, su vida, persecución, muerte y actuales parientes... Su síntesis de la persecucióneclesiástica que alejó el apoyo del clero y las culpas de los liberales para con Riego, en l. 2, pp. 139-141. ASTUR,Riego...

    12 EMBUN-DE SALVADOR, Riego (el caudillo de la libertad). Estampa lírica de 1800... BALBONTÍN, La canciónde Riego. Biografía dramática con un prólogo y tres actos... REVSIN, Riego, héroe de España... La largatrayectoria de predicamento de la figura Riego entre la historiografía rusa también es visible en el artículo quepublicó Cosores (en ruso) en la revista Novai i navaisaia istoria, nº 6, 1958, “Rafael Riego. Héroe del puebloespañol”, citado por GIL NOVALES, “La fama de Riego...”.

    16

  • espejos deformantes de su imagen, pues Gil Novales ya planteó una certera aproximación a la

    persona detrás del mito, aunque no dio el paso de redactar una biografía13.

    La obra de Gil Novales se ha visto complementada por diversos estudios. Para el presente

    trabajo han sido de gran utilidad las aportaciones realizadas por González Ramírez en torno a la

    ascendencia familiar del asturiano en 2004, el análisis jurídico de su proceso criminal por Tuero

    Bertrand o la divulgación de su condición de mito liberal en diversas revistas ya desde 1978,

    ejemplificada por Sans Puig. En este tiempo también ha surgido alguna novela histórica, como la

    publicada por Esteban en 198414. Sin embargo, si por algo destaca la etapa democrática es porque la

    figura de Riego generó un notable interés que permitió la publicación de síntesis biográficas de todo

    tipo, por lo general escasamente satisfactorias desde el punto de vista historiográfico por su carácter

    divulgativo. Encuadrada plenamente en la divulgación encontramos la obra de Gutiérrez Nogales

    editada en 1988, que basándose en la biografía de Carmen de Burgos ofreció una sintética y

    meritoria aproximación biográfica, aunque con errores. En el caso de la militancia indudable está

    Meléndez de Arvas, descendiente de Riego que lamenta que su figura haya sido capitalizada por la

    izquierda. Arvas toma a Méndez como modelo, y entre confusiones históricas varias presenta a

    Riego como víctima de los liberales, que lo manipularon hasta sus últimos momentos. El carácter

    ahistórico de la obra se evidencia al afirmar rotundamente que si Riego viviese en la España

    democrática, no sería liberal y habría preferido la “mal llamada dictadura” de Franco, por lo que

    concluye la autora que “no nos hablen del liberalismo actual ni a mi ni a Riego. Lo digo en su

    recuerdo, ya que no lo puedo decir en su nombre”. Obra de divulgación de la figura del asturiano es

    la publicada en 2003 por Alejandro Mosquera y también La España de Riego, publicada por Pérez

    López Portillo en 2005, la cual contiene más información de la época que del propio asturiano,

    basándose en fuentes ya conocidas. Por último, conviene destacar uno de los más completos

    trabajos sobre el asturiano, con un aparato crítico moderno y una buena selección documental, la

    obra de Román Ojeda Riego: un grito de libertad publicada en 2002 y particularmente interesante

    por cubrir los homenajes hechos al asturiano desde 191715. 13 GIL NOVALES, Rafael del Riego. La Revolución de 1820...; Las sociedades patrióticas...; El Trienio Liberal... Su

    excepcional trabajo sobre la figura del asturiano se ha visto complementado con innumerables artículos, entre losque únicamente destacamos “La fama de Riego...”, y “Prisión y muerte de Riego...”. Por último, es obligatorioreferir a su dirección de diversos proyectos de diccionarios biográficos, entre los que destacamos su DiccionarioBiográfico del Trienio Liberal y su Diccionario Biográfico de España..., DBE de aquí en adelante.

    14 GONZÁLEZ RAMÍREZ, El General Riego. Su ascendencia paterna y materna...; TUERO BERTRAND, Riego,proceso a un liberal...; SANS PUIG, “Riego, un mito liberal...”, este último como exponente de los artículos dedivulgación acerca de la figura de Riego, particularmente exitosos en el periodo democrático en las cuestionesreferidas a su himno, como mostramos en este trabajo al aludir a esa cuestión. ESTEBAN, El Himno de Riego...

    15 MOSQUERA, Rafael del Riego...; GUTIÉRREZ NOGALES, Rafael del Riego. Datos biográficos, Romancero yDocumentos...; MELÉNDEZ DE ARVAS, Célebre pero desconocido. General Riego...; como descendiente destacaesta autora que no asiste a los homenajes que le tributa la izquierda a su antepasado, aunque es invitada. Por lodemás, en su obra encontramos, entre las referencias históricas, alegatos contra el aborto. PÉREZ LÓPEZ-PORTILLO, La España de Riego...; ROMÁN OJEDA, Riego, “Héroe de las Cabezas”... y Riego, un grito de

    17

  • Evidenciando el interés acerca del papel jugado por Riego durante el Trienio Liberal,

    encontramos entre la historiografía a partidarios y contrarios de su figura. Comellas en el marco de

    un congreso internacional en 1979 reconocía que “Riego cuenta en nuestra historiografía con más

    ditirambos que estudios concienzudos”, salvando la obra de Astur. Aún así, no dudaba en definir así

    a Riego: “su genio y figura podría definirse en pocas palabras: impetuoso, con más corazón que

    cabeza, primario, arrojado, poco hábil, ingenuo, propenso a los arranques y a las decisiones, carente

    de talento, y por supuesto, de las cualidades de un genio”. Este retrato, que Comellas reconoce

    tomar de fuentes como Borrego o Alcalá Galiano, estaba acompañado de elementos muy polémicos

    que debían haber sido probados documentalmente. En ese sentido, y conociendo las fuentes

    utilizadas, no puede sorprendernos que Comellas afirme que Riego se adelantó un día al plan

    convenido del pronunciamiento o “que la proclamación de la Constitución de 1812 fue una decisión

    unilateral y personal del comandante Riego”, pese a las instrucciones que tenía en sentido contrario.

    Todo para concluir que “Riego apenas realizó más actos trascendentes y el resto de su vida se nos

    aparece desigual, hasta mediocre, camino ya de su trágico final”. Lejos de nuestra intención

    pretender mostrar con este trabajo que Riego era un genio de la política o la poliorcética, pero estas

    afirmaciones prueban la fuerza de la imagen decimonónica en la historiografía española,

    precisamente apuntando a las insuficiencias biográficas que han permitido la reiteración de

    discursos no verificados históricamente16.

    La interpretación de Comellas sigue vigente en 2013, como muestra Moreno Alonso en su

    introducción a la reedición de la obra ya mencionada de Carmen de Burgos. Moreno Alonso realiza

    un compendio de la imagen negativa del asturiano contenida en las obras decimonónicas. Ello

    conlleva la reiteración de errores como el cometido por Bayo respecto a la supuesta indiscreción de

    Riego tras su primera entrevista con el monarca en septiembre de 1820 y permite ofrecer un retrato

    muy negativo en el que por supuesto cabe la acusación de la pérdida de las colonias y el oro

    americano. Moreno Alonso sigue particularmente a Alcalá Galiano y a Quintana, destacando

    particularmente cómo el último presentaba a Riego como “hombre extravagante más bien que

    extraordinario [...] equivocado siempre en las ideas que formaba de las cosas y de los hombres, y

    mucho más en la de sí mismo […]. Él, en vez de corresponder entonces al concepto que

    generalmente se tenía de su carácter y de sus talentos, en vez de manifestarse digno restaurador de

    la libertad [...] y sin ocultar sus miras de echar abajo el Ministerio...”. Moreno Alonso recogería

    también el juicio de Domínguez Ortíz, que calificaba a Riego de “fantoche engreído”. En síntesis,

    era la imagen del símbolo del liberalismo que, aunque luchaba por la libertad, hacía un daño

    libertad...16 COMELLAS, “Tres hombres de su tiempo que cambiaron la historia...”, pp. 240-241.

    18

  • extraordinario a la causa que defendía, apreciación también recogida, aunque con importantes

    matices, en la obra de Pedro J. Ramírez dedicada a la caída del régimen constitucional en 182317.

    Otros autores han ofrecido un retrato distinto o al menos han superado la tradicional reiteración

    de datos y se han preocupado por examinar la documentación. En el primer caso, Cardona en su

    sucinta biografía de Riego incluida en su obra A golpes de sable, ya percibió que Riego sobresalía

    más por la aclamación de sus partidarios que por su voluntad, pues “combinaba su indiscutible

    militancia constitucionalista con un comportamiento prudente y ajeno al protagonismo”. Cardona

    captó la esencia del personaje al mostrar que aunque había ascendido gracias a la revolución de

    1820, “no era fiel por conveniencia, sino por sus convicciones”. Aún así, consideraba que se hizo

    liberal en la prisión francesa, apostará por una dudosa participación en las conspiraciones en Cádiz

    y lo cifrará como comunero. Por otra parte, Ramos Oliver mostró una notable preocupación por la

    fundamentación documental de sus afirmaciones, y su artículo dedicado a la trayectoria militar de

    Riego ha sido capital para aclarar algunos aspectos de su biografía hasta 1820, por lo que

    aludiremos posteriormente a él. La muy reciente obra de Parente obvia las cuestiones políticas para

    centrarse en los aspectos militares del personaje, y pese a su título, no ofrece nuevas noticias

    biográficas. Sigue mostrando errores tradicionales sobre la vida del asturiano y un escaso aparato

    crítico, en un retrato positivo18.

    Entre partidarios y detractores, destacan los historiadores que, siguiendo las especificidades del

    personaje apuntadas por Astur y confirmadas documentalmente por Gil Novales, han sido más

    certeros a la hora de evaluar la necesidad de un nuevo enfoque del personaje. Es el caso de Fuentes

    y La Parra, que mostraron la necesidad de una revisión historiográfica de la figura de Riego. Ambos

    autores la abordaron de forma sintética en sendos trabajos que son también precedentes

    fundamentales del que hemos realizado aquí. Si Fuentes ofreció una biografía sintética en 2008 que

    superaba la visión decimonónica, La Parra apuntó en 2007 la necesidad de valorar críticamente las

    fuentes utilizadas sobre Riego y la necesidad de nuevos aportes documentales para valorar su

    imagen y biografía, pues las memorias de los contemporáneos y muchos estudios históricos habían

    subrayado particularmente su carácter vanidoso e irreflexivo. Eran por tanto necesarios más datos

    históricos y menos juicios de valor19. Es evidente que en este trabajo somos herederos de estos

    planteamientos.

    Por último, no querríamos dejar de reseñar la muy reciente obra de Stites, que ofrece ante todo

    17 Introducción de Moreno Alonso a DE BURGOS, Gloriosa vida y desdichada muerte de Riego..., pp. 10, 50-52, 55-56, 68-70, 76-77 y 111; véase p. 78 para la cita de DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio, España. Tres milenios deHistoria, Madrid, Marcial Pons, 2001, p. 259. RAMÍREZ, La desventura de la libertad...

    18 CARDONA, A golpes de sable..., pp. 14, 16, 21, 26 y 31. RAMOS OLIVER, “La trayectoria militar de Rafael delRiego...”. PARENTE, Apuntes biográficos del general Rafael del Riego...

    19 LA PARRA, Los Cien Mil Hijos de San Luis...; FUENTES, “Yo nada valgo...”.

    19

  • una trayectoria de conjunto de Riego junto a otros héroes revolucionarios contemporáneos, en un

    ejemplo de historia comparada con los casos de Italia, Grecia y Rusia. Aunque no tiene intención

    biográfica, e incluso incurre en errores por seguir a Revsin, su obra muestra la importante conexión

    entre España y Rusia que culminó en el movimiento decembrista, a la par que se preocupa por el

    impacto de la oleada revolucionaria en la Europa de los años 20, de la que fue el primer exponente

    Riego. Es una interesantísima síntesis de la imagen revolucionaria del asturiano que muestra la

    atención a su figura histórica por parte de la historiografía anglosajona, explorando el impacto

    internacional de su imagen20.

    II. Fuentes documentales para la biografía histórica de un mito político

    Visto el cariz de las aportaciones hasta el momento, cabe preguntarse por la ausencia de una

    biografía histórica sobre Riego desde que Astur publicase su obra en 1933. Denostada hasta no hace

    mucho en nuestro país, la investigación biográfica retornó con fuerza a partir de los años 90,

    mostrando que una obra biográfica podía ser muy útil para aprehender las claves de un periodo

    dado, constituyéndose en un paso en dirección hacia la historia total. No es, por tanto, ninguna

    anomalía el escaso interés historiográfico por la biografía de Riego, conocido el descuido en nuestro

    país del género, que ha hecho que hasta fechas recientes no contemos con biografías de personajes

    tan relevantes como Godoy, Isabel II o el conde de Toreno, por citar únicamente algunos casos

    relacionados con la época de nuestro estudio. Esta ausencia de biografías de relevantes personajes

    históricos prueba la problemática relación existente entre el género biográfico y la historiografía

    española, reacia tradicionalmente a los componentes inevitables de historia política y positivista que

    contiene toda biografía, como ha puesto de relieve Fuentes. Superada la desconfianza compartida

    tanto por los planteamientos más conservadores como por los marxistas, la biografía histórica

    moderna exige situar a los protagonistas de la acción política en su contexto histórico, por lo que

    toda obra biográfica implica abordar cuestiones vitales como el papel del individuo en la historia o

    la importancia de la narración como mecanismo explicativo. A la par, la biografía se nutre de

    aportaciones de otras investigaciones, como el concepto de cultura política, un marco que

    condiciona y limita la autonomía del individuo, permitiendo así explicar la relación entre el mismo

    y la sociedad. En cuanto a la narración, es el soporte fundamental de una biografía y responsable en

    buena medida del trabajo psicológico con el personaje que permite hacer de su personalidad un

    20 STITES, The four horsemen..., pp. 65 y 77. Aunque Stites desconoce el paso de Riego por la Guardia de Corps yotras cuestiones esenciales de su biografía, es un certero analista del carácter mítico de la columna móvil y delasturiano afirma que fue objeto de reverencia de los exaltados, “as a symbolic person rather than a formal chief”.

    20

  • marco flexible para explicar comportamientos en circunstancias históricas diversas21.

    La Parra detalló algunas de las problemáticas particulares que se planteaban al abordar la

    biografía de un personaje histórico relevante. Superada la dicotomía entre élites y masa, es el

    espacio existente para la libertad individual uno de los puntos clave del trabajo biográfico, pues

    evidencia la interdependencia entre ambas. Como refiere La Parra siguiendo a Pierre Bordieu, el

    individuo únicamente existe en una red de relaciones sociales diversificadas, pero a la par no es un

    mero portador de esas estructuras sociales, pues es tan hijo de sus padres como de su tiempo, de

    forma que actúa en una época determinada y contribuye a su transformación. Por otra parte, se

    advierte la dificultad de la construcción de la personalidad del biografiado, pues los historiadores no

    suelen destacar como debieran el papel jugado por el azar, las circunstancias inesperadas o las

    decisiones personales tomadas de forma más o menos meditada22.

    Fuentes y La Parra evidenciaban con claridad algunos de los retos esenciales que debíamos

    afrontar en este trabajo. A las dificultades generales de la escritura de la biografía histórica se

    unieron rápidamente dificultades propias del carácter particular del personaje histórico que nos

    ocupa. La relación entre el individuo y la sociedad es un asunto clave en la vida de Riego, pues el

    asturiano construyó su época tanto como fue construido por ella; en su caso los testimonios

    contemporáneos daban cuenta de la visión que sus contemporáneos tenían del mito liberal, visión

    que condicionó su actuación pública. Riego no es un personaje cuya biografía pueda escribirse sin

    atender a su carácter de mito político liberal que generó toda una serie de discursos en su entorno,

    de forma que la gran dificultad que presenta su biografía es la clara dualidad entre el celebérrimo

    mito y la posibilidad de encontrar al hombre tras el mito, y la interrelación que se desarrolló entre

    ambos, es decir, cuál fue la reacción del asturiano a su propio mito. Es evidente que la biografía

    histórica de Riego no se entiende sin el mito anexo, pero con este trabajo pretendemos mostrar que

    el mito tampoco podía desligarse de la trayectoria del asturiano. La interrelación entre el mito y el

    hombre era uno de los grandes retos de este trabajo, que impuso la necesidad de contrastar la

    documentación histórica y las fuentes primarias con los relatos construidos en la época y en la

    historiografía posterior.

    En ese sentido, el desconocimiento que tenemos de la vida de Riego con anterioridad a 1820 es

    21 FUENTES, “La biografía como experiencia historiográfica...”, pp. 38-40 y 44-46. Para este autor la desidia hacia elgénero biográfico de la historiografía española vendría dada por la mentalidad católica contraria a la exaltación delindividuo autónomo y a la emergencia en los años 60 de una fuerte historiografía marxista, que miró condesconfianza al género biográfico. Ambos asociaron al género con el individualismo liberal y la primacía deaspectos políticos sobre los socioeconómicos. Ello explica el preponderante papel de los hispanistas franceses en lasbiografías de ilustrados y miembros destacados del primer liberalismo.

    22 LA PARRA, “La biografía de una persona importante...”, pp. 62, 64 y 66-67. Tanto este autor como Fuentesrecogen las recientes aportaciones al campo de la biografía histórica. Otra buena síntesis, en BURDIEL, “La damade blanco. Notas sobre la biografía histórica...”, pp. 17-48. Pueden verse también los estudios contenidos enVV.AA., Las individualidades en la Historia...

    21

  • uno de los factores más relevantes, precisamente porque esa falta de noticias permitió realizar desde

    1820 planteamientos teleológicos en los que el asturiano mostraba un carácter y una trayectoria muy

    definida, con grandes líneas de continuidad ya antes de 1820. Era por tanto uno de los grandes retos

    de este trabajo conocer al hombre anterior al Trienio y plantear las hipótesis que podrían explicar su

    salto al primer plano público en 1820, obviando toda tentación teleológica de una trayectoria

    cerrada. Ello nos llevaba a la necesidad de hacer frente a los vacíos biográficos existentes, muy

    evidentes, a la par que a la potencia inexorable del mito, que había contribuido a completarlos en un

    relato coherente con la interpretación mítica.

    Pese a los aportes documentales realizados en este trabajo, éramos conscientes, como sostenía

    Hocquellet, de la distancia que nos separa del acontecimiento como historiadores. Ello nos ha

    obligado a utilizar huellas y rastros, que siempre son insuficientes, por lo que la investigación

    historiográfica ha debido amoldarse al contenido de los archivos. En ese sentido, y como refiere ese

    autor, restaban dos posibilidades, “o bien procuramos poner de relieve este inevitable desajuste a la

    vez que construimos un relato capaz de colmarlo y de colmar también los huecos de la

    documentación, o bien procuramos dar cuenta de lo que nos hace pensar en este pasado y nos

    permite acceder a él”. En nuestro caso hemos optado por la primera opción, y hemos remarcado en

    diversas ocasiones las dificultades para fijar un relato debido a los vacíos de la documentación, que

    hemos intentado completar, reduciendo la distancia hasta el acontecimiento con pruebas

    documentales, razonamientos y conceptualizaciones. Pero en frecuentes ocasiones hemos dejado

    lugar a la duda, al posible descubrimiento de nueva documentación o al propio desconocimiento,

    que únicamente nos permite formular hipótesis y reconocer en ocasiones, con honestidad

    intelectual, que no sabemos más23.

    Otro asunto fundamental es el papel de la propia voz histórica del asturiano. Refería Hocquellet

    que “el ausente siempre sigue ausente”, y prevenía que “no se trata de hacer que los muertos hablen

    como en las celebraciones y conmemoraciones: se habla precisamente porque están muertos, porque

    ya no están pero se sabe que existieron”. A la par, no podíamos dejar de recordar las palabras de

    Baroja, asiduo practicante de la escritura biográfica (aunque bajo unos planteamientos muy alejados

    de los historiográficos) pese a su idea más bien negativa de los biógrafos. En su biografía de Juan

    Van Halen indicó que “he dejado la palabra, siempre que he podido, al personaje biografiado”. Esa

    idea nos resultó sugestiva, y nos animó a intentar recuperar la voz del propio Riego, operación que

    estaría justificada por el silenciamiento historiográfico de la misma y de las propias obras23 HOCQUELLET, “La distancia al acontecimiento para sus testigos y el historiador. Huellas, rastros, memorias...”,

    pp. 205 y 215-216. El mismo autor refiere que no es posible conocer la realidad “tal como ocurrió” por lo queúnicamente podemos enfocarla como algo que “pasó”, de forma que el objeto de estudio es distinto para nosotrosque para otros historiadores que nos antecedieron, y siempre será distinto. Véase, del mismo autor, “Toma departido y relaciones de poder en la España de principios del siglo XIX...”, p. 272.

    22

  • partidarias del asturiano, enterradas bajo una historiografía decimonónica contraria. Como es

    lógico, la labor en una biografía histórica moderna ha sido precisar también aquello que Riego no

    recogía en sus palabras, ya fuera por olvido, ya porque no le interesó redactarlo24. Desde luego,

    Rafael del Riego sigue ausente, pero era una posibilidad demasiado tentadora para este trabajo la

    utilización del fondo documental que sus descendientes conservaron durante dos siglos para intentar

    recuperar, con toda su parcialidad y subjetividad, la propia voz del asturiano. Siempre teniendo en

    cuenta, evidentemente, las dificultades que genera la diferencia temporal, cronológica y del propio

    utillaje mental con que podemos analizar esos testimonios desde la posición que nos daba el saber

    cómo concluyó la historia del breve periodo constitucional.

    Pese a la documentación familiar, los testimonios de época y la bibliografía manejada,

    seguíamos contando con importantes vacíos sobre la vida de nuestro personaje, verdadera pesadilla

    de todo biógrafo. El intento de completarlos conllevaba importantes riesgos, pues ya Le Goff

    advirtió la necesidad de respetar las ausencias y lagunas de la documentación a la hora de

    reconstituir lo que ocultan los silencios de una biografía. En el caso de su obra sobre el monarca

    francés, advertía de “ne pas vouloir reconstituer ce que cachent les silences de et sur Saint Louis, les

    discontinuités et les disjonctions aussi, qui rompent la trame et l'unité apparente d'une vie”. A lo

    largo de nuestro texto se expone una tensión precisamente en torno a esa cuestión, pues

    consideramos que el papel de Riego en 1820 y la construcción de su imagen mítica hizo que se

    abusase de lo que Passeron calificó como “l'excés de sens et de cohérence inhérent à toute approche

    biographique”. De esta forma, a la retórica histórica, según Levi, se asoció frecuentemente “une

    chronologie ordonnée, une personnalité cohérent et stable, des actions sans inertie et des décisions

    sans incertitudes”25.

    El exceso de coherencia y linealidad conduce irremediablemente a la ya mencionada ilusión

    biográfica, en la que nada es insignificante en el relato biográfico, pues toda la vida de Riego sería

    coherente con su destino posterior como mito liberal. Frente a esa lógica y su ausencia de dudas,

    nosotros hemos expuesto frecuentemente las nuestras. En dos capítulos abordamos las aristas

    fundamentales de la cuestión, ejemplificadas en el tiempo del cautiverio en Francia, que muy pronto

    se consideró como un elemento explicativo clave para reconstituir auténticamente un destino

    ideológico. Esa es la ilusión biográfica que ha permitido reconstrucciones que mostraban a Riego ya

    24 Baroja en su artículo “Las biografías y los ensayos”, indicó que “en la biografía y en el ensayo es donde mejor sepuede fingir una cultura y una inteligencia que no se tengan. Cualquiera de los dos tipos de obra se puede hacer deuna manera casi mecánica. Para ello sirven de ayuda las grandes enciclopedias llenas de datos”. Véase BAROJA,Juan Van Halen, el oficial aventurero..., pp. 16 y 24. La realidad parece muy diferente, y de poco sirve laacumulación de datos sin un sentido que les de cohesión y tenga valor explicativo.

    25 LE GOFF, Saint Louis..., pp. 16, 18 y 20, citando a LEVI, Giovanni, “Les usages de la biographie”, Annales,E.S.C., 1989, pp. 1325-1336. También a PASSERON, Jean-Claude, “Le scénario et le corpus. Biographies, flux,itinéraires, trajectoires”, en Le Raisonnement sociologique, París, 1991, pp. 185-206.

    23

  • desde joven, y particularmente desde su prisión francesa, marchando imperturbable hacia su destino

    de héroe revolucionario, rebelde y masón. Contra esa tentación hemos luchado en todo momento,

    siempre armados con pruebas documentales cuando ha sido posible localizarlas. También es muy

    visible la ilusión biográfica poco antes del pronunciamiento de 1820, momento en que nos hemos

    visto en la obligación de destacar la posibilidad de que las elecciones de Riego estuvieran

    motivadas por la influencia de sus amistades o la casualidad de encontrarse en el momento

    adecuado y en el lugar apropiado antes que por un destino ideológico manifiesto. Frente a la

    linealidad biográfica tantas veces expresada, no hemos podido documentar históricamente la

    participación de Riego en las tentativas liberales hasta mediados de 1819 y en el tercer capítulo

    hemos mostrado la encrucijada histórica que para el carácter y personalidad de Riego pudo suponer

    el Sexenio Absolutista. ¿Debe causarnos alguna inquietud que una personalidad paradigmática para

    la historia del Trienio Liberal hubiera podido llegar a su “misión histórica” por azar, por la

    influencia de sus amigos o por simple casualidad? Es evidente que no, y antes bien, a falta de nueva

    documentación, únicamente podemos apuntar determinadas hipótesis, valiosas precisamente por el

    contraste que ofrecen con las explicaciones tradicionales que, de acuerdo con los modelos

    hagiográficos, buscaban momentos de conversión y nacimiento del personaje posterior, que hemos

    intentado confirmar o rebatir, cuando ha sido posible, mediante la práctica historiográfica26.

    En todo caso, resulta evidente que en el caso de Riego se había producido una paradoja

    sorprendente. Aunque el desconocimiento de la trayectoria del personaje era notable hasta 1820, a

    partir de ese año podría considerarse que esa falta de conocimiento se transfiguró en un “excesivo”

    conocimiento del mismo. ¿Por qué se produjo ese excesivo conocimiento de Riego, que hizo

    innecesarias determinadas indagaciones y oscureció toda su trayectoria anterior a 1820?

    Evidentemente, por su carácter de mito de la revolución liberal española, pues el asturiano fue

    convertido, desde marzo de 1820, en la personificación de la revolución. El por qué Riego se

    convirtió en la personificación de la revolución es un asunto relativamente bien conocido, no tanto

    el cómo, la propia cronología de la construcción de ese mito y la influencia que en el mismo tuvo la

    actuación de sus compañeros militares de la Isla y los propios avatares políticos del Trienio.

    La construcción del mito de Riego durante el Trienio Liberal se convirtió en una prueba de

    excepción de la necesaria creación de una mitología política de la revolución, con unas

    concomitancias más que notables con el proceso revolucionario francés. Es bien conocido el papel

    de los nuevos símbolos y cultos de la Revolución Francesa, con su nueva nomenclatura

    revolucionaria, su nueva cronología y, por supuesto, sus nuevos héroes y el consiguiente culto a los

    mártires. Todo ello tuvo su traslación a España y en ese sentido Roberto J. López ha destacado la

    26 BORDIEU, “La ilusión biográfica...”, pp. 82 y 76.

    24

  • función del mito liberal en la sociedad que lo producía. El mito ofrecía consenso en cuestiones

    importantes, identificando a los individuos con el ambiente que les rodeaba de forma simbólica “y

    por tanto con posibles fuertes dosis de ilusión”. Ese consenso no importaba tanto por lo que

    significaba concretamente como por la unión que suscitaba en torno a determinadas imágenes y

    símbolos. En el caso del liberalismo, esa serie de imágenes y símbolos muestra la primacía de la

    nación como depositaria de la soberanía, que se representaba en la Constitución y sus defensores,

    honrados bajo el culto al héroe surgido en las fiestas cívicas de la Revolución Francesa, y buena

    muestra de la sensibilidad romántica. De alguna forma la exaltación de la patria y la nación se hacía

    en su encarnación corpórea, sus héroes. Todo ello nos remite en última instancia a la conciencia

    mítica, pues como señalase García Pelayo, ante todo los símbolos son “un medio de expresión de la

    conciencia mítica como los conceptos lo son de la conciencia teórica”. De esta forma, la conciencia

    mítica es “un modo de estar en el mundo y una forma de la captación de sus objetos que no puede o

    no quiere dar el rodeo del razonamiento discursivo”27.

    En todo proceso revolucionario, como lo fue la revolución de 1820, era necesario crear nuevos

    elementos simbólico-políticos que permitieran legitimar el régimen constitucional naciente y

    garantizasen el apoyo del pueblo. Eran, por tanto, muy necesarios mitos liberales y uno de los

    principales fue el de Rafael del Riego, mito que comenzó a edificarse en su propia vida, gozando de

    una gran riqueza de registros. Si bien durante un breve plazo de tiempo fue un mito aceptable para

    todo el campo constitucional, muy pronto su compromiso público y las esperanzas de importantes

    sectores en el papel que Riego podía jugar restringieron el inicial consenso, pese a los intentos del

    asturiano por mantenerlo. El mito ejemplificó la relación entre el individuo y la sociedad, y

    podemos adelantar que el protagonismo en ese proceso de construcción mítica fue más de los

    propios liberales exaltados que de Riego, que pronto fue consciente de que su figura concitaba unas

    esperanzas y una movilización política que excedía los propios límites que él se había impuesto. Por

    todo ello, abordar su biografía sin dar cuenta de ese carácter mítico era impensable, pues determinó

    el recuerdo y la imagen que tenemos del asturiano tras un complejo proceso de construcción social.

    De hecho, el individuo es menos accesible que el mito, y como biógrafos debíamos hacer frente a la

    dificultad de, ante una imagen fabricada del personaje y con mucho arraigo social, ofrecer una

    aproximación histórica rigurosa. Para ello era necesario indagar en la propia historia del Trienio

    Liberal y del tránsito del siglo XVIII al XIX.

    En este trabajo abordamos el concepto de mito siguiendo las ideas de García Pelayo,

    27 REICHARDT, La Revolución Francesa y la cultura democrática..., pp. 232-241. Véase también una de las obras dereferencia para aludir al concepto de religión revolucionaria, MATHIEZ, Los orígenes de los cultos revolucionarios(1789-1792)...; LÓPEZ, “Entre la tradición y la modernidad. Las ceremonias públicas gallegas...”, pp. 383-384, 388y 396; GARCÍA PELAYO, Mitos y símbolos políticos..., p. 162.

    25

  • entendiéndolo como una realidad social y política que conforma un conjunto de creencias brotadas

    del fondo emocional, expresadas en una diversidad de imágenes y símbolos más que en un sistema

    de conceptos, y que son eficaces para integrar y movilizar a los hombres para la acción política.

    Como señalara Ginzburg, era “preciso analizar la utilización política del mito”, muy evidente en el

    caso de Riego y la historia del periodo constitucional. García Pelayo ha advertido de la existencia

    de momentos en los que la ordenación racional es más difícil de mantener, abonando el terreno para

    el resurgimiento de las concepciones míticas. En épocas radicalmente politizadas en las que se

    cuestiona el fundamento del orden político o la distribución del poder entre los diversos grupos

    sociales, como fue evidentemente el caso del Trienio Liberal, se produjeron importantes tensiones,

    novedades y préstamos en el campo mítico y simbólico, pues ambos elementos forman parte de las

    vías irracionales (que pueden ser racionalmente utilizadas y manipuladas) para conseguir procesos

    de integración. El Trienio Liberal fue un periodo apto para el surgimiento de nuevos mitos y

    símbolos políticos que provocaron altos niveles de emotividad y movilización política, y a día de

    hoy contamos con diversos estudios que han abordado los mitos políticos en España28.

    Para abordar el caso particular de Riego resulta de capital importancia el enfoque de Girardet en

    Mythes et mythologies politiques (1986), pues su planteamiento del mito del “salvador” se ajusta

    perfectamente al caso del asturiano. Riego fue un héroe que pasó por las tres etapas de todo relato

    heroico, desde la inicial en que su desconocida figura recibía la llamada de la patria liberal, hasta el

    estado intermedio en que respondió con una decidida actuación que le garantizó la gloria. Una vez

    disfrutadas las mieles del éxito, únicamente restaba la tercera etapa, la derrota y el martirio para

    cimentar un mito construido en vida propia. El mito oscureció al hombre, pues en el plano mítico no

    era tan importante la verdadera imagen de Riego como la representación que de ella se ofrecía a la

    opinión pública, exaltando su propia voluntad, la ruptura que supusieron sus actos, su carácter

    arrojado y dado al movimiento. Como refiere Girardet, era evidente que a través del héroe, el

    hombre providencial, el “salvador”, se expresaba una visión coherente y completa del destino

    colectivo. Ese carácter de héroe mítico de que se dotó a Riego desde 1820 hace que la biografía

    histórica sea una operación más complicada si cabe, pues implica la dificultad de separar la

    fabulación legendaria del relato histórico, ya que todo mito conlleva un proceso de construcción del

    28 GARCÍA PELAYO, Mitos y símbolos políticos..., pp. 200, 69, 137 y 191-192. GINZBURG, “Mito, distancia ymentira...”, pp. 74 y 82-83. Las reflexiones de un certero Ginzburg muestran cómo, aunque “la tecnología hacambiado, la producción de mitos está, más que nunca, al orden del día”, pues toda legitimación del poder deberemitirse a “una historia ejemplar, a un principio, a un mito fundador”. Sobre la historia ejemplar y los mitosfundadores, véase ÁLVAREZ JUNCO, Mater Dolorosa...; ANGUERA, Simbols i mites a l’Espanyacontemporània...; BERMEJO CABRERO, Máximas, principios y símbolos políticos: una aproximación histórica...;DEMANGE, El Dos de Mayo. Mito y fiesta nacional...; SERRANO, El nacimiento de Carmen. Símbolos, mitos ynación... Por último, véase para una sintética revisión historiográfica de las obras más destacadas acerca delnacionalismo español y sus mitos el trabajo de FUENTES, “Iconografía de la idea de España en la segunda mitaddel siglo XIX...”.

    26

  • héroe que lleva a la transformación de lo real y su absorción por lo imaginario. Además, el mismo

    autor previene de la presencia, más o menos importante, pero siempre presente, “d'une certaine part

    de manipulation volontaire”, aspecto en el que nos detendremos con detalle, pues el mito político no

    deja de tener raíces en una realidad histórica. Si bien la leyenda no siempre corresponde a la

    realidad objetiva, el mito del “salvador” y su proceso de construcción heroica inherente implica

    “une certaine adéquation entre la personnalité du sauver virtuel et les besoins d'une société à un

    moment donné de son histoire”. El desinterés y compromiso constitucional de Riego fue muy

    visible para sus contemporáneos, y muy pronto destacó entre los héroes de la Isla por su actuación

    entre enero y marzo de 1820, que permitió sin lugar a dudas su asociación a la idea del joven

    capitán ávido de dirigirse a la gloria y la conquista, cual nuevo Alejandro Magno, simbolizado en el

    recurso a la espada. Su legitimidad no era la del pasado, sino la de la acción inmediata y el tiempo

    presente, donde invitaba a la marcha, a la aventura, pero con un claro objetivo: la restauración de la

    Constitución de 181229.

    El encaje de Riego en el arquetipo del joven capitán que atraviesa la historia de forma

    fulgurante, como joven héroe caracterizado por la acción, se justificó desde el primer momento por

    su actuación durante el pronunciamiento, particularmente por su dirección de la columna móvil, una

    aventura expedicionaria que no dejaba de relacionar a Riego, aunque a menor escala, con el joven

    Napoleón victorioso en las campañas de Italia de 1795 y 1800. Aunque los movimientos de tropas

    no son comparables, los sinsabores de las marchas, el cansancio, el buen trato a los prisioneros y el

    aprecio del soldado estaban ahí. Más importante si cabe, Riego, como Napoleón, mediante el

    recurso a las armas fundó un nuevo orden institucional, que era algo más; una nueva época vista a

    su vez bajo el mito de la revolución. La influencia del canon visual napoleónico a la hora de

    representar al asturiano es un asunto muy conocido, en un momento en que la construcción de

    héroes revolucionarios estaba a la orden del día. Precisamente historiadores como Stites han puesto

    de relieve el papel fundacional de la actuación de Riego para recuperar la tradición napoleónica de

    lucha por la libertad30.

    El asturiano, al igual que el corso aunque en grado diferente, pertenecía a la categoría de héroes

    fulgurantes pero efímeros. Pese a las concomitancias que permitieron la identificación entre ambos,

    29 GIRARDET, Mythes et mythologies politiques..., pp. 66, 70-72, 74-77 y 80-82.30 CASTELLS OLIVÁN-ROCA VERNET, “Napoleón y el mito del héroe romántico. Su proyección en España

    (1815-1831)...”; CHUST-MÍNGUEZ, La construcción del héroe en España y México (1789-1847)... La recienteaportación de STITES, The four horsemen..., precisamente pone de relieve la imagen de Riego con relación a casoscontemporáneos como el italiano Pepe, el griego Ypsilanti, líder de la guerra de liberación contra el ImperioOtomano y el ruso Muraviev-Apostol, exponente de la revuelta decembrista de 1825, tan influida por la revoluciónde 1820. Stites cierra así un círculo, el de la conflictividad europea de los años 20, en el que fue capital el papel deRiego, como reconoce este historiador. Ello permite pensar que en los próximos años nuevas aportaciones dehistoria comparada permitirán establecer nuevos lazos entre la imagen mítica del asturiano y los procesosrevolucionarios en otros países.

    27

  • son evidentes las diferencias. El propio Riego tuvo muy presente el comportamiento de Napoleón,

    figura por quien parece constatado su interés desde 1814, y en alguna ocasión le veremos declarar

    que no deseaba seguir sus pasos, pues era muy consciente de las comparaciones. Ello explica el

    factor diferenciador de la biografía de Riego, su carácter de mártir político ya en vida, pues a partir

    de marzo de 1820 su obediencia al régimen constitucional muestra otra de sus notas características.

    Una vez restaurado el nuevo orden, una vez marcada la ruptura del tiempo, solo restaba obedecer,

    aunque ello implicara ser mártir político en vida de los gobiernos liberales moderados, que atacaron

    en la figura de Riego al liberalismo exaltado.

    A lo largo del texto hemos hecho hincapié en que los propios escritos de Riego, públicos y

    privados, reflejan una clara conciencia de la creación del mito en vida y su respuesta personal a él,

    intentando hacerse digno de esa imagen que se había construido. A la par, Riego intentó evitar en

    todo momento que su imagen mítica pudiera ser utilizada como ariete contra el sistema soslayando

    los mecanismos legales constitucionales. Riego fue la primera víctima de su propio mito debido a la

    contradicción flagrante entre sus deseos por conservar su brillante imagen pública de restaurador

    constitucional y las interpretaciones más radicales que algunos de sus partidarios hicieron, de nítido

    corte bonapartista. No parece que Riego intentase manipular el mito, y más bien intentó amoldarse a

    él, aunque como indicamos, fue la primera víctima del mismo. Ello explica su manifiesta

    incomodidad en ocasiones, hasta el punto de que lo veremos intentar abandonar esa condición

    mítica en la que era constantemente incitado a traspasar los límites de la legalidad, y a la par era

    acusado por sus enemigos políticos de tener esa intención. La legalidad constitucional era la

    frontera que Riego no podía pensar en traspasar, precisamente por ser respetuoso con la condición

    mítica originaria del restaurador constitucional, en la que no cabían (como tampoco en su

    pensamiento íntimo) las nuevas lecturas bonapartistas e intervencionistas. Hemos intentando

    demostrar que fueron sobre todo otros, los liberales exaltados, los que manipularon un mito que fue

    dotándose de significados del presente y adquiriendo cada vez más unas connotaciones

    transformadoras del sistema. Como exponemos detenidamente en su momento, únicamente nos

    resta la duda de hasta qué punto Riego reinterpretó sus planteamientos políticos del Sexenio

    Absolutista para justificar su nítido liberalismo posterior, pero no parece que manipulase

    voluntariamente su propio mito; antes bien, se vio sorprendido por la autonomía que tuvo el mismo

    y las consecuencias directas para su persona.

    Es este un asunto clave, la maleabilidad del mito, o cómo este podía responder a expectativas

    muy diferentes. Como refiere Girardet, el mito era una respuesta a una exigencia, y por ello la

    imagen del “salvador” era cambiante, dependiendo del peligro a que debía hacer frente. Una vez

    que un mito toma una difusión colectiva tan amplia, “il tend à combiner plusieurs systèmes

    28

  • d'images ou de représentations, à se constituer en d'autres termes comme une sorte de carrefour de

    l'imaginaire où viennent se croiser et s'enchevêtrer les aspirations et les exigences les plus diverses,

    parfois les plus