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Revista de Ciencias Humanas UTP • No. 36 • Junio 2007 157 Movimientos sociales: Resumen El estudio de los movimientos sociales ha partido de desarrollos teóricos diversos, los cuales incluyen aproximaciones tan alejadas entre sí, las cua- les podemos situar desde tres grandes perspectivas: (a) una conductista, la cual basa el desarrollo de los planteamientos de la psicología social y la sociología estructuralista de mediados de años del siglo veinte, en la cual se sitúa a los movimientos sociales como respuestas emocionales -muchas veces irracionales- ante problemáticas sociales, por lo cual (b) la escuela europea, la cual parte del desarrollo de los movimientos sociales como respuesta a los procesos de quiebre sistémico de la estructura social, por lo que entonces, la sociedad se organiza de acuerdo a necesidades de construir identidades políticas o sociales que den respuesta a la necesidad de construir estos nuevos referentes, que le den cohesión a la estructura social y, finalmente, (c) la escuela norteamericana que parte de la visión instrumental de que los movimientos sociales son la respuesta social ante las oportunidades de obtener algún beneficio, a partir de una fisura del sistema político, por lo que esta teoría remite específicamente a las transformaciones de los espacios políticos y no va más allá en los aspec- tos psicológicos o identitarios dentro de los imaginarios sociales, por lo que esta visión reduce entonces la participación social exclusivamente a transformaciones políticas. Este ensayo establece un recorrido teórico de los principales postulados de cada una de estas teorías, estructurándose de manera analítica a partir de tres apartados, los cuales recogen y desarrollan cada una de las escue- las enumeradas anteriormente, así como un apartado de conclusiones, Luis Fernando Villafuerte Valdés Luis Fernando Villafuerte Valdés es Doctor en Ciencias Políticas y Administración Pública. Profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales, Universidad Veracruzana, México. Fecha de recepción: Febrero 15 de 2007. Fecha de aprobación: Abril 19 de 2007. de la psicología social a las identidades sociales Una revisión teórica Subjetividad Política

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    Movimientos sociales:

    ResumenEl estudio de los movimientos sociales ha partido de desarrollos tericos diversos, los cuales incluyen aproximaciones tan alejadas entre s, las cua-les podemos situar desde tres grandes perspectivas: (a) una conductista, la cual basa el desarrollo de los planteamientos de la psicologa social y la sociologa estructuralista de mediados de aos del siglo veinte, en la cual se sita a los movimientos sociales como respuestas emocionales -muchas veces irracionales- ante problemticas sociales, por lo cual (b) la escuela europea, la cual parte del desarrollo de los movimientos sociales como respuesta a los procesos de quiebre sistmico de la estructura social, por lo que entonces, la sociedad se organiza de acuerdo a necesidades de construir identidades polticas o sociales que den respuesta a la necesidad de construir estos nuevos referentes, que le den cohesin a la estructura social y, finalmente, (c) la escuela norteamericana que parte de la visin instrumental de que los movimientos sociales son la respuesta social ante las oportunidades de obtener algn beneficio, a partir de una fisura del sistema poltico, por lo que esta teora remite especficamente a las transformaciones de los espacios polticos y no va ms all en los aspec-tos psicolgicos o identitarios dentro de los imaginarios sociales, por lo que esta visin reduce entonces la participacin social exclusivamente a transformaciones polticas.Este ensayo establece un recorrido terico de los principales postulados de cada una de estas teoras, estructurndose de manera analtica a partir de tres apartados, los cuales recogen y desarrollan cada una de las escue-las enumeradas anteriormente, as como un apartado de conclusiones,

    Luis Fernando Villafuerte Valds

    Luis Fernando Villafuerte Valds es Doctor en Ciencias Polticas y Administracin Pblica. Profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales, Universidad Veracruzana, Mxico.

    Fecha de recepcin: Febrero 15 de 2007.Fecha de aprobacin: Abril 19 de 2007.

    de la psicologa social a las identidades sociales

    Una revisin terica

    Subjetividad Poltica

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    en donde se determina la importancia del estudio de los movimientos sociales para el desarrollo de las teoras de la democracia dentro de los contextos post transicionales.

    Palabras clavesMovimientos sociales, psicologa social, identidades polticas, estructuras so-ciales

    AbstractThe study of social movements has started from diverse theoretical developments, which include approximations so distant from one another, that we can place in three big perspectives: a) a conductive perspective base don the discussions of social psychology and structuralist sociology of the middles of the twentieth century, where social movements are placed as emotional responses sometimes irrational-; b) the European school, which discusses the social movements as a response to the processes of systemic ruptures of the social structure. Here the society is structured according to the need to build political or social identities, which in turn respond to the need to build new referents that shape the social structure; and finally, c) the North American school which starts from the instru-mental vision that the social movements are the answer before the opportunities to get some benefit from the rupture of the political system. For this reason, this theory refers specifically to the transformation of political spaces, without going beyond the psychological aspects within social imaginaries. This vision reduces the social participation exclusively to political transformations.

    Key wordsSocial movements, Social psychology, Political identities, Social structures.

    La conducta colectiva y los orgenes de los movimientos sociales

    El inters acadmico centrado en los procesos de los comportamientos co-lectivos, tuvo un gran auge a principios del siglo XX, debido a los intentos sistemticos de construir un marco terico slido que permitiera explicar las crecientes olas de acciones colectivas que surgen durante los aos ya mencionados. La constante expresada en estas acciones va a ser una inusi-tada violencia y clera, las cuales Moscovici definir en trminos del precio a pagar por la inexorable masificacin de la sociedad.

    El objeto de estudio era el intentar explicar el cmo era posible que grupos sociales aparentemente apacibles, podan de un momento a otro convertirse

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    en multitudes histricas y violentas, que ponan en peligro no solamente la estabilidad del sistema, sino su vida misma, por lo que el autor ya mencio-nado los categoriza como las enfermedades correspondientes y lgicas a las sociedades de masas. Para l, estos tipos de acciones no eran otra cosa ms que los indicadores ms representativos de esta transformacin radical que la gente podra sufrir ante situaciones colectivas, en las que el individuo perda su propia individualidad y se converta en un ser annimo y sin ningn con-trol social, lo que permita cambiar de una manera total su comportamiento, y que muchas veces converta a la persona en presa de un entusiasmo sin precedente, que se volva el detonante de marchas, linchamientos, euforia colectiva, actos tumultosos y, en los casos ms extremos, se converta en orgenes de revoluciones.

    Es as que la sociologa. y la psicologa social se ocuparon de- estudiar estos comportamientos colectivos y, bsicamente, centraron su atencin en la gran capacidad desestructurante que contenan estos entusiasmos colectivos, ya que los comportamientos polticos derivados de stos, estaban generando una serie de conductas bastante peligrosas, que amenazaban la estabilidad de la forma de vida tanto a nivel individual como institucional. As, en los Estados Unidos y los pases europeos occidentales, los sistemas econmicos y polticos estaban siendo fuertemente presionados -por estos movimientos, los cuales se estaban identificando con ideologas comunistas y fascistas, imperantes en los primeros treinta aos de este siglo. Las escuelas norteamericanas que conceptualizaron el fenmeno de los movimientos sociales fueron el estructural-funcionalismo, representada por Parsons, y la escuela del interaccionismo simblico por Blumer. Las escuelas norteamericanas estableceran el consenso de que los movimientos sociales se pueden definir como una serie de conductas colectivas capaces de generar nuevas formas de identidad y como producto del impacto diferenciado que la modernizacin produce en el sistema de accin social. (Quiones, 1997: 15)En este sentido, la perspectiva interaccionista representada por Blumer desarrollaba la idea de los movimientos sociales como los efectos que la industrializacin y la urbanizacin en contextos democrticos provocaba, en trminos de las creencias y actitudes valorativas de los individuos, as que Blumer concluye que, a fin de cuentas, los individuos construyen sus propios smbolos de referencia social a partir de la interpretacin subjetiva y su utilidad en trminos de qu tanto le ayuda a comprender y adaptarse al mundo social. Es en este sentido que las instituciones no tienen un nivel de coercin asfixiante con respecto a los individuos, ya que al tener la ca-pacidad de construir sus significantes sociales, que le dan coherencia a su vida, las instituciones no destruyen la creatividad, ni la individualidad, sino simplemente definen lo que las personas pueden hacer en un sentido amplio, es decir, slo dan los marcos de conduccin dentro de la vida institucional, en aras de una convivencia efectiva y causal, sin que afecte su creatividad, la cual se desarrolla libremente.

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    Lo anterior justifica, entonces, la idea de que los individuos crean sus propios significados ante problemticas especficas, por lo que se dan una serie, de resignificaciones simblicas, las cuales sirven de abanderamiento para la creacin de nuevas formas de accin colectiva, que tienen como finalidad la separacin de la rutinizacin de los movimientos institucionalizados. As que el interaccionismo -se centra en- la creacin de nuevos marcos normativos que permiten la adaptacin individual a las nuevas condiciones sociales, las cuales van necesariamente acompaadas de esta creatividad individual y social que, como ya se mencion, las mismas instituciones dejan desarrollar.

    Sin embargo, el problema no se ubicara en los mecanismos de construccin de estas nuevas actitudes sino ms bien las formas que adoptaran, es decir, sin formas de luchas violentas o pacficas, por lo cual el sistema tendra la responsabilidad de no dejar sueltas las condiciones del nacimiento de estos nuevos significados sociales y, sus respectivos comportamientos colectivos. Es en este momento, en el que el estudio de los movimientos sociales tendran que apoyarse en un marco terico que respondiera a esta insuficiencia del modelo expuesto y donde la teora estructural funcionalista nos permitira superar estas deficiencias.

    Como es conocido, el estructural - funcionalismo parte de la importancia de los factores estructurales que condicionan el sistema de accin social. El indi-viduo acta sobre un entendimiento que tienen marcos referenciales mayores, que van a estar dando las pautas de comportamiento para el individuo. Estas normatividades muchas veces van a determinar nuestra conducta, por lo que se puede observar que el comportamiento no es completamente libre (aqu se supera la insuficiencia terica marcada en el interaccionismo simblico), sino que estamos sujetos a normas que nos ha planteado la sociedad y dicha presin va a ser el control social, el cual no tiene otra finalidad ms que la de mantener el orden al interior de esta.

    En este sentido, la organizacin social establece, a partir de las normas que tiene, un carcter regulador de la conducta de los individuos en un proceso permanente de interaccin y, la importancia del control social radica en que permite el equilibrio social, objeto bsico de interaccionismo. Parsons nos marca dos tipos de control social: el coactivo y el persuasivo.

    El control coactivo se ejerce mediante la orden, la amenaza o el castigo y, se aplica por medio de sanciones establecidas por la sociedad e instrumentadas a partir del derecho.

    El control persuasivo se lleva a cabo empleando medios de convencimiento o de control ideolgico, tales como los medios masivos de comunicacin o la socializacin bsica o primaria como la familia, la escuela o la iglesia. Sin embargo, cundo es que surge un movimiento social en esta teora? La res-puesta se halla bsicamente en dos niveles, uno estriba en la idea de que el movimiento surge cuando se entra en un proceso de desorganizacin social, el cual no es otra cosa ms que un desacuerdo entre las normas y valores que exigen la conducta de los individuos dentro de la sociedad.

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    Pero la interpretacin ms importante para este ensayo radicara en la idea de que se forma un movimiento cuando se produce un efecto desigual en los procesos de modernizacin, lo que afecta el equilibrio existente entre los diversos grupos sociales, por ejemplo, tenemos el cambio que se vive en las condiciones laborales y cotidianas de los obreros a partir de la implemen-tacin de la mquina en las fbricas de finales del siglo XIX y el impacto social sera equiparable al drstico impacto en las formas de vida obrera con la incorporacin de la robtica y las tecnologas aplicadas en industrias de punta.

    Es decir, el cambio social viene desde un nivel macroestructural, lo que significa que afecta directamente a los individuos, a partir de transformar su posicin social (o su lugar en la estratificacin social) y su rol, por lo que empieza a tener divergencias entre los roles, la estratificacin, las normas y valores que le daban sentido, hasta ese momento, al delicado equilibrio de la estructura. Es por ello que se vean afectadas, por lo que se transitaba a una etapa de redefinicin de los papeles y los equilibrios sociales, y por ello el movimiento social se interpretara precisamente como este factor emergente de reclamo a la macroestructura, para exigir la construccin de nuevos equilibrios sociales, y por otro lado; se convertira en una expresin del mismo carcter de la macroestructura. El individuo queda afuera del factor de cambio, sin embargo, tiene que participar de alguna manera en este proceso de cambio, ya que las alteraciones de carcter sistmico estn fuera de su alcance (del individuo), es decir, se suceden independientemente de su propia voluntad, se ven obligados a participar en ellos no necesariamente por que as lo deseen, sino que el sistema social mismo les impone un conjunto de oportunidades y lmites. (Quiones, 1997: 12)

    Escuelas europeasPara la sociologa europea tambin era de vital importancia la comprensin de estos primeros movimientos sociales de principios de siglo, por lo cual, los dos grandes tericos sociales, Carlos Marx y Max Weber se preocuparon por dar un seguimiento terico a esta problemtica.

    Weber tiene un inters central en el estudio de los movimientos -en-relacin a la importancia que juegan los liderazgos y la autoridad carismtica en la conformacin de las acciones colectivas. Este anlisis fue empleado tambin por Robert Michels en su trabajo sobre los partidos polticos y, bsicamente, ambos autores coincidieron en tratar de sealar los vnculos entre los distintos tipos de liderazgo y la formas de organizacin correspondientes, ya se trate de la burocracia o de los partidos polticos (especficamente Michels habla del Partido Social Demcrata Alemn). En s, Michels ve ms all que Weber en estos planeamientos (Weber slo estableci los tipos ideales burocrticos) y lleg a la conclusin de que la rutinizacin del liderazgo carismtico flua desde la conformacin de estructuras burocrticas, lo que daba como resul-

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    tado aplicando estas conclusiones al caso de los movimientos sociales, que dependiendo del grado de burocratizacin y de instauracin del liderazgo, se podra visualizar si un movimiento se institucionalizaba y perda todo el carcter contestatario, o si se segua conservando su carcter radical.

    La visin marxista, radicaba en que los movimientos sociales son manifesta-ciones colectivas de descontento, lo que lo converta en un elemento real de la posibilidad del cambio social. Los marxistas no se preguntan el por qu surgen los movimientos sociales, ni cmo toman fuerza, sino slo les interesa su carcter instrumental en relacin a su proyecto ideolgico- poltico, que muchas veces ni siquiera los miembros del movimiento saban que tenan ese potencial de cambio. Es decir, su estudio se remita una vez ms a este carcter reduccionista y simplista en que se manejaban los trminos marxistas.

    La visin panormica de las corrientes clsicas sociolgicas ms utilizadas, que corresponden a las anteriormente comentadas, nos permite tener una idea del tratamiento que se le daba a este fenmeno, sin embargo, estas inter-pretaciones resultaron insuficientes para explicar los nuevos movimientos sociales que se presentaron en la dcada de los sesenta.

    Los movimientos estudiantiles y civiles sacudieron los planteamientos tericos existentes, sin embargo, antes de pasar a revisar los planteamien-tos dados a estas nuevas formas de expresin y movilizacin, es necesario remitirmos al problema de las grandes acciones colectivas de principios de siglo, abordadas desde la psicologa social de principios de este siglo, ya que sus postulados acerca de los conceptos de multitud siguen siendo vigentes hasta nuestros das.

    El autor Francs Gustav Lebon argumentaba que la incorporacin de las clases populares en la vida poltica, era una caracterstica bsica del ad-venimiento de las sociedades modernas. Estas clases las va a denominar a partir del concepto de multitud y su caracterstica principal era que casi siempre actuaban bajo el principio de la extrema violencia En este sentido, este autor plantea la ley de la unidad mental de las multitudes, la cual fue una justificacin terica que serva para argumentar que las masas actuaban bajo la hipnosis colectiva, que es generada por el excesivo colectivismo que conformaba la sociedad industrial.

    La ley de la unidad mental de las multitudes est conformada por tres factores que son: a El primer principio esta conformado por la idea de que el individuo acta

    bajo un principio de anonimato, lo que le origina un sentido de supe-rioridad sobre los principios de regulacin positiva de la sociedad. Esto significa que los individuos actan bajo un principio de irracionalidad, los que los mueve a anteponer sus emociones, por lo que las normas o valores que rigen la sociedad son puestos en un segundo plano.

    b El segundo principio operara en el sentido de que esta emocin se espar-ce rpidamente, por una especie de contagio o euforia colectiva, la cual

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    muchas veces se sale de control, y se cometen actos o acciones que origi-nalmente ni siquiera se haban pensado, los que comnmente terminan en actos violentos, justificados por el anonimato ya mencionado.

    c. El tercer principio se basa en la idea de que bajo la accin de la turba, la conciencia individual se pierde y se adopta una conciencia colectiva, la cual reacciona no a partir de la lgica o las normas de convivencia social, sino de euforia y la inercia, por lo que los individuos no pueden reaccionar ante esta ola de acciones.

    A pesar de que abiertamente se ha rechazado el ltimo punto de la ley de la unidad mental, es decir, se ha descalificado la idea de la hipnosis colectiva, los otros dos planteamientos de Lebon siguen teniendo una gran vigencia, sobre todo con las primeras definiciones tratadas sobre los movimientos sociales. En s, la conducta colectiva o de las multitudes se puede definir como una accin no rutinaria, originada por la emocin de un grupo de gente congregada, quienes enfrentan una situacin ambigua. Estas no son planeadas y son acciones relativamente espontneas tanto a nivel individual o grupal quienes plantean una respuesta para una situacin problemtica e inusual. (Zygmunt, 1986: 25),

    Tanto el comportamiento colectivo como el movimiento, en este caso, son retos directos al status quo, sin embargo, la distincin bsica entre ambos es que el comportamiento colectivo (o multitud) es espontneo y estrictamente confinado a un lugar espacial y temporal definido. En cambio, el movimiento es organizado, tiene una base de apoyo bastante clara, y tiene una amplia referencia en el tiempo. Por lo anterior, la multitud no es un grupo en trmi-nos sociolgicos, ya que solamente representara una etapa preliminar en un proceso de formacin de un grupo ms amplio. En otras palabras, a partir de una multitud se puede formar, o bien un movimiento social, o puede ser la clula de algn partido poltico, y en los casos ms estructurados, el surgimiento de alguna asociacin civil.

    Existen muchos tipos de multitudes, pacficas, violentas, efmeras y, en este sentido, surgen interrogantes dentro de una multitud: cmo se determinan los objetivos; cmo se construye la toma de decisiones; cundo se es unnime o se est en desacuerdo con alguna posicin del grupo? Para aclarar estas cuestiones revisaremos tres teoras que tratan de explicar el fenmeno de las multitudes, la teora del contagio, la teora de la convergencia y la teora de las normas emergentes.

    La teora del contagio plantea que la situacin al interior de las multitudes conduce a que se desarrollen sentimientos y comportamientos asumidos por todos, sin embargo, esta conducta resulta extraa en relacin a las predis-posiciones conductuales a nivel individual, por parte de los integrantes de la multitud. Bsicamente esta teora lo que intenta explicar es el hecho de que algunas respuestas a un fenmeno social resultan exageradas o fuera de control, esto quiere decir que la multitud se mueve a partir de comportamien-tos extremos e irracionales, apoyada por un principio psicolgico que lleva

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    un incremento de las emociones, es decir, una pequea accin desemboca en respuestas ms grandes hasta el punto en que se llega a una respuesta colectiva agresiva.

    Mientras que la teora del contagio argumenta que la multitud se conduce por una espiral extremista, la teora convergente intenta explicar la multitud desde la perspectiva de que las causas de conformacin no responden a un estado de animo colectivo, sino que debe haber cierta predisposicin en grupos especficos, de tal manera que las motivaciones para la organizacin pueden ser variadas y no necesariamente significan un cambio en el com-portamiento individual.

    Sin embargo, esta teora resulta insuficiente en la medida que no supera la simplicidad de sus argumentos y puede perder de vista la heterogeneidad al interior de los grupos, elemento que, por excelencia, ayuda a comprender la composicin de los movimientos.

    La teora de la norma emergente sugiere que cada multitud es gobernada por una serie de normas creadas y legitimadas por los procesos sociales al interior de la muchedumbre. La teora observa que la experiencia del movi-miento es equiparable a la extensin de los procesos cotidianos por los cuales le damos sentido a nuestra vida. Desde esta perspectiva, la principal tarea de evaluacin debe hacerse en trminos de la respuesta a la pregunta qu hacemos aqu? Al momento que se responde a esta pregunta, la multitud puede ser capaz de darle un sentido a su organizacin y, as, se decide qu actos son apropiados para poder llevar a cabo sus demandas.

    Esta teora asume que la multitud no tiene claro los principios por los que acta su movimiento. Se da por el hecho de que el grupo se conforma por lde-res, seguidores, gente curiosa que juega el papel de espectadores. Los lderes son los que dan las directrices para las peticiones grupales y los seguidores, bsicamente, no cuestionan ni las propuestas o peticiones, ni las formas de accin que lleva a cabo el movimiento. Esta perspectiva no reconoce que se vivan situaciones de contagio, sin embargo, el grupo se cohesiona a partir de que sus miembros se dan cuenta de que para tener xito en sus demandas, es necesario tener una apariencia de cohesin interna, lo que origina que se d la conformidad al interior del grupo.

    Por las teoras anteriormente vistas, quiz la que ms se acerca a una expli-cacin en trminos de los nuevos movimientos sociales sera la de la norma emergente, ya que permite un marco interpretativo, no solamente en trminos de multitud o masas, sino tambin de comportamientos pacficos ordenados. Esto quiere decir que las multitudes no solamente representan un reto violen-to a las normas sociales, sino de hecho desarrollan nuevas normas y reglas de accin internamente vlidas por el grupo, reglas que usualmente siguen los criterios de racionalizacin que involucran una serie de valores y smbolos que son compartidos con anterioridad por parte del grupo. Esta teora nos ayuda a visualizar las diferencias histricas y culturales en el comportamien-to colectivo. La sistemtica variacin en los objetivos y comportamientos a

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    travs del tiempo, sugieren la idea de que la agrupacin constituye una clara normatividad (no necesariamente escrita) al interior del grupo, idea que posteriormente tericos como Touraine y Melucci van a desarrollar a partir de la creacin de redes identitarias al interior del grupo.

    La superacin de la multitud y su transformacin a grupos ms especficos en cuanto a su organizacin (llmese movimientos sociales) va a estar acom-paada, paralelamente, por el concepto proveniente de la psicologa social, el de pblico. Este concepto tiene diferencias muy evidentes con respecto a la multitud, las cuales ya iremos marcando, sin embargo, la semejanza fundamental estriba en el hecho de que ambos conceptos son mecanismos fundamentales para el cambio y la adaptacin social, que se va a representar en la creacin de nuevas organizaciones.

    Las diferencias radicaran en los hechos que la multitud tiene como parte fundamental de su accionar, la reaccin ante fenmenos de corte emocional, los cuales muchas veces, a pesar de que no se hayan construido redes iden-titarias al interior del grupo, este no presenta un proyecto ideolgico claro. En cambio, la nocin de pblico s cubre esta ltima parte, ya que su carac-terstica principal radica en la construccin de una oposicin clara, la cual tiene la capacidad de aglutinar bajo preceptos ideolgicos y expresados por la construccin de un discurso racional, el cual llega a definir de una manera clara y precisa los objetivos, las estrategias, las negociaciones y la solucin a un problema, es decir, la multitud responde a una serie de respuestas emo-cionales, que muchas veces hacen un llamado a la colectividad, y el pblico parte de la necesidad de dar solucin a un problema especfico.

    Quiz el autor que tuvo mucho cuidado en el anlisis del fenmeno del p-blico fue Blumer, quien puntualiz la problemtica en cuanto a la referencia del pblico. l lo entiende como un grupo de personas que: a) estn con-frontadas por un problema, b) que estn divididas en sus ideas en cuanto a la manera de encontrar la solucin y C) que se ocupan en la discusin de un problema (Blumer, 1976: 182). Si bien, Blumer se inclina a una interpretacin en trminos de vnculos comunicantes entre individuos, este esquema se puede adoptar perfectamente a los movimientos sociales.

    Los vnculos entre la multitud y el pblico podran ubicarse en el nivel de antecedentes directos de la confrontacin de los movimientos sociales. Si bien hablamos de conceptos distintos, la pertinencia de la-utilizacin de las visiones del fenmeno de la actitud colectiva, radica en que si la multitud y los movimientos sociales son acciones distintas, este ltimo contiene mucho de las caractersticas que conforman el fenmeno multitudinario. Existen dos formas de relacin entre ambas: (a) el movimiento social necesita resaltar algunos comportamientos de las acciones colectivas (principalmente necesita apelar a los sentimientos) para poder mantener sus propuestas u objetivos en la opinin pblica. Por ejemplo muchos movimientos instan a un desalojo violento por parte de la fuerza pblica para atraer la simpata del resto de la poblacin y, (b) las acciones colectivas, en trminos de la exposicin de

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    temas verdaderamente sensibles para la sociedad, pueden generar una gran simpata por el movimiento, as que la base social crece y legitima el movimiento en si, por ejemplo, movimientos tnicos o reinvindicativos con relacin a problemas ancestrales.

    En conclusin, diramos que el fenmeno de las multitudes puede tener dos vertientes, por un lado, slo puede desembocar en una accin espontnea y no planeada, que no va a tener una preeminencia en el tiempo, no va a haber consecuencias estructurales u organizativas profundas. Sin embargo, por otro lado, la organizacin se puede convertir en la primera manifestacin de lo que ms tarde podra ser un movimiento social ,y es precisamente este ltimo punto lo que a continuacin se analizar.

    De los viejos a los nuevos movimientos sociales.Los fenmenos organizativos de principios de siglo, trascendieron los niveles de conceptualizacin, en trminos de multitud, y se convirtieron en movi-mientos sociales, definidos y estructurados claramente, tal como los conoce-mos hoy en da. En este sentido, tal vez un factor principal de desarrollo, en cuanto a una organizacin ms formal y clarificada, se va a dar a partir de la capacidad de cohesionar al grupo desde una perspectiva ideolgica.

    El proyecto de movilizacin, con una identificacin clara y precisa, en relacin a los objetivos a conseguir, permite dar el salto cualitativo en referencia a la construccin ms endeble del movimiento, es decir, permite por un lado, la legitimacin de su existencia a partir de un reconocimiento estructural y social de sus principios motivacionales y, por otro lado, el movimiento tiene la capacidad de verse a s mismo como objeto y sujeto del acontecer social lo que permite que los individuos puedan verse tanto desde el interior, como desde el exterior de la organizacin.

    En este sentido, la ideologa bsica que daba forma a los movimientos so-ciales se sustentaba a partir del marxismo, el cual cobij a los movimientos agrarios y obreros de principios de siglo, los cuales representan, tal vez, a los movimientos sociales por excelencia, los cuales de alguna manera entraron rpidamente a una fase de cooptacin por parte del Estado, debido a su mismo proceso de institucionalizacin. Sin embargo, el problema de fondo en cuanto a la construccin de estos movimientos es su excesiva referencia a la lgica de tener un punto de referencia permanente en los c1eavages re-sultantes del trnsito hacia las sociedades modernas.

    La mistificacin ideolgica de los movimientos obreros y agrarios descalifi-caba de entrada la viabilidad de los proyectos propuestos. Los lderes de los movimientos nunca entendieron el papel relacional de su posicin especfica en la macroestructura social y su implicacin en el proceso de moderniza-cin. Esto explica que la supeditacin ideolgica no permitiera ver que era mucho ms fcil pedir una serie de reformas al sistema para atenuar las di-

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    ficultades especficas de cada movimiento, que plantear una salida violenta y revolucionaria en contra del Estado. Esto tiene que ver especficamente con la derrota sufrida por los marxistas reformistas durante la segunda internacional, situacin que origin el triunfo de los fundamentalismos a nivel ideolgico.

    Lo anterior provoc que los movimientos se enfrascaran en luchas de suma cero, las que, como ya se mencion, solamente llevaron a un desgaste y un descrdito de estos movimientos. En este sentido, Touraine se pregunta si es vlido un movimiento obrero, si este no toma en cuenta el anlisis del estudio del sistema institucional, en el cual se incluyen las formas de tratar institucionalmente el conflicto del trabajo, o las crisis econmicas, financie-ras, la movilidad social, etc. Es por ello que para Touraine, los movimientos sociales se definan primariamente como la accin conflictiva de agentes de las clases sociales, que luchan por el control del sistema de accin histrica. (1985: 239)

    Este autor parte de una visin estructural para las definiciones del viejo paradigma (Offe, 1988) de los movimientos, y l los interpreta como el resultado de la violencia estructural y simblica de los procesos de moderni-zacin, por lo que estos viejos movimientos son el resultado de una crisis organizativa que se va a visualizar desde una crisis de significantes en cuanto a la interpretacin social. Por ejemplo, los campesinos en Mxico, en los aos cuarenta, se cuestionaban el mencionado milagro mexicano y si este sector estaba descapitalizado en aras del proceso de industrializacin del pas, por lo que se empezaron a organizar para exigir el reparto de tierras, proceso cancelado en estos aos en Mxico. En otras palabras, trataron de entender el proceso de crecimiento del pas desde un significante; aquello les daba cierto marco interpretativo y, por otro lado, existe un fuerte cuestionamiento a la autoridad visible. Sin embargo, se tendra que delimitar claramente los lmites de ese poder, ya que si no, se enfocara mal el nivel de la estructura del poder al que hay que recurrir, y por lo tanto, el movimiento se encontrara ante un gran descontento y, adems, deslegitimado. Por ejemplo, cuando se hacen grandes movilizaciones a la capital del pas, sin recurrir a ciertas instancias de resolucin estatal, los medios masivos, la opinin pblica y los habitantes de la poblacin afectada por la movilizacin, manifiestan su inconformidad con ste.

    En este sentido, lo que trata de lograr el actor, es el responder ante una situa-cin de crisis (cualquier tipo de crisis, simblica, econmica, de organizacin social), en la cual el movimiento trata de reconstruir las bases de estabilidad de ese sistema social afectado por la crisis. Desde esta perspectiva, el autor mencionado lneas arriba nos dice que un movimiento es ms importante cuando ms fundamentalmente es el componente de la accin que ataca la crisis, es decir, por orden de importancia decreciente: los valores, las normas, la participacin en organizaciones y el empleo de recursos tcnicos. A la crisis responde el esfuerzo de reconstruccin de la sociedad, de sus principios y de su funcionamiento. Se trata de encontrar una situacin normal, de recu-

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    perar las posiciones prdidas, la integracin de la colectividad, las reglas del juego social,-los principios que animan la cultura. A partir de lo anterior, es necesario decir que la institucin, de manera directa, construye el marco de accin de los movimientos y se construye desde cuatro niveles.Primero, el reconocimiento de los lmites del campo de decisin, es decir, cuando el movimiento se enfrenta al Estado y, ms concretamente, cuando este se encuentra institucionalizado, hay mrgenes muy especficos en cuanto a los planteamientos de las demandas, de tal manera, que se trata de negociar peticiones realmente realizables, ya que esto le va a dar una posicin muy especfica dentro de los niveles de decisin.

    Lo anterior conecta directamente con la necesidad de la bsqueda por parte de los grupos, de mejorar su posicin relativa en relacin con otras fuerzas sociales, en la incorporacin al sistema de influencia. La estrategia debe ser compleja debido a que en trminos reales, la composicin de la peticin resulta insignificante en relacin a la complejidad y la tremenda maquina-ria a la que se enfrenta el movimiento, por lo que sera el nivel cuatro de este esquema, ya que la misma estrategia debe de fijar muy bien el abanico de decisiones que deben tomarse para la resolucin de las demandas, sin embargo, estas decisiones deben anticipar las posibles negativas o bloqueos por parte de la institucin.En este sentido, es necesario volver a la definicin primaria que nos dio Toura-ine, y debe tratarse de explicar desde los elementos ya vistos. El movimiento social no puede constituirse como una unidad conceptual en s misma, sino que tiene que identificarse en relacin a ser parte de un campo de accin histrico, lo que quiere decir que se tienen que estudiar las interacciones entre el actor colectivo del que se trate, su adversario y las exposiciones relativamente autnomas del sistema de accin histrica en particular del modelo cultural. (1985: 271) En este sentido, el sistema de accin es el campo en el que se producen las interacciones necesarias, por los cuales se producen y reproducen los componentes que le dan sentido a la sociedad, es decir, es un tipo especfico de sociedad, ya que es la arena en la cual intervienen los elementos sociales que construyen el desarrollo de la sociedad, as que Toura-ine nos da una definicin ms acabada de movimiento social en relacin a su anlisis sociolgico y nos comenta que el movimiento social no puede ser objeto del anlisis sociolgico; el objeto es el campo de la accin histrica de que el movimiento es uno de los actores. (Quiones, 1997: 15)As, desde esta perspectiva, los movimientos sobreideologizados estaban condenados irremediablemente al fracaso, debido a que estos no buscaban una respuesta a planteamientos ms profundos en cuanto a la construccin de un orden cultural ms amplio; no proponen mecanismos para sortear las crisis recurrentes en ese trnsito a sociedades industriales, sus fines son pragmticos, inmediatistas o polticos, y no tienen una implicacin clara en cuanto al compromiso de una labor constituyente de nuevos smbolos y significados para la reconfiguracin de la sociedad. Es por ello que son movimientos que cayeron en sus propios errores de concepcin de lo que

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    debera ser un movimiento en s. Lo antes mencionado da un margen para engarzar el problema de los viejos movimientos con los nuevos.

    La inauguracin de estos movimientos va a estar marcada temporalmente en los aos sesenta, y se caracteriza a partir de los procesos macroestructurales. Uno de ellos es el trnsito de una sociedad industrial a una post-industrial y, el otro, es el cambio fundamental en los procesos y las redes de politizacin de la poblacin en general, es decir, que estos nuevos movimientos van a estar inscritos en una nueva era social, en donde su distincin principal va a ser una conformacin social a partir de una influencia directa de las redes de los medios de comunicacin. Giovanni Sartori maneja la tesis de que el problema fundamental de esta sociedad, es su gran dependencia hacia el consumo indiscriminado de imgenes, lo que da como resultado que muchas veces el centro de decisiones polticas se mueva en el sentido de la eficiencia, que va a estar construida por los mass media.

    Si bien, la referencia clsica, cuando se habla de los nuevos movimientos sociales, se encuentra en las movilizaciones estudiantiles entre los aos 1966-1968, los estudios ms clsicos se remiten a la gran capacidad contestataria en trminos de demandas de liberalizar los sistemas polticos caractersticos de las democracias occidentales. Sin embargo, uno de los factores ms menos-preciados en el anlisis, recae en el uso consciente y sistemtico de los medios de comunicacin en trminos de ganar legitimidad en la poblacin.

    Tal parece que los movimientos estn condenados a salir a la luz pblica, ya que precisamente la clandestinidad de los viejos movimientos origin su desgaste en trminos de sus formas de lucha, y tambin en un nmero reducido o localizado de bases de apoyo para los movimientos. Es por ello que los integrantes de estos tipos de nuevas movilizaciones entendieron el potencial de incidencia e influencia sobre la toma de decisiones, siempre y cuando tuvieran bases de apoyo social de manera amplia, que en un momento dado pudiera servir como palanca de apoyo en procesos de negociacin con el Estado, o como elemento de un posible chantaje posterior. Dicho de otro modo, la movilizacin de la opinin pblica es manipulada y fragmentada con la finalidad de que ste trascendiera sus mbitos naturales de desarrollo (es decir, la economa y la poltica), y se centrara ahora en nuevos problemas sociales relacionados con la cultura, derechos humanos, medio ambiente, problemas que en un momento dado se identificaron con la sociologa urbana y conceptos, como el de calidad de vida, los cuales argumentan que eran producto de los procesos de modernizacin social; temas que corresponden a los planteamientos centrales de los nuevos movimientos sociales.

    Hablar de los nuevos movimientos sociales resulta, por momentos, repetitivo debido a la existencia de una gran literatura acerca de los problemas. Los nue-vos movimientos sociales tienen una serie de demandas ms universalistas que propiamente ideolgicas, por lo que necesariamente la consecuencia de sus planteamientos implicara un cambio en la estructura social. Las bases de estos movimientos estn conformadas por miembros de las clases me-

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    dias, los cuales se comprometen con estas causas mayores debido a que, de alguna forma, ya tienen resueltas sus necesidades materiales. A diferencia de los viejos movimientos sociales, las nuevas movilizaciones tienen una estructura organizativa ms flexible, por lo que no hay lderes formales, ni programas polticos claros. Es por ello que sus formas de negociacin poltica resultan muy conflictivas, en la medida en que no se reconoce formalmente la existencia de un proyecto especfico. Sin embargo, la presin sobre el Es-tado es fuerte; los nuevos movimientos sociales prefieren influir sobre las decisiones polticas mediante presiones y el peso de la opinin pblica, en lugar de comprometerse directamente con la actividad poltica convencional. (Dalton y Kuechler, 1990: 35).

    El estudio de las teoras que dan forma a la explicacin de los movimientos sociales nos lleva a una tensin intelectual entre las visiones estadounidenses y las europeas, con respecto a cmo es que se debe de entender este fenme-no. Todas las explicaciones han aportado elementos importantes para esta comprensin, desde Melucci y Touraine, hasta la teora de la movilizacin de recursos, han tenido marcos explicativos muy importantes, sin embargo, si quisiramos hacer una distincin entre ambas escuelas, tendramos que empezar a reducir sus tesis centrales.

    La escuela europea ha abordado el problema desde un punto de vista de que los movimientos sociales son agentes potenciales del cambio, como sujetos histricos portadores de proyectos polticos que entraan a una nueva sociedad en ciernes, mientras que los norteamericanos se han preocupado ms bien por indagar los factores que hacen posible que la accin colectiva asociada a los movimientos sociales, sea eficaz frente a los objetivos que inicialmente se plantean. (Quiones, 1997: 15)

    A partir de lo anterior, se analizar la perspectiva norteamericana de la teora de la privacin relativa, la de la movilizacin de recursos y la teora de la elec-cin racional, y por la europea, abarcaremos los planteamientos de Touraine y Melucci, en los cuales se abordar ms explcitamente la problemtica.

    Las teoras estadounidenses de los movimientos sociales

    Teora de la privacin relativa

    Esta teora parte de la idea de que los movimientos sociales surgen cuando ciertos grupos viven una situacin intolerable en relacin a la distancia entre su reconocimiento social y lo que ellos creen tener derecho. La distincin va a partir de una comparacin entre sus condiciones actuales, con respecto a las pasadas, sin embargo, esta teora tiene ms crticas que virtudes en la medida en que su postura es muy dbil, con respecto a tres niveles distintos.

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    En primer lugar, a pesar de que mucha gente, molesta por una situacin, participa en las movilizaciones, la causa de su participacin no se basa en sus sentimientos de subvaloracin social, sino que albergan sentimientos ms altruistas con respecto a problemticas sociales.

    En segundo lugar, la poblacin econmicamente ms afectada no necesaria-mente es la que mayormente participa en movimientos, de hecho la poblacin ms activa son las clases medias y las acomodadas, las cuales se identifican con movimientos pro-defensa de los derechos humanos, derechos de los animales, del medio ambiente, etc.

    Por ltimo, la teora nunca menciona el momento cuando el descontento o la privacin relativa dan el salto cualitativo y ste se convierte en un movi-miento social.

    Teora de la movilizacin de recursos

    Los movimientos sociales se desarrollan a partir de la organizacin de grupos, los cuales compiten por recursos escasos. Esta teora difiere de la privacin relativa en dos sentidos, por un lado, sta argumenta que la privacin y la competencia son universales y, por lo tanto, son relativamente poco impor-tantes como un indicador de gestin del movimiento y, por otro lado, no piensan que necesariamente cuando la privacin se convierta en movimiento, el enojo y el resentimiento se convertirn en parte de la organizacin. Esta teora ve al movimiento social como un intento racional para cambiar la dis-tribucin de los recursos sociales, y no son estallidos emocionales causados por el enojo.

    La investigacin dentro de esta teora demuestra que los movimientos socia-les ms efectivos surgen de grupos que comparten dos caractersticas: una relativa homogeneidad y muchos lazos de unin, es decir, que los grupos ms fuertes son aquellos que a parte de la homogeneidad de sus miembros, comparten una red de lazos. Esta teora es a veces llamada la teora de la movilizacin, ya que sus bases de apoyo son bloques de grupos organizados, no alineados, es decir que los movimientos tienen un impulso crucial a partir de las organizaciones, ya que ellas son las que construyen y movilizan todo el potencial de estos movimientos.

    Esta teora es bastante exitosa en cuanto a la construccin de un marco con-ceptual para el estudio de los movimientos, ya que desplaza el centro de nuestra atencin de las causas de insatisfaccin de los ciudadanos hacia las organizaciones del movimiento social, que dan sentido y direccin al movi-miento. (Dalton y Kuechler: 1990: 27) Sin embargo, tambin ha sido criticada en la medida en que subestima la importancia del enojo y la espontaneidad como el detonante de los movimientos. Aunque un movimiento pueda ser racional y, conducido por grupos organizados, la conformacin no deja de

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    tener mucha correspondencia de un estallido de enojo e indignacin, y no necesariamente una movilizacin de redes sociales integrados.

    La teora racional

    Quiz la teora ms norteamericana, o profundamente liberal, es la de la eleccin racional (rational choice) la cual no slo permea el estudio de los movimientos sociales, sino tambin distintos campos de la poltica, como: las polticas pblicas, e incluso la vida cotidiana, en la cual se maximizan las decisiones individuales; el punto de vista de la eleccin racional es que las revoluciones y otras formas de acciones colectivas no vienen motivadas por sentimientos psicolgicos de privacin o inters en relacin con fines sociales; slo la expectativa de un derecho particular da motivos a los individuos para comprometerse polticamente. (Dalton y Kuechler, 1990: 25).

    El problema de una eleccin racional radica en que los individuos no partici-pan en l, a menos de que haya una garanta de que sus recompensas superen los distintos costos de la participacin. No obstante, esta definicin es muy superada por los mismos movimientos sociales, ya que la mayora de los planteamientos contienen una serie de bienes colectivos, lo que contradice completamente la lgica de un inters propio.

    Organizacin de los movimientosEn trminos organizativos, como es de suponer, las escuelas norteamerica-nas con gran influencia, se remiten casi exclusivamente a los tipos y a los grupos que lo organizan, dejando de lado aspectos tan importantes tales como la creacin de nuevas identidades, o nuevas formas de accin, es decir, hay una preferencia con respecto a las visiones instrumentales en sentido organizativo.

    La base explicativa, en trminos organizativos, parte de la idea de que los movimientos son el producto de las actividades de cientos de grupos y orga-nizaciones, que presionan de maneras diferentes para la consecucin de las mismas metas. Esto nos da la perspectiva para observar que la nocin original de movimiento se encuentra en los grupos y no en los individuos (esta ltima, punto de partida de la visin europea). Estos grupos pueden ser altamente divergentes, y pueden competir contra otros por la participacin, adems de tener el apoyo de individuos, aun pertenecientes a un mismo movimiento. Sin embargo, esta diversidad de organizaciones es positiva, ya que permite que la gente tenga varios canales y niveles de metas y, por consecuencia, con distintos niveles de compromiso con respecto al movimiento.

    Existe una gran variedad de dimensiones organizativas, las cuales se mueven en niveles extremos. Una de ellas son los movimientos que tienen su dirigen-cia a partir de miembros voluntarios, que tienen una lucha permanente por obtener representacin por parte del Estado y por la misma organizacin. Otra, organizacin es aquella que est conformada por una dirigencia profe-

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    sional, que sirve de representante para grupos marginales. Estos dos tipos de movimiento tienen como referencia, primero, a los movimientos empricos y, segundo, a los movimientos profesionales.

    En los movimientos que piden el cambio es muy comn encontrar ambos tipos de movimiento. Los movimientos profesionales, son muy efectivos cuando solicitan gestionar demandas de grupos marginados, y esto sucede porque apelan a la conciencia del electorado (Conscience constituency), a aquellos que pueden desarrollar un compromiso ideolgico o moral con las causas del grupo. Sin embargo, para el movimiento, tambin es importante mantener una presencia permanente de cuotas del grupo afectado, ya que garantizan, por un lado, que siga existiendo como grupo, ya que dan un sentido de urgencia con respecto a la solucin de las demandas (por ejemplo, movimientos indgenas o campesinos), y por el otro, su situacin es usada como justificacin para poder seguir utilizando tcticas de accin directa (no entendido como acciones violentas), incluyendo la publicidad como arma para mantener las demandas dentro de la agenda poltica nacional.

    Movilizacin

    La movilizacin se entiende como el proceso por el cual un grupo obtiene el control de una manera significativa de bienes, sobre las cuales no tena control previamente (Etzioni, 1968: 388). Estos bienes pueden ser tecnologas, dinero o miembros. Los recursos disponibles de los movimientos dependen de dos factores, la cantidad de recursos controlados por los miembros de un grupo, y la proporcin de los recursos que los miembros estn dispuestos a aportar para contribuir al movimiento. Entonces, la movilizacin puede proceder por el incremento del tamao de los miembros, incrementando la proporcin de los objetivos, que los miembros estn dispuestos a dar al grupo.

    Hay un estado mximo de movilizacin, que se alcanza cuando prcticamente todos los miembros se dedican de tiempo completo al movimiento, haciendo que sus recursos y miembros se dediquen enteramente al movimiento y que sus recursos y miembros aumenten vertiginosamente en un lapso corto de tiempo, aunque la mayora de los movimientos nunca alcanzan este nivel de desarrollo. La movilizacin procede por dos tcticas, una de ellas es la bsqueda de afiliaciones individuales, las cuales reclaman la incorporacin al movimiento por voluntad propia, y esta es conocida como la micro-movilizacin. La otra se le llama la movilizacin en bloque, en la cual el reclutamiento de bases de apoyo para el movimiento se da en trminos grupales o corporativos.

    La micromovilizacin tiene cuatro niveles: (a) el primero es la de la estructura de alineamientos, el cual tiene como objetivos el recurrir a los individuos con intereses similares, ms no idnticos, los cuales tratan de ser incorporados bajo el argumento de que su participacin del movimiento sea positiva, (b) el segundo nivel, sera la estructura de la ampliacin, que consiste en que

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    los individuos tomen consciencia de los problemas sociales, y a partir de ah se atrae a los individuos que tengan alguna afinidad con problemas espe-cficos, que son objeto de lucha por parte de los movimientos, (c) el tercero sera, el de estructura por extensin, el cual ampla el marco de los movi-mientos sociales, en trminos de la extensin misma de sus problemticas, tratando de esta manera el poder incorpore a la mayor cantidad posible de miembros individuales u organizacionales, con fines de lucha que pueden englobarse en los objetivos del movimiento y por ltimo, (d) la estructura de la transformacin, la cual funciona como una reconversin religiosa, en los trminos de que se trata de convencer a los candidatos a incorporarse al movimiento, y de que la visin de la realidad social era errnea y, por lo tanto, demandan de estos tiempos completos y dedicacin absoluta al movimiento, lo que, como se puede ver, es el origen de los movimientos fundamentalistas o extremistas.

    La movilizacin en bloque

    La movilizacin tambin utiliza el alineamiento de organizaciones, la cual es conocida como la estrategia de la movilizacin en bloque, que opera en trmi-nos de reclutamiento a otras organizaciones, para apoyar al movimiento. Este tipo de movilizacin es muy efectiva en relacin a la obtencin de recursos para el movimiento, tanto a nivel econmico, como de bases de apoyo. Sin embargo, esta forma es efectiva en movimientos en que manejan un nivel razonable de demandas, es decir, demandas tcnicamente razonables, las cuales adems les exigen poco tiempo a sus miembros, razn por la cual estas medidas no son efectivas en movimientos radicales o extremistas.

    Las teoras identitarias y la tradicin europeaLa sociologa europea siempre se ha preocupado por la relacin que pueda haber entre los actores sociales y el cambio, y en esa medida, los intentos para comprender los movimientos sociales, se inscriben dentro de esta tradicin de recuperar la importancia del sujeto en relacin a la estructura. El pensamiento de uno de los ms grandes tericos sobre los movimientos sociales, Alain Touraine, sigue esta lnea conceptual, ya que recupera el debate acerca de que la realidad social esta construida por relaciones sociales, las cuales superan la visin determinista de que las estructuras estn sobre los hombres, por lo que su concepto de sociedad es dinmico, en constante movimiento. Es por ello que a esta escuela se le va a denominar nacionalista, la cual va a tener su punto de partida en una crtica a la ideologa de la modernidad.

    Touraine, como ya se dijo, contradice esta teora de la supremaca de las es-tructuras, por lo que tratan de explicar desde la perspectiva de que los actores son los constructores del orden social. Es en este contexto, que se empieza a desarrollar el concepto de movimientos sociales, el cual es interpretado como una tensin social inherente a una sociedad construida sobre las clases

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    sociales, por lo que los movimientos sociales tratan de recuperar el control de su propia situacin social en la estructura. Es decir, tratan de impactar no sobre las estructuras polticas, sino en los mbitos culturales y simblicos que conforman la vida cotidiana, por lo que aparecen nuevos temas que no son precisamente econmicos o polticos, sino que son valores universales, morales o ticos, que tienen su condensacin en temas como la ecologa, las identidades, las preferencias sexuales, etc.

    Este autor no parte desde una perspectiva de la estructura social, sino de la accin social, la cual incluye tres niveles que van a adaptarse al funciona-miento de la sociedad Estos son: el de su autoproduccin, el de su adaptacin y, el de su organizacin, teniendo un motor de cambio condensado en los movimientos sociales. Pero el problema ahora radica en saber cmo es que surge un movimiento social. De inicio, no toda accin colectiva nos conduce a un movimiento social, sino que este debe cumplir una serie de requisitos para ser considerado como tal. El proceso de gestacin est conformado por tres principios. Primero, un movimiento social nace a partir de la gestacin de una identidad que le permita al individuo construir y consolidar una cierta conciencia que le va a servir para definirse y afirmarse con respecto a su papel y a su situacin concreta en el movimiento.

    Por lo anterior, era indispensable que con la creacin de la identidad se definiera un principio de oposicin, es decir, la capacidad del movimiento para nombrar e identificar a sus oponentes. Por ltimo, se construye el principio de totalidad. No hay movimiento social, nos dice Touraine, que se define nicamente por el conflicto, el principio de totalidad es el sistema de accin histrica cuyos adversarios situados en la doble dialctica de las clases sociales, se disputan el dominio de la sociedad. (Touraine, 1992: 252). En este sentido, Touraine, define al movimiento social en trminos de una accin colectiva organizada, entablada contra un adversario social, a travs de los cuales una sociedad acta sobre s mismo y sobre las relaciones en su entorno (1992: 253). As que en sntesis, este autor defini a los nuevos movimientos sociales en trminos de su carcter cultural y su consecuente incidencia en los mbitos individual y en la vida cotidiana.

    Sin embargo, el gran salto cualitativo a nivel terico lo va a dar el socilogo italiano Alberto Melucci, quien introduce la problemtica central de la lucha por los retos simblicos dentro de los movimientos. Esta tesis es la derivacin de observar que la caracterstica principal de la sociedad contempornea, es su alto nivel de consumo de imgenes e informacin, por lo que la lucha ahora se va a centrar en la obtencin y en el control de los medios que proporcionan la carga simblica, la cual se va a definir como informacin.

    De alguna manera, esta tesis es apoyada por los principios de las sociedades post materiales que enumer Inglehart, en el sentido, que la lucha ahora no es de bienes, sino de bienes culturales, es decir, de reproduccin de sentido, as que la lucha cotidiana se centra en la capacidad de generacin de la infor-macin en todos los niveles de la vida, por lo que las capacidades cognitivas de los individuos, pasan a ocupar un lugar central en la sociedad.

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    Los centros de poder actualmente estn determinados por los lugares que garantizan el nacimiento y los flujos de la comunicacin, en este sentido, el xito radica en la capacidad de descifrar los cdigos comunicacionales, por lo que los actores sociales deben procurar desarrollar un principio de autonoma, que se va a desarrollar en los niveles cognitivos, identitarios y simblicos. A pesar de que sigue la tradicin de Touraine en la comprensin de la sociedad en trminos de interaccin y significado, Melucci llega a plantear la inoperancia del concepto de movimientos sociales, en la medida en el que l argumenta que lo que tenemos ante nosotros son redes indivi-duales o grupales, cuya dinmica nos impide una conceptualizacin como entidades dadas y estticas. Estas redes se caracterizan por estar en constante movimiento y, por consecuencia, los pactos o los acuerdos individuales son a corto plazo, y estn fuertemente cargados por un gran pragmatismo, por lo que los elementos que deben observarse en una red, son las formas su-mergidas de la vida cotidiana dentro de las cuales surgen los movimientos y los objetivos especficos que les dan sentido a sus acciones.

    Es por lo anterior, que la verdadera labor de los movimientos sociales, es cues-tionar esos cdigos de informacin y de representacin que estn implcitos en el desarrollo de la accin social. Es precisamente a esto lo que se llama el reto simblico, que no es otra cosa que el desenmascaramiento del doble lenguaje con que se manejan los asuntos pblicos por parte del Estado. As que un movimiento se va a convertir en algo importante en la medida que pueda hacer visibles al resto de los componentes de la sociedad. Este doble juego, en trminos de la vida cotidiana y en la medida en que un movimiento tenga xito, en un momento dado puede tener un mbito de posibilidades de negociacin con los centros detentadores del poder (no solamente poltico, sino tambin financiero, ambientalista, jurdico, etc.).

    La accin colectiva se desarrolla en contextos histricos y polticos especficos, por lo que los movimientos sociales se nos presentan fragmentariamente y, slo se nos indica lo visible que es la lucha poltica. Sin embargo, un movi-miento colectivo no puede remitirse solamente a este mbito, se tiene que buscar el sentido simblico de la lucha. En este sentido, la accin colectiva tiende a institucionalizar demandas muy concretas, as que desaparece el sentido ms profundo y queda encubierto en una representacin de conflictos institucionalizados, lo que origina un desmantelamiento y una fragmentacin de las demandas globales, y por eso, hay una aparente separacin entre los movimientos sociales y la toma de decisiones polticas, es decir, se pierde el sentido original de la lucha.

    Desde esta perspectiva, los movimientos sociales crean nuevos hbitos, prc-ticas, actitudes y, lo ms importante, sistemas de representacin, los cuales pueden conducir a dos situaciones, una positiva, en trminos de nuevas prcticas o valores en el trmino de la cotidianidad de los sujetos, y una situacin negativa, que se construira desde los excesivos particularismos simblicos que podran desembocar en fundamentalismos o extremismos mesinicos.

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    Siguiendo la tradicin simblica, existe un par de autores que llevan ms all los planteamientos de Melucci. Eyerman y Jamison, no solamente ven la accin colectiva como un reto al poder establecido, sino ms bien como una fuerza socialmente constructiva, en la que la accin social es capaz de producir nuevos conocimientos. (Eyerman y Jamison, 1994: 48). Para estos autores, lo que genera un movimiento social, son nuevos conocimientos, que no es otra cosa ms que la socializacin de estos nuevos significantes.

    En resumen, este apartado trata acerca del estudio de los movimientos socia-les, el cual es amplio y complejo, en donde se entrelazan tradiciones tericas y epistemolgicas, as como intereses muy particulares. Para conocer la con-formacin de los movimientos, sin embargo, la visin tal vez ms interesante, es la que nos maneja la problemtica de las luchas simblicas dentro de los mbitos culturales en esta sociedad completamente cruzada por nuevos significantes, y entre ellos est el nuevo papel de los medios de comuni-cacin, o como acuara Marshall Mcluhan, estamos ante la aldea global, As es que la lucha de los movimientos es la recuperacin de estos smbolos, al menos parcialmente, y el movimiento social expresa la constitucin de cierta identidad colectiva, identidad que se asienta en una cosmovisin compartida y que se expresa en conductas y exteriorizaciones simblicas as, como en la delimitacin de oposiciones sociales ms o menos definidas como el nosotros, y el de uno o varios ellos ( Melucci, 1985: 232).

    ConclusionesLos movimientos sociales son productores de significados y estrategias que dotan de sentido a las acciones sociales con respecto a las esferas polticas, econmicas o administrativas (Dalton y Kuecheler, 1992). Estas acciones en medida en que son una recreacin y resignifacin de los universos sim-blicos de la sociedad pueden ser significados tanto democrticos como autoritarios.

    El estudio de los movimientos sociales ha cobrado vigencia en estos aos, ya que los procesos de transicin poltica han puesto en la mesa del debate el papel de la participacin poltica de la sociedad civil. Su forma visible son los movimientos sociales. Abordar este tema puede resultar una tarea muy amplia, ya que el anlisis de la movilizacin social se ha abordado desde dife-rentes perspectivas, tales como la: (a) la escuela histrica de los movimientos sociales, (b) la psicofuncionalista , (c) la de movilizacin de recursos; y (d) el enfoque identitario, la cual se divide en tres enfoques: (1) enfoque clsico, (2) enfoque contemporneo y el (3) enfoque cognitivo.

    El anlisis de este tipo de manifestacin social puede tener dos interrogantes, por un lado, el por qu se organizan las sociedades, y por otro lado, cul es el impacto de estas organizaciones sobre las estructuras polticas. Estas dos interrogantes son el eje de las distintas teoras acerca del tema. El mvil de estas preguntas es entender cmo es que se generan las condiciones sociales

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    para que la accin colectiva se produzca, como tambin explicar el desarrollo de los procesos de autoorganizacin.

    La construccin de los paradigmas sobre los movimientos sociales se puede ubicar en cuatro grandes escuelas: (a) la primera ubica a los movimientos como resultado de los procesos de modernizacin y su impacto en las es-tructuras sociales, (b) una segunda que responde a condicionantes psicol-gicas del comportamiento colectivo en donde los movimientos son tratados como producto de fases evolutivas en los estados mentales colectivos de la poblacin,1 (c) otra etapa que responde a la mitad de los aos cincuenta del siglo pasado, donde toman importancia tanto la estructura organizativa como los recursos con que cuenta el movimiento y (d) una ltima que surge a principios de la dcada de los ochenta del siglo pasado, que parte de la creacin de identidades polticas y sociales que reclaman espacios de inte-raccin entre la sociedad y el Estado.2

    Estas cuatro visiones responden a etapas histricas y lgicas distintas, por lo que su estudio resulta fundamental para entender las dinmicas, el sentido y los motivos del por qu la sociedad se organiza, as tambin permitir des-entraar el papel y el potencial de la participacin social en la construccin de los sistemas polticos democrticos.

    1. Dentro de esta escuela estn autores como Lebon (escuela de las multitudes), Blumer (escuela de la norma emergente), Smelser (escuela de los valores).

    2. Los autores de esta visin pertenecen a las escuelas ms conocidas, tenemos a Tilly (escuela histrica), McAdam y Tarrow (escuela de la estructura de las oportunidades polticas), Touraine (historicismo), Melucci (identidades), Offe e Inglehart (postmate-riales).

    Bibliografa

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