DIAGNOSTICO DE LA ESPONDILOARTRITIS Y SU MANEJO ENTRE ATENCIÓN PRIMARIA Y ESPECIALIZADA.
EDGAR MARTÍN PEÑA GALO
RICARDO LLANES LUÑO
SESIÓN CLÍNICA
Contenido
I.- Introducción .............................................................................................. 1
1.1.- Concepto ............................................................................................ 1
1.1.a.- Espondilitis anquilosante .................................................................. 1
1.1.b.- Artritis psoriásica ............................................................................ 2
1.1.c.- Espondiloartritis indiferenciada .......................................................... 2
1.2.- Antecedentes ....................................................................................... 2
II.- Diagnóstico .............................................................................................. 3
2.1.- Espondilitis Anquilosante........................................................................ 4
2.2.- Artritis Psoriásica. ................................................................................. 6
2.3- Espondilitis indiferenciada. ...................................................................... 6
III.- Manejo entre atención primaria y especializada ............................................. 7
IV.- Recomendaciones ..................................................................................... 8
4.1.- Sospecha de EsA. ................................................................................. 8
4.2.- Diagnostico precoz de las EsA. ................................................................ 9
4.3.- Detección de la EsA en AP. ..................................................................... 9
4.4- Criterios de derivación. ........................................................................... 9
V.- Bibliograf ía ............................................................................................... 9
1
I.- Introducción
1.1.- Concepto Actualmente se utilizan indistintamente los términos “espondiloartropatías” o
“espondiloartritis”, para designar genéricamente a cualquiera de las
enfermedades que componen el grupo de las EsA, y que incluyen la EA, artritis
reactiva (Are), las artritis relacionadas con las enfermedades inflamatorias
intestinales (EII), enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa, Aps, las EsA
indiferenciadas (ESI) y la EA de inicio juvenil (EAJ) (1).
En esta sesión clínica utilizaremos de forma preferente el término
“espondiloartritis”, por reflejar mejor la naturaleza inflamatoria espinal y
periférica de este grupo de enfermedades, y porque es el término más
difundido hoy en día en la literatura especializada.
Las EsA son un grupo heterogéneo de enfermedades que comparten ciertas
características que las diferencia de otras enfermedades: 1) agregación
familiar, 2) mecanismos patogénicos, 3) asociación con el HLA‐B27 y con
infecciones generalmente del trato gastrointestinal o genitourinario, 4)
afectación de la entesis (zona de inserción de tendones, fascias y ligamentos),
tanto en articulaciones periféricas como en la columna vertebral), y 5)
síntomas y signos. Estas enfermedades se caracterizan por provocar una
inflamación crónica de las entesis y otras estructuras con tendencia a producir
anquilosis ósea. Por ello, las características clínicas más típicas y frecuentes
son: la sacroilitis, entesitis, iritis, oligoartritis, psoriasis e inflamación intestinal.
Pueden aparecer otros síntomas y signos, pero en general son menos
frecuentes (1, 2).
1.1.a.- Espondilitis anquilosante
La EA es la enfermedad más frecuente y característica del grupo de las EsA, y
la que más estrechamente se relaciona con el HLA-B27. Es una enfermedad
inflamatoria sistémica crónica, de etiología desconocida, que afecta
primariamente al esqueleto axial (articulaciones sacroilíacas y columna
vertebral), las entesis, y cuya lesión más característica es la sacroilitis (2).
El proceso inflamatorio puede provocar una osificación condral y anquilosis
fibrosa que a su vez conduce, en estadios avanzados, a la anquilosis hasta en
un 30% de los pacientes. Menos frecuente, pero no por ello menos importante,
es la afectación de articulaciones periféricas, en especial de las articulaciones
2
de miembros inferiores como las caderas, rodillas y pies, pudiendo aparecer
manifestaciones extraarticulares como la uveítis (2).
1.1.b.- Artritis psoriásica
La psoriasis es una enfermedad de la piel de origen inflamatorio autoinmune
que afecta entre un 2 – 3% de la población. Aproximadamente un 30% de los
pacientes con psoriasis desarrollan una forma inflamatoria de artritis,
denominada artritis psoriásica. Esta fue inicialmente descrita por Wright. La
artritis psoriásica se caracteriza por ser seronegativa, y suele seguir 5 patrones
clínicos: distal, oligoarticular, poliarticular, axial primaria y artritis mutilante.
Sin embargo, se ha demostrado que los pacientes cambian de patrón con el
tiempo, de tal manera que un paciente puede presentar un patrón
oligoarticular y luego transformarse en poliarticular, o presentar patrón
poliarticular y permanecer oligoarticular después del tratamiento (3).
La nueva definición de artritis psoriásica la considera una enfermedad
musculoesquelética inflamatoria asociada a psoriasis. La mayoría de los
investigadores hoy en día consideran 5 puntos clínicos claves: artritis
periférica, enfermedad axial, entesitis, dactilitis, y afectación de piel y uñas
(3).
1.1.c.- Espondiloartritis indiferenciada
Actualmente la ESI está aceptada como entidad independiente, y podemos
clasificar a un paciente como ESI si cumple los criterios de clasificación de
Amor o los de Grupo Europeo para el Estudio de las Espondiloartropatías (1).
1.2.- Antecedentes
Las EsA tienen una distribución universal, variando su prevalencia en función
de la etnia, localización geográfica, y sobre todo, de la frecuencia del HLA-B27
en la población general (4).
La prevalencia de las EsA varía de unos estudios a otros, estimándose entre el
0,1 y 2,5%. En Europa, la prevalencia de la EA se sitúa en torno a un 0,3 ó 1,8
%, lo que equivaldría a la presencia de al menos medio millón de pacientes con
EA en España. A estas cifras habría que añadir las del resto de las EsA, con lo
que la cifra total de afectados por este grupo de enfermedades no es nada
despreciable. No disponemos de excesiva información sobre la incidencia de las
EsA, que la estima desde 0,84 a 77 casos cada 100.000 habitantes/año. La
incidencia publicada hasta la fecha de la EA (ajustada por sexo y edad) varía
desde 0,3 hasta 7,3 caso/100.000 habitantes/año. Pero la importancia de
3
estas enfermedades no viene dada únicamente por su incidencia o prevalencia,
sino también por su impacto en el individuo, sociedad y sistema socio -
sanitario. En relación con el individuo, el impacto en la calidad de vida puede
ser muy negativo, ya que el dolor y limitación funcional afectan tanto a la
esfera física como psicológica e incluso sexual. Pero además, muchas veces a
esto hay que añadir que las enfermedades reumáticas no son bien entendidas
y aceptadas, lo que puede producir problemas en el plano socio-laboral y en el
socio-afectivo del paciente. Finalmente, y desde un punto de vista
socioeconómico, señalar que coste total medio (incluyendo costes directos e
indirectos) de la EA en España se ha estimado en aproximadamente 7.920 €
por paciente al año; 75.000€ en los casos de mala evolución o de enfermedad
grave (1).
II.- Diagnóstico Los criterios de clasificación de las EsA tienen como intención el identificar a
los pacientes con esta patología desde los estadíos iniciales, en los que muchos
todavía no cumplen los criterios establecidos de alguna de las enfermedades
del grupo. Existen dos tipos de criterios de clasificación principales: los criterios
de Amor, y los del ESSG. Ambos incluyen variables como los antecedentes y
datos clínicos, aunque, como vamos a ver, ninguno es totalmente satisfactorio.
La inespecificidad característica de los síntomas, signos y otros datos
complementarios, así como las limitaciones de los criterios de clasificación,
explican (al menos en parte), que en muchos casos el diagnóstico se retrase.
En este sentido, el retraso medio para el diagnóstico de una EsA en España es
de aproximadamente 6 años y medio (1, 5). Es importante, por ese motivo,
que el médico de AP tenga claro qué síntomas nos deben alarmar ante un
paciente con dolores articulares y más precisamente con dolor lumbar.
Los datos que nos pueden hacer pensar en algo más que un lumbago común
son:
- Asociación a patologías como psoriasis, uveítis, enteropatía,
xeroftalmía ó xerostomía, presencia de fenómeno de Raynaud,
balanitis, etc., preguntando activamente por su existencia.
- Asociación a artritis asimétrica, dactilitis, talalgia (entesitis), etc.
- Dolor de características inflamatorias: presentación antes de los 40
años, mejoría con ejercicio, no mejoría con reposo, comienzo insidioso
y presencia de dolor nocturno. Además este dolor suele ser de carácter
crónico (más de tres meses de duración), acompañado de rigidez
matutina y, característicamente suele mejorar bastante con los AINE’s.
- Antecedentes de historia familiar.
- Marcadores de inflamación elevados, sobre todo VSG y PCR.
4
A principios de la década de 1990 aparecieron los criterios de clasificación de
las EsA de Amor y los del ESSG. Estos criterios nacieron para evitar las
limitaciones del criterio obligado de la sacroilitis radiológica de los criterios de
Nueva York de la EA, estos criterios lo incluyeron pero sin que fuese de
obligado cumplimiento (1, 2, 6).
- Criterios de Amor: Se basan contemplando una serie de criterios
clínicos (como el dolor lumbar de tipo inflamatorio, dactilitis, iritis,
enteropatía, etc), radiológicos (sacroileítis), de predisposición genética
(HLA-B27 +), y de respuesta al tratamiento (AINE’s), otorgando una
puntuación a la presencia de cada uno de ellos. Son doce criterios y se
considera EsA si el resultado es mayor ó igual a 6.
- Criterios del ESSG: Se considera EsA si existe dolor lumbar
inflamatorio ó sinovitis y, al menos uno de los siguientes datos:
historia familiar positiva, psoriasis, EII, uretritis (ó cervicitis ó diarreas
agudas el mes antes del inicio de la artritis), dolor en regiones glúteas
alternante, entesopatía ó sacroilitis.
Actualmente los criterios del ESSG no se consideran suficientemente válidos y
se considera que los criterios de Amor funcionan mucho mejor, además de
poderse utilizar para definir la ESI (1).
2.1.- Espondilitis Anquilosante. Hemos visto que se
pueden tardar años en
diagnosticar a un
paciente de EA. Por ello,
se ha sugerido que se
denomine a los pacientes
con EsA y afectación
predominantemente
axial, “EsA axial”,
independientemente de
que tengan o no
sacroilitis radiológica
definitiva y, al subgrupo
de pacientes con EsA
axial que, de momento,
Figura 1
Probabilidad de desarrollo de EA/EsA axial.
Fuente: Carmona L, Loza E, Martínez J. ESPOGUÍA. 2008.
5
no tienen sacroilitis radiológica definitiva, “EsA axial pre‐radiológica”. Por
eso, últimamente se hace un gran esfuerzo en encontrar criterios válidos para
la práctica clínica que definan “EsA axial” y por ello se ha generado un
algoritmo diagnóstico que ayuda a identificar pacientes con EsA axial en
aquellas poblaciones con dolor lumbar crónico. Como se ve en la figura,
además de los pasos a seguir se indica, para cada situación, la probabilidad de
tener EsA axial. En general, se sugiere que esta probabilidad sea al menos del
90% para establecer el diagnóstico definitivo de EsA axial, entre un 80 ‐98% se
considera como probable (1, 2, 7).
Los síntomas iniciales más frecuentes de la EA y ESI son el dolor lumbar (72%
y 56% respectivamente), el síndrome sacroiliaco (46%, 35%) y, aunque
menos frecuente, la artritis en miembros inferiores (20%, 35%) (1, 7).
Recientemente el
grupo ASAS ha
desarrollado los
nuevos criterios de
EsA axial (para
aplicarlos a pacientes
con dolor lumbar
crónico (>3 meses de
evolución) y edad al
inicio del dolor <45
años. Se estima
tienen una
sensibilidad del
82,9% y una
especificidad del
84,4%. Estos
criterios han de ser
corroborados, si bien
parece que
sustituirán a los
actuales de ESI (de
Amor y del ESSG) (1).
Figura 2
Árbol de decisión para el diagnostico de EsA Axial.
Fuente: Carmona L, Loza E, Martínez J. ESPOGUÍA. 2008.
6
2.2.- Artritis Psoriásica.
La Artritis psoriásica (Aps) es una enfermedad inflamatoria articular crónica
asociada a la presencia de psoriasis cutánea, y generalmente a factor
reumatoide (FR) negativo. No ha sido considerada como una entidad clínica
independiente hasta 1960. De hecho, es probablemente la EsA más difícil de
diagnosticar, y quizá también de seguir y tratar (1, 3).
En el caso de la Aps, la artritis, bien en miembros inferiores (57%) o
superiores (53%), es la forma más común de inicio, por lo que no nos sirven
los criterios anteriormente comentados. Se recomienda seguir el criterio clínico
del reumatólogo o los criterios CASPAR para el diagnóstico de la Aps (si la
afectación es predominantemente periférica) y los criterios del grupo GRAPPA
para el diagnóstico de la afectación axial (1, 3).
En los criterios CASPAR debe existir enfermedad inflamatoria articular
(periférica, espinal o entesítica), con 3 o más puntos obtenidos de las
siguientes categorías: presencia actual de psoriasis (2 puntos), historia familiar
de psoriasis (1 p), psoriasis ungueal (1 p), factor reumatoide negativo (1 p),
dactilitis actual (1 p) y evidencia radiográfica de neoformación ósea
yuxtaarticular (1, 3).
2.3- Espondilitis indiferenciada.
Se considera que un paciente tiene una espondiloartritis indiferenciada (EsPi) si
cumple los criterios de espondiloartritis definidos por los criterios de Amor, sin
evidencia que defina una entidad más específica. Como en las demás EsA no
hay datos clínicos patognomónicos de espondiloartritis indiferenciada (EsPi),
aunque el dolor lumbar de carácter inflamatorio, la artritis periférica y menos
frecuentemente la entesitis son los rasgos clínicos más característicos de la
EsPi.
Los pacientes con EsPi habitualmente no tienen las alteraciones radiográficas
de las articulaciones sacroilíacas típicas de la EA, aunque a veces pueden
encontrarse sindesmofitos. Tradicionalmente se venían interpretando las
espondiloartritis indiferenciadas como formas poco agresivas de EA. Sin
embargo, series recientes, entre las que se encuentra la del REGISPONSER,
han permitido establecer que a igual tiempo de evolución, la agresividad y las
manifestaciones clínicas y analíticas son parecidas en pacientes con EA y con
EsPi. De hecho la EsPi se venía clasificando en dos subgrupos: las que
progresaban a EA y las que permanecían siempre como indiferenciadas.
7
III.- Manejo entre atención primaria y especializada
Ya hemos comentado anteriormente lo importante de un buen índice de
sospecha por parte del MAP, para no dilatar excesivamente el diagnóstico de
las EsA. Recientemente, se ha puesto en marcha en España un programa de
creación de unidades para el diagnóstico y seguimiento de la EsA de reciente
comienzo (programa Esperanza) para poder determinar unos criterios de
derivación precoz y que el paciente pueda ser valorado por el especialista en
estadios iniciales, lo que mejora notablemente la evolución de la enfermedad
(1).
La eficacia de estos criterios de derivación ha sido más que aceptable, ya que
aproximadamente más de la mitad de los pacientes remitidos por médicos de
AP, han sido diagnosticado en las primeras visitas realizadas al especialista de
EsA (1, 7).
Figura 3
Criterios de derivación de AP al Reumatólogo (Programa Esperanza).
Fuente: Carmona L, Loza E, Martínez J. ESPOGUÍA. 2008.
A pesar de una correcta derivación existen marcadas dificultades para un
diagnóstico precoz, debido fundamentalmente a la inespecificidad de la
sintomatología que muestran muchos pacientes y, sobre todo, hay que tener
en cuenta la altísima prevalencia de entidades como el dolor lumbar idiopático
8
y otros dolores lumbares mecánicos (hernia discal, enfermedades
degenerativas del disco, espondilólisis y espondilolistesis, estenosis del canal,
etc.), con los que se debe establecer diagnóstico diferencial (1).
Si a todo esto sumamos que no existe ningún dato de laboratorio específico
que permita establecer un diagnóstico precoz de certeza vemos que el
diagnóstico precoz se complica mucho más (1, 7).
Por otro lado, La asociación del antígeno HLA‐B27 con las EsA es
incuestionable. El dato es el siguiente: la prevalencia del HLA‐B27 se estima
entre el 6‐9% de la población general en Europa occidental, mientras que en
las EsA es cercana al 90% en la EA, y al 70% en las ESI. A pesar de esto no
puede considerarse un signo de certeza diagnóstica (1, 4).
Otras pruebas son las de imagen, en el caso de la radiología simple, la
detección de sacroilitis radiológica y de sindesmofitos, no son habitualmente
signos precoces en las EsA, por lo que tampoco son buenas variables para el
diagnóstico precoz, aunque la radiología sí es un buen elemento para la
evaluación diagnóstica y el seguimiento de las EsA. En el caso de la Tomografía
Axial Computerizada, tampoco se recomienda para el diagnóstico precoz,
aunque es la mejor alternativa para detectar alteraciones estructurales
crónicas. Tampoco se recomienda la realización de gammagrafía ósea (1, 5, 8).
Otra opción en pacientes con alta sospecha de EsA y duda diagnóstica es
recomendar la realización de un estudio ecográfico por manos expertas, en el
que se valore tanto el número como el grado de afectación de las entesis (1).
IV.- Recomendaciones
4.1.- Sospecha de EsA. Recomendación 1. Se recomienda considerar el dolor lumbar inflamatorio y
la oligoartritis periférica sobretodo de miembros inferiores como datos claves
para la sospecha de EsA.
Recomendación 2. Se recomienda definir dolor lumbar inflamatorio si se
cumplen ≥4 de los siguientes criterios: 1) aparición anterior a los 40 años, 2)
comienzo insidioso 3) mejoría con el ejercicio, 4) no mejoría con el reposo y,
5) dolor nocturno .
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4.2.- Diagnostico precoz de las EsA. Recomendación 3. El diagnóstico precoz de los pacientes con EsA debe de
ser considerado una prioridad en la atención reumatológica.
4.3.- Detección de la EsA en AP.
Recomendación 4. Se recomienda generar e implantar actividades,
estrategias, planes que fomenten el conocimiento en las EsA y la colaboración
entre médicos de AP y reumatólogos para establecer criterios de derivación de
estos pacientes adecuados.
4.4- Criterios de derivación.
Recomendación 5. Se recomienda derivar al reumatólogo lo antes posible
aquellos pacientes menores de 45 años con a) lumbalgia inflamatoria, b)
artritis asimétrica preferentemente en miembros inferiores, entesitis, dactilitis
o c) raquialgia o artralgias + 1 de: psoriasis, EII, uveítis anterior, historia
familiar de EsA, psoriasis, EII o uveítis anterior, sacroleitis radiográfica o
HLAB27 +.
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10
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