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DANZA DE CONQUISTA

Brisset Martín aplica el término Dan-za de Conquista a bailes que com-parten características como:

Poseer un carácter sagrado. Estar integrados a los festejos

rituales celebrados cada año en ho-nor de los patronos.

Exigir un elevado desembolsoeconómico por parte de organiza-dores y ejecutantes (en cumplimien-to de una manda).

Otra característica es que los argumentos se adaptan a hechos históricos como la llegada de los españoles, enfrentamientos entre invasores y nativos o la imposición de la fe católica.

Un ejemplo de las danzas del sincretismo es la de Moros y Cristia-nos. Nacida en España para reafi r-mar el carácter guerrero y religioso, además de conmemorar las victo-rias cristianas, llegó a México con la conquista.

Bernal Díaz del Castillo anotó que ya era ejecutada en 1524, en al-gún festejo organizado para Her-nán Cortés en Coatzacoalcos.

La fi esta arraigó en México y se sigue practicando en casi toda la república mexicana. Ahora es co-nocida como la Morisma. En 1590, en lo que hoy es Michoacán, los mo-ros fueron sustituidos por indios chichimecas (los infi eles) en lucha

contra los tarascos disfrazados de españoles (los tarascos).

Los conquistadores pues, atri-buyeron un nuevo simbolismo a Moros y Cristianos. La representa-ción se convirtió en una lucha con actores distintos entre la fe católica y el paganismo. Los frailes favore-cieron el cambio de moro por indio, algo que se ajustaba a la realidad del Nuevo Mundo y a sus intereses. Por ello, la Danza de la Conquista suele terminar con la conversión de Moc-tezuma y su gente al catolicismo.

La Morisma es un espectáculo que, en algunos puntos de México, hilvana de algún modo aconteci-mientos tan dispares como el mar-tirio de Juan el Bautista, el confl icto entre Carlomagno y Balán, el almi-rante pagano, y la Batalla de Lepan-to entre moros y cristianos.

MÁS EJEMPLOS

En los alrededores del río Ler-ma, ese que nace en el Estado de México y desagua en el Lago de Chapala, ubicado en Jalisco

y con una pequeña parte para Mi-choacán, los otomís y mazahuas realizaban una danza para pedir a las deidades la lluvia y la buena co-secha. La gente salía a la calle con máscaras y ropajes de gala. La llu-via llegaba y todos felices. La danza

se sigue realizando, si bien ahora está dirigida al Señor de la Corona-ción, su objetivo no ha variado: ase-gurar el agua.

En Zacatecas se venera a la Vir-gen de los Zacatecas, una que ayudó a la conquista de los territorios del centro de México, se le baila ya que, entre otras cosas, en el fragor de una batalla entre nativos y conquistado-res, levantó los vientos y el viento traslado el polvo hasta los ojos de los indígenas, cegándolos, facilitan-do el triunfo de la ‘fe auténtica’.

La Danza de la Pluma, la más importante en Oaxaca, es la más co-nocida de las danzas de conquista mexicanas.

Se compone de dos bandos biendiferenciados: el bando de los dan-zantes que representan a los indí-genas encabezados por Moctezu-

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Siglo nuevo

Concheros. (Foto: Cortesía Instituto Queretano de la Cultura y las Artes)

La Morisma. (Foto: Cortesía Secretaría de Turismo de Zacatecas) La Danza de la Pluma. (Foto: EFE)