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Echando raíces en El Cairo “Ya me siento cairense, ya tengo raíces” Experiencias de reconciliación y construcción de paz desde una comunidad campesina reubicada No fue fácil entrar en los corazones de la comunidad de El Cairo, no fue fácil que abrieran su corazón a nosotros, que compartieran sus sentimientos y miedos. Pero con esfuerzo, dedicación y mucho amor, logramos regalar sonrisas a niños y adultos, creamos espacios donde las esperanzas y sueños fueron los protagonistas. El SJR Colombia les desea una mejora contínua en sus vidas, esperamos que su renacer en El Cairo sea eterno. Con el apoyo de:

CARTILLA Echando Raices En El Cairo _ Reubicacion _ Construccion de Paz _ Reconciliación (Por: Pedro Barrera y Andrea Padilla)

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Echando raíces en El Cairo

“Ya me siento cairense, ya tengo raíces”

Experiencias de reconciliación y construcción de paz desde una comunidad campesina reubicada

No fue fácil entrar en los corazones de la comunidad de El Cairo, no fue fácil que abrieran su corazón a nosotros, que compartieran sus sentimientos y miedos. Pero con esfuerzo, dedicación y mucho amor, logramos regalar sonrisas a niños y adultos, creamos espacios donde las esperanzas y sueños fueron los protagonistas.

El SJR Colombia les desea una mejora contínua en sus vidas, esperamos que su renacer en El Cairo sea eterno.

Con el apoyo de:

AGRADECIMIENTOSNuestro reconocimiento, admiración y gratitud hacia todas las mujeres, hombres, niños y niñas que hoy renacen en El Cairo tras la dolorosa experiencia del desarraigo, pues ellos representan la esperanza de consolidar otra realidad para los campesinos de Colombia, una realidad llena de optimismo e ilusión. Gracias por permitirnos acompañarlos en momentos de alegría y tristeza; de desilusión y motivación, pero primordialmente, en su valioso proceso de construcción como comunidad. Gracias por convertirse en un recordatorio andante de que las dificultades que trae consigo un desplazamiento forzado pueden sobrellevarse. Que se pueden echar raíces nuevamente y construir colectivamente los medios necesarios para la vida y la paz.

Un reconocimiento especial a Marcela Capera, Estefany Ontiveros, Claudia Ovalle, Luisa Ramírez, Jairo Rojas, Randolf Laverde, Holmes Villegas y todos aquellos colaboradores del SJR Colombia que en distintos momentos acompañaron de cerca el proceso de esta comunidad.

Extendemos también nuestro agradecimiento Asimismo a Mauricio García-Durán S.J., Director Nacional del SJR Colombia, cuyos valiosos aportes en materia de reconciliación enriquecieron el presente texto; a Pedro Barrera y Andrea Padilla, quienes realizaron la construcción de este documento, y a Lina Montoya y Herwin Quijano, quienes realizaron el diseño e ilustraciones del mismo. Finalmente, agradecemos a la madre tierra por ser tan abundante y darnos cobijo y comida.

La realización de este documento fue posible gracias a la alianza entre la Universidad Javeriana de Cali y el SJR Colombia, en el marco del proceso de regionalización de la obras de la Compañía de Jesús en el departamento del Valle del Cauca.

INTRODUCCIÓN

Tras un doloroso proceso de desarraigo, y como respuesta de un programa del INCODER para el restablecimiento de los derechos de las víctimas de desplazamiento forzado, más de 50 familias de distintas partes de Colombia fueron reubicadas en zona rural del municipio de El Cairo en Valle del Cauca. En un contexto en el que muchos vieron una serie de obstáculos y dificultades, estas familias campesinas encontraron y crearon diversas oportunidades para reencontrarse con la tierra y transformar su realidad.

Con este documento el SJR Colombia pretende responder a un doble objetivo, uno con la comunidad de El Cairo y otro como organización social. Con el primero, queremos que estas líneas cumplan con la labor de hacer memoria, visibilizar y comunicar la

enriquecedora experiencia de esta comunidad. Con el segundo, realizamos un ejercicio de construcción social del conocimiento, identificando y reflexionando sobre los cambios que vivió la comunidad a lo largo del proceso, los resultados obtenidos y las lecciones aprendidas. En este sentido, a lo largo del presente texto, el SJR Colombia plantea una reflexión del proceso en El Cairo, visto a la luz del concepto de reconciliación, a fin de establecer de qué manera este constituye una experiencia de reconciliación y construcción de paz.

En la presente cartilla conocerás la experiencia que vivieron estas familias luego de ser desplazadas de sus lugares de origen. Aquí encontrarás una pequeña reconstrucción del proceso vivido, la historia común que los une y los importantes aprendizajes que los caracterizan hoy en día.

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A través de sus voces y percepciones, en estas páginas verás reflejados los distintos momentos que atravesaron un conjunto de personas trabajadoras, quienes con sus vivencias nos demuestran que al crear relaciones de confianza y reconocimiento mutuo es posible avanzar en la construcción de paz desde el nivel comunitario.

Esta es una historia de empoderamiento, de resiliencia, de perseverancia y de laboriosidad. Esta es su historia...

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CONTEXTO

Fundado en 1920, el municipio El Cairo se caracteriza por su relieve montañoso y su productividad agrícola, en la que sobresalen los cultivos de café y plátano, pero donde también podrás encontrar cultivos de caña, maíz, banano, yuca, fríjol, aguacates y algunas frutas. Este hermoso municipio de grandes tesoros en fauna y flora, cuenta con más de 8500 habitantes dedicados -en su gran mayoría- a la agricultura y la ganadería.

A pesar de su abundancia, el paisaje cafetero de El Cairo no ha sido ajeno al conflicto armado colombiano, de hecho, varias veces estuvo en el centro de disputas entre grupos armados que buscaban la posibilidad de producir y transportar pasta de coca hacia los puertos del Pacífico colombiano a través del río San Juan. Asimismo, en el marco de este conflicto, este municipio se convirtió en el receptor de más de 50 familias colombianas que se vieron obligadas a atravesar el

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difícil proceso de desarraigo, abandonando sus tierras, bienes y seres queridos.

En el marco del programa de restablecimiento integral a población desplazada y en cumplimiento de la Ley 387 de 1997, para el año 2006 estas familias emprendieron el proceso de restablecimiento de derechos en una serie de terrenos entregados por el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (INCODER). Como una alternativa para reconstruir su vida, estas familias fueron reubicadas en los predios La Habana, La Argentina, Perla Roja, La Pradera, Pinares, Buenavista, El Brillante, Camellones y La Guajira.

Sin embargo, las duras condiciones de los terrenos que recibieron y la falta de presencia del Estado en términos de atención psicosocial, salud y educación, les generaron a estos campesinos múltiples complicaciones durante su proceso de restablecimiento. Ante estas necesidades, en 2009 el SJR Colombia inició un proceso de acompañamiento para el fortalecimiento comunitario, trabajando de manera conjunta a través de ejercicios de incidencia para la visibilización, capacitaciones en derechos, construcción de proyectos de vivienda y planes de vida y reconstrucción de memoria.

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NUESTRA HISTORIA COMÚN

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UESTRO ORIGEN

¿Quiénes somos?

Somos más de 50 familias campesinas que por la violencia e inseguridad en la que vivíamos, nos vimos forzadas a dejar atrás nuestras tierras, nuestras vidas. Somos hombres, mujeres y niños que tras un difícil desplazamiento buscamos distintas alternativas para cambiar nuestro rumbo y transformar nuestra realidad.

¿De dónde venimos?Venimos de municipios fuertemente afectados por el conflicto armado colombiano, en los departamentos de Chocó, Huila, Cauca, Quindio Caquetá, Antioquia, Putumayo, Nariño, Risaralda, Guajira, Valle del Cauca. Es por eso que cada uno de nosotros tiene diferentes historias, tradiciones, costumbres y modos de pensar.

ChocóAntioquía

Valle del cauca

Caquetá

Guajira

Risaralda

Putumayo

Nariño

HuilaCauca

Quindio

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¿Qué hacíamos?

Todos venimos de zonas rurales, por lo que estamos acostumbrados a trabajar la tierra, cuidar de nuestros cultivos y hemos aprendido a amar el campo.

ROGRAMA DE REUBICACIÓNUn día, mucho después de salir huyendo de nuestras casas y tras buscar refugio en distintos municipios, el Estado nos informó que si entrabamos a ser parte de un programa de reubicación del INCODER, nos entregaban un predio y un subsidio integral. Aunque para ese momento, cada uno había pasado por diversas y complejas situaciones, todos vimos este ofrecimiento como una alternativa para reconstruir nuestras vidas.

En correspondencia con el Plan Nacional de Desarrollo Hacia un Estado Comunitario, el Estado se compromete con los beneficiarios del programa de reubicación a adjudicar un predio rural y otorgar un subsidio integral que contempla el valor de la tierra y las inversiones complementarias necesarias. Lo anterior, para que accedan al restablecimiento de sus tierras y sus medios de subsistencia.

Resolución No. 01751 del 11 de diciembre de 2006 del Ministerio de Agricultura y el INCODER

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egada a El Cairo

Desde el 2006 y en distintos grupos, iniciamos el proceso de restablecimiento en los terrenos que el INCODER nos entregó. Eran terrenos rurales ubicados en distintas veredas del norte del Valle del Cauca y separados unos de otros por una distancia de entre 20 y 60 minutos en jeep.

Los predios en los que nos reubicamos fueron: La Habana, La Argentina, Perla Roja, La Pradera, Pinares, El Brillante, Buenavista, Camellones y la Guajira.

Sin importar nuestra condición económica o el lugar de donde veníamos, al encontrarnos en El Cairo, todos llegamos como beneficiarios del programa de reubicación, todos anhelando proyectar allí nuestras esperanzas de una nueva vida.

Aunque el INCODER nos había hablado de territorios productivos, llegamos a terrenos abandonados con unas cuantas casas viejas en las que tuvimos que vivir hacinados los primeros tres años.

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“Cuando iniciamos fue muy traumatizante, unos lloraron, hay casos muy traumáticos pues el Incoder nos trajo con engaños, dijo que era una finca en producción y era solo rastrojo” - OLGA VÉLEZ

“Nos tocó acomodarnos como pudimos, de a 2 familias en cada cuarto, eso fue una situación muy difícil”

“A mí me gusta el campo, yo dije, eso lo trabajamos y lo ponemos bien bonito” - BLANCA OSPINA

- MARCO ANTONIO CIFUENTES

- PARTICIPANTE GRUPO FOCAL LA HABANA

“Los primeros domingos íbamos al pueblo y la gente nos miraba con desconfianza, los que se atrevían a hablar solo hacían preguntas. Algunos decían que nosotros éramos los que veníamos a trabajar. Algunos conductores nos decían que era bueno tener más gente por acá”

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Tuvimos muchos problemas de convivencia que surgieron por estar viviendo en unas pocas casas con personas desconocidas, donde cada quien reclamaba su espacio y autonomía.

Como íbamos con la expectativa de cultivar café y plátano, nos desilusionó mucho llegar a tierras que llevaban muchos años abandonadas.

Como al llegar no había ningún cultivo, hubo días en los que conseguir alimentos era muy difícil.

Aunque soñábamos con llegar a vivir en nuestra propia casa, solo habían unas cuantas casas comunitarias y no una casa para cada uno. Ahí nos dimos cuenta que las condiciones a las que llegamos eran muy diferentes de lo que nos habían dicho.

El INCODER nos entregó predios con titulación colectiva, es decir que los linderos no estaban definidos y eso hacía imposible saber qué pedazo era de cada quién.

En ciertos momentos algunos sentimos temor por la presencia de actores armados, amenazas y asesinatos en la zona.

Dificultades

Muchos de estos problemas hicieron que algunas familias abandonaran el proceso de reubicación en El Cairo, saliendo en busca de otras alternativas. Sin embargo, otras familias decidimos trabajar con lo que teníamos y crear las condiciones necesarias para mejorar nuestra calidad de vida y avanzar en nuestro anhelado restablecimiento...

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rabajando la tierra ytransformando el territorio

Ante esta compleja situación, nos unimos como comunidad y decidimos responder con trabajo constante, optimismo y una gran capacidad de resiliencia. Así comenzamos a construir un nuevo camino hacia la integración con las demás familias reubicadas y con los demás habitantes de El Cairo.

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Múltiples Oportunidades...

Las dificultades que enfrentamos a nuestra llegada a El Cairo, las convertimos en oportunidades para transformar nuestra vida. Empezamos a trabajar la tierra y generar en ella condiciones productivas.

Demostramos que además del esfuerzo individual, esta tarea también requería un esfuerzo colectivo y el apoyo de diferentes organizaciones públicas y privadas que nos acompañaron en el proceso de exigir al Estado el cumplimiento de los compromisos que había adquirido con nosotros.

Muchos pensamos que la mejor opción era trabajar el terreno. Y así lo hicimos, empezamos a transformar la tierra y con ella, nuestra vida.

Para solucionar nuestra falta de alimentos, nos pusimos a pensar en posibles soluciones. Para esto tuvimos que jornalear en fincas cercanas, pedir comida a nuestros vecinos y buscar cualquier tipo de trabajo en el pueblo. Este proceso nos acercó mucho a la comunidad cairense, quienes nos recibieron de buena manera.

La solución para el tema de las viviendas surgió de la creatividad y recursividad de la comunidad, ya que nos terminamos organizando colectivamente para sortear al azar un aproximado de entre 3,5 y 5 hectareas por familia y que así cada uno pudiera iniciar su reubicación en su propio predio. Ello, antes de la definición oficial por parte del INCODER.

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Aprovechando lo que teníamos a la mano repartimos madera, helva, hojas de zinc y vigas para que cada familia pudiera comenzar a construir sus propios espacios. Adicionalmente, algunos miembros de la comunidad tuvieron el beneficio de ganar mediante sorteo las casas comunitarias en las que estuvimos hacinados al iniciar la experiencia. Algún tiempo después, pudimos mejorar nuestras viviendas gracias al acompañamiento con un proyecto de la OIM y del SJR Colombia. Con este acuerdo no solo pudimos comenzar a construir nuestras propias casas y mejorar la condición de los terrenos, sino que también nos acercamos unos a otros, comenzamos a formar lazos de amistad y a apoyarnos como comunidad.

Como no todos quedaron satisfechos con la repartición de territorios, decidimos organizarnos colectivamente y apoyarnos en algunas organizaciones sociales, para así presionar a las entidadesestatales. Finalmente, para 2013 logramos que un topógrafo del Incoder viniera a definir los linderos.

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“Eso fue en el 2010. En ese entonces el SJR nos estaba colaborando. Les tocamos el tema entonces ellos nos ayudaron con una acción de tutela. Ellos nos ayudaron como a redactar esa acción de tutela, tras ese derecho de petición que nunca nos respondieron. Y en esa tutela la respuesta fue que sí, que se comprometían con nosotros a hacer todas esas diligencias. Y que por medio de esa petición se comprometía a un proyecto productivo complementario para las familias de Perla Roja.”

- MARCO ANTONIO CIFUENTES (2013)

La solución al tema de los linderos se dio por la efectividad de una tutela elaborada en 2012 que resultó en la definición oficial de los límites y la activación de un proyecto productivo. En este proceso, más de 5 años después del inicio de la reubicación, se logró la adjudicación de entré 3.5 y 5 hectáreas para cada familia beneficiaria del programa. En este acompañamiento, el SJR Colombia trabajó con la comunidad en diversas capacitaciones sobre el conocimiento y la defensa de los derechos básicos, y los mecanismos para su protección y exigibilidad.

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Acompañamiento jurídico y psicosocial

Acompañamiento en creación de planes de vida

Promoción proyectos productivos

Proyectos de seguridad alimentaria

Mejorameinto de vivienda

Construcción de tejido social e integración comunitaria

Incidencia política

¿Cuál fue el acompañamiento del SJR?

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ecesidades comunes, soluciones colectivas

Como familias reubicadas tuvimos muchos obstáculos para lograr la atención y el cumplimiento de las promesas que nos había hecho el Estado. Sin embargo, en nuestros espacios de diálogo y encuentro, nos dimos cuenta que las necesidades que teníamos no eran sólo nuestras, sino que todos los que habíamos llegado a El Cairo estábamos pasando una situación muy similar, y por eso las soluciones serían las mismas. Entonces, de la mano del SJR Colombia avanzamos en la búsqueda de soluciones colectivas a través de:

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5 Necesidades Básicas de los Desplazados

Planes de Vida

Realizamos un ejercicio para identificar problemáticas comunes, con el cual no sólo entendimos que nuestros intereses son similares, sino también que la manera más efectiva de satisfacer nuestras necesidades es realizando gestiones como organización comunitaria.

Tras 5 años de acompañamiento del SJR, y con las asociaciones que hemos creado en los diferentes predios, construimos nuestros Planes de Vida. Para esto, y basados en el diálogo, la construcción de relaciones de confianza y la cooperación, hicimos un banco de proyectos con nuestras propuestas para alcanzar la satisfacción de las principales necesidades sociales, económicas, ambientales y de

Educación para los NNAJ

Salud para miembros de la comunidad

Servicio de energía

Servicio de agua y alcantarillado

Vías de acceso

2012

2009 - 2015

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participación que dificultan nuestro proceso de restablecimiento. En dichos proyectos buscamos soluciones colectivas a nuestras necesidades e intereses definiendo hacia dónde queríamos ir, y con qué actores debíamos integrarnos para alcanzar nuestros deseos.

A través de actividades nos entendimos como individuos que hacemos parte de un grupo de personas y familias con dificultades similares y un mismo proceso de reubicación, lo que nos llevó a articularnos alrededor de intereses comunes y la realización de acciones en beneficio del todo el grupo. Por ejemplo, surgieron pequeñas asociaciones que lideran algunas mujeres en búsqueda del bienestar de sus respectivas familias.

Asociarnos se convirtió en un medio que usamos para hacernos visibles ante las autoridades locales e incidir para el cumplimiento de los compromisos que el Gobierno había hecho con nosotros. Dejamos atrás la idea de asociarnos como requisito para que nos dieran un beneficio, y nos empezamos a asociar porque entendimos que así creamos comunidad, que nuestras necesidades son compartidas y que al hacer las cosas juntos, todo es más sencillo. De esta forma, nos volvimos más cercanos, creamos lazos, construimos lo que queríamos y diseñamos la forma de alcanzar nuestros sueños.

Adicionalmente, no sólo nos acercamos entre nosotros, sino también con los habitantes locales de El Cairo, quienes nos permitieron jornalear en sus fincas y nos compartieron de sus alimentos, semillas e incluso de sus conocimientos, pues muchos no sabíamos nada sobre cultivar café.

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Venimos de zonas rurales y hemos crecido inmersos en una cultura campesina en la que tenemos prácticas comunes como la producción de alimentos. Por eso nuestra identidad individual está asociada al hecho de poseer una tierra y requerir de su productividad para integrarnos a dinámicas económicas, ambientales, sociales y políticas de los lugares que habitamos, pero nuestra identidad colectiva se empezó a definir cuando nos dimos cuenta de la importancia de fortalecer nuestras relaciones y actuar juntos para superar las necesidades que compartimos y nuestra historia común de reubicación como víctimas del desplazamiento forzado. Para ello tuvimos espacios de encuentro y diálogo que nos permitieron empoderarnos y construir nuestro propio territorio.

Ampliamos la posibilidad de reconocernos, que nos reconocieran y así empezamos a sentirnos representados de acuerdo la identidad que habíamos construido. Tuvimos acceso a espacios para participar, articularnos a otros e incidir.

Recibimos el acompañamiento de organizaciones no gubernamentales y cooperación internacional, quienes nos enseñaron que organizarnos colectivamente era útil para el fortalecimiento de nuestra identidad, y que con ellos, al reconocernos como grupo, podemos gestionar nuestros medios de vida y mejorar nuestra convivencia.

enerando nuestra identidad colectiva

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Una vez logramos fortalecer nuestra identidad colectiva, nos dimos cuenta que cada vez éramos más visibles, que en El Cairo nuestras voces se oían más alto. Comenzamos a tener presencia ante las instituciones locales, y con ello una mayor participación y representación en distintos espacios de la vida social y política del municipio. Gracias a esto, logramos mayor incidencia y relevancia en temas como la integración comunitaria (como cuando nos brindaron alimentos y conocimientos sobre los cultivos de la zona) y la transformación de distintas dinámicas del territorio (por ejemplo, cuando logramos la definición de los linderos o la posibilidad de comercializar nuestros productos).

Algunos de los espacios públicos en los que logramos incidir como comunidad fueron:

Concejo MunicipalMesa de VíctimasComité de Justicia TransicionalMesas de Representantes de las Asociaciones de Reubicados

“La motivación la dá el contar con unos conocimientos que había adquirido en el proceso que hemos vivido como comunidad reubicada, las capacitaciones de algunos aliados, principalmente los del SJR que permitieron la cualificación de miembros de la comunidad para la participación en la Mesa de Víctimas y el Comité de Justicia Transicional.”

- LERIS REYES, MIEMBRO DE LA COMUNIDAD REUBICADA Y EX CANDIDATA AL CONSEJO DE EL CAIRO.

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Con la posibilidad de acceder a la tierra y de conocernos unos a otros, tuvimos también la oportunidad de reconocernos a nosotros mismos, de vernos nuevamente en un ambiente rural, trabajando la tierra y buscando soluciones en conjunto.

En nuestra construcción de relaciones de reconocimiento y confianza, buscamos alternativas mediante prácticas organizativas para actuar juntos en el proceso de territorialización como familias desplazadas reubicadas que hemos apropiado un territorio. Un territorio en el cual nos redefinimos -creando una identidad propia- nos reconocemos –y logramos que otros lo hagan- y nos integramos mediante la influencia que tenemos en las dinámicas sociales, políticas y económicas, de un lugar al que antes no pertenecíamos.

hora somos una comunidad fortalecida por la práctica de la reconciliación

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Somos Campesinos

Somos colombianos

¿Quiénes somos?

somos vecinos

Somos Amigos

Somos Cairenses26

¡Somos personas en constante transformación!

Somos Comunidad

Somos Familia

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Ahora bien, después de este recorrido por nuestras experiencias te preguntarás ¿y ahora en qué está la comunidad? Te mentiría si dijera que todos nuestros problemas han desaparecido y que ahora vivimos en un mundo ideal. Pues no, esto es como una cosecha, algunas salen muy buenas y otras...no tanto. Sin embargo, lo importante es cuidar bien de ellas, trabajarlas, que tenga buen abono y agua y no dejar que crezca maleza alrededor de ellas. Proteger el territorio que hemos construido es sustento de nuestra vida

isión

Ahora tenemos muy claro de dónde venimos, quiénes somos y a dónde queremos llegar

“En la finca me siento realizada, gracias a Dios. Aunque nos faltan muchas cosas que uno quisiera tener, me siento muy contenta.” - MARÍA EVA BARRERA

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- MARCO ANTONIO CIFUETNES

- MARCO ANTONIO CIFUETNES

- BLANCA OSPINA

- JAVIER SÁNCHEZ, PREDIO LA ARGENTINA

“Sueño con tener mis 15 mil árboles de café en producción, generar 5 empleos y tener una buena vivienda.

Hoy yo digo que me siento casi, casi, casi como lo que yo quiero ser. Con esa tranquilidad que uno siente en el pueblo, en la tierra donde uno ha nacido. Casi me siento igual porque es que esa tranquilidad que uno siente aquí en “Perla Roja”, en esta Vereda, es muy buena. Yo creo que es lo mejor que tenemos. Hay dos cosas que me gustan mucho de acá. La tranquilidad y la tierra. Es una tierra muy fértil. Son dos cosas muy importantes para uno vivir

“Me siento muy feliz bajo el árbol que tengo, a pesar de todo lo que viví en mi vida, la experiencia más bonita es el trabajo en el campo. Por eso no me arrepiento de haberme venido sola, porque el campo y la tierra siempre los he anhelado, eran uno de mis sueños y es muy diferente anhelar que tener y hacer.”

“Regresar al campo fue reencontrarme con el tesoro de la infancia que me arebató la violencia. Hoy quiero seguir echando más hermosas y profundas raíces en este balconcito de ensueños.”

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NUESTRA HISTORIA COMÚN

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EFLEXIONES Y ECOMENDACIONES

Tras varios años de acompañamiento a la comunidad de familias reubicadas en El Cairo, creemos conveniente llamar la atención sobre ciertos elementos y situaciones que como SJR Colombia presenciamos en este proceso de restablecimiento:

1. El acceso y aprovechamiento de la tierra constituyen una posibilidad de solución duradera ante la dramática situación del desplazamiento forzado. Esta experiencia demuestra que el arraigo por el campo, la voluntad y el trabajo en las tierras les permite a las familias campesinas superar numerosos obstáculos a lo largo de su proceso de reubicación.

2. Dentro de este proceso de reubicación es esencial que las autoridades encargadas realicen una evaluación previa sobre las características agrarias y ecológicas de las tierras que son entregadas a las familias. Esto es fundamental para evitar la entrega de fincas improductivas o terrenos que requieren meses de trabajo para ser adaptados a las condiciones necesarias para la realización de siembras. Aunque la estructura gubernamental actuó de manera articulada para ofertar el programa de reubicación mediante las Alcaldías y Personerías, es necesario que los programas y ofertas

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estatales se evalúen en diversas fases de su desarrollo para tomar medidas correctivas. En el caso de El Cairo, el INCODER no tomó las medidas correctivas respecto a los errores que iban surgiendo en la ejecución de su programa, lo cual generó nuevos conflictos en la comunidad.

3. Durante el programa de reubicación fue evidente la falta de orientación y acompañamiento por parte de las entidades estatales, cuyas respuestas durante 4 años frente a temas de seguridad alimentaria, vivienda, educación y salud fueron inexistentes o insuficientes. Problemas como el estado de abandono de los terrenos y vías donde los habían reubicado, la no definición oportuna de linderos y la falta de monitoreo ante el restablecimiento de derechos, crearon una gran cantidad de tensiones y conflictos de convivencia entre la comunidad, generando diversos inconvenientes para el mejorar la calidad de vida de las víctimas de desplazamiento forzado.

4. Los procesos de acompañamiento para el fortalecimiento organizativo como medio de integración local, contribuyen a forjar soluciones sostenibles para reconstruir la vida e identidad de las víctimas del desplazamiento y población vulnerable. En El Cairo, el SJR se comprometió con la comunidad para brindarles herramientas de aprendizaje en temas como: ruta de acceso a organización comunitaria, defensa de derechos y establecimiento de prácticas solidarias. De ahí que para la comunidad, el acompañamiento jurídico, psicosocial y de integración por parte del SJR fue clave para potenciar la integración social y la construcción de una nueva identidad.

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5. Hoy en día, pensando en un posible escenario de fin del conflicto armado entre el Estado colombiano y la guerrilla de las FARC-EP, la reubicación no solo surge como una alternativa para la reconstrucción de proyectos de vida que han sido fracturados por el drama del desplazamiento forzado, sino también como un camino que posibilita la reconciliación y la construcción de paz territorial. A pesar de ser completos desconocidos y de llegar a un territorio con grandes diferencias geográficas y culturales del que venía cada quien, la experiencia de las familias reubicadas en El Cairo refleja que al construir relaciones de confianza que fortalezcan el tejido social, la comunidad se esfuerza colectivamente por alcanzar objetivos comunes.

6. El proceso de las familias campesinas desplazadas y reubicadas en El Cairo, constituye una valiosa experiencia de reconciliación y construcción de paz, en la que más de 50 familias desplazadas, desconocidas en su mayoría, deciden arriesgarse y hacer comunidad en un territorio geográfica y culturalmente diferente a sus sitios de origen. Y aunque el conflicto por relaciones de vecindad sigue presente en algunas familias, se sigue luchando por alcanzar objetivos comunes como mejorar la calidad de las vías, garantizar el acceso al acueducto y alcantarillado, fortalecer las condiciones para la comercialización de los productos y contar con educación integral para los niños, niñas y adolescentes de la comunidad.

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De esta manera, en el proceso de las familias reubicadas en El Cairo encontramos una experiencia de coexistencia, en la que ha primado la reconfiguración de identidades, la creación de relaciones de confianza y el reconocimiento mutuo para avanzar hacia el restablecimiento integral en el campo.

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