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Número 4 de Política Joven

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ÍNDICEEditorial

Buenos y malos políticos

Sin medias tintas: La culpa la tiene la gente

Matrimonio, homosexualidad y laicidad

Periodistas y opinadores sabelotodo

Empeñarnos para ganar al mal

New Age

El suicidio

Materialismo en nuestras vidas

La violencia

Para leer y dialogar... 5 cristianos en política

Imagenaciones

En cinerama... muerte de la cultura

Lepanto: Capítulo IV: Las dos damas de plata

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DIRECTOR GENERAL

Gerardo Garibay Camarena

CONSEJO EDITORIAL

Santiago Lozano NúñezHumberto González Escobar

Gustavo Torres RosalesJulio César Alejandro Sosa Torres

Sergio Torres RosalesHéctor Uriel Rodríguez Sánchez

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Amigo lector:

Tenemos el gusto de presentarte este cuarto número de la revista Política Joven, que mes con mes llevamos hasta ti con la intención de analizar los temas y los hechos que dan for-ma a nuestra realidad.

En esta ocasión dedicamos nuestra atención al tema de la “cultura de la muerte” y los efec-tos que tiene sobre el rumbo que ha asumido nuestra sociedad, en temas como la persona, la familia, la economía, el gobierno y la cultura del siglo XXI.

Analizamos los orígenes y consecuencias de fenómenos como la “New Age”, el suicidio, el aborto, la violencia y el materialismo, que han dejado una profunda huella en las vidas de mi-llones de mexicanos y que, hoy por hoy, ame-nazan con destruir las estructuras sociales que aún, a pesar de todo, permanecen de pie.

Revisamos también los peligros de la distorsión de la realidad por parte de los medios masivos de comunicación y los riesgos que trae consigo la aplicación de algunas de las leyes aprobadas por nuestros diputados y senadores.

Te invitamos a que disfrutes de este nuevo nú-mero de Política Joven y a que reflexiones sobre cada uno de los temas que aquí te proponemos, para construir juntos el debate serio, reflexivo y propositivo que nuestro país necesita urgente-mente para encontrar verdaderas soluciones de fondo a los grandes problemas que nos afectan como nación.

Hoy, los jóvenes somos, no solo el futuro, sino el presente. Somos la esperanza y la realidad. Somos la fuerza que está cambiando a México. Sigamos avanzando.

EDITORIAL:

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Queridas alumnas, hoy hablaremos de los buenos y los malos políticos y su correlación positiva o negativa para con nuestra causa, reflexio-nando en una de nuestras mejores herramientas: El “bien ser político”.

El “bien ser político” condena los extremos, invita a la concordia en pro de la agenda, calla siempre que puede y habla sólo cuando debe, evita tocar temas controversiales y avanza suavemente sobre la delgada línea que existe entre la convicción pro-pia y la de la mayoría, nunca un “No” que no haya sido bien medido y nunca un “Sí” que comprometa demasiado. A preguntas difíciles respuestas dilata-das, complejas y mínimamente relacionadas con la pregunta. Percepción es realidad y aparentar es la regla.

En cuanto a las formas, hasta las moscas deben ma-tarse con estilo y en cuanto a los fondos, sólo pue-de decirse que interesan más las formas. El mundo del “bien ser político” es siempre “prudente” y sólo busca poner como enemigo el extremo. Confunde la virtud, el justo medio, con el agua tibia. La Pru-dencia con la cobardía.

El “buen político” nunca arriesga el propio ser o la carrera, consigue el bien común procurando su bien personal y cambiándolo por el gusto común, que aunque no sea bueno siempre será popular. Así, el “buen político” se instala en el sistema y perma

nece ahí eternamente o hasta que “se equivoca” y es descubierto en su humanidad. De esta manera los “buenos políticos” ceden el paso al tiempo y permiten que éste haga lo propio, “a su tiempo”, para que lleguen los cambios que resulten necesa-rios para adecuar las circunstancias a los “nuevos tiempos”, y mientras llega “su tiempo”, se les va “el tiempo”.

¡Cuántos “buenos políticos” hay en México!... ¿Verdad?

Ah, pero en México también existen los “malos po-líticos”, son los que tienen más corazón que mente y esas cosas que los románticos llaman “ideales” y los estorbos llamados “principios”, son siempre “imprudentes” porque van por la vida haciendo lo que creen y dicen la verdad a tiempo y a destiempo, carecen de tacto y son hoscos para decir las cosas, porque las dicen como son.

Usualmente creen en Dios y a veces hasta se atre-ven a hablar de él en el sacrosanto lugar laico lla-mado congreso, lo que escandaliza a los “buenos políticos” y estorba nuestros planes.

Son poco eficaces, porque aunque los sigue la gen-te duran poco tiempo, hacen enemigos y luego és-tos los neutralizan o los matan. La verdad es que son estorbosos y en cuanto se les detecta hay que ridiculizarles y llamarles “mochos”, eso los suele inhibir y los hace “buenos políticos” de nuevo, otra opción es rodearles de gente que les diga que lo que hicieron no es “prudente” y que a la gente normal no le gusta porque “no los entienden”. Si no se les pone un alto comienzan a atraer gente y a contagiar de su valor a otros, tocando sus conciencias.

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Buenos y malos Políticos (lecciones de una proabortista)

Por: Héctor UrielRodríguez Sánchez

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No aprenden, por más que les han matado siguen surgiendo. Es importantísimo detectar cuán-do aparece alguno o alguna o varios juntos porque luego se les ocurren cosas como votar por una “ley a favor de la vida”. Para colmo, luego sale el Papa y les da el espaldarazo… ¡Cómo arde!

Bueno, en el hipotético caso de que hagan eso, lo mejor es declarar una “alerta de género”, que quie-re decir que estamos en problemas y muy enojadas porque alguien no piensa como nosotras y eso difi-culta nuestra agenda. Entonces todos nuestros ami-gos “tolerantes” que no toleran que otros no piensen como nosotros, acudirán como jauría para defender nuestro derecho a lograr que a la brevedad y con el apoyo de los “buenos políticos” nuestra agenda anti vida avance.

Estos “buenos políticos” son nuestros mejores alia-dos, porque creyendo que hacen el bien, dejan que México transite suavemente hacia nuestra agenda, son los que permiten que se instale el narcotráfico como cáncer en todas las estructuras e institucio-nes, son los que se espantan cuando ven sangre en una guerra pero no hacen nada por detenerla, son los que dejan que la cultura de la muerte avance y son los que permiten que sigamos engañando a la sociedad haciéndoles pensar que sus hijos no son seres humanos y que tienen el derecho de matar-les.

Necesitamos muchos “buenos políticos” que prac-tiquen el “bien ser” y aplacar a la brevedad el sur-gimiento de esos “malos políticos” parecidos a ese que hace mucho tiempo llamaban Galileo y que

nos puso en tantos problemas que no tuvimos otra opción que Crucificarlo.

Esa vez nos salió todo bien, lo único malo de aque-llo es que haya resucitado. Lo bueno es que estos son otros tiempos y ya no hay de esos.

Bueno. Por hoy es todo muchachas, por favor no ol-viden que la tarea es seguir promoviendo “el bien ser político”. Nos vemos en la próxima elección, ¡ejem! … …lección.

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“Acátese, pero no se cumpla”Fórmula legal española

En la época de la colonia, existía una herramienta legal para impedir que las leyes mal concebidas afectaran a la sociedad. Se trataba de la muy conocida fórmula: “acátese, pero no se cumpla”; pues bien, ultimamente los diputados y senadores nos han endilgado un par de leyes que definitivamente, hubieran requerido de la aplica-ción de ese precepto.

Hablamos, por inicio de cuentas, del famoso regis-tro nacional de teléfonos celulares, que, supuesta-mente, busca evitar las extorsiones al mantener un directorio con el nombre de todos los usuarios de esta tecnología en nuestro país.

El problema con este armatoste es que, lo único que va a provocar, será que los delincuentes se roben los teléfonos desde los cuales van a seguir extorsio-nando, con el añadido de que ahora las autoridades tendrán que averiguar si el ilícito cometido desde uno de estos aparatos fue responsabilidad de quien lo tiene registrado o de alguien más.

Imagínese que, tras no encontrar su teléfono móvil, se tenga que enfrentar a la pesadilla de que un día, la policía entre a su casa, destroce sus pertenen-cias y lo arreste frente a su familia porque el celular que usted creía perdido fue utilizado para un delito. Después vendrá, por supuesto, el “usted disculpe” pero la impotencia, la humillación, el susto y los golpes ya nadie se los va a quitar

Otro elemento muy preocupante en el caso del Re-naut es el ¿razonamiento? de los legisladores, que culpan a la sociedad y, especialmente, a las compa-ñías telefónicas, por la baja respuesta de la ciudada-nía, pues, según dicen, las empresas no le avisaron a la gente que tenía que registrar sus teléfonos.

Traducido al castellano, esto significa que ahora los particulares tienen la obligación de gastar sus pro-pios recursos para dar a conocer las necedades de sus gobernantes, todo ello mientras que las cámaras de diputados y senadores utilizan miles de minutos de radio y TV para promocionarse a sí mismas.

Esta mezcla de arrogancia, ignorancia e indolencia que en el caso del Renaut se dirige contra los em-presarios, apunta también contra los sectores más pobres de la población en el tema de la reforma para perseguir, por oficio, el delito de la piratería, enfocando las baterías del estado contra los vende-dores ambulantes.

Más allá del debate en torno a este fenómeno, que ya será tema de otro artículo, el hecho es que, con esta nueva disposición, los diputados están lanzan-do una cacería de brujas en contra de miles de ciu-dadanos honestos que han encontrado en la venta de estos productos una forma de llevar el pan a la mesa, tras ser expulsados de la economía formal a causa de la crisis provocada, entre otras razones, por la incompetencia de los propios legisladores.

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Por: Gerardo Enrique Garibay Camarena

La culpa la tiene la gente

SIN MEDIAS TINTAS

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Al mismo tiempo, de un solo plumazo, los representantes populares, están marginando a la gran mayoría de la población del acceso a los bienes culturales, pues, de aplicarse esta reforma, millones de familias simplemente serán incapaces de adquirir los productos originales.

En un país donde el 70% de las familias gana menos de 9 mil pesos al mes una ley como esta no solo es ineficaz, es indignante. Ineficaz porque reducirá mínimamente las supuestas “pérdidas” de la indus-tria. Indignante porque significa añadir una losa más al peso de la pobreza que carga la mayoría de los mexicanos.

Ambas leyes representan tanto la falta de sensibili-dad de los presuntos “representantes populares” res-pecto al pueblo que los eligió, como un desperdicio mayúsculo de los, de por sí escasos, recursos econó-micos y materiales del gobierno.

Pareciera que, para nuestros legisladores “la culpa la tiene la gente” y por eso, en lugar de generar las re-formas estructurales que tanta falta le hacen al país, aprueban verdaderos esperpentos burocráticos, tan costosos como contraproducentes, al fin que, si las cosas salen mal, siempre habrá un pretexto.

[email protected] www.sinmediastintas.org

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En la muy laica Francia, el muy socia-lista Lionel Jospin se opuso cuando era primer ministro al matrimonio entre homosexuales y a la posibilidad de que adoptaran. “El matrimo-nio es, en su origen y en tanto que institución, la unión de un hombre y una mujer. Esta defi-nición no obedece al azar. No remite, en primer lugar, a una inclinación sexual, sino a la dua-lidad de sexos que caracteriza nuestra existen-cia y que constituye la condición de la procrea-ción y, en consecuencia, de la continuación de la humanidad”, escribió el político galo en un artículo posterior en el que también denunció la tentación bienpensante de impedir un deba-te profundo sobre el tema bajo la amenaza de que cualquiera que se opusiera al matrimonio homosexual fuera tachado automáticamente de homofóbico. En la ciudad de México se cayó en esa tentación. En un lapso de poco menos de cuatro semanas (el 24 de noviembre fue presentada la iniciativa y el 21 de diciembre aprobada por el pleno), la mayoría perredista en la Asamblea Legislativa reformó el Código Civil para permitir el matri-monio entre personas del mismo sexo, con la consiguiente posibilidad de que puedan adop-

tar. No se llevó a cabo ningún foro institucional sobre el tema ni se escuchó la voz de los espe-cialistas en los diferentes ámbitos. En menos de un mes se hizo lo que en otros países ha llevado años de reflexión. Los promotores de esta iniciativa invocaron como motivación fundamental el principio de igualdad y no discriminación consagrado en el artículo 1° de la Constitución, argumentan-do que el matrimonio ha sido una institución discriminatoria en tanto que sólo podían ads-cribirse a ella las parejas heterosexuales. Múlti-ples sofismas podrían entonces esgrimirse bajo la misma lógica, según la cual podríamos decir que el matrimonio es discriminatorio porque establece límites de edad para tener acceso a él o porque no puedan casarse quienes tengan un cierto parentesco entre sí.

La propia Suprema Corte ha interpretado este principio sosteniendo que “el análisis de igual-dad no sólo implica tratar igual a los iguales, sino también desigual a los desiguales”y que dicho principio “no postula la paridad entre to-dos los individuos, ni implica necesariamente una igualdad material o económica real, sino que exige razonabilidad en la diferencia de tra-to, como criterio básico para la producción nor-mativa”.

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Matrimonio,

Por: Fernando Rodríguez Doval

homosexuales y laicidad

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Una relación entre hombre y mujer es ra-zonablemente distinta a la que se da entre dos hombres o entre dos mujeres. No se está ha-ciendo con tal afirmación un juicio moral sino enfatizando una evidencia fáctica. Los propios colectivos lésbico-gays hablan de “diversidad”. ¿Es por lo tanto discriminatorio pensar en una institución diferente para las uniones hetero-sexuales que para las homosexuales en tanto que estas relaciones son en sí mismas diferen-tes? Es cierto que no todos los matrimonios tienen hijos, bien sea por elección o por imposibilidad física de alguno de los cónyuges. Pero también es cierto que en una inmensa mayoría de los ca-sos sí se presenta esta característica y el matri-monio funciona como la institución en donde se regula la reproducción humana y todo el con-junto de derechos y obligaciones que a partir de ésta surgen. Al eliminar de la definición de ma-trimonio la posibilidad de la procreación se está dejando entrever que ésta no merece protección por parte del Estado. En la legislación internacional, aún en los paí-ses más modernos, la apertura del matrimonio a parejas del mismo sexo es la excepción y no la regla. En su lugar se contemplan otro tipo de instituciones con derechos análogos pero salvaguardando la especificidad hombre - mu-jer de la institución matrimonial. El principio

de igualdad de derechos no puede suprimir las diferencias que existen en toda sociedad. Estas diferencias exigen distinción de trato, sin que ello implique discriminación. ¿Hay en las anteriores líneas alguna argumen-tación de tipo religioso? Me parece que no. Por eso es preocupante que ciertos sectores preten-dan callar las voces disidentes bajo el manosea-do argumento de la laicidad del Estado, término que además confunden con un intolerante lai-cismo que pretende apropiarse del monopolio de decidir qué y cómo es lo que se puede dis-cutir en el espacio público. Frente a él, la ver-dadera laicidad defiende la necesidad de que en una sociedad libre y democrática todas las opi-niones puedan ser expresadas y todas las voces escuchadas.

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Encienda usted el radio o la televisión a cualquier hora del día. Hojee usted el periódico o una revista de esas de actualidad. El resultado es el mismo: Encontrará a uno de esos periodistas que consideran que la carrera les ha brindado omnis-ciencia y que por el hecho de haberla estudiado les convierte en la cátedra tras el micrófono, la pluma o el ordenador.

Sólo hay que escucharlos y leerlos y ahora resulta que ellos, los defensores del librepensamiento a ul-tranza, son los más dogmáticos a la hora de juzgar los hechos y los dichos de quienes no piensan como ellos o no están de acuerdo con los puntos de vista que ellos defienden.

Es curioso observar a los nuevos Torquemadas mandando a la hoguera o colgando el sambenito a todo aquel que ose decir, por ejemplo, que no está de acuerdo con los homonomios (los llamo así por-que estas uniones no pueden equipararse al matri-monio) o con las adopciones por estas personas o la defensa de la vida desde la concepción.

Hay que ver la furia desatada por los Loret, Maer-ker, López Dóriga, Cárdenas, Trujillo, Gómez Le-yva, De la Vega, entre muchos otros, al conocer las declaraciones del llamado por ellos “diputado hooligan”. Imagínese, amigo lector, se atrevió a de-cir que entre los homosexuales se da la pederastia. No es mi pretensión defender al susodicho diputa-do, sino su derecho a expresar lo que él considere. ¡Eso es una infamia! Gritan unos. ¡¡DIFAMA-

CIÓN!!, coléricos, exclaman otros. ¡Hay que de-mandarlo ante derechos humanos! Expresa el lobby gay, convertido en nuevo Santo Oficio. ¡¡¡DES-AFUERO!!! Se escucha en la radio, la televisión y se lee en los diarios.

Para empezar, lo dicho por él, que puede parecer-nos una perversa mentira, debemos analizarlo a la luz de los hechos. ¿Cuál es la preferencia sexual (como ellos llaman a la homosexualidad o la he-terosexualidad) de quien agrede sexualmente a un niño o adolescente? Porque si se trata de un hombre que abusa de otro varón, este acto de terrible per-versidad, no sólo es una violación, también es un acto de homosexualidad. ¿Y si se trata de una mu-jer abusando de una niña? Es la misma situación. ¿O acaso sólo existe el homosexualismo como un acto voluntario y querido?

¿No acaso existen ya en Estados Unidos y Europa grupos de heterosexuales y homosexuales –aquí en México ya se han pronunciado “sexólogos” tam-bién- que pugnan por el derecho de los niños al placer sexual y el derecho de los adultos a brin-dar ese placer a estos niños? Esto que parece una monstruosidad, es un hecho que ha levantado gran polémica en diversos países.

Sin embargo, esto no justifica lo dicho por este di-putado, sólo pretende hacer notar la hipocresía de ciertos comunicadores y el poder que se ha querido dar a una pequeña parte de la sociedad a quien se les han conferido derechos mayores a lo que usted y yo tenemos acceso.

COMUNICADORES EN CONTRA DE LAS INSTITUCIONESPor: Pedro Uriel

Rodríguez

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¿Periodistas u opinadores sabelotodo?

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Es muy curioso notar cómo existen diputa-dos, comunicadores y actores sociales que agreden verbalmente o inventan cualquier tipo de calum-nias contra cualquier personaje que se les ocurra y no pasa nada, por el contrario, están ejerciendo su derecho a expresarse libremente y se debe de-fender este derecho. ¿No ocurrió con un diputado perredista en la asamblea, quien calumnió al Car-denal Corripio? Dónde estuvieron estos periodistas sabelotodo para exigir que Derechos Humanos in-terviniera, ¿por qué no armaron el mismo borlote? Porque no está en su agenda. Porque no es lo po-líticamente correcto. Porque los pueden acusar de clericales o de reaccionarios.

En cambio, no se le ocurra a Esteban Arce decir lo que piensa, porque la Inquisición rosa y sus cori-feos con micrófono y máquina de escribir, inme-diatamente exigieron su desaparición de las panta-llas. No vaya a ser que alguien llegue a pensar de la misma manera, lo que sería terrible para sus sueños de una sociedad “libre y progresista” en donde ma-nan ríos de leche y miel.

Imagino el temor de todo comunicador que debe callar ante los medios sus opiniones para evitar que las SS, la Gestapo o la Cheka Gay les manden a los campos de concentración o a los Gulags del desprestigio, preferible no hablar o inventar que se está de acuerdo aun cuando en conciencia se piensa distinto.

Así como en las dictaduras se tachaba a los oposi-tores de “revisionistas”, “comunistas” o “judíos” y se les marcaba para que todo mundo conociera su

ignominia; ahora, si usted opina que la homosexua-lidad no es natural o rechaza los homonomios, será abofeteado con un “¡¡¡HOMÓFOBO!!!”, como si padeciera una enfermedad como la Claustrofobia o, peor aún, tuviera usted hidrofobia y se le conde-nará al desprestigio social.

Pero no sólo es este hecho bochornoso, también está el ataque sistemático a diversas instituciones, curiosamente las más apreciadas y reconocidas por la mayoría de los mexicanos: la Iglesia, el Ejército, el Magisterio y sobre todo la Familia.

¿Notó usted, lector, que al mismo tiempo que se aprobaban los cambios en el código civil del DF, se incrementaron las noticias de abusos sexuales -todos condenables- por parte de religiosos? Por supuesto, los que se cometen por otras personas -muchísimos más- no son noticia y no es necesa-rio hablar de ellos. ¿La razón? Tratar de callar la voz de la Iglesia mediante el desprestigio. ¿Cómo puede opinar una institución que cada día está más desprestigiada? Salen las noticias de los pretendi-dos abusos del Padre Maciel y se canta minuto a minuto lo que ha ocurrido en Irlanda y Alemania, situación que no es de ahora por supuesto, pero que se explota como noticia en el momento adecuado.Algo similar ocurre con la lucha que valerosamente da nuestro ejército en contra de los grupos de nar-cotraficantes. Y a la par que se pide la legalización de las drogas, se insiste en el retiro de las tropas de las zonas de conflicto, porque su presencia ha in-crementado la violencia. Cómo si fuera el ejército el que la hubiera desatado y ahora resulta que es el malo de la película ¡Pobrecitos narcotraficantes! Y nuestros periodistas, que de todo saben, pontifican acerca de este y otros temas, buscando imponer su criterio y eliminar cualquier otro que no coincida con el de ellos.

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En el caso del magisterio, se sigue la misma estrategia. Ahora resulta que los culpables de todos los males educativos son los maestros. Los causan-tes de los resultados en las pruebas PISA son exclu-sivamente las personas que dedican su tiempo y su esfuerzo en tratar de proporcionar una mejor educa-ción escolar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes que están inmersos en una sociedad en las que los medios de comunicación no son precisamente los mejores aliados en el proceso educativo, más pare-cería que su intención es todo lo contrario; padres y madres de familia (no todos, por supuesto) que dejan en manos del maestro y el centro educativo responsabilidades que son exclusivamente suyas y se desentienden de sus hijos, olvidando su deber de educar.

Seguramente, para estos opinadores, son los maes-tros los impulsores del “bullying” y otros tipos de abuso y de violencia, son ellos los que mantienen a los niños y jóvenes en las calles toda la tarde o pegados a la TV, al Internet o al celular, son los maestros los que han creado las deplorables series televisivas con las que las que el duopolio mantie-ne todas las tardes y noches a nuestros hijos ante las pantallas.

Es cierto que hay fallas, pero se trata de todo un sistema que debe de cambiar si es que queremos obtener resultados diferentes y no culpar al Magis-terio de lo que somos culpables todos los actores sociales.

Y como siempre los “sabelotodo”, que además de periodistas son filósofos, politólogos, educadores, pedagogos, psicólogos, sociólogos, y especialistas en todo, emiten sus sabias opiniones enfocando sus

baterías sobre la institución magisterial creando un mayor desprestigio que el logrado por algunos gru-pos de maestros manipulados políticamente.Y finalmente, estos grandes genios sabedores de todo, impulsan con toda energía su campaña para “desconstruir” el concepto de familia. Ahora fami-lia es todo lo que a usted se le pueda ocurrir. Si us-ted afirma que la familia es la institución formada por papá, mama e hijos, inmediatamente le tacha-rán de retrógrada, medieval y, sobre todo, clerical propugnador de un estado confesional y actúa con-tra el laicismo. ¡Cómo se le ocurre pensar en un tipo de familia así!

¿Pero es que entonces no hay familia cuando no hay hijos? NO, efectivamente la pareja sin hijos no es una familia. Es una pareja, un matrimonio, se llevan muy bien, son un gran ejemplo, son todo lo que usted guste, pero no una familia. ¿Y si no pue-den tener hijos? Cuando los tengan, naturalmente o por adopción, entonces serán una familia.

¿Y si el papá o la mamá mueren, se van o simple-mente ya no están? Aquí la situación es distinta, pues desde el origen son familia, ya sea que la mamá esté con sus hijos, o el papá también lo haga, sean los abuelitos quienes se queden con ellos o sus tíos, seguiremos hablando de una familia; en donde existe un referente de padre y madre y unos hijos que formarán en su momento, su propia familia.Por supuesto que todo esto será rechazado y los pontífices de la posmodernidad dirán que no, que hasta una comuna es una familia y que si a un ho-monomio le dan en adopción (Dios no lo quiera) a un niño, entonces eso es una “familia”, aun cuando se le niegue al niño el derecho a un padre y una madre, y a un sano desarrollo que le permita una adecuada identidad sexual y no solamente la per-cepción de una pretendida preferencia.

Y así, estos expertos en todo continuarán querien-do imponer los criterios que ellos han decidido que sean.

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Y en su mesita redonda de los miércoles por la noche o tras el micrófono por las tardes o ante las cámaras por las mañanas y noches, los informadores dejarán de informar y manipularán las noticias y opinarán de todo para que usted y yo, querido lector, pensemos como ellos desean, echando por tierra la gran labor que las más nobles instituciones de nuestro país, la Iglesia, el Ejército, el Magisterio, la Empresa y la Familia, rea-lizan día con día sin aspavientos, de manera callada, porque son estas instituciones las que han logrado el verdadero desarrollo de nuestra patria y no estos opi-nadores que en poco o nada contribuyen al bien de la sociedad con su verborrea barata y el abuso que hacen de la libertad de expresar sus ideas.

¿Hasta cuándo dejaremos que siga ocurriendo? En nuestras manos está lograr que esto sea diferente.

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Vivir ajeno a la maldad que impera en toda la atmósfera social, es desgraciadamente algo cada vez más complicado. La humanidad avanza día a día acompañada siempre de males disfrazados a través de la música, el cine y los mismos medios de comunicación, además de muchos otros elemen-tos que abonan al mal y desgastan al bien.

Para muchos, por momentos el mal es ambiguo; confundimos qué es malo, ¿Nos habremos hecho tan insensatos? El mal se demuestra de muchas maneras, casi siempre en acciones muy claras, pero en otras se disimula profesionalmente.

Para aclarar el contexto de la idea basta con expo-ner este simple hecho:

Los medios de comunicación nos bombardean con información sobre la inseguridad en México, su inestable clase política y nada más. El problema es que lo único que provocan las “notas rojas” es un retroceso intelectual en los mexicanos, al igual que ocurre con las notas de la farándula y las tele-novelas.

Desafortunados aquellos que han caído en la prefe-rencia a la información inútil, pues difícilmente en-tenderán que el mal se ha introducido en sus vidas sin que lo hayan notado.

El problema se agrava porque los medios de comu-nicación no son tan diversos como quisiéramos.

El duopolio televisivo que tiene México, con Te-levisa y Tv azteca, es un ejemplo muy a la vista; añoramos tener producciones constructivas y que de verdad unifiquen a una sociedad muy desgasta-da psicológicamente.

Sí, existe un mal colectivo inconsciente y no hemos sido capaces de diferenciar entre información que encamina al bien común y la que destruye la posi-bilidad de conocerlo.

Habrá información “mala” que tengamos que cono-cer para entender un contexto general, como algo referente al narcotráfico o al aborto, pero lo impor-tante aquí es saber digerirla con mucha prudencia y pedir a Dios que las cosas cambien, pues ¿Qué poder tenemos para erradicar este tipo de proble-mas? Es cierto, no tenemos poderes, pero contamos con herramientas que podrían ayudar, comenzando desde nuestro círculo social hasta escribir en una re-vista y promover la construcción del bien común.

Por supuesto, hay mucho por hacer con lo que tene-mos a la mano. El Internet, por ejemplo, es una op-ción muy importante para reforzar un contrapeso al mal, los comunicólogos con visión del bien común en los medios de información y el reforzamiento de nuestra fe para atacar al mal son también otras de muchas opciones que están a nuestro alcance.

Hoy los jóvenes tenemos dos opciones: Seguir es-perando a que lleguen al mundo aquellas personas que cambiarán las cosas para bien, o empezar noso-tros mismos a construir el bien común. Esperemos que cada día se sumen más personas a la segunda opción.

Empeñarnos para ganar al mal

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Por: SantiagoLozano

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El New Age o la Nueva Era, surgió en Nueva York, en el año 1875, impulsada por la Rusa Helena Blavatsky, una espiritista que decía haber recibido estas enseñanzas de seres espaciales y fundadora de la llamada sociedad teosófica que proponía una mezcla de ocultis-mo y espiritismo.

Desde entonces y hasta nuestros días esta pseu-dofilosofía ha sido influido en la sociedad, a través de la música, la lectura del tarot y de la mano, el auge del esoterismo, el ocultismo, la hechicería, el yoga, etc.

El New age tiene diferentes etapas con las cua-les van envolviendo a la gente sin que esta se dé cuenta, de lo que ocurre. Por ello, para saber cuando estamos siendo influenciados por este fenómeno, debemos estar alertas ante los si-guientes síntomas, como lo señala la escritora Isabel Vidal de Tenreiro:1ª Etapa.- Iglesia NO – Cristo SI: Etapa de pe-netración de las sectas de origen cristiano y, en nuestros países, etapa de descrédito de la Igle-sia y los sacerdotes: “Yo creo en Cristo, pero no en los curos”, fue un comentario que hizo a

difundirse y a oírse en aquel entonces, convir-tiéndose casi en “eslogan”.2ª Etapa.- Cristo NO – Dios SI: Etapa de inva-sión de la religiosidad oriental y de los Gurúes orientales hacia el Occidente cristiano.3ª Etapa.- Dios NO – Religión SI: Etapa en la que asuntos seculares se convierten en cuasi re-ligiosos. En Política, el Marxismo; en Ciencia, el Freudianismo y el comienzo de los movi-mientos de “desarrollo del potencial ilimitado del ser humano”.4ª Etapa.- Religión NO – Sacralidad SI: Etapa de promoción de creencias y prácticas de ocul-tismo que se promueve como sagrada, es ya la etapa New Age.

Como se pude observar en estas etapas la new age manipula a la gente para terminar creyendo cosas que van en contra de la religión, dejando a Dios en último plano.

Abramos lo ojos no seamos victimas de sus atrocidades verbales. Estemos alerta ante cual-quier amenaza de este tipo dentro de nuestra familia o con los amigos y pidámosle a Dios que nos ayude para no caer en estas tentaciones y que esta mejor sea una nueva era de tranquili-dad, paz con nosotros mismos y con Dios.

New AGePor: Humberto González

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New AGe

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El materialismo es un tema muy co-mún en la actualidad, pues nosotros mismos somos parte de este fenómeno. ¿qué hay de aquellas veces en las que al lograr comprar eso que tanto añorabas y después de haber ahorrado tanto tiempo por fin lo tienes pero no nos senti-mos conformes puesto que en unos días, meses o años será obsoleto y queremos siempre lo me-jor?. Acto seguido el deseo de querer comprar otra cosa y mejor que la pasada nos acecha y nunca nos conformamos.

Nosotros los jóvenes muchas veces caemos inconscientemente en el materialismo, incluso dentro del matrimonio, como ocurre en el caso de las parejas “Dinky” por sus siglas en inglés, double income, no kids, yet (Dos ingresos y sin hijos, todavía), aquellas que no quieren tener hijos y se casan solo para satisfacer ciertas ne-cesidades de carácter personal y económico.

Ahora, en lugar de niños, muchos matrimonios quieren carreras profesionales, viajes alrededor del mundo, casas, carros y apara la gran mayo-ría de ellas los hijos son solo una responsabi-lidad que aplazan o descartan hasta lograr sus planes personales, he aquí una de las razones por las cuales escuchamos del control natal. Peor aún es la proliferación de los “bebes de ca-tálogo” que se ofrecen en clínicas de insemina

ción, considerando las características genéticas de los donadores de esperma, como el color de cabello, de ojos, etc.

¿Qué tan vacio es esto?, Simplemente dema-siado, pues bien sabemos que al final todas las cosas materiales se quedan en el camino y en-tonces nos damos cuenta de que no sirvieron de nada, nos olvidamos de valorar las cosas y del porque estamos aquí, no somos felices.

Ahora se cree que el tener dinero, fama, poder, la casa más lujosa, el carro más rápido, la com-putadora más llamativa son la fuente de la feli-cidad y esto es completamente falso, ya que al darle mucha importancia a algo que no la tiene nos volvemos esclavos de las cosas que debe-rían ser para nuestro servicio.

Este fenómeno va más allá del plano personal y afecta a sociedades enteras, a veces del modo más cruel, como ocurrió con la segunda guerra mundial y, más recientemente, con la guerra en la Ex Yugoslavia, donde la ambición por el po-der y el dinero provocaron la muerte de millo-nes de personas.

Muchas de las veces nos dejamos llevar por nuestros deseos de tener más de lo que necesi-tamos, y aun cuando lo tenemos no lo sabemos valorar, pasamos la vida deseando lo que no te-nemos y no disfrutamos las grandes bondades que Dios nos da.

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MATERIALISMO EN NUESTRAS VIDAS

Por: Gustavo Torres

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Muchas de las veces nos dejamos llevar por nues-tros deseos de tener más de lo que necesitamos, y aun cuando lo tenemos no lo sabemos valorar, pa-samos la vida deseando lo que no tenemos y no dis-frutamos las grandes bondades que Dios nos da.

Sepamos valorar el amor de nuestra familia, de nuestros amigos y las cosas que Él nos ha dado, muchas o pocas pero de gran valor para ser felices.

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MATERIALISMO EN NUESTRAS VIDAS

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Abandonarse al dolor sin resistir, suicidarse

para sustraerse de él, es abandonar el campo de batalla sin haber luchado.

“Napoleón Bonaparte”

Un tema que últimamente ha dado mucho de qué hablar debido a su creciente popularidad en los jóvenes ha sido el suicidio, la destrucción de nuestra propia vida, directamente procurada, ya sea por medio de una acción o a través de una omisión voluntaria.

Para entender este fenómeno social es importante analizar la influencia que los medios de comunica-ción y especialmente la televisión, tienen en el po-sicionamiento de esta práctica, pues diversos estu-dios han comprobado un aumento en los suicidios hasta 10 días después de los informes sobre casos de suicidio en las noticias, sobre todo si involucran celebridades.

Ahora, el internet ha añadido toda una nueva di-mensión a este fenómeno, pues existen sitios en la red que ayudan a las personas con ideas suicidas y otros que intentan prevenir los suicidios.

Por tanto, la responsabilidad por el aumento de los suicidios está, en cierto modo, repartida entre todos los componentes de la sociedad, pues las opiniones

y prácticas que llevan implícitas una falta de respe-to a la vida (en temas como el aborto o la eutanasia) crean un ambiente social en el que es más fácil el suicidio.

Lo mismo puede decirse de las opiniones vertidas en la prensa, el cine o la literatura, que presentan el suicidio como “una salida digna” y “más humana” que el trabajo de afrontar con entereza las induda-bles dificultades de la vida.

La mayoría de las personas que intentan suicidarse dan avisos evidentes de sus intenciones y por ello, además de promover en nuestro entorno la cultura del respeto a la vida, los expertos nos dicen que si algún conocido o familiar está pensando en quitarse la vida es importante seguir los siguientes pasos…• Prestar atención• No dejar sola a la persona• Escucharla• Creerle• Tomarla en serio• No regañarla• Entender sus sentimientos• Hacerle saber que deseamos ayudarla• Ayudarla a que verbalice y exprese sus sen-timientos• Buscar ayuda profesional• No juzgar y ayudar a la persona para que encuentre respuestas y alternativas de vidaNunca debemos pensar qué…• No tiene importancia• Está bromeando• Nunca lo hará• Eso se le olvida en unos días• Lo hace para llamar la atención• Nos está manipulando

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El SuicidioPor: SergioTorres

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• Está loco• Retarlo es la solución• No es nuestra responsabilidad• No somos la persona ademada para ayudar

Recuerda que si alguno de nuestros conocidos entra en crisis lo primero que debemos hacer es ayudar a que la persona se exprese libremente, con preguntas abiertas que nos permitan saber lo que está pensando para así poder ayudarlo de la mejor manera o, en su caso, acer-carlo lo antes posible a los servicios médicos.

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Hoy en día vivimos uno de los peo-res momentos en cuestión de violencia dentro de nuestra sociedad. Día con día vemos en las noticias como cada vez hay más muertos, ba-laceras por aquí y por allá, y la población se pregunta ¿Hasta cuando? ¿Cuando dejaremos de vivir con miedo? ¿Cuándo podremos pasear con nuestra familia con tranquilidad?

La violencia no se limita a las confrontaciones generadas por el narcotráfico, sino que se ha generalizado dentro de la sociedad, particular-mente en el caso de las pandillas, Y LO MAS LAMENTABLE, ENTRE LOS CHAVOS DE SECUNDARIA Y PREPARATORIA, que ven las peleas como algo divertido y una forma de entretenerse, por lo que las “suben” a Internet.

No es que justo ahora haya explotado el pro-blema en México, sino que hasta hoy se le ha dado la batalla al crimen organizado, es por eso que no debemos permitir que los delincuentes se apoderen de nuestra sociedad, y no debemos bajar las manos.

Si queremos paz, debemos estar preparados para la guerra; no podemos vivir con los ojos cerrados, debemos saber contra quien estamos luchando, porque el crimen organizado es el enemigo de nuestros hijos, de nuestros herma-nos, de nuestra sociedad.

Podemos preguntarnos el porque de esta si-tuación y aunque le demos vueltas y vueltas al asunto, la respuesta es demasiado sencilla. No es un problema que surja hoy en día, sino de la falta de valores, y de unión familiar, pues todos, absolutamente todos, violadores, asesinos, nar-cotraficantes, pandilleros, rateros, borrachos, corruptos, todos, sin excepción, salieron de una familia, y es en ese lugar donde se deben de in-culcar los calores esenciales al ser humano.

Así que no nos demos dar de topes en la pa-red buscándole soluciones extraordinarias a esos problemas, mejor busquemos fomentar los valores, y la armonía dentro de las familias y preocupémonos por saber donde están nuestros hijos, cuales son sus amistades, y que valores les estamos forjando para su vida, pues si edu-camos a un niño con valores y con amor difí-cilmente caerá en manos de los delincuentes, y, por tanto, tendremos una sociedad con paz y tranquilidad.

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La violencia

Por: Cesar Sosasocial.

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social. 5 CRISTIANOS EN LA POLÍ-TICA, editado por el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana.

Muchos de nosotros pensamos en que la políti-ca es algo que solo corresponde a los miembros de un partido o a quienes se dedican al servi-cio público, sin embargo la política es asunto de todos y cada ciudadano debe ser parte de los cambios y decisiones que como sociedad nos toca hacer.

La historia de la humanidad nos enseña que en medio de circunstancias incluso más compli-cadas que las nuestras, han existido hombres y mujeres capaces de encarnar su fe en Cristo en el servicio de la cosa pública, manteniendo sus convicciones hasta las últimas consecuencias.5 Cristianos en la política es un libro que relata la vida y la acción de hombres que se han com-prometido con su quehacer político y así con su ejemplo buscan dar una luz esperanzadora, capaz de iluminar el actual momento político y convocar al compromiso.

El actuar del político cristiano hoy en día de-manda un verdadero compromiso hacia la dig-nificación del ser humano, teniendo siempre a la persona como centro de nuestro actuar.

Los jóvenes estamos llamados a ser esa luz en la esperanza. Refrendemos el compromiso con el actuar político desde lo tangible, haciendo realidad aquellos ideales que como cristianos

decimos ser parte de, la persona como centro de nuestro actuar, la dignidad humana, el bien común, en sí la doctrina social cristiana tradu-cida en el orden natural logrando el desarrollo integral de cada ser humano para la plenitud de su vida.

El reto está en cada uno de nuestros ambientes, en la escuela, trabajo, con nuestra familia, ami-gos en nuestros conocidos. El ejemplo lo en-contramos en la vida de Efraín González Luna, Robert Schuman, Santo Tomás Moro, Konrad Adenauer y Alcides de Gasperi. Aceptemos el reto de ser comprometidos como aquellos que han actuado como verdaderos cristianos en el ámbito de la política en nuestro país y en el mundo.

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Para leer y dialogar

Por:María de la luz Hernández

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IMAGENACIONESSin comentarios

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“Está descompuesto el arte”Mafalda

¿Alguien sabe qué le ha pasado al arte? Lo pregunto porque, tal pareciera, que en los últimos años, términos como “arte” o “cultura” han perdido por completo su signi-ficado para convertirse en sinónimos de arro-

gancia, degradación y destrucción.

Desgraciadamente, el arte contemporáneo fue secuestrado por un grupo de pseudo creadores, quienes a su vez lo han convertido en uno de los mayores escaparates de la cultura de la muerte.

Así, desde la más pequeña casa de la cultura y hasta las más prestigiadas galerías de Nueva York, las exhibiciones artísticas se inundan de una mezcla de sexualidad sin sentido, imágenes fantasmagóricas y reduccionismos insensatos, todo en aras de transgredir y generar polémica en el espectador.

Estas obras de “arte” son apreciadas tan solo por una élite de “cultos” que han monopolizado el mundo de la cultura, acusando de ignorantes a todos aquellos que no compartan su fascina

ción por el nihilismo y la franca destrucción de los valores y del mundo en que vivimos.

Un ejemplo muy claro de este fenómeno ocurre con la pintura: a través de la historia, las dis-tintas civilizaciones humanas habían logrado perfeccionar diferentes técnicas para reflejar la realidad y expresar la imaginación, hasta que llegamos al siglo XX y la búsqueda de la belle-za fue substituida por la exaltación de lo gro-tesco.

Lo mismo pasa en el terreno de la música, don-de basta comparar una obra de Mozart con los “sonidos” de algún grupo “experimental” mo-derno, para ver más allá de cualquier duda, que algo ha ido verdaderamente mal en los últimos años.

A semejanza de aquellos vivales de Hans Chris-tian Andersen que, literalmente, dejaron desnu-do al emperador al vestirlo con un traje ima-ginario, alegando que solo “los inteligentes” podían verlo, nuestros cultos profesionales del nuevo milenio absorben por igual fondos pú-blicos y privados, con el pretexto de que ellos son “los iluminados” que comprenden el mun-do como realmente es y todos los demás somos demasiado idiotas como entenderlos.

Por eso, desde el mundo del arte se ha promovi-do por igual, el consumo de drogas y las perver-siones sexuales, “justificadas” bajo el aura de

En Cinerama…Cultura de la Muerte/Muerte de la cultura

Por: Joaquín Moreno Soler

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respetabilidad de los grandes festivales ci-nematográficos, encabezados por los que se reali-zan en Cannes y Berlín.

De este modo, en su adopción masiva como mo-delo de creación artística, la cultura de la muerte ha trastornado profundamente la creatividad hu-mana, pervirtiendo su mirada, degradando su po-tencial y, básicamente, matando a la cultura.Descanse en paz.

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Hay gente que puede pasar toda su vida navegando en las tibias y tranquilas aguas de la ru-tina y la predictibilidad, cultivando la tierra en ve-rano y calentándose al ritmo de un buen fuego y un buen licor en el invierno, estudiando latín, corte-jando mujeres, casándose antes de los veintitantos y envejeciendo a la vista del mismo lugar donde nacieron.

Hay, también, otro tipo de gente, con vocación por la aventura, que abandona el hogar para enfrentarse a los peligros y la vastedad de los mares, a cambio del oro, la tierra y las promesas de un mundo nue-vo, más allá de las columnas de Hércules, donde las riquezas se acumulan en los montes y en los valles inexplorados donde habitan pueblos fieros y desconocidos.

Existe, además, una tercera clase de personas: aque-llas, que anhelando una vida tranquila, son arrastra-das por la brutalidad de los hombres y el capricho de las circunstancias a sitios remotos, como lirios a la deriva a través del ancho mar, arrancadas de su

hogar y su origen, abandonadas a la misericordia de Dios y la fortaleza de su voluntad.

Hoy, a tantos años de distancia de aquella bien-aventurada jornada en que recuperé mi libertad y reencontré a la mujer más hermosa del mundo, sigo aferrándome a los débiles y maravillosos recuerdos de un día que marcí por completo el rumbo de mi existencia.

Sin Embargo, por más que lo intento, no logro re-cordar que pasó inmediatamente después de oir su voz y como logramos alejarnos de su ama sin ser descubiertos.

Lo que sí conservo en mi memoria es la emoción y el temor que se reunían en nuestros corazones mientras ella y yo nos escondíamos tras la pared de un comercio de tapetes, observando, a la distancia, la creciente desesperación de su ama, que voltea-ba impacientemente hacia todos lados, buscándola, mientras el marido, con expresión de profundo dis-gusto, le reclamaba por la pérdida de aquella escla-va a la que no volverían a ver en sus vidas.

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Capítulo IVLas dos damas de plata

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Así, paralizados por el miedo y saturados por una invencible alegría, esperamos durante un par de horas, que parecieron interminables hasta que sus amos se dieron por vencidos y se alejaron lentamente con rumbo a su casa, mientras que las primeras estrellas comenzaban a aparecer en el cie-lo nocturno, casi eclipsadas por el brillo de marfil de la luna llena.

Venciendo finalmente el temor, abandonamos nues-tro refugio temporal y salimos a las calles cercanas al puerto, procurando pasar desapercibidos entre el moribundo río de mercaderes y marinos, hasta que finalmente encontramos un lugar lo suficientemen-te tranquilo como para hablar.

Ahí, entre los restos de un comercio derruido, del que solo que conservaban las paredes como mudos testigos de la agotada fortuna de su propietario, pa-samos las horas, narrando en murmullos nuestras respectivas desventuras y tratando de calcular que tan lejos estábamos del pueblo de nuestra infancia. Fue como si nos conociéramos de toda la vida, como si hubiéramos estado separados tan solo por un par de días. Yo la observaba, mientras la pálida luz de la luna se reflejaba en su rostro, brindándole un tono particularmente misterioso, que resaltaba la belleza de sus facciones delicadas y su expresión de profunda tristeza y de aún más profunda espe-ranza.

Soñábamos con los ojos abiertos, pensando en la nueva vida que nos esperaba en Europa y aquila-tando la alegría de nuestra recién recuperada liber-tad, mientras que las memorias de nuestra esclavi-

tud parecían desvanecerse como trazos de viento bajo el resplandor de la noche.

Le comenté mis planes y acordamos intentar que ella se escapara en el mismo barco, escondida entre las mercancías que la “Dama de Plata” transporta-ría hasta Italia en unas pocas horas, de modo que nos acercamos al muelle y, finalmente, encontra-mos el modo de lograr que ella subiera al barco sin ser detectada, mientras los trabajadores cargaban la nave, lista para zarpar con la primera luz del día.Así, bajo el cobijo de las dos damas de plata, una atada a los cielos y otra anclada en el puerto, espe-ré el amanecer de una nueva travesía, pidiéndole a Dios que nuestro loco plan diera resultado y que los marinos no llegaran a descubrirla.

Mientras la noche agonizaba oré por un viaje se-guro, por la Europa de nuestras esperanzas, donde dónde la maldad quedaría en el pasado, la gente sería bondadosa, y podríamos sentar cabeza, para ser felices, para vivir en paz.

Continúa… el fraile Bonaterra

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