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Estamos en la Semana 26 del Tiempo Ordinario y la Liturgia nos invita a profundizar un poco más en la madurez de nuestra vida y nuestra fe.

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La semana pasada nos plantearonque para tener una fe maduranecesitamos fundamentarnos en el modo de amar y de hacer justicia que tiene el mismo Dios. En esta semana nos plantean que para profundizar nuestra fe hace falta estar abiertos a la vida, a las personas, al mundo y a Dios.

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En la parábola de Mateo (21,28.32), los dos hermanos, tipifican la apertura o cerrazón ante la novedad de Dios en la que descubrimos su voluntad. Tanto en el ámbito de la familia, trabajo, amigos, Iglesia, o como miembro o responsable de algo, no escapamos de la disyuntiva de quedarnos en puras palabras o en actuar. El contraste expuesto por Jesús es muy diciente: “el hombre que había dicho sí, no hizo nada, sin embargo el que había dicho no, finalmente sí actuó”.

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La parábola de los dos hijos, nos advierte que la autenticidad de toda respuesta no está en las palabras, sino en la actuación concreta, como lo afirma el dicho: “obras son amores y no buenas razones”.

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Pero no podemos quedarnos en una interpretación maniquea de esta parábola, al reducir su mensaje a una simple división entre los que de verdad “hacen” y los que tan sólo “dicen”. Porque para Jesús ello no vale de nada. Lo importante es si estamos ABIERTOS o CERRADOS a las personas, a la realidad y a Dios. Porque en esta apertura o cerrazón se decide lo que somos realmente.

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Cuando Jesús afirma que los mundanos (publicanos) y las prostitutas se adelantaron en el camino hacia el Reino, lo hace porque, quien no se considera a sí mismo el bueno, el fiel o el cumplidor, es decir, quien se reconoce frágil y necesitado, aprecia todo lo bueno que la vida le depara y reconoce que todo es puro regalo del Dios misericordioso. Por eso está abierto a la gracia.

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Lo decisivo no está en decir SÍ o NO, sino en hacer todo el bien que podamos. Más aún, lo que realmente decide el tipo de personas o creyentes que somos es nuestra actitud y actuación con las personas y no nuestras convicciones. Estas son endebles. Lo sólido es la capacidad de amar y servir a las personas. O si no, ¿de qué te sirve la nube cuajada de ricos cristales que da canción a tu fuente y aromas a tus rosales, si muere de sed tu alma cautiva en las mezquindades?

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Que nuestro SÍ sea siempre para construir espacios de encuentro, para multiplicar perdones, para derrochar fraternidad, para aumentar confianzas y para que donde quiera que estemos y actuemos sea más viable la vida.

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Señor,que con mis palabras y actuaciones

construya amistad, perdón y fraternidad[ ]

La apertura a la Novedad de Dios libera de miedos e inseguridades, y aunque nuestra respuesta no sea total de inmediato, comienza la purificación de nuestros deseos. Y así, nuestras palabras y actuaciones van sacándonos poco a poco del propio amor, querer e interés: Nos hacen libres y liberadores.

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La apertura a la Novedad de Dios provoca un diálogo sencillo y directo con la gente y con Dios, consolidando nuestra capacidad de amistad. Y así, nuestras palabras y actuaciones van fortaleciendo la integración profunda de la propia vida: Nos vuelven comunión.

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La apertura a la Novedad de Dios aumenta la fe, engendra esperanza y consolida el amor, haciéndonos capaces de mayores gestos de solidaridad. Y así, nuestras palabras y actuaciones combaten las tinieblas de la vida: Nos convierten en amigos de Dios y luz para el mundo.

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LO QUE NECESITAS ES AMORNo son más palabras, no son más promesas, lo que necesitas es

amor. No te bastan voces, todo lo conoces, lo que lo que necesitas es calor.

No te mortifiques que el mundo critique, la gente anda en busca de cariño. Si la gente miente, dice que no siente, pero en la noche llora como un niño.

Si fue tu sonrisa que arrancó la brisa, lo que cosechaba mi alegría. Necesito el peso de ese amor tan bueno, para comenzar un nuevo día.

¡Hay un vacío en el hombre, forrado de dudas y tristezas, parece llenarse cuando empieza, a darle a los otros, su calor!

¡Hay un vacío en el hombre, anclado a miedos y durezas, parece sanarse cuando empieza, a darle a los otros, su amor!

(Miguel Matos SJ)

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