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Titulo de la edición original: The Road to Chess Mastery.

Traducida por Enric Balza i Valls.

Es propiedad, 1990. © Max Euwe y Walter Meiden.

© de la edición en castellano: Editorial Hispano Europea, S. A. Bori i Fontestá, 6-8.08021 Barce­lona (España).

Fotocomposición y encuademación de esta obra realizada en los talleres de Horeb, I. G./A. Parras. Polígono industrial Can Trias, 5-8. 08232 Vilade-cavalls (Valles Occidental).

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autori­zación escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las Leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cual­quier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distri­bución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e im­portación de esos ejemplares para su distribución en venta fuera del ámbito de la Comunidad Eco­nómica Europea.

Depósito Legal: B. 7091-1990.

ISBN: 84-255-0842-8.

IMPRESO EN ESPAÑA PRINTEO IN SPAIN

HOREB, I. GVA. PUMAS - Pol. Ind. Can Trías, 5-8 - 08232 Viladecavalls

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Prefacio 9. Defensa Grünfeld-lndia. 111

Introducción

1. La apertura 2. La transición al juego me­

dio 3. El juego medio . . . . 4. El final 5. Estrategia, táctica y situa­

ciones tácticas . . . . 6. Estrategia 7. Táctica 8. La situación táctica. . . 9. La iniciativa

10. Resistencia 11. Estilos de juego . . . . 12. Aspecto psicológico del

ajedrez

PARTIDAS

1. Defensa Nimzo-lndia I

2. Defensa Nimzo-lndia II.

3. Apertura inglesa . .

4. Apertura Benoni . .

5. Apertura Ruy López I.

6. Apertura Ruy López II

7. Apertura Ruy López III

8. Defensa holandesa .

10. Defensa Grünfeld inver­tida

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11. Gambito de dama rehu­sado I

12. Gambito de dama rehu­sado II

13. Gambito de dama rehu­sado III

14. Gambito de dama rehu­sado IV

15. Defensa Caro-Kann

16. Defensa siciliana I.

17. Defensa siciliana II.

18. Defensa siciliana III

19. Defensa india de rey I. .

20. Defensa india de rey II .

21. Defensa india de rey III.

22. Defensa india de rey IV ,

23. Giuoco p i a n o . . . .

24. Defensa india de dama

25. Apertura seudo-Retl.

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T

Prefacio

Frecuentemente los jugadores de ajedrez alcanzan cierto nivel y parecen in­capaces de mejorarlo. En ciertos momentos de la partida llegan a alcanzar posi­ciones sólidas e incluso prometedoras pero no tienen ideas bien establecidas para continuar. Normalmente pueden ganar a otros jugadores sin saber exacta­mente por qué. Desconocen muchas de las sutilezas para crear una posición fuerte y frecuentemente no comprenden los requerimientos estratégicos de la si­tuación en que se encuentran ellos mismos, y bajo el punto de vista táctico no lo analizan con suficiente cuidado o imaginación.

Estudiar las partidas de los maestros —incluso si van acompañados de ex­celentes anotaciones— no siempre ayuda. Los motivos de cada movimiento no pueden puntualizarse por los comentaristas, y los no iniciados muchas veces no tienen ni idea de por qué se han hecho.

Este libro es una colección de veinticinco partidas comentadas especialmen­te para mostrar a los jugadores corrientes la forma de mejorar su ajedrez me­diante la discusión de las ideas básicas de un cierto número de aperturas mo­dernas, explicando cómo manejar algunas posiciones típicas del juego medio, mostrando frecuentes ejemplos del análisis táctico que debe realizar un jugador antes de decidir la próxima jugada e indicando los motivos de los movimientos más obvios de cada partida. Debido al abundante espacio de que disponemos, a nuestra esperanza de enseñar a los principiantes, y a las frecuentes consultas sobre las necesidades del jugador corriente, hemos podido incluir mucho mate­rial que no figura normalmente en una partida comentada. Aplicando cuanto haya aprendido estudiando estas partidas, el lector podrá encontrar por sí mis­mo el camino para llegar a maestro.

La más alta forma de maestría en el ajedrez queda ejemplarizada en el juego de los maestros. Cuando un amateur experimentado juega con un maestro pronto se da cuenta de que se enfrenta con un estilo de juego diferente, distinto al que halla al jugar con otro amateur, incluso si es un amateur muy hábil. En el juego del maestro hay algo dominante, incluso abrumador, que evidencia que éste posee una perspicacia y conocimientos que el aficionado no tiene. El maes­tro dispone de una dimensión extra, por decirlo así.

Ciertamente el maestro hace un juego más penetrante con una táctica más cuidada, ve de más lejos y comete menos errores que su contrincante aficiona­do, y a este respecto puede parecerle a este último muy difícil si no imposible imitarlo. Además el maestro tiene un mejor concepto global sobre la estrategia del ajedrez y una comprensión más sutil de cierto tipo de posiciones cuya exis­tencia otros jugadores no siempre conocen.

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8 Ajedrez. El camino hacia la maestría

Dicho de otra forma: el maestro conoce unos «secretos» que le permiten crear posiciones favorables que conducen a la victoria.

En la introducción de este libro describimos las diferencias existentes entre el maestro y el jugador corriente, en las distintas fases y aspectos de la partida y señalamos cómo puede este último mejorar su juego en cada fase. Seguida­mente, valiéndonos de veinticinco partidas entre maestro y amateur, veremos cómo ha sido concebida y conseguida la victoria.

Nos hemos valido de las partidas entre maestro y amateur por varios moti­vos. En primer lugar porque en esta clase de juego queda más evidente el estilo agresivo del maestro, ya que los jugadores corrientes en general no son propen­sos a neutralizar la presión del contrario en cualquier punto de la partida.. En se­gundo lugar, los errores del aficionado tienden a ser más serios y bien definidos que los del maestro y por tanto se prestan más por sí mismos a pormenorizar, y en tercer lugar, probablemente no hay mejor forma de demostrar al alumno cómo debe explotarse un juego inferior y señalar cómo lo explota realmente el maestro.

Las partidas se han ordenado aproximadamente según la eficacia del ama­teur, situando los más flojos hacia el principio del libro. Pero frecuentemente se ha prescindido de este orden para agrupar entre sí partidas con la misma aper­tura. Se comentan e ilustran las ¡deas fundamentales de distintas aperturas, pero predominan las aperturas y defensas más modernas.

Al ir avanzando las partidas, el oponente al maestro se va fortaleciendo pro­gresivamente, y efectivamente gana las tres últimas partidas del libro. En estas tres últimas partidas mostramos por una parte en qué aspecto el amateur ha mejorado lo suficiente para ganar y por otra parte por qué ha perdido el maestro, perdiendo por razones distintas a lo que hace el amateur.

Estamos muy agradecidos a Mr. Norman Cotter de Wilmington, Delaware, por su solícita lectura del manuscrito, a Albert Klein de Columbus, Ohio, que ha revisado las pruebas y a Fredric Foote de Hastings, Michigan por su exhaustivo estudio tanto del manuscrito como de las pruebas y por las muchas sugerencias útiles que ha hecho.

M.E. W.M.

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Los aficionados al ajedrez son muchos y entre ellos los hay que después de practicar mucho jugando contra competidores hábiles, estudiar cuidadosamen­te los manuales de ajedrez y leer partidas de maestros han asimilado muchos de los principios del juego y han aprendido a hacer movimientos fuertes, probando por sí mismos de evitar puntos débiles en el tablero, llegando a un estado en que no cometen errores tácticos evidentes: resumiendo, son jugadores fuertes. Es­tos aficionados no pierden piezas por descuido. Tienen una fina percepción de algunas de las sutilezas del juego posícional mayor que la que tenían la mayor parte de maestros del siglo xix. Normalmente no encuentran dificultades en abrumar a su oponente más débil y peor informado. Sin embargo, en competi­ciones estos amateurs normalmente pierden frente a los maestros actuales.

Esta diferencia hace que un jugador ambicioso se pare y reflexione. ¿Qué ha­bilidades tiene un maestro que no tiene un amateur? ¿Qué línea separa al maes­tro de un aficionado fuerte? ¿Qué puede hacer un amateur para llegar a maestro o por lo menos para mejorar su juego? ¿Qué es un maestro?

El maestro está versado en la técnica del manejo de cada una de las fases de la partida: apertura, juego medio y final. Considera la partida como un conjunto en el que cada movimiento forma parte de una cierta estrategia o concepto tác­tico. Aprecia sutilmente las posibilidades de todas las posiciones. Puede anali­zar cuidadosamente y prever exactamente las consecuencias de cada movi­miento. Comprende los principios básicos anejos a las distintas posiciones. Su juego táctico es cuidadoso, sus errores son menos y menos serios que los de otros jugadores. Conoce muchas partidas del pasado y está bien informado de las líneas jugadas en competiciones actuales.

El maestro y el aficionado ven las posiciones del ajedrez desde puntos de vista distintos. El maestro tiene una visión y comprensión de una posición y sus implicaciones que el aficionado no ha alcanzado todavía: también conoce la re­lación mutua entre los distintos principios cuya existencia el amateur ni siquiera sospecha.

Vamos a examinar varios aspectos del ajedrez en los que sea evidente la di­ferencia entre maestro y amateur, indicando qué es lo que este último debe ha­cer en cada zona para reforzar su juego y progresar hacia maestro.

1. LA APERTURA

Hasta cierto punto no hay una diferencia apreciable entre maestro y amateur durante la apertura, ya que ambos deben jugar según la misma línea teórica.

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10 Ajedrez. El camino hacia la maestría

Pero sí hay una gran diferencia entre jugar variantes respecto a la rutina y com­prenderlas. Desde el primer movimiento el maestro sabe por qué realiza cada una de las jugadas, ya sean estratégicas o tácticas. Por el contrario, muchas ve­ces el amateur aprende variantes emocionales y las juega mecánicamente. En tales casos el aficionado frecuentemente pierde el hilo por completo a la primera desviación de lo que dice el libro, mientras el maestro, conociendo el fondo del movimiento sabe cómo sacar ventaja del mal juego del contrario si lo hay.

Generalmente el maestro juega la apertura ajustada a la teoría, pero ocasio­nalmente prescinde deliberadamente de la mejor continuación teórica para es­quivar una cierta variante que le haría jugar en una línea que no le gusta, que no esté de acuerdo con su temperamento, o simplemente para confundir al contra­rio como es el caso, por ejemplo, del movimiento 13 de las negras en la partida 19. Así pues, un movimiento dudoso por parte del maestro puede tener un signi­ficado bien diferente del que tendría si el mismo movimiento fuera realizado por un amateur.

El maestro tiene también otros motivos para desviarse de la línea teórica. Puede hacer, y de hecho lo hace, estudios sobre variantes especiales de apertu­ras y puede descubrir vías para mejorarlas. Siendo el maestro un jugador sólido es capaz de descubrir ligeros errores en algunas de las líneas usuales. Conse­guir mejoras quizá no es tan difícil como pueda parecer, pues al fin y al cabo ¿qué es una teoría? Las teorías nacen de dos fuentes: El resumen estadístico de las líneas jugadas en competiciones entre maestros y amateurs avanzados y el análisis más pausado de las variantes de aperturas usadas por estos mismos ju­gadores antes y depués de la competición. Este último tipo de análisis es de más confianza por que no existe la presión de un límite de tiempo como en los partidos de competición.

Muchas veces los maestros analizan previamente líneas especiales que lue­go utilizan por primera vez durante la competición para sorprender a su contrario relativamente poco preparado.

Los expertos en aperturas examinan todas las partidas en las que se ha juga­do una línea especial o una determinada variante, así como todos los análisis teóricos disponibles sobre tal línea, y de estos estudios se deduce una teoría que es mucho más que una recopilación estadística, ya que interpreta y reporta conclusiones. El maestro puede ser capaz también de mejorar estas teorías, pero esto es mucho más difícil, ya que ei campo ha sido ya investigado por uno o más expertos que le han precedido.

Cuando el amateur se separa de la teoría en su juego sobre el tablero, nor­malmente es porque no le resulta familiar o porque no la recuerda. En estos ca­sos, el movimiento substitutivo es probablemente peor que el teórico o incluso constituye un evidente error, en cualquier caso el contrario lo aprovechará pron­tamente.

En las partidas de este libro frecuentemente el amateur se separa de la teo­ría. En la primera partida, el 7.° movimiento de las negras es un error teórico. En la partida quinta, 9 ... C4T muestra una falta de conocimiento de las aperturas por parte del amateur. En la novena partida el 7.° movimiento de las blancas es malo porque no está de acuerdo con las características de la apertura. En la dé­cima partida el 6° movimiento de las negras es un desatino estratégico. Tam­bién en la partida 20 es el 6.º movimiento negro el que arruina el juego. En todos

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Introducción 11

los casos, las consecuencias son serias. En partidas tales como las 2, 4, 11,16 y 17 el amateur no comete errores en los primeros movimientos, pero demuestra que no ha comprendido la apertura lo que a su vez comporta serias consecuen­cias en el juego medio. La respuesta del movimiento 9 ... C4T de la partida 5 puede considerarse como un perfeccionamiento de la teoría.

De cómo el amateur puede mejorar su técnica en la apertura

El amateur debería estar algo familiarizado con todas las principales apertu­ras y especialmente conocer a fondo dos o tres de ellas. Si proyecta jugar en competiciones debería estar bien informado de las aperturas y sus variantes em­pleadas actualmente. Pero es prácticamente imposible para quien no dedique horas y más horas al ajedrez tener más que un conocimiento superficial sobre al­gunas variantes de aperturas bien conocidas. Por ello, la mejor forma de mejorar la apertura es probablemente estudiar la ¡dea que existe detrás de cada una de ellas y jugarlas sin olvidar su idea básica, poniendo al mismo tiempo mucha atención a las implicaciones tácticas de cada posición.

Uno debería tratar de comprender las ideas de los movimientos separados que constituyen las aperturas individuales y apreciar sutilmente lo que constitu­ye una buena posición durante y al final de la fase de apertura.

Las ideas detrás de las aperturas pueden encontrarse en los manuales de ajedrez, en artículos publicados en revistas especializadas y frecuentemente en partidas comentadas. En las que figuran en este libro se ha prestado mucha atención en explicar tanto el significado como el objetivo de la apertura como conjunto, y de los movimientos que la forman. El amateur sacará provecho ju­gando cierto número de partidas con una misma apertura. Esto le dará una idea de cómo se desarrolla ésta, y de los puntos fuertes o débiles que le son inheren­tes así como los problemas que aparecen durante su ejecución. Además, el amateur avanzado, especializado en ciertas aperturas y sus variantes, puede in­tentar mejorar la teoría tal como hacen los maestros. Naturalmente, es posible que descubra pequeños errores tanto en partidas de competición como en el análisis teórico.

Pero aparte de aprender los movimientos teóricos de cualquier apertura en particular, el amateur debe fijar en su mente los elementos de una buena posi­ción y tratar de situarse sólidamente siempre que se enfrente a una apertura que no le sea familiar o a un movimiento extraño aunque sí lo sea.

2. LA TRANSICIÓN AL JUEGO MEDIO

Cuando se han desarrollado la mayoría de piezas y están prontas para la lu­cha activa, la apertura está próxima a terminar y el juego medio próximo a co­menzar. Quizás ésta es la fase más difícil de jugar, en parte porque no está trata­da en los libros y en parte porque si bien las piezas están dispuestas para jugar, en general no han entrado aún en contacto con las fuerzas contrarias y por tanto

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12 Ajedrez. El camino hacia la maestría

debe pensarse más estratégica que tácticamente. En esta parte de la partida es donde se evidencia si el jugador ha entendido lo que hizo en la apertura o sim­plemente hizo una serie de movimientos aprendidos de rutina en un tratado. En esta fase hay que hacer proyectos para el futuro estableciendo una estrategia global. Es muy importante elegir la estrategia oportuna, lo que a su vez puede resultar sumamente difícil. La estrategia en el paso al juego medio tiene sus raí­ces en la apertura.

La diferencia entre amateur y maestro se evidencia mucho más aquí que en la apertura. Frecuentemente el amateur desorientado, y no sabiendo qué hacer con la posición creada por sí mismo, juega sin objetivo, y con vacilaciones como hace en las partidas 8 y 14. Por el contrario, el maestro comprendiendo el tipo general de estrategia que surge de la apertura jugada, y conociendo las caracte­rísticas de su posición particular y los objetivos a los que aspira, planea su estra­tegia de acuerdo con ios dictados de su situación y sienta las bases para una continuación afortunada en el juego medio. En las ocho últimas partidas del libro ambos contendientes saben exactamente lo que pretenden; podemos ver en es­tas partidas un enfrentamiento vigoroso e interesante entre los objetivos de am­bos contendientes que normalmente, pero no siempre, gana el maestro.

Cómo puede un amateur mejorar su juego en la transición al juego medio

Hay varios trabajos que comentan esta fase de transición, y para tratar de mejorar esta parte del juego se puede examinar cuidadosamente lo que hacen en ella los maestros. Las partidas de competición muchas veces ilustran tales técnicas, pero deben estudia se con la intención de averiguar qué es lo que pasa inmediatamente después de la apertura. Resulta muy interesante estudiar esta fase en partidas maestro-amateur para observar el proceder del primero ante los vacilantes movimientos del segundo, como se ve claramente en las partidas 8 y 14 por ejemplo. En este trabajo se presta una atención especial a esta parte del juego.

Una jugada significativa en la transición al juego medio es ante todo cuestión de comprender la apertura. Por ejemplo, en la partida 9 el jugador con las negras sabe que la posición alcanzada después de la apertura le da ocasión para co­menzar un ataque contra el centro de peones-blancos. Por los mismos indicios el jugador de las blancas sabe que tiene que sostener su centro y para ello inclu­so lleva su rey al campo de batalla y emprende una resistencia heroica que pro­bablemente tendría éxito frente a un contrario ligeramente más flojo que el maestro.

3. EL JUEGO MEDIO

El juego medio es la parte del ajedrez en la que pueden haber piezas en cual­quier zona del tablero. Se caracteriza por la complejidad de las relaciones mu­tuas entre piezas y por las múltiples posibilidades de acción existentes.

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Introducción 13

Esta es la parte del juego que supone el mayor reto a la imaginación del juga­dor. Contrariamente a lo sucedido con la apertura no ha estado sometida a una investigación teórica exhaustiva, y contrariamente a los finales no ha sido con-densado en técnicas puras. A falta de indicaciones claras sobre cómo proceder y debido a su propia complejidad radica aquí la mayoría de problemas. Para ju­gar apropiadamente esta parte se debe, por un lado, contemplar la posición como un conjunto para juzgar acertadamente cuál es la línea de juego correcta a seguir, y por otro, observar todos los detalles sin desdeñar ninguna posibili­dad, ya sean éstas evidentes u ocultas.

En el juego medio intervienen toda suerte de consideraciones estratégicas generales: ya sea para reforzar su potencia o cambiar piezas, ya sea para man­tener presión o cambiar peones, ya sea para cubrir o cerrar filas permanentes, o bien para empezar un ataque por todo lo alto contra el rey contrario, concentrar­se para ganarle una pieza al enemigo, debilitar la posición de los peones o pre­parar un final favorable mediante la liquidación total de piezas. Además de todas estas cuestiones están siempre los problemas tácticos que deben prevalecer sobre cualquier consideración estratégica. ¿Tiene el contrario alguna amenaza que deba destruirse? Si éste es el caso, ¿cómo? Si no lo es ¿puede uno prepa­rar amenazas por sí mismo? ¿O podrá uno mismo crear una situación incómoda para el contrario que le obligue a jugar de una forma que le perjudique?

En el ajedrez, así como en la vida real, no todas las personas ven la situación desde un mismo punto de vista. Si situamos a media docena de jugadores frente a una misma situación compleja del juego medio probaremos que tales jugado­res la ven desde distintos ángulos en su búsqueda del mejor movimiento. Estas variaciones inesperadas aumentan el atractivo del ajedrez y evitan que se con­vierta en una cosa puramente mecánica que se pueda aprender rutinariamente o introducirlo en una máquina computadora.

En el propio juego medio y en su transición son muy notables las diferencias entre maestro y amateur. Normalmente el amateur aprecia menos la situación sobre el tablero y conoce menos sus posibilidades. Si la situación es posicional el amateur muchas veces falla al buscar la estrategia correcta y si la situación es táctica el amateur tiende a ver poco y a no realizar análisis tan extensos y co­rrectos como lo haría el maestro.

Cómo puede el amateur mejorar su actuación en el juego medio

No existe una fórmula fácil para convertirse en un experto de las complejas situaciones que se alcanzan en el juego medio, pero puede ser un buen principio el estudio intensivo del juego medio de los maestros con vistas a comprender cada uno de los movimientos individuales y su relación con el conjunto de la es­trategia. Hay que reforzar tanto el juego táctico como el estratégico. Bajo el título de tácticas expondremos cómo puede un amateur mejorar su juego táctico, y bajo el de estrategia cómo comprender mejor los elementos estratégicos y posi-cionales del juego.

Constituye una buena idea observar el tablero completo y desplegar la imagi­nación en busca de movimientos que creen situaciones favorables a uno mismo

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14 Ajedrez. El camino hacia la maestría

y que molesten al contrario. El movimiento más obvio no es siempre el mejor, y no se debe ceder fácilmente a forzar un juego mecánico tal como situar una torre en una fila abierta o llevar un caballo al cuadro 3b. Estos pueden ser unos movi­mientos correctos pero en la situación existente puede haber algo mucho mejor. A veces son adecuados unos movimientos tranquilos, pero los que incrementan la presión o suponen una amenaza directa o indirecta pueden obligar al contrario a hacer alguna cosa que comprometa su posición o por lo menos que le ponga las cosas más difíciles. Siempre son de desear las jugadas que retengan la ini­ciativa.

Algunas veces el juego medio forma un conjunto completo basado en un tema único. Pero, por el contrario, frecuentemente está formado por una serie de fases estratégicas cada una de las cuales tiene su propio objetivo que una vez cumplido sitúa el juego en una nueva fase con diferente objetivo. Frecuente­mente, en los comentarios a las partidas que siguen, el lector encontrará la fra­se: «El juego entra ahora en una nueva fase.» Los amateurs necesitan una cierta habilidad para percibir esas fases y formular sus objetivos.

Si bien el juego medio no ha sido estudiado con la extensión que lo han sido las aperturas y los finales, hay algunas posiciones tipo que por sí mismas condu­cen a procederes bien perfilados. El juego de los maestros nos hace ver que for­maciones normales de peones tales como la situación en las partidas 10 y 12; otras debilidades en su formación, tales como las partidas 2 y 9; el mayor núme­ro de peones en el lado de dama, como en la partida 25, etc. pueden ser explo­tadas por métodos prescritos. Entre estos tipos de juegos normales están el ata­que minoritario en la partida 13, la estrategia de fila abierta en las 11 y 16, el ata­que en el ala de dama en la 3, en el ala de rey en las 17 y 19, ataque contra el rey en fila abierta en las 6 y 22, el ataque con todos los medios disponibles en las 1, 12, 20, 21 y 24, presión continuada a lo largo de la diagonal y la fila abierta en la 23 y la estrategia de cadena de peones de las 19 y 21. Con un tipo de po­sición normal se puede emprender un tipo de juego también normal, si no con precisión matemática, sí por lo menos dentro de un esquema trazado. Familiari­zándose con las situaciones normales del juego medio y las formas de hacerles frente, el amateur puede aumentar su habilidad para dominarlo.

4. EL FINAL

El final es aquella parte de la partida en la que habiendo sido ya can biadas muchas piezas, el rey contrario puede tomar parte activa en el combate. No to­das las partidas llegan a este estado.

El final difiere de la apertura y del juego medio en que en general tiende por sí mismo hacia un tipo de juego trazado metódica y cuidadosamente, conocido como técnica. Debido al escaso número de piezas en el tablero es posible pre­ver con mayor cuidado y exactitud lo que sucederá y buscar entre varios -tipos de posiciones los que conducen a los métodos propios de manejar las distintas situaciones de un final.

El maestro está versado en las técnicas de los finales. Una vez se ha llegado a una determinada situación, conoce la mejor forma de manejarla, y puesto que estas situaciones normalmente no se prestan a innovaciones como sucede

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Introducción 15

constantemente en las aperturas o con las múltiples posibilidades que caracteri­zan el juego medio, es suficiente tener un conocimiento corriente de las técnicas de los finales.

Es de gran utilidad conocer no sólo las técnicas sino también las consecuen­cias de las posiciones finales. Tal información le permite a uno perseguir una for­mación favorable en el final, incluso desde el juego medio, con la seguridad de que si la logra el resultado será alcanzar la victoria.

Naturalmente, el amateur está mucho menos informado de estas técnicas que el maestro. Lo que para el maestro es una cuestión de trámite en el final, para el amateur es un juego duro que requiere un análisis meticuloso con todo el peligro de caer en error inherente a cualquier situación sobre el tablero.

Cómo puede el amateur mejorar su juego en un final La mejora del juego en un final procede de un mayor conocimiento de: (a) el

resultado de los tipos de finales normalizados; (b) la forma específica de jugar estos tipos normalizados.

Es muy importante conocer las consecuencias teóricas de las posiciones normales ya que este conocimiento sirve de orientación hacia qué dirección conviene llevar el juego cuando la posición es suficientemente compleja para permitir elegir, si, por ejemplo, en un final uno de los bandos tiene una torre, un caballo y un peón mientras el otro bando tiene sólo una torre y un caballo, sa­biendo en qué circunstancias una torre y un peón ganan frente a una torre, se podrá tener una idea de cómo jugar para simplificar cambiando caballos.

Es igualmente importante saber cómo jugar correctamente una posición final normal. Por ejemplo, no es suficiente haberse quedado con rey y un peón contra rey en posición tal que el peón pueda llegar a coronar. Hay que saber además cómo conducir el juego para no hacer tablas por rey ahogado, siendo esta una técnica que se puede aprender: si no se aprende, el jugador corre el riesgo de perder siempre que se encuentre en esa posición. En tales finales tiene una im­portancia considerable comprender el significado y aplicación del concepto de oposición. El amateur debería familiarizarse con finales clásicos tales como los de torre y peón contra torre; rey y peón contra rey; finales de peones en los que intervenga la oposición, con posiciones que comprendan peones pasados pro­tegidos, un peón pasado alejado, la dama frente a peones adelantados, etc.; fi­nales consistentes en luchas entre alfil y peones contra caballo y peones, en los que hayan factores favorables al caballo, como sería el tener peones en un sólo lado del tablero (como en la partida 2), o peones bloqueados en el color del alfil contrario, o factores favorables al alfil, tales como peones en ambos lados del tablero o peones bloqueados cuando los peones contrarios están sobre el color del alfil propio.

Al manipular con los finales deben recordarse claramente las siguientes ge­neralizaciones: (a) En más del 90 % de los casos un peón de más en un simple final de peones es decisivo, (b) En una formación con pieza/s y peón/s el peón extra resulta decisivo en quizás un 50 o un 60 % de los casos, pero es definitiva­mente decisivo tan pronto como el jugador tiene, además del peón en más, al­guna otra ventaja posicional. Por ejemplo en la partida 2 las negras tienen, ade-

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más del peón en exceso, una gran movilidad. En la partida 9 el rey contrario es vulnerable. En las partidas 7, 10-, 11, 13, 16 y 23 el poseedor del peón en más, goza de una mayor actividad de sus piezas, (c) El rey juega un papel muy impor­tante en los finales. Por ejemplo en la partida 14 el rey negro puede pasearse por todo el tablero para molestar a las piezas contrarias, mientras que el rey blanco está obligado a confinarse por sí mismo en la defensa de los peones próximos. Por otra parte, hay que tener en cuenta la vulnerabilidad del rey, aún en los fina­les, como puede verse en la partida 9. (d) La iniciativa es quizás aún más impor­tante en los finales que en las demás fases de la partida. En los finales de torre el tener la iniciativa puede considerarse que vale por lo menos como un peón. En la partida 25, poseyendo las negras la iniciativa son capaces de no cejar frente a los dos peones más que tienen los contrarios, (e) Dos peones pasados conec­tados tienen mucha fuerza y cuando llegan a la 6.a linea tienen en general la mis­ma fuerza que una torre. Curiosamente, si el rey contrario está en la vecindad de dos peones pasados conectados pueden surgir dos posibilidades extremas: 1) Si el rey puede bloquear el más retrasado de los dos peones, la formación queda prácticamente sin valor, pero 2) si el bando con los dos peones puede atacar al rey contrario (situación que normalmente se da) la fuerza de ambos peones se robustece como puede verse en la partida 24.

En resumen; el final es una fase de la partida en la que vale más el conoci­miento que la perspicacia, y que puede aprenderse hasta cierto punto con un estudio a fondo. No está fuera de razón lo que aconsejan grandes maestros como Capablanca: «Conoce el juego de los finales.»

5. ESTRATEGIA, TÁCTICA Y SITUACIONES TÁCTICAS

Al leer comentarios sobre las técnicas del ajedrez no se puede ir muy lejos sin encontrarse con los términos estrategia y táctica, aplicadas a veces sin mu­cha cohesión a toda suerte de maniobras y a veces más precisamente para des­cribir dos procesos distintos de la actividad del ajedrez. Aun cuando estrategia y táctica son cosas distintas, están tan entrelazadas en algunas ocasiones que al trabajar sobre una idea estratégica hay que tener en cuenta que el plan puede desviarse o cambiarse totalmente transformándose en un asunto táctico, y fre­cuentemente una decisión táctica depende en parte de los objetivos estratégi­cos de un jugador. Sobre estrategia y táctica hay un tipo de posición en la que existe lo que podríamos llamar una situación táctica porque requiere cálculo y por tanto difiere de la definición comúnmente aceptada de táctica en cuanto no supone llevar a cabo un plan estratégico preconcebido.

Cualquiera que sea el significado exacto de estos términos es muy importan­te para el éxito de la partida emplear cada uno de estos conceptos en el mo­mento apropiado. En general todo jugador experimentado atiende a los detalles tácticos, pero muchos amateurs son total o parcialmente desconocedores de la estrategia y del importante papel que desempeña para tener éxito en el ajedrez, y de la táctica en cuanto se refiere a llevar adelante un concepto estratégico.

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Introducción 17

6. ESTRATEGIA

La estrategia es la ciencia de formular un plan para alcanzar objetivos dados en una fase dada de la partida. La estrategia trata del conjunto de objetivos más bien que de los cálculos específicos que intervienen en la ejecución de tales ob­jetivos. El pensamiento estratégico parece estar más en orden cuando la posi­ción es tranquila y no hay problemas tácticos a resolver. La elección de la estra­tegia a seguir surge de las características de la posición. Existen diferentes tipos de situaciones que requieren una mentalidad estratégica:

(a) En los movimientos de apertura hay siempre un objetivo básico: se puede tratar de controlar el centro, o colocar piezas en posición activa de ataque o de defensa; puede ser abrir una fila, o hacer presión sobre determinadas zonas del tablero. Importa tener en la mente un objetivo estratégico claro, pues por una parte estos objetivos pueden orientar al jugador cuando su contrario se aparta de la teoría, y por otra le sugerirá el plan estratégico para iniciar el juego medio.

(b) En cualquier posición tranquila en la que no hayan problemas tácticos es preferible que el jugador busque una estrategia activa que no que juegue sin objetivo alguno. Los movimientos que se realizan con un propósito son más efi­caces que los que no lo tienen. Algunos ejemplos de mentalidad estratégica pueden ser: aplicar presión sobre ciertos puntos de la posición enemiga, evitar el enroque contrario y sobreprotegiendo el centro propio. Después de una serie de movimientos con tales intenciones, a veces caen las posiciones contrarias por la acumulación de fuerzas levantadas por el jugador.

(c) En ciertas posiciones tranquilas un jugador puede hallar movimientos que creen problemas tácticos a su contrario y le obliguen a realizar movimientos en detrimento suyo y le fuercen a aceptar algunas debilidades.

(d) Cuando realmente exista alguna debilidad en la posición del oponente, el propio plan estratégico gira frecuentemente alrededor del aprovechamiento de esta debilidad. Por ejemplo, en la partida 2 las negras aprovechan la fon-na­ción avanzada de peones blancos en el ala de dama; en la partida 3 son las blan­cas las que explotan la débil posición negra de peones en el ala de dama; en la partida 4 las blancas explotan al mismo tiempo los cuadros débiles de las ne­gras y la posición de su rey no enrocado.

(e) En algunas ocasiones la posición está ya madura para preparar un plan de ataque extenso. Por ejemplo, en la partida 1, dominio del centro, la posesión de los dos alfiles y la acumulación de fuerza anuncian un ataque con todos los recursos contra el rey por el lado de rey del tablero; en la partida 11, las blancas preparan un ataque a lo largo de la fila abierta de AD y luego por la línea 7; en la partida 13 la estructura de peones posibilita un ataque minoritario; en la 17 una combinación entre el dominio blanco del centro, su formación de peones en su ala de rey y la ligera debilitación del ala del rey negra abonan para un ataque por el lado de rey.

El maestro siempre conoce la necesidad de jugar según un plan y sabe cuál es el más apropiado para la situación en mano. Frecuentemente el amateur jue­ga sin ningún plan, como en la partida 7, lo elige equivocado como en la 14, o

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empieza un plan y falla luego al llevarlo a la práctica, como en la 8. Muchas par­tidas de amateurs consisten en unos movimientos no afines que pueden no ser tácticamente malos pero que carecen de objetivos y coordinación.

Cómo puede el amateur mejorar su juego estratégico

Aun cuando los comentaristas del ajedrez acostumbran a prestar más aten­ción a las variantes tácticas que a los conceptos estratégicos, hay algunos tra­bajos dedicados especialmente a la estrategia, y un cierto número de maestros que en sus comentarios resaltan el pensamiento estratégico. De estos trabajos el amateur puede iniciarse en formar una mentalidad estratégica, y una vez se haya hecho cargo de la importancia de pensar en términos estratégicos, puede estar a la expectativa de las distintas fases estratégicas de la partida al enfren­tarse con maestros. En sus propias partidas, siempre que se encuentre en una posición sencilla, se puede obligar a sí mismo a buscar movimientos que tengan un objeto y sigan un plan. También puede estudiar provechosamente partidas que informan sobre diferentes tipos de estrategia, tales como el ataque por el ala de rey, el ataque al centro, el ataque minoritario, etc. que se encuentran en este libro.

7. TÁCTICA

Una vez se ha fijado un plan estratégico, los medios para llevarlo a cabo son ya una cuestión de táctica. La táctica es la ciencia de ejecutar un plan estratégi­co mediante una serie de movimientos específicos. Supone calcular los movi­mientos requeridos para alcanzar el objetivo teniendo en cuenta las réplicas ra­zonables del contrario. Por ejemplo, en la partida 1 en la que las blancas han for­mado una acumulación de fuerza, la estrategia consiste en romper la pared de peones negros valiéndose de tal fuerza, y el problema táctico es hallar los movi­mientos con los que se pueda conseguir esa rotura. En la partida 2 en la que las blancas tienen débiles los peones en el flanco de dama, el problema táctico de las negras es determinar los movimientos con los que puede explotar esa débil formación. Al final de la partida 2 encontramos una situación típica en forma de la llamada clavada. La propia partida ya enseña cómo aprovecharse de la clava­da y sacar ventaja de ella ganando una pieza. En la partida 17 en la que está in­dicado un ataque por el ala de rey para las blancas, el problema táctico es el de planear la secuencia exacta de movimientos con los que se podrá llevar a cabo el ataque. El ataque se contempla con el clásico sacrificio de la torre. En muchas otras partidas podemos ver la misma clase de relación entre la estrategia prede­terminada y la subsiguiente táctica. Al igual que en la partida 1, vemos una acu­mulación de fuerza en las 19, 20, 21, 22, 23 y 24. En la partida 13 se muestra la obra maestra de estrategia de Zugzwang sobre todo el tablero mediante un cier­to número de variantes, la mayoría de ellas de una simple naturaleza táctica.

Uno de los tipos específicos de juego táctico es la combinación, que es una pequeña parte de la partida durante la que necesariamente se alcanza cierto re-

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Introducción 19

sultado. La secuencia de los movimientos forman una cadena lógica que no se puede partir. Si se observan los movimientos uno por uno pueden parecer faltos de objetivo o incluso errores, aunque en conjunto constituye una unidad extre­madamente activa. Después de movimientos incomprensibles por sí mismos, surge súbitamente la solución y se manifiesta claramente el objetivo real.

En la partida 15, vemos cómo las blancas, temiendo que los medios pura­mente estratégicos no conduzcan más que a igualar, recurren a una combina­ción astuta que modifica a su favor las características sobre el tablero. La debili­dad del flanco de rey negro representa el principio de un plan nuevo y promete­dor. En la partida 18 las negras tienen que recurrir a una combinación dificultosa para conservar una ligera ventaja. En las partidas 3 y 4 vemos cómo un rey no enrocado hace posibles combinaciones sacrificantes. En la partida 11 la vulne­rabilidad de la 8.a línea da lugar a combinaciones de varias clases. En la partida 5 alrededor de una pieza vulnerable giran combinaciones por parte de ambos bandos y la partida 22 nos muestra una forma típica de sacrificio fingido en una posición en la que el rey y las piezas fuertes están sobre la misma diagonal.

Cómo puede el amateur mejorar su juego táctico

Una vez que el amateur haya aprendido a pensar en términos de conceptos estratégicos y a formularse objetivos estratégicos deberá tratar de imaginarse los pasos tácticos con los que poder llevar a cabo tal estrategia.

Existen tratados especializados en combinaciones ajedrecísticas que le ayu­darán a desarrollar su habilidad en planearlas y realizarlas. También será prove­choso un estudio cuidadoso de los pasos tácticos y conceptos estratégicos con los que son tratadas las partidas en este libro. Puede ser muy ilustrativo el estu­dio de cómo el maestro ejecuta tácticamente cualquier concepto estratégico.

8. LA SITUACIÓN TÁCTICA

Siempre que las piezas del bando contrario entren en contacto con cualquier otra forma que suponga una amenaza o siempre que puedan hacerlo con un movimiento creándose una situación que requiere calcular los movimientos, existe lo que podríamos denominar una situación táctica ya que el jugador debe valorar el resultado de su jugada si se lleva o no se lleva a cabo la amenaza o el cambio.

Puede aparecer una situación táctica ya sea durante el curso de ejecución de un plan estratégico o en cualquier momento en una serie de movimientos acci­dentales o carentes de objetivo, cosa que ocurre frecuentemente en un juego amateur. Cuando existe una situación táctica, ésta requiere una atención inme­diata con preferencia a cualquier otra consideración. En tal posición un error po­dría ser muy serio pues puede llevar a una inferioridad posicional, a pérdida de material e incluso a mate.

La importancia de mantener eficazmente una situación táctica no puede so-brestimarse. Lo mínimo que se puede pretender es no hacer ningún movimiento

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que incurra en desventaja para el jugador, y el máximo es encontrar un movi­miento que suponga de alguna forma una desventaja para el contrario. En este conjunto se puede encontrar frecuentemente un movimiento agresivo que plan­tee problemas al contrario y le amenace con algo terrible. Estos movimientos lle­van a un juego vivaz y muchas veces sitúan al oponente frente a toda clase de inconvenientes. Hay que observar que estos movimientos incisivos son frecuen­temente, pero no siempre, los mejores movimientos para una posición dada. Su verdadero valor en cada caso debe determinarse mediante un análisis. Hay que investigar y valorar toda posibilidad razonable y escoger de entre ellas la línea que ofrezca los máximos recursos.

Para muchos amateurs el ejedrez es la resolución de situaciones tácticas a través del análisis. No conocen otro tipo de juego que el de examinar cualquier posición dada para descubrir cuánto se puede lograr de ella —frecuentemente sin hacer referencia a los requerimientos posicionales—. Ciertamente el análisis apropiado de las situaciones tácticas constituye uno de los aspectos más im­portantes del ajedrez, que los jugadores no deben descuidar. De hecho, si cual­quiera de los conocimientos sobre el ajedrez fuera preferible a todos los demás, probablemente se trataría de un conocimiento táctico.

Cómo puede el amateur mejorar su dominio sobre situaciones tácticas

Las variantes dadas en las partidas comentadas enseñan cómo manejar cier­tas situaciones tácticas e indican el proceso del análisis teórico tal como lo ha­cen los maestros y los comentadores. El amateur puede muy bien hacer sus propios análisis tácticos de tales posiciones y compararlos con los del comenta­dor, anotando cuidadosamente los tipos de posibilidades que él mismo vislum­bra en ese análisis. Al analizar deben citarse algunos principios generales:

(a) Investigar cada jaque y captura: aun cuando alguno de ellos parezca evidentemente erróneo puede conducir a algún resultado inesperado que valga la pena.

(b) Investigar todas las posibilidades —tanto todos los movimientos proba­bles como algunos improbables—. Uno de los fallos frecuentes en los amateurs es no examinar los movimientos sospechosos aparentemente erróneos; a veces uno de tales movimientos es el que verdaderamente atribula más al contrario.

(c) Llevar el análisis hasta el final. Una secuencia de movimientos que pue­den parecer malos en un momento dado pueden resultar favorables si se prosi­gue un poco más.

(d) No menospreciar al contrario. No hay que suponer que hará lo que más nos favorezca. Por el contrario, hay que suponer que hará cualquier esfuerzo para hallar la mejor vía para sí mismo.

(e) Investigar con atención especial aquellos movimientos que fuercen al contrario a responder únicamente por una sola vía, tales como amenazas fuer­tes, amenazas dobles, ataque a la dama, etc.

(f) Prestar toda atención al orden de los movimientos que forman la realiza-