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Propuestas sobre políticas sociales en pos de una mejora en la alimentación
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Alimentación: Una propuesta para un desarrollo equilibrado e integrador. Barbero Agustina, Legajo Nº 128459 (Comisión 40, Miércoles de 18.00 a 22.00)
Argentina, unos de los mayores exportadores de alimentos a nivel planetario,
produce por día, por habitante, unas 19 mil calorías, lo cual nos da el favorable
diagnóstico de que se produce una cantidad de alimentos suficiente para alimentar
a una población muchísimo mayor a la actual. Por otro lado, diferentes fuentes
revelan que unos 260 mil niños menores de 5 años, sufren algún grado de
desnutrición y que 20 de cada mil nacidos mueren debido a ella. ¿Cómo se explica
la muerte de un niño en donde existe un enorme excedente de producción?
¿Cómo se interpreta tal nivel de desnutrición en un país que produce comida para
abastecer a 400 millones de habitantes? Pues bien, no se trata de crear alimentos,
sino de distribuir mas igualitariamente el ya existente, es por esto que es de suma
importancia tratar la problemática de la alimentación, ya que el sistema
alimentario, no esta diseñado justamente para alimentar a las personas, sino que
esta basado en el objetivo único de maximizar las ganancias de determinados
agentes económicos, lo cual agrede el derecho básico a la alimentación.
La desnutrición, consecuencia más directa del hambre, provoca graves efectos en
la salud, en la capacidad de aprendizaje y aumenta considerablemente la
vulnerabilidad de las personas, dando como resultado, adultos que no podrán
desplegar su capacidad física ni intelectual. El humano es un ser bio-psico-social,
por lo cual abordar la problemática de la alimentación, abarca múltiples
dimensiones, pero en el presente trabajo, solo nos abocaremos a proponer
reformas que intenten disminuir la mercantilización del derecho a la alimentación
digna. Consideramos un gran avance la implementación de la AUH (Asignación
Universal por hijo) en cuanto a materia alimentaria, pero para complementarla
proponemos el favorecimiento de la producción agrícola local y a pequeños
productores.
La modernización del sector agrario incorporó productos importados e incluso
maquinaria de alta tecnología, lo cual redujo considerablemente la cantidad de
mano de obra y desplazo del plano a los pequeños productores. El modelo
agrario-industrial prioriza la imagen y la comercialización por sobre la calidad, a
costas de que cada producto recorra distancias inimaginadas desde su producción
al plato. Como resultado de este modelo, obtenemos altísimos precios en
productos básicos para la subsistencia. Para hacer frente a dicha problemática
son necesarias intervenciones estatales más fuertes que apoyen la producción
local y el consumo nacional, asegurando productos de calidad y bajos precios para
los proveedores de alimentos de pequeña escala a través de subsidios y
subvenciones. La producción local refuerza la economía nacional y crea puestos
de trabajo. En cuanto a las ciudades, una posible solución es la creación de
granjas urbanas, generadoras de puestos de trabajos estables e inserción de los
grupos más vulnerables a través de políticas desarrolladas por trabajadores
sociales. La alícuota del %21 del IVA, es demasiado alta, y la pagan ricos y
pobres, por lo cual la idea principal de esta producción local, es reducir el
impuesto más regresivo del sistema actual, lo cual bajara sus precios en el
mercado logrando aumentar el consumo de productos nacionales y locales, y
reduciendo la desigualdad en la distribución alimentaria.
Para poder financiar esto es imprescindible que el estado no financie ni favorezca
el negocio agro-industrial y prohíba todo subsidio a la exportación por lo cual
propongo como primera medida legislar decretos para que las empresas de
negocios agropecuarios internalicen los costos de producción.
Según lo expuesto anteriormente, podemos pensar entonces, que alcanza con
hacer pasar hambre un pueblo para subordinarlo, por lo cual es preciso legitimar
esta política social de tal forma que fracasen futuros intentos por eliminarla.
Debido a experiencias anteriores, sabemos que el nivel de empleo es un gran
disparador de la perdida o la ganancia de legitimidad frente a un pueblo, por lo
cual no será una buena fuente de votos el intento de aquel que desee desmantelar
la producción local. Además sugiero incluir en los planes de estudio una
perspectiva social de la temática a través de talleres, llevados a cabo por
trabajadores sociales en conjunto con licenciados en educación para empezar a
percibir el hambre y la pobreza de manera critica, como un hecho sumamente
social y político.