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Academia Peruana de Psicología Revista Athenea N°6, Año 5 1 Academia Peruana de Psicología/ Revista Athenea 6 1 – Año 5 Revista virtual De la academia peruana de psicología Athenea Año 5, n°6

Athenea - academiaperuanadepsicologia.netacademiaperuanadepsicologia.net/atenea/atenea 6.pdf · La crítica según el Diccionario Pequeño Larousse 2003 ... Diccionario Enciclopédico

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Revista Athenea N°6, Año 5

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Academia Peruana de Psicología/ Revista Athenea 6 1 – Año 5

Revista virtual

De la academia peruana

de psicología

Athenea

Año 5, n°6

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Índice En Torno A La Autocrítica. Eusebio Campojó Benites 03

Estudio Comparativo De Adolescentes En Reinserción Social Y Familiar. Alejandra 10 Palacios Banchero.

La promoción de la salud: una tarea para la psicología latinoamericana. Dr. Héctor 34

Lamas Rojas

“Ideación Suicida Y Resiliencia, En Jóvenes Universitarios De La Región Del Maule, 53

Chile”. Dr. Eugenio Saavedra Guajardo1, Lic. Elizabeth Ulloa Ramos

Psicología Política. Walter Cornejo Báez

72

Una Aproximación Al Problema Del Conocimiento Científico. Dr. Víctor Hugo Martel

Vidal 78

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EN TORNO A LA AUTOCRÍTICA

Eusebio Campojó Benites 1

RESUMEN

Conlleva arduo trabajo extraer de la mente ideas subjetivas erróneas, trabajar con nuestra

disposición de autocrítica es punto sensible, nos hemos acostumbrado a pensar en la crítica

como algo negativo. La autocrítica es revisión objetiva de nosotros mismos, reconocimiento

hondo de actos y capacidades; no es disminución, es invitación al crecimiento personal.

PALABRAS CLAVES: Valoración, limitación, autocrítica negativa, autoconciencia, relación,

organizaciones, docencia. El humor, inteligencia y respeto, se reflejan en la autocrítica.

A. Lombi

Es necesario referirnos a la autoevaluación que persigue en nosotros, acrecentar la

autonomía o racionalidad del aprendiente o aprendiz; de otra parte, estimulando y

promoviendo el conocimiento de sí mismo, percibir las creencias y formas de hacer las cosas

y que nos libere de ideas erróneas y prácticas equivocadas que han sido heredadas de la

tradición y la cultura.

Debemos desarrollar la habilidad de autoevaluación antes de someternos a la crítica. La crítica según el Diccionario Pequeño Larousse 2003 indica que es un conjunto de

opiniones o juicios que responden al análisis de algo. Conjunto de los que se dedican

profesionalmente a emitir estos juicios. Por lo general la crítica es un comentario sobre algo, un individuo, una obra o aspectos de

una determinada sociedad.

1 [email protected]

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CRITICA. Arte de juzgar la bondad, verdad y belleza de las cosas, censura de las acciones o

la conducta de alguno. Conjunto de opiniones vertidas sobre cualquier asunto.

En la sinonimia se entiende también como una opinión, una censura, detracción reproche,

murmuración.

La crítica cuenta Weisinger (1981) que originalmente crítica significaba evaluación objetiva

de ideas y acciones, señalando tanto los méritos como los deméritos de un objeto, una

situación, un producto o una persona, con el fin de comunicar, influenciar y motivar.

Esta clase de crítica ayudaba a mirar realísticamente las metas, los cursos de acción y los

resultados, señalaba nuevas habilidades y recursos; aumentaba el nivel de tolerancia ante

la diversidad de opiniones.

La Autocrítica, es la crítica que una persona hace de sí misma o de su obra, o una

apreciación sobre uno mismo.

Autocrítica, crítica de una obra por su autor.

AUTOCRÍTICA

Aunque la autoevaluación se reconoce por sus beneficios, es una práctica difícil de llevar a

cabo, primero por su complejidad que exige adecuada preparación previa, y por su

significado. Hasta cierto punto ha resultado más cómodo (por aquello de la zona de

comodidad) recibir la crítica del otro antes que pronunciarse sobre sí mismo.

Por otra parte, no es raro que la crítica ajena sea más benigna que la propia,

especialmente cuando esta se hace con plena conciencia y responsabilidad.

¡Hay que recordar! Cuando uno ha cometido una falta, difícilmente la olvida y difícilmente

se perdona. Esta es otra razón por la cual hay resistencia hacia la autoevaluación.

Para explicar este fenómeno la psicología nos dice que existe una relación entre la crítica y

la autoimagen.

Esta relación puede ser constructiva o perversa de acuerdo con las circunstancias.

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En primer lugar, el concepto que uno se forma de su yo, esto es, cómo se ve uno así mismo,

depende en alto grado de fuentes externas. Influye mucho en la construcción de nuestra

autoimagen, el pensar cómo nos ven los demás y cómo nos juzgan. Al internalizar los

procesos que para criticarnos emplean los demás, no sólo los tomamos como si fueran

propios, sino que además los empleamos para medirnos y juzgarnos a nosotros mismos.

A lo anterior, se suma el hecho de que en situaciones de autocrítica debemos asumir los dos

papeles: Juez, parte, crítico y beneficiario. Con el agravante de que a veces, llegamos a ser

demasiado duros e injustos en el desempeño de cada uno de esos roles.

LA AUTOCRÍTICA ¿QUÉ ES?

Para la RAE es el juicio crítico que se realiza sobre obras o

comportamientos propios.

Sin embargo, es un concepto que hay que saber distinguirlo apropiadamente. Si se hace o

se realiza adecuadamente nos ayudará a crecer y mejorar como personas, pero si

acogemos su aspecto más negativo como una autocrítica no constructiva puede llegar a ser

devastadora, sobre todo en el ámbito de las relaciones con los demás.

J.S. Celis Amaya. (2013), en un artículo sobre Autocrítica expresa: La crítica sencillamente no

es positiva (…) no existe la “crítica constructiva” pues toda crítica es destructiva. Sin

embargo, sí existen ideas, recomendaciones y sugerencias, que les pueden permitir a otras

personas mejorar.

El deseo de creer que criticar es bueno, está fundamentado en un sentimiento de

superioridad por parte de los criticantes, pensar que tienen la capacidad de decirle a otro lo

que está bien y lo que está mal en sus vidas.

Pero ¿Qué pasa si es a nosotros mismos a quien criticamos?

La autocrítica es usualmente fuente de muy mala autoimagen, y por supuesto, de una

baja autoestima.

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Hay que tener presente que independientemente de si la tengamos o no presente, todo el

tiempo nos calificamos a nosotros mismos y alimentamos una autopercepción positiva,

negativa o neutra.

Creamos entonces un autoconcepto, una autoimagen, y por consiguiente vamos

desarrollando cierta autoestima.

El problema está cuando todo eso va por el lado negativo. Es decir, cuando se trata de

criticarnos a nosotros mismos.

Luego, el autor se pregunta ¿Por qué criticarnos a nosotros mismos no es algo bueno?

Muy simple afirma. Porque no brinda valor a nuestras vidas.

Algunos podrían asegurar que detectar los errores y saber aceptarlos es positivo… ¡Y en eso

estoy totalmente de acuerdo! Sin embargo, ¿Aceptar los errores es lo mismo que criticarse a

sí mismo? Puntualiza Celis Amaya (2013).

Bandura (1977) en su teoría de la cognición social expresa: Entre los tipos de pensamiento

que inciden sobre el comportamiento, no hay ninguno que sea tan importante u

omnipotente, como la opinión que el individuo tenga de su capacidad para afrontar de

forma eficaz distintas realidades (autoreflexión).

DEFINICIONES

La autocrítica es gran mecanismo que tenemos para ayudarnos a conocer las capacidades

de nuestra mente.

Comprender nuestra mente nos lleva a preguntas ¿por qué hacemos algo en particular?

¿por qué evitamos algunas situaciones o porqué reaccionamos de determinada manera?

Es capacidad para distinguir los propios defectos, enfrentarlos y proponernos hacer lo

mejor posible para que no se sigan repitiendo.

Capacidad de autoevaluarse, ser sincero con uno mismo, admitiendo que todos tenemos

errores, y que debemos esforzarnos por ser mejores.

La crítica hacia sí mismo, nace en nuestra más temprana etapa de vida con mensajes

verbales y no verbales de figuras significativas en nuestro proceso de socialización.

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Es descubrir nuestros errores, luego desintegrarlos a base de análisis y profunda

comprensión; ver lo absurdo de criticar los errores ajenos.

En la autocrítica o crítica constructiva, como criterio general la crítica constructiva debe

de estar basada en una observación objetiva de un equipo o individuo cuyo

comportamiento se desvía del estándar o proceso.

MODOS:

- Si al autocriticanos, sentimos que habilitamos un espacio de crecimiento, maduración de

un proceso o cambio; este aspecto evaluarlo adecuadamente. - Si se está transformando en autocrítica desmedida, despiadada, aparecerá la tensión,

angustia; prestar atención a este aspecto. Es necesario aprender a hacernos una autocrítica realista, pero, de manera amorosa hacia

nosotros.

CLASIFICACION:

AUTOCRÍTICA POSITIVA. Es necesaria, nos devuelve imagen objetivade nosotros mismos,

evitando convertirnos en personas que piensan que siempre actúan bien.Valorar tanto los

puntos negativos como los positivos de nuestras actividades, pensamientos y

comportamientos, fortaleciendo la autoestima; poderoso instrumento para conocernos

mejor a nosotros mismos.

AUTOCRÍTICA NEGATIVA. Tiene efecto devastador y está muy relacionada con el diálogo

interno negativo.

Solo vemos lo que hemos hecho mal, cómo nos hemos equivocado, nos recriminamos por

nuestra torpeza, falta de tacto y revivimos una y otra vez, los detalles en nuestra mente.

La autocrítica despiadada suele estar asociada a una baja autoestima.

REFLEXION:

La autocrítica es un gran mecanismo que tenemos para ayudarnos y conocer capacidades

en nuestra mente ¿Cuánto realmente hemos dejado de conocer lo que pasa por nuestro

cerebro? ¿Es importante para nosotros saber lo que está sucediendo dentro de esta zona

que controla los sentidos y nuestro comportamiento?

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Es capacidad de distinguir los propios defectos y enfrentarlos, proponernos hacer lo mejor

posible para que no se sigan repitiendo. Autoevaluarse y ser sincero(a) con uno mismo,

admitiendo que ninguno(a) es superior a los demás y que debemos esforzarnos para ser

mejores y así, con autocrítica, poder ir madurando cada día más.

Con frecuencia nos parece tan obvia, cotidiana, sabida y tan rutinaria nuestra vida,

trabajo, estudios, pasatiempos, diversiones, relaciones de pareja, etc., que la misma inercia

del “hacer” esas cosas de manera automatizada nos impide percibir, reflexionar, pensar,

sentir la profundidad de nuestros actos y vidas, perdiendo nuestro propio sentido de

existencia, dedicándonos únicamente a cumplir el deber y a lograr.

En la autocrítica hagamos un inventario personal y asignemos etiquetas positivas y

negativas a lo que encontremos dentro. Si juzgamos nuestros atributos duramente,

entonces estamos siendo críticos conscientes.

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REFERENCIAS: - Bandura, A. (1977) Social learning theory. Englewood Cliffs. NJ: Prentice Hall. - Océano Uno (1992) Diccionario Enciclopédico Ilustrado. Bogotá. Colombia: Océano Gallach

S. A.

- Reeve, P. J. (2009) Los cuatro pilares básicos del Buen Docente www.csi-csif/andalucia/modules/mod_ense/revista/pdf/numero_20/JUAN_REINA.pdf (06-08-2013) - Santos, J. A. (1993) Estudios de Psicología Laboral y Administración de Recursos Humanos. San Salvador: Universidad de El Salvador. WEBGRAFÍA: - Ignacio Gonzáles Sarrió. La Autocrítica http: //psicolegalyforense.blogspot.com (22-2-2013) - Mauricio Luque. Manejar la autocrítica de manera positiva. http:// tus buenos momentos.com/2011/01/manejar-autocrítica-manera-positiva/ (12-5-2013)

- Juan Sebastián Celis Amaya. Autocrítica. www.sebascelis.com/autocrítica/ (18-6-2013)

- El valor de la Autocrítica http://psicarolina8.blogspot.com/2010/09/el-valor-de-la

autocrítica (21-06-2013)

- La autocrítica, un hábito beneficioso, http://psicoblog.com/la-autocritica-un-habito-

beneficioso/ (13-7-2013 )

- ¿Cuál es la diferencia entre autocrítica y autoconciencia?

www.lukor.com/hogarysalud/05070102.htm. (14-07-2013)

- Ana Varik www.articulosz.com/coaching-articulos/la-autocritica-como-mecanismo-para-conocer-nuestra-mente-2495406.html. (16-7-2013) - Alicce Cabanillas http://peru21.pe/economia/cade-2012-invocan-autocritica-lideres-

empresariales-2105...(8-8-2013)

- www.oocities.org/eduardo2030/AUTOEVALUACION.htm (03-10-2014)

- www.lamenteesmaravillosa.com/cuando-nos-criticamos-a-nosotros mismos#sthash.

3ZLEJ5kQ.dpuf (29-09-2014)

- www.miautoestima.com/subir-autoestima-social (01-10-2014)

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ESTUDIO COMPARATIVO DE ADOLESCENTES EN

REINSERCIÓN SOCIAL Y FAMILIAR

ALEJANDRA PALACIOS BANCHERO

ABSTRACT

Descriptive comparative study, intentional non-probability sampling of two groups of

male adolescents -no patient- ages 13, 14 and 15 years old, with experienced life on the

streets and in treatment of social and family reintegration in Caracas, Venezuela: 8

institutionalized and 7 semi - institutionalized. As an evaluation instrument, was used

the Rorschach Test, Comprehensive System for the study of coping style, control and

stress tolerance, self-perception and interpersonal perception and quality.

KEYWORDS: adolescents, coping strategies, stress control and tolerance, self-

perception and perception and quality of interpersonal relationships social and family

reintegration.

RESUMEN

Estudio descriptivo comparativo de muestreo no probabilístico intencional, de dos

grupos de Adolescentes varones, de 13, 14 y 15 años de edad –no pacientes-, con

experiencia de vida en la calle y en tratamiento de reinserción de social y familiar en

Caracas, Venezuela: 8 institucionalizados y 7 semi-institucionalizados. Como

instrumento de evaluación, se utilizó el Test de Rorschach, Sistema Comprensivo para

el estudio del estilo de afrontamiento, control y tolerancia al estrés, autopercepción y

percepción y calidad de las relaciones interpersonales.

PALABRAS CLAVE: adolescentes, estrategias de afrontamiento, control y tolerancia al

estrés, autopercepción y percepción y calidad de las relaciones interpersonales,

reinserción social y familiar.

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INTRODUCCIÓN

Adolescentes de bajos recursos, en la ciudad de Caracas, Venezuela, habitan en

ambientes adversos, en riesgo permanente e inmersos en una sociedad violenta, con

modelos negativos y escasa atención.

Si bien en Venezuela existen leyes y políticas de protección del niño, niña y adolescente,

y están reglamentados sus derechos y obligaciones –Ley Orgánica de Protección de

NNA –LOPNA-, las instituciones no logran cumplir debidamente, el papel que les

corresponde.

La familia, la escuela e instituciones de protección infanto-juveniles, tampoco escapan

a las manifestaciones de una cultura de violencia.

La necesidad de desarrollar competencias psicosociales y estrategias de afrontamiento

-bajo estas condiciones- somete al adolescente, a un estrés constante, muchas veces

traumático, que hace que generen conductas menos adaptativas y transgresoras.

En consecuencia, son ingresados o atendidos en una institución de acogida, para su

reeducación y reinserción social y familiar.

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METODOLOGÍA

Estudio comparativo no probabilístico intencional, que tiene como objetivo describir y

comparar las estrategias de afrontamiento, control y tolerancia al estrés,

autopercepción y percepción interpersonal, de dos grupos de adolescentes que reciben

diferente tratamiento: institucionalizado y semi-institucionalizado, en una institución

especializada en la reeducación y reinserción social y familiar de adolescentes en riesgo

psicosocial.

MUESTRA

Constituida por 15 adolescentes no pacientes, de 13, 14 y 15 años de edad, seleccionados

por el rango de edad, y por presentar las siguientes características:

Antecedentes de experiencia de vida en la calle, consumo de inhalantes, problemas

de conducta, problemas de aprendizaje, transgresión a las normas y experiencias

violentas y traumáticas durante su niñez.

La mayoría proviene de familias uniparentales o han sido abandonados; están a

cargo de algún familiar o están bajo observación o protección judicial.

Difícilmente acceden a una evaluación o tratamiento. Por lo general su asistencia a las

sesiones es irregular. Relatan sus historias o problemas con dificultad. Son muy

desconfiados y poco colaboradores.

Se caracterizan por sus actitudes retadoras, displicentes y agresivas.

Se logra algún tipo de cooperación, con el trato frecuente, el interés por mejorar su

situación y si hay de por medio alguna ganancia secundaria.

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DIVISIÓN DE LA MUESTRA

Para su estudio y comparación, la muestra se ha dividido, de acuerdo a la condición

de permanencia dentro de la Institución:

GRUPO A adolescentes institucionalizados (residentes).

GRUPO B adolescentes semi-institucionalizados (atención diurna).

GRUPO A (INSTITUCIONALIZADOS):

8 adolescentes varones de 13, 14 y 15 años de edad, residentes en la Institución, que se

encuentran bajo régimen de protección judicial.

Asisten regularmente a escuelas públicas localizadas en diferentes zonas de la ciudad

de Caracas.

Pueden realizar actividades fuera del establecimiento, con la respectiva autorización

(visitas, cabinas de internet, biblioteca, cursos, actividades deportivas, culturales,

talleres).

Todos alfabetos con escolaridad mínima de 4to. grado de educación básica. El 48% se

encuentra cursando el 8vo. Grado.

Algunos “muchachos” reciben visitas de familiares y/o amigos.

Algunos han presentado conductas conflictivas y violentas. Han transgredido normas y

causado problemas en la Institución y en el vecindario. Inclusive, destrucción de

propiedad.

GRUPO B (SEMI-INSTITUCIONALIZADOS):

7 adolescentes varones de 13, 14 y 15 años de edad, en alto riesgo psicosocial. Población

flotante, cuya permanencia en la institución no es obligatoria.

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Asisten a la Institución en horario diurno y se retiran a sus casas al finalizar la tarde,

donde viven con algún familiar; los padres por lo general, ausentes (abandono,

presidio, trabajo, muerte).

Todos alfabetos con escolaridad mínima de 3er Grado de educación básica.

Actualmente se encuentran fuera del sistema escolar.

El 43% cursaba el 6to. Grado de educación básica, antes de la intervención. Asisten a

un programa no formal, de nivelación escolar, en la Institución.

Se caracterizan por ser conflictivos, difícilmente aceptan normas y actividades

estructuradas.

Presentan problemas de aprendizaje y conducta competitiva y agresiva con sus pares.

La mayoría mantiene una relación conflictiva con familiares y vecinos.

Suelen vivir en ambientes violentos y hacinados en viviendas precarias, refugios o

viviendas que han sido invadidas por varios pobladores. Por lo general, no existe

privacidad entre los miembros de la familia, ni entre los vecinos.

En algunos casos, se dedican a la venta ambulante, inducida por un familiar adulto o

a la vagancia, cuando no asisten a la Institución.

INSTRUMENTO

Test de Rorschach, Sistema Comprensivo, que ha demostrado ampliamente su validez

y confiabilidad y es útil para la planificación del tratamiento.

Se utilizan medias y porcentajes para la descripción y comparación, de las variables

estudiadas.

Como referencia comparativa, se emplea la normativa poblacional de no pacientes

del Sistema Comprensivo (SC) -Exner, 2004- y la muestra de adolescentes

diagnosticados con Trastornos de Conducta (TC) -Gacono y Meloy, 1994-.

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Amplían el estudio, el Índice de Sintomatología Traumática de Armstrong (2002), los

Códigos Ampliados de la Respuesta Agresiva de Gacono y Meloy (1994) y la Escala de

Mutualidad de Autonomía de Urist (1997), derivadas del análisis de la temática de las

respuestas Rorschach. Instrumentos que han demostrado suficientemente, su validez y

confiabilidad.

RESULTADOS

Los resultados se han dividido en áreas para su mejor estudio y comprensión:

1. Sintomatología Traumática

2. Estilos de Afrontamiento

3. Control y Tolerancia al Estrés

4. Auto-percepción

5. Percepción Interpersonal y calidad de las Relaciones

Interpersonales.

1. Sintomatología Traumática

Ambos grupos presentan sintomatología traumática, en forma de visión atípica de la

realidad, entumecimiento afectivo, eliminación de la molestia de la realidad.

Los sujetos del GRUPO A, PRESENTAN, además, pérdida del enfoque en la tarea y

los del GRUPO B, autoimagen y experiencia distorsionada, intrusión traumática y

aparente desorden del pensamiento.

2. Estilos de Afrontamiento

Hay diferencias significativas en la manera en que afrontan situaciones, resuelven

problemas y toman decisiones.

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GRUPO A: Extratensivo; mezclan pensamientos y sentimientos, adoptan decisiones

en base al ensayo error y presentan mayor despreocupación en torno a la solución de

problemas.

GRUPO B: Ambigual; muestran incoherencia en la toma de decisiones y en la

resolución de problemas.

La estrategia evitativa de afrontamiento, presente sólo en el 10% de sujetos a estas

edades, se evidencia en el 50% de los sujetos del GRUPO A y en el 42% del

GRUPO B, como forma de simplificar o evitar la complejidad de las situaciones; de

manera similar a sujetos diagnosticados con Trastornos de Conducta (62%).

3. Control y Tolerancia la Estrés

Poseen altos niveles de sobrecarga, que limitan sus recursos para la solución de

problemas, en forma semejante a los sujetos diagnosticados con Trastornos de

Conducta.

Esta condición los predispone a ser poco tolerantes con las frustraciones, a presentar

estados de tensión, irritabilidad y actuación impulsiva, más acentuada en el grupo

B.

Pueden funcionar mejor en entornos rutinarios y estructurados, en donde sientan

que están bajo control externo.

Los sujetos del grupo A, presentan mayores recursos para enfrentar

situaciones. Por lo tanto, son menos vulnerables a la pérdida de control, a la

desorganización y pueden mostrar conductas más eficaces en situaciones de estrés

que los sujetos del GRUPO B.

Este dato estaría revelando que, la condición de institucionalizados, de los sujetos

del grupo A –desenvolviéndose en ambientes más estructurados- les permite

disponer de mayores recursos en la solución de problemas y la toma de decisiones,

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así como, mostrar mejor control de su conducta, que los sujetos del grupo B;

condición que favorece el proceso de reinserción social y familiar.

La condición de semi-institucionalizados del grupo B:

Involucra un ambiente estructurado dentro de la Institución, e incierto, de

adversidad y riesgo, al volver al hogar.

Limita sus posibilidades de una mejor actuación en la resolución de problemas y en

la toma de decisiones, condición que afecta su reinserción social y familiar y un

desarrollo saludable.

4. Autopercepción

Ambos grupos muestran una imagen personal claramente desvalorizada, que no

les ha permitido generar adecuados sistemas de autoprotección.

En consecuencia, descuidan sus responsabilidades, merman su interés por las otras

personas y restringen sus actividades.

Asimismo, pueden generar conductas temerarias, así como propensión a los

accidentes y a la transgresión de normas.

Igualmente pueden fácilmente ser influenciados o manipulados por los demás. No

presentan Índice de Depresión (DEPI) positivo. Sin embargo, el valor

significativamente alto de este Índice en el grupo B, indica mayor vulnerabilidad a

la depresión y mayor preocupación por su integridad corporal que el grupo A, y el

grupo de adolescentes diagnosticados con Trastornos de Conducta, debido

probablemente a la situación de riesgo a la que están expuestos.

La autovaloración y autocrítica negativas y sistemas de autoprotección deficientes

en ambos grupos (V y FD, I. Ego bajo y Complj. < 4) y cierta tendencia hacia la

depresión –más acentuada en el Grupo B-, revelan carencias y frustración

habituales, en la satisfacción de sus necesidades, asociado a un entorno

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excesivamente exigente y con escasos apoyos –situación que no es habitual en niños

o adolescentes.

No presentan Índice de Potencial Autodestructivo positivo, sin embargo, el análisis

de su composición, da cuenta de un estilo hipoincorporador o descuidado en el

examen de las situaciones.

En consecuencia, las decisiones que asumen en su vida diaria, son negligentes,

descuidadas e impulsivas.

5. Percepción Interpersonal

Ambos grupos tienen una percepción poco realista y suspicaz de las personas.

Tienden a mostrar actitudes negativas y hostiles en sus interacciones.

La calidad de sus respuestas al intercambio, son desadaptativas y se caracterizan

por un desbalance severo entre la autonomía y la reciprocidad.

El GRUPO A tiende al aislamiento social, en forma similar a los sujetos diagnosticados

con Trastornos de Conducta; debido probablemente a la percepción suspicaz y poco

realista de las personas.

El GRUPO B PERCIBE las interacciones como potencialmente agresivas y

amenazantes.

El comportamiento interpersonal del GRUPO B es significativamente más ineficaz y

desfavorable, debido a que sobreviven en ambientes violentos y riesgosos.

MECANISMO PARA CONOCER NUESTRA MENTE.

Ana Varik (2013), sostiene que la autocrítica es gran mecanismo que tenemos para

ayudarnos a conocer nuestras capacidades en nuestra mente.

Permanentemente estamos influenciados por el exterior, así como por los hechos

internos. Los internos, son la experiencia vivida, y los externos, son aquellos que están

sucediendo a nuestro alrededor.

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Tenemos que tomar las medidas necesarias para poder comprender nuestra mente,

abordar nuestras cuestiones emocionales y temores que nos están atormentando.

Saber que los problemas que enfrentamos hoy, se basan en el principio de la causa y el

efecto, que todo hecho tiene sus consecuencias.

Mediante el análisis y la comprensión de la causa de estos temores, podemos tener un

mayor control sobre nosotros mismos.

La meditación es una de las técnicas que puede cooperar al logro de este objetivo,

ayuda a centrar toda nuestra atención en un solo objetivo o pensamiento, nos

proporcionará la oportunidad de hacer una auto-introspección; podemos medir nuestro

nivel emocional y nuestro archivo de vivencias.

La experiencia pasada, arrojará mucha luz para nuestro crecimiento emocional.

Con aumento de nuestro equilibrio emocional, estaremos en mejor posición para

manejar los acontecimientos negativos y desagradables que nos suceden, decidir qué

hechos tomamos en cuenta y cuáles deben ser filtrados. De esta manera podemos

cerrarnos a las fuerzas negativas que influyen en la vida como la violencia, la

delincuencia, el abuso, el racismo, la guerra, la pobreza, etc.

AUTOCRÍTICA Y AUTOCONCIENCIA

Mucha gente actúa como si reconocer una falta, o incluso usar la palabra “falta” para

referirse a su personalidad significará odiarse a sí misma.

Si tenemos que resolver alguna vez un problema o corregir algo, primero debemos sacar

la cabeza del agujero y reconocer la situación en sus verdaderas dimensiones. Hacer uso

de nuestros recursos, creencias, dones, talentos, desafíos, faltas, todo. Mirándonos

verdaderamente en el espejo, podremos decidir qué hacer o no con nosotros.

Desde un lugar de autoconcienciación, podremos determinar qué nos ayudará a alcanzar

nuestros objetivos o metas y qué nos está limitando; esto se llama autoconciencia.

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La autocrítica se ve muy parecida. Hacemos un inventario de nosotros y le asignamos

etiquetas positivas y negativas a lo que encontramos dentro. La diferencia está en la

actitud con la que lo hacemos. Si juzgamos nuestros atributos duramente, entonces

estamos siendo críticos antes que conscientes. Cuando nos ponemos autocríticos, no

somos amorosos, lógicos, ni vemos en perspectiva los elementos de nuestra personalidad

que queremos analizar.

Estamos juzgando y somos innecesariamente duros…

Las personas son lo que son. No hay necesidad de juzgarlas como buenas o malas; hay

que hacer un esfuerzo para analizar con lógica lo que sirve y lo que no, y tomar una

decisión informada sobre los cambios que se deben hacer para beneficiarse en el futuro.

La objetividad se puede cambiar por amor a nosotros mismos; una evaluación objetiva

servirá al propósito de trazarse un futuro mejor, sin el dolor, ni la desesperanza,

causados por autocriticarse y castigarse por ser simplemente humano.

El autocrecimiento, la autoayuda, la autopotenciación, la autoestima, el amor por sí

mismo, tienen su raíz en la capacidad de ser conscientes de nosotros mismos sin

juzgarnos.

Si evitamos mirarnos en profundidad, no podremos llegar al centro de quiénes somos y

cómo vemos la vida. La autocrítica nunca lo llevará a ver lo que usted es y dónde

necesita estar. Ser autoconsciente le ayudará a ver la verdad: un ser maravilloso tal y

como es, pero también debe permitirse tomar el control sobre su futuro y sobre quien

quiere ser cuando lo alcance. (Luque, 2013).

LA AUTOCRÍTICA: ¿Un valor o una limitación?

Así titula un artículo Gonzáles (2013) quien expresa que este análisis introspectivo acerca

de uno mismo supone una “Metacognición”; un proceso de valoración de nuestra

manera de pensar, sentir y actuar, pero no solo desde una perspectiva “egocentrista”,

sino desde la perspectiva del otro, de los demás.

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La autocrítica supone ir más allá de las propias necesidades, supone comprender las

necesidades del otro, su punto de vista, supone al fin y al cabo”, “empatizar”.

No se trata de una actitud manipuladora y cosmética de intenciones egocéntricas.

La autocrítica sincera es propia de “personas que asumen estar en un error” o si se

prefiere, que pueden haber pasado por alto otros puntos de vista y no haber tenido en

consideración la opinión, y los sentimientos de los demás. Esta actitud, sin duda

constructiva, analítica y profunda no debe dañar en absoluto LA AUTOESTIMA, ni la

seguridad de la persona que la ejerce, todo lo contrario; le fortalece, dado que supone,

la incorporación de nuevos “mecanismos de análisis, procesamiento y tratamiento de la

información” y tiene como consecuencia el cuestionamiento de esquemas y estructuras

cognitivas que pueden estar obstaculizando el “crecimiento personal”.

Quien no se cuestiona nunca a sí mismo, quien siempre pone en tela de juicio la

actuación de los demás, pero nunca la suya propia; quien siempre cree tener la razón;

quien considera que asumir un error, una carencia, una limitación, es signo de debilidad;

quien considera que asumir un error, una carencia, una limitación, es signo de debilidad;

quien considera las relaciones interpersonales como un intercambio donde se gana o se

pierde; está destinado a permanecer encerrado en sí mismo, limitado por sus propias

creencias, amarrado a sus limitaciones y encadenado a su prepotencia, manifiesta

González Sarrió (2013).

EL VALOR DE LA AUTOCRÍTICA

Muchas veces esperamos que la solución a los problemas llegue por generación

espontánea, y somos capaces de buscar muchos responsables de todo aquello que nos

sucede: La religión, el gobierno, la familia, sociedad, círculo de amigos, la pareja, los

estereotipos, en fin miles de responsables; sin tomar en cuenta que el principal agente de

cambio somos nosotros mismos, y que si no tenemos la capacidad de hacernos una

autoevaluación y en base a ello determinar qué factores debo modificar para tener

éxito en todo lo que me proponga, por más que la gente me diga qué hacer, seguiré

bajo los mismos patrones: buscando parejas similares a las que he tenido, demostrando

un mediano o escaso interés en lo que hago, cometiendo los mismos errores una y otra

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vez, teniendo una estancia corta en mis empleos y manteniendo inadecuadas relaciones

interpersonales.

En la actualidad ya no debemos estar con la mentalidad de criticar al otro, sino de

hacer un poco de introspección, analizar mis puntos fuertes y débiles, desarrollarlos,

pulirlos y utilizarlos para el logro de objetivos. Debemos recordar, que, si queremos

provocar un cambio en el otro, lo primordial es comenzar por nosotros mismos; si no nos

conocemos a profundidad, será difícil lograr una empatía con otra persona, esperando a

que ella sea quien dé el primer paso al cambio, sostiene la Psicóloga Carolina, (2010).

HÁBITO BENEFICIOSO

En nuestra vida, ya sea social, laboral, sentimental o emocional, evaluamos cómo ha

sido y está siendo nuestro comportamiento, es decir, realizamos una autocrítica del

mismo. Sin embargo, dependiendo de cómo la hagamos, esta autocrítica puede ser

positiva o negativa.

La autocrítica positiva es necesaria porque nos devuelve una imagen objetiva de

nosotros mismos. Evitaremos convertirnos en personas que piensan que siempre actúan

bien, no ser conscientes de los errores y no comprender el comportamiento de los demás,

cuando ellos no cometen ninguna falta.

Consiste en valorar tanto los puntos negativos como los positivos de nuestras actividades,

pensamientos o comportamientos, fortaleciendo nuestra autoestima con estos últimos y

ayudándonos a evitar cometer los mismos errores de cara al futuro. La autocrítica se

convierte en un poderoso instrumento para conocernos mejor a nosotros mismos.

La autocrítica negativa, por el contrario, tienen efecto devastador en nosotros, y suele

estar muy relacionada con el diálogo interno negativo.

En esta autocrítica, sólo vemos lo que hemos hecho mal, dónde hemos metido la pata o

cómo nos hemos equivocado, y esta percepción negativa de nuestro comportamiento se

lleva por delante todos los aspectos positivos que podamos reseñar de nuestro

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comportamiento. Como jueces parciales, nos recriminamos una y otra vez a nosotros

mismos lo tontos que hemos sido, nuestra torpeza, la falta de tacto y revivimos una y

otra vez en nuestra cabeza detalles que nos hacen confirmar este juicio negativo que

estamos haciendo.

Por tanto, siempre que surja una autocrítica negativa, deberemos ponerla en tela de

juicio y verificar si es exactamente así. Si realmente nos hemos equivocado o hemos

errado, lo asumiremos sin machacarnos e intentaremos mejorar en el futuro.

COMBATIR LA AUTOCRÍTICA NEGATIVA.

Existe una autocrítica destructiva que solo consigue desestabilizar, culpabilizar y reducir

nuestros niveles de autoestima; esta autocrítica negativa es la que debemos combatir.

Lo primero para poder luchar contra ésta autocrítica es identificarla. En nuestra mente

existen dos “voces”: La voz sana, que se acepta, es objetiva y racional, y la voz

patológica, que es la que critica de forma destructiva. Hay que aprender a distinguirlas,

darnos cuenta de cuándo nuestros pensamientos son dañinos y no conducen a algo

positivo, debemos identificarlas y reflexionar.

AUTOCRÍTICA SANA

Es aquella práctica que consiste en ser conscientes de los propios fallos o errores, asumirlos

y proponerse corregirlos o al menos, llegar a atenuarlos en la medida de lo posible.

Es como si realizáramos una autoevaluación tanto de los puntos positivos como negativos

de nuestras actividades, pensamientos o sentimientos, a través de la cual comenzamos un

proceso de aprendizaje con el propósito de mejorar aquella característica que nos

criticábamos, estando, por lo tanto, muy ligado este concepto al de superación personal...

La autocrítica sana constituye un instrumento muy importante para llegar a conocernos

mejor a nosotros mismos. Resulta necesaria y útil.

Pero, otra muy distinta, es la autocrítica patológica o desadaptativa, que juzga, culpa y

halla en casi todo lo que se hace o dice un error imperdonable. Una voz interior

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negativa que ataca y juzga continuamente como si mantuviéramos un romance tortuoso

con nosotros mismos.

Y es que la diferencia entre un tipo de autocrítica y otro, se encuentra en el sentimiento

resultante y la conducta que le sigue como consecuencia. Mientras que cuando

realizamos una autocrítica sana o positiva nos permitimos crecer, cuando nos emitimos

una crítica destructiva nos condenamos, propiciando el desarrollo de una baja

autoestima.

MANEJO DE MODO POSITIVO.

La autocrítica es una práctica sana: Ser consciente de los propios fallos o defectos,

asumirlos y proponerse corregirlos o atenuarlos.

Una evaluación por la cual aprendemos a ir ajustando el comportamiento y mejorando

lo que es susceptible de mejoría, está ligada a la superación personal.

Un nivel bajo o nulo de autocrítica, perjudica nuestras relaciones con otros, hará que

estemos “ciegos” ante las propias carencias y dejaremos de aprovechar todo nuestro

potencial para aprender.

La autocrítica suele guardar una relación inversa con el aprecio que sentimos hacia

nosotros mismos. Una excesiva autocrítica sí se corresponde con una baja autoestima en

muchos casos; la persona tiende a responsabilizarse de todo.

La opción más saludable es compatibilizar la autocrítica con una autoestima fuerte; es

necesaria la moderación.

La autocrítica es un signo de madurez, que facilita el aprendizaje continuo y las

relaciones con los demás.

Repensar que:

Para conseguir autocontrolarla (la autocrítica) primero tenemos que ser capaces de

oírla, y ser conscientes de nuestro monólogo interno durante las situaciones

problemáticas.

Las personas con baja autoestima, tienden a la autocrítica o evaluación negativa

más exacerbada que otras, con un concepto de sí mismas, más alto.

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La Consejería nos indica que es mejor:

- Liberarse de términos absolutos como: Todo – Ninguno – Todo el mundo – Nunca –

Siempre - Eliminar del vocabulario palabras peyorativas: Fracaso – Estafa – Desagrado –

Estúpido – Torpe - Omitir palabras con carga emocional: Odio – Furioso – Deprimido – Desagradable.

Los pensamientos subyacentes son los que crean las emociones dolorosas.

RELACIONARSE CON LOS DEMÁS

Las relaciones sociales pueden influir positiva o negativamente en la percepción que

cada uno tenemos sobre nosotros mismos.

Se basan en que, en estas relaciones, debemos sentirnos bien y disfrutar de la relación.

Aquí, algunos consejos para que sepamos manejar las relaciones sociales lo mejor posible:

Una relación entre dos o más personas debe ser agradable y beneficiosa para todos

los miembros del grupo. Si nos sentimos oprimidos o sentimos que damos mucho más de

lo que recibimos probablemente el miedo al rechazo sea lo que nos lleve a actuar de esta

forma y estando siempre dispuestos a todo, mientras que no recibimos lo mismo a

cambio.

Lo mejor es mantener buenas relaciones con personas que nos aprecian como somos y

que correspondan a nuestro cariño y afecto.

Si las cosas no funcionan como creemos que deberían, lo mejor es tratar de conversar. Si

las cosas continúan igual, puede que la relación no sea el tipo de relación que más nos

convenga.

En una relación de pareja, muchas personas se dejan maltratar física y

psicológicamente por miedo a imponerse o a quedarse solas. Nadie tiene derecho a

maltratarnos y hacernos daño. Es importante hacernos valer y alejarnos de este tipo de

relaciones. Es mejor quedarse solo que mantener una relación con alguien que nos puede

hacer daño.

Es importante saber convivir con uno mismo y aceptarse, aún antes que los demás.

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Hay que intentar relacionarse con personas que nos valoran como somos y no con

personas que quieran cambiarte constantemente o que se burlen de cómo somos.

Intenta buscar gente con la que podamos sentimos más cómodos en lugar de cambiar tu

forma de ser solo para agradar a los demás.

Procuremos establecer vínculos con estudiantes que sabemos que son diligentes y

tienen más conocimientos, es buena compañía para proseguir aprendiendo en beneficio

de la propia superación.

EN LAS ORGANIZACIONES.

La 50 Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) 2012 en Arequipa – Perú, reunió en el

evento a empresarios, banqueros, gerentes de compañías, mineras, de AFP y otros.

Luis Torres, presidente de esta conferencia los emplazó a realizar una autocrítica,

necesitamos pensar que lo que es bueno para la población, es bueno para nosotros

expresó. El Presidente regional de Arequipa J.M. Guillén coincidiendo con el Alcalde,

manifestó: Somos ejemplo mundial de crecimiento económico, pero en educación

ocupamos los últimos lugares. Debemos salvar esta contradicción, tanto de líderes

gubernamentales como empresariales, enfatizó.

Lo anterior nos plantea ¿las empresas hacen ejercicios de examen interno? ¿Está la

autocrítica siendo aprovechada por las organizaciones para analizar los errores y los

aciertos de su gestión?

En las organizaciones se llevan a cabo procesos de evaluación a los trabajadores, para

ver con detalle si han cumplido los objetivos marcados. ¿Se aplica este mismo proceso de

evaluación con los directivos de las compañías?

La respuesta es no, los líderes que tienen en sus manos la gestión de los recursos y de las

personas son muchas veces poco dados a la autocrítica, a ese momento de análisis de lo

que han realizado para ver si son sus decisiones las que están haciendo que sus

empleados no lleguen a los objetivos marcados, porque eran imposibles o irreales.

La autocrítica se presenta entonces como una herramienta fundamental para poder

gestionar mejor a los equipos y sus fallos.

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La autocrítica tiene también otra utilidad, presentar al líder capaz de una cualidad que

no abunda en las empresas: la humildad. Un valor apreciado por los empleados, y saber

escuchar con atención ¿Se es capaz de ello?

EN LA DOCENCIA.

Un ensayo de Reina (2009) manifiesta 4 puntos de vital importancia para cada docente

en su labor en el aula: Capacidad de gestión en el aula adaptación a los cambios,

dominio de las tics y su metodología y capacidad de autocrítica.

Sobre éste último punto manifiesta: Otro de los elementos que caracteriza la enseñanza

en nuestros días tiene que ver con la realización de evaluaciones en todos los niveles de la

enseñanza, se evalúa desde lo que realiza el alumno en clase, pasando por lo que piensa

este mismo del profesor hasta lo que el mismo profesor debe corregir desde su propia

óptica.

Todo se evalúa y todo se cuestiona. En este ambiente de autocrítica constructiva, el

docente debe de tener la suficiente capacidad para ver los errores cometidos como

elementos propios de su aprendizaje personal y focalizar la superación de los mismos

como elementos de sus propios objetivos didácticos.

La asimilación de la crítica es algo difícil para el profesor acostumbrado a ambientes

donde ninguno cuestiona su capacidad y donde todos los alumnos poseen conocimientos

inferiores. Es fácil pues, que la crítica de sus modelos de aprendizaje no sea muy bien

recibida por su parte. Pase a esto, debemos hacer hincapié que es esta la única forma de

provocar el cambio adecuado para implementar nuevos modelos educativos. Y es que

para que haya cambio debe de haber conciencia de que se debe de producir el mismo

(Reina, 2009).

A modo de final, estamos de acuerdo en que podemos decidir hacer pequeños ajustes o

cambios radicales en nosotros. Si evitamos mirarnos en profundidad, no podremos llegar

al centro de cómo vemos la existencia. Evitar la reflexión sobre uno mismo, implica no ser

capaz de verse en la existencia que necesitamos alcanzar. La autocrítica nos llevará a ver

lo que somos y dónde necesitamos estar. Ser autoconscientes nos ayudará a ver la

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verdad: un ser maravilloso tal y como es, pero también, debemos tomar control sobre el

futuro y sobre quiénes queremos ser.

Preguntarnos: ¿De qué soy capaz con mis propios medios? ¿Qué valores y cualidades

fomento? ¿Qué porcentaje de mi tiempo empleo para lamentarme o recriminarme?

¿Qué actividades cruciales hago sin la debida atención? ¿En qué medida aprovecho mis

capacidades o habilidades?

Posiblemente sea necesario, urgente, hacer un alto, una pausa en la cotidianeidad;

tomar conciencia de lo que se hace y quienes nos rodean, las actividades que realizamos

para no perder o desviar el rumbo y extraviamos en la geografía de la vida.

Tomar las medidas necesarias para poder comprender nuestra mente, abordar nuestras

cuestiones emocionales y temores que nos atormentan.

Saber que los problemas que enfrentamos hoy se basan en el principio de la causa y el

efecto, de que todo acto tiene sus consecuencias. Mediante el análisis y la comprensión

de la causa de estos temores, podemos tener mayor control sobre nosotros mismos

concentrándonos en nuestro interior. La meditación, es una técnica que puede cooperar

para lograr este objetivo; ayuda a centrar toda nuestra atención en un solo objetivo o

pensamiento; nos proporcionará la oportunidad de ver nuestro archivo de vivencias.

Conocida nuestra dificultad, podemos tomar la decisión de hacerle frente; con ayuda del

tiempo y persistencia, podemos superarla, modelar nuestro interior y sentirnos mejores

personas.

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CONCLUSIONES:

Este estudio muestra resultados similares a estudios previos, realizados en

adolescentes caraqueños, no pacientes y de bajos recursos (Castellano, Medina y

Palacios, 2002 y Brando, Valera y Zárate,2008):

Sobrecargaideativa y emocional.

Limitada disposición de recursos para afrontar los requerimientos de la vida diaria.

Relaciones interpersonales caracterizadas por el conflicto y la agresión.

Antecedentes familiares violentos y un ambiente social confuso.

Datos que reflejan la problemática actual de la adolescencia venezolana: futuro incierto,

pocas oportunidades de desarrollo, una autopercepción desvalorizada y relaciones

interpersonales caracterizadas por la confrontación, el abuso y la violencia.

Los sujetos estudiados presentan características similares a las reportadas en adolescentes

diagnosticados con Trastornos de Conducta (Gacono y Meloy, 1994):

Tendencia a evitar o simplificar situaciones.

Percepción apresurada y superficial de las situaciones, que influye en la calidad de sus

decisiones, negligentes, descuidadas e impulsivas.

Disponibilidad limitada de recursos, que afecta su adaptación.

Percepción poco realista y suspicaz de las interacciones sociales.

Respuestas agresivas y desadaptativas al intercambio social, caracterizadas por un severo

desbalance en la autonomía y la reciprocidad.

Ambos grupos de adolescentes requieren, por lo tanto:

Tratamiento en ambientes rutinarios y estructurados, bajo control externo.

Fijación de límites y establecimiento de normas de convivencia, claras y específicas.

Convenios y acuerdos sobre deberes y responsabilidades.

Modelos positivos, que, sin prejuicios, acepten al adolescente como la persona que es.

Generación de confianza, transmisión de valores, disciplina asertiva, interacciones

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positivas, promoción de la resolución pacífica de conflictos y respeto por los derechos de

todas las personas.

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RECOMENDACIONES:

1. Diseñar programas que cambien la visión de institución prestadora de servicios a una

institución promotora del desarrollo de habilidades de vida, impulsora de una cultura de

paz social.

2. Capacitar al equipo técnico que atiende a los adolescentes: abogados, psicólogos,

psicopedagogos, asistentes sociales en el diseño de tratamientos, considerando las

características especiales de esta población y las diferencias entre individuos

institucionalizados y semi-institucionalizados.

3. Especial capacitación de los educadores sociales, cuya importancia en el proceso de

reinserción social es trascendental, dado el rol de mentor, que tiene el compromiso de

ejercer, sobre los integrantes de ambos grupos de estudio.

4. Orientar a la familia y personajes significativos del ambiente social de estos

adolescentes, para que participen activamente, en el proceso de reinserción social y

familiar.

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REFERENCIAS:

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La promoción de la salud: una tarea para la

psicología latinoamericana.

Dr. Héctor Lamas Rojas Academia Peruana de Psicología Nuestro reconocimiento y homenaje a: Luís A. Guerra, Francisco Alarco, Raúl González Emilio Majluf y José Sánchez García RESUMEN

Se discute la relevancia de una psicología orientada a la construcción teórica y la

investigación de las potencialidades humanas y sociales y sus aplicaciones en la promoción de

la salud dirigida a la identificación y desarrollo de fortalezas humanas, en la perspectiva de

la formación de una sociedad eficaz y saludable.

PALABRAS CLAVE: promoción de la salud, resiliencia, psicología de la salud

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INTRODUCCIÓN

En el siglo XIX, durante el cual, algunos estudiosos como William Alison, Louis R. Villermé y

R. Virchow describieron la asociación de la enfermedad con la pobreza y las malas

condiciones de vida. Henry Sigerist, fue el primero en usar el término de promoción de la

salud para referirse a las acciones basadas en la educación sanitaria, por un lado, y a las

acciones del Estado para mejorar las condiciones de vida, por el otro. El Programa de

Salud propuesto por Sigerist consideraba:

1. Educación libre para toda la población, incluyendo educación en salud.

2. Mejores condiciones posibles de trabajo y de vida para la gente.

3. Mejores medios de -recreación y descanso.

4. Un sistema de instituciones de salud y de personal médico accesible para todo el

mundo, responsable por la salud de la población, listo y capaz de aconsejar y ayudar a

mantener la salud y a su restauración, cuando la prevención ha fallado

5. Centros médicos de investigación y capacitación

Thomas McKeown, documentó científicamente los hechos que prueban que la reducción

de la mortalidad en Inglaterra después de 1840, se debió en mucho mayor proporción al

desarrollo económico, a una mejor nutrición y a los cambios favorables en el nivel de vida

de los ingleses y no, a las intervenciones de tipo médico. Tampoco es posible desconocer en

la historia de la PS, a Rudolf Virchow, patólogo alemán conocido por sus hallazgos

científicos sobre los cambios patológicos en las células humanas, y uno de los más célebres

"salubristas-politicos" de la historia.

En América Latina, son dignas de mención las corrientes de medicina social y de

"epidemiología social" en las décadas 60 y 70, que hicieron importantes cuestionamientos

críticos a la teoría y práctica de la salud pública, y que contaron con grandes pensadores

de la salud pública, especialmente en Ecuador, México y Brasil.

En el Perú, en 1933 como producto de su trabajo en zonas rurales, Manuel Núñez Butrón,

toma el reto de aplicar una verdadera tarea social, crea una doctrina sanitaria a la que

denominó RIJCHARISMO derivado del vocablo quechua Rikchari (despierta), que es un

llamado al despertar dirigido a los indígenas, ubicándose en la orilla del río de la salud, la

orilla de la comunidad, la población y sus necesidades, la población y sus perspectivas, no

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es la demanda, es el deseo de la gente de vivir bien y exigir una atención con calidad. El

20 de diciembre del 2002, la Organización Panamericana de la Salud declaran a Manuel

María Núñez Butrón Héroe de la Salud Pública del Perú, actualmente es considerado

como el padre de la medicina social del Perú y padre de la medicina en Puno.

LA SITUACIÓN PROBLEMÁTICA DE LA SALUD

"El amplio espectro de situaciones problemáticas en salud que el psicólogo debe enfrentar

para responder a las demandas existentes lo obligan a hacer uso de los recursos teórico-

metodológicos disponibles, así como implementar intervenciones que ni siempre son

posibles conjugar con un encuadre teórico de la Psicología. Esto ha generado dificultades

para establecer la correspondencia entre ambos niveles de abordaje, creando una falsa

ruptura, casi mítica, entre los psicólogos prácticos que tienen que resolver problemas

concretos en instituciones de salud con cierto, y muchas veces hipercriticado, eclecticismo, y

los que trabajan en instituciones académicas. El asunto se agudiza cuando los proyectos

de trabajo en instituciones de salud tienen lugar a partir de Universidades y otras

instituciones de enseñanza, como frecuentemente sucede en los países latinoamericanos."

(Grau 1997.citado por Werner, R et al 2002)

La discusión sobre este impasse es todavía incipiente en el medio académico y carece de

profundos cambios en el programa curricular para que los nuevos psicólogos que ingresan

en el mercado puedan efectivamente satisfacer la demanda que se les impone.

La salud de los rangos poblacionales más jóvenes se encuentra, por consiguiente, muy

amenazada, y ahí es donde se identifica, de forma más intensa, el contraste de la

sobreposición de convivencias con los agravios a la salud generados de una parte por las

condiciones sociosanitarias y acceso a la educación precarios, en que la morbimortalidad

infantil está muy alta, como se subrayó arriba, pero, de otro parte, se agrava el problema

a medida que están más expuestos a la violencia urbana y doméstica, sufriendo abusos de

los más diferentes tipos, tales como enfermedades de transmisión sexual, embarazo

precoz, drogadicción, entre otros, generados principalmente por la intensificación de la

migración hacia los grandes centros urbanos, por la degradación ambiental y por los

consecuentes perjuicios que ésta causa a la calidad de vida y desarrollo de esos jóvenes.

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Considerándose que los mecanismos de afrontamiento psicosociales del niño y del joven

son, en muchos sentidos, limitados ya por el hecho de que todavía están en fase de

estructuración, ya por la baja condición de las estructuras de sostén ofrecidas por la

sociedad (pobreza, falta de acceso a la educación, o alto índice de retiro escolar,

malnutrición, promiscuidad social – caracterizada sobre todo por las condiciones de

vivienda, ambiente y estructuras sociales relacionadas al ocio, convivencia social sana,

entre otros), se observa la creación, ampliación y mantenimiento de un escenario

extremadamente nocivo al desarrollo global estructurado de ese rango de la población.

Las cuestiones que afectan a estos grupos poblacionales, a su , autoestima, estructuración

de valores, desarrollo de autonomía, capacidad crítica, acaban por llevar a experimentar

condiciones de extrema precariedad para su desarrollo, lo que significa en última

instancia que los futuros adultos (aquellos que sobrevivan) se presentarán con un precario

repertorio biopsicosocial de recursos para afrontar las vicisitudes de la vida y todos los

condicionantes de agravio de su salud global, retroalimentando así este cuadro que ahora

se presenta, agravándolo cada vez más.

La colaboración de la Psicología de la Salud en estos problemas, por lo tanto, está

íntimamente vinculada a las acciones destinadas a la educación en salud, articulando

programas de fomento de la autoestima, impulsando comportamientos saludables y

formando competencias para el desarrollo de la capacidad de hacer una lectura crítica

sobre su vida y sobre el mundo, de la toma de decisiones, del desarrollo de la autonomía y

la ciudadanía, todo esto se debe realizar en los más distintos espacios; en escuelas, centros

de salud, núcleos comunitarios, entre otros, donde la participación conjunta entre los

agentes de promoción de la salud y las comunidades puedan efectivamente ocurrir.

PROMOCIÓN DE LA SALUD

La Carta de Otawa sobre la Promoción de la Salud en 1986 la define como la

capacitación de las personas para aumentar el control sobre su salud y sobre los factores

que la afectan... reduciendo los factores que pueden resultar riesgosos y promoviendo los

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que resultan favorables, asimismo señala estrategias para actuar sobre los factores que

determinan el nivel de salud de una comunidad: 1) Desarrollar políticas que apoyen a la

salud, 2) Crear entornos favorecedores de la salud, 3) Desarrollar las aptitudes y los

recursos individuales, 4) Reforzar la acción comunitaria, y 5) Reorientar los servicios de

salud. Asimismo, la Declaración de Yakarta, en 1997, confirma estas estrategias, y añade

que los enfoques integrales son los más eficaces para el desarrollo de la salud, la

participación de las personas es esencial y el acceso a la educación y a la información son

necesarias para conseguir la participación y movilización de la gente.

Una promoción de la salud eficaz fortalece las habilidades y capacidades individuales

para emprender una acción, así como la capacidad de los grupos o las comunidades para

actuar colectivamente con el fin de ejercer control sobre los determinantes de la salud. La

promoción de la salud eficaz produce cambios en los determinantes de la salud, tanto en

aquellos que las personas pueden controlar (como las conductas orientadas a la salud y el

uso de los servicios sanitarios), como en aquellos que están fuera de su control directo,

como las condiciones sociales, económicas y del entorno.

Martínez et al (1988), consideran- y compartimos estos criterios- que la prevención no

conlleva una visión positiva de hacer progresar el bienestar o calidad de vida, sino que

pretende mantener el nivel actual: que la mayoría de casos se dirige a grupos de riesgo, y

que la responsabilidad de las acciones preventivas recae fundamentalmente sobre los

profesionales y sobre los recursos del Sistema de Salud y de los Servicios Sociales.

Partiendo de estas críticas, proponen la promoción entendida como una estrategia

mediadora entre la gente y sus ambientes, sintetizando la elección personal y la

responsabilidad social, de manera que se cree un futuro mejor.

Nutbean (1985) define la promoción del bienestar, la calidad de vida o la salud como: “el

proceso mediante el cual los individuos y las comunidades están en condiciones de ejercer

un mayor control sobre los determinantes de la salud (bienestar, etc), y, de ese modo,

mejorar su salud” (citado por Martínez et al, 1988).

Entre las características de las actividades de promoción estos autores citan:

1. Tienen connotaciones positivas, no están orientadas al déficit

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2. Implican necesariamente a la población en su conjunto, en vez de enfocarse a grupos

de riesgo.

3. Intentan, en especial, conseguir una efectiva y concreta participación de la comunidad,

tanto en la definición de problemas, como en la toma de decisiones sobre las medidas que

se deben adoptar

4. Se orientan hacia los estilos de vida, promoviendo habilidades personales para influir

sobre los factores que determinan la salud y el bienestar, así como para el desarrollo de

estrategias adecuadas para afrontar situaciones problemáticas

5. Procura reforzar las redes y apoyos sociales, como determinantes de actitudes, valores

y conductas significativas

6. Se relacionan muy directamente con las condiciones de vida (vivienda, trabajo, etc.)

prerrequisitos de la salud y el bienestar social

7. Influye sobre el entorno físico y social para fortalecer los factores favorables y modificar

los que dificultan los estilos de vida saludables. Se trataría de conseguir que las opciones

que mejoran la calidad de vida sean fáciles de elegir

8. Combinan enfoques y estrategias diversas, pero complementarias: comunicación,

educación, cambios organizacionales, desarrollo comunitario, etc.

Consideramos que, en la etapa actual, el psicólogo de salud debe priorizar su trabajo hacia

la prevención:

- En perspectiva multinivel y multistémica.

- Con énfasis en la promoción de competencias y habilidades (para afrontar situaciones

problemáticas, así como apoyo social para hacer frente a cambios vitales).

- Capacitación (empowerment) de individuos y grupos.

- Sensibilidad ante el nivel de desarrollo de la población objetivo, y ante el sistema en el

que se desarrolla el programa.

Pero sobre todo orientarse hacia la promoción de la calidad de vida, en la que

reconocemos componentes: bienestar/ satisfacción subjetivos, desempeño de roles (sociales)

y condiciones externas de vida material “ nivel de vida” y social, como la red social y el

apoyo social ; lo que debe evaluarse en ámbitos vitales separados (valoración de múltiples

áreas), pues la calidad de vida de una persona puede ser excelente en un ámbito (por

ejemplo, en la familia) e inferior en otro (por ejemplo, en el trabajo) y, finalmente, que la

valoración de los cambios en la calidad de vida debe tener en cuenta las distintas

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“velocidades” de cambio que son inherentes a los distintos componentes : bienestar/

satisfacción, factores contextuales, y estado funcional.

Cualquier programa, por sofisticado y fundamentado que sea, si es vertical es rechazado

por la comunidad; "nuestra experiencia nos dicta que los programas deben hacerse con la

comunidad y no para la comunidad".

La Promoción de la Salud es protectora y de fomento de estilos de vida saludables, es una

estrategia que involucra a toda la población con y sin riesgo específico de enfermar; busca

actuar en lo colectivo sobre los determinantes de la salud y, promueve el desarrollo

humano y el bienestar tanto de la persona sana como enferma, en este contexto, la

enfermedad es vista como una oportunidad para el crecimiento. Para el mejoramiento de

la calidad de vida se necesita de un proceso a largo plazo con acciones continuadas y

aunque implica altas inversiones al inicio, su efectividad es significativa cuando se logra

cambiar condiciones y estilos de vida.

SALUD MENTAL, SALUD PSICOLÓGICA ¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO? Ante la expresión Salud Mental generalmente se piensa en la enfermedad mental. No

obstante, debemos saber que Salud Mental no solamente es ausencia de enfermedad

mental, sino que implica mucho más que eso...

Se refiere al completo bienestar físico, psíquico y social. Estado en que el ser ejerce sus

funciones normalmente. Nos habla fundamentalmente del derecho a vivir en un equilibrio

psico-emocional que, aun siendo inestable, porque vivir lo es, no acarree más sufrimiento

que el esfuerzo necesario para mantener ese equilibrio o para lograr otro más adecuado a

nuevas circunstancias.

Consistiría en que al individuo se le posibilite ejercitar su capacidad para desarrollarse y de

realizar cambios que conduzcan al crecimiento y evolución personal. La Salud Mental es un

estado de relativo equilibrio e integración de aquellos aspectos conflictivos que conforman

al individuo, por lo tanto, que la persona tenga buen estado de salud implica poder

enfermar y tener la capacidad de restablecerse.

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Independientemente de la denominación con que hagamos referencia a ella, es un estado

al que a todos nos gustaría acceder y del cual poder disfrutar. Cuando hablamos de

satisfacción, alegría, goce, placer, tranquilidad, paz, nos referimos a la Salud mental. Y

muchas veces sin darnos cuenta que lo estamos haciendo.

Está estrechamente vinculada con nuestra vida de todos los días. Presente en el modo de

relacionarnos con quienes compartimos los diversos momentos diarios: familiares, amigos,

compañeros de trabajo, pareja y los demás integrantes de la comunidad a la cual

pertenecemos.

Esto comprende la forma en que cada uno logra armonizar las demandas de la vida y,

para poder afrontarlas, sus recursos, ideales, valores, habilidades, sentimientos, proyectos,

conductas, etc.

La vida de toda persona sana supone animarse a tener conflictos, enfrentar dudas y

frustraciones, sentir miedos, pero lo importante estará en la posibilidad de sentir siempre

“que está viviendo su propia vida” y no la de otro y en “asumir responsabilidad” por todo

aquello que se hace o se deja de hacer.

Salud no significa ausencia de conflicto. Inevitablemente todo ser humano está sujeto a

experimentar conflictos entre el amor, el odio, el temor, la necesidad de subsistir y la

impotencia infantil, por lo tanto, es indispensable que se desarrolle algún sistema que

proteja, mediante el cual estas fuerzas en conflicto puedan ser contenidas y orientadas en

forma constructiva hacia una meta común.

Salud significa contar con los recursos de resolución o equilibración. Cuando un individuo

tiene la capacidad para deprimirse a partir de sus frustraciones, la culpa, la equivocación y

puede tolerarlo, es un buen índice de salud que revela la integración personal alcanzada.

Por consiguiente, la salud mental, concebida como interjuego, movilización y cambio,

consistiría en la posibilidad de reorganizaciones y equilibraciones creativas y adaptativas.

No ausencia de patología, sino poder enfermarse y restablecerse, ser capaces de

desarrollarnos y generar cambios que nos lleven a un crecimiento y evolución como

personas. La patología, la enfermedad psíquica sería la rigidez, la cristalización, una

adaptación rígida, inamovible a ciertas pautas, normas, a los continuos cambios en el

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mundo, en nuestra existencia. La dificultad para contemplar diversas alternativas ante las

exigencias y necesidades internas y/o del mundo externo y no la presencia de conflictos,

inherente a todo ser humano, el cual siendo sano en grado suficiente los enfrentará,

atravesará más allá del posible resultado. Afrontamiento necesario para el crecimiento,

desarrollo y maduración personal, constituyendo una experiencia psicológica enriquecedora

y satisfactoria cognitiva y afectivamente.

Bohoslavsky (1979) analiza las conductas de una persona psíquicamente sana en términos de: · Seguridad. Se logra en la medida en que puedan cumplirse los objetivos propuestos.

· Autonomía. Supone a una persona dueña de sus decisiones y de la elaboración de sus

proyectos. Se vincula con el constante interjuego entre sus necesidades de seguridad y

protección y las de sentirse en cierta medida independiente de la voluntad y el poder de

los otros. Bastante difícil actualmente debido a la influencia de estilos de comunicación

social orientados a unificar, a masificar y fabricar individuos gradualmente menos

reflexivos y con deficiente actitud crítica.

· Responsabilidad. El individuo se hace cargo de las consecuencias de sus decisiones.

· Adaptación. En relación con la satisfacción de necesidades. Implica poseer la capacidad

de esperar y para tolerar las frustraciones.

· Renuncia a la omnipotencia. La presencia continua de futuro, que es limitado y finito.

Nuestro ciclo vital está delineado por el proceso de crecimiento que supone cambios,

transiciones y adaptación. Durante ese ciclo, la persona interviene en situaciones en las

que se encuentra con hechos imprevistos, azarosos y que le generan estrés (tensión

emocional). Hoy sabemos que existe una estrecha relación entre el estrés y distintos tipos

de trastornos psicológicos y somáticos. Pensemos a modo de ejemplo en la precariedad e

inestabilidad laboral, la inseguridad y la marginalidad social, la impotencia ante el alto

nivel de corrupción e impunidad que impera, etc.

Hartmann ha estudiado el papel de la adaptación, entendida como posibilidad de

dominio de la realidad, en un desarrollo psicológico sano. En general, una persona bien

adaptada sería aquella en la cual su productividad, su capacidad para disfrutar de la

vida y su equilibrio mental no están perturbados.

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Los procesos de adaptación aluden a una interrelación constante entre variables internas:

autoconcepto, identidad personal, autoconfianza, sentimiento de eficacia personal,

autoestima, etc. y variables externas: La estructura social, su lugar en la misma, las

posibilidades de realización y gratificación en el ámbito personal y social, las formas de

trabajo, que codeterminan las reales posibilidades de adaptación que toda persona tiene.

Actualmente, un desafío sería brindar las condiciones que permitan conductas originales y

creativas sin llegar a un individualismo que deje de lado el bien común, la solidaridad, el

nosotros.

RESILIENCIA: POTENCIALIDAD Y RECURSOS

Para que un programa tenga éxito se debe asumir una visión diferente del mundo y de

la relación de ayuda, sin jerarquías, sino con la activación de los recursos internos que

todos los individuos, familias y comunidades tienen para sobrellevar los conflictos y crisis

propias de la condición humana.

La percepción de las personas sanas, marcada por un sentimiento positivo de uno mismo,

un sentimiento de control personal y una visión optimista del futuro, son una reserva, y

un motor de recursos que no solamente permiten a las personas afrontar las dificultades

diarias, sino que cobran especial importancia a la hora de afrontar situaciones que

pueden ser intensamente estresantes e incluso amenazantes de la propia existencia

(Taylor et al, 2000). En esta perspectiva, de la gama de propuestas contemporáneas

emerge la Resiliencia como una alternativa que recrea otras opciones de trabajo en un

contexto socio-comunitario y potencia acciones concertadas entre las instituciones,

profesionales y usuarios/clientes de los programas. Es la preparación de las comunidades y

familias para que activen la Resiliencia en el marco de garantizar la Calidad de Vida y el

desarrollo sostenible y asegurar condiciones adecuadas de supervivencia a las

generaciones futuras. En términos técnicos-metodológicos, la Resiliencia no requiere la

asistencia permanente del profesional o agente de cambio, al igual que con los GAM-

Grupos de Ayuda Mutua, aquel no es sino un potenciador de los procesos de cambio en

sus etapas iniciales, cuando aporta sus herramientas conceptuales y técnicas para la

organización y autogestión de las habilidades y destrezas, que permitan enfrentar las

condiciones adversas de cualquier índole.

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Esto significa que es posible desplazar la perspectiva tradicional de la carencia, del déficit,

de la enfermedad y de lo discapacitante por otra que promueva y valore las

capacidades, las potencialidades y los recursos propios con especial énfasis en los aspectos

efectivos para desarrollo resiliente del sujeto, tanto individual como colectivo.

La Resiliencia, propicias modificaciones conceptuales importantes en las ciencias sociales,

humanas y naturales asumiendo el componente bio-psico-social-jurídico-espiritual que

ilumina y cohesiona los proyectos de avanzada. Conlleva una visión holística, integradora

de los dilemas humanos, pues plantea que la activación de factores resilientes en

individuos genera también cambios en las familias y comunidades de las cuales hacen

parte.

Al respecto, diferentes estudios han descrito las fortalezas y recursos psicológicos (y

sociales) como factores de protección humana contra la adversidad y el infortunio

(Remor, et al, 2010). Así, nos refieren que, se ha observado un efecto protector del

optimismo disposicional sobre la adaptación a la adversidad y la superación de los

problemas de salud e intervenciones quirúrgicas; un efecto potenciador del optimismo

disposicional sobre la capacidad para disminuir la grasa saturada, grasa corporal y el

índice de riesgo cardiovascular, y aumentar la capacidad aeróbica en pacientes cardiacos

en un programa de rehabilitación cardiaca, y el estilo atribucional optimista parece

contribuir a ralentizar la progresión de la Infección por VIH y Sida.

La religión y la espiritualidad- que también pueden operar como fortalezas-mediante

sus prácticas de meditación y el uso de técnicas como la relajación y la imaginería, así

como el soporte del grupo o social, principalmente, posibilitan, en última instancia,

estados de “tranquilidad” que favorecen los procesos cognitivos y la salud mental y física

en las personas, en tres aspectos: consigo mismo, con los demás y con el futuro, lo que

implica que puedan ser empleadas como estrategias terapéuticas en procedimientos

psicológicos multimodales./(Quiceno y Vinaccia, 2009)

La Promoción sugiere que la Resiliencia active los mecanismos protectores sobre eventos

críticos y posibilite un equilibrio armónico entre los estados de tensión y estrés naturales a

la cotidianeidad y los sucesos imprevistos e inesperados que desatan las crisis. Es preparar

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a los sistemas humanos para que fortalezcan la capacidad de enfrentar la adversidad e

incorporarla a los proyectos de vida, como un asunto que no detiene el desarrollo

integral, sino que le permite reencuadres y cambios de perspectiva. El papel del

profesional en las experiencias reseñadas, es como facilitador de procesos de cambio que

dependen en lo primordial de la motivación y expectativas de la comunidad, familia o

individuo, en una mirada interdisciplinaria que congrega todas las áreas del

conocimiento interesadas en promocionar la Resiliencia.

Todo ello exige asumir una cosmovisión diferente del mundo, donde el profesional aporta

elementos conceptuales y metodológicos, pero en esencia quienes potencian y proyectan

los factores positivos para sobrellevar y enfrentar las condiciones adversas del continente

son los propios individuos, familias, comunidades y regiones que las viven. Es apostar a

crear mejores condiciones de vida a las generaciones futuras.

Se trata de producir un cambio en el modo de pensar las cuestiones comunitarias en

salud, tarea que compromete a todos los actores sociales. Utilizar e integrar los recursos

existentes, individuales, colectivos e institucionales; cooperar en lugar de confrontar;

concebir la integridad dentro de la diversidad; crear espacios de decisión y de aprendizaje

permanente. Que cada grupo social que comparte un proyecto común para responder a

una necesidad o interés, constituya más que una estrategia de supervivencia, una

organización en red, apelando a y tomando conciencia de lo ya existente creando

respuestas novedosas y valorizando el aporte mutuo, es nada más y nada menos que

responder al desafío de institucionalizar nuevos modos de hacer, de intervenir, de

enfrentar la complejidad, construir sobre ella y aún salir fortalecidos. Convertir la crisis en

oportunidad esto es en otras palabras fomentar la resiliencia de los habitantes.

En otras palabras, desarrollar la resiliencia, es decir la capacidad de recuperarse ante la

adversidad, y aprender de ella, de experiencias en los cuales los individuos pueden

probarse a si mismos que son capaces de pensar, de hacer, de decidir o como lo denomina

Rutter (1993) como un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener

una vida "sana" viviendo en un medio "insano".

Por estos motivos, es relevante dirigir todos los esfuerzos hacia la comprensión de los

mecanismos que actúan a nivel individual, familiar y comunitario. Porque, promover la

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resiliencia apunta a mejorar la calidad de vida de las personas a partir de sus propios

significados, del modo como ellos perciben y enfrentan el mundo.

Para orientar nuestras prácticas, la resiliencia nos lleva a las proposiciones siguientes:

•Prevenir los riesgos: los riesgos son una realidad, a la cual podemos todos estar expuestos.

Los programas deben apuntar a eliminar o a limitar los riesgos y las amenazas para los

niños. Es el papel de las acciones de información, de sensibilización, de desarrollo de

competencias para reconocer una situación de riesgo y protegerse.

•No hay invulnerabilidad: ningún programa de prevención, ninguna política social

llegará a suprimir los riesgos y las amenazas.

•No hay fatalidad: no hay determinismo absoluto. Frente a situaciones aparentemente

sin esperanza, es muchas veces posible encontrar, construir un camino de resiliencia. Las

acciones de prevención deben apuntar a favorecer, en el niño, las competencias que le

permitirán desarrollar una resiliencia.

•Cambiar de mirada: Tener una mirada positiva sobre las personas y sus capacidades.

Esto implica por ejemplo incluir sistemáticamente en la anamnesis las preguntas sobre los

aspectos positivos del desarrollo y la salud.

•Favorecer la resiliencia de una persona cercana. La resiliencia se construye gracias a un

vínculo fuerte con una persona, con apoyo de un amigo, de un familiar, de una red de

conocidos. Todos podemos tomar este papel frente un amigo, un niño, un conocido en

dificultad.

Hay aquí un mensaje esencial para todos nosotros, niño, adulto, sociedades, que muestra

la importancia del vínculo y la solidaridad. Nos invita a un cambio de perspectiva de la

prevención, a no dirigirse más a los niños solamente como víctimas potenciales, sino como

personas que tienen recursos para desarrollar su propia resiliencia, y que, además, puedan

volverse un recurso para su prójimo. A este respecto, los padres asumen un rol

fundamental para fomentar buenos tratos y construir vínculos interpersonales y

solidaridad, para lo que deben contar con las competencias parentales requeridas

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BIENESTAR PSICOLÓGICO

La Salud Mental es una condición y un nivel de funcionamiento social que conlleva dos

necesidades: La necesidad de adaptación social y la necesidad de lograr satisfacciones y

realizaciones personales. Se relaciona con el bienestar psicológico.

La importancia del estudio del bienestar viene dada principalmente porque se considera

un componente esencial de la salud. La salud en su concepción más amplia permite

afirmar que, evaluar niveles de bienestar es evaluar niveles de salud, por lo que, en el

trabajo sanitario enfocado en el sentido positivo, la evaluación del bienestar cobra una

especial significación. Por tanto, se impone la necesidad de profundizar en el estudio del

bienestar psicológico y proponer un modelo metodológico de tal forma que sea posible y

técnicamente acertado desarrollar estudios acerca de la influencia recíproca entre los

factores psicológicos y la salud en general. Para proponer un modelo metodológico

aplicable a la evaluación del bienestar partimos del principio de que el bienestar

psicológico expresa el sentir positivo y el pensar constructivo del ser humano acerca de sí

mismo y que posee un carácter subjetivo-vivencial. En relación con la categoría de

“calidad de vida”, el bienestar constituye, la dimensión subjetiva de la calidad de vida. El

bienestar se relaciona con aspectos particulares del funcionamiento físico, psíquico y

social, y es, en esencia, una experiencia humana vinculada al presente.

Aunque sea una experiencia “del aquí y ahora”, el bienestar posee una proyección al

futuro, pues se produce justamente por el logro de bienes. Es en este sentido que el

bienestar surge del balance entre las expectativas (proyección de futuro) y los logros

(valoración del presente) en las áreas de mayor interés para el ser humano y que son el

trabajo, la familia, la salud, las condiciones materiales de vida, las relaciones

interpersonales y las relaciones sexuales y afectivas con la pareja. Esa satisfacción con la

vida surge a punto de partida de una transacción entre el individuo y su entorno micro y

macrosocial, donde se incluyen las condiciones objetivas materiales y sociales, que brindan

al hombre determinadas oportunidades para la realización personal. El bienestar se

construye por el individuo en estrecha vinculación con su entorno macro y micro social y

posee, un componente cognitivo-valorativo y otro componente afectivo-emocional.

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En todo ello la educación cumple un rol fundamental en cuanto experiencia social, en la

que el niño va conociéndose, enriqueciendo sus relaciones con los demás, adquiriendo las

bases de los conocimientos técnicos y prácticos. En ella debe existir una relación directa y

personal entre el profesor y el alumno, para lo cual aquél debe tener los conocimientos

del medio en el que viven los niños, y hacer un buen uso de los medios de comunicación

para poder contribuir en el desarrollo personal e intelectual del alumno. La educación

entraña la misión de permitir a todos, sin excepción, fructificar todos los talentos y todas

las capacidades de creatividad, lo que implica que cada uno pueda responsabilizarse de

sí mismo y de realizar su proyecto personal. (Díaz, et al, 2011)

Tal como propone Jensen (1997, citado por Di Leo, 2009) que las actividades de

promoción de la salud, en las instituciones educativas - espacios importantes para las

acciones de promoción de la salud, conjuntamente con los hospitalarios y sociales - en

lugar de partir de la subordinación de las prácticas y perspectivas de los agentes a los

saberes y normas institucionalizadas, deben partir de la primacía de sus acciones (action-

oriented aproach) y sus potencialidades instituyentes. Según estas definiciones, las

acciones parten de la identificación y desnaturalización de los problemas presentes en las

condiciones objetivas y subjetivas de los sujetos individuales y colectivos, dirigiéndose a su

transformación a partir de cuatro momentos, que se retroalimentan permanentemente:

Finn Mogensen (1997, citado por Di Leo 2009), considera necesario la institucionalización

de este paradigma llamado democrático, en el que la educación para la salud debe

tener como responsabilidad fundamental desarrollar las habilidades, compromisos y

motivaciones de los estudiantes para enfrentar futuros problemas vinculados con sus

condiciones de vida personales y sociopolíticas. Para acceder a dicho objetivo, es necesario

promover en los jóvenes un pensamiento crítico, reflexivo, definido por cuatro

dimensiones interrelacionadas: epistemológica, dialéctica, holística y transformativa

Para terminar, podemos afirmar lo siguiente, que el individuo sea “normal” no es

sinónimo de estar sano, pues la enfermedad puede presentarse como una forma de

normalidad.

Estar sano implica ser normal en determinada situación; pero, además, en situaciones

imprevistas, poder superar la norma, tolerar infracciones a la norma establecida e

instaurar nuevas normas.

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Tener buena salud significa poder enfermarse y recuperarse. En realidad, personas que

parecen muy sanas, normales y muy adaptados pueden estar en peligro somática y

psíquicamente.

Precisamente, en ello abunda Fromm (2001) en su texto Patología de la normalidad,

haciendo referencia a una nueva idea de hombre y de su salud mental en la que haya

de potenciarse la dimensión más humanística, una vez que evidencia las repercusiones

patógenas que tiene para el hombre la sociedad contemporánea, de modo que

reflexiona sobre la idea de salud mental orientada a la sociedad, según la cual el hombre

es sano si puede cumplir las funciones que la propia sociedad le atribuye, funciones que

pueden resultar desviantes. (Moral, 2008).

El trastorno mental sólo tiene sentido si se contempla como producto participante de las

señas biográficas del individuo, ligado al contexto psicosocial y junto a la consideración

del individuo como agente, no como mero paciente. Ha de incidirse, pues, en el análisis e

implicaciones de aspectos psicosociales en los trastornos mentales, acentuándose por una

parte la necesidad de situar al paciente y su problema en el contexto natural en el que se

produce y, por otra, incorporando activamente a los agentes sociales para que puedan

tener un papel más relevante en la génesis, desarrollo y mantenimiento de los trastornos.

(Moral, 2008).

En el modelo resiliente, según Armenta (2010), los siguientes aspectos serían clave: a) el

individuo que vive un episodio psicótico es considerado como una persona normal, con

necesidades, fortalezas y capacidades; b) los síntomas psicóticos son capaces de ser

comprendidos y nunca son vistos como patológicos o incoherentes; c) el tratamiento más

efectivo es la integración comunitaria, el desarrollo de capacidades o recursos y la

rehabilitación; d) el rol del terapeuta es el de ser facilitador de un ambiente social

positivo y del desarrollo de la capacidad potencial o las fortalezas de la persona, dentro

de un contexto de rehabilitación o integración comunitaria; e) las recaídas o el deterioro

psicológico son generados por el estrés psicosocial, la discriminación, el estigma o la

ausencia de vínculos significativos o de apoyo, y f) los derechos, intereses y fortalezas de la

persona deben ser respetados, aunque viva temporalmente un episodio psicótico..

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CONCLUSIONES

· Una promoción de la salud eficaz fortalece las habilidades y capacidades individuales

para emprender una acción, así como la capacidad de los grupos o las comunidades

para actuar colectivamente con el fin de ejercer control sobre los determinantes de la

salud.

· La vida de toda persona sana supone animarse a tener conflictos, enfrentar dudas y

frustraciones, sentir miedos, pero lo importante estará en la posibilidad de sentir siempre

“que está viviendo su propia vida” y no la de otro y en “asumir responsabilidad” por

todo aquello que se hace o se deja de hacer.

· La salud mental, concebida como interjuego, movilización y cambio, consistiría en la

posibilidad de reorganizaciones y equilibraciones creativas y adaptativas. No ausencia

de patología, sino poder enfermarse y restablecerse, ser capaces de desarrollarnos y

generar cambios que nos lleven a un crecimiento y evolución como personas.

· De la gama de propuestas contemporáneas emerge la Resiliencia como una alternativa

que recrea otras opciones de trabajo en un contexto socio-comunitario y potencia

acciones concertadas entre las instituciones, profesionales y usuarios/clientes de los

programas.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Universidad Autónoma de Nuevo León, Estudiantes de Area Clínica. Monterrey, México.

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- Díaz, J; Martínez, M y Vásquez, L (2011) Una educación resiliente para prevenir e

intervenir la violencia escolar Itinerario Educativo • Año xxv, n.° 57 • 121-155 •

- Di Leo, (2009) La promoción de la salud como política de subjetividad: constitución,

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“IDEACIÓN SUICIDA Y RESILIENCIA, EN JÓVENES UNIVERSITARIOS DE LA REGIÓN DEL MAULE,

CHILE”.

Dr. Eugenio Saavedra Guajardo2, Lic. Elizabeth Ulloa Ramos3

Resumen:

El presente trabajo tuvo como finalidad describir los niveles declarados de adaptabilidad y

cohesión familiar, bienestar subjetivo, resiliencia e ideación suicida, en jóvenes universitarios de

la Región del Maule. Para ello se administró una batería de escalas (Faces III, RYFF, SV-RES,

IRIS) a 200 alumnos, hombres y mujeres, de la Facultad de Ciencias de la Salud,

específicamente de las carreras de Enfermería y Psicología de la Universidad Católica del

Maule. La administración de los instrumentos se llevó a cabo en el mes de octubre de 2013 y

fue realizada por ayudantes entrenados para estos efectos. La participación de los alumnos

encuestados fue de carácter voluntaria. Luego de diseñada la base de datos, se aplicó un

análisis de estadística descriptiva, destacando una suerte de perfil en torno a las variables

medidas. Se describen los puntos de corte de cada variable y se establecen los puntos críticos

para cada atributo. Del mismo modo se establecen correlaciones entre las diferentes escalas y

se analiza la dirección que éstas toman. Así se pudo observar que existe una correlación

positiva entre “Bienestar Subjetivo” y “Resiliencia”, en tanto se observan correlaciones muy

bajas o nulas entre “Ideación Suicida” y “Bienestar Subjetivo”. En esta misma dirección, la

correlación entre “Resiliencia” y la “Ideación Suicida” resulta prácticamente nula. En torno a la

“Adaptabilidad y Cohesión Familiar”, se encontró una correlación positiva con la variable

“Resiliencia”. Finalmente se describe una correlación negativa al relacionar la “Resiliencia” y la

“Ausencia de circunstancias protectoras”, medidas a través de la Escala IRIS.

PALABRAS CLAVES: ADAPTABILIDAD, COHESIÓN, BIENESTAR, RESILIENCIA, IDEACIÓN SUICIDA.

2 Psicólogo, Profesor Titular, Investigador, Universidad Católica del Maule. [email protected] 3 Licenciada en Psicología, Universidad Católica del Maule. [email protected]

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INTRODUCCIÓN

Desde la religión, el acto suicida ha estado presente desde tiempos prehispánicos en América,

pero el sentido de éste ha cambiado, en el periodo previo a la conquista española el suicidio

tenía un significado ritualista, entendiéndose como sacrificios humanos para calmar a los dioses,

concepción que con el advenimiento del cristianismo se ha teñido de una carga moral culposa

convirtiéndolo en un pecado (Eguiluz, 2010). Si bien, el atentar contra la propia vida está

rodeado por un halo de estigma social, la modernidad actual, de sociedades enajenadas y de

individualismos patológicos, sumado al ajetreo cotidiano y a la pérdida de sentido de la vida,

lleva a las personas a considerar al suicidio como una opción.

El suicidio es una problemática creciente en la actual sociedad, de carácter universal,

atemporal y multifactorial. Presenta diversas concepciones, según el período, cultura y contexto

en donde se sitúe. También su conceptualización varía según la disciplina que le aborde,

proviniendo desde la sociología uno de los primeros intentos por definir formalmente el

fenómeno, a saber, Durkheim (1897) lo aborda como un acto, realizado por la víctima, que

resulta en la muerte de sí mismo.

Actualmente, el suicidio se considera como una serie de comportamientos, que no precisan ser

secuenciales, que van desde aspectos cognitivos hasta los comportamentales, que incluyen:

“ideación suicida pasiva, contemplación activa del propio suicidio, planeación y preparación

del suicidio, ejecución del intento suicida sin que llegue a la muerte y suicidio consumado”

(González-Forteza, 2002, citado en Eguiluz, 2010, pp.vii). Además, como se ha dicho, es

multifactorial, interviniendo variables “genéticas, biológicas, culturales, sociales, familiares,

económicas, políticas, psicológicas y psiquiátricas, considerando que la interacción de dos o más

factores incrementa el riesgo suicida” (Eguiluz, 2010, pp.vii).

La Organización Mundial de la Salud, OMS, (2006 citado en Sánchez-Sosa, Musitu, Villarreal-

González & Martínez, 2010, pp.1) estima que “aproximadamente un millón de personas

murieron por suicidio en el año 2000, y que las tasas de suicidio global han aumentado en un

60% en los últimos 45 años.” “En las últimas décadas las notificaciones de suicidio han mostrado

un aumento a nivel mundial en la población de adolescentes y adultos jóvenes,

particularmente en el rango de edad de 15 a 24 años, constituyéndose entre una de las tres

primeras causas de muerte en este grupo poblacional” (Piedrahita, Paz & Romero, 2012). En

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Chile se ha constituido “la segunda o tercera causa de muerte en jóvenes de 15 a 19 años.”

(Instituto Nacional de la Juventud, 1996, citado en Pavez, Santander, Carranza & Vera-

Villarroel, 2009, pp.2).

GRUPOS DE RIESGO Y FACTORES RELACIONADOS

Los grupos de riesgo de suicidio son aquellos conjuntos de personas que por sus características

particulares tienen mayores posibilidades de cometer un acto suicida que sus pares. A saber,

estos grupos son las personas depresivas, los que han intentado el suicidio, los que tienen ideas

suicidas o amenazan con suicidarse, los sobrevivientes y los sujetos vulnerables en situaciones de

crisis. (Eguiluz, 2010)

Hay un sustrato en común que comparten todas las personas, y que marca la historia de

desarrollo de los sujetos, y en cierta medida determina, la pertenencia de los sujetos a grupos

de riesgos de suicidio. Este sustrato en común al que se hace referencia, que va influyendo en la

probabilidad de pertenecer a un grupo de riesgo o no, son las experiencias relacionales, sociales

y afectivas, en conjunción con el ambiente, que constituyen a las personas. (Saavedra &

Villalta, 2008).

Así, a través de numerosos estudios, se ha establecido la importancia de los estilos vinculares y

de crianza en el desarrollo de personas sanas. (Barudy & Dantagnan, 2008). Se puede

identificar que la estructura familiar, tanto su adaptabilidad como cohesión y los estilos

parentales, que las percepciones de bienestar subjetivo y la capacidad de resiliencia se pueden

tornar tanto factores de riesgo como factores de protección, no tan solo para los grupos de

riesgo suicida, sino que para la población en general, a la hora de enfrentarse a la ideación

suicida. También se ha identificado una correlación entre ideación suicida-depresión y

desesperanza, y entre ideación suicida y ausencia de circunstancias protectoras. (Eguiluz,

Córdova & Rosales. 2010)

Como ya se sabe, el suicidio no tiene una sola causa, responde a múltiples factores, por esto a

continuación se explorará brevemente algunas de las variables que actuarían como sustrato

para que una persona presente o no ideación suicida.

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IDEACIÓN SUICIDA Y ESTRUCTURA FAMILIAR

No solamente los factores internos de la persona son los que desencadenan el suicidio, también

hay influencia de los sistemas de los que es parte, como la familia. En este sentido, los

problemas familiares y los distintos patrones familiares, los cuales pueden conjugarse con otros

factores, pueden ser desencadenantes del suicidio. Al centrarse en estos últimos, la teoría

describe que distintas modalidades de patrones familiares que predisponen al suicidio de uno

de sus integrantes, como los sistemas prematuramente desligados, que fomentan una

independencia prematura, dado que la persona no cuenta aún con las herramientas para

afrontar distintas problemáticas, provocándole depresión, desesperación y problemas sobre sí

misma que le llevarán al suicidio, o también se puede dar el caso de una familia perfecta, que

presenta una estructura rígida, con baja adaptabilidad sin disposición al cambio, estableciendo

un contexto opresivo y de esta manera forzando la conducta suicida, que actuaría como forma

de cambio. (Eguiluz, Córdova & Rosales. 2010).

En un estudio de casos, Guevara (2007) encuentra que cambios de orden estructural que

afectan el funcionamiento histórico de la familia como red social, presentan una nueva

configuración que afecta el grado de regulación y la correlación de poder existente en esta red,

generándose un ambiente que puede favorecer la conducta suicida, ya que el problema de

esta reconfiguración familiar afectaría los lazos significativos, reconfigurándolos o provocando

una ruptura de estos. Concluyendo que si en el proceso de reformulación de las relaciones en el

interior de la familia los nuevos contenidos de los vínculos no llegan cumplir las funciones

afectivas y nutritivas, provocarán una desvinculación entre sus miembros y la desarticulación

de la red familiar, acrecentando la sensación de futilidad, angustia y enojo por parte de los

miembros del sistema, así como también puede generarse una excesiva regulación o una

disolución de los horizontes entre lo que se puede o no hacer, lo que también conlleva a

conflictos interminables, y un ambiente que lejos de brindar seguridad provoca tribulación y

soledad.

En otro estudio llevado a cabo por Pavez, Santander, Carranza & Vera-Villarroel, (2009) se

mostró que la adaptabilidad familiar tiene un valor predictivo para la ideación suicida de

adolescentes con trastorno depresivo. Respecto al funcionamiento familiar, adaptabilidad y

cohesión, y el intento suicida adolescente no se obtuvieron correlaciones, tanto desde la

perspectiva de los padres como de los adolescentes. Al relacionar esta variable con ideación

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suicida, se encontró una correlación positiva y moderada, con significancia estadística.

Concluyendo que, a un mayor nivel de adaptabilidad familiar, en familias con miembros

adolescentes, resulta ser un factor de riesgo para la ideación suicida. Una mayor adaptabilidad

significa, desde el modelo Circumplejo de Olson, Russell y Sprenkle, que el sistema familiar

opera de forma desestructurada para cambiar sus estructuras de poder, relaciones de roles y

reglas, ausencia de control paterno y disciplina poco efectiva teniendo diversos efectos en el

bienestar físico y emocional de sus integrantes.

Así, diversos estudios demuestran una correlación entre funcionamiento familiar e ideación

suicida, mayor ideación suicida con una menor comunicación y mayores conflictos con sus

padres, así como también adolescentes con un bajo apoyo familiar tienen más probabilidad de

presentar ideación suicida. (Sánchez-Sosa, Musitu, Villarreal-González & Martínez, 2010)

Además, estos autores sostienen que hay una relación indirecta de las variables contextuales,

entre las cuales estaría el funcionamiento familiar, con la ideación suicida, ya que el

funcionamiento familiar se relacionaría positivamente con la autoestima social y,

negativamente, con la sintomatología depresiva. (Sánchez-Sosa, et. al. 2010)

Específicamente al investigar sobre los estilos parentales y la ideación suicida, aunque son

débiles, las correlaciones indican que existiría una relación inversa entre ideación suicida y las

dimensiones de estilos parentales. A medida que mejoran la ideación suicida disminuye, es

decir, a mayor aceptación, apoyo y control es menor la ideación suicida. Para los adolescentes,

la relación entre sus padres, los estilos de crianza parental que imponen y la relación que

desarrollan los padres con ellos logra disminuir o aumentar la presencia de ideación suicida. Los

hallazgos de este estudio subrayan la necesidad de crear conciencia entre los padres respecto a

su influencia en la salud de los hijos, y de entregarles herramientas concretas de conductas y

estilos de crianza protectores. (Florenzano, Valdés, Cáceres, Santander, Aspillaga & Musalem.

2011)

La investigación de Villa, Robles, Gutiérrez, Martínez, Valadez & Cabrera, (2009) permite

observar cómo la dinámica familiar es un factor clave para la presencia de intento de suicidio.

Además, de recalcar la importancia de trabajar en estrategias efectivas que mejoren la

dinámica familiar, con el fin de lograr disminuir el intento de suicidio y el suicidio.

La mayoría de estas investigaciones son realizadas en población adolescente, si bien se ha

demostrado la influencia de la cohesión y adaptabilidad como factor ante la ideación suicida y

el suicidio, en un estudio realizado por Muñoz, Pinto, Callata, Napa & Perales (2006) se

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reafirmó esta correlación, encontrándose asociación entre ideación suicida y niveles muy bajos

de cohesión familiar en los adolescentes, pero no en los adultos jóvenes entre 20 y 24 años.

Finalmente, se sabe que las conductas parentales de aceptación y apoyo se correlacionan

positivamente con la competencia interpersonal de los adolescentes y sus conductas pro-

sociales, mientras que el control psicológico autoritario se correlacionaría positivamente con

una menor salud mental del adolescente, y en especial con síntomas depresivos. (Florenzano,

Valdés, Cáceres, Santander, Aspillaga & Musalem. 2011)

IDEACIÓN SUICIDA Y DEPRESIÓN

La depresión es un problema grave de salud, de carácter crónico, afecta a diversas áreas de la

vida y puede presentarse en cualquier etapa de ésta, en los grados más severos los sujetos

pueden atentar contra su vida (Eguiluz, Córdova & Rosales, 2010), según un estudio de la

Organización Mundial de la Salud, 2004 (citado en Eguiluz, 2010), el 15% de quienes padecen

depresión derivan hacia el suicidio. De hecho, el malestar depresivo se ha identificado como el

factor de riesgo más importante para la ideación suicida, presentándose de manera diferente

en hombres y en mujeres, por lo que se cree que su impacto está matizado por las

características de los roles de género o por variables biológicas-genéticas. (Jiménez, Mondragón

& González-Forteza, 2007). En un estudio llevado a cabo por Cubillas, Román, Valdez &

Galaviz (2012), la depresión aparece en 67.3% de quienes han intentado suicidarse y en 81.1%

de quienes manifiestan ideas suicidas, enfatizando que los y las jóvenes con depresión tienen un

riesgo 16 veces mayor de tener pensamientos suicidas y cinco veces mayor para intentos de

suicidio.

Existiría una correlación positiva entre depresión e ideación suicida, de acuerdo a los

resultados arrojados en un estudio realizado por Eguiluz et al. (2010), en estudiantes

universitarios de México.

Por otra parte, en el estudio de Villa, Robles, Gutiérrez, Martínez, Valadez & Cabrera, (2009),

detectaron alto riesgo de intento de suicidio en pacientes con antecedentes depresivos, sin

embargo, la alteración en la dinámica familiar puntuó como el factor más relevante para el

intento de suicidio, resultados que contrastan en estudios llevados a cabo en población

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general, que consideran los antecedentes psicopatológicos (depresión, ansiedad, baja

autoestima) como factores de mayor riesgo.

Recurriendo nuevamente a la investigación realizada por Cubillas, Román, Valdez & Galaviz

(2012), la depresión en la juventud puede predecir un trastorno más grave durante la vida

adulta, que aunado a las ideas e intentos suicidas son los predictores más directos de las cifras

de suicidios consumados. Las tasas tan altas de correlación entre ideas o intentos suicidas con

depresión se explican mediante los sentimientos generalizados de desánimo e incomprensión

ante búsquedas no satisfechas que pudieran desencadenar problemas depresivos. Todo esto,

coloca a la juventud actual en una situación de franca vulnerabilidad ante la falta de

oportunidades y espacios, lo que puede repercutir en su salud emocional. Así, los autores

recalcan la importancia de abordar la depresión y los comportamientos suicidas desde una

perspectiva de género e interdisciplinar.

En un estudio puertorriqueño en población adolescente, encuentran que la ideación suicida en

dicha muestra, se relaciona a la sintomatología depresiva, añadiendo que el adolescente que

no tiene o no busca el apoyo de su familia pudiera deprimirse y activar una serie de

cogniciones negativas, que conlleva a que en esta población aumente el considerar al suicidio

como una alternativa para solucionar los problemas. (Duarté, Lorenzo-Luaces & Rosselló,

2012)

SUICIDIO Y DESESPERANZA

Es definida como “una serie de expectativas negativas hacia el futuro, destacándola como

una de las variables más fuertemente asociadas al comportamiento suicida”. (Wenzel & Beck,

2008, citado en Duarté, Lorenzo-Luaces & Rosselló, 2012, pp.3)

Una persona que presenta desesperanza, se siente incapaz de enfrentar la realidad. El futuro

lo percibe como incierto, cargado de incertidumbre, dejando de luchar, de buscar soluciones

en la vida, presentándose una solución que solucionará todo, la muerte. (Eguiluz, Córdova &

Rosales, 2010)

Desde la perspectiva cognitiva, la desesperanza se encuadra en la triada cognitiva explicativa

de la depresión propuesta por Beck, (citado en Eguiluz, Córdova & Rosales, 2010) definiéndola

como la visión negativa que posee el sujeto ante el futuro, tendiendo el individuo a establecer

una similitud o continuidad entre el presente y el futuro, así se perpetua a través del tiempo la

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visión negativa sobre el mundo. De esta manera, el sujeto llega a la convicción de que la

situación actual no mejorará con el paso del tiempo, resultando en la pérdida de motivación y

generando sentimientos negativos acerca del futuro. Reflejando esto, en que, si la persona

espera un resultado negativo, no se comprometerá a realizar una acción o fijarse un objetivo

a futuro.

También Beck (citado en Eguiluz, Córdova & Rosales, 2010) refiere que, en la desesperanza

están implicadas tres emociones negativas, la desesperación, la desilusión y la decepción, que

también están a la base para explicar el sentimiento negativo ante el futuro.

De esta forma, el constructo desesperanza, permite discriminar sujetos con riesgo suicida, según

el nivel de tendencia suicida. (Eguiluz, Córdova & Rosales, 2010)

Se sabe que existe una relación entre la desregulación emocional y la ideación suicida, donde

la desregulación emocional puede conducir a tendencias suicidas. Miranda, Tsypes, Gallagher

& Rajappa (2013) encontraron que la desesperanza es un potencial mediador cognitivo en la

relación entre desregulación emocional y la ideación suicida, interfiriendo en la capacidad

para identificar estrategias para regular emociones negativas.

En un estudio sobre ideación suicida en estudiantes universitarios de México, (Córdova, Rosales

& García, 2012) se midió la desesperanza, como un factor asociado a la probabilidad de

presentar ideación suicida, en la cual se detecta su influencia como factor independiente.

Además, en una investigación realizada por Gutiérrez (2002 citado en Bagge, Lamis, Nadorff

& Osman, 2014) se demostró, mediante auto-informes en una muestra de adultos jóvenes, que

el aumento de la desesperanza se asocia con aumento en la probabilidad de suicidio, y que

esta relación ha sido parcialmente mediada por una baja en las razones para vivir. Así,

Bagge, Lamis, Nadorff & Osman, (2014) encuentran que la desesperanza es un factor de

riesgo, que permite evaluar pensamientos e intento suicida.

Por otra parte, se ha encontrado en distintos estudios, una relación positiva entre

desesperanza y cualquier causa de muerte, aumentando hasta tres veces más el riesgo frente

a la población general, especialmente en enfermedades cardiovasculares. (Eguiluz, Córdova &

Rosales, 2010)

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SUICIDIO Y BIENESTAR SUBJETIVO

Bienestar subjetivo es un constructo teórico compuesto por diversas variables, entre las cuales

podemos diferenciar auto-aceptación, relaciones positivas, autonomía, dominio del entorno,

crecimiento personal y propósito en la vida (Véliz, 2012). La correspondencia entre estas

variables mediaría en la intención suicida en los sujetos, de esta forma, se cree que tendrían

directa relación con la ideación suicida, ya sea como factor protector o factor de riesgo.

Así, la sintomatología depresiva se asoció con la ideación suicida, y entre ésta sintomatología y

la autoestima también hay correlación, es importante señalar que parece haber un efecto en

cadena entre estas problemáticas. Este efecto se originaría en los síntomas depresivos ligados

con la ideación suicida, la cual puede afectar a la autoestima y ésta, a su vez, dispararía la

conducta suicida. (Jiménez, Mondragón & González-Forteza, 2007).

Distintas investigaciones señalan que un pobre auto-concepto se relaciona con altos niveles de

depresión, desesperanza e ideación suicida, sobre todo en los/as adolescentes, ya que es el

período de la vida donde se tiene una menor valoración de sí mismo. Lo que se corrobora en

la investigación realizada por Duarté, Lorenzo-Luaces, & Rosselló, (2012). También, estos

mismos autores señalan que otros componentes cognitivos que afectarían el bienestar

subjetivo son los pensamientos dicótomos, la rigidez cognitiva y los estilos atribucionales

negativos.

Las destrezas de manejo moderan el efecto entre el estrés, los eventos de vida estresante y el

comportamiento suicida en los/as adolescentes (Grover et al., 2009, citado en Duarté,

Lorenzo-Luaces, & Rosselló, 2012). Así, si las personas presentan destrezas de manejo

adecuadas podrán tener un mayor dominio del entorno, lo que se traduce en un factor

protector ante la ideación suicida, lo cual fue corroborado por el estudio llevado a cabo por

los autores, encontrando que a mayor empleo de las estrategias de paliación de estrés

mayores síntomas de depresión, más pensamientos disfuncionales, y menor auto-concepto. El

patrón opuesto fue observado en referencia a las estrategias de manejo saludables, de

manera que a más estrategias de manejo saludable menos síntomas de depresión, menos

pensamientos disfuncionales y mayor auto-concepto. Lo que advierte la importancia de

utilizar estrategias de manejo saludables, características de personas no ideadores y puede

servir de amortiguador o un posible mediador hacia la ideación suicida (Duarté, Lorenzo-

Luaces, & Rosselló, 2012).

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En una investigación realizada por Moral & Sirvent, (2011) establecen que una autovaloración

negativa ya sea a nivel de autoconcepto general, relación con los iguales conflictuada o de

insatisfacción a nivel académico influyen sobre la manifestación de ciertos desajustes a nivel

relacional, comportamental o socioafectivo. A su vez, posibles desajustes en los niveles aludidos

podrían estar conectados con una menor competencia social y con sentimientos de

infravaloración. Concluyendo que aquellos adolescentes con ideación suicida presentan

mayores desajustes afectivos y problemas de ansiedad, comportamientos desviados

(amenazas, peleas, etc.), conflictos en la relación con los iguales, así como manifestación de

comportamientos recurrentes, pensamientos obsesivos y cuadros de confusión.

IDEACIÓN SUICIDA Y RESILIENCIA

Las personas resilientes se entienden como aquellas que, frente a la adversidad del ambiente,

a situaciones dolorosas, logran sobreponerse y alcanzar una calidad de vida a pesar de las

condiciones negativas para su desarrollo. (Saavedra & Villalta, 2008).

De esta forma, “el concepto resiliencia nace de la constatación de que algunas personas

resisten mejor que otros los avatares de la vida, la adversidad y la enfermedad”. (Barudy &

Dantagnan, 2005, pp.53).

Además, “estas personas cuentan con la capacidad de construir positivamente conductas

frente a la adversidad y su comportamiento se caracteriza por ser socialmente aceptable”.

(Kotliarenco, 1997, citado en Saavedra & Villalta, 2008, pp.10). Fortaleciendo a quienes

afronten las adversidades de la vida, promoviendo y manteniendo un desarrollo normal,

mediante conductas adaptativas. Es así, que la resiliencia promueve superar infortunios y

construir sobre estos, a modo de contraponerse a aquellos y convertirlos en oportunidades de

desarrollo, por sobre el nivel de funcionamiento presente del sujeto. (Saavedra & Villalta,

2008).

Barudy junto a Dantagnan (2008, pp.56) desde una mirada basada en el buen trato, recogen

la definición dada por Manciaux, Vanistendael, Lecomte y Cyrulnik en el año 2003 “la

resiliencia es la capacidad de una persona o de un grupo para desarrollarse bien, para seguir

proyectándose en el futuro a pesar de los acontecimientos desestabilizadores, de condiciones

de vida difíciles y de traumas a veces graves”.

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Estos mismos autores, Barudy & Dantagnan (2008) citan a Vanistendael (2000) para

visualizar los diferentes niveles que participan en la construcción de la resiliencia, sosteniendo

que ésta es como construir una “casita”. Primero se encuentras el suelo sobre la cual está

construida, las necesidades básicas, materiales elementales como la alimentación y los

cuidados de la salud. Luego viene el subsuelo que representaría la red de relaciones más o

menos informales: la familia, los amigos, los compañeros de la escuela o los colegas del trabajo.

En el corazón de estas redes se asientan los cimientos de la resiliencia de una persona, su

aceptación incondicional. Donde esta aceptación incondicional equivale al concepto de amor

en el modelo de la resiliencia basado en los buenos tratos. En la planta baja se encuentra una

capacidad fundamental, la cual es encontrar un sentido, una coherencia, a la vida. En la

metáfora de este autor, en el primer piso se encuentran las cuatro habitaciones de la persona

resiliente: la autoestima, las competencias, las aptitudes y el humor. El altillo representa la

apertura hacia otras experiencias que también pueden contribuir a la resiliencia.

De esta forma, la resiliencia actúa como un factor protector, ya que los sujeto presentan un

acercamiento activo hacia el problema, tienen habilidad para captar la atención positiva de

los otros, desarrollan una visión optimista de sus experiencias, presentan una autoestima

positiva, confianza, optimismo y sentido de esperanza, autonomía y sentido de esperanza,

entre otras características y factores encontrados en diversas investigaciones. (Rutter, 1994,

Werner, 1994, Kotliarenco, 1997 citado en Saavedra & Villalta, 2008).

Como se ha descrito, la resiliencia es una capacidad, que se puede dar tanto a nivel individual

como familiar, que operaría como factor protector frente a diversas adversidades que se

pueden presentar en la vida, interviniendo ante la ideación o el intento suicida.

En un estudio realizado en adolescente víctimas de abuso sexual, se encontró que la resiliencia

se relacionaba negativamente con la ideación suicida y positivamente con la calidad de vida,

ya que ésta operaría como una resiliencia psicobiológica que indica que un niño abusado

presentaría una regulación epigenética, pudiendo llegar a tener menor riesgo de ideación

suicida dado el papel de la resiliencia como factor disuasorio de las ideas suicidas. Concluyendo

que la resiliencia es una variable protectora frente a los pensamientos sobre el suicidio y

promueve la calidad de vida en adolescentes víctimas de abuso sexual. (Quiceno, Mateus,

Cardenas, Villareal & Vinaccia, 2013)

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METODOLOGÍA: OBJETIVO GENERAL:

“Describir y relacionar las variables adaptabilidad y cohesión familiar, bienestar subjetivo,

resiliencia e ideación suicida, en una muestra de jóvenes universitarios de la séptima región de

Chile, medidos a través de las Escalas “Faces III”, “RYFF”, “SV-RES” e “IRIS”, durante el segundo

semestre de 2013”.

MUESTRA:

Muestra de carácter intencional, compuesta por 200 estudiantes, hombres y mujeres, de la

Facultad de Ciencias de la Salud, de la Universidad Católica del Maule, séptima región de

Chile. La muestra tuvo ese carácter atendiendo a la disponibilidad de las unidades

académicas, siendo Enfermería y Psicología, las que brindaron las facilidades para administrar

las Escalas.

INSTRUMENTOS:

- Escala de Evaluación de Cohesión y Adaptabilidad Familiar de Olson (FACES). Autores:

Olson, D. H., Portner, J. y Lavee, Y. (1985). Confiabilidad 0,94. - Escala de Bienestar Subjetivo (RYFF). Autor: Ryff, C. (1989). Confiabilidad 0,93. - Inventario de Riesgo e Ideación Suicida (IRIS). Autores: Hernández, Q. y Lucio, E. (2003).

Confiabilidad 0,71. - Escala de evaluación de resiliencia para jóvenes y adultos (SV-RES). Autores: Saavedra, E. y

Villalta, M. (2008). Confiabilidad 0,96.

PROCEDIMIENTO:

Luego de obtener los permisos administrativos con los jefes de carreras de las unidades

involucradas, se administraron las Escalas en una sesión, siendo la participación de carácter

voluntario. Las escalas fueron aplicadas por ayudantes entrenados, los que confeccionaron las

bases de datos.

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RESULTADOS:

De la muestra total, 156 estudiantes corresponden a sexo femenino (78%) y 44 son de sexo

masculino (22%). El promedio de edad corresponde a 21,2 años. De la muestra, 100 sujetos

fueron de la carrera de Psicología y 100 de Enfermería, cursando en promedio el quinto

semestre de universidad. Del total, el 83% deseaba estudiar esa carrera y el resto señala que

no era su primera opción.

Respecto de la religión, un 58% señala ser católico, un 19,5% señala ser ateo o agnóstico y un

17,5% dice ser protestante. El porcentaje restante señala otra religión.

- Escala de Evaluación de Cohesión y Adaptabilidad Familiar de Olson (FACES). Autores:

Olson, D. H., Portner, J. y Lavee, Y. (1985). Confiabilidad 0,94. - Escala de Bienestar Subjetivo (RYFF). Autor: Ryff, C. (1989). Confiabilidad 0,93. - Inventario de Riesgo e Ideación Suicida (IRIS). Autores: Hernández, Q. y Lucio, E. (2003).

Confiabilidad 0,71. - Escala de evaluación de resiliencia para jóvenes y adultos (SV-RES). Autores: Saavedra, E. y

Villalta, M. (2008). Confiabilidad 0,96.

PROCEDIMIENTO:

Luego de obtener los permisos administrativos con los jefes de carreras de las unidades

involucradas, se administraron las Escalas en una sesión, siendo la participación de carácter

voluntario. Las escalas fueron aplicadas por ayudantes entrenados, los que confeccionaron las

bases de datos.

RESULTADOS:

De la muestra total, 156 estudiantes corresponden a sexo femenino (78%) y 44 son de sexo

masculino (22%). El promedio de edad corresponde a 21,2 años. De la muestra, 100 sujetos

fueron de la carrera de Psicología y 100 de Enfermería, cursando en promedio el quinto

semestre de universidad. Del total, el 83% deseaba estudiar esa carrera y el resto señala que

no era su primera opción.

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Respecto de la religión, un 58% señala ser católico, un 19,5% señala ser ateo o agnóstico y un

17,5% dice ser protestante. El porcentaje restante señala otra religión.

Respecto de su familia, la mayor parte de los estudiantes (187) dice tener hermanos, ocupando

ellos mayoritariamente el primer lugar de nacimiento (47%), siendo el segundo un 32 % y el

tercero de la familia un 11%. El 99 % de los jóvenes encuestados son solteros.

En torno a las variables estudiadas, el grupo total obtuvo un puntaje de 262 en la Escala de

Resiliencia, ubicándose en el rango promedio, con un percentil 58. Los puntajes más altos por

dimensión resultan ser los de las variables “modelos”, “metas” y “redes”, describiendo un perfil

centrado en lo relacional y en el logro de objetivos. En tanto, las dimensiones más bajas

resultan ser “afectividad”, “satisfacción” y “pragmatismo”, muy coherentes con la etapa de

vida por la que pasan, que suele estar cargada de tensiones en el área de los afectos, el

sentirse insatisfechos y en ocasiones la falta de realismo para enfrentar el logro de metas.

En cuanto al tipo de estructura familiar, se observa una concentración en la categoría

“caótica” (81.5%), que la debemos entender como la percepción de la familia con límites muy

amplios y extremadamente flexibles, más bien con una estructura permisiva y carente de

reglas rígidas. Lo anterior nos hace pensar en los cambios actuales sufridos por la familia y

como los jóvenes se comportan con mayores niveles de autonomía.

En torno a la cohesión de la familia, se observa un mayor equilibrio entre las categorías,

inclinándose levemente en torno a las familias “relacionadas” (31%), lo que resulta deseable,

en tanto las familias “aglutinadas” (21%) aparecen como la menos frecuente.

En relación al bienestar subjetivo, podemos señalar que los jóvenes describen una percepción

positiva de sí mismos, obteniendo puntajes sobre la media principalmente en las áreas de

“dominio del entorno” (62%), “crecimiento personal” (59.5%), “auto aceptación” (57%)y

“propósito en la vida” (55.5%). Lo anterior refleja una actitud de empoderamiento de los

jóvenes, sumada a una autoimagen positiva y a la tendencia a proponerse metas en su

desarrollo.

En relación a la ideación suicida, el grupo mayoritariamente se aleja de situaciones de riesgo,

ubicándose en posiciones promedio en general. Del mismo modo la percepción de depresión y

desesperanza no aparece como relevante, concentrándose en un reducido grupo de

estudiantes, cercano al 7%.

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Por su parte la “ausencia de circunstancias protectoras” estaría presente en un 15%,

evidenciando algún nivel de vulnerabilidad presente en este grupo, que socialmente proviene

de estratos socio económicos medios bajos y bajos, lo que podría generar algún nivel de riesgo

en aquella variable.

Al relacionar las pruebas administradas, encontramos correlaciones positivas moderadas entre

el Bienestar Subjetivo y la Resiliencia (0.38), y entre la Adaptabilidad y Cohesión Familiar

respecto de la Resiliencia (0.35). La relación entre la Ideación Suicida y la Resiliencia es

cercana a cero (0.03).

Al relacionar las variables por dimensiones más específicas, vemos una fuerte relación entre

ideación suicida y la depresión (0.75), la adaptabilidad y la cohesión familiar (0.82). Por otra

parte, observamos una relación inversa en torno a la ausencia de circunstancias protectoras y

la resiliencia (-0.65).

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CONCLUSIONES:

El nivel general de resiliencia en los jóvenes encuestados, se ubica levemente por sobre el

promedio de la población. Lo anterior pensamos que se debe a la situación de vida en que

está estos sujetos, que son parte de una universidad, tienen redes de apoyo en lo académico y

también en lo personal y fundamentalmente, están en la etapa de construcción de un

proyecto laboral futuro.

El perfil general de resiliencia que describen estos jóvenes, se caracteriza por presentar un alto

desarrollo de las conductas relacionales, en torno a establecer metas y en función de seguir

modelos. A la vez presenta un buen desarrollo en el establecimiento de metas y objetivos. Por

otro lado, estos jóvenes presentan algo descendidas las áreas afectivas y de satisfacción, lo que

resulta bastante coherente con la etapa de vida por la que atraviesan, caracterizada por

intensos conflictos en estas áreas. También se ve algo disminuido el área del pragmatismo, lo

que nos muestra a jóvenes que, si bien tienen proyectos, en ocasiones no realizan conductas

encaminadas al logro de dichas metas.

Respecto a la estructura familiar, podemos señalar que actualmente dicho grupo ha sufrido

diversos cambios y la imagen de la familia nuclear tradicional se ve algo difusa, apareciendo

diferentes estructuras, que ponen a sus miembros en escenarios nuevos, donde estos alcanzan

mayor autonomía respecto de sus familias de origen, incluso algunos proceden de otras

ciudades o localidades cercanas a donde se emplaza la casa de estudios, por lo que viven solos.

Así, lógicamente los límites al interior de la familia también sufren cambios y hoy día aparecen

más flexibles, dejando mayores niveles de autonomía en los sujetos. Esta misma autonomía y

en ocasiones “empoderamiento” se ve reflejado no sólo al interior del grupo familiar, sino que

se expande a otros ámbitos sociales en que se desarrolla el joven. Es así como aparece un buen

dominio del entorno, deseos de desarrollo personal, auto aceptación, sumado a una buena

autoimagen y a tener propósitos en la vida.

La cohesión familiar reflejada en este estudio, nos señala mayoritariamente que los jóvenes

perciben a sus familias bien conectadas y relacionadas, lo que nos habla de un buen nivel de

comunicación, sin caer en el aglutinamiento en donde se pierden los límites y la identidad

personal.

Las variables resiliencia e ideación suicida, parecen no asociarse, lo que es coherente con las

definiciones de las mismas, que por un lado tener la capacidad para enfrentar y proyectarse

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desde la adversidad y por otro tener una imagen de ruptura con sus vidas. Del mismo modo

aparece lógica la relación entre la ideación suicida y la depresión en estos estudiantes, si bien

el número de sujetos en esta situación era muy menor.

Por último, la ausencia de circunstancias protectoras, se mueve en dirección contraria a la

resiliencia, resultando esta relación coherente con el significado de estas variables. Vale decir

una persona que genera respuestas resilientes, claramente desarrollará más elementos

protectores, que aquella que es incapaz de construir dichas respuestas. Sin embargo, nos

resulta de interés que se correlacionen negativamente la ausencia de circunstancias

protectoras con la ideación suicida, no encontrando resultados consistentes que nos indique si

esta variable tiene o no incidencia sobre el pensamiento suicida.

Como reflexión final señalaremos que se hace necesario el replicar este tipo de estudios en

diferentes poblaciones, adaptando estos instrumentos a las características socioculturales de los

sujetos evaluados. Para así, obtener datos consistentes que nos permitan realizar un

diagnóstico fiable, evitar sesgos culturales y desarrollar mejor estos instrumentos presentados

en el estudio. Colaborando, de esta forma, en la prevención del suicidio, temática que cada

vez, afecta a mayor cantidad de población, y como se dijo al comienzo, es una de las

principales causas de muerte en el mundo.

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PSICOLOGÍA POLÍTICA

Walter Cornejo Báez4

“Todo depende de la clase se sicología que se enseñe de la concepción que se

tenga del hombre y fundamentalmente, de la clase de sociedad en la que se tenga que vivir. C. A. GUARDIA MAYORGA Se esboza algunas consideraciones básicas sobre una disciplina de relevancia contemporánea con el propósito de visualizar su cometido teórico, metodológico, aplicado y, perfilar sus alcances que aparecieron en las investigaciones sobre esta disciplina realizadas en nuestro país. La psicología es una ciencia y profesión. En tanto ciencia, busca explicar la naturaleza de la actividad psicológica como función cerebral y reflejo de la realidad objetiva, que se orienta a establecer leyes que regulan dicha cualidad y propende a la sistematización estructurada de teorías y modelos, pero procura guardar relación interdisciplinaria con diferentes ciencias para tener nociones más integrales del comportamiento de los seres vivos. Como profesión, tiene trascendencia práctica, el de utilizar sus principios y leyes para resolver los problemas del hombre en la sociedad y mejorar su calidad de vida en diferentes ámbitos. Con base a esta consideración, el cometido de la psicología se irradia en diferentes áreas (social, educativa, salud, organizacional, ambiental, etc.), y dimensiones, en este caso, en el mundo social y de manera específica en la política, cada vez se yergue como una disciplina comprometida con el cambio social. La psicología política, no es una psicología social aplicada o que devenga de ella que más bien tiene un largo pasado vinculado con posturas filosóficas, así uno de los primeros libros sobre La Política, emergió de la pluma de Aristóteles y, a partir de su pensamiento se empezó a valorar al “homo políticus”. Le Bon en 1911, escribiría el primer estudio sistemático sobre el tema (Montero y Dorna, 1993) hasta convertirse, con el correr de los años 70 del siglo XXI, en una auténtica disciplina académica autónoma, con la aparición de teorías, tanto generales como particulares, con un conjunto abigarrado de hallazgos acumulados (prueba de ello es el Manual de Psicología Política en 4 volúmenes, escrito por Long, 2000 (Cf. Fernándes Prados y Rojas Tejada, 2003) y una metodología con técnicas específicas: como la escala de polaridad y las escalas de acción convencional (Fernández Prados y Rojas Tejada, 2003). La política y el comportamiento político, concitó el interés de filósofos y científicos sociales, que abrieron fronteras conceptuales más esclarecedoras e inquietantes

4 Doctor en Psicología. Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud. UNIVERSIDAD PERUANA ADA A. BYRON. Chincha – ICA.

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(Maquiavelo, por ejemplo) y lograron mayor eco en posturas de orientación filosófica dialéctica (Mariátegui, 1928). PSICOLOGÍA POLÍTICA PERUANA En Perú, no puede soslayarse las aportaciones del filósofo Salazar Bondy (1969) con el planteamiento de la “cultura de la dependencia” y del Amauta, J. C. Mariátegui con los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana; y en psicología, las ideas precursoras del filósofo-psicólogo Guardia Mayorga (1967) sobre la liberación de la conciencia; los enfoques de Langton, Scurrah y Franco (1981) sobre personalidad, poder y participación; los estudios sobre la construcción de una escala para medir la actitud hacia la identidad nacional de Salgado (1996); investigaciones sobre nacionalismo, identidad y valores (Cornejo, 1999), otro sobre identidad de Salgado (1997); y en el ámbito latinoamericano el libro Psicología Política de Oblitas y Rodríguez Kauth (1999), en los que se incluyeron los trabajos de Carozzo sobre violencia en el Perú y de Gonzales Riesle relacionado con las dimensiones de la corrupción; hasta los planteamientos esclarecedores de Franco (1980) sobre el poder, la personalidad y la participación que condujeron a la propuesta conceptual de comportamiento político.

Arenas (2004) sobre representación ciudadana y confianza en la democracia, Vicuña (2004) estudió las disposiciones psicológicas hacia la corrupción desde el enfoque de los estilos atribucionales, siendo relevante la externalidad acompañado de inestabilidad y el estilo explicativo hacia la corrupción en un 73% es más de estilo explicativo optimista. Las disposiciones psicológicas hacia la corrupción solo en un 27% de púberes, adolescentes y jóvenes no tendrán visos de solución por la desesperanza asociado con la depresión. Las representaciones sociales de la corrupción, democrática y ciudadanía, realizada en el 2003, le indujo a concluir que un 42% de los entrevistados de Lima, Chiclayo, Huánuco, Huancavelica y Pucallpa, pueden ser corruptos si se les presenta la oportunidad. Además de todas las instituciones del poder en el Perú, los estudiantes confían más en la iglesia y desconfían del poder Ejecutivo. Vicuña y Col. (2006) estudian cómo el universitario conceptúa la corrupción e identifica actos corruptos dentro de su facultad y proponen soluciones, en función al sexo, ciclo y facultad académica a la que pertenecen, 931 estudiantes, quienes contestaron un cuestionario de tres preguntas, validadas semánticamente: luego en grupos no mayores de diez estudiantes se conversó sobre sus respuestas para establecer su confiabilidad, encontrando una correlación del 0,90. Sobresalen resultados, respecto a la conceptualización de la corrupción: el 8% dicen que es transgresión de normas, 11% abuso de autoridad, 15% como un delito, para el 9% es una enfermedad, para el 37% beneficio personal. Entre los actos corruptos percibidos atribuyen al abuso de poder de la burocracia en 33%, 9% a enriquecimiento ilícito y a alumnos que pagan coimas respectivamente, 8% abuso de poder del docente. En las

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soluciones para controlar la corrupción proponen: el 19% educación en valores, 13% fiscalizando, 8% transparencia, cambio de sistema, cambio individual y concientización, respectivamente, 7% aplicación de medidas restrictivas. Estos datos no difieren en razón del sexo, ni el ciclo, ni con la facultad académica a la que pertenecen. Así, la trascendencia de esta disciplina ya se refleja, en nuestro medio, con la aparición de un número monográfico dedicado a la política por la Revista Liberabit de la Escuela de Psicología de la USMP (vol. 12, 2006), que incluye temática variada (conciencia política, religiosidad y política y aspectos teóricos y métodológicos); luego aparecieron numerosas investigaciones sobre inseguridad urbana y satisfacción personal-nacional (Cornejo, 2012); identidad nacional de Salgado (1997); y la emergencia de investigaciones específicas de psicología Política (Nizama, 2008; Espinosa, 2008; Rottembacher y Schmitz, 2012), entre otras; hasta una propuesta emancipadora de la psicología dialéctica como base de la psicología política de la liberación (Falla, 2004 y Oliveros, 2005). Luego aparecieron, las contribuciones de Rottembacher y Espinoza (2010) sobre identidad nacional y memoria histórica. Arenas y Col (2011). Identificaron las representaciones sociales sobre la corrupción y la violencia y su relación con los niveles de reflexión socio-moral de los jóvenes de procedencia urbana y rural del país. No se halló relación significativa entre la reflexión socio-moral y la representación social de la corrupción y la violencia. La corrupción interpersonal, con una pesimista. La representación social de la violencia guarda relación directa con los actos de corrupción, da mayor valor al beneficio individual e inmediato, que al bienestar social o colectivo. De modo reciente, el Departamento de Psicología de la PUCP, organizó el 1er Congreso Iberoamericano de Psicología Política en agosto de 2012. En el campo de la psicología, existió resistencia para hablar de política y no se visualizó su relevancia científica y social. La inmensa mayoría de programas de formación profesional, no tomaron en cuenta sus proyecciones, porque en alguna medida se asoció con tendencias subversivas o terroristas o la asepsia y neutralidad de no comprometerse con los problemas que implica cambio social; nada más equivocado y tendencioso impedir el aprendizaje de líneas de trabajo que permiten y permitirán mayor “concientización” de los problemas críticos de la sociedad peruana que se enmarcan de modo preponderante en problemas psicosociales (conflictos de la minería, corrupción, des-identidad, mediocrización, inseguridad ciudadana, narcotráfico, delincuencia, etc.) y aplicarla como disciplina comprometida con la transformación social, la convierte en una psicología política de intervención social dirigida a la resolución de urgentes problemas comportamentales y sociales. En Perú, las investigaciones sobre este campo surgen desde varias instituciones, psicólogos, no necesariamente del área, sino de otras vertientes giran su interés en

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esta disciplina (García Ampudia, 2007) y sobre la cual hay mucho que indagar y desarrollar. Consideramos que la psicología política es una disciplina de mucha importancia en la formación de los psicólogos y tiene que incorporarse de manera ineludible en los programas de estudios de pre y posgrado. Estimo como una disciplina prometedora por sus alcances teórico, metodológico y de intervención social en los ámbitos de la salud, educación, social, ambiental y organizacional.

Compartimos con Montero y Dorna (1993) en la necesidad de incluir la dimensión psicológica. Por eso es plausible hablar ya de una psicología política aplicada que se orienta a la solución de problemas ligados con el poder, la participación y la personalidad de grupos humanos y hacia la transformación social, en cuanto desarrollo de la conciencia social con visión liberadora y de cambio social.

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UNA APROXIMACION AL PROBLEMA DEL

CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

Dr. Víctor Hugo Martel Vidal

RESUMEN

Este es un asunto que ha sido abordado en múltiples ocasiones, sobre todo por los filósofos quienes lo han hecho prescindiendo de los aportes de la psicología, no es de extrañar la desconfianza en las ciencias sobre todo en aquellas, reduccionistas y utilitarias; lo mismo ocurre con muchísimos psicólogos, quienes se interesan en teorías o técnicas que atiendan casos rutinarios y que reditúen y si es de inmediato, mejor. En estas condiciones pareciera satisfactorio, ahora que disponemos de nuevas y más eficaces herramientas intelectuales, sobre todo aquellas agrupadas en las denominadas como neurociencias, es pertinente intentar una nueva aproximación, en la esperanza que nos permita una mejor comprensión del mismo.

Palabras clave: neurociencias, neuroplasticidad, actividad psíquica, multiparamétrica.

ABSTRACT

This is an issu that has been addressed multiple times, above all by philosophers who have done so redardless of contributions of psychology, it is no wonder the distrust in science especially in those, reductionist and utilitarian; the same applies to many psychologist, if it is immediately better. Under these conditions it seems that this problem is not more effective intellectual tools, especially those grouped in the so-called as Neurosciences, is pertinent to try a new approach, in the hope that will allow us a better understanding of the same.

Keywords: neuroscience, neuroplasticity, psychic activitu, multiparametric.

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APROXIMACIONES TEORICAS

Los conocimientos científicos, se desarrollan regularmente dentro de una colectividad académica, son muy raros los casos donde ocurre lo contrario, además ésta última suele ser una imagen que sirve a los miembros de la comunidad académica es la creación de conocimientos, a partir de la investigación científica. No puede concebirse la actividad académica sin investigación, de cuyo resultado se obtienen conocimientos que servirán para explicar algunos problemas análogos a los estudiados en tales investigaciones, de esta manera es cómo se desarrollan las ciencias, sin embargo, esta tarea no es en absoluto sencilla y se encuentra a menudo interferida por diversos obstáculos que no solo atentan para el logro de lo que nos proponemos, sino que muchas veces impiden o la desnaturalizan completamente. Señalaré algunos de los obstáculos más frecuentes, esto no quiere decir que no existan otros, más bien sería extraño que la lista ya fuera definitiva.

Las dificultades surgen desde la aparición de los problemas. ¿Cuándo nos damos cuenta que un problema existe? Generalmente cuando un acontecimiento no puede ser explicado de acuerdo a nuestros conocimientos disponibles (Popper, 1987). Porque no todo conocimiento genera expectativas, un modo de proyectarnos al futuro, donde casi siempre cualquier acontecimiento suele ser explicado reduciéndolo a lo que suponemos “nuestro conocimiento”, esto no siempre es el suficiente como para explicar la totalidad de nuestras experiencias tanto académicas como cotidiananas (Bruner, 1996).

Desde niños, ingenuamente construimos formas de explicar los acontecimientos cotidianos, cuando adultos, algunas explicaciones ingenuas no han sido sustituidas del todo por otras más racionales, como ocurre con nuestras creencias y supersticiones, las cuales nos acompañan persistentemente incluso cuando intentamos hacer investigaciones que suponemos científicas, con mucha frecuencia, en ellas las encontramos desde las dedicatorias y agradecimientos, muchas de estas, luego de ser calificadas, otorgan al investigador grados académicos, donde algunos miembros del jurado continúan imponiéndoles supersticiones al frustrado investigador. Nuestras creencias, supersticiones y muchas ideologías son el primer obstáculo para la investigación científica.

SOBRE EL COMIENZO

Al respecto, Heidegger (1967) hace una reflexión sumamente pertinente, ¿cuándo comienza el comienzo? La interrogante anterior pareciera solo un juego de palabras, ojalá lo fuera, sin embargo, plantea todo un desafío que nos lleva a reflexionar sobre la naturaleza multiparamétrica de nuestra actividad psíquica, es decir, sobre uno de los componentes más importantes de nuestra naturaleza humana. En efecto, Heidegger, sin disponer de las herramientas intelectuales que actualmente tenemos, hace conjeturas bastante audaces que lo sitúan muy cerca de comprender

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cabalmente las nociones de lo continuo y lo discreto de la actividad psíquica, derivados de lo multiparamétrico de la actividad psíquica.

Refiere que el comienzo se inicia mucho antes de percatarnos de su presencia, lo cual se puede comprobar fácilmente ¿cuándo comenzamos a desconfiar de algunas teorías? Cuando no son del todo satisfactorias, cuando evaden confrontar problemas, cuando no ofrecen la seguridad de resolver problemas, cuando no son armónicas, cuando omiten o se contradicen a sí mismas, etc. Sin embargo, este proceso puede durar algún tiempo, no ocurre de inmediato, las anomalías (Kuhn, 1997) al acumularse, nos confirman que las teorías padecen de algún defecto y requieren ser reparadas, mediante el ensayo hermenéutico, así recurrimos a otras interpretaciones que nos permitan explicar los hechos satisfactoriamente (Gadamer, 1994). Los intentos por explicar los hechos dentro de una teoría tienen un límite, una vez agotadas las posibilidades se recurre a la heurística, a la construcción de otros nuevos conocimientos. De este modo es como las ciencias se han ido actualizando, modificando y cambiando. Una vez construidos, una parte de la comunidad académica se resiste a usarlos, este es el segundo obstáculo para el desarrollo de la ciencia.

Este proceso involucra también explicar cómo es que estos cambios se producen en nuestra actividad psíquica Anojín, (1987), debido a su naturaleza multiparamétrica, se explica el tránsito de la actividad de escasa intensidad que es regularmente ignorada por nosotros a otra actividad más intensa y significativa Maturana (1986) ¿Por qué un acontecimiento que es ignorado durante algún tiempo, se hace significativo en otra experiencia? Simplemente porque el sistema nervioso ha adquirido la madurez cognitiva para interpretarlo de un modo distinto al estado anterior.

Esto significa que nuestras neurona han organizado redes más amplias de conexiones sinápticas que incluyan representaciones afines a la experiencia anómala que nos resultaba no solo extraña sino también incomprensible y por lo tanto la ignorábamos entre tanto no hubiese un saber previo que la identificara e interpretara adecuadamente, o más bien, haber adquirido la madurez cognitiva para procesar una información cada vez más compleja, como ocurre incluso en la vida diaria, sobre todo en los últimos tiempos debido a la masificación del uso de la tecnología, sobre todo en las comunicaciones.

NUESTRAS REPRESENTACIONES SUBJETIVAS

Lo descrito anteriormente nos sitúan frente a la necesidad de identificar nuestras representaciones subjetivas como el elemento principal que interviene en la construcción de todo conocimiento como seres superiores, se entiende por superior a todo organizamos que incluya en su sistema nervioso la corteza cerebral. La corteza, compuesta por neuronas multipolares, es capaza de conservar una inmensa cantidad

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de tales representaciones sensoriales pueda ser posible construir abstracciones más elaboradas, sobre todo cuando estas representaciones puedan ser explicitadas en el lenguaje.

No es requisito estar conscientes de la existencia de tales representaciones, mucho menos de las experiencias de las que provienen, ya que solo tenemos capacidad de generar una sola actividad consciente por vez, la cual da lugar a un discreto en la actividad psíquica.

El único requisito para percatarnos de su presencia es la inmensidad con la que se producen, debe alcanzar la mayor inmensidad que logre imponerse a muchas otras que influyen ininterrumpidamente en el continuo de la actividad psíquica (Anojín, 1987).

Los discretos en nuestra actividad psíquica se denominan de este modo porque se inician en un momento determinado y concluyen en otro. Con arreglo a la diferencia de intensidades con respecto de otros procesos que se mantienen solapados por la elevada intensidad del discreto vigente. Esto explica que el comienzo del comienzo haya estado ignorado por no haber alcanzado la intensidad requerida para estar conscientes de su presencia. Probablemente muchos de nosotros hayamos elaborado anteriormente intuiciones parecidas a lo que se lee en estas líneas, y cuando las encontramos explicitadas aquí, nos complacerá comprobar su aproximación, de lo contrario, nos mostraremos escépticos.

En resumen, un discreto se inicia cuando cualquier actividad psíquica, alcanza la intensidad necesaria para desplazar otros procesos menos intensos y se mantiene el tiempo que mantenga esta intensidad elevada, si decae y es rebasada por otra, equivale a la finalización del discreto y da lugar al inicio de otro más intenso, sucesivamente. De este modo es como nuestra atención se focaliza una actividad intensa, que suponemos significativa o importante, genera un discreto, ya sea en la vida diaria como en la comprensión lectora, la reflexión filosófica, científica u otra, etc. (Martel-Urbano, 2011).

Esto a su vez supone la existencia de una inmensa cantidad de representaciones, representaciones de representaciones, las cuales se encuentran ordenadas jerárquicamente de una manera singular en cada uno de nosotros, a esta organización jerárquica, Galperín (1965) la definió como la Actividad Orientadora Investigativa, que define y orienta todos y cada uno de nuestros comportamientos, estemos conscientes o no de ellos. Si conocemos la Actividad Orientadora Investigativa de una persona, podemos prever su comportamiento por lo menos en cierto tipo de actividades.

Por esto es que Galperin (1964) propuso la Actividad Orientadora Investigativa como objeto de estudio de la psicología, por permitirnos explicar la singularidad del comportamiento de las personas y poder prever con algún margen de certeza sus

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comportamientos a futuro, sin embargo, esta propuesta se colisionó con las supersticiones y creencias de muchos miembros de la comunidad académica, generando conflictos cognitivos que no han sido resueltos adecuadamente en gran parte.

Este es el principal inconveniente para que la psicología pueda aproximarse a una teoría unificada que explique con mayor propiedad el comportamiento de las personas y de este modo resolver las múltiples limitaciones interpersonales, etc.

ALGUNOS APORTES DE LAS NEUROCIENCIAS

Las neurociencias han aportado inmensos avances para la comprensión del comportamiento humano y quedan otros por descubrir e investigar todavía, se denomina Neurociencias a todas las que se ocupan del estudio del sistema nervioso donde se advierte las siguientes especializaciones: Neurociencia molecular que se ocupa de los órganos celulares, Neurociencia celular que se ocupa de las membranas celulares, del núcleo, y su relación dinámica, Neurociencias de los sistemas que se ocupan de los sistemas sofisticados como visión, audición, etc. Neurociencias del comportamiento las que se ocupan del complejo y singular comportamiento humano y , finalmente las Neurociencias Cognitivas que se ocupan de la mente, la actividad cognitiva, nuestra subjetividad, de la compleja construcción cognitivo-afectiva, nuestras ideas, creencias, ideologías, supersticiones, dogmatismos, etc. (Bear, 1998).

Hay igualmente, descubrimientos que han demostrado avances afortunadamente irreversibles para la ciencia: en neurociencias no existe dicotomía mente-cerebro (Bear, 1998). El cerebro es la base material de la mente (Bear, 1998). Estas dos afirmaciones escuetas, lacónicas y categóricas, confirman la afirmación de Popper (1995) que el dualismo mente-cerebro nunca existió, y que fue creado únicamente por nuestra ignorancia. Confirma igualmente que la dimensión espiritual no es más que una construcción literaria o religiosa antes que científica (Martel, 2012).

Esta simple afirmación, lacónica y escueta, desata y seguirá desatando pasiones, quienes nos sentimos inmensamente complacidos por una nueva confirmación de los que proponemos el monismo materialista para explicar el comportamiento humano y quienes se aferran a la irracionalidad, desconociendo los aportes de las neurociencias. Esto lo comprobamos cotidianamente en el ejercicio profesional, tanto con los colegas como con estudiantes y profesionales de otras especialidades. Esta es una discusión todavía reservada a escasos círculos académicos e intelectuales.

Las especializaciones que se han mencionado, aportan una inmensa cantidad de datos cuya interpretación constituye todo un desafío al conocimiento y la imaginación, entender como las membranas celulares semipermeables y, sobre todo sus poros al permitir el flujo de la información contenida en el ARN mensajero del núcleo celular a los órganos del citoplasma da lugar a otros cambios en la

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condensación de los iones según su carga eléctrica, cuya intensidad fluctúa regularmente entre los 0.007 y 0.020 voltios aproximadamente, es lo que genera sucesivas modificaciones en el estado del sistema nervioso ante cualquier estímulo y pueden elaborar o no una respuesta, con arreglo estricto a las intensidades (Maturana, 1997). Y que de este fenómeno singular dependen todos y cada uno de nuestros comportamientos cotidianos, desde los más elementales hasta los más complejos es uno de los aportes más valiosos de las neurociencias.

Los estímulos pueden ser físicos o subjetivos, pueden ser internos o externos. Pueden ser igualmente elementales o complejos, esto explica igualmente nuestra competencia o nuestras ingenuidades, nuestra credulidad o nuestro escepticismo, la honradez o la falta de ella, nuestra actividad consciente o aquella no consciente, etc. Estas son las bases sobre las cuales deben construirse las teorías científicas de la Psicología. El desconocimiento de estos avances o más bien su resistencia a admitirlos constituye una nueva limitación en el desarrollo de los conocimientos científicos y de las investigaciones que practicamos.

LO QUE NOS FALTA POR CONOCER A pesar de estos aportes valiosos, es todavía un tanto frustrante si creemos que al aproximarnos a las neurociencias, ésta nos librará de los males endémicos que padecemos cada vez que intentamos alcanzar un conocimiento menos defectuoso, con pretensiones de cientificidad; de un lado la vieja raigambre de nuestras creencias y supersticiones y de otro lado la dependencia económica que adquirimos a los empleos donde muchas veces la calificación académica es postergada y sobre todo, no hay urgencia para la actualización del repertorio de conocimientos de los que nos valemos para ejercer una profesión cualquiera (Jeeves). Es otra de las limitaciones al desarrollo de la investigación científica. Al respecto, tampoco tenemos gratitud alguna por la generosa indulgencia de nuestros empleadores, ya que muchos parecen encontrarse en una dinámica distinta a la académica. Muchos se encuentran más preocupados por conservar lealtades que les permitan la continuidad en el cargo, urgidos por su proximidad a los recursos materiales de las instituciones. Lamentablemente hay muy pocas autoridades imbuidas por su disposición al desarrollo académico de sus instituciones educativas superiores, universitarias. Las neurociencias solo nos explican la compleja fisiología del sistema nervioso (Johnson, 2008), falta afinar todavía la tecnología para discriminar el tránsito de la ingenuidad a la calificación, e la lealtad a la ruptura, de la honestidad a la corrupción, etc. Esto no impide hacer algunas hipótesis: De las 5000 terminaciones nerviosas de todas y cada una de las neuronas, que disponemos, generalmente, no menos de 4800 se orientan hacia el sentido común, solo las restantes, eventualmente a la actividad académica. Esto varía gradualmente a medida que nos vamos involucrando en la tarea académica. Esto

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gracias a la neuroplasticidad y finalmente podemos adquirir competencia necesaria para procesar una información más compleja, solo entonces las extrañas teorías de la literatura dura se nos hacen accesible, grata y placentera (Mora, 1996). El cálculo aproximado anterior, suele ocurrir con mucha frecuencia en otros miembros de la comunidad académica, donde se observa una polarización con arreglo a la microfísica del poder (Foucault, 1986), quien sostiene que en algunos casos nos alineamos con el poder y en otros, contra el poder. En efecto, lo que describe Foucault se produce en algunos casos a baja intensidad y en otros casos se advierte una mayor polarización. Al respecto, la afirmación que en todas partes se cuecen habas, y que, en el Perú, solo se cuecen habas, cobra vigencia. La neurociencia nos explica exhaustivamente la fisiología del sistema nervioso (Johnson, 2008), sin embargo, no tenemos información sobre los contenidos subjetivos de la información o las informaciones que comportan, seguimos esperando mucho de ella y lo que obtenemos nos resulta insuficiente todavía. Esta polarización en las instituciones académicas es otro obstáculo más que dificulta el desarrollo de los conocimientos científicos. Sin embargo, los avances son considerables, ha quedado resuelta la antiquísima dicotomía cuerpo-mente (Popper, 1996, Martel 2011), para Popper incluso esta dicotomía fue falsa desde su construcción, es decir, nunca existió, nuestra ignorancia fue la que nos impuso durante algunos milenios, y el grueso de la población tampoco se da por enterada todavía y muchos miembros de la comunidad académica guardan todavía un sospechoso silencio al respecto. LA FALTA DE INFORMACION NO IMPIDE QUE INTENTEMOS INTERPRETAR LOS ACONTECIMIENTOS El disponer de escasa información no constituye impedimento alguno en la construcción de los conocimientos, sobre todo en el sentido común. En la actividad científica es distinto, o debiera serlo. En cuanto a la explicación de este hecho, dentro de las neurociencias se muestra en la disposición de las personas por la investigación, es muy frecuente la tendencia en evadirla, suele ocuparse de ella en situaciones de exigencia, en estos casos preferimos elegir problemas que se adecuen a la disponibilidad de los métodos o técnicas, pero no por la necesidad de actualizar y perfeccionar nuestros conocimientos. Entonces lo que ocurre con frecuencia es que los problemas los reducimos a la escasa información que disponemos, si esta información es apropiada, podríamos considerarnos afortunados. Pero cuando además de ser escasa, es defectuosa, no hay forma de percatarse de esto. Son muy escasas personas que reconocen los límites de su conocimiento, sobre todo si es que previamente no han tenido alguna disciplina que los

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haya ejercitado en esto. Por eso es que subsisten teorías obsoletas, reduccionistas, sin sustento teórico. En las condiciones que se han descrito, lo más probable es que los acontecimientos que observamos y que pretendamos explicar, sean reducidos a nuestros prejuicios, como ocurre a diario en el pensamiento de sentido común, el cual es el menos común de los sentidos, pues cada uno tiene el suyo (Bunge, 1984). Muchos pretenden quedarse cómodamente instalados en el sentido común y por la precariedad académica de las instalaciones a las que acuden: lo consiguen. O más bien forman parte del autoengaño académico, que lamentablemente está muy generalizado en nuestro medio. Analizando esto mismo Heiddegger señala “es que la indigencia se hace tan indigente, que no se percata de su propia indigencia”. Además, este asunto, es tan antiguo como la misma humanidad, es la pugna perpetua a la racionalidad y la irracionalidad. Muchos supondrán que este asunto es un problema exclusivo del sentido común y no involucra a la actividad científica. Lamentablemente no es así, en los predios científicos y sobre todo en los académicos, este problema en el aprendizaje subsiste, sobre todo en las ciencias sociales, humanas y en las ciencias de la conducta también. Además, la pugna entre la racionalidad e irracionalidad es desigual: Mientras el conocimiento es siempre finito, por más abundante y cuidadoso que sea, mientras que la ignorancia será siempre infinita (Popper, 1964). ¿Es irracional esta afirmación? No. Más bien nos previene para ser mucho más rigurosos en la construcción de nuestro pensamiento. Sobre todo, si es que lo hacemos en el ámbito académico y los conocimientos pertenecen a alguna disciplina científica. Cuando, después de muchas frustraciones, finalmente admitimos que estamos frente a un problema, surgen otras dificultades: las hipótesis que nos proponemos probar y los métodos que emplearemos para este propósito. Los métodos que empleemos se encuentran subordinados a lo que la disciplina científica nos proporciona (Martel, 2011), y las hipótesis, se orientan o más bien deben orientarse de acuerdo a la teoría científica. Sobrevalorar los métodos genera un círculo vicioso, este es otro obstáculo más que nos limita el desarrollo de la ciencia. Que debe ser sustituido según Gadamer por otro círculo, esta vez, virtuoso. En estas condiciones ya es fácil suponer el resultado de las investigaciones, supuestamente científicas que se hacen en nuestro medio, se encuentran sesgadas en una dirección muchas veces deficiente, y las instituciones académicas, finalmente terminarán por convalidarlas. El cambio no es sencillo, requiere de un cambio de paradigma, de matriz del conocimiento, por eso es valioso estudiar la filosofía de la ciencia, donde se pueda analizar distintas formas de tratamiento de la información que suponemos como científicas, este es uno de los temas más descuidados en la formación profesional de nuestros estudiantes universitarios, y es que los profesores de estos temas también

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escasean: los filósofos de profesión, muy pocos se interesan por las ciencias, su formación profesional no ha incluido este aspecto y los profesionales de otras ciencias tienen una formación filosófica muchísimo más precaria aún. En el futuro inmediato, se requiere de alentar la formación de profesionales dedicados a reparar esta deficiencia. Muchas veces se ha intentado paliar este problema. Muchas veces se ha intentado paliar este problema incluyendo asignaturas de filosofía en los primeros ciclos y otra de epistemología hacia el final, en el mejor de los casos. En el peor de los casos carecen de toda información de este tipo. Esto explica la incipiente formación académica en muchas profesiones. En el caso de las profesiones que incluyen asignaturas de filosofía podemos señalar que esta reflexión filosófica se encuentre orientada hacia los fundamentos de las ciencias que habrán de adherir y practicar en el futuro. Esto incluye necesariamente la deontología o más bien es parte de él. La torpeza ética en muchos profesionales tiene este origen. Nuestras instituciones educativas de formación profesional, se encuentran todavía muy lejos de poder atender estas necesidades académicas de sus alumnos, se requiere por lo tanto iniciar de inmediato, la especialización de profesionales que atiendan este tipo de requerimientos que, a pesar de haber sido previstos, no han sido satisfechas. Lo anterior se observa en la formación profesional de las distintas especialidades, en muchos casos, cuando se trata de profesiones supuestamente liberales, la carencia de una formación humanística es lamentable. Pero en el caso de la formación del educador o del psicólogo o de una profesión dentro de las ciencias humanas o de la salud, esta carencia es más evidente y lamentable, por cuanto no es posible advertir la necesidad que se encuentra sin ser atendida. PROSPECTIVA AL FUTURO En el corto plazo esperamos la confirmación que nos aporte las neurociencias acerca de la composición química que nos conduce la incredulidad al escepticismo, de la necedad a la sensatez, del consumismo a la moderación, de la corrupción a una vida digna, el avance de la tecnología nos hace abrigar fundadas esperanzas, habrá que estar atentos, y sobre todo con la disposición orientada hacia el conocimiento, reduciendo gradualmente nuestros dogmatismos ingenuidades y supersticiones. A pesar de las limitaciones anteriores, se advierten cambios alentadores, la tolerancia de vosotros parece confirmarlo, sin embargo, es bastante largo todavía, los avances que se observan son individuales antes que institucionales, por lo que los aportes son insuficientes para atender las necesidades señaladas anteriormente, la tendencia utilitaria en la formación profesional de los estudiantes universitarios, ha reducido drásticamente la formación humanística y en otros casos la ha erradicado completamente, y los resultados son devastadores para la sociedad.

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Como consecuencia, la formación profesional es mucho más precaria, la falta de competencia profesional y sobre todo de ética es alarmante, las autoridades que debieran adoptar decisiones, carecen de estas nociones, y las instituciones académicas tampoco muestran capacidad para corregirse a sí mismas, se encuentran más bien dedicadas a un mayor posicionamiento en el mercado, mediante la oferta más nefasta: reducir aún más la exigencia académica o solo limitarla al pago de las obligaciones económicas. La discusión para revertir esta tendencia ya se inició hace algún tiempo, tenemos disponibilidad de acceder a pocas instituciones a partir de las cuales podrá organizarse asociaciones más amplias para fortalecer un trabajo ya iniciado, aunque disperso e insuficiente.

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Bruner, (1996)

Bunge, M. (1999)

Gadamer, H. G. (1995). El giro hermenéutico

Heidegger, M. (1960). Sendas perdidas.

Heidegger, M. (1997). Sobre el comienzo.

Martel, H. Urbano, V. (2011). Psicología de la actividad psíquica.

Popper, K. (1987) Conjeturas y refutaciones en la investigación científica.

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