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Revista Electrónica de Investigación Psicoeducativa. Nº 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. - 151 - El maltrato entre iguales: descripción y análisis del fenómeno Juan Luís Benítez Fernando Justicia Dpto. Psicología Evolutiva y de la Educación Universidad de Granada España [email protected] [email protected]

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Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. - 151 - El maltrato entre iguales: descripcin y anlisis del fenmeno Juan Lus Bentez Fernando Justicia

Dpto. Psicologa Evolutiva y de la EducacinUniversidad de Granada Espaa [email protected] [email protected] El maltrato entre iguales: descripcin y anlisis del fenmeno - 152 -Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. Resumen Elartculopretendeser,alavezqueunapresentacindeesteMonogrfico sobre Maltrato entreIguales(Bullying),unartculointroductorioquepermitateeneraloslectoresunavi-sinactualizadadelfenmenoquesertratadodesdediferentesperspectivasporinvestiga-dores del mbito nacional e internacional. Con este propsito, presentamos aspectos que han generadocontroversiaentrelosinvestigadoresdelfenmenobullyingrelacionadosconla definicin,laincidenciayprevalenciadelfenmenoolainfluenciadedeterminadasvaria-bles como la edad y el sexo. Al mismo tiempo, se realiza una revisin de los tipos de maltrato ms comunes, una caracterizacin de los agentes implicados, as como un anlisis de los fac-tores de riesgo ms importantes en la gnesis del problema. El objetivo ltimo es proporcio-nar informacin sobre el fenmeno bullying que permita caracterizar y entender de una for-ma ms especfica la realidad de un problema de inters e importancia en el seno de los cen-tros educativos.Palabras Clave: maltrato escolar, incidencia, vctimas, agresores, factores causales

J. L. Bentez y F. Justicia Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. - 153 - Introduccin El maltrato entre iguales o bullying es un problema que no es novedoso para los cen-tros educativos puesto que conocen su existencia desde hace mucho tiempo, sin embargo, slo en los ltimos aos se est reconociendo su importancia. Hablamos de un fenmeno especfi-codelaviolenciaescolarqueafectaaescuelasdetodoelmundodadoquenoentiendede fronteras ni fsicas ni polticas (Debarbieux, 2003). Desde los estudios pioneros realizados por Olweus en pases escandinavos han sido muchos otros los que se han ido realizando. En una fase inicial, la mayor parte de los estudios se centraron en la bsqueda de una definicin del problema (Olweus, 1993; Rivers y Smith, 1994; Crick, Casas y Ku, 1999), para paralelamen-te,dejarpasoaotrosquefocalizaronsuatencinenlaincidenciadelproblema(Boulton, 1993; Olweus, 1996; Smith, Morita, Junger-Tas, Olweus, Catalano y Slee, 1999; Defensor del Pueblo, AA.VV., 1999), aspecto que an hoy sigue preocupando y as lo reflejan la publica-cin de estudios especficos en los ltimos cinco aos (Carney y Merrel, 2001; Solberg y Ol-weus,2003;Toldos,2005;AvilsyMonjas,2005;CerezoyAto,2005;Ramrez,2006).La descripcindetalladadelfenmenofavoreceentonces,laaparicindeestudiospreocupados porladescripcindelosagentesimplicados(Rigby,1997;Monks,SmithySwettenham, 2003;Veenstra,Lindenberg,Oldehinkel,DeWinter,VerhulstyOrmel,2005;Camodecay Goossens,2005;PerrenyAlsaker,2006),elanlisisdelosfactorescausalesdelfenmeno (Lahey, Waldman y McBurnett, 1999; Kokkinos y Panayiotou, 2004; Farrington, 2005), y de estudioscentradosenelanlisisdelosefectosque,enespecial,elproblematieneentrelas vctimas(CrickyGrotpeter,1995;PerrenyAlsaker,2006).Comoresultadofinaldetodala investigacin previa y de los resultados obtenidos en estudios actuales, se est produciendo un aumentodeinvestigacionescentradaseneldiseo,desarrolloyevaluacinsistemticade programas de intervencin (Cowie y Olaffson, 2000; Trianes y Garca, 2002; Elinoff, Chafou-leas y Sassu, 2004; Nordhagen, Nielsen, Stigum y Khler, 2005; Bentez, Almeida y Justicia, en prensa). Hacia una definicin de maltrato entre iguales Definir el maltrato entre iguales no es tarea sencilla, y an menos, conseguir una defi-nicin consensuada entre los investigadores del fenmeno. Sin embargo, y a pesar de las mu-chas definiciones ofrecidas, podemos afirmar que la mayor parte de ellas comparte una carac-tersticacomn:sealaralmaltratoentreigualescomounaconductaespecficadelcompor-tamiento agresivo (Espelage y Swearer, 2003). El maltrato entre iguales: descripcin y anlisis del fenmeno - 154 -Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. Partiendo de esta caracterstica comn, encontramos la definicin ofrecida por Olweus (1993)quiendefineelmaltratoentreiguales,comoelconjuntodecomportamientosfsicos y/overbalesqueunapersonaogrupodepersonas,deformahostilyabusandodeunpoder real o ficticio, dirige contra un compaero/a de forma repetitiva y duradera con la intencin de causarle dao. La definicin establece el cumplimiento de determinados criterios para que el comportamiento exhibido pueda ser definido como maltrato:(a) la existencia de un desequilibrio de poder entre vctima y agresor que ha de ser enten-dido como el uso deshonesto, prepotente y oportunista de poder sobre el contario sin estar legitimado para hacerlo; (b) la frecuencia y duracin de la situacin de maltrato, estimando una frecuencia mnima de una vez por semana y una duracin mnima de seis meses; (c) la intencionalidad y el carcter proactivo de la agresin, ya que se busca obtener algn beneficio social, material o personal, sin que medie provocacin previa; y, (d) la pretensin de crear dao. SinembargoladefinicindeOlweushadesercomplementadaenrelacinconelcarcter de los comportamientos exhibidos. Algunos autores, incluido el propio Olweus, dis-tinguendentrodelfenmenobullyingentreagresionesdirectaseindirectas(Bjorkqvist,La-gerspetzyKaukianen,1992;Olweus,1993)oagresionesexplcitasfrenteaencubiertas (Crick, Casas y Ku, 1999). Entre las agresiones directas o explcitas, encontramos tanto fsi-cas (patadas, puetazos, empujones, amenazas con armas, etc.) como verbales (insultos, chan-tajes, etc.). Del mismo modo, y entre las agresiones indirectas o encubiertas encontramos las de carcter fsico (esconder propiedades, daar materiales, robar, etc.) y las de carcter verbal (ponermotes,expandirrumores).Sinembargo,anhemosdeincluirdentrodelespectrode comportamientos de maltrato las agresiones relacionales que son nicamente de tipo indirecto o encubierto. Estas agresiones estn dirigidas a desprestigiar socialmente a las vctimas con la finalidad de destruir sus relaciones interpersonales provocando el aislamento con referencia al grupo de iguales y una progresiva exclusin social (Griffin y Gross, 2004). Si nos atenemos a todos los aspectos anteriormente citados podemos llegar a una defi-nicin de maltrato entre iguales ms clara y concisa. Tal definicin tendra en consideracin la intencionalidaddecausardaosinquemedieunaprovocacinprevia,lafrecuenciaydura-cindelasituacindemaltrato,laasimetradepoderentrevctimayagresor,ascomoel carcterdirectoeindirecto(verbal,fsicoyrelacional)deloscomportamientosexhibidos. Comopodemosobservar,loscomportamientoshostilesdesplegadosporlosagresorestrans-J. L. Bentez y F. Justicia Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. - 155 - ciendenelmeroacosoetiquetautilizadaporlosmediosdecomunicacinparareferirseal fenmeno dado que son, en la mayora de los casos, comportamientos no encubiertos en los que el agresor ni se esconde ni se mantiene en el anonimato y que engloban agresiones direc-tas e indirectas tanto fsicas como verbales, psicolgicas y de exclusin social. Caracterizacin del fenmeno I ncidencia del fenmeno Han sido muchos los estudios que han centrado el inters en el estudio de la incidencia y prevalencia del maltrato entre iguales (vase Smith, Morita, Junger-Tas, Olweus, Catalana y Slee, 1999). Las tasas de incidencia y prevalencia apuntados por tales estudios ponen de ma-nifiestodosaspectos:(a)queelfenmenodelmaltratoentreigualesnoesmsimportante ahora que hace unos aos, dado que las cifras de incidencia son parecidas; y (b) las tasas de incidencia,apesardesersimilaresenmuchasdelasinvestigacionesrealizadas,presentan diferencias(TablaI),aunquetalesdiferenciaspuedendeberseafactoresrelacionadosconla definicin de maltrato aceptada por los autores, la heterogeneidad de los instrumentos de re-cogida de datos utilizados, las caractersticas de la muestra, etc. Sin embargo, y a pesar de las diferenciasenrelacinconlastasasdeincidenciaencontradas,stasnosonsignificativas entre s, lo que da pi a pensar que la prevalencia del maltrato entre iguales es similar en dife-rentes pases independientemente de su cultura y sistema educativo (Carney y Merrel, 2001). Olweus (1991) llev a cabo estudios pioneros entre los que destaca el realizado en pases es-candinavosconunamuestrade130.000estudiantesconedadescomprendidasentrelos7y los16aos.Losresultadosobtenidosindicaronqueun17.6%delosparticipantessehaba vistoinvolucradoenepisodiosdebullyingyafuesecomovctimas(9%),agresores(7%)o como agresor/vctima (1.6%). En parmetros similares se mostr el trabajo realizado en Gran Bretaa por Whithey y Smith (1993) en el que los investigadores encontraron que un 14% del alumnado era vctima de maltrato entre iguales, si bien slo el 4% lo sufra de forma severa, en tanto que el porcentaje de agresores se sito en el 7%. En Australia, y en un estudio reali-zado por Rigby (1997), se puso de manifiesto que el 14% de los escolares haba sido vctima de maltrato. Del mismo modo, y en el informe realizado por el National Centre for Educatio-nalStatistics(NCES,2003)sobrelosproblemasdevictimizacinenlosEstadosUnidos,se destacaqueel8%delapoblacinestudiantilsehavistoenvueltaenproblemasdemaltrato entre iguales. Una investigacin reciente de Solberg y Olweus (2003) sobre la prevalencia del El maltrato entre iguales: descripcin y anlisis del fenmeno - 156 -Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. fenmenoenNoruegamuestraqueelporcentajedealumnadoinvolucradoenepisodiosde maltrato se sita en el 18.2% de la poblacin estudiada: un 10.1% son vctimas, un 6.5% agre-sores y un 1.6% agresores-vctimas. Tabla I. Comparativa de estudios y tasas de incidencia Estudio% Afectados % Vctimas% Agresores% Agresores-VictimasOlweus, 199117.6981.6 Whitney y Smith, 199321147- Rigby, 1997-14-- Defensor del Pueblo, 19991275- NCES, 20038--- Solberg y Olweus, 200318.210.16.51.6 Avils y Monjas, 200511.65.75.9- Serrano e Iborra, 200520.112.57.6- Ramrez, 200610.56.43.11 En Espaa son muchos los estudios realizados y que ofrecen datos sobre el fenmeno. Comenzamos por destacar el Informe sobre Violencia Escolar promovido por el Defensor del Pueblo(AA.VV.,1999).Elestudiosellevacaboenelmbitonacionalconalumnosde Educacin Secundaria y en el mismo se seal una tasa de vctimas prxima al 7%, y una de agresores prxima al 5%. Avils y Monjas (2005) quienes realizaron una investigacin en la que particip alumnado de 12 a 15 aos sealaron que el 11.6% de los alumnos participantes se haba visto implicado en situaciones de abuso. De stos, el 5.7% fueron vctimas y el 5.9% agresores.ElestudiopropiciadoporelCentroReinaSofa(SerranoeIborra,2005)tambin de carcter nacional y con una muestra de alumnos entre los 12 y los 16 aos, presenta mayo-resndicesdeafectacin.As,losautoresafirmanqueelporcentajedevctimasseelevaal 12.5%, mientras que de agresores aumenta hasta el 7.6%. Por ltimo, destacamos un estudio realizadoenlaciudadautnomadeCeuta(Ramrez,2006)entrealumnosdeprimariayse-cundaria en el que se ponen de manifiesto unos niveles parecidos a algunos de los comentados anteriormente,situndoselatasadeafectadosporelmaltratoenel10.5%:6.4%vctimas, 3.1% agresores y 1% agresores-vctimas. J. L. Bentez y F. Justicia Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. - 157 - Caractersticas de vctimas y agresores Aproximadamenteel10%delosniosescolarizados,puedenserclasificadoscomo alumnos victimizados repetidamente (Olweus, 1993). La mayora de ellos son pasivos y casi nunca han reaccionado agresivamente, no se defienden, y son rechazados por sus compaeros, son las denominadas vctimas pasivas (Carney y Merrel, 2001). Otras vctimas son miembros deungrupodemenortamaoqueesextremadamenteagresivoytiendeaprovocarlosata-quesdeotrosalumnos.Losmiembrosdeestegruposufrenmsrechazosocial,seenfrentan tanto a los agresores como a las vctimas pasivas y son los que se conocen como vctimas pro-vocativas(Olweus,1993).Esteltimogrupodevctimasentraradentrodelconjuntode alumnos que en funcin de variables contextuales y/o situacionales, asumen el rol de vctima o el de agresor, dando lugar a la figura delagresor/vctima (Griffin y Gross, 2004). Lasvctimaspasivassecaracterizanporposeerunabajaautoestimaeinteriorizacin de problemas tales como ansiedad y depresin, tener pocos amigos, ser rechazados y aislados socialmente por los compaeros (Olweus, 1993). Mientras que las vctimas provocativas tien-den a mostrar rasgos hiperactivos, fuerte temperamento y son agresivas (Venstra et al., 2005; PerrenyAlsaker,2006),lasvctimaspasivassemuestranmssensibles,cautelosasypoco asertivas(Olweus,1993).Ambostiposdevctimassuelenserpococapacesdecontrolarlos sentimientos y de llamar la atencin de los compaeros.Las vctimas difieren de los dems en la forma de procesar la informacin social que perciben (Venstra et al., 2005). Los nios sumisos, a la hora de solucionar conflictos, valoran mejor las alternativas sumisas e infravaloran las agresivas. Del mismo modo, predicen mejo-res consecuencias para las alternativas sumisas incluso cuando no les gustan. En este sentido, Troy y Sroufe (1987) sugieren que las vctimas se muestran vulnerables en ciertos contextos yaquetiendenaagravarsusdificultadesaparentandomayornecesidadquelosdems:ms tiempoparaseraceptados,cuandosonexcluidossiguenmanteniendointentosineficacesde interaccinsocial,etc.,loquedenotaunaspobreshabilidadessocialesquecontribuyena agravar el problema de los malos tratos.Olweus (1993) afirma que aproximadamente el 7% de los nios en las escuelas infantil o bsica maltratan con frecuencia a alguno de sus compaeros. Los agresores activos inician por cuenta propia los malos tratos, y a veces, otros alumnos les apoyan, pero no son ellos los queinicianelmaltrato,estosltimossonlosconocidoscomoagresorespasivos(Olweus, 1993). Este grupo de agresores pasivos, son menos populares y menos seguros que los agreso-res activos, quienes gozan de una relativa popularidad entre sus compaeros (Perren y Alsa-ker, 2006). El maltrato entre iguales: descripcin y anlisis del fenmeno - 158 -Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. En cuanto a la personalidad, los agresores tienden a mostrar bajos niveles de empata hacia sus compaeros, valoran la violencia como herramienta para conseguir lo que desean y muestran tendencias agresivas no slo hacia los colegas sino tambin hacia profesores, padres yhermanos(CarneyyMerrell,2001).Sonpersonasimpulsivas,pocoempticas,hostiles, dominantes,pococooperativasypocosociables,yadems,parecentenerbajosnivelesde ansiedadydeinseguridad(CarneyyMerrell,2001;Veenstraetal.,2005).Elcolectivode agresorespresentaunpobreajusteescolar,bajorendimientoacadmicoypercibenqueson menos apoyados por sus profesores (Nansel, Craig, Overpeek, Daluja, Ruan, 2004) Al igual que las vctimas, los agresores difieren en la forma de procesar la informacin social que les llega. Los alumnos agresivos tienden a mostrar atribuciones hostiles cuando se encuentran ante situaciones sociales ambiguas, percibindolas como intencionalmente negati-vas para ellos y respondiendo ante tales situaciones de forma agresiva (Griffin y Gross, 2004). Esteestilodesolucindeproblemassociales,acompaadodeagresividadytemperamento impulsivo, parece contribuir al patrn de comportamiento antisocial que coloca a los agreso-res en riesgo de sufrir otros problemas de comportamiento, tales como el consumo de drogas o la delincuencia. Edad y maltrato entre iguales Olweus (1993) afirma, a lo largo de los estudios por l realizados, que las tasas de vic-timizacin entre el alumnado disminuyen conforme aumenta la edad, y adems, que las agre-sionesfsicasocurrenconunafrecuenciamenor.Sinembargo,yapesardeproducirse,tal disminucin en la tasa de victimizacin no es estadsticamente significativa. Por otro lado, y enreferenciaalosagresores,latendenciaa maltrataraumenta,ocomomnimosemantiene con el aumento de la edad (Solberg y Olweus, 2003; Ramirez, 2006). En un estudio retrospectivo dirigido porEsleay Rees (2001), se afirma que la edad en la que se concentra un mayor nmero de vctimas es la que va desde los 11 aos a los 13 aos. Tales resultados son similares a los encontrados por Ramirez (2006) quien indica en su estudio,queeslafranjadeedadconmayorestasasdealumnosvictimizados.Estahorquilla etria coincide con el paso de la Educacin Primaria a la Secundaria, que puede ser especial-mente difcil para algunos nios dada la aparicin de los efectos de la pubertad, los cambios enlajeraquasocialenlaqueestinmerso,ladisminucindelapoyosocialrecibido,yque puedeexplicarelaumentodelastasasdevictimizacinenestasedades(PelegriniyLong, 2002).Sinembargo,diferentesestudioshanmostradolainconsistenciadeestosdatosdado J. L. Bentez y F. Justicia Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. - 159 - quelosanlisisrealizadosaesterespectoproporcionandatoscontradictoriosapuntandoas hacia la necesidad de continuar investigando la relacin entre el maltrato y la edad. Comparando la edad de agresores y vctimas, Solberg y Olweus (2003) sealan que las vctimasson,deformageneralizada,msjvenesquesusagresores,dadoquelasvctimas indicanseragredidasdeformamsfrecuente ycomnporalumnosmayoresqueellos.Esta diferencia en la edad, se acenta en la escuela primaria y es ms dbil durante la secundaria, tal y como apoyan otros estudios (Olweus 1993; Rigby, 1997; Nansel et al., 2001) Sexo y maltrato entre iguales EnlosestudiosrealizadosenNoruegaySuecia(Olweus,1993)seencontrquelos niosparecanmsexpuestosquelasniasasufrirmalostratos,particularmentedurantela EducacinPrimaria.Encuantoalsexo,losagresoresmasculinosmaltratabanenun80%a vctimasmasculinasyaun60%devctimasfemeninas.Delmismomodo,secorroborla existencia de agresores de sexo femenino, aunque de forma general, stas practicaban un tipo de maltrato ms indirecto, tal como la exclusin social o la ridiculizacin de las vctimas. Pos-teriores estudios han puesto de manifiesto esta realidad, as, Tapper y Boulton (2004) sealan que son los nios quienes se ven implicados, con mayor frecuencia, en situaciones de maltra-to. Solberg y Olweus (2003) sealaron que entre las vctimas, se encontraba un mayor nmero dechicosquedechicas,encontrndosediferenciassignificativasentreamboscolectivos.La prevalencia de esta diferencia era independiente de la edad y los chicos presentaban tasas de agresin2o3vecesmayoresquelaschicas.Finalmente,yenelcasodelosagresores-vctima, stos tambin son mayoritariamente de sexo masculino (Espelage, Mebane y Adams, 2004).Veenstraetal.(2005)porsuparte,enunestudiorealizadoconunamuestradeestu-diantesadolescentes,sealanqueenelcasodelasvctimaspasivas,stas,sonmayoritaria-mente de sexo femenino. Enelcasodelsexoylostiposdemaltratoutilizados,parececonfirmarselaideade quelosniosutilizanmslaagresindirectaynoencubierta,entantoquelasnias,optan porlaagresinindirectaydecorterelacional.Algunosdatosapuntanqueaunquelosnios tiendenapracticarconmsfrecuenciamalostratosfsicosyverbalesdirectos,ambossexos aparecen igualados en cuanto a los maltratos indirectos, tal como la exclusin social. Toldos (2005) seala a este respecto, en su estudio realizado con adolescentes espaoles, que las dife-rencias en funcin del sexo y tipo de agresiones realizadas slo se observaron en relacin con la agresin fsica y verbal directa (ms comn entre los nios), en tanto que no existan dife-El maltrato entre iguales: descripcin y anlisis del fenmeno - 160 -Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. rencias entre ambos sexos en relacin con las agresiones indirectas a pesar de ser ms comu-nes entre las chicas. Efectos del maltrato en vctimas y agresores Sin embargo, no son los nmeros los que alertan sobre la situacin sino las consecuen-ciasadversasqueelfenmenotienetantoparavctimascomoparaagresores.Quienesms sufrenlasconsecuenciasdelmaltrato son quienes lo padecen, las vctimas: falta de autoesti-ma, reduccin de la autoconfianza, aislamiento y/o rechazo social, absentismo escolar, dismi-nucindelrendimientoacadmico,problemaspsicosomticos,ansiedad,disfuncinsocial, depresin, tendencias suicidas, etc. que dejan su huella a corto, medio y largo plazo (Perren y Alsaker, 2006). Los agresores tambin sufren los efectos del problema, dado que los patrones deconductaagresivosydisruptivosquemuestranpuedenmantenerseygeneralizarse.Los agresoresseacostumbranavivirabusandodelosdems,loqueimpidequeseintegrende forma adecuada en la vida social del centro. Adems, si no se controla a tiempo, pueden tras-ladaresecomportamiento,despiadadoycruel,aotroslugaresdeconvivenciayaotrasrela-cionessociales,loqueterminaacarreandogravestrastornosdeintegracinsocialquepuede ser la antesala de futuras conductas delictivas. En el mbito acadmico, los agresores no po-nen atencin en sus tareas y su aprendizaje se resiente, lo que suele tambin provocar tensio-nes, indisciplina y disrupciones en la dinmica de la actividad escolar (Farrington, 2005). De-bido a los efectos del maltrato escolar se hacen urgentes medidas de intervencin que los pre-vengan y/o palien. Intervenir sobre los efectos provocados por el maltrato entre iguales supo-ne afrontar el fenmeno desde diferentes mbitos, dado que el maltrato entre iguales est cau-sado por la interaccin de varios factores. Anlisis de los factores de riesgoPersonalidad, temperamento e impulsividad Determinadas caratersticas personales como la sociabilidad o la impulsividad pueden explicar la forma de reaccionar ante determinadas situaciones (Farrington, 2005). Varios estu-dios han encontrado una relacin entre el comportamiento violento, y la impulsividad y tem-peramento del nio (Brier, 1995). Un temperamento caracterizado por altos niveles de activi-dad, inflexibilidad, dificultad en las transiciones de la vida y facilidad para la frustracin y la distraccin, hace que el nio sea menos comprensivo, tenga menos control sobre s mismo y seaimpulsivo.Algunosdeestosniospuedenentrardentrodecuadrosclnicostalescomo hiperactividad o conflictos de oposicin, existiendo una relacin entre estos cuadros clnicos y J. L. Bentez y F. Justicia Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. - 161 - elriesgodecometeractosdelictivosoviolentos.ElestudiolongitudinaldirigidoporCaspi (2000) mostr la fuerte relacin entre un temperamento difcil a la edad de tres aos y la pos-teriorexhibicindecomportamientosviolentos.AconclusionessimilaresllegaronChessy Thomas (citado en Farrington, 2005) quienes relacionaron un temperamento difcil a los cua-tro aos de edad caracterizado por irritabilidad, baja obediciencia, pobre adaptabilidad, con el pobre ajuste psicolgico entre los 17 y los 24 aos. Inteligencia, logro escolar y ajuste social Diversostrabajoshandocumentadolaimportanciadeunainteligencialimitadayel logro escolar como importantes predictores de trastornos de conducta, delincuencia y compor-tamiento antisocial. Estudios longitudinales han mostrado la relacin entre la baja inteligencia verbal, el bajo rendimiento escolar, la poca habilidad para resolver problemas y las precarias habilidadessocialesconelriesgodeseragresivoycomportarsedeformaviolenta(Moffit, 1993; Eron y Huesmann, 1993). El bajo cociente verbal est tambin relacionado con la pobre ejecucin escolar, y am-bos,puedenpredecireldesarrollodeconductasviolentas(Farrington,2005).Losniosque nolohacenbienenlaescuelason,conmsfacilidad,aquellosquetiendenacometeractos delictivos,inclusoeltempranodesapegoescolarestrelacionadoconpoderserdelincuente. Cuando no estn o no frecuentan los locales escolares, estos nios se juntan con otros que o bienhandelinquidooquecomoellosdetestanlaescuela,oquehansidoexpulsadosdela misma. Estos grupos de desviacin forman parte de un grupo mayor que es rechazado por los colegas,yquedalaoportunidaddeimplicaraotrosjvenesenactosdelictivosoviolentos. Una oportunidad que es ms probable en estos grupos que en otros en los que los miembros asistenaclaseysesientenidentificadosconelcentroescolar(Patterson,ReidyDishion, 1992). Caractersticas del hogar familiar y estilos parentales de crianza La familia es el primer modelo de socializacin para los nios, y es sin duda, un ele-mentoclaveenlagnesisdelasconductasviolentas.Grancantidaddeestudioshaninvesti-gado la influencia familiar en el nio agresivo y en situacin de riesgo (Harris y Reid, 1981; Morton, 1987; Patterson, DeBaryshe y Ramsay, 1989; Patterson y Yoerger, 2002; Farrington, 2005)eidentificanlossiguientesaspectosfamiliarescomofactorespredictoresdelcompor-tamiento violento: El maltrato entre iguales: descripcin y anlisis del fenmeno - 162 -Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. La desestructuracin familiar: cambio de los roles tradicionales, la ausencia de uno de los progenitores, la falta de atencin, etc. Losmalostratosyelmodeladoviolentodentrodelsenofamiliar,dondeelnio aprende a resolver los conflictos a travs del dao fsico o la agresin verbal. Losmodeladosfamiliaresmediantelosqueseaprende,queelpoderseejerce siendo el ms fuerte, con falta de negociacin y dilogo. Losmtodosdecrianza,conprcticaslaxasoinconsistentes,restrictivasyenal-gunos casos excesivamente punitivas y/o la pobre supervisin son los factores ms importantes. La falta de afecto entre cnyuges con ausencia de seguridad y cario. Los nios son socializados desde muy temprana edad, se les ensea cmo afrontar la frustracin,areaccionarantedeterminadassituacionesyaresolverproblemasdeunaforma efectiva. La mayor parte de esta primera socializacin tiene lugar en el hogar del nio, en el seno familiar y la evidencia es clara: los padres de nios agresivos les castigan de forma ms frecuente, inconsistente e ineficaz. Tambin tienden a ser coercitivos y manipulativos con sus hijos y fracasan cuando tienen que reforzar los comportamientos prosociales positivos de sus hijos. Un estilo coercitivo en la relacin padre/hijo, lleva a los padres a reforzar, de una forma inconsciente,elcomportamientocoercitivodesushijos,yaquestossonpremiadoscuando les dejan de fastidiar o dejan de manipular a sus padres. Estos nios aprenden que el compor-tamiento agresivo normalmente les lleva a conseguir aquello que quieren.Los padres que son descuidados, que rechazan a sus hijos o que son negligentes tam-bin tienen un alto riesgo de que sus hijos se vean implicados en actos violentos. El descuido o no seguimiento de los hijos por parte de los padres, ha sido etiquetado como un factor que aumentaelriesgodedelincuencia,elresentimientodelnio,etc.,quesepuedeexpresara travs de bajo rendimiento escolar y de comportamientos antisociales. Los padres que super-visan a sus hijos de una forma eficaz y que se implican de una forma ms activa en las activi-dades de sus hijos consiguen que stos sean ms competentes desde el punto de vista social. Losniosquetienenpadresantisocialestambintienenunaltoriesgodecaerenla delincuencia y la violencia. Parte de este riesgo est relacionado con el comportamiento vio-lento o criminal de sus progenitores y puede estar relacionado tambin con un temperamento heredado. J. L. Bentez y F. Justicia Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. - 163 - Finalmente tenemos que destacar que los nios que son vctimas de maltrato y de abu-soporpartedesuspadresdurantesu infancia tienen un riesgo ms alto de verse implicados enactosviolentosdurantelaadolescencia(Farrington,2005).EnelestudiodeThornberry (1994), el 38% de jvenes provenientes de familias no violentas admiti haberse visto impli-cadoalgunavezenactosviolentos.Esteporcentajecrecehastael60%cuandohablamosde niosquepertenecenafamiliasenlasqueocurrenactosviolentosdecualquierndole(vio-lencia domstica, clima familiar hostil, maltrato infantil) y hasta un 78% cuando los nios de estas familias estn bajo la influencia de estos tres tipos de violencia. Los resultados de este estudio apuntan la influencia significativa de la exposicin continuada a actos de violencia y de victimizacin como factor subyacente en el desarrollo violento del nio Influencia del grupo de iguales, la escuela y el contexto social Comohemossealadoanteriormente,tenerungrupodeigualesdelincuentesesun indicador que prev el desarrollo de comportamientos violentos (Lipsey y Derzon, 1998). En este sentido, aparece claramente que los jvenes violentos se asocian con iguales con proble-masdecomportamientoyquestos,refuerzansucomportamientoantisocial.Comodeca-mos, el grupo de iguales con problemas de comportamiento, tiene tambin una influencia ne-gativa en relacin con la escuela que se materializa en: absentismo escolar, falta de identifica-cin con otros alumnos y el profesorado, falta de compromiso con los estudios, etc. Porotrolado,existenfactoresinternosdelapropiainstitucinescolarquefavorecen eldesarrollodelaviolenciadadoqueelpropioestamentoescolarpresuponeunformatoy unos principios bsicos de socializacin. Adems, hemos de considerar que la escuela se fun-damentaenunajerarquizacinyorganizacininternaqueensmismaalbergadistensiny conflicto. Fernndez (1998) seala los rasgos ms significativos que pueden provocar la apa-ricin de conductas de abuso: (a) la ausencia de referentes comunes entre el profesorado; (b) losproblemasdeorganizacinescolar;(c)laaparicindevaloresculturalesdiferentesdebi-dos a la inmigracin; (d) los roles y relaciones entre profesorado y alumnado; (e) las relacio-nesentreelalumnado;(f)lasdimensionesdeloscentros;y,(g)lasestrategiaspunitivasy sancionadoras utilizadas por los centros para enfrentar actos violentos entre el alumnado Ms all del centro educativo y sin entrar en detalles, existen numerosos trabajos que muestran la relacin ente la violencia y determinados indicadores comunitarios: la ausencia de organizacinvecinal,lamovilidaddelhogarfamiliar,lafaltadesupervisindelospadres sobre el comportamiento de sus hijos, la existencia de altos niveles de drogas y bandas, con-textos socioeconmicos precarios,etc. (Coulton, Korbin y Su, 1998). La violencia en las es-El maltrato entre iguales: descripcin y anlisis del fenmeno - 164 -Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. cuelas es en buena parte, reflejo de lo que ocurre en la vecindad y en el contexto social donde vive el individuo, hasta tal punto que se ha comprobado la relacin significativa entre la can-tidad de violencia en el barrio donde vive el nio y nivel de violencia que muestra en el cole-gio (Ascher, 1994). Medios de Comunicacin Los medios de comunicacin estn siendo cuestionados como primer catalizador de la informacin. El mensaje meditico de los medios de comunicacin presenta la violencia como algo inmediato, cotidiano y frecuente. Los niveles de violencia fsica en los dibujos animados actuales son comentados por todos en debate pblico. Adems, losnios y adolescentes estn frecuentemente expuestos a intensos niveles de violencia televisiva ya sea a travs de pelcu-las, canales de msica, videojuegos, mensajes de telefona mvil, peridicos, telediarios, etc.Variosestudioshanvenidoaconcluirquelaexposicinaactosviolentosestfuertemente asociada con el riesgo de sufrir o verse implicado en comportamientos agresivos y violentos (Derkseny Strasburger, 1996). Parecen existir tres efectos claros de la violencia en los medios de comunicacin. Pri-mero, que los nios que estn expuestos a altos niveles de violencia en los medios de comuni-cacin aceptan de una forma ms normal las actitudes agresivas y, despus de presenciar actos violentos, comienzanacomportarse de unaformamsagresivaconloscompaeros.Segun-do, las exposiciones crnicas y alargadas en el tiempo pueden conllevar en el nio una insen-sibilizacinhacialaviolenciaysusconsecuencias.Tercero,losniosacostumbradosaver violenciaenlosmediosdecomunicacin,venunmundoviolento,enelquehayqueluchar para subsistir, crece en ellos el miedo de ser vctima en ese mundo y desarrollan la necesidad de luchar y maltratar a otros para no ser ellos las vctimas. Es cierto que no todos los nios que crecen viendo grandes cantidades de violencia te-levisivaterminanporconvertirseenadolescentesoadultosviolentos,sinembargo,sque muestran ser ms agresivos cuando son pequeos y sobre todo despus de ver esa violencia.Inversamente,losniosqueconsumenprogramasconcontenidosprosocialessemuestran menos agresivos, ms cooperativos y con ms deseo de compartir sus cosas con los otros ni-os. J. L. Bentez y F. Justicia Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. - 165 - Conclusiones Elmaltratoentreigualesesunproblemaenloscentroseducativoscuyasconsecuen-cias afectan a todos los agentes implicados, e indirectamente, al resto de la comunidad educa-tiva que ha de convivir con los efectos derivados del mismo. Se ha recorrido mucho en el es-tudiodelproblema,ysinembargo,quedaunlargocaminopordelantealosinvestigadores centrados en el anlisis del problema. En primer lugar, se hara necesario obtener, de una vez por todas, una definicin con-sensuada y aceptada por la mayor parte de los investigadores que permita que todos estemos hablando del mismo fenmeno. En esta lnea, se deberan superar las limitaciones metodol-gicas relacionadas con la definicin del constructo, as como con los perodos temporales de frecuenciayduracinestablecidosenladefinicindelfenmeno,dadoqueelnotenerun referentecomncontinuardandolugaralimitacionesmetodolgicasrelacionadasconlos instrumentos utilizados para la recogida de informacin y dificultando la comparacin de los estudios realizados en diferentes pases.Otroaspectoquesehadeabordarestrelacionadoconlosinstrumentosutilizados paramedirelmaltratoentreiguales.Hoyenda,disponemosdeungrannmerodeescalas sobre comportamiento agresivo, sin embargo, es difcil extrapolar los datos extrados de estas escalaseinterpretarlosenrelacinconlasconductasdeabuso.Porotrolado,existenpocos instrumentosquepermitanmedirdemaneravlidayfiableelabusoentrecompaeros,y adems los instrumentos disponibles parecen ser imprecisos y limitados ya que aunque miden el fenmeno no son instrumentos normalizados con respecto a los niveles de desarrollo evolu-tivo (Griffin y Gross, 2004).Lainvestigacindelainfluenciadedeterminadasvariablescomoelsexoylaedad sobreestoscomportamientosnecesitaserestudiadaenmayorprofundidad.Ladiscrepancia entrelosresultadosobtenidospordiferentesestudiosponedemanifiestotalnecesidad.Del mismo modo, sera necesaria la realizacin de estudios sobre maltrato entre iguales en la in-fancia.Comohemospodidover,existenindicadoresquepermitenprevereldesarrollode comportamientos antisociales a partir de los tres aos. Sin embargo, los pocos estudios reali-zados a este respecto hacen que las conclusiones que nos presentan necesiten ser refrendadas. Estos ltimos aspectos estn estrechamente relacionados con la puesta en prctica de medidas deintervencineficaces.Precisamosdeprogramasdeintervencindiseadoseimplementa-dosquevayanacompaadosdediseosdeevaluacinpotentesquepermitanevidenciarsu validezyeficaciadesdelosresultadosobtenidos.Enestesentido,esdevitalimportancia acumular la mayor y ms fiable informacin posible sobre el problema. As, y en el caso de la El maltrato entre iguales: descripcin y anlisis del fenmeno - 166 -Revista Electrnica de Investigacin Psicoeducativa. N 9 Vol. 4(2), 2006. ISSN: 1696-2095. pp:151-170. intervencintemprana,esdondemayorcaladotendranlosestudiosrealizadosconalumnos de Educacin Infantil y primeros cursos de Educacin Primaria. En el caso de intervenciones de carcter secundario o terciario, debemos potenciar al mximo los estudios relacionados con laexploracindelosfactoresderiesgoqueprovocanelproblemayaquedesdesuconoci-miento tendremos las llaves para poder intervenir. Referencias AA.VV.(1999).(1999).InformedelDefensordelPueblosobrelaViolenciaEscolar.Ma-drid: Ministerio del Interior. Ascher, C. (1994). Gaining control of violence: A view from the field. NY: Teachers College, Eric Clearinghouse on Urban Education. Avils,J.M.yMonjas,I.(2005).Estudiodelaincidenciadelaintimidacinyelmaltrato entreigualesenlaeducacinsecundariaobligatoriamedianteelcuestionarioCIMEI (Avils,1999)CuestionariosobreIntimidacinyMaltratoEntreIguales.Anales de Psicologa,21(1), 27-41. Bentez, J. L.; Almeida, A. y Justicia, F. (en prensa). La liga de alumnos amigos, desarrollo de las habilidades sociales del alumnado para enfrentar los malos tratos entre iguales. In-fancia y Aprendizaje. 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