2
¿Ciudadanos o informales? Carlos Meléndez Augusto Pérez practica el pluri-subempleo. Tiene trabajo fijo, pero se cachuelea para ganarse unos extras imprescindibles para su canasta familiar. Le pagan por recibos por honorarios; no tiene seguro, tampoco vacaciones. Rosa María, su esposa, regenta una bodeguita y, gracias al hombro de su sobrina Patricia, logra administrar el negocio y encargarse de los quehaceres domésticos. Kevin, el mayor de sus dos hijos, cursa el último año de ingeniería en una universidad estatal, ya realiza prácticas profesionales y lleva un sencillo a la casa. Robert, el menor, está en una secundaria particular del barrio, de esas que no tienen patio de recreo. Un reciente estudio cualitativo de Ipsos Apoyo esboza este perfil de una familia de clase media, del nivel socio- económico (NSE) C. A este estrato pertenecen un 38.4% de limeños y 23.1% de peruanos. (Al bajar de NSE, el empleo informal se vuelve el patrón). Esta es la foto postal del crecimiento económico: el trabajo independiente y el mito de la educación sustentan el equilibrio frágil de hogares rodeados por la precariedad y la informalidad, dificultades no reconocidas por la narrativa del “emprendimiento”. El estudio identifica los factores que podrían tumbar el castillo de naipes de nuestra nueva clase media: un robo significativo, la enfermedad grave o la desaparición de uno de sus miembros. No es casual que solucionar el problema de la inseguridad pública sea tan exigido a los gobernantes. Pero, ¿cuál es la relación que tienen estos peruanos con la política? En Ciudadanos sin República (Planeta, 2013), Alberto Vergara sostiene que la promesa cumplida del neoliberalismo (crecimiento y disminución de pobreza) no suponía un compromiso en lo político. No obstante, la receta del ajuste

¿Ciudadanos o informales?.docx

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: ¿Ciudadanos o informales?.docx

¿Ciudadanos o informales?

Carlos Meléndez

Augusto Pérez practica el pluri-subempleo. Tiene trabajo fijo, pero se cachuelea para ganarse unos extras imprescindibles para su canasta familiar. Le pagan por recibos por honorarios; no tiene seguro, tampoco vacaciones. Rosa María, su esposa, regenta una bodeguita y, gracias al hombro de su sobrina Patricia, logra administrar el negocio y encargarse de los quehaceres domésticos. Kevin, el mayor de sus dos hijos, cursa el último año de ingeniería en una universidad estatal, ya realiza prácticas profesionales y lleva un sencillo a la casa. Robert, el menor, está en una secundaria particular del barrio, de esas que no tienen patio de recreo.

Un reciente estudio cualitativo de Ipsos Apoyo esboza este perfil de una familia de clase media, del nivel socio-económico (NSE) C. A este estrato pertenecen un 38.4% de limeños y 23.1% de peruanos. (Al bajar de NSE, el empleo informal se vuelve el patrón). Esta es la foto postal del crecimiento económico: el trabajo independiente y el mito de la educación sustentan el equilibrio frágil de hogares rodeados por la precariedad y la informalidad, dificultades no reconocidas por la narrativa del “emprendimiento”.

El estudio identifica los factores que podrían tumbar el castillo de naipes de nuestra nueva clase media: un robo significativo, la enfermedad grave o la desaparición de uno de sus miembros. No es casual que solucionar el problema de la inseguridad pública sea tan exigido a los gobernantes. Pero, ¿cuál es la relación que tienen estos peruanos con la política?

En Ciudadanos sin República (Planeta, 2013), Alberto Vergara sostiene que la promesa cumplida del neoliberalismo (crecimiento y disminución de pobreza) no suponía un compromiso en lo político. No obstante, la receta del ajuste sí construyó una ciudadanía compleja: pragmática e individualista, con la informalidad laboral extendiéndose a otras áreas, con derechos políticos pero anti-institucional.

Vergara nos cuenta parte de la película: existen más peruanos ciudadanos que nunca antes. Calcula –optimistamente- que un cuarto del electorado estaría ávido de una política republicana. Really?¿Podemos soñar acaso con un “republicanismo cholo” fundado en la informalidad y la desconfianza a la política?

Donde Vergara ve ciudadanos, yo veo “informales”. El contingente que indudablemente es mayoritario en el país lo conforman aquellos vinculados al sector informal de la economía, el cual ha sido vital para el surgimiento de la clase media retratada arriba. Pero nos quedamos cortos si no exploramos sus modales políticos (Ipsos-Apoyo y Vergara no se animaron).

Esta nueva clase media –“motor de nuestro progreso”—se hizo de espaldas al Estado. La política solo ha aparecido en sus vidas para entorpecerles el camino. Por

Page 2: ¿Ciudadanos o informales?.docx

eso desconfían de sus élites y perciben a sus instituciones como corruptas. Pero no son apolíticos. Su preferencia electoral es pragmática, oscila de acuerdo a la oferta. Son los calculadores del mal menor cada cinco años. Nunca serán militantes de un partido. Y volverán su crítica mirada hacia las instituciones cuando éstas les ofrezcan seguridad y les faciliten sus proyectos individuales, sin caer en discursos idealistas ni en populismos clientelares.

Publicado en El Comercio, 10 de setiembre de 2013.