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Conflictos en los Países Bajos Los Países Bajos era un punto a la vez estratégico y de debilidad para Felipe II. Estratégico pues a mediados del siglo Amberes era el puerto más importante del norte de Europa, servía como base de operaciones a la Armada española y un gran centro comercial para adquirir bienes de toda Europa y vender la lana castellana. Una debilidad, pues para los Países Bajos no sólo supuso un cambio de rey sino también un cambio de "dueño", pasaron de formar parte de un imperio a formar parte un reino. A diferencia de Castilla, Aragón y Nápoles, los Países Bajos no eran parte de la herencia de los Reyes Católicos, y veían a España como un país extranjero. Las dos regiones más características eran Holanda en el norte y Flandes al sur. Gobernados por su hermana Margarita de Parma desde 1559. Se encaró a los nobles rebeldes que pedían una mayor autonomía y a los protestantes que exigían el respeto a su religión dando inicio a la Guerra de los Ochenta Años. Felipe II instala el Consejo de los Tumultos que condenó a muerte y confiscó los bienes de miles de personas, mediante juicios sumarísimos. Las insurrecciones continuaron con mayor intensidad y fueron fomentadas por las potencias enemigas de España, que utilizaron la cuestión religiosa como estrategia política: los nobles católicos se unieron a los caballeros protestantes, mientras que los burgueses de Holanda se sublevaban. Quemaron más de cuatrocientas iglesias y monasterios cristianos y cometieron innumerables crímenes. En 1567 el duque de Alba - al frente del ejército- efectuó una durísima represión ajusticiando a los nobles rebeldes. Felipe II buscó soluciones con los nombramientos de Luis de Requesens (sustituyendo al Duque de Alba) quién procuró pactar con los sublevados. Requesens muere prematuramente y se produce el saqueo de Amberes. Esto desprestigió totalmente a Felipe II y, en consecuencia, el jefe de los calvinistas Guillermo de Orange, pudo entrar en Bruselas. Juan de Austria, sucesor de Requesens, aceptó algunas imposiciones de los rebeldes, y ordenó la retirada de sus tropas, pero Guillermo de Orange se negó a transigir. Alejandro Farnesio (hijo de Margarita de Parma) derrotó a los rebeldes con un fuerte ejército y reconquistó la ciudad de Amberes. Así se constituyó una unidad política fiel a España, que luego sería el reino de Bélgica. Sin embargo, los calvinistas del norte continuaron la resistencia, se federaron a través de las Provincias Unidas con capital en La Haya, y proclamaron gobernador general a Guillermo de Orange. Los intentos de Felipe II por reconquistar la región fueron vanos, y aunque Guillermo de Orange fue asesinado, la resistencia continuó. Los holandeses lucharon en el mar, además Isabel de Inglaterra y Enrique IV de Francia ayudaron a los insurrectos con el propósito de disminuir el poderío español. España no pudo reconquistar el territorio, y en 1648 por la Paz de Westfalia, el sucesor de Felipe II reconoció la independencia de Holanda. El fracaso de la política española en los Países Bajos perjudicó notablemente su economía. El empobrecimiento de la agricultura y la industria anunciaba la decadencia española del siglo siguiente. Antes de morir Felipe II deja a Isabel Clara Eugenia los Países Bajos como herencia. Guerras con el Imperio Otomano Se tuvo que enfrentar a los mismos conflictos que su padre. Proteger a los católicos europeos de los desmanes revolucionarios protestantes y hacer frente a los turcos que habían ocupado toda la Europa oriental, tenían sitiada Viena y acababan de conquistar Chipre a la república de Venecia. Firmó la paz de Cateau-Cambrésis (1559) con Francia, por la que se establecía una alianza contra los infieles y los herejes. El pacto quedó sellado con su matrimonio con la infanta francesa Isabel de Valois.

Conflictos en Los Países Bajos

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Conflicto en Países bajos- Imperio Otomano

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Page 1: Conflictos en Los Países Bajos

Conflictos en los Países Bajos

Los Países Bajos era un punto a la vez estratégico y de debilidad para Felipe II. Estratégico pues a mediados del siglo Amberes era el puerto más importante del norte de Europa, servía como base de operaciones a la Armada española y un gran centro comercial para adquirir bienes de toda Europa y vender la lana castellana. Una debilidad, pues para los Países Bajos no sólo supuso un cambio de rey sino también un cambio de "dueño", pasaron de formar parte de un imperio a formar parte un reino. A diferencia de Castilla, Aragón y Nápoles, los Países Bajos no eran parte de la herencia de los Reyes Católicos, y veían a España como un país extranjero.

Las dos regiones más características eran Holanda en el norte y Flandes al sur.Gobernados por su hermana Margarita de Parma desde 1559. Se encaró a los nobles rebeldes que pedían una mayor

autonomía y a los protestantes que exigían el respeto a su religión dando inicio a la Guerra de los Ochenta Años. Felipe II instala el Consejo de los Tumultos que condenó a muerte y confiscó los bienes de miles de personas, mediante juicios sumarísimos. Las insurrecciones continuaron con mayor intensidad y fueron fomentadas por las potencias enemigas de España, que utilizaron la cuestión religiosa como estrategia política: los nobles católicos se unieron a los caballeros protestantes, mientras que los burgueses de Holanda se sublevaban. Quemaron más de cuatrocientas iglesias y monasterios cristianos y cometieron innumerables crímenes.

En 1567 el duque de Alba - al frente del ejército- efectuó una durísima represión ajusticiando a los nobles rebeldes. Felipe II buscó soluciones con los nombramientos de Luis de Requesens (sustituyendo al Duque de Alba) quién procuró pactar con los sublevados. Requesens muere prematuramente y se produce el saqueo de Amberes. Esto desprestigió totalmente a Felipe II y, en consecuencia, el jefe de los calvinistas Guillermo de Orange, pudo entrar en Bruselas.

Juan de Austria, sucesor de Requesens, aceptó algunas imposiciones de los rebeldes, y ordenó la retirada de sus tropas, pero Guillermo de Orange se negó a transigir. Alejandro Farnesio (hijo de Margarita de Parma) derrotó a los rebeldes con un fuerte ejército y reconquistó la ciudad de Amberes. Así se constituyó una unidad política fiel a España, que luego sería el reino de Bélgica.

Sin embargo, los calvinistas del norte continuaron la resistencia, se federaron a través de las Provincias Unidas con capital en La Haya, y proclamaron gobernador general a Guillermo de Orange. Los intentos de Felipe II por reconquistar la región fueron vanos, y aunque Guillermo de Orange fue asesinado, la resistencia continuó. Los holandeses lucharon en el mar, además Isabel de Inglaterra y Enrique IV de Francia ayudaron a los insurrectos con el propósito de disminuir el poderío español. España no pudo reconquistar el territorio, y en 1648 por la Paz de Westfalia, el sucesor de Felipe II reconoció la independencia de Holanda.

El fracaso de la política española en los Países Bajos perjudicó notablemente su economía. El empobrecimiento de la agricultura y la industria anunciaba la decadencia española del siglo siguiente. Antes de morir Felipe II deja a Isabel Clara Eugenia los Países Bajos como herencia.

Guerras con el Imperio Otomano

Se tuvo que enfrentar a los mismos conflictos que su padre. Proteger a los católicos europeos de los desmanes revolucionarios protestantes y hacer frente a los turcos que habían ocupado toda la Europa oriental, tenían sitiada Viena y acababan de conquistar Chipre a la república de Venecia. Firmó la paz de Cateau-Cambrésis (1559) con Francia, por la que se establecía una alianza contra los infieles y los herejes. El pacto quedó sellado con su matrimonio con la infanta francesa Isabel de Valois. En 1560 las repúblicas italianas y el Papa viendo la amenaza turca, que dominaba el Mediterráneo, solicitaron ayuda a Felipe, formándose una armada: la “Liga Santa”, entre Génova, los Estados Vaticanos, Venecia y España comandada por don Juan de Austria, que iniciaron las campañas. En la batalla de Lepanto (1571) lograron derrotar a la armada turca-musulmana y limpiar el mar de piratas berberiscos, que impedían la navegación pacífica y comercial. En España la situación se resolvería con la expulsión masiva de moriscos. Ello perjudicó seriamente la economía española, pues mucho s de los deportados eran activos comerciantes y agricultores

Pero el éxito no fue definitivo, pues en 1574 los turcos reconquistaron Túnez y se llegó a un equilibrio estable entre ambas potencias. Cada una asumió la hegemonía en una parte del Mediterráneo: los turcos en la zona oriental, y España en la occidental.

Unidad Peninsular Española: Anexión de Portugal

En 1578 murió Sebastián I, rey de Portugal, soltero y sin descendencia. Le sucedió en el trono su tío, el cardenal Enrique, quién falleció en 1580. Felipe II, como nieto legitimo de Manuel I, aspiró entonces al trono, pero otros pretendientes intentaron desbaratar las aspiraciones del rey español (apoyados por el clero y los nobles, pero rechazado por el pueblo). Para reforzar sus pretensiones, Felipe II preparó un ejército, al mando del duque de Alba, para ocupar Portugal (1580). Los éxitos militares de estas fuerzas hicieron que las Cortes portuguesas aceptaran como rey a Felipe II (1581). Así se logró la unidad nacional ibérica, en la que tanto empeño habían puesto los Reyes Católicos. Con las posesiones portuguesas de ultramar (tanto de África como de Asia y América) los dominios españoles aumentaron notablemente.

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Felipe II siguió en Portugal una política prudente: respetó los privilegios de la nobleza y las instituciones locales; además nombró funcionarios portugueses.