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:1tre f*rer9 y mtro de 1973, cuando la dictadu¡a del general Velascollegabaa su clímax,la naturaleza se vengaba causándále una grave dolencia. Recibi en esos dias una invitación del Instituto de Cultura Hispánica pare da¡ unas conferencias e" M"drid. El ;i;t ;; hizo efectivo rec¡en en setiembre, c¿si coincjdi.nao.o, to. t ági.o. dl'as del 6n de S¿lvador Allende y la democracia chilen¡. Era eirb¿ jador de España e¡r Lima don peáro Salvador, h"-br. .";;..;"; y agudo, hasra hacla poco direcror del Instiruto de Cultura ilispáni_ ca. Su sucesor al frente de dicho instituto era |uan Ignacio ,iena. Presidr'a,es¡ misma insritución el duque de Caair. o ef n4o -i yor de.doo l¿ime de Borbón. el segundo hiio del rey Alfoná rur. Recordemos que don )¿ime, si no hubiera sido por s; sordomudez congénita, habfa hered¿do el t¡ono a la muene-de su hermano ma_ yor, el plncipe de Asturias. Yo había e-stado en España dos veceq aunque fugazmeDte, a comienzos de I95ó y de 1957. Sin embargo, había heiho mucúar amistades con intelectuales como el ilust¡e esc¡itor y filólogo Dámaso fonso.v 5l s.ra19o9ta forge Guillen a quien ruve de ñr.Ñ;; L¡ma el año de 194ó o 47. s¡endo yo rector de la Univerridad de 5¿n M¿rcos. En esas dos ocariones enconrr¿ trabajando como di- rector del-Insrituto de Cultura Hispánica a oro conocido mio: lo- M¿ria Souviron, poeta malagueño con quien compani vario: años de labor en la Editorial Ercilla de Santiago ¿e C¡ili. Sou"iron fue miembro principal de un cuerpo de redacó.., qo. y; ;;.rb.; y que incluia buenos cscritores chilenos como He;á" ,l.l So;; ; I!¡n Paiariro, más conocido como facobo D¿nke. Artes de esos :o: pnr..r:l y breves üaies a España y2 habian sido editados por la Editorjal Credos de Madrid los nueve volimenes de mis E¡rn¡¿- I CoNozco A ArAN GARCÍA 17

Conozco a Alan Garcia: Luis Alberto Sánchez

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Testimonio personal publicado póstumamente...........................................................................

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  • :1tre f*rer9 y mtro de 1973, cuando la dictadua del generalVelascollegabaa su clmax,la naturaleza se vengaba causndle unagrave dolencia. Recibi en esos dias una invitacin del Instituto deCultura Hispnica pare da unas conferencias e" M"drid. El ;i;t ;;hizo efectivo recen en setiembre, csi coincjdi.nao.o, to. t gi.o.dl'as del 6n de Slvador Allende y la democracia chilen. Era eirbjador de Espaa er Lima don pero Salvador, h"-br. .";;..;";y agudo, hasra hacla poco direcror del Instiruto de Cultura ilispni_ca. Su sucesor al frente de dicho instituto era |uan Ignacio ,iena.Presidr'a,es misma insritucin el duque de Caair. o . ef n4o

    -iyor de.doo lime de Borbn. el segundo hiio del rey Alfon rur.Recordemos que don )ime, si no hubiera sido por s; sordomudezcongnita, habfa hereddo el tono a la muene-de su hermano ma_yor, el plncipe de Asturias.

    Yo haba e-stado en Espaa dos veceq aunque fugazmeDte, acomienzos de I95 y de 1957. Sin embargo, haba heiho mucaramistades con intelectuales como el iluste escitor y fillogo Dmasofonso.v 5l s.ra19o9ta forge Guillen a quien ruve de r.;;Lma el ao de 194 o 47. sendo yo rector de la Univerridad de5n Mrcos. En esas dos ocariones enconrr trabajando como di-rector del-Insrituto de Cultura Hispnica a oro conocido mio: lo-s Mria Souviron, poeta malagueo con quien compani vario:aos de labor en la Editorial Ercilla de Santiago e Cili. Sou"ironfue miembro principal de un cuerpo de redac.., qo. y; ;;.rb.;y que incluia buenos cscritores chilenos como He;" ,l.l So;; ;I!n Paiariro, ms conocido como facobo Dnke. Artes de esos:o: pnr..r:l y breves aies a Espaa y2 habian sido editados porla Editorjal Credos de Madrid los nueve volimenes de mis Ern-

    ICoNozco A ArAN GARCA

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  • res le?rrsebtatito tle Amirica y mi Proceso 1 contnid,o le la nowlahiEaxoamerioxa, plblicado en 1953.

    Duante est nueva sita Madrid mi Jposa y yo nos alojamosen un hotel modesto, el Nnez de Balboa, no muy lejos del departamento que ocupban Javier Valle Riestra y su esposa Tercsa PaldoVargas, obligados a vivir fuera del Per por la dictadura dc Velasco.Tmbin esida en Madrid un ioven amigo y compaero de partido,Carlos Roca Cceres, quien me present a un arnigo suyo, que dis-frutaba de un bcca en Madrid y otra en ?aris; la primera, en el es-tudio iudico de Antonio Frag, connotado panidario del genera-lisimo Franco, y la de Pais, con mi antiSuo amigo y conocido so-cilogo Francois Bourricaud, a quie[ habamos atendido en Limadesdc la rectoria de San Marcos a propsito de la publicacin deun interesante libro suyo sobre el Peru.

    Yo no conocia o hbla trtado muy Poco a este ioven becario,Alan Gerca Irez. El tena entonces 24 aos, y yo 72. Me habianhablado de l como de un estudiante inqueto y muy lector, de laUniversidad Catlica, arnque obtuvo su grado de abogado en laUniyersidad de San Marcos. Conoca , y mucho, a su Padre, Car_los Garca Ronceros, hombre trnqlo, atento y sufrido, quien ha-bia pasado l"arios aos preso por ser aprista. Carlos staba en lcrcel cuando naci su hijo A.la.

    Yo no sabia ms pormenores dc este muchachn de casi dosmetros de estatura, puesto que los aos de 193 al 9 fueron param de intens actividad poltica y universitaria. Fui por segunda vezrector de San Marcos en 191, i renunci al cago dos aos dcspusal ser elegido senador de la Repblica. Me volvieron a elegir rectoren 19 y sindolo, a la par que senador, tuve que encarar el esta-llido dc nuestra acriollda versin de la Revolucin Culoral china,es decir, el maosmo uliversitario, origen del grupo terrorist Sen-dero Luminoso. Luego no el golpe de mano del general VelacoAharado que ech por tiera la democncia pemana y sembro laconfusin socil con sus presuntas buenas intenciones y su pimao ninguna preparacin para llcvarlas a cabo. El joven Alan sali delpais con su beca en los comienzos dcl rgimen velasqsta; no nr-vo oponunidad de experimentar las molestias de aqucllos aprisruque, iuflto con Haya d la Torre, no se rindreron ante la atenta

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  • y embates del vocinglero y atrabilirio .naconlismo revolucona.rio- del didador.-

    Durante -25 dix an_dumos,untos elgjgntesco AIan, elalegre(oca y yo. De regreso de Sevill lo vol a encontrar en rperasieiicia mis confeencias en el Insrituto ae C,rltom ff;spani.r. J

    ayrd con una receo especial, una borella de ierez .Iio'leoe. oaraconjlrrar una noporun bronquds que felizm."" ,o i_fiai'.i.conferencias. Tuve ocasin enronces. en compni de Vlli Riestra,oe_ponerlo en contacto con el grupo de autodesterrdos accioDo-prr,stas. enue ellos Mnurl Ulo, Crlos Velarde Cabello, JLsMria de l ,ara y Ureta y Guillermo Hoyos Osores. Alr. a su trrr-no. me puso en contacto con el profesor Antono Lago. compae-ro de Frage y hombre muy docro en cuesones ltinomericanasy,hasr le(tor de algu-os de mis libros, editor de una anrologia deHey de Ia Torre en 1988.

    I-a impresin que me dio Alan Garch entonces fue la dc un icvemuy curiosoy buen e(tor. precia gusrarle pregunrary escuchi sinhcaer (omenrarios. El y Roc me diieron algo que me hizo ponercavxoso: n ts un suerte encontnrnor qui. pues en Lima como queno nos deaban cercarnos a ustfd". yo conclui mentalmente aqueIa Aase:."quin les impeda acercarse a mifo, euident

    -cnt .ro-.ie la universidad, ni en el Congreso en donde r..iUi" "

    too .iq.,.se presentab. no era tampoco en mi cs, donde nunca fuen.iseri en el partido)... L figura acogedora pero celosa de Victor\ur se me present como un respuesta: ul vez un invento mio, Elhrcho es que-andumos por rodo Ma&id, en librerias, en la llazaMayor, en el Museo del podo. en I luena delsol, en ia puena deHierro y hasta fuimos a Toledo conversando, conversando, conver.sando y siempre sobre el mismo tema: el AlxAv el per_

    .

    Mrnos de dos aos despus, en abril de l75, recibi Una inrtlon par sislir a un Congreso de Ltertur Iberoanericna enMod. 5u sede sera un nuevo hotel llamado Cuzco, siruado en laAvenida del Generalsimo. Eran los das en que Frnio daba la im_presion de agonizante y el conde de Barcelna, o sea el actual eyuan Carlos, surgia como su ineviable sucesor. El conde de Balcelona er hiio dr don lun, ei tercer vsrago del rey Alfonso )cll..Don ,uen habia sustituido a don Jeime enla escala de la hereocia

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  • monrquica y su hiio, el conde de Barcelona, haba reemplazadoen consecuencia a su primo hermano, el duque de Cdiz. Esavezlano estaba Roca en Madrid y Alan Garcia aj de Pars a Espaa pa-ra reulirse corunigo. Fue uo gesto muy cordial pues lo hizo con lnico fin de acompaamos los casi treinta das que permanecimoslos Snchez en l capital de Espaa, aadiendo ua escapada al graode valencia cofl el objeto de visitr a Felip Cosslo del Pomr.

    Alan parecia ms lector que antes y bastante ms preocupado delas cosas delleru que de la filosofia de Sarue, Marcuse, Althusscr ysus discipulos de la ribera izquierda del Sena, en cuyos cals a me-nudo un puado de jvenes de diversas nacionalidades gritaba,cantaba y beba en homenaje a la libertad y la iusticia social queellos daban por cercana aunque faltaba mucho para realizarla.

    En esa oportunidad casi no nos separmos de Garcia ni de ValleRiestra. Iuntos fuimos en auto, siete horas de camino, en busca dcFelipe Cossoy all pasamos la reposada Semana Santa espaola. Felipe, en sus 87, desafiaba a Estrella, su esposa, bastante menor que1, a caminar sobre la arena del grao valenciano y a ba;ar y subir va_nas veces al d del tercer piso que ocupaban frente al mar.

    Alan, Valle Piestra y su esposaTeresay los Snchez almorzamosy cenamos drariamente con Felipe y Estrella hasta que, despuntandoel Sbado de Gloria, valle Riestr nos meti a su auto e, imitandolos gestos y tonos de lejanos amigos peruleros, volvimos a hacer lassiete horas de regreso a Madrid. Alan y Valle Riestra tenan Predr-leccin por imitar los discunos de Haya, de lrial y aturlmentelos mos; estos ultimos no los imitaban muy bien, pues optabanpor una voz nasal que no es exactamente la mia. Fue en ese viaje dergreso cuando ofteci un lmuerzo al novelista mexicano AgustnYez, en un restunnte peruano cerca de Ia ?uerta del Sol, endonde lamentablemente me birlaron mi palet, es decir, mi gabardi-na y la correspondrente dotacin de bufanda y guantes, Alan no te_nia abrigo que brindarme y habia sido intil porque hubiera idobariendo las calles con los faldoes del abrigo y efl cuanto al deValle Riestra, se lo tuve que devolver porque tambin me resultababastante largo.

    En esa oponunidad, Garca fue ms explcito en sus prcgrrtassobre Haya y el A-PRA, lo recuerdo muy bien. Yo Ie habia hblado

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  • mucho desde 1973 sobre el debe de los ivenes de lucha en el?eni. Toda no hbia sido denocdo Veiasco. ya de regreso enLima, encontr en la Casa del Pueblo, el local central del panido,a Calos Garca Ronceros, quien me present a ta Prei, su es,posa y madre de Alan. Insist, como lo vena haciendo durnte ufiao, que Alan deba volver y que esbamos desperdiciando absur-damente un joven y prometedor diigente. yo no saba entoncesque cantaba y tocaba guitafr en algunos cafs. Lo ten por grnlector, atento escuchante y de poca labia: ierrores que uno suelecometer!

    Cmzamos alguna correspordncia, que consewo, instndoloreitendamente a regresar al Peru. Valle Riestra, a quien Garcla fre-cuentaba en Madrid, coincidia con mi opinin. por fin, una ma-na se me present, alto y deportivo, en mi estudio de la calle Mo-quegua de Lima. Me parece que fue a mediados de 1976 pues, si nome equivoco, poco despus se produjo el principio del fin de MctorRaul: rn infarto cardiaco que intilmente ocult como si fuera unpecado.

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