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 El amor es ciego... Cuentan que una vez se reunieron, en un lugar de la tierra, todos los sentimientos y las cua lidades de los hombres. Cuando el aburrimien to había bostezado por tercera vez, la locura   como siempre tan loca - les propuso: “¡Vamos a jugar a las escondidas!”.  La intriga levantó la ceja, intrigada, y la curiosidad, sin poder contenerse, preguntó “¿A las escondidas? ¿Y cómo es eso?”.  “Es un juego”, explicó la locura, “en que yo me tapo los ojos y comienzo a contar desde uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden. Cuando haya terminad o de contar, el primero de ustedes al que encuentre, ocupará mi lugar para continuar el  juego”.  El entusiasmo bailó, secundado por la euforia; la alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda, e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La verd ad prefirió no esconderse. ¿Para qué?, si al final siempre la hallaban. Y la soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el fondo, lo que la molestaba era que la idea no hubiese salido de ella). Y la cobardía prefirió no arriesgarse. “Uno, dos, tres...”, comenzó a contar la locura. La primera en esc onderse fu e la pereza, que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo, y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir hasta la copa del árbol más alto. La generosidad casi no alc anzaba a esconderse. Cada sitio que hallaba l e parecía maravilloso para alg uno de sus a migos. ¿Que si un lago cris talino? Ideal para la belleza. ¿Que si la hendidur a de un árbol? Perfecta para la timidez. ¿Que si el vuelo de la mariposa? Lo mejor para la voluptuosidad. ¿Que si la ráfaga del viento? Magnífica pa ra la libertad. Así terminó ocultándose tras u n rayito de sol. El egoísmo, en ca mbio, encontró un sitio muy bueno desde el principio. Ventilado, cómodo... pero sólo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos (¡mentira! en realidad se ocultó detrás del arcoiris); y la pasión y el deseo, en el centro de los volcanes. El olvido... se me olvidó dónde se escondió... pero eso no es lo más importante. Cuando la locura contaba 999,999, el amor aún no había encontrado un sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.

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  • El amor es ciego...

    Cuentan que una vez se reunieron, en un lugar de la tierra, todos los sentimientos y las cualidades de los hombres. Cuando el aburrimiento haba bostezado por tercera vez, la locura como siempre tan loca - les propuso: Vamos a jugar a las escondidas!.

    La intriga levant la ceja, intrigada, y la curiosidad, sin poder contenerse, pregunt A las escondidas? Y cmo es eso?. Es un juego, explic la locura, en que yo me tapo los ojos y comienzo a contar desde uno hasta un milln, mientras ustedes se esconden. Cuando haya terminado de contar, el primero de ustedes al que encuentre, ocupar mi lugar para continuar el juego.

    El entusiasmo bail, secundado por la euforia; la alegra dio tantos saltos que termin por convencer a la duda, e incluso a la apata, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La verdad prefiri no esconderse. Para qu?, si al final siempre la hallaban. Y la soberbia opin que era un juego muy tonto (en el fondo, lo que la molestaba era que la idea no hubiese salido de ella).

    Y la cobarda prefiri no arriesgarse.

    Uno, dos, tres..., comenz a contar la locura. La primera en esconderse fue la pereza, que, como siempre, se dej caer tras la primera piedra del camino. La fe subi al cielo, y la envidia se escondi tras la sombra del triunfo, que con su propio esfuerzo haba logrado subir hasta la copa del rbol ms alto.

    La generosidad casi no alcanzaba a esconderse. Cada sitio que hallaba le pareca maravilloso para alguno de sus amigos. Que si un lago cristalino? Ideal para la belleza. Que si la hendidura de un rbol? Perfecta para la timidez. Que si el vuelo de la mariposa? Lo mejor para la voluptuosidad. Que si la rfaga del viento? Magnfica para la libertad. As termin ocultndose tras un rayito de sol. El egosmo, en cambio, encontr un sitio muy bueno desde el principio. Ventilado, cmodo... pero slo para l.

    La mentira se escondi en el fondo de los ocanos (mentira! en realidad se ocult detrs del arcoiris); y la pasin y el deseo, en el centro de los volcanes. El olvido... se me olvid dnde se escondi... pero eso no es lo ms importante.

    Cuando la locura contaba 999,999, el amor an no haba encontrado un sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divis un rosal y, enternecido, decidi esconderse entre sus flores.

  • Un milln! grit la locura, y comenz a buscar. Primero encontr a la pereza, a slo tres pasos de una piedra. Despus escuch a la fe, discutiendo con Dios en el cielo sobre zoologa; a la pasin y el deseo los sinti en el vibrar de los volcanes. En un descuido, encontr a la envidia y, claro, pudo deducir dnde estaba el triunfo... Al egosmo no tuvo ni que buscarlo: l solito sali disparado de su escondite que haba resultado ser un nido de avispas!. De tanto caminar, sinti a la sed y, ya cerca del lago, descubri a la belleza. Y con la duda result ms fcil todava, pues la encontr sentada sobre una cerca, sin decidir todava en qu lado esconderse.

    As fue encontrando a todos. Al talento, entre la hierba fresca; a la angustia, en una oscura cueva; a la mentira, detrs del arcoiris... (mentira!, si ella estaba en el fondo del ocano). Y hasta al olvido... que ya se haba olvidado que estaba jugando a las escondidas, pero slo el amor no apareca por ningn sitio.

    La locura busc detrs de cada rbol, en cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montaas y, cuando estaba por darse por vencida, divis un rosal. Tom una horquilla y comenz a mover las ramas, cuando, de pronto, un doloroso grito se escuch.

    Las espinas haban herido los ojos del amor. La locura no saba qu hacer para disculparse: llor, rog, implor, pidi perdn, y hasta prometi ser su lazarillo.

    Desde entonces, desde que por primera vez se jug a las escondidas en la tierra...

    ...El amor es ciego y la locura siempre lo acompaa...

  • LA CENICIENTA

    Haba una vez un gentilhombre que se cas en segundas nupcias con una mujer, la ms altanera y orgullosa que jams se haya visto. Tena dos hijas por el estilo y que se le parecan en todo. El marido, por su lado, tena una hija, pero de una dulzura y bondad sin par; lo haba heredado de su madre que era la mejor persona del mundo.

    Junto con realizarse la boda, la madrasta dio libre curso a su mal carcter; no pudo soportar las cualidades de la joven, que hacan aparecer todava ms odiables a sus hijas. La oblig a las ms viles tareas de la casa: ella era la que fregaba los pisos y la vajilla, la que limpiaba los cuartos de la seora y de las seoritas sus hijas; dorma en lo ms alto de la casa, en una buhardilla, sobre una msera pallasa, mientras sus hermanas ocupaban habitaciones con parquet, donde tenan camas a la ltima moda y espejos en que podan mirarse de cuerpo entero.

    La pobre muchacha aguantaba todo con paciencia, y no se atreva a quejarse ante su padre, de miedo que le reprendiera pues su mujer lo dominaba por completo. Cuando terminaba sus quehaceres, se instalaba en el rincn de la chimenea, sentndose sobre las cenizas, lo que le haba merecido el apodo de Culocenizn. La menor, que no era tan mala como la mayor, la llamaba Cenicienta; sin embargo Cenicienta, con sus mseras ropas, no dejaba de ser cien veces ms hermosa que sus hermanas que andaban tan ricamente vestidas.

    Sucedi que el hijo del rey dio un baile al que invit a todas las personas distinguidas; nuestras dos seoritas tambin fueron invitadas, pues tenan mucho nombre en la comarca. Helas aqu muy satisfechas y preocupadas de elegir los trajes y peinados que mejor les sentaran; nuevo trabajo para Cenicienta pues era ella quien planchaba la ropa de sus hermanas y plisaba los adornos de sus vestidos. No se hablaba ms que de la forma en que iran trajeadas.

    -Yo, dijo la mayor, me pondr mi vestido de terciopelo rojo y mis adornos de Inglaterra.

    -Yo, dijo la menor, ir con mi falda sencilla; pero en cambio, me pondr mi abrigo con flores de oro y mi prendedor de brillantes, que no pasarn desapercibidos.

    Manos expertas se encargaron de armar los peinados de dos pisos y se compraron lunares postizos. Llamaron a Cenicienta para pedirle su opinin, pues tena buen gusto. Cenicienta las aconsej lo mejor posible, y se ofreci incluso para arreglarles el peinado, lo que aceptaron. Mientras las peinaba, ellas le decan:

  • -Cenicienta, te gustara ir al baile?

    -Ay, seoritas, os estis burlando, eso no es cosa para m.

    -Tienes razn, se reiran bastante si vieran a un Culocenizn entrar al baile.

    Otra que Cenicienta les habra arreglado mal los cabellos, pero ella era buena y las pein con toda perfeccin.

    Tan contentas estaban que pasaron cerca de dos das sin comer. Ms de doce cordones rompieron a fuerza de apretarlos para que el talle se les viera ms fino, y se lo pasaban delante del espejo.

    Finalmente, lleg el da feliz; partieron y Cenicienta las sigui con los ojos y cuando las perdi de vista se puso a llorar. Su madrina, que la vio anegada en lgrimas, le pregunt qu le pasaba.

    -Me gustara... me gustara...

    Lloraba tanto que no pudo terminar. Su madrina, que era un hada, le dijo:

    -Te gustara ir al baile, no es cierto?

    -Ay, s!, -dijo Cenicienta suspirando.

    -Bueno, te portars bien!, -dijo su madrina-, yo te har ir.

    La llev a su cuarto y le dijo:

    -Ve al jardn y treme un zapallo.

    Cenicienta fue en el acto a coger el mejor que encontr y lo llev a su madrina, sin poder adivinar cmo este zapallo podra hacerla ir al baile. Su madrina lo vaci y dejndole solamente la cscara, lo toc con su varita mgica e instantneamente el zapallo se convirti en un bello carruaje todo dorado.

    En seguida mir dentro de la ratonera donde encontr seis ratas vivas. Le dijo a Cenicienta que levantara un poco la puerta de la trampa, y a cada rata que sala le daba un golpe con la varita, y la rata quedaba automticamente transformada en un brioso caballo; lo que hizo un tiro de seis caballos de un hermoso color gris ratn. Como no encontraba con qu hacer un cochero:

    -Voy a ver -dijo Cenicienta-, si hay algn ratn en la trampa, para hacer un cochero.

    -Tienes razn, -dijo su madrina-, anda a ver.

  • Cenicienta le llev la trampa donde haba tres ratones gordos. El hada eligi uno por su imponente barba, y habindolo tocado qued convertido en un cochero gordo con un precioso bigote. En seguida, ella le dijo:

    -Baja al jardn, encontrars seis lagartos detrs de la regadera; tremelos.

    Tan pronto los trajo, la madrina los troc en seis lacayos que se subieron en seguida a la parte posterior del carruaje, con sus trajes galoneados, sujetndose a l como si en su vida hubieran hecho otra cosa. El hada dijo entonces a Cenicienta:

    -Bueno, aqu tienes para ir al baile, no ests bien aperada?

    -Es cierto, pero, podr ir as, con estos vestidos tan feos?

    Su madrina no hizo ms que tocarla con su varita, y al momento sus ropas se cambiaron en magnficos vestidos de pao de oro y plata, todos recamados con pedreras; luego le dio un par de zapatillas de cristal, las ms preciosas del mundo.

    Una vez ataviada de este modo, Cenicienta subi al carruaje; pero su madrina le recomend sobre todo que regresara antes de la medianoche, advirtindole que si se quedaba en el baile un minuto ms, su carroza volvera a convertirse en zapallo, sus caballos en ratas, sus lacayos en lagartos, y que sus viejos vestidos recuperaran su forma primitiva. Ella prometi a su madrina que saldra del baile antes de la medianoche. Parti, loca de felicidad.

    El hijo del rey, a quien le avisaron que acababa de llegar una gran princesa que nadie conoca, corri a recibirla; le dio la mano al bajar del carruaje y la llev al saln donde estaban los comensales. Entonces se hizo un gran silencio: el baile ces y los violines dejaron de tocar, tan absortos estaban todos contemplando la gran belleza de esta desconocida. Slo se oa un confuso rumor:

    -Ah, qu hermosa es!

    El mismo rey, siendo viejo, no dejaba de mirarla y de decir por lo bajo a la reina que desde haca mucho tiempo no vea una persona tan bella y graciosa. Todas las damas observaban con atencin su peinado y sus vestidos, para tener al da siguiente otros semejantes, siempre que existieran telas igualmente bellas y manos tan diestras para confeccionarlos. El hijo del rey la coloc en el sitio de honor y en seguida la condujo al saln para bailar con ella. Bail con tanta gracia que fue un motivo ms de admiracin.

    Trajeron exquisitos manjares que el prncipe no prob, ocupado como estaba en observarla. Ella fue a sentarse al lado de sus hermanas y les hizo mil atenciones; comparti con ellas los limones y naranjas que el prncipe le haba obsequiado, lo que las sorprendi mucho, pues no la conocan. Charlando as

  • estaban, cuando Cenicienta oy dar las once y tres cuartos; hizo al momento una gran reverenda a los asistentes y se fue a toda prisa.

    Apenas hubo llegado, fue a buscar a su madrina y despus de darle las gracias, le dijo que deseara mucho ir al baile al da siguiente porque el prncipe se lo haba pedido. Cuando le estaba contando a su madrina todo lo que haba sucedido en el baile, las dos hermanas golpearon a su puerta; Cenicienta fue a abrir.

    -Cmo habis tardado en volver! -les dijo bostezando, frotndose los ojos y estirndose como si acabara de despertar; sin embargo no haba tenido ganas de dormir desde que se separaron.

    -Si hubieras ido al baile -le dijo una de las hermanas-, no te habras aburrido; asisti la ms bella princesa, la ms bella que jams se ha visto; nos hizo mil atenciones, nos dio naranjas y limones.

    Cenicienta estaba radiante de alegra. Les pregunt el nombre de esta princesa; pero contestaron que nadie la conoca, que el hijo del rey no se conformaba y que dara todo en el mundo por saber quin era. Cenicienta sonri y les dijo:

    -Era entonces muy hermosa? Dios mo, felices vosotras, no podra verla yo? Ay, seorita Javotte, prestadme el vestido amarillo que usis todos los das.

    -Verdaderamente -dijo la seorita Javotte-, no faltaba ms! Prestarle mi vestido a tan feo Culocenizn... tendra que estar loca.

    Cenicienta esperaba esta negativa, y se alegr, pues se habra sentido bastante confundida si su hermana hubiese querido prestarle el vestido.

    Al da siguiente las dos hermanas fueron al baile, y Cenicienta tambin, pero an ms ricamente ataviada que la primera vez. El hijo del rey estuvo constantemente a su lado y dicindole cosas agradables; nada aburrida estaba la joven damisela y olvid la recomendacin de su madrina; de modo que oy tocar la primera campanada de medianoche cuando crea que no eran ni las once. Se levant y sali corriendo, ligera como una gacela. El prncipe la sigui, pero no pudo alcanzarla; ella haba dejado caer una de sus zapatillas de cristal que el prncipe recogi con todo cuidado.

    Cenicienta lleg a casa sofocada, sin carroza, sin lacayos, con sus viejos vestidos, pues no le haba quedado de toda su magnificencia sino una de sus zapatillas, igual a la que se le haba cado.

    Preguntaron a los porteros del palacio si haban visto salir a una princesa; dijeron que no haban visto salir a nadie, salvo una muchacha muy mal vestida que tena ms aspecto de aldeana que de seorita.

  • Cuando sus dos hermanas regresaron del baile, Cenicienta les pregunt si esta vez tambin se haban divertido y si haba ido la hermosa dama. Dijeron que s, pero que haba salido escapada al dar las doce, y tan rpidamente que haba dejado caer una de sus zapatillas de cristal, la ms bonita del mundo; que el hijo del rey la haba recogido dedicndose a contemplarla durante todo el resto del baile, y que sin duda estaba muy enamorado de la bella personita duea de la zapatilla. Y era verdad, pues a los pocos das el hijo del rey hizo proclamar al son de trompetas que se casara con la persona cuyo pie se ajustara a la zapatilla.

    Empezaron probndola a las princesas, en seguida a las duquesas, y a toda la corte, pero intilmente. La llevaron donde las dos hermanas, las que hicieron todo lo posible para que su pie cupiera en la zapatilla, pero no pudieron. Cenicienta, que las estaba mirando, y que reconoci su zapatilla, dijo riendo:

    -Puedo probar si a m me calza?

    Sus hermanas se pusieron a rer y a burlarse de ella. El gentilhombre que probaba la zapatilla, habiendo mirado atentamente a Cenicienta y encontrndola muy linda, dijo que era lo justo, y que l tena orden de probarla a todas las jvenes. Hizo sentarse a Cenicienta y acercando la zapatilla a su piececito, vio que encajaba sin esfuerzo y que era hecha a su medida.

    Grande fue el asombro de las dos hermanas, pero ms grande an cuando Cenicienta sac de su bolsillo la otra zapatilla y se la puso. En esto lleg la madrina que, habiendo tocado con su varita los vestidos de Cenicienta, los volvi ms deslumbrantes an que los anteriores.

    Entonces las dos hermanas la reconocieron como la persona que haban visto en el baile. Se arrojaron a sus pies para pedirle perdn por todos los malos tratos que le haban infligido. Cenicienta las hizo levantarse y les dijo, abrazndolas, que las perdonaba de todo corazn y les rog que siempre la quisieran.

    Fue conducida ante el joven prncipe, vestida como estaba. l la encontr ms bella que nunca, y pocos das despus se casaron. Cenicienta, que era tan buena como hermosa, hizo llevar a sus hermanas a morar en el palacio y las cas en seguida con dos grandes seores de la corte.

    Algo muy grave va a suceder en este pueblo [Cuento contado: Texto completo]

  • LA IDEA QUE DA VUELTAS

    Gabriel Garca Mrquez

    Imagnese usted un pueblo muy pequeo donde hay una seora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Est sirvindoles el desayuno y tiene una expresin de preocupacin. Los hijos le preguntan qu le pasa y ella les responde:

    -No s, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.

    Ellos se ren de la madre. Dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillsima, el otro jugador le dice:

    -Te apuesto un peso a que no la haces.

    Todos se ren. l se re. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qu pas, si era una carambola sencilla. Contesta:

    -Es cierto, pero me ha quedado la preocupacin de una cosa que me dijo mi madre esta maana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo.

    Todos se ren de l, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde est con su mam o una nieta o en fin, cualquier pariente. Feliz con su peso, dice:

    -Le gan este peso a Dmaso en la forma ms sencilla porque es un tonto.

    -Y por qu es un tonto?

    -Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillsima estorbado con la idea de que su mam amaneci hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo. Entonces le dice su madre: -No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.

    La pariente lo oye y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:

    -Vndame una libra de carne -y en el momento que se la estn cortando, agrega-: Mejor vndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.

    El carnicero despacha su carne y cuando llega otra seora a comprar una libra de carne, le dice:

  • -Lleve dos porque hasta aqu llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se estn preparando y comprando cosas.

    Entonces la vieja responde:

    -Tengo varios hijos, mire, mejor deme cuatro libras.

    Se lleva las cuatro libras; y para no hacer largo el cuento, dir que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo, en el pueblo, est esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien dice:

    -Se ha dado cuenta del calor que est haciendo?

    -Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!

    (Tanto calor que es pueblo donde los msicos tenan instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caan a pedazos.)

    -Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.

    -Pero a las dos de la tarde es cuando hay ms calor.

    -S, pero no tanto calor como ahora.

    Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:

    -Hay un pajarito en la plaza.

    Y viene todo el mundo, espantado, a ver el pajarito.

    -Pero seores, siempre ha habido pajaritos que bajan.

    -S, pero nunca a esta hora.

    Llega un momento de tal tensin para los habitantes del pueblo, que todos estn desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.

    -Yo s soy muy macho -grita uno-. Yo me voy.

    Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde est el pobre pueblo vindolo. Hasta el momento en que dicen:

    -Si ste se atreve, pues nosotros tambin nos vamos.

  • Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.

    Y uno de los ltimos que abandona el pueblo, dice:

    -Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa -y entonces la incendia y otros incendian tambin sus casas.

    Huyen en un tremendo y verdadero pnico, como en un xodo de guerra, y en medio de ellos va la seora que tuvo el presagio, clamando:

    -Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca.

  • Los gansos

    La ciencia ha descubierto que los gansos vuelan formando una V, porque cada pjaro bate sus alas produciendo un movimiento en el aire que ayuda al ganso que va detrs de l. Volando en V, la bandada completa, aumenta por lo menos un 71 % ms, su poder de vuelo a diferencia de si cada pjaro volara solo. Cada vez que el ganso se sale de la formacin siente la resistencia del aire y se da cuenta de la dificultad de volar solo. Por lo anterior, de inmediato se incorpora a la fila para beneficiarse del poder del compaero que va adelante. Cuando el lder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrs y otro ganso toma su lugar. Los gansos que van detrs producen un sonido propio de ellos para estimular a los que van delante para mantener la velocidad. Finalmente, cuando un ganso enferma o cae herido por un disparo, dos de sus compaeros se salen de la formacin y lo siguen para ayudarlo y protegerlo. Se quedan con l hasta que est nuevamente en condiciones de volar o hasta que muere. Slo entonces los dos acompaantes vuelven a la bandada o se une a otro grupo.

  • EL CONEJO QUE QUERA COMER MIEL

    Haba una vez un conejo que estaba durmiendo la siesta y sinti muchas ganas de comer miel. No quera levantarse pero las ganas de comer miel eran tantas que al final se levant y fue hasta la cocina. Busc en la alacena, en el aparador, en la heladera no tena ni un poquito as de miel en toda la casa. Muy amargado fue de nuevo a acostarse, pero las ganas de comer miel no lo dejaban dormir, un ruidito en la pancita le deca: Quiero miel, quiero miel! Daba vuelta para un lado, para el otro, se tapaba las orejas pero nada. Mir la hora, las dos y media de la tarde, a esta hora en el pueblo no haba ningn almacn abierto. Ay, pero qu ganas de comer miel, no poda ms. De pronto, una idea se prendi en su cabecita. Su vecino, el Sr. Oso seguro que tena miel en su casa, porque todos saben que a los osos les gusta mucho la miel. Rpidamente se levant y fue hasta la casa del Sr. Oso. Golpe: Tum, tum, tum! Nada. TUM, TUM, TUM! Nada. Ya volva para su casa, triste, con la cola entre las patas, cuando al pasar junto a la ventana de la cocina vio que sta estaba abierta para que entre el sol de la tarde. Sin pensarlo dos veces, meti una pata, luego la otra y Pum!, rompi una maceta que estaba en la ventana. Entr. Con la pata amonton la tierra y los pedazos de maceta y comenz a buscar la miel. El Sr. Oso estaba durmiendo la siesta y cuando escuch el ruido se despert Y eso? Ah, debe ser un auto en la calle y sigui durmiendo. Mientras tanto el conejo buscaba la miel, en la alacena, en el aparador, en la heladera, el Sr. Oso tampoco tena miel. De pronto vio que all arriba, en lo ms alto del aparador, haba un frasco as grandote de miel. Se estir, se estir, se estir y no lo alcanzaba. Busc algo donde subirse, una banqueta. Puso la banqueta, se subi y se estir, se estir y se estir, pero faltaba un poco para alcanzarla. Mir para todos lados y vio una silla. Puso la silla y arriba de la silla la banqueta, se subi y se estir, se estir y se estir, pero no llegaba, an le faltaba un poquito. Qu podra hacer? La mesa, s, la mesa poda servir. Corri la mesa, puso la mesa, la silla y la banqueta y se subi. Se estir, se estir y ya estaba a punto de alcanzarla cuando: PIM, PAM, PUM! Abajo la silla, abajo la banqueta, abajo el conejo. Esta vez el Sr. Oso se sent en la cama y dijo: Eso no fue un auto en la calle, eso fue ac adentro y se levant. Cuando el Sr. Oso entr en la cocina, estaba la maceta rota en el suelo, la tierra desparramada, la mesa corrida, la silla y la banqueta, tiradas.

  • Quin hizo esto? dijo y comenz a buscar quin haba hecho semejante desastre. Busc debajo de la mesa, atrs del aparador, del otro lado de la heladera, pero no haba nadie. Ya estaba a punto de ponerse a limpiar cuando escuch el chirrido de la puerta, detrs de la puerta haba alguien. Abri la puerta y ah estaba el conejo temblando de miedo: Yo, yo Sr. Oso slo quera uuuun poquitito de miel. CMO? Un poquitito de miel? Y por un poquitito de miel hiciste todo este lo? S, s. Mir, mejor andate de ac, no te quiero ver. Pero a ver, decime, cmo entraste? El conejo seala la ventana. Por la ventana, entraste a mi casa por la ventana dijo el oso. Aj contest el conejo moviendo la cabeza. Andate, andate, no quiero verte ac adentro volvi a decir el oso. El conejo ya se iba, triste, cabizbajo, con las orejas gachas y al oso le dio lstima. A ver, conejo. Vos queras miel? Tenas muchas ganas de comer miel? Aj, s. Bueno, ven dijo el oso. Bajo el frasco de miel, agarr una cuchara para el conejo y otra para l y entre los dos se comieron un frasco as de miel. Grandes amigos se hicieron el oso y el conejito Y de la miel del frasco, A m, no me dejaron ni un poquito.

  • UNA ABEJA PRESIDENTE

    Cada ao, en el Panal Mielero, todas las abejas deban elegir a su presidente. El cargo de presidente se haba creado desde aquella vez que una abeja inteligente descubri que cada una por s sola no poda dar clases, poner vacunas, limpiar el panal y, adems de todo, hacer y vender la miel. Entonces, en una gran reunin, todas se pusieron de acuerdo y, con lo que se haba ganado con la venta de miel de un ao entero, unas abejas abrieron una escuela, otras un hospital, otras un lavadero y as, lo que no podan hacer unas, lo hacan otras. Pero como deba haber una abeja que se encargara de guardar el dinero bien guardado y utilizarlo slo cuando el panal lo decidiera, se propuso que hubiera una abeja presidente, o sea, una abeja en la que todos confiaran.

    De este modo, se acerc el momento de elegir y, poco antes del da esperado, cada candidata hizo su propia propaganda. Por ejemplo, una pas zumbando por todas las calles, arrojando semillas de diente de len, que caan como pequeos globos; otra se pase por las veredas montada en un gusano, otra hizo una exhibicin de equilibrio, ponindose cabeza abajo sobre el mstil de una rosa china... En cuestin de pocos das, las paredes del panal se llenaron de carteles y cartelones con fotos de abejas sonrientes con alas relucientes. Y hasta de una ventana a otra aparecieron pasacalles con el nombre de algn vecino que quera ser presidente. Un letrero que tena el retrato de una abeja con las antenas enruladas deca:

    VOTA A LA ABEJA MABEL: TE DAR LA MEJOR MIEL

    Otro letrero prometa:

    CON LA ABEJA TERESITA LA MIEL VENDR EN BOTELLITA

    Tambin:

    APOYA A LA ABEJA DARO Y JAMS PASARS FRO

    Y hasta hubo afiches de una abeja que, en vez del traje con franjas negras y doradas que usaban todas, tena un frac a rayas rojas y violetas y un gran

    moo verde que deca:

    ABEJA VICENTE... UNA ABEJA DIFERENTE!

    Pronto rein la confusin en toda la colmena: quin era el mejor? A quin confiar los ahorros de tanto tiempo?

  • Slo la abeja Fermn sigui trabajando como siempre, extrayendo el nctar de flor en flor y fabricando su gota de miel de cada da. Y no porque no quisiera ser presidente, sino porque crea que haba compaeras que estaban mejor preparadas que ella para ocupar ese cargo tan importante.

    Pas el tiempo y lleg el gran da. Haciendo fila desde muy temprano, todas las abejas del panal pasaron delante de una campanilla azul y arrojaron dentro de ella una pequea tarjeta de cera con el nombre elegido. A la maana siguiente, todos se enteraron que la abeja Mabel era la nueva abeja presidente. Hubo grandes festejos, con msica y comparsa. De los panales cercanos llegaron representantes a saludar y la noticia se coment largo rato en algn encuentro de las avispas y las hormigas voladoras.

    Pero la alegra dur poco, porque en los das siguientes no hubo ninguna mejora en el panal y Mabel, aprovechando que todas sus compaeras no hacan ms que trabajar, se dedic a dormir tranquilamente en su casa.

    Al enterarse de esto, todos decidieron buscar nuevo presidente. Y como era otoo, eligieron a Daro. Pero Daro, en vez de proteger al panal del fro, gast parte del dinero en comprarse una bufanda y una gorra de lana para l solo.

    Otra vez, las abejas decidieron cambiar de presidente y entonces le dieron la oportunidad a Teresita. Pero la verdad fue que nada cambi y a la hora de cumplir las promesas, nadie lleg a tener la miel en botellita como se haba dicho.

    Finalmente, de las abejas conocidas quedaba Vicente, que trabaj junto a sus compaeras apenas dos das y despus se dedic a holgazanear y a visitar panales de lejanos jardines.

    Ya desengaados de todo, las abejas del Panal Mielero se reunieron para tratar de encontrar una solucin. - Y si nombramos presidente a Fermn? propuso una. - Fermn... Fermn... pens otra- No lo conozco. En qu publicidad estaba? - No; no hizo ninguna publicidad. l solamente trabaja en el panal de la maana a la noche, pero parece una buena abeja. - Ah, pero as... quin lo va a conocer? Sin embargo, tantas vueltas dieron sobre el tema y de tantas abejas brillantes y bien peinadas se haban desencantado que, por fin, Fermn fue elegido presidente.

    Hasta hoy, el Panal Mielero sigue siendo el ms bello de todos. De la nica escuela que haba, ahora hay cuatro y si una abeja se siente mal, puede atenderse en tres hospitales. Tambin hay muchos lugares de diversin, donde jugar y tomarse una copa de miel con los amigos.

  • Y como leccin- las abejas aprendieron a no creer en todo lo que se anda prometiendo por ah, porque siempre el buen ejemplo lo dan aquellos que, como Fermn, trabajan silenciosamente para vivir cada da en un mundo mejor.

  • Un regalo del cielo

    Aquella maana de Sbado Carlos se levant temprano, su padre le haba prometido ir a comprarle una cometa y estaba emocionado, llevaba tiempo soando con ir al parque Juan Carlos I a volarla como hacan los mayores. Eran las 7 y normalmente no haba nadie levantado a esas horas, pero aquel da no era as, escuch murmullos que venan de la cocina y se acerc a ver quien se le poda haber adelantado. Pap y mam estaban en la cocina, agachados alrededor de la mesa, y pareca que contemplaban algo. Qu pasa mam...? - pregunt Carlos inocentemente. Nada cario, vuelve a la cama - intent disuadirle su madre. Qu estis mirando....? - insisti el pequeo ya con tono de preocupacin al observar que su perro estaba all tapadito con una manta. Se trata de Trosky hijo, hace un rato le hemos odo quejarse y nos hemos levantado para ver que le pasaba.

    Seguro que quiere ir a la calle a hacer pis o algo parecido! - dijo Carlos convencido de que su amigo intentaba adelantar la hora del paseo matutino. Pap lo ha intentado - dijo su madre pesarosa - pero no ha querido salir. Entonces qu le pasa mam? - continu Carlos con lgrimas en los ojos. No lo sabemos cario, parece estar enfermo, pap le va a llevar al veterinario - respondi tranquilamente intentado no asustar a Carlos.

    Quiero ir con ellos! - insisti el nio. - Es mejor que no vayas - intervino por fin su padre, que pareca estar muy afectado por la situacin - yo ir en un momentito para que le den alguna medicina. - No puedo dejarle solo, soy su mejor amigo y quiero estar con l. Deberas hacer caso a pap, nosotros nos iremos a comprar la cometa, y cuando volvamos ya estarn aqu los dos y el susto habr pasado. Carlos insisti, pero sus padres lograron convencerle de que pap deba ir solo al veterinario. Trosky se encontraba muy mal, respiraba con dificultad y pareca haber perdido las fuerzas, ni siquiera era capaz de levantarse; pap lo envolvi en la manta, lo cogi en brazos y se lo llev. El pequeo le dio un beso y le despidi diciendo: Hasta luego viejo amigo!, tomate todo lo que te digan que maana tenemos que ir al parque juntos y volar mi cometa. Trosky era un cocker dorado precioso, con sus largas orejas y su cara de bonachn, llevaba en la familia 13 aos y haba sido la alegra de todos, adems del mejor amigo y compaero desde que naci Carlos haca 6 aos. El nio se qued llorando, a pesar de los nimos que le intentaba infundir su madre el casi presenta que algo no iba a salir bien.

  • Pap se march a las 7:30 y se escuch el ruido de las llaves en la puerta cuando an no eran las 9; haba tardado muy poco.

    Carlos sali corriendo hacia la puerta, y cuando vio que su padre no traa a Trosky, se qued parado en seco y pregunt: Se ha quedado en el hospital de los perros pap....? No cario - contest su padre no pudiendo reprimir las lgrimas - el corazn de Trosky dej de latir al llegar al veterinario. Se ha muerto......? - pregunt de nuevo el nio con cara de sorpresa y dolor a la vez. Lo siento cario, pero era su hora de marcharse, ya era muy viejo. Eso no es verdad! - protest Carlos enfadado y con los ajos anegados en lgrimas - solo tena 6 aos como yo. No cario - intent consolarle su madre - Trosky llevaba ya muchos aos con nosotros cuando tu naciste. Me da igual - balbuce el pequeo sin alcanzar a comprender. Carlos dio media vuelta y se march corriendo y llorando a su habitacin; cogi una foto de su amigo y se tumb en la cama. Cmo has podido marcharte as Trosky, eres mi mejor amigo y te quiero mucho.....? - deca el nio como si la foto fuera el fiel reflejo de su viejo compaero al que haba tenido a su lado hasta la noche anterior. Su madre pens que era mejor dejarle un rato solo, y al cabo de media hora se acerc a verle con un vaso de leche con cacao en la mano y le dijo: Hola cario!, cmo ests?. Me siento muy mal mam! Es como si me doliera aqu, en el pecho, y no puedo dejar de llorar, no s donde est Trosky y le echo de menos. Lo comprendo hijo, a m tambin me duele como a ti, y te dir que eso es el corazn; queras tanto a tu perro que ahora que no est es como si te hubieran arrancado un pedacito, pero no debes preocuparte, lo que nos ocurre es normal, se llama cario. Y a dnde se ha marchado mam?, si no est con nosotros - pregunt Carlos desesperadamente intentando buscar una respuesta que le hiciera al menos sentirse mejor.

    En el cielo cario - respondi su madre cariosamente -. Los perros tambin van al cielo? - pregunt de nuevo un tanto extraado. Claro hijo! Igual que iba al parque y coma y dorma en tu cuarto; el est ahora all corriendo y saltando. Eso espero! - termin diciendo el nio tristemente . Carlos pas el fin de semana pensando en su amigo, no tena ganas de jugar, ni de comer, aunque decidi que deba hacerlo para no ponerse enfermo, y por supuesto no tuvo ninguna gana de ir a comprar la cometa con la que tan ilusionado estaba. Sus padres intentaban consolarle, pero no podan hacer nada, tan solo esperar a que con el tiempo Trosky se convirtiera en un recuerdo, incluso pensaron en comprar otro cachorro que hiciera al nio volver a sonrer al tener un nuevo amigo, pero decidieron que ningn otro perrito sera capaz de reemplazar a su amigo. El siguiente sbado por la maana, Carlos segua triste, aunque poco a poco

  • se iba acostumbrando a la ausencia de su perro, y salieron de comprar a un gran almacn.

    Casualmente pasaron por el departamento de cometas y su padre le anim a que eligiera la que mas le gustaba. Carlos no tena muchas ganas, pero al final accedi y eligi una de color azul brillante que simulaba una mariposa de grandes alas con unos ojos que parecan hablar. Esa misma tarde salieron a probarla al parque, sin Trosky claro, pero el nio pareca estar algo mas animadoTras seguir las instrucciones de montaje con sumo cuidado, la cometa estaba lista para echar a volar, y as lo hicieron, primero pap la prob y despus fue Carlos quien tom el mando. Vamos hijo! - deca animosamente su pap - sultala y djala volar. Mira como sube ! - deca Carlos sonriendo por fin. Sus padres se miraron con satisfaccin, tan solo era una cometa, pero al menos vean sonrer a su hijo despus de una semana. La brisa llevaba la cometa de un lado para otro en lo alto del cielo azul; haca una tarde esplndida que invitaba a disfrutar de la naturaleza, y as lo hicieron, Carlos se puso una gorra para protegerse del sol y sus padres se sentaron debajo de un olmo a tomar un refresco. Viendo como volaba la cometa, Carlos se sent en la hierba a contemplarla, miraba al cielo, del que le haba hablado su madre el sbado anterior y empez a recordar a su viejo amigo; seguramente le estara viendo jugar desde lo mas alto. De repente, llevado por la cegadora luz del sol, crey ver algo en el cielo, un pjaro o un avin que volaba muy alto, Carlos se baj un poco la visera de la gorra para poder verlo mejor, y divis algo que no le pareci ser real, alguien le saludaba desde lo lejos y le llamaba por su nombre. Hola Carlos! , cmo ests?. Hola! - saludo el nio tmidamente - quin eres? No te asustes, soy un angel. Un angel del cielo..... un angel de verdad? Pues claro! - afirm - sorprendido....?

    Cre que solo se podan ver cuando te mueres y vas al cielo. Normalmente es as - contest el ngel - pero a veces, la fuerza del corazn nos hace llegar hasta las personas que estn pasando un mal rato. Cmo sabes tu que yo estoy triste? Porque un amigo tuyo me lo ha dicho Un amigo mo...? - dijo Carlos muy asombrado. S, tu perro Trosky. Est el aqu contigo..... estoy yo en el cielo? Tu no ests en el cielo pequeo, tan solo ests sentado en la hierba de un parque y sin darte cuenta has dejado volar tu imaginacin. Pero si tu vives en el cielo.......! Los ngeles podemos llegar hasta la imaginacin de las personas bondadosas y tu eres una de ellas; ahora deja de hacer preguntas y acompame. Al cielo...? No Carlos, no te preocupes, dentro de un rato te irs a tu casa con tus padres y tan solo recordars que algo maravilloso ha pasado por tu cabeza. Ahora

  • cierra fuerte los ojos. Carlos estaba tan sorprendido que no se atrevi a preguntar mas e hizo lo que el ngel le deca, cerr los ojos con fuerza y sinti que la brisa se converta en un viento dbil que rozaba su cara y su cuerpo suavemente. Ya puedes abrir los ojos! - escuch decir al ngel. Carlos no lo poda creer, no saba como, y tampoco estaba interesado en descubrirlo, pero cuando mir, se encontr en un maravilloso jardn lleno de rboles y praderas de hierba inmensas con fuentes y pequeos lagos, bancos de madera de tonos pasteles y caminos de guijarros de colores marrones claros, era como los cuadros que haba visto en el museo cuando fue de excursin con el colegio, haba pajarillos revoloteando por todas partes, mariposas de mil colores, ardilla trepando en los rboles, topos que asomaban en la hierba, pequeas cascadas que relucan con el reflejo del arco iris, y paseando por todo el jardn, vio varios gatos, perros, conejos, hmster, ponys, patos y por supuesto ngeles.

    Esto es maravilloso! - exclam Carlos. Hola ! - salud una voz a su espalda. El nio se dio la vuelta y encontr a quien buscaba. Trosky, Trosky! - deca entre lgrimas - te echaba mucho de menos! Yo tambin a ti Carlos, y le ped a mi amigo Federico que me diera la oportunidad de despedirme de ti. Puedes hablar.... es increble ! Aqu las cosas son muy diferentes, todo es alegra, bondad y no existen las penas, cuando llegas ests un poco triste, recuerda que yo tambin me qued solo, pero todos estos amigos me han hecho que me sienta muy feliz. Entonces no puedes volver conmigo ! - afirm el nio adivinando que tan solo estaba de visita. No!, tan solo quera verte para decirte que fui muy feliz a tu lado y que te doy las gracias por cuidarme y quererme cada da, pero cada uno tiene su tiempo de nacer, crecer, y despus llegar hasta aqu. Yo tambin vendr aqu algn da? Probablemente, pero para eso falta mucho tiempo, algn da nos encontraremos y no volveremos a separarnos jams, pero ahora quiero que entiendas que tu sitio est en el mundo real, con tus padres, tus amigos, tu familia y que tienes muchas cosas por hacer y mucha gente a la que hacer feliz. Ya lo s Trosky, pero me dio tanta pena que te marcharas que.... Lo s, pero piensa que ah abajo, tienes una larga vida por delante y que no debes estar triste porque con ello solo consigues preocupar a los dems; piensa que yo aqu soy muy feliz y que aunque te recordar siempre, quiero que tu tambin seas feliz. Guardame con cario en tu recuerdo y en tu corazn, con todo el cario que me diste cuando estbamos juntos, ese es el mejor regalo que me puedes dar, y promteme que sers capaz de ofrecer ese mismo cario a quien te lo pida o lo pueda necesitar. Te lo prometo Trosky - contest el nio

  • Ahora juguemos con tu cometa ! - insisti el perro. Federico el ngel, Trosky y Carlos, corrieron por las praderas sujetando fuerte el hilo y haciendo volar la cometa elegantemente, los tres rean y se divertan. Pasaron un rato jugando, hasta que al saltar un pequeo arroyo, a Carlos se le solt el hilo de la cometa y corri solo a rescatarla. Esperad ah ! - orden el nio - ahora mismo la traigo de nuevo. Pero cuando se volvi a sonrer a sus amigos, tan solo pudo ver a Trosky que le deca adis con una de sus patas, alejndose poco a poco, y desapareciendo el maravilloso jardn que haba acogido su encuentro. Carlos comprendi entonces que el sueo, la imaginacin o lo que hubiera sido aquello, haba terminado, no volvera a ver a su amigo, pero estaba contento por todas las cosas que le haba dicho. Volva a estar en el parque, sus padres continuaban debajo del rbol, se le haba cado la gorra y la cometa tambin se le haba escapado, como cuando estaba con sus amigos. Corri a rescatarla, tuvo que bajar una pequea pendiente que iba a parar a un arroyuelo muy pequeo detrs de unos setos, la cometa haba finalizado su cada all; estaba mojada y sucia y Carlos se enfad, el primer da y ya pareca un jersey recin salido de la lavadora. Menudo plan !, no le haba durado ni dos horas. Bueno, ya le compraran otra, ahora quera volver junto a sus padres y decirles que ya no estaba tan triste y que le gustara que para su cumpleaos le regalaran otro perrito; pero cuando se iba a marchar escuch un pequeo ruidito tras el. Hay alguien ah? - pregunt expectante, se haba alejado mucho y sinti un poco de miedo. Ummmmm! Ummmmm! - se escuch un leve gemido. Carlos estaba dispuesto a echar a correr, pero antes de que se pusiera en marcha, un pequeo cachorrito de color marrn y rabito enroscado, apareci de detrs de un gran seto.

    Chiquitn...ven - dijo Carlos al pequeo animalito que se le acercaba temeroso - no te har dao. El perrito se acerc despacio, estaba algo sucio y pareca tener hambre y fro, Carlos lo abraz y le dio calor y besos por todas partes. Te has perdido ?, est tu dueo por aqu ?.... - preguntaba el nio con lgrimas en los ojos. Al ver que Carlos no estaba volando su cometa, sus padres se acercaron a buscarle y le encontraron abrazado al pequeo cachorrito. Tambin un guarda del parque se acerc al pensar que el nio se haba cado y estaba herido y necesitaba ayuda. Cario ests bien ? - pregunt su madre. S mami - contest Carlos emocionado - y mira lo que me he encontrado. OH Dios mo ! pero si es un cachorrito - grit emocionada su madre - de quin es....? - quiso saber. No creo que sea de nadie,- interrumpi el guarda -, hace un par de das que

  • vaga por aqu, seguramente algn desaprensivo lo habr abandonado, haba pensado llamar al ayuntamiento para que vinieran a recogerlo.

    No har falta - dijo el padre de Carlos - ya tiene un lugar a donde ir, nos lo llevamos a casa con nosotros. De verdad pap... de verdad mam....? - lloraba, rea y saltaba Carlos al orlo. Claro que de verdad hijo, tan solo tienes que pensar en un nombre para ponerle, porque tendrs que ensearle muchas cosas. Trosky pap, se llamar Trosky ! - afirm Carlos con pleno convencimiento. Muy bien, dijo su madre, y ahora vamos a casa, que a este pequeajo le hace falta un buen bao, una buena comida y mucho cario. Gracias pap, gracias mam - deca Carlos que an lloraba de emocin - no os parece como si esto fuera un regalo del cielo.

    La Luna y los gatos. (Cuento para los nietos

  • Los amos de la casa se fueron a dormir. Estaban cansados .La abuela haba hecho clases todo el da y los nios haban estado desordenados .El abuelo fue a trabajar y se desocup tarde, quiso ver una aventura en la TV y se qued dormido .Finalmente apag el televisor y se acost. Entonces la gata "Gorda" llam al ms inquieto de los gatos y le dijo: -Los amitos ya se durmieron podemos juntarnos y comer unos bocadillos todos juntos ,el aire de la noche est fresco, hoy les puedo contar mi historia-. Los gatitos chicos queran conocer la vida de su abuela y se apresuraron en ir a buscar a los mayores y se sentaron todos juntos en torno a un plato de gravilla y empezaron a comer .La luna estaba llena y el patio estaba iluminado con luces de plata. Todos se sentaron en una rueda en torno a ella. -"Te escuchamos abuela"- dijo "Crispn" al que le costaba todava hablar claro. Menos cuando se miraban a los ojos y se transmitan sus mensajes en silencio, tales como -"Cuidado llegaron unos hombres al pasaje",..-."All hay un pajarito apetitoso arriba del rbol" en la entrada..-"Ojo que la empleada de los escobazos est barriendo el patio no te acerques" ..-y muchas otras cosas ,tambin -"Tengo apetito vamos todos a pedir carne para que nos den harto ,despus dormiremos en el csped"...- La gata "Gorda", se sabore ,dio un bostezo y habl: - "Les contar esto para que sepan que lo que tienen, no lo tienen todos los gatos y para que no anden diciendo palabrotas porque no les dejaron comerse un trozo ms de carne "...Entonces, "Crispn" acus a "Niito": - Abuela el Niito dice JJJJiii !!...cuando yo le pido, un trozo de pana-... - Basta -dijo la gata- no se van a poner a acusarse ahora y escuchen esta historia.- -Yo era muy chiquitita, es lo primero que recuerdo ,un hombre alto y con la cara muy colorada me recogi de la calle y me llev a su casa .Lejos muy lejos de aqu, esa casa no era como esta, las murallas eran delgadas el techo era de cartones y fierros .All haba una pobre seora que trabajaba todo el da en una artesa y tres nios chicos, un hombre al que le decan "El Carlos".Siempre tena un olor a vino y hablaba ronco y tartamudeaba, yo tena hambre, me llev a la casa y me dio leche, me hizo cario y yo me acost en una cama en el suelo donde haba unos nios. Al da siguiente la seora dijo : -"De dnde sacaste este gato?" Carlos contest:-,Se lo traje de regalo a los nios ,estaba en la calle y tena fro. -2- -A ver- dijo la seora - me tom y me abri las patitas de atrs y le dijo : -Y "pa' ms remate es gata !"- y solt una palabrota-como no te fijaste!-no tenemos que comer y vos trayendo gatas a la casa!...-se armaron unos gritos y yo escap... . Ms all los nios jugaban ,me tomaron y me hicieron cario- yo me puse a jugar con ellos ,lo pase bien y olvid ese susto Pasaron los das...yo crec ,los vecinos todos me daban algo de comer .Haba das que tena hambre y cuando fui ms grandecita, pude cazar algn ratoncillo y comrmelo, o un pajarito

  • aunque a mi me daba pena porque me hubiese gustado poder volar como ellos e ir lejos hasta hallar un lugar ms hermoso .La seora no me quera y me daba una patada cuando estaba en la cocina ,as es que yo arrancaba. Otras veces don Carlos llegaba bien colorado, con mucho olor a vino, hablando que no se le entenda y le pegaba a la seora. A mi me daba pena pues saba que era eso que le pegaran a una .Yo ya estaba en las noches planeando como escaparme. Despus de esas peleas la seora se desquitaba conmigo ,si me vea me daba un puntapi en las costillas , yo sala corriendo , me refugiaba donde una viejita de la casa del lado, que estaba enferma y me reciba con cario .Por acompaarla a ella, yo me quedaba todava. Un da lleg al barrio un gatito muy lindo ,blanco y negro, que le trajeron de regalo a la viejita, nos hicimos amigos y nos enamoramos, l era muy feliz porque la viejita aunque viva tambin en una casa pobre, era muy buena con los nios y los animales. Todos la ayudaban Y todas las noches deca unas oraciones con nosotros calentndole sus pies en invierno. En el da yo jugaba con los nios , coma de un lado y otro pero de repente me di cuenta que yo iba a tener gatitos de mi amigo "Tarzan" que as le pusieron. Entonces todo se puso ms difcil para mi, engord me costaba correr...Tena mucho hambre .La seora cuando me vio as le dijo a don Carlos: -Tenis que ir a botar esta gata de..m...- y solt una palabrota fea que dice la gente,- porque yo no estoy para darle de comer a ni medio gato... El hombre a pesar que era muy bruto ,yo le vi en los ojos que se puso triste, y le dijo : -"Gueno all ver como..." No, dijo ella -nada de "como ", te la llevai y la votai al canal no ms.Si no yo lo har." - Ella trabajaba mucho ,tena una guagua que lloraba todo el da y estaba cansada. Yo se que no era mala, tal vez lo deca todo por decir, porque cuando estaba tranquila me daba de comer y hasta me haca un cario. Tarzn cuando lo supo, le dio pena pero me dijo: -Tranquila Gordita, yo con la abuelita rezar para que el Tata Dios que nos cuida te mande a un lugar donde ests bien. -Y no te ver ms ? le dije- -Si dijo l ,pero yo hablare y te ver cada vez que mire la luna llena-. Uds. saben que en las noches de luna en su espejo nos vemos y hablamos los gatitos. -3-

    El hombre colorado llegaba tarde ,era invierno y una noche ,me dola la guatita, Busqu un rincn en un galpn, y de pronto empezaron a nacer mis gatitos, al da siguiente yo les daba de mamar ,Tarzan vino a verlos y dijo , -Viste que lindos son nuestros hijos? -Si dije yo- ,pero no creo que aqu puedan estar ,no dejar que les pase nada ni a mi ni a ellos como sea , me los llevar. Al da siguiente unas vecinas vinieron a ver mis gatos, y la seora cuando me vio llam a don Carlos y le dijo: - "Toma esos gatos y anda a tirarlos al canal o adonde sea" . Yo me asust ,y dije ,me ir con ellos esta noche cuando todos estn dormidos. Pero de pronto, nos meti en una bolsa. Yo sent como me llevaba en el aire .Y

  • pens hasta aqu lleg mi vida .Y le ped al Tata Dios que nos ayudara. El hombre se detuvo ,yo ya esperaba sentir el agua por todos lados. De pronto se sinti un ruido de camin que se detuvo y otra voz dijo - -"Pa donde vai Carlos oh!!!... "- -'Tas que me da pena , -dijo-pero voy a botar estos gatos que no los puedo tener en la casa porque son como cuatro ms la gata, son hijos del Tarzan." - "Tai mas leso -le dijo la otra voz,-yo voy pa' ya parriba ", dmelos y los dejo all en ese barrio alguien va a cuidarlos- ."Ya- dijo la voz de don Carlos-Y sent que meta la mano a la bolsa nos haca cario y me pasaba en la bolsa al camionero..Mis nios lloraban y yo les deca -"Tranquilos niitos no pasa nada ,ya escaparemos"- Viajamos un buen rato debajo de un asiento duro, los nios se calmaron al darles de mamar. y se durmieron .El camin par. Sent que era de noche, cantaban los grillos ,unas ranas tambin cantaban ,haba mucho olor a pasto , luego sent como nos levantaban y nos dejaban en el suelo .El hombre se asom para vernos ,tena un bigote grande , yo no saba para que -si comen con cuchara pens- Se ri y dijo:-Chao gatitos!-. Era de noche, mir el cielo y estaba la luna llena. - Tarzn!- llam. -Si Gordita respondi, Tarzn. -Estoy viva y los nios estn bien. -Que bueno- dijo Tarzn -eso me pone feliz- Yo estoy con la abuelita y ella me cuida. Le contar para que no tenga pena ,cuando la mire y le ronronee se que ella lo adivinar. Camin meses por muchos tejados, me tocaron una nanas gordas o flacas, que me correteaban con escobas y no me hacan cario, yo tomaba mis gatos y arrancaba y les deca mi enojo. -Con palabrotas abuela? Pregunt Crispn -Si dijo la gata, eso hay que hacerlo para defenderse y decir JJJJJJiiii!!!! y mostrar los dientes como para que le tengan susto a un mordisco. -4- Entonces -sigui la Gata -la Pelusita era la ms asustada, porque era muy nerviosa. Dormamos debajo de los tejados y yo coma ratoncitos o les cazaba algn gorrin..Y un da le dieron un palo que casi la mata si yo no la tapo con mi lomo que todava tiene esa huella, por eso duermo con mi patita estirada. Un feliz da llegamos donde una seora muy buena ,que tena una empleada media vieja, que no quera mucho a los gatos, pero yo me le escapaba , pero la seora que se llamaba Anita si los quera mucho y nos cuid. Llam a un doctor que sabe sanar gatos y nos san de las cosas que nos dolan. Daba susto ,porque te llevan en una jaulita, o te dan un pinchazo ,pero el era bueno y nos mejor de todo. Y es as como estamos ac .Los nios crecieron unos se fueron pero se que estn bien ,su to Jnior el Negrito, y su mam Pelusita es la nica que queda de esos tiempos tan duros. La abuelita de la poblacin all lejos, se muri y seguro est en el cielo .A abuelito Tarzn se lo llev su hijo a la playa ,pues l es pescador y gana mucha plata y ahora esta gordo comiendo pescado y contento. Y cada vez que hablo

  • con l mirando la Luna me dice : -Ves mi gatita Gorda como el Tata Dios nos cuid y las oraciones de la abuelita nos salvaron? Desde aqu te veo ,pues la Luna es un espejo donde nos miramos los gatos de todo el mundo .Los hombres no lo saben , pero nosotros si . -Pero ya es hora de dormir ,otro da les contar como llegaron hace mucho mucho tiempo, los gatos nuestros viejos abuelos en una nave desde un lugar lejano en las estrellas. A mi me lo cont una gatita muy, pero muy vieja. Yo lo supe desde chiquita... Es un secreto. Prtense bien, y cmanse la comida y nada de andar diciendo palabrotas y ahora a rezar y a acostarse. Los gatitos se enrollaron abrazados en la alfombra de la casa. .La noche estaba fresca y arriba en la luna haba dos caritas que se rean conversando, la de Gata Gorda y Tarzn... Los grillos seguan cantando como aquella primera noche... (Orlando Michaud Chile)

    AMISTAD

    Laura y Patricia llegaron corriendo de la escuela, era lunes y haca slo una semana que haban comenzado las clases. Despus de sacarse la tnica y lavarse las manos, competencia diaria para ver quien terminaba primero, se sentaron a la mesa a almorzar. Era la hora en que la familia se reuna a contar los sucesos del da. Tenemos una compaera nueva!! - dijo Laura a sus padres.- Se llama Vanesa y ya nos hicimos amigas. -Que bien! - dijo mam- Imagino lo que habrn jugado y corrido en el recreo. -Bueno, no es tan as, la que corr fui yo, pues Vanesa iba en su silla- -Su silla? - pregunt mam. -S, Vanesa no puede caminar, por eso est en una silla de ruedas- -Oh,pobrecita! -exclam mam. -Pobrecita por qu?- respondi Laura - Bueno, me da pena que no pueda caminar- -S,ya s, pero no me parece bien tenerle lstima,es sper, tiene unos ojos azules enormes y siempre est sonriendo. Sabes una cosa mami?, resulta que en la clase hicimos un juego llamado la "Justa del saber". Nos dividimos en equipos, la maestra nos dio hojas que contenan preguntas de conocimiento e ingenio y el equipo ganador se llevaba de premio un libro de cuentos. Pues bien, gracias a Vanesa que se saba todas las preguntas, ganamos!!. La maestra nos propuso hacer este juego una vez por semana, as que, mam, te imaginars que Vanesa es la ms solicitada para integrar el equipo- Patricia, que por ser ms pequea esta en otra clase, intervino apoyando a su hermana. -Claro, mam!, cuando yo la vi en el recreo, al principio me pareci raro ver una nia en silla de ruedas pero al rato de estar con Vanesa ya ni me acord ms. Se ofreci para vender los bizcochos, por ser su primer da la maestra se lo permiti, y al rato ya los haba vendido todos. Por hacerlo siempre te regalaban tres bizcochos, y ella los comparti con nosotras.-

  • Los padres de Carolina y Sofa reflexionaban despus sobre la espontaneidad y falta de prejuicios que la nias tenan. Una vez superada la primera impresin nada les impeda relacionarse naturalmente con alguien "diferente". Tal vez nuestros prejuicios sobre el que es "diferente" (muchas veces por ignorancia) nos lleve a asumir conductas errneas. Mientras tanto, Vanesa tambin haba llegado a su casa y sentada a la mesa del comedor contaba a su madre el primer da de escuela. Se senta feliz, pues se haba hecho de dos amigas y en el juego que haban hecho en clase, su equipo haba sido el ganador. -Se llaman Laura y Patricia, nos hicimos muy buenas amigas, no como con otras nias tontas que quieren estar conmigo porque dicen que tengo "algn problemita". Su madre la mir con ternura y sonri. Azul.

    Don Damin, el sacristn

    Don Damin, el sacristn le encanta comerse el pan, y el prroco est furioso como un perro rabioso porque el gordo sacristn tambin se come el flan, del seor cura Agustn el que toca un violn, a la hora de la misa en que canta doa Iza, Y se come las obleas repleticas de jalea, las que el cura va a vender, y un dinero recoger, para ayudar a Juliana la que tiene ancas de rana, y comprarle un traje nuevo, y cambiarlo por el viejo. Pero como don Damin, el ancioso sacristn que se come todo el pan, y la limosna que dan; no tendr doa juliana otro traje en la maana,

  • y con sus ancas de rana seguir as la semana. El prximo domingo, el cura har un bingo y con lo que se consiga ayudar a su amiga; la pobre doa Juliana, la que tiene ancas de rana que por culpa de Damin, el panzudo sacristn que se come lo que dan, sigue la buena Juliana mostrando patas de rana.

    Zandra MC del libro " Horas chicas" publicado en Mxico

    EL AO QUE MAM NOEL REPARTI LOS REGALOS DE NAVIDAD.

    Pilar Alberdi

    Podra decir de este cuento que as fue, porque as me lo contaron, pero... a los hechos me remito. Como sabis en Laponia, donde vive Pap Noel, hace un fro terrible, te castaetean los dientes, algunos das se te pegan las pestaas, de los techos de las casas cuelgan unas incisivas y largusimas estalactitas. En fin..., cabe imaginar que en lugar tan maravilloso como inhspito, las ardillas usan guantes; los lobos, lustrosas botas de cuero; y los renos, unos graciosos gorros rojos con orlas blancas, que acaban en su punta con una gracioso pompn. Pero qu os voy a contar que no sepis! O... no sois vosotros de los primeros en salir hacia los mercadillos navideos de las plazas de vuestros pueblos y ciudades, y all miris encantados las figuras de Beln, las zambombas, las bolsas de confeti, la nieve artificial... hasta que... lo inevitable, volvis al hogar con uno de esos maravillosos gorros rojos y blancos sobre vuestras cabezas. Pues... lo que iba a contaros: a punto estaba de llegar a Laponia como a todo el mundo, el da de Navidad y Pap Noel amaneci con tos y fiebre. -Es gripe -deca, con los ojos llorosos. Y muy preocupado aada...- Qu va a ser de mis niitas y niitos! Quin repartir las ilusiones y esperanzas, tantos regalos como ellos esperan! -Yo -grit una vocecita pequea y delgada como un airecillo primaveral que

  • llegaba de la cocina. Pap Noel, pens en un ratoncito. Lo haba visto haca tiempo protegindose del fro del invierno junto a la cocina de lea. -Yo -repiti la vocecita... que acercndose a Pap Noel, le trajo un gran vaso de leche con miel y un paste-lillo. Yo lo har. Pap Noel escuch sin decir nada. Y Mam Noel, repiti: -Yo lo har... Bueno, la verdad es que a Pap Noel ese cambio no le agrad mucho; l, se llevaba los honores; l, reciba las cartas de millones de nias y nios; de l, se hablaba en todos los telediarios y peridicos del mundo... -Est bien -refunfu-, est bien. Los tiempos han cambiado. Lo reconozco. He de reconocerlo. Me parece... justo. Entonces Mam Noel, consolndole, dijo: -No te preocupes, Papa. No lo notarn. Llevar tu traje, me pondr un almohadn para imitar tu barriga, y... y... hasta una barba postiza. Fuera, el trineo estaba preparado. Sonaban los cascabelillos de los arneses y los renos se movan ansiosos y expectantes. Nevaba, y de los pinos caan espontneos puados de nieve. -No, no es justo -reflexion Pap Noel-.No puedo permitirlo. T eres t. Entonces Mam Noel, dijo: -Bien, bien... Veo que los dos estbamos preparados para este cambio... -Atchiss! -contest Pap Noel. Mam Noel comenz a vestir su propio traje. No se ajust barba, ni tripa..., ni carg un saco gigante lleno de juguetes sobre su espalda como para demostrar cun fuerte era para su edad. Se mir al espejo... No estaba mal. Era mayor, pero su rostro reflejaba serenidad. Entonces, mirando a Pap Noel, se despidi: -Es hora de marchar. -S -dijo l. -Volver pronto -susurr ella- dndole un carioso beso en la mejilla. -Te estar esperando. As fue como Mam Noel, reparti los regalos de Navidad, pero... siempre hay un pero!, slo algunas personas, las que esperaban el maravilloso acontecimiento de ver aparecer algn da a Mam Noel, la vieron, y fueron muy dichosos. Llamaron a las agencias de noticias, y al da siguiente, la noticia que poda orse y leerse en los noticiarios y en los peridicos, era: "Mam Noel, reparti los juguetes de este ao". "Mam Noel, hizo las delicias de los nios". "El nuevo siglo nos ha trado a Mam Noel". Pero Mam Noel no pensaba slo en esto, aunque la haca muy feliz, sino en cmo estara Pap Noel recuperndose de su gripe. Cuando lleg a su casa de Laponia -y no os cuento cun cansados estaban los renos y Mam Noel- se encontr a Pap Noel cantando y amasando pastelillos en la cocina. -Hola cielo -dijo ella. -Hola, mi amor -contest l. Era la primera vez que Pap Noel cocinaba. Adems, haba lavado la ropa y ordenado la casa. Juntos leyeron las noticias de los peridicos, y de todas ellas, la que ms les gust, fue una que deca: "El ao que viene, las nias y nios del mundo,

  • podrn escribir -indistintamente- a Mam y a Pap Noel". Lo haban conseguido entre todos! Los cambios en las personas y en las vidas, son as... Primero un deseo, un sueo, una posibilidad; luego, una realidad, y cuando esto sucede... Qu maravilloso el aire de fraternidad que respiran las personas, y qu maravillosa la luz que parece irradiar en el mundo! Claro que este cuento, an no ha terminado! Falta que las nias y nios del mundo se sumen... y el ao que viene se reciban en Laponia, miles de cartas para Mam y Pap Noel.

    La vendedora de fsforos

    La vspera de Ao Nuevo todo el mundo transitaba con prisas sobre la nieve para refugiarse al calorcito de sus hogares. Slo la pequea vendedora de fsforos no tena dnde ir, y pregonaba incansable su modesta mercanca. No poda volver a la casa de su madrastra porque todava no haba vendido todos sus fsforos. Mir a travs de una ventana iluminada y pens que sera maravilloso estar con esos nios que haban adornado aquel rbol navideo. -Quiere usted fsforos, seor?, pregunt a un caballero que pas a su lado. -No, gracias. Adems, con este fro sacar las manos de los bolsillos no debe ser muy agradable, respondi el hombre, marchndose muy deprisa. La nieve empez a caer con mas fuerza y la vendedora se refugi en un portal. Y como el fro era muy intenso, encendi uno de los fsforos para calentarse las manos. En medio de aquella luz, se le apareci un rbol navideo. CUANDO el fsforo se apag, el rbol se desvaneci. Al encender otro vio en el crculo de la llama la figura de su madre, que estaba en el Cielo. -Mam, mam,, por qu no me llevas contigo?, Le grit la pequea vendedora. Sonriendo, su madre le cogi la mano y le invit a subir por una largusima escalera de nubes. A pesar de eso, la nia no sinti cansancio alguno ni la fra

  • caricia del viento. Nuestra amiga era feliz por estar junto a su madre. A la maana siguiente, los transentes encontraron a la pequea vendedora de fsforos en el portal, como dormida. Su alma haba volado al Cielo. A la maana siguiente el pueblo descubri, al pasar, a la vendedora de fsforos, acurrucada y muerta, en un portal. - Pobre nia... Ha intentado calentarse las manos con sus fsforos, dijo alguien. Lo que todos ellos ignoraban era que la vendedora de fsforos haba encontrado la felicidad. Ahora estaba en el Cielo con su madre, jugando con los angelitos. Y nunca ms, nunca ms, volvera a pasar fro.

    EL CLEBRE MAQUINISTA DAGOBERTO Y LA INCREBLE HISTORIA DE LAS VAS DEL TREN

    Hace muchos, muchos aos, los trenes no iban por la va. Como no existan las vas, los trenes podan ir por donde queran. Los maquinistas eran los encargados de manejar las locomotoras que arrastraban a todos los vagones. Estos expertos maquinistas saban muy bien cul era la ruta a seguir y, continuamente, iban y venan por el mismo camino. Siempre igual. Da tras da, durante meses y meses y hasta por aos! Pero un da Dagoberto se aburri de recorrer tantas veces el mismo camino y se fue con su tren, lleno de pasajeros, a la playa. Pasaron un da muy lindo y nadie protest por no haber llegado a destino en el horario correspondiente. Ya muy tarde, subieron a los vagones para seguir viaje y, como era una noche sin luna, estaba muy oscuro y Dagoberto no pudo encontrar el camino y se

  • perdi. Cuando sali el sol el tren estaba en la punta de una montaa. El paisaje era tan lindo, que los pasajeros le pidieron a Dagoberto que se detuviese un ratito. Entonces, todos se bajaron a recoger flores y a correr un poco para estirar las piernas. Y as fue como ese tren lleg a la estacin con, quince das de retraso! Fue por eso que el maquinista Dagoberto se volvi clebre. Y tambin fue por eso que los dueos del ferrocarril inventaron las vas: para que nunca ms un maquinista aburrido se fuese de paseo o se pudiera perder por el camino. Desde entonces, todos los trenes del mundo van por la va.

    SE HA CADO LA LUNA !

    Eran muchos, muchos monos. Una selva y un gran ro. El mono ms grande, asustado, dijo, desde la ms alta rama, a otro mono que pasaba:

    -Mira que la Luna, Luna, en el agua se ha cado!

    -Voy a buscar a los otros, para ver si la salvamos!

    Muchos monos acudieron y estallaron en un llanto:

  • -La Luna al agua ha cado! Qu haremos para salvarla?-agitados preguntaban. Entonces, el ms pequeo, serenamente les dijo:

    -No lloren ms, ya no lloren. Muchos somos, si nos unimos, podremos llegar al agua, y hasta el cielo de un envin levantaremos la Luna. No fue necesario hablar ms de lo dicho hasta entonces. Un cerrado aplauso y luego, de cola y brazos asidos, tan larga cadena armaron, que pronto al agua llegaron.

    Eran ms de dos mil monos desde la rama ms alta del rbol ms elevado hasta el centro del mismo ro. Los monos ms pequeos rodearon y abrazaron con mucho

    amor y cuidado a la Luna, Luna del agua. Pero...Oh, dolor! , con solo tocarla, qued totalmente rota. La Luna, que era tan bella, se hizo aicos en el agua. El agua inquieta devuelve espejo de Luna rota.

    _Ay, Luna!, Qu te ha pasado? -lloran a coro los monos.

    De pronto, aquel mono viejo, subido en tal alta rama, se hamaca alegre y les dice a todos los otros monos:

    -No lloren, miren el cielo. A la Luna, los monos hemos salvado.

    EL VIAJE DE LOS GRILLOS

    Una tarde de mucho sol y calor, los grillos salieron de paseo por los rastrojos que bordean el pie de monte de Cerro Grande. Ellos queran pasar la noche bien lejos, en un lugar fresco, y olvidarse de una vez por todas, del ruiiiii-ruiiiii-ruiiiii de sus violines. As, que caminaron y caminaron sin descanso por los hilos delgados del atardecer, que, como lminas de cobre, se arremolinaban al pie de los rboles.

  • Al tropezar con un bosque poblado de apamates, Grillo Sabio ote fijamente el terreno, observ cuidadosamente cada rincn; luego, dirigindose a los otros grillos, les dijo: "Aqu pasaremos la noche porque este es el mejor sitio para descansar. Desde esos rboles que ven ah, observaremos cmo se columpia el roco en los granados y cmo acuna la araa el sueo de otros insectos en su colcha de soles.... Adems, veremos el lucero del alba antes de que aclare el da". Dicho esto, guard silencio....... largo y profundo silencio.... Como si hubiera enmudecido para siempre.

    Esa noche, las horas caminaron perezosamente y, cuando rompi la maana, un viento ensordecedor se col como una tromba por las cortinas silvestres. Entonces, Grillo Sabio -que no se equivocaba- y que todo lo escuchaba con un odo extraordinario de buen msico, dijo, curiosamente: "Oyen...?, esa es la sonata de las chicharras, recojan sus violines y permanezcan callados....totalmente callados! Que desde este momento en adelante, no suene una sola nota de violn trasnochado". Al escuchar la orden, los grillos obedecieron y, de repente, una msica que nadie sabe de dnde vena, se ensart en las ramas de los rboles..... Era la aurora que comenzaba a entonar: En las posadas de da el viento canta sus nanas y las estrellas se asoman para mirar la maana

    Los grillos duermen la siesta sobre una fronda lejana mientras corren sus cortinas las ventanillas del alba

    Cuando termin la cancin de la aurora, todos quedaron boquiabiertos.... El cielo se haba llenado de aureolas fosforescentes y acelofanadas. Entonces, los grillos, que eran tan inteligentes como Grillo Sabio, comprendieron que haba llegado la hora de cobijarse en su casita de hojas, para esperar un nuevo amanecer al pie de los apamates.

    Desde esa maana, los grillos pasaron muy felices sus horas, a pesar de que solamente escuchaban el ruiiii-ruiiii-ruiiii de sus violines.

    POR QU EL OSO NO TIENE RABO?

    Haba una vez un oso que se encontr con un zorro, que caminaba lentamente, llevndose un pescado que haba robado.

  • -De dnde sacaste ese pescado? -pregunt el oso.

    -Fui a pescar en el lago, seor oso -contest el zorro.

    Entonces el oso, al ver que el pescado pareca fresco y sabroso, decidi aprender a pescar y le pregunt al zorro cmo deba hacerlo.

    -Es muy fcil -dijo el zorro-, aprender muy rpido. Lo nico que tiene que hacer es ir a un lago congelado, hacer un agujero en el hielo, meter el rabo en el agujero y mantenerlo all un buen rato. No debe preocuparse si le arde un poco, eso suele ocurrir cuando los peces pican la presa. Adems, mientras ms tiempo est su rabo en el agujero, sern ms los peces que pescar. Despus, a la una a las dos y, saca su rabo rpido!

    El oso, ni corto ni perezoso, hizo tal cual le dijo el zorro. Meti el rabo en el agujero y all lo mantuvo un buen tiempo. Despus, a la una a las dos... y, se levant de golpe y el rabo se le cay como un pedazo de hielo.

    Desde ese da, que es hoy da, el oso no tiene rabo.

    EL LOBO Y EL PERRO

  • En busca de alimento iba un Lobo muy flaco y muy hambriento. Encontr con un Perro tan relleno, tan lucio, sano y bueno, que le dijo: -Yo extrao que ests de tan buen ao como se deja ver por tu semblante, cuando a m, ms pujante, ms osado y sagaz, mi triste suerte me tiene hecho retrato de la muerte. El Perro respondi: -Sin duda alguna logrars, si t quieres, mi fortuna. Deja el bosque y el prado; retrate al poblado

    servirs de portero a un rico caballero, sin otro afn ni ms ocupaciones que defender la casa de ladrones. -Acepto desde luego tu partido, que para mucho ms estoy curtido.

    As me librar de la fatiga, a que el hambre me obliga de andar por montes sendereando peas, trepando riscos y rompiendo breas sufriendo de los tiempos los rigores, lluvias, nieves, escarchas y calores. A paso diligente marchando juntos amigablemente, varios puntos tratando en confianza, pertenecientes a llenar la panza. En esto el Lobo, por algn recelo, que comenz a turbarle su consuelo, mirando al Perro, dijo: -He reparado que tienes el pescuezo algo pelado. -Dime: Qu es eso? -Nada. -Dmelo, por tu vida, camarada. -No es ms que la seal de la cadena; pero no me da pena, pues aunque inquieto a ella estoy sujeto, me sueltan cuando comen mis seores, recbanme a sus pies con mil amores:

  • ya me tiran el pan, ya la tajada, y todo aquello que les desagrada; ste lo mal asado, aquel un hueso poco descarnado; y aun un glotn, que todo se lo traga, a lo menos me halaga, pasndome la mano por el lomo; yo meneo la cola, callo y como. -Todo eso es bueno, yo te lo confieso; pero por fin y postre t ests preso: jams sales de casa, ni puedes ver lo que en el pueblo pasa. -Es as. -Pues, amigo, la amada libertad que yo consigo

    no he de trocarla de manera alguna por tu abundante y prspera fortuna. Marcha, marcha a vivir encarcelado; no sers envidiado de quien pasea el campo libremente, aunque t comas tan glotonamente pan, tajadas, y huesos; porque al cabo, no hay bocado en sazn para un esclavo.

  • LAS TRES GOTAS DE AGUA

    El Alba pas una maana cerca de una camelia y oy pronunciar su nombre por tres gotas cristalinas. Se aproximo; luego posndose en el corazn de la flor, pregunt cariosa:

    -Qu desean de m, gotas brillantes?

    -Que vengas a decidir una cuestin- dijo la primera-.Somos tres gotas diferentes reunidas en diversos puntos. Queremos que digas cul de nosotras vale ms y cual es la ms pura.

    -Acepto; habla t, gota brillante. Y la primera gota trmula habl as:

    -Yo vengo de las altas nubes; soy hija de los grandes mares; nac en el ancho ocano. Despus de andar por mil borrascas, una nube me absorbi. Fui a las alturas, donde brillan las estrellas, y de all, rodando entre rayos, ca en la flor en la que descanso ahora. Yo represento al ocano.

    -Habla t, gota brillante-dijo el Alba a la segunda.

    -Yo soy el roco que tiembla sobre los lirios; soy hermana de la Luna; soy hermana de las tinieblas que se forman en cuanto llega la noche. Yo represento al amanecer del da.

    -Y t? Pregunt el Alba a la ms pequea.

    -Yo nada valgo.

    -Habla: de donde vienes?

    -De los ojos de una madre. Soy una lgrima.

    -Esta es la de ms valor, es la ms pura.

    -Pero yo fui ocano...

    -Yo atmsfera!...

    -S, trmulas gotas; mas esta fue corazn...

    Y el Alba desapareci por la regin azul, llevando a la gota humilde ...