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SUPLEMENTO SEMANAL DE LA HORA, IDEA ORIGINAL DE ROSAURO CARMÍN Q. Págs. 4 y 5 La muerte y otras peculiaridades GUATEMALA, 13 DE MAYO DE 2016 Fotografía de Katherine Castillo

Cultural 13-05-2016

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Cultural 13-05-2016

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Page 1: Cultural 13-05-2016

suplemento semanal de la hora, idea original de rosauro Carmín Q.

Págs. 4 y 5

La muerte y otras peculiaridades

Guatemala, 13 de mayo de 2016

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Página 2 / guatemala, 13 De mayo De 2016

Fotografía de Ban Vel

Por LeoneL Juracán

Éstas parecieran ser las palabras del hombre del siglo XXI, sujeto

al trabajo mecánico y vertiginoso, motivado nada más por el afán

de poseer más placeres o riquezas, sumido siempre en la angustia de su posible e inexorable pérdida:

Es tal la estructura del nues-tro mundo que la desespe-ración absoluta parece en él posible. Así como viene construyéndose dentro de los esquemas de una lógica y

una técnica que todo lo reducen a ellas, [...] suma de objetos y de instrumentos puestos delante de mí, enumerables, ca-racterizables, utilizables potencialmente, materia avara de mis deseos y manantial inagotable de mis inquietudes y de mis angustias. Es un mundo [...] donde todo nos invita a la renuncia de lo que hay en nosotros de personal y creador, a aban-donarnos como dentro de las ruedas de una máquina, al funcionamiento de una estricta legislación vital y social, que ter-mina apagando en nosotros todo recur-so original, todo sentido de la maravilla y del riesgo, toda responsabilidad en la

“Sólo cuando comprendemos que nuestros semejantes pueden ser tan variables como nosotros mismos, pese a tener objetivos y experiencias semejantes, comenzamos a entender que los discur-sos son simplemente eso, discursos.”

iniciativa. Aquí triunfan las categorías de lo “natural” y del “no importa quién”. El mundo de la facilidad y del anonimato, que se contradice trágicamente con sus mismas fuerzas, dejándonos a merced de lo que poseemos, agudizando en no-sotros ése estado de ansiedad crónica del que asiste impotente e inerte a la disposi-ción inexorable de todo lo que se tiene, en la huida del tiempo-vorágine en el fondo del cual está su muerte.1”Y sin embargo, Gabriel Marcel, el filóso-

fo que hoy nos ocupa, nació todavía en el mundo sereno y familiar previo a las dos guerras mundiales. Francés de formación católica, dedicó gran parte de su vida a la enseñanza. Pero sintió mucho antes de que los acontecimientos sociales y polí-ticos lo pusiesen de manifiesto, que vivir en el seno de una sociedad estamentaria, necesitaba de la alienación para que todo el mecanismo funcionase.Y es que vivir bajo el utilitarismo, es

estar sujeto a una tensión doble: por una parte, exige la anulación de la con-ciencia de sí mismo en la satisfacción de los deseos, mientras, que por otra, es de hecho la negación del individuo, ena-jenándolo hasta de su propio cuerpo, convertido en un simple instrumento.

Como paliativo para contrarrestar el primero de éstos extremos, la moral cristiana ha propuesto el ascetismo, para ocultar la segunda, la publicidad y el mercado presenta el hedonismo. ¿Cómo escapar entonces a ése ciclo interminable de angustia y apren-sión? Quienes se hayan familiariza-dos con el budismo u otras doctrinas orientales, pueden fácilmente respon-der: evitando el desear y aceptando que todo es pasajero. Sin embargo, en la práctica, éste re-

medio implica también acoplarse a cierta disciplina ascética, que, insiste Marcel, se trata de una negación más radical. Útil quizá, para quienes deci-den seguir la ruta de la autocontem-plación, pero que, resulta insuficiente para modificar un mundo cuyos pro-blemas políticos, jurídicos, económi-cos, al fin y al cabo, organizativos, tienen por base el egoísmo del pen-samiento occidental. Esto es algo que por más yoga que se practique, con-duce nada más a la indiferencia hacia lo que ha sido construido desde la ló-gica del capital. Al igual que Thomas Bernhard2, Mar-

cel despreciaba de ése conjunto de va-lores capaces de propiciar la falsa segu-ridad de la burguesía, porque tal como la historia se encargó de demostrarlo, son solamente la máscara de un temor y una angustia latentes, que pueden ser utilizados por el Estado o cualquier otro poder político, para normalizar la violencia y otorgarles una justificación.Sin embargo, Marcel no se conforma

con manifestar su desprecio, sino que busca una solución. Su propuesta (aun-que en ésta línea podemos también mencionar a Nietzsche, Heidegger, Lacan Habermas y Ricoeur) está en re-plantear la construcción occidental del yo. Tanto si hablamos de la persona que enuncia un discurso, como del sujeto corporal y político frente a un Otro.Para dejar de creer en la invariabili-

dad del yo frente al discurso, basta con que pensemos, como diría Habermas, quién es el sujeto enunciante de las nor-mas jurídicas, ¿A título de qué supuesta metafísica hemos de considerar que a través de las normas jurídicas y sociales se ha expresado la verdad? La respuesta teológica se topará con los ateos, y las de la lógica científica, con la bomba atómica. Así volvemos al plano desde el cual se generan todos los problemas: la comunicación intersubjetiva3.

Sólo cuando comprendemos que nuestros semejantes pueden ser tan variables como nosotros mismos, pese a tener objetivos y experiencias semejantes, comenzamos a entender que los discursos son simplemente eso, discursos. Mientras que la exis-tencia real y efectiva de éste Otro se convierte en una verdad, tan profun-da y misteriosa como la conciencia de mí mismo. No se trata de concluir con Hegel (a éste respecto, precursor del fascismo), que la conciencia del otro es la de mi muerte. Claro que cada uno tiene conciencia de la muerte, de su propia muerte, personal e intrans-ferible, pero en función de ésa exis-tencia compartida que puedo consi-derar verdadero su discurso, porque hay un mundo cuya apariencia com-partimos, aunque no lo queramos. Karl Popper, otro filósofo que se

preocupó por la fiabilidad de los discur-sos, nos pone en alerta sobre ésta apa-riencia. El otro puede estar mintiendo, el arzobispo puede ser un coyote disfra-zado de pastor. Bien, atengámonos a los hechos: El soldado, como el gladiador, se recluta entre los esclavos, y su verdad más intensa radica en la violencia y el banquero carece de cualquier certeza, por eso su principal temor está en el de otros: El pánico financiero.El trabajo entonces del político, el pu-

blicista o el profesor universitario, está en mantener la máquina de los deseos funcionando, proveer a aquéllos que por especialización de actividades sean más frágiles ante los cambios de certe-zas aparentes: El cumplimiento de las leyes, el precio de las mercancías, la “utilidad” del conocimiento. No son éstos los criterios, dirá Marcel,

para entablar una verdadera comunica-ción, porque sólo quien se reconoce en los otros a sí mismo puede estar seguro de tomar sus propias decisiones y re-conocer a sus compañeros de camino, pues quien vive por y para la aparien-cia, compromete su libertad. En la in-tersubjetividad está la vía de los gran-des cambios.1. Gabriel Marcel y la Metodología de

lo Inverificable. Pietro Prini. Ed. Luis Miracle, Barcelona, 1963. Trad. Josefa Flores y Juan José Ruiz Cuevas.2. Véase “Tala”, novela de Thomas

Bernhard.3. Marcel lo identifica con el amor

bajo la cristiandad. Tómelo así quien se considere cristiano.

Ser, tener y Parecer

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Guatemala, 13 De mayo De 2016 / PáGina 3

Tostaditas con guacamol, chirmol, frijoles o carne; na-

chos o papas fritas; poporopos o chucherías servidas en un buen plato o hasta en bolsita; manías o habas con limón; una sopita aunque sea de vaso o en el me-jor de los casos un buen caldito de pescado, pollo o res; gajos de lima o naranja; trozos de man-zana, pera, piña o la fruta de

temporada; julianas de pepino o rodajas de tomate, cebolla

o rábano; ensalada de papa o pedacitos de carne con palillo; salchichas, chorizos o longani-zas; camarones tipo ceviche o al ajillo; carnitas o chicharro-nes; mollejas, alitas, deditos

de pollo; galletas untadas con cremas de especies, atún, paté,

jamones o queso; revolcado, tiras o panza; taquitos, enchila-das; no importa qué te sirvan,

cuando te disparás un buen par de “tapis”, las bocas siempre son

bienvenidas.

ortesía de la casaQue te ofrezcan un

plato de boquitas es considerado por parte de las y los adictos al

tapis como una buena señal de cortesía, sea en casas familiares, bares o cantinas. Incluso, es sabido que existen lugares que son particularmente famosos por eso: por la comida que te dan junto al trago. A veces te dan tanto y tan bueno, que te ahorrás hasta lo del almuerzo, aunque al rato pareś invirtiéndolo en la bebida. Pero así como es grato que te sirvan

algo, sucede lo contrario cuando no te ofrecen nada... y si te descuidás hasta te hacen malas caras. “Vámonos de aquí,

La redacción Cultura de este vesper-tino agradece a Restaurante La Negra

por las deliciosas boquitas que nos prepararon para acompañar visual-

mente este texto, nos fundimos en un fraternal abrazo con su administradora Azucena Cabrera y el siempre colabo-

rador Santos Noj.

Las venerada “bocas”. Jamás pueden hacer falta en una jornada intensa de “tapis”.

Juan Pablo Muñoz y TG

El TaPis

C

Fotografía de Elí Orozco

muchá, que en esta cantina no dan bo-cas”, hemos escuchado que dicen algunos parroquianos de vez en cuando.

las anécdotas Es memorable la anécdota de aquella ex-

tranjera que, cuando vino a Guatemala, fue a conocer distintos lugares en donde le sirvieron buenos tragos y buenas bo-cas. Sin embargo, en uno de tantos días le tocó salir sola y se acercó a un bar en el que lo único que le sirvieron, además de un pedacito de limón, fue una tapita con sal. La extranjera, creída de que las bocas eran la regla, preguntó: “... ¿y sólo esto me va a dar?”, obteniendo por respuesta un inmortal: “... ¿y qué quería, pues?, ¿un quintal?”. Dicen las malas lenguas que la turista entendió hasta mucho después la mala pasada, y que no se quedó con ganas de volver al lugar.Y es que hablando de anécdotas, mu-

chas se pueden contar alrededor de las boquitas. Los abuelos coinciden en contar -sin excepción- que supieron de alguna cantina citadina en donde les ofrecían las famosas boquitas de ve-nado. En el imaginario de los hijos de Baco se mantiene la idea de que eran muy ricas, pero que lamentablemente el local fue cerrado en algún año de por allá por la década de 1960 o 1970. No es cuestión de asegurar nada que no vi-mos, pero lo cierto es que se dice que por alguna extraña razón en el patio de dicho antro encontraron decenas de colas de chuchos. Las abuelas y los abuelos siempre de-

cían: “un buen trago, buena comida y buena compañía”, cuando aconsejaban a los jóvenes que empezaban en estas com-plicadas lides de las borracheras. Por eso, quien invita a su casa a un grupo de fami-lia o amistades, procura siempre preparar -o que le preparen- el mejor guardadito que tenga en la refrigeradora. Quien tiene la certeza de que ello no sucederá, mejor se los lleva a donde su cantinero de con-

fianza. A la larga, con él siempre sabe qué tipo de trato recibirá.Otra anécdota que es común entre las

actuales generaciones de bebedores es la de aquellas épocas en que los padres tomaban. Llevaba a sus patojos, quienes jugando alrededor de la mesa donde se bebía, pasaban de vez en vez agarrando de los exquisitos platillos que había servi-dos en las mesas. ¿Han visto ustedes a algún adicto al

tapis que le haga el feo a unas buenas bocas? Es leyenda urbana que de vez en cuando aparece alguno que otro safado que reniega de las mismas. Dicen que su principal argumento es: “comida hay en mi casa”, por lo que prefiere invertir su esfuerzo corporal en asimilar el alcohol y no saturarlo al tener que hacer digestión. Allí sí que cada quien con su gana. Por lo demás, las bocas son tan bien apreciadas que depende del grupo de comensales, estas pueden tardar apenas unos segun-dos sobre la mesa... si es que el plato logra abandonar las manos del mesero.

el embusteCualquiera diría: “qué buena gente doña

fulana, aunque sea unas manías nos da”. Sin embargo, hay que sospechar de eso porque aunque no lo conocemos, más de algún estudio científico habrá arrojado datos que confirmen que ciertas comidas provocan sed. En tal caso, el darte unas ricas y deliciosas bocas no sería más que un embuste, en el cual todas y todos caen. Pero ojo, dado que no en todos los lu-

gares te dan bocas, afortunadamente siempre está el precavido que las im-provisa. Justamente a partir del tercer o cuarto trago, más de alguien abre su mochila, sacando de ella la refacción o el almuerzo que no se ha comido. Cere-moniosamente lo abre. Lo coloca en el centro de la mesa, quizás agarrando el primer bocado y dice: “agarren muchá, me las mandaron de la casa”. No es posible hablar de bocas sin men-

cionar un tipo algo extraño aunque co-mún de boquitas: los dulces. Si es en casa y es en una ocasión especial, junto al pastel de cumpleaños, a las torrejas de Semana Santa y hasta los tamales negros de navidad, son acompañados por el con-siguiente trago que se está degustando. Algunos dicen que dicha extraña cos-tumbre es mala, porque hace que el licor pegue un poquito más, que por lo dulce, dicen. Por eso la famosa sentencia: “buen bolo no come dulce”. Pero a fin de cuen-tas, ¿quién es quién para decir cómo debe ser un buen bolo?En fin, hay miles de detalles que contar

alrededor de las bocas, por lo que en otras entregas de esta columna podríamos am-pliarnos. Sin embargo, termino mencio-nando algunas: el bolo que llega mancha-do a su casa... porque se echa encima las bocas; el que ya algo tomado comió algo que le hizo mal -que por la gastritis, que por el ácido úrico, que por no sé qué-; el que teniendo estómago débil no las acep-ta... y las devuelve...; el arrecho que se las come aunque ya no quiera... las propias y las del vecino; el que agarra más que los demás y no pocas veces recibe más de alguna mala mirada; el que en el bar se pone gamonal y deleita a sus acompañan-tes con un par de buenos platos... aunque al otro día le duela un poco el bolsillo; el que arrasando con las existentes termina diciendo que no le gustaron; el que se roba las bocas de las mesas de a la par; el que sin querer dar envidia deja una muestra de lo que comió entre sus dientes; el que las baña en chile para que casi ninguno coma; y, en fin, otras más. ¿Conocen us-tedes buenas anécdotas de tapis y bocas?

las boquiTas

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Guatemala, 13 De mayo De 2016 / PáGina 5PáGina 4 / Guatemala, 13 De mayo De 2016

ace algún tiempo cuando mi hija Ma-rissa, tenía dos años me preguntó, ¿papi, todos vamos a morir? Me quedé sorpren-dido por su pregun-ta pero le respondí,

sí, todos tenemos que morir, eso es inevitable. Luego volvió a preguntarme, ¿y tú, también te vas a morir? Sí, yo también me voy a morir, le dije. Ese día me quedé pensando y me pregun-

té, ¿cómo surgió esa inquietud en su mente a pesar de su corta edad? ¿Qué fue lo que mo-tivó su pregunta?, ¿qué angustia habrá vivi-do? ¿Supo comprender la dimensión de mis respuestas? Es más, ¿qué tan conscientes esta-mos de lo que significa la muerte?Incluso ahora, que ya han pasado algunos

años, sigo recordando ese episodio y me pre-gunto, ¿cuál sería la reacción de los primeros seres hu-manos ante el hecho de perder a un ser querido y sufrir su ausencia? Con se-guridad que el dolor reflejado en el otro, en el que se queda, por la pérdida del que se ha ido, tras su muerte, fue anterior a la angustia de ser consciente de que se ha de morir, que uno tiene que morir. Volver a uno mismo y saber que lo ocurri-

do en otros también sucederá en uno, deja un sentimiento de angustia. Por ello, los an-tepasados buscaron un consuelo en la inmor-talidad a través de la religión y en otros, los menos, en mayor respeto para la vida.

La muerte en la historia, breve reseñaLa existencia humana irrumpe imponién-

H

Jairo Alarcón Rodas (Guatemala, 1962). Docente e investigador de la Univers-idad de San Carlos de Guatemala ha realizado publicaciones en distintas revistas y periódi-cos del país. Ha publicado “El conocimiento, una segunda mirada al mundo que creemos conocer”, y próximamente el libro “Hacia la superación de nuestras diferencias”.

dose a la nada. Se nace, pero el recorrido de la vida está destinado irremediablemente a la muerte. ¿Qué es morir, es simplemente volver a la nada? La muerte es el fin de la existen-cia que en lo humano significa dejar de ser y estar. Desde tiempos remotos ha existido un temor a la muerte, al no ser; sin embargo, in-fluenciado por tradiciones, mitos y religiones, el temor a morir va más allá de dejar de ser.Diversas culturas y religiones partiendo de

una visión creacionista del cosmos, han di-fundido la idea de una vida después de la vida o de una trascendencia del espíritu sobre el cuerpo. Estas, para las que la realidad tiene por fondo fuerzas espirituales que engendra-ron o dieron vida a todas las cosas animadas, incluida la especie humana, la vida en el pla-neta representa un ejercicio para un estadio mejor de tipo espiritual y eterno. Solo los sumerios tuvieron una idea pesimista de la muerte ya que para ellos la eternidad solo es-taba destinada a los dioses.Para los antiguos egipcios, hindús, así como

otras culturas del mundo, la vida eterna constituía el más grande anhelo, el deseo por

trascender a partir de la inmortalidad. Aun en la actualidad es una constante que se mani-fiesta en las creencias de muchas regiones culturales del planeta. Así, por ejemplo, para los egipcios el cuerpo físico se fusiona con

una fuerza inmaterial, Ka, para realizar el re-corrido a la vida eterna. La muerte constituye un estadio necesario para la vida eterna.Para los mayas la muerte representa la opor-

tunidad de renacer y ser mejores. Así, mien-tras mejor se haya sido en la vida presente, la proyección en la futura será superior para provecho de la comunidad. Nuevamente en ellos se mantiene la idea de la dualidad cuer-po y espíritu en donde a partir de la destruc-ción del cuerpo se le da la oportunidad al alma de regresar en un eterno retorno. Según estas concepciones tanto la realidad,

macrocosmos, como la existencia humana, microcosmos, constituyen entidades dualis-tas, es decir que existe una parte corpórea, llámese material, y otra espiritual que tiene primacía sobre lo corpóreo. Hace poco más de dos mil trescientos años, los órficos le lega-ron a Pitágoras la idea de esa dualidad. Es por ello que el filósofo de Samos, remarcó la im-portancia del alma sobre el cuerpo señalando que éste constituía su cárcel.En este caso el alma se libera tras la muerte

del cuerpo, tanto los pitagóricos, como las Escuelas socráticas, concretamente la Cíni-ca, Platón, incluso los estoicos reformularon la importancia de esa trascendencia a través de la muerte. Pero si eso es así ¿qué es por tanto la vida?, y ¿cuál es su importancia? El transitar por la existencia es un ejercicio que conduce a la perfección o la vileza; se-gún como haya sido el comportamiento de las personas, así sería su regreso o vuelta a la vida. Pitágoras creía en la transmigración de las

almas, que significa regresar, a partir de un ser inferior o superior con relación a como haya sido el comportamiento en la vida anterior. Pla-tón en su mundo de las ideas, donde las ideas son esencias puras y eternas que le dan par-ticipación al mundo te-rreno, corrompible y pasajero, revela algo de lo dicho con anterioridad por Pitágoras y los órficos. Mantiene la dualidad cuerpo y alma y el regreso de ésta a las esencia a partir de la muerte del cuerpo.La lectura que de Platón hizo Agustín de

Hipona, en el período de la Patrística me-dieval, traduce el mundo suprasensible del filósofo griego, como el cielo y el de las cosas sensibles, como la tierra. El medioevo con la instrumentalización de la fe y religiosidad al servicio del poder eclesiástico, enfatizó en el aspecto pecaminoso y decadente de la carne sobre el espíritu. Lo carnal con su estadía en la tierra constituía para los seres humanos lo transitorio.

El significado de la muerte en la cristiandadEn el Génesis bíblico se muestra con clari-

dad que el castigo impuesto por el Dios, ju-deocristiano a la desobediencia cometida por Adán y Eva, fue la muerte de estos y de to-dos sus congéneres. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. (Géne-sis 2:16-17) En el paraíso terrenal los seres humanos no morirían, siempre y cuando cumplieran con las indicaciones de Dios.¿Qué sería de la historia humana si Adán y

Eva no hubieran desobedecido el mandato de Dios?, seguramente vivirían como corde-

ros en el Paraíso sin tener conciencia de lo que es el mal y el bien y de lo que re-presenta la muerte. Es más, la muerte no sería. Dentro de la tradición judeo-

cristiana el pecado cometido por Adán y Eva representa un antes y un después en cuanto a la finalidad que los humanos tienen a partir de su creación que marcó sus vidas. Los seres humanos se hicieron éticos a par-

tir de la desobediencia, pero qué pasó con el hecho de morir. Con seguridad, que el temor a la muerte determinaría que las personas se comportaran bien aún si sus acciones perni-ciosas no fueran vistas por persona alguna ya que Dios, que todo lo ve y todo lo sabe, sería el omnisciente juzgador. Ese es quizás el origen de las religiones que se asientan en la Biblia.La ética surge con aquellas personas que

pueden discernir lo que es correcto de lo que no lo es. La libertad de escoger el camino a seguir es lo que determina el ethos humano. ¿Si no hay libertad existiría la ética? En tal sentido la desobediencia fue lo que les dio el carácter de humanos a Adán y Eva. Dice Landmann, el hombre es un ser ético, conoce el Bien y el Mal, esto es incluso algo divino en él. Pero, sin embargo, debe eso divino, no a Dios, sino a él mismo. Se lo ha arrebatado a Dios contra la intención de Dios.Por qué los cristianos esperan una vida eter-

na, lo que equivale a no morir, ¿será que es por temor a la muerte? Y si así es ¿qué es lo que determina ese temor? Será la idea del in-fierno, con su eterno suplicio exaltado en la Edad Media, o el miedo a no ser más y no vol-ver a compartir con los seres queridos. Des-de esta perspectiva, la creencia en Dios tiene una visión pragmática ya que el premio o el castigo es lo que motiva en las personas ese accionar.Se deben creer y seguir las enseñanzas divi-

nas ya que es su cumplimiento lo que conduce a la vida eterna o lo que es lo mismo, a vencer a la muerte. Siguiendo con la idea del dua-lismo creacionista, dentro del cristianismo la muerte representa el fin de lo corpóreo y el inicio de la vida espiritual siempre y cuando se crea en Dios y sus mandamientos. No obs-tante de ese estado espiritual no se debería de hablar ya que para los humanos mortales eso les es ajeno.Así, hay algunos que incluso enfermos, su-

friendo agonía eterna se resisten a morir, otros en cambio, mueren con resignación porque eso les representa la posibilidad de vida eterna. Para los cristianos por ejemplo, la inmortalidad no es para este mundo, No améis al mundo ni las cosas que están en el

Recuerdo de una pregunta significativa

mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 1 Juan 2; 15. La presen-cia en el paraíso será en un estado espiritual.

La angustia de morir y la inmortalidadToda especie viviente muere, pero como

lo señaló en su momento Arthur Schopen-hauer, solo los seres humanos son conscien-tes de ello. Al tomar conciencia de que cada día que pasa representa irremediablemente el encuentro con la muerte, es lo que impulsa a las personas a creer en una vida después de la vida o a caer en estado de vacío existencial donde las posibilidades se hacen imposibles.Qué es en sí la muerte si no la ausencia de

estar, de existir. Al morir se apaga la vida y con ello, las posibilidades de ser se terminan. Especular qué podría haber después de la vida no tiene sentido ya que se haría desde la perspectiva de estar vivos. El plano de la vida es uno, el de la muerte otro muy distinto ya que estos son antagónicos. Pero a pesar de ello, morir es inherente a la vida, se vive con el irremediable destino de la muerte. Por eso, la razón solo puede especular sobre

la muerte, a partir del sentimiento que que-da por la ausencia de aquel que ha dejado de existir y del dolor e incluso placer que deja su no presencia en los que siguen vivos. La muerte es el fin de la conciencia del pasado, del presente y del futuro. Todo registro ter-mina con el fin de la vida, la memoria, que se ubica en el lóbulo temporal del cerebro, cesa de ser con la muerte. Todo se pierde con la descomposición química-biológica del órga-no que hace conscientes a los humanos, que los hace ser lo que son.La angustia de morir es más bien un senti-

miento humano de vida que de muerte, y es que los demás animales no tienen conciencia

de eso, para ellos solo existe el presente. Es en los seres humanos, que encaran el futuro y se sumergen en él con pensamientos hipotéti-cos, donde se vislumbra la muerte y la angus-tia aparece. Kierkegaard hablaba que, al ser los seres humanos animales de posibilidades que oscilan entre el dolor, la alegría y la an-gustia, la muerte se convierte en estigma que provoca desconsuelo.Y qué sucede con aquellos para los que la

vida representa un eterno castigo, la muer-te constituye la solución a su martirio. Vivir con enfermedades, con dolores y aflicciones, no representa una existencia placentera, mu-cho menos gozosa. ¿Será que para estos le es permisible la libertad de decidir continuar o dejar de existir?Por qué entonces pensar en la muerte si

como dijo Epicuro, la muerte es una qui-mera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo. Desde la perspectiva de la vida, la muerte no tiene sentido ya que vivir la vida es mejor que vivir la muerte que para Kier-kegaard es morir la muerte y que todo se ha terminado. Más bien por eso se debe pensar en la vida

y en todo lo que representa, con sus alegrías, sufrimientos, angustias y dolores. Sin embar-go, los seres vivos mueren y el ser humano no es la excepción pero no hay que olvidar que eso sucede porque antes se estuvo vivo, la vida es el ser, la muerte el no ser. El equi-librio y búsqueda de una vida sana es mejor que morir y no ser nada.Para los materialistas, la inmortalidad es

trascendencia y ello no significa engañar eter-namente a la muerte, ni soñar con una vida después de ésta en el paraíso. Trascender es permanecer en los que se quedan, en aquellos que todavía no son nada y tienen conciencia de eso. La inmortalidad lo hace el legado que se deja aun no siendo reconocido. Feuerbach dijo: La creencia de la vida celestial es la creencia en la inutilidad e insignificancia de esta vida. Y si eso es así, ¿por qué vivir, qué sentido tiene? El egoísmo es lo que alimenta el deseo de la inmortalidad y el deseo de una vida eterna en las alturas.El vivir intensamente, con dignidad, valo-

rando todas las sensaciones que eso represen-ta es aceptar con fortaleza e hidalguía el des-tino final de la muerte. Vivir con templanza, con alegría y con asombro. Con el paso de los años el cuerpo se envejece, lo órganos pierden su vitalidad y con ello, la mente se oscurece, la memoria falla y los dolores se imponen como advertencia para no desear la eternidad: el tiempo de partir ha llegado y la muerte aguar-da el final. No obstante la muerte de los seres queridos

que equivale a su ausencia, siempre deja un triste vacío que motiva la esperanza de la tras-cendencia espiritual en algunos o la inmorta-lidad a través de legados en otros. Yo también he de morir Marissa y mi trascendencia radi-cará en parte en lo que he dejado en ti, duran-te el tiempo que mores en el planeta.

FotograFía de Liggia eLena garcía

“díptico”, Liggia eLena garcíaFotograFía de Liggia eLena garcía

La muerte y otras peculiaridadesPor Jairo alarcón rodas

¿Cuál sería la reacción de los primeros seres humanos ante el

hecho de perder a un ser querido y sufrir su ausencia?

“¿Qué tan conscientes estamos de lo que significa la muerte?”

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Guatemala, 13 De mayo De 2016 / PáGina 5PáGina 4 / Guatemala, 13 De mayo De 2016

ace algún tiempo cuando mi hija Ma-rissa, tenía dos años me preguntó, ¿papi, todos vamos a morir? Me quedé sorpren-dido por su pregun-ta pero le respondí,

sí, todos tenemos que morir, eso es inevitable. Luego volvió a preguntarme, ¿y tú, también te vas a morir? Sí, yo también me voy a morir, le dije. Ese día me quedé pensando y me pregun-

té, ¿cómo surgió esa inquietud en su mente a pesar de su corta edad? ¿Qué fue lo que mo-tivó su pregunta?, ¿qué angustia habrá vivi-do? ¿Supo comprender la dimensión de mis respuestas? Es más, ¿qué tan conscientes esta-mos de lo que significa la muerte?Incluso ahora, que ya han pasado algunos

años, sigo recordando ese episodio y me pre-gunto, ¿cuál sería la reacción de los primeros seres hu-manos ante el hecho de perder a un ser querido y sufrir su ausencia? Con se-guridad que el dolor reflejado en el otro, en el que se queda, por la pérdida del que se ha ido, tras su muerte, fue anterior a la angustia de ser consciente de que se ha de morir, que uno tiene que morir. Volver a uno mismo y saber que lo ocurri-

do en otros también sucederá en uno, deja un sentimiento de angustia. Por ello, los an-tepasados buscaron un consuelo en la inmor-talidad a través de la religión y en otros, los menos, en mayor respeto para la vida.

La muerte en la historia, breve reseñaLa existencia humana irrumpe imponién-

H

Jairo Alarcón Rodas (Guatemala, 1962). Docente e investigador de la Univers-idad de San Carlos de Guatemala ha realizado publicaciones en distintas revistas y periódi-cos del país. Ha publicado “El conocimiento, una segunda mirada al mundo que creemos conocer”, y próximamente el libro “Hacia la superación de nuestras diferencias”.

dose a la nada. Se nace, pero el recorrido de la vida está destinado irremediablemente a la muerte. ¿Qué es morir, es simplemente volver a la nada? La muerte es el fin de la existen-cia que en lo humano significa dejar de ser y estar. Desde tiempos remotos ha existido un temor a la muerte, al no ser; sin embargo, in-fluenciado por tradiciones, mitos y religiones, el temor a morir va más allá de dejar de ser.Diversas culturas y religiones partiendo de

una visión creacionista del cosmos, han di-fundido la idea de una vida después de la vida o de una trascendencia del espíritu sobre el cuerpo. Estas, para las que la realidad tiene por fondo fuerzas espirituales que engendra-ron o dieron vida a todas las cosas animadas, incluida la especie humana, la vida en el pla-neta representa un ejercicio para un estadio mejor de tipo espiritual y eterno. Solo los sumerios tuvieron una idea pesimista de la muerte ya que para ellos la eternidad solo es-taba destinada a los dioses.Para los antiguos egipcios, hindús, así como

otras culturas del mundo, la vida eterna constituía el más grande anhelo, el deseo por

trascender a partir de la inmortalidad. Aun en la actualidad es una constante que se mani-fiesta en las creencias de muchas regiones culturales del planeta. Así, por ejemplo, para los egipcios el cuerpo físico se fusiona con

una fuerza inmaterial, Ka, para realizar el re-corrido a la vida eterna. La muerte constituye un estadio necesario para la vida eterna.Para los mayas la muerte representa la opor-

tunidad de renacer y ser mejores. Así, mien-tras mejor se haya sido en la vida presente, la proyección en la futura será superior para provecho de la comunidad. Nuevamente en ellos se mantiene la idea de la dualidad cuer-po y espíritu en donde a partir de la destruc-ción del cuerpo se le da la oportunidad al alma de regresar en un eterno retorno. Según estas concepciones tanto la realidad,

macrocosmos, como la existencia humana, microcosmos, constituyen entidades dualis-tas, es decir que existe una parte corpórea, llámese material, y otra espiritual que tiene primacía sobre lo corpóreo. Hace poco más de dos mil trescientos años, los órficos le lega-ron a Pitágoras la idea de esa dualidad. Es por ello que el filósofo de Samos, remarcó la im-portancia del alma sobre el cuerpo señalando que éste constituía su cárcel.En este caso el alma se libera tras la muerte

del cuerpo, tanto los pitagóricos, como las Escuelas socráticas, concretamente la Cíni-ca, Platón, incluso los estoicos reformularon la importancia de esa trascendencia a través de la muerte. Pero si eso es así ¿qué es por tanto la vida?, y ¿cuál es su importancia? El transitar por la existencia es un ejercicio que conduce a la perfección o la vileza; se-gún como haya sido el comportamiento de las personas, así sería su regreso o vuelta a la vida. Pitágoras creía en la transmigración de las

almas, que significa regresar, a partir de un ser inferior o superior con relación a como haya sido el comportamiento en la vida anterior. Pla-tón en su mundo de las ideas, donde las ideas son esencias puras y eternas que le dan par-ticipación al mundo te-rreno, corrompible y pasajero, revela algo de lo dicho con anterioridad por Pitágoras y los órficos. Mantiene la dualidad cuerpo y alma y el regreso de ésta a las esencia a partir de la muerte del cuerpo.La lectura que de Platón hizo Agustín de

Hipona, en el período de la Patrística me-dieval, traduce el mundo suprasensible del filósofo griego, como el cielo y el de las cosas sensibles, como la tierra. El medioevo con la instrumentalización de la fe y religiosidad al servicio del poder eclesiástico, enfatizó en el aspecto pecaminoso y decadente de la carne sobre el espíritu. Lo carnal con su estadía en la tierra constituía para los seres humanos lo transitorio.

El significado de la muerte en la cristiandadEn el Génesis bíblico se muestra con clari-

dad que el castigo impuesto por el Dios, ju-deocristiano a la desobediencia cometida por Adán y Eva, fue la muerte de estos y de to-dos sus congéneres. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. (Géne-sis 2:16-17) En el paraíso terrenal los seres humanos no morirían, siempre y cuando cumplieran con las indicaciones de Dios.¿Qué sería de la historia humana si Adán y

Eva no hubieran desobedecido el mandato de Dios?, seguramente vivirían como corde-

ros en el Paraíso sin tener conciencia de lo que es el mal y el bien y de lo que re-presenta la muerte. Es más, la muerte no sería. Dentro de la tradición judeo-

cristiana el pecado cometido por Adán y Eva representa un antes y un después en cuanto a la finalidad que los humanos tienen a partir de su creación que marcó sus vidas. Los seres humanos se hicieron éticos a par-

tir de la desobediencia, pero qué pasó con el hecho de morir. Con seguridad, que el temor a la muerte determinaría que las personas se comportaran bien aún si sus acciones perni-ciosas no fueran vistas por persona alguna ya que Dios, que todo lo ve y todo lo sabe, sería el omnisciente juzgador. Ese es quizás el origen de las religiones que se asientan en la Biblia.La ética surge con aquellas personas que

pueden discernir lo que es correcto de lo que no lo es. La libertad de escoger el camino a seguir es lo que determina el ethos humano. ¿Si no hay libertad existiría la ética? En tal sentido la desobediencia fue lo que les dio el carácter de humanos a Adán y Eva. Dice Landmann, el hombre es un ser ético, conoce el Bien y el Mal, esto es incluso algo divino en él. Pero, sin embargo, debe eso divino, no a Dios, sino a él mismo. Se lo ha arrebatado a Dios contra la intención de Dios.Por qué los cristianos esperan una vida eter-

na, lo que equivale a no morir, ¿será que es por temor a la muerte? Y si así es ¿qué es lo que determina ese temor? Será la idea del in-fierno, con su eterno suplicio exaltado en la Edad Media, o el miedo a no ser más y no vol-ver a compartir con los seres queridos. Des-de esta perspectiva, la creencia en Dios tiene una visión pragmática ya que el premio o el castigo es lo que motiva en las personas ese accionar.Se deben creer y seguir las enseñanzas divi-

nas ya que es su cumplimiento lo que conduce a la vida eterna o lo que es lo mismo, a vencer a la muerte. Siguiendo con la idea del dua-lismo creacionista, dentro del cristianismo la muerte representa el fin de lo corpóreo y el inicio de la vida espiritual siempre y cuando se crea en Dios y sus mandamientos. No obs-tante de ese estado espiritual no se debería de hablar ya que para los humanos mortales eso les es ajeno.Así, hay algunos que incluso enfermos, su-

friendo agonía eterna se resisten a morir, otros en cambio, mueren con resignación porque eso les representa la posibilidad de vida eterna. Para los cristianos por ejemplo, la inmortalidad no es para este mundo, No améis al mundo ni las cosas que están en el

Recuerdo de una pregunta significativa

mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 1 Juan 2; 15. La presen-cia en el paraíso será en un estado espiritual.

La angustia de morir y la inmortalidadToda especie viviente muere, pero como

lo señaló en su momento Arthur Schopen-hauer, solo los seres humanos son conscien-tes de ello. Al tomar conciencia de que cada día que pasa representa irremediablemente el encuentro con la muerte, es lo que impulsa a las personas a creer en una vida después de la vida o a caer en estado de vacío existencial donde las posibilidades se hacen imposibles.Qué es en sí la muerte si no la ausencia de

estar, de existir. Al morir se apaga la vida y con ello, las posibilidades de ser se terminan. Especular qué podría haber después de la vida no tiene sentido ya que se haría desde la perspectiva de estar vivos. El plano de la vida es uno, el de la muerte otro muy distinto ya que estos son antagónicos. Pero a pesar de ello, morir es inherente a la vida, se vive con el irremediable destino de la muerte. Por eso, la razón solo puede especular sobre

la muerte, a partir del sentimiento que que-da por la ausencia de aquel que ha dejado de existir y del dolor e incluso placer que deja su no presencia en los que siguen vivos. La muerte es el fin de la conciencia del pasado, del presente y del futuro. Todo registro ter-mina con el fin de la vida, la memoria, que se ubica en el lóbulo temporal del cerebro, cesa de ser con la muerte. Todo se pierde con la descomposición química-biológica del órga-no que hace conscientes a los humanos, que los hace ser lo que son.La angustia de morir es más bien un senti-

miento humano de vida que de muerte, y es que los demás animales no tienen conciencia

de eso, para ellos solo existe el presente. Es en los seres humanos, que encaran el futuro y se sumergen en él con pensamientos hipotéti-cos, donde se vislumbra la muerte y la angus-tia aparece. Kierkegaard hablaba que, al ser los seres humanos animales de posibilidades que oscilan entre el dolor, la alegría y la an-gustia, la muerte se convierte en estigma que provoca desconsuelo.Y qué sucede con aquellos para los que la

vida representa un eterno castigo, la muer-te constituye la solución a su martirio. Vivir con enfermedades, con dolores y aflicciones, no representa una existencia placentera, mu-cho menos gozosa. ¿Será que para estos le es permisible la libertad de decidir continuar o dejar de existir?Por qué entonces pensar en la muerte si

como dijo Epicuro, la muerte es una qui-mera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo. Desde la perspectiva de la vida, la muerte no tiene sentido ya que vivir la vida es mejor que vivir la muerte que para Kier-kegaard es morir la muerte y que todo se ha terminado. Más bien por eso se debe pensar en la vida

y en todo lo que representa, con sus alegrías, sufrimientos, angustias y dolores. Sin embar-go, los seres vivos mueren y el ser humano no es la excepción pero no hay que olvidar que eso sucede porque antes se estuvo vivo, la vida es el ser, la muerte el no ser. El equi-librio y búsqueda de una vida sana es mejor que morir y no ser nada.Para los materialistas, la inmortalidad es

trascendencia y ello no significa engañar eter-namente a la muerte, ni soñar con una vida después de ésta en el paraíso. Trascender es permanecer en los que se quedan, en aquellos que todavía no son nada y tienen conciencia de eso. La inmortalidad lo hace el legado que se deja aun no siendo reconocido. Feuerbach dijo: La creencia de la vida celestial es la creencia en la inutilidad e insignificancia de esta vida. Y si eso es así, ¿por qué vivir, qué sentido tiene? El egoísmo es lo que alimenta el deseo de la inmortalidad y el deseo de una vida eterna en las alturas.El vivir intensamente, con dignidad, valo-

rando todas las sensaciones que eso represen-ta es aceptar con fortaleza e hidalguía el des-tino final de la muerte. Vivir con templanza, con alegría y con asombro. Con el paso de los años el cuerpo se envejece, lo órganos pierden su vitalidad y con ello, la mente se oscurece, la memoria falla y los dolores se imponen como advertencia para no desear la eternidad: el tiempo de partir ha llegado y la muerte aguar-da el final. No obstante la muerte de los seres queridos

que equivale a su ausencia, siempre deja un triste vacío que motiva la esperanza de la tras-cendencia espiritual en algunos o la inmorta-lidad a través de legados en otros. Yo también he de morir Marissa y mi trascendencia radi-cará en parte en lo que he dejado en ti, duran-te el tiempo que mores en el planeta.

FotograFía de Liggia eLena garcía

“díptico”, Liggia eLena garcíaFotograFía de Liggia eLena garcía

La muerte y otras peculiaridadesPor Jairo alarcón rodas

¿Cuál sería la reacción de los primeros seres humanos ante el

hecho de perder a un ser querido y sufrir su ausencia?

“¿Qué tan conscientes estamos de lo que significa la muerte?”

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Pintura de Jackson Pollock

“Gloriosa Victoria”, mural de dieGo riVera es una clara rePresentación del realismo social el cual tenía una fuerte carGa ideolóGica, mientras que el exPresionismo abstracto carece ese contenido.

E

En los años 50 en Europa estaba en auge el arte moderno mientras que en los Estados Unidos este era visto como algo atroz que no llegaba a interesar, el mismo presidente Truman dijo “Si esto es arte, yo soy un Hottentan” pero a pesar de eso en esos años surgen artistas como Jackson Pollock, Robert Motherwell, Willem de Kooning y Mark Rothko. Su arte es visto como un “arte moderno” que trasciende la intelectualidad, de ahí surge el rumor de que es-tos artistas trabajaban a favor de la CIA, pese a que todos ellos eran considerados excomunistas.

s importante pregun-tarnos ¿Qué buscaba la CIA? A principios de los años 60, la li-bertad de expresión

en los Estados Unidos se había he-cho una palabra ambigua aunque estaba expresa en “la primera en-mienda” (www.cato.org), la cacería de brujas que se hizo contra los comunistas, pasaba por encima de los derechos resguardados por esa enmienda.

Estados Unidos tenía como objetivo dos cosas fundamentales:1 Enfatizar la libertad de expresión en las Américas, esto los iba a colo-car a un nivel intelectual superior, además expresaría que en el conti-nente hasta el arte ejercía su liber-

Por Maya Juracán

De cómo el arte jugó un papel importante durante la Guerra Fría

a la par del millonario Rockefeller; estos iniciaron con una estrategia llamada “Fachadas Culturales”.Estas fachadas aparentemente fi-nanciaban a artistas del expresio-nismo abstracto, pero en realidad la CIA manejaba fondos usando la máscara de distintas fundaciones como la Fundación Rockefeller y la Fundación Ford, con esos recur-sos también se creó el Museo de Arte Contemporáneo MoMa a la vez que las grandes revistas espe-cializadas escribían maravillas de los museos neoyorquinos.Así se pensó llevar esta ideología artística a Europa, pero los euro-peos se dieron cuenta y denomina-ron esta tendencia artística como “El nuevo enclave de los estaduni-denses” y a los pintores se les lla-mó “Los doce apóstoles de Forest Dulls” (www.voltairenet.org)En Latinoamérica, según Eugenia Mudrovicic (www.revistascultura-les.com), la CIA se involucró más en la literatura y dejó descuida-dos a los pintores. Dentro de esta historia de conspiración existen dos personajes que se ven ligados directamente con América Latina: El presidente Eisenhower y John Foster Dulles, estos dos dirigentes fueron pintados por el muralista Diego Rivera en 1955 en un mural donde se denuncia la renuncia del gobierno de Árbenz y el regreso de UFCO, al territorio guatemalteco.tad de pensamiento, muy diferente

ante el “realismo social” promulga-do por Rusia. Como lo dice Donald Jameson, ex oficial de la CIA en su entrevista en El Independent. “El expresionismo abstracto hacia ver al realismo social estilizado y rígi-do y más confinado de lo que era” (Frances.2010)2 La CIA se percató que para cons-truir un liderazgo mundial debía entrar en la dirección artística-cultural, esto lo reafirma el histo-riador francés Stornor Sauders en su libro “La Guerra Fría Cultural”( elcultural.com. 2010)El presidente Dwight D. Eisen-hower en cambio se expresa dife-rente del expresionismo abstracto cuando dice: “El expresionismo abstracto resultó ser manifestación del espíritu de la libre empresa que

había hecho grande a los Estados Unidos” (M. Carlos Tur Donat-ti. 2004) este le da otro sentido y toma esta corriente artística como un gancho económico.A toda esta corriente de conspira-ción se le dio el nombre de Correa Larga. En la Correa Larga se enfati-zaría el arte del expresionismo abs-tracto por todo el mundo, iniciando un verdadero Plan Marshall, para lograr todo esto se necesitaban re-cursos intelectuales y montos mi-llonarios. Es por eso que se reclutó a profesionales de Harvard y Yale

La obra llamada “La Gloriosa Vic-toria” estuvo perdida por más de cincuenta años y es un ejemplo que deja en evidencia la conspiración de la CIA durante la Guerra Fría, el nombre de la operación utiliza-da en Guatemala se llamó “Éxito” y consistió en acusar al gobierno de Jacobo Árbenz de comunista para colocar a un gobierno que favore-ciera los intereses de Estados Uni-dos y a la United Fruit Company (UFCO). La representación de los murales de Diego Rivera según V. Gálvez (2010) está cumpliendo una acción pedagógica utilizando un realismo social que plasma aconte-cimientos de la época simbólicos y directos.Analizando la obra en el centro: se aprecian los principales líderes, John Foster Dulles, secretario de Estado de los Estados Unidos, este estrecha la mano de Carlos Castillo Armas quien está vestido de civil, este aparece inclinado haciendo una reverencia y susurrando al oído. En la representación también aparece Allan Dulles hermano de John y director de la CIA.En traje de campaña está John Peu-rifoy, junto a varios oficiales y sol-dados del Ejército guatemalteco. La Iglesia también está implicada en esta conspiración y Diego Rivera lo enfatiza pintado al arzobispo Ros-sell y Arellano.En la obra también se ve una planta-

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Maya Juracán (Guatemala, 1987) Pretenciosa de na-

cimiento, historiadora por profesión, gestora cultural por

necesidad.

El pensamiento dominante se niega a analizarse a sí mismo para comprender

aquello que lo pone en cuestión”.Monique Wittig “

E

Hace unos años, amigas de distintos orígenes me dieron pinceladas de fe-minismo, que aún estoy aprendiendo y que agradezco infinitamente. Den-tro de la teoría hay algo que se denomina micromachismos, eso que afron-tamos todas las mujeres todos los días y que han sido tan normalizados que pasan desapercibidos, e incluso, se reclaman como “caballerosidad”.

l acoso viene en todos las formas, colores y lugares. También de todo tipo de hombres

(muy raras veces de mujeres), y no siempre sucede en la ca-lle, sino en la oficina, la es-cuela, la universidad, la casa, el consultorio.El 26 de abril me tocó ir a un consultorio. Una amiga me había referido a un especialis-ta, y sin pensarlo mucho acudí por tres razones: porque me sentía realmente mal, porque estaba cerca de casa y porque mi amiga me lo había sugeri-do. En efecto, el diagnóstico del médico que me atendió me pareció lógico y muy atinado, me mandó a hacer exámenes y me dijo que si tenía los resul-tados, me atendería de nuevo ese mismo día.Al momento de recibirme, por segunda vez, la amabi-lidad del médico se dupli-có, ya hacía bromas sobre que me debería “casar con un médico”; que me haría el 50% de descuento en una operación (sin factura, cla-ro) por ser yo y porque él era él, “muy equitativo con sus pacientes”, aunque era la primera vez en la vida que me veía. Y al despedirse, me sujetó fuerte del brazo, me

Del acoso al cuestionamiento

Por Diana Vásquez reynaCasiLiteral atrajo hacia sí y casi me besó

en los labios. Me doblaba la estatura y casi la edad.Creo que la rabia por impo-tencia me curó un poco la congestión y la fiebre que tenía ese día. Ese episodio me recordó que en mi an-terior trabajo había pasado algo parecido con un par de fotógrafos que creían tener el “derecho de coquetear” o “buscarle los labios” a la com-pañera que “les llamaba la atención”. Esto me remontó a muchos años atrás, cuando

otro estúpido insistió tanto hasta que le acepté un café en una librería mientras espera-ba a mi pareja. No le bastaron mis objeciones, mi “no” ni el decirle que no me interesaban los hombres; insistió con que me fuera con él a su casa. Me levanté de la mesa y me refu-gié en los libros.Una nota de prensa indicaba que las mujeres en Guate-mala sufrimos acoso desde los 9 años. El primer tipo que me dijo que se sentía atraído físicamente por mí era de unos 35 años, casa-

De cómo el arte jugó un papel importante durante la Guerra Fría

ción de banano que hace referencia a la UFCO. Dentro de la línea figu-rativa aparecen varios íconos e imá-genes con una tendencia de priori-dad de representación o sentido.Un ejemplo de esto es una bomba atómica con la cabeza del presiden-te Eisenhower, para hacer más ex-plícita esta simbología se agregan dólares que se reparten y son re-cibidos por la gente. Otra alegoría más dramática son los cadáveres de niños y niñas, adultos asesinados, y en unas cárceles campesinos e indígenas hondeando la bandera guatemalteca.Dentro del mismo destaca una mujer con blusa roja que empuña un arma (y que corresponde a la pintora guatemalteca Rina Lazo, asistente de Rivera que colaboró con la elaboración de la pintura y documentación de la misma.) Del lado derecho, aparece de nuevo una embarcación con la bandera de Es-tados Unidos. (V.Galvez. 2010)

El arte juega un papel importante en las dos contrapartes de la Gue-rra Fría, por un lado vemos cómo se utilizó el expresionismo abs-tracto para intentar manipular las ideas de Europa occidental y en el otro extremo el arte del realismo social contrasta con una explícita denuncia acerca de las intervencio-nes de Estados Unidos en el gobier-no guatemalteco.Aparte de los ideales de expre-sión individual cada una de estas obras hizo un camino en la histo-ria de cada país y del mundo en-tero, con expresiones artísticas se pudo contrarrestar una idea y así mismo hacer una denuncia y se posicionó al arte como generador de cambio social. do y con hijos. Yo tenía 10

años, uno de sus hijos tenía mi misma edad.La repetición crea hábitos, y es por ello que los hombres se habitúan a acosar y muchas mujeres se habitúan a ser aco-sadas. Esos hábitos también se mantienen con las ideas crea-das sobre los roles de género y la sexualidad, que le sirven al pensamiento dominante.En su ensayo No se nace mujer, Monique Wittig escribe: “En el caso de las mujeres, la ideolo-gía llega lejos, ya que nuestros

cuerpos, así como nuestras mentes, son el producto de esta manipulación. En nuestras mentes y en nuestros cuerpos se nos hace corresponder, rasgo a rasgo, con la idea de naturale-za que ha sido establecida para nosotras”.Conozco muchas más histo-rias de mujeres muy cercanas o no tan cercanas. Ninguna nos libramos. Las preguntas que propongo para darle otra perspectiva al tema del acoso va hacia los hombres: ¿Algu-na vez acosaste a una mujer? ¿Qué tan sincero podés ser?

FotograFía de Fernando Chuy

obra de robert Montewll

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La compañía estrena su nueva obra La Co-meta, del director y dramaturgo Luis Car-los Pineda, hoy y mañana, 14 de mayo, a las 19:00 hrs. en el Centro Cultural de España en Guatemala (6ª Av. 11.02, zona 1, segun-do nivel del Teatro Lux). Donación Q30.00; la entrega de boletos se realizará una hora antes de cada presentación.La actuación está a cargo de: Margari-ta Kénefic, Camilla Camerlengo, Daniela Castillo, Rubén Ávila, Barry  Goldwasser y Claudio Padilla; música de Aldor Divassi y el diseño de iluminación por Josué Soto-mayor.“El paso del tiempo no borra la memoria y presencia de las personas secuestradas-desaparecidas durante los años de la gue-rra. Los parientes de las víctimas siguen buscándolas. Han convertido en lucha so-cial y política sus vidas,  que hubieran sido sencillas y cotidianas, legítimos ejercicios ciudadanos, cumpleaños y matrimonios, graduaciones, llegar a una vejez digna, criar hijos y nietos y heredarles una visión noble del mundo.”  Luis Carlos PinedaLa Cometa recoge esta historia y rinde ho-menaje a las manos, voces y corazones que han hecho este largo camino.

AndAmio TeATro rAroEs un grupo de teatro político ciudadano que surge con la convicción de que la colec-tividad es una fuerza mayor que cualquier otra, que la creación es inherente al ser hu-mano, y por lo tanto el teatro es propiedad del pueblo y es donde prolifera.Compuesto actualmente por once inte-grantes, combina modelos de creación colectiva con el Teatro Pobre del director polaco Jerzy Grotowski y con la antropo-logía teatral, creando un teatro de corte experimental, que aborda temas sociales y problemáticas de la realidad.También colabora en procesos de formación política con grupos afines, utilizando el Tea-tro del Oprimido y la creación colectiva.En las producciones de Andamio Teatro Raro figuran, entre otras:

El Furgón, historias de viaje (2005) que aborda el tema de la migración a Estados Unidos.El Coronel de la Primavera (2006) de Manuel José Arce acerca de los diez años del período considerado como la primavera democrática en el país y la invasión estadounidense.El motín: historias de un crimen polí-

Fotografía de Gabriela Bukowski

Nueva obra de aNdamio TeaTro raro

Sube a eScena “La cometa”

tico (2007-2008), sobre el asesinato de monseñor Juan Gerardi y un motín de reos ocurrido en 2003.La historia de Canek y Tijaax (2009). Narración campesina de la lucha por la tierra, basada en las vivencias de inte-grantes de Plataforma Agraria.

Mota, el peligro de la marihuana (2010) que trata de la criminalización de la Cannabis sativa y sus efectos sociales.Tierra (2013), propuesta que se centra en el abuso de poder y en la explota-ción del hombre por el hombre.María Tecún (2016).