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Suplemento Cultural Una idea original de Rosauro Carmín Q. ERNESTO CARDENAL El sueño de Solentiname Guatemala, 12 de mayo de 2012

Suplemento Cultural 12-05-2012

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Suplemento CulturalUna idea original de Rosauro Carmín Q.

ERNESTO CARDENALEl sueño de Solentiname

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POR JAIME BARRIOS CARRILLO

Soñé LA ESPADA Soñé TORQUEIMADA Soñé SEPULVEDA Soñé LA VIRUELA Nunca yo me acostumbraré Mundo querido alíviame Sueño de SOLENTINAME Nunca yo me acostumbraré Mundo querido alíviame( Mano Negra)

El nombre del poeta ni-caragüense Ernesto Cardenal resuena nue-vamente en el mundo, cuando ahora, a los

casi 88 años, le ha sido otorgado el premio de poesía Reina Sofía, uno de los galardones más prestigiados de la lengua española. Muy a tiem-po llega este reconocimiento a la obra de uno de los grandes poetas de América. Cardenal reaccionó con su habitual sencillez, dicien-do con suave ironía que con este

Desde la portada

El suEño dE solEntinamE.2 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 12 mayo de 2012

premio le quitaban la categoría de ser el poeta menos premiado del planeta. Pero los premios de Car-denal han sido sobre todo el reco-nocimiento de sus lectores fieles. Cardenal sigue siendo, y será, un poeta fundamental de la lengua española. Lo recordamos en sus recitales

a “cielo abierto”, en los lejanos años setentas, cuando todos éra-mos muy jóvenes y leíamos con gran intensidad sus versos de una sabiduría elemental y arrolladora. Reunía multitudes en Santiago de Chile, en San José de Costa Rica o en Europa, y declamaba con su voz un poco enredada, un tanto pastosa, sus extraordinarios poe-mas. Qué manera de penetrar en la ternura. Qué forma de hacernos reflexionar sobre la vida, el amor y la existencia.Cardenal es un autor que reco-

rrió todas las formas poéticas y

literarias, desde los condensados epigramas hasta los extensos poe-mas épicos. Creador del movi-miento “exteriorista” en la poesía de nuestra lengua, supo impulsar una corriente que sostiene que la poesía no tiene otra inspiración y tema que la misma realidad, de la cual inevitablemente nadie puede escaparse. Pero la realidad para Cardenal ha incluido siempre la dimensión espiritual. Ha sido un poeta social y espi-

ritual a la vez Un místico por an-tonomasia. No solamente por su investidura de sacerdote católico, sino por lo que ha logrado expre-sar en sus poemas. Sus salmos, verdaderos cantos d esperanza. O el célebre ”Oración por Marilyn Monroe”, poema traducido a todas las lenguas e incluido en la mayoría de antologías de poesía hispanoamericana:“Ella no hizo sino actuar según

el script que le dimos, el de nuestras propias vidas, y

era un script absurdo. Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros por nuestra 20th Century por esa Colosal Super-Produc-

ción en la que todos hemos tra-bajado. La película terminó sin el beso

final. La hallaron muerta en su cama

con la mano en el teléfono. Y los detectives no supieron a

quién iba a llamar. Fue como alguien que ha mar-

cado el número de la única voz amiga y oye tan solo la voz de un disco

que le dice: WRONG NUMBER O como alguien que herido por

los gánstesr alarga la mano a un teléfono

desconectado.Señor: quienquiera que haya

sido el que ella iba a llamar y no llamó (y tal vez no era nadie o era Alguien cuyo número no

está en el Directorio de los Án-geles) ¡contesta Tú al teléfono!”Cardenal ha sido el poeta de los

pueblos sin voz, de los oprimidos y marginados. No olvidamos sus poemas a los indios americanos. Su lírica anti somocista, que hizo temblar de ira al tirano. Su pro-

yecto comunitario en la isla de Solentiname, donde se comenzó a soñar en una Nicaragua libre y distinta.El experimento de Ernesto

Cardenal en Solentiname fue la creación de una especie de mi-cro sociedad en el mejor espíritu de los grandes socialistas utópi-cos del siglo XIX: Saint Simón, Proudhon o Louis Blanc. Como la comunidad de “Nueva Armo-nía” fundada por Robert Owen o como un falansterio de Charles Fourier.El Archipiélago de Solentiname

está compuesto de 36 islas e islotes en el lago de Nicaragua, con una extensión total de 40 kilómetros cuadrados. El nombre Solentiname tiene raíces precolombinas al pro-venir de la acepción náhuatl Ce-lentinametl que significa “lugar de muchos huéspedes”, “lugar de descanso” o “lugar de hospedaje”.Cardenal había comprado So-

lentiname en 1959. En los años setentas inspirado en las enseñan-zas de su maestro Tomas Mer-ton, con dos compañeros suyos , Carlos Alberto y William ,llega a Solentiname para fundar en una hermandad contemplativa. Es de-cir un proyecto de buscar la co-municación con Dios a través de la convivencia pacífica y solida-

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Suplemento Cultural 3Nueva Guatemala de la Asunción, 12 de mayo de 2012

ria en la tierra. La comunidad fue creciendo y los pobladores de la isla, agricultores y pescadores pobres por generaciones, fueron alfabetizados y se les enseño el arte de la pintura, la cerámica y el dibujo. En poco tiempo com-binaron sus labores agrícolas y la pesca con el arte. Surgió así un arte primitivista de gran colorido y profunda expresión, dentro de una naividad poética y un ma-nejo magistral de los registros cromáticos. Solentiname era en Nicaragua

una pequeña comunidad libre. La Nicaragua dominada por la dictadura de la familia Somo-za. Cardenal y sus compañeros convivían hombro a hombro con los campesinos pescadores, dedicándose a la superación per-manente de la comunidad y sus individuos, alimentándose de poesía, oraciones, pintura, es-cultura y fotografía. Una utopía moderna en medio de una san-grienta dictadura.Y los cuadros de los pintores

campesinos de Solentiname al-canzaron celebridad en todo el mundo, se organizaron exposi-ciones en Europa, Estados Uni-dos y en Latinoamérica. La isla recibió la visita de personalida-

des famosas, so-bre todo artistas y escritores. El gran argentino Julio Cortázar visitó So-lentiname y con-signo después en un texto dramático sus experiencias en la comunidad fundada por Car-denal, relato que intituló “Apocalip-sis en Solentina-me”, refiriéndose a la destrucción que posteriormente se produjo. Escribió Cortázar:“A Solentiname

llegamos entra-da la noche, allí esperaban Teresa y William y un poeta gringo y los otros muchachos de la comunidad; nos fuimos a dor-mir casi ensegui-da pero antes vi las pinturas en un rincón, Ernesto ha-blaba con su gente y sacaba de una bolsa las provisio-nes y regalos que

traía de San José, alguien dormía en una hamaca y yo vi las pinturas en un rincón, empecé a mirarlas. No me acuerdo quién me explicó que eran trabajos de los campesi-nos de la zona, ésta la pintó el Vi-cente, ésta es de la Ramona, algu-nas firmadas y otras no pero todas tan hermosas, una vez más la vi-sión primera del mundo, la mirada limpia del que describe su entorno como un canto de alabanza: vaqui-tas enanas en prados de amapola, la choza de azúcar de donde va saliendo la gente como hormigas, el caballo de ojos verdes contra un fondo de cañaverales, el bautismo en una iglesia que no cree en la perspectiva y se trepa o se cae so-bre sí misma, el lago con botecitos como zapatos y en último plano un pez enorme que ríe con labios de color turquesa. Entonces vino Ernesto a explicarme que la venta de las pinturas ayudaba a tirar ade-lante, por la mañana me mostraría trabajos en madera y piedra de los

campesinos y también sus propias esculturas; nos íbamos quedando dormidos pero yo seguí todavía ojeando los cuadritos amontona-dos en un rincón...”Desde aquella paradisiaca y sin-

gular isla, espiritualmente libera-da, partió un mensaje humano que coadyuvó mucho en derribar a la dictadura negra y nefasta de la fa-milia Somoza. La Guardia somo-cista terminaría, sin embargo, por invadir Solentiname, destruir la comunidad, asesinar y sembrar el terror en lugar del Evangelio y el Arte. Cardenal escribió ahí el libro “El Evangelio de Solentiname”, donde afirma:“En Solentiname, un retirado

archipiélago en el Lago de Nica-ragua, de población campesina, teníamos los domingos en vez de un sermón sobre el evangelio, un diálogo. Los comentarios de los campesinos solían ser de mayor profundidad que la de muchos teólogos, pero de una sencillez

como la del mismo evangelio. No es de extrañarse: el evangelio o ‘buena nueva’ (la buena noticia a los pobres) fue escrito para ellos, y por gente como ellos. La fe y la esperanza en un mundo mejor las tienen muchos ahora más que nunca, y me parece que aquellos que no las tienen también las de-berían tener”Cardenal se haría sandinista en

los momentos más difíciles de la lucha. Y tras la victoria del san-dinismo fue su primer Ministro de Cultura. Pero el poder no ha sido nunca su objetivo ni tolera nada que en nombre de ese poder o usándolo, se aleje de los princi-pios liberadores de la fraternidad, la transparencia, la solidaridad y la convicción que el cielo está aquí en la tierra. De ahí su firme distan-ciamiento con una revolución que considera, hoy, lamentablemente perdida.La isla fue donada por el poeta a

la Asociación para el Desarrollo de

Solentiname (APDS) y ha vuelto a ser un lugar de recogimiento para artistas y poetas. La pintura pri-mitivista resurgió y se producen obras hechos por manos campesi-nas y de pescadores que expresan el mensaje ineludible de que el arte y el cultivo del espíritu en comuni-dad es una utopía son sólo posible sino necesaria:“…estoy contaminado de ra-

dioactividady n a d i e s e m e a c e r -

c a p a r a n o c o n t a g i a r s e P e r o y o p o d r é h a -blar de t i a mis hermanos Te e n s a l z a r é e n l a re u -n i ó n d e n u e s t ro p u e b l o R e s o n a r á n m i s h i m n o s en medio de un gran pueblo Los pobres tendrán un banquete N u e s t r o p u e b l o c e l e -b r a r á u n a g r a n f i e s t a El pueblo nuevo que va a nacer.”(fragmento de “Por Qué Me Has

Abandonado” (salmo 21) de Er-nesto Cardenal)

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4 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 12 de mayo de 2012 Suplemento Cultural 5Nueva Guatemala de la Asunción, 12 de mayo de 2012

El saber decir las cosas sin decirlas, es un recurso de agilidad mental para salir airoso de una situación difícil. POR MARIO GILBERTO GONZÁLEZ R.

Todos guardamos recuerdos anecdóticos de nuestra madre en lo profundo del relicario de nuestros corazones, que

persisten hasta el momento en que también nos toque el mo-mento de pagar nuestro tribu-

to a la madre tierra.POR JOSÉ ANTONIO

GARCÍA URREA

E n lo verbal, es una respuesta inme-diata, corta, se-gura y sorpresiva que tiene por fi-nalidad, romper el

esquema del interlocutor. Dejarlo en silencio por un corto tiempo sin recurso de continuar y cuando reac-ciona, preguntarse él mismo ¿Qué quiso decir con su respuesta a mi pregunta? La respuesta desconcier-ta tanto, que no da opción a réplica.

También puede ser escrita con suma elegancia, que amerite una reflexión. Porque dijo sin decir lo que quería decir. Su respuesta se puede prestar a varias interpreta-ciones. El éxito está en que todo lo que se dice, no lo dijo él. Sin embargo, si lo dijo.

Es un arte en el dominio de la ex-presión escrita o verbal. Es también un recurso maravilloso para escri-tores, periodistas, oradores, poetas y especialmente para los políticos y gobernantes. Bien manejada da elegancia a quien lo dice o lo escri-be. Para salir en caballo blanco en una situación difícil, se requiere de serenidad, habilidad mental ¿y por qué no decirlo? de ingenio y sabro-sa picardía.

En mi juventud, conocí a varios escritores, periodistas, oradores y sobre todo, políticos que sabían manejar con elegancia, esta forma de expresión.

Esa vieja escuela se ha perdido en nuestros días. Falta esa chispa para cambiar una cosa por otra. Se carece de los recursos de la agili-dad mental y del buen manejo del lenguaje, que sólo lo da las buenas lecturas, una sólida preparación académica y dominio de la sabi-duría popular. Hoy, se prefiere ser locuaz para demostrar el dominio de una cosa y explayarse todo lo posible en la respuesta, con la fina-lidad de aclarar y dejar satisfecha a la otra persona. El peligro está en que la capa de barniz es muy delgada y con poco se opaca. No hay que hacer lucubraciones ni se-ñalamientos ante los hechos que a diario se viven. Por sus frutos los conociereis, dice el libro de la sa-biduría. Y para lucimiento equívo-co, se improvisa sin fundamento y ante cualquier señalamiento, es el impulso de la víscera el que se im-pone al sereno razonamiento.

Anejo, entre los demás perga-minos de una biblioteca antigua, desempolvo éste que contiene una interesante reflexión:

“El Sultán soñó que se le habían caído todos los dientes.

Consultó el sueño con un adivino

Yo, por ejemplo, recuerdo que mi mamá me hacía un camisón para dormir, y me amarraba “la trampa” para que no se me salieran los pies pues, decía, deben estar siempre calientes, mientras que la cabeza debe de es-tar fría; me ponía un pañal grueso para que no se en-friaran los orines; en tiempo de frío me hacía unas cami-setas de tela de costalito de harina porque era caliente y si era necesario los hacía de papel de periódico para que calentaran más, los dos iban juntos.

Las mamás de esos tiem-pos eran bastante estrictas, la mía no se quedaba atrás, pero al regañarme lo hacía, puedo decirlo, aplicando psicología infantil sin ha-berla estudiado, no como mi papá que de quítame de ahí esas pajas, se iba soltando el cincho, aparte de los regaños con voz fuerte. De mi mamá no recuerdo haber recibido alguna vez un coscorrón o un tirón de orejas.

Resulta que nací zurdo, creo ya haberlo dicho, pero en, la Casa Central en donde estudié la primaria desde el Asilito, la hermana (monja), que era la maestra, al ver que yo usaba la mano izquierda para escribir me daba chas-cazos en los nudillos y la amarraba por la espalda y me decía que me iba a ir al infierno porque era cosa del Diablo; cuando se los con-té a mis papás les dio risa y mi mamá fue a hablar con la

monja para que no me mo-lestara más, ella en cambio con su gran amor de madre, me tomaba mi mano derecha con la suya y la guiaba para hacer las letras

Mi mamá era costurera fina, bordaba con hilo de oro, incluso para ornamen-tos sacerdotales; también cosía, por ejemplo: calzon-citos para bebés, en serie, yo conforme iban saliendo de la máquina de coser les iba cortando el hilo con unas tijeras medianas y le pre-guntaba cuándo me las iba a regalar, me respondía que cuando se muriera me las heredaría, cada poco le pre-guntaba cuándo se moriría –de repente–, me respondía, yo tendría seis años, ella mu-rió de ochenta y dos, y de las tijeras no supe nada.

Mi mamá, como dejo di-cho, era de aquellas muje-res fuertes, aunque no muy socorrida de estatura ni de grasa, de buen color facial, “chapuda”. Famosa por don-de vivía, por el Santuario de Guadalupe, desde temprano ya andaba por la calle ha-ciendo mandados, dos veces se cayó y no se rompió ni un hueso, ni la cadera. Era doña Margarita por aquí, doña Margarita por allá. En la actualidad solo quedo yo para recordarla pues mis dos hermanos, Elsa, la menor y Carlos, antes que yo, en edad, se me anticiparon para reunirse con ella en la Man-sión Celeste hasta donde le digo: Feliz día de la Madre,

Saber decir laS coSaS Sin decirlaSlaS tijeraS de mamá

Desde mi Balcón

Desde mi butaca

que le dijo: ¡Qué desgracia mi Se-ñor! Cada diente representa la pér-dida de un pariente vuestro.

¡Insolente! Gritó el Sultán enfada-do. ¿Cómo te atreves a decir seme-jante cosa?

Llamó a los guardias y ordenó que le dieran cien latigazos.

Llegó otro adivino a quien le con-tó su sueño.

Este, muy sereno le explicó su significado. ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que vos sobreviréis a todos tus parientes.

El semblante del Sultán cambió. Expresaba alegría y ordenó le die-ran cien monedas de oro.

Intrigado uno de los cortesanos, le dijo al adivino. La interpretación

que acabáis de hacer del sueño a mi Señor, es el mismo que hizo el primer adivino. No comprendo por qué a él ordenó darle cien latigazos y a ti cien monedas de oro.

Todo depende de la forma como decimos las cosas –respondió el adivino-. De esa forma de decir las cosas, depende la felicidad o la des-gracia, la paz o la guerra”.

Antaño, las entrevistas a los mandatarios, eran solemnes, con preguntas precisas y respuestas lógicas, previo conocimiento del pliego de preguntas, con fijación de día, hora y tiempo de duración. Hoy hablan tanto que incurren en más errores que el que tratan de aclarar.

San Bernardo, Abad de Claraval, recomendaba que si eres prudente,

gobierna. Si gobiernas, se prudente. En el caso de los que tienen res-

ponsabilidad en el manejo de la cosa pública, es evidente la impro-visación y la falta de cultura que cuando hablan, incurren en men-tiras, falsedad y desconocimiento. Para el hombre de a pie, decirlas de frente es provocar un riesgo in-necesario. Es el ingenio el que salva la situación.

Dejemos que sean los autores los que nos ilustren y nosotros nos deleitemos, con las respuestas que dieron personas distinguidas, a pre-guntas capciosas, molestas o de do-ble intención.

“La víspera del estreno de la adaptación teatral de ‘La Dama de las Camelias’ de Alejandro Dumas,

la protagonista Marie Doche, le pre-guntó a su autor:” Querido Dumas, ¿cómo me visto para representar a una prostituta?

“No se preocupe –respondió él, sin vacilar-, uno de los que acos-tumbra a llevar a diario, será per-fecto.”

Famoso es el discurso del orador dominicano Javier Céspedes, que en la época del dictador Trujillo, se atrevió a decir, para referirse a la realidad que entonces vivía el país, diferente a la que proclamaba el régimen:

“Anteriormente el hombre del campo venía al pueblo en qué, con qué y a qué.

Hoy día, el del campo viene al pueblo, sin ná, en ná y a ná.”

Don Juan de Tarso a quien se atribuye ser el Don Juan Tenorio, llegó a una fiesta con un vestido he-cho de reales. En el pecho llevaba una placa que decía: “Mis amores son reales”.

En Sevilla representó una obra de teatro en la que la protagonista fue la propia Reina. Sucedió que a me-dia función se declaró un incendio. Don Juan tomó en sus brazos a la reina y la salvó. Días después, don Juan murió en las calles de Sevilla víctima de una certera puñalada. Lope de Vega escribió: “Aunque el autor fue un villano, el impulso fue soberano.” Sin decirlo se supo quien fue el autor intelectual.

Cuando Winston Churchill llegó a la Habana después de la segunda

guerra mundial, varios periodistas de Centro América y del Caribe le salieron al encuentro. Sus entrevis-tas eran puntuales, precisas y con tiempo limitado. José Castro, perio-dista hondureño le pasó su pregun-ta sobre el caso de Belice. Cuando Churchill la vio dijo: demasiado extensa. En las prisas, Castro puso: ¿Qué opina del caso de Belice? La respuesta de Churchill fue: Recuer-de el periodista que soy conserva-dor. Lo que Castro escribió no lo dijo Churchill. Fue una interpreta-ción suya. Sin embargo, lo dijo sin decirlo.

Un periodista sorprendió al Papa Juan Pablo II, con esta pregunta: Santidad ¿Cuánta gente trabaja en el Vaticano?

El Papa con gran agilidad mental desvió la intensión de la pregunta, rápido y en forma lacónica respon-dió: “creo que la mitad”.

Un mandatario de nuestro tiem-po, se hubiera explayado para jus-tificar el exceso de burocracia y al intentarlo, es probable que cayera en la intensión de la pregunta.

El gran escritor Augusto Monte-rroso, para expresar que lo que se estaba escribiendo bajo el manto del modernismo era una m… dijo que: Rubén Darío y Enrique Gó-mez Carrillo, son los grandes lim-piadores del establo.

También de él es: “Cuando des-perté, el dinosaurio todavía estaba allí” ¿Qué quiso decir Monterro-so? “el significado es bien fácil, los problemas siguen ahí donde se quedaron la noche anterior y por más que intentemos olvidarlo son parte de nuestra realidad, de nuestra vida. El dinosaurio es el problema y el personaje dormido intenta que cuando despierte a la mañana si-guiente, haya desaparecido, pero no es así “cuando despertó, el dino-saurio todavía estaba allí”

El pueblo con su sabiduría profun-da, y con su escaso rescoldo de espe-ranza, lo dice de esta manera cuando emite su voto para la alternativa de mando. El último día del continuismo y el primer día de lo mismo.

Por razones obvias, no se puede en ciertas circunstancias decir las cosas de frente. Se hace –entonces- uso del recurso de decir las cosas sin decirlas. Hay varias maneras de hacerlo.

Por diversos medios, se lamenta la falta de solidez en los estudios y la escasa cultura de los estudiantes que van a relevar a las viejas gene-raciones. Es tan grave que se habla de crisis educativa-cultural. Hay una manera diferente de decirlo.

Un inspector de educación visi-

ta la escuelita de un campo lejano. Cuando está frente a los alumnos de Sexto grado de primaria, le pregun-ta a uno de los niños.

- ¿Sabes quién escribió el Qui-jote?

- El Niño le responde. No señor.- ¡Increíble! ¿Cómo es posible

que un estudiante de Sexto grado de primaria, no sepa a estas alturas quién escribió el Quijote?

- El niño se suelta a llorar y le dice: “Señor, yo no escribí el Qui-jote”

- De Inmediato el profesor se pone de pie y le dice al Inspector: Si este niño le dice que no escribió el Quijote, esté seguro que no fue él...

- El Inspector confundido va don-de el Alcalde y le expone lo que el niño y el profesor le respondieron a su pregunta. El Alcalde muy so-lemne detrás de su escritorio, le responde después de darle un ma-notazo al mueble viejo: “Vea Señor Inspector. En este Tribunal se hace justicia y en cuanto yo sepa quien escribió el Quijote lo meto preso.”

Confundido más el Inspector va con el Ministro o Secretario de Edu-cación y después de referirle todo lo sucedido, el alto funcionario, se lleva las manos a la cabeza, cierra los ojos y con un suspiro le dice. “¡Ay Señor Inspector! ¿Qué sería de Lope de Vega si reviviera...?

¡Excúseme, Señor Ministro! -In-terrumpió el Ministro o Secretario de Cultura- quien no desaprovecha la ocasión para lucir su brillante y sólida cultura y con aires de pavo real, intenta aclarar el entuerto. Ha-brá querido decir: ¿Qué sería de don Francisco de Quevedo y Ville-gas si reviviera…?

Hay que agregar el vademecun que manejan las secretarias de los altos funcionarios, para explicar, con cortesía y elegancia, a modo de dejar satisfecha a la persona que lo procura, de que el jefe –justo en ese momento- está en una reunión o no se encuentra en la oficina por haber salido a realizar una diligencia im-portante.

Quien conoce la magia y el po-der de la palabra, su semántica y el objeto a que apunta, además de una sólida formación académica, dueño de una cultura general producto de lecturas selectas de los clásicos y conocedor de la sabiduría popular, puede dar respuestas magistrales de decir las cosas sin decirlas. Se sabe que el poder de la palabra “es capaz de crear, sanar y también destruir.”

¿Cómo diría usted sin decirlo, que tiene una vida lujuriosa? Darle rienda suelta a la hilacha para gozar de la buena cosa.

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6 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 12 de mayo de 2012

El significado dE la Escritura maya

C ientíficos rusos, alema-nes, españoles, estadouniden-ses, mexicanos, italianos, aus-tralianos, entre otros, dejaron parte de su vida en la investi-gación de la cultura maya, por

supuesto, cada uno hizo las interpretaciones a su buen entender; lo que dio como resulta-do la maravillosa interpretación de sucesos de la vida diaria, acontecimientos religiosos, políticos y sociales de la población maya.

Aprovechando la inquietud que ha cau-sado la “profecía maya” del final del mundo el próximo día 21 de Diciembre, es necesa-rio hacer una revisión a los conocimientos que de la cultura “maya” tenemos, pues que hay muchas interpretaciones religiosas de todo tipo acerca de un solo acto, hecho, cir-cunstancia o acontecimiento predicho.

La fecha del 21 de diciembre de 2012 ci-tada en dichos glifos generó una gran can-tidad de especulaciones sobre presuntas “profecías mayas del fin del mundo”, versión que ha sido rechazada por los arqueólogos y epigrafistas. Mientras para unos será el fin del mundo, para otros es la extinción de la Humanidad y para otros, es el ascenso a un nivel superior o un cambio radical en la manera en que vivimos o el inicio de una nueva era.

CALENDARIO MAYASegún los especialistas, Sven Groneme-

yer y Barbara Macleod, de la Universidad de La Trobe (Australia) los mayas crearon un calendario con base en un período de 400 años, denominados “baktunes”; cada era está compuesta de 13 ciclos de 400 años que sumaban 5125 años y, según su cuenta, la era actual concluirá en diciembre de 2012.

“La aritmética del calendario maya de-muestra que la terminación del décimo tercer Bak’tun simplemente es el fin de un periodo y la transición a un ciclo nuevo, aunque esa fecha está cargada con un valor simbólico, como la reflexión sobre el día de la creación”.

En la visión maya al final de cada era se completaba un ciclo de creación y comen-zaba otro, y en esta inscripción se menciona que el 21 de diciembre “sería investida la dei-dad Bolon Yokote”, un dios vinculado con la creación y la guerra, que participó en el co-mienzo de la actual era, que se inició el 13 de agosto del año 3.114 a C. El epigrafista ale-mán indicó que esa inscripción está ligada a la historia de la ciudad maya de Tortuguero, en la que se cita al gobernante Bahlam Ajaw (612-679 d.C.) como futuro participante en un evento del final de la actual era.

Los mayas poseían el calendario más exacto aún nos sorprende por sus conoci-mientos; en la visión maya, al final de cada era se completaba un ciclo de creación y co-menzaba otro, las predicciones mayas para diciembre de 2012 no aluden al final físico del mundo, sino al retorno del dios Bolon Yokte, que regresaría al término de una era y el comienzo de otra, según una nueva in-

Colaboraciones

Como población habitante de una de las zonas mayas más ricas con vestigios arquitectónicos, pictóricos, glíficos y monumentales, nosotros, los gua-temaltecos, tenemos la obligación social de conocer algunos de los elementos constitutivos de la grandeza que nos orgullece. Por lo tanto, presento a ustedes la siguiente investigación para que tengamos una pincelada cultural acerca de los criterios empleados por los científicos “mayistas” que se han preocupado desde hace ciento diecisiete años por investigar, conocer, descubrir y dar a conocer la interpretación de los glifos mayas y lo que no sabemos acerca de nuestros antepasados. POR FERNANDO MOLLINEDO C.

terpretación divulgada por el Instituto Na-cional de Antropología e Historia (INAH) de México.

En el Continente Americano, el grupo humano que expresó de forma más esplen-dorosa su pensamiento fue el de los Ma-yas; lo anterior no es una falsa modestia ni pretendemos hacer una apología de estos pobladores mesoamericanos, quienes a tra-vés de su escritura tuvieron la oportunidad de legar a las civilizaciones posteriores una evidencia documental que se refiere a casi todos los acontecimientos de la vida diaria, ceremonial y espiritual de los mayas.

Desde los años treinta del siglo (1800) es decir, muchos eruditos, investigadores, arqueólogos, arquitectos, ingenieros, lin-güistas y una muy extensa gama de especia-listas, se dedicaron con pasión al estudio de la iconografía y epigrafía maya, porque fue

y es tanto el misterio que tienen implícitos sus glifos, que retan a conocerlos, estudiar-los y descifrarlos para encontrar “la verdad maya”.

Para los guatemaltecos, el decir que so-mos mayas significa un problema cultural muy serio, y lo calificamos de problema porque muy pocos naturales de esta región mesoamericana, tenemos los elementales conocimientos acerca de la cultura que nos orgullece ante el mundo. Nos quejamos que casi sólo extranjeros escriben libros acerca de la cultura maya, sin embargo, pocos gua-temaltecos han decidido lanzarse al campo de la investigación para dar a conocer sus hipótesis, tesis y trabajos al respecto.

Las escuelas antropológicas y arqueo-lógicas de Rusia, Estados Unidos, Francia, España y Alemania, fueron las que trataron de encontrar métodos y tendencias investi-gativas en busca de la solución a este reto.

Por esa razón hemos sido motivados a escribir algo al respecto, hoy presentamos a ustedes algunos as-pectos históricos de suma importancia, conside-rando que deben ser conocidos por la población en general.

En Copenhague, hace unos sesenta años, se rea-lizó un Congreso de Americanistas, donde fueron presentados trabajos muy importantes que persi-guieron solucionar el interesante problema de la interpretación de los glifos mayas. Las conclusio-nes del mismo fueron publicadas en un boletín de la revista de la Sociedad de Americanistas de París, el cual contiene las tesis de varios de los trabajos allí presentados.

A continuación presentamos los principales fundamentos de las diferentes tendencias o escuelas de investigación mayistas para el desciframiento de la escritura maya y los extractos de los trabajos ren-didos por los investigadores en ese Congreso.

ESCUELA ESPAÑOLAPacificada provisionalmente la península yuca-

teca, comenzó el trabajo misionero, llevado a cabo principalmente por religiosos Franciscanos; entre ellos, uno dejó su nombre indisolublemente unido a la ciencia maya, el segundo Obispo de Yucatán, Fray Diego de Landa.

Su figura histórica, trasmitida a través de pro-cesos y contra procesos fue más conocida por los azotes que mandó a propinar a los indígenas recal-citrantes o por su famosísimo auto de fe de Maní, que alguna afición que se le conociera a estudios o investigaciones.

Trescientos años después de su muerte, apareció el extracto de una Relación elaborada por él sobre la civilización maya, y la extraordinaria calidad de los datos de aquellas breves páginas ha colocado su nombre en el primer puesto de los investigadores del mayismo.

Añadimos que esto no ha impedido que muchos escritores repitan los epítetos de fanático e inculto, a los que se hizo acreedor entre sus compañeros y en España, sin prejuicio de verse obligados a reco-nocer la asombrosa nimiedad y fidelidad científica de su Relación. Para ser justos, se reconoce que ni Thompson ni Knorosov cayeron en esta ramplone-ría y que no perdería nada la obra de Zimmermann suprimiendo en ella la alusión al “Religiosem Fana-tismus”, que no añade gran cosa a los méritos de su investigación.

Landa transmitió una buena colección de glifos representativos de los veinte días del mes sagrado; habló de sus coeficientes numéricos, de las diversas combinaciones en que se centraban ambas para formar el primer ciclo de doscientos sesenta días.

Señaló además la existencia del año de trescien-tos sesenticinco días con los cinco días uayeb, y de lo que él llamó la lucha de los ahaus. Dio además los signos glíficos de los meses y los nombres y ofi-cios de los cargadores del año: bacabes. Recordó por otra parte, la serie de ritos mágicos-religiosos que esmaltaron los tiempos del año y el uso que los sacerdotes hicieron de sus conocimientos astronó-micos, para adivinar el futuro y las fortunas de los tiempos.

Landa insinuó además de la existencia de una incipiente escritura silábica al modo azteca y esta-bleció algunos ejemplos de su uso. Esta escritura extraordinariamente complicada, cedió pronto su

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Suplemento Cultural 7Nueva Guatemala de la Asunción, 12 de mayo de 2012

puesto a la escritura de tipo español en que apren-dieron a transcribir su lengua, los jefes espirituales del pueblo maya.

Dentro del período español, hay que colocar la serie de libros escritos en caracteres españoles que sustituyeron a los libros mágicos de antaño que, eran enterrados habitualmente con sus poseedo-res. Los nuevos libros mágicos se conocen con el nombre popular de CHILAM - BALAM, algunos de ellos pudieran aún estar en uso entre los sacer-dotes-brujos de la actualidad.

Los actualmente conocidos fueron publica-dos por Juan Pío Pérez, investigador, que co-nectó la escuela española con el actual grupo mexicano. Junto a Landa pero a bastante dis-tancia de él se numeran algunos cronistas de los que nunca se prescinde en la investigación maya, tales: López de Cogolludo (1,688), Li-zana (1,633), Sánchez del Águila (1,639) o Las Relaciones comprendidas en los dos volúmenes (XL y XLI) de la segunda serie de la colección de Documentos Inéditos para la Historia de Hispa-noamérica (Madrid, 1,898).

Abundante y decisiva fue la aportación de la Es-cuela Española, tanto en la fijación del maya clásico con los magníficos diccionarios y Artes (San Fran-cisco, Motual, Coronel...), como en el estudio de las lenguas más o menos emparentadas con el maya que pudieran iluminar el remoto pasado de este idioma. Ante esa riqueza lingüística, los estudiosos adoptaron distintas posiciones, consecuencias de sus respectivas teorías.

Los fonetistas consideraron imprescindible la reconstrucción de un maya arcaico antes de lanzar-se a la aventura de la fonetización de los glifos; los simbolistas no tomaron en cuenta esos detalles. J. Eric S. Thompson, por ejemplo adoptó la doctrina de la inmovilidad del maya, para tomar como base el maya clásico de su interpretación. Más tarde, el entusiasmo con que W. Gates coleccionó todos los manuscritos referentes a lenguas emparentadas con el maya, como trabajo preliminar al Diccionario Glífico que trataba de presentar.

No fue abundante la aportación del período es-pañol en el campo de la arqueología, sin embargo, hicieron algo bueno: respetar la mayoría de los mo-numentos que, tanto en Yucatán como en las tierras altas de Guatemala llegaron al período indepen-diente en casi total integridad.

Se conservan algunas descripciones, como las de Fuentes y Guzmán, a quien no faltó la preocu-pación de tomar las medidas correspondientes para que sus estudios fueran documentos arqueológicos de primer valor.

Con método moderno fueron exploradas, sola-mente las ruinas de Palenque, de las que se conser-van planos de sus plantas, alzadas, reproducciones y vaciados en el Archivo de Indias y en el Museo de América de Madrid.

ESCUELA RUSAEl investigador ruso Knorosov, en su trabajo

realizó una especie de declaración de existencia de una escuela rusa de mayismo, la cual fue simbó-

licamente inaugurada con la traducción al idioma ruso de la Relación de las cosas de Yucatán cuyo autor fue Diego de Landa.

Kronosov propuso una revisión total del problema de la interpretación de los glifos, y una vuelta a los métodos fonéticos que se apoyan en una interpretación literal del pe-queño alfabeto que legara Diego de Landa al final de su obra “La Relación de las cosas de Yucatán”. Kronosov estudió brevemente con este objeto, la constitución silábica del maya clásico y aplica a cada uno de los tipos foné-ticos un glifo acomodado.

En 1944 la doctora Tatiana Pros-kouriakoff logró establecer una secuencia de gobernantes y sus ascensiones al poder para Piedras Negras, Petén, Guatemala que la llevaron a ella y a un reducido grupo de investigadores a encontrar nuevas informa-ciones, de carácter histórico, valiosísimas para el conocimiento de los mayas, única cultura que ha tenido este marco cronológi-co e histórico, basado en fechas, gracias a su escritura glífica, caso aislado en el panorama del mundo precolombino americano.

Otro de los artículos citados, a manera de respuesta fue redactado por el investiga-dor alemán T.S. Barthel, quien no disimuló el poco aprecio que le mereció la teoría del profesor ruso Kronosov. La consideró un regreso injustificado a métodos anticuados y propuso a la consideración de los lectores el espectáculo de las dos grandes corrientes del mayismo: americana y alemana - que según él - llegaron a una especie de fusión en las publicaciones de los investigadores Eric Thompson y Gunter Zimmermann, demostrando así la validez de los elementos esenciales de ambas y abriendo el camino a la esperanza de una solución del problema.

Sin embargo, el optimismo en la mayor parte de los investigadores no fue del todo completo, el mismo Barthel confesó que: aunque el desciframiento de los glifos mayas adelanta siempre, sería ilusorio esperar una lectura completa de los textos correspon-dientes. Nos basta - dijo - llegar a compren-der el sentido de la vida, la conciencia del mundo y aquella fusión del hombre y natu-raleza que se revela en los misterios mágicos del calendario maya.

J. Eric S. Thompson llegó a resultados parecidos, no creyó que se fueran a encon-trar revelaciones de tipo histórico; consideró que la acentuación maya en el período má-gico de los glifos interpretados es una de-mostración de las afirmaciones hechas por Diego de Landa. El investigador mexicano Caso dio una nota más optimista dicien-do en su artículo sobre Historia de Centro América, que las estelas mayas iban a reve-lar la historia del pueblo que las esculpió una vez se utilizaran los métodos sugeridos por Thompson.

ESCUELA FRANCESA No fue exclusivamente francesa la in-

vestigación de los años comprendidos en la segunda mitad del siglo XIX, pero nombres como el del Abate Brasseur de Bourbourg dieron nombre a una escuela de mayismo. Al gran público europeo llegó el conocimiento de los restos arqueológicos mayas a través de las descripciones de Stephens en 1,843 y de Catherwood en 1,844. Por las mismas fechas apareció el Códice de Dresde en la colección de Lord Kingsbourgh hacia 1831 y 1848.

Faltó sin embargo, establecer la conexión entre códices e inscripciones y dar con al-guna clave que ayudara a su interpretación. Esto fue obra del Abate Carlos Esteban Bras-seur de Bourbourg quien desde hacía varios años se dedicaba a la investigación en Amé-rica, iniciándola en Canadá, luego en Méxi-co y posteriormente en Guatemala.

Desempeñó en diversos cargos eclesiás-ticos en estos países, lo que le permitió en-trar en contacto con personas e instituciones que poseían verdaderos tesoros en antiguos manuscritos, sin que parecieran conocer su valor.

Brasseur localizó entre otras obras: el fa-moso texto original de Ximénez conocido con el nombre de Popol Vuh; con manus-critos de todas procedencias formó una bi-blioteca y sobre tan amplia base publicó una colección de obras, valiosas en conjunto, aunque el exceso de fecundidad quitó inte-rés a su aportación.

Brasseur encontró en Madrid, entre los documentos reunidos por el historiador es-pañol Muñoz para su Historia de América, el texto de la Relación de las cosas de Yuca-tán, que había de ser, en frases de Thomp-son, lo más parecido a la piedra roseta de la interpretación glífica. Identificó y publicó el llamado Códice Troyano y con estas dos pu-blicaciones introdujo en el público científico europeo el tema de la insospechada cultura maya hacia los años 1,862 y 1,869.

Una de las aportaciones positivas de Brasseur fue la identificación en Códices e inscripciones de glifos de los días conser-vados por Landa. También se debe a él, la primera sistematización de la numeración de barras y puntos, aunque en ello no pasó de los primeros atisbos. El resto de sus inter-pretaciones glíficas sobre la base fonética del alfabeto de Landa, fue estéril.

El sistema de la numeración de barra y punto es reconocible en la mayoría de los glifos mayas. Las cuentas en unidades de veinte (sistema vigesimal) fueron utilizados tanto en el lenguaje como en la escritura. Los numerales usualmente se escriben con puntos y barras, representándose una uni-dad por medio de un punto y cinco unida-des por medio de una barra.

Otros investigadores franceses como León de Rosny (1,876-1,883), A. Pousse (1,884) y otros más recientes que pretendie-ron salvar la base de la interpretación glífica por el mismo procedimiento fonético, no tuvieron éxito. Sin embargo Pousse tiene en su haber la explicación del sentido de los co-lores rojo y negro en las cifras numéricas.

ESCUELA ALEMANASobre la investigación del Códice Dres-

den se hace su entrada en el campo maya la escuela alemana. Ernest Forstemann tuvo brillantes resultados al identificar los gran-des números que se repiten incansables en las páginas del Códice. Subió el punto de interés de la investigación al comprobarse que los compiladores del Códice maneja-ron bien las operaciones aritméticas y al constatar que muchas de aquellas series de cifras casaron bien en los ciclos lunares o venusianos.

Forstemann analizó hasta los últimos de-

talles del calendario maya: estableció tablas para su estudio; descubrió las cifras 0 y 20 (que Thompson prefirió que fueran inter-pretadas como como señales de completo y plenitud); fijó la fecha 4 Ahau 8 Cumhu para el comienzo ideal de los ciclos mayas e identificó en los glifos de Copán la prime-ra serie inicial que tantas perspectivas abrió sobre la problemática del calendario maya (1,891 - 1,897).

Hay que colocar entre los primeros luga-res de la escuela germana al investigador E. Seler (1,889 - 1,917) cuyos méritos no estri-ban tanto en la interpretación glífica maya, cuanto en la demostración, realizada por convergencia de multitud de identificacio-nes, de la fundamental unidad cultural del área azteca-maya.

En los estudios de Seler habría que co-locar también la base de la nueva dirección que experimentó la escuela alemana que dio por terminada la investigación matemática-astronómica e inició la tarea de identifica-ción de los dioses del panteón maya. En este aspecto ocupó lugar destacado P. Schellhas (1,904 - 1,945) quien identificó una multi-tud de deidades a las que señaló con las le-tras del alfabeto, y H. Beyer (1,908 - 1,945) cuyos trabajos abarcaron multitud de aspec-tos de la glífica maya, siendo su especiali-dad el análisis individual de cada uno de los signos y su descomposición, en elementos principales e infijos secundarios.

ESCUELA ESTADOUNIDENSESe le considera como escuela a partir de

las publicaciones de Stephens, los estudios de Maudslay (1,882 - 1,902) y de Goodman incluidos casi todos ellos en la Biología Cen-trali Americana (London, 1,898 - 1,902).

La primera gran figura estadounidense es la de D. G. Brinton (1,822-1,900), que establece un sistema ecléctico de interpreta-ción glífica, que sirvió de norma a muchos investigadores estadounidenses; ya que es típico de esa escuela el objetivismo con que busca poner al alcance de todos, los elemen-tos de trabajo y el sentido pedagógico para facilitar la entrada al campo algo misterioso de los glifos mayas al mayor número de in-vestigadores.

La escuela estadounidense por medio de las grandes empresas de investigación como la Peabody, acometió una gran obra de restauración arqueológica y la Carne-gie publicó dos grandes enciclopedias de inscripciones mayas: The inscriptiones at Copán (1,920) y The Inscriptiones of Petén (1,938) publicadas ambas bajo la dirección del investigador Sylvanus G. Morley, con lo que más se acercaron a una serie de los glifos esculpidos. Sobre todo los cinco volúmenes de la segunda constituyen una obra monu-mental y de escrupulosa exactitud. Recono-ció en 1,915 dos tipos de glifos: NUMERA-LES y CALENDARICOS.

Es nombre importante en la escuela es-tadounidense, William Gates, quien con menor o mayor ayuda de la John Hopkins University, puso en marcha la Maya Society y llegó a reunir la más completa colección de copias fotográficas de obras manuscritas, que tratan de lingüística o etnología maya. En 1,948 se conservaron esas copias en grandes vidrios de tamaño folio esperando ser vendidas en pública subasta.

Gates abrigó el ambicioso plan de com-pilar un diccionario de lenguas mayences o maya-quichés juntamente con una serie de gramáticas comparadas con una serie de re-construcciones del maya arcaico que es base fonética de los glifos fonéticos o interpreta-ción lingüística de los glifos ideológicos.

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“Probando nubes”, óleo sobre tela. FOTO LA HORA: CORTESÍA

Gaveta “I”, óleo sobre tela. FOTO LA HORA: CORTESÍA

Díptico “II”, óleo sobre tela. FOTO LA HORA: CORTESÍA

Galería de artistas

Los entrañabLes paisajes de aLfredo García

E s, en verdad, un género de lejanías físi-cas y emoti-vas, aunque los encuadres

por medio de los cuales el paisajis-ta recorta el contínuum de la Na-turaleza para destacar su “aspecto estético” sean producto de una sensibilidad innata que equilibra la visión de conjunto implícita en el paisaje con sutilezas de la obser-vación y primores del oficio en los que propiamente reside la expresi-vidad poética de este tipo de imá-genes. El sueño, en cambio, es lo interno por antonomasia, o mejor dicho la ventana que permite ver el mundo interior del individuo, cuyas imágenes cabe interpretar con espíritu poético y, consecuen-temente, representar con un len-guaje de símbolos y alusiones que se refieren ya no al contexto de la naturaleza sino al de la cultura y la historia personal y colectiva.

En la obra del pintor Alfredo García (1951) que actualmente se expone en Café Saúl del Pa-seo Cayalá aparece ese paisaje objetivo proyectado en la materia etérea de los sueños, en imágenes frágiles y delicadas en las que se confunden los límites de la reali-dad con los de la fantasía, difumi-nados en una atmósfera poética y brumosa como la que baja de las cumbres montañosas de occidente hasta los valles, pueblos y sembra-díos de Xelajú; o bien, invirtien-do los términos de la descripción anterior: en su pintura aparece el mundo de los sueños poblado del paisaje objetivo de la región de Los Altos, convertido en imagen inquietante por un absurdo que podemos atribuir a la fantasía ima-ginativa muy propia de los artistas de Quetzaltenango.

Como sea que se interprete, es indudable que lo que cultiva Al-fredo García en su pintura no es el paisaje tal como lo conocemos en la larga tradición de paisajistas de Guatemala, ni tampoco es una mera proyección “surrealista” y poética de sus sueños más íntimos y personales. Quizás la clave de su expresión no esté en los ele-mentos objetivos que conforman sus imágenes: las casas, cercas y pequeñas lanchas que se recortan nítidamente en unas llanuras o en unas aguas que se pierden en el in-finito, ni en los elementos cotidia-nos del mundo personal del autor, las gavetas, las sillas, insertos allí, como una nota ciertamente tierna pero incongruente en el paisaje de otra manera natural. Quizás el sentido de sus imágenes está en esa atmósfera brumosa que

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El paisaje constituye lo externo por antonomasia, la parte de la naturaleza que está fuera del individuo y a la que estéticamente cabe observar con espíritu analítico y objetivo y, en consecuencia, representar artísticamente con un realismo convincente, de equilibrado contenido emotivo.

Por Juan B. Juárez

no sólo las envuelve sino que las hace posible como reunión de dos mundos, como punto en el que se traslapan dos interpretaciones de lo real tradicionalmente opuestas y contradictorias: la de la necesi-dad (el realismo) y la del deseo (el sueño), conciliadas en su obra por un certero espíritu poético que no tiene nada que ver con el realismo mágico sino que traduce un modo de ser, de ver, de sentir y de expre-sar muy propio de la cultura pro-funda de Quetzaltenango.

Digamos, entonces, que en la pintura de Alfredo García se aso-ma esa cultura profunda para ver con los ojos velados por el sueño el antiquísimo misterio que escon-

den el cielo y las nubes, la tierra y las montañas, las casas y los cam-pos, los lagos y los cayucos. No se trata de una visión paisajística ni de una postura teórica-estética, sino propiamente de una cosmo-visión más compleja dentro de la cual el paisaje como lugar donde habita el ser humano es entra-ñable, está hecho de la misma materia transparente y posee la misma textura espiritual que los pensamientos y los seres y obje-tos imaginarios. Se comprende, entonces, el delicado oficio del pintor de brumas, la exactitud de la palidez de sus colores, la fineza de la línea con que teje estos pai-sajes que lo guardan dentro de sus

gavetas rústicas, olorosas a limpio. Sirvan estos conceptos de invi-

tación para participar en la con-versación sobre la obra del pintor

quetzalteco con la doctora Silvia Herrera el día 25 de mayo a las 10:00 horas en Café Saúl del Pa-seo Cayalá.