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Dioses de la Muerte Mitología

Dioses de La Muerte

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Dioses de la Muerte

Mitología

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La idea del infierno o simplemente de un lugar destinado a ser habitado por los muertos, es algo que ha estado presente en la religión y en la mitología de muchas culturas desde el inicio de la civilización. Dentro de este tipo de creencias han surgido múltiples deidades vinculadas a la muerte, tales como las que verán a continuación. 

Mitología griega

Hades

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Hades nació del dios Crono y la diosa Rea, teniendo como hermanos a Poseidón, Hera, Zeus, Hestia y Deméter.  Inicialmente Hades no era el dios de los muertos; pero, tras la victoria de él y sus hermanos Zeus y Poseidón sobre los titanes, el universo fue repartido de la siguiente forma: Zeus se quedó con el cielo, transformándose así en el Dios del Olimpo; Poseidón se quedó con el mar, volviéndose el Señor de los Océanos; y Hades, por su parte, se quedó con el mundo subterráneo, convirtiéndose en el Señor del Inframundo. A raíz de eso el Inframundo fue llamado también “Hades”, recibiendo así el mismo nombre que su gobernante.

Hades ha sido descrito como un amo despiadado, que reina sobre los muertos que no tuvieron los méritos para ir a los Campos Elíseos. En su gobierno, Hades es ayudado por una multitud de seres, tales como el perro de tres cabezas Cerbero o el barquero Caronte; además, junto a él reina Perséfone (sobrina suya, hija de Zeus y Deméter), quien antes de ser su esposa fue raptada por él mientras recogía flores y jugaba con sus compañeras en los campos de Sicilia…

A diferencia de quienes gozan de la paz en los Campos Elíseos, quienes están en el reino de Hades no tienen la opción de volver al mundo. Conjuntamente muy pocos mortales (Hércules y Teseo lo hicieron, pero eran héroes los dos) han conseguido escapar del Hades una vez que han osado poner sus pies en él.

Hades gobierna desde su trono de ébano en medio de un gran palacio. Cuentan los mitos que Hades tiene un casco de invisibilidad que le regalaron los cíclopes, que su carro es oscuro, imponente y lo tiran cuatro caballos fuertes y negros.

En cuanto a sus símbolos, estos son básicamente el narciso y el ciprés.

Tánatos  

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Tánatos es la personificación de la muerte no violenta, siendo la muerte violenta ejercida por las Keres (horribles espíritus femeninos que sobrevolaban los campos de batalla buscando heridos y moribundos). Siendo un ser simbólico, Tánatos tenía (en la mitología de Homero y Hesíodo) por madre a Nix (La Noche) y por hermano a Hipnos (El Sueño), de quien se dice que, intentando imitar a su hermano mayor, sume en la inconsciencia del sueño a los mortales que le tocan, ya que supuestamente cada noche él y Tánatos discuten sobre con cuál de los dos se irá cada hombre…

El aspecto de Tánatos suele variar, habiéndoselo representado de las siguientes maneras: 1) un niño alado, 2) Eros con las piernas cruzadas y la antorcha invertida, 3) un niño dormido en los brazos de Nyx, 4) un joven llevando una mariposa (que representa el alma) o una corona de amapolas (asociadas al dios y a su hermano por sus propiedades hipnagógicas), 5) un joven alado con una espada envainada en el cinturón, 6) un hombre o un joven vestido de negro y con una espada.

Macaria

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La Macaria que comúnmente se conoce es la hija de Heracles, pero hay otra Macaria mencionada en el Suda (gran enciclopedia bizantina del s. X). Esta última Macaria es hija de Hades (no se menciona la madre) y aparece como una personificación de la muerte bienaventurada. Inclusive, cierta fuente la coloca como una contraparte particularmente piadosa del Dios Tánatos.

.Mitología romana

Dis Pater y Plutón

Dis Pater y Plutón son en realidad el mismo ser. Originalmente Dis Pater  (“Padre Rico” en latín) era un dios ctónico de la riqueza, la fertilidad, la agricultura y los minerales subterráneos; sin embargo, debido a que los griegos tenían sobrenombres para Hades vinculados a la riqueza que se asociaba con los metales del mundo subterráneo o inframundo, cuando en la mitología romana (que toma sus dioses de la mitología griega) Plutón tomó el lugar de Hades, a veces éste (Plutón) fue llamado como “Dis Pater” o simplemente “Dis”, ya que previamente el dios Dis Pater había sido absorbido en la identidad de Plutón.

Plutón era en esencia lo mismo que Hades: había nacido de Saturno (equivalente de Crono) y de Ops (equivalente de Rea), había raptado a su esposa Proserpina (equivalente de Perséfone) y

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vivía en el Tártaro (el inframundo), donde recibía y juzgaba a las almas de quienes no habían conseguido ir al Elíseo.

La diferencia fundamental con Hades estaba en que, además de ser el dios del inframundo, Plutón era también el dios de los tesoros de la tierra, trátense estos de cosechas y bienes de esa índole o de metales, piedras preciosas y otras cosas semejantes.

El aspecto de Plutón era a veces el de un hombre de larga y espesa barba, facciones duras y expresión sombría, cetro negro y un casco mágico cubierto con piel. A veces se le representaba en un trono de ébano, se lo retrataba con sus cuatro caballos negros o con Cerbero, su perro de tres cabezas.

Mors

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En la mitología romana Mors era la personificación de la muerte equivalente a Tánatos en la mitología griega. Mors estaba asociada a Marte, el dios romano de la guerra; a Plutón, el dios del inframundo; y al Orco u Orcus, una figura un tanto ambigua que solía representar a un demonio que castigaba juramentos rotos pero también al mismo Plutón…

En cierta historia Hércules lucha contra Mors para salvar a la esposa de un amigo, mientras que en otras historias Mors aparece como la sirviente de Plutón, encargada de escoltar a las almas hasta la puerta del inframundo.

NOTA:

Las Parcas, existentes con los mismos rasgos bajo el nombre de “Moiras” en la mitología griega, no deben ser consideradas como diosas de la muerte sino como diosas-personificaciones del destino o Fatum. Ellas se encargaban de controlar el metafórico hilo de la vida de los mortales e inmortales (la inmortalidad de los dioses griegos era relativa: no podían morir a manos de mortales pero sí de otros dioses), controlando incluso el hilo de Júpiter. Tres eran las Parcas: Nona (Cloto en la mitología griega), que hilaba el hilo desde la rueca hasta el uso; Décima (Láquesis para los griegos), que media el hilo con una vara; y Morta (Átropos para los griegos), que cortaba el hilo determinando el momento y la forma en que alguien moría.

.Mitología babilónica

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Nergal y Ereshkigal

Ereshkigal era hija del dios Anu (rey de los dioses y dios de los cielos) y hermana de Ishtar (diosa del amor, el sexo, la fertilidad, la vida y la guerra). Ella residió felizmente en los cielos hasta que el gran dragón Kur la raptó y la llevó al inframundo, lugar del cual se convirtió en reina, pasando así a ser la diosa del inframundo o de los muertos.

Inicialmente reinaba ella sola, hasta que conoció a Nergal y se unió con él, hecho sobre el cual hay distintas versiones. Una de esas versiones cuenta que:

Habíase organizado un banquete de dioses en el cielo y Anu, considerando que su hija Ereshkigal estaba en el inframundo, envió al mensajero Kakka para que le transmita a Ereshkigal la noticia del festín y así ésta pueda subir a tomar su parte.

Kakka entonces cruzó las siete puertas del infierno hasta llegar al trono de Ereshkigal. Tras oír el mensaje de Anu, Ereshkigal envió a su mensajero e hijo (tenido con Enlil, padre de Nergal…) Namtar al cielo. Sin embargo, una vez que Namtar llegó al cielo, Nergal le ofendió gravemente, por lo cual su tío, el sabio dios Ea (creador de la Humanidad), envió a su sobrino Nergal a los infiernos para que se disculpase con Ereshkigal.

En los infiernos, Nergal y Ereshkigal se apasionaron mutuamente y fornicaron por siete días enteros, tras los cuales Nergal, ya satisfecho, se escapó disimuladamente del lecho para regresar al cielo.  Al darse cuenta de eso, Ereshkigal se desesperó y se enfureció, amenazando al mismísimo Anu con enviar a los habitantes de su reino a la Tierra hasta que el número de muertos superase al de vivos, a menos que Nergal regresase con ella y fuera su amante para siempre…

Al enterarse de la amenaza, Nergal se enfureció y organizó una expedición militar (dicen que con 14 demonios) para derrocar a Ereshkigal. Bajó entonces Nergal con sus tropas, rompiendo cada una de las siete puertas hasta llegar al trono de Ereshkigal. Allí, Nergal la tomó por los cabellos y la

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alzó, pero Ereshkigal le confesó su amor, le propuso matrimonio y le ofreció compartir con él el gobierno del inframundo. Al ver la actitud de Ereshkigal, Nergal se conmovió, la soltó, lloró y aceptó complacido la oferta de la diosa. Desde ese momento ambos gobernaron juntos el mundo de los muertos.

En cuanto a algunos de los caracteres particulares de Nergal (nacido de la violación sufrida por Ninlill a manos de Enlil), de él se dice que es el aspecto sobrio del dios sol Utu, representando así el mediodía y el solsticio de verano, época de sequías, destrucción, hambre y muerte… Concordantemente con eso, Nergal no es solo un dios de los muertos y del inframundo sino un dios de las plagas, la peste, la destrucción y la guerra. Es por ello que se lo suele representar como una figura con cuerpo humano que porta una espada y/o un cetro, que tiene dos cabezas de león y las piernas envueltas en un tipo de mortaja.

.Mitología egipcia

Anubis

Representado a veces como un perro que acompaña a Isis, por lo general Anubis es retratado como un hombre que tiene cabeza negra de chacal (por eso sus sacerdotes usaban máscaras de chacal) y sostiene un cetro real. Ello obedece al hecho de que el chacal, por su hábito de desenterrar tumbas para alimentarse, fue asociado a la muerte en el imaginario egipcio. Pero en esa lógica representacional el negro juega también un papel importante, ya que para los egipcios este color representa la putrefacción de los cuerpos, la oscuridad y la muerte, aunque a su vez es el color de la tierra fértil y uno de los colores empleados para representar la resurrección.  En cuanto a por qué a veces se lo representaba como un perro, aquello tiene su causa en el hecho de que el perro es un animal capaz de ver tanto en la luz del día como en las tinieblas de la noche, cosa esta capaz de representar la dualidad muerte/resurrección propia de Anubis. Finalmente, con mucha menor frecuencia (Heliópolis es un ejemplo) se pintaba a Anubis como serpiente, animal que era a la vez maléfico y protector en la simbología egipcia.

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Antiguamente Anubis era el gran soberano de la Duat, el mundo egipcio de los muertos. Sin embargo, después de ser asesinado por Seth y sus secuaces, Osiris resucitó gracias a Isis pero no pudo volver al mundo de los vivos, por lo que se quedó en el mundo de los muertos y, al ser más importante que Anubis, pasó a ser el primero al mando en el inframundo, encargándose a partir de entonces de juzgar a los muertos. Es así que Anubis pasa a ser la mano derecha de Osiris, el ejecutor de sus juicios y el encargado de las siguientes tareas: 1) Inicialmente embalsamar y cuidar los cuerpos de los faraones, ya que había recibido el título de “embalsamador de los dioses” tras ayudar a Isis en el embalsamamiento de Osiris; mas posteriormente, con la evolución de las creencias religiosas, Anubis pasó a ser el “dios de la momificación” y el encargado de acompañar al difunto (en general, ya no solo a faraones) ante el tribunal. 2) Imponer las manos al difunto para quitarle el corazón, poner un amuleto de escarabajo en el lugar del corazón y llevar el corazón al juicio para que sea pesado. 3) Vigilar junto a Horus la balanza en que se pesan los corazones durante el Juicio de Osiris. 4) Proteger a los sacerdotes embalsamadores. 5) Según ciertos textos, guiar al muerto en el más allá con la luz de la luna. 5) Satisfacer las suplicas de protección de los difuntos. 6) En la llamada “Baja Época”, ayudar en el cumplimiento de sortilegios amorosos a quienes solicitasen su favor para eso.

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Osiris

Osiris es un dios egipcio de fertilidad, regeneración del Nilo, agricultura y vegetación. Pero, y sobre todo después del mito de su muerte y resurrección, Osiris pasó a ser un dios de muerte, de resurrección y de juicio sobre las almas de los difuntos. Por esas razones el mito susodicho es la piedra angular de la escatología egipcia y del nacimiento del papel moral de la religión egipcia, ya que es en él donde entran las ideas del bien (personificado en Osiris), del mal (personificado en Seth), de la resurrección de la divinidad y su triunfo sobre el mal y la muerte, y de la instauración de esa divinidad como instancia de juicio en relación al destino del hombre tras la muerte.

Cuenta el mito que fue el bondadoso y sabio Osiris el rey (en la mitología, no en la realidad) que civilizó Egipto enseñándoles a los hombres la agricultura, instaurando leyes justas y haciendo que adoren a los dioses, creando así una religión. Todo ello sin recurrir a la fuerza de la opresión.

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Después de terminar su labor, Osiris se marchó a impartir sus enseñanzas a otros países, dejando a Isis como regente de Egipto. Sin embargo, cuando Osiris volvió, su envidioso hermano Seth y 72 compañeros suyos encerraron a Osiris en un cofre con su forma, echándolo después al Nilo para que se ahogara. Afortunadamente Isis buscó el cofre y la encontró, trayéndolo de vuelta, aunque no le sirvió de mucho pues Seth halló el cofre, sacó el cuerpo de Osiris y lo cortó en pedazos que esparció a lo largo de Egipto…

Sin darse por vencida, Isis recompuso el cuerpo y le devolvió la vida a Osiris, teniendo con él un hijo a través de la magia, ya que había encontrado todos sus pedazos excepto el pene. Ese hijo fue Horus, quien después vengó la muerte de su padre, derrocando a Seth y haciéndose con el mando de Egipto. Osiris, a pesar de haber resucitado, no pudo volver al mundo de los vivos y se fue al inframundo, transformándose en el juez de las almas y en el soberano de el más allá. Es por eso que, en la interpretación religiosa del mito, el faraón vivo se identifica (simbólicamente) con Horus y, al morir, con Osiris (simbólicamente también), bajo cuya forma es adorado. Aunque y en un nivel aún más general, Osiris es símbolo de inmortalidad y resurrección y es por eso que en cierta etapa del antiguo Egipto todo muerto se transformaba en Osiris.

Finalmente, en general a Osiris se lo representa momificado, con la piel verde, un cayado, un látigo o cetro y una corona; o bien, en su forma animal, Osiris aparece como un cocodrilo, un gran pez, un can, una garza o un toro negro llamado el “Toro de Occidente”, título éste que expresa su reinado en el inframundo ya que occidente es símbolo egipcio del más allá.

.Mitología azteca

Mictlantecuhtli

Mictlantecuhtli, cuyo nombre significa “Señor de Mictlan”, era para los aztecas el principal dios de los muertos y el soberano de Mictlan, la zona más baja de las nueve que conformaban el inframundo azteca.

Las formas en que se representaba a Mictlantecuhtli eran siempre macabras: un esqueleto cubierto de sangre o una figura humana con cabeza de cráneo y grandes dientes, a veces con globos oculares dentro de las cuencas. Cuando le ponían un tocado, éste estaba adornado con plumas de búho y banderas de papel, sus brazos solían aparecer en gesto agresivo (como para sugerir su predisposición a destrozar a quienes entren en su presencia) y a veces le colocaban sandalias para indicar su alto rango. Aunque lo peor de todo era el collar de ojos humanos que hacía juego con sus orejas de hueso, o la simbólica manera en que ciertos códices lo representaban con la enorme mandíbula abierta para recibir en sus fauces a las estrellas caídas durante el transcurso del día…

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El culto a este dios era tan horrendo como su aspecto: en él, los participantes sacrificaban víctimas y consumían la carne de estos sacrificados en los alrededores del templo.

Al reino de Mictlantecuhtli (Mictlan) iban las almas de quienes morían de cualesquiera formas distintas de la muerte relacionada con el agua, de la muerte en combate, en parto o en sacrificio. Pero para llegar allí debían recorrer el largo y tormentoso “camino de los muertos”, descendiendo desde el primer nivel hasta el noveno, de ese modo, o bien no pasaban las pruebas y desaparecían, o bien perseveraban y hallaban descanso perpetuo (no felicidad) en el Mictlán, lugar comúnmente retratado como sombrío aunque, según el Sahagún (un texto de gran importancia), después de su viaje de oriente a poniente la divinidad solar (el sol) alumbraba la región de los muertos, trayendo el amanecer para los habitantes del inframundo.

Mictecacihuatl

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La esposa de Mictlantecuhtli era Mictecacihuatl, quien junto a él gobernaba el Mictlan,  habitando una siniestra casa sin ventanas. Mictecacihuatl estaba asociada a las arañas, los búhos y murciélagos, todos ellos seres asociados a aspectos del inframundo como lo subterráneo y oscuro.

Dice el mito que Mictecacihuatl fue sacrificada de bebé, pasando por ello a convertirse en la Dama de los Muertos. Así mismo, los aztecas creían que ella vigilaba los huesos de los muertos y que presidia los festivales funerarios, creencia esta que sobrevivió parcialmente en el folclore popular de ciertas zonas de México en donde aún se la asocia a este tipo de tradiciones.

El aspecto de Mictecacihuatl es semejante al de su esposo, siendo por lo general representada con un cuerpo descarnado, una cabeza de calavera y una mandíbula abierta para devorar a las estrellas que caen a lo largo del día.

.Mitología maya

Yum Kímil

Conocido también como Ah Puch, Yum Kímil es el principal dios maya de la muerte y ostenta el título de “Amo de la muerte”. Él es el rey del Xibalbá, o del último nivel de los nueve del Xibalbá. La razón de aquella indeterminación está en el hecho de que “Yum Kimil” y “Ah Puch” son nombres que se han visto asociados a las distintas identidades que en las diversas versiones del mito maya se la ha dado a la personificación de la muerte. Así, en muchas fuentes no se deja en claro la dificultad para determinar quién mismo es Ah Puch o Yum Kímil, dificultad esta que la Dra. Martha Ilia Nájera Coronado (investigadora del Centro de Estudios Mayas de la UNAM) expresó muy bien en su artículo Del mito al ritual; estas fueron sus palabras: ‹‹Los principales dioses de la muerte se representan como seres antropomorfos, lo cual se debe a que su existencia en el panteón maya

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responde a la preocupación principal de ese pueblo por su propia muerte, de la que derivan las creencias sobre el destino final de los demás seres vivos. De estos  dioses relacionados con la muerte y el Inframundo, hay uno que es la muerte misma y que recibe varios nombres en las fuentes coloniales coloniales yucatecas: Ah Puch “El descarnado”, Kisin, “El flatulento” Hun Ahau “Señor Uno”, Yum Kimil “Señor de la muerte”; entre los quichés:   Hun Camé “Uno Muerte” y  Vucub Camé “Siete muerte”. Este dios en los códices tiene como imagen una calavera, un esqueleto o un cadáver humano en descomposición››

Dentro del susodicho artículo, la Dra. Martha también afirma que los dioses mayas del inframundo simbolizan a las diversas energías de la muerte, complementan a las fuerzas vitales del cosmos por su naturaleza y el lugar que habitan (opuesto y complementario al cielo), y tienen su gran teatro de influencias en la Tierra, donde junto con las fuerzas celestiales fijan la dialéctica destrucción-creación/vida-muerte. En este marco, Yum Kímil está asociado a la noche, a las enfermedades y, dentro del inframundo, particularmente al estrato más bajo de los nueve. Por último, algo poco sabido que la Dra. Martha aclara es que el dios maya de la muerte se representa con rasgos vitales (ojos bien abiertos, manos en determinada postura, etc) porque para los mayas, al igual que para otras civilizaciones antiguas de carácter animista, la muerte no es vista como la nada, el vacío o la simple ausencia de vida: es vista como una fuerza activa, como una energía que desempeña un papel antagónico a la vida dentro del cosmos, oponiéndose a ésta en una relación de complementariedad dialéctica necesaria para el equilibrio de la totalidad cósmica.

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Ya en lo que son las tradiciones populares, se creía que Yum Kímil merodeaba en torno a las casas de los enfermos cara cazarlos  y conducirlos al Xibalbá. Su presencia en esos casos era perceptible a través del sonido de las campanas. Una vez que el temible dios estaba cerca, lo único que se podía hacer era gritar o llorar sobrecogedoramente para así confundir a Yum Kímil haciéndole pensar que estaba en el Xibalbá, tras lo cual él pasaba de largo.

.Mitología celta

Donn El Oscuro

A Donn se le conoce como Donn Firineach (“Donn de la verdad”) y como el “Rey Donn de las Hadas”, pero también como “Donn El Oscuro”, un dios de la muerte. Hay así tres personajes mitológicos en Donn. Los dos primeros parten del mito de la montaña de Donn, desde la cual él y sus ayudantes (las hadas) juntan nubes para advertir de manera infalible y siempre veraz que tal o cual episodio climático está por venir. Caso distinto es el de Donn El Oscuro, originado a partir de un antiguo relato épico.

Escatimando detalles, la historia cuenta que Donn era el jefe militar de los milesios durante la invasión a Irlanda efectuada para vengar la muerte del patriarca Mil. Sucedió así que los milesios estaban en cierta isla (cerca de las costas irlandesas) y que los irlandeses les habían dado tres opciones: someterse, presentar batalla, o permanecer nueve días en la isla y marcharse después. Ante eso y en base al juicio de Amirgin, la resolución fue que partirían tras nueve días pero regresarían después para desembarcar e invadir con más fuerza. Sin embargo cuando regresaban se desató un temporal y el barco de Donn se hundió a causa de unos fuertes vientos que surgieron y lo separaron del resto de la flota inmediatamente después de que Donn dijera: “pondré bajo el filo de espadas y lanzas a los guerreros que se encuentren en tierra ahora, solamente dejadme desembarcar”

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De esa forma Donn y su tripulación perecieron cerca del islote Dumhacha, islote en el que posteriormente fueron enterrados. Por eso, con el tiempo el islote fue conocido como “La Casa de Donn”. A partir de eso surgió la leyenda-mito de que Donn se había instalado en la isla rocosa, advirtiendo que nadie llegaría al otro mundo sin pasar por su casa, la cual él ofrecía como lugar de descanso temporal a todos los que fallecían. Como se ve, el mito parte de una interpretación simbólica de la historia real, ya que la isla de Donn tiene de un lado las costas irlandesas y del otro lado el mar abierto, representando una cosa al mundo-destino de las almas y la otra al mundo de los vivos.

Morrigan

Morrigan es la diosa celta de la muerte, la guerra y la destrucción, pero también del amor, el sexo y la fertilidad. Ella es ciertamente una diosa compleja ya que en ella están las diosas Badb, Macha y Nemain, interpretadas generalmente como aspectos de Morrigan, una diosa que es madre, hija y amante, o doncella, madre y viuda.

El aspecto de Morrigan varía y hasta se cree que tiene la capacidad de cambiar de forma. No obstante, en base a los distintos aspectos de su naturaleza se la suele representar como una hermosa joven o una anciana hechicera, como una mujer guerrera llena de atavíos militares o

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como una corneja o un enorme cuervo, ya que según las historias míticas Morrigan se aparece en el campo de batalla como un cuervo gigantesco, aunque también a veces lo hace a la manera de un viento gélido que sigue al derramamiento de sangre.

A Morrigan se la solía invocar en medio de la batalla tocando cuernos de guerra, con lo cual se obtenía su protección, consistente no en un ataque directo de ésta al enemigo sino en su influencia (tendiente a debilitar y hacer fallar al adversario) en momentos claves de la batalla. Y es que, pese a su complejidad, Morrigan era primordialmente una diosa de la guerra y la muerte, por lo que a los cráneos de los caídos en batalla les llamaban “las bellotas de Morrigan”

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 .

Este artículo es una continuación de Dioses de la muerte (Parte1). Aquí veremos a las diosas escandinavas de la muerte, conoceremos al severo y poderoso Yama del hinduismo y la mitología china y budista, al orgulloso y corrupto dios mongol Erlik y a otras divinidades del oscuro inframundo. 

Mitología nórdica (noruega)

Hela

Hela la giganta es la diosa encargada del inframundo (Hel o Helheim, localizado dentro del Nifheim) en la mitología nórdica. Ella es hija de Loki, un dios timador conocido como “el origen de todo fraude”, y de Angrboda, una giganta hechicera proveniente de Jötunheim, el mundo de los gigantes.

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El aspecto de Hela es muy representativo de su naturaleza. Así, la mitad superior de su cuerpo se corresponde con la imagen de una mujer hermosa, mientras que la mitad inferior está podrida, en estado de cadáver repleto de olores nauseabundos.

Hela tiene el gobierno del Niflheim, el “Hogar de la niebla”, un reino de oscuridad donde la presencia de la niebla es perpetua y manifiesta en cada rincón. Es allí donde habita el dragón Níohöggr, ser que se encargará de atormentar a todas las almas humanas que hayan quedado en el Niflheim luego del Ragnarök (la batalla del fin del mundo).

El trono de Hela está bajo una de las raíces del Yggdrasil, fresno perenne que unifica los nueve mundos de la mitología nórdica y que tiene el rol de “árbol de la vida”.

Según el mito, cuando un hombre llega al Hel, la angustia se apodera de él, se lo encadena con lazos irrompibles, las sirvientas de Hela lo invitan a seguir y ante él se despliega una siniestra y brumosa región donde el sol es un pálido fantasma que aparece y reaparece. Posteriormente se abre la gran puerta del Hel y entonces se ven los altos palacios del reino de Hela, reino donde iría todo aquel que muera de enfermedad o de vejez sin tener el suficiente grado de virtud, ya que para los virtuosos estaba reservado el Vingólf si es que no morían en batalla, o el Valhalla si morían en batalla. Aunque, si alguien moría en batalla (muerte considerada heroica) pero había vivido en la maldad y la bajeza durante casi toda su vida, iba de todas formas al lúgubre Niflheim.

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.Mitología finlandesa

Tuoni y Tuonetar

Tuoni, el “señor de la muerte”, es el dios del inframundo (Tuonela) en la mitología finlandesa. Él está casado con la “doncella de la muerte” y diosa del inframundo, Tuonetar. Juntos gobiernan el reino de los muertos, donde Tuoni recibe a los fallecidos con un cántaro lleno de ranas y gusanos en su mano derecha, acto éste que forma parte de la ceremonia de recibimiento para el muerto, en la cual participan las hijas y parientes de Tuoni y Tuonetar.

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A las hijas de Tuoni y Tuonetar se les llama las “divinidades del sufrimiento”, ya que encarnan fuerzas terribles como las enfermedades y las plagas (Loviatar), o las aflicciones y el sufrimiento (Vammatar).

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El reino de Tuoni y Tuonetar es un lugar del que pocos peregrinos pueden volver. Tal fue el caso del héroe  y hechicero Väinämöinen, quien tras cruzar el río de la muerte se encontró con Tuonetar, dándole ésta al héroe enormes cantidades de cerveza para que se duerma. Ya cuando él héroe empezó a cabecear por la somnolencia, las hijas de Tuonetar comenzaron a emplazar una enorme malla férrea alrededor del anciano héroe, pero éste se convirtió en pájaro y escapo de la muerte, simbolizando así este pasaje mítico el triunfo de la libertad

.Yama, un dios de varias tradiciones

En el hinduismo Yama (también llamado “Yamaraja”) es el “señor de la muerte” y el encargado de juzgar las almas. Cuando alguien fallece, en cuestión de 4 horas con 40 minutos —por eso el cadáver no puede incinerarse antes de ese tiempo— se presenta ante Yama y su escriba Chitragupta, quien lleva un registro de todas las acciones de cada persona.

El aspecto de Yama es el de un hombre con dos o cuatro brazos (las representaciones varían), piel verde, ropas rojas, una maza en una mano y en otra (del otro lado) un lazo con el que recoge a los muertos. A veces se lo retrata montando un  búfalo negro y la tradición afirma que su aspecto varía según la naturaleza moral y espiritual del difunto. Así, para el hombre bueno Yama se manifiesta con aspecto agradable y sonriente, pero para el malvado Yama asume un rostro aterrador, rodeado de largos cabellos y dotado de dos pequeños y siniestros ojos hundidos.

El mito religioso afirma que Yama tiene el rol que tiene porque fue la primera persona en morir y encontrar el sendero al otro mundo, tras lo cual comenzó a guiar a los demás en el más allá, aunque después los dioses Brahma y Vishwakarma pensaron que era conveniente darle a Yama un lugar para que juzgue a las almas, por lo cual le construyeron su morada en el inframundo y le dieron dos perros de cuatro ojos para que vigilen el camino que lleva hasta él.

Ya a nivel de la mitología budista, Yama fue tomado del hinduismo y asimilado, adquiriendo diversos matices y características propias.

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En principio se le concibió como un dharmapala (dios iracundo) que juzgaba a los muertos y presidía los Narakas (infiernos/purgatorios) en el ciclo de muerte y renacimiento. No obstante su papel es bastante vago en los textos canónicos, ya que Yama pertenece más a la mitología y a las creencias populares budistas que al budismo canónico de corte más filosófico y racional, siendo esto lo que explica el porqué de las incoherencias que pueden hallarse entre algunas creencias populares sobre Yama y la doctrina filosófica del budismo.

En todo caso el canon Pali dice retrata a Yama como un dios de juicio que cuestiona al alma pecadora y envía al malvado a un infierno cuya duración es directamente proporcional al karma negativo acumulado por las diversas faltas. Ejemplo de eso es cuando se afirma que, todo aquel que haya tratado mal a sus padres, a ancianos, a ascetas o a santos, irá donde Yama al morir y Yama le preguntará si ha considerado el mal cometido a la luz de la retribución subyacente al ciclo de nacimiento y muerte, a lo cual supuestamente el sujeto malvado responderá que “no”, siendo después enviado a pagar el karma en un terrible pero temporal infierno.

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Por su parte el erudito Buddhaghosa postula que la naturaleza moral de Yama es tal que éste se encuentra en un estado mixto, oscilando entre periodos de estadía celestial y periodos de estadía en el infierno.

Por último, en las creencias populares del budismo Theravada de muchos países se cree que Yama es quien envía muerte, enfermedad, vejez y otros suplicios, tanto a manera de advertencia como de castigo por el karma acumulado. También y aunque menos difundida, existe la creencia de que no hay uno sino dos o cuatro Yamas, presidiendo cada uno un infierno distinto.

Pasando ahora a la mitología china, tenemos que Yama (llamado “Yan”) es el dios de la muerte, el juez de los muertos y el gobernador del Diyu, el infierno temporal chino donde se paga el karma.

Yan (Yama) suele retratarse como un hombre grande, de rostro bravo y rojo, de ojos saltones, barba larga, ropas tradicionales y una corona o gorro de juez. A veces se lo pinta junto a secuaces, entre los cuales suele incluirse a un juez que tiene en las manos un cincel y un libro donde está numerada cada alma junto a su fecha de muerte.

Como juez, Yan envía al alma a un lugar temporal de tormento o disfrute, en el cual el alma estará hasta su próxima encarnación. Diversas son sin embargo las teorías sobre Yan. Unas versiones dicen que el Diyu tiene muchas cortes, y que en cada una gobierna un Yan, otras dicen que no hay un Yan o varios Yan determinados, sino que Yan es un rango en la jerarquía celestial, un estado-función que un alma humana virtuosa ha alcanzado como premio a sus obras, siendo así algo temporal pues tras el gobierno de un Yan vendrá el de otro Yan.

.Mitología turco-mongólica

Erlik

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Erlik es el dios turco-mongol de los muertos y del inframundo.

A Erlik se le representa: como un monstruo, con cara y dientes de cerdo y con cuerpo humano; como un hombre viejo, de cuerpo bien formado, y ojos, cejas y bigote bien negros; como un oso totémico; con cabeza de toro o cabalgando sobre un toro; con cabeza de búfalo; con cabeza cornuda rodeada de llamas; o bien con dos cabezas y cuatro manos, un collar de cráneos, un cetro de calavera en la mano derecha y una espada en la izquierda.

Pese a que se le sacrifican animales de color negro para aplacarlo (de no hacerlo, él tomará cadáveres humanos y esclavizará a las almas de esos cadáveres), a Erlik no se le tiene mucho respeto ya que está asociado al mal en tanto que, pese a haber sido el primer ser creado por el gran dios creador Tengri o Ulgan, Erlik se dejó llevar por el orgullo al punto de que su creador acabó por desterrarlo al infierno, tal y como hizo Dios con Lucifer en la tradición judeocristiana. Además Erlik mató al mensajero celestial Maidere y es un maestro del pecado.

El mito expuesto es el de la mitología siberiana, pero fue aún mejor desarrollado en la mitología turca, donde Erlik aparece como el primer ser de la Humanidad, habiendo después deseado igualarse al supremo dios creador Ulgen, queriendo hacer su propia Tierra y, como castigo a esa altivez, terminando por ser recluido en la capa novena de la Tierra, la cual habría de convertirse en el inframundo que él gobierna.

Según el mito, de la desgracia y la miseria traídas por Erlik surgieron espíritus malignos. Estos espíritus son los hijos de Erlik y ayudan a su padre en sus funciones, atormentando a los vivos y a los muertos condenados, e incitando al mal en la medida de lo posible. Ejemplo de eso es la descendencia femenina de Erlik, pues se dice que sus hijas intentan cambiar las opiniones de los chamanes.

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.Mitología semítica

Mot

Mot se originó en la ciudad semítica de Ugarit y los textos que hablan de él datan de los siglos XIII y XIV antes de Cristo. Él es el dios de la muerte, el inframundo y la esterilidad de la tierra.

El padre de Mot fue Ilu o El, padre de la Humanidad y autor de la Creación. La mitológica clave en la identidad de Mot es como sigue:

Baal deseaba el trono de los dioses y había vencido a Yam, el dios del mar. Ya solo le quedaba vencer a Mot, la Muerte. Ante eso, el arrogante Baal envío mensajeros para que le transmitan a Mot su victoria y le inviten al banquete familiar (Mot era hermano de Baal) de celebración.

Entonces los mensajeros de Baal descendieron al inframundo, pero Mot se burló de la hipotética victoria de Baal y dijo que él ganaría y que el banquete de su celebración sería el mismísimo Baal…

Atemorizado, el cobarde Baal no intentó siquiera pelear y mandó a sus mensajeros con estas palabras: “Palabra del más fuerte de los guerreros: saludos, divino Mot; soy tu siervo, soy tuyo por siempre”. Posteriormente Baal descendió al inframundo, donde fue simbólica y funcionalmente devorado por Baal. Así, el poder del trueno y de la lluvia (propios de Baal) estaban ahora al servicio de Mot: la Muerte.

Al enterarse de las noticias los dioses sintieron gran pesar y el gran El se echó tierra en la cabeza en señal de duelo. Pero los efectos de esa muerte también se sintieron en la tierra, donde hubo una seguía de siete años. Y es que, como dicen los estudiosos, la muerte de Baal simboliza la muerte de la naturaleza, de las lluvias que le dan vida.

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Mas el fallecimiento simbólico de Baal viene seguido de una resurrección también simbólica. En efecto, la diosa Anat (hermana y pareja de Baal) estaba indignada y furiosa con Mot, de modo que descendió al inframundo y le exigió que reponga a Baal, pero Mot se negó y entonces fue atacado por Anat, despedazado, quemado, trillado y sembrado como trigo para que los pájaros lo devoren… Después el relato mítico señala que, con la ayuda de Shapsh el dios Sol, Baal vuelve a la vida al salir del inframundo y luego recupera su trono.

Tras siete años de reinado de Baal, Mot (que había resucitado de algún modo) exige que le entreguen como comida a uno de sus hermanos, pues si no lo hacen él devorará a la Humanidad… Entonces se entabla la gran batalla entre Mot y Baal: una batalla feroz, reñida, que solo concluyó cuando Shapsh los convenció para que, en vez de pelear, cada uno reinase tranquilamente, él uno (Baal) por arriba de la Tierra y el otro (Mot) por debajo, en el inframundo.

.Culto Yoruba

Ikú

Antes de hablar de Ikú es necesario aclarar que en el culto Yuruba se creen las siguientes cosas: 1) Hay dos muertes, la física y la espiritual. 2) El ser humano tiene los siguientes aspectos: Ori (el alma), Ará (cuerpo físico) y Emí (“aliento” o energía vital).

Aclarado eso, tenemos que Ikú es el encargado de la muerte de Ará, de la muerte física. Él se encarga de llevarse a una persona una vez que ha cumplido su tiempo designado de estancia en la Tierra, por lo que es conocido como el “Señor de la Muerte”.

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Ikú cumple pues con el equilibrio necesario en el nacimiento y muerte de los seres humanos, aunque no siempre fue así, ya que el mito dice que inicialmente Ikú podía matar a los hombres cuando le placiera, desequilibrando así el orden de las cosas que Olodumare (dios supremo) estableció.  Eso era de aquel modo en tanto que Ikú tenía cómo llevarse a los hombres por sí mismo; pero, desde que el hombre conoció el “secreto para espantar a la Muerte”, Ikú no puede llevarse a ningún ser humano sin el auxilio de otra deidad. Dice al respecto el sacerdote yoruba Ifá Osamaro: ‹‹Desde entonces, la Muerte no pudo matar al hombre directamente porque él es de otro modo una divinidad medrosa. Se ha estado apoyando en sus hermanos más agresivos y vengadores como Ogún, la divinidad del hierro, quien mata mediante accidentes fatales; Sango, la divinidad del trueno, quien mata mediante el rayo; Sanpona, quien mata mediante epidemias tales como la viruela, la varicela y el sarampión; la divinidad de la Noche, quien mata mediante brujería, etc. Cuando estas divinidades mortales se muestran lentas en la búsqueda de comida para la Muerte, el Rey de la Muerte utiliza a Enfermedad, su esposa, para que busque comida para la familia.››

Finalmente, los yorubas creen que los hombres buenos son entregados a Ikú mediante una muerte apacible y libre de tormento, en tanto que los malvados sufren muertes terribles como ahogamientos, asesinatos, o accidentes.

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.Culto maorí

Hine-nui-te-po

“Hine” significa “mujer joven”, por lo que muchas de las diosas cuyos nombres empiezan por “Hine” se consideran simplemente aspectos de la gran diosa de la muerte: Hine-nui.te-po.

Esta diosa empezó siendo llamada como Hine-titama, la Doncella del Amanecer. Su historia es la siguiente:

El dios creador Tane y sus hermanos formaban el Principio Divino (“Ira Atua”) y buscaban crear el mundo natural propicio para el surgimiento del Principio Humano (“Ira Tangata”). Para eso Tane creó árboles, pájaros, insectos, rocas, etc. Pero él y sus hermanos se dieron cuenta de que lo creado no bastaba para el surgimiento del Principio Humano. Entonces Tane creó a la doncella Hineahuone a partir de la tierra, fornicando después con ella y dando lugar al nacimiento de Hine-titama, Doncella del Amanecer. Sin embargo lo hecho no era aún suficiente para que surja el Principio Humano, ya que hacían falta nuevos elementos que solo podían surgir si Tane fornicaba con su propia hija, Hine-titama, quien hasta el momento no tenía la menor idea de quién era su padre…

Resultó así que Tane e Hine-titama tuvieron hijos, pero un día Hine-titama le preguntó a Tane quién era su padre, y Tane empezó a dar evasivas de forma tal que Hine-titama pudo concluir que había tenido descendencia con su padre… Como era natural, al saber eso se sintió tan mal que quiso escapar a Rarohenga, el inframundo, no sin antes decirle lo siguiente a su padre a modo de despedida: “Tane, regresa con nuestra familia. He tenido una fuerte conexión con el mundo de la luz y ahora deseo yacer en el mundo de la noche”. Dicho eso, la Doncella del Amanecer descendió en las sombras y se convirtió en Hine-nui-te-po, diosa de la muerte.

Tal y como sugeriría la intuición, los expertos han afirmado que aquel relato mítico tenía la función social de establecer el tabú del incesto entre los maoríes.

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.Vudú haitiano

Papá Guédé o Barón Samedi

En el vudú los Loa son espíritus que sirven de intermediarios entre los hombres y Bondye, regente del mundo sobrenatural. Uno de esos Loas es el Barón Samedi (“sábado” en francés), quien es el principal de entre todos los Guedé, siendo estos la familia de Loas encargados de los poderes de la muerte y la fertilidad. Por ello también el Barón Samedi es conocido como “Papá Guédé”, ya que junto a su esposa Maman Brigitte engendró a todos los Guedé.

El aspecto del Barón Samedi es el de un negro que usa sombrero de copa, tiene un traje con chaqueta negra (también se lo ha puesto con chaqueta blanca, pero pocas veces), cuencas vacías en vez de ojos o bien gafas negras, tapones de algodón en los orificios nasales, y cara pintada de blanco a modo de calavera. También se lo pinta como un negro de baja estatura, sombrero de copa, cigarro en la boca y una manzana en la mano izquierda.

Como Loa de la muerte él se encarga de guiar a las almas en el más allá, cuidar cementerios y proteger a las almas de los muertos, siendo así que a él se le suele orar cuando un niño está muriendo o en riesgo de morir, ya que solo con su permiso alguien puede entrar al reino de los muertos y él tiene el poder de adelantar o atrasar la muerte de las personas.

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Dicen que su sentido del humor es grosero, y que en tanto dios sexual muestra un comportamiento obsceno, libertino, violento y sadomasoquista, prefiriendo a las mujeres con gran experiencia (adora las prostitutas y “mujeres fatales”) que a las vírgenes y chicas decentes; aunque, si la mujer es bella, él igual se siente atraído. También él es un dios que adora fumar y beber, al punto de que entre sus huesudas manos casi nunca falta un cigarro o una botella…

Pero también Papá Guédé puede leer la mente, sabe siempre lo que está pasando en el mundo de los vivos y de los muertos y tiene a su servicio una legión de espíritus que se visten de forma parecida a la suya.

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Aunque parezca difícil de creer los haitianos creen de verdad en todo esto, y tal es su fe que el dictador Francois Duvalier (“Papá Doc”) se vestía como el Barón Samedi para así ser asociado a dicha divinidad y, de esa forma, tener más libertad para oprimir a la población sin riesgos de rebelión.