DOUGLAS, M. y B. ISHERWOOD - El Mundo de Los Bienes - Prefacio y Capítulo III

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    LOS NOVENTA

    pone al alcance de los lectores una coleccin con los ms variados

    temas de las ciencias sociales Mediante la publicacin de un libro

    semanal esta serie proporciona un amplio espectro del pensamien-

    to crtico de nuestro tiempo

    MAR Y DOUGLAS

    BARON ISHERWOOD

    EL MUN O

    E LOS IENES

    Hacia una antropologa

    del consumo

    Traduccin:

    ENRIQUE MERCADO

    ~ onsejo Nacional

    para la

    ultura

    y

    las rtes

    MXICO D F

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    PREFACIO

    La calumnia persigue al comercio y la culpa a la propiedad. La cre

    ciente ola de protesta contra la sociedad de consumo constituye el

    antecedente de este libro. El consumismo es condenado como una

    forma de voracidad, estupidez y falta de sensibilidad en los deseos.

    Cada mesun nuevo libro alza la V~ z contra los excesos del consumo

    y su despliegue vulgar. Qu sepue e hacer al respecto? Sinos im

    pusiramos la responsabilidad mor devivir ms austeramente, nos

    resistiramos sin duda a actuar-de aquella manera. Incluso si deci

    diramos despojamos de nuestros excedentes fsicos, nuestra apa

    riencia frente al espejo del bao podra llegar a agradamos ms, pero

    nuestro adelgazamiento difcilmente crregira los males de la so

    ciedad. Sera interesante saber cmo viven esos moralistas, cul es

    su estilo de vida. Tal vez otorguen sus regalasa los pobres. Tal vez

    gasten sensatamente su dinero como onnoisseurs como coleccio

    nistas de pinturas y manuscritos raros o bajo otras formas de con

    sumo prestigioso que garantizan buenos rendimientos de inversin.

    Pero si todo el mundo invirtiera en antigiiedades, el desempleo al

    canzara ndices todava ms elevados que los actuales.~J1S.ll.

    mismo es u.JL.asunto_m:Lcomplicado.queJa.gordura.individual, y

    fa indignacin moral no basta para comprenderlo. 1

    -E n-fl5i15liogr'afi,tjSibfesoal-c'(Jntemlf6fneacerca del consumo

    hauna~ndencia a suponer que--la getecompra-l5ieeS

    POI:-aOS o tres palJculires motivos: bie~esi~( ma eria~~'~~~rs::-

    7

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    EL MUNDO DE LOS BIENES

    PREFACIO

    2

    sensibilidad de H~en este campo nos res Jl~qu parti

    cularmente benfica. Nos encontramos ante

    ~~~gnn.e~

    cada

    una de las cuales ha sido amueblada por una rica mujer. Un visi

    tante las ve por vezprimera y de un vistazo registra algunas de las

    caractersticas generales ms pertinentes de estas habitaciones, as

    como la vida, la personalidad y el rango social de quienes las ocu

    pan. Es prec .o.subrayarJa_velocid-d del registro, a travs del cual

    salen a-Ialuz tanto los significados ntimos comolosintecionales~

    La p(meri-illibiiaCi6muestra u supremo ajuste general a ia-opor

    tuni ild7las condiciones dadas . La dama que lo ha compuesto

    ir desvanecindose a medida que avanza la narracin, puesto que,

    de acuerdo con el exquisito y delicado talante de los ingobernables

    enredos de la historia, es evidente que el la espera poco de su vis i

    tante; s in embargo, sal ta a la vista que ha convert ido su departa

    mento en un nido definitivo . Strether, el protagonista

    estadunidense de

    os embajadores

    visita la casa de la seorita Gos-

    trey en Pars: -

    . .. Esta idea, sin embargo, estuvo por fortuna presente enldesde elmo

    mento en que cruz elumbral del pequeo entresuelo del Quartier Mar

    boeuf en que la mujer haba reunido, segn ella misma asegur,

    recogindolos en un millar de vuelos y alegres cadas en picado, los ad

    minculos del nido definitivo... Los slidos, atestados y pequeos apo

    sentos de la mujer, casi en penumbras, segn hubo de parecerle al

    principio, representaban con sus acumulaciones un supremo ajuste ge

    neral a laoportunidad y lascondiciones dadas. Doquiera que mirase vea

    un marfil antiguo, un antiguo brocado, y apenas saba dnde situarse

    por miedo de cometer un error espacial. . . minuciosas como se haban

    vuelto sus ojeadas al imperio de los objetos , e lque tena delante le

    obl igaba a dilatarlas : la voluptuos idad de la mirada y el orgul lo de la

    vida tenan all su templo, ciertamente. Era la profundidad ms recn

    dita del santuario: tan oscura como la cueva de un pirata. En la oscu

    ridad haba reflejos de oro; sombras moradas en elncleo del resplandor;

    objetos, todos ellos, que reciban a travs de la muselina, con suenorme

    rareza, laluzde las bajasventanas. No haba claridad en suentorno salvo

    la de tratarse de objetos valiosos, y borraban la ignorancia masculina

    con su desprecio como una flor, en ungesto delibertad para con l, que

    le hubieran agi tado bajo la nar iz . ..

    Los objetos con sudesprecio seabran paso a travs dela ignoran

    cia del visitante. Es decir, el visitante reprob el examen completo

    ----

    *Henry James,

    os embajadores

    Montesinos Edi tor, Barce lona , t raducc in de

    Antonio-Prometeo Moya, 1981, p. 88. (N. del T.)

    ~lectura. Si hubiera dispuesto de mejor informacin, los ob

    jetos le-habran dicho ms cosas, pero lo cier to es que la mayora

    de lossignificados se 19escapa. Es obvio queella era una

    connoisseuse

    que estaba ms informada que l sobre la historia y el arte. Pero

    otros mensajes aparecen con mayor precisin cuando el mismo vi-

    sitante se presenta ante madame de Vionnet: .

    . .. Ocupaba ella, la anfitriona, en la Rue de Bellechasse, el primer piso

    deuna casaantigua a la que nuestros visitantes haban tenido acceso por

    un patio viejo y l impio. El pat io era ampl io y despejado, lleno de re

    velaciones, para nuestro amigo, de la costumbre de la intimidad, la paz

    de los intervalos, la dignidad de las dis tancias y las entradas; la casa,

    para sus inquietos sentidos, perteneca al muy domstico estilo de los

    ant iguos das y el v iejo Pars que siempre buscaba -unas veces inten

    samente sentido, otras ms profundamente aorado- estaba en elbar

    niz inmemorial de la ancha escalera encerada y en laselegantes boiseries

    los medallones, las molduras, los espejos, los grandes espacios despe

    jados del saln blanco y grisceo en que haba s ido presentado. Le pa

    reci-verla-al-principio en medio de-propiedades. no ordinari~

    numerosas, sino con el matiz de lo heredado, tratadascon esmeio~en-

    caritadoras;;-; sesorprendi.descbrlendo;-a-moc o depaisaje de la mu

    jer:Cierta gloria, cierta prosperidad propia del primer imperio, cierto

    hecnlzonapoleoico, cieftbespldor ya'amortigudo dela granfey':enda;

    elementos dentlficablestodava-enlanillas c-nsulares, en iOSengastes

    mitolgicos, las cabezas de esfinge y las gastadas superficies del raso que

    alternaba con la seda.

    El lugar en sLmismoiba.ms all, segn conjetur, y de qu manera

    contIUa6aa el viejo Pars, haStaeI puntode reprodilcirse;.pero.erpe

    riooo postrevolilcionario,clmundoquevagami'ite-cnsideraba mundo

    de-hateaubflana,aeMme. de Stael, del joven Lamartine, haba de

    jado~~ Lhuel1ade arpas, urnas y lmparas, una huella impresa en los di

    versosobjetos, ornamentos y reliquias pequeas. Por lo que saba, nunca

    haba estado en presencia de reliquias, de ninguna dignidad especial, de

    un orden privado: miniaturas, medallones, pinturas, libros viejos;'libros

    encuadernados en piel, rosados y verdosos, con guirnaldas doradas en

    el lomo, alineados, junto con otras ambiguas pertenencias, tras el cristal

    de los plteos ribeteados de latn. Suatencn sepos en ellos con toda

    ternura. Estaban entre los artculos que diferenciaban con gran noto

    r iedad elpiso de Mme. de Vionnet del pequeo museo degangas de la

    seorita Bostrey y de laencantadora casa dChad; lepareci que seba

    saba ms en antiguas acumulaciones reducidas, posiblemente, de vez en

    vez, que en cualquier mtodo de adquisicin o forma de curiosidad con

    temporneos. Chad y la seorita Gostrey haban revuelto, comprado,

    cogido y cambiado, examinado, seleccionado, comparado; mientras que

    la dama del escenario que seabra ante l, venustamente.pasiva bajo el

    sfmegiUelatf~ns~isin-=-tr~nssion por ladop~ erno, aadi con

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    EL MUNDO DE LOS BIENES

    PREFACIO

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    la ms absoluta de las invenciones-,~eJ1aba.limitad.9_a recibir, a acep

    tar ya mantenerseimpvida:-Yruando no se haba mantenido imp

    vida era, enel mejor deloscasos, porque sehaba sentido movida a alguna

    oscura caridad por una fortuna enquiebra. Habra habido objetos que

    ella o sus antepasados tal vez, presumiblemente, en alguna ocasin, ha

    bran cedido por necesidad; pues Strether no poda ni sospechar que hu

    bieran vendido las piezas antiguas pata comprar otras mejores .J-Jo

    habran experimentado ninguna diferencia en cuanto a lo mejor o lo peor.

    E'Ihombre slo alcanzaba a imaginar que haban estado sometidos -tal

    veZen la emigracin o en elexil io, pues el bosquejo masculino era es

    quemtico y confuso- a l apremio de la necesidad o la obligac in del

    sacrificio.

    El apremio de la necesidad -fuera cual fuese el 'papel del otro

    imperativo- no estaba, sin embargo, actualmente en activo, por loque

    poda deducirse, yaque los indicios de una holgura escarmentada, a fin

    de cuentas, abundaban todava, seales mltiples de un gusto cuyo cri

    terio tal Vt:zhabra podido llamarse excntrico. Adivinaba preferencias

    escuetas e intensas y escasas exclusiones tajantes, una profunda suspi

    cacia re.specto de lo vulgar y un punto de vista muy personal respecto

    de lo apropiado.

    He aqu a una dama rodeada por profusas comprobaciones de una

    buena educacin. El protagonista ha ido a visitarla para descubrir

    la naturaleza del dominio que el la ejerce sobre el sobrino de su amiga

    y para informarle de si se trata de una buena mujer y cul es exac

    tamente su posicin social. A pesar de las evidentes muestras de li

    naje y experimentado criter io, l recibe una impresin ambigua: ah

    hay algo un tanto singular.

    ...El resultado global de agpJ~L)[ocesoera algo para lo que no tena un

    riombr~ e'naquelmQj11e1to,.qu.~jase bien;-perose hab-ra:::acereado

    muchoa-Ia'deiom~acin i Qubiera aludi

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    EL MUNDO DE LOS BIENES

    PREFACIO

    I

    ificado de cada uno de ellos sJ:_encuentra en_su_relacin_con el

    ~nJun~ NiJll1.-so~de est1 str~l:1abita~ion_-sest d~.tin:ada ~_un

    / desplie~~peEtivo. Determinacin, resp'etabili~ad yprivacidad

    es eLcompedio de las tres lecturas. ~

    r

    El Rroei~nry Ja~@1bi acerca de ((stamo~lidaddeI ra

    _ ei:i&,_pre~_* ~ada caricia, en cada contacto, y que es im

    -posiole-identificar_fuera deconfexto;-su comp-rensiIWporo-el

    c~yaJjo~t en-fiifibn_de:.la::totafuad cIela_QbTacoml5.1ela?L-a

    < figura enJ a a/fOj : Jbra (1896) es prcticamente un ensayo depsico

    [ga-gestalt~

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    EL MUN O E LOS IENES

    mas en fin con que habiendo comprendido mejor los resortes de

    la eleccin racional y recono cid o el imp ortante lugar que las mer

    can ca s o cu pa n en el co mp or tam ie nto r aci on al la s oci ed ad d e co n

    sumo no est libre de culp a. Cad a individuo libre es responsab le de

    la exclu sividad de su prop io hogar de la distribu cin de su tiemp o

    libre

    y

    d e s u h osp ita li dad . L os mo ra li s ta s q ue c on e ncen did a in di g

    nacin condenan el consumismo algn da tendrn que respon

    der frente a todos aquellos a quienes no invitaron a compartir su

    m es a c mo h ab ran q uer id o q ue s e ca sar an s us h ij as d n de es tn

    a hora a quel los vie jos a mi gos c on qui enes c ompa rt ie ron l as e xperie n

    cias juven iles. Las mercancas son neu trales pero su u es social;

    pueden ser utilizadas_ como muraIlasocomo-PtientesJ- _ .._--~

    PRIMERA PARTE

    LAS MERCANCAS

    COMO SISTEMA DE INFORMACIN

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    72 El ~1UNDO DE LOS BIENES

    LOS USOS DE LOS B IENES

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    \.- -\

    .

    ----- \

    por sentado que el consumo es un asunto,pr ivado: El consumo rea

    1lzado'por 'l g'obierno para mantenerse en funcionamiento no_fa.- '

    ma propiamente parte del consumo. La ca lefacc in central o las tazas

    de t bebidas en las oficinas burocrticas estn inclu idas en los cos

    to-;~d~inistrativos de lamisma manera que las tazas de t o la caie

    facc in cen' tral proporcionadas por las empresas son consideI: . .das

    costos de producc'in, y no productos, cuando tales empresas

    );:e-.:

    seia' sus decla rac iones de impuestos sobre e l ingreso. Ahora bien,

    .S tampoco es correcto af irmar que el consumo no es objeto de ningU)

    naforma 'de coercin,. Cuando por ley se decreta que cierta ciudad

    debe ser

    una

    ina libre de humos, los padres de famjlia no estn

    en libertad, si as lo desean, de encender una fogata, as como tam

    poco los , compradores de autos pueden sentirse con la suficiente li

    bertad'como para ignorar los reglamentos gubernamentales sobre

    seguridad, ruido y todo lo dems. Con todo, mbosJinderosapre

    henden la esencia de la idea en trminos generales, mientras que su

    co'figuracin detallada pasara a ser materia de una convencio.

    Si@~fmtm(rs-enonsu ino como el uso de los b ienes materiales -que)

    est'inils'all del comercio y goza de una absoluta liber tad frente,

    al~ iey '\' tendremos un concepto que funciona perfectamente bien,'

    pues lO~Clieda cabida a usos paralelos en todas'aqul ls fribus que

    no tiene comercio.

    I C,?~si_deradas desde este punto de vista, las 'eClsiones relat ivas y

    , al consumo se convierten en la fuen te vital de la cultura del momen-

    I

    to. Lag~ie que ha sido educada en el marco de determinada cu ltu - i

    ) ' ra, presencia la t ransformacin de esa cultura en'el curso desu propia

    vida: nuevas palabras, nuevas ideas ,uevas maneras. La cultura evo-':

    luciona y la gente desempea un importante papel en el cambio. El i

    -- 1 ~o~s~p\es por antonoma~ia, la arena en donde la ~~Itura-e~ ~~J~ }

    ~'o de disputas y remodelaclOnes. Da madre de familia llega a casa

    con laborsa 'de bienes ' recin adq~i ridos: algunos son para su hogar;

    otros para el padre; otros ms para los hijos, y aun otros ms para

    la especial delectacin de ras visitas. A quin invitar a su csa, a

    qu partes de ella dar libre acceso a los extraos, con qu frecuen

    cia, qu msica les ofrecer, qu alimentos', qu beb idas, qu con

    versacin; I todas estas decisiones expresan y generan lo que

    conocemos como cultura en el ms general de sus sentidos. De la

    misma manera, los criterios del jefe de famIlia acerca de qu monto

    de su salario le asignar a su esposa, cunto guardar para gastar

    con sus amigos, etctera, desembocan en la canalizacin de re~ur

    soso Estos criterios le dan vida a una activ idad u otra. , Adems, no '

    ~t?E .nobjetode ningima res tr iccin si la cultura est viva y en des-

    \

    collo p

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    - .LOS USOS DE LOS BIENES 77

    Cada una de las ramas de las ciencias saciales se ha estrechada

    tanta que ha trazada una lnea dis tintiva entre el nivel de camparta

    mienta humana que sus tcnicas estn en candicianes de analizar

    y tadas las dems niveles. Durkheim, por ejemplo., requiri de la

    identif icac in de las hechas sacia les mediante sus reglas meto

    ,dalgicas.2 Cada separacin de una parte a estr ato. del procesa sa-

    cial es un mandato desinteresada, una farma de austeridad,

    practicada en beneficia del aprendizaje y de ninguna manera can

    la intencin de plan tear preguntas que carecen de respuestas. Par

    supuesta que siempre se pierde algo de riqueza, pero esa prdida se

    justifica gracias a la que se gana en claridad. Mucha tiempo. antes

    de Durkheim, las ecanamistas haban ais lada uIla esfera d' '' hechas

    e'cbn6ffi cos ,-ignaranda las fines de la actividad humana'yconce

    trndase nicamente en las problemas de la eleccin. La hiorfamis

    ma d.~l~ antrapalaga no. ha cansis tida en a tra cosa qu_en~i)~a '

    permanentemente campas tericas de las canje turas intraducidas par

    elseQtida camn. En cada casa, a la

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    EL MUNDO DE LOS BIENES

    LOS USOS D E LOS BIENES

    79

    ,

    quier forma, no existen procesos sencillos en las relaciones entre

    los individuos. Tal-cosa slo podra serpostulada de maner'a ar

    bitraria, pero he aqu que el inters de Blau-sobre el poder es en,s

    mismo una res tr iccin arbi trar ia y sesgacla:- La sa tis facin que un

    hombre deriva de ejercer el poder sobre otros requiere que stos so

    porten la privacin de hallarse sujetos a su poder . . . Los individuos

    se asocian con otros porque todos se benefician de esta asociacin.

    Pero no todos se benefician necesariamente de manera igualitaria

    ni tienen por qu compartir el costo de proveer beneficios igualita

    rios. Y sigue siendo as por lo que hace a la dems parte de una

    teora individuali sta del inte rcambio socia l. Blau seubica en una po

    sicin de red dbil /grupo dbil , donde la visTd.e unmuncfgorga

    nizado.como juego compet itivo entre individuos en busca del poder

    posee a priori toda la vir tud. Su trabajo esunaiarea-de~rescate~ una

    obra que pretende sa lvar un planteamiento cuyas reverberaciones

    at raern automt icamente a otros pensadores que comparten e lmis

    mo punto de vista. Sin embargo, el antroplogo puesle reconQcer

    en este planteamiento un ejemplo e iOcuente-de una iedencia cultu

    ral enraizada en cjerto t ipo de experiencia ' social. Otras formasJi~-=

    ciales engendi'an, a su vez, otras tendenciasculturales . Tenemo~a

    elemeia l obl igac in de encontrados procedimientos interpretat i

    vos que::develilrn cada tendencia y nos harn d1,ldar de sus recla

    mos cle univers~l~dad, Cuando esta etapa sea alcanzada, podremos-

    dar por terminado formalmente el siglo XVIII y rconocer oficial

    mente el surgimiento de una nu~va era que, e'n relidad, se ha inau

    gurado desde hace mucho tiempo . .. _

    Despojado desu humanidad, el hombre individual no es til

    coi.

    mo'oa' se-conceptal a Rart ir de la cual sea posible construir una ima~/

    gen de la sociedd'humana. El individuo' exist~ slo en la medida

    en que-est'inmerso en la cultura de su tiempo y lugar . Lamentable~

    merite :- li lidea del individuo artif iciosamente st is tnido de su con

    texto ha estado engaando al pensamiento pol ti co occidental .~ Sin

    embargo, ahora. podemos volver a (empzar' e-'unpuntoen el que

    convergen-las ms importantes corrientes de pnsamiento, un j:JUn

    to localizado en elotro extremo:

    I

    fo'rmacin de la cultura:-El'an

    li si s cultural vee l tapiz entero como un solo conjunto, integrado por

    el dibuj' y el proceso del tejido, antes que demorarse e lo~ hilps

    individuales ...

    :j :lgnao. menos 't res posicionesir it elec tuales en pleno desarrollo

    6Louis Dumont, The Modern Concept of the Individual: Notes on Its Genesis

    ami That of Concomi tant Ins ti tu tions ,

    Contriblllions to lIdian Sociology

    8, 1965,

    pp. 13-61

    ~tual animan,~st~ enfoque. ' Una de ellas , el movimiento fi losfi~o

    de lar1eriomeloga, empez por tomarse muy en serio el asunto

    denuest ro 'coocimiento de las otras personas . Este movimiento co

    loca al individuo en el marco de un contexto social y ve en el conoci

    ~Ilt _Jm:ml) 'resa de construcin colec tiva. El conocimiento no

    es nunca cuestin de un individuo solitario que aprende cosas sobre

    una realidad externa. Lo~ individuos que interactan los unos con

    lo~otros terminan por imponer sus construcciones a la realidad: el

    mundo ,~e~c~)I1struyesocialmente.7 . ---

    .-E[structu[a. i.m.o es otro movimiento convergente cuyaimplci

    ta teora del conocimiento rebasa los esfuerzos del pensador indivi

    dual y dir ige su atencin a los procesos sociales del conocimiento.

    En sus muy diversas formas, el anlisis estructural moderno, fruto

    de la computacin ele5rnica, abre enormes posibilidades para inerpretar la cuIt~para relacionar las formas culturales con las

    sociales, posibilidades todas ellas que dejan de lado aquellos plan

    teamientos que se obstinan en ubicar siempre al individuo en pri-

    mertrmino.8 _

    Finalmente, y ms .cerca de nuestra presente tarea, nos hal lamos

    con el movimiento sociolgico cali forniano que ha sido denpmina

    do etnometodolgico. Este movimiento da porsentadoque la reali

    dacJ'se construye socialmente, y tambin que la realidad puede ser

    analizada al igual que las estructuras lgicas al uso. Se concentra I

    en l~ procedimientos interpreta tivos: los mtodos deveimcacio

    Utiliz~dos ~or los oyentes, los mtodos que ponen a prueba la credi- I

    ilidad usados por los hablantes, todo el sistema informativo que

    funciona en la' vida cotidiana.9 Su prop'uesta para el eX,:J.:nen la~

    confirmacin de la informacin parte de la idea de que l signifiCiP

    doest empotrado en la realidad, de que nurica es fcilmente dist;n- '

    gulbIe en .la superficie de una comunicacin. El discurso es slo un

    can:ary por s mismo no otorga sentido, a menos de que relacione

    \ la iiformacin registrada por el oyente con el porte fsico y el en

    trno qUe' rodea al hablante: espacio, tiempo, orientacin,' atuen-

    \ do-:-alimento y todo lo dems. Es evjdente que este criterio tiene que (incluir a las mercancas. Aunqu)or lo pronto esta corriente se li

    mita a losprocedmientos de int~rpretacin, para su ulterior desa-

    7p.. Berger y T, Luckmann,

    La construccin social de la realidad

    morrortu,

    Buenos Aire s, tr aduc cin de S ilv ia Zu le ta , 1968.

    sClaude Lvi-Strauss,

    ANtropologia estrllctllral

    Eudeba, Buenos Aires , t raduc

    c inde E lis eo Ver n . 1977 (s p tima ed. ).

    9A. Cicourel,

    Cognitive Sociology

    Penguin Books, Harmonds\Vorth, Inglaterra,

    1973.

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    81

    /

    \

    /1

    -~~::I~_necesJ tar~~ciertamen te ve~~laViS ~,~~~}~_I a~~I ,~~ cultura~~

    . porque la cultura eS,l}nmodelo posible de S g 1lcaCio.sh~ edado- delj;

    ) pasado inmediato, una bveda para las neces idades in ~pr~atiyas

    el presente .. _--- --.1

    ESTABLECER LOS SIGNIFICADOSePBLlCOS

    y a todo esto, gl.l~ el significado? Fluye y es arrastrado por la

    corriente ; es dif ci l as irIo-:Un'sig-hif iCado al que se le aade una se

    rie de indicios se transforma a s mismo. Ante el mismo aconteci

    miento, una persona obtendr un modelo y otra uno completamente

    .._9if~rente; ~n ao despus, ambos adoptarnpt :~ ..v~:z:un ~P~S.t~1J}Jle-=--'

    . . \vo. ~1.P,f.incipal problema de la vidas09~ic.ons~~te.~en:jQI:I Q,v.i1iz~ /

    ~~) los slg12lflcados, puesto que permanecen qUletos.so 0 ..du13r. ~~1cl}}W-i

    vsimo momento. La mnima base consensual de ra~sociedad& '

    aparece si no d ispone de algunas formas convencionales p'ara-s~~

    -ieccionar y fijar significados que sean .producto,de un elemental

    acuerdo. Como, en el caso dela sociedad tribal, .asLt-~b~ra

    nosotros : los r ituals s irven para contener e lcurs de los s ignif iCa-

    _ , .~ 4' '' - _ _

    o ~ : . c ~

    '~ I

    __) dos . Los 'r ituales son convenciones _qlle_~ca_na la luz las de.fl .n.is i9-=-

    es pblicas. Antes de la iniciacin, haba u;-;;UClfacl1O;aespus

    de ella, lyun hombre. Antes del r ito matrimonial, haba dos per

    sonas libres; despus de l, hay dos personas reunidas en una. An-

    . tes de la admisin a un hospital; slo existe el certificado mdico

    sobre una salud deter iorada. Antes de la dec laracin formal de muer-

    te, el fallecido es considerado vivo. Antes de que el cadver sea en

    contrado, no puede lanzarse un cargo de homicidio. Sin un testimonio

    formal , difamar no es difamar. Sin una firma tes tif ic~,Ja_lt ima

    voluntad del difunto carece de val idei: - Vivir s in r itt ia les es tanto co

    mo vivir sin significasL()s precisos yquizirltmbin sinrecueT,9's.-Al-.'

    gunos rituales son -puramenteve-i'baleS, vocalizacfos~iposibilidad \

    de registro, pero desaparecen en el aire y difcilmente pueden ayu

    damos a delimitar el campo interpretativo. LdS'r tuaresmasenca~\ .

    is uti lizan objetos m_:[eri~l .~_$ y cuanto ratcoSlOSOS seall los

    instrumentos ritu'aIes, ms-persistente tendr que_secn.uestra inten-'

    cin de fijar los significados. ,En estap r:&i5 ectlva,.los.bieeS sOac- .

    sisoros rituales; el c9nsumo) es lin pfo\:eso-iitual cuy-a--fun[~\ ;

    --;c~primaria c~I?-_sisten dar le senEdo arrtiaim-ntaoflujoCl(lo~ ~o_n-

    tecimientos.' .' -~'---, --. ,.

    ') A partir de aqu, basta un simple pasQ_R.~ra arribar a la identifi-

    I

    acin del obj~tiv,o general quel s s~res rac ionaB; como sesupone J

    --' ;-_ . ,~ .. _-----, - _ :: : ':::;=, ,o ._ ---

    t

    1

    j.J

    - _. - .- ....__ ._. -_.~

    por definic in, pueden proponerse a s mismos. ,Su propia raciona- ,

    l idad deber forzarlos a dade sentido al medioambtenfe-llql(Se'

    deSenvuelven.'EI objetivo ms general del cosumidor slo puede_

    ser cort st fir- un universo inte ligible con las mercanca~~lJ~i~ C,

    mdprocede esta construccin cognoscit iva? Para empeza~,j i.. upi-

    ~verso ~cial necesita de una'djmensin Temporal per fectamente

    (drri}ircada. El calendario tiene .Que_registrar periodicidad es anua

    les, trimestrales, 'mensuales, semanales, diarias, yaun'periodicida

    des ms cortas. El paso del tiempo puede entonces carga~e __ e

    sign ificado . El calendario ofrece un principio dea lternancia en las

    o1: rlgac iOes , de esta lec imiento de precedencias, de revis in y re

    novacin. Un ao s que termina, un nuevo comienzo; 25 aos,

    un jubileo de a; 100,200 aos, una celebracin centenaria o bi

    cantenaria; hay un tiempo para vi'vir y un tiempo para morir, un

    tiempo para amar. Los bienes de consumo sirven para regis trarc_e,s

    tos intervalos: el repertor io de su cualidad surge de la necesidad de

    diferenciar a travs del ao calendrico y del ciclo vital.

    Este argumento no niega que exista algo que pueda ser ca li ficado

    .de disfr~te privado. Por el contrar io, la idea t iene que desarrolla rse

    para afirmar una franca necesidad analtica de descubrir la manera

    en que est estructurado ese disfrute y cunto le debe ste a la uni-

    formacin social. Aquellos que gustan de una v ida sencilla, donde

    slo estn incluidos los artcu los suficientes para una modesta sub

    sistencia, deberan hacer el esfuerzo de imaginar una comida un i

    formada, digamos e l desayuno, servida en los t res a limentos diar ios

    a lo largo de una jornada laboral, de todas las jornadas semanales,

    de todas las jornadas anuales, incluyendo la Navidad y los das fes

    tivos. Los alimentos -son un medio para la discriminacin de valo-

    ~ y cuanto ms abundantes sean los rangos de discriminacin,

    sern necesarias ms variedades de alimentos. Lo mismo puede de

    ci~.edel espacio._Util izado en beneficio del proceso cultural, sus_dic.

    Yisjsmes.rebosan toda clase de significados: vivienda, tamao, ellado

    de la calle, distancia respecto de otros centros de vida, lmites espe

    ciales, todo alude a categoras conceptuales.

    Y

    lo mismo se aplica

    rTtambin a l a tuendo, el transporte, la sa lud; todos es tos aspec tos

    Q-e'la vida aportan seales en el marco de una estructura espacial

    y_temporal; ; La eleccin de mercancas crea incesantemente ciertos

    1Odelos d discr iminac in, desplaza unos y refuerza otros . .Los bie-\

    I ne.s son entonces .l a parte vis ible de una cultura .

  • 7/25/2019 DOUGLAS, M. y B. ISHERWOOD - El Mundo de Los Bienes - Prefacio y Captulo III

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    EL MUNDO DE LOS BIENES

    , LOS USOS DE LOS BIENES

    83

    --

    _~\ sLs0r~la ~,~e_u~ c~eid.pscopi~.~nlJJti~a.in.~sia,\~M,~~~ y_~i0 \,

    (~staIl_I1cladas en los propOSltOS.oclal~,,~~j1J .1l caE.~J

    Al escuchar esto, el economista suele preguntar: y qu sucede'

    con,el consumidor solitarig? Del hombre que come solo difcilmen

    te podra decirse que sostenga un universo de significados; pero, y

    elhombre que lee o escucha msica a solas, que sale a pasear solo

    por las calles; que consumdibros y grasa para sus zapatos? La res

    puesta a esta interrogante 'se divide en tres 'partes. Reconozcamos

    que hay una clase-dealiment acih solitaria, en la que el individuo

    devora o engulle su comida de pie frente al refrigerador y cubierto

    slo por 1ir). abrigo; ello formara parte de una higiene privada, de

    la misma manera en,que elmismo sujeto sesirve de un jabn o de

    su cepillo de dientes. La higiene privada es probablemente un asun

    to menor en lo que toca a la suma total de los bienes de consumo.

    Pero, aun as, siuna persona normalmente elige sujabn y secorta

    las uas por razones enteramente no sociales, tendramos que con

    cluir que la industria publicitaria es un absoluto fracaso. El paseo

    solitario put:de ser considerado tambin como una forma de la hi

    giene privada, puesto que elcaminante nunca comparte su experien

    cia ya sea,hablando o escr.ibiendosobre ella. Pero la msica esotro

    asunto. Presuniiblemente, el amante de la msica sabe mucho de

    este tema y no deja de observar la fina discriminacin ni los cam

    bios en la prctica que constituyen la historia misma de la msica;

    puede incluso formarse sus propios juicios (as sea de manera priva

    da) sobre siuna versin es mejor que otra. De modo inevitable est

    inmerso enun Jrocesointensamente social y cultural. Lo mismo,su

    cede tambin con el comedor solitario que irreflexivamente adpta

    las reglas de secuencia y las categoras de la sociedad global; :sel

    caso del hombre que, aun estando solo, no deja de utilizar un cu

    chillo especial para la mantequilla, con todo y que no est decoro~

    samente vestido para la cena. Es de pensarse que tal persona nunca

    invertira la secuencia convencional; esto es, empezar comiendo el

    postre para terminar el banquet con la sopa, ni aderezara elcor

    dero con mostaza o la carne de res con menta. Su observancia de

    las reglas seguidas por otros consumidores es una forma de mante-

    nerse entrenado, o tal vez un rito de recordaCin. Si los jugos ,gs':

    tr icos fluyen mejor cuando la comida est bien preparada y bien

    servida y cuando sedisfruta en buena compaa, puede ser que el

    consumidor solitario facilite su propia digestin adoptando los cri

    terios sociales. Con todo, lo que rt:sulta irrebatible esque de esa ma

    nera ciertamente est ayudando al sostenimiento de tales criterios.

    En general, el caso del consumidor solitario es un dbil contrargu-

    ----------_ ..__ ..

    _~....-

    mento frent.e a la,idea de que la actividad de consumo es la produc

    cin colectiva, con sus respectivos consumidores,. de un universo de

    valores. El cnsum1Jutilizaa'lasmercancas para hacer firme y visi

    ble una serie particular dejuicios enlos cambiantes procesos de cla-

    , sificacin de las perspnas ylos acontecimientos. Yalo hemos definido

    como unaactivid,l ritual. ... :,. ,:.-=~=

    Sin embargo, paratener xito en la transformacin de las cate

    goras pblicas, en la reducCin de su desorden y en el empeo por

    construir un universo ms inteligible, el individuo necesita de com

    paeros dcilfs y flexibles. Su proyecto de crear inteligibilisLad,de

    pei1(;Iepodersamentede ellos., Por tanto, debe garantizar la

    asistencia de)os compaeros a sus rituales, as como el hecho de

    ~stosJpnviten a los d.~ellos. Medi~Ilt~la P'E~~~ciaJ~ 2,remente

    I

    otorgada de sus iguales~el individuo obtiene un juicio referido a la

    idoneidad de sudeccin en favor de determinadas mercancas para

    la celebracin de sucesos 'particulares; un jicio acerca desuprpia

    condicin relaiiva de juez y un juicio ms sobre la oportup.idad dej

    la'ocasin celebrada. En el marco deUiempo.y.elespa~iQj:J,e:ls-que

    'dispon,'el individu'ufilizael consumo para decir_algosobre s mis-

    ___ , . ,__ ._ .... ,., ._. __ . w .'_. . .. ~ _-'--. __ ,. ' ,

    mo su familia, su localidad, ya sea rur~l o urIl lu~sidencia

    'fija ovacacioilliI: El tipo d'declaraciones que emite se relaciona con

    lalagU .~universb-e laque .~f in~e'to; afirmativo o-desafiante,

    .----

    ,,--_. -~..:.--- ........

    competitivo,tal vez, aunque no necesariamente mediante las activi-

    dades deconsumo, puede proceder a buscar elacuerdo de consumi

    dores asociados para rdefinir la importancia de algunos acon

    tecimientos tradicionales tenidos por menores y para permitir que

    otros caigan definitivamente en desuso. En Inglaterra, por ejem

    plo; elDa d Guy'Fawkes* ha tomado el lugar que se acostumbra

    ba conceder a la celebracin del Halloween; la Navidad eclipsa al

    Ao Nuevo, aunque no as enEscocia, y el Da de las Madres vacila

    an en los 'bordes de la aceptacin pblica. Lo mismo sucede con

    la decoracin del hogar e incluso con la preparacin delos alimen

    tos: El consuin,o es un proceso activo en el cual todas lascatego~1SI

    ociales son continuamente redefinidas. '

    ~ Rara los antroplogos, lapalabra potl t h compendia esta carac

    terstica de hacer una fiesta, invitar a los amigos y competir en los

    honotesde la hospitalidad. La etnografa de la costa noroeste de

    -los Estados Unidos registra mltipl~ variantes del potlatch. Un in-

    dio skagit describi esta fiesta ritual como el acto de estrechamos

    'Celebradocada 5de noviembre en conmemoracin del intento realizado en 1605

    por Guy Fawkes deasesinar al rey ya los parlamentarios, envenganza por larepre

    sin ejercida en contra de los catlicos ingleses. (N. del T.)

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    EL MUNDO DE LOS BIENES LOS USOS DE LOS BIENES

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    las manos a travs de cosas materiales . Para estos indios de Puget

    Sound,

    . .. l as actividades de l c ic lo a liment ic io y de la temporada soc ia l de un ao

    estn relacionadas con una teo ra soco reJigiosa. Los xi tos y fracasos

    , acumulados dur ante aos se expresan a travs de los ritos de invierno.

    Aunque un pueblo t radicionalmente prspero haya tenido un verano tan

    pobre que su caudillo no pueda ofr ecer ms que escasos derr oches el in

    v ie rno s igu iente, su xi to de anter iores inv iernos se conmemora de cual

    quier modo en el potlatch, con la actitud de que su mala suerte es slo

    temporal y de que en otra poca cercna se recuperar de sus deudas.

    Slo una desventura rei te rada du rante var ios aos consecut ivos afecta

    ra la situacin del jefe hasta el grado de alterar su compor tamiento en

    l po tl atch. En ese caso , t end ra que posponer la f iesta y evi ta r esperan

    zadamente la prdida de su estatus mediante el anuncio pblico de sus

    obl igaciones en e l curso de a lguna celebrac in. Aunque sus maneras no

    t ransmi ti eran verguenza o humi ll ac in , sus palabras lo haran par l, ya

    que a travs de ellas tiene que manifestar una actitud apologtica y casi

    degradantemente culpable respecto de su mala suerte. Uti l zando un len

    gua je ampuloso,el jefe -o, ms comnmente, un vocero contratado

    especficamente para ello- exalta la generosidad de sus invitados y la

    compara con sus p ropios , dbi les pero b ien intenconados, esfuerzos por

    corresponder en la misma forma. Como se considera que la causa de

    la mala suer te es invar iablemente una mala conducta y que los hombres

    buenos son s iempre honestos , es impresc indible que e l j e fe se con fiese

    pblicamente y que prometa r eformarse. Con todo, las conf esiones y

    resoluciones comunicadas por el l der durante un potlatch son usualmente

    revest idas con s imp les genera lidades. Le basta con aludi r a una infra c

    cin que conside re que debe ser del conocimiento de su audiencia. No

    se s iente en la necesidad de especi fi car qu in hizo tal cosa ni de detal la r

    qu es lo que l, en su calidad de jefe, va a hacer en relacin con ello,

    Adems, sus humildes palabras seven in te rrumpidas por e labo rados d is

    cursos con los cuales pretende recordarle a la asamblea el brillo de su

    propio pasado y el de sus antepasados. Esta actuacin es la expresin

    l tima de lad ign idad de las c lases super iores f rentc a la advcrsidad. Una

    buena reputacin, alguna s palabr as de condescendencia y una actitud

    pu ramente defensiva pueden mantener du rante muchos aos una carre

    ra t itubean te ent re lo s skagi t.

    Mient ras que los hombres de las c lases super io res pierden gradual

    mente sues ta tus como resu lt ado de una ser ie de reveses econmicos~ los

    jefes de pueblos recientement con stituidos, descendientes de pleb-eyos,

    pueden ser admi tidos, as sea de mala gana , como impor tantes invi tads

    especiales en algunos de los cr culos del potlatch. Aun as, y sobre todo

    si se han hecho r icos sbitamente, no dejan de ser considerados como

    personas vulgares que carecen de derechos para gozar de tan buena suerte,

    Su riqueza es vista desde las alturas como producto del fraude, y sus

    anf it r ones de la vieja guardia lo s ident if ican desdeosamente con su an

    tiguo nonimato. Si estos arribistas pretenden organizar ellos mismos

    un pot l ch, su s superiores , l a li te que verdaderamente impor ta , no acep

    tan la invI cin; un potlatch a s resulta un fiasco. La etiqueta del po

    tlatch hace casi imposible que los improbables r eclamantes de una alta

    posicin se cue len a la soc iedad ari stocr ti ca de los ~kagi t. Los ant iguos

    y poderosos pueblos nunca aceptarn a otro como su digno rival, a me

    nos de que se trate de un nuevo pueblo que haya crecido establemente

    en el nmero de sus miembros y en su prosperidad a lo largo de una o

    dos generaciones, tiempo durante el cual sus lder es hayan mantenido

    asimismo un servilismo cuando menos aparente en las cer emonias p

    blicas. Una de las formas mediante las cuales los skagit expr esan un p

    blico respeto hacia otras familias y comunidades esel hecho de permitirles

    competir en igualdad de condiciones. De acuerdo con las racionalizacio-

    , nes de los skagi t acerca del comportamien to de las c lases sociales, c reer

    , en la gente de linaje comprobado y bien establecido o menospreciar y

    descon fiar de los advenedizos son proced imientos que responden a muy

    f irmes bases prc ticas. Los nouve ux ri hes que pretenden ser ten idos

    en cuenta en e l pot la tch carecen de la suf ic iente preparacin para mane

    jar su riqueza y pueden incluso llegar a provocar situac iones incmo

    das, as sea sin intencin deliberada. Pueden, por ejemplo, ofender el

    orgullo de sus augustos invitados, que slo seran vengados gr acias a su

    ventaja colectiva en lo social y lo econmico. Por principio general, en

    tonces, tales personas no son dignas de conf ianza. La gran mayor a de

    e ll as son repu tadas responsables de i rreverencia f il ia l, ya que e l o rigen

    reciente desus lderes parte desu deslealtad hacia algn antepasado -an

    quiz de varias generaciones atrs- y de su ruptura con el pueblo de

    sus padres par a construir un nuevo.

    Seguramente que en este pasaje podemos encontrar un paralelo con

    la manera en que procedemos nosotros mismos para f ija r o,desafia r

    los signifiCados pblicos.

    IOSallySnyder, Quest for Sacred in Northern Ptlget Sound: An Interpretation

    of Potlatch ,

    thnology

    14 (2), pp. 154-156.

    (9}S