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I. PUESTOS EN CRISTO, LA CABEZA, QUIEN REUNE TODAS LAS COSAS La primera parte del versículo 11 declara: “En El asimismo fuimos designados como herencia”. La refiere al Cristo que como Ca!e"a re#ne todas las cosas !a$o El. El versículo 1% que ha!la de ha&an de ser reunidas !a$o una ca!e"a en Cristo conclu&e con las pala!ras “en El” & el versícul pala!ras “en El”. La redacción de 'a!lo aquí es !astante difícil de seguir & redundante. (in em!a esta manera a propósito para recalcar el hecho de que todas las cosas en el cielo & en la tierra ca!e"a en Cristo. *l su!ra&ar este hecho a 'a!lo no le interesó una redacción excelente. Las pa que se nos puso en el Cristo que como Ca!e"a re#ne todas las cosas !a$o El. II. DESIGNADOS HERENCIA PARA DIOS +osotros fuimos designados como herencia en el Cristo que como Ca!e"a re#ne todas las cosas !a$o “asimismo” del versículo 11 alude a dicha reunión. ,odas las cosas han de ser reunidas !a$o una c nosotros fuimos hechos herencia. En Cristo fuimos designados como herencia. 'resten mucha atenció ver!os. En el futuro todas las cosas ser)n reunidas !a$o una ca!e"a en Cristo- sin em!argo noso designados como herencia en El. Las pala!ras griegas traducidas “fuimos designados como herencia” traducir “hemos o!tenido una herencia”. El ver!o griego significa elegir o asignar por suertes. literalmente significa que fuimos designados como herencia. /uimos designados como herencia para 0ios. 'or un lado fuimos hechos herencia de 0ios v. 123 para (u deleite- por otro heredamos a herencia v. 143 para nuestro deleite. 56u piensan ustedes que es m)s importante ser designados como herencia o que 0ios haga que sea una ca!e"a todas las cosas en Cristo7 8o diría que ser hecho herencia es m)s grande. El hecho de designados como herencia de 0ios a!re el paso para que El haga que sean reunidas !a$o una ca!e"a universo. *unque &a fuimos designados como herencia de!emos preguntarnos si vivimos como herencia de 0ios. como herencia de 0ios7 5,iene aspecto de herencia de 0ios o de un simple peda"o de !arro7 5'odría la herencia de 0ios7 'or nosotros mismos no somos dignos de ser la herencia de 0ios pero fuimos en el Cristo que es Ca!e"a so!re todas las cosas. Conforme a nuestro ser natural no velemos nada es Ca!e"a so!re todas las cosas fuimos designados herencia de 0ios. * medida que permitimos que 0ios se for$e en nosotros llegamos a ser una herencia. 0ios se sigue hasta el día de ho&. La ma&oría de nosotros somos hechos parte de !arro & parte de oro. La parte 0ios. 0o& gracias a 0ios que mientras avan"a el proceso de ser designados como herencia (u&a el nosotros & el !arro disminu&e. +o de!emos detenernos en la ense an"a o!$etiva de que somos la herencia de 0ios. ;ace muchos a que somos la herencia de 0ios & me puse mu& contento de oírlo. Con el tiempo me di cuenta de que !arro. <e parecía a!surdo que el !arro pudiera ser la herencia de 0ios. 0espu s de mucha experien +uevo ,estamento aprendí que a#n estamos en el proceso de llegar a ser la herencia de 0ios. En e natural tiene que ser eliminada & el oro la naturale"a divina tiene que aumentar al for$arse m se ha&a completado este proceso seremos plenamente la herencia de 0ios no sólo de manera o!$eti forma su!$etiva. El proceso por el cual somos hechos herencia de 0ios va a la par con que todas las cosas sean reu en Cristo. Cuanto m)s dispuestos estemos a someternos a Cristo la Ca!e"a m)s aumentar) el oro e nosotros. Esto es la transformación- & tam!i n es la santificación su!$etiva. En la santificación saturado de la sustancia de 0ios la esencia de 0ios. * medida que se for$a en nosotros el elemen ser (u herencia. (í &a fuimos puestos en el Cristo que es Ca!e"a so!re todas las cosas pero a#n proceso de ser designados herencia de 0ios en plenitud. A. Habiendo sido predesinados 0ios el 'adre para hacernos (u herencia primero nos predestinó para que fu semos (us hi$os. El nos hace (u herencia se !asa en (u predestinación eterna & concuerda con ella. 0ios tra!a$a ahora alcan"ar la meta de (u predestinación. B. Con!or"e a# prop$sio de Dios

Efesios Part 6

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I. PUESTOS EN CRISTO, LA CABEZA, QUIEN REUNE TODAS LAS COSAS

La primera parte del versculo 11 declara: En El asimismo fuimos designados como herencia. La expresin en El se refiere al Cristo que, como Cabeza, rene todas las cosas bajo El. El versculo 10, que habla de que todas las cosas hayan de ser reunidas bajo una cabeza en Cristo, concluye con las palabras en El, y el versculo 11 comienza con las palabras en El. La redaccin de Pablo aqu es bastante difcil de seguir y redundante. Sin embargo, Pablo escribi de esta manera a propsito para recalcar el hecho de que todas las cosas en el cielo y en la tierra sern reunidas bajo una cabeza en Cristo. Al subrayar este hecho, a Pablo no le interes una redaccin excelente. Las palabras en El revelan que se nos puso en el Cristo que como Cabeza rene todas las cosas bajo El.

II. DESIGNADOS HERENCIA PARA DIOS

Nosotros fuimos designados como herencia en el Cristo que como Cabeza rene todas las cosas bajo El. La palabra asimismo del versculo 11 alude a dicha reunin. Todas las cosas han de ser reunidas bajo una cabeza en Cristo, y en El nosotros fuimos hechos herencia. En Cristo fuimos designados como herencia. Presten mucha atencin al tiempo de estos verbos. En el futuro, todas las cosas sern reunidas bajo una cabeza en Cristo; sin embargo, nosotros ya fuimos designados como herencia en El. Las palabras griegas traducidas fuimos designados como herencia tambin se podra traducir, hemos obtenido una herencia. El verbo griego significa elegir o asignar por suertes. As que, esta clusula literalmente significa que fuimos designados como herencia. Fuimos designados como herencia para recibir la herencia de Dios. Por un lado, fuimos hechos herencia de Dios (v. 18) para Su deleite; por otro, heredamos a Dios como nuestra herencia (v. 14) para nuestro deleite.

Qu piensan ustedes que es ms importante, ser designados como herencia o que Dios haga que sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas en Cristo? Yo dira que ser hecho herencia es ms grande. El hecho de que seamos designados como herencia de Dios abre el paso para que El haga que sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas del universo.

Aunque ya fuimos designados como herencia, debemos preguntarnos si vivimos como herencia de Dios. Vive usted como herencia de Dios? Tiene aspecto de herencia de Dios o de un simple pedazo de barro? Podra acaso el barro ser la herencia de Dios? Por nosotros mismos no somos dignos de ser la herencia de Dios, pero fuimos designados como tal en el Cristo que es Cabeza sobre todas las cosas. Conforme a nuestro ser natural no velemos nada, pero en el Cristo que es Cabeza sobre todas las cosas, fuimos designados herencia de Dios.

A medida que permitimos que Dios se forje en nosotros, llegamos a ser una herencia. Dios se sigue forjando en nosotros hasta el da de hoy. La mayora de nosotros somos hechos parte de barro y parte de oro. La parte de oro es la herencia de Dios. Doy gracias a Dios que mientras avanza el proceso de ser designados como herencia Suya, el oro aumenta en nosotros y el barro disminuye.

No debemos detenernos en la enseanza objetiva de que somos la herencia de Dios. Hace muchos aos se me ense que somos la herencia de Dios, y me puse muy contento de orlo. Con el tiempo me di cuenta de que no soy ms que barro. Me pareca absurdo que el barro pudiera ser la herencia de Dios. Despus de mucha experiencia y de estudiar el Nuevo Testamento, aprend que an estamos en el proceso de llegar a ser la herencia de Dios. En este proceso, la vida natural tiene que ser eliminada, y el oro, la naturaleza divina, tiene que aumentar al forjarse ms en nuestro ser. Cuando se haya completado este proceso, seremos plenamente la herencia de Dios, no slo de manera objetiva, sino tambin de forma subjetiva.

El proceso por el cual somos hechos herencia de Dios va a la par con que todas las cosas sean reunidas bajo una cabeza en Cristo. Cuanto ms dispuestos estemos a someternos a Cristo la Cabeza, ms aumentar el oro, el elemento divino, en nosotros. Esto es la transformacin; y tambin es la santificacin subjetiva. En la santificacin subjetiva, nuestro ser es saturado de la sustancia de Dios, la esencia de Dios. A medida que se forja en nosotros el elemento de Dios, llegamos a ser Su herencia. S, ya fuimos puestos en el Cristo que es Cabeza sobre todas las cosas, pero an seguimos en el proceso de ser designados herencia de Dios en plenitud.

A. Habiendo sido predestinados

Dios el Padre, para hacernos Su herencia, primero nos predestin para que fusemos Sus hijos. El proceso por el cual nos hace Su herencia se basa en Su predestinacin eterna y concuerda con ella. Dios trabaja ahora en nosotros para alcanzar la meta de Su predestinacin.

B. Conforme al propsito de Dios

El versculo 11 dice que fuimos designados como herencia conforme al propsito de Aquel que hace todas las cosas. Dios lo hace todo segn el consejo de Su voluntad. Hay una diferencia entre la voluntad de Dios y Su consejo: la voluntad es Su intencin, mientras que el consejo es Su consideracin. Dios hace todas las cosas conforme a la consideracin de Su intencin. Su operacin se centra principalmente en nosotros; Su intencin en cuanto a nosotros es hacernos Su herencia. En Su consejo, El considera cmo realizarlo; El no hace nada sin antes considerarlo cuidadosamente. Por ejemplo, es posible que una hermana tenga la intencin de hornear un pastel muy especial. Pero antes de hornearlo, ella toma consejo consigo misma y planea cmo llevarlo a cabo. Sin esa consideracin, el pastel quedara arruinado en el proceso. Del mismo modo, Dios hace de nosotros una herencia para S mismo de una manera muy sabia y cuidadosa.

Dios hace todas las cosas segn el consejo de Su voluntad a fin de que nosotros seamos para alabanza de Su gloria. Esto indica que Dios lleva a cabo una obra de lo ms fino con nosotros. Ninguna obra mal acabada inspirara alabanza o aprecio alguno. La obra ms fina es la que inspira ms aprecio y de ella brota la ms sublime alabanza. Debido a que Dios trabaja en nosotros de manera muy fina, nosotros seremos la causa de un supremo aprecio.

En el recobro del Seor no nos interesa nicamente la base de unidad de la iglesia. Estamos aqu para que Dios pueda hacer una obra fina en nosotros. Hoy, entre todos los grupos cristianos, es difcil encontrar uno en el que Dios pueda efectuar una obra fina. Nosotros bien pudiramos ser el nico grupo de cristianos en toda la tierra que le da a Dios la oportunidad de realizar una obra fina en nosotros. Por consiguiente, en el recobro del Seor somos responsables de darle al Seor la oportunidad de hacer una obra fina en nosotros. No queremos ser superficiales ni tener un movimiento pasajero; lo que queremos es cooperar con Dios para que El pueda hacer en nosotros una obra fina que produzca la ms sublime apreciacin en el universo. Entonces, cada vez que los ngeles nos vean, apreciarn lo que Dios ha hecho y le dirigirn una alabanza al Dios que expresamos. La obra que Dios hace en nosotros no tiene como meta simplemente mejorar nuestra conducta o hacernos ms amorosos o humildes. Este concepto es demasiado bajo. Lo que necesitamos es permitir que Dios se forje en nuestro ser y transforme cada parte de nosotros. Esto ser un producto finsimo en el universo, un producto lleno de Dios y lleno de la esencia divina. De esta manera, dicha obra fina ser altamente apreciada por los ngeles y por todas las cosas positivas; por consiguiente, ellos alabarn a Dios por la gloria de Su gracia.

La expresin para del versculo 12 tiene un significado muy importante en griego. Ella tambin podra traducirse: dando por resultado, lo cual denota que se producir cierta clase de apreciacin y alabanza a causa de nosotros. Nosotros seremos la causa de la alabanza angelical. Cuando los ngeles nos vean, nos tendrn en alta estima. Sin embargo, todava no hemos llegado a ese punto plenamente. Debemos proseguir hasta que nosotros, los creyentes neotestamentarios, lleguemos a ser la causa de la alabanza universal que los ngeles proclamarn con respecto a la gloria de Dios.

III. LOS QUE PRIMERAMENTE ESPERABAMOS EN CRISTO EN ESTA ERA

El versculo 12, refirindose a nosotros, dice que primeramente esperbamos en Cristo. Nosotros, los creyentes neotestamentarios, somos los que primeramente esperbamos en Cristo, es decir, hemos esperado en esta era. Los judos pondrn su esperanza en El en la prxima era. Nosotros hemos esperado en Cristo hoy, pero los judos, quienes no lo hacen, se encuentran en una situacin lamentable.

IV. HEMOS ESPERADO EN CRISTO ANTES DE QUE EL REGRESE PARA ESTABLECERSU REINO EN LA ERA VENIDERA

Nosotros hemos esperado en Cristo antes de que El regrese para establecer Su reino mesinico. Los judos, en cambio, pondrn su esperanza en El despus de que regrese. Nosotros, por haber puesto toda nuestra esperanza en Cristo, podemos ser hechos la causa de la alabanza angelical y universal de la gloria de Dios.

V. PARA ALABANZA DE LA GLORIA DE DIOS

Por ltimo, seremos para la alabanza de la gloria de Dios. Como hemos visto, Dios es glorificado, expresado, en los creyentes neotestamentarios. Esta expresin no es visible hoy, pero un da lo ser. En aquel entonces, la expresin de Dios por medio de los creyentes neotestamentarios evocar la alabanza universal. Nuestro Dios ser plenamente expresado y glorificado por medio de nosotros y entre nosotros. Entonces todo el universo alabar Su gloria.

SELLADOS CON EL ESPIRITU SANTO

Hemos mencionado anteriormente que 1:3-14 puede dividirse en tres secciones: las buenas palabras del Padre (vs. 3-6), las buenas palabras del Hijo (vs. 7-12) y las buenas palabras del Espritu (vs. 13-14). Dios el Padre se propuso algo, Dios el Hijo llev a cabo lo que el Padre se propuso, y Dios el Espritu aplica lo que el Hijo logr conforme al propsito del Padre. Por tanto, el Padre se propone algo, el Hijo lo cumple y el Espritu le da aplicacin. En estos versculos vemos un propsito, un cumplimiento y una aplicacin. En este mensaje hablaremos de la aplicacin.

EL SELLO Y LAS ARRAS

Segn los versculos 13 y 14, la aplicacin del Espritu consta de dos aspectos: el sello y las arras, o como me agrada decirlo, el sellar y el darse en arras. La aplicacin del Espritu consiste en que El nos sella y se nos da a nosotros en arras. De hecho, el Espritu mismo es el sello y tambin las arras, y tanto el sellar como el darse en arras supone un movimiento dentro de nosotros. As que, el sello es realmente el sellar, y las arras, el darse en arras. El Espritu no slo es un sello sobre nosotros, sino que El nos sella continuamente. El no slo es las arras que garantizan nuestra herencia, sino que El se nos da en arras continuamente. En este mensaje hablaremos del sellar del Espritu, y en el mensaje siguiente, del darse en arras.

EL SELLO DENOTA PROPIEDAD

Cuando yo era joven o a los maestros de las Asambleas de los Hermanos disertar acerca del sello del Espritu Santo. Adems, tambin le libros que hablaban del tema. Pero jams o nada acerca del sellar del Espritu. El sello es una cosa y el sellar es otra. Ser sellados con el Espritu Santo significa ser marcados con el Espritu Santo como sello vivo. Nosotros fuimos designados como herencia de Dios (v. 11). Cuando fuimos salvos, Dios puso en nosotros Su Espritu Santo como un sello para marcarnos, para indicar que le pertenecamos a El. El Espritu Santo, quien es el propio Dios que entra en nosotros, hace posible que llevemos la imagen de Dios, representada por el sello, y as nos hace semejantes a Dios. Supongamos que un hermano imprime su sello en su Biblia. Cuando lo hace, la Biblia lleva la imagen del sello. Este sello indica que la Biblia le pertenece a l. Por tanto, el sello denota propiedad. Cuando cremos en el Seor Jess, el Espritu de Dios nos sell, lo cual quiere decir que Dios es nuestro dueo y que nosotros le pertenecemos a El.

Cuando yo era joven, me aseguraron que yo perteneca a Dios. Tambin se me ense que por mucho que contristara al Espritu, El jams me dejara. Sin embargo, los hermanos que siguen la escuela de teologa arminiana no estn de acuerdo con eso. Hace muchos aos, una misin alemana establecida en China public un folleto acerca del Espritu. En l haba un dibujo de una paloma, que representaba al Espritu Santo, la cual se alejaba de un creyente que le haba contristado. Los Hermanos atacaron esta enseanza diciendo que despus de que el Espritu entra en nosotros, El nunca se va. Su enseanza en cuanto al sello del Espritu era muy firme. Ellos decan: Una vez que el sello se imprime en uno, no se puede quitar, no importa lo que hagamos. Yo estoy de acuerdo con la enseanza de que el Espritu nunca nos dejar. En esto los Hermanos tenan razn; sin embargo, pusieron demasiado nfasis en la doctrina.

EL SELLO LLEVA LA IMAGEN DE DIOS

Todo sello tiene una imagen. Si el sello es cuadrado, la imagen tambin es cuadrada. El Espritu, que como sello de Dios est en nosotros, lleva la imagen de Dios. Esto da a entender que el sello del Espritu Santo es la expresin de Dios. Cuando tenemos al Espritu Santo como sello de Dios sobre nosotros, llevamos la imagen de Dios y la expresin de Dios.

Cuando le acerca de esto la primera vez en un libro escrito por el hermano Nee, me sent muy feliz. Me di cuenta de que no slo tena el sello, lo cual indicaba que Dios era mi dueo, sino que junto con el sello tena la imagen de Dios. Pero mi alegra no dur mucho tiempo, pues poco despus descubr que en realidad yo no tena la imagen de Dios. S, el sello del Espritu estaba sobre m, pero yo no tena la imagen. El sello era una cosa, y yo era otra. Yo tena el sello sobre m, pero no llevaba una vida de sello.

Cuando conocemos una verdad o doctrina que an no hemos experimentado, con el tiempo esto nos perturbar. Puede ser que la doctrina sea buena, pero es posible que tengamos muy poca experiencia de ella. Esto nos deja perplejos, porque la Biblia dice una cosa y nuestra experiencia dice otra. Lo que somos simplemente no corresponde con lo que la Biblia dice. La Biblia dice que fuimos sellados con el Espritu Santo. Esto significa que llevamos la imagen, la expresin, de Dios. Sin embargo, conforme a nuestra experiencia, parece que no tenemos ni el sello ni la imagen. No quiero engaarme. Me turba siempre el hecho de que la Biblia dice una cosa y mi vida diaria dice otra. Ms tarde, encontr la clave en el sello mencionado en 1:13 y 14.

SELLADOS HASTA EL DIA DE LA REDENCION

Estos versculos dicen: En El tambin vosotros, habiendo odo la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvacin, y en El habiendo credo, fuisteis sellados con el Espritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redencin de la posesin adquirida, para alabanza de Su gloria. La palabra hasta del versculo 14 reviste mucha importancia. Fuimos sellados con el Espritu Santo hasta la redencin de la posesin adquirida. Nosotros somos la posesin adquirida de Dios, y la redencin de esta posesin es la redencin, la transfiguracin, de nuestro cuerpo. Con esto vemos que el sello del Espritu Santo redunda en la redencin de nuestro cuerpo. Fuimos sellados con el Espritu Santo con miras a esta redencin. Una traduccin declara: Fuisteis sellados con el Espritu Santo dado para la redencin. Esta expresin es an ms clara.

El sello del Espritu no se recibe de una vez por todas; ms bien, el sellar an contina. El sello fue puesto en nosotros cuando cremos, pero el sellar contina desde entonces hasta el da de hoy. El Espritu Santo es el sello y tambin el sellar; El nos sigue sellando. Fuimos sellados y seguimos siendo sellados.

Muchos podemos testificar por experiencia que cuando cremos en el Seor Jess, comprendimos que habamos sido sellados en nuestro espritu. Sin embargo, en nuestra mente, parte emotiva y voluntad no exista este sello. En el momento que cremos en el Seor Jess, el Espritu entr en nuestro espritu y nos sell. A esto se refiere la Biblia cuando afirma que fuimos sellados. Sin embargo, no todas las partes fueron selladas; slo una, nuestro espritu. Durante mucho tiempo despus de haber sido salvos, seguimos sin experimentar el sellar en nuestra mente, parte emotiva y voluntad. Pero Efesios 1 declara que fuimos sellados hasta la redencin. Hemos mencionado que la palabra griega traducida para [o en este caso hasta] significa dando por resultado o con miras a. Por consiguiente, fuimos sellados en nuestro espritu con miras a que nuestro cuerpo fuera redimido. Esto implica que el sellar se est extendiendo en nosotros. Comienza en nuestro espritu y se extiende a nuestra mente, a nuestra parte emotiva y a nuestra voluntad. El sellar se extiende a nuestra mente, y a esto se refiere el Nuevo Testamento cuando habla de la renovacin de nuestra mente (Ro. 12:2). La renovacin de la mente se lleva a cabo al extenderse el sellar del Espritu a nuestra mente. Es imprescindible que el sellar del Espritu sature nuestra mente.

UN PROCESO CONTINUO

No muchos cristianos han visto que el sellar se sigue llevando a cabo, que no se efecta de una vez por todas. No hay duda de que el Espritu entra en nosotros de una vez y para siempre, pero el sellar del Espritu supone un proceso continuo. En cuanto a esto, no nos debe interesar solamente la doctrina, sino tambin la experiencia. Comprobemos si nuestra experiencia corresponde con la doctrina.

Cuando fuimos regenerados, el sello del Espritu se imprimi en nuestro espritu, lo cual dio inicio al sellar dentro de nosotros, con miras a la redencin de nuestro cuerpo. Esto indica que un da aun nuestro cuerpo ser sellado con el Espritu; el Espritu lo impregnar por completo.

Hemos visto que el sello del Espritu tiene la imagen de Dios. Cuando nos arrepentimos, confesamos y oramos en nuestro espritu, expresamos dicha imagen. En momentos como stos todos pueden ver en nosotros la imagen de Dios. Pero si discutimos con otros en cuanto a enseanzas, ser evidente que nuestra mente no lleva la imagen de Dios. Cuando oramos en el espritu, expresamos la imagen, pero cada vez que discutimos, valindonos de nuestra mente, no la expresamos. En esos momentos, nuestra mente no expresa la imagen de Dios en lo ms mnimo. Adems, si al discutir con un hermano respecto a alguna doctrina, nos enojamos, en ese momento la parte emotiva no expresa la imagen de Dios en absoluto, lo cual indica que el sellar del Espritu an no ha llegado a nuestra parte emotiva. Es posible que nos enojemos con el hermano de tal manera, que decidimos no tener comunin ms con l; nos separamos de l porque, segn nuestra opinin, la doctrina que l ensea es errnea. Y as, ejercemos nuestra obstinada voluntad y cortamos la comunin con el hermano. Esto pone de manifiesto que nuestra voluntad no ha participado del sellar del Espritu. As que, nuestra alma completa mente, parte emotiva y voluntad no manifiesta ningn rasgo de la imagen de Dios. Aunque el Espritu Santo continuamente nos sella en nuestro espritu, todava no se ha extendido a nuestra alma.

Es difcil que el sellar del Espritu Santo se extienda a nuestra complicada mente, y lo es todava ms que se extienda a nuestra obstinada voluntad. En el caso de algunos creyentes, la lucha que el Espritu sostiene para que el sellar llegue a la mente, la parte emotiva y la voluntad, dura mucho tiempo. Si examinamos nuestra experiencia, nos daremos cuenta de que por muchos aos ha habido una batalla con respecto a este tema; el Espritu Santo sigue luchando para que el sellar llegue a nuestra mente, a nuestra parte emotiva y a nuestra voluntad. Debemos reconocer que probablemente hasta el da de hoy, nuestra alma an no ha sido totalmente saturada; y si nuestra alma ya hubiera sido saturada, nuestro cuerpo an necesita ser sellado, porque en l no se ve la apariencia de Dios ni la expresin de Su imagen. Con todo, el sellar del Espritu Santo an contina y seguir hasta la redencin de nuestro cuerpo.

SATURAR, SANTIFICAR Y TRANSFORMAR

El sellar del Espritu Santo nos satura, y esta saturacin, nos santifica. Todo lo que el sello satura, tambin lo santifica. Adems, la santificacin constituye la transformacin. As que, cualquier parte que el Espritu Santo sella, la santifica y la transforma. Por ejemplo, cuando nuestra mente es sellada con el Espritu, ella es santificada y transformada. Los diferentes trminos: sellar, santificar y transformar, se refieren a lo mismo. Cuando el Espritu Santo selle por completo nuestra alma, sta ser santificada y transformada. Un da, aun nuestro cuerpo ser sellado con el Espritu; en aquel entonces tambin ser santificado. Esto an no ha sucedido; nuestro cuerpo todava no ha sido transfigurado. Pero en el da de la redencin, nuestro cuerpo habr sido plenamente sellado por el Espritu Santo; entonces ser santificado y transfigurado.

LA EXTENSION DEL SELLAR

Muchos cristianos piensan que mientras seamos salvos, seremos arrebatados cuando vuelva el Seor Jess. Entender la Biblia de esta manera es demasiado superficial. El significado del arrebatamiento es que hay madurez. Ningn agricultor levanta la cosecha antes de que sta est madura. Si una cosecha todava est verde, el agricultor no la cosechar. Nosotros somos la labranza de Dios; por ende, el tiempo de cosechar depende de la madurez. En Efesios 1:13-14 vimos que fuimos sellados con el Espritu Santo hasta la redencin de la posesin adquirida. El Espritu Santo nos sell en nuestro espritu con miras a redimir nuestro cuerpo. La redencin de nuestro cuerpo depende de que el sello del Espritu Santo se extienda a todo nuestro ser. Cuando esto suceda, se tomar la decisin en cuanto al tiempo propicio en que nuestro cuerpo ser redimido.

No debemos pensar que el sellar del Espritu se efecta de una vez por todas; esta accin contina en nosotros hasta esparcirse a todo nuestro ser. El Espritu Santo se mueve dentro de nosotros, y este mover nos sella, nos santifica y nos transforma. Cundo ser transfigurado nuestro cuerpo? Esto depende de cunto el Espritu Santo haya sellado nuestro ser. El sellar del Espritu Santo est bastante ligado a la redencin del cuerpo, lo cual denota que el sellar del Espritu todava se est efectuando y que a diario satura nuestra mente, parte emotiva y voluntad. Despus de que un nio termina la escuela primaria, l no est listo para ingresar a la universidad; primero debe ir a la secundaria y a la preparatoria. Del mismo modo, despus de ser sellados con el Espritu Santo en nuestro espritu, an no estamos listos para que nuestro cuerpo sea redimido; necesitamos ser sellados en nuestra mente, en nuestra parte emotiva y en nuestra voluntad. El Espritu Santo tiene que sellarnos en muchas reas de nuestra vida.

Hemos mencionado anteriormente que el sellar del Espritu es el mover del Espritu dentro de nosotros. Tenemos un sello vivo en nosotros; y ste est en continuo movimiento. Una vez que el Espritu sella una parte de nosotros, El desea sellar otra y otra ms. El anhela sellar cada parte de nuestro ser. Mientras esto no est completo, el sellar se seguir extendiendo.

Estoy casi seguro de que ustedes jams haban odo que el Espritu an nos sigue sellando. Sin embargo, este hecho est implcito en la palabra hasta del versculo 14. Fuimos sellados con el Espritu Santo hasta la redencin de la posesin adquirida. Este sellar continuar hasta el da de la redencin. No tomemos esto como una simple doctrina, sino que debemos aplicarlo a nuestra condicin. Hemos permitido que el Espritu nos selle hoy? Est activo el sellar dentro de nosotros? Debemos tener la certeza de que el sellar del Espritu se sigue extendiendo a nuestro ser. Una vez que haya sido sellado todo nuestro ser, estaremos preparados para que nuestro cuerpo sea redimido.

LAS ARRAS DE NUESTRA HERENCIA

En Efesios 1:13 y 14 se mencionan juntos el sello del Espritu Santo y las arras del Espritu Santo. Es difcil saber cul de ellos se experimenta primero. Segn 2 Corintios 1:21 y 22 el sellar parece ocurrir primero. En 2 Corintios 1:22 dice que Dios nos ha sellado, y nos ha dado en arras el Espritu en nuestros corazones. Pero en realidad, tanto el ser sellados como el recibir las arras ocurren al mismo tiempo.