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Egipto para Niños
¿Sabías que en el Antiguo Egipto existían niños? Algunos
trabajaban en los campos o en otros oficios ayudando a
sus mayores; otros, los más ricos, iban a la escuela y
estudiaban duramente desde muy pequeños para
aprender a leer y a escribir. Al igual que la mayoría de
ustedes, estudiaban matemáticas, aunque les aseguro
que no tenían el material y los libros con los que ahora
cuentas. Pero también tenían su tiempo para jugar.
¡Por cierto! ¿te has fijado bien? A nuestra derecha
tenemos compañía. Este pequeño niño-faraón que se
llama Tuti, y su mascota el gatito Miu, nos acompañarán
en esta sección.
Ahora podremos conocer la Historia de Egipto, sus
faraones más importantes y su panteón de dioses.
Seguro que si os digo que en el antiguo Egipto no tenían ejército os costará creerme. Ya
me estoy imaginando vuestras caras de no fiaros nada de nada y un bosque de manos
alzadas y cientos de preguntas: Entonces ¿cómo pudieron conquistar su imperio? ¿En la
Biblia no se habla del ejército de Ramsés II? ¿No hay un montón de relieves en los templos
y mastabas donde se ve a los soldados egipcios atacando a sus enemigos? Vale, lo
confieso, es un pequeño embuste. Los egipcios sí tenían ejército, pero al principio era un
ejército un poco «birria». Cuando digo esto no me refiero a que no fueran buenos soldados,
sino al hecho de que no era un ejército permanente.
¿Quienes eran los egipcios? Cristina Carracedo 15 de Marzo de 2000
Última actualización el 28 de Septiembre de 2006 Enviar Hace unos 5.000 años, nació en el valle del Nilo la civilización más importante del mundo.
Se originó cuando los egipcios comenzaron a establecerse a lo largo de los márgenes del
río Nilo, el cual cada año inundaba las tierras, dejando tras de sí una capa espesa de limo
negro que hacía prosperar los cultivos. De este modo, en esta tierra fértil, los agricultores
obtuvieron abundantes cosechas de trigo, cebada, verduras y frutas. También criaban sus
vacas, ovejas y cabras.
Por otra parte, Egipto era un país seguro por estar rodeado de desierto por tres lados, y
protegido de los posibles invasores que trataran de avanzar por mar a través del delta del
Nilo, al norte del país.
Esto permitió a sus habitantes tener tiempo libre para desarrollar sus artes y los oficios, la
literatura y la música.
Flor de loto Árbol del papiro
Los egipcios dividían su territorio en dos partes: el Alto Egipto (el valle) y el Bajo Egipto (el
delta). Por eso, los dos símbolos de Egipto son el loto, que representa el valle del río, y el
papiro, que representa las tierras pantanosas del delta. Y así, el soberano era llamado
"Señor de las Dos Tierras".
Los egipcios eran muy afortunados por vivir en su país.
Egipto Don del Nilo Cristina Carracedo 20 de Febrero de 2000
Última actualización el 28 de Septiembre de 2006 Enviar Según escribió un famoso viajero de origen griego llamado Herodoto: "Egipto es un don del
Nilo".
La civilización egipcia se extendía a lo largo de las riberas del Nilo, ya que dependían del
río para su supervivencia. Allí se concentraban los hombres, las ciudades, los templos, las
pirámides y toda la vida económica del reino. El resto del país estaba formado por
numerosos desiertos. De este modo los egipcios llamaban al valle del Nilo la "Tierra negra",
mientras que el desierto era la "Tierra roja".
Se conocía como la "Tierra negra" debido al desbordamiento del río cada verano, de julio a
septiembre, inundando el valle con agua y un rico barro de color oscuro (limo), muy
beneficioso para los campesinos. Así cultivaban las tierras fertilizadas, por eso la crecida
del Nilo era tan importante para los egipcios.
Trilla con bueyes, XVIII Dinastía
Espigas, XVIII DinastíaTambién aprovechaban para excavar canales de regadío y crear depósitos de agua para los
meses en los que el agua era escasa.
Pero estas inundaciones a veces arrasaban las casas y el ganado. Para evitar estos
desastres, los egipcios medían constantemente el nivel del agua del Nilo con un artilugio
llamado nilómetro.
El desierto o la "Tierra roja" también tenía su importancia. Constituía una defensa natural
contra los invasores, además de ser una reserva de piedras y de metales preciosos de gran
riqueza para Egipto.
El ejercito egipcio.
Durante los primeros momentos de la historia de Egipto, el Reino Antiguo y el Reino Medio,
es decir, la época de las pirámides, los faraones no disponían de soldados profesionales.
Era como la «mili» de hace unos años, todos eran soldados no voluntarios, llamados a filas
cuando se los necesitaba. Cuando Egipto era atacado o había que organizar una expedición
contra alguno de los enemigos tradicionales de Egipto (los pueblos de Nubia, Canaán, Libia
o los nómadas del desierto), los funcionarios del faraón reunían a un grupo de hombres y,
sin un entrenamiento militar exhaustivo, lo enviaban a cumplir la misión.
Esto significaba, además, que las campañas militares tenían lugar cuando las condiciones
agrícolas y el clima lo permitían. Por ejemplo, para ir a combatir a Nubia, donde el calor es
enorme, se prefería la época del invierno y la primavera, cuando las temperaturas no eran
tan altas. En cambio, para atacar la zona de Siria-Palestina se elegía el verano, después de
haber recogido la cosecha. Ser soldado y agricultor tenía sus desventajas, sobre todo
desde el punto de vista del ejército. Pero durante la Antigüedad era algo habitual. Durante
los primeros años de la república romana pasó lo mismo y aún así conquistaron un gran
imperio.
Afortunadamente para los egipcios, los pueblos a los que se enfrentaban contaban con el
mismo tipo de formación militar, por lo cual en sus enfrentamientos salían victoriosos casi
siempre. Al menos eso es lo que nos dicen los textos egipcios. Claro, que en muchas
ocasiones leerlos es como pedirle a un hincha de un equipo de fútbol que nos cuente el
partido: la culpa siempre es del árbitro. Este es uno de los motivos por los cuales al leer un
texto histórico hay que analizarlo en profundidad e intentar averiguar la parte de verdad
que contiene.
Pese a todo, no dejéis que os engañe la imagen de un ejército no profesional. Los soldados
egipcios eran capaces de llevar a cabo tácticas y estrategias complejas. Para que os hagáis
una idea, Uni, un funcionario de la VI Dinastía al que el faraón el encargó dirigir una
campaña militar, fue el primer general que puso en práctica una táctica que luego han
venido repitiendo todos los ejércitos del mundo, desde las legiones romanas hasta los
«marines» norteamericanos: un ataque en pinza para rodear al adversario, acompañado
del desembarco de tropas desde barcos de transporte. Exactamente igual que en
Normandía durante la II Guerra Mundial ¡Modernos los egipcios!, ¿a que sí?
Las cosas cambiaron con la llegada del Reino Nuevo (la época de Tutmosis, Tutankhamon,
Ramsés, etc.). Egipto se convirtió entonces en una de las superpotencias de la época y
luchó por la supremacía en el Mediterráneo oriental con los hititas, los mitanios y otros
poderosos imperios. Evidentemente, para enfrentarse con ellos no bastaba con un grupo
de soldados reunidos apresuradamente y sin mucho entrenamiento. Ahora se necesitaba
un ejército profesional y bien preparado.
Estos soldados se entrenaban con dureza y conocemos textos en donde se describen las
caminatas, carreras y sufrimientos de la infantería egipcia. También había cuerpos
especiales; soldados que sufrían un entrenamiento específico en un arma concreta, en este
caso el uso del arco y las flechas. No era el único cuerpo de élite del ejército egipcio, pues
la armada y sus barcos tenían mucho prestigio; quizá más, tenían los encargados de
conducir los «tanques» de la época: el carro tirado por caballos. Sin embargo, estos
animales no eran montados por soldados, por lo cual no existía la caballería. Dirigir y
atacar al enemigo sobre un caballo sin los estribos es muy complicado y es fácil desmontar
al jinete.
En cada carro iba un conductor, encargado de manejar y dirigir la máquina, además de un
soldado que disparaba flechas y lanzaba jabalinas contra los enemigos. El carro de guerra
no fue un invento egipcio. Se trata de un arma que introdujeron en Egipto los hyksos, un
pueblo asiático que llegó a controlar el Delta durante el Segundo Período Intermedio. Esto
quiere decir que los soldados del faraón no eran los únicos que contaban con esta nueva
arma. Los hititas, archienemigos de los egipcios en esta época,también los tenían; pero los
suyos eran un poco más grandes, pues llevaban a tres personas: el conductor, el arquero y
un escudero encargado de protegerlos a ambos de los ataques del adversario.
Al contrario que otros soldados del período, los egipcios no solían vestir armaduras
protectoras, sólo sus espadas, sus lanzas y la típica faldita corta. Por no llevar no llevaban
ni casco. En ocasiones se protegían con camisas de cuero y polainas, pero eran las menos.
Su principal arma defensiva era el escudo: un armazón de madera de forma rectangular
con una parte curva, recubierta con una piel de vaca muy tensa. A pesar de su aparente
fragilidad, era una defensa bastante efectiva contra las armas de la época.
El capitán general del ejército era el faraón y el segundo al mando el visir. Después
estaban los generales y por debajo de ellos otros oficiales, como los comandantes de
división, los portaestandartes, el comandante de los arqueros, los comandantes de los
fuertes, etc.
La unidad militar básica era un grupo de cincuenta soldados, dirigidos por un oficial. Cinco
de estos grupos formaban una compañía, dirigida por un comandante con la ayuda de un
escriba militar. Una división, o cuerpo de ejército, estaba compuesta de veinte compañías y
constaba en total de 5.000 soldados, dirigidos por veinte oficiales superiores y un general.
En campaña, los egipcios disponían de cuatro divisiones (las de Ramsés en la batalla de
Kadesh se llamaban: Amón, Ra, Seth y Ptah), lo que significaba 20.000 soldados bien
entrenados y ansiosos por enfrentarse al enemigo.
Terminada la batalla, los egipcios recurrían a un sistema un poco peculiar para conocer
cuantos soldados contrarios habían muerto: les cortaban el pene y luego los amontonaban
para que los escribas recogieran en sus papiros las cifras oficiales de muertos. Y es que
siempre ha ocurrido lo mismo, los generales dirigen las batallas y se llevan la gloria, pero
son los sufridos soldados quienes pierden la vida.
El Valle de las Momias de Oro
El cuidador observaba con atención cualquier movimiento que pudiera ver cerca del
palmeral. Llevaba varios minutos buscando a su burro que, en un momento de distracción,
había huido de su radio de vigilancia. Entonces, un pequeño estruendo se pudo escuchar
en la lejanía entremezclado con el sibilante canturreo del hamsin, el viento del desierto.
Mientras se acercaba a un montículo cercano al oasis, aquel hombre pudo oír cómo el
sonido del animal se iba haciendo más audible. No muy lejos descubrió una gran fosa en el
suelo desde donde su inseparable burro, en silencio, le miraba sorprendido.
Desde arriba el cuidador pudo ver que junto al burro había cientos de piedras doradas.
Extrañado por el insólito descubrimiento de su compañero, el hombre descendió para
rescatar al animal y estudiar detenidamente aquel misterioso conjunto pétreo. Pagaría cara
su osadía. Al tocar aquello que él creyó ser piedra, comprobó realmente que se encontraba
ante un grupo de momias cubiertas de oro. Asustado por las supercherías y leyendas que
había escuchado desde niño, sacó al burro como pudo del agujero y huyó hasta la cercana
ciudad de El-Bawiti. Poco después el Consejo Superior para las Antigüedades de Egipto
destapaba la mayor necrópolis de momias humanas encontrada no solamente en el Valle
del Nilo, sino en el mundo entero.
Aunque las excavaciones en el lugar llevaban realizándose desde 1992, corría el mes de
junio de 1995 cuando sucedió la aventura del burro del guardia. Solamente cuatro años
después, coincidiendo con el lanzamiento mundial de la película La Momia, se dio a
conocer este sensacional hallazgo en el oasis de Bahariya, a 450 kilómetros al oeste de El
Cairo, en pleno corazón del desierto líbico. A lo largo de cuatro galerías se descubrieron
cientos de momias cubiertas de oro, lo que denotaba el elevado rango social de los allí
sepultados. Esta circunstancia hizo a los arqueólogos que el lugar fuera bautizado como el
Valle de las Momias de Oro.
El hallazgo se completó con ricos ajuares de vasijas y figurillas del geniecillo Bes, todo ello
fechable en las postrimerías de la historia de Egipto (ca. 332 a. C.- 400 d. C.). Sin embargo,
la verdadera riqueza de este descubrimiento casual, prácticamente idéntico al del poblado
de los constructores de Gizeh, cuando una turista americana hundía las patas de su caballo
en una tumba al sur de la conocida meseta cairota, está en la previsión de un hallazgo
todavía mayor. El director de la excavación, Mohamed Ayadi, manifestó que en las galerías
exploradas podrían albergarse más de 10.000 cuerpos. Estas momias, siguiendo la
milenaria tradición egipcia instaurada por el dios de los embalsamadores, Anubis, han
conseguido vencer el paso del tiempo, haciendo real uno de los sueños más anhelados por
cualquier seguidor de los faraones: alcanzar la inmortalidad.
Hasta la fecha han aparecido cientos de tumbas repletas de momias anónimas. Es difícil saber cuántos cuerpos han aparecido ya que muchos estaban colocados
sin cuidado unos encima de otros y el paso del tiempo ha mezclado los restos.
La importancia de la crecida del Nilo Egipto, sin lugar a dudas, es una región de contrastes y uno de los más importantes está
entre la “tierra roja” (deshret) del desierto y la “tierra negra” (kemet) del valle del Nilo.
Climatología y efecto de la crecida del ríoEn la antigüedad, lo que hoy conocemos como desierto estuvo cubierto de hierba y había
muchos animales como una especie de sabana africana. Pero el clima se volvió cada vez
más seco transformándolo en el desierto de hoy en día. Por esa razón, el pueblo se trasladó
de las tierras altas, hacia la ribera del valle del Nilo.
En Egipto, la lluvia era un fenómeno extraordinario y excepcional.
Cada año, durante la época de las lluvias, se producía la crecida del Nilo, y con esta
inundación anual las tierras se llenaban de limo que era lo que hacía fertilizar la tierra. Sin
el Nilo, Egipto habría sido seguramente un desierto.
Las estaciones del año y la distribución del trabajo dependían de las inundaciones que
sufría el Nilo.
La primera estación comenzaba en julio con las inundaciones. En septiembre empezaba el
tiempo de la siembra y germinación. Y el ciclo terminaba entre finales de abril y el mes de
junio con la recolección.
El problema se planteaba al ser las inundaciones periódicas, pero no siempre regulares en
cuanto a cantidad de agua se refiere. El cultivo de hortalizas y legumbres requería de esa
agua en intervalos más o menos estables, lo cual no pasaba con los cereales, trigo y
cebada que sí se podían almacenar por más tiempo.
El riego de las tierras era imprescindible y el Nilo al no discurrir por todo Egipto sólo
inundaba parte del territorio, por eso debían de ser regadas artificialmente. Para las zonas
más accesibles se construyeron diques, los cuales también servían para controlar las
inundaciones, y para las zonas más alejadas se construyeron canales de regadío.
Más adelante, como las inundaciones eran impredecibles, se llegaron a construir las
famosas presas que conocemos hoy en día.
Los antiguos egipcios ignoraban que la crecida del Nilo estaba provocada por el deshielo de
las montañas de Etiopía y por las lluvias de África. Según los antiguos egipcios este
fenómeno era obra del dios Hapi.
Agricultura
El limo que dejaba a su paso la crecida hacía al país muy fértil, capaz de producir cereales
suficientes para alimentarse y también almacenar grano para los posibles años de malas
cosechas, cuando la crecida era escasa.
La mayoría de los egipcios eran campesinos y su vida era muy dura. Debían pagar
impuestos que se cobraban en especie, la mayoría de las veces la mitad de sus cosechas.
Los utensilios de labranza que usaban los campesinos eran muy rudimentarios:
- arado o azada, para abrir la tierra
- hoz de sílex o metal, para segar el cereal.
La economía como veis era profundamente agraria. Los principales cultivos eran el trigo y
la cebada, las legumbres como las lentejas y garbanzos, y las hortalizas (lechugas, ajos,
cebollas, etc).
Con el trigo hacían tortas planas o gachas; con la cebada hacían la cerveza, su bebida
preferida.
El pan y la cerveza eran los alimentos básicos en la dieta egipcia. Los panes tenían formas
diferentes y algunos se elaboraban especialmente para los ritos religiosos, sobre todo para
las ofrendas.
Los campesinos podían también disponer de un pequeño huerto con garbanzos, calabazas,
puerros, lechugas, cebollas y frutas como los dátiles, uvas e higos, incluso granadas.
Los egipcios tenían gran cantidad de frutas y verduras pero no conocían aún ni las patatas
ni los cítricos.
El aceite solía ser de sésamo.
GanaderíaEn cuanto a la ganadería los campesinos también criaban aves de corral y corderos que
sacrificaban durante los días de fiesta. Palomas, patos y gansos completaban su fauna
siendo platos muy populares que aparecen representados repetidamente en varias estelas
funerarias.
Los bueyes y los toros eran animales sacrificados a los dioses igualmente, su carne era la
más apreciada y la más cara para la mayoría de los egipcios por lo que no solía ser un
alimento cotidiano.
Caza y pescaMás accesibles al pueblo solían ser los animales cazados muchas veces por ellos mismos
como antílopes, gacelas, liebres y otras aves como las codornices e incluso más exóticos
como las grullas que después eran asadas, hervidas o guisadas según su propio gusto.
El Nilo era la vida de Egipto, los hombres cazaban aves en sus ciénagas y pescaban sus
peces en los canales y en las marismas con redes o con anzuelo y sedal, sus habitantes
dependían de los cultivos de sus tierras inundadas.
El Nilo también ofrecía la posibilidad inmensa de su pesca que se hacía con redes o incluso
con cañas con anzuelo como os he explicado anteriormente, truchas, carpas y todo tipo de
peces frescos o limpios y dejados secar al sol o incluso en salazón representaban un plato
exquisito y muy apreciado en sus mesas.
Carne, verduras, cereales, huevos, fruta, pescado... Mientras la crecida del Nilo fuera la
correcta, la alimentación de los egipcios era bastante nutritiva y variada.
Como podéis leer, aquí se explica un poquito la importancia de la crecida en torno al río
para la vida cotidiana de los egipcios.
Las pirámides José Miguel Parra Ortiz 23 de Febrero de 2002
Última actualización el 21 de Junio de 2009 Enviar La gigantesca forma triangular de las pirámides se alza sobre el horizonte del desierto
egipcio desde hace el doble de tiempo que la civilización cristiana. Eso es para que os deis
cuenta de lo viejas que son. Fijaos que cuando nació Jesucristo las pirámides tenían ya más
de dos mil años de antigüedad.
De modo que resulta lógico que todo el mundo las conozca y sepa cómo son; sin embargo,
no todos saben por qué tuvieron que construirlas tan altas y grandes y, menos aún, con
esa forma tan peculiar. Lo de la altura es fácil de comprender y lo de la forma un poquito
menos, pero sólo un poquito ¡no os vayáis a creer!
Empecemos por el principio y para eso tenemos que mirar al cielo cuando es de noche. Si
buscamos la Estrella Polar (ya sabéis, a cuatro veces la distancia de la parte baja de la Osa
Menor hacia la derecha) vemos que a su alrededor hay un grupo de estrellas que no
desaparecen del firmamento durante toda la noche. Se llaman estrellas circumpolares. No
os asustéis de la palabreja, en realidad quiere decir “estrellas que se encuentran alrededor
del polo”. Bueno, pues como a los egipcios les gustaba mirar el cielo y estudiarlo, resulta
que se les ocurrió la idea de que, cuando moría, el espíritu del faraón subía al cielo y se
convertía en una de esas estrellas. ¡Muy listos! Así el alma del faraón existiría para
siempre. Esta es la primera pista para resolver nuestro acertijo sobre la forma de las
tumbas reales egipcias.
Evidentemente, si querían que el alma del faraón llegara al cielo, lo mejor que podían hacer
era ¡construirle una escalera! De modo que entre el arquitecto Imhotep y el faraón Djoser
se inventaron las pirámides escalonadas. Sin embargo, ese tipo de edificios se construyó
sólo durante la III Dinastía. No es que los faraones de las dinastías posteriores ya no
quisieran subir al cielo ¡claro que querían! Lo que pasa es que preferían hacerlo de otro
modo, un poco más sofisticado.
Los nuevos faraones consideraron que el dios más importante era Ra y pensaron que
resultaría más sencillo y “chulo” subir al cielo utilizando uno de sus rayos como medio de
transporte. El problema era qué forma darle a ese rayo de luz porque, ¿cómo son los rayos?
Ahora veréis dónde se inspiraron los egipcios.
En Egipto las nubes no son algo muy habitual; pero, de vez en cuando, el cielo se cubre y
oculta el brillo de Ra. No por mucho tiempo, es cierto, puesto que casi en seguida un rayo
de luz atraviesa las nubes y Ra ilumina de nuevo la tierra. ¿Os habéis fijado alguna vez qué
forma tiene ese rayo de luz que atraviesa una nube? ¡Claro que sí! Parece un triángulo. Es
la siguiente pista de nuestro pequeño misterio. Sí, ya sé lo que estáis pensando, los
triángulos de luz son planos y las pirámides tienen cuatro lados. ¿Os creéis muy listos,
verdad? Je, je, pues sabed que esa respuesta me la sé, ya veréis como es muy sencilla y en
cuanto os la cuente diréis: ¡Claro, si es lógico!
Veréis, hace miles de años cayó en el desierto egipcio un meteorito que chocó contra la
tierra y que los sacerdotes egipcios recogieron y adoraron como si fuera un objeto
procedente del propio dios sol. A ese meteorito, que tenía forma de cono (como un
cucurucho puesto del revés) le pusieron el nombre de piedra Benben. Los egipcios creían
que era un objeto cargado con mucha magia, por lo que lo adoraban en el templo de Ra,
situado en Heliópolis. Ya tenemos la tercera pista del acertijo. Veamos otra.
La siguiente pista la encontramos en el modo tan peculiar que tenían los egipcios de hacer
esculturas, que son como un poco cuadradas. El motivo es que a los egipcios las hacían
para que se vieran sólo desde los lados, desde delante o desde detrás, de modo que no
tenían que ser tan redonditas como las nuestras. Para hacerlas dibujaban en cada lado del
bloque el dibujo de cada uno de sus lados: de frente, de perfil y de espalda, y luego iban
quitando trozos de piedra hasta terminarla. Tranquilos, ya sé que se empieza a hacer
pesado, pero nos estamos acercando al final del misterio. Sólo una cosita más y ya
estamos.
A ver ¿cómo andaban los egipcios? De lado, evidentemente; bueno, al menos eso parece
por sus dibujos. No creáis que es que no sabían dibujar mejor, simplemente es que les
gustaba representar así a las cosas. Y es que su sistema les permitía dibujarlas a su modo,
es decir, ofreciendo a la persona que las ve las partes más importantes del objeto, aunque
una esté delante y la otra detrás. Es como en los cuadros de Picasso, en los que se puede
ver a una señora de perfil, pero que tiene dibujada en la cara las dos orejas y los dos ojos,
aunque todos sabemos que sólo se ve uno de cada. ¿Os imagináis ahora cómo dibujaban
los egipcios un cono (ya sabéis la piedra Benben)? Exactamente, como un sencillo
triángulo. Y ¿qué pasaba cuando dibujaban esa representación de un cono en las cuatro
paredes de un bloque de piedra para hacer una escultura de la piedra Beben? pues que al
final acababan esculpiendo una pequeña pirámide: cuatro triángulos. Es la clave que nos
faltaba. Ahora tenemos todas las piezas para poder resolver el acertijo de por qué las
tumbas reales tienen forma de pirámide.
Veamos:
- tienen que ser altas
- sirven para subir al cielo en un rayo de sol triangular
- la piedra solar Benben que tiene forma de cono
- los egipcios dibujan los conos como si fueran triángulos
- los egipcios hacían las estatuas un poco cuadradas.
¿Qué nos da todo esto (además de dolor de cabeza de tanto pensar, claro)? Estoy seguro de que ya lo habéis adivinado, pero la respuesta al enigma de por qué las tumbas de los faraones tienen forma de pirámide es porque representan a un rayo de sol petrificado (de ahí la forma triangular de sus caras) utilizado por el alma del faraón para subir al cielo (de ahí que sean tan altas) y que, además, es una escultura gigante de la piedra Benben (de ahí la forma de pirámide). Fácil
¿verdad?
Momias de animales Los antiguos egipcios, además de embalsamar los cuerpos de sus difuntos, también
momificaban a sus animales. Lo hacían principalmente por motivos religiosos. Aunque era
tal el cariño que sentían hacia sus mascotas (perros, gatos, etc.) que les llevaron a
embalsamarlos e incluso a enterrarlos junto a sus propietarios.
En algunos animales, los egipcios veían la representación de sus dioses. Cada dios tenía un
animal asociado a él, al cual se consideraba sagrado. Así, el dios Ptah podía manifestarse
en un toro o el dios Sobek en un cocodrilo. A estos animales divinizados se les rendía culto
en vida, y cuando morían se les preparaba un fastuoso entierro, en el que se les
momificaba, se les dotaba de su sarcófago y de un ajuar repleto de joyas. Incluso existieron
necrópolis destinadas a estos animales.
Al principio, sólo se momificaban algunos animales considerados más especiales, como el
toro Apis en Menfis. Posteriormente, y sobre todo a en el Período Grecorromano, el número
de animales a los que se rendía culto fue muy grande. Como ejemplo podemos mencionar
el toro, perro, ibis, carnero, halcón, gato, pez y cocodrilo.
Los egipcios veían en el gato la encarnación de la diosa Bastet, protectora del hogar y de la familia, por lo que le rendían un culto especial.
Para algunos animales, los egipcios empleaban la misma técnica de embalsamamiento del
hombre. Sin embargo, en el caso de los halcones no se extraían los órganos internos. Se
vendaban cuidadosamente con trozos de lino. Después se aplicaba natrón y resina, y en
ocasiones, se pintaba algún rasgo del animal en las vendas. Si tenía la cola larga, se
vendaba hacia delante. El sarcófago se fabricaba de madera o cartonaje y se decoraba
como los humanos. Estos animales representaban al dios Horus, dios solar protector del
faraón.
Los peces también fueron momificados, aunque de forma bastante sencilla. Generalmente
fueron percas, y en algunos lugares, los oxirrincos; estaba prohibido comer este pescado.
Tampoco se extraían sus órganos, sólo se deshidrataban. Sobre las vendas se les dibujaba
la cara y otras partes del cuerpo.
El gato también fue considerado un animal especial, representando a la gata Bastet, diosa
protectora del hogar y la familia, adorada en la ciudad de Bubastis. Muchos gatos eran
llevados allí para ser enterrados en necrópolis destinados a ellos.
Sobre las momias de gato es fácil que aparezca una máscara de yeso en la que se
reproduce la cara del gato. Y en época Saita se distinguen por sus vendas que forman
complicados motivos geométricos.
Momia de halcón.Además de enterrar a sus mascotas momificadas junto a ellos, los antiguos egipcios
también tenían algunos cementerios destinados a los animales sagrados. Un ejemplo es la
necrópolis de Tuna el_Gebel donde depositaban en nichos las momias de ibis y de
babuinos. Estos animales representaban al dios Thot, dios de la escritura, adorado en
Hermópolis Magna, ciudad cercana a esta necrópolis. Desde la dinastía XIX hasta el Período
Ptolemaico, los egipcios ofrendaban al dios Thot momias de estos animales en ese lugar.
Las momias de ibis se enterraban en sarcófagos de madera o en jarras de cerámica. Su
cuerpo se envolvía en finas tiras de lino y a veces se colocaban en la cabeza una máscara
dorada.
En esta necrópolis también se han encontrado momias de halcones y de cocodrilos.
Pero el lugar de enterramiento de animales más importante que existe en Egipto es el
Serapeum de Saqqara, donde se enterraban a los toros Apis. Se trataba de una inmensa
galería subterránea llena de anchos nichos que recogían a estos animales sagrados una
vez momificados. Fueron tan importantes que se abrió una avenida de esfinges que
conducía desde la ciudad de Menfis hasta el propio Serapeum.
El culto al toro Apis estuvo unido al del dios Ptah, dios principal de Menfis. Apis era un
animal tan importante que vivía en un palacio. Recibía las atenciones de sus sacerdotes, y
a su muerte, era cuidadosamente momificado. Recibía el ritual de embalsamamiento, era
introducido en un enorme sarcófago de granito y enterrado en su tumba. Se le
acompañaba de un importante ajuar funerario.
Cerca se localizaron otros cementerios destinados a chacales y gatos momificados.
Estatua de bronce del toro Apis.
La Momificación Cristina Carracedo 06 de Julio de 2000
Última actualización el 15 de Marzo de 2009 Enviar Los antiguos egipcios creían en la vida después de la muerte. Pensaban que el alma del
difunto viajaba hacia el Más Allá. Cuando una persona moría en el Antiguo Egipto, su
cuerpo se conservaba mediante el proceso de momificación. Pero sólo los egipcios más
ricos, además del faraón y su familia, podían encargar su momificación, ya que era muy
costosa. Todo este proceso duraba 70 días.
Anubis, dios de los embalsamamientosMuchas veces habréis visto en las películas la famosa imagen de una momia. Vamos a
descubrir qué eran en realidad las momias y cómo se hacían. Para ello, primero debemos
conocer el significado de la palabra momia. Procede del persa mummia, que significa
"cosa bituminizada", por eso tienen la apariencia obscura. De esta vocablo persa, se deriva
la palabra árabe múmmiya, de "mum", betún o cera mineral, sustancia que se empleaba
muchísimo durante la momificación de los cuerpos.
Conocemos el proceso y técnicas de momificación a través del estudio realizado sobre las
momias, imágenes en tumbas y templos, y por la descripción realizada en los relatos de
Heródoto, viajero e historiador griego del siglo V a.C. También existen dos papiros que nos
hablan, de forma incompleta, del ritual del embalsamamiento.
¿Cómo se llevaba a cabo el proceso de momificación?
Dos o tres días después de la muerte, el cuerpo era llevado a los embalsamadores, quienes
trabajaban a orillas del Nilo, ya que necesitan agua en abundancia. Se colocaba al difunto
sobre una mesa de piedra o de madera, e incluso de alabastro, cuyas patas y su
decoración tomaban la forma de león. También se empleaban otras más pequeñas para
depositar los órganos del difunto.
Mesa de embalsamar para el tratamiento de los órganos
Herramientas empleadas en la extracción de los órganos del difuntoSe lavaba el cuerpo y se procedía a la extracción del cerebro. A continuación, los órganos
internos: el estómago, los intestinos, los pulmones y el hígado. Los envolvían en un paño
de lino y se introducían dentro de los cuatro vasos canopos bajo la protección de cuatro
dioses especiales, llamados “hijos de Horus”, representados en las tapas de estos vasos:
- Duamutef, de chacal (estómago).
- Qebehsenuf, de halcón (intestinos).
- Hapy, de mono (pulmones).
- Amset, de apariencia humana (hígado).
Vasos canoposEl corazón se dejaba dentro porque no debía separarse de su cuerpo, pues era el lugar
donde residían los sentimientos, la conciencia y la vida. Aunque también podía ser
sustituido por un escarabeo-corazón.
A continuación se cubría el cuerpo con natrón, una sal que lo desecaba. Este tratamiento
duraba entre 35 y 40 días, de forma que el cuerpo totalmente deshidratado ya no se
descomponía. Se rellenaba utilizando limo o serrín procedentes del Nilo o especias.
Después se cosía, y a veces, lo cerraban con lino, una placa de cera o tratándose de un
rey, con una chapa de oro. Se lavaba con agua del Nilo y se ungía con bálsamos
aromáticos. Y ya se podía vestir al difunto.
Una vez realizados todos los pasos que hemos visto, el cuerpo se envolvía en vendas de
lino impregnadas a veces en resina, mediante un ritual muy estricto. Mientras se realizaba
este proceso un sacerdote que portaba una máscara del dios Anubis recitaba las fórmulas
de encantamiento correspondientes.
"Te ponemos el perfume del Este, para hacer perfecto tu olor y poder seguir el olfato de
Dios"
"Te traemos los líquidos que vienen de Ra, para hacer perfecto tu olor en la Sala del Juicio
Final"
Máscara de Anubis que portaba el embalsamadorComenzaban vendando los dedos uno por uno, las extremidades y por último el resto del
cuerpo. Los brazos podían ponerse estirados a lo largo del cuerpo, o se cruzaban en el
pecho en posición osiriaca. Se terminaba con la cabeza.
Entre los vendajes se introducían amuletos y tiras de lino que recogían textos del Libro de
los Muertos. A veces se envolvía el cuerpo ya vendado con un sudario (sábana) y se cubría
con una red de cuentas de loza desde los hombros hasta los tobillos. Sobre el pecho se
podían colocar un escarabeo alado y las imágenes de los cuatro hijos de Horus, los dioses
protectores de los órganos internos.
El cuerpo quedaba de este modo protegido:
"Saludos Osiris, que el ojo de Horus florezca en ti y en tu corazón siempre"
Conjunto de amuletos que solían colocarse en la momia para su protecciónLa cabeza de la momia se cubría por una máscara pintada, y en el caso de momias reales,
la máscara funeraria podía ser de oro, como la encontrada en la momia de Tutankhamon.
Finalmente, la momia se introducía en uno o varios sarcófagos (encajados uno de dentro de
otros) y se entregaba a la familia para comenzar con los ritos funerarios.
Sarcófago y momia con sudario y malla de Nesmutaatneru, esposa de un sacerdote de la XXV Dinastía, hacia el 700 a.C.
Jugar en el Antiguo Egipto Cristina Carracedo 22 de Mayo de 2000
Última actualización el 15 de Marzo de 2009
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Los antiguos egipcios, a pesar de trabajar duramente, también aprovechaban su tiempo
libre para divertirse. Tenían diferentes tipos de juguetes, no muy distintos a los nuestros. Y
les gustaba mucho jugar al aire libre, debido al clima cálido de Egipto. No menos
importantes fueron los juegos de mesa, los cuales requerían un gran ingenio.
Juegos de mesaEl más importante del Antiguo Egipto fue el juego del Senet, cuyo significado es "pasaje"
o "tránsito", al que jugaban tanto reyes y nobles, como la gente del pueblo. Este juego de
mesa constaba de un tablero dividido en 30 casillas (3 filas de 10 casillas), sobre el que se
situaban 12 fichas similares a los peones de nuestro ajedrez, 5 con forma de cilindro y 7
con forma de cono. La fichas avanzaban el número sacado tirando unos palitos,
redondeados por un extremo y planos por el otro, y ganaba el jugador que llegaba antes al
final.
Este juego aparece frecuentemente en las pinturas de las tumbas; y como ejemplo,
tenemos una imagen de la reina Nefertari, esposa de Ramsés II, jugando al senet. También
debió ser el juego favorito de Tutankhamón, ya que entre los objetos personales que
encontraron en su tumba habían cuatro tableros.
Otro conocido juego de mesa es el juego de la Serpiente, con un tablero con forma de
serpiente enroscada, en el que podían intervenir hasta 6 jugadores. Sus fichas solían estar
grabadas con los nombres de faraones famosos, o incluso tener formas variadas de
animales o simples bolas. Los jugadores comenzaban el recorrido del juego desde la punta
de la cola que empezaba en el exterior, hasta llegar a la cabeza que se situaba en el centro
del tablero. Este juego es similar a nuestro juego de la Oca actual.
El juego de las veinte casillas fue otro juego de mesa, en el que se utilizaban dos tipos
de peones con cabeza de chacal representando al dios Anubis, y dos con cabeza del dios
Bes. Usaban a modo de dado un hueso del pie (el astrágalo) y unos palitos que al lanzarlos
contra los peones debían ser derribados.
Es una lástima no poder contar con las reglas de uso de estos juegos, aunque podríamos
llegar a imaginar en qué consistían. Lo que es seguro es que se lo pasaban
estupendamente.
Jugar al aire libreA los egipcios les gustaba divertirse también al aire libre. Y demostraban ser muy
deportistas ya que practicaban saltos de altura, lanzamiento de peso, atletismo o
tiro con arco, incluso se entretenían realizando acrobacias. También les gustaba la
lucha libre, y podemos verlo en multitud de escenas.
Otra práctica al aire libre eran los deportes acuáticos, en el Nilo, por supuesto. Los niños
egipcios se dividían en equipos y jugaban a simular batallas, y de pie en las barcas,
intentaban tirar a sus oponentes utilizando varas de madera o de cáñamo. También les
gustaba pescar o hacer regatas... pero ¡cuidado con los cocodrilos y los hipopótamos!
En el Antiguo Egipto se utilizaba el boomerang, pero no como arma para el ejército, sino
como deporte de caza de aves. Y para muestra de ello, este objeto aparece en el ajuar
funerario encontrado en la tumba de Tutankhamón. Pero solía ser un artículo de lujo que
posiblemente se exportara de fuera del país; de hecho, el signo jeroglífico que lo
representa es determinativo de pueblos extranjeros.
Las niñas egipcias para entretenerse, preferían cantar y danzar al son de la música. Pero
además, se sabe de un juego que practicaban las jóvenes conocido como el juego de la
estrella o el tiovivo, en el que dos muchachas apoyadas indistintamente sobre las plantas
de los pies o los talones, giran alrededor de otras compañeras, quienes por su parte las
sujetan de las manos o las muñecas.
Otro juego de acrobacia típico entre las niñas consistía en que cada jugadora se sentaba
sobre las espaldas de su compañera respectiva lanzando pelotas a su contrincante. Es
algo similar a lo que conocemos como "montar a caballito".
JuguetesEs curioso... los niños y niñas egipcios tenían juguetes muy parecidos a los nuestros. Mirad
si son antiguos que jugaban con pelotas y muñecas.
Sus juguetes favoritos, sin embargo, eran animales de madera pintados de colores vivos,
especialmente caballos, leones, hipopótamos y cocodrilos. Un ejemplo de este tipo de
juguetes, es un león de madera que abre y cierra su boca y que podemos encontrar en la
colección de piezas que se conservan en el Museo Británico de Londres.
Eran tesoros muy preciados posiblemente por estar hechos de madera, que era un material
muy escaso. Otros juguetes se hacían con materiales más comunes, como la arcilla y el
barro.
La mayoría de los pueblos de la antigüedad usaron un juguete muy habitual en vuestras
casas: la pelota. ¡Los niños egipcios jugaban a la pelota! Y éstas se fabricaban con
diversos materiales como papiro, caña, fibra vegetal, arcilla o madera, por ejemplo.
Otro juguete habitual era la muñeca. Ya en el año 3000 a.C. existían pequeñas figuras
hechas de arcilla, hueso o madera. Incluso se han encontrado muestras evidentes de la
existencia de una fábrica de muñecas en Kahun.
Las más habituales estaban hechas de madera, con el cuerpo en forma de espátula, los
brazos apenas formados y el cabello hecho de perlitas de barro. Algunas de época tardía
tenían brazos y piernas articulados.
Para los egipcios tenían un gran valor y por ello las ponían en las tumbas para que
acompañaran al difunto en su viaje al Más Allá. Los artesanos las fabricaban sin pies para
asegurarse de que no abandonaran la tumba, y así no podrían escapar.
Aunque muchos de los juguetes que os he mostrado fueran usados por los niños más ricos,
los niños de menos riqueza también jugaban. Solían jugar con un juguete muy sencillo
conocido en la actualidad como peonza. Se trata de trompos de cuarzo vidriado, que
hacían girar con un rápido movimiento de dedos o estirando con rapidez una cuerda atada
a su alrededor. ¿Sabéis de cuál se trata, verdad?
Por último, os mencionaré los dados ya que en algunos museos podéis encontrar alguna
de estas piezas expuestas. Pero no es un juego originario de Egipto sino de las culturas
griega y romana. Como ya os expliqué antes, en los juegos de mesa los antiguos egipcios
empleaban palitos en lugar de dados.
Se han encontrado dados de madera, hueso y marfil. Y estos llegaron a Egipto a través del
comercio y durante los Períodos Ptolemaico y Romano.
La familia egipcia Cristina Carracedo 29 de Abril de 2000
Última actualización el 24 de Junio de 2009 Enviar La familia egipcia era muy similar a la nuestra, aunque solían ser más numerosas. Por lo
general se casaban jóvenes y tenían muchos hijos, pues la mortalidad infantil era muy
elevada y los hijos significaban riqueza.
Un hombre importante podía tener varias esposas, pero la primera esposa era la
compañera del marido. Se ocupaba de dirigir la casa y era dueña de sus enseres. En estos
casos, no tenían mucho trabajo ya que disponían de criadas que además le ayudaban a
vestirse, maquillarse y peinarse. Los matrimonios entre ricos solían ser de conveniencia;
pero la mayoría de los matrimonios convencionales se basaban en el amor y el respeto.
Así, en las representaciones que se han encontrado, suelen aparecer abrazados.
Familia de clase media: Seneb con su esposa y sus dos hijosTener muchos niños era muy importante para los egipcios. Cuando nacía un niño se recibía
con gran alegría. Y era la madre la que se encargaba de la educación de los hijos.
A los varones se les solía poner el nombre de los abuelos y aprendían la profesión del
padre. Algunos continuaban viviendo en la casa de sus padres después de casarse.
Las familias más ricas enviaban a sus hijos a la escuela a aprender escritura jeroglífica y
matemáticas, desde muy pequeños, con unos 5 ó 6 años, para convertirse en escribas,
arquitectos o jueces.
Las niñas aprendían labores domésticas; incluso música y danza. Y permanecían en el
hogar hasta que se casaban.
Pero en una casa egipcia también vivían abuelos, tíos, primos... El cabeza de familia se
hacía cargo de todos, y a su manera, cada cual era útil en la casa.
Inhirkha con su esposa, su hijo y sus nietos. Era un capataz que trabajaba en la construcción de la tumba del faraón. Pese a ser abuelo, se le muestra en la flor de la vida. Está rodeado de sus nietos, que juegan con
pájaros domésticos junto a su silla. Aunque se trate de una pintura funeraria representa una feliz escena de vida doméstica.
(Los egipcios solían pintar las figuras de los niños proporcionalmente más pequeñas que las de adultos).Las familias egipcias solían tener animales domésticos como mascotas: pájaros, monos,
perros y gatos.
Las casas de los campesinos no tenían apenas comodidades y eran agrupadas en pueblos.
Los muros se hacían de ladrillo de adobe (barro y paja) con pequeñas ventanas para
impedir que entrar el calor en su interior. Su mobiliario era sencillo, formado por taburetes,
mesas, camas, arcones para guardar su ropa. Los niños solían dormir sobre esteras en el
suelo.
Muchas casas tenían una terraza en el tejado siendo el lugar preferido de sus ocupantes,
donde solían reunirse al atardecer.
Los egipcios más ricos, sin embargo, vivían en mansiones confortables, rodeadas de
jardines con estanques, árboles, flores aromáticas y parras. En su interior decoraban sus
paredes de colores vivos.
Las casas de las ciudades, sin embargo, tenían dos o tres pisos, y accedían directamente a
las estrechas y polvorientas calles. Por eso preferían vivir en el campo.
Maqueta de casa modestaTodo esto lo sabemos por la información obtenida de las pinturas y maquetas encontradas
en las tumbas, y por las aportaciones de excavaciones arqueológicas.
En el hogar de los egipcios solían tener un pequeño altar con un dios doméstico, al que
adoraban cada día. El dios Bes fue un dios muy popular durante el Imperio Nuevo.
Bes, considerado como un dios amable y feliz que velaba por el hogar y la familia egipcia