En Torno Al Fedro

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    Algunas reflexiones en torno al Fedro

    I. Partes del dilogo e ideas fundamentales

    Introduccin

    Este dilogo comienza con una introduccin que busca en primer lugar, perfilar a los

    personajes, a Scrates como filsofo, apasionado por el conocimiento y por las

    discusiones, y a Fedro como un apasionado por los discursos bellos1. En segundo

    trmino en esta introduccin se da una la descripcin no inocente del lugar donde se

    realizar la conversacin: un paisaje natural, con ro y prado, donde reinan las ninfas. Si

    en El Banquete el ambiente fue dionisiaco para hablar del amor, ahora es un ambiente

    buclico, donde se hablar del amor y la belleza, pero tambin de retrica, poesa y

    dialctica. En ambos casos reivindica en algn momento, el delirio, la sinrazn. Conecta

    entonces, a las musas que presiden las artes humanas, e incluso a la filosofa, con Eros

    que preside el amor. Pareciera que no hay amor sin pasin por la belleza, sin perder la

    contencin de lo cotidiano y ese desborde presta las condiciones para el conocimiento.

    Volver sobre este punto ms tarde.

    El cuerpo del texto se divide a su vez en dos partes, la primera dedicada al amor consta

    de tres discursos, uno de Lisias, ledo por Fedro, y dos de Scrates; el primero,

    siguiendo los parmetros impuestos por el retrico, el segundo construido de acuerdo

    con lo que l sostiene que es la verdad. La segunda parte, dedicada a la retrica, es un

    dilogo entre Scrates y Fedro, a la hora de la siesta estival. Segn Poratti (2010: 77),

    las dos partes Marcan dos movimientos de tono muy distinto, uno de creciente

    entusiasmo y el otro, un anticlmax analtico.

    El discurso de Lisias

    Plantea que el amor, puro delirio, daa al amado, porque el amante, posedo por el

    amor, se deja llevar por los celos y la competencia, con consecuencias nefastas, lo que

    1 Y ms subrepticiamente a Scrates y Lisias apasionados disputndose a Fedro como joven discpulo.

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    probara que es mejor para un muchacho favorecer a quien no lo ame, que a quien s lo

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    Parntesis acerca de la retrica

    Entre el discurso de Lisias y el de Scrates, se abre un parntesis en el cual se inicia el

    tema del arte de los discursos y las relaciones entre forma y fondo. Se muestra tambin

    que a pesar de que el centro de los discursos est en el contenido, la forma importa, lo

    que se va a demostrar mediante la presentacin de Scrates, quien ganar a un retrico

    en su propio terreno, mediante el orden del discurso. A pesar de ello, Scrates

    manifiesta que se avergenza de lo que har y se cubre el rostro.

    A travs de este y otros parntesis se van planteando cuestiones fundamentales acercadel arte de la retrica que se retomarn al final.

    Discurso retrico de Scrates

    Los aspectos que toca este discurso desde la retrica, pero desde una retrica lgica,

    ordenada, son:

    1. La definicin del amor, su naturaleza y sus efectos. Scrates seala que todoamor es un deseo, pero todo deseo no es amor. Establece los principiosuniversales que mueven la conducta relacionada con el amor: el deseo instintivo

    asociado al placer y el gusto reflexivo asociado al bien. Aqu ya relaciona el

    dominio de uno de los dos principios, con la calidad moral del alma.

    2. Las consecuencias de estos principios para la relacin de amor. Plantea comoconclusiones, lo que Lisias plante como tesis sin fundamentos. Ellas son que si

    el alma est enferma de ese desequilibrio que se llama intemperancia

    (predominio del deseo voluptuoso), en el amor puede haber consecuenciasnefastas: competencia, celos y utilizacin del amado.

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    Discurso de Scrates como palinodia cantada a Eros

    1. Plantea la falsedad del contenido de fondo (conclusiones) de su propio discursoretrico y el de Lisias, que aseguraba que el amor es malo. Declara que al

    contrario, el amor es bueno, especialmente el amor delirante, cuando ese

    delirio es inspirado por los dioses2.

    2. Establece el principio de la naturaleza inmortal de las almas, como supuesto y dela existencia de un motor universal. Luego explica a travs del smil del cochero

    y los dos caballos3, la naturaleza de las almas que encarnan en el mundo -y su

    diferencia con las divinas-, que es la de la mezcla -de bien y mal-, la de su falta

    de unicidad.

    3. Fundamenta la jerarqua de almas de acuerdo con el grado de participacin de lodivino: lo bueno, bello y verdadero. Solamente las almas de los dioses,

    totalmente excelentes, contemplaran hasta extasiarse las esencias, el ser en s,

    hasta sumirse de nuevo en el Urano. Las mejores de las no divinas,

    contemplaran las esencias en mayor o menor medida de acuerdo con esa

    participacin, y las peores, no lograran contemplarlas. Este orden define el lugar

    que tiene cada ser vivo en el cual encarna el alma una vez en la tierra. El cenit de

    esta jerarqua, lo estableceran los filsofos, y en el lugar ms bajo de la escalahumana, ser para aquellas almas tan corruptas que han olvidado lo que vieron,

    viviendo en la tierra como esclavos de sus deseos. Esta teora favorece lo

    espiritual sobre lo material.

    4. Lo anterior es la base para la teora de la reminiscencia, que sera la capacidadhumana de comprender lo general, de elevarse desde la multiplicidad de las

    sensaciones a la unidad racional, a partir del recuerdo de lo que vio su alma

    cuando segua al alma divina en sus evoluciones. Saber es recordar.

    5. A partir de la participacin, reserva un papel especial a la idea de Belleza que semanifiesta en las cosas bellas terrenas, permitiendo a los humanos acercarse al

    bien. La Belleza en s producira emanaciones que permitiran al hombre

    2Es muy importante este punto si queremos acercarnos a la teora esttica de Platn.3 Un caballo bueno y un caballo malo guiados por un auriga.

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    enamorado, cuya alma necesita de belleza, acercarse al conocimiento4. Este

    amor establecido como amor a lo bello, conduce a los hombres a potenciar las

    cualidades de su carcter y a educar el de sus amados.

    6. Ha apelado antes al delirio, a la pasin como positiva, pero ahora seala unlmite: los amantes han de tener la gua del cochero, es decir, hacer que la

    razn domine las pasiones sensuales para triunfar en esta empresa de hacer

    ascender su alma a la esencia de la belleza.

    A travs de estos 6 puntos, Platn ha ido planteando una teora del conocimiento

    con una base metafsica, donde el amor, y sobre todo la belleza, seran a la vez

    mediadores y objetos, dado que se trata dilucidar la Idea que hay detrs del estmulo

    visual. Todo ello enmarcado en el mito de la reminiscencia, parte de una imagen demundo trascendente, que da coherencia a esta teora del conocimiento, incluyndola

    en una cosmovisin. Esta organizacin permite comunicar el mundo sensible y el

    inteligible, entendidos como homlogos. Tal como seala Poratti La doctrina de la

    reminiscencia (Menn, Fedn, Fedro) se basa en la semejanza ontolgica entre Ideas

    y cosas, imperfecta pero real. Platn no pretende cortar las amarras entre los dos

    planos, sino, al contrario, anudadas lo mejor que pueda (2010:27).

    Retrica y Dialctica

    Desde el punto de vista formal, exige a un buen discurso coherencia interna, ser

    tratado como un cuerpo -un sistema orgnico, diramos hoy-, asegurando la lgica,

    claridad y distincin de las ideas. Con ello la retrica podra convertirse en un arte

    (techn), condicin necesaria, como punto de partida, para llegar a lo que realmente

    es sustantivo: la verdad, que est en estrecha relacin con el bien. Lo importante deun buen discurso, entonces, es que no induzca a error, que no sea un artificio que

    haga pasar el mal por bien, lo que convierte a este asunto, en definitiva, en un

    4 Segunda cuestin esencial a la hora de querer seguir la lnea de su pensamiento acerca del arte,especialmente porque hemos visto aqu y en el banquete, como estn relacionados Eros y Dionisos con elestado que lleva al conocimiento de lo bello.

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    problema tico-poltico, porque la retrica es un asunto poltico. El nico mtodo

    para producir ese tipo de discursos, sera el dialctico5.

    Segn Jaeger (2001: 237-257), este es el verdadero contenido del Fedro, Platn

    estara aqu planteando la necesidad de construir una retrica pasada por las armasde la filosofa, como parte de la Paideia de su Repblica. El tema del amor y de la

    belleza, seran por tanto, secundarios, ganchos para discutir estos problemas

    relacionados con el conocimiento, la educacin, la lgica, el discurso, la escritura, la

    poltica6.

    II. El delirio y la verdad.Creo que es la homologacin entre el mundo inteligible y mundo sensible lo que

    permite, o ms bien, obliga a Platn a tener una constante alusin al mito, a lo no

    racional. Busca, como en todos sus dilogos, dar preeminencia a la claridad de las

    ideas, al orden lgico y la racionalidad conceptual, y sin embargo vuelve

    constantemente a apelar tanto con su propia formulacin discursiva potica, como

    con variados argumentos, a la inspiracin. Pareciera indicarnos que el logos es

    razn, pero tambin palabra, y las palabras estn gobernadas por las musas. Por eso,

    a pesar del peligro de locura de dejarse llevar por ellas, en el conocimiento habra

    una instancia de revelacin igual que en la poesa, una seal divina (demon): hay

    en el alma humana, mi querido amigo, un poder adivinatorio, dice Scrates,

    aludiendo a la capacidad humana de intuir. Por eso reivindica el delirio y sostiene

    que la ms noble de todas las artes es llamada delirio: la adivinacin. Esto lo

    manifiesta en el contexto del canto a Eros, que es situado aqu, en el mismo plano de

    las dotes poticas y profticas, teniendo como raz comn la inspiracin. An llegams lejos, diciendo que el hombre sin amor solo cuenta con una sabidura mortal y

    solamente puede producir en quien ama una prudencia de esclavo. Es decir, se

    requiere de ms que pura razn para dar el salto cualitativo a la sabidura, se

    5 Huelga entonces decir que la consecuencia de esto es la que se da en La Repblica: los nicosgobernantes ticamente posibles, son los filsofos.6 Para Poratti, en Introduccin al Fedro, (2010:22), el centro de la cuestin no es tampoco la retrica, sinola Paideia.

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    requiere de la liberacin del alma del mundo cotidiano, como ocurre en el contexto

    del Simposio o del paraje natural. De este modo, as como Scrates no puede

    escapar del influjo de la naturaleza en su espritu, la filosofa tampoco est fuera de

    esta conexin con el otro mundo y tambin es gobernada por musas: Calope y

    Urania, que presiden los movimientos de los cuerpos celestes y los discursos de los

    dioses y de los hombres, son aquellas cuyos cantos son melodiosos.

    Habra entonces ciertos principios armnicos compartidos para las diferentes artes

    humanas, que son provistos por las musas mediante la inspiracin. Esta postura

    platnica, corresponde a una visin tradicionalmente griega, que conectaba al orden

    y al caos, a lo indefinido y lo finito, al todo y las partes, al individuo y la ciudad, a la

    ciudad y al mundo, a lo humano y lo divino (ver Poratti, 2010:5). Ya en tiemposarcaicos se transmitan los valores polticos-ticos-religiosos a los jvenes

    aristcratas mediante los Simposios donde se mezclaba vino y poesa, en pocas de

    Platn, poca de crisis de la sociedad tradicional, de surgimiento de una educacin

    ms formal llevada adelante por sofistas y retricos, l no quiere perder aquellos

    elementos de tradicin aristocrtica, pero quiere imponerle nuevas reglas de

    razonamiento riguroso.

    Eplogo

    Me parece que esta no es una tensin que se da solamente en Platn, sino en toda la

    historia del pensamiento humano que ha necesitado distinguir ideas, para luego

    poder volverlas a fundir en un todo orgnico. Cunto dao nos ha producido el

    querer reducir la existencia al polo de lo inteligible, lo que tambin ha sido

    constante, especialmente desde la modernidad hacia ac. Esta reduccinprobablemente ya no se da en la esfera de la filosofa sino en la esfera de la

    pragmtica y as nos vemos sometidos, sobre todo, a una economa gobernada por

    ese reduccionismo, con consecuencias en el plano de la educacin, la poltica, y en

    la definicin de nuestra personalidad, creyendo que el desarrollo y la felicidad pasan

    por cuestiones definibles mediante la razn y la tcnica. Es por ello que he querido

    terminar este informe con un pensamiento de Humberto Maturana, explicando por

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    qu no debemos aceptar que instituciones transnacionales tomen decisiones por

    nosotros, los chilenos: Cuando perdemos la capacidad de producir nuestros

    alimentos, nuestros conocimientos, nuestra educacin, nuestra capacidad de trabajo,

    perdemos la libertad de elegir lo que queremos y nos hacemos dependientes de la

    voluntad y deseos de otros. Yo no quiero esto. Frecuentemente decimos que los

    seres humanos somos seres racionales y que la razn debe guiar nuestras acciones.

    Pero no es as.Somos seres emocionales que usamos la racionalidad para justificar o

    negar nuestros deseos. Todo argumento racional, todo sistema racional se funda en

    premisas bsicas no racionales aceptadas desde nuestros deseos, gustos, ganas o

    preferencias.

    Bibliografa

    JAEGER, Werner, Paideia: Los ideales de la cultura griega, Libro IV, Captulo

    VIII, pgs. 237-258, FCE, Mxico, 2001.

    PLATN, Fedro, Edicin bilinge, Akal, Madrid, 2010

    PORATTI, Armando, Introduccin al Fedro, Akal, Madrid, 2010, pgs. 5 a 64.

    Mirsa Acevedo Molina

    Santiago de Chile, Otoo 2012