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    308

    DILOGOS

    thos in P latons Phaidros 274b 6f1 >> Gymnasium Zeit-

    schrift fr Kuitur der

    nt ike un

    humanstsche Bildung

    68 6

    Nov. 1961

    526

    -548;

    L

    Gil, Notas al

    Fedro Eme-

    rita 24 1956 , 311-330; id., De nuevo sobre el Fedro

    Emerta

    26 1958 , 215-221;

    i

    d.

    Divagaciones en torno

    al mito de The

    uth

    y Thamus, Estudios Clsicos 9 1956,

    343-360 recogido ahora en Transmisin mtica Barcelo

    na, 1975, pgs. 101 120 ; O. Regenbogen, Bemcrkungen

    zur Deutung des platonischen

    Phaidros

    en

    Kleine Schrif-

    ten ed. de Franz Dirlmeier, Munich, 1961, pgs. 248-269;

    J. Derrida, La pharmacie de Pla ton, en

    La dissmina-

    t on Pa rs, 1972; R. Burgcr, Plato s Phaedrus. A defense

    1a philosop ic o 1 writing The University of Alabama

    Press, 1980; Bernard

    Seve,

    Ph dre de Ptaton Commema-

    re Pars , 1980.

    E.

    LLED IGO

    FEDRO

    SC

    RAT

    ES,

    FEDRO

    SCRATES.

    - Mi querido Fedro, adnde andas

    ahora

    227a

    y de dnde vienes?

    FEDRO. - De con l.J.s.ias ,

    Scrates, el de Cfalo 2 , y

    me voy fuera de las murallas, a dar una vuelta. Porque

    me he entretenido all mucho tiempo, sentado desde tem

    prano . Pers uadido , adems, por Acmeno compaero

    tuyo y mo, vaya

    dar

    un paseo por los caminos, ya qu e,

    afi rma, es ms descansado que an

    da r

    por los lugares p- b

    blicos.

    Sc . -

    y

    bien dice, compaero. Por cierto que, segn

    veo, es

    taba

    Lisias en la ciudad.

    1 Lisias , el gran ausente del dilogo, hijo de Cfalo. Su hermano Po

    lcmarco fue ejecutado durante la tirana de los Treinta.

    2 Cfa lo era hijo del siracusano

    Llsanias.

    Su amistad con

    Perlces

    pudo haber sido una de las causas por las que abandon su pas y vino

    a Atena s, donde , en el

    Plreo,

    posea una fbrica de escudos. A Cfal o

    lo encontramos ya, en relacin con su otro hijo

    Poemarco.

    al

    comienzo

    de la Repbfica 327b ss., dond e se nos dan otros da tos sobre la fa

    milia .

    J

    Mdico aten iense y padre de Eriximaco que aparece tambin en

    el

    Banquete

    l 76b,

    198a.

    214b .

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    DILOGOS FE DRO 313

    e mo y le inst a que caminasen juntos. Sin embargo,

    como

    ese amante de discursos le urgiese que le dijese uno,

    se haca de rogar como si no estuviese deseando hablar.

    Si,

    por

    el

    contra rio,

    nadie estuviera por oirle de buena ga

    na , acabara por soltarlo a la fuerza . As Que

    t ,

    Fedro .

    pdele que lo que de todas formas va a acabar haciendo.

    que lo haga ya ahora.

    FED . - En verdad que , pa ra mi, va a ser mucho mejor

    hablar como pueda, porque me da la impresin de que

    t

    no me soltars en tanto no abra la boca. salga como

    salga lo qu e diga.

    Sc

    . -

    Muy verdad es lo que

    le

    est pareciendo.

    d FED . - Entonces as har. Porque, en realidad, Scra-

    tes no llegu a

    apr

    enderme las palabras

    una

    por

    una .

    Pero

    el contenido de todo lo que expuso, al establecer las dife

    rencias ent r e el Que ama y

    el

    Que no . te lo vay a refe rir

    en sus pu nto s capitales, sucesivamente. y empezando por

    el pr imero 10 .

    Sc. - D jeme ver, antes Que nada, Queri

    do

    Qu es

    lo que tienes en la izquierda, bajo el

    manto

    . Sospecho que

    es el discu rso mismo. Y si es asi, vete haciendo a la idea ,

    por lo que a mi toca. de Que, con tod o lo que te quiero,

    estando Lisias presente, no tengo la me

    nor

    intencin de

    entreg rteme

    para

    que

    entre nes. Anda ,

    ens

    anil ya

    F EO . - Cai

    il

    la:-Queacabaste de a

    rre

    batarme, Scrates

    la esperanza que tenia de ejercita rme contigo. Pero dnde

    quieres que nos sentemos para leer?

    229u Sc . - Desvimonos por aqu. y vayamos por la ori-

    lla del Itiso , y all, donde mejor nos par ezca. nos sen tare

    mos tranquilamente,

    O

    Vuelta al

    prob

    lema de la oralidad o literalidad del lenguaje,

    que confirma la tesis de la unidad subyacente al

    Fedro.

    F EO . - Po r suerte qu e, como ves, estoy desca lzo. T

    lo ests siempre. Lo ms cmodo para nosotros es que

    vayamos ca be el arro yuelo mojndonos los pies. cosa nada

    desagradable en esta poca del ao y a estas horas

    11.

    Sc . - Ve delante , pues, y mira . al tiempo , dnde nos

    sentamos.

    F EO . - Ves aq uel pltano tan alto?

    Sc. - Cmo no

    F EO . -

    AIIi hay sombra , y un vientec illo suave, y

    b

    hierba pa ra sentarnos o, si te ape tece, para tumbarnos.

    Sc . - Vamos, pues.

    Fw .

    -

    Dime, Scrates, no fue por algn sitio de s

    tos junto al Iliso donde

    se

    cuenta que Breas 12 ar rebat

    a Orita?

    Sc . - S Que se cuenta.

    11 La topografa del Fedro C una topografa real te r. U. VON

    WIl \MO

    WrTZ

    -MoH L ENDORff , Pte to,

    Sei / e

    und

    wifU

    W, * , . Ber

    un

    . pg .

    n.

    1.

    Tambin el comentario de T HOItl.50N (ad Joc l

    Esta topograria real co ndiciona tam bin una cierta topograf ia ideal. WI_

    LANOW JTZ

    op. d i.

    pg . titula su captulo sobre el

    Fedro:

    ..Un

    LeJJu .a de yt ra ) .

    . J o s A c : : s c

    t S l : :

    lambin

    en el

    Bunquele

    1743; 220b; Ar.rsTFANES,

    Nubes

    103, 363; J EI fO NTE ,

    Memor

    bilio

    1, VI, 2.

    En el

    Corpus Arislolelk um

    (Peri kosmou r Alhon

    dron

    J94b20).

    encc rueam cs una referencia a estos vientos del None que soplan en

    el solsticio de verano .

    Co

    n el desarr ollo de la rosa de los vientos , se

    les dio, prefere ntemente, el nombre de Brea s a estos vientos del Nordes

    te vecinos a los del Norte (Apurktias) . Para PiN

    DA

    l O (Plic

    J i

    N 181).

    es el rey de los vientos . La versin mitol gica lo prescnra como hijo

    de Auro ra y Asn eo, herma no de Cfiro, Euro y Noto (All STTElU ,

    Me-

    teor. 364a I9-22). Procede de Tracia, pas fr io por excelencia para los

    griegos. Entr e sus acciones titnicas se cuenta el rapt o de Orua nerei

    da hija de Etecteo, rey de Atenas. Orit la personifica 10.\ remolinos de

    nteve en los ventisqueros y se la llama , a veces,

    novia

    del viento.

    D,

    la unin de ambos nacieron z eres y Caais , genio, del viento.

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    D

    I l

    OGOS

    FEDRO

    317

    y sencilla que, conforme a su naturaleza, part icipa de divi

    no y lmpido destino. Por cierto, amigo, y entr e tanto par

    loteo. no era ste el rbol hacia el que nos encaminbamos?

    b FED . - En efecto, ste es.

    Sc. -

    Por

    Hera Hermoso rincn, con este pltano

    tan frondoso y elevado. Y no puede ser ms agradable la

    altura y la sombra de este sauzgatillo

    18,

    qu e, como ade

    ms, est en plena flor, seguro que es de l este perfume

    que inunda el ambiente. Bajo

    el

    pltano mana tambin una

    fuente deliciosa , de fresqufsima agua, como me lo estn

    atestiguando los pies. Po r las est at uas y figuras, parece

    e ser un santuario de ninfas, o de Aqueloo

    19 .

    Y si es esto

    lo que buscas, no puede ser ms suave y amable la brisa

    de este lugar. Sabe a verano, adems, est e sonoro coro

    de cigarras

    20 .

    Con

    ms delicioso es este csped

    que, en suave pendiente , parece destinado a ofrecer una

    almohada a la cabeza placenteramente reclinada. [En qu

    buen gua de forasteros te has convertido, querido Fedro

    el Etna -c-. La ms ant igua no ticia sobre Tifn la encontramos en HOME

    0

    lIada 782) . Plat n , ta l eomo har en el roato utiliza aqu un

    intraducible juego de palabras: tjphos hinchado, vano, pero tam bin

    hum

    o, soplo ;

    typhos

    significa,

    por

    el co

    ntrario

    , sencillo, claro ,

    lmpi

    do. Tal vez el conoc imiento de s mismo a que Scrates se ref ie re, a

    propsito de la inscr ipcin dlfica, le lleve hasta este adje tivo, que exp re

    sara una for ma ideal de autorreflexin.

    I

    Sobre este arbusto, vanse las eruditas not icias de U. STALLBAUM

    P atons Opera omnia, recensutt prolegomenis el commentarta ittustra

    vtt

    ... , vol. IV, sect. 1,

    conttnens Phuedrum, eamo secunda mullo aucttor

    el emendator, Gothae et Erf ordiae

    M

    CCL VII, pg. 20.

    9

    Aqueloo , ro de Grecia qu e co rre desde el monte

    Pindo

    a travs

    de Dolopia. .. y desemboca junto a Eniadas (T

    vc

    fDl

    DES

    , JI 102), Y tam

    bin dios fluvial, pad re de las ninfas y protector de las aguas.

    W

    Las cigarras aparecern ms adelante (259b) en un mito

    sobr

    e el

    or igen de la pasin potica .

    PED. - [Asombroso , Scrates Me pareces un hombre

    rarsimo, pues tal como hablas, semejas efectivamente a

    un forastero que se deja llevar, y no a uno de aqu. Creo

    yo que, por lo que se ve, raras .. . J J l all. de los

    m

    _

    ni

    ~ ~ ~ s

    r a l l

    d

    Sc. - No me lo tomes a mal, buen amigo.

    apr ender y el caso es que los campos y los r boles no

    qTre'n ensearme nad a; pero s, en cambio, los ho

    l b

    res

    de la ciudad vPor cie rto , que rs pareces a b c r e ; ; c

    para que salga. Porque, as como se hace

    andar a un animal hambriento ponindole delante un poco

    de hi

    erba

    o grano , tambin podras llevarme, al parecer,

    por toda tica, por donde t quisieras, con tal que me

    encandiles con esos discursos escr

    ll Q

    S. As que, como hemos

    e

    llegado al lugar a

    pro

    piado , yo ,

    por

    mi parte, me voy a

    tumbar. T qu e eres el que va a leer , escoge la postura

    que mejor te cuadre y, anda , lee .

    A- E

    o . - Escucha, pues

    2t ,

    2

    Comienza aqu el pr imer discurso

    Igos)

    del

    Fedro.

    Sc discute,

    efectivamente, sobre la orig inalidad de est' discurso , que, en principio ,

    debe ser de Lisias. Las dotes literarias de Platn bien pod ran haber cons

    tru ido una especie de imitacin en la que se ridicu lizasen algunas caracte

    rsticas del estilo de Lis ias, qu e, al fin al del dilo go , van

    a

    ser criticadas

    al plantearse el problema de la retrica . (CL L.

    ROBl N,

    Platon, Oeuvres

    co

    mp

    letes, vol. IV, 3: Phdre, Pars, 1978 [

    l e

    d. 1933], pgs . LX

    LXVIII;

    R.

    HAC

    KFOR

    TIl, Pkno s Phaedrus, Cambr idge, 1982 [1.

    ed.,

    1952], pg. 31, Y G.

    J.

    DE VRIES , A comrnentory on the Phaedrus

    of

    Ptato Amsterdam, 1969, pgs. 11-14, donde se aducen algu nos de los

    testimonios anti guos sob re la autenticidad del discurso de Lisias ,

    p.

    ej.

    D1G

    EN

    HS LAERClO, III 25.) Textos paralelos de ob ras de Lisias, los ha

    recogido J . VAIILEN , ( Deber die Rede des Lisias in Platos

    Phaedrus,

    Sitzungsbe

    ndue

    der Berl iner A kademie der W ss s h ften (I9 3), 788-81 6.

    aTTO RE

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    318

    DILOGOS

    FED RO

    319

    I

    Oc mis asuntos tienes no ticia y has odo . tambin, c-

    2310 lila co nsidero la conveniencia de que esto suceda. Pero yo

    no quisiera que dejase de cumplirse lo que anso, por el

    hecho de no ser amante tuyo. Pues, precisamente, a los

    amantes les llega el

    arre

    pentimiento _de

    l.

    bie

    rt

    _

    podido hacer , tan pronto como se les ap laca su deseo. Pe

    ro , a los

    e n e t

    Porque

    no obran a la fuerza, sino libremente, como si estuvieran

    deliberando , ms y mejo r, sobre sus propias cosas, y en

    su j usta y propia medida . Adems, los I l l ~ ~ S tienen

    siempre ante sus ojos todo 10 que de su incumbencia les

    has lido

    m l

    a causa del amor Y por supu

    to que

    b

    les_ha alido bien . Y si a esto aaden las dificultades pasa

    da s. aca ban por pensar que ya han devuelto al

    amado

    ,

    co n creces, todo lo que pudie ran deberle. Pero a los que

    no. aman y no ponen esa excusa al abandono de sus pro

    pios asuntos , ni sacan a relucir las penalidades que hayan

    so portado, ni se quejan de las d iscusiones con sus pa rien

    tes, no les queda ai ra alternati va, superados todos esos

    males, que hacer de buen grado lo que consideren que,

    una vez cumplido, ha de ser gra to a aquellos que cortejan.

    Y, ms an , si la causa por la que merecen respe to y estima

    e

    los enamorado s, es porque dicen que

    estn

    so bremanera

    alados a aquellos a los que aman, y dispuestos. adems,

    con palabra s y obras a enemista rse con cualquiera con tal

    de hacerse gra tos a los ojo s de sus amados, es fcil saber

    si dicen verdad , por que pondrn, por encima de todos los

    otros , a aq uellos de los que ltimamente est n enamora

    dos, y, obviamente, si estos se empean, llegarn a hacer

    Deutung des pla tonischen Phllidr s, en Kene Schr ten, ed. de

    FRA

    NZ

    DIRLM

    l

    ER, Munlch, 1961, pg. 230). Vase tambi n F. L

    ASSE

    RRE ,

    ErO-

    tikoi goi SeUnI etvet cum 1 1944), 169 Y sigs.

    mal incluso a los que an tes amaron. Y en verdad que

    mo va a ser, pues, pro pio, confiar para asun to tal en qu ien

    est aque

    ja

    do de una clase de mal que nadie, por expe-

    d

    rimentado que fuera, pondra sus manos p

    ar

    a evita rlo Po r

    que ellos mismos reconocen que no es

    tn

    sa nos, sino en-o

    fermos , y saben, adems , que su mente desvara; pero que,

    bien a su pesar: -no son capaces de domi

    nar

    se. Por consi

    guiene, cmo

    RQJ[an .

    s e

    e n c o

    en su sano

    j uicio. dar po r buenas las decisiones de una voluntad . tan

    c a r r

    i a ~ ~

    Por

    c i ; ; si entr e

    esco

    gieras al mejor, tendras que hacer la eleccin entre muy

    pocos; pero si, por el con trario quieres escoger, entre los

    ai ras, el que mejor te va, lo podras hacer entre muchos .

    y

    en consecuencia. es mayor la esperanza de encontrar.

    ent re muchos, a aquel que es digno de tu predileccin.

    Pero si temes a la costumbre imperante segun la cual,

    si la gente se entera, caera

    sob

    re

    ti

    la infam ia,

    loma

    cuen

    la de los enamo

    ra

    dos, qu e creen ser ob je to de la admiracin

    de los dems . ta l como lo son entre ello s mismos, y arden

    232

    en deseos de hablar y vanagloria rse de anuncia r pblica.

    mente que ha merecido la pena su esfuerzo. Pero los que

    no aman, y que son dueos de s mismos, prefieren lo que

    ~

    m

    en j ugar de la opinin de la gente.

    Por lo dems, es inevitab le que mucho s oigan e, incluso,

    vean por si mismos que los amantes andan det rs de sus

    amados y_que__hacen.de. este

    s . - p

    J l ~ i p a u p a c i de

    f

    or

    ma que , cuando se les vea hab lando

    e n s a r

    que, al es

    tar

    juntos, han logr ado ya sosegar sus deseos, b

    o est n a punto de lograrl os. Sin em

    bar

    go, a los que no

    aman, nad ie pensara en reprocharles algo por esta r

    jun

    tos, sabindos e como se sabe que es no rmal que la gente

    dialogue, bien sea por amistad o

    por

    qu e es grato hacerlo.

    Pero, precisament e, si te entra el reparo , al pensar lo dif -

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    320 DILOGOS FEDRO

    321

    i

    I

    cl que es que una amistad dure

    y

    que si, de algn modo ,

    surgen desavenencias, suf rien do ambas partes de consuno

    e la desgracia, a ti , en tal caso , es a quien tocara lo peor,

    al haberte entregado mucho ms, puedes acabar por te

    mer,

    rea

    lmente , a los enamorados. Pues son muchas las

    cosas que les conturban, creyendo -como creen que.j odo

    _

    .

    va en contra suya. Por esa buscan apartar a los que aman

    del trato con los otr057 porque 'tCie-que

    ios- rico le

    s su

    -peren- i;

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    322

    DILOGOS FEDRO 323

    I

    manifestarn su a fecto, los que darn compaa, los que

    vendrn a la puerta y mostrarn su gozo y nos quedarn

    agradecidos, pidiendo. adems, que se acrecienten nues

    tro s bienes. Pe ro, igualmente, conviene mostrar nues

    tra

    be

    nevolencia. no a los ms ne

    ;e

    'sitados,

    siOa

    l

    os

    q Tor

    34

    puedan dcv

    O

    lver '

    Y O

    o a qe ms lo

    . piden, s

    noa

    los que sondignos de ella; tampoco a los

    que quisieran gozar de tu jvcntud, sino a los que, cuando

    seas viejo , te hagan partcipe de sus bienes ; ni a los que,

    una vez logrado su deseo, se ufanen pregonndolo, sino

    a los que, pudorosamentecguardarn silencio ~ ~

    ni a los que les dura poco tiempo su empeo, sino a los

    que, invariablemente , tendrs por amigos toda la vida ; ni

    a cuantos,

    una

    vez sosegado el deseo , buscarn excusas

    h

    para enemistarse, sino a los que, una vez que se haya

    marchitado tu lozana, dejarn ver entonces su excelencia

    Acuf'date',-pucs,-det

    o t

    o i

    odicho

    y ten en cuenta que los

    que aman son amonestados por

    sus amigos comes i

    malo lo que hacen; pero, a los que no aman , ninguno de

    o s ha censu rado alguna vez que, por eso,

    maquinen cosas que vayan

    contra

    ellos mismos.

    Tal

    vez quieras pregu n

    tar

    me, si es que no te estoy ani

    mando a conceder favores a todos los que no aman. Yo,

    por mi parte, pienso que ni el enamorado te ins tara a que

    mostrases esa misma

    man

    era de pensar ante todos los que

    e

    te aman. Porque para el que recibe el favor, esto no me

    recera el mismo agradecimiento, ni tampoco te sera posi

    ble queriendo como quiere s pasar desapercibido ante los

    otros. No debe derivarse, pues, dao alguno de todo es

    to

    sino

    mutuo

    provecho.

    Por

    que a m respecta, me parece

    que ya he dicho bastante, pero si echas de menos alguna

    cosa que se me hubiera escapado, pregntame.

    FED. - Qu te parece el discurso, Scrates? No es

    esplndido , sobre todo por las palabra que t

    Sc. Genial , sin duda , compaero ; tanto que no

    salgo de mi asombro. Y has sido t la causa de lo que

    he sentido, Fedro, al mira rte. En plena lectu ra , me pare

    cas como encendido. y, p ql le_

    de tQg93sto

    .

    J.W.Jieguido y, al scguirt

    t?

    1-he entradQ

    en delirio c

    :m

    ti.go, oh t, cabeza inspirada I

    FED . Bueno . No parece como si estuvieras bromean-

    do?

    I

    S c. - Cmo puede parecrtelo, y no , ms bien. que

    me lo tomo en serio?

    FED. - No, no es eso Scrates. Pero en realidad, dime, o

    por Zeus pat r n de la amistad ,

    zcrees

    que algn

    otro

    de

    los griegos tendra mejores y ms cosas que decir sobre

    este tema?

    Sc - Y qu? Es que tenemos que alabar , tanto t

    como yo, el discurso

    por

    haber expresado su a

    utor

    lo debi-

    do, y no slo por haber sabido dar a las palabras la clari

    dad, la rotundidad y la exactitud adecuadas? Si es as, por

    hacerte el favor te lo concedo, puesto que a m, negado

    como soy, se me ha escapado. Slo prest atencin a lo

    retrico , aunque pens que, al propio Lisias, no le

    bas-

    5a

    tara con ello. Tambin me ha parecido, Fedro, a no ser

    que tu digas otra cosa, que se ha repetido dos o tres veces,

    como si anduviese un poco escaso de perspectiva en este

    asunto, o como si, en el fondo, le diese lo mismo . Me

    ha parecido, pues, infantil ese

    afn

    de

    apa

    rentar

    que es C < l p a d L d c c de una mane ra y luego

    .d

    Qtra ,. y aru ?

    \ P

    _

    u

    y_

    12

    is

    fI

    22 . - - - . _ - -

    11 Scrates comienza a hacer la crtica del discurso, cuya seca preci

    sin parece haber aceptado, escondiendo, un poco despus, su irona con

  • 8/11/2019 Fedro - Gredos.pdf

    9/53

    324 DILOGOS

    FEDRO 325

    b FEO. - Con eso no has dicho nada , Scra tes. Pues ah

    CS

    precisamente, dond e reside el mrito del discurso. Por

    que de todas las cosas que merecan decirse sobre esto,

    - no se le ha escapado nada, de forma que na die pod r a de

    cir ms y mejo r que las que l ha dicho .

    S c. Esto es algo en 10 que ya no pued o esta r de

    acuerdo contigo . Porque hay sabios varones de ot ros tiem

    pos , y muj eres tambin. que han hablado y escrito sobre

    esto , y que me cont radiran si, por condescende r contigo,

    te d ie ra la razn .

    e FED . - Y quines son ellos? Y dnde les oste decir

    mejores cosas?

    Sc. - La verdad es que ahora mismo no sabra decir

    tela .

    Es

    claro que he debido de o r lo de alguien, tal vez

    de Safo la bella. o del sabio An acreonte, o de algn escri

    to r en prosa. Que de dnde deduzco esto? Pues vers .

    Henchido como tengo el pecho , d uende mo

    2l

    me siento

    capaz de decir cosas que no habri

    an

    de ser inferiores. Pe

    ro, puesto que estoy seguro de que nada de esto ha veni

    do

    a la mente por s mismo, ya que so y consciente de mi igno-

    d rancia, slo me queda suponer qu e de a ig

    i aso

    fras fuen

    tes me he llenado. po r los odos, como un tonel. Pero por

    mi torpeza, siempre me olvido de cmo y de a quin se

    lo he escuchado.

    el argumento de au toridad: sabios varones de otros tiempos , y mujeres

    i ~ n 2J5b). Cf.

    Mtn6n

    sfe.

    El texto gr iego dice {j

    daimnie

    que podr a traducirse, en algn

    caso, con la palabra duende, que recoge una parte de lo que el campo

    semntico de mon expresa. Este contagio con el que, irnicamente,

    juega Scrates lo manifiesta tamb in en esa sustitucin de su p ropio d t-

    mn

    de su prop io duende, p el de Fedro.

    C f. E . BRUN

    ll l

    S-N lLSS) N,

    Daimonte. Uppsala , 1955, pgs. 104 y sigs .

    FED. - [Pero qu bien te expresaste, noble amigo Por

    q ue no te pido que me cuentes de qu ines y cmo las o ste,

    sino que hagas esto mismo Que has dicho . Has promet ido

    decir cosas mejores y no menos enjundiosa s y dist intas que

    las que est n en este escrit

    o.

    Y te

    pr o

    meto, como los nueve

    arcontes 24, erigir en Delfos una estatua de oro de tamao

    na tu ral, no slo ma , sino tambin tuya. ,

    Sc. -

    Eres encantad

    or

    , Fedro. T s q ue s eres de

    oro verdadero , si crees que estoy diciendo algo as como

    que Lisias se equivoc de tod as todas y que es posible,

    sobre esto,

    otra

    s cosas que las dichas . Presien to Que ni

    al ltimo de los escrito res se. le ocurrira cosa semejante.

    Vayamos al asunto de que

    tr a

    ta el discurs o . Si alguien

    pre

    tendiera probar

    qu e

    hay que conc

    ede

    r favo res

    al

    que no

    ama antes que al q ue a ma y pasase po r alto

    el

    encomiar

    la sensatez del uno , y reprobar la insensatez del a iro

    osa 36ese mito que este notable personaje

    b

    que aqu veis me ob liga a decir, pa ra que su camarada

    que antes le pa reca sabio ahora se lo

    par

    ezca ms.

    Haba una vez un ado lescente, o me jor an, un joven

    muy bello, de quien muchos estaban enamorados . Uno de

    stos era muy astuto, y aunque no se ha llaba menos ena

    morado que otros, haca ver como si no lo Quisiera. Y

    como

    un da lo requiriese, intent

    aba

    convencerle de que

    ten ia que otorgar sus favores al que no le amase, ms que

    al que le amase, y lo deca as:

    8610 hay una manera de empezar, muchacho, pa ra los

    e que pretendan no equivocarse en sus deliberaciones. Con

    viene saber de qu trata la deliberacin. De lo

    contrar

    io,

    forzosamente, nos equivocaremos

    31.

    La mayora de la gente

    l O El Scrates fillogo pla ntea aqu una alternativa etimolgica. El

    sobrenombre de melo diosas

    l

    geiai para las Musas, lo conocemos ya

    desde OM RO diseaXXIV 62). A pesar de la leyenda, no se encuentra

    fuente que

    just

    ifique ese gusto de los ligures por la msica ni siquiera

    en la guerra H

    ERMIAS,

    48, 27 sigs.).

    JI El comienzo del discurso de Scrates aborda un preciso plantea

    miento metodolgico. Los dilogos platnicos, el mtodo socrtico, nos

    tienen acostumbrados a esas preguntas que intentan, efectiva mente , saber

    de qu se habla. Pero , en este pasa je del

    Fedro,

    se tema tiz

    a,

    con gran

    propiedad, el problema del an lisis intelectual. Hay aqu tres niveles, cla

    ramente determinados: uno que apunta al espacio subje t ivo de la delibe

    racin bo leusis y que provoca el error. Otro que se refiere al espacio

    obje tivo, conv iene saber de qu trata la delberacn. Al lado de la

    bouleusis encon tramos el eden el saber de qu se trata cuan do la vo

    luntad se determina. El descubrimien to y reconocimiento de los caracte

    res peculiares y, ha sta cierto puma, objet ivos del saber marcan un nivel

    de racionalizacin que estructura el cam ino del conocimiento . Pe ro

    la boul desempea tambin un papel esencial. En el cent ro del edn i

    ap arece ese compromiso individual del que se har eco la tica de Aris

    tteles. (Cf . t ic nicomque III 1112a18 ss.}. Un tercer mom ento 10

    representa el engarce in tersubjetivo del saber del que

    ponerse de

    acuerdo

    diomologontai

    sirve de condicin y de contenido .

    Jl Esta ausencia de deliberacin

    objet

    iva , de conocimiento de lo

    real y su expresin, es,

    por

    supuesto, un planteamiento continuamente

    enarbolado y pue sto en cris is por la sofstica . La superacin del posible

    relativismo so fista surge en este texto. Las cosas tienen una oust una

    determi

    nada

    estructura , cuyo descubrimiento permite el saber. Sin em

    bargo, llegar a la ousi es llega r a t rav s de los vericuetos del lenguaje.

    Par a n o perderse en ellos se precisa el previo acuerdo , el anl isis de aq ue

    llos elementos semn ticos sobre cuya claridad y pre tendida objet ividad

    se funda el saber .

    El deseo natural de gozo que aqu expresa Platn encu

    entr

    a,

    como es sabido, COI anterioridad a la versin epicrea, una primera rno-

    329EDRO

    no se ha dado cuenta de que no sabe lo que son, realmen

    te, las cosas 12 . Sin embargo, y

    com

    o si lo supieran, no

    se ponen de acuerdo en lo s comienzos de su investigacin,

    sino que, siguiendo adelante, lo na t

    ura

    l es que paguen su

    error al no hab er alcanzado esa concordia, ni entre ellos

    mismos , ni con los otros. As pues, no nos vaya a pasar

    a ti y a m lo que reprochamos a los otros, sino que , como

    se nos ha planteado la cuestin de si hay que hacerse ami

    go del que

    ama

    o del que no, deliberemos primero, de mu

    tuo acuerdo, sobre qu es el

    amo

    r y cul es su poder.

    Despus, teniendo esto pre sen te , y sin perde rlo de vista, d

    hagamos una indagacin de si es pro vecho o dao lo que

    trae consigo.

    {>

    Que, en efecto,

    amor es un deseo est claro para

    todos , y que tambin los que no a

    ma

    n desean a los bellos,

    lo sabemos . En qu vamos a distinguir, entonces, al que

    ama del que no?

    Con

    viene, pues, ten er presente que en

    c

    ada

    uno de noso tros hay como dos principios que nos

    rigen y conducen, a los que segu imos a donde llevarnos

    qu ieran . Uno de ellos es un deseo natural de gozo,

    otro

    es una op in in adquir ida, que tiende a lo me

    jo r 33.

    Las

    DILOGOS

    28

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    330

    DILOGOS

    FEDRO

    331

    I

    dos coinciden unas veces; pero, otras, disien ten y se e

    e velan, y unas veces dom ina una y otras otra. Si es la opi

    nin la que, reflexionando con el lenguaje, paso a paso,

    nos lleva y nos domina en vistas a lo mejor, entonces ese

    dominio tiene

    el

    nombre de sensatez. Si,

    por

    el

    contra

    rio,

    es el deseo el que,

    atolondrada y desordenadamente, nos

    tir a haci a

    el

    placer, y llega a predominar en nosotros,

    2380 a este pr edominio se le ha puesto

    el

    nombre de desenfreno.

    Pero el desenfreno tiene mltiples nombres

    34

    pues es algo

    de muchos miembros y de muchas formas 35, Yde stas,

    la que llega a destacarse otorga al que la tiene

    el

    nombre

    mismo que ella lleva. Cosa , por cierto , ni bella ni demasia

    do digna. Si es, pues, con relacin a la

    com

    ida

    donde

    el

    apeti to predomina sobre la ponderacin de lo me

    jo

    r y so-

    h

    bre los otros apetitos, entonces se llama gloto nera, y de

    este mismo nombre se llama al que la tiene. Si es en la

    bebid a en donde aparece su t irana y arra

    stra

    en esta di rec

    cin a quien la ha hecho suya, es claro la denominacin

    que le pega. Y por lo que se refie re a los

    otros

    nombres,

    hermanados con stos, siempre que haya uno que predo

    mine, es evidente cmo habrn de llamarse.

    Po

    r qu apeti

    to se ha dicho lo que se ha dicho , creo que ya est bas

    tan

    te

    claro ; pero si se expresa, ser

    an

    ms evidente que si no :

    dulacin en RISTT

    ELES

    lk

    a nicomrquea

    I 1095al 4 ss.). Fren te a ese

    impulso

    natura

    l, se si ta todo aquel nivel de convicciones, op iniones,

    que en el curso de la vida van

    enhebrndola desde

    la propia

    y

    concreta

    experiencia, hacia un presente mejor.

    J 4 En la t ica nicomaquea. ARISTT

    ELES

    completar estos dominios

    que trazan los nombres de las excelencias y defectos humanos (cr.,

    p. e

    j. , IV 1119b22

    ss.)

    Jl El texto

    polym ts-polyeds,

    ha sid o muy discutido . Mas platnico

    parece

    potv t . . DE

    VRIES, A commenlory ., pg . 84;

    P.

    FRlED

    LN E

    R, Ptuton, vol.

    1:Die ptatontsche Schrfien, z weire und

    ntt

    Pe

    r ode Berln. 1975

    l,

    pg . 468.)

    al ape tito que, sin con tro l de lo racional, domina ese esta

    do de nimo que tiende hacia lo recto , y es imp ulsado cie

    gamente haci a el goce de la belleza y, poderosamente

    e

    fortalecido po r otros apetitos con

    l

    emparentados, es arras

    trado

    hacia

    el

    esplen

    dor

    de los cuerp

    os,

    y

    llega

    a

    conseguir

    la victoria en este empeo,

    tomando el nombre de esa fuerza

    que le impulsa, se le llama Amor

    36

    Pero , querido Fedro, no tienes la impresi

    n ,

    como yo

    mismo la tengo, de que he experimentado una especie de

    trasporte divino?

    FED. - Sin duda que s, Sc rates. Cont ra lo espe rado,

    te llev una riada de elocuencia.

    S c. - Calla , pues, y escchame. En realidad que pa

    rece divino este luga r , de m

    odo

    que si en el curso de mi

    exposicin voy siendo arrebata do por las musas no te ma-

    d

    ravilles. Pues ahora mismo ya empieza a so

    narme

    todo co

    mo un ditirambo.

    PED. - Gran verdad dices.

    S c. - De to do esto eres t la causa . Pe ro escucha

    lo que sigue,

    por

    que quiz pudiramos evitar eso que me

    amenaza . Dejmoslo,

    por

    ta nto, en manos del dios, y no

    sotros, en cambio, orientemos el discurso de nuevo hacia

    el muchacho.

    Bien, mi excelente amigo. As que se ha dicho y defi

    nido qu es aquello

    sobre lo que hemos de deliberar. Te

    nindolo ante los ojos, digamos lo que nos queda , respec to

    al provecho o dao que, del que ama o del que no, puede e

    sobrevenir a quien le conceda sus favores. Necesariamente

    aquel cuyo imperio es el deseo , y el placer su esclavitud,

    J Densa y precisa definicin de Eros, en la que tambin interviene

    la filologa platnica , como lo muestra la relacin etimolgica

    ros

    Rhom

    el amor como impulso, deseo, fuerza.

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    332

    DI LOGOS

    FEDRO

    JJ3

    I

    I

    I

    har que el amado le proporcione el mayor gozo. A un

    enfermo le gusta lodo lo que no le contra ra ; pero le es

    desagrable lo que es igual o superior a l. El que ama,

    2J90 pues, no soporta r de buen grado que su amado le sea

    m

    ejor

    o igua l, sino que se esforzar siempre en que le sea

    infer ior o ms db il. Porque inferi

    or

    es el ignorante al sa

    bio, el cobarde al valiente.

    el

    que es incapaz de hablar al

    orador, el torpe al espabilado. Todos estos males y mu

    chos ms que, por lo que se refieren a su mente, van sur

    giendo en el

    ama

    do o est n en l ya por na tu raleza, tienen

    que

    dar

    placer al amante en un caso , y en otro los fomen

    tar, por no verse privado del gozo presente . Por fuerza,

    b

    pues , ha de ser celoso, y al apart ar a su amado de muchas

    y provechosas relaciones, con las que, tal vez, llegara a

    ser un hombre de verdad, le causa un grave perjuicio , el

    ms grande de todos , al privarle de la posibilidad de acre

    centar al mximo su saber y buen sen tido. En esto consiste

    la divina filosofa , de la que el amante mantiene a dis

    tancia al amado , por miedo a su menosprecio . Maquinar ,

    adems, para que permanezca ab solutamente ignorante, y

    tenga, en todo, que esta r mirando a quien ama, de forma

    que, siendo capaz de darle el mayor de los placeres, sea,

    a la par , par a si mismo su mayor enemigo. As pues,

    por

    lo que se refiere a la inteligencia , no es que sea un buen

    chez Ptacon Lovaina, 195/i .

    br que mirar, adems, cmo ese tal perseguir a un joven

    delicado y no a uno vigoroso, a uno no criado a pleno

    sol, sino en penumbra, a uno que nada sabe de fatigas

    viriles ni de speros sudores, y que s sabe de vida muelle

    d

    y sin nervio, que se acicala con colores extra os, con im

    prop ios

    atavos,

    y se ocupa con cosas de este estilo. En .

    fin, tan cl

    aro

    es todo. que no merece la pena insistir en

    ello, sino que definiendo lo principal, ms vale pasa r a

    otra cosa. Efectivamente, un cuerpo as hace que, en la

    guerra y en otros asuntos de envergadura, los enemigos

    se enardezcan, mientras que los amigos y los propi os ena

    morados se atemoricen.

    Dejemos esto , pues, por evidente, y pasemos a hablar

    de la desventaja que traer a nuestros bienes el tr ato y

    la tutora del amante. Pues es obvio para todos, y especial

    mente para el enamorado, que, si po r l fuera, deseara

    que el amado perdiese sus bienes ms queridos, ms entra

    ables, ms divinos. No le importara que fuese hurfano

    de padre, de mad re, privado de parien tes y amigos, porque

    ve en ellos el estorbo y la censura de su muy dulce trato

    con l. Pero, adems , si est en posesin de oro o de a

    alguna otra forma de riqueza pensar que no es fcil de

    conquistar , y que si lo conquista, no le ser fcil de mane-

    jar. De don de, necesariamente, se sigue que el amante es

    tar celoso de la hacienda de su amado , y se alegrar si

    la pierde. An ms , clibe, sin hijos, sin casa , y esto todo

    el tiempo posible, le gusta ra al amante que estuviera su

    amado, y ala rgar as, cuanto ms, la dulzura y el d isfrute

    de lo que desea.

    Existen, por supuesto, otros males; pero una cierta

    divinidad , mezcl, en la mayora de ellos, un placer mo- /

    ment nco,

    como, por ejemplo, en el adu lador, terrible

    monstruo , sumamente daino, en el que la na turaleza en-

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    334

    DILOGOS

    FEDRO

    335

    tr ever un ciert o pl acer no del to do inspido. Tambin

    a una hetera podra alguien denostarla como algo daino

    y a otr as muchas criaturas y ocupaciones semejantes que

    no pueden dejar de ser agradables al men o s por un tie m

    po.

    Pa

    ra

    el

    amado en cambio es el am ante adems de

    da ino ext raordinariamente rep ulsivo en el tr at o di ario.

    Porque cada uno como dice el viejo refrn se divierte

    e con los de su

    edad 38.

    Pienso pues que la igu al dad en

    el tiempo lleva a igu ales placeres y a travs de esta seme

    j anza viene el rega lo de la amistad. A pesar de lo do tam

    bin este t rato con los de la misma edad llega a producir

    ha sto . En verdad que lo qu e es for zad o se dice que aca

    ba a su vez siendo mole sto pa ra to dos y en todo cosa

    que adems de la e

    dad

    d istancia al amante de su predilec

    t o. P ues siendo m ay or como es y frecuentando a un a per

    sona ms joven ni de da ni de noch e le gusta que s e ausen

    te sino que es azuz a do por un imp ulso insoslayable q ue

    d

    por cierto siempre le

    prop

    orciona gozo s de la vista del

    odo del tacto de tod os los sentidos con los que siente

    a su ama do de tal ma nera que por el placer q ueda como

    esclavizado y pegado a l.

    Y qu consuelo y gozos dar

    al ama do para evitar que tenin dolo

    tant

    o tiempo a su

    lado no se le convie

    rta

    en algo extremadamente desagra

    dab

    le? Porque lo q ue tiene dela nt e es un r o st ro envejecido

    y aj ado con todo lo qu e implica y q ue ya no es gra to

    e ofr ni de palabra cuanto menos tener qu e car ga r da a

    da con tan pegajosa realid ad. Y encima se es ob jeto

    de una vigilancia sospechosa en t od a oca sin y a todas

    horas y se tien en q ue or alabanzas inapropiadas y exage

    radas e incluso reproches que en boca de alguien sobr io

    l3

    C f . H OMERO

    Odisea XVII 2 17-2 18;

    P LATS

    Lisis 214a orgias

    5 1Ob

    anquete

    195b y

    AR

    ISTTELES

    tica nicomdquea

    VIII 1156b20 ss.

    ya s on aran inadmisibles y q ue por supu esto en la de un

    borracho ya no son s lo inadmisi bles sino desvergonza

    das al emplear una pa labrera desmesurada y desgarrada.

    Mientras ama es pues da ino y desabrido; pero cuan -

    do cesa su amor se vuelve infiel y

    precis

    ame

    nte

    pa ra ese

    tiempo venidero sobre el que tantas promesas haba he

    cho sustentadas en continuos

    ju r

    amentos y suplicas que

    con esfuerzo mantenan una relacin ya entonces con ver

    tida en una carga pesad a que ni siqu iera poda aligerar l

    la esperanza de bien es futuros. y ahora pues que tiene

    que cumplir su promesa ha cambiado dentro de l mis

    mo de dueo y seor : inte ligencia

    y

    sensatez en lugar de

    amor y apasionamiento. Se ha hecho pues o

    tro

    hombre

    sin que se haya dado cuen

    ta

    el

    amado.

    ste le recla ma

    agradecimiento por lo pasado recordndole todo lo qu e

    ha n hecho y se han dicho como si estuviera dialogando

    con el mismo

    hom

    bre.

    Por

    vergenza no se

    atr

    eve aq ul

    a decirle ya que ha cambiado y no sabe c m o man tener

    los

    juramentos

    y promesas de otros tiempos cuand o esta -

    ba dominado

    por

    la s

    inra

    zn ahora que se ha transfo rma-

    do en alg uien razonable y sensato .

    Aunq

    ue o brase com o b

    el de an tes no volverfa a ser semejante a l e incluso

    a idcn

    ti f

    icarscle de nuevo . Desertor de to d o esto es ah

    ora

    el que an tes er a amante . Fo rzado a no dar la car a un a

    vez que la valva ha cado de otra

    manera

    39 emprende

    la huida .

    Pero

    el otro tiene necesidad de persegui rle; se

    siente vejad o y po ne po r testigo a los dioses ignorante

    desde un p ri ncipio de todo lo que ha pasado o sea de

    que h ab a dado sus favores a un enamorado y co n ello

    necesariamente a un insensato en lugar de a alg ui en que e

    39 Prove rbio griego qu e expresa algo semejante al cara y cruz de

    la moneda que para probar suer te se echa al aire.

  • 8/11/2019 Fedro - Gredos.pdf

    15/53

    336 DIlOGOS

    FEDRO

    337

    por no estar

    enamorado

    fuera sensato . No habindolo he

    cho as, se haba pues

    to

    en las manos de una pers

    ona

    in

    fiel, descontenta, celosa, desagradabl e, perjudicial para su

    hac ienda,

    y

    no menos

    para

    el

    bienestar de su cuerpo; pero,

    sobre todo , funesto

    par

    a el cultivo de su espr itu .Todo

    esto, muchacho, es lo que tienes que meditar, y llegar, as,

    a

    dar

    te cuen ta de que la amistad del

    amante

    no

    brota

    del

    buen sent

    ido

    sino como las ganas de comer , del ansia de

    d saciarse: Como a los lobos los corderos, as le gusta n a

    los amantes los mancebos

    40 ,

    y

    es

    to

    es todo Fedro. Y no vas a or de m ninguna

    pa labra ms . Da ya por terminado el discurso.

    FED. - Y yo que me crea que estabas a la mitad, e

    ibas a decir algo semejante sobre el que no

    ama

    y que,

    en consecuencia, es a l, ms bien, a quien hay que conce

    der los favo res destacando, a su vez, todas las ventajas

    que esto tiene. Entonces, Scrates,

    por

    qu te me paras?

    e Sc

    . -

    No te has

    dado

    cuenta , bienaven

    turado

    que

    ya mi voz empezaba a sonar pica y no ditirmbica y, pre

    cisamente, al vituperar? Pero si emp iezo por al

    abar

    al

    otro

    qu piensas que tendra que hacer ya? Es que no te das

    cuen

    ta

    de que , seguro, se iba n a

    apoder

    ar de m las Musas,

    en cuyas manos me has puesto deliberadamente? Digo, pues,

    en una pa labra que lo contrario de aquello que hemos

    reprobado

    en el

    uno

    es, precisament e, lo bueno en

    el

    ot ro .

    Qu necesidad hay de extenderse en

    otro

    discurso? Ya se

    ha dicho de ambos lo suficiente . As pues, mi narracin

    242

    suf

    rir la suerte que le corresponda. Yo, por mi

    par

    te,

    Ct .

    DE VRI

    ES

    ,

    A commentary.. .

    pgs, 101-102, donde se ofrecen

    referencias a esta cita . Hermas parece encontrar aqu una alusin a Ho

    M RO

    Jliada

    XX Il 262-263

    Hermiae

    texandrni

    in Platonis Phaedrum

    Scho/ia ed. de P. CO

    UVI\

    E

    UR

    ,

    Par

    s,

    190 1,

    pg. 61, 7 .

    at rav ieso este ro y me voy antes de que me fu erces a algo

    ms dificil.

    FEO. - No, Scrates, todava no; no antes de que se

    pase este bo chorno. No ves que ya casi es me

    dioda

    , y

    que est cayendo,

    como

    suele decirse, a plomo

    el

    sol? Que

    dmonos, pues, y dialoguemos sobre lo que hemos men

    cion ado , y tan

    pronto como

    sople un poco de bri sa, nos

    vamo s.

    S

    c.

    - Divino eres con las pa labras, Fedro; sencilla

    mente admirable.

    Porque

    yo creo que de todos los discursos

    que se han dado en tu vida, nadie ms que t, ha lograd o

    que se hicieran tantos bien fuera que los

    pro

    nunci aras

    t

    mismo, bien, en cambio, que , de alguna forma, obligases

    a otros, con excepcin de Simmias

    41

    el tebano, po rque

    a todos los dems les gan as sobradamente . Y a

    hor

    a, como

    puedes

    comprobar

    parece que has llegad o a ser causa de

    que tod ava haya que pronunciar

    otro

    discurso.

    FED . No es que me ests anunciando una guerra;

    pero cmo y qu es esto a lo que te refieres?

    Sc . - Cuando estab a. mi buen amigo, cruzando el

    ro, me lleg esa seal que

    brota

    como de ese duende que

    tengo en m - siempre se levanta

    cuando

    est oy por hacer

    e

    algo

    -c .

    y me pa reci escuchar

    una

    especie de voz que de

    ella vena, y que no me dejaba ir hasta que me purificase;

    como

    si en algo,

    ant

    e los dioses, hubiese delinquido. Es

    verdad que soy no demas iado buen adivino, pero a la ma

    nera de esos que todava no andan muy duchos con las

    letras,

    justo

    lo suficiente

    para

    m mismo. Y acabo de dar

    me cuenta, con claridad, de mi falta . Pues, por cierto , com

    pa ero, qu e el alma es algo as como una cier ta fuerza

    41 Simnas, interlocutor en el

    Fedn

    y amigo de Scrates. Estuvo in.

    fluido por doctr inas

    pita gricas.

    93. - 22

  • 8/11/2019 Fedro - Gredos.pdf

    16/53

    338 D1L

    S

    FEDRO

    339

    d

    adivinato ria . Y, antes, cuando estaba en pleno discurso,

    hubo algo que me cont u rb , y me entr una especie de

    angu stia, no me fuera a pasar lo Que bico 42 dice, que

    d

    con tra los dioses

    pecando

    consiga ser honrado por los

    hombres) , Pero ahora me he dado cuenta de mi falta .

    FED . - Qu es lo que ests diciendo?

    Sc . - Terrible. Fedro , es el d iscurso que t t rajiste ;

    terrible el que f

    or

    zas te que yo dije ra .

    FEO

    . - Cmo es eso?

    SC

    - Es

    una

    simpleza y, hasta ciert o pu

    nto

    , impa .

    Dime si hay algo peo r.

    FED. - Nada, si es verdad lo que d ices.

    SC . - Pero, buen o, es que no crees que el Amor es

    hijo de Afrodita y es un dios?

    FEO. - Al

    menos eso es

    lo que se cuenta

    e

    Soc . - Pero no en Lisias. ni en tu discurso; en ese

    que, a travs de mi boc a y embrujado por ti, se ha profe ri

    do. Si el Amor es, como es sin duda , un dios o algo divi

    no, no puede ser nada malo. Pero en los dos discursos

    que acabamos de decir, parece como si lo fuera . En esto,

    pues, pecaron contra el amor; pero an ms, su simpleza

    fue realmente exquisita, puesto que sin haber dicho nada

    razonable ni verdadero, parecan como si lo hubieran di

    cho; sobre todo si es que pretenden embauca r a personaji-

    20

  • 8/11/2019 Fedro - Gredos.pdf

    17/53

    340

    DILOGOS

    FEDRO 34 1

    Se. - Pues bien, por reparo ante ese hombre. y por

    miedo al mismo Amor, deseo enjuagar, con palab ras pota

    bles.

    el

    amargor de lo odo. Por eso, aconsejo a Lisias

    que, cuanto an tes , escriba que es al que ama , ms bien

    que al que no ama, a quien. equita tivamente, hay que otor

    gar favores.

    FEO. - Ya puedes estar seguro de que as ser. Porque

    habiendo hecho t la loa del amante,

    por

    fue rza Lisias

    se va a ver, a su vez, obligad o por m. a escribir otro

    discurso sobre el mismo asunto.

    Sc

    -

    Confo. mientras sigas siendo el que eres, en

    lo que d ices.

    FEO. - Habla, entonces, sin miedo.

    Sc

    . - Adnde se me fue, a

    hora

    el

    muchacho con

    el que habl

    aba

    ? Para que escuche tambin esto , y no se

    apresure, por no haberlo oido, a conceder sus favores al

    no enamorado

    F EO . - Aqu est, siempre a tu lado, muy cerca , y to

    do el tiempo qu e te plazca .

    S - Ten ento nces presente , bello muchacho, que el

    2 a ante rior discurso era de Fedro , el de Mirrunte e hijo

    de P ocles: pero el que ahora

    vaya

    decir es de Bstesfcoro ,

    el de Himera hijo de Eufemo, y as es

    como

    debe sonar:

    Que no es cierto el relato , si alguien afirma que estan

    do presente un amante, es a quien no ama, a quien hay

    que conceder favores, por el hecho de que uno est loco

    y cuerdo el ot ro . Porque si fuera algo tan simple afirmar

    que la demencia es un mal, tal a firmacin estara bien.

    Pero resulta que, a travs de esa demencia, que por cierto

    es un don que los dioses otorgan, nos llegan gra ndes bie-

    0

    demos correspondiente a la

    parle

    cos tera de Atenas.

    01

    Hmera , colonia griega en la pa rte norte de

    Sicilia .

    nes. Porque la profetisa de Delfos, efectiva mente, y las

    sacerdotisas de Dodona , es en pleno delirio cuando han e

    sido causa de muchas y hermosas cosas que han ocu rrido

    en la Hlade , tanto privadas como pblicas, y pocas o nin

    guna, cua

    ndo

    esta

    ban

    en su sano juicio. Y no d igamos

    ya de la Sibila y de cuantos, con divino vaticinio , predij e

    ron acertadamente, a muchos, muchas cosas para el futu

    ro . Pero si nos alargamos ya con estas cuestiones, aca ba

    ramos diciendo lo qu e ya es claro a todos. Sin embargo,

    es digno de traer a

    colacin

    el testimonio de aquellos, en

    tre los hombres de entonces,

    que

    plasmaron los nombres

    y que no pensa ron que fuera algo par a avergonzarse o una

    especie de op robio la mama. De lo contrario, a este arte

    tan bello,

    que

    sirve

    para

    pro yectarnos hacia el futuro. no

    lo habran relacionado con este nombre, llam

    nd

    olo mani-

    k. Ms bien fue porque pensaban que era algo bello . al

    producirse por aliento divino, por lo que se lo pusieron.

    Pero los hombres de ahora que ya no saben lo que es

    bello le interpolan una t. y lo llamaron m nt k . Tambin

    d ieron el nombre de

    oionosuk

    a esa indagacin sobre

    el

    futuro, que practican, por cierto. gente muy sensata,

    valindo se de aves y de otros ind icios, y eso , porque, par

    t iendo de la reflexin, a

    porta

    , al pensamiento , inte ligencia

    e informacin. l os modernos, sin embargo, la tr

    ansfo

    rma

    ron en o nistik

    pon

    indole, pomposamente, una ome

    ga 46 . De la misma manera que la mtmt es ms pcr- d

    Curios a divisin p latnica entre etimlogos antiguos y recientes.

    En el.Crtilo 414c) se

    habla

    ya de eso s pr imeros

    nomb

    res que se impu

    sieron, y de su pos ter ior transformacin al intercalarles letras. Con estas

    man ipulaciones se pierde, segn Pla t n , el verdadero significado de los

    nombres. Los hombres de ahora, han olvidado ya la original y primera

    experiencia de 10 rea l y de 10 bello. oinistk es la adivinacin basada

    en los augur ios o signos de las aves

    [oiOnO/ .

  • 8/11/2019 Fedro - Gredos.pdf

    18/53

    342 DILOGOS

    FEDRO

    343

    fecta y ms digna que la oini

    sk

    como lo era ya por

    su nombre mismo y por sus obras, tanto ms bello es, se

    gn el testimonio de los ant iguos. la mama que la sensatez,

    pues una DOS la envan los dioses, y la otra es cosa de

    los hombres. Pero tambin, en las grandes plagas y penali

    dades que sobrevienen inesperadamente a algunas

    estiro

    pes, por antiguas y confusas culpas 4 7, esa demencia que

    apareca y se hacia voz en los que la necesitaban, consti

    t ua una l iberacin, volcada en splicas y entrega a los

    e dioses. Se lleg, as, a purificaciones y ceremonias de ini

    ciacin, que daban la salud en el presente y para el futuro

    a quien por ella era tocado, y se encontr, adems, solu

    cin, en los au tnticamente delirantes y posesos, a los ma-

    2450

    les que los atenazaban. El tercer grado de locura y de

    posesin viene de las Musas, cuando se hacen con un alma

    tierna e impecable, despert ndola y alentndola hacia can

    tos y toda clase de poesa, que al ensalzar mil hechos de

    los antiguos, educa a los que han de venir 48 . Aquel, pues,

    que sin la locura de las musas acude a las pue rtas de la

    poesa, persuadido de que, como por ar te, va a hacerse

    un verdadero poeta , lo ser imperfecto, y la obra que sea

    capaz de crear , estando en su sano juicio, quedar eclipsa-

    b

    da por la de los inspirados y posesos

    49 .

    Todas estas cosas

    La obra de los

    trg

    icos griegos

    ha

    expresado, recogiendo

    y

    elabo

    rando tradiciones mtica s, esta continuidad misteriosa de la culpa y el

    cast igo.

    41 Padres de nuestro saber llama Pl

    at

    n a los poetas Lisis 214a).

    Esta competencia con su propia obra

    pedaggica, le l levar a expulsarlos,

    por fa lsos educ

    adore

    s, de la Repblica.

    49 La relacin entre poesa e inspiracin se encuentra en vados dilo

    gos Ap gla 22c) y sobre todo en el In que se centra en este problema

    (cf. LUIS GtL,

    Los antiguos y /a inspiracin potica Madr

    id , 1967 , y

    E . LLE

    D

    ,

    El concepto Pots en la fil osofa griega

    Mad rid, 1961).

    y muchas ms te puedo contar sobre las bellas obras de

    los que se han hecho maniticos

    50

    en manos de los dio

    ses. As pues, no tenemos por qu asustarnos, ni dejarnos

    conturbar

    por

    palabras que nos angustien al afi rmar que

    hay que preferir al amigo sensato y no al insensato. Pero,

    adems , que se alce con la victoria, si prueba, encima,

    eso de que el amor no ha sido enviado

    por

    los dioses par a

    traer beneficios

    l

    amante o al amado. Sin embargo, lo

    que noso tros, por nuestra parte, tenemos que probar es

    lo contrario, o sea que tal mana n os es dada por los e

    dioses para nuestra mayor fortuna.

    P rueba, que , por cierto, no se la creern los muy sut

    les, pero s los sabios . Conviene, pues, en pr imer lugar,

    que intuyamos la verdad sobre la naturaleza divina y hu

    mana del alma, viendo qu es lo que siente y qu es lo

    que hace. Y ste es el principio de la demostracin.

    Toda alma es inmortal.

    Porq

    ue aquello que se mueve

    siempre 51 es inmortal. Sin embargo, para lo que mueve

    se No es fcil tra ducir el trmino griego

    mana

    ni la palabra locura

    recoge el sentido fundamental de ese trmino. En algn caso he preferido

    traducirlo por m ana, m nirco pretendiendo conservar la relacin

    etimolgica con

    el

    griego y recuperar una pa rte del campo semntico

    perdido en la palabra castellana. En algn caso (244a; 244d) , lo he tradu

    cido por demencia.

    Desde que , a principios de siglo,

    1 . C .

    VOLl

    GRAFF

    propuso la lectu

    ra autokmton por la de aeiklnelon teconjecranea in Platcnis Phaedrum,

    Mnemosyne 37 [1909), 433-445), se ha abierto una larga polmica (cf.

    DE VR S, A commenlary... pgs . 121-122). Una buena pa rte de los in

    vestigadores sostiene la lectura ceiktnton. Ya

    CICERN

    lo haba interpre

    tado as:

    quc

    d scrnper movetur De

    repubica

    V 27). Esta lectura se

    encuentra en la m yor de los manuscritos. Incluso el Pap Oxyr. 7

    que lee autoktnton pone, a l margen, aeiktn ton (cf. P. MM s, exuri-

    k, Leipzlg, 1960 , pg . 23). G. P SQU LI p. e., opina que es, fren te

    a WIt MOWITZ

    Platon

    JI, pg. 361),

    autokin ton

    la verdadera lectura

    Sloria dei/a tradtzione e crit ica del testo,

    Flor encia, 1971

    2

    , pg . 255,

  • 8/11/2019 Fedro - Gredos.pdf

    19/53

    344

    DILOGOS

    FEDRO

    345

    a otro o es movido por otro, dejar de moverse es dejar

    de vivir. S lo, pues, lo que se mueve a s mismo, como

    no puede perder su propio ser por s mismo. nunca deja

    de moverse, sino que, para las otras cosas que se mueven,

    es la fuente y

    el

    origen del movimiento . Y ese princip io

    es ingnito .

    Po

    rque, necesariamente, del pr incip io se

    or

    igi-

    d

    na todo lo qu e se origina; pero l mismo no procede de

    nada , porque si de algo proced iera , no seria ya principio

    original. Como. adems, es tambin ingni to, tiene , por

    necesidad, que ser imperecedero. Porque si el principio pe

    reciese, ni

    l

    mismo se origi nara de nada ni ninguna otr a

    cosa de l; pues todo tiene que originarse del principio.

    As pues, es pri ncipio del movimiento lo que se mueve a

    s mismo. Y esto no puede perecer ni originarse , o, de lo

    contrario, todo el cielo y toda generacin 52 , vinindose

    e

    aba

    jo

    se inmoviliza ran , y no

    habra

    nada que , al origi

    nar se de nuevo , fuer a el punte de ar ranque de l movimien

    lo. Una vez, pues, que apa rece como inmorta l lo que , por

    s mismo, se mueve, nad ie tendr a reparos en a firmar que

    esto mismo es lo que constituye el ser del alma y su prop io

    concepto. Porque lodo cuerpo , al que le viene de fuera

    el movimiento, es inanimado ; mientras que al que le viene

    de dentro , desde s mismo y para si mismo es animado .

    Si esto es as, y si lo que se mueve a s mismo no es ot ra

    2460 cosa que el alma, necesariament e el alma tendra q ue ser

    ingnita e inmorta

    n. S . Tambin RO IN , en su edicin del Fedro (pg. 33, n . 3), se inclina

    por la lectura autoktn ton. Habra que nota r, sin embargo, que, a pesar

    de la aparent e dificultad de interpretacin del aektn ton, autoktnum ,

    tampoco aparece en Platn . El l.exicon de AST, recoge aettaneron.

    11 Es mucho ms elara e interesante la lectura

    gnesis

    en este pasaje

    que la que, de acuerdo con J . Filo p n y el man uscrito T - en cuyo mar

    gen se lee

    gcn

    interpreta

    gn eis hn.

    Sob rc la inmort a lidad, ba ste ya con lo dicho. Pero

    sobre su idea hay qu e a adir lo siguiente: Cmo es el al

    ma, requerira toda una larga y d ivina explicacin; pero

    decir a qu se pa rece, es ya asunto huma no y, por supues

    to , ms breve.

    Pod

    ramos entonces decir que se pa rece a

    una fuerza que. como si hubieran nacido juntos, lleva a

    53

    una yu

    nta

    alada y a su a uriga . Pu es bien, los caballos

    y los aurigas de los dioses son todos ellos buenos, y buena

    su casta, la de los otros es mezclada . Por lo que a nos- b

    otro s se refiere, hay, en primer luga r. un conductor que

    gua un tronco de

    caba

    llos y, despus, estos caballos de

    los cuales uno es bueno y her

    moso . y est hecho de esos

    mismos elementos. y el

    otro

    de todo lo

    cont

    rario. como

    tambin su origen. Necesaria

    mente

    pues, nos resu ltar di

    fcil y duro su manejo.

    Y ahora , precisamente, hay que intentar decir de dn

    de le viene al viviente la denominacin de

    mortal e inmor

    tal . Todo lo que es alma tiene a su cargo lo inanimado 54 ,

    y recorre el cielo entero, tomando unas veces una forma

    y otras otra . Si es perfec ta y alada surca las alt uras, y

    gobierna todo el Cosmos . Pero la que ha perdido sus e

    alas va a la deriva, hasta que se aga rr a a algo slido . don-

    SI La divisin del alma en tres especies la encontramos en la

    Repb

    li

    -

    ca (Iv 4Hc. 44le). Cr., tambin. ibid., X 611b ss.. y Fedn 78b ss.,

    donde surge la tesis de la simplicidad.

    \< posicin del artculo

    p s . o su ausencia , han crea

    do dificultades de interpretacin pa ra aceptar la lectura distributiva de

    ps

    ycM

    pO f f

    Todo lo que se llama alma tiene, pues, una estrecha relacin

    con 10 inanimado (cf . K. R F l

    A RD T Pjar ons Mythen , en

    Ve, miichlnis

    de ll ike.... pg.

    2S

    7 . Este concepto cosmolgico del alma tiene que

    ver con la f ilcsoffa del Platn de la lt ima poca; pero concuerda con

    otros dilogos, por ejemplo

    el Menan

    8ib : Siendo toda la natu raleza

    homognea y habiendo aprendido y tenido experiencia el alma de todas

    las cosas...

  • 8/11/2019 Fedro - Gredos.pdf

    20/53

    346

    DILOGOS

    FEDRO

    347

    de se asienta y se hace con cuerpo terrestre que parece mo

    verse a si mismo en virtud de la fuerza de aqulla. Este

    compuesto, cristalizacin de alma y cuerpo, se llama ser

    vivo. y recibe el sobrenombre de mortal. El nombre de

    inmort al no puede razo narse con pala bra al

    guna

    ; pero no

    habindolo visto ni intuido satisfactoriamente 55, nos figu

    ramos a la divinidad, como un viviente inmorta l, Que tiene

    alma, que tiene cue

    rpo

    , unidos ambos . de forma natura l.

    por toda la etern idad . Pero. en fin, Que sea como plazca

    a la divinidad , y que sean estas nuestras pa labras.

    d Conslderemos la causa de la prd ida de las alas. y

    por la Que se le desprenden al a lma. Es algo asi como lo

    que sigue.

    En

    todo

    el Fedro .

    1

    pr est ndole esa un idad de composicin

    que

    a veces , se le discute. apa rece en deter

    mina

    dos momentos

    la

    pr

    eocupa

    cin r ef len

    gua

    je y sus ..determinaciones que va a irrumpir. al final.

    con la fi

    ja

    cin de

    l/d OS

    por el

    grdmma

    La denominacin de .. inmortal

    (atlldflalofl) ,

    no puede

    dedu

    cirse po r los simp les caminos del

    lgw

    No

    podemos

    habla

    r de d io para lograr, despus. un idos que permita ent en

    der .

    desde

    el

    hombre

    , aquella palabra que 10 trasciende

    y

    que est . en

    cierto

    sent ido fuera de su

    expenencta.

    El pasaje platnico incluye alg u

    nos trminos fund amenta les de su epiSlemologia. Efectivamente, esa im -

    posibilidad de hablar con fundamento se debe a que no hemos visto

    ( iddnll s) 10 in

    mo

    rtal , y al no tenerlo en nu

    estra

    exper iencia . no hemos

    pod ido mirar lo aten

    tame

    nte

    hi kans nQ5unle5).

    gmonces tenemos que

    cons truirlo . que imaginarlo

    (plllomen).

    El ver bo

    plds50 / pldtlo

    significa

    algo as como formar. constru ir. compo ner. modelar con un determi

    nado

    materia l.

    cr. Tmeo

    503 y, anteriormente. 49a M . do nde se descub re

    la siempre relat iva imposibilidad de nomb rar y la dificultad de

    apre-

    hender el incesa nte flu ir de las cualidades H. FRISK. Grechisches Ety-

    motogsches WD

    rl

    erbllch, vol.

    H

    Heidelberg, 1970, pgs. 551-552). Co

    mo no son posibles ni esa experiencia. ni

    esa

    intuicin, el tex to plat nico

    deja abierta esa figuracin de los dioses, qu e no se atreve a precisar .

    ms -c-eque sea corno plazca a la divinidad, dice

    Pla

    tn e

    ntre

    el escepti

    cismo y la rever encia - o

    {Cf .

    Ih O

    NR

    O

    EN Bemerkungcn...

    ,

    pg. 264.) .

    El poder natu ral ala es levantar lo pesado, llevn

    dolo hacia arriba , hacia donde mora el linaje de los dioses.

    En cierta manera, de todo lo que tiene que ver con el cuer-

    po , es lo que ms unido se encuentra a lo divino. Y lo

    divino es bello, sabio , bueno y otras cosas por el est ilo.

    De esto se alimenta y con esto crece, sobre todo , el pluma-

    je del alma ; pero con lo tor pe y lo malo y todo lo que

    le es contrario , se consume y acaba .

    Por

    cierto que Zeus,

    el pode roso seor de los cielos, conduciendo su alado ca

    rro, marcha en cabeza, ordenndolo todo y de todo ocu

    pndose

    u .

    Le sigue un tropel de dio ses y d mones orde

    nados en once filas . Pues Hestia 57 se queda en la morada 2041.

    de los d ioses, sola, mientras todos lo s ot ros, que han sido

    colocados en nmero de doce

    como

    dioses jefes , van

    al frente de los rdenes a cada uno asignados. Son mu

    chas. por cierto , las mirficas visiones que ofrece la int imi

    dad de las sendas celestes, caminadas por el linaje de los

    felices dioses, haciendo cada uno lo que tienen que hacer,

    y seguidos por los que, en cualquier caso , qui eran y pue

    dan . Est lejos la envidia de los coros divinos. Y, sin em

    bargo, cuando van a festejarse a sus banquetes, marchan b

    hacia las empinadas cumbres, por lo ms alto del arco que

    S6

    El

    suges t ivo cua

    dro

    que P

    lat

    n traza en esta famosa procesin de

    dioses, presenta algunas

    di f

    icultades de interp retacin. Ms que una des

    cripcin de los dioses olimplcos, parece que los motivos cen tra jes de esta

    alego ra son pitag ricos.

    He

    stia

    , ide nti ficada con la tierra EURjpID

    U fr.

    944) o f

    rece

    una

    clave

    para

    la in terpretad n del pasaje. aunque a esto se op on e o tra teo

    rla . pitagrica tambin, del f uego inm vil en el ce

    ntro

    del universo cf.

    A

    R ST

    TELES. De caelo 293a18 ss.)

    l O

    Un

    resumen

    sobre al

    guna

    s discus iones en

    torn

    o a esta

    clasificaci n

    de los dios es puede verse en H

    K ORTH,

    Ptato s

    p gs. 71-73.

    CL

    tamb in

    W . K. G . GUTHRIE The Greeks and t eirso

    Londres, 1950,

    pgs.

    110

    sigs.

  • 8/11/2019 Fedro - Gredos.pdf

    21/53

    348

    DILOGOS FEDRO 349

    sostiene el cielo. donde precisamente los carros de los dio

    ses, con el suave balanceo de sus firmes riendas, avanzan

    fcilmente. pero a los otros les cuesta traba jo. Porque el

    caballo entreverado de maldad gravita y tira hacia la tie

    rra, forzando al auriga Que no lo haya domesticado con

    esmero . All se encuentra el alma con su dura y fatigosa

    prueba. Pues las qu e se llaman inmortales, cuando han

    alcanzado la cima . salindose fuera, se alza n sob re la es

    palda del cielo, y al alzarse se las lleva el movimient o cir-

    e cular en su rb ita, y contemplan lo que est al otro lado

    del cielo.

    A

    ese

    lugar supraceteste, no lo ha cantado poeta algu

    no de los de aqu abajo , ni lo ca

    ntar

    jams como merece.

    Pero es algo como esto - ya que se ha de tener

    el

    coraje

    de decir la verdad, y sobre tod o cuando es de ella de la

    que se habla

    :

    porque, incolora , info rme, intangible esa

    esencia cuyo ser es realmente ser

    S9

    vista slo por e l ent en

    dimiento, piloto del alma , y alrededor de la que crece el

    d

    verdadero saber, ocupa, precisamente, tal luga r.

    o

    mo la

    mente de lo divino se alimenta de un entender y saber in

    contaminado, lo mismo que toda alma que tenga empeo

    en recibir lo que le conviene, viendo, al cabo del tiempo,

    el ser , se ll

    ena

    de contento, y en la contemplacin de la

    verdad, encuentra su alimento y bienestar, hasta que el mo

    vimiento, en su rond a, la vuelva a su sitio . En este giro,

    tiene ant e su vista a la misma justicia , tiene ante su vista

    a la sensatez, t iene ante su vista a la ciencia, y no aquella

    a la Que le es propio la gnesis, ni la que, de algn modo,

    59 ousia

    S ousa o sea una realidad cuya propia sustancahdad

    es Sil ser mismo . Este ser informe, inco

    loro

    inta ngible slo puede ser

    visto por el nos

    que

    no

    necesita,

    para penetrar en la realidad. del

    conocimiento

    sensible.

    es otra al ser en otro - en eso otro que nosotros lI

    ama

    -

    mas entes

    sino esa ciencia que es de lo que verdadera

    mente es ser. Y hab iendo visto , de la misma manera , todos

    los otros seres que de verdad son , y nutr ida de ellos , se

    hunde de nuevo en el interio r del cielo, y vuelve a su casa.

    Una

    vez que ha llegado , el auriga detiene los c

    aba

    llos ante

    el pesebre, les echa , de pienso, ambrosa, y los abreva con

    nctar.

    Tal es, pues, la vida de los dioses. De las ot ras almas,

    248a

    la que mejo r ha seguido al dios y ms se le parece, levanta

    la cabeza del auriga hacia el lugar exterior, siguiendo , en

    su giro , el movim iento celeste,

    pero

    , soliviant

    ada

    po r los

    caballos, ape nas si alcanza a ver los seres. Hay alguna que,

    a ratos, se alza , a ra los se hunde y, forzada po r los caba

    llos, ve una s cosas s y otras no. Las hay que, descosas

    todas de las altura s, siguen adelante , pero no lo consiguen

    y acaban sumergindose en ese movimiento que las

    arra

    s-

    tra , patendose y amonton ndose, al intentar ser unas ms

    que

    ot r

    as. Confusin, pues, y porffas y supremas fat igas e

    donde , po r torpeza de los aurigas, se queda n mu

    cha

    s ren

    queames, Y 3 otras muchas se les parten muchas alas. To

    das, en fin , despus de tantas penas, t ienen que irse sin

    haber pod ido alcanzar la visin del ser ; y, una vez que

    se han ido , les queda slo la op inin por alimento

    bO,

    El

    porqu de todo este empeo por divisar dnde est la lle

    nura de la Verdad

    M ,

    se debe a que el pasto adecuado para

    El concepto de dxa ta tl irnro rtante en lada la

    il

    oso fa griega

    y tan diversamente matizadoaparece al otro extremo del conocimiento

    en el que s encuentra el sen), y que seala el momento supremo en

    cuyo alejamiento

    se

    va

    desvaneciendo

    lo real.

    on

    todo , es la x el

    instrumento menta l en el que , empalidecido . an late 10 ideal.

    1 Posiblemente, una alusin a

    A

    s tetmona

    de E

    MP

    oocUS (fr . B

    121) Yta

    mbi

    n

    a l Gorgias

    (524a).

    Esta imagen

    tuv e

    una larga repercusin

  • 8/11/2019 Fedro - Gredos.pdf

    22/53

    350

    DILOGOS

    -

    1

    FEDRO

    351

    la me

    jo r

    parte del alma es el que viene del prado que

    e all hay, y

    el

    que la naturaleza del ala . que hace ligera

    al alma. de l se nutre.

    As es, pues, el precep to de Adrastea 62 , Cualquier al

    ma que, en el squito de lo divino , haya vislumbrado algo

    de lo verdadero , estar indemne ha sta el

    pr

    ximo giro Y

    simpre que haga 10 mismo, estar libre de dao . Pero cuan

    do. por no haber podido seguirlo . no lo ha viSO. y po r

    cualquier azaroso suceso se va gravitando llena de olvido

    y dejadez. debido a este lastre. pierde las alas y cae a tierra.

    Bnto nces es de ley que tal alma no se implante en

    d

    ninguna nat

    ura

    leza anima l, en la primera generacin , sino

    que sea la que ms ha visto la que llegue a los genes de

    un varn que hab r de ser amigo del saber , de la belleza

    o de las Musas 63 ta l vez. y del amor; la segunda . que

    sea para un rey nacido de leyes o un guerrero y hombre

    de gobierno; la tercera. pa ra un po ltico o un administra

    do r o un hombre de negocios; la cuarta, pa ra alguien a

    quien le va el esfuerzo corpo ra l, para un gimnasta , o pa ra

    quien se dedique a c

    ura

    r cuerpos; la qui

    nta

    h

    abr

    de ser

    para una vida dedicada al arte adivinatorio o a Jos ritos de

    e

    iniciacin; co n la sexta se acoplar un poeta ,

    uno

    de sos

    a qu ienes les da

    por

    la imitacin; sea la spt ima para un

    artesano o un campesino ; la octa va, pa ra un sofista o un

    neoplatnica .

    vas

    e, p . ej. PW

    TJN

    O, VI 7. 13. donde encontramos la

    misma expresin, Q ilh..as

    wd

    ion ef . STEWAll.1 The My ths.. . pgs . 355

    y sigs.} .

    Nombre de origen no griego, que

    se

    refiere a una cierta divinidad

    ident ificada. a veces. con Nmesis. El carcter de inevitabilidad que com

    porta Adrastea, asi como las referencias escat olgicas de los pasajes sl

    guientes, sumergen el mito plat nico en la corr iente del ornsmo.

    6J

    Cf.

    Feddn

    61a ;

    Filebo

    67b ;

    Banquete

    20ge ss.;

    ep l

    ica

    1lI

    403c-d.

    demagogo, y para un tir ano la novena 64 , De entre todos

    estos casos . aq uel que haya llevado una vida

    ju

    sta es pa rti

    cipe de un mejor destino , y el que haya vivido injustamen

    te. de uno peor. Po rq ue all mismo de donde part i no

    vuelve alma a lguna antes de diez mil anos - ya que no

    le salen alas antes de ese tiempo e, a no ser en el caso

    de aquel que haya filoso fado sin engao o haya amado

    24

    101 , donde

    se comenta la

    bibliograna

    de

    las Re/rus de

    Licurgo,

    qu

    it

    o,

    con su obra

    legislativa , suavi z las tensiones entre el pueblo y sus reyes. siguiendo

    el

    conse jo del orculo de Delfos P

    LUTARCO L ku rgo 6 .

    El poder como

    pan ido de dos reyes , e l consejo de ancianos

    geroll slo),

    reforma agra

    ria, educacin de la j uventud son algunas de

    SIIS

    creaciones.

    PLA

    TN,

    en el

    Banquete

    (209d), menciona a Licurgo y a Soln, famosos por

    sus leyes. Tamb in, en la

    Re

    p

    blica

    (599d),

    se

    refiere a la labor legislat iva

    de Licurgo.

    100 Hombre de Estado

    y

    poeta ateniense que vivi a finales del siglo

    \ a . C.,

    empa

    rentado por linea.ma t

    erna

    con P is

    snato

    , el tir ano

    y

    legis

    la

    do r

    at eniense. Sus reformas en la dlst ribucjn de la tierr a, en los peso s,

    medidas y monedas lo hicie ro n Ia mosc ARJS1 TELD , Co rullucitl de

    Josal enierues

    lO.

    Rey persa del linaje de los

    Aqeem

    nda s, cuya rarea Iegi5lativa

    y

    administra t iva , comenzada a finales del

    S, VI a.

    C., pervive en muchas

    ciud ades de la poca helenstica . Impuestos a

    nua

    les, organizacin del

    Im

    perio en veinte

    sat rapas,

    reorganizacin del ejrcito, unificacin de la

    moneda y la creacin de un sistema de comunicaciones contribuyeron

    a con figurar la estruct ura del mundo antiguo.

    PuTtl

    en las

    Le

    yes (69Sc

    d) , habla de cmo Darlo juzg conveniente regir b

    aj o

    leyes, impuestas

    po r l mismo, introduciendo una cierta igualdad.. . O. R NIIOOEN ha

    matizado

    agudamente

    la refe rencia

    plat nica

    a los

    t res

    (..Zur

    Deutung des p jatonisc hen

    Phaidm s, en

    F.

    DII

    Um

    R

    [ed.] ,

    Kk ine St:hrif -

    ten,

    Mumch, 1961,

    pgs. 260-261).

    Sc

    . - Luego es cosa evidente, que nada tiene de ver-

    d

    gc nzoso el po ner por escrito las palabras.

    F

    ED

    . - Por qu habra de tenerlo?

    Sc . - Pero lo que s que considero vergonzoso, es

    el no hablar ni escribir bien, sino mal y con tor peza.

    FED

    . - Es claro .

    Sc . - Cul es, pues, la manera de escribir o no es

    cribir bien? Necesitamos, Fed ro , examinar sobre esto a

    Lisias o a cualquier otro que alguna vez haya escrito o

    piense escribir , ya sea so bre asunto pblico o privado, en

    verso como poeta, o sin verso como un prosista?

    FED . - Preguntas si necesitamos? Y por qu ot ra

    cosa se habr ia de vivir, por as decirlo , sino po r placeres

    como stos? Porque no nos va a llega r la vida de aquellos

    placeres que , para sentirlos, requieren previo dolor, como

    pasa con la mayor a de los placeres del cuerpo. Por eso

    se les llama , justamente, esclavizadores 102.

    Sc . - Bien, creo que tenemos tiempo. Y me parece

    adems, como si, en este calor sofocante, las cigarras que

    cantan sob re nuestras cabezas, dialogasen ellas mismas y

    nos estuviesen mirando . Porque es que si nos vieran a

    2

    9;

    . 233. este y el mito d e Theuth

    y Tham us, qu e vendr a continuacin. so n un a invenci n platn ica. El

    mito de los cisnes

    Ftdn

    84c-S5b tiene una cierta semej a nza con ste.

    En la est ru ct u r a d el Fedro e l canto d e las cigarras es un interl ud io p ar a

    el lema fin al del lenguaj e y la escrit ura.

    1

    Oc las nueve

    MUa s,

    slo

    a cuatr o men ciona Scrates en note p -

    saje. Las cinco q ue falla n son Clo , Musa de la histor ia; Mdpmene,

    del

    c nto y

    la ar monla; Polimnia, de la poesa Ifrica; Talia,

    de

    la come

    dia, y Eu rerpe, d e la msica de fla uta . Sus fu nciones, sin emb ar go , a ntes

    de la epoca alejand rina, no est n muy bien diferenciadas. Terpslcore es

    la Musa de la danza.

    una . Pero es a la mayor I Calope 10 5. Y a la

    que

    va det rs

    de ella. Urania

    106 ,

    a quienes anuncian los que pasan la

    vida en la filo sofia y honran su m sica. Pr ecisamente s

    tas, por ser de entre las Musas las q ue t ienen q ue ver co n

    el cielo y co n los discursos divinos y humanos, son tam

    bin las q ue deja n o lr la voz ms bella. De mucho hay,

    pues, q ue hablar, en lugar de sestea r, al medioda .

    FED . -

    Pu

    es hablemos, entonces.

    Sc . -

    y

    bien, exa minemos lo q ue nos habamo s pro-

    puesto ah ora , lo de la causa po r la que un discurso habla

    do o escr ito es o no es bueno .

    FED. - De ac uerdo.

    SOC . - No es necesario

    que

    , pa ra q ue est bien y her

    mosamente dicho lo

    que

    se dice , el pensamiento del

    que

    habla deber ser c onocedor de la verdad de aquello so bre

    lo que se va a hablar ?

    FED - Fjate, pues, en lo q ue o sobre este asu nto ,

    q uerido Scrat es: qu e qu ien pretende ser or ad or, no nece-

    sita apr end er qu es, de verdad j usto , sino lo que o pine

    260a

    la gent e/qu e es la q ue va a juzgar; ni lo q ue es verdadera

    ment e b ue no o herm o so, sino slo lo que lo parece. Pues

    es de las apariencias de donde viene la persua sin

    y

    no

    de la ver

    dad

    .

    Scc

    . -

    Pala bra no desdea ble

    10 7

    debe ser, Fe

    dro

    ,

    la qu e los sa bios digan; pero es su sent ido lo que ha y q ue

    ad ivinar. P recisamente lo q ue ahora acaba de decirs e no

    es

    para

    dejarlo de lado .

    l OS

    Mus.a de la elocu encia y de

    l

    poesia pica .

    El dom inio de Uranta es la astronoma . T al vez se deba el qu e

    pueda estab lecerse esta relaci n ent re filo sofa y ast ronoma, a l hecho

    de q ue los or genes de la lo soa griega est uviero n tan un id o s a la obser

    vacin del cielo.

    107 Pro

    ve r bi o p uesto en boca de N stor

    l

    Iada

    1I 361 .

  • 8/11/2019 Fedro - Gredos.pdf

    34/53

    374

    DIL

    OGO

    S

    FEDRO

    7

    FEO. -

    Co

    n r

    az

    n hablas.

    Sc

    . - Vamos a verlo as.

    FEO. - Cmo?

    b

    Sc. -

    Si

    yo

    tratara de per

    suad

    irte 101 de Que

    com

    -

    pra ras un caballo

    para

    defenderte de los enemigos, y nin

    guno de los dos supi ramos lo que es un cabal lo, si bien

    yo pudiera saber de ti, que Fedro cree que el caballo es

    ese an imal domstico que tiene ms largas o re

    ja

    s.. .

    FE . - Seria ridiculo, Scrate s.

    Sc - No todava . Pero s, si yo, en serio. intentar a

    persuadirte. haciendo un discurso en

    el

    que alabase al asno

    llamndolo caballo, y aadiendo que [a adquisicin de ese

    animal era utilsima par a la casa y para la guerra, ya que

    e no slo sirve en sta, sino q ue, ad ems, es

    capaz

    de llevar

    cargas y dedicarse. con provecho, a otras cosas.

    FED, - Eso s Que sera ya el colmo de la ridiculez.

    Sc . - Y acaso no es mejor lo ridculo en el amigo

    que lo admirable en

    el

    enemigo? 109 .

    F

    .

    As parece.

    Sc . - Por consiguiente, cuando un maestro de

    ret ri

    ca, que no sabe lo que es el bien ni

    el

    mal, yen una ciudad

    a la que le pasa lo mis

    mo

    la persuade no sobre la som

    bra de un a sno

    110 ,

    elogindola

    como

    si fuese un caballo,

    1 Scrates menciona aqu una palabr a clave de la ret rica, la ..

    pee

    pe

    ilhj .

    El mecanismo de este proceso . en

    d

    que, a veces, no

    inleresa tanto la verdad cuanto la

    ar

    ariencia , ha sido o

    bje

    te de numero

    sos estudios.

    Toda

    va, sin emba rgo, hay terri tor ios inexp lor ados en este

    prob lema fundamental de la

    epistemologa ..

    de la vida. Un

    planteamien

    10 relativamer ue novedoso sobre

    la

    estruct ura del peuetn es el de R.

    K

    R

    UT,

    Socrates

    nd

    he State,

    Pnnceion Univets y Presa, 1984.

    lO

    La interp retacin de este pasaje ha sido muy discutid a cL

    D E

    VRIES.

    pgs.

    197-198).

    ll O

    Sobre est a expresin, vase J.

    SNCHBZ LASSO DE LA VEGA,

    No-

    tutee,

    Emerita

    XXVllI 1960), 12j 142. Cf, Ak lsr

    f N

    S

    ,

    v i

    spas

    191.)

    sino sobre lo malo como si fuera bueno, y hab iendo estu

    diad o las opiniones de la gente, la lleva a hacer el mal

    en lugar del bien,

    zqu

    clases de frutos piensa que habra

    de cosechar la retrica de aquello que ha semb rado?

    d

    FEO

    .

    No muy bueno, en verdad.

    Sc. - En todo caso, buen amigo, zno habremos vitu

    perado al ar te de la palabra ms rudamente de lo que con

    viene? Ella, ta l vez, pod ra replicar :

    zqu

    tonteras son

    sas que estis diciendo, admira bles amigos? Yo no obligo

    a nad ie que ignora la verdad a aprender a hab la r, sino

    que , si pa ra a lgo vale mi consejo , yo dira que la adq uiera

    antes y que, despus, se las entienda conmigo. n icamente

    quisiera insistir en que, sin m, el que conoce las cosas

    no por ello ser ms diestro en el arte de persuadr.

    FED.

    No crees que hablara justamente , si dijera

    e

    esto?

    Sc - S lo creo . En el caso , claro est, de que los

    argumentos que vengan en su ayuda atestigen que es un

    ar te.

    Porq

    ue me parece que estoy oyendo algunos argu

    mentos que se adelantan y declar an en contra suya, dicien

    do que miente y que no es arte. sino un pasatiempo ayuno

    de l. Un ar te autentico de la palabra, dice el laconio

    111 ,

    que no se alimente de la verdad, ni lo hay ni lo habr nunca.

    FEO . -

    Se necesitan esos argumentos, Scrates. Mira,

    261

    pues, de traerlos hasta aqu, y pregnrales qu dicen y cmo.

    Sc. - Acudid inmediatamente, bien nacidas criaturas,

    y persuadid a Fedro, padre de bellos hijos , de que si no

    filosofa como debe, no ser nunca capaz de decir nada

    sobre nada . Que responda, ahora, F

    edro

    .

    En la

    Carta

    VII 34ja , se encuentra una expresin parecida : dice

    el reba no. Es posible que en Espa rta exis ti ese un proverbio sobre la

    verdad de lo di cho como condicin del bien decir cr .

    DI vs

    rus, A

    com-

    mentary .. ..

    pgs.

    201-202).

  • 8/11/2019 Fedro - Gredos.pdf

    35/53

    376

    DILOGOS

    FEDRO

    377

    e

    FEO. -

    Pr

    eguntad.

    S

    c

    . - No es cierto que , en su conjunto, la retri ca

    sera un arte de conducir las almas por medio de palabras,

    no slo en los tribunales y en otras reuniones pblicas,

    sino tambin en las privadas, igual se trate de asuntos

    b

    grandes como pequeos, y que en nada desmerecera su

    justo empleo por versar sobre cuestiones serias o ftiles?

    O cmo ha llegado a tus odos todo esto ?

    FED. - Desde luego, por Zeus, que no as, sino ms

    bien que es, sobre todo, en los juicios, donde se utiliza

    ese ar te de hablar y escribir, y tambin en las arengas al

    pueblo. En otro s casos no he odo.

    Sc. - Entonces es que slo has tenido noticia de las

    artes de Nst or y Ulises sobre las palabras ll que am

    bos compusieron en Troya durante sus ratos de ocio? No

    oste nada de las de Palamedes? 113,

    e F ED. -

    No, por

    Z eu s ,

    ni de las de Nstor, a no ser

    que a Gorgias me lo vistas de Nstor, y a Trasmaco 114

    o a Teodoro de Ulises.

    II I

    Sobre la elocuencia de

    Nst or,

    vase l Iada

    247-249; sobre la

    de Ultses, lIad a I 216-224. Pa rece extraa esta referencia a posibles

    tratados de retrica, escritos, entre combat e y combate, por hroes

    homricos. Se t ra ta de

    un

    juego en

    el

    que Nstor es

    el

    sof ista

    Gorgias,

    y Ullses

    es Tra smaco o

    Teod

    oro

    de

    Blza ncio cf . B.

    S VE

    Ph dre de

    Ptaton commentaire Pars, 1980 , pgs. 107 108 . Sobre este tipo de adi

    vinanzas, puede verse otro texto de PU TN en Banquet e 22Ic-d.

    ll

    Palamedes,

    hroe de la leyenda homrica. Los trgicos le hicieron

    personaje principal de alg

    una de sus obras . En la Repblica S22d y

    en las

    Leyes

    677d , P LATN se refiere a la inventiva de

    Palam

    cd es Pare

    ce adivinarse, bajo este nomb re, a Zenn o, como FRIEDLNDER preten

    de, a Parmnid es

    Ptaton

    vol.

    pgs. 215-216 . Unas lneas ms ade

    lant e se le adjetiva como

    elearai

    26Id , capaz de identificar en uno

    los distintos opuestos cf. Parmnides 127e, 129b .

    114

    Trasmaco de Calcedonia era un retric o y sofista cuya actividad

    transcurri a finales

    del

    siglo

    v

    a .

    C.

    En su

    tecnne

    hizo

    apor tac io-

    S

    c

    - Bien podra ser. Pero dejemos l stos. Dime

    t, en los tribunales, zqu hacen los pleitean tes?, no se

    oponen, en realidad, con palabras? O qu diramos?

    F ED. -

    Diramos eso mismo.

    Sc. - Acerca de lo justo y de lo injusto?

    FEo. - S.

    SC

    . -

    Por

    consiguiente,

    el que hace esto con arte, har

    que lo mismo, y ante las mismas personas, aparezca unas

    veces como justo y, cuando quiera, como injust