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Enero 2012
EL PROBLEMA DE LA SOCIOLOGÍA Y EL IMAGINARIO SOCIAL
EN EL PENSAMIENTO CLÁSICO Y CONTEMPORÁNEO .
MsC. José Matos Gamboa.
Centro Universitario de Imías, Guantánamo, Cuba.
RESUMEN.
Estudiar el problema de la sociología y del imaginario social en el pensamiento
clásico y contemporáneo centrado en el contexto cultural designa la propuesta
que presentamos a desarrollar en este trabajo. Las fuentes y autores
consultados nos abordan el imaginario social como una red de relaciones,
reflejo de las acciones humanas, la sociología como ciencia que engloba el
amplio organismo social en su interacción, argumento que para la sociología de
la cultura no es deseado aún, espera más y mejores consenso.
La sociología clásica por su gran alcance sigue siendo relevante en nuestros
días, es aquí donde están contenidas raíces que evidencian su relación con la
nueva corriente (imaginario social) que apunta hacia una racionalidad del
conocimiento espontáneo y compartido por los individuos en diversos contextos
comunitarios.
Las fuentes socioculturales, la creación, la memoria y la identidad cultural
originarias de familias y grupos en los entornos comunitarios, nos ceden vista a
fortalecer la relación de la Teoría Sociológica Clásica y Contemporánea con
el imaginario social para salvar los patrimonios culturales de los embates de
una parte de la modernidad amenazadora y degradante.
Ya hemos venido abordando que el imaginario social es una corriente poco
cultivada desde su vínculo con la cultura comunitaria, pero que actúa como
agente transformador al intervenir como memoria afectivo-social de la cultura,
es indispensable en la comprensión de ese gran universo de representaciones
simbólicas que distinguen valores, creencias, ideologías, sabidurías, y cuesta
trabajo percatamos de su presencia en el campo de las ideas, en la creación,
las significaciones, en sentido general en el mundo del hombre.
El alcance del tema descansa en una explicación acerca de la relación lógica
en la triangulación imaginario-sociología de la cultura –teatro.
THEY SUMMARIZE ENGLISH.
To study the problem of the sociology and of the imaginary one social in the
classic thought and contemporary centered in the cultural context it designates
the proposal that we present to develop in this work. The sources and
consulted authors approach us the imaginary one social as a net of
relationships, reflection of the human actions, the sociology like science that it
includes the wide social organism in their interaction, argument that is not
wanted still for the sociology of the culture, waits more and better consent.
The classic sociology for its great reach continues being outstanding in our
days, it is here where contained roots that evidence its relationship with the new
current are (imaginary social) that points toward a rationality of the spontaneous
knowledge and shared by the individuals in diverse community contexts.
The sociocultural sources, the creation, the memory and the cultural identity
would originate of families and groups in the community environments, they
give us view to strengthen the relationship of the Classic and Contemporary
Sociological Theory with the imaginary one social to save the cultural
patrimonies of the embates of a part of the lowering and degrading modernity.
We have already come approaching that the imaginary one social it is a not
very cultivated current from their bond with the community culture, but that it
acts as agent transformer when intervening as affective-social memory of the
culture, it is indispensable in the understanding of that great universe of
symbolic representations that you/they distinguish values, beliefs, ideologies,
wisdom, and it costs work we notice of their presence in the field of the ideas, in
the creation, the significances, in general sense in the man's world.
The reach of the topic rests in an explanation about the logical relationship in
the triangulation imaginary-sociology of the culture - theater.
Palabras Claves: Imaginario social, interacción social, teatro, contexto
comunitario rural, sociocultural.
INTRODUCCION.
En el presente trabajo comenzamos haciendo referencia acerca de los
conceptos imaginario social, contexto comunitario rural, teatro rural, sociología
de la cultura, entre otros. Tomaremos como autores principales a E. Durkheim
y Gilbert Durand, G. Ritzer, C. Castoriadis, A. Basail, T. Muñoz, entre otros y
por supuesto apoyado en teorías de importantes clásicos de la Sociología,
entre ellos E. Durkheim y M. Weber. Para luego interiorizarnos en sus teorías
y pensamientos encargados de abordar junto a nuestras valoraciones el
proceso por el que pasan los conceptos imaginario social y teatro, hasta llegar
a la transformación de ambos a partir de los razonamientos para luego
emprender a las diferentes formas de producción del conocimiento.
Reflejaremos las diferencias y relaciones de los conceptos entes mencionados,
esto es muy importante, también hacemos hincapié en sus particularidades.
Por último desarrollaremos los conceptos de imaginario social y de teatro
como creadores de memorias y de identidad entre los miembros de los
espacios comunitarios en ese proceso de interaccionan uno con el otro, y
expresar la función de estos dentro de la sociedad que se manifiesta en seguir
por el sendero de resolución compleja de problemas que vienen determinado
por una secuencia de contextos de aplicación.
Para finalizar concluimos haciendo una explicación de la relación de estos
conceptos con el pensamiento sociológico clásico y contemporáneo y su
correlación interdisciplinar.
Las consideraciones anteriores nos permitieron plantear el siguiente objetivo:
� Explicar que el problema de la sociología y el imaginario social adquiere
su jerarquía en la medida que es posible ser explicado y aplicado a
problemáticas diversas, particularmente al teatro, en el contexto rural, a
los efectos de potenciar acciones encaminadas al Desarrollo
Sociocultural.
El problema de la sociología y el imaginario social en el pensamiento
clásico y contemporáneo .
El problema del imaginario social en la sociología es interpretativo, y cobra
relevancia toda vez que es factible de ser aplicado a problemáticas diversas,
particularmente al teatro, en el espacio rural, objeto fundamental de nuestra
investigación. El cuerpo de acciones sobre las que descansa como memoria
afectivo-social en el contexto comunitario desde una perspectiva
interpretativa, analiza lo que éste significa para individuos, las familias y
grupos en el entramado de la estructura social que se generan en la vida
cotidiana a partir de que se producen, reproducen, cambian y reestructuran
acorde al contexto donde éste se genera.
Teóricos que han abordado el imaginario social llegan a puntos de enlace de
éste, con las expresiones del teatro que surge en el contexto rural, la gran
dificultad nos aparece de repente, con la expresión de J. Kopp (sociólogo)
sobre “el desconocimiento de la realidad en el contexto rural”, bajo esta
aproximación inferimos que es razonable la idea de que es necesario el estudio
la expresión teatral en el entorno rural desde el imaginario social.
La sociología como ciencia del todo colectivo y de su organización social,
abarca la vida del hombre en sociedad en general (macro), y se particulariza en
un espacio done tienen lugar la cultura, la creación, la producción de valores,
comportamientos, derechos, conocimientos, otros (micro), en este instante, el
rol del imaginario es desafiar la comprensión universal de las representaciones
simbólicas que lo caracterizan y distinguen, cuyo contenido son los fenómenos
y hechos sociales y su resultante, que al final los benefician con otras
expresiones que hasta ahora permanecen en el baúl comunitario.
Por otro lado corrientes de pensamiento con tendencias dominantes,
particularmente culturológica, se reducen a defender la búsqueda de
soluciones desde las distintas perspectivas de análisis y particularmente a la
creación cultural que en el ámbito comunitario rural han emprendido a través de
la historia de su conformación. En esta dimensión se destacan O. Spengler y
Danilevski, quienes no lograron comprender la unidad de la cultura humana y
de su desarrollo histórico universal. De igual modo A. Toynbee, R. Benedict, M.
Herkovits, entre otros, en sus revelaciones niegan las leyes de la evolución
histórica cultural de las sociedades humanas.
De lo anterior consideramos gran dosis de primacía al falso razonamiento;
porque la unidad de la cultura humana y su evolución histórica han sido los
mejores aliños que dan el mejor sabor a la cultura local, nacional y universal.
Permitiéndonos tener lugares patrimoniales en su más amplio contexto y en las
diferentes vertientes que tocan sus significados, tanto de naturaleza tangible
como intangible.
Por eso los estudios sobre el imaginario descansan desde la antigüedad en
obras de importantes filósofos, retomados por la sociología posterior, que
concibieron de manera implícita los elementos constitutivos del imaginario
social al expresar elementos de la práctica cotidiana, como las procesiones,
las carreras a caballos con antorchas en honor a los dioses, orar, fiestar y
gozar del espectáculo y finalmente se emprendía vuelta hacia la ciudad para
dejar la imagen de estos festejos como representación de la antorcha de la
vida.i El imaginario en el pensamiento occidental se ha instituido de formas
diversas, lo han concebido con actitud racionalista o intelectualista, como un
orden sui generis de irrealidad que se dispersa del dominio de lo racional. En
otros causes, se entiende lo imaginario como una fuente de riqueza vital que a
través del ensueño impregna la vida de los individuos y de las sociedadesii .
El imaginario social es el conjunto de representaciones compartidas a modo de
ideales comunes a un grupo social; es la elaboración tomada del caudal
simbólico social de la sociedad que corresponde a las representaciones que
cada sujeto tiene de sí mismo y de los demás, percibe las divisiones, las
legitima, instaura el poderiii. Consideramos que el imaginario social es también
la combinación de símbolos que van desenterrando en los sujetos estímulos
que les permiten comprender que la vida social es un intercambio de símbolos
en el contexto comunitario.
Lo anterior no queda muy distante de los análisis de M. Weber en la búsqueda
del significado de la acción social, en cuanto a la interpretación que den los
actores y las intenciones que lo inspiran para el logro del propósito, que es, el
fortalecimiento del imaginario en el escenario comunitario, para acentuar la
cuestión cultural, progresar en la poder de políticas culturales como problema
social y de manera específica a la interacción entre la sociedad y cultura.
Consideramos que el imaginario social se circunscribe en reconocer que hay
huellas de todo el devenir histórico de las creaciones de los sujetos y de
disciplinas en general, de teorías y corrientes que han aportado a él en la
formación de su corpus científico. Propone una concepción social no impuesta
sino por producción colectiva, conducen te hacia normas y decisiones
colectivas de acción, expresa la creación colectiva y enuncia organización de la
realidad en los contextos comunitarios.
En tal sentido hemos decidido abordar el tema del imaginario social y no
representación porque tiene una connotación diferente a las representaciones
sociales; el imaginario social entraña un proceso de mentalidad, cosmovisión
activa y creativa. Las representaciones sociales implican una modalidad
particular del conocimiento, es cualidad psíquica en la que se excluyen
aspectos subjetivos, no responde a la teoría de la acción social.
Respecto al tratamiento y valoración en torno a los imaginarios sociales, sin
duda alguna tiene su origen en Europa, específicamente en Francia y, en los
últimos veinte años, es en España donde encontramos una mejor
sistematizacióniv. En la historia del tratamiento del objeto, se destaca en
especial el pensamiento francés, el que hasta el día de hoy ha sido uno de los
más comprometidos en la pretensión de lo que constituye en sí el concepto de
imaginario social. Desde Francia se han destacado dos corrientes
fundamentales para la comprensión del imaginario social que se constituyen a
manos de E. Durkheim y Gilbert Durand.
Entre las varias preocupaciones de Durkheim, resulta el problema de la
debilidad en la moralidad colectiva, cuando las personas optan por la muerte
como salida a situaciones de presión externa como resultado de la división
social del trabajo. Durkheim examinó diversas formas de salidas al problema
de la debilidad de la vida cotidiana, entre estas formas de salidas fue el
desarrollo de la conciencia colectiva.
¨ En el estudio de la conciencia colectiva como hecho social inmaterial y
conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de los
miembros de una misma sociedad, forma un sistema determinado que tiene
vida propia y es diferente de las conciencias particulares v ¨.
Lo anterior expresa vínculo con la conformación del imaginario, cuando se
reseñan las creencias y sentimientos colectivos, al concebir la conciencia
colectiva como un sistema cultural, la presencia del imaginario como sistema
de referencia siempre cambiante, y un entramado de prácticas sociales.
Sobre las representaciones colectivas E. Durkheim en su texto Las formas
elementales de la vida religiosa vi expone con claridad el carácter esencial de
la representación, critica la dicotomía de lo material y lo ideal, a la vez impide
hacer justicia a la intrínseca dimensión práctica de las representaciones
sociales, dado que las representaciones de lo social forman parte constitutiva
de la realidad. Las representaciones colectivas son un eslabón de la gran
cadena que conforma el imaginario social, ellas se refieren a las normas y
valores de las colectividades que engloban la gran familia, de qué viven, cómo
viven, sus ocupaciones, estado de vida, tiempo libre y prácticas religiosas.
¨ Las representaciones colectivas constituyen el elemento central del sistema
de hechos sociales inmateriales vii ¨.
En la medida que avanzamos consultando diversas fuentes, logramos
comprender planteamientos que teóricamente nos fortalecen, en Durkheim
cuando aborda la teoría del conocimiento humano, hace una clara explicación
referente a la concepción de la doble naturaleza de este conocimiento, la
primera el hombre como ser individual y segundo el hombre como ser social.
Existe mucha relación del ser individual con el ser social, (hecho social
inmaterial) ambos son referentes de la creación del imaginario social, el
individuo por si sólo construye un imaginario que es individual y en la medida
que éste entra en el acto de socialización exterioriza sus creaciones, muchas
de las cuales son tomadas por el entorno social, unas rechazadas y otras se
enriquecen e impactan y construyen el imaginario social.
También Durkheim incursiona sobre la mente colectiva aludiendo que
expresa una parte del mundo cultural. La sociología contemporánea la asume
ampliamente.
Asumimos que la mente colectiva es un producto del imaginario social y un
proceso psico-social creado en las personas que por su potencial intelectual o
natural tiene representado en su mente, sentido de pertenencia a una
colectividad por lazos de familiaridad, creencias, profesionalidad, idiosincrasia
piensan como grupo y para el grupo. Otro de los componentes del arsenal
conceptual de Durkheim, es la efervescencia colectiva, su análisis parte del
clan y el totemismo como formas de la vida religiosa, el totemismo es una
representación simbólica en la conciencia de una colectividad. Consideramos
que estaba en el camino del imaginario social al reflejar una realidad que
posee existencia espiritual vinculada a lo simbólico.
Estudios de Durkheim, sobre las representaciones colectivas reflejan el
desarrollo de una lógica cultural en la sociedad, y acentúan el carácter
esencial de cómo la representación y los imaginarios constituyen límites de la
defensa de lo social.
Por otra parte se concibe lo imaginario como la construcción que va a tener
un lugar natural en lo simbólico y el mitoviii. Cuando analizamos esta propuesta
tomamos en consideración que lo simbólico expresa un significado que se
comunica con lo afectivo. El mito a modo de totalidad significativa da sentido
al mundo social, abarca justicia, moral, estética, artes domésticas y
espectáculo en sentido amplio.
El imaginario es una forma, diríamos que presuntuosa, desenmascara la
modernidad que trata de desencantar al mundo mediante un discurso crítico,
tanto materialista como cientificista, en última instancia objetivista. Con estos
elementos, el camino para la comprensión de lo imaginario entra en escena
como una experiencia subjetiva de lo real irreducible al marco de lo objetivo.
El máximo exponente en la construcción del imaginario social sin dudas es
Cornelius Castoriadis, quien aborda el planteamiento de los imaginarios
desde la visión crítica en sociedades actuales, percibe la disposición del
mundo moderno de una manera objetiva, conduciendo la racionalidad social
hasta donde esta se exprese.
Estos conceptos nos llevan a comprender que el imaginario produce
materialidad a través de efectos socio-concretos sobre los sujetos en su vida
de relación, les permite ver y aprehender las costumbres y la presencia
imaginaria de las sociedades precedentes.
La mirada de C. Castoriadis hacia la construcción de lo imaginario tiene como
base que nada social puede ser conceptualizado solamente de forma objetiva,
con esta idea se proyecta introducir la subjetividad en la creación de sentido.
Continuando su lía de pensamiento, lo imaginario no debe ser entendido como
sinónimo de fingido, forzado, propio de la especulación o como decir que toda
sociedad contiene un sistema de interpretación del mundo, sino que va a ser
una posición de formas nuevas, posición no determinada sino determinante;
posición inmotivada, de la cual no puede darse cuenta mediante la explicación
causal, funcional o incluso racional ix
Estas posiciones las asumimos, y desde la perspectiva sociológica
comprensiva, a partir de que toda sociedad es una construcción objetiva,
creación de un mundo fenomenológico, es decir de su propio mundo, para
llegar al saber concreto, de su propia identidad que es ese mismo sistema de
interpretación.
Las referencias consultadas a pesar de que sus trozos teóricos se ubican en
siglos y contextos diferentes, apreciamos ciertas analogías en el tema del
imaginario, coinciden en afirmar que el mundo moderno está entregado a un
delirio sistemático del que la autonomización de la técnica desencadena en un
punto común, es el hombre base de partida en la interpretación de lo real y
fuente del conocimiento, y de responsabilidad en la vida social moderna y
también la postmoderna en la que predomina la falta de compromiso social,
provocando la muerte inesperada de valores de la cultura comunitaria, de su
imaginario y en camino hacia la sociedad violenta para no estar “al servicio”
de ningún fin asignable, es la forma más inmediatamente perceptible y la más
directamente amenazadora x.
Intelectuales de desigual formación e ideología coinciden que el imaginario
social se expresa por ideologías y utopías y también por símbolos, alegorías,
rituales y mitos. Estos elementos plasman visiones de mundo, modelan
conductas y estilos de vida, en movimientos continuos o discontinuos de
preservación del orden vigente o de introducción de cambios. La imaginación
social, "además de ser un factor regulador y estabilizador, también es la
facultad que permite que los modos de sociabilidad existentes no sean
considerados definitivos y como los únicos posibles, y que puedan ser
concebidos otros modelos y otras fórmulas." xi
La literatura más actualizada que aborda la temática del imaginario social
desde la perspectiva sociológica según Castoriadis se encuentra asociada a la
sostenibilidad, al movimiento imaginario, a las cualidades públicas hacia
diversas cuestiones culturales (como las representaciones sociales, imaginario
social, imaginario colectivo entre otros), al diseño de políticas culturales como
un problema social y más específicamente a la interacción entre la sociedad y
cultura.
Se descarta la tendencia sociológica de ignorar el mundo social para considerar
la obediencia del imaginario para todas las sociedades humanas. A este
análisis podemos resumir estas ideas:
1) En la perspectiva sociológica de lo imaginario desde bases teóricas-
conceptuales y la relación con la tradición sociológica, se destacan Arthur
Schopenhauer (1788-1860), Baltazar Gracián (1601-1658) Cornelius
Castoriadis (1922-1997) y Emmánuel Lizcano analizan aspectos vinculados
con un depositario de la memoria que la familia y los grupos acumulan de sus
contactos con lo cotidiano. Otros como Baczko refieren que el imaginario social
es un factor regulador y estabilizador que permite que lo modos de sociedad no
sean considerados definitivos y únicos y que puedan ser concebidos otros
modelos y otras fórmulas. Los autores mencionados proponen diversas
miradas de interpretación al imaginario social a partir de fundamentos teóricos
de la sociología, indiscutiblemente, asumimos las posiciones de C. Castoriadis.
2) Cornelius Castoriadis (2003) refiere el imaginario radical, el imaginario
efectivo los clasifica como el imaginario individual, por ello el imaginario social
no es suma ni media de éste.
Nos adjudicamos a estas formas de imaginarios que Castoriadis presenta,
haciéndolo con un discurso entendible y con una mirada oportuna; Castoriadis
le está atribuyendo su plena dimensión, dándolo completamente por sentado
en los contextos comunitarios. Castoriadis no sólo muestra que el imaginario es
una reflexión separada de la realidad, que posee existencia espiritual, sino que
está habitado de manera inconsciente por la realidad, por la existencia y por los
problemas del hombre real y por la problemática social real.
3) Desde una perspectiva cultural se destacan los trabajos de Antonio Gramsci,
en cuyos textos se privilegia la importancia de la cultura y el imaginario en su
función como materia espiritual para alcanzar consensos en las relaciones
sociales consecuentemente orientado para la transformación, como
instrumento para modificar las relaciones entre el hombre y su medio social.
El imaginario es el efecto de una compleja red de relaciones entre discursos y
prácticas sociales, que interactúa con las individualidades. Se constituye a
partir de las coincidencias valorativas de las personas, se manifiesta en lo
simbólico a través del lenguaje y en el accionar concreto entre las personas. El
imaginario comienza a actuar como tal, inmediatamente que adquiere
independencia de las voluntades individuales, aunque necesita de ellas para
materializarse. Se instala en las distintas instituciones que componen la
sociedad, para poder actuar en todas las instancias sociales.
El imaginario no produce uniformidad de conductas, sino más bien señala
preferencias. Las personas, a partir de la valoración imaginaria, disponen de
medidas para juzgar y para actuar. Los juicios y los actos de la gente, inciden
también en el depósito del imaginario, el cual funciona como idea reguladora de
las conductas interpersonales e intrapersonales. Las ideas regulativas, no
existen en la realidad material, pero existen en la imaginación individual que en
fin, es donde se construye el ideal del imaginario social produciendo
materialidad.
Uno de los componentes fundamentales del imaginario es el sistema de
comunicación que se establece en los grupos humanos, los que son
identificados con ese denominador común, en este caso el discurso de la
trayectoria o el rumbo de la edificación de la estructura social de la cultura,
como se sabe los sujetos cambian de discurso cada vez que cambian de roles
en la vida social. Los paradigmas y los imaginarios sociales son resultados
humanos, no permanecen estables o duraderos a lo largo de la vida de la
sociedad, por el contrario, ambos se van modificando constantemente, y de
forma independiente, por ello se identifica uno de los problemas de la génesis
de la cultura en el campo de la Sociología y el imaginario social.
Las colectividades siempre estarán a voluntad de prácticas sociales-discursivas
propias de nuestros días, con evidencia el problema de la interacción de las
culturas, de la desigualdad y la correspondencia del desarrollo con el nivel de la
sociedad xii . Las épocas por destino de los hombres tienen la brecha para
acomodar lo que se puede hacer y decir sin alterar demasiado los mecanismos
de formación que determinan el imaginario social.
El imaginario social del que hablamos muestra que lo mejor es preservar las
costumbres y los valores simbólicos que marcan la identidad, el imaginario no
surte efecto por imposición de la sociedad, sino que cada persona participa
inconscientemente, primero para formar el imaginario individual, que luego se
transforma en colectivo, en la medida que exista coincidencia valorativa entre
los miembros de la colectividad, este cobra complexión propia cuando se libera
de las individualidades, y por lo tanto adquiere independencia respecto de los
otros.
Asumimos que el imaginario se conforma además de las facultades espirituales
(religiosidad, cuentos populares, cognoscibilidad), las prácticas sociales
(unidad, bienestar, respeto mutuo) y valores (interés, compromiso, amor) que
actúan en una sociedad, y dentro de estos elementos actúa además como
regulador de las conductas tanto de adhesión como de rechazo, es un
dispositivo móvil, cambiante, impreciso y contundente a la vez.
El imaginario social tal como lo ha concebido Castoriadis no es la
representación de ningún objeto o sujeto. Es la incesante y esencialmente
indeterminada creación socio-histórica y psíquica de figuras, formas e
imágenes que proveen contenidos significativos y lo entretejen en las
estructuras simbólicas de la sociedad.
Estas ideas por su grado de generalidad han sido asumidas por varios autores
y disciplinas con implicaciones históricas visto desde la Psicología, la Filosofía,
la Antropología, la Sociología de la Cultura, por eso aseguramos que existe
homogeneidad en ese corpus estructurado del conocimiento, a pesar de la
diversidad disciplinar y teórica de sus autores reconocidos.
La definición de imaginario social planteada por C. Castoriadis, muestra
claridad conceptual entre acción social -imaginario social –imaginario colectivo.
Ésta triangulación converge en un punto, y es que producen efectos de
cohesión social, son productos humanos, mas no permanecen estables a lo
largo de la historia, sino que se modifican constantemente y expresan la vida
en relación.
Además del imaginario social, Castoriadis presenta otra clasificación de
imaginarios que dejamos ver en esta investigación: el imaginario colectivo,
tiene que ver con la cultura y el imaginario en su plena dimensión o expresión,
al mismo instante de que su surgimiento es en el seno colectivo o social; está
vinculado al particular simbolismo de cada uno de los individuos en activa
construcción social y las instituciones con funcionalidad y efectividad en la
creación simbólica. Este media entre el imaginario social y el imaginario radical.
El imaginario radical, habita de manera inconciente en la realidad, expresa los
problemas del individuo y la problemática social real. A nuestro juicio
Castoriadis en el radical deja ver un carácter de dominación al plantearlo como
inconciente, es decir, no se da cuenta del alcance de sus actos, le deja huir a
lo inatrapable.
Esta clasificación presentada por Castoriadis a nuestro juicio tiene como
tendencia que se pueden mantener formas de vida y costumbres culturales en
comunidades añosas. Además como lo expresara para conocer tabúes, y
acentuación práctica de cada grupo y la función que ocupa frente a los
demásxiii.
En la Institución imaginaria básica de la sociedad, que no es más que la
colectividad humana, Castoriadis afirma la unidad de la sociedad como
institución global, y demuestra que esta unidad (un aquello irrompible,
indestructible al que llama magma o esencia) refleja la cohesión interna de la
red inmensamente compleja de significados que perméa, orienta, y dirige la
vida de la sociedad.
Aún cuando no se pretende implicar que las instituciones pueden ser
entendidas simplemente como redes simbólicas en desmedro de sus otras
funciones, Castoriadis hace análisis de las relaciones entre instituciones y
orden simbólico, cuestionando las razones por las cuales se encuentra
involucrado un determinado sistema de símbolos y no otro. Así las
instituciones, tanto como el lenguaje, los valores, las necesidades y el trabajo
participa en cada sociedad, especificando la organización de ese mundo
concreto y del mundo social, la cual se relaciona con los significados sociales
imaginarios institucionalizados por esta misma colectividad.
Significados que la sociedad se va instituyendo a si misma: la iglesia, la
identidad, la política la filosofía, los tabúes, el arte, etcétera. Además de otros
más genéricos como hombre y mujer, que hasta hace unas décadas mantenían
una unicidad en el concepto hombre en el que se implicaba el de mujer. Hoy
este mismo imaginario ha ido creando una nueva concepción de género, a
pesar de sus especificidades. “Escribir la historia de cualquier imaginario sin el
aporte de la memoria de las mujeres, sería mutilarlas sin remedio alguno, no
podríamos entender la evolución de nuestras sociedades sin los elementos
significativos desarrollados en ese mundo privado que se le ha otorgado a las
mujeres, podríamos entender las estructuras simbólicas y las instituciones de
nuestras sociedades con el único aporte dominado por los hombres” xiv .
La realidad de una sociedad dada se constituye por medio de la sinergia (es
decir por la acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de
los efectos individuales). Entre lo que tiene valor y lo que no tiene, entre lo que
es y lo posible que no pudo ser, incluyendo a lo falso y lo ficticio. La memoria
individual y colectiva de las mujeres está presente en todos estos esquemas de
significación, transformando la realidad de nuestras sociedades y de sus
instituciones independientemente de su presencia o de su ausencia en los
registros históricos.
El imaginario colectivo lleva a la formación de instituciones y de significaciones,
las que a su vez sostienen la institucionalización de un conjunto central de
significaciones de la sociedad sin el cual no podrían existirxv. Estamos de
acuerdo que la creación simbólica, la manera de funcionamiento de ésta y la
continuidad de la sociedad como sociedad instituida entran en un proceso de
proliferación de significaciones derivadas del accionar interrumpido en la vida
diaria.
Para Castoriadis el tiempo es productor de alteridad, de creación. Y podemos
agregar a esto que es fuente de inspiración para toda creación colectiva, para
el nacimiento de un Imaginario cultural, que nos remita al pasado vivido por la
colectividad para buscar el estratos en el abismo de la memoria para que las
futuras sociedades pueden conducir y realizar sin suplantarías sus sueños.
El pensamiento sociológico enmarcado en el S XIX-1950, agrupa a principales
figuras en torno al concepto:
1- Dilthey, aborda el orden colectivo, ddoonnddee el espíritu colectivo se
manifiesta por documentos y formas de lenguaje.
2- Weber, la acción humana y la cultura como ejercicio comprensivo de la
imaginación.
3- Durkheim, los hechos sociales. La conciencia colectiva,
4- Parsons: La cultura está en la acción, tiene vida propia los símbolos
como un sistema autosuficiente; apreciamos que el tratamiento de una
relación pura con la construcción del imaginario social, aún y cuando
todavía el término no tenía una definición en las ciencias sociales.
Juan L. Pintos (1919-, M. A Baeza (2000) coinciden en que los imaginarios
apuntan a una racionalidad alternativa del conocimiento espontáneo,
naturalizado y compartido como tal; es una especie de inconsciente colectivo
incuestionable, que resulta difícil de investigar su origen o fuente, sobre todo a
través del modelo de la metódica en el campo del pensamiento objetivo, de
causa-efecto-consecuencia, presentando una visión sistemática e histórica de
la sociología. Consideran los imaginarios sociales como esquemas
construidos socialmente que permiten percibir, explicar e intervenir en la
realidad social con historicidad propia.
Ambos sociólogos (Pinto y Baeza) han dedicado gran parte de su trabajo a la
comprensión de los imaginarios sociales desde una óptica fenomenológica, es
decir desde la interpretación que el hombre hace en el mundo social. “Los
imaginarios son múltiples y variadas construcciones mentales (incubadoras de
ideaciones) compartidas de significaciones prácticas del mundo, en sentido
amplio, destinadas al otorgamiento de sentido existencialxvi.
Desde una aproximación de la dialéctica interna del espíritu (fenomenología)
de los imaginarios sociales, podemos apreciarlo en la forma que éstos se
enmarcan en el modo que las personas producen activamente y mantienen
los significados de situaciones, también por el modo en que las acciones de
las personas constituyen otras situaciones y el análisis de la vida cotidiana
que las personas realizan en el contexto comunitario. Otras reflexiones
modernas han mostrado interés sobre el imaginario, lo conciben como un
dominio fundamental de la vida que remite al orden del mito como ordenador
de la realidad. Su génesis descansa en la imaginación, facultad humana que
lejos de ocupar un lugar accidental en la dinámica consciente del ser humano,
se encuentra presente en el interior de todos los ámbitos del saberxvii.
Consideramos razonable el planteamiento anterior como dominio del
imaginario social en todos los espacios pero que recibe por otro lado los
golpes de la modernidad, y se sabe cómo se alimenta la vida moderna y sus
consecuencias en los contextos comunitarios xviii
La construcción del imaginario social viene comportándose en medio de
contradicciones entre el ayer y el hoy cotidiano, donde la sociología clásica
jugó un rol muy necesario para su autoconstrucción y su vivir. El imaginario
social es fundamental para la comprensión del universo de representaciones
simbólicas que caracterizan y distinguen los valores y creencias en
determinados contextos comunitarios. Está compuesto por un conjunto de
relaciones que actúan como memoria afectivo-social de una cultura, un
substrato ideológico sostenido en los contextos comunitarios. Es una
producción colectiva, por ser depositario de memorias que familias y grupos
recogen de sus encuentros con el mundo cotidiano.
Por medio del imaginario se pueden vislumbrar las aspiraciones, los miedos y
las esperanzas de los actores socialesxix. En él, las sociedades bosquejan sus
identidades y objetivos, detectan sus enemigos y organizan su pasado,
presente y futuro. Se trata de un lugar estratégico en que expresan conflictos
sociales y mecanismos de control de la vida colectiva. En otra posición también
podemos ver que el imaginario expresa conflictos sociales, tales como
problemas de poder, luchas de clase, inestabilidad de revoluciones, pérdida de
identidades a partir de que se sitúa la tradición conflictiva moderna xx.
Investigaciones y producciones intelectuales han venido favoreciendo la
comprensión y concepción emprendedora para seguir las pistas del imaginario
social, a partir de que:
• Nos posibilitan apreciar la autenticidad de creaciones de los sujetos en
el tiempo y el espacio, además del uso social de las representaciones y
de las ideas en el contexto comunitario.
• Nos dejan ver que los símbolos revelan lo que está detrás de la
organización de la comunidad y de la propia comprensión de la historia
humana.
• Se aprecia el grado social logrado por la producción imaginaria y
representaciones en determinadas colectividades, las que eligen sus
identidades haciendo una representación de sí; expresan e imponen
creencias comunes que determinan principalmente modelos
formadores.
• Las trascendencias imaginarias despertadas por los modelos
formadores (arquetipos, ingenio, moral) establecen referencias
simbólicas que definen, para los individuos de una misma colectividad,
medios de intercambios con las instituciones xxi
El imaginario se retoma en las últimas décadas, en campo de estudio de
historiadores, psicólogos, sociólogos y otros científicos de las ciencias
sociales, a pesar de que el autor opina que lo estudiado hasta ahora en estas
áreas del conocimiento no es lo suficiente, por que el imaginario actúa en
muchas otras ciencias, incluida la matemática. Y es entendible que así suceda
ya que, a través de él, es posible ordenar y analizar el difícil terreno de la
psicología profunda de una sociedad. Como ha escrito Jacques Le Goff, "una
historia sin el imaginario es una historia mutilada, descarnada [...]; el
imaginario es, pues, vivo, mudable" y constituye un fenómeno social e histórico
que está presente en todos los grupos humanos.
Cuando trasladamos a campo de análisis el termino “mudable”, como dice J.
Le Goff, del imaginario, estamos en presencia de la perspectiva subjetiva
porque es orientada hacia donde queremos dirigir la acción del imaginario, es
mudable por que es controlada por el actor para conseguir finales en los
contextos comunitarios. Consideramos a partir de estas valoraciones que
resultan claras, seguimos la idea de la acción como predominante, a pesar de
que la idea de la estructura se refleje.
Hemos venido valorando que la conformación del imaginario plantea un
sistema de crónicas siempre cambiantes, siendo de su dominio un complejo
conjunto de signos que desbordan las comprobaciones de la experiencia y que
encuentra profundas relaciones con la fantasía, los sentimientos y el "sentido
común" de cada época o lugar; conmoviendo constantemente la línea por
donde pasa la frontera entre lo real y lo irreal.
A decir de J. L.Goff, un campo que puede resultar contiguo, pero que está
íntimamente ligado al tema del imaginario, es aquel que hace referencia al
estudio de las estrechas relaciones con la construcción de leyendas. De hecho,
las leyendas son relatos convencionales de lo que fue originariamente un
rumor; o, para decirlo más poéticamente, "las leyendas son rumores
solidificados”.
Los imaginarios como constructores de sentido, se constituye en formas
creativas, de vivenciar el futuro, al pronunciar lo imaginario en diferentes
ámbitos de la vida social, en el imaginario se construyen también nuevas
maneras de vivir. El imaginario no deberá entenderse entonces como imagen
de, sino como creación de incesante e indeterminadas sociedades a lo largo y
ancho de su contorno físico, ubicado en las subjetividades particulares (Baeza,
2000).
La centralidad del imaginario social en nuestros días- en algunos teóricos- es
hasta parecida a la que se manifestó en la cultura occidental, la edad media,
en el barroco, o en el romanticismo.
En los estudios en torno a lo imaginario proveniente de la Filosofía, la Historia,
la Psicología, la Antropología, la Sociología nos pone en condiciones de valorar
cabalmente el enlace de lo imaginario en todas sus manifestaciones, por su
potente aparato conceptual y metodológico planteado en diversas disciplinas.
Así mismo el nivel de información ofrecido por centros de información sobre el
imaginario social al calor de la obra de Gilbert Durand y su maestro G.
Bachelard 1884-1962 y los trabajos de C. Castariodis; éste ultimo considerado
el que más ha abordado sobre el tema del imaginario de naturaleza social.
Hoy estamos trabajando el imaginario en la creación cultural en contextos
comunitarios rurales, apoyado en la sociología de la cultura como observadora
activa de prácticas y productos culturales del medio social en el que vive el
hombre e incluso de un medio social que no es el suyo.
Otro importante pensador en esta temática, a pesar de no ser su campo de
actuación en las ciencias también ha abordado el rol del imaginario social en la
construcción de nuevos conocimientos en la dimensión cultural, en este
sentido aseguró que, “el imaginario social como una expresión ética que “educa
la mirada” xxii
De conformidad asumimos el imaginario planteado por Castoriadis como el
máximo representante en este campo del conocimiento y como librador
conflictos sociales y culturales en el mundo de las acciones simbólicas como
expresión de lo popular.
Influenciado por sus reflexiones, decidimos proponer nuestra opinión al
respecto para de alguna manera enriquecer el imaginario social como producto
de la práctica social entre los hombres.
En el imaginario surgen dos raíces que se complementan, por un lado el anhelo al
cambio del auto reconocimiento social a partir de la introducción de nuevos
símbolos que enriquecen idiosincrasias, y por otro lado considerar lo cimentado,
dígase tradiciones, los hábitos comunes, sin lo que sería posible la vida común:
ello significa que la fortaleza o manifestaciones establecidas, es decir, las firmes,
surgen otras que solidifican las burbujas del poderoso nivel creativo comunitario
reconfortándose el piso cultural como resultado de las nuevas creacionesxxiii.
El imaginario se establece de esta manera, como una matriz de conexiones
entre diferentes elementos de la experiencia de los individuos, de manera
colectiva, en donde las redes de ideas, imágenes, sentimientos, creencias y
proyectos comunes están disponibles en un contorno sociocultural
propiamente definidoxxiv.
Es vital reconocer el esfuerzo de la Antropología, la Sociología, la Psicología,
los Estudios de Comunidad otras ciencias sociales, que siguen siendo
relevantes por su rol investigativo en la actualidad; al igual que importantes
teóricos, como E. Durkheim, M. Weber; C. Marx, T Parsoms, entre otros, en el
tratamiento y la comprensión del imaginario social que se levanta en dos
culturas, la clásica y contemporánea; (Castoriadis, Bazcko, G. Durand, I.
Lizcano, Maffesoli, B. Anderson, J.de Guff, A.M. Fernández) constituye una
categoría clave en la interpretación de la comunicación en la sociedad moderna
como producción de lo imaginario y creencias colectivas.
La atención del imaginario y su interconexión con elementos teatrales desde la
sociología de la cultura se aprecian con diferencias que podemos argumentar;
el imaginario social expresa ideologías y utopías y también símbolos, alegorías,
rituales, creaciones de individuos o grupos y mitos, es depositario de la
memoria que la familia y los grupos recogen de sus relaciones con lo cotidiano.
Es un término moderno, sin embargo no aborda el teatro de una manera
explícita, lo deja en el plano de las valoraciones; indiscutiblemente esta ahí, se
habla de creaciones de los (la expresión, la tradición, el canto, literatura,
dramaturgia, otras) individuos o grupos de diferentes instituciones en diversos
contextos comunitarios.
Consideramos que existe una alianza en la triangulación imaginario-sociología
de la cultura –teatro, y si la ordeno por el momento en que surgen, coloco el
teatro, el imaginario y luego La Sociología de la Cultura que finalmente se
emplea como área de investigación sociológica que se basa en la importancia
de los procesos culturales y así entender los hechos sociales.
i Platón. La República. ii Denis Morales: La formación del imaginario Social. Documento. 21-p iii Castoriadis, Cornelius (1922-1997). Institución Imaginario de la Sociedad. España,
Tusquets, 1983. P-43 iv Marcelo Gamero Aliaga. Profesor universidad, Arturo Prat. Chile. v E. Durkheim, 1893 en George Ritzer, Teoría Sociológica Clásica. P-2216-217. vi G. Ritzer. Teoría Sociológica Clásica. vii G. Ritzer. . P-217-218. viii Durand
ix Castoriadis, Cornelius (1922-1997). Institución Imaginario de la Sociedad. España,
Tusquets x Ibidem. xi C. Castoriadis. xii C. Castariodis xiii Ibídem xiv Ibídem xv Castoriadis, 1998:371 xvi Baeza xvii Hélène Védrine. xviii Introducción a la sociología.
Los grandes descubrimientos en las ciencias físicas: Ellos han cambiado las
imágenes del universo y nuestro lugar en él.
1. La industrialización de la producción: Ha transformando el conocimiento
científico en tecnología, crea nuevos entornos y destruye los anteriores,
acelera el ritmo de la vida, genera nueva forma del poder y lucha de clases.
2. Las inmensas alteraciones demográficas: Cada vez separando a millones
de personas de su habitad.
3. El crecimiento urbano: es rápido y a menudo caótico.
4. Los sistemas de comunicación de masas: Van envolviendo y uniendo a
sociedades y pueblos, a los estados más poderosos, direcciones
burocráticas etc.
5. Los movimientos sociales masivos: que desafían a sus dirigentes
políticos y económicos, se esfuerzan por conseguir control sobre sus vidas.
6. Un mercado capitalista mundial: con la finalidad expansionista y el
sometimiento de instituciones y personas bajo su hegemonía. xix Bronislaw Baczko.
xx Introducción a la sociología. En contraposición a ello Comte, Spencer, Durkheim,
Parson y estructuralistas siguientes no asumen que exista una fusión entre el enfoque
conflictivita y el conflicto social. Lewis Coser, a partir de G. Simmel quien trató los
elementos integradores del conflicto, hace un ensayo titulado: ¨ Las funciones del
conflicto social ¨, considerando el rol que éste juega en la cohesión, la identidad y
firmeza de los grupos sociales en los contextos regionales.
xxi Ibidem
xxii Emmánuel Lizcano, matemático francés, en su obra “Imaginario Colectivo y
Creación Matemática” refiere entre otras cosas a la crucial influencia del imaginario en
los factores culturales y sociales por el sobrevuelo en las diferencias culturales y su
recorrido por las circunstancias de la historia, para acceder al imaginario social de los
pueblos y de las culturas, también a la irracionalidad, los mitos, los prejuicios y tabúes.
Se reconstruyen constantemente sin poner “frontera a lo pensable” en busca de
nuevos conceptos de tal modo que escapa a lo esquemático y aflora inconcientemente
en nuevos “modos de pensamiento”. Para Lizcano cada imaginario se circunscribe en
un espacio-tiempo determinado, abriéndose hacia un amplio espectro de
“posibilidades y participación activa de los miembros de la comunidad que aseguran
sus significaciones imaginarias de la cultura rural artística que practican como parte
del quehacer de su tiempo libre, cada manifestación de la cultura artística popular.En
cuanto al imaginario social E. Lizcano, no señala el contenido ni el método de
investigarlo, sino el principio de la reflexibilidad como mecanismo de explicar los
imaginarios individuales como género de los imaginarios colectivos y los tipos de
relaciones que pudieran tener en común. xxiii El autor.
xxiv El imaginario no es susceptible de definición porque es resultado del pensamiento
creativo y transformador: por tanto definirlo sería encasillarlo o algo semejante al viejo
proverbió chino ‘’ intentar atrapar el puño con la mano, siendo el puño una forma
concreta que la mano adopta’’, no definirlo no trasluce un defecto, sino, una riqueza,
este no constituye un conjunto ni está constituido por conjunto. Catariodis dice que
está constituido por magmas o esencias, como puede ser el magma de los recuerdos,
de las significaciones que surgen del manantial o de la raíz común.
El imaginario está originado constantemente y formas determinadas que se precipitan
en identidades, conformando de esta manera el mundo que cada colectividad humana
habita, instituyendo y dando consistencia a los hechos socioculturales de la comunidad
o de una sociedad determinada: en correspondencia con ellos reflexionamos que lo
imaginario en el orden colectivo alimente la atención entre capacidad instituyente que
tiene toda colectividad humana y la precipitación de la capacidad en sus formas
instituidas.
Esta doble dimensión constituyente e instituida, de toda formación colectiva asegura
respectivamente tanto la capacidad auto organizativa del común como su posibilidad
de permanencia y la actitud para crear nuevas formas de manifestaciones culturales
con fines recreativos y de afirmación de su identidad.
En este gran entramado se anida la capacidad creativa, en la medida que se conforma
la comunidad que va desde las formas tradicionales de vida hasta la modernidad, por
ello la actividad del imaginario colectivo debe estar en permanente ebullición
rehaciendo formas nuevas y recambiando la vida cotidiana partir de la interacción
simbólica.
El imaginario es denso en todas partes: en tal sentido se comprende que este
permanece inextirpable unido a cualquiera emergencia que pueda colapsar algunas de
las creaciones culturales. Por ello, éste está presente en lo más íntimo de un
pensamiento lógico que puede ser desde la forma de alimentación hasta el montaje de
una obra teatral.
El imaginario es el lugar de la actividad sociocultural, no expresa límites ni fronteras
dentro de los cuales cada colectividad despliega su imaginación, su reflexión y sus
prácticas culturales: esta tesis concibe al imaginario colectivo como ese lugar donde
se posa aquello que cada cultura y cada grupo social por idiosincrasia crea y en
ocasiones encuentra ya de manera instituido, es decir, el lugar de las creencias que
tienen los hombres y la que los hombres se les tiene.
El imaginario es un espacio de autonomía comunitaria donde se juegan todo los
conflictos sociales y culturales surgida desde que cada colectividad se instituya”
cuándo hablamos de conflicto, no se refiere a la dimensión imaginaria del dominio,
sino qué imaginario instituye lo social, pero no está instituido por lo social, no se trata
de impregnar al sujeto el mundo de uno como el único posible, se trata de un
imaginario concreto y emancipador que expresa los cambios culturales como
necesidad de crear una cultura de resistencia y con verdadera autonomía comunitaria.
Goffde Jacques. Los imaginarios colectivos producen: valores, las apreciaciones, los
gustos que como planteara Baltazar Gracián, (1601-1658) moralista español y uno de
los exponentes de la dramaturgia universal, los analiza en tres niveles, el gusto
natural, el artificial y el culto; pues ellos constituyen un problema tanto en la sociología
como en imaginación colectiva al no ser explicados como elementos que en un
momento ocultan la originalidad y la identidad de muchos procesos culturales, los
ideales y las conductas de las personas que conforman una cultura.
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