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Ética de la Investigación, Integridad Científica

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  • A los integrantes de los Comits de tica en Investigacin

  • tica de la Investigacin, Integridad Cientca

    David R. Koepsell

    Manuel H Ruiz de Chvez

    Primera edicin, 2015

    2015 Comisin Nacional de Biotica/Secretara de Salud

    Calzada Arenal No. 134, col. Arenal Tepepan,

    C.P. 14610, Deleg. Tlalpan, Mxico, D.F.

    Telfono: +52 55 54872760

    http://conbioetica-mexico.salud.gob.mx

    ISBN: 978-607-460-506-8

    Diseo: editarte Ixtacihuatl Alpizar / elhuerto

    www.editarte.com.mx

    Impreso en Mxico

  • ndice

    Presentacin 7

    Prlogo 11

    Introduccin a la tica de la investigacin y la integridad cientfica 13

    Captulo IMala conducta cientfica 31

    Captulo IIProblemas relacionados con la autora 47

    Captulo IIIProblemas en la Propiedad Intelectual y la Ciencia 63

    Captulo IVConflictos de inters 79

    Captulo VAutonoma, Dignidad, Beneficencia y Justicia 93

    Captulo VIComits de tica: deberes y proceder 107

    Captulo VIIDeberes hacia la sociedad (y viceversa) 123

    Hitos de la investigacin 137

    Referencias Bibliogrfcas 165

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    PRESENTACIN

    Enrique Cabrero Mendoza

    El consejo nacional de ciencia y tecnologa (conacyt) celebra este ao su 45 aniversario como rgano impulsor del desarrollo cientco y tecnolgico en Mxico. Fue hasta su creacin en el ao de 1970 cuando propiamente se puede hablar del comienzo de la poltica mexicana de ciencia y tecnologa; misma que a lo largo de este tiem-po, ha contribuido notablemente en la construccin de una platafor-ma de infraestructura cientca y capital humano calicado, que hoy en da, habilita a nuestro pas para dar el salto denitivo hacia una so-ciedad del conocimiento.

    Como organismo coordinador de la poltica sectorial, el conacyt enfrenta actualmente el gran reto de impulsar ese salto, el cual pasa por transformar el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnologa e Innova-cin de ser solamente productor de nuevos conocimientos cientcos y tecnolgicos a convertirse tambin en el nodo central a partir del cual se difunde y transere dicho conocimiento en todos los mbitos de la vida social, y de manera particular en el sistema de produccin de bienes y servicios del pas. En este nuevo papel, el conocimiento cientco debe ser capaz de responder a las demandas prioritarias del pas y contribuir al bienestar de la poblacin, a la vez que debe estar apegado a lineamientos ticos nacionales e internacionales.

    La presente obra, fruto de la colaboracin con la Comisin Nacio-nal de Biotica (conbiotica), responde a la necesidad de promover una cultura de la tica de la investigacin y la integridad cientca as

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    como de brindar herramientas de apoyo a la formacin de recursos humanos de alto nivel. Nos ofrece una aproximacin didctica a la ti-ca de la ciencia que busca sensibilizar y desarrollar las competencias de los investigadores, a travs del anlisis de los principios ticos que intervienen en el ejercicio de la ciencia y la revisin de algunos de los casos ms ilustrativos de mala praxis en la historia de esta empresa humana que es la ciencia. No pretende establecer normas o linea-mientos rgidos sino brindar un marco conceptual slido y herramien-tas tericas para orientar el quehacer de los investigadores adems de fomentar una conciencia tica respecto al valor e impacto de la prctica cientca en general.

    La ciencia es un bien social y una actividad muy enriquecedora cu-yos frutos han beneciado a la humanidad de maneras insospecha-das a lo largo de la historia, pues sus avances han hecho posible que se desarrollen productos y servicios que contribuyen a mejorar la ca-lidad de vida y aumentar el nivel de bienestar de las personas. Los avances en las ciencias de la vida, por ejemplo, han desatado una re-volucin cultural e ideolgica; los hallazgos e implementos tcnicos logrados en aos recientes e. g. desde la terapia genmica hasta la restitucin de tejidos o funciones siolgicas son cuestiones que nos enfrentan a nuestra condicin biolgica bajo una nueva luz, y nos obligan a replantear nuestro concepto de la vida, la muerte y de la pro-pia naturaleza humana.

    Si bien la ciencia guarda tanto la clave para desentraar los miste-rios del mundo como la promesa del progreso y mejora de la socie-dad, tambin hemos cobrado conciencia de los riesgos que conlleva la mala prctica y el alcance de las responsabilidades de los investiga-dores. La prctica tica de la ciencia no slo es un imperativo, sino que constituye una exigencia metodolgica para el ejercicio pleno de la investigacin.

    Por ello, la observancia de principios ticos en la investigacin b-sica, experimentacin y publicacin de resultados no debe considerar-se como un freno a la investigacin sino como un valor del cientco que acta en benecio de la disciplina y la sociedad en general, pues slo as es posible asegurar el progreso de la ciencia. Es necesario que

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    la investigacin cientca se lleve a cabo de manera libre pero que su prctica sea conforme a lineamientos ticos; procurando en todo mo-mento tanto el avance cientco como la seguridad pblica, de ah la importancia de analizar formas para identicar y prevenir las faltas ti-cas en la ciencia, desde la omisin o negligencia hasta el fraude.

    El manejo adecuado de las fuentes, por ejemplo, no es una cues-tin de cortesa sino un deber del investigador hacia su comunidad pues es necesario registrar con detalle el mtodo y los medios em-pleados de una investigacin, a n de que puedan conrmarse los re-sultados y renarse la teora. La ciencia es un esfuerzo colectivo y la interaccin de la comunidad es un aspecto fundamental de su ejerci-cio, por ello debe mantener el investigador un compromiso de trans-parencia y veracidad al dar a conocer los resultados de sus estudios.

    En la obra, adems de revisar brevemente algunas de las principa-les escuelas loscas que han inuido sobre el desarrollo de la tica de la investigacin, se ofrecen algunas reexiones en torno al marco legal del quehacer cientco como la propiedad intelectual y sus im-plicaciones ticas o los criterios para atribuir autora a alguien; asimis-mo, se discute el rol del investigador y de las instituciones cientcas en el surgimiento de conictos de inters a n de reconocerlos y enfrentarlos.

    A la postre, se brinda un recuento del surgimiento de los comits de tica, cuerpos colegiados plurales y multidisciplinarios responsa-bles de garantizar que las investigaciones que se realizan tanto en ani-males de laboratorio como en seres humanos cumplan con principios ticos; as como un anlisis de los diversos aspectos que intervienen en el desempeo de sus actividades: evaluar el riesgo, asegurar el con-sentimiento informado, elaborar lineamientos ticos, proteger a per-sonas o grupos en situacin de vulnerabilidad y emitir opiniones expertas, entre otras. Los integrantes de estos equipos de revisin tica tambin mantienen una serie de obligaciones como la forma-cin continua y la actualizacin profesional, a n de asegurar el mejor desempeo de sus funciones.

    Al respecto, cabe destacarse que el conacyt ha respaldado acti-vamente las acciones emprendidas en nuestro pas, a travs de la

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    conbiotica, para consolidar y fortalecer a los Comits Hospitalarios de Biotica y de tica en Investigacin, que juegan un rol fundamen-tal en la difusin de una cultura de la tica y la integridad cientca.

    Los casos que se revisan nos muestran claramente cmo cuestio-nes ajenas a la prctica cientca como la conguracin institucio-nal que ha adoptado, los conictos de inters o el sesgo de publicacin, entre otras pueden llegar a perjudicar o estropear su desarrollo. In-dependientemente del mbito profesional, la investigacin es una ac-tividad compleja y cada uno de los aspectos de su quehacer posee implicaciones ticas que deben orientarse hacia el benecio de la poblacin.

    La relacin entre ciencia y sociedad se desvirta cada vez que se cometen faltas ticas. En consecuencia, a n de conservar la conan-za de la poblacin en las instituciones cientcas, los investigadores deben llevar a cabo sus funciones de buena fe, con respeto y vocacin de verdad.

    As, el consejo nacional de ciencia y tecnologa junto con la comisin nacional de biotica se honran en presentar esta gua para el quehacer cientco, que ser referente nacional en materia de ti-ca e integridad cientca. Esta obra es un reejo del compromiso de ambas instituciones con el fortalecimiento de la prctica cientca en Mxico.

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    PRLOGO

    Manuel H Ruiz de Chvez

    La presente obra es una muestra del compromiso de la comisin na-cional de biotica (conbiotica) y el consejo nacional de ciencia y tecnologa (conacyt) con el desarrollo cientco y tecnolgico en nuestro pas, y el arraigo de la tica y la integridad en la investigacin. Se ofrece esta obra con el objeto de fortalecer el quehacer de los in-vestigadores y dar a conocer los aspectos ticos que intervienen en la prctica cientca.

    Es preciso reconocer la complejidad del contexto social en que se realiza, en el que intervienen factores de tipo poltico, econmico e ideolgico. En tanto empresa humana, la investigacin requiere aten-cin desde una enfoque tico, pues son mltiples los aspectos de esta actividad que implican consideraciones hacia la comunidad cientca, la sociedad y, en su caso, los sujetos de estudio.

    Se analizan brevemente algunos de los conceptos centrales que han inuido sobre el desarrollo de la tica en investigacin. Se ofrece, asimismo, una revisin de las normas establecidas en relacin con cuestiones que representan una preocupacin general para la comu-nidad cientca, tales como la autora, plagio, manejo de datos, expe-rimentacin con sujetos humanos, entre otras.

    En la obra se discute la necesidad de la tica y la integridad en la investigacin como base para el desarrollo cientco, esto es, que la ciencia requiere lineamientos ticos a n de que puedan lograrse avances; y se argumenta que las directrices para la buena prctica

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    cientca, adems, estn implcitos en el ethos de la ciencia y sus nor-mas, mismas que permiten el trabajo de la ciencia como tal.

    Por medio del estudio de casos brinda una perspectiva sobre los aspectos ticos en la investigacin. Esta obra ofrece una gua para la prctica tica de la investigacin y aporta un panorama de la integri-dad en el quehacer cientco. Al nal, se ofrece al lector un registro de algunas de las ms importantes declaraciones y cdigos internacio-nales en la materia.

    Quisiramos expresar nuestro reconocimiento a la doctora Mer-cedes Juan por contribuir a fortalecer el quehacer de la comisin na-cional de biotica. Se extiende un agradecimiento al doctor Enrique Cabrero, la doctora Julia Taguea y la maestra Lorena Archundia del consejo nacional de ciencia y tecnologa por la conanza deposi-tada en sumarnos al esfuerzo por fortalecer la investigacin en nues-tro pas. No puede omitirse el apoyo de la doctora Laura Vargas Parada, quien revis y coment el texto. Mencin especial merece el compromiso y esfuerzo del antroplogo David Lpez y el maestro Gustavo Olaiz de la conbiotica en el desarrollo de la obra, su apoyo result fundamental para su consolidacin.

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    INTRODUCCIN a la tica de la investigacin

    y la integridad cientfica

    Qu es la ciencia y cul es su ethos?

    En el corazn de la discusin que se desarrollar en los captulos pos-teriores sobre la tica de la ciencia y sus instituciones se encuentra una comprensin de lo que es la ciencia. Como marco general para la discusin, el libro se centrar en una visin de la misma que no est exenta de crticas, pero que concuerda con las ideas de la mayora de sus practicantes ya sea conscientemente o no, esto es, que la cien-cia es una empresa que opera de la mejor forma cuando los cient-cos trabajan conforme a principios ticos. El ethos (del griego, , carcter, hbito o destino) es lo que dene la condicin humana, al respecto cabe sealarse que,

    [] ethos como carcter, lo tiene cualquiera, pues cualquiera se acos-

    tumbra a ciertos hbitos a lo largo de su vida: el quid del asunto radica

    en si ese ethos es libre y conscientemente adquirido, si implic un pen-

    sar por cuenta propia o si simplemente el individuo se ha dejado mol-

    dear por costumbres que ha seguido sin cuestionarse, por costumbres

    que estableci la mayora. La tica as entendida se reere a la reexin

    o a la accin que se lleva a cabo pensando por cuenta propia, razonan-

    do y cuidando de nunca daar a nadie.1

    1 Cfr. Weber P., Prez Tamayo R. tica y Biotica. En La construccin de la Biotica. fce (2007), pp. 13-24

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    En concreto, para que la labor cientca se lleve a cabo correcta-mente, los cientcos deben adoptar los principios de comunidad, uni-versalidad, escepticismo organizado e imparcialidad. Robert Merton fue quien primero identic estos elementos del ethos en su trabajo como etngrafo de la ciencia, y seal que infringirlos puede producir tropiezos en un programa de investigacin cientca.

    La ciencia debe ser universal para que los programas de investi-gacin sean exitosos o que realmente tengan sentido. La verdad no es exclusiva de ninguna cultura, tiempo o lugar, sino que de alguna manera es inherente a la naturaleza misma y alcanzable por mtodos cientcos. Es un esfuerzo comn, perseguido por varias personas en distintos momentos, a travs de la observacin, desarrollando hi-ptesis, haciendo pruebas y elaborando teoras, todo en referencia al trabajo que se ha llevado a cabo por otros. Ninguna teora puede mar-car el n de la ciencia, y aun cuando la conanza en una teora cient-ca aumente, siempre ser contingente, esto es que puede verse remplazada por otra con el tiempo. Por tanto, los cientcos deben permanecer escpticos, como individuos y como grupos que partici-pan en diversos programas de investigacin, siempre dispuestos a dejar de lado una teora asumida ante nuevas evidencias o el desen-cubrimiento de un fraude. Por ltimo, no deben tener intereses par-ticulares en los resultados de una investigacin, sino que deben tratar solamente de encontrar la verdad. La labor cientca conduce frecuentemente a callejones sin salida y no alcanza grandes avances, pero es mediante este tipo de investigacin que llegan a darse des-cubrimientos. Los cientcos desinteresados persiguen la verdad sin importar a dnde los lleven sus estudios o el resultado obtenido.

    Cuando los investigadores que trabajan en las diversas institucio-nes cientcas no cumplen individual y colectivamente con el ethos cientco, entonces la investigacin puede salir mal. La investigacin puede no conducir a verdades, lo que puede ocasionar retrasos o con-tratiempos que afecten un programa de investigacin o repercutir ms all de las fronteras nacionales; en el peor de los casos, las per-sonas pueden resultar innecesariamente perjudicadas. Veremos algu-nos ejemplos ms adelante. En los siguientes captulos tambin se

  • introduccin a la tica de la investigacin y la integridad cientfica 15

    examinarn, a la luz del ethos de la ciencia, las diversas obligaciones ticas de los cientcos, sus antriones, y sus nanciadores, as como el desarrollo de los cdigos modernos de conducta y de tica en rela-cin con la ciencia y sus mtodos. Comenzaremos por examinar cmo la nocin de tica en la investigacin cientca se convirti en una preocupacin para muchas personas, y posteriormente, se ver cmo la integridad cientca y la tica de la investigacin emergen tanto del ethos de la ciencia como de la historia de los errores y per-juicios en el desarrollo de la ciencia moderna.

    Los primeros tropiezos en tica y ciencia

    La ciencia no siempre se ha practicado de una forma que se ajuste a la concepcin actual de la tica cientca, especialmente en relacin con la experimentacin en sujetos humanos. Es a partir de una histo-ria bastante srdida del uso de seres humanos como sujetos de ex-perimentacin cientca que la versin moderna de la biotica y sus diversos campos han evolucionado y un ejemplo de ello es el caso de Edward Jenner. .

    A nales del siglo xviii, Jenner observ que entre las ordeadoras que entraban en contacto diario con las vacas se presentaban me-nos casos de viruela, una afeccin particularmente terrible, que haba cobrado millones de vidas a lo largo de la historia de la huma-nidad y que dej a muchos con marcas en la piel, desgurantes y permanentes.

    Jenner inuenciado por la tcnica asitica de la variolizacin, for-mul la hiptesis de que la viruela de las vacas, la viruela vacuna, se-mejante en muchos aspectos externos a la viruela humana, afectaba nicamente a las vacas pero les confera a los humanos expuestos a ella un grado de resistencia a la afeccin humana. Esta hiptesis se convirti en la base para la teora moderna de la vacuna y de su desa-rrollo, que desde entonces ha contribuido a prevenir enfermedades como la viruela salvando vidas y mejorando la calidad de vida de las poblaciones humanas. Desafortunadamente, debido a la falta de una

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    nocin de tica cientca en el empleo de sujetos humanos, los expe-rimentos a partir de los cuales Jenner comprob su hiptesis se lleva-ron a cabo con violaciones ticas.Para probar su hiptesis, y crear un medio para prevenir que las orde-adoras contrajeran la viruela, Jenner extrajo muestras de las pstu-las de una vaca infectada y luego expuso a sujetos que nunca haban contrado la enfermedad al virus de la viruela vacuna. Posteriormen-te, a n de probar la capacidad del virus vacuno para ayudar a la pre-vencin de la viruela humana, tendra que exponer a estos mismos sujetos al virus letal de esta ltima.

    Es conocida la eleccin como sujeto de este experimento al hijo de ocho aos de su jardinero, un nio llamado James Phipps, quien fue inoculado y expuesto al virus de la viruela mediante muestras de pus de las manos de una ordeadora que haba contrado la enfermedad. Phipps fue uno de los diecisiete sujetos de este experimento que al igual que los dems, contrajo una infeccin moderada; lo cual, afor-tunadamente, conrm su hiptesis de que la exposicin a la viruela vacuna produce una inmunidad parcial a la viruela humana. De hecho, el trmino vacuna se deriva de la palabra latina para este animal, vac-ca. El experimento se manej con muchos atropellos en comparacin con los estndares ticos actuales, sin embargo, gracias a este incre-ble descubrimiento y al esfuerzo concertado por parte de cientcos mdicos de todo el mundo, la viruela fue declarada extinta por la Or-ganizacin Mundial de la Salud en 1979 y hasta ahora la nica en ser erradicada de esta forma.

    Actualmente es posible encontrar mltiples violaciones en la labor cientca de Jenner por razones que ahora parecen muy obvias, como la participacin de un sujeto menor de edad, quien era supuestamen-te incapaz de consentir de manera adecuada al procedimiento y que luego fue expuesto a un patgeno mortal, sin el benecio de la previa experimentacin con animales. A pesar de ello, sin un consenso ge-neral sobre el uso de seres humanos como sujetos experimentales ni restricciones sobre cmo se deba llevar a cabo, los experimentos como el de Jenner continuaron realizndose y con el tiempo, esta si-tuacin se agrav.

  • introduccin a la tica de la investigacin y la integridad cientfica 17

    Cabe destacar que la atencin del mundo a los problemas deriva-dos de la utilizacin de seres humanos como sujetos de experimen-tacin, sin consentimiento u otras formas de proteccin, despert con los juicios de Nremberg, despus de la Segunda Guerra Mundial.

    Nremberg y su progenie

    Al trmino de la Segunda Guerra Mundial, los aliados establecieron tribunales para llevar a los criminales de guerra ante la justicia, aun-que para algunos de los crmenes alegados no se contaba con normas internacionales, tratados o leyes a partir de los cuales se les pudiera acusar y condenar. No obstante, en algunos de estos casos los tribu-nales encontraron que las leyes no escritas que rigen la conducta mo-ral adecuada, incluso en el caso de la guerra, exigan una conviccin por crmenes contra la humanidad. El rgimen moderno de derechos humanos internacionales, as como nuestra nocin del deber moral y tico, se deriva en gran medida de lo que ocurri en Nremberg.

    Uno de los tribunales en Nremberg presidi el juicio de los Mdi-cos (as lo llamaran ms adelante) en el que fueron procesados varios profesionales mdicos nazis por crmenes contra la humanidad, por la realizacin de experimentos con prisioneros de los campos de concen-tracin, muchos de los cuales fueron mortales o dejaron lesiones permanentes en los participantes. En estos juicios, los mdicos argu-mentaron su defensa de muchas formas; apelaban a una eutanasia humanitaria o la falta de normas que rigieran la experimentacin en seres humanos especialmente en los estudios con enfermos termi-nales. A pesar de que en algunos casos se alcanzaron resultados cien-tcos importantes, veintitrs mdicos nazis resultaron condenados.

    El tribunal de Nremberg no contaba con un cdigo o ley a partir de los cuales emitir el veredicto, sin embargo se bas en los principios generales de la tica. As fue como se cobr conciencia de los lmites ticos de la ciencia y de que su ejercicio requera de una conducta apropiada, especialmente cuando se utilizaban sujetos humanos. A pesar de que algunos cientcos, incluso antes de Jenner, haban rea-

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    lizado experimentos sin consideraciones ticas, la corte de Nrem-berg devel la importancia de que estos actuaran dentro de los lmites de la tica. Su decisin constituye la base de la tica aplicada moderna, especialmente en relacin con la investigacin en sujetos humanos.

    El Cdigo de Nremberg, como se le conoce a la siguiente serie de principios, presenta las obligaciones contradas por los cientcos de una investigacin hacia los participantes y la sociedad en general, y se ha convertido en la base de la norma internacional en materia de conducta cientca. El cdigo describe diez deberes especcos:

    1. Consentimiento voluntario e informado de un sujeto humano en plena capacidad jurdica.

    2. El experimento debe aspirar a resultados positivos para la so-ciedad, que adems no puedan adquirirse por otros medios.

    3. Debe estar justicado, esto es, que se base en conocimiento previo e. g. una expectativa derivada de otros experimentos con animales.

    4. El experimento debe realizarse de manera tal que se eviten el sufrimiento y lesiones, fsicas o mentales, en la medida de lo posible.

    5. No debe llevarse a cabo cuando hay alguna razn para creer que ello implique un riesgo de muerte o de lesiones discapacitantes.

    6. Los riesgos del experimento deben estar en una proporcin fa-vorable, esto es, que no superen los benecios esperados.

    7. Deben hacerse preparativos para reducir el riesgo del experi-mento y las instalaciones deben ser adecuadas para los parti-cipantes.

    8. El personal involucrado en el experimento debe estar comple-tamente capacitado y calicado.

    9. Los sujetos de experimentacin deben tener la libertad de reti-rarse del experimento en cualquier momento y de manera in-mediata.

    10. Del mismo modo, el personal mdico debe detener el experi-mento si se descubre que mantenerlo implica un peligro.

  • introduccin a la tica de la investigacin y la integridad cientfica 19

    Aunque basada en un cdigo no escrito previamente, se dictaron ve-redictos de culpabilidad por crmenes contra la humanidad en el Jui-cio de los Mdicos, todava transcurriran dcadas antes de que estas obligaciones se establecieran formalmente de forma universal a tra-vs de leyes, reglas o reglamentos.

    No obstante, antes de describir la historia entre el Cdigo de N-remberg y el desarrollo de los cdigos modernos de tica de la inves-tigacin, es necesario revisar las obligaciones descritas en el cdigo en relacin con la tica y la moral. Estos preceptos se han desarrolla-do durante milenios y se derivan del estudio losco de la tica. El tribunal de Nremberg encontr principios morales aplicables a los cientcos en general, sin embargo, conforme surgen nuevos conoci-mientos y nuevas tcnicas que llevan al lmite a nuestro estudio cien-tco, tendremos que seguir revisando nuestras creencias sobre lo que se considera tico.

    La emergencia de los principios de Nremberg

    Durante los ltimos 2000 aos, los lsofos han tratado de describir la naturaleza de lo bueno. Hoy en da, hay quiz tres escuelas princi-pales de la teora tica, si bien hay una serie de variantes de cada una, as como lsofos que debaten las distintas clasicaciones. Para los propsitos de esta obra, la reexin se centrar en dichas escuelas, sin entrar en los puntos ms nos del debate si hay otras, o si estn debidamente clasicadas, tampoco se abordarn a detalle las versio-nes de cada una. Las tres en orden cronolgico son: tica de la vir-tud, deontologa y consecuencialismo. Cada una de estas teoras est, de hecho, contemplada en los principios de Nremberg, como se ver ms adelante. En la revisin de cada una, asimismo, nos limi-taremos a los ms famosos expositores de cada una de estas gran-des teoras, como son Aristteles, Immanuel Kant y Jeremy Bentham. En conjunto, representan las bases de gran parte del estudio moder-no de la tica, y sus teoras informan la toma de decisiones en casi todas las instancias de la tica aplicada, si bien con el tiempo han ha-

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    bido algunas adiciones, alteraciones y renamientos a las teoras ori-ginales, tambin constituyen la base terica de los Principios de Nremberg.

    La tica de la virtud

    Para los griegos, Platn y especialmente, Aristteles, la base del bien consista en cultivar un buen carcter; ello implicaba desarrollar cier-tas virtudes. Platn describi cuatro virtudes cardinales, prudencia, justicia, fortaleza y templanza; y su cultivo slo podra lograrse a tra-vs del estudio adecuado y la moderacin de nuestras emociones. En la tica a Nicmaco, Aristteles ren la teora de la tica de la virtud al introducir la nocin de medida, adems de que increment el n-mero de virtudes. Apelando a la razn, ste ltimo describe a las vir-tudes como los mecanismos por medio de los cuales se alcanza la buena vida, pues contribuyen a desarrollar nuestra capacidad para la honestidad, orgullo, amabilidad, ingenio, juicio, amistad e inclusive, para el conocimiento cientco, entre otros.

    En esta visin, la gua adecuada para la vida es la eudaimona tra-ducida como buena vida, felicidad o bienestar y es posible lograrla a travs del desarrollo del carcter y la prctica de buenos hbitos. Es moral en el sentido de que se busca de forma activa y no ciegamen-te. Nuestra meta debe ser la bsqueda de la buena vida a travs del cultivo de las virtudes y lograrlo por medio de la prctica de buenos hbitos, as como del estudio y la reexin. Si bien la tica de la virtud no nos ofrece una gua especca para la toma de decisiones, sus de-fensores a menudo sostienen que la medida del bien no est en la ac-cin, sino en la persona, y que una persona virtuosa, adecuadamente educada, har juicios que generalmente promuevan la eudaimona.

    La tica de Aristteles es en parte, su planteamiento de las rela-ciones que guardan las virtudes entre s y con los vicios. Para l, la vir-tud consiste en el trmino medio entre dos vicios y no en el polo opuesto. Por ejemplo, el coraje se encuentra entre los extremos de la cobarda y la temeridad. Nuestras inclinaciones viciosas estn impul-

  • introduccin a la tica de la investigacin y la integridad cientfica 21

    sadas por dos tipos diferentes de emociones, y es a travs del control racional de stas, del cultivo estudiado y constante de nuestro carc-ter, que podemos mantenerlas bajo control, tener moral y as, lograr la eudaimona.

    Un cientco virtuoso, en este sentido, tendra que actuar de con-formidad con los principios expresados en el Cdigo de Nremberg porque son racionales como lo seran la honestidad, justicia, tem-planza, y prudencia. Tambin vale la pena sealar que Hipcrates elabor su famoso juramento, en el que expresa la naturaleza de un mdico virtuoso, ms o menos en la misma poca en que Platn y Aris-tteles expresaban sus ideas sobre lo que nosotros denominamos la teora tica basada en la virtud. La tica de la virtud se mantuvo como la teora dominante durante casi mil aos, adoptada por los escols-ticos cristianos, especialmente por Santo Toms de Aquino, quien dis-cute y ampla esta teora de modo tal que se incluyeron virtudes cristianas como la fe, la esperanza y la caridad. Como tal, la tica de la virtud est profundamente arraigada en el pensamiento occidental hasta nuestros das y su lenguaje resultar familiar para nosotros a medida que continuemos considerando ciertos rasgos de carcter como mejores que otros, e incluso se les llama virtuosos, aun cuando no estemos completamente versados en la teora tica de la virtud.

    Deontologa

    Otro enfoque de la tica se basa en la nocin del deber. El trmino deontologa se deriva del trmino griego para el deber (don). La Deontologa supera una limitacin importante de la teora tica de la virtud al proporcionar una gua para la accin, en lugar de con-centrarse en mejorar el carcter. De acuerdo con la tica deontolgi-ca, deben acatarse ciertos deberes, los cuales se pueden establecer de distintas formas. En la deontologa basada en la teora del derecho, nuestras obligaciones se derivan de nuestra responsabilidad de reco-nocer y proteger los diversos derechos (como la vida, la libertad, la propiedad, etc., de acuerdo con el lsofo John Locke). Locke, por

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    ejemplo, ve a los humanos como seres dotados naturalmente con ciertos derechos y las obligaciones surgen del respeto al derecho de los dems. En esta discusin, nos centraremos en la deontologa de Immanuel Kant, quien ide un argumento cientco de la naturaleza de los derechos que aseguraba su aplicacin de manera universal, y sin tomar en cuenta cualquier tipo de principio divino o supranatural. La deontologa de Kant se encuentra efectivamente reejada en el Cdigo de Nremberg y es quizs el ejemplo ms destacado de la ti-ca deontolgica.

    Kant considera algo bueno en la medida en que se deriva de lo que l denomin buena voluntad. Debe provenir de un sentido de deber moral, a diferencia de cualquier otro deseo. El motor de la accin vir-tuosa es el respeto hacia lo que l llam el imperativo categrico, que es un principio universal y lo formul en al menos tres formas diferen-tes a lo largo de varias obras, entre ellas las siguientes:

    Acta slo de manera que quieras que tus acciones se convier-tan en una ley universal, aplicable a todas las personas en una situacin similar.

    Acta de manera que siempre trates a la humanidad (ya sea uno mismo u otro) tanto como medio de una accin, como un n en s mismo.

    Acta como si fueras al mismo tiempo un miembro y rey de un hipottico reino de los nes; y, por tanto, slo de manera tal que la mxima accin armonice con dicho reino, como si esas leyes fueran vinculantes para todos.

    El imperativo categrico en la prctica nos obliga a hacer por lo me-nos dos cosas: 1) tratar a los dems como si fueran nes en s mismos y no meramente como instrumentos, pues son portadores de una dig-nidad inherente, al igual que uno mismo; y 2) no hacer nada que se pudiera universalizar con contradiccin.

    Es posible encontrar en varias partes del Cdigo de Nremberg al-guna referencia a la tica deontolgica, especialmente en relacin con las nociones de justicia o de no utilizar a los seres humanos como me-

  • introduccin a la tica de la investigacin y la integridad cientfica 23

    dios para determinados nes, as como al retomar la idea de autono-ma. El Iusnaturalismo y la deontologa kantiana fundamentan muchas de nuestras instituciones ticas y polticas actuales, su inuencia so-bre la toma de decisiones ticas se extiende hasta nuestros das, so-bre todo en materia de biotica. Se distingue del consecuencialismo en el hecho de que se deende la naturaleza categrica de los dere-chos y deberes, as como el rechazo de un anlisis de los medios y -nes para alcanzar el bien. El consecuencialismo hace lo contrario.

    Consecuencialismo/utilitarismo

    El lsofo ingls Jeremy Bentham tambin busc una tica basada no en un mandato divino, sino en la realidad emprica. Lleg a la conclu-sin de que la bsqueda de placer y el soslayo del dolor son universa-les y por tanto, son estos dos valores universales y empricos los que constituyen la medida del comportamiento tico. Segn l, po-demos orientar nuestras acciones mediante el empleo de un clculo hedonista para determinar lo que va a promover el mayor placer y el menor dolor. Debido a que el placer y el dolor son a la vez tan univer-salmente deseados y vilipendiados respectivamente, sus bases como una medida objetiva del valor deben ser claras para utilizarse como fundamento para una teora del bien.

    El clculo hedonista de Bentham considera la cantidad total de pla-cer en el mundo frente a la de dolor, y sugiere que debemos elegir la accin que aumente el placer en general (la totalidad del bien) en re-lacin con el dolor neto producido. Una reformulacin aproximada po-dra ser: obra de tal forma que la accin produzca el mximo de placer y el mnimo de dolor. El clculo hedonista nos ofrece, segn Bentham, un medio para juzgar el bien sin recurrir a suposiciones infundadas, como las que llegan a hacerse sobre la naturaleza y existencia de las virtudes o deberes. No obstante, han surgido distintas versiones del consecuencialismo.

    John Stuart Mill, estudiante de Bentham, propone un utilitarismo consecuencialista, que establece una gradacin del placer. Los place-

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    res corporales, por ejemplo, se clasican por debajo de los estticos e intelectuales en la teora de Mill. El reconoce dos clases de utilitaris-tas, de acto y de principio. Los primeros consideraran el clculo he-donista caso por caso, midiendo la utilidad total de cada eleccin individual que se haga; los utilitaristas de principio, en cambio, buscan medir la utilidad sociedad de la adopcin de determinadas normas. A continuacin se consideran algunas de las objeciones y problemas con cada una de estas teoras, y, nalmente, se discute cmo han sido realmente adoptadas en varios aspectos del Cdigo de Nremberg y su progenie, que consagran varios principios de la biotica.

    Algunos problemas con las teoras ticas

    Cada una de las principales teoras ticas descritas brevemente arri-ba tiene una serie de objeciones, y sta es una de las razones por la que no hay un consenso acerca de cul si acaso tuviera sentido ex-presarlo as fuera la mejor. La teora de la virtud, por ejemplo, no nos ofrece gua alguna para la accin, sino que se centra en el desarrollo del carcter individual, por medio del cultivo de diversas virtudes; ade-ms de que su clasicacin en s est mal fundada. Bien se podra ele-gir otro conjunto de virtudes que no fueran las de Platn, como lo hizo Aristteles, de acuerdo con los intereses propios. Por otra parte, pro-porciona poca o nula orientacin acerca de cmo comportarse o qu decisiones tomar ante un dilema tico. Para efectos de la tica apli-cada, mientras que bien se podra apoyar en general el principio de la educacin para mejorar la comprensin y el entendimiento de las vir-tudes (una vez se determine lo que son o debieran ser) y as, mejorar el carcter, la tica de la virtud no puede ayudar con los casos indivi-duales. No contribuye para alcanzar una respuesta a un problema especco.

    La deontologa tambin presenta algunas dicultades, como la fal-ta de una jerarqua de los deberes en la tica kantiana. Si los deberes llegaran a entrar en conicto, cul habra de ser elegido? Un ejemplo que se discute ampliamente es el que existe posiblemente entre el de-

  • introduccin a la tica de la investigacin y la integridad cientfica 25

    ber de no mentir (que segn Kant es absoluto) y el deber de proteger la vida de otro. As pues, si la Gestapo nazi llegaba a llamar a la puer-ta porque uno estaba ocultando un Judo que de otro modo sera lle-vado a un campo de concentracin y se le preguntara al responsable si la persona buscada se encontrara ah, Kant y quienes posean una visin del deber como un principio categrico y no jerrquico estaran obligados a decir la verdad. Esto es, por supuesto, una respuesta poco satisfactoria y va en contra de muchas de nuestras ideas sobre la tica. Sin duda, podemos ser exibles o romper algunos deberes al cumplir con otros de acuerdo con alguna jerarqua. Algunas teoras deontolgicas recientes consideran y proponen alternativas, sin em-bargo el problema fundamental de la deontologa es el salto necesa-rio para aceptar que exista deber alguno. Al igual que con las virtudes, debemos en algn momento conceder ciegamente la existencia de un deber sin necesidad de que est basado en algo emprico.

    El consecuencialismo tambin maniesta una serie de dicultades. La nocin del mayor bien (la felicidad, utilidad) para la mayora se muestra a primera vista no slo atractiva, sino de hecho basada en algo universalmente valorado: el placer. Sin embargo, en base al an-lisis, el clculo hedonista, tanto de acto como de principio, puede con-ducir a problemas o dilemas. Si un acto, por ejemplo, pudiera sacricar la cantidad justa de la felicidad de algunas personas por incrementar el placer de otras, se le considerara ticamente aceptable. La razn para elegir al utilitarismo de principio sobre el de acto es evidente si tenemos en cuenta este dilema clsico. Mientras el clculo hedonis-ta conduzca a un aumento neto de placer, resulta preferible para el utilitarismo del acto, sin importar cul. Por tanto, la esclavitud de slo el nmero adecuado de personas sera aceptable siempre que la feli-cidad total se incrementara, a pesar de la prdida de la libertad por parte de este sector de la poblacin; de hecho, toda clase de horrores podran tolerarse en tanto que se cumpla este criterio. Los utilitaris-tas de principio trataran de evitar la dicultad con el argumento de que la adopcin de una norma que, por ejemplo, prohibiera la esclavi-tud contribuira a incrementar la felicidad total a largo plazo, sin em-bargo, este planteamiento tambin es problemtico.

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    Considrese el problema de Les Miserables. Jean Valjean en la obra maestra de Vctor Hugo, sufre por dcadas en la crcel como resulta-do del robo de un trozo de pan. Un utilitarista de principio podra ha-ber admitido la moralidad del robo, dado que su familia padeca hambre, y la prdida menor de felicidad del panadero se vera com-pensada con la posibilidad de sobrevivir de la familia de Jean Valjean. Por tanto, la regla general que se podra plantear contra el robo tam-bin podra ser apoyada por el aumento general de la utilidad que re-sulta del robo. El no admitir excepciones, al igual que la deontologa, nos conduce a un nudo gordiano. Es muy posible que la teora tica fracasara porque no hay tal cosa como el bien en un sentido metaf-sico. En otras palabras, la tica es algo humano, no hay un fundamen-to del bien, se debe considerar la posibilidad de que estemos lidiando con preferencias cuando tratamos asuntos de tica.

    El rgimen de la biotica moderna

    Incluso despus de los juicios de Nremberg y la introduccin del C-digo a travs del Juicio de los Mdicos, tom algn tiempo para que la tica cientca comenzara a adoptar formas institucionales, con el n de asegurar su aplicacin en la prctica. Mientras tanto, numerosas faltas ticas siguieron ocurriendo, algunas de las cuales seran pro-porcionales a lo que fue expuesto en Nremberg.

    Durante y despus de la Segunda Guerra Mundial, as como a co-mienzos de la Guerra Fra, las dos grandes superpotencias estaban compitiendo para desarrollar armas nucleares. Los gobiernos se en-contraban entonces muy interesados en conocer los efectos de la ra-diacin en los seres humanos. El gobierno de Estados Unidos llev a cabo una serie de experimentos secretos inquietantes. En 1995, ms de un milln de pginas de documentos condenciales fueron deve-lados por el gobierno de los Estados Unidos, en algunos de los cuales se detallan experimentos que se practicaron con toda clase de viola-ciones, como la exposicin de materiales radiactivos a nios con dis-capacidad, sin su conocimiento o consentimiento; experimentos en

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    soldados estadounidenses; presos expuestos sin saberlo a materiales altamente radiactivos resultando en defectos de nacimiento seve-ros; ciudadanos estadounidenses que en algunos hospitales fueron expuestos a materiales radiactivos sin su conocimiento o consenti-miento, entre otros.

    En los aos 50 y 60, tambin en el contexto de la Guerra Fra, las dos superpotencias encabezaron la realizacin de experimentos en control de la mente, tambin con violaciones agrantes a las normas de Nremberg. En los eu., los llamados experimentos MK-Ultra com-prendan, entre otras cosas, la dosicacin subrepticia a civiles ino-centes e ignorantes con diversos agentes psicotrpicos, como el lsd. De nueva cuenta, fue slo aos ms tarde que los detalles de estos experimentos fueron revelados y la magnitud de los daos a los inad-vertidos participantes todava se desconocen, sin embargo sabemos que al menos un sujeto muri como resultado de ese estudio.

    Por ltimo, debemos considerar el caso de los estudios no milita-res en los que tambin se dieron maltratos hacia los sujetos humanos en los aos 60 y 70. Un estudio fascinante que revela un poco acerca de cmo los propios cientcos pueden, a pesar de sus mejores inten-ciones, hacer cosas moralmente cuestionables, es uno que fue reali-zado por el psiclogo Stanley Milgram. Su ms famoso experimento comprenda el reclutamiento de voluntarios a los que se les dijo que iban a colaborar en un estudio sobre aprendizaje. A los voluntarios se les explic que al apretar un botn se administrara una descarga elc-trica a un supuesto sujeto de prueba, el cual slo era un actor. En rea-lidad no se administraba ninguna descarga, pero los sujetos reales del estudio los voluntarios a los que se les dijo que estaban administrn-dolos no estaban conscientes de ello. Durante el curso de una sesin de una hora, los cientcos daran la instruccin a los voluntarios de presionar el botn, incluso a medida que aumentaba supuestamente el voltaje, hasta alcanzar niveles peligrosos. Casi invariablemente, los voluntarios continuaron administrando las descargas, incluso cuando los actores ngieron lesiones graves y al menos en un caso, un ataque al corazn. El estudio demostr algo muy importante sobre el carc-ter humano, algo que estudios posteriores de Milgram y otros han

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    conrmado: la gente obedece a la autoridad, incluso en contra de su propia conciencia.

    El estudio de Milgram fue, por supuesto, poco tico ya que no per-miti que los sujetos reales contaran con un consentimiento debida-mente informado. Desde entonces se han llevado a cabo estudios similares en los que los sujetos fueron informados adecuadamente y consintieron en consecuencia, que han ayudado a revelar la mis-ma informacin sobre la autoridad y la conciencia. El estudio inicial no podra aprobarse hoy, pues incluso algunos sujetos del estudio su-frieron como resultado; en algunos casos requirieron tratamiento du-rante aos por estrs postraumtico como consecuencia de averiguar que eran capaces de hacer dao a la gente por instruccin de alguna autoridad.

    Finalmente, los estudios de Tuskegee sobre slis implicaron actos atroces, que alteraron permanentemente el paisaje institucional y ju-rdico de la investigacin con sujetos humanos. Se realiz un estudio por ms de 40 aos en agricultores del sur de los E. U. que en su ma-yora eran pobres, afroamericanos y analfabetas. El estudio consisti en dar seguimiento al curso degenerativo de los enfermos de slis. Los mdicos involucrados dijeron a los sujetos que estaban recibien-do atencin mdica gratuita por parte del gobierno de los Estados Unidos, lo cual permiti a los experimentadores continuar con su es-tudio de la enfermedad y publicar artculos. Transcurridos 15 aos de este estudio, se haba descubierto que la penicilina era una cura efec-tiva para la slis, pero los ms de 600 sujetos del estudio no fueron informados y no recibieron tratamiento durante los restantes 25 aos del estudio. No fue hasta la dcada de 1970, que la informacin se l-tr a la prensa por un denunciante annimo y la atencin del pblico y la indignacin alcanz nalmente a los mdicos y las organizaciones no gubernamentales que participaron, con lo cual el estudio fue con-cluido e investigado.

    Fue la atencin del pblico sobre el estudio de Tuskegee y sus re-velaciones lo que dio lugar a una revisin del gobierno y eventualmen-te, a la publicacin del Informe Belmont que expresa los principios enunciados originalmente en el Cdigo de Nremberg. Por otra par-

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    te, sirvi de base ideolgica para la creacin de instituciones ociales responsables de supervisar la investigacin en seres humanos, como son la Ocina de Proteccin de Investigaciones y los comits de ti-ca. Este documento estableci tambin las bases del marco legal que ahora supervisa y proporciona una evaluacin tica de los estudios en seres humanos y, actualmente, en animales. Asimismo, la Decla-racin de Helsinki, de carcter internacional en relacin con experi-mentos en seres humanos, se desarroll por primera vez en la dcada de 1960 y a raz de Tuskegee se le hizo una revisin y se modic de manera signicativa.

    El ambiente moderno de la tica de la investigacin se ha desarro-llado a partir de esta historia y la institucionalizacin de esta discipli-na, a escala tanto regional como internacional, est fuertemente inuenciada por estos problemas. Hasta ahora hay poco consenso en la forma de abordar el problema de la integridad cientca y la tica de la investigacin entre universidades, centros de investigacin o programas de nanciacin. ntender cmo los cientcos podran lle-gar a cometer estas violaciones a la tica, con el n de evitarlo, ha de-mostrado tener mayor efectividad que la imposicin de sanciones. El actual rgimen de supervisin y regulacin es gravoso y a menudo es criticado por el papeleo extra y el proceso burocrtico; sin embargo, cada ao salen a la luz nuevas violaciones ticas a la integridad aca-dmica y cientca. El resultado global de cada uno de estos casos es la prdida o debilitamiento de la conanza pblica que en ocasiones tiene repercusiones reales como recortes presupuestarios y, en el peor de los casos, retrocesos a la ciencia en general.

    En los siguientes captulos, se analizarn estas cuestiones y se dis-cutirn los medios para prevenir tales omisiones, asimismo se desta-can los distintos aspectos que el ethos cientco engloba y el papel de la ciencia como una institucin humana.

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    Preguntas de estudio y discusin:

    1.) En qu consiste la infraccin que comete Jenner en su estudio de la viruela? Cmo podra ser rediseado el experimento en relacin con principios bioticos modernos?

    2.) Cules fueron las teoras ticas que inuyeron en la elabora-cin del Cdigo de Nremberg?

    3.) Qu violaciones se cometieron en la realizacin de los estu-dios de Tuskeegee, MK-Ultra y los experimentos secretos con radiacin? Cmo podran prevenirse?

    4.) Qu carcter legal posee la Declaracin de Helsinki? En qu sentido estn obligados los cientcos a seguirla?

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    I

    mala conducta cientfica

    Parece que cada vez es ms comn que las publicaciones cientcas sean retiradas tras el descubrimiento de un fraude, tergiversacin u otra mala conducta relacionada con la prctica cientca o el manejo de datos. Estos quebrantamientos han representado un problema para la ciencia desde sus inicios. Si este fenmeno se da con mayor frecuen-cia en esta poca, o ms bien simplemente se ha vuelto ms notorio gracias a la creciente toma de conciencia y la vigilancia, no es una cues-tin relevante; aqu vamos a examinar su naturaleza, sus diversas for-mas, algunas de sus causas, as como analizar formas para encontrar y prevenir la mala conducta cientca, especcamente el fraude.

    Fuentes y citas

    En gran medida la mala conducta en investigacin proviene de reco-nocer en forma errnea las fuentes de los datos, algo que resulta inofensivo en apariencia. Sin embargo, lo que est en juego al propor-cionar los medios adecuados para que otros puedan analizar el origen de los datos cientcos, es la capacidad para ayudar a que se repro-duzcan (o contradigan) resultados una parte del ethos de la cien-cia. Porque la ciencia es una actividad comunitaria, es decir, que depende de un grupo de investigadores que realizan investigacin b-sica para corroborar o desmentir postulados, los cientcos deben proporcionar a otros miembros de su comunidad los medios para de-

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    saar sus hallazgos y conrman los resultados de los experimentos. Omitir las fuentes de los datos o su manipulacin fraudulenta, puede resultar en un dao a la comunidad cientca as como al pblico. In-cluso los lapsos menores que impidan la evaluacin completa de los datos utilizados pueden hacer que el progreso en un campo sea ms difcil aun cuando al principio pueda aparentar inocencia.

    La naturaleza de la empresa cientca exige que las observaciones y experimentos sean vericados por investigadores independientes, proceso conocido como revisin por pares. Con el n de evitar la mala prctica, todas las caractersticas relevantes de una observacin o ex-perimento deben quedar registrados. Cuando hablamos de mala pra-xis cientca, queremos decir que la ciencia no se desarrolla de acuerdo con las normas de la propia ciencia y que a menudo, termina siendo perjudicial para el progreso cientco y para la sociedad. En ocasiones, al desarrollar una hiptesis o teora, los cientcos no lo-gran desprenderse de sus propios intereses y pueden pasar por alto algunos datos o incluso adecuarlos de tal forma que se ajusten mejor a su visin de cmo el experimento debe resultar; en el peor de los casos, pueden manipular o tergiversar los datos de forma consciente para tratar de engaar al resto de la comunidad cientca por las ra-zones que sean.

    La parte ms importante de un estudio cientco son los datos, aunque la publicacin y difusin de los resultados sean los aspectos que tienden a concentrar la mayor parte de la atencin tanto de los cientcos como del pblico. Ahora bien, aun si los resultados positi-vos suelen despertar mayor inters que los negativos, estos ltimos tienen la misma importancia para el progreso de la ciencia, a pesar de que estos usualmente no se publiquen. La comunidad cientca debe tener acceso a los datos que estn detrs de un resultado publicado para evitar la mala prctica con el n de reproducir un experimento, los datos en bruto deben presentarse claramente y estar a disposi-cin de otros cientcos. Esto puede ser necesario cuando se encuen-tren dicultades para replicar un experimento basado en resultados publicados. Un antiguo ejemplo de una falta de este tipo, incluso con

  • mala conducta cientfica 33

    resultados potencialmente peligrosos, es el mapa de las estrellas, el Almagesto, de Ptolomeo.

    Durante siglos, el mapa de las estrellas de Ptolomeo se convirti en la fuente esencial de informacin sobre las estrellas visibles. Pto-lomeo fue un astrnomo greco-egipcio que realiz un gran trabajo de observacin de los fenmenos siderales, la Tierra y el sistema solar, adems de que hizo aportes en ptica y otros campos. Vivi desde el ao 90 hasta el 168 dC y realiz la mayor parte de sus observaciones, especialmente las relacionadas con el Almagesto, en Alejandra, Gre-cia. Hiparco, a su vez, fue un cientco menos conocido que vivi en-tre el 190 al 120 aC y trabaj en Rodas, a cinco grados al sur de Alejandra. Al parecer, haba hecho observaciones detalladas de las estrellas, pero a pesar de que Ptolomeo y otros hicieron referencia a sus obras, sus trabajos originales no se conservaron. Aparentemente, tanto Hiparco como Ptolomeo se basaron en observaciones realiza-das por astrnomos babilonios cuyas obras tampoco sobrevivieron.

    La aparicin de las estrellas en el cielo cambia con el tiempo, esto era conocido por Ptolomeo y otros en el mundo antiguo. Los movi-mientos de las estrellas a travs del tiempo se basan en una variedad de movimientos combinados, incluyendo el de las estrellas a travs de la galaxia, as como la traslacin y rotacin de la Tierra. Ptolomeo hace referencia a la obra de Hiparco pero arma que los hallazgos so-bre las estrellas plasmados en el Almagesto son el resultado de sus propias observaciones. Hay algunas razones por las cuales, con el tiempo, numerosos cientcos han llegado a dudar de que esto pudie-ra ser as. Isaac Newton fue uno de los que acus bsicamente a Pto-lomeo, de plagio en la era cientca moderna. Tomando nota de una serie de factores, l sugiri que Ptolomeo utiliz parte o incluso la ma-yor parte de los datos de Hiparco en lugar de basarse en sus propias observaciones. El debate acerca de los pasajes del Almagesto que pro-vengan de otras fuentes sigue vigente en la actualidad. Un estudio estadstico reciente que se basa en las observaciones de las estrellas ms australes del catlogo, establece la probabilidad de que las es-trellas sealadas se observaron en un 90% desde Rodas, donde Hi-

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    parco hizo sus trabajos, y no desde Alejandra, donde Ptolomeo hizo todo su trabajo y aparentemente vivi toda su vida.

    Por supuesto, los estndares cientcos para citas y referencias han cambiado mucho desde la antigua Grecia, pero el caso de Ptolo-meo plantea algunas preguntas interesantes sobre el origen y el im-pacto de los deberes de los cientcos de hacer referencia a las fuentes de sus datos correctamente. Sin un camino claro para que los cientcos puedan rastrear las fuentes apropiadas para cada una de las observaciones de Ptolomeo, sus hallazgos son en mayor o menor medida intiles para los futuros cientcos, a pesar de su solidez y pre-cisin. Ahora bien, el caso de Ptolomeo es signicativo, puesto que a lo largo de los aos se han encontrado irregularidades en el Almages-to que podran explicarse a partir de la diferencia de cinco grados en-tre el lugar donde Hiparco realiz sus estudios y Ptolomeo los propios, as como la diferencia de tiempo. Algunos han sealado que Ptolomeo parece haber tratado de corregir los errores anticipando esta situa-cin, mientras que otros aseguran que sencillamente cometi errores signicativos en sus propias observaciones que hacen que parezca que l intent cubrirlos. En cualquier caso, debido a su omisin de es-tos ajustes y las fuentes de sus estudios pues hay indicios de que se basa en el trabajo de otros, su Almagesto se hace ms o menos in-til para la ciencia; as como potencialmente peligroso para una cier-ta porcin del pblico, especialmente si tenemos en cuenta que, hasta el siglo xix, la navegacin dependa casi exclusivamente de las observaciones celestes y la prediccin precisa del lugar de las estre-llas era una cuestin fundamental.

    Un registro claro de datos no es una cuestin de cortesa o de reconocimiento al trabajo de otros, sino que es un medio para com-probar y renar las hiptesis y teoras sobre la base de las observa-ciones realizadas en el pasado. Omitir este registro hace un aco favor a la comunidad cientca y entra en conicto con el ethos de la cien-cia. El avance de la ciencia depende de la interaccin de la comunidad, por ello es importante que se faciliten las fuentes y se contabilicen con exactitud los medios, el lugar y la hora de cada estudio. Por ejem-plo, Ptolomeo no comparti las fuentes de algunas de sus supuestas

  • mala conducta cientfica 35

    observaciones, por tanto, es imposible para los investigadores conar en su exactitud y utilizarlas para mejorar el corpus del conocimiento sobre las estrellas.

    El Almagesto de Ptolomeo fue utilizado por cerca de 1000 aos como el referente para el estudio del cielo y la navegacin. Su abili-dad se daba por supuesta, adems de que por mucho tiempo no hubo una teora rival fuerte o nueva informacin para cuestionarla. Por otra parte, los estudios que realizaron Hiparco y otros sobre las estrellas se habran perdido u olvidado debido a la preeminencia de esta obra. Esto fue una prdida para la ciencia y provoc un contratiempo signi-cativo al avance cientco.

    La recoleccin de datos, manipulacin y curadura

    Otro ejemplo ms reciente es el de Robert Millikan y sus intentos de medir la carga de un electrn. A principios del siglo xx surgieron du-das en cuanto a la naturaleza de los electrones, algunos aseguraban que haba grados de carga, mientras otros argumentaban que el va-lor era unitario. Millikan crea que la carga del electrn era unitaria, mientras que Flix Ehrenhaft aseguraba que se trataba de una gra-duacin. Ambos disearon mecanismos experimentales semejantes para tratar de medirlas, sin embargo alcanzaron conclusiones diferen-tes. El problema al que se enfrentaron en el diseo de sus experimen-tos fue que la carga del electrn es muy pequea, y los mecanismos para la medicin en ese momento eran todava bastante primitivos para la tarea. A pesar de que los resultados de estos experimentos fueron realmente inconclusos, Millikan public sus hallazgos en los que se conclua la carga negativa del electrn y unos aos ms tarde, recibi el Premio Nobel como resultado de su labor cientca. Sin embargo, sus datos experimentales no apoyan necesariamente su conclusin.

    En 1978, fueron descubiertos los cuadernos de laboratorio de Mi-llikan que incluan informacin reveladora, en cambio los de Ehrenhaft se perdieron cuando huy de Austria al principio de la Segunda Gue-

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    rra Mundial. Lo que revelan estos cuadernos fue que l no guard y mucho menos public todos los resultados de sus experimentos. De acuerdo con ellos, efectu su experimento con la cada de gotas de aceite un total de 140 veces, sin embargo, en su artculo publicado y por el que recibira el premio Nobel, registr slo 58 casos como se lee en el texto:

    En las Figs. 2 y 3 se ver que no es ms que una gota de las 58, cuya

    desviacin de la lnea asciende hasta un 0,5 por ciento. Es de notar,

    tambin, que ste no es un conjunto seleccionado de gotas, sino que

    representa todas las gotas con las que se experiment durante 60 das

    consecutivos [] (Millikan, 1913, p. 138, cursivas originales)

    Mientras tanto, en su cuaderno encontramos apuntes marginales so-bre casos que parecen haber sido excluidos de sus clculos nales, por ejemplo: Error alto no servir... puede trabajarse y probablemen-te est bien, pero el punto es [?] que no es importante. Funcionar si encuentro el tiempo. Agosto 22, o tambin, Fue una ejecucin falli-da o efectivamente, no funcion. Parece que en varias ocasiones, cuando las gotas de aceite no se comportaban como Millikan espe-raba, l simplemente dejaba el experimento y comenzaba de nuevo. En otras ocasiones, cuando las gotas de aceite actuaban de acuerdo con sus expectativas, Millikan haca algunos comentarios bastante alegres en sus cuadernos, en los que se recordaba que denitivamen-te deba utilizar esos resultados. Esto resulta preocupante pese a que la hiptesis de Millikan ya se ha conrmado en repetidas ocasiones.

    Ehrenhaft, por otro lado, tambin estaba obteniendo una variedad de resultados de sus experimentos pero su reaccin a los datos dife-ra de Millikan, ya que esperaba un rango de resultados debido a su hiptesis de que los sub-electrones tendran diferentes cargas. l in-terpret estos datos desordenados como evidencia de su hiptesis. Millikan, en cambio, ajust los datos sin informar al mundo para que se ajustaran a su hiptesis. Si hubiera publicado todos los resultados de su experimento, se hubiera asemejado ms a la teora de Ehren-haft y quiz no hubiera recibido el Premio Nobel. De hecho, en el mo-

  • mala conducta cientfica 37

    mento en que fue galardonado con el premio, se desarrollaba un debate polarizado acerca de los resultados experimentales de Milli-kan y otros, adems de que se presentaban dicultades para replicar la delicada conguracin experimental. No obstante, la opinin se vol-c hacia una carga unitaria para el electrn y hasta ahora los experi-mentos posteriores lo han conrmado. Millikan, empero, no cumpli con el ethos de la ciencia al ocultar un registro de datos que podra haber ayudado a ponerle n mucho antes a la controversia; lo cual pone en entredicho su carcter como cientco.

    En qu sentido ha resultado perjudicial para la ciencia el engao de Millikan? Despus de todo, los aos de estudio adicional no han podido refutar su hiptesis y la carga unitaria del electrn es la teora establecida. l, al parecer, estaba en lo correcto al defender sus su-puestos y sus acciones; omitir informacin, podra entenderse como la depuracin de datos desordenados, a n de evitar el error que el aparato de medicin primitiva no pudo corregir. Hay una serie de ra-zones para criticar lo que Millikan hizo, pues, en ltima instancia, su comportamiento result perjudicial para la ciencia como muchos, incluyendo a Richard Feynman, han concluido. Millikan minti, sen-cillamente, cuando arm en la publicacin por la que recibi el Pre-mio Nobel que estaba reportando todas sus observaciones; actu en formas que van contra la tica de la ciencia. Su decisin de descartar ciertos resultados se bas en su expectativa de los resultados, que buscaba conrmar su hiptesis sobre la carga de los electrones. l no pudo mantener sus intereses al margen y careca de imparcialidad, por ello asumi que ciertos resultados fueron errores experimentales que bien pudo haber sido el caso, considerando que el experimento era tan delicado y propenso a este tipo de errores. Sus acciones con base en este supuesto robaron al mundo cientco importantes opor-tunidades para la investigacin. Esto viola el principio de comunidad. Adems, la publicacin de Millikan y la certeza con la que la present, causaron contratiempos al avance cientco.

    La medicin de Millikan de la carga del electrn estaba ligeramen-te equivocada. Como seala Richard Feynman en su ensayo Cargo Cult Science. Despus de los trabajos de Millikan, respaldados por su

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    Premio Nobel, los cientcos que midieron la carga del electrn con mayor precisin se mostraron renuentes a compartir sus datos, pues no coincidan con los de Millikan, a pesar de que sus hallazgos eran ms precisos. As como Millikan esperaba un resultado que se ajusta-ra a su hiptesis, las mediciones de otros cientcos fueron descarta-das por no cumplir con las expectativas, en lugar de interpretarlo como datos que requeran de un anlisis. En palabras de Feynman:

    El primer principio es que no hay que engaarse a s mismo - y uno mis-

    mo es la persona ms fcil de engaar. As que hay que tener mucho

    cuidado con eso. Despus de no haberse engaado a s mismo, es f-

    cil no engaar a otros cientcos. Slo hace falta ser convencionalmen-

    te honesto despus de eso.

    Millikan, por desgracia, tanto se enga a s mismo -tal vez sin darse cuenta- como a la generacin de cientcos siguiente. No sera justo caracterizar las acciones de Millikan como fraude pues su manipula-cin de los datos no fue engaosa sino selectiva, esto es, que se eligieron los datos que se ajustaban ms estrechamente con su hip-tesis, durante la conduccin de un experimento que fue quizs el me-jor medio para demostrarlo en el momento. Parece claro, incluso en los cuadernos de laboratorio que ahora forman parte del expediente de este caso, que Millikan no tena la intencin de engaar sino de per-feccionar su defensa de la carga unitaria del electrn a partir de los datos experimentales que mejor lo representaban. Su fracaso no fue la invencin sino el supuesto de la conformidad de la naturaleza a su propia visin.

    A veces los investigadores van incluso ms all de Millikan. La lnea que divide lo que l y un sinnmero de otros investigadores han he-cho tanto al engaarse a s mismos como al resto de la comunidad cientca y, en ltima instancia, al pblico y la decepcin deliberada no siempre puede reconocerse a simple vista. Muy recientemente, en las reas de la psicologa social y del comportamiento, han surgido dos casos que ilustran cmo esa lnea puede ser borrosa y, en el peor de los casos, rebasada.

  • mala conducta cientfica 39

    Correlacin sin causalidad

    Signicativamente reforzando el surgimiento de los obras modernas de la psicologa positiva (que toman como punto de partida la pro-puesta de Norman Vincent Peale plasmada en El poder del pensa-miento positivo de 1950) encontramos un grco ahora mtico que demuestra cientcamente que la proporcin entre pensamientos positivos y negativos en personas exitosas y prosperas es aproxima-damente de tres a uno (2.9013, para ser ms precisos), a partir de ecuaciones matemticas complejas. La obra que introdujo este n-mero mgico se titul Afecto positivo y la compleja dinmica de o-recimiento humano, co-escrito por Barbara Fredrickson y Marcial Losada. Ha sido citado miles de veces pues proporciona la base cien-tca para un nuevo grupo de libros de pensamiento positivo, inclu-yendo best-sellers como Flow: The Psychology of Happiness de Mihaly Csikszentmihalyi, Authentic Happiness: Using the New Posi-tive Psychology to Realise Your Potential for Lasting Fullment de Martin Seligman y Positivity de Fredrickson. Tanto Seligman como Csikszentmihalyi, haban prometido fundar una nueva psicologa po-sitiva y cientca basada en la evidencia de su publicacin conjunta, Positive Psychology: an Introduction, publicado en 2000. Desafortu-nadamente, el trabajo de fundamentacin llevado a cabo ha de- mostrado ser falso. La psicologa positiva puede tener aspectos inte-resantes pero la lnea de Losada citada incontables veces como so-porte para el rol de la felicidad para alcanzar la prosperidad no es el fundamento que se est buscando.

    El artculo de Frederickson y Losada pretenda demostrar una co-rrelacin entre la positividad de un grupo de sujetos y su xito mundano. Entre los entrevistados estaba un grupo de estudiantes uni-versitarios, su positividad se midi a travs de entrevistas personales y luego se compar con criterios objetivos en cuanto a su xito en un medio acadmico: sus calicaciones.

    El artculo de Frederickson y Losada hace referencia a un artculo anterior de Losada en el que se deende una relacin de positividad expresada por los miembros de las reuniones observadas y el xito

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    de los equipos, utilizando correlaciones matemticas aparentemen-te derivadas del clculo diferencial que corresponden a la famosa ecuacin de Lorenz utilizada principalmente en la dinmica de uidos. En el artculo con Frederickson, el trabajo previo de Losada se cita como apoyo a la tesis sobre la proporcin mgica entre positividad y xito, adems de que se brindan ecuaciones diferenciales en su demostracin.

    Al nal, las demostraciones matemticas fueron una invencin y la supuesta proporcin no se basa en ninguna ciencia slida. En el tra-bajo,The Complex Dynamics of Wishful Thinking de Nicholas JL Brown, Alan D. Sokal, y Harris L. Friedman, el coeciente de Losada y Fredrickson es desmentido e incluso Frederickson ahora ha conce-dido este punto, sin embargo contina aferrndose a su tesis a pesar de la falta de pruebas slidas. La manera en que se establece la co-rrelacin entre los comportamientos observados, las determinacio-nes subjetivas de positividad y el xito es arbitraria. Brown, Sokal y Friedman demostraron que incluso si hay algunas opciones arbitrarias de medida utilizadas en el trabajo fundacional (el trabajo anterior de Losada en el que se empleaban ecuaciones diferenciales para tratar de medir la positividad en el uso del lenguaje y los resultados), esas medidas no se esclarecen y las opciones para delimitar esas medidas arbitrarias no son explcitas. No hay manera de duplicar la investiga-cin y la naturaleza de ambas mediciones subjetivas y objetivas de los valores involucrados (positividad y xito) requiere necesariamen-te de decisiones arbitrarias en la medicin. Son totalmente inadecua-das para la aplicacin del clculo diferencial y podramos conseguir ms o menos cualquier resultado deseado al cambiar los lmites de nuestros valores en la medicin, que es al parecer lo que los autores hicieron para lograr su proporcin mgica. Debemos ser muy escp-ticos ante este tipo de planteamientos. La correlacin, aun cuando fuera posible, no es causalidad.

    El caso Frederickson y Losada destaca por la forma en que, nueva-mente, los datos y las matemticas son utilizados por los investiga-dores para ayudar a conrmar algo sin el debido respeto por la forma en que se miden los datos, correlacionados, y luego representado. Ha-

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    biendo alcanzado una conclusin acerca de algn tipo de relacin en-tre la felicidad y la prosperidad, los investigadores parecen haber utilizado algunas formas espurias de recoleccin, medicin y luego correlacin de datos, as como una injusticada conexin entre los da-tos que se reunieron y una ecuacin que da cuenta de la dinmica de uidos. Como consecuencia, miles de cientcos han utilizado su tra-bajo como base para nuevas conclusiones que, como en el caso de los rayos N, nunca se justicaran por la investigacin bsica. Al igual que en el caso de Millikan, es claro que esto no es un fraude, y los investi-gadores pueden haberse engaado a s mismos sin el deseo de enga-ar a los dems, adems de que estaban totalmente convencidos de la verdad y el valor de su investigacin. El artculo de Brown, Sokal y Friedman maniesta los errores metodolgicos que Frederickson y Losada cometieron en su estudio, y debera servir como advertencia para los futuros investigadores que traten tambin casualmente, de correlacionar datos complejos con efectos esperados, utilizando im-presionantes, pero, en ltima instancia, ecuaciones matemticas mal establecidas. Vale la pena sealar que Sokal alcanz cierto renombre por el estudio de la mala investigacin, de manera totalmente inde-pendiente de este caso.

    El sesgo de publicacin como parte del problema

    Un de las razones de la mala conducta descrita anteriormente es el deseo de publicar, ser el primero y tener un impacto. Este factor pue-de dar lugar a errores, generalizaciones apresuradas o, incluso, frau-de. El sesgo de publicacin por parte de los editores de revistas, se da porque tambin desean tener un impacto, para ello buscan artculos interesantes y propositivos. En otras palabras, hay una preferencia por artculos que muestren cierta correlacin interesante o importante respecto a los que no muestran ninguna; ambos tipos de artculos, sin embargo, son valiosos para la ciencia. El sesgo de publicacin signi-ca que los investigadores pueden, ya sea consciente o inconsciente-mente, buscar correlaciones donde no las hay, a sabiendas de que sus

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    posibilidades de publicacin mejoran signicativamente con cierta co-rrelacin establecida.

    Alan Sokal, quien fue uno de los autores del estudio anterior que desacredit el coeciente de la felicidad, estuvo involucrado en un fraude notable en 1996. En ese caso, tena curiosidad acerca de la re-visin por pares y el fenmeno que se dio en un nmero de revistas de humanidades que trataban el asunto de la ciencia dura como irre-levante para las humanidades, o incluso perjudicial. l present un artculo titulado Transgressing the Boundaries: Towards a Transfor-mative Hermeneutics of Quantum Gravity, en el que argument que la gravedad cuntica una teora emergente en la fsica tena impli-caciones polticas progresistas. El artculo argumenta que la ciencia tradicional y sus mtodos forman parte de una hegemona cultural, que debe ser rechazada en favor de una ciencia liberadora, libre del dogma de la Ilustracin y sus prejuicios culturales. El artculo era una completa tontera y Sokal lo escribi para comprobar si una revista de humanidades lo tomara por lo que era, o bien optar por su publica-cin con base en nociones ideolgicas, independientemente de la teo-ra cientca. As, fue aceptado y publicado en Social Text, una revista especializada en teora social posmoderna. Poco despus Sokal reve-l su fraude y caus un revuelo en los crculos acadmicos.

    Desde entonces algunos han criticado este incidente por la falta de tica de Sokal en cuanto al engao de los editores por la presen-tacin de un artculo fraudulento; sin embargo, para los propsitos de esta discusin, este escndalo ilustra claramente el sesgo de publi- cacin. El artculo propone una serie de postulados polmicos e inno-vadores (aunque ridculos), adems de que Sokal contaba con las cre-denciales; estos factores pueden haber contribuido a la publicacin del artculo cuando no debi haber ocurrido. Hubo un sesgo y por tanto, se tomaron decisiones con base en criterios diferentes a la in-vestigacin. Este fenmeno puede ayudar a explicar cmo puede co-meterse fraude en el mbito de la publicacin y cmo en algunos casos, la consideracin de otros criterios ajenos a la ciencia puede lle-gar a ser un modus operandi.

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    Fraude

    A veces, la forma y la intencin detrs de la manipulacin de los da-tos van ms all de un descuido, negligencia o imprudencia; se trata, entonces, de forma intencional de un fraude hecho y derecho.. Nin-gn caso moderno ilustra de mejor manera esto que el de Diederik Stapel, clebre por haber cometido una de las mayores cadenas de fraudes cientcos. Su exposicin cont con una gran cobertura por parte de los medios de comunicacin.

    En la cima de su carrera como psiclogo conductual era un profe-sor de tiempo completo con aliaciones a tres de las principales uni-versidades de investigacin en los Pases Bajos. Entre sus numerosas retracciones posteriores se encuentra un artculo en la revista Scien-ce, una de las dos revistas de mayor impacto en el mbito. Al igual que decenas de sus trabajos, este artculo se bas en datos fraudulentos. Las retracciones de sus artculos y captulos hicieron un dao signi-cativo a la ciencia, incluyendo a sus estudiantes, co-autores, colabo-radores, organismos de nanciacin y otros miembros de la comunidad cientca, quienes haban conado en su trabajo aparentemente in-novador. En muchos casos, los datos fueron completamente fabri- cados. Sabemos esto porque algunos de sus antiguos alumnos o co-laboradores lo denunciaron ya que l mantena una estrecha vigilan-cia de sus datos y hubiera sido difcil descubrirlo de otro modo en ese momento.

    El fraude de Stapel fue motivado por una serie de factores. l es-taba profundamente interesado en la psicologa social, pero frustra-do por el desorden de los datos que encontraba, as como por tratar de sistematizar esos datos en teoras coherentes. Por otra parte, fue impulsado por la ambicin, quera ser grande en su campo, ser reco-nocido, citado y venerado. De esta manera, mediante la manipulacin de datos en hojas de clculo, comenz agregando o quitando nme-ros aqu y all para que se adaptaran mejor a lo que quera transmitir similar quizs a Millikan, excepto que en lugar de descartar datos que no encajaban con la hiptesis, los modic. Eventualmente co-

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    menz a fabricar datos conforme a sus hiptesis y continu realizan-do publicaciones de alto valor, hasta alcanzar cierto renombre en su campo. Hasta ahora, se han retractado 54 de sus trabajos. Entre sus estudios se encuentra un artculo que alegaba que las personas que comen carne eran ms egostas que los vegetarianos, basado exclu-sivamente, al parecer, en datos inventados.

    El dao causado por el fraude de Stapel es signicativo y contina manchando la reputacin del campo de la psicologa social. Por otra parte, ya que sus publicaciones han sido citadas cientos de veces por otros, estos trabajos se ven socavados. Millones de euros se gasta-ron en su investigacin y aunque no hubo proceso penal en su contra, se vio obligado a brindar servicio comunitario y perder un porcenta- je de su pensin por todo el dinero desperdiciado en este trabajo fraudulento.

    Conclusiones

    Est claro que el ethos de la ciencia exige una relacin cuidadosa en-tre los cientcos, sus datos y la comunidad de investigadores. Porque la ciencia es una actividad inherentemente comunal y porque nos obli-ga a asumir un estado de imparcialidad, no puede trabajarse bajo la suposicin de que nuestras hiptesis sean ciertas, adems se debe dar cuenta del proceso de registro de los datos y explicar claramente cmo se llega a las conclusiones. Ignorar estos deberes contraviene a la tica de la ciencia.

    Existen una serie de presiones institucionales que dan lugar al tipo de mala conducta que hemos comentado anteriormente, incluyendo la presin profesional y algunas cuestiones institucionales ya discuti-das (como el sesgo de publicacin), que distorsionan el negocio edi-torial. No obstante, las instituciones de la ciencia se lesionan y la relacin entre la ciencia y la sociedad se puede desvirtuar cada vez que sale a la luz este tipo de conducta. sta es una amenaza para la propia ciencia y tambin para la sociedad con la que guarda una re- lacin de dependencia. Los cientcos deben mantener los casos an-

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    teriores en mente y considerar cmo fueron afectados no slo los cientcos implicados, sino tambin las instituciones, otros actores como el pblico y la comunidad de cientcos que aparentemente tra-bajan con un objetivo y una meta comn: la verdad.

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    Preguntas de estudio y discusin:

    1.) En qu sentido es un deber del cientco realizar una citacin adecuada y atribucin de autora? Qu peligros pueden surgir al omitir este aspecto?

    2.) Describa algunos criterios para considerar a alguien como au-tor o bien para desacreditarlo.

    3.) Cul es el sesgo de publicacin? Cmo afecta a la ciencia? Qu violaciones se cometieron durante el estudio sobre la felicidad?

    4.) Cmo inuyen la presin de la sociedad y las instituciones cientcas sobre la mala prctica cientca? Cmo podra evitarse?

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    II

    problemas relacionados con la autora

    La publicacin cientca es la principal unidad de valor en las distintas profesiones de la ciencia y el medio esencial para asegurar el correc-to funcionamiento de los mtodos de trabajo de la ciencia a travs del tiempo. En otras palabras, la manera en que las hiptesis son pro-badas, desaadas, conrmadas o desmentidas es por medio de la pa-labra escrita, donde la autora es un asunto complicado, tanto por razones ticas como prcticas. La fuente de las palabras, a quin per-tenecen y, lo ms importante, quin asume la responsabilidad por ellas y lo que representan; esto es un problema para la ciencia desde una perspectiva tica.

    Una produccin cientca es el resultado de un programa de inves-tigacin que ha alcanzado una conclusin que ha de difundirse a la comunidad de investigadores. La publicacin de los resultados es tam-bin un aspecto del ethos de la ciencia, que se derivan de los prin- cipios de comunidad y escepticismo organizado. Su objetivo es com-partir los hallazgos a n de someterlos a prueba, al darles la oportu-nidad a otros investigadores de impugnar los resultados para que puedan conrmar o invalidar alguna hiptesis o teora. Si bien la pu-blicacin cientca ha adquirido una serie de funciones institucionales ms all de las tareas fundamentales de la ciencia (como se discuti, la bsqueda de la verdad), su papel principal debe seguir siendo la in-vestigacin de las leyes naturales. Los autores son generalmente aquellos que han participado ms de cerca con los experimentos ana-

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    lizados y que, de alguna manera, han contribuido a avanzar en el co-nocimiento de las leyes de la naturaleza. Hay una serie de funciones que vienen con esos roles y en el contexto de la publicacin surgen nuevas responsabilidades. Estas dependen del nmero y tipo de ac-tores involucrados. Un artculo cientco implica no slo al autor, sino tambin co-autores, compaeros de investigacin, organismos de -nanciacin, instituciones que albergan el estudio, as como a la comu-nidad cientca y al pblico en general. Dada la red de interlocutores, es natural que las diversas funciones se hayan vuelto cada vez ms complicadas y no sorprende que una serie de malos actos que se han hecho pblicos, as como perjuicios a la ciencia, sean el resultado de no considerar y cumplir con los deberes de la autora.

    Obligaciones hacia la verdad

    El primer deber de la autora en la publicacin cientca es la verdad. Como se mencion anteriormente, la ciencia opera en parte bajo el supuesto de una forma de realismo en el que creemos que en la na-turaleza subyacen leyes cognoscibles, consistentes y universales, y que el objeto de la ciencia es mejorar la comprensin del funciona-miento de la naturaleza. Hay algo verdadero, aparte de nuestra pro-pia interpretacin, que puede ser conocido y descrito de manera tal que otros puedan probarlo. Por supuesto, la verdad es a menudo os-cura y las leyes de la naturaleza, difciles de comprender y mucho me-nos observar consistentemente. Al igual que con los experimentos realizados por Ehrenhaft y Millikan para discernir la carga del electrn, a veces la vanguardia signica rebasar los lmites de la disciplina para alcanzar conjeturas o alguna vaga nocin de la verdad. Cuando ste es el caso, los autores deben ser transparentes al presentar sus resul-tados de manera que sean comprensibles y que puedan replicarse.

    Est claro en el caso de Millikan, en retrospectiva y con nuevas pruebas, que su publicacin no se adhiri lo sucientemente a la ver-dad. Incumpli su responsabilidad de revelar el proceso experimental y minti en la publicacin. Aquellos que intentaron replicarlo fueron

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    llevados errneamente a la conclusin de que sus propios resultados fueron equvocos y, por consiguiente, se desecharon hallazgos poten-cialmente valiosos.

    Millikan fue el nico autor de su artculo de 1913 en la Physical Re-view, as como propietario e investigador nico aunque reconoci la ayuda de un seor Lee en el anlisis de los datos. Lo que sabemos es que a pesar de que Millikan arm que en su informe se daba cuenta de todos los casos del experimento, esto no fue as. l slo inform sobre la mitad de los casos, que consideraba eran ms representati-vos de su experimento, funcionando bien y que se ajustaban a sus expectativas. Millikan, al atribuirse la autora plena y exclusiva del tra-bajo, tambin asume toda la responsabilidad por las faltas a la tica. El dao que le hizo a la ciencia, como hemos sealado, es menciona-do por Feynman y reconocido por otros. En lugar de ayudar a avanzar hacia la verdad, dio un salto a una conclusin que result ser cierta o muy cercana a la verdad, sin realizar pruebas adecuadamente y sin permitir que otros pudieran corroborar su experimento.

    La verdad exige que el cientco que cuente con un experimento que pueda replicarse reporte los datos observados y registre correcta-mente cualquier fallo o deciencia, as como, en la medida de lo posi-ble, tome en cuenta todos los factores relevantes para que otros puedan conrmar o rechazar sus resultados sin perder tiempo o es-fuerzo. Asimismo, la verdad exige la transparencia no slo en el mane-jo de los datos, sino en el uso del lenguaje. Los artculos cientcos deben ser fcilmente comprendidos por otros en el campo, adems el lenguaje difcil de comprender no deber ser impedimento para que los expertos puedan entender el estudio, ni replicar o desaar sus resulta-dos. Comunicar la verdad claramente es tan importante como revelar los mtodos y datos del estudio. Decir la verdad es un deber hacia la comunidad cientca y el pblico, as como a otras partes involucradas.

    La cadena de responsabilidades es ms fcil de seguir cuando hay un nico autor, pero la mayora de los estudios que se realizan hoy en da son el resultado de colaboraciones elaboradas y numerosos in- volucrados a menudo dispersos geogrcamente. Se vern a conti-nuacin las diversas responsabilidades que puedan surgir conforme

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    al nmero de investigadores, la naturaleza del estudio, e incluso la ubicacin.

    Deberes de los autores entre s

    La mayor parte de la ciencia moderna se lleva a cabo a travs de gru-pos de investigacin que involucran a muchas personas, a veces de diferentes especialidades cientcas, y a menudo geogrcamente dispersas que ni siquiera trabajan fsicamente en el mismo labora-torio-. Esto implica complicaciones para la asignacin de responsabi-lidades, la autora y el reconocimiento de los colaboradores.

    Cuando hay ms de un actor involucrado, es problemtico deter-minar quin cuenta como autor. Las prcticas y convenciones, as como las medidas institucionales, complican an ms el asunto. La autora en el mbito institucional implica: estatus, prestigio, honores u oportunidad de avance profesional, entre otros. Ser nombrado como autor principal o senior o en algunos casos, primer autor posee un carcter honorco importante. En el medio cientco actual, con el desarrollo del ndice h y otras medidas similares de mrito acadmi-co, la autora juega un rol importante. Por tanto, existen muchas pre-siones sobre los cientcos no slo para ser nombrados como autores de los artculos, sino tambin en cuanto al orden especco en que se enlistan los nombres. Asumir el rol de un autor entre otros en s ya im-plica una responsabilidad, tanto hacia la verdad como los otros auto-res mencionados. El autor principal comnmente asume la mayor parte de la responsabilidad, sin embargo, esto no signica que los co-laboradores puedan eludir sus propias responsabilidades.

    Los autores de artculos cientcos a menudo tienen responsabili-dades diferentes con base en sus respectivas reas de especializacin. Es comn encontrar programas de investigacin que involucren varios especialistas, pues no se puede esperar que slo un cientco tenga suciente experiencia en todas las reas como para completar un es-tudio. Los cientcos deben, entonces, conar en los conocimientos, experiencia y honestidad de sus colaboradores. Por tanto, correspon-

  • problemas relacionados con la autora 51

    de a los colaboradores ser totalmente transparentes y comunicativos entre s en la elaboracin del artculo para que todos tengan al menos una comprensin bsica de las contribuciones; en caso contrario pue-den surgir complicaciones. Como se ver ms adelante, en caso de que hubiera algo terriblemente mal con el trabajo, ningn colabora-dor puede evitar la responsabilidad por los errores, fallos o fraude, independientemente del colaborador que lo cometiera. Asumir los be-necios de ser un coautor tambin implica asumir los riesgos de la au-tora. Cuando un trabajo se retira debido a un fraude o error grave, esto se reeja negativamente en todos los coautores. No ser su-ciente armar que se desconoca el fraude o la imprudencia de un coautor, independientemente del nivel y la calidad de la colaboracin, por lo que debe examinarse, en primer trmino, lo que calica a al-guien como autor. Qu nivel de contribucin es necesario con el n de nombrar a alguien como autor?

    Es usted un autor?

    Determinar la autora en un caso de colaboracin puede ser una cues-tin compleja, dependiendo del nmero de autores. Incluir a alguien en la autora de una publicacin cientca, como se ha mencionado, a menudo depende de algunas convenciones disciplinarias especcas, y no es raro encontrar autores que ni siquiera han ledo todo el docu-mento, y mucho menos contribuido a su escritura. Los directores de departamento y jefes de laboratorio, entre otros, son guras de au-toridad que se han acostumbrado a ser incluidos como coautores en virtud de su posicin, como parte de una prctica aceptada y percibi-da como correcta; sin embargo hay riesgos ticos asociados con la autora y una manera de abordar la cuestin es preguntar: quin asu-me la responsabilidad del texto? Muchas personas estn dispuestas a asumir la responsabilidad por un trabajo que, a pesar de no haber contribuido ampliamente, implique algn reconocimiento, la pregun-ta importante es: quin va a asumir la responsabilidad por una obra que ha sido criticada, o algo peor?

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    No es necesario que todos los autores participen en la redaccin del texto, pero hay algunos criterios que deben seguirse al determi-nar la autora. Un trabajo es ms que el conjunto de palabras entre el ttulo y el punto nal, es una expresin de ideas y su signicado es el resultado de un conjunto de observaciones y sus implicaciones para alguna hiptesis. En el contexto de un programa de investigacin, el signicado de un trabajo cientco es la conrmacin o invalidacin de alguna hiptesis, y el fortalecimiento o derrumbe de alguna teora. Se puede contribuir a la realizacin de un trabajo sin haber escrito una sola palabra, simplemente al aportar ideas sobre la realizacin del ex-perimento, describir sus resultados o bien al contextualizar el hallaz-go. Un coautor, entonces, puede haber contribuido principalmente a la base intelectual, fundamentacin terica y el impulso creativo de-trs de un estudio, ofreciendo gua al equipo de investigacin en la discusin y anlisis de los datos; sin embargo, debe an cumplir otra funcin: leer y comentar sobre el trabajo, incluso si l o ella nun