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(55-78) PALABRAS NÓMADAS: LOS NUEVOS CENTROS DE LA PERIFERIA Nomadic words: The new centers in the periphery Fernando Ainsa* Resumen Este artículo plantea que, en la actualidad, se ha producido una pérdida del “mapa” de los referentes identitarios de la literatura latinoamericana que ha ido borrando fronteras nacionales, lo que supone la ruptura de un modelo de escritor y una recomposición de su papel en la sociedad. Por lo mismo, el autor propone que el estudio de los “territorios flotantes” de esta nueva cartografía literaria no es fácil de situar en el “organigrama” de la crítica clásica de la literatura latinoamericana, acostumbrada a dividirla por períodos y países, sin considerar esta “transterritorialidad” que presenta la narrativa actual. Palabras clave: Narrativa hispanoamericana, exilio, globalización y periferia. Abstract This article argues that, at present, there has been a loss of the “map” of identity references of Latin American literatura, which has been blurred national borders, resulting in the breakdown of a model of a writer and a restructuring of his role in society. For this reason, the author proposes that the study of the floating territoriesof this new literary cartography is not easy to place on the “flowchart” of the classical tradition of Latin American literature, which uis accustomed to divide by periods and countries, regardless of the “trans-territoriality” that current narrative presents. Key words: Hispanic Narrative, exile, globalization and periphery. Desde el rincón de Normandía, donde vivió gran parte de su vida, Gustave Flaubert aseguraba: No soy más francés que chinoy sostenía que apenas entendía lo que significaba patria, anunciando que iba a hacer su equipaje para irse bien lejos, a un país donde no escuche la lengua, lejos de todo lo que me rodea, de todo lo que me oprime. Sentado junto al fuego soñaba con viajes, con recorridas sin fin a través del mundo, aunque más triste después, volvía de nuevo a su trabajo (Flaubert, 1947:56). Unos años más tarde, James Joyce exclamaría en Trieste: ¡Que mi patria muera en mí!, para afrontar, lejos de su Dublin natal, la intemperie de otras tierras y otros idiomas. Un James Joyce que había hecho decir años antes a Stephen Dedalus, en Retrato de un artista adolescente (1916): No quiero servir más a aquello en lo que ya no creo, llámese mi hogar, mi patria o mi iglesia; trataré de expresarme, según un modo de vida y una forma de arte, tan libremente como pueda y lo más integralmente posible, usando para defenderme las solas armas que me permito utilizar: el silencio, el exilio y la

Fernando Aínsa

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    PALABRAS NMADAS: LOS NUEVOS CENTROSDE LA PERIFERIA

    Nomadic words: The new centers in the periphery

    Fernando Ainsa*

    ResumenEste artculo plantea que, en la actualidad, se ha producido una prdida del

    mapa de los referentes identitarios de la literatura latinoamericana que ha idoborrando fronteras nacionales, lo que supone la ruptura de un modelo de escritor yuna recomposicin de su papel en la sociedad. Por lo mismo, el autor propone que elestudio de los territorios flotantes de esta nueva cartografa literaria no es fcil desituar en el organigrama de la crtica clsica de la literatura latinoamericana, acostumbradaa dividirla por perodos y pases, sin considerar esta transterritorialidad que presenta lanarrativa actual.

    Palabras clave: Narrativa hispanoamericana, exilio, globalizacin y periferia.Abstract

    This article argues that, at present, there has been a loss of the map ofidentity references of Latin American literatura, which has been blurred nationalborders, resulting in the breakdown of a model of a writer and a restructuring of hisrole in society. For this reason, the author proposes that the study of the floatingterritories of this new literary cartography is not easy to place on the flowchart ofthe classical tradition of Latin American literature, which uis accustomed to divide byperiods and countries, regardless of the trans-territoriality that current narrativepresents.

    Key words: Hispanic Narrative, exile, globalization and periphery.

    Desde el rincn de Normanda, donde vivi gran parte de su vida,Gustave Flaubert aseguraba: No soy ms francs que chino y sostena queapenas entenda lo que significaba patria, anunciando que iba a hacer suequipaje para irse bien lejos, a un pas donde no escuche la lengua, lejos detodo lo que me rodea, de todo lo que me oprime. Sentado junto al fuegosoaba con viajes, con recorridas sin fin a travs del mundo, aunque mstriste despus, volva de nuevo a su trabajo (Flaubert, 1947:56).

    Unos aos ms tarde, James Joyce exclamara en Trieste: Que mipatria muera en m!, para afrontar, lejos de su Dublin natal, la intemperie deotras tierras y otros idiomas. Un James Joyce que haba hecho decir aosantes a Stephen Dedalus, en Retrato de un artista adolescente (1916): Noquiero servir ms a aquello en lo que ya no creo, llmese mi hogar, mi patria omi iglesia; tratar de expresarme, segn un modo de vida y una forma de arte,tan libremente como pueda y lo ms integralmente posible, usando paradefenderme las solas armas que me permito utilizar: el silencio, el exilio y la

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    astucia (Joyce, 1956:207). Con palabras similares, el polaco Gombrowiczresuma: Cuando escribo, no soy ni chino ni polaco.

    O como confiesa ahora Enrique Vila-Matas: De un tiempo a esta parte,yo quiero ser extranjero siempre, un escritor que decidi aplicarse a s mismola ley de extranjera para dejar de ser un escritor espaol y habitar unterritorio sin aduanas. Se trata de viajar, perder pases y sentirse enBarcelona, su ciudad natal, como un pasajero en trnsito hacia ciudadeslejanas (2007:21); se trata de buscar un lugar donde nadie lo conozca yllevar a cabo la experiencia de volver a empezar, pero con el equipaje detoda la experiencia adquirida durante estos aos (2007:322). En un extremoan ms radical, Cioran exclama lo extranjero se haba vuelto mi Dios(1986:162) convirtiendo su exilio en una apasionante aventura fundacional deldesarraigo y de esa capacidad de sentirse en casa en cualquier cultura. Talvez por ello, el poeta portugus Jorge de Sena sospechaba que: Eu sou eumesmo a minha patria, despus de haber afirmado en forma provocadora queColeccionarei nacionalidades como camisas se despem.

    Detrs de estas boutades y de estas provocaciones, puede adivinarse elanhelo de fundar un territorio nuevo e independiente, lejos del solar nativo,que caracteriza buena parte de la literatura contempornea. En esos territoriosexteriores donde se han refugiado quienes han hecho realmente susmaletas se consagran el desarraigo, el exilio voluntario o forzoso, esacondicin nomdica del artista contemporneo que marca la narrativa delsiglo XX, tendencia que no hace sino agudizarse en este nuevo milenio y quetiene sus particulares caractersticas en Amrica Latina, donde la literaturatransfronteriza multiplica escenarios y puntos de vista desasida de la nocinunvoca de identidad y de patria.

    La sensacin es de desprejuicio territorial concreta el argentinoAndrs Neuman un abandono del propsito de encarnar determinadosesencialismos nacionales y polticos para reformularlos apostando a unaliteratura que pueda estar adscrita a cualquier espacio, metonimia del mundoque no se siente obligada a retratar la realidad de acuerdo a los tpicos que loslectores esperan de ella. El chovinismo en la literatura es un cncerextirpable cree por su parte el peruano Diego Trllez, radicado en NuevaYork y autor de Hudson el redentor y otros relatos edificantes sobre elfracaso (2001), ya que lo nacional tiende a ser un concepto desfasado paraanalizar nuestras correspondencias (2008:6). Lejos del compromiso y de lamisin del escritor en boga, har unas dcadas, ha compilado una antologadesacralizadora de ttulo significativo, El futuro no es nuestro. Narradores deLatinoamrica (2008).

    Con la prdida del mapa de los referentes identitarios, la literaturalatinoamericana ha ido borrando fronteras nacionales, lo que supone la ruptura

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    de un modelo de escritor y una recomposicin de su papel en la sociedad. Yano hay necesidad de pedirle cuentas por su aporte a la literatura nacional, esaimposicin de representar a un pas a la que senta obligado hasta no hacemucho todo escritor y que parodiara Julio Cortzar en 62 Modelo para armar,cuando sus engominados personajes intentan asumir un destino argentino enEuropa. Representar un pas, como lo hacen los ridculos porteos paseandopor Londres y Pars con trajes a rayas y entallados y peinados de un modopenoso (1968:90) llega a conformar una caricatura existencial de la autnticadificultad de tener una identidad fijada. Esos trajes solemnes son un autnticodisfraz con el cual se quiere transmitir una seriedad y aplomo quentimamente no se posee, esa especie de padre argentino de sienes plateadasy trajes bien cortados que inspiran confianza (1968:120). Por algo Cortzarinicia Rayuela con la significativa cita de Jacques Vach: Rien ne vous tueun homme comme d etre oblig de reprsenter un pays.

    Existe ahora, por el contrario, una geografa alternativa de lapertenencia, lealtades mltiples que se generan a travs de la pluralidad y delas pulsiones de otro lugar que asaetan al escritor, la trasgresin y la mezclade cdigos y la exaltacin del descentramiento y de la marginalidad, comoanalizaremos. Francisca Noguerol en Narrar sin fronteras, sostiene que

    Vivimos un momento en que la bsqueda de identidad ha sido relegadaa favor de la diversidad: como consecuencia, la creacin literaria serevela ajena al prurito nacionalista a partir del cual se la analiz desde lapoca de la Independencia, an vigente en mltiples foros acadmicos yque rechaza la literatura universalista como parte del patrimonio culturaldel subcontinente (2008:20).

    Sin embargo, el estudio de los territorios flotantes de esta nuevacartografa no es fcil de situar en el organigrama de la crtica clsica.Parafraseando la afirmacin de que nada molesta tanto a un burcrata comola libertad de los hombres errantes se podra decir que nada molesta ms a unespecialista de literatura latinoamericana, acostumbrado a dividirla porperodos y pases, que la transterritorialidad de la narrativa actual. Suspreguntas son: Dnde clasificarla?; Bajo qu rea regional o nacionalestudiarla?; A qu Departamento universitario adscribirla?LAS FIGURAS DE AFUERA

    Nos proponemos cuestionar estas interrogantes. Para ello hay que partirde la idea de no pertenencia a un lugar, de una realidad hecha de fronterasesfuminadas, viajes de ida y vuelta, vagabundeos iniciticos (Maffesoli, 2005)cultura del camino, callejeo impenitente, impulsos de vida errante,nomadismo asumido como destino, aspiraciones a estar en otro lugar y desalir de s mismo que favorecen tambin los mundos virtuales del espacio

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    ciberntico, aprendizajes en la otredad y Por qu no? secreta nostalgiapor el mundo perdido de los orgenes, en que se reconoce buena parte de lanarrativa contempornea. Lejos de reivindicaciones patriticas o identitarias,el escritor, homo viator por excelencia, puede preguntarse como hace elcolombiano Eduardo Garca Aguilar Dnde queda el extranjero? trastantas fusiones y mestizajes, viajes, ausencias y retornos, En la patriaabandonada o en las patrias adquiridas a fuerza del xodo? Quin es msextranjero: el nativo que retorna a deambular por sus parajes nativos o elforastero que agota el asfalto de nuevas y luminosas metrpolis del Viejo ydel Nuevo Mundo? (2006:60).

    En resumen, como afirma otro colombiano, Juan Gabriel Vsquez: laliteratura latinoamericana actual es hoy como la naturaleza segn Pascal: unaesfera cuyo centro est en todas partes y su circunferencia en ninguna(2007:19). En todo caso, se trata de evitar ser latinoamericano como se esperaque se debe ser para satisfacer el imaginario europeo: lejos de los tpicos yclichs con que siempre se lo ha caracterizado. En su esfuerzo por destruiresos tpicos, Vsquez recorre los espacios y lugares de Pars por donde hanpasado Joyce, Scott Fitzgerald, Hemingway o Gertrude Stein para empaparseliteral y literariamente de su atmsfera. Desde las Ardenas escribe Losamantes de Todos los Santos (2008) que define como libro europeo de unescritor colombiano, relatos que se desarrollan en Blgica y Francia, dondevive, porque escribe sobre lo que conoce. (Colombia, su patria de origen, esuna tierra desconocida llena de misterio). Por ello, reivindica el derecho asentirse heredero y trabajar con la literatura universal, ya que nadie tiene quejustificarse, como les toc a Borges o a Cortzar, por contar historias europeaso indias o norteamericanas o con personajes de esas regiones. Nuestratradicin es toda la literatura (2008:6).

    Estas figuras de afuera (White 1997:15) que amplan la idea polticadel exilio y la reductora imagen botnica del enraizamiento y el desarraigo, seinscriben en la condicin que George Steiner definiera como extraterritorialidad yla pluralidad lingstica que la acompaa, carencia de hogar que caracteriza laobra de grandes escritores como Nabokov, Borges y Beckett (1973:10) y quereivindican ahora con orgullo los escritores latinoamericanos que han hechodel afuera su patria literaria.1

    1 Basta pensar en quienes viven por decisin propia o forzados por las circunstancias enMadrid, Barcelona, Pars, Estocolmo, Berln, Nueva York o Los Angeles, pero tambin enCiudad de Mxico, como ha decidido Fernando Vallejo, aunque sea para despotricar contraColombia su patria de origen, en esa ambigua relacin de amor-odio que caracteriza la obra demuchos escritores que han decidido hacer sus maletas. Arturo Arias lo confiesa con tonoabatido: Uno se cansa de amar a este maldito pas aun cuando se programe para odiarlo.

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    EL FUGITIVO CULTURAL

    Todo indica que los procesos de mundializacin en que estamosinmersos, las facilidades para viajar y comunicarse, las herramientas deInternet, gracias a las cuales forjamos afinidades electivas en desmedro de lasterritoriales o tnicas, agudizan esta condicin errante del escritor. Numerososintelectuales y artistas exploran ahora la diversidad material y cultural de unmundo del que han eliminado esas fronteras, aunque polticamente siganexistiendo, al incorporarse a otras colectividades para intercambiar ideas yexperiencias estticas. Ello permite como propone el pintor chileno EugenioDittborn superar los sacrosantos emblemas de identidad, verdaderosdistintivos estereotipados de nosotros como vctimas exticas y forjar unamirada mltiple, politesta y mdica, gracias a la cual se puede abrir elproceso de una interaccin crtica con la tradicin entendida como memoriade un pasado histrico que debe ser revisitado en permanencia (1993:211). Setrata de romper los muros que se levantan frente a la alteridad en un entornocada vez ms ambivalente y mestizo que reclama superar el distingo entredentro y fuera, nacional e internacional, nosotros y los otros, con una visincapaz de expresar la plasticidad cultural y el carcter dialgico del mundocontemporneo.2

    Con la globalizacin de los mercados y los progresos de los medios decomunicacin, individuos y pueblos viven en coexistencia permanente, para lacual no hay fronteras ni una base territorial nica. Este proceso ha coincididocon la generalizacin de los medios de comunicacin y con el aceleradodesarrollo de Internet. Gracias a ellos, el hombre vive realmente en la aldeamundial de la que habl con tono premonitorio Mac Luhan y repeta OctavioPaz a escala latinoamericana cuando afirmaba que por primera vez ennuestra historia, somos contemporneos de todos los hombres (1982:174).

    Una cultura de difusin instantnea y simultnea refleja el evento, elacontecimiento, el momento vivido fuera de los referentes espaciales ytemporales. All lo contingente es contiguo, aunque el da a da no deje deseguir articulando la continuidad histrica y esa sensacin ineludible de vivirla noticia en vivo y en directo, como se dice en la jerga televisiva. Este viviral da a nivel del mundo ha llevado a que Paul Nizan, un nmada cultural que

    Dependiendo de que lo suee o viva en l es un desvencijado paraso o una embotada prisinarmada con espinas de rosales (2002:11).2 Es interesante destacar la renovada actualidad del cosmopolitismo ilustrado que han puestode relieve obras como La mirada cosmopolita o la guerra es la paz de Ulrich Beck (Barcelona,Paids, 2005:264) y la Reivindicacin de la Ilustracin. Hacia una poltica de compromisoradical de Stephen Bronner (Pamplona, Laetoli, 2007:240).

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    ha residido en Italia, Francia y Espaa, afirme: Si estoy inmerso en elpresente estoy vivo. Vivo en este mundo. Pertenezco a mi tiempo. Soy uncontemporneo. Por ello, Jos Luis Abelln ha propuesto que junto a lareflexin sobre la globalidad se profundice la idea de simultaneidad (1994).

    Esta condicin de lo actual y lo inmediato como vivencia estestimulada en forma provocativa por circuitos y redes interculturales de todotipo. En la intimidad de la pantalla de ordenadores y gracias a los webb-online, los chats y blogs de Internet, se desarrolla una cultura del ciberespacio,cuyo territorio de relaciones es interactivo y fundacional de verdaderascomunidades virtuales transnacionales, donde en una especie de clubmundial de la realidad virtual se vive tanto en la realidad-real como en lailusin de una nueva dimensin de la centralidad creativa. Verdaderas redesde conversacin se constituyen en forma horizontal, desplazando el ordenjerrquico verticalizado de antao, horizontalidad que ha generado unaarquitectura interactiva del saber ms compleja que en el pasado y ajena almodelo tradicional centro-periferia.

    Se exalta as la condicin nomdica y la figura del fugitivo culturalcomo componentes de una identidad que ya no es unvoca territorio ylengua y menos an tnica sino mltiple, capaz de esgrimir, segn qucircunstancia o conveniencia, uno u otro pasaporte. Se recuerda el principioheideggeriano de que sin desorientacin y sin prdida, sin errar por senderosque se extravan en el bosque, no hay llamada, no es posible escuchar laautntica palabra del ser (Heidegger, 2001:68).

    La vida errante, el nomadismo, est inscrita en la estructura misma dela naturaleza humana ya sea sta individual o social (Maffesoli, 2005),fascinacin y repulsin por el cambio reflejado en la literatura desde tiemposinmemoriales en viajes iniciticos, en una imperiosa necesidad de fuga, en lareactivacin vital de la aventura en un espacio desconocido. Desde elRamayana y su mono volante, el infatigable Ulises de La Odisea, lasaventuras y amores de Eneas en La Eneida, el xodo de un pueblo en laBiblia, la epopeya de las caravanas de Las Mil y una noche, las errancias deDon Quijote, el viaje inicitico del Cndido de Voltaire, los Naufragios delvar Nez Cabeza de Vaca, el mito del caballero andante, sean cualesfueran las figuras contemporneas que pudieran encarnarlo, contina presenteen el imaginario colectivo y se refleja en el impulso del pionero, en lafascinacin que ejerce lo extrao, en el afn secreto de fundar en otro mundo,una patria alternativa, tal vez ilusoria y en la tentacin de la escritura erranteque Julio Ramn Ribeyro reivindica con cautela y cierto escepticismo en susProsas aptridas

    Durante diez aos viv emancipado del sentido de la propiedad, de laprofesin, de la familia, del domicilio y viaj a or el mundo con una

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    maleta llena de libros, una mquina de escribir y un tocadiscos porttily ced a sortilegios tan antiguos como la mujer, el hogar, el trabajo, losbienes. Es as que ech races, eleg un lugar, lo ocup y empec apoblarlo de objetos y de presencias (1975:144).

    La moraleja descubre que en la vida acumulativa de la condicinsedentaria y en su desgaste inherente se anuncia el umbral de la muerte. Porel contrario, los encuentros, perspectivas mutuas e intercambiadas, cuando nointercambiables, intersecciones y separaciones motivadas que procuransentimientos tan dispares como la fuga de s mismo y la necesidad delcontacto y el encuentro en el otro, son temas ensalzados por escritores que,muchas veces, llevan en s esa ambivalente condicin. Ser fugitivo en unalengua extranjera, dicen unos, perderse de nuestra propia lengua en tierrasextraas, proponen otros. En todo caso, vivir siendo siempre un extranjero,porque se est perdido en la propia tierra. Con una similar perspectiva,Eduardo Mallea ya haba sostenido en Historia de una pasin argentina queno se va a ninguna parte sin desterrarse, porque el camino de la creacin esel camino del destierro (1939:61) ya que hay momentos de rechazo y otrosde aceptacin, horas en que debe optarse entre quedarse atado a la ficcincircunstancial o desterrarse. Vivir fuera del lugar en que se ha nacido es undestino en s; integracin en redes que desconocen los lmites nacionales yculturales y donde se esfuminan las fronteras, para estar en casa en todaspartes, como soaba Novalis.

    Hay ejemplos que pueden parecer extremos. Propiciando un divorciocreciente entre la produccin ficcional latinoamericana, una buena parte de lanarrativa se expande en un movimiento centrfugo de vocacin universal ycircula, sin necesidad de sealar su patria de origen, con temas y estilos de undeliberado cosmopolitismo. Incluso, como es el caso del guatemalteco RodrigoRey Sosa y del mexicano Ignacio Padilla (Amphitryon, 2000) haciendo gala de suversatilidad y de su voluntad de internacionalismo temtico, ajeno a todoreferente nacional. Jorge Volpi, aunque afirma razonablemente que lasrespuestas absolutas son siempre mentiras, revisita la historia contemporneaeuropea del siglo XX en textos como En busca de Kingsor (1999), El fin de lalocura (2003) y No ser la tierra (2006). Volpi lo hace con la miradadesencantada de quien sabe lo que ocurri con posterioridad al tiempo de lanarracin, al margen de todo referente mexicano. Con tono falsamente sorprendidoconfiesa

    A fines de los noventa, mientras preparaba mi doctorado en Salamanca,descubr que era latinoamericano. Durante los 30 aos que viv enMxico jams repar en esa condicin: slo el contraste con misanfitriones espaoles, ms directos y claros que mis compaeroscostarricenses, venezolanos y colombianos, me hizo sentir parte de la

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    comunidad bolivariana. La identidad, comprend entonces, es mutable yse construye en perpetuo contraste con los otros (Volpi, 2008:36).

    Por su parte, el chileno Roberto Bolao, habiendo vivido en variospases y con un largo perodo en Barcelona, manej una polivalenciaestilstica y temtica que le permiti escribir libros en colaboracin conAntoni Garca como Consejos de un discpulo de Morrison a un fantico deJoyce (1984) e inventar una literatura inexistente, como en los juegos defiliacin borgiana en La literatura nazi en Amrica (1996), donde proponeuna especie de manual con sus reseas de libros y biografas de escritoresimaginarios.3

    EN EL CENTRO DE LA NADA

    Para asumir el extremo de este desarraigo y convertir la fuga y lacarencia de patria en modelo de vida bajo el lema de que un encuentro sloalcanza su plenitud en la espera, el ecuatoriano Javier Vsconez en El viajerode Praga (1996) propone un protagonista checo, el mdico Josef Kronz.Sospechando que est vigilado en su ciudad natal, descrita con evidentesalusiones literarias a Jan Neruda y a Kafka, aprovecha un congreso enBarcelona para escaparse y vivir en una ambigua incertidumbre su condicinde extranjero profesional instalado en la movilidad y en la periferia de supropio mundo, hasta que decide irse a un lejano pas sudamericano. Tras lasvagas descripciones de esa tierra a la que accede sin la energa necesaria de uninmigrante, se adivina la melancola andina, probablemente del Ecuador. Detodos los lugares en el mundo Por qu haba elegido ste precisamente?, seinterroga el narrador para responder con otra pregunta: Es posible que Kronzhaya venido al pas ms apartado del mundo, incluso al ms olvidado,creyendo que iba a realizar una labor extraordinaria () O quiz fue un actosuicida el haber hecho el viaje hasta aqu, pues a lo mejor vena huyendo dealgo, para dejarse anestesiar por la lluvia a fin de afrontar tan devastadoramediocridad (1996:66).4

    3 Esta misma volubilidad le ha permitido novelizar la biografa, entre real e imaginaria, de unimpostor navegando en el turbulento perodo del Golpe de Estado en Chile en Estrella distante(1996); abordar una especie de novela negra en Los detectives salvajes (1998) y, manejandohbilmente una compleja polifona de voces, narrar una trama espaola de corrupcin a escalamunicipal, salpicada de pcaros latinoamericanos en La pista de hielo (1998), para finalmenteaterrizar en la zona fronteriza de Ciudad Jurez en el despliegue estilstico de 2666 (2004).4 Identificado como el hombre de la gabardina, atuendo llamativo en esas latitudes, no logratampoco integrarse en esa ciudad remota. Abrumado por el peso de la traicin de haberabandonado Praga sin un propsito determinado se dice que siempre ser un extrao,dondequiera que vaya. Es que tendra siempre la sensacin de estar en la orilla equivocadadel ro? (1996:87) se repite. En todo caso, en el trpico se vive con la sensacin de llegar a

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    Los viajes de Kronz empiezan en la mente para dirigirse a puntoslejanos donde, quizs, no debiera estar (1996:150) o donde su conciencia ledice que ya ha estado antes, aun cuando no pueda precisar en qu momento yde dnde le llega esa sensacin. A veces sospecha que es de un libro ilustradode un viajero inquieto como Humboldt, ledo en forma enfebrecida en las frasmadrugadas de Praga. Los luminosos paisajes andinos, la tristeza de susgentes, esa ciudad que se le ofrece como un refugio, son ecos de otras imgenesque reviven en su trabajo como mdico en un viejo hospital a la deriva cuandoes invadido por una epidemia de clera. Aun en esa circunstancia extrema vivecon la sensacin de que le da igual estar all o en cualquier otro sitio. Segn leescribe un lejano amigo de Praga sigue siendo un misterio el que hayasdecidido quedarte por all, en la mitad del mundo, precisamente t, que nuncacreste en el centro de nada (1996:298).

    La obra de Leonardo Valencia, otro ecuatoriano, se inscribe, tambin,en este deliberado cosmopolitismo sin asidero nacional. En El desterrado(2000) narra la historia de tres generaciones de los Dalbono, una familiaromana; en El libro flotante de Caytran Dolphin (2006) aborda el tema de laemigracin y sus implicaciones sociales y culturales en su personaje IvnRomano, judo italiano, emigrando a Guayaquil. Novela de intensas referenciasliterarias, no hace sino comprobar la imposibilidad del arraigo americanocuando se es portador de una compleja historia europea.5LA VIDA ERRANTE

    El uruguayo Carlos Liscano demuestra que la trashumancia, la inquietuddel viajero, exilado o emigrante, no puede procurar ningn alivio al que busca uncambio de domicilio y de pas. Uno es as, an no ha llegado y ya quieremarcharse, como si las cosas fueran a mejorar porque uno cambie de lugar sedice al inicio de El camino a Itaca (1994:5), una novela-saga sobre las aventurastan patticas como humorsticas del meteco Vladimir, entre Estocolmo yBarcelona y con alusiones a un pas sudamericano (Uruguay) que estuvosometido a una dictadura. Con un cierto cinismo protector, sin mucha autoestima,

    todo con retraso, siempre a ciegas y con retraso y donde nunca se sabe nada con certeza.Kronz slo regresa a Praga en reiterados sueos para pensar en forma paradjica, mientraspasea a orillas del Moldava: Si yo hubiera sabido que iba a volver, tal vez no habra venido(1996:121). En sus sueos tiene la impresin de no haber salido nunca de Praga, aunque loabruma en forma opresiva el hecho de haber vuelto voluntariamente a esa ciudad (1996:127).5 Al mismo tiempo, Valencia ha denunciado lo que llama el sndrome de Falcn de los escritoresecuatorianos: cargar sobre sus espaldas una agenda de compromiso con su pas, con una finalidadreivindicativa de urgencias identitarias y nacionalismo patriotero, de representaciones reductoras demitos arcaicos. No respetar esas reglas no escritas, pero tcitamente acatadas, supone la acusacin depretensin cosmopolita, desvo burgus que, calificado de perversin nacionalista, lleva a laautocensura.

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    Vladimir, apenas llega a un lugar siente la necesidad de irse a otro: Vale decir,estaba en lo mo, movimiento perpetuo, siempre tratando de ver qu hay del otrolado de la montaa. Ya senta cosquillas bajo los pies (1994:22).

    Pese a que comprueba que siempre uno viaja consigo mismo a todaspartes, es el que es, en Siberia o en la Luna. Esto no tiene arreglo. Despusque se nace nada tiene arreglo, uno ya es el que va a ser, mierda o cielo paratoda la vida (1994:18), no deja de evadirse a un espacio onrico, una cabaaal modo de la que imagina en Alaska Eladio Linacero, en el El pozo de JuanCarlos Onetti, aunque deba convivir lidiando con la picarda de otrosinmigrantes indocumentados, jerarquizados para explotarse mutuamente y seconforme con ser extranjero en todas partes y a ejercer los ms bajosmenesteres para sobrevivir.6

    Estos viajeros pueden ser personajes a quienes el azar sumerge en unainesperada aventura, como narra con tono irnico y divertido el colombianoSantiago Gamboa en Los impostores (2002). En la novela, Surez Salcedoun colombiano de 42 aos que reside en Pars desde hace casi veinte ytrabaja en Radio France International viaja a China en misin periodstica;el sinlogo alemn Gisbert Klauss, profesor de cultura china en la Universidad deHamburgo lo hace tras sus investigaciones filolgicas; el peruano NelsonChouchn Otlora, nieto de un inmigrante chino, recalado en la Universidadnorteamericana de Austin y viviendo sin la nostalgia del malhadado pas,busca datos biogrficos para escribir una novela sobre la inmigracin china enPer: los tres coinciden en Pekn. El viaje inicialmente con propsitos diferentesde cada uno de ellos se va entrelazando alrededor de una rocambolesca bsquedade un manuscrito perdido de una secta catlica china sumida en la clandestinidad.El manuscrito termina siendo falsificado, merced a minuciosas copias y losprotagonistas terminarn convertidos en tres impostores, dueos cada uno deellos de una verdad diferente.

    El exotismo est tambin presente en el humor de Son cuentos chinos(1983) y De Pe a Pa (o de Pekn a Pars) (1986) de la argentina LuisaFutoransky. Cancelo la nostalgia de un plumazo, empieza diciendo en su suerte

    6 Lavaplatos, repartidor de peridicos, envasador de mejunjes en una fbrica de cosmticosde mala muerte, regentada por un compatriota explotador. Excluido del sistema, Vladimirencuentra una lgica en la rigidez administrativa de un hospital psiquitrico. All compruebaque yo no s si cuando uno est loco dice de verdad lo que siente o tambin hace como todo elmundo, se inventa mentiras para sostener alguna forma de vida social (1994:93). En todo caso,viviendo bajo el orden reglamentario sospecha que es posible una forma de la felicidad. Lafelicidad no existe, pero uno puede inventrsela se dice, aunque no est muy convencidoNo, no, la felicidad era la bsqueda, haba que seguir, arriesgar. La felicidad no estaba enresignarse, en no buscar ms, en encontrar una rutina posible y a ella atenerse (1994:270). Laalternativa no puede ser ms antinmica: seguir buscando o resignarse a una rutina programada.

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    de desgarradas y divertidas memorias de su estada en China, trabajando en elDepartamento Internacional de Radio Pekn, para precisar que en el exilio no sevelan las armas sino el cartero. Siempre, siempre, desde hace veinte aos laesperanza en el cartero o el telfono con el mensaje milagroso que cambiar elcurso de la vida (1983:15). En Pekn se siente solo nostalgia de por favor unpoco de verde (1983:42) y mucha opresin de un sistema que vigila y controlatodos sus movimientos. Existen leyes frreas para todo: para la forma, color,contenido y orden de los platos, los saludos, hasta para la redaccin de cartas ynoticias; y contra ella no hay quin pueda (1983:184), comprueba apesadumbrada.Sin embargo, sabe que nadie la recuerda en Buenos Aires porque ellos meabandonaron mucho ms de lo que yo les abandon (1983:199). En resumen, lavida es mucho ms turbia, menos clara que las novelas (1983:185).

    De todos modos, vivir en lugares tan lejanos y diferentes deja marcasindelebles. En De Pe a Pa (o de Pekn a Pars), Futoransky comprueba que porhaber vivido en China, cualquier noticia proveniente de all, an transcurridosaos desde su regreso, le altera el pulso, porque la tiene demasiado cerca, encarne viva (1986:11). De todos modos, hay otras variantes: la negacin de esaotredad por saturacin o por alergia a todo lo que traiga recuerdos de esa estadaen Pekn, pero tambin la de recomenzar en otro escenario esa bsquedaimposible de la casa para fijar un centro de s misma. En Pars es dursimo. Elhogar es un lugarejo ms o menos srdido; una pieza generalmente pocosoleada, a veces sin bao, otras sin cocina; otras sin bao, cocina ni ascensor(1986:35). En la novela, Laura Kaplansky vive su extraamiento ese modofundamental de ser en el mundo, opuesto al culto del arraigo, al decir deHeidegger de un modo entre complacido y resignado. En una nota final, a piede pgina, Futoransky confiesa haberla creado para tratar de explicar que es serpoeta suelto por el mundo, con sus particulares agravantes; mujer mayor, pobre,juda, argentina y sola (1986:123-124).EL PRESTIGIO DEGRADADO DE PARS

    Pars es una fiesta, escribi Hemingway en los alegres y despreocupadosaos veinte, cuando los integrantes de la generacin perdida reciban su bautizoinicitico en el Barrio Latino de la Rive gauche. Tambin lo era para losescritores latinoamericanos encandilados por los resplandores de la Ciudad Luzy descubriendo en la frmula del surrealismo, a lo largo de noches de bohemia ydelirio, la clave para desentraar el realismo mgico y lo real maravilloso desus propios y recnditos mundos. Miguel Angel Asturias, Jorge Luis Borges,Alfonso Reyes, Csar Vallejo y luego Alejo Carpentier y Octavio Paz loreconocieron en sus obras, vagando alegremente en las madrugadas tras lashuellas de la Nadja de Andr Breton.

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    Trasplantados y rastacueros, seoritos y escritores de variopintacondicin, algunos tildados de afrancesados, otros copiando modas literarias ovestimentas, los haban precedido a fines del siglo XIX y en los albores delXX, haciendo de Pars una cita inevitable de su formacin. La Generacinargentina y chilena del 80 lo practic y testimoni en obras representativas:Los trasplantados de Alberto Blest Gana y Criollos en Pars de JoaqunEdwards Bello, se prolongaran en los nios bien porteos de Msicasentimental y Sin rumbo de Eugenio Cambaceres y, unos aos despus, enRaucho de Ricardo Giraldes y en Ifigenia de Teresa de la Parra.

    Los tpicos ms conocidos de Pars de los que amores ligeros yaventuras sentimentales, cabarets y el famoso Moulin Rouge inmortalizado porToulouse Lautrec formaran parte se forjaron al socaire de esos aos y sereflejaron en las pginas de poemas, cuentos, novelas y memorias. Algunospoetas, en el colmo del mimetismo, llegaran a escribir directamente en francs.Otros, como Csar Vallejo, se diran con tono melanclico: Me morir en Parscon aguacero/ un da del cual tengo ya el recuerdo.

    Pretexto literario siempre, Pars no ha sido, sin embargo, el mismo entodas las pocas. De la Meca a la que haba que acudir una vez en la vidapara ser reconocido como escritor respetable en el solar nativo, se pas en losaos setenta al Pars tierra de asilo y refugio para los perseguidos de lasdictaduras que asolaron el continente, especialmente en el Cono Sur. Estosescritores ya no vivan en las alegres buhardillas del Barrio latino, sino enarrondissements empobrecidos y banlieues alejadas de los centros culturalesprestigiosos y desde all fueron edificando una nueva potica urbana hechade pluralidad y diferencia. As, Pars empez a ser como Londres o NuevaYork: el apasionante laberinto de galeras secretas que construye pasajessubterrneos entre ciudades de hemisferios diferentes, pero tambin entrecomunidades diversas que coexisten entre sus muros. Cortzar, fundador delos modelos para armar de un mapa cuyo puzzle deben descifrar loslectores, inaugura una ciudad a la medida de un juego como Rayuela.

    Los escritores exiliados buscaron menos un reconocimiento local queuna distancia y un respiro para evocar, desde lejos, los fragmentos de susrespectivos pases desgarrados y recomponer, con nuevos ingredientes, unaidentidad dividida ambiguamente entre las lealtades mltiples que se ibangenerando. En este contexto, con la compleja especificidad de una revolucinque marc a una generacin de latinoamericanos, se fueron injertando lasvoces que llegaban desde Cuba, donde ms all de crecientes disidencias, elcordn umbilical se niega a romperse.

    A partir de los aos noventa, cuando muchos exiliados acuciados por lanostalgia deciden retornar a sus pases, donde democracias cojitrancas no dejan deofrecer una cierta libertad, vivir en Pars volvi a ser una opcin personal, aunque

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    muchas veces acotada por prosaicas necesidades econmicas. Este es el escenarioactual, lejos de los tpicos, incluso de los languidecientes del existencialismo o delos ms recientes del estructuralismo y los seguidores devotos de Lacan o deFoucault.

    Pars, sin embargo, sigue siendo escenario por excelencia, aunque ahorapersonajes y autores trashumantes se muevan con desenfado en uncosmopolitismo que carece del prestigio que pudo tener en el pasado. Lasaventuras y desventuras actuales del latinoamericano en la ciudad luz son msprosaicas que las de La Maga y Oliveira en Rayuela de Julio Cortzar y muchomenos rumbosas que las de Rubn Daro en el apogeo del Modernismo.

    Pese a todo, la ciudad luz marca de un modo indeleble a escritorescomo el colombiano Pablo Montoya. Cuaderno de Pars (2006) es un cantonostlgico a la ciudad por la que deambul en aos que evidentemente fueronfelices. Un errar sin destino fijo en el que se notan las marcas del spleen, delflanneur baudeleriano. Textos breves, fragmentos poticos, apuntes sobrerincones, puentes, supermercados, avenidas, estaciones de metro, elcementerio Pere Lachaise que gracias al mapa de sus tumbas ilustres deja deser un lugar inspido, componen una sinfona sobre una ciudad amada yhorrible que no es otra cosa que el reflejo de algo que busco con minucia yjams encuentro. Escurridiza siempre, Pars. Fruta podrida. Llena de semillasinfinitas (2006:106). Esa ciudad de todos los deseos y el remordimientoprovoca un solo anhelo: regurgitar esa criatura temblorosa y desvalida que sellama poema (2006:100).

    Lejos de la poesa, el pcaro proxeneta peruano, protagonista de Eltartamudo (2002) de Abelardo Snchez Len, no sabe por qu viaja a Pars en1974: No s a qu vengo Ya ver. Nunca se sabe lo que pasar (2002:168),se dice despreocupado, para descubrir que la morada ideal del trashumante es uncuarto de hotel o un cuartucho como la Laura de Futoransky. Vivir en uncuarto de hotel, someramente equipado como un dormitorio vaco; una cama,un ropero y un espejo y un bao al final del corredor, le evita rendir cuentasa la gente. El cuarto de un hotel rompe con el pasado se dice no hay nadatuyo. No acumulas. Es un eterno presente (2002:203). Por su parte, laschambres de bonne en las que se enclaustran rabes, espaoles, portugueseslatinoamericanos, como si sus encierros fueran unos sollozos interminablesen los largos fines de semana procuran un refugio perfecto: All duermen,comen, se masturban y se aburren (2002:205).

    Sin embargo, la novela ms representativa de la inmigracin en Pars esEl sndrome de Ulises (2005) de Santiago Gamboa que recoge en su ttulo elnombre del mal que padecen los inmigrantes en la soledad de un pasdesconocido, incubado en los ghettos y barriadas en donde se hacinan losilegales o de aquellos que corren el riesgo de pasar a serlo. El Pars de

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    Gamboa no es el luminoso de turistas y estudiantes y menos la fiesta deHemingway o Fitzgerald y su poca o la ligera y entretenida de Alfredo BryceEchenique. Est ms cerca del Pars desaforado y precario de Henry Miller oal de El buen salvaje una desoladora novela de otro colombiano, EduardoCaballero Caldern (Premio Nadal, 1965). Con Gamboa estamos en la ciudadsubterrnea y gris de los emigrantes, no solo latinos, sino asiticos y europeosdel Este, de todos aquellos que habiendo perdido toda esperanza en su propiopas arriesgan la ilegalidad.7

    Pars provoca otros males. Aquejado de una progresiva deformacinuna joroba en forma de espoln crecindole entre los omoplatos que leva afectando el estado de nimo hasta transformarlo en un irritable psicpata,el protagonista de Wasabi (1994) de Alan Pauls, un escritor argentino enresidencia en Saint-Nazaire, vive tambin su dolencia con el agravante deestar en el extranjero. Estados catatnicos de narcolepsia lo agobian en formaimprevista, mientras va comprobando que no puede escribir el libro al que seha comprometido como becario. Matar al pintor que debe hacerle la portadase convierte en su absurda obsesin, como si con ello pudiera cancelar suobligacin. Cuando Tellas, su frvola compaera, lo deja para irse a Londres,Pars se transforma en un escenario de alucinada pesadilla, con su ddalo detneles y pasillos interminables en un Metro que se ha convertido en unatrampa de la que no es posible evadirse

    Cuntas veces perd el rumbo en Chtelet-Les Halles? Cuntas vecesmalentend carteles luminosos, rebot contra molinetes insobornables,deslic boletos esperanzados en ranuras equivocadas? () Una y otravez, hasta rendirme, interrogu los mapas adheridos a las paredes, y los

    7 En el Pars muy concreto de las banlieues y en los stanos de los restaurantes toman forma lospersonajes de la resignacin, aquellos que no tienen tiempo de pensar en sus males porque otrosms pobres, ms enfermos, ms desvalidos o en general ms desamparados dependen de ellos.Estn ah Jung el triste, Susi la gran chef de platos enlatados con arvejas, Saskia la rumana, o elpolaco Lazlo, protector, terico del cuerpo caliente y cazador de patos del Sena. Son sabios ensus desgracias, saben hace mucho tiempo que hacer preguntas no resuelve nada, en cambiobeber, el sacrosanto trago de los desposedos, ayuda. El Pars de la superficie, el Pars-capital-del-mundo emerge a ratos, en los destellos de Paula el hada madrina y musa libertina, en losconsejos del grave Kadhim, en las apariciones de la tentadora Victoria, o en los fugacesGoytisolo y Ribeyro, especmenes de la Literatura de los consagrados en Pars, como pudo serJulio Cortzar. Ulises no es ya el hombre aventurero de la ciudad que describe Joyce, es el serhumano que trata de tocar las puertas de los pases desarrollados. Su nombre Ulises no esel de un viajero pico, sino el de una enfermedad diagnosticada con pesar en los hospitales delprimer mundo.

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    itinerarios luminosos que trac, tecleando como un dislxico las botoneras,siempre ignoraron mi destino (1994:118).8

    I AM AMERICAN

    No slo Europa o la lejana China, sino tambin Estados Unidos,centran una narrativa que parece haber perdido sus referentes territoriales ypropiciado mestizajes mltiples. El polo americano, donde residen muchosescritores y desde cuya perspectiva escriben, constituye uno de los ejemplosms palmarios de esta nueva cartografa alternativa que propone tanto labsqueda del paraso, como un descenso a los infiernos.

    Si los hispanics de Estados Unidos se expresan con fuerza y originalidaddesde Nueva York a San Francisco, pasando por Texas y Nuevo Mxico comoha demostrado la antologa de Se habla espaol. Voces latinas en USA, donde seexplora lo que hay de ellos en nosotros, y de nosotros en ellos y tambin lasdiferencias entre nosotros (Paz Soldn 2000) otros escenifican directamentesus novelas en Estados Unidos como el chileno Ariel Dorfman (1942), autor deTerapia (2001), localizada en Filadelfia, y el propio Edmundo Paz Soldn en Losvivos y los muertos (2009).

    Esta ltima novela Los vivos y los muertos9 es una eficaz y apasionanteinmersin en la mediocre vida provinciana larvada por tensiones soterradas,donde los mundos virtuales de la informtica correos, chats, blogs, programascomo YouTube, MySpace, Linaje, Facebook, Free Ones alternan peligrosamentecon la realidad y permiten identidades desdobladas y banalizar crmenes urdidosen la ms profunda soledad. Mundo de gigantescos mall, con tiendas comercialesparecidas por las que se vaga ociosamente y restaurantes de franquicia quegarantizan idntico gusto en cualquier punto del pas, donde circulan

    8 El desesperado escritor sube y baja escaleras mecnicas comprobando que ms de la mitad estndescompuestas, sigue a pasajeros pensando que van en su misma direccin y queda atrapado en unvagn detenido por una alerta a la bomba. Pars es una trampa, pero tambin el atisbo de unaliberacin. Cuando al fin se queda solo y comprende que vivir no es simplemente poner un piedelante del otro ni el resultado de un ejercicio respiratorio, inhalar, expirar, el mnimo de airenecesario para que la sangre siga circulando por el cuerpo (1994:131), descubre que la juventud esms extraa que la ficcin, suerte de moraleja de ambiguo significado.9 Comenc a escuchar voces, confiesa el boliviano Paz Soldn en la nota final que explica lanovela, inicialmente concebida como una investigacin periodstica sobre una serie de muertesviolentas en Madison, una gris ciudad del Middle West norteamericano donde ya haba escenificadoparte de La materia del deseo (2001). Son las voces de sus habitantes: adolescentes, nios, mujeresfrustradas y un veterano de la guerra del Golfo expulsado de las fuerzas armadas, que van contandoen forma alternada y progresiva al modo del coro familiar de As I lay dying de WilliamFaulkner sus obsesiones y pequeas ambiciones. El autor puntualiza que en principio poco tenaen comn con esas voces tan ajenas a su propio mundo, pero las hizo suyas y las convirti en unrelato muy personal.

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    desarraigadas tribus urbanas con sus cdigos de comportamiento y vestimenta(poleras de determinadas marcas, vaqueros de corte elegido segn lapertenencia del grupo) son el escenario en el que un desorientado grupo dejvenes,10 la mayora universitarios, comparten el desarraigo y el aburrimientoy una extraa vocacin por el suicidio o el crimen.11

    Hay otras variantes en una narrativa escrita desde y sobre EstadosUnidos por la dispora o por hijos de emigrantes: la de escribir sobre laexperiencia norteamericana de personajes latinoamericanos. Hijo de madreguatemalteca y padre judo americano, nacido en Boston, Francisco Goldmanes autor de El esposo divino (2004) una novela sobre la vida de Jos Mart enNueva York y la misteriosa relacin con la joven guatemalteca que le inspirel famoso poema de La nia de Guatemala.

    En una poca muy solitaria y extraa de su vida segn l mismo hareconocido Goldman se empap de la figura de Mart, llegando a leer partede las ms de 3.000 pginas que dej escritas, preguntndose, en primer lugar,quin era en realidad este hombre. Mart le interes como un hombre lleno dedudas, virtudes y defectos, ms all de la gruesa capa de mentiras que oscilanentre la hagiografa y el sentimentalismo (). La ficcin, en tanto queinstrumento gil y elstico le ofreci la posibilidad de subvertir la versinoficial y restaurar, en la medida de lo posible, la verdad oculta de ese personaje10 Jvenes que pasan horas en los gimnasios modelando cuerpos cuyos paradigmas son losmusculosos seres pixelados de la pantalla del computer, como Jem; adolescentes entregadas alculto de ser cheerleaders, como Hannah, o pendientes de relaciones amorosas, muchas vecesreducidas a un blow job en el asiento trasero de un automvil (Yandira y Hannah) o un handjob frente a la pantalla; mujeres maltratadas resignadas a ser objeto de prcticas sado-masoquistas, como la seora Web; nios que prolongan en el mundo la violencia de losjuegos de una play station (Junior y Tommy), entrecruzan sus destinos en una verdadera sagaconstruida como un puzzle que va combinando fatalmente sus piezas. Seres traumados por laguerra del Golfo como Webb familiarizados con la muerte que han vivido como algocotidiano, y refugiados ahora en los blogs de suicidas y asesinos, la pornografa de la red y lasrdida prostitucin de tugurios suburbanos, urden una violacin y terminan cometiendo undoble crimen horrendo. En este contexto, no es extrao que el violador y asesino quedesencadena una tragedia parezca un ser normal, uno de esos hombres frustrados entre loscuarenta y cincuenta, atrapado en un matrimonio infeliz, sin trabajo y sintiendo las primeraspunzadas de que la poca de la inmortalidad haba quedado atrs y ahora, en cualquiermomento, poda llegar el fin. Asustaba ms pensar que era un ser normal (2009:133).11 Sobre este juego de mscaras virtuales y reales, el cielo opresivo de la ciudad de Madisonslo parece perfecto para los funerales amargos en cementerios con lpidas semienterradas enla nieve (2009:129) algo que parece confirmar la reflexin inicial: Algn da todos los que eneste momento estn vivos en Madison estarn muertos (2009:39). De la violencia y la muerteque la proliferacin de armas favorecen, es difcil escapar. Al final se trata, simple ymetafricamente, de salir con vida de Madison. Slo Amanda lo logra, con la promesa y lafuerza que da la escritura y el propsito de escribir sobre los vivos y los muertos, novela quemuy probablemente Paz Soldn ha hecho suya.

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    joven, guapo y seductor, fascinante mezcla de poeta, soador, periodista sin par,y gran prosista, que pasa en Guatemala dieciocho meses para exiliarse luego pordiecisis aos en Nueva York. De ah surge El esposo divino, plena del misterioque envuelve el amor con la nia de Guatemala y la vibrante vida neoyorquinaque Mart tan bien reflej en sus crnicas periodsticas.

    Los ejemplos de integracin de la diferencia abundan. Oscar Hijuelos enNuestra casa del fin del mundo (1983) narra la historia de una familia cubana quellega a Estados Unidos en la dcada del cuarenta y en Los reyes del mambo tocancanciones de amor (1990) la de dos hermanos que viajan desde La Habana aNueva York para tocar en los clubes latinos como los de Tito Puentes y CeliaCruz. Novelas de una historia tan cubana como norteamericana, alejada deproblemas identitarios y saludadas por la crtica como parte de un patrimoniocomn, no necesariamente signado por el exotismo o la marginalidad.

    El peruano Daniel Alarcn, radicado desde pequeo en Estados Unidos,escribe en ingls Radio Ciudad Perdida (2007), novela sobre una sociedadtraumada por una guerra civil en un pas latinoamericano no identificado,donde la protagonista, Norma, conductora de un programa radial RadioCiudad Perdida, un espacio para gente desaparecida intenta reunir familiasque han sido dispersadas por el conflicto. La idea es simple y exitosa.Cuntos refugiados haban llegado a la ciudad? Cuntos de ellos habanperdido contacto con sus familias? Cientos de miles? Millones? Para laemisora era una forma sencilla de aprovecharse de su angustia. Y para Normala forma ms efectiva de buscar a su esposo (2007:21).

    Alarcn no hace concesiones. Su temtica, ceida a un mundo dondeimpera la violencia y se reconocen posibles escenarios continentales (ElSalvador, Guatemala, Colombia, Per?) est escrita en ingls. A diferencia deotros narradores que al escribir en ingls lo hacen sobre un escenarionorteamericano, aunque sea para referirse a problemas de exilio, identidad,insercin o desarraigo, Radio Ciudad Perdida anuncia una variante literaria deinsospechadas perspectivas: temas latinoamericanos escritos en ingls, lo que enel pasado slo pareca privilegio de escritores nacidos fuera de fronteras. Bastapensar en la obra W.D. Hudson.

    El dominicano Junot Daz (1968), autor de Drown (1996) gana en 2007el prestigioso Premio Pullitzer con La maravillosa vida breve de Oscar Wao(2007), donde aborda la dictadura de Trujillo como una expresin del mundosecundario al que define como ese espacio donde se pueden reordenar loselementos del mundo real de manera totalmente novedosa recuperando lacapacidad de asombro privativa de la niez. Su insercin es total. Sinembargo, ante la pregunta de un periodista: Cree que en Estados Unidos haymiedo al avance del espaol?, responde con tono entre serio y bromista

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    Por qu cree usted que combaten el bilingismo, que en el resto delmundo es una bendicin? Por qu cree usted que apenas traducen a losautores que escriben en espaol? El mercado est ah, los lectores estnah y todo el mundo se cruza de brazos. EE.UU. es la zona cero de lalucha entre el ingls y el espaol, y lo saben. El miedo que tienen esinconsciente, pero muy real. A veces a la gente se le pregunta en quidioma suea. Si a los americanos alguien les preguntara en qu idiomatienen pesadillas no hace falta esperar a que contesten. Las tienen enespaol (2008:36).

    Daz va ms lejos: la literatura de calidad escrita por los latinos enEstados Unidos ya forma parte de la literatura norteamericana. Por lo tanto,recomienda integrarse sin complejos a la literatura del pas en que se vive.

    Otros escritores, como Xavier Velasco van y vienen entre mundos enapariencia antagnicos: Mxico y Estados Unidos. En Diablo Guardin(Premio Alfaguara, 2003) construye con tono desaforado y un lenguaje popularavasallante, el personaje femenino de Rosalba que a los quince aos y tras robara sus padres el producto de una estafa a la Cruz Roja de ciento catorce milseiscientos noventa dlares, se escapa a Estados Unidos y lleva una vidadesenfrenada hasta agotar el peculio. Luego se prostituye y sobrevive malamentecomo indocumentada. En Nueva York se deja corromper por la ciudad en laque de cualquier manera iba a vivir y se dice me siento oscura y luminosa,provinciana y newyorka, violada y violadora; traigo un motor adentro y medan muchas ganas de usarlo para estrellarme contra una pared (2003:182).

    Rosalba se repite soy gringa y I m american, siguiendo el ejemplo desus padres que se tien de rubio y hablan entre ellos en ingls, no puede disimularsu origen e intenta convertirse en Violetta R. Schmidt, mexicana en New York,hija de padre alemn y madre canadiense (2003:230), la herona del cuentoque se ha contado a s misma. Consciente de ser una gerita renegada, unagringa de caricatura, Violetta se acusa de ser yo por todas partes. O sea dequerer siempre ser otra. Y hasta peor: conseguirlo (2003:11), aunque se digaQuin soy para saber quin soy yo? (2003:87). Finalmente descubrir que si seescap de su casa buscando libertad, en realidad lo ha hecho para criar sus propiasesclavitudes. Esclavitudes diseadas a la medida de ambiciones un poquititomenos estpidas (2003:357), que conducen a la comprobacin final: Esta vidaes un Gulag (2003:428).12

    12 La picaresca de los indocumentados para sobrevivir en un hostil Estados Unidos, culminadoen un fracasado regreso a un Mxico no menos cruel, alterna en una doble visin de mundosconfrontados que, finalmente, resultan ser complementarios, incluso en el lenguaje. Velascoalterna el lenguaje coloquial mexicano y sus pirotcnicas ocurrencias con populares expresiones eningls. Lejos de los tpicos del gnero, Diablo Guardin apuesta por una ambivalentecoexistencia. Ambivalencia y contradiccin de sentimientos que el colombiano Jorge Franco

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    HUIR HACIA UNA REMOTA PERIFERIA

    Se trata para otros de huir hacia los mrgenes, a una remota periferia,vivir la liminaridad, instalarse en los confines donde llevar a cabo una experienciade aprendizaje y subjetividad. Deca Marguerite Yourcenar que el emperadorAdriano amaba los confines los limes o lmites del imperio romano porquele conferan libertad. Le brindaban, tambin, extraeza y le propiciaban unaquimrica fertilidad intercultural que aprovech a su pesar el desterradoOvidio (Yourcenar, 2005).

    En Lejos de Roma (2009), Pablo Montoya se instala en esa periferia ylo hace asumiendo los riesgos de abordar un tema trillado por los escritores: eldestierro de Ovidio en los confines del imperio romano, Tomis, hoy la ciudadde Costanza o orillas del mar Negro en Rumania, donde vivi los ltimosaos de su vida sin poder regresar nunca a Roma.13

    Montoya sucumbe, tambin, a esa tentacin y conociendo su vida esposible preguntarse si detrs de Lejos de Roma, no hay un alusivo Lejos dePars. Si Pablo habla por boca del triste Ovidio con nostalgia de un centroevocado desde la periferia, su reflexin est empapada de erudicin, poesa,reflexiones sobre un entorno que lo va apresando, pese a su elitista displicenciainicial. En Pars me pregunt si era recomendable detenerme en las vivenciasde los desterrados y refugiados polticos que uno encuentra en todas partes,pues muchas obras tocan ese tema, desde el boom latinoamericano hasta Elsndrome de Ulises de Santiago Gamboa, ha explicado el propio Montoya.Lejos de Roma ofrece un Ovidio muy personal, que llega a ser ntimo. Aunqueha ledo mucho sobre Ovidio su novela est concebida en un aqu y ahora

    plantea y no intenta resolver. Aunque su madre le aconseja no salgas a la calle!, MarlonCruz el protagonista de Paraso travel (2001) guiado por ese amor pesimista que siemprele ha tenido a la vida, se lanza tras Reina en su disparatada bsqueda de futuro en NuevaYork. Se trata de huir del mierdero local para evitar estar jodidos como todo el mundo. Lastriquiuelas para poder entrar en Estados Unidos, billetes de avin de ida y vuelta a Guatemala,ropa de color negro para cruzar clandestinamente de noche la frontera con Estados Unidos, soncaptulos de la saga de un inmigrante ilegal perdido finalmente en la ciudad desconocida yhostil tras una esquina que parece idntica a la otra. Paraso travel no es otra que la crnica deuna jadeante bsqueda del amor extraviado en esa esquina: hasta la meta, hasta donde acaba labsqueda o donde la pelcula dice fin, hasta donde terminan la fatiga y el cansancio (2001:33).Convencido de que el regreso a Colombia es imposible, ya que nadie vuelve para olvidar,asume con resignacin el dolor y la incertidumbre de ser colombiano y comprende que no sepuede cambiar de patria, porque la patria es cualquier lugar donde est el afecto (2001:242).13 El exilio del autor de Tristes, las cinco elegas que escribi atenazado por la nostalgia, es unafigura literariamente tentadora y as lo han entendido los escritores que la han novelizado,especialmente el austriaco Christoph Ransmayr, autor de El ltimo de los mundos y a quienes laaluden en sus obras como Claudio Magris y la propia Yourcenar.

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    en el que se reconoce sin dificultad el lector. Ovidio, sin perder sus rasgos nisu condicin de romano, es un exiliado moderno.

    Con todas las licencias que da la literatura, el poeta Ovidio de Montoyaha ledo a Borges, Kafka, Ciorn y a Bolao. Tambin ha conocido adesplazados y presos polticos, y sabe cmo se atenta contra la libertad. Nos si mi obra acerca al lector al Ovidio histrico, o lo lleva a hacer una seriede consideraciones sobre el exilio de los escritores. Despus de leer Lejos deRoma sospechamos que logr las dos cosas.

    Con un estilo tan elegante como moroso, a travs de captulos breves,en Lejos de Roma vamos descubriendo que el rechazo inicial a ese vivir en elltimo confn del mundo a esa relegacin por el implacable emperadorAugusto sentida dolorosamente en carne propia, a esa imposibilidad deconcretar la palabra vuelve pronunciada en la soledad del silencio nocturnose va transformando en un resignado disfrutar del retiro y en reflexionar sobrela relativa condicin del exilio.

    No es fcil hablar del exilio cuando estamos en un supuesto centro seafirma Quienes deberan hacerlo seran aqullos que como t padecenlas contingencias de la marginacin. S muy bien que frente al tema de laexpulsin de los hombres de sus tierras se cae en el terreno de larelatividad. No existe un nico centro en los reinos del universo. Elcentro est en todas partes siempre y cuando haya un hombre sensatohabitndolo () Roma y todo centro erigido por los hombres, no esms que una ilusin.

    En Cuaderno de Pars Montoya ya haba confesado estar aturdido detanta dispora y coordenada, creyendo vano procurarme un centro. Pero hayun remedio para superar ese descentramiento y Lejos de Roma nos lo propone:el mejor lugar para comprender la fisura del que no se siente de ninguna parte essumergirse en los libros, sobre todo en aquellos que intentan trazar el paso de loshombres en la tierra, ese trasegar intermitente en busca de una felicidad que noexiste. Sneca desde el otro confn del imperio romano, en la docta Crdoba,propona: Hay que vivir con esta persuasin: no hemos nacido para un solorincn. Nuestra patria es todo el mundo visible.

    Moraleja, si pudiera haberla: sospechar con desdn de los hombres quese creen superiores porque han vivido ms intensamente el desarraigo, aunqueparadjicamente, es en el exilio donde se llega por fin a ser un hombre. Lohaba propuesto como una metfora potica el propio Montoya en Viajeros

    En el exilio la nostalgia nos ilumina y nos consume. En el exilio undilogo persistente con nuestra sombra quieta. En el exilio el primer yel ltimo crepsculo reflejan el aparente paso de los das. En el exilio eleco de los hallazgos se difumina y su opacidad es inmensa. En el exilio

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    la tierra acosa en su ineluctable distancia. En el exilio tu fuga, amor, esdefinitiva.

    Pablo Montoya, tal vez sin saberlo, tras errancias varias, con ese dejode spleen baudeleriano que lo caracteriza, ha ingresado con Lejos de Roma enla madurez literaria: la que da el sosiego de una lectura clsica de los clsicos.

    Ahora parecen descubrirse las potencialidades, la fertilidad de la distanciacomo hace Luis Seplveda siguiendo las huellas de Coloane en Tierra delFuego o de Bruce Chatwin en la Patagonia aunque la connotacin metafricadel confn como periferia extrema le otorga una imprecisa y movedizadelimitacin. No se trata, en todo caso, de formas paroxsticas de la huidacomo la de Arthur Rimbaud en Abisinia o Arturo Cova, el protagonista de Lavorgine de Rivera, hacia el corazn de la selva colombiana, sino de unaespecie de viaje fundacional al modo de Horacio Quiroga en las Misiones. Laautntica patria literaria est, tal vez, ah: en el confn, en una periferia a laque se le ha descubierto un centro o que se lo busca a travs de una erranciaen apariencia sin rumbo. Los confines mueren y resurgen, se detienen, secancelan y reaparecen inesperadamente recuerda Claudio Magris (1991:38)cuya sinuosa y sugerente lejana elabora los mapas de la geografa alternativade las pertenencias.

    En la mejor tradicin de On the road (1957) de Jack Kerouac queconsagr el gnero novelesco de la vida en las carreteras, Osvaldo Soriano enUna sombra ya pronto sers (1990) se lanza con humor al vagabundaje itinerantey sin sentido aparente, al modo de los road movies del cine norteamericano, paraproponer una parodia de novela de viaje e iniciacin con un protagonistacansado de llevarse puesto, aunque el recorrido absurdo por el mapa de unamontona geografa pampeana lo devuelva a su punto de partida o a otro idntico.Las aventuras encadenadas de una galera de personajes tan exticos comomarginales un acrbata prestidigitador, una astrloga, un banquero desaforado,dos jvenes que quieren irse en un destartalado Mercury del 47 hasta los EstadosUnidos perdidos en la inmensidad de una Argentina vaca, con rutas imposiblesy pueblos de calles vacas, donde el camino es el protagonista y los personajessimples mojones que van marcando el errtico itinerario. Ahora no saba adndeiba pero al menos quera entender mi manera de viajar, se dice el protagonistafrente a un camino donde todo es igual a otros caminos: alambrados, vacas,alguno que otro rbol. La buscada evasin a travs del moverse en permanenciaes intil, porque una moraleja secreta se esconde en la interrogante: Por qu siuna vez consegu salir del pozo volv a caer como un estpido?. Porque es tupozo se responde porque lo cavaste con tus propias manos (1990:14).

    No hay tampoco reposo en la bsqueda que se encadena alegricamenteen Crnica del gato que huye (1996) del uruguayo Hugo Burel. A partir de larespuesta de Bruno Leal un exiliado econmico en la Reina del Plata

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    cuya lucha por la supervivencia ha clausurado la nostalgia a un imprecisoanuncio ofreciendo un empleo en la Compaa Manufacturera del Sur, unaempresa de la que se ignora a qu se dedica, se inicia una desconcertantebsqueda en tierras tan ridas como despobladas de la pampa argentina. Citasen pueblos destartalados, hoteles fantasmales, un viaje en un anacrnicoPackard por una carretera plana y montona recta como un tajo sobre laplanicie verde y reseca, suerte de pesadilla geogrfica alrededor de Linaresuna ciudad en decadencia un limbo en el medio de la nada. Sin saber enqu consiste su trabajo, desconcertado por variados y contradictoriosinterlocutores, Leal, como un peregrino que se ha extraviado en el camino deSantiago (1996:116) llega a sentir que la fe es una palabra sin sentido, undesvaro producto del calor (1996:121). Los caminos son circulares, haydesvos y rutas clausuradas, los viejos y arrugados mapas pierden su objeto yuna fuga alucinada en una pick-up conducida a gran velocidad desemboca enun pueblo abandonado para regresar a Linares sin quererlo

    Detenido en un tiempo que ms que transcurrir era capaz de bifurcarse,repetirse y regresar, instalndose como una melaza invisible entre loshombres y las cosas, inundando toda la humilde geografa circundantehasta detener el decurso lgico de los instantes, agolpndolos en unasimultaneidad intil (1996:155).

    Cuando Leal descubre que la Compaa Manufacturera se ha recicladoen una realidad virtual Irondrag que puede visitarse al modo de la isla deLa invencin de Morel de Bioy Casares, todo parece cobrar el sentido de unagigantesca estafa perpetrada para beneficio de unos inescrupulosos que hancorrompido toda la regin. Sin embargo, prisionero de la lgica diablica quelo ha llevado a errar por caminos polvorientos, conociendo gente violenta,cnica o simplemente equivocada, durmiendo mal y comiendo peor, gastandoel dinero en pensiones miserables o en viajes intiles (1996:198), Bruno Lealdecide pasar del sueo virtual a una realidad de carreteras interminables yprecarios hoteluchos, convirtindose en viajante que recorrer ese paisajedesolado para siempre. Por eso se dice en las lneas finales que los signosextraordinarios ya han cesado y el porvenir es largo, como este camino queme va llevando al sur lejano (1996:207).LOS NUEVOS CENTROS DE LA PERIFERIA

    Una primera comprobacin se impone: el canon actual de la literaturalatinoamericana est disperso. Ha perdido sus tradicionales referentes nacionales.Frente al fenmeno de escritores latinoamericanos acusados en el pasado de serdesarraigados, rastacueros, trasplantados tal como se calificaba a fines delsiglo XIX y principios del XX a quienes haban hecho sus maletas, al decirde Flaubert lo que resulta ahora novedoso es la nueva aculturacin creada.

  • Palabras nmadas: los nuevos centros de la periferia

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    Lejos del debate de los aos sesenta entre los escritores de adentro y deafuera del que la polmica entre Jos Mara Arguedas y Julio Cortzarfuera su ejemplo paradigmtico se comprueba que es posible participar enlas otrora prestigiosas capitales de la cultura aportando una visin perifrica ymarginal generadora de nuevos y dinmicos centros.

    Podramos hablar as de un nomadismo fundador, por no calificarlosimplemente de una nueva invasin de los brbaros. Desde esta perspectivala literatura latinoamericana ya no se percibe como una manifestacin valiosade una regin en vas de desarrollo que merece ingresar con un captulopropio en la literatura occidental como se reclamaba en los aos sesenta, enel apogeo del boom sino como parte del pluralismo multipolar a travs delcual se expresa el mundo contemporneo, esos centros provenientes de laperiferia que se instalan en los centros imperiales de antao.

    La paradjica consecuencia es que a travs del complejo universalismo(Picn Salas, 1969:65) y del universalismo enraizado (Reyes, Alfonso) seafianza mejor la diversidad. El mundo es un espejo donde se reflejan todas lasexpresiones nacionales, envindose mutuamente imgenes y destellos. Valoresestticos, constantes temticas, similares inquietudes reaparecen en diferenteslatitudes gracias al poder de la comunicacin y la simultaneidad. Este reflejodel fragmento en el todo, da la ilusin de una contemporaneidad donde hadesaparecido la bipolaridad patria-afuera.

    Sin embargo, la norma es lo excntrico, la centralidad de lo excntrico,la falsa periferia del sistema, lo que divierte a Damin Tabarovsky (1967),autor de La expectativa, Autobiografa mdica: Esta otra literatura, la msradical, la ms desafiante, ocupa una posicin cada vez ms central en elmercado. Por ello, se pregunta Se puede ser excntrico y central a la vez?Con irona, Hctor Libertella proclamaba: Si Argentina es un pas perifricoen el mundo, su escritor ms perifrico ser entonces centralmente argentino.A m me ha costado mucho sostener esta paradoja Cuanto ms marginal,ms central.

    Res.: Apartado postal 10316*50006 Zaragoza (Espaa)

    [email protected]

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