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10 FUNDAMENTOS DE LAS POLÍTICAS SOCIALES UNIDAD I EL HOMBRE SOCIAL: UNA VISIÓN PARTICULAR DE LA VIDA SOCIAL

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FUNDAMENTOS DE LAS POLÍTICAS SOCIALES

UNIDAD I

EL HOMBRE SOCIAL: UNA VISIÓN PARTICULAR DE LA VIDA

SOCIAL

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7.- EL ORIGEN SOCIAL DEL PODER

Desde la Filosofía política de Aristóteles, se plantea que donde exista una diversidad de seres humanos, necesariamente surge la relación de mando- obediencia, del mismo modo las ideas de San Pablo y Santo Tomás han desarrollado una parte del pensamiento aristotélico, particularmente en la que se afirma la necesidad de poder en toda sociedad y, enfatizando que “el poder” manifiesta los anteriormente denominados vínculos de, mando y obediencia que se originan entre gobernantes y gobernadores.

Por otra parte, desde el pensamiento filosófico de Platón, se plantea que

el poder debe ser ejercido por quien posea el mayor conocimiento posible, esto consistiría en convertir en rey o gobernante a los filósofos.

Así, desde la conocida obra de Platón, La República, se intenta explicar

tal cuestión mediante la creación de un Estado ideal; la base de este estado se construye, según el autor, a partir de ciertas carencias y/o necesidades fundamentales para la subsistencia del ser humano y, esta búsqueda ya sea de alimentos, vestuario, abrigo, genera que las personas formen comunidades políticas, a través de las cuales se producen los intercambios de productos.

Una vez satisfecha estas necesidades básicas para la subsistencia, el

ser humano por naturaleza, va creando y necesitando de otros medios para satisfacer nuevas necesidades, surge aquí la desprotección frente a los enemigos de otras comunidades, tal vez más primitivas o en periodos de organización, etapa en la que se busca de una u otra forma liderar y cohesionar al grupo con el objeto de hacer frente a situaciones donde la fuerza organizada se convierte en la denominada clase militar.

Satisfechas las necesidades de productos y de servicios esenciales para

la sobrevivencia y la defensa de las comunidades, es que surge un nuevo componente, más complejo y con la capacidad de gobernar a estas crecientes naciones, nace aquí la necesidad de autoridad política.

De este modo, con el surgimiento de esta autoridad emerge también

una estructura social con bases rígidas, orientada al orden social y a cumplir determinadas funciones al interior de la comunidad en base a las fortalezas de cada sujeto que la integra, identificada como la división social del trabajo, temática desarrollada en profundidad por Emilie Durkheim en su libro “La división social del trabajo”; en estas comunidades originarias las personas optan a ejercer funciones en lo productivo, la defensa o el gobierno, según la estructura definida.

En consecuencia, desde las deliberaciones propias del ser humano, sus

primeras expresiones están orientadas fundamentalmente como resultado de una organización racional y siempre orientada a la cohesión y unidad social.

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Por lo que desde la existencia del conocimiento y, del saber humano, en un comienzo basado en las habilidades de cada integrante de una comunidad, el hombre ha sido capaz de establecerse y sobre su propia situación material, ha logrado instaurarse de modo tal, que sus propios esfuerzos y capacidades le permitan satisfacer tantos sus necesidades individuales como los requerimientos de la comunidad integrante.

Así, con el surgimiento de esta forma de poder y, que sin duda alguna

generó las bases para el inicio de lo que hoy por hoy es un estado organizado, con normativas, deberes, y obligaciones instaurados en el saber común, la sociedad- estado dio sus primeros pasos al alero de la organización de las primeras comunidades.

De esta forma, el hombre ha sabido implantar dominio sobre otros grupos

organizados, haciendo uso en oportunidades de elementos tales como la fuerza, la violencia, e incluso el aprovechamiento de carácter material, ideológico y cultural, con el objeto de lograr una conducción política y en definitiva, mantener el control de las personas mediante la disciplina y modos de organización dados por la propia estructura social.

Tal manejo político se manifiesta en la capacidad de ejercer poder, de un

determinado grupo de seres humanos sobre otros, este fenómeno, se traduce en un ordenamiento establecido y regularizado por la organización que impone lo político a través, de los instrumentos públicos y regulares concentrados en el Estado.

7.1 Formas del poder Si bien, en la actualidad, predomina la democracia en el ejercicio del poder

de un Estado, no se está ausente del surgimiento de contradicciones entre los componentes del poder, frente a las cuales es preciso estar alertas, puesto que en oportunidades tales objeciones provocan, separaciones al interior de un Estado, lo que conlleva a dejar en segundo plano los grandes objetivos que en definitiva conciernen a la nación en general.

Tal situación, no es más que el reflejo de una democracia en proceso de

maduración, con falta de una rigurosidad y bases solidas, que encaucen el accionar hacia la propia sociedad, que en definitiva es en quien repercuten estas alteraciones entre facciones del Estado. Estas diferencias se originan principalmente, por desacuerdos que aún predominan entre la política pública y las exigencias de un mundo global, netamente influenciado por factores como la tecnología y la ciencia, llevando consigo el surgimiento de nuevas dimensiones en todos los aspectos, que conciernen la vida en sociedad.

Retomando el tema de las formas de poder propiamente tal, destacan por

ejemplo el poder político, el cual se desarrolla en profundidad en las páginas siguientes, el económico y el militar, estas formas de poder, adquieren relevancia ya que por su naturaleza, se convierten en mecanismos de control y/o

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conducción del Estado. El poder militar, dispone de una estructura organizada y además del

control de las armas, elementos decisivos a la hora de tomar el poder del estado, dando lugar a los temimos golpes militares, tales manifestaciones de poder son la demostración más profunda de la coerción y la violencia, generando mucho temor en la ciudadanía posterior a la culminación de una guerra civil.

Además de estas formas de manifestación del poder, existen también ejes

de poder y, que ejercen sus facultades desde variados ámbitos de la sociedad y, que por ende enfocan su accionar hacia otras esferas, más allá de lo público o de lo estatal, destacan en estas categorías de poder, los de carácter religioso, el de los medios de comunicación, el poder del conocimiento, entro otros.

El poder de origen religioso, desde sus inicios ha logrado gran cohesión

social entre sus adherentes, haciéndolos seguidores tantos de sus postulados como de las propias normas que se estructuran en el marco de tales entidades.

La iglesia católica, por ejemplo, como una de las más influyentes desde su

capacidad de ejercer poder sobre las masas, ha tenido gran injerencia a lo largo de la historia, en temáticas relativas a la protección de los Derechos Humanos, como los ocurridos en casos de torturas, propios de los golpes de estado, realidad de la que Chile no es ajeno.

El poder de la ciencia con el surgimiento de nuevas tecnologías, ha

alcanzado una enorme influencia y, puede afirmarse que el poder del conocimiento es considerado uno de los más relevantes, tanto para el progreso de una sociedad por la especialización y, el capital cultural, propio de sus integrantes, como en su capacidad evolutiva de crear, innovar, devaluar y, dejar obsoletos ciertos mecanismos de acción que en la actualidad ya han sido reemplazados y desplazados por nuevas tendencias.

Siguiendo a Gutiérrez Ojeda, en su texto, Fuentes de Poder y Democracia,

destaca la organización como entidad generadora de un poder que le es propio y, que surgen como respuesta a una demanda social o al logro de objetivos comunes de sus integrantes; se trata de agrupaciones sindicales, de un partido político, un gremio, una empresa. Lo importante aquí es la capacidad de encauzar el poder que existe en estas entidades, puesto que una mala organización sin duda llevará al caos organizacional y al fin de su propio ejercicio de poder.

Finalmente, es imprescindible hacer notar que, a lo largo de la historia han

existido diversos tipos de movimientos sociales, como por ejemplo el accionar de la clase obrera, en Chile, que dio origen a la tan nombrada “Cuestión Social” que sin duda no era más que una lucha, un descontento de la sociedad por las condiciones sociales que en esos tiempos acontecían.

Destacan también manifestaciones sociales, como las ocurridas durante el

periodo del golpe militar en Chile; la sociedad civil estaba tan fuertemente reprimida, normada y sobretodo se cometían graves abusos de poder, como torturas hacia quienes aparecían, al alero de las fuerzas militares, como

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detractores del poder del gobierno, arbitrariamente ejercido, lo cual derivó en los años 80, con el retorno de la Democracia.

Sin ir más lejos, actualmente han tenido lugar las expresiones de mayor connotación histórica en Chile, debido a las grandes masas de ciudadanos que se han unido a estas manifestaciones de carácter pacífico que han sido convocadas por organizaciones y sociedad civil en general y, que se oponen por ejemplo al surgimiento de nuevas plantas Hidroeléctricas concentradas en la zona de la Patagonia Chilena, como la denominada Hidroaisén.

Como asimismo inciden las marchas estudiantiles que en más de una

oportunidad han tenido lugar en los últimos años y, reclamando temas tan relevantes para la sociedad en general, como lo es el acceso a una Educación de calidad y sin ánimo de lucro, cuestión tremendamente significativa a la hora de encauzar políticas en el área educativa, entendiendo a la educación y/o especialización en general como esencial a la hora de superar situaciones de pobreza, tan propias de segmentos de la sociedad Chilena y, una realidad latente en tantos otros sectores periféricos del mundo.

Desde los planteamientos de Mauricio Olavarría Gambi en su libro

“Pobreza, crecimiento económico y políticas sociales”, en lo referido a la superación de la pobreza, se señala que uno de los elementos más demostrativos y decidores para de salir de la línea de pobreza, es la Educación, sobretodo para aquellos que no han tenido la fortuna de nacer en una familia con mayor capacidad económica y, con un acceso a la educación principalmente en el ámbito de los establecimientos educativos privados. Realidad muy latente en la sociedad Chilena, debido entre otros factores, a las grandes desigualdades económicas presentes en Chile, a la inequidad en la distribución del ingreso y a la concentración del poder económico en unos pocos integrantes de la sociedad.

La educación según el autor, es el mecanismo de acción optimo, como

enriquecedor del saber humano, de la especialización y el acceso a mejores condiciones laborales, lo que en su mayoría trae consigo mejoras salariales y en definitiva la superación de la pobreza.

De ahí su importancia al momento de definir políticas sociales que

conciernan tanto al ámbito educativo como también orientadas hacia los sectores más vulnerables de la sociedad, en los cuales están las mayores cifras de desocupación, mano de obra no calificada que se desempeña por lo general tanto en labores agrícolas de temporada como en obras de construcción, deserción escolar, entre otras dimensiones sociales propias de familias que viven en contextos de pobreza.

Por último es preciso esclarecer, que todos estos movimientos

organizados han tenido lugar como una respuesta de la sociedad, frente a un descontento general, que trasciende los límites de lo educativo y lo ambiental por continuar con los ejemplos de movimientos sociales antes citados, sino que se traduce en un descontento general de la sociedad y, que en el fondo asumen con un grado de conciencia digno de reconocer, que las acciones, por ejemplo en el caso de las Hidroeléctricas, si bien tiene como propósito la generación de energía para la gran parte de la sociedad Chilena, en el corto y mediano plazo,

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entienden que estas acciones sin duda alguna, tendrán consecuencias a largo plazo, futuro en el cual las nuevas generaciones de las cuales sus propios hijos serán parte integrante, puedan verse perjudicadas.

Respecto del poder social, se puede señalar que este ha sido capaz de

generar grandes movimientos sociales, representativos de una sociedad organizada y, cohesionada para el logro de los fines enunciados en las propias demandas sociales.

Así, los grandes movimientos encauzados por la ciudadanía, sean estos

de grupos trabajadores, estudiantes o integrantes de los más variados segmentos de la sociedad, han sido relevantes a la hora de la toma de decisiones, generalmente enmarcadas en el accionar político de los propios gobernantes.

Sin duda, entonces es notable el poder social, dado por la cohesión

social o el poder de las masas, como lo denominarían otros autores, frente a temas que en la actualidad cobran particular sentido y que en el fondo conciernen materias en la cuales la sociedad en general debe tener participación, ya que las decisiones sobre todo tratándose de temas Educativos, Ambientas, o de cualquier naturaleza que deba asumir un gobierno, son de gran importancia y marcan el ayer y el mañana, de ahí que las medidas a considerar deban ser las más consensuadas y ajustadas a las necesidades más que del presente, del futuro y principalmente sobre la base de todos los antecedentes que en el fondo permitan orientar la acción política hacia la mejor de las posibilidades.

En definitiva, el poder social que se manifiesta en las marchas, más que

grandes movimientos organizados por los propios ciudadanos de una nación, es el reflejo latente de un descontento, ya sea de carácter político, social, económico, cultural educacional, que se traduce en manifestaciones publicas que buscan informar la realidad, o al menos intentar traducir el problema social, de modo de frenar las acciones políticas o al menos cambiar el rumbo de las mismas.

También las marchas o manifestaciones sociales, pueden ser de

carácter jubiloso o de celebración, este fenómeno ocurre generalmente por triunfos deportivos, asociados al más popular de los deportes, como lo es por ejemplo el Futbol, instancia en la cual los fanáticos se despliegan en las

Las nuevas tecnologías han tenido una influencia crucial en

el logro de los objetivos de las organizaciones sociales, ya

que dan a conocer masivamente las acciones a realizar,

factor determinante a la hora de lograr la adhesión a estos

grupos y, por ende mayor capacidad de representación del

poder.

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calles generando grandes masas de asistentes convocados por el fervor del triunfo.

Sin embargo, frente a las manifestaciones representativas de un

descontento social, los gobernantes, tienen la obligación y el deber desde el punto de vista político, de escuchar las propuestas ciudadanas, sus demandas y, en lo posible abrir espacios de dialogo destinados a trabajar en conjunto con los líderes de los movimientos sociales para concretar propuestas consensuadas que involucren las demandas de la ciudadanía.

Tales, mediadas favorecen las decisiones políticas puesto que

consideran las dimensiones sociales frente a las temáticas en cuestión, enriqueciendo la tan nombrada participación ciudadana y, además legitiman el accionar del o los gobernantes frente a la ciudadanía en general.

Estas acciones políticas, basadas en los requerimientos ciudadanos,

conllevan un particular sentido de pertenencia y la contribución de los manifestantes, en países democráticos, debe ser considerada, frente a las problemáticas sociales y el accionar político debe desarrollarse en el marco de tales enunciados.

7.2 El poder y los medios de comunicación Históricamente, lo medios de comunicación han tenido una importancia

fundamental a la hora de transmitir, comunicar e informar a las personas tanto de las situaciones que acontecen en el país como en otras partes del mundo, su evolución ha estado dada por la introducción de nuevas tecnologías que han permitido la llegada por ejemplo de la radio a los sitios más apartados de la sociedad y, un televisor es hoy en día un elemento básico que está presente en todos los hogares del país.

Hasta la época de la Revolución Francesa, momentos en los cuales el poder se centraba en el Emperador, el Rey, el Príncipe o el Caballero Feudal, no hubo mayor conocimiento ni desarrollo de estas formas de poder, constreñidas en los medios de comunicación, sino hasta el surgimiento de la Ilustración, periodo cual se logra mediante escritos persuadir a las masas y convencerlas de que tal sumisión no era proveniente de la naturaleza del ser humano y, que por tanto, era posible cambiar esta forma de ejercer el poder, propia de los Emperadores.

Posterior a estas circunstancias, tal como lo plantea Gabriel Gutiérrez

Ojeda, “los medios impresos aumentaron su importancia, y con la aparición de la prensa profesional, de la radio y la televisión, alcanzaron mayor influencia como acondicionadores de la opinión pública”.

Con el pasar del tiempo, los medios de comunicación han ido

evolucionando y teniendo una participación significativa para el acontecer

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cotidiano, gracias a su importancia a la hora de mantener informada a la población, llegando con el surgimiento de la radio hacia los sectores más apartados, sobre todo en el ámbito de lo rural.

En la actualidad, los medios de comunicación tales como la

televisión y plataformas más avanzadas ligadas al masivo uso del internet, como lo son las redes sociales principalmente Facebook y Twitter, entre otras, han logrado una aceptación grande sobre todo por la juventud, fenómeno que le atribuye un poder poco usual a estos medios, cuestión que los posiciona como los medios de comunicación, de mayor adhesión.

7.3 Poder y conocimiento Gabriel Gutiérrez Ojeda, plantea que el ideal para el ejercicio del poder

seria que los sabios y filósofos fueran quienes gobernaran una nación, puesto que ellos son quienes técnicamente poseen habilidades y destrezas propias dadas por la especialización y sus dichos serian mayormente confiables y aceptados por la sociedad.

En tanto, cuando un sujeto poseedor de conocimiento experto, hace

referencia a un tema de su dominio, sin duda que el desarrollo y manejo de la información es tremendamente significativa y, otorga legitimación social, por su calidad de “experto”, sin adicionar que el lenguaje utilizado es de carácter especializado y técnico. En palabras de Gutiérrez, este conocimiento consiste en la capacidad de saber hacer una cosa y dominarla.

Sin embargo, esta capacidad de ejercer poder generalmente no se da en quienes ejercen el poder político o forman parte integrante de los cargos de gobierno de una nación, puesto que una de las características del ejercicio del poder está dada por la autoridad, cuestión aunque legitimada socialmente, no le adiciona saberes especializados, sino más bien poder.

En la esfera de la política pública, es en tanto, donde acontecen la toma

de decisiones más relevantes para la vida de un país y, es aquí donde quien posee mayor capacidad analítica a la hora de decidir las acciones a seguir y que en definitiva favorecerán en mayor medida al segmento social, hacia el

Los medios de comunicación no son autónomos, por lo

que sus dicho y opiniones, más allá del carácter profesional de quienes trabajan en ellos, pueden estar fuertemente

influenciados por los grandes centros de poder económico, de

quienes por lo general dependen.

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cual se oriente la política pública, se verá tremendamente favorecido y respaldado por su experticia y, su grado de experimentación frente al tema.

De modo tal, sabrá expresar y conducir la mejor alternativa frente a un determinado problema puesto que conoce, interpreta y persuade, logrando convencer a quienes representa o sobre aquellos que ejerce el poder, cumpliéndose de esta manera dos de los componentes básicos del ejercicio del poder, dados por la persuasión y la legitimidad.

Por otro lado, para quien ejerce el mando sin capacidad superior de

conocimiento, el grado de dificultad es mayor y su inseguridad también, convirtiendo la toma de decisiones en un acto poco riguroso o meramente por azar, que puede ocasionar consecuencias futuras para la nación.

Lo relevante, a la hora de ejercer el poder en contextos democráticos,

radica principalmente en un adecuado ordenamiento y estructuración social, que den cabida al ejercicio del mismo, desde sus diversos ámbitos y aplicaciones, sin conceder a unos más autoridad que a otros, sino que cada quien según su especialidad a nivel de instituciones del estado de una nación, ejerzan el poder, en base a las facultades debidamente establecidas.

Se debe buscar, entonces, la integración y el ordenamiento como un

todo social, sin privilegiar a un estamento sobre otro, respecto a la Constitución y las Leyes de la nación.

Si bien la democracia es entendida como la mejor forma de gobernar,

ciertamente existen y con el caminar de la sociedad van surgiendo variables nuevas que necesitan de la observación política para encauzar acciones que respondan a estas necesidades humanas.

“El hombre sabio no debe abstenerse de participar en el

gobierno del Estado, pues es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y una cobardía ceder el paso a los indignos.”

Gabriel Gutiérrez Ojeda 1993.

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7.4 La moral como fuente de poder Normalmente, los poderes morales son atribuibles a instituciones

eclesiásticas o filosóficas, sin embargo, es difícil determinar sus proyecciones o el grado de influencia que puedan lograr, pero sus efectos aunque lentos calan profundo en quienes practican o son partidarios de la moral, entendida como una acción que se orienta desde un principio de rectitud, debido a que el sentimiento moral está siempre arraigado en lo psicológico ya sea en las tendencias o en las facultades de grupos o de personas individuales.

Ahora bien, como socialmente, la moralidad es entendida como

rectitud, frente a las propias conductas, comportamientos y acciones en general, es que cobra mayor peso cuando se asume como un deber, lo cual conlleva un grado de responsabilidad significativo, porque si en la práctica existe contradicciones respecto a aquello que en teoría se pretende trasmitir, se debilita el fundamento del Poder Moral, cuestión que generar confusión y descredito social.

A modo de ejemplo, existe un compromiso de gobierno en favorecer

tales valores morales y, está dada por la ratificación de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, aprobada y proclamada en Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948; este documento marca un hito en las más grandes conquistas a nivel espiritual, logradas en los últimos tiempos.

Dentro de los preceptos fundamentales, destacan:

Que toda persona tiene los derechos y libertadas proclamados en esta

Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Sin duda, esta Declaración universal, en su amplitud, ha sido ratificada por los gobiernos y ha favorecido los valores morales, respetando y acatando en las distintas naciones los principios establecidos en la misma.

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8.- NECESIDAD DEL PODER POLITICO, SU FUNCION

Para comprender más estructuradamente la necesidad del poder político y su función, se realizará una breve revisión de diversos autores para generar una mirada más amplia y acabada del concepto.

8.1 Aproximación al concepto El poder político, desde la perspectiva de Max Weber, se entiende

fundamentalmente como una relación de interdependencia, por lo que se adquiere el poder político sólo gracias al consentimiento o voluntad de la ciudadanía subalterna o subyugada.

De tal forma, estando el poder no solo en la sociedad la ciudadanía

puede aceptar, discrepar y, criticar en caso de estar en desacuerdo con las decisiones políticas de sus gobernantes.

Desde la perspectiva de del autor: “La política se deriva del poder”,

entendida la política como la actividad encaminada a conquistar y controlar el poder político, esta constituye la expresión concentrada de la economía, su generalización y su síntesis.

Su intención es analizar al poder desde una perspectiva que tome en

cuenta, más que el conflicto potencial, la forma en que el poder se manifiesta como uno de los elementos que posibilitan el orden social.

George Burdeau plantea que el poder político que es una fuerza de la

voluntad social destinado a conducir al grupo en la búsqueda del bien común y capaz de imponer a los miembros la actitud que ella ordena.

Jean-William Lapierre señala que el poder político es una función social que consiste en tomar decisiones soberanamente para el conjunto de la sociedad global y de asegurar su ejecución por medio de la autoridad legítima y la supremacía de la fuerza pública.

Así, al seguir el apartado anterior, el poder político se asume como el

resultado del ejercicio de las funciones por parte de las personas que ocupan un cargo representativo dentro de un sistema de gobierno en un país, siendo necesario para el funcionamiento organizado de toda sociedad, la existencia de un poder de mando y coerción el cual es atribuido a cuyos miembros que tengan la capacidad de ejercer el poder en el Estado, puesto que para el logro

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de los objetivos y fines de una sociedad, es preciso el nombramiento de autoridades, con la facultad de hacer uso, en caso de requerirlo de la coacción, en circunstancias que no es posible dar cumplimiento a los fines sociales, mediante la colaboración espontanea de cada uno de sus miembros.

Poder Político, entendido entonces como una forma de organización

colectiva que se orienta al logro de objetivos, hace a la esencia de la vida política, implicando una relación de mando y obediencia. Tener poder es la posibilidad de producir consecuencias intencionalmente en otro u otros, a través de ciertos medios físicos o ideales, desarrollándose siempre entre seres humanos, logrando la obediencia por medio de promesas de premios o amenazas de castigos.

El poder es producto de la interacción humana y por lo tanto un

fenómeno social permanente, de tal modo, el poder político antecede a lo moderno, pues antes de él ya existían personas que desarrollaban actividades políticas de luchas por el poder y ejercicio del mismo, esto desde que el hombre comenzó a agruparse bajo alguna forma de liderazgo y, siguiendo ideologías o preceptos que en definitiva han encauzado los actuales procesos de organización de la sociedad.

El francés Maurice Hauriou (1856-1929) definió el poder como una

libre energía, que gobierna a un grupo humano por su superioridad, con el fin de crear continuamente el derecho y el orden.

Harold Laski, politólogo inglés (1893-1950) justificó la existencia del

poder para satisfacer las demandas sociales.

En la Edad Antigua el poder era absoluto, sustentado generalmente en

la idea de un rey consagrado. Con el advenimiento del cristianismo el poder absoluto del monarca se justificó como otorgado por Dios.

En las actuales democracias ya el poder no es absoluto, sino dividido en

los tres poderes del Estado: Poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y debe contar con el reconocimiento, o sea poseer legitimación.

Si bien en las actuales democracias el poder político reside en el

pueblo que lo delega en sus representantes elegidos por el voto popular por un período de tiempo limitado, a lo largo de la historia ha habido diversas formas de entender el poder político las cuales se resumen en dos:

a) El absolutismo Otorgan a la autoridad política todos los poderes – legislativo, ejecutivo y

judicial. En la actualidad han adoptado diversas formas y nombres, han sido reconocidos los faraones, emperadores, monarcas, el nazismo, el fascismo, el comunismo, la teocracia, entre los más relevantes. La característica principal de estos gobernantes es que su propia voluntad está por encima de la ley y, por

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ello, prevalece la arbitrariedad de la autoridad.

b) La democracia En ella el poder está repartido entre diversas instituciones, y al poder

político le corresponde el de ejecutar las leyes, que el poder legislativo hace y el judicial, juzga. En la democracia la ley prevalece sobre el gobernante y, por ello, prevalece el imperio de la ley.

De tal modo, poder político se identifica en sistemas democráticos con el poder Ejecutivo y legislativo de un país, mientras que el tercer poder del Estado, el poder judicial, está dentro de un esquema distinto ya que su legitimidad no está sostenida por el voto del pueblo como los otros dos poderes, si no por el fiel cumplimiento del ejercicio de sus funciones.

Del mismo modo, el poder político de un país, es entendido como legítimo

cuando es emanado conforme a las leyes del país, establecidas en la Carta Fundamental, La Constitución Política de una Nación. Su sistema de legitimidad es otorgada por el pueblo por medio del voto popular, reconocido como el proceso eleccionario en el cual la ciudadanía tiene facultad para elegir a sus gobernantes y/o representantes.

8.2 Procesos democráticos La Constitución Política del Estado, demarca el ámbito del sistema

democrático de una nación, por lo que el contorno político de un país se constituye en la institucionalidad.

La Democracia, a grandes rasgos, consiste en conducir a la nación a

través de un Estado de Derecho, bajo “el imperio de la Ley”, entendida como expresión de la voluntad general y estructurada mediante el ejercicio de la división real de poderes.

En los Gobiernos Democráticos, se contiene la administración del estado

en base al principio de legalidad, con un adecuado control judicial de la propia aplicación de tal premisa de legalidad.

Además es indispensable el reconocimiento moral y la efectiva

aplicación de los Derechos y Libertades fundamentales, según lo estipulado en la Convención de los Derechos Universales del Hombre, proclamada y aprobada por las Naciones Unidas y ratificada por Chile; además de aquellos derechos contenidos en la Constitución Política de la República.

En definitiva, un Estado de Derecho, dado por el ejercicio Democrático

del poder, debe ser capaz de garantizar la defensa, la justicia y la dignidad de la vida Humana, en todas sus manifestaciones, para ello es básico contar con una Constitución que por esencia y enunciados, permita la consolidación del proceso Democrático de una nación.

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8.3 Poderes políticos del estado

a) Poder Legislativo: En una democracia, el poder legislativo elabora y modifica las leyes

existentes. Su función específica es la aprobación de las leyes y, generalmente, está a cargo de un cuerpo deliberativo compuesto por el Congreso Nacional, el Parlamento o asamblea de representantes (Senadores y Diputados, democráticamente elegidos por la ciudadanía.)

En definitiva, la función Legislativa consiste en la producción normas

generales y obligatorias las cuales se orientan a regular la conducta tanto de los ocupantes como de los no ocupantes de los cargos de gobierno.

b) Poder Ejecutivo Consiste en dictar y hacer cumplir las leyes que suele aprobar el gobierno o

el propio jefe del Estado. En la ciencia política y el derecho constitucional, el ejecutivo es la rama de gobierno responsable de la gestión diaria del Estado. En muchos países, se utiliza la palabra gobierno para referirse al poder ejecutivo, pero este uso puede resultar confuso en un contexto internacional.

Según la doctrina de la separación de poderes, redactar las leyes es

tarea del poder legislativo, interpretarlas y normalizarlas es tarea del poder ejecutivo, y hacerlas cumplir es tarea del poder judicial. En la práctica, sin embargo, esta separación no suele ser absoluta. El jefe de gobierno es la figura visible y de mayor importancia del poder ejecutivo.

En un sistema presidencial, el jefe de Gobierno o Presidente es también

el jefe de Estado, mientras que en un sistema parlamentario es generalmente el líder del partido con mayor representación en el poder legislativo y es comúnmente llamado Primer Ministro.

c) Poder Judicial El es aquel que, de conformidad al ordenamiento jurídico, es el encargado

de administrar justicia en la sociedad, mediante la aplicación de las normas jurídicas en la resolución de conflictos.

Bajo la separación de poderes, nace el llamado estado de derecho, en

el cual los poderes públicos están igualmente sometidos al imperio de la ley.

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Así, el Poder judicial debe ser independiente para poder someter a los restantes poderes, en especial el ejecutivo, cuando estos contravengan el ordenamiento jurídico.

El Poder Judicial de Chile está constituido por los tribunales,

autónomos e independientes, establecidos por la ley, a los cuales les corresponde el conocimiento de todos los asuntos que sea de su naturaleza o calidad de las personas que en ellos intervengan.

Lo integran, como tribunales ordinarios de justicia, la Corte Suprema, las Cortes de Apelaciones, los Presidentes y Ministros de Corte, los Juzgados de Letras, los Juzgados de Garantía y los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal.

Asimismo, forman parte de él, como tribunales especiales, los Juzgados

de Familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional, y los Tribunales Militares en tiempo de paz.

De tal forma y, conforme al ordenamiento jurídico, el Poder Judicial

juega un papel decidor a la hora de velar por el cumplimiento de las leyes, propias de una nación, regulaciones que han sido creadas, modificadas o derogadas y, por tanto conocidas por el país.

Su función principal consiste en aplicar la normativa legal vigente, a

quienes no cumplan las leyes aprobadas por el Poder Legislativo en el Senado, tanto por la Cámara de Diputados como por los Senadores de la República; leyes aplicadas por el Poder Ejecutivo de un país, quien en definitiva tiene el poder de gobernar la nación.

Esquema explicativo poderes políticos del estado

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9.- NATURALEZA DEL PODER

Siguiendo a Arturo Fernández en su Libro Políticas Sociales y Trabajo Social, el poder en la sociedad humana, se entiende como la capacidad que tiene un individuo o grupo social de tomar decisiones que afecten las actividades de otros individuos o grupos, según los intereses y la voluntad de quien dispone de esa capacidad.

Es latente, en la sociedad histórica y actual, la existencia de una forma de

poder, es decir de una relación de mando-obediencia entre una cúpula que dirige y "una base que es dirigida, la cual define las características propias del poder, enmarcadas en esta mutua relación que en definitiva hace funcional la idea de poder, según lo que se explica en el apartado siguiente.

9.1 Relación mando-obediencia En primer lugar, el poder se ejercita mediante una determinada

combinación de fuerza o también denominada coacción, junto a ella está la persuasión la cual busca convencer a las personas para actuar de una u otra forma, generalmente pretende inclinar al grupo hacia el accionar de quien ejerce el poder, tal actitud genera temor y al mismo tiempo adhesión.

Así, la fuerza como componente propio de quien ejerce el poder genera

temor a la sanción en el que "debe obedecer" sabiendo que si no acata será

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reprimido. Mientras que la persuasión es ejercida por el que manda para convencer

al que "debe obedecer" acerca de las ventajas, sean éstas de carácter moral y/o material, que pueden derivarse del acto de sumisión.

Si el ejercicio del poder se basa exclusivamente en el uso de la fuerza y

la violencia puede lograr sus objetivos en el corto plazo social; pero no podrá mantenerse sin una adecuada dosis de esa persuasión, que genera aceptación social en el mediano y largo plazo, por lo que es imprescindible, en esta relación mando-obediencia, la presencia de estos tres elementos, para conseguir un ejercicio eficaz del poder.

En definitiva, la coacción constituye un elemento básico para el logro de

lo social, la cual apoyada en la persuasión genera aprobación en el colectivo social y, es ésta relación, la que logra mantenerla en el tiempo.

En segundo lugar, el poder para ser aceptado por quienes obedecen,

requiere necesariamente de un cierto grado de aprobación en el ejercicio del mismo, lo cual se reconoce como la legitimación, para ello quien manda, debe aparentar que su gobierno está dirigido hacia todos quienes le obedecen, sean éstos partidarios o detractores, desde el punto de vista de su aceptación en el cargo. En tal sentido, el poder logra la integración social, de la comunidad o nación que gobierna.

Sin embargo, el poder también involucra una lucha constante entre

individuos o grupos por acceder a las posiciones de mando y a las ventajas o privilegios que pueda traer consigo el ejercicio del cargo o, por el simple hecho de tener poder y ejercerlo.

En ocasiones, la búsqueda de estos privilegios que emanan del ejercicio

del poder, da lugar a las disputas por el poder, que al parecer van intrínsecamente ligadas a la realidad del poder.

10.- PODER, UNA MEZCLA DE CONCENSO Y COACCION

Dentro de esta temática cabe mencionar y desarrollar el concepto de coacción, el cual será definido como el medio utilizado para que terceros sigan una determinada conducta, la cual puede ser física o psíquica.

Estas acciones se utilizan como palanca para forzar a la víctima a actuar

de la manera deseada. La coacción puede implicar la imposición efectiva de dolor físico, lesión o daño psicológico con el fin de mejorar la credibilidad de una amenaza.

La amenaza de daño adicional puede conducir a la cooperación o la obediencia de la persona que está siendo coaccionado. La tortura es uno de los ejemplos más extremos es decir, dolor intenso de la coacción se inflige a

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la víctima hasta que proporciona la información deseada.

La coacción dio paso a la coerción que es la situación donde el

tercero realiza el mandato debido a la amenaza del uso de la violencia, es decir, la potencialidad del uso de esa violencia. Se excluye así el papel totalmente activo, enmarcado en el ordenar y hacer cumplir reservando a la autoridad un papel parcialmente activo, es decir, sólo ordenar.

La coacción se fundamentaba en el temor de un daño seguro en el caso

de incumplir lo ordenado. De esta vertiente del poder se desarrolló lo que posteriormente se conoció como delitos contra la autoridad, es decir, desafiar al poder.

El consenso se entiende como el modo de tomar decisiones, que

requiere de dialogo y que se escuche, se hable, se comprenda y, se considere todo para alcanzar un determinado acuerdo. De esta forma, se llega al consenso a través de un proceso que lleva a todas a apoyar una decisión.

El diccionario de la Real Academia Española, define el consenso

como “Acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos”.

En el ámbito institucional, las decisiones por consenso son la base de

un estilo de conducción participativo, instalando un modo "horizontal" o “circular” de comunicación y búsqueda de soluciones.

Desde el punto de vista jurídico se define como “Conformidad,

aprobación” En definitiva, se entiende como un acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos. Es una palabra mágica que se utiliza para justificar la necesidad de que todo el mundo esté de acuerdo con el sistema político apoyado por la oligarquía política gobernante.

Algunos autores relevantes relacionados con una perspectiva

consensual de la sociedad son Durkheim y Talcott Parsons, quienes también han desarrollado la idea de consenso desde sus propias observaciones de la realidad.

Una decisión por consenso, no obstante, no implica un consentimiento

activo de cada uno, sino más bien una aceptación en el sentido de no-negación.

También hay interpretaciones del vocablo que se refieren al consenso como formador de las sociedades, en oposición a las relaciones de conflicto, quienes encuentran en Hobbes la explicación más general de sus interpretaciones sobre la existencia de la sociedad, hablando de una naturaleza humana tendiente en mayor o menor medida a la igualdad de conjuntos de creencias, con distintos argumentos y elementos teóricos en cada caso.

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10.1 Etapas de un proceso consensuado El proceso de decisiones por consenso, por lo general pasa por tres

etapas, las cuales a continuación se detallan:

1.- La etapa de diálogo es aquella en la que se reúne el grupo para tratar ampliamente un tema. Se comparten con libertad pensamientos, opiniones, sentimientos, ideas y se reacciona ante los aportes de las demás. Esto es esencial en el consenso. En esta etapa se puede cambiar de opinión al escuchar otros aportes.

2.- La etapa de las propuestas. Sucede a la del diálogo. Se buscan aspectos de común entendimiento y acuerdo.

3.- La etapa de modificación. Es el momento en el que la propuesta a la que se ha llegado como síntesis de los aportes de todas se pone a prueba y se modifica para que responda a las necesidades del grupo.

11.- ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DEL PODER Cabe señalar que el poder político está compuesto por la fuerza, la

influencia y la autoridad los que a continuación de describen: a) Fuerza: Entendida como la capacidad de ejercer la propia voluntad sobre un

tercero, el ideal se encuentra en lograr que tal sujeto, asienta o ejecute una determinada acción, aun cuando ésta sea ajena a su propia voluntad.

En ocasiones la fuerza se manifiesta valiéndose de agentes públicos

encargados de mantener el orden. Aquí surge la acción de la fuerza pública como tal, netamente asociada al poder y uso de la fuerza como medios de control social.

También puede ser interpretada la Fuerza, como la facultad de negar u

otorgar a otro, el acceso a bienes, recursos o libertades, tal fenómeno se plausibiliza, por ejemplo, en las instituciones políticas cuando, haciendo uso de sus potestades, éstas encarcelan, embargan o multan a algún ciudadano.

b) Influencia La característica principal de la influencia, es la capacidad de persuasión,

mediante la cual intenta convencer y movilizar el apoyo del mayor número de ciudadanos posibles ya sea para sostener o para resistir a determinadas propuestas. De tal forma, la influencia opera como el medio optimo para la

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propaganda, pudiendo mediante el ejercicio de la misma, difundir las ideas y las propuestas de un determinado grupo o sector.

Por otra parte, puede lograr por medio de la organización la movilización de

un grupo para conseguir los objetivos propuestos. En definitiva, por razón de tal influencia, entendida como la autoridad de un sujeto para intervenir sobre otras personas, es que se concretan, ciertas ventajas o beneficios que pueden favorecen a un sector determinado.

c) Autoridad: Puede ser definida como la capacidad de un sujeto para que sus

indicaciones u acuerdos sean aceptadas por los demás, porque cuenta con un prestigio o una solvencia que se le reconocen de antemano.

Tal atributo se legitima principalmente en el Poder de quien Gobierna o

ejerce el mando, ya que se asocia con quienes practican el poder. Esta acumulación de popularidad o de confianza que exhibe quien goza de

autoridad puede provenir de factores diversos, tales como: el ocupar un cargo público, ya sea un alcalde, diputado, etc., el reconocimiento de un prestigio moral (científico), trayectoria histórica conocida y/o logros alcanzados.

11.1 Legitimación del poder En términos generales y, siguiendo a Gabriel Gutiérrez Ojeda, en su

Libro “Fuentes de Poder y Democracia” parece relevante asumir este precepto al hablar de Legitimidad del Poder; el autor hace alusión a una cita de John Adams en la cual se establece lo siguiente, “Todos los gobiernos dependen de la buena voluntad del pueblo” y, ciertamente que en periodos racionales y democráticos como los actuales, de la era moderna, cobran especial sentido sus palabras, siendo la propia ciudadanía quien decide a quienes eligen como sus representantes políticos en las diversas esferas de acción, delimitadas por los cargos a ejecutar.

Por ende esta capacidad de los sujetos electores de un país

determina y legitima la acción política, el ejercicio del poder y la autoridad, propia de sus gobernantes.

Entonces la Legitimidad, como un término utilizado en la Teoría del

Derecho, en la Ciencia Política y en Filosofía que define la cualidad de ser conforme a un mandato legal, a la justicia, a la razón o a cualquier otro mandato cierto, se obtiene mediante un proceso de autentificación, que le atribuye un valor propio al ejercicio del poder y otorgado cívicamente.

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11.2 Legitimidad política Si la legitimidad jurídica se refiere a la ley, la legitimidad política se refiere

al ejercicio del poder. El poder político que es percibido como legítimo será mayoritariamente obedecido, mientras que el percibido como ilegítimo será desobedecido, salvo que se obtenga obediencia por medio de la violencia del Estado.

No debe confundirse legitimidad política con afinidad política. En

democracia, los votantes del partido político perdedor pueden lamentarse por haber perdido las elecciones, pero no por ello desobedecen al nuevo gobierno. Tampoco debe confundirse legitimidad con democracia, puesto que durante la Monarquía Absoluta, por ejemplo, el pueblo consideraba masivamente legítimo al monarca, que no había sido elegido por mayoría.

La legitimidad política se podría entonces definir desde dos perspectivas:

la de quien obedece y la de quien manda. Desde la perspectiva de quien obedece, será legítimo aquel gobierno que

accede al poder (legitimidad de origen) y lo ejerce (legitimidad de ejercicio) cumpliendo los requisitos que los que obedecen creen que tiene que cumplir para mandar.

Desde la perspectiva de quien manda, será legítimo aquel gobierno

que accede al poder y lo ejerce haciendo ver a los que obedece que cumple los requisitos para mandar.

La legitimidad así entendida es un compromiso entre ambos extremos. Desde luego, la teoría de la legitimidad no prejuzga la bondad o maldad de tal o cual régimen político, sino que examina, simplemente, los mecanismos de mando y obediencia. Resta decir que, en términos generales, cuando el poder pierde su legitimidad deja de ser poder, salvo que ejercite la coacción.

La legitimidad se entiende como el concepto con el que se

enjuicia la capacidad de un poder para obtener obediencia sin necesidad de recurrir a la coacción que supone la amenaza de la

fuerza.

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BIBLIOGRAFIA

Fuentes de Poder y Democracia, ensayo de Gabriel Gutiérrez y Ojeda, Santiago 1993.

Derecho Político, Humberto Nogueira A, Francisco Cumplido C., U. Nacional Andrés Bello, 1990

Manual de Educación Cívica, Ed., Jurídica de Chile, 1997