Hanson NR Patrones de Descubrimiento Cap. 1

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  • Norwood Russell Hanson

    Observacin y explicacin: gua de la filosofa de la ciencia. Patrones de descubrimiento Investigacin de las bases conceptuales de la ciencia

    Versin espaola de Enrique Garca Camarero (para Patrones de descubrimiento) Y Antonio Montesinos (para Observacin y explicacin)

    Alianza Editorial

  • Ttulo original: Observation and Explanation: A Guide to Philosophy o/ Science Patterns of Discovery.-An Inquiry into the Conceptual Foundations of Science

    O Cambridge University Press. 1958 (Patterns of Discovery) O 1971 by F . Fay Hanson; por autorizacin de Harper & Row

    Publishers. Inc . (Observation and Explanation) Ed . cast . . Alianza Editorial. S . A., Madrid. 1977 . ISBN: 84-206-2177-3 Depsito legal: 3.614-1977 Fotocomposicin. Compoprint. Marqus de Monteagudo. 16. Madrid-28 Printed in Spain Impreso en Artes Grficas EMA . Miguel Yuste. 31 . Madrid-17

    INDICE

    Observacin y explicacin: gua de la filosofa de la ciencia

    Prefacio . por Stephen Toulmin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Obsewacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Hechos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 Medicin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 Induccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Experimentar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Causalidad 29

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Explicacin 35 Teorar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Leyes 42 Hiptesis-Deduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Retroduccin 51 Enridader teracar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Teorema de Craig 55 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Verificacin 58

    Refutacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 Modelos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60

    Patrones de descubrimiento . Investigacin de las bases conceptuadas de La ciencia

    Prlogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71

  • PREFACIO Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1. Obsqrvacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11. Hechos .

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111. Causalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IV. Teoras

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . V. Fsica clhsica de partculas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VI. Fsica de partculas elementales

    Apndice 1 .................................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Apndice 11

    Nomuood Russell Hanson (1924-67) fue un hombre fuera de su tiempo, un carcter del Renacimiento floren tino desarrollado en los Estados Unidos contemporneos. Hanson mostr lo mucho que todava puede lograr, incluso dentro de la profesionalizad sociedad tecnocrtica de la mitad del siglo X X , el verdadero amateur: el hombre que se convierte a si mismo en un maestro de un arte o ciencia motivado por su curiosidad, amor u obstinacin pura, sin conexin con el problema de ganarse la vida. Y mostr que tal amateur puede conseguir una gran riqueza y variedad de experiencia en toda una gama de actividades que desbordan las fronteras existentes entre ellas. De este modo, se convirti en un .hombre de muchos oficios y , de un modo propio muy especial, en un maestro de todos ellos.

    Cuando Russ Hanson muri en Abril de 1967, pilotaba su propio Grumman Bearcat, con el que haba planeado batir el rcord mundial de velocidad para aviones con motores de pistn. (Haba aprendido a volar como piloto de la Armada de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y, en los arios que estuvo en Yale, daba exhibiciones acrobticas en verano con el apodo de .El profesor volador)).) Pero era tambin un msico de talento, que improvisaba al rgano, a la trompa o a la trompeta, e igualmente un dibujante notable, con una disposicin especial para los dibujos de figuras grotescas e imaginativas que recuer- dan a las de Fuseli o Blake. Si su propia casa necesitaba atencin, igualmente haca el trabajo por s mismo, colocando en su sitio sin la ayuda de mquinas, vigas de acero ante las que hubiesen palidecido

  • muchos maestros de obras. Incluso la fsica terica, sobre la que escribi como filsofo con tanta autoridad y confianza, la haba aprendido en gran medida por s solo; y, en los ltimos aos de su vida, poda discutir los problemas ms tcnicos de la mecnica cuntica con los profesionales punteros de ese campo, de una forma que ganaba su respeto, en extrao contraste con la frustrada exasperacin con que los cientficos activos consideran los argumentos de la mayora de los filsofos de la ciencia profesionales.

    Hanson adquiri en gran medida su educacin universitaria, des- pus de cumplir sus obligaciones militares, en las universidzdes de Chicago y Columbia, y fue como graduado a Oxford. All aadi rpidamente a sus habilidades previas la maestra en los mtodos del anlisis filosfico britnico posterior a la guerra, y fue nombrado catedr- tico de Filosofa de la Ciencia en la Universidzd de Cambridge. Despus de los acontecimientos de Suez en 1956, desilusionado con Gran Bre- taa? regres a Estados Unidos y se enfrasc en la tarea de organizar el recin creado departamento interdisciplinario de Historia y Filosofa de la Ciencia de la Universidzd de Indiana, que en gran medida debe su mpetu continuado a sus esfuenos.

    Los ensayos y los polmicas escritos de Hanson abarcan el espectro completo que va de la lgica filosfica a la teologa, la teologa, es innecesario decirlo, de un no creyente; porque en religin, como en todas las cosas, era fuertemente anti-impresionante. El dogmatismo, incluso en dejinsa de opiniones que l sustentaba, despertaba su espritu polmico; consideraba todava peor que creer u10 correcto por razones falsas creer algo sin ninguna razn. Los dos libros publicados durante su vida, Patrones de descubrimiento y The Concept of the Positron (el concepto de positrn), fueron ambos como pasteles intelectuales; variables en cuanto a textura, pero rellenos de cosas buenas. El ensayo que viene a continuacin nos ofrece otros fragmentos caractersticos de ese estilo sabroso y lleno de modismos, que k fue tan propio y que sus amigos llegaron a apreciar tanto.

    STEPHEN TOULMIN Enero 1971

    OBSERVACION Y EXPLICACION: G U l A DE LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA

    Observacin Pascal situ al hombre a mitad de camino entre los ngeles y las

    bestias. Es de esta posicin, pensaba l, de la que surge la situa- cin humana. La ciencia, el glorioso logro del hombre moderno, se halla anlogamente situada entre la matemtica pura y la expe- riencia sensorial bruta: es de la tensin conceptual generada entre estas coordenadas polares d e la que provienen las perplejidades filosficas sobre la ciencia.

    Este es el esquema de todo lo que sigue. Nuestra Gua de la Filosofa de la Ciencia recorrer un terreno conceptual de temas estndar, enfocando primero a la Escila del formalismo y mirando despus a la Caribdis del sensorialismo. La mayora d e las discusio- nes filosficas de la ciencia se dirigen inicialmente hacia las desnu- das y escarpadas rocas de la simbologa y regresan despus hacia el. otro extremo: el turbulento y prolfico remolino de la fenomenolo- ga. iPavoroso formalismo a estribor!, jempirismo informe a babor! Los ms fructferos de estos engagements du voyage resisten los embates hacia ambos desastres navegando a lo largo de la sutil lnea de equilibrada razn y prudente moderacin que apenas alcanza a distinguirse entre ellos.

    Nuestra estrategia ser aqu delinear estos extremos (la tesis sensorialista)) y la (canttesis formalista), sealando algunos de sus atractivos y de sus desventajas. Una resolucin equilibrada que nos lleve por el centro del canal (una ((sntesis estable y realista),

  • 12 N. R. Hanson Obkrvacin y explicacin 13

    ser el objetivo que se perseguir en cada etapa del sinuoso viaje que ahora emprendemos.

    La ciencia natural se interesa por los hechos de este mundo. Los resultados de tal inters se articulan en enunciados factuales. (Ninguna coleccin de enunciados no-factuales puede constituir una ciencia natural.) Pero los enunciados factuales poseen esta propie- dad: son sintticos vis-2-vis su estructura como signos. Es decir, todo enunciado factual es tal que su negacin no genera ninguna inconsistencia formal. E es sinttico (en un lenguaje L), si, y slo si, es consciente al tiempo que no-E tambin lo es; ni E ni no-E generan (en L) nada de la forma Q y no-Q. Un E de ese tipo podra ser un enunciado factual en L debido precisamente a que la pregunta es E un enunciado de hecho?>, no puede responderse mediante el anlisis solamente.

    Cmo puede, entonces, determinarse si un enunciado factual dado, E, es o no es verdadero, es decir, es un enunciado de hechos? El escrutinio semntico y simblico no es suficiente; nada relativo al estudio de la sintaxis, o al anlisis del significado, puede escoger un E como aceptable, a la vez que descarta no-E, por la va de la sola inspeccin. Y ello debido a que tanto E como no-E son lgicamente consistentes, lo cual equivale a repetir que E, al ser un enunciado factual, es sinttico.

    Se precisa de la experiencia observacional para separar aquellos enunciados factuales que se cumplen de los que no se cumplen, quedando slo los primeros como candidatos a la inclusin en sistemas de ciencia natural informativa. (Ninguna coleccin de enunciados factuales conocidos como falsos puede constituir una ciencia natural.)

    Pero esto hace que el proceso de observacin resulte algo pavloniano, no es as? Sugiere que los enunciados factuales se presenten por parejas (E y no-E), para ser despus sujetos a contrastacin observacional (din-don), de tal manera que E o no-E resulta corroborado (jsalivacin!). Sugiere que algo como cido o base nos es indicado como respuesta por un papel de tornasol sumergido en un lquido.

  • rpidamente con el descenso, que existe una deficiencia de sodio en el suelo de Connecticut y que el ndice d e aguas d e Nortearn- rica ha descendido, son todas afirmaciones relacionadas con obser- vaciones que sobrepasan con mucho el orden de complejidad que permite la experiencia sensorial bruta. Tampoco son casos que re- quieran simplemente extensiones fsico-biolgicas d e los sen- tidos que ya tenemos, porque los telescopios, microscopios, termo- sensores no bastan para determinar que el movimiento de Marte es retrgado, que la sangre est iritoxicada o que la actividad volcnica es inmanente. Ser capaz de dar sentido a los sensores exige conocimiento y teora, no slo ms seales sensoriales. (La com- prensin del significado de las seales de las banderas que ondean en el puente del Queen Elizabeth no suele requerir que se haga ondear an ms banderas.)

    Este reconocimiento de un fuerte elemento terico dentro de la observacin cientfica conduce algunas veces a los filsofos a dar a entender que las seales proyenientes de la materia de que se trata son menos importantes d e lo que realmente son. Para un Descartes, un Poincar o un Eddington, la observacin puede empequeecerse hasta ser poco ms que la provisin de valores para variables en un algoritmo terico, en un marco de compren- sin. A tales pensadores los instrumentos d e laboratorio, la medicin y el diseo experimental puedep'parecerles que entran en escena tan slo para aportar las condiciones iniciales)), los ms simples puntos de partida localizados de la reflexin cientfica. Tales condiciones slo recuerdan a lo dado dentro del clculo matemtico, son la ocasin para los problemas, no sus soluciones, no son conocimiento propiamente dicho. Aun como tales, a menudo deben ser corregidos, remodelados y procesados para su posterior utilidad dentro de un sistema de clculo. El terico presiona al observador con preguntas como en qu medida las desviaciones del 'caso ideal' son atribuidas simplemente a la tos- quedad del aparato experimental?, hasta qu punto son funda- mentales para nuestra comprensin de los fenmenos las desviacio- nes, amplitudes de error, fricciones, dislocaciones, deformaciones, etc. detectadas, cosas todas ellas inseparables de los instrumentos y tcnicas d e medicin?)) En pocas palabras, en qu puntos pode- mos ignorar los 'efectos laterales' de las sondas insuficientemente sensibles que usted utiliza (y que, iay!, ocupan n~estra~atencin) y, en cambio, ponderar los aspectos esenciales d e los propios acontecimientos?

    En este caso, es como si la forma conceptual* de las teoras de uno, la postura y estatura de las presuposiciones de uno, determi-

    Observacin y explicacin 15

    nasen dnde han de limpiarse las observaciones; dnde deben realinearse y reprocesarse de modo efectivo para ser insertadas en el marco terico de una ciencia, su estructura para la inteligibilidad.

    Sin duda es muy importante reconocer este rasgo central de la observacin cientfica. La comprensin de los fenmenos se ve a menudo precedida por estudios sobre fluidos ideales, superficies sin friccin, palancas estrictamente rgidas, cuerpos perfectamente elsticos, envergaduras infinitas, traslaciones unidimensionales, par- tculas puntuales y, en general, casos puros. Cuando nuestras ideas de los procesos estn estructuradas por tan delicadas concep- ciones, los miles de sobresaltos naturales de la observacin real pueden suavizarse y hacerse tratables en trminos d e lo que es razonable)). Una fontanera inexperta, una mala carpintera y una tcnica pobre d e banco d e laboratorio no tiene por qu moldear nuestra comprensin de la materia de que trata una ciencia. Esta actitud fue bien transmitida por Laplace cuando escribi: La astronoma es un gran problema de mecnica en el que los elementos de los movimientos son las magnitudes constantes arbitrarias. La solucin depende de la precisin de las observaciones y de la perfeccin del anlisis. Es muy importante rechazar codo proceso emprico, y completar el anlisis, de manera que no sea necesario derivar de la observacin sino los datos indispensables. Mcanique Cleste (1799-1825), vol. 1.

    Aunque Laplace reconoci la indispensabilidad de la observa- cin en algn punto (si es que la teora cientfica ha de estar enganchada al mundo natural exterior), su deseo era, no obs- tante, el de mantener en el mnimo el contenido observacional- descriptivo de la ciencia analtica. As, el 'trabajo' de laboratorio debe estorbar tan poco como sea posible a la principal funcin de la empresa cientfica, a saber, la consecucin de comprensin terica, de conocimiento. Los refinamientos en conductos y circui- tos, en la concentracin de rayos y en el empleo d e detectores, en la espectrometra, termometra e hidrometra pueden hacernos avanzar unos decimales con el informe d e los resultados de las mediciones, pero es raro que determinen una forma nueva de una ecuacin, o un nuevo tipo de inferencia relativo a un tema viejo.

    Peridicamente, sin embargo, los tericos quedan atrapados en una actitud de tanto-peor-para-los-hechos. Histricamente, tal confianza parece casi comprensible, sobre todo despus de los descubrimientos exigidos por la teora, como los del antiprotn, el antineutrn, el neutrino, el positrn de Anderson, el planeta Neptuno (cuyo descubridor fue Leverrier el terico, no d'Arret, el ayudante de Galle, que fue el primer hombre cuya retina

  • 16 N. R. Hanson

    distingui el nuevo punto luminoso), etc. Pero aun as, el punto medio,, filosfico debe ser siempre el que reconozca que las observaciones significativas de una ciencia son aqullas que cum- plen los criterios de relevancia incorporados a la teora vigente y, al mismo tiempo, son capaces de modtjcar esa teora mediante el riguroso e inquebrantable reconocimiento de lo que es el caso, de los hechos. La ciencia no fabrica los hechos, por mucho que pueda darles forma, color y orden.

    Hechos

    Las observaciones lo son de cosas como pares de partculas, perturbaciones y polinizacin. Los hechos son que, por ejemplo, se produjo un par en una lluvia de rayos csmicos en x,y,z y t . Otro hecho es que nuestra luna perturba, o desva, a los satlites artificiales de sus rbitas circunterrestres puras (keplerianas). Otro hecho es que nuestro sol est situado a 30.000 aos-luz del centro de nuestra galaxia.

    Las construcciones lingsticas con la conjuncin que estn siempre cerca de toda articulacin de lo que los hechos son; y de un modo necesario. Esto debe sugerir cierta intimidad conceptual entre lo que consideramos hechos y el lenguaje en que los afirma- mos, o al menos entre los hechos y los tipos de entidad lgica que designamos como 'enunciados'. El enunciado E afirma que x, y, y z. Si E es verdadero, entonces el hecho debe ser que x,y,z. Tal verificacin puede haberse realizado por la va de la observacin cientfica de aquello que E describe como verdad. (Por supuesto que las lneas conceptuales no estn en este caso muy ntidas, podra decirse que el cientfico observa que x, y, z, haciendo de esa manera evidente la verdad de E. Pero lo que se pretende, parece claro.) Nuestras observaciones de, por ejemplo, las flores y las abejas, y de lo que hacen (E) puede establecer como un hecho para nosotros que E, en cuyo caso (dado que optsemos por expresarnos lingsticamente a tal efecto) afirmaramos que E. Observamos objetos, procesos y acontecimientos. Pero los hechos deben ser un tipo diferente, lgicamente diferente, de denotatum, Nosotros no observamos hechos (qu aspecto tendran?). Los hechos no son objetos, o colecciones de objetos, o constelaciones de objetos. Los hechos sonpara el caso que, v. g., una abeja, al tiempo que chupa el nctar de una flor, recoge polen con sus patas, depositndolo ms tarde en otras plantas y fertilizndolas de ese modo. Un enunciado . a ese respecto sera verdadero, o falso, en virtud de hechos de ese

    Observacin y explicacin 1 7

    tipo, y no debido a la simple existencia de abejas y flores, y ciertamente no a causa de que tales hechos sean abejas y flores, o sus interrelaciones geomtricas, o enunciados verdaderos sobre ellos. Los hechos son aquello que afirman los enunciados verdaderos.

    Los intentos de concebir los hechos como objetos, o constela- ciones de objetos, han sido notorios durante este siglo. La motiva- cin es siempre la misma: si los trminos de color han de estar directamente relacionados con los colores, y los nombres directa- mente relacionados con los objetos, entonces los enunciados (pre- sumiblemente) han de estar directamente relacionados con los hechos (como si stos pudieran fotografiarse, transportarse o guar- darse en cajas), al igual que con cualquier conjunto de objetos y procesos. 'Rojo' est ligado al color de la amapola; 'Fido' est ligado con el ocupante de aquella perrera; por tanto, tambin lo que expresa 'La lengua de Fido es roja' est ligado a que la lengua de Fido tiene color, es decir, al hecho de que la lengua de Fido es roja. El enunciado describe la lengua, afirma un hecho sobre ella. Ergo el hecho es la lengua roja; as es como se desliza el escurridizo argumento. Pero las nociones de fotografiar hechos (Lenguas rojas?), de transportar lo que los enunciados verdaderos afirman, de vallar, o envolver, lo que la observacin y el experimento revelan que sucede (iPodemos guardar en una caja el hecho de que la lengua de Fido es roja?) son nociones con las que algo anda mal, al igual que con estos modos de expresarlas. Afirmamos hechos, los enumeramos, los clasificamos para posteriores referencias. Los conjuntos de objetos no se acomodan a tales locuciones. (No podemos afirmar a Fido.) Sin embargo, es el duro, tenaz, objetivo e intratable rasgo de 'los hechos' (que son lo que son con independen- cia de cualquier teora engreda que afirme lo contrario) lo que ha dado algn valor filosfico a la posicin de que los hechos no son sino otro tipo de mobiliario en el guardamuebles del mundo. (Las conferencias de Bertrand Russell sobre El Atomismo lgico son un ejemplo oportuno.) En principio no son diferentes, para tales filsofos, de los conjuntos de objetos, de las constelaciones de acontecimientos y de las configuraciones de situaciones, siendo todos estos denota fotografiables, guardables y fechables, cosas que los hechos no son. Para este modo de pensar, entonces, el resul- tado directo de la experimentacin, observacin, contrastacin y medicin son, y siempre han sido, los hechos; los objetos, aconte- cimientos y situaciones expuestos sobre la mesa, en el observato- rio, en el campo de trabajo.

    El observar la intimidad conceptual que predomina entre los hechos y los enunciados de los hechos, sin embargo, sugiere a

  • otros filsofos que puede no exitir nada lgicamente menos com- plicado respecto de los hechos que respecto de los propios enuncia- dos. Dado que los enunciados son conceptualmente ms intrin- cados que los nombres, as tambin los hechos deben ser con- ceptualmente ms intrincados que los objetos; ms intrincados tambin que los conjuntos de objetos. El carcter cargado de teora de alos hechos pronto llega a impresionar a tales pensadores inclu- so con ms fuerza que en el caso de la observacin. Porque sea lo que sea lo que hay ah fuera,, que nos hace decir (con verdad) que el espacio inmediatamente adyacente a nuestro sol es no-eucldeo, o que las propiedades de simetra observadas en nuestro universo indican la existencia de una antipartcula en correspondencia con cada una de las partculas 'familiares' que se conocen se trata de hechos. A tales cosas se les asigna facticidad porque 'anclan' los enunciados menos vulnerables en la fsica terica vigente. La tendencia filosfica ser, por tanto, en este punto, concebir los hechos,, como aquellas organizaciones objetivas de objetos, icon- tecimientos y estados de cosas de una disciplina cientfica que hacen verdaderas las teoras que mantenemos. Surge as la opinin de que los hechos son justo aquellas condiciones que cumple una disciplina para que pueda aplicrsele una teora dada: las condi- ciones lmite. En ese sentido, los hechos estn determinados tericamente,,; algo as como las reglas del ajedrez determinan cmo debe estar dispuesto el tablero en el comienzo, y cules sern los movimientos permisibles a partir d e ah, de manera que el inter- cambio subsiguiente pueda ser describible como ajedrez. As, desde el punto de vista wittgensteiniano: ... nada dice acerca del universo que se le pueda describir por la mecnica newto- niana; pero s dice algo que se le pueda describir como de hecho se le describe. Tractatus Logiro-Philosophicus. 6.342.

    La ciencia posible,, es, por tanto, una infinitud potencial de teoras posibles -juegos d e ideas cientficas- algunas de las cuales se aplicarn a cuestiones de facto, pero la mayora de las cuales no lo harn. Aplicables o no, tales redes conceptuales son estructuras identificables d e enunciados, como lo fueron las teoras del flogisto y del calrico. Los herhos, desde este imponente punto de vista, no son sino aquellas condiciones objetivas, tridimensiona- les, que una materia debe cumplir para ser calificada como tratable e inteligible a travs de la lente de esta teora, o de sa, o de aqulh; y en algunos casos, por supuesto, los hechos fenomni- tos no cumplen con las condiciones de contorno d e ninguna de las teoras vigentes (v.g., las lminas de inversin en la antigua

    Observacin y explicacin

    Grecia, el magnetismo de los imanes naturales para Caflomagno, la luminosidad de las lucirnagas en la poca de Galileo, la percepcin extrasensorial en la actualidad). Entonces, la materia en cuestin est (se desea que temporalmente) ms all de la ciencia. Con respecto a tales complejos de fenmenos, abunda siempre una considerable confusin sobre lo que son los hechos.

    Vemos aqu de nuevo actitudes filosficas (ahora aqullas con- cernientes a los hechos) que abarcan todo el camino que va desde el empirismo en bruto a un idealismo terico casi abstrac'to. Pero aqu, como en todos los lugares del firmamento filosfico, existe una va media.

    Advirtase un rasgo conceptual de las escenas y paisajes. Cuando un artista habilidoso se enfrenta a la escena del amanecer, puede verse inducido a llevar al lienzo los colores, formas y texturas. Despus de haber hecho esto, puede observar el parecido existente entre la escena de all fuera (en el Este) y la escena que contempla en su lienzo. ES realmente un hbil pintor depaisajes! Al igual que el jardinero paisajista da forma a los rboles y arbustos reales de las laderas orientales, as nuestro artista da forma a las manchas correspondientes de su lienzo. El paisaje est ah fuera,), pero tambin es capturado para siempre en su pintura. La escena y el paisaje son, por tanto, trminos con rostro de Jano. El complejo de objetos tridimensionales del Este al amanecer es tal que puede ser capturado sobre el lienzo: es ese tipo de designatum. Las escenas que se hallan continuamente ante nuestros ojos com- prenden las posibilidades inherentes a los objetos y acontecimientos de ser captados sobre un lienzo, o de ser fijados en una fotografa. La pintura (si tiene xito en su captacin,>) ser fiel. La misma escena es, por lo tanto, aprehensible de varios modos: ah fuera in rerum natural y tambin sobre lienzos, en pelculas. en esDe- jos, etc.

    La analoga con los hechos debe resultar evidente. Las posibilida- des de ser descritos d e este o aquel modo constituyen los rasgos objetivos de los acontecimientos y procesos d e nuestro mundo. En la medida en que nuestras descripciones (que mediante el lgebra resultan ms articuladas y precisas) ejemplifiquen tales posibilidades, en esa misma medida, son verdaderas.

    La descripcin cientifica es verdadera, entonces, cuando afirma los hechos. Y de nuevo, qu son 'los hechos'? Justo aquellas posibilidades esfracturales inherentes a los estados de cosas tales que algunos enunciados formulados sobre estos estados sean certificablemente verdaderos y algunos certificablemente falsos. Lo que los enunciados afirman cuando son verdaderos (y, por descon-

  • tado, lo que niegan cuando son falsos); esto son los hechos. Los hechos, por tanto, constituyen posibilidades-de-enunciados- verdaderos (adescribabilia*) dentro de una materia. Hecho es tambin un trmino con cara de Jano, por lo tanto. Los hechos estn ah fuera,, en la materia; estn 'all' y son potencialmente describibles aun antes de que nadie los haya articulado. Sin em- bargo, una vez que toman cuerpo en un lenguaje, esos mismos he- chos son afirmados, es decir, expresados de modo explcito. Los hechos estn ah fueran, y son, no obstante. afirmables. Los hechos, entonces, son los describabilia de este mundo. Antes de ser captados por el lenguaje, son ~describabilia naturales;,; despus de la captacin lingstica, son describabilia expresados,, (es decir, descritos). As, igual que los paisajes son las posibilidades estructu- rales que campos reales tridimensionales presentan a los pintores que aspiran a manifestar lo que es fiel a la realidad* (jen los paisajes pintados!), los hechos son aquellas posibilidades estructura- les de las (infinitamente) diversas variedades de materias tales que 10s cientficos que la desean puedan tener xito en afirmar lo que es fiel a la realidad), de esas materias (jen sus sistemas de enunciados d e hecho!).

    As, tomar conocimiento de los hechos,) es mucho ms que simular y emular a un receptor de datos hipersensible. Por otro lado, parecer ser tambin algo ms que el empalme d e las reglas y definiciones de una teora cientfica con el mundo, seleccionando con ello para el estudio slo aquellas materias que sean ecooperati- vas con las teoras vigentes. Mejor an, los hechos* surgen aqu como las posibilidades que tiene el mundo de ser descrito e n un lenguaje disponible; posibilidades que estarn en todas partes tan cargadas de teora,, como las propias descripciones han revelado estarlo. (Podra E = mc2 haber expresado un hecho hace un milln de aos? Para quin?) Y esto ser as, aunque tales descripciones conciernan slo a simples registros de color, como en las valora- ciones qumicas, o a intrincadas y sutiles asignaciones numricas, como en la mayora de los casos norniales de medicin.

    Medicin

    Una vez ms, existe la tendencia a considerar las materias de la ciencia como porciones del mundo, como estando ah fuera -reposadas, quietas y ricamente adornadas de propiedades- aguardando pasivamente a nuestros teodolitos, telescopios, micros- copios, balanzas, cen t r i f~~adoras , galvanmetros, aceleradores, etc.

    Observacin y explicacin 2 1

    Igual que la cmara recoge lo que est puesto y expuesto ante la lente para que sea recogido, as (aparen cemente) estos instrumentos de medicin registran y recogen objetivamente los grados en que ciertos objetos, procesos y acontecimientos poseen y manifiestan ciertas propiedades.

    Sin duda, lo que irrisoriamente se designa como aempirismo de secano recoge algo de su atractivo de tal visin acrtica de la naturaleza de la medicin. Slo durante las revoluciones cientficas de este siglo -la Teora de la Relatividad y la Mecnica Cuntica- se han efectuado modificaciones duraderas de ese penetrante, poderoso y perenne punto de vista. Cuando los operacionalistas prcticos (como Mach, Einstein y Bridgman) comenzaron la bs- queda del valor al contado de trminos como masa, simultanei- dad y tiempo, se hizo evidente un cierto 'enredo' entre la materia y el observador. La contrasea es ahora 'interaccin'.

    Qu significa, tal como todos los astrofsicos anteriores a 1900 habran credo significativo decir, que una explosin en Alfa del Centauro tuvo lugar al mismo tiempo que algn acontecimiento terrestre (v. g., la erupcin del Vesubio)? Verdadera o falsa, tal afirmacin habra parecido al menos significativa para todos los del laboratorio Cavendish de Maxwell. Dado que un fotn de luz emitido desde Alfa del Centauro tardara ms de cuatro de nues- tros aos en recorrer la distancia hasta nosotros, la sincronizacin de relojes, y la calibracin de toda la instrumentacin ptica asociada, presentara un problema de clculo y computacin de la mayor magnitud. Las tcnicas de medicin utilizadas en un caso tan (relativamente) sencillo atraviesan muchos campos de la teora fsica, buena parte de la cual estara inserta en la medicin que se obtuviese. Al igual que el principio de Arqumedes no puede ser refutado mediante mediciones efectuadas con una balanza de brazos, ni refutada la ley de Hooke por lecturas arrojadas por una balanza d e resorte al ser estas leyes las base^ de tales balanzas- as tampoco nada que envuelva cronometra y teora ptica terrestres ser trastornado por nuestras mediciones de perturbaciones explo- sivas prximas a Alfa del Centauro. Estas disciplinas tradicionales estn entronizadas en nuestras mediciones de los acontecimien- tos celestes. La informacin que nuestros instrumentos nos trasmi- ten es la que es porque tales disciplinas son el vehculo de la interpretacin de las deflexiones de las agujas, la intensidad de seales y los clicks de los contadores. En esa medida, existe una penetrante interaccin entre tales acontecimientos y nuestras teo- ras de la tcnica de medicin. Aquellos nmeros que emerjan de los esfuerzos de medicin pueden ser el resultado, no de un

  • registro simple y objetivo de datos, sino de un enmaraamiento ms intrincado d e la materia, la sonda y la teora. (Algo as como usar marsopas para obtener informacin sobre las ballenas! ; O como usar gotas de melaza para obtener informacin sobre almbar caliente!)

    Poco se necesita aadir aqu a la inmensa literatura que se ocupa de la teora cuntica de la medida. Baste sealar d e nuevo esto: que la informacin nos llega del mundo microfsico en unidades no menores que h (el cuanto de accin), y que es siempre y necesariamente el resultado de una interaccin entre algn microfenmeno y una sonda macroexperimental. Dado que el efecto de la sonda es incalculable (en principio), nuestra informa- cin debe estar siempre en relacin al sistema fenmeno-ms- detector; informacin que, de nuevo, est limitada a unidades mayores que h.

    N o se sigue de esto, por supuesto, que el conocimiento que nos es dado en tales mediciones deje de ser objetivo. Ms bien, debemos darnos ahora cuenta de que la objetividad (en su significado clsico) puede ya no ser una concepcin adecuada para partculas y procesos aislados (es decir, independientes del detec- tor). Es siempre un sistema, un armazn, d e procesos sobre lo que en la actualidad obtenemos conocimiento objetivo en la microcien- cia. Quizs la idea de que una vez fuimos capaces de obtener ms que un mero conocimiento de conjunto (es decir, conocimiento de microindividuos), estaba ella misma falta de solidez? Hemos des- plazado la nocin d e medicin, empujndola de su no examinado pinculo de falsa objetividad, a un turbulento flujo de detector-y- detectado, e incluso a una sima ocasional de subjetividad incons- tante.

    Una vez ms, el camino razonable pasa por entremedias: la objetividad no nos es menos alcanzable que a nuestros predeceso- res. Pero ya no puede ser concebida como una objetividad de particulares aislados ah fuera, interpretacin que siempre estuvo injustificada. Al igual que los socilogos pueden informar objetiva- mente sobre grupos de los que son miembros, as tambin los detectores de laboratorio pueden informar objetivamente sobre intrincadas situaciones en las que se hallen inextricablemente en- trelazados y entretejidos, Ninguna de nuestras concepciones res- ponsables de lo que la ciencia inductiva es, requerir una modifica- cin radical a causa de esta evaluacin realista de la medida. Los instrumentos cientficos de medida no son libros de borrador pasi- vos, pero tampoco son tan perturbadores que batan la materia como una batidora de huevos. Ms bien, registran las propiedades

    Observacin y explicacin 23

    de los fenmenos complejos perturbndolos de un modo contro- lado y en gran manera calculable. El cirujano debe cortar para curar; el cientfico experimental debe desalojar y perturbar con el fin de aprender acerca de las propiedades de una materia cuando est no-perturbada y de acuerdo con la naturaleza.

    Induccin

    Seal una vez respecto de un cientfico ya mayor que haba tenido cuarenta aos de experiencia. Un crtico contest que el individuo en cuestin no tena la experiencia de cuarenta aos; ms bien tena la misma experiencia una y otra vez, cuarenta aos seguidos. Es la induccin simplemente una repeticin rutinaria de estmulo y respuesta, de acontecimientos anteriores seguidos por acontecimientos posteriores? 20 se puede aprender algo d e la induccin, aprender algo sobre naturaleza de, y de las intercone- xiones entre, los fenmenos que se dan ante nosotros, y no simplemente sobre cmo se hallan secuencialmente distribuidos? Es la induccin un examen superficial de pares de acontecimien- tos, o nos permite asomarnos al interior de los procesos, para ver lo que produce que hagan 'tick', y no simplemente que hacen 'tick'?

    Si este x es y, y ese x es y, y aqul, y aqul, y aqul; en realidad, si todos los x jams encontrados han sido tambin y, la afirmacin todos los x son y ser slo un tipo de resumen actuarial para decir rpidamente lo que la experiencia ha revelado a la larga, seriatim y en detalle? 20 revelar todos los x son y algo ms profundo que lo que podramos haber aprendido a travs slo de la experiencia repetitiva; algo en el sentido de que existe algo de y en cada x ? Todas las posiciones posibles de este espectro han sido manteni- das por filsofos partidarios de un extremo polar o del otro. Reichenbach felicita a Hume por haber sido el primero en recono- cer que toda induccin, no importa lo intrincada y terica que sea, depende en ltimo extremo de la ~ induc t io per enumeratio- nem simplicem~ (Reichenbach, Experienre and Prediction [Expe- riencia y Prediccin], pg. 389). Por otro lado, Aristteles, y un milenio de aristotlicos, arguye que despus de advertir que este X es y, y se, y agulIos tambin, se puede llegar a estar conceptual- mente en condiciones de dar un salto induct ivo~ hasta la conclu- sin (no restringida) todos los x son y, lo que ms tarde descubre la esencia de x . Para Aristteles, la induccin revela que .est en la naturaleza de un x ser un y; esto no puede ser una cuestin de

  • 24 N. R. Hanson

    necesidad lgica, por supuesto, pero s es, sin embargo, un rasgo sin excepciones de la constitucin del mundo real en el que vivimos (Aristteles, Segundos Analticos, Libro 11, cap. 19).

    Sobre este tema, como en la mayora d e los otros, las filosofas de la ciencia se dividen en (1) filosofas d e nada salvo, (2) filosofas de algo ms,,, y (3) filosofas de lo que hay. Las generalizaciones inductivas (incluso cuando se establecen como Leyes d e la Naturaleza), no son nada salvo expresiones empricas que resumen mbitos enormes de pares de observacin repetidos (1). O bien, la induccin puede ser representada como un proceso a travs del cual, mediante la experiencia, aprendemos algo d e la estructura fundamental d e los objetos, acontecimientos y procesos; donde este algo fundamental siempre es cualitativamente ms de lo que se descubre a travs d e una mera repeticin (2). [Los seres humanos aprenden sobre la naturaleza a travs de la induccin: llegan a entenderla; los animales y mquinas no lo hacen (aunque pueden cosechar muchas cosas sobre cmo evitar mejor los inconvenientes y cmo funcionar efectivamente)].

    El camino razonable (3) de nuevo parece discurrir entre la mera enumeracin de casos, por un lado, y la misteriosa adivinacin de esencias, por el otro. Quizs advirtiendo solamente que la induc- cin pocas veces se lleva a cabo sin un propsito, sin algn objetivo tericamente determinado, llegar a quedar claro que las generali- zaciones se edifican normalmente sobre una experiencia que es ya altamente selectiva. Los cientficos no son como los fabricantes de patines de juguete con cojinetes de bolas. N o es el control d e cantidad y cualidad,, sino la comprensin lo que constituye ( o debe constituir) el objetivo primario de la ciencia. Esto se reflej du- rante mucho tiempo en la referencia a la fsica como filosofa natural, disciplina cientfica que siempre ha exigido aprender qu ocurre con respecto a clases de fenmenos apartados, por la experiencia y por la teora, para posterior reflexin y estudio. Aprendemos lo que prevalece en los fenmenos -lo que los hace andar- por intermedio d e nuestra ligazn con el mundo a travs de la experiencia sensible. Comprendemos esas experiencias, incluso cuando acontecen en formas profusas y diversas, slo cuando podemos ubicarlas dentro de marcos conceptuales; stos propor- cionan estructuras a la mente cientfica*, estructuras de ideas que algunas veces estn relacionadas con las estructuras d e los procesos de ah fuera,, en la materia real. La induccin es por tanto un tubo epistmico; si los fenmenos se presentan a travs de l en parejas, o en tros, etc., con frecuencia suficiente, entonces pueden ser reconocidos como no meramente accidentales en lo concer-

    Observacin y explicacin 25

    niente a su correlacin. Pero el tubo tiene que estar dirigido en una direccin dada de investigacin, al igual que un telescopio debe estar intencionalmente apuntado (para algn propsito) a una regin limitada del cielo. Son tales rasgos no accidentales de nuestras, investigaclnes sobre el mundo los que, al ser entendidos, convierten en inteligibles clases enteras de fenmenos. Tales usos guiados d e la induccin, sin embargo, han hecho de la experimentacin cientfica moderna una encarnacin virtual d e la comprensin terica; porque cada dato encontrado se detecta a lo largo d e una lnea de investigacin, dentro de un marco de inters limitado por los criterios d e relevancia y significacin que dirige nuestros esfuerzos por este lado en lugar de por ese otro. Los experimentos pueden ser realmente los sentidos ampliados. Pero unos ojos agudos sin un cerebro gil hacen de Juan un idiota obtuso, un agitador de telescopios. La experimentacin ingeniosa, sin el constante control de la teora cuidadosa, podra saturar pronto los laboratorios con descubridores de nmeros*, pero los dejara menguados en cuanto a nuevas direcciones para la comprensin cientfica. El descubrimiento de nuevos hechos est abierto a cualquier zoquete con paciencia, destreza manual y sentidos agudos,, (Sir William Hamilton).

    Experimentos Para Galileo la experimentacin era importante, pero slo

    como una exhibicin y confirmacin ex post facto de lo que (para l) ya haba descubierto la razn. Una vez que el mundo, como creacin de un Dios matemtico, haba cedido a la descripcin geomtrica, sus propiedades minsculas y sus detalles ocultos estaban predeterminados epistmicamente, tal como lo estn las consecuencias de la geometra eucldea para cualquier estudiante que acepte los axiomas y las reglas. Entonces, montar una demos- tracin viva de esas verdades (con planos inclinados, poleas y alambres) era poco ms o menos tan necesario en la filosofa natural como en la geometra: es decir, nada en absoluto. Tal recurso se diriga principalmente a aquellos que eran demasiado lerdos para seguir el argumento. Sin .embargo, Galileo hubiese considerado que caa en pecado mortal aquel que, siendo incapaz de seguir el argumento, ignorase tambin el 'experimento' tridi- mensional. Algunos contemporneos hicieron precisamente eso y, al hacerlo, pecaron contra la razn. Porque, aunque la estructura de la experiencia fuese concebida como si estuviese geomtrica- mente diseada, ese mismo diseo estaba de modo evidente en el

  • experimento, al igual que estaba tambin en el argumento que articulaba la estructura de ese experimento. (Esto es un eco de nuestras afirmaciones anteriores sobre el concepto d e escena.) La realidad fsica se le apareca a Galileo como una creacin geom- trica; los hechos fsicos estaban estructurados a la Euclides. Los fenmenos, la experimentacin y la argumentacin podan compar- tir la misma estructura. En realidad, deben hacerlo as para estar relacionados como materia d e la que se trata -demostracin- y descripcin. Por tanto, pareca que el filsofo natural poda alcan- zar los mismos logros por dos diferentes sendas de investigacin: la argumentacin geomtrica o la experimentacin d e laboratorio. La estructura de los hechos fsicos podra ser delineada por cualquiera d e los dos tipos de investigacin. Aun as, para Galileo (y para muchos hroes cientficos contemporneos) la correccin de un experimento, de su diseo, se revelaba de alguna manera e n el grado en que incorporaba argumentos puramente tericos. El fracaso de los resultados experimentales para apoyar reflexiones tericas anteriores ha sido siempre, para algunos, una indicacin inicial de que hay algo equivocado en el propio diseo experimen- tal. Aqu radica el poder de los Gedankenexperimente, como el de Galileo con las balas de can en Pisa, el del cubo d e Newton, el del ascensor d e Einstein, el del gato de Schrodinger, etc.; los problemas tericos de tales ejemplos superan las virtudes de estirar, empujar, cortar o calentar trozos de materia con el fin de mostrar lo que es el caso)) a quien no est convencido.

    Comparemos esta visin del experimento con otra diarnetral- mente diferente. La posicin parodiada como cempirismo d e se- cano hace de la experimentacin y d e la observacin controlada el verdadero origen, el desarrollo y la realizacin de todo lo valioso e n la ciencia. Todo lo dems es mera especulacin, o incluso i ~ m e t a f ~ i ~ a > > ! En su forma extrema, el cientfico de esa orientacin dejar a los hechos hablar por s mismos; actuar, vagar y rumiar6 al azar, dando al mundo)) (es decir, a la materia que ha elegido) todas las oportunidades d e expresarse. Las teoras cientficas, segn esta interpretacin, sern como fotografas d e rayos X de lo que las materias dadas revelan de s mismas durante la investigacin experimental cuidadosa, precisa y cuantitativamente circunscrita. La experimentacin aporta su propia direccin, segn este punto de vista. Las ideas preconcebidas, hiptesis, sospechas, intuiciones y especulaciones errantes sern, aparentemente, tritu- radas bajo el inexorable avance de tal experimentador. La exactitud experimental, el control, el detalle en la medida, stos sern los criterios y la consumacin real d e la investigacin cuidadosa, junto

    Observacin y explicacin 2 7

    a la cual todas las elaboradas e inteligentes construcciones de los tericos abstractos se disiparn en el olvido de la historia (e incluso de la mitologa).

    Cmo es posible articular las posiciones anteriores sin una pizca de caricatura? Con caricatura o sin ella, existe un contraste que hay que destacar entre tales concepciones extremas de la naturaleza y funcin de la experiencia de laboratorio controlada. Un punto de vista es que la preeminencia de la experimentacin se encuentra al trmino de la labor terica con xito, como corrobo- racin final de lo que la razn sugiere que es el caso. Segn esta opinin, el experimentador se gua por consideraciones sobre la relevancia de los procesos que est contribuyendo a poner en movimiento para algn marco conceptual, siendo este ltimo esen- cia! para que entendamos o no una materia dada. El experimento se halla aqu cargado de teora, guiado por la teora y orientado hacia la teora. Es simplemente la sonda que las ideas, grupos de concep- tos, y los argumentos introducen en las materias reales 3-D. Segn la otra opinin, sin embargo, la teora es el producto de la experi- mentacin. N o es ms que la tersa, elegante, simblica encarnacin de lo que el terico ha extrado de la propia materia retorcida y multiparamtrica. Aqu el terico se halla sometido a los juicios del experimentador. Este ltimo siempre dejar que los hechos hablen por s mismos, y los expresar del modo ms claro posible. El terico, al esforzarse por ver la realidad bajo los hechos, podra a veces dejar de lado todo lo que en el experimento resulta demasiado obvio, mirando por encima en busca del algo ms. Mas tal bsqueda excede, demasiado a menudo, a lo que la experiencia puede sancionar. Es ste, por tanto, un consejo que previene en contra de la teorizacin desenfrenada. La imaginacin creativa debe siempre estar sometida a los datos, a las pruebas, a los hechos. Un modo de asegurar esto puede ser destacar la funcin resumidora de las teoras; es decir, stas no son sino conjuntos d e descripciones sistemticamente pulidas.

    Una vez ms, la historia de la ciencia apoya ambas posiciones. La teora del estado estable de Hoyle acaba d e ceder terreno ante una andanada d e hechos provenientes d e la astronoma d e los quasar. La segunda edicin del libro Fundamental Theory (Teora fundamental) de Eddington recoge la constante de estructura fina relacionada con el nmero 137, d e acuerdo con determinadas observaciones efectuadas despus de publicada la primera edicin. Sin advertirlo, modific la primera edicin, donde se determinaba tericamente que la constante estaba relacionada con el nmero i136! Los mesones no resultaron ser electrones con extraas

  • 28 N. R. Hanson

    propiedades y elevada energa, como haban sostenido algunos tericos (Wilson y Blackett, 1936). La radiacin electromagntica no result ser uniformemente continua y ondulatoria, a pesar de la teora contraria en vigor (Planck, 1901). Por otro lado, haba de hecho un planeta transurnico (Neptuno), tal como exiga la teora (Leverrier y Adams, 1846). Se han descubierto cosas multiformes como neutrinos (Pauli, 1929), positrones (Dirac, 193 1 ), antiproto- nes y antineutrones (Segre et al., 1956), al igual que el planeta Plutn (Tombaregh, 1931), cosas todas ellas exigidas por la teora.

    1 El encontrar exige a menudo saber dnde buscar, siendo lo pri- mero una funcin de lo segundo, siendo el descubrimiento expe- rimental una funcin de la estrategia terica.

    As las cosas, parecera que el veredicto de la historia de la ciencia es imparcial entre estos dos pretendientes filosficos. Los ejemplos de (1) la teora que dirige al experimento de la nariz, y de (2) el experimento que corrige, e incluso genera, la teora, son suficien- temente abundantes entre los antepasados de la ciencia. Es, por tanto, un poco difcil discernir cul es la va media en este contexto. Porque evidentemente no puede existir una respuesta filosfica final y absoluta a la pregunta qu es experimentar? La experimentacin como demostracin o como corroboracin de la teora es seguramente diferente del experimentar como fuente generadora de la teora. Cuando las actividades de laboratorio son as de diversas, es intil buscar una frmula filosfica nica que abarque todo aquello que se llama experimento. Mejor es explorar cada caso de investigacin segn sus propios mritos, aprendiendo con ello qu papel epistemolgico, semntico o metodolgico ha desempeado este experimento individual con relacin a esta teora particular. (Un experimento dado puede afectar a diferentes teoras de muy distin- tos modos; puede apoyar a una misma teora de diferente modo en distintas ocasiones.) Mejor es tambin preguntarse cmo esta teora puede haber sido apoyada. definida y aclarada por ese determinado experimento. (Una teora dada puede relacionarse con una multi- tud de experimentos independientes en una multitud de modos

    i conceptualmente diferentes.) Qu monumental error es, por tanto, buscar alguna conexin quasi-causal que opere siempre entre el diseo de un experimento y la creacin de una teora!

    I Cmo si la idea de causa estuviese suficientemente clara siquiera al nivel de las bolas de billar! N o lo est. Eo ipso no queda generalmente

    ~ claro cmo los experimentos causan que las teoras posean ciertas propiedades, ni cmo las teoras causan que los experimentos 1 tengan cualesquiera caractersticas que puedan manifestar. i

  • PATRONES DE DESCUBRIMIENTO. INVESTIGACION DE LAS BASES CONCEPTUALES DE LA CIENCIA.

  • INTRODUCCION

    ... TRATA DEL SZSTEMA Y N O DE LO QUE EL SZSTEMA DESCRIBE,

    Wittgenrtein '

    En este ensayo se subrayan los aspectos filosficos del pensa- miento microfsico. Aunque la teora de las partculas elementales es muy disentida por los filsofos de la ciencia, no se han com- prendido sus rasgos principales. Los filsofos se refieren a menudo a las relaciones de incertidumbre, al principio de identidad, al principio de correspondencia y a trminos tericos como NI,$; referencias que avivan discusiones acerca de la causalidad, e l de- terminismo, las leyes naturales, las hiptesis y la probabilidad. Sin embargo, en muy escasas ocasiones se ajustan a los conceptos empleados por los fsicos. Por qu es esto as? Por qu los filsofos desfiguran la microfsica?

    La razn es simple. Ellos han considerado como paradigmas de la investigacin fsica sistemas completamente desarrollados como la mecnica celeste, la ptica, el electromagnetismo y la termodi- nmica clsica y no ciencias no acabadas, dinmicas y en proceso de bsqueda como lo es la microfsica. Despus de todo -d icen-

    ~ H a n d e l n vorn Netz, nicht von dern, was das Netz beschreibt., L. Wittgens- tein, Tractatus Logiro-Philosophicus (Harcourt, Brace and Co., Nueva York, 1922), 6. 35.

  • cuando la microfsica quede firmemente establecida ser como estos refinados sistemas. Tal observacin es un error en cualquier enfoque de la microfsica. Si se acepta esta actitud, la actividad propia de los filsofos de la fsica parecera ser entonces, o bien (1) estudiar la lgica de los sistemas deductivos que sustentan el contenido d e la microfsica, o bien (2) estudiar los mtodos estads- ticos por medio de los cuales se han construido las teoras microf- sicas a partir de repetidas muestras de datos. Estas dos formas de tratamiento del tema se pueden aplicar a las disciplinas clsicas. Pero stas ya no son ciencias en proceso de bsqueda, como lo fueron en otro tiempo, hecho que los filsofos e historiadores de la ciencia corren el peligro de olvidar. En la actualidad, sin embargo, son una clase de fsica enteramente diferente. Las distinciones que en este momento se les pueden aplicar, deben ser consideradas sospechosas cuando se transfieren a disciplinas en proceso de bsqueda, verdaderamente, esas distinciones proporcionan una descripcin artificial, incluso del tipo de actividades a las que realmente se dedicaron Kepler, Galileo y Newton.

    Igualmente ha de sospecharse de las concepciones generales extradas de ese primer error. Observacin, elementos de juicio, hechos son nociones que, si se las toma tal como aparecen en las ciencias-catlogo de la escuela y en los libros de texto universita- rios, malamente pueden prepararnos para comprender los funda- mentos de la teora de partculas. Lo mismo ocurre con los concep- tos de teora, hiptesis, ley, causalidad y principio. En una disciplina de bsqueda en crecimiento, la investigacin se dirige, no a reor- denar viejos hechos y explicaciones en modelos formales ms elegantes, sino ms bien al descubrimiento de nuevos esquemas de explicacin. D e ah que el sabor filosfico de tales ideas difiera del que presentan los profesores y catedrticos de ciencias, y muchos filsofos de la ciencia.

    Tal discrepancia nos conduce a la nocin familiar de que el pensamiento fsico contemporneo diverge en todas las cuestiones de principio del pensamiento del pasado. Superficialmente, parece como si hubiera habido un salto cuntico en la historia de la ciencia. Las explosiones conceptuales de 1901, 1905, 19 1 1, 19 13, 19 15 y 1924-30 puede parecer que han transformado la fsica, que, de la disciplina experimental, acumulativa y cuidadosa de Faraday y Kelvin, se ha convertido en otra ms especulativa, anmala e incluso atemorizadora. La continuidad que historiadores como Tannery, Duhem y Sarton nos ensearon a buscar se derrumba bruscamente cuando se supone que Einstein, Bohr, Heisepberg y Dirac son pensadores de una clase diferente de la de Galileo,

    Introduccin 7 5

    Kepler y Newton. Pero esto es errneo. Todos ellos son fsicos; esto es, filsofos de la naturaleza que buscan explicaciones de los fenmenos siguiendo caminos ms parecidos de lo que la dicoto- ma clsico-moderno ha llevado a imaginar a los filsofos de la ciencia.

    El enfoque y el mtodo utilizados en este ensayo no son usuales. H e optado por no aislar los problemas filosficos generales (la naturaleza de la observacin, el status de los hechos, la lgica de la causalidad y el carcter de la teora fsica) y utilizar las conclusio- nes de tales investigaciones como lentes a travs de las cuales se mira la teora de partculas, sino que por el contrario, dada la falta de adecuacin de las discusiones filosficas de estas materias, me he inclinado a seguir un sistema diferente de prioridades. As la teora d e partculas ser la lente a travs d e la cual se observarn los problemas filosficos permanentes.

    En los primeros cinco captulos se describen la observacin cientfica, la interaccibn de los hechos y las notaciones en que son expresados dichos hechos, la carga terica del discurso causal, los razonamientos involucrados en la formacin de una teora fsica y la funcin que en la fsica cumplen los enunciados de leyes. Estos captulos se aplican a toda investigacin cientfica, pero se han escrito teniendo presente siempre el captulo final. Cualquier ar- gumentacin que no sea aplicable a la microfsica generalmente ha sido puesta en duda; y a la inversa, las argumentaciones que e n otros contextos se tienen por seguras, han sido consideradas como vlidas si ayudan a comprender las bases conceptuales de la teora d e partculas elementales.

    El problema no es la utilizacin d e teoras, sino el hallazgo de stas; no m e ocupo del problema de la comprobacin de hiptesis, sino del de su descubrimiento. Examinaremos, no de qu manera la observacin, los hechos y los datos son ordenados en sistemas generales de explicacin fsica, sino cmo estos sistemas aparecen e n nuestras observaciones as como en nuestra apreciacin de los hechos y de los datos. Slo as podrn entenderse las discrepancias existentes acerca de la interpretacin de trminos y smbolos dentro de la teora cuntica.

    N o he dudado en referirme a hechos de la historia de la fsica; con ellos se resaltarn las otras argumentaciones. Esto est de acuerdo con mi concepcin de la filosofa de la ciencia: a saber, que la utilidad de la discusin filosfica en cualquier ciencia depende del grado de familiaridad que se tenga con su historia y su estado presente.

  • Captulo 1 OBSERVACION

    El ojo nunca podra ver el sol, si no estuviera acostumbrado a l.

    Gwthe'

    Consideremos a dos microbilogos. Estn observando la preparacin de un portaobjetos; si se les pregunta qu es lo que ven, pueden dar respuestas distintas. U n o d e ellos ve en la clula que tiene ante l un agrupamiento de materia extraa: es un producto artificial, un grumo resultante de una tcnica de teido inadecuada. Este cogulo t iene poca relacin con la clula, i n vivo, como la que puedan tener con la forma original de un jarrn griego las rayas que sobre ste haya dejado el pico del arquelogo. El ot ro bilogo identifica e n dicho cogulo un rgano celular, un aparato de Gol@. En cuanto a las tcnicas, sostiene que la regla establecida para detectar un rgano celular consiste en fijar y teir la preparacin. Por qu recelar de esta

    I Wir' nicht das Auge sonnenhaft Die Sonne konnt' es nie erblicken;

    Goethe, Zahme Xenien (Werke, Weimar, 1887-1918), Lb. 3, 1805.

  • 78 N. R. Hanson

    tcnica suponiendo que slo brinda productos artificiales, mientras que otras revelan rganos genuinos?

    La controversia contina2. En ella est involucrada toda la teora d e las tcnicas microscpicas; no es un problema obviamente experimental. Pero afecta a lo que los cientficos dicen que ven. Quiz puede tener sentido decir que ambos observadores no ven la misma cosa, no parten de los mismos datos, aunque su vista sea normal y los dos perciban visualmente el mismo objeto.

    Imaginemos que los dos estn observando un protozoo, una Amoeba. Uno de ellos ve un animal unicelular, el otro un animal no celular. El primero ve a la amoeba en todas sus analogas con los diferentes tipos d e clulas simples: clulas del hgado, clulas nerviosa,, clulas epiteliales. Estas tienen membrana, ncleo, cito- plasma, etc. Entre las de esta clase, la amoeba se distingue slo por su independencia. Sin embargo, el otro ve que las amoebas son anlogas, no a las clulas simples, sino a 10s animales. Como todos los animales, la amoeba ingiere su comida, la digiere y la asimila. Excreta, se reproduce y es mvil de una manera ms parecida a como lo es un animal que la clula d e un tejido.

    N o es ste un problema experimental, pero puede afectar al experimento. Lo que cualquiera de estos dos hombres consideran como cuestiones significativas o datos relevantes puede estar dete- minado por el peso relativo que d a cada una de estas dos palabras: animal unicelular 3.

    Algunos filsofos tienen una frmula dispuesta para estas oca- siones: Naturalmente, ellos ven la misma cosa. Hacen la misma observacin, puesto que parten d e los mismos datos visuales. Pero lo que ven lo interpretan de una forma diferente. Interpretan los datos de forma diferente4. La cuestin es, entonces, mostrar

    Vanse los artculos d e Baker y Gatonby en Nature, 1949-1958. N O es ste un asunto meramente conceptual, por supuesto. Vase Wittgenstein,

    Philosophical lnvesrigarions (Blackwell, Oxford, 1953 ), p. 196. (1 ) G. Berkeley, Essay Towards a N e w Theory o/ Vision [en Obras, vol. 1

    (Londres, T. Nelson, 1948-56)], pp. 51 y siguientes. (2) Jarnes Mill, Analysis of the Phenomena of the Human Mind (Longrnans,

    Londres, 1869), vol. 1, p. 97. (3) J . Sully, Outlines of Psychology (Appleton, Nueva York, 1885). (4) William Jarnes, T h e Principles of psychology (Holt, Nueva York, 1890-

    1905),vol . 11, pp. 4, 78, 8 0 y 81;vol . ] , p . 221. (5) A. Schopenhauer,Satz i , o r~~ Grunde (en Sammtliche Werke, Leipzig, 1888),

    Captulo 1V. (6) H . Spencer, The Principles ofp~jchology (Appleton, Nueva York, 1897).

    vol. IV, Captulos IX, X.

    Patrones d e descubrimiento 7 9

    cmo estos datos son moldeados por diferentes teoras o interpre- taciones o construcciones intelectuales.

    Muchos filsofos se han enfrentado a esa tarea. Pero, en realidad, la frmula con la que comienzan es demasiado simple para que permita captar la naturaleza de la observacin en fsica. Es que quizs los cientficos citados anteriormente no comienzan sus investigaciones a partir d e los mismos datos? Es que no hacen las mismas observaciones? Es que incluso no ven la misma cosa? Aqu nos encontramos con varios conceptos entrelazados. Debe- mos proceder cuidadosamente, puesto que, si es verdad que tiene sentido afirmar que dos cientficos que estn mirando a x no ven la misma cosa, siempre debe haber un sentido anterior en que s ven la misma cosa. Pero el problema es entonces, cul de esos dos sentidos es ms esclarecedor para la comprensin de las observa- ciones fsicas?

    Estos ejemplos biolgicos son demasiado complejos. Pensemos en Johannes Kepler: imaginmosle en una colina mirando el ama- necer. Con l est Tycho Brahe. Kepler considera que el Sol est fijo; es la Tierra la que se mueve. Pero Tycho, siguiendo a Ptolomeo y a Aristteles, al menos en esto, sostiene que la Tierra est fija y que los dems cuerpos celestes se mueven alrededor d e ella. Ven Kepler y Tycho la misma cosa en el Este, a l amanecer?

    Al contrario que en las anteriores cuestiones son aparatos de Golgi? y son los protozoos animales unicelulares o no celula- res?, podemos pensar que la pregunta sobre lo que ven Kepler y

    (7) E. von Hartrnann, P ~ i l o ~ o p h y of the Uncoun~cious (K. Paul, Londres, 1931), B. Captulos VII, VIII.

    (8) W. M. Wundt, Vorlesungen ber die Men~rhen und Thierseele (Voss, Ham- burgo, 1892), IV, XIII.

    (9) H . L. F. von Helrnholtz, Handbuch der Phyrio/ogischen Optik (Leipzig, 1867). pp. 430, 447.

    ( 10) A. Binet, La p ~ ~ C h 0 ~ 0 g f e d u rat~onnement, recherches exprfmentales par 'hypnotisme (Alcan, Pars, 1886), Captulos 111, V.

    (11) J. Grote, Exploratio Philosophfca (Carnbridge, 1900), vol. 11, pp. 201 y siguientes.

    (12) B. Russell, en Mind (1913). p. 76. MyJttCfJm and Logic (Longrnans, Nueva York, 1918), p. 209. The Problem~ of Philo~ophy (Holt, Nueva York, 1912), pp. 73, 92. 179. 203. - .

    (13) ' ~ a w e s Hicks, Arirr. Sor. Sup. vol. 11 (1919), pp, 176-8. (14) G. F. Stout, A Manual of Psychology (Clive, Londres, 1907, 2.= ediccin),

    vol. 11 1 y 2, pp. 324, 561-4. ( 15) A. C. Ewing, Fundamental Questions o/ Philosophy (Nueva York, 195 1).

    pp. 45 y siguientes. (16) G. W. Cunningham, Problem~ of Philo~ophy (Holt. Nueva York, 1924), pp.

    96-7.

  • 80 N. R. Hanson

    Tycho es una cuestin experimental u observacional. Pero no era as en los siglos XVI y XVII. As, Galileo dijo a los seguidores de Ptolomeo ...Ni Aristteles ni ustedes pueden probar que la Tierra es de facto el centro del universo Ven Kepler y Tycho la misma cosa en el Este, al amanecer? no es quizs una cuestin de facto, sino, ms bien, el comienzo d e un examen d e los concep- tos de visin y observacin.

    La discusin resultante podra ser: S, ven lo mismo. No, no ven lo mismo. S, ven lo mismo! .NO, no ven lo mismo! El hecho d e que eso sea posible nos indica que puede haber

    razones para ambos argumentos6. Consideremos algunos puntos que apoyan la respuesta afirmativa.

    Los procesos fsicos que tenan lugar cuando Kepler y Tycho miraban el amanecer son de importancia. El Sol emite los mismos fotones para ambos observadores; los fotnes atraviesan el espacio solar y nuestra atmsfera. Los dos astrnomos tienen una visin normal; por tanto, dichos fotones pasan a travs de la crnea, el humor acuoso, el iris, el cristalino y el humor vtreo d e sus ojos de la misma manera. Finalmente, son afectadas sus retinas. En sus clulas d e selenio ocurren cambios electroqumicos similares. En las retinas de Kepler y de Tycho se forman las mismas configura- ciones. As pues, ellos ven la misma cosa.

    En algunas ocasiones Locke se refera al hecho de ver con estas palabras: un hombre ve el sol si la imagen que de l se le forma en la retina es una imagen normal. El Dr. Sir W. Russell Brain se refiere a nuestras sensaciones en la retina como indicadores y seales. Todo lo que tiene lugar detrs de la retina es, como l dice, una operacin intelectual que se basa en gran medida en ex- periencias no visuales.. . '. Lo que vemos son los cambios que ocu- rren en la tnica retiniana. El Dr. Ida Mann considera que la mcu- la del ojo ve detalles en luz brillante y los bastoncillos ven autos

    Galileo, Dialogue Concerning the T w o Chief World Syrtems (California, 1953), ~ T h e First Dayn, p. 33.

    'Das ist doch kein Sehen! - Das ist doch ein S e h e n ! ~ Beide mssen sich begrifflich rechtfertigen lassen' (Wittgenstein, Phil. Inv . , ) p. 203.

    ' Brain, Recent Advancer in Neurology (en colaboracin con Strauss) (Londres, 1929). p. 88. Comprese con Helmholtz: Ias sensaciones son signos de nuestra conciencia, y es tarea de nuestra inteligencia aprender a entender su significado,, (Handbuch der Physiologischem Optik (Leipzig, 1967), vol. 111, p. 433).

    Vase tambin Husserl, Ideen zu einer Reinen Phaenomenologie*, en Jahr-

    Patrones de descubrimiento 8 1

    que se aproximan. El Dr. Agnes Arber habla del ojo como si por s mismo viera8. A menudo, cuando se habla de la visin, se dirige la atencin a la retina. As, las personas normales se distinguen de aquellas otras en las que no pueden formarse imgenes en la retina; podemos decir de las primeras que pueden ver, y de las segundas, que no pueden ver. Si informamos al oculista cundo podemos ver un punto rojo, le suministramos informacin directa sobre las condiciones de nuestra retinas.

    Sin embargo, no hace falta seguir en esa direccin. Esos autores hablan de forma un tanto descuidada: ver el sol no es ver las imgenes del sol que se forman en la retina. Las imgenes que Kepler y Tycho tienen en su retina son cuatro, estn invertidas y son diminutaslO. Los astrnomos no se pueden referir a estas imgenes cuando dicen que ven el sol. Si estn hipnotizados, delgados, borrachos o distrados, pueden no ver el sol aunque su retina registre su imagen exactamente de la misma manera que si estuvieran en estado normal.

    La visin es una experiencia. Una reaccin de la retina es solamente un estado fsico, una excitacin fotoqumica. Los fisic- logos no siempre han apreciado las diferencias existentes entre las experiencias y los estados fsicos". Son las personas las que ven, no sus ojos. Las cmaras fotogrficas y los globos del ojo son ciegos. Pueden rechazarse los intentos de localizar en los rganos de la vista (o en el retculo neurolgico situado detrs d e los ojos) algo que pueda denominarse visin. Que Kepler y Tycho vieran o no la misma cosa no puede argumentarse mediante referencias a

    buch fr Philorophie, vol. 1 (1913), pp. 75, 79 y el Handworterbuch der Phyriologie de Wagner, vol. 111, seccin 1 (1846), p. 183.

    Mann, The Sciencie of Seeing (Londres 1949). pp. 48-9. Arber, The Mind and the Eye (Cambridge, 1954). Comprese con Mller: *En cualquier campo de visin, la retina en s misma slo ve en su extensin espacial durante un estado de afeccin. Ella se percibe a s misma como ... etc. [Zur vergleichenden Physiologie des Gesichte- sinner des Menichen und der Thiere (Leipzig, 1826), p. 54.1

    Kolin: uCuando un ojo astigmtico mira un papel miIimetrado puede acomo- darse para ver ntidamente o las lneas horizontales o las lneas verticales.* [Physics (Nueva York. 1950), pp. 570 y siguientes.]

    lo Vase Whewell, Philosophy of Discovery (Londres, 1860). uThe paradoxes of visionr.

    l 1 Vase, por ejemplo, J. Z. Young, Doubt and Certainty in Science (Oxford, 1951, The Reith Lectures), y el artculo de Gray Walter en Arpects of Form, ed. por L. L. Whyte (Londres, 1953). Comprese con Newton: *;No excitan vibraciones en la retina los rayos de luz que caen sobre el fondo del ojo? Estas vibraciones, al propagarse desde las fibras slidas de los nervios hasta el cerebro, producen la sensacin de la visin. [Opticks (Londres, 1769), Lb. 111, parte 1.1

    HomeNota adhesivapor hecho

  • 82 N. R. Hanson

    estados fsicos de sus retinas, sus nervios pticos o sus cortezas a visuales; para ver es necesario algo ms que la mera recepcin en

    los globos oculares. Naturalmente Tycho y Kepler ven el mismo objeto fsico.

    Ambos tienen su vista fijada e n el Sol. Si se les sita dentro d e una I habitacin oscura y se les pide que informen cuando vean algo (no importa lo que sea), los dos pueden informar al mismo tiempo que ven el mismo objeto. Supongamos que el nico objeto que se puede ver es un cilindro de plomo. Ambos ven la misma cosa; es decir, ese objeto, cualquiera que sea. Es, sin embargo, e n ese momento exactamente cuando surge la dificultad, puesto que mien- tras Tycho ve un simple tubo, Kepler ver un telescopio, instru- mento sobre el cual le ha escrito Galileo.

    N o habr nada que tenga inters filosfico en la cuestin de si ven o no ven la misma cosa, a menos que ambos perciban el mismo objeto. Nuestra cuestin no conduce a nada, a menos que ambos vean el sol en ese sentido primario.

    Sin embargo, tanto Tycho como Kepler tienen en cierta forma una experiencia visual comn. Esta experiencia quizs constituye su ver la misma cosa. En verdad, puede ser un ver Igicamente ms bsico que cualquiera de las cosas que se expresan con la frase veo el Sol (en la que cada uno da un significado diferente a la palabra Sol). Si la nica clave fuera lo que ellos quieren decir con la palabra Sol, entonces Tycho y Kepler podran no estar viendo la misma cosa, aunque los dos estuvieran contemplando el mismo objeto.

    Sin embargo, si nuestra pregunta no fuera ven la misma cosa?, sino qu es lo que ven ambos?, podramos esperar una respuesta que no sera ambigua. Tanto Tycho como Kepler tienen fijada su atencin en un disco brillante, de un color amarillo blanquecino, que est situado en un espacio azul sobre una zona verde. Tal imagen d e datos sensoriales es nica y no invertida. N o ser consciente d e ella es no tenerla. O la imagen domina nuestra atencin visual completamente o no existe tal imagen.

    Si Tycho y Kepler son conscientes de alguna cosa visible, sta debe ser algn conjunto de colores. Qu otra cosa podra ser? N o tocamos ni omos con nuestros ojos; con ellos solamente recibimos luz". Ese conjunto particular es el mismo para los dos observado- res. Seguramente, si se les pide que hagan un esquema del conte-

    l2 Rot und grn kann ich nur sehen, aber nicht horenw (Wittgenstein, p h ; ~ Inv. p. 209).

    Patrones de descubrimiento 8 3

    nido de sus campos visuales los dos dibujarn un semicrculo sobre una Inea de horizonte 13. Ellos dicen que ven el Sol. Pero ellos no ven todos los lados del Sol al mismo tiempo; lo que ven realmente, en principio, es el discoide. Slo es un aspecto visual del Sol. En toda observacin simple,,el Sol es un disco luminescente brillante, un penique pintado con radio.

    D e este modo, hay algo d e sus experiencias visuales al amane- cer que es idntico para ambos: un disco blanco amarillento y brillante, centrado entre manchas de color verde y azul. El es- quema d e lo que ambos ven sera idntico, congruente. En este sentido, Tycho y Kepler ven la misma cosa al amanecer. El Sol presenta la misma forma para ellos. Ambos tienen ante ellos la misma vista o escena.

    D e hecho, a menudo hablamos de este modo. As, por ejem- plo, se puede citar una descripcin hecha recientemente de un eclipse solar14: Slo queda del Sol un delgado creciente; la luz blanca est ahora completamente oscurecida; el cielo tiene un color oscuro, casi purpreo, y el paisaje es d e un verde monocrom- tic0 ... hay destellos de luz sobre la circunferencia del disco y aho- ra el creciente brillante aparece a la izquierda ... Newton se expresa de un modo similar en su Optica: Al principio estos arcos eran de un color azul y violeta, y entre ellos haba arcos de crculos blancos,

    l3 Cf.

  • 84 N. R. Hanson Patrones de descubrimiento

    los cuales ... se tien ligeramente en sus limbos internos con rojo y amarillo ... 1 5 Todo fsico emplea el lenguaje de lneas, manchas coloreadas, apariencias, sombras. En tanto que dos observadores normales utilicen esta forma de expresin para el mismo suceso, parten de los mismos datos: estn haciendo la misma observacin. Las diferencias entre ellos pueden presentarse en las interpretacio- nes que dan de estos datos.

    As, pues, resumiendo, decir que Kepler y Tycho ven la misma cosa al amanecer slo por que sus ojos son afectados de un modo similar es un error elemental. Existe una gran diferencia entre un estado fsico y una experiencia visual. Supngase, sin embargo, que se sostiene, como se ha hecho ms arriba, que ven la misma cosa porque tienen la misma experiencia de datos sensoriales. Las disparidades entre sus descripciones aparecern en interpretaciones ex post jacto de lo que se ve, no en los datos visuales bsicos. Si se sostiene esto, aparecern pronto dificultades adicionales.

    La figura 1 impresiona de un modo similar las cmaras foto- grficas y las retinas normales 16. Nuestros datos sensoriales visuales tambin sern iguales. Si nos piden que dibujemos lo que vemos, la mayora de nosotros construiremos una configuracin como la figura 1.

    la Newton, Optirkr. Libro 11, parte 1. Los escritos de Claudio de Tolomeo a veces se parecen a un libro de texto fenomenalista. Cf. e. g. El Almagesto (Venecia, 1515), VI, seccin 11, sobre las direcciones en los eclipses*, *Cuando toca la sombra circular desde dentron, *Cuando los crculos se tocan entre s desde fuera. Cf. tambin VI1 y VIII, 1X (seccin 4). Tolomeo busca continuamente la representa- cin y prediccin de

  • 8 6 N. R. Hanson

    Pero -usted dir- ver la figura 1 primero como una caja vista desde abajo y despus como un cubo visto desde arriba, implica que en cada caso las lneas se interpretan de forma dife- rente. D e tal manera, para usted y para m el hecho de tener una interpretacin diferente d e la figura 1 es, exactamente, ver algo diferente. Esto no significa que veamos la misma cosa y despus la interpretemos d e manera diferente. Cuando yo de repente exclamo iEureka, una caja vista desde arriba!)), no me refiero simplemente a una interpretacin diferente. (Nos encontramos d e nuevo con que hay, lgicamente, un sentido primario segn el cual ver la figura 1, tanto desde abajo como desde arriba, es ver la misma cosa de manera diferente, es decir, ser conscientes del mismo diagra- ma de maneras diferentes. Podramos referirnos justamente a esto, pero no nos es necesario y, en este caso, no lo hacemos.)

    Adems, el trmino interpretacin es til en ocasiones. Sabemos cundo puede ser aplicado y cundo no lo puede ser. Tucdides presentaba los hechos objetivamente; Herdoto daba una interpretacin de ellos. La palabra no tiene aplicacin en todos

    ' los casos: tiene un significado. ?Se puede estar interpretando cuando se est viendo? Algunas veces quizs s, como cuando vislumbramos el contorno difuso d e una mquina agrcola en una maana de niebla y, con esfuerzo, llegamos finalmente a identificarla. ?Es esta interpretacin la que opera cuando se ven claramente las bicicletas y las cajas? Opera esta interpretacin cuando la perspectiva de la figura 1 d e pronto se convierte en la contraria? Hubo un tiempo en que Herdoto se qued a mitad d e camino con su interpretacin de las guerras entre griegos y persas. Podra haber un tiempo en que uno se quedara a mitad de camino al interpretar la figura I como una caja vista desde arriba o como cualquier otra cosa?

    Pero, la interpretacin se hace en muy poco tiempo, es instan- tnea. La interpretacin instantnea proviene del Limbo que produce sensibilia no sentidas, inferencias inconscientes, enuncia- dos incorregibles, hechos negativos y Objektive. Son stas, ideas que los filsofos imponen al mundo para preservar su teora metafsica o epistemolgica favorita.

    Solamente en contraste con situaciones del tipo Eureka (como las inversiones de perspectiva, en las que uno no puede interpretar los datos) est claro lo que significa decir que Tucdides no hizo una interpretacin de la historia, aunque poda haberla hecho. Adems, el que un historiador est o no dando una inter- pretacin es una cuestin emprica; sabemos lo que aparecera como prueba en uno y otro'iaso. Pero si estamos o no dando una

    Patrones d e descubrimiento 8 7

    interpretacin cuando vemos la figura 1, en cierto modo no es una cuestin emprica. Qu es lo que contara como prueba de ello?

    . . En ningn sentido ordinario de la palabra interpretar yo inter- preto la figura 1 de modo diferente cuando su perspectiva se

    ., ,,

    invierte para m. N o est claro que en el lenguaje ordinario ni en el . ' lenguaje extraordinario (filosfico) exista un sentido extraordinario de la palabra. El hecho de insistir en que las diferentes reacciones ante la figura 1 deben descansar sobre interpretaciones hechas a partir d e una experiencia visual comn es justamente reiterar (sin razones) que la visin de x debe ser la misma para todos los observadores que estn mirando a x.

    Pero veo la figura como si fuera una caja significa: estoy teniendo una experiencia visual particular que siempre tengo cuando interpreto la figura como una caja o cuando miro a una caja ... ... Si yo quiero decir eso, debo saberlo. Debo ser capaz de referirme a la experiencia directamente, y no slo de manera indirecta.. . lg

    Las descripciones ordinarias de las experiencias relativas a la figura 1 no requieren que la cosecha visual se muela intelectual- mente; las teoras y las interpretaciones estn all, en la visin, desde el principio. ?Cmo pueden estar all, en la visin, las interpretaciones? Cmo es posible ver un objeto d e acuerdo con una interpretacin? La pregunta plantea esto como un hecho curioso; como si se quisiera introducir algo dentro de un molde al que realmente no se adapta. Pero en realidad, no tiene lugar ninguna presin, ningn

    Consideremos ahora las figuras de perspectiva reversible que aparecen en los libros de texto sobre psicologa de la forma: la bandeja de t, la escalera cambiante (Schroder), el tnel. Cada una de ellas puede verse como cncava, como convexa o como un dibujo plano2'. Veo realmente algo diferente cada vez o sola-

    l8 Ibid. p. 194 (al final). 20 Ibid. p. 200. " Esto no se debe al movimiento d e los ojos o a la fatiga retina1 focal. Cf.

    Flugel, Brit. Journ. Psyrhol. VI (1913). p. 60; Brit. Journ. Psyrhol. V (191 3). p. 357. Cf. Donahue y Griffiths, Amer. Journ. Psyrhol. (1931), y Luckiesh, Visual Illusions and their Applirations (Londres, 1922). Cf. tambin Peirce, Collerted Papers (Harvard, 1931) pp. 5 , 183. No deben ser mal entendidas las referencias a la psicologa; pero a medida que profundizamos en nuestro conocimiento de la psicologa d e la percep- cin, profundizamos en el carcter d e los problemas conceptuales que consideramos significativos. Cf. Wittgenstein, Phil. Inv. p. 206 (al final). Y d e nuevo, en Ia p. 193: *Sus causas son d e inters para los psiclogos. Nosotros estamos interesados en el concepto y su Lugar entre los conceptos d e la experiencia.*

    HomeResaltado

  • 8 8 N. R. Hanson

    mente interpreto de una forma diferente lo que veo? Interpretar es pensar, hacer algo; la visin es un estado de la experienciaz2. Las formas diferentes en que esas figuras se ven no se deben a que detrs de las reacciones visuales existan diferentes pensamientos. Qu significado podra tener el trmino espontneo si estas reacciones no son espontneas? Cuando la escalera se invierte* lo hace espontneamente. Uno no piensa en algo especial; no se piensa en absoluto. N o se interpreta. Simplemente se ve, ahora una escalera vista desde arriba, ahora una escalera vista desde abajo.

    Sin embargo, el Sol no es una entidad que tenga una tal perspectiva variable. Qu tiene que ver todo esto con la sugeren- cia de que Tycho y Kepler puedan haber visto cosas diferentes en el Este, al amanecer? Evidentemente, los casos son diferentes. Pero las figuras de perspectivas reversibles son ejemplos de las diferen- tes cosas que se ven en la misma configuracin, donde esta diferencia no se debe a imgenes visuales diferentes ni a ~interpre- taciones* superpuestas a la sensacin.

    Fig. 2

    Algunos vern en la figura 2 una anciana parisiense, otros una joven (a la Toulouse-Lautrec)z3. Todas las retinas normales ureci- ben la misma imagen, y nuestras imgenes de datos sensoriales deben ser las mismas, puesto que, si usted ve una anciana y yo una

    Wirtgensrein, Phil. Inz,. p. 212. '"n B o r i n ~ , Amer. Journ. Pqchol, XLII (1930) , p. 444 y cf. Allporr, Brir, Journ.

    Psychol. X X I (1930) , p. 133; Leeper,J. Genet. Psychol. XLVI (1935) , p. 41; Srreet, Gestalt Completions Test (Universidad d e Colombia, T931); Dees y G r i n d l e ~ , Brit , P~ychul. (1 947).

    Patrones d e descubrimiento 8 9

    joven, las imgenes que dibujemos de lo que vemos pueden llegar a ser geomtricamente indistinguibles. (Algunos pueden verlo so- lamente de una forma, no de ambas. Esto es como la dificultad que tenemos para encontrar una cara en un rompecabezas que repre- senta un rbol; una vez que hemos visto la cara, ya no podemos ver el rbol sin ver tambin la cara.)

    Cuando lo aue se observa es caracterizado de formas tan diferentes como una joven y una anciana, no es natural decir que los observadores ven cosas diferentes? O es que ver cosas diferentes* debe significar solamente ver diferentes objetos? Seguramente, ste es un sentido primario de la expresin. Pero no hay tambin un sentido en el que alguien que no puede ver a la joven en la figura 2 ve algo diferente que yo que s la veo? Claro que hay tal sentido.

    De forma similar, en el famoso dibujo de Kohler de la copa y las carasz4 recibimos la misma imagen de datos sensoriales cortica- les y retinales; si dibujramos lo que vemos, nuestros dibujos seran indistinguibles. Sin embargo, yo veo una copa y usted ve dos hombres frente a frente. Vemos la misma cosa? Claro que s. Pero tambin, de nuevo, podemos decir que no vemos la misma cosa. (El sentido en el cual vemos la misma cosa empieza a perder su inters filosfico.)

    Yo dibujo mi copa. Usted dice: esto es justamente lo que yo veo, dos hombres que se miran fijamente. Qu pasos hacen falta para conseguir que usted vea lo que yo veo? Es que la imagen visual de uno cambia cuando la atencin se desva desde la copa hacia las caras? Cmo cambia? Qu es lo que cambia? Qu puede cambiar? Nada ptico o sensorial se ha modificado, y, sin embargo, uno ve cosas diferentes. Cambia la organizacin de lo

    -

    que uno vez5. Como se describe la diferencia entre la jeune fille y la vieille

    femme en la figura 2? Quizs no se puede describir la diferencia; simplemente, la diferencia aparece por s mismaz6. El hecho de que dos observadores no han visto la misma cosa en la figura 2 se manifiesta en su comportamiento. Cul es la diferencia entre

    Kohler, Gertalt Prychology (Londres, 1929). Cf. su Dinamicr in Prychology (Londres, 1939).

    Mein Gesichteseindruck hat sich geandert; -wie war er frher; wie ist er jent? -Stelle ich ihn durch eine, genaue Kopie dar -und ist das keine gute Darstellung? -so zeigt sich keine Anderungn (Wittgenstein, Phil. Inv. p. 196).

    aWas gezeigt werden kann, kann nicht werdenn (Wittgenstein, Tracta- tus. 4. 1212).

  • 90 N. R. Hanson

    nosotros cuando usted ve la cebra negra con bandas blancas y yo la veo blanca con bandas negras? N o hay diferencia ptica alguna. Sin embargo, puede haber un contexto (por ejemplo, en la gentica d e la pigmentacin animal) donde podra ser importante tal diferencia.

    U n tercer grupo de figuras acentuara an ms estos elementos organizativos del ver y el observar. Su examen nos indicar cuntas cosas ms, que las que sugiere la frmula estn implicadas cuando Tycho y Kepler presencian e l amanecer.

    Qu se representa en la figura 3 ? Las retinas y cortezas visuales de usted son afectadas en la misma medida que las mas; nuestras imgenes d e datos sensoriales no diferiran. Seguramente, todos podramos hacer un boceto preciso de la figura 3. Vemos la misma cosa?

    Fig. 3

    Yo veo un oso trepando por la cara posterior de un rbol. Cuando usted se da cuenta d e esto, los elementos adquieren armona, coherencia, se organizan2'? Usted podra decir con Wittgenstein: no ha cambiado y, sin embargo, lo veo de otra forma. .. Entonces, jno es verdad que tiene una 'organizacin' muy particular?

    '' Este caso es diferente del d e la fig. 1. Ahora puedo ayudar a un perceptor lento* trazando la silueta del oso. En la fig. 1 el perceptor o ve la perspectiva del conjunto o no, aunque aqu incluso Wittgenstein hace algunas sugerencias d e cmo se podra ayudar a verla; cf. Trartatus, 5. 5423, ltima lnea.

    I 'Wit tgenstein, Phil. Inv. p. 193. Helmholtz habla d e la funcin *integradora> que convierte la figura en la aparicin d e un objeto encontrado por un rayo visual

    Patrones de descubrimiento 91

    La organizacin en s misma no se ve de la misma manera en que se ven las lneas y los colores de un dibujo. En s misma no es una lnea, una forma ni un color. N o es un elemento que exista en / , el campo visual, sino ms bien la manera en que se comprenden los \ elementos. El argumento no es un detalle ms en un relato, ni la meloda es una nota ms. Y sin la existencia del argumento y la meloda no quedaran unidos los detalles y las notas. D e manera similar, la organizacin d e la figura 3 no es algo que se registre en la retina junto con los dems detalles. Con todo, proporciona una

    Fig. 4 Fig. 5

    - -

    (Phyr. Optik, vol. 111, p. 239). Esto tiene reminiscencias d e Aristteles, para quien la visin consista en emanaciones d e nuestros ojos. Estas se aIargan, en forma d e tentculos y tocan los objetos cuyas formas son sentidas en los ojos. [cf. De Caelo (Oxford, 1928). 290a, 18; y Meteorologira (Oxford, 1928), 111, iv, 373b, 2. (Tambin Platn, Menn, Londres, 1869), 76 C-D.). Pero lo pone e n duda en Topica (Oxford, 1928), 105b, 6.). Teofrasto sostiene que la visin se debe a los destellos ... que desde los ojos se reflejan hacia los objetos, (On the Senses, 26, trad. d e G . M. Stratton). Hern escribe: .Los rayos que proceden d e nuestros ojos son reflejados por los espejos ... que nuestra vista se dirige en Inea recta procediendo de1 rgano d e la visin puede ser comprobado del siguiente modo* (Catoptrica, 1-5, trad. Schmidt en Heronis Alexandrini Opera (Leipzig, 1899-1919).] Galeno es de la misma opinin. Tambin lo es Leonardo: nEl ojo enva su imagen al objeto ... la potencia d e la visin se extiende por medio d e ratos visuales ... (Norebooks, C: A: p. 135 v.b. y p. 270 v. c.) D e modo similar, Donne escribe en The Erstasy:

  • 92 N. R. Hanson Patrones de descubrimiento 93

    estructura para las lneas y las formas. Si la organizacin faltara, nos quedar