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Ricardo Porro Arquitecto cubano, nacido en Camagüey, el 3 de noviembre de 1925, desarrolló la mayor parte de su trayectoria en Francia. Estudió en la Escuela de Arquitectura de La Habana. Su obra está marcada por un fuerte contenido romántico y un uso de los símbolos eróticos con referencias y antropomorfas, elementos presentes en su primera residencia en La Habana pero que llegan a su madurez en la Escuela Nacional de Arte (1961-65). A causa de sus opiniones políticas en contra de la Revolución, Porro dejó Cuba en 1965 y se instaló en París. En sus proyectos y obras europeas puso de relieve su drama en la expresión plástica de las formas, dándoles cualidades esculturales, como en el Palacio del Aire y el Espacio de Paris, 1967 El contraste de relación entre estructura y el volumen es claramente representada en el Centro de Arte (1976), de Vaduz, Liechtenstein, y contrastes de luz y espacio se caracterizan en la plasticidad estructural evidenteen la Escuela Elsa Triolet (1990) en Saint-Denis, París. Ricardo Porro no es un arquitecto prolífico en cuanto a obras construidas se refiere. Su producción siempre habrá que analizarla en base a la extrema calidad de unas pocas realizaciones y muchos proyectos, y no por un gran volumen de edificaciones ejecutadas. Sin embargo, desde el mismo inicio de su carrera, sus obras y su pensamiento han provocado tal interés que hoy se pueda contar con una extensa bibliografla al respecto. Diversos autores e importantes publicaciones han resenado la labor de Porro y sus Escuelas de Artes Plásticas y de Danza Modernas en La Habana son, sin duda alguna, las obras cubanas de cualquier período más divulgadas internacionalmente. Pero no solo ellas han atraido la atención de los editores: la casa Armenteros, la Ennis, el Centro de Arte y Comunicación de Vaduz, antre otras edificaciones, han sido también discutidos.por la prensa especializada. Escuela de Artes Plásticas de La Habana En 1961, Castro y el Che Guevara jugaban al golf en la sede abandonada del Habana Country Club y conversaban sobre cómo podría Cuba invertir en cultura. Poco después, habían delineado un plan de construcción de nuevas escuelas nacionales de arte en ese campo de golf abandonado. La carencia de una clara planificación económica y de una estructura piramidal de decisiones, hizo posible algunos ejemplos de innegable valor estético. El conjunto de las Escuelas Nacionales de Arte, de los arquitectos Ricardo Porro, Vittorio Garatti y Roberto Gottardi (1961-1965), abarcaban las escuelas nacionales de danza contemporánea, artes plásticas, arte dramático, música y ballet, y debían ser cinco pabellones sobre un terreno de gran vegetación. La arquitectura es un arte, y por ello no puede ser juzgada tan fácilmente según ideales políticos. El conjunto es indudablemente una obra maestra, y su valor se refleja en las bravas intenciones de reencontrar las raíces culturales de un pueblo, de dar a las tradiciones una forma innovadora, y sobre todo en la búsqueda del arquitecto por dotar de poesía a sus edificios, profundamente emocionantes. La idea surge de la aspiración del gobierno revolucionario de construir en La Habana un centro de educación artística, no sólo local, sino para formar a los creadores pertenecientes a los países del llamado Tercer Mundo. Ricardo Porro, establecido en Caracas como profesor de diseño en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, fue llamado por el gobierno cubano para hacerse cargo de las obras, y con entusiasmo vuelve a trabajar en su Cuba natal. Eran los primeros años de la Revolución,

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Ricardo Porro

Arquitecto cubano, nacido en Camagüey, el 3 de noviembre de 1925, desarrolló la mayor parte de su trayectoria en Francia. Estudió en la Escuela de Arquitectura de La Habana.

Su obra está marcada por un fuerte contenido romántico y un uso de los símbolos eróticos con referencias y antropomorfas, elementos presentes en su primera residencia en La Habana pero que llegan a su madurez en la Escuela Nacional de Arte (1961-65).

A causa de sus opiniones políticas en contra de la Revolución, Porro dejó Cuba en 1965 y se instaló en París. En sus proyectos y obras europeas puso de relieve su drama en la expresión plástica de las formas, dándoles cualidades esculturales, como en el Palacio del Aire y el Espacio de Paris, 1967

El contraste de relación entre estructura y el volumen es claramente representada en el Centro de Arte (1976), de Vaduz, Liechtenstein, y contrastes de luz y espacio se caracterizan en la plasticidad estructural evidenteen la Escuela Elsa Triolet (1990) en Saint-Denis, París.

Ricardo Porro no es un arquitecto prolífico en cuanto a obras construidas se refiere. Su producción siempre habrá que analizarla en base a la extrema calidad de unas pocas realizaciones y muchos proyectos, y no por un gran volumen de edificaciones ejecutadas. Sin embargo, desde el mismo inicio de su carrera, sus obras y su pensamiento han provocado tal interés que hoy se pueda contar con una extensa bibliografla al respecto.

Diversos autores e importantes publicaciones han resenado la labor de Porro y sus Escuelas de Artes Plásticas y de Danza Modernas en La Habana son, sin duda alguna, las obras cubanas de cualquier período más divulgadas internacionalmente. Pero no solo ellas han atraido la atención de los editores: la casa Armenteros, la Ennis, el Centro de Arte y Comunicación de Vaduz, antre otras edificaciones, han sido también discutidos.por la prensa especializada.

Escuela de Artes Plásticas de La Habana

En 1961, Castro y el Che Guevara jugaban al golf en la sede abandonada del Habana Country Club y conversaban sobre cómo podría Cuba invertir en cultura. Poco después, habían delineado un plan de construcción de nuevas escuelas nacionales de arte en ese campo de golf abandonado.

La carencia de una clara planificación económica y de una estructura piramidal de decisiones, hizo posible algunos ejemplos de innegable valor estético. El conjunto de las Escuelas Nacionales de Arte, de los arquitectos Ricardo Porro, Vittorio Garatti y Roberto Gottardi (1961-1965), abarcaban las escuelas nacionales de danza contemporánea, artes plásticas, arte dramático, música y ballet, y debían ser cinco pabellones sobre un terreno de gran vegetación.

La arquitectura es un arte, y por ello no puede ser juzgada tan fácilmente según ideales políticos. El conjunto es indudablemente una obra maestra, y su valor se refleja en las bravas intenciones de reencontrar las raíces culturales de un pueblo, de dar a las tradiciones una forma innovadora, y sobre todo en la búsqueda del arquitecto por dotar de poesía a sus edificios, profundamente emocionantes.

La idea surge de la aspiración del gobierno revolucionario de construir en La Habana un centro de educación artística, no sólo local, sino para formar a los creadores pertenecientes a los países del llamado Tercer Mundo. Ricardo Porro, establecido en Caracas como profesor de diseño en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, fue llamado por el gobierno cubano para hacerse cargo de las obras, y con entusiasmo vuelve a trabajar en su Cuba natal. Eran los primeros años de la Revolución, había optimismo en el pueblo, y las escuelas iban a levantarse como el símbolo de lo que era capaz el nuevo gobierno.

Las Escuelas de Arte de la Habana, han sido consideradas como una de las experiencias arquitectónicas más singulares de la segunda mitad del siglo XX. Es una de las pocas obras arquitectónicas que se han desarrollado en Cuba durante el periodo posterior a la Revolución Cubana.

El Conjunto

El conjunto consiste en cinco escuelas, ubicadas en uno de los paisajes naturales más bellos de La Habana.

Ricardo Porro actuó como coordinador general y diseñó las escuelas de Artes Plásticas y Danza Moderna. De las tres restantes se encargaron Vittorio Garatti y Roberto Gottardi, dos jóvenes arquitectos italianos que proyectaron las escuelas de Ballet, Música, y la de Artes Dramáticas, respectivamente.

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DiseñoAunque cada uno de los arquitectos diseña con absoluta libertad, todos parten de algunas premisas comunes. Así, a pesar de la gran variedad de los planteamientos particulares, el conjunto logra una asombrosa unidad, sumamente bella y compleja.

Los tres arquitectos buscaron integrar sus edificios al paisaje, respetando en la medida de lo posible el espectacular entorno natural y finalmente, cada uno de los jóvenes proyectistas recurrió al uso de pasillos cubiertos para unir las distintas partes de cada escuela, una estrategia que Porro reconoce haber reinterpretado a partir de sus recuerdos de la Ciudad.

Paralización del proyectoInicialmente los tres arquitectos contaron con libertad presupuestaria e independencia total en las decisiones de diseño. Fueron ellos los que decidieron la localización de cada unos de los cinco edificios que las componen, y los que decidieron quién entre ellos desarrollaría en detalle cada uno de los edificios (sólo tres se terminaron y fueron usados parcialmente).

El inesperado coste de los edificios y la singularidad de su diseño, provocó numerosas denuncias de derroche económico y debilidad burguesa. Estas denuncias terminaron por debilitar los apoyos que el proyecto tenía y finalmente las escuelas fueron abandonadas sin ni siquiera ser completada su construcción.

En 1965 el proyecto quedó detenido. Porro se fue a París y Garatti a Milán. Sólo Gottardi se quedó.

Concepto

En la Escuela Nacional de Artes Plásticas de La Habana se elabora un proyecto sin precedentes que mezcla una tecnología inusual en Cuba para las cúpulas como es el ladrillo, la sensualidad del lenguaje lleno de erotismo, inspirado en los órganos reproductores femeninos, con un reconocimiento al carácter mestizo de cubana, se mezclan elementos de la aldea africana con los portales mas europeos, la exuberancia de la naturaleza, el color, y el misterio de descubrir la arquitectura mientras se recorre.

CríticasSe hizo evidente que la Escuela Nacional de Arte no encajaba en los pre-fabricados simplistas de estilo funcional de la arquitectura soviética, y esta diferencia condujo a su crítica como individualista, un atributo no en carácter con la Revolución, motivada por criterios estéticos en vez del rigor socialista. Los críticos estaban especialmente molestos con la arquitectura sensual de la Escuela de Artes Plásticas diseñada por Porro, y expresaron su desconfianza a la ubicuidad de las bóvedas catalanas.

Por otra parte, el equipo de arquitectos tuvo que enfrentar antagonismo en el seno del Ministerio de la Construcción, porque Porro era de la burguesía y no del proletariado, y Gottardi y Garatti no eran cubanos.

Manuel CarreráManuel José Carrerá Machado (La Habana, 1913 - Barranquilla, 1981) fue un arquitecto cubano. Desarrolló la casi totalidad de su obra en Barranquilla, Colombia, donde se encuentran numerosas muestras de estilo art déco de su autoría.1 Es considerado uno de los padres de la arquitectura moderna en Colombia.2 3 4 5 También fue decano de arquitectura de la Universidad del Atlántico.6

Biografía

Estudió ingeniería en Cuba y arquitectura en la Universidad de Columbia. Especialista en Urbanismo por la Universidad Sorbona de París. En 1934 se estableció en Barranquilla, donde trabajó en proyectos públicos y privados para la firma Cornelissen y Salcedo. En 1939 empezó a trabajar independiente y construyó para el empresario cienaguero Ascanio García el primer edificio de apartamentos de Barranquilla, el edificio Gracía (art déco), construcción que lo catapultó a la fama y es considerada uno de los hitos arquitectónicos de Colombia.6

Hotel Habana Riviera

El Hotel Habana Riviera, también conocido como el Gran Caribe Habana Riviera, Hotel Riviera Habana o Habana Rivera, se encuentra en la desembocadura del río Almendares, en la avenida frente al mar Malecón de La Habana, Cuba. El

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hotel, gestionado por la cadena cubana Gran Caribe, fue construido en 1957 y aún mantiene su estilo original de 1950. Tiene veintiún pisos que contienen 352 habitaciones todas ellas con excelentes vistas del agua y el Vedado.